AnaÌ Lisis de Vassa-2

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Análisis del texto espectacular de Vassa, versión libre de Máximo Gorki

Dirección: Felicitas Kamien

Podríamos comenzar por cualquiera de los códigos de la escena. Lo haremos, sin


embargo, por el del espacio. La relación escena/sala es frontal (sala a la italiana). El
espacio escénico propiamente dicho se ubica siempre en la sala y en el dormitorio de la
casa familiar. Este último se oculta y se muestra en función de las exigencias
dramáticas. Para ello, se utilizan unas cortinas y la iluminación. Una puerta lateral
indica la salida al exterior. Este también se vislumbra a través de un gran ventanal
frontal. Hay, además, una escalera, que supone otras habitaciones. Sobre la derecha del
escenario, esta el baño, que se menciona y utiliza varias veces.
La extra-escena es muy importante. Mediante el código de la iluminación,
cambia de aspecto constantemente. Para salir y entrar por la puerta, los personajes
realizan el gesto de activar y desactivar una alarma. Un monitor refleja imágenes de
cámaras de seguridad. Lo que se observa detrás del ventanal por momentos es caótico:
luces de patrulleros, etc. Esto indica que la casa funciona como un refugio seguro y que
el exterior es amenazante. Una suerte de ciudad sitiada por la delincuencia.
El plano sonoro, por un lado, refuerza mediante los ruidos el efecto de caos
exterior (sirenas, helicópteros, detonaciones, etc.). Por otro lado, el espectáculo emplea
música ambiental (ópera, música clásica, etc.).
En cuanto a la escenografía, el mobiliario es vetusto: denota decadencia con
respecto a otra época más próspera. Por ejemplo, las sillas son diferentes, no pertenecen
a un mismo juego. La alarma y el monitor indican que la familia debe protegerse de la
inseguridad externa. Uno de los personajes (el tío) fue a una fiesta con la esposa de un
sobrino, que consistía en la presentación de elementos “nuevos” de seguridad (picanas,
armas, etc.). Estos son repartidos como si fueran souvenirs.
Los celulares y la antena (íconos) denotan (índices) problemas con las
comunicaciones. Los protagonistas en múltiples ocasiones tienen que buscar lugares
donde haya buena señal. Esto, por su parte, admite una lectura simbólica: la propia
familia aparece como un grupo de personas incomunicadas entre sí (o, al menos, con
dificultades para entablar una comunicación eficaz).
Por otro lado, abundan los papeles y los documentos legales. Debe recordarse
que Vassa pretende violar la ley y desheredar a sus propios hijos. Su salida al exterior se
produce para visitar a un escribano para consumar la estafa. En la escena se ven pilas de
cajas de las que se usan en las oficinas.
Respecto del código del vestuario, observamos que es bastante neutro, aunque
fuera de moda. Parece corresponder a la década del ochenta (excepto la nuera que
vuelve con vestido de fiesta). Es relevante el uso de chalecos de seguridad y cascos
cuando salen al exterior. Una de las nueras de Vassa, aquella que afirma ser enfermera,
se viste con un ambo cuando cuida al enfermo. Los hijos tienen la ropa mal colocada.
Por ejemplo, parte de la camisa aparece fuera del pantalón. Esto podría leerse como un
índice de inmadurez.
En cuanto a la caracterización, el maquillaje y el peinado son neutros. La
excepción es el marido de Vassa, puesto que está agonizando.
La temporalidad del espectáculo es difusa. Si bien parece que la situación
dramática ocurre varias décadas atrás, lo cierto es que los eventos se producen en un









futuro distópico. Así, la obra juega con los anacronismos y sostiene algunas elementos
reconocibles para el espectador actual (la inflación, la pérdida del valor de la moneda, el
afán de comprar dólares, la inseguridad exterior).
En lo relativo al código de iluminación, una de sus funciones es la de mostrar/
ocultar algunos de los espacios. Por ejemplo, la habitación del marido de Vassa (una
suerte de terapia intensiva improvisada que ocupa parte del proscenio). Lo mismo
sucede con el exterior: en algunos momentos permanece en penumbras; en otros, las
luces de patrulleros permiten observar la presencia de plantas y construcciones en
ruinas. Hay además cortes de luz, que hacen que deban utilizarse linternas.
En cuanto a los códigos que pertenecen al actor, se pueden organizar los
personajes en dos sistemas distintos: uno para Vassa; otro para el resto de los
personajes. Esta diferencia no está motivadamente simplemente por las diferencias en el
desempeño (en el sentido actancial), sino también por la naturaleza de las actuaciones.
La propuesta de Tortonese mantiene un tono alto y una expresión desbordada, con una
mímica exagerada y mucha gestualidad. Además, se aleja de la estética típica del
realismo y, por momentos, rompe la cuarta pared, buscando complicidad con los
espectadores. Asimismo, alterna los códigos de actuación del melodrama con los del
grotesco exacerbado. Esto genera un fuerte contraste con lo que hacen los demás
intérpretes.

Hipótesis de lectura: por todo lo expuesto, sostenemos que todos los códigos y
significantes apuntalan al personaje de Vassa, jerarquizándolo por encima de todo lo
demás. Se construye un fuerte prototipo de “madre” mediante el empleo de estereotipos
(madre judía, madre italiana, madre argentina). Esta se presenta como un ser sumamente
poderoso, que reacciona con violencia cuando se siente amenazada por sus propios hijos
ante la inminente muerte del marido. La amenaza es externa, pero también intrafamiliar:
Vassa teme perder el control de los bienes de su esposo y también el poder que
históricamente tuvo sobre toda la familia. De hecho, hay un intento de parte de los hijos
de vender una propiedad: el único modo de lograrlo es mediante la falsificación de la
firma del padre moribundo.
En una entrevista, Tortonese dice que hay puntos de contacto con la serie
Succession (HBO), que gira alrededor de un multimillonario y sus hijos, que hacen lo
imposible para heredar una parte mayor de sus empresas.
Se observa la paranoia en las relaciones familiares: sus miembros luchan por el
poder en una sociedad peligrosa y económicamente quebrada. Las continuas referencias
al dólar y a la inseguridad son el contexto macro que los afecta y los constituye al
mismo tiempo.
La amenaza latente durante toda la obra se concreta al final, de la mano del
personaje de la empleada de la casa, que forma parte de la clase subalterna. Es ella,
finalmente, quien deja en un mismo plano de derrota a los miembros de la familia que
se disputaban el poder.
La historia, el texto, la palabra pasan a un segundo plano. Funciona casi como
un guión para las acciones físicas, los continuos desplazamientos, los gestos
exagerados. En este sentido, considero que la actuación es el centro, especialmente la de
Tortonese, al construir el personaje matriarcal en la lucha por no perder su posición.

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