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Biografia Ernesto Bozzano

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Ernesto Bozzano / Biografía

Ernesto Bozzano fue uno de los más eruditos sabios del último siglo. Fue
profesor de filosofía de la ciencia en la Universidad de Turín e investigador
espírita italiano. Se destacó como un contribuyente activo en la literatura mundial
sobre fenómenos paranormales. Fue uno de los pocos investigadores italianos
nombrados miembros honorarios de la Sociedad para la Investigación Psíquica
(SPR), American Society for Psychical Research (ASPR) y el Institut
Métapsychique International (IMI).
Nació en Savona, provincia de Génova, Italia, el 9 de enero de 1862, falleció a la
edad de 81 años en su ciudad natal, Savona, el 24 de junio de 1943.

Infancia y Juventud

Espiritismo

Experimentación

Profecía cumplida

El Compilador

Sus principales trabajos y monografías

Al Gran Maestro de la Ciencia del Alma

Hipótesis animista versus espiritista

Infancia y Juventud
Cuarto hijo de un total de cinco hermanos, nació en una familia acomodada.

Desde los primeros años demostró un amor apasionado por el estudio, tanto que,
a los cuatro años, importunaba a su madre para que le enseñara a leer acerca de
una importante obra sobre la historia genovesa. Y aunque un niño de cuatro años
no estaba a la altura de comprender lo que intentaba, todavía se acuerda todavía
del amor con que sostenía en las manos aquel grueso y misterioso volumen.

En 1948, escribió Bozzano al doctor Dr. Humberto Torres:

Habiendo nacido en una familia espírita tuve a mi disposición los numerosos


libros que mi padre adquirió y además tuve, durante toda mi vida, la ventura de
presenciar varios de los interesantes fenómenos.

Su pasión literaria comenzó a los doce años y, aunque muy joven, prosiguió
sistemáticamente en ese estudio.

Leyó con mucho amor una historia de la literatura italiana, la de Maffei,


dirigiendo su educación para esa disciplina e inició con el estudio de los
trecentistas, que se ponía a leer en la biblioteca de la Universidad de Génova,
convertida durante muchos años en su domicilio. Y así, por medio de esas
lecturas, prosiguiendo de siglo en siglo, con un método que no padeció objeción,
se formó en él una gran erudición literaria.

Profunda impresión provocaron en su ánimo las lecturas del Gerusalemme


Líberata, del Ossian, en la traducción magistral de Cesarotti, de la Feroniade de
Vincenzo Monti. De este modo, pasaron por su mente todos nuestros mayores
poetas y literatos, desde los primeros de nuestros grandes hasta Parini, Fóscolo,
Monti, Giusti, Aleardi, D’Annunzio.

Habiendo leído también en las traducciones de Maffei y de Isola los poemas


cortos de Lord Byron, que lo habían entusiasmado, decidió emprender el estudio
de la lengua inglesa, cuyos primeros rudimentos había aprendido en la escuela
técnica. Y se dedicó con tal ardor al estudio de esa lengua que, después de apenas
cuatro meses, estaba en condiciones de leer y comprender muy bien los célebres
poemas.

Del mismo autor, leyó enseguida el Manfredo, drama fantasioso, realista, pujante
y el Don Glovanni, poema de satánicos contrastes; dos creaciones que le causaron
gran impresión y que centuplicaron su admiración por aquel gran genio.

Viene después el turno de Milton, Shelley, Moore y de Shakespeare. De este


último hizo un estudio tan profundo que lo puso en condiciones de leer
corrientemente los pujantes dramas en una lengua que no era la suya.

También los estudios científicos le fascinaron desde los primeros años de


Bozzano. De hecho, ya a la edad de quince años, su curiosidad le llevó a las
grandes ciencias, en aquella ocasión del inicio de la formación, como la
astronomía, la paleontología, la psicología y la filosofía científica.

Con tan solo 16 años de edad, Bozzano ya se interesaba por temas que abarcaban
estudios filosóficos, psicológicos, astronómicos, ciencias naturales y
paleontológicas. Además, desde su juventud sentía inusitada atracción hacia los
problemas de la personalidad humana, principalmente los que conducían a las
causas de los sufrimientos, la finalidad y la razón de la vida humana.

Ernesto Bozzano

Fue enviado a una escuela técnica, pero aunque era evidente su vocación para
aprender, su padre le impidió estudiar. Muchas fueron sus lágrimas, pero la
pasión de saber no se extinguió; por el contrario, se agudizó siempre más y el
firme propósito de conseguir también la formación de una gran cultura y de
convertirse en alguien en la vida, se hizo una ley para aquel muchacho.

Tuvo al principio un período literario poético, publicando hasta dos libritos de


versos bajo el pseudónimo de Ligurio Itálico. Pero no tardó en sentir,
irresistiblemente, la necesidad de investigar todo, de saber todo: literatura,
filosofía, psicología, fisiología, astronomía, geología, paleontología y en general
todas las ciencias naturales constituyeron el estudio asiduo de su juventud hasta
la edad de treinta años.

Pero, sobre todas las cosas, un gran problema lo prendía y lo fascinaba: su


convicción íntima del problema del ser, del misterio de la vida, del misterio de la
personalidad humana, del porqué de la existencia.

Espiritismo
Su primer enfoque en el estudio del Espiritismo fue la negación del fenómeno. El
estudio detallado de los mismos le llevó a convertirse más tarde en uno de sus
más importantes escritores. Era un pensador positivista. Sus primeras incursiones
en los estudios del fenómeno espírita, a través de los trabajos de Alexander
Aksakov en Animismo y Espiritismo y los Fantasmas de la sala de Gurnes
Myers, lo convirtieron definitivamente en un investigador psíquico.

De ese modo, vino implantándose para Bozzano un período de tiempo que puede
llamarse su década filosófica y que va de 1882 a 1892.

A lo largo de ese decenio, procuró penetrar en el pensamiento de los mayores


filósofos, de Platón a Hegel, de Descartes y Lotze a Rosmini y Gioberti; pero
esas largas y laboriosas indagaciones en el dominio de la filosofía le llevaron más
que nunca al abismo de la duda. A su primera rebelión de no creer por un acto de
fe, se añadió una segunda, con la que rechazaba en masa todos los postulados
metafísicos sostenidos en el vacío y equiparables, en todo y por todo, a los
verdaderos y mismos actos de fe en los ambientes filosóficos.

En el caso de la filosofía científica, en sucesión ininterrumpida y con un ardor más


que apasionado, leyó, recordó y anotó, desde el principio al final, las obras de sus
luminarias: de Büchner, Moleschott, Vogt, Feuerbach, Haeckel, Huxley
Comte, Taine, Guyau, Le Dantec, Morselli, Sergi y Ardigò, extrayendo los
postulados positivistas de la investigación científica para luego compararlos con
los suyos y organizarlos en una síntesis negativista formidable.

Pero el estudio filosófico que ejerció desde el primer momento, la mayor


fascinación en la mente de Bozzano fue la del sistema de Herbert Spencer, el
gran filósofo inglés que él consideraba como el Aristóteles de los tiempos
modernos. Realmente, el sistema spenceriano consistía en una formidable síntesis
de todo el saber científico y en una grandiosa y sucesiva utilización de cómo crear
un edificio filosófico – propio para explicar todo el universo.

Durante dos años consecutivos, se dedicó a estudiar, anotar y clasificar el


contenido total del importante sistema filosófico spenceriano, en el que todas las
piezas del conocimiento humano convergen, aportando su contribución a la
comprensión científica del universo creado.

El problema del Ser parecía resuelto para nuestro autor, y la resolución se puede
resumir con sus propias palabras:

Me convertí en un positivista-materialista convencido a tal punto que me


parecía increíble existieran personas de cultura intelectual, dotadas
normalmente de sentido común, que pudieran creer en la existencia o en la
supervivencia del espíritu. No sólo pensaba así como hasta escribía audaces
artículos en apoyo de mis convicciones. El recuerdo de tal proceder me hace
indulgente y tolerante hacia una clase particular de antagonistas que, de buena
fe, sostienen ser capaces de refutar las rigurosas conclusiones experimentales a
las que ha llegado el neo-espiritualismo, oponiéndome a las inducciones y
deducciones de la Psicofisiología en las que yo creía hace 40 años.
Es necesario que se comprenda que, en los tiempos a que me refiero, yo nada
conocía de las investigaciones mediúmnicas o del Espiritismo, con la excepción
de breves artículos que yo leía en los periódicos, sin prestarles mayor atención
y en los que se apuntaban estratagemas de médiums y se comentaba
piadosamente la credulidad de los espíritas.

En aquel momento, se transformó en el apóstol de su ídolo, polemizando con


cualquiera que se atreviera a dudar de los postulados mecanicistas de aquel
gigante del pensamiento, ganando, a causa de su actividad, el título de
Spenceriano de Italia.

De ese modo, a tal punto Bozzano se hizo positivista convencido que parecía, a su
criterio, inverosímil que pudiera existir una persona culta, dotada de una medida
normal de sentido común, que diera crédito a la existencia y a la supervivencia
del alma. Y no solo se limitaba a pensar de ese modo, escribía también artículos
apasionados y audaces en la sustentación de sus convicciones.

Sin embargo, el gran año que determinaría toda la futura orientación de su vida,
entre un libro filosófico y otro, se estaba avecinando. Debería ser 1891.

Annales des Sciences


Psychiques
En ese mismo año de 1891, recibió una carta del profesor Ribot, director de la
Revue Philosophique, en la que informaba que había recibido una nueva revista
titulada Annales des Sciences Psychiques, de la que era promotor el profesor
Charles Richet – gran fisiólogo francés – y su director el doctor Darieux.

El profesor Ribot le exhortaba a leer atentamente el contenido y a manifestar su


opinión sobre el asunto, pues se trataba de una nueva rama de investigación
psicológica, tendente a demostrar la posibilidad de que el pensamiento fuera
transmisible a distancia, de cerebro a cerebro.

Sin embargo, la lectura de los primeros fascículos de la revista en cuestión


produjo una desastrosa impresión en su criterio de positivista intransigente, pues
le parecía un escándalo científico que ciertos representantes de la Ciencia oficial
discutieran seriamente la transmisión del pensamiento de un continente a otro,
fantasmas telepáticos de naturaleza verdadera y de casos reales de infestación.

Sus conceptos, ya profundamente radicalizados, de positivista materialista, le


impedían asimilar la nueva verdad, aunque esta última resultase estar
fundamentada sobre datos de hechos que no padecieran objeción.

Y así sucedió que él escribiera una “carta de fuego” al profesor Ribot, declarando
insensato el contenido de la nueva revista y expresando su admiración por el
hecho de que estudiosos que poseían un nombre en el campo científico, creyeran
en semejante mentira.

He aquí que cuando su ánimo de indagador se había calmado, por estar


persuadido de haber resuelto el problema, apareció en la Revue Philosophique un
largo artículo del profesor Rosenbach, de Petersburgo. En él el autor se lanzaba
con violencia contra la intrusión del nuevo misticismo en el Arca Santa de la
psicología oficial, explicando, en cambio, los hechos nuevos con la hipótesis
alucinatoria, combinada con una “fortuita coincidencia”, imaginación exaltada y
cuestiones de ese género.

Pero esa refutación del profesor Rosenbach le pareció repentinamente un tanto


deficiente e insostenible, y produjo en su propio ánimo el efecto contrario al que
había sido propuesto por el autor del artículo en cuestión. En el fascículo
siguiente de la Revue Philosophique, se mostró favorable a un artículo del
profesor Charles Richet, en el que se rechazaban, punto por punto, las
afirmaciones y consideraciones erróneas del profesor Rosenbach, artículo que
sirvió para reforzar mucho su convicción sobre la realidad de los hechos y sobre
el gran misterio que envolvía las manifestaciones.

Fue el hecho que hizo Ernesto Bozzano comprender que, si la argumentación para
una oposición a la naciente Nueva Psicología era la del profesor Rosenbach,
entonces tenían razón los otros, visto como estos últimos se valieron de hechos,
mientras que los primeros se oponían a los hechos sólo con una argumentación
negativista y nada más.

Un inmenso problema a resolver apareció entonces delante de Bozzano; se


trataba, nada menos, de enfrentar, bajo bases absolutamente nuevas en la
historia de todos los tiempos, el Problema del Alma, de la Muerte, de la
Supervivencia. Él, como filósofo, una vez tomando conciencia de que el problema
podía ser seriamente situado, no podía, ni de lejos, pensar descuidarlo: el gran
Enigma debía ser resuelto, en los términos permitidos por las limitaciones
humanas, en toda su historia extensión y profundidad.

En aquel momento – año 1891 – se inicia el gran y fecundo trabajo de nuestro


autor, por medio del cual, a través de cincuenta años de pacientísimas
investigaciones, logró demostrar, bajo datos de hechos sin posibilidad de
objeción, la supervivencia humana y la comunicación de los muertos con los vivos.

En ese mismo año aparece, por obra de Marillier, la traducción francesa del libro
Phantasms of the Living (Fantasmas de los Vivos), llevando el título modificado de
alucinaciones Telepáticas fue justamente esa obra – constituida por una porción
enorme de casos escogidos y documentados con seriedad sin anteriores por
Gurney, Myers y Podmore – que acabaron por convencer a Bozzano de la real
existencia de los fenómenos telepáticos.

¡El primer paso estaba dado! Pero su fe de positivista-materialista no había sido


todavía suficientemente sacudida, pues la explicación científica de los fenómenos
telepáticos, según la cual tenían origen en las vibraciones del pensamiento que
viaja al infinito en ondas concéntricas, satisfacía suficientemente su criterio de
neófito.

Con esa concesión, sin embargo, esa primera concesión hecha al asunto de la
fenomenología supranormal, lo había fatalmente encaminado a un nuevo sector
de investigación, que debería conducirlo en dirección diametralmente opuesta a
la del positivismo materialista que él había profesado con tanto entusiasmo y
tenacidad.

El período de crisis de conciencia ya se le había abierto, y la primera sacudida a


sus adquisiciones científicas fue dada por el imponente tratado de Alexander
Aksakov, publicado en Lipsia, en 1890, en edición original, bajo el título
Animismus und Spiritismus, aparecido inesperadamente, y luego traducido en
lengua francesa.

Se siguió entonces a Bozzano, un período en cierto modo penoso, de perturbación


moral, pues, aunque la nueva orientación filosófica se realizara en el sentido de
una fe científica, de hace mucho tiempo más consoladora que aquella hasta
entonces profesada, no podía ver, sin malestar, la demolición cruel de todo un
sistema de convicciones filosóficas adquiridas lentamente y al precio de largas
meditaciones y por las que ya estaba encerrada la adaptación ética y psicológica
de su espíritu.

En la afanosa búsqueda de la nueva verdad, leyó las obras de los autores más
conocidos de esa época, como Allan Kardec, Delanne, Denis, D’Assier, Nus,
Gibier, William Crookes, Wallace, Du Prel y Brofferio. Pero verificó, de
repente, que el problema que se manifestaba ante sus ojos era de tal manera
grande que necesitaba ir hasta el fondo y remontarse a los orígenes históricos del
gran movimiento.

Fue así que escribió para Londres y para Nueva York para buscar las principales
obras publicadas sobre los orígenes del movimiento, hasta 1870, época en la que
las indagaciones comenzaron a tener investigadores también en Europa. Con la
llegada de las obras requeridas, comenzó para él el período verdaderamente
fecundo de su sistemática actividad en el campo metapsíquico.

De ese período, él mantuvo un indeleble recuerdo, pues, precisamente a través de


estas investigaciones hechas con fervor y perseverancia, logró asentar bajo bases
científicas, de modo inquebrantable, sus nuevas convicciones espiritistas.

Dado su inusitado interés por el estudio del Espiritismo, a cuyo afán dedicó la
mitad de su proficua existencia de 81 años, mereció el apodo de Gran Maestro
de la Ciencia del Alma.

Trabajando 14 horas diarias, durante cincuenta y dos años, elaboró un


estudio que, si fuese compilado en un libro de tamaño mediano, resultaría
en un volumen de 15.000 páginas. Para llevar a cabo sus estudios contó
con el concurso valioso de 76 médiums, habiendo además dejado nueve
monografías inconclusas.

Entre las obras que más ejercieron decisiva influencia sobre nuestro autor, se
pueden citar las siguientes: Robert Dale Owen: Footfalls en el Boundary of
another World (Transponiendo los Límites de otro Mundo); Robert Dale Owen:
The Debatable Land… (La Tierra de Contrastes entre este Mundo y el Próximo);
Epes Sargent: Planchette, Despair of Science (Planchette, Desesperación de la
Ciencia); De Morgan: From Matter to Spirit (De la Materia al Espíritu); el doctor
Wolfe: Startling Facts in modern Spiritualism (Hechos Sorprendentes en el
Espiritismo Moderno).

Sobre la historia del movimiento espírita encontró, por el contrario, una gran
ayuda en la obra verdaderamente magistral de Emma Hardinge Britten:
Modern American Spiritualism (El Moderno Espiritualismo Americano). Para la
historia de los precursores del mismo campo, se valió, con provecho, de la obra en
dos volúmenes de William Howitt: Historia de lo Sobrenatural.

Desde el punto de vista de la fenomenología mediúmnica de efectos físicos, los


relatos de Mrs. Speer sobre las famosas sesiones experimentales con William
Stainton Moses (años 1892-1893, de la revista Light, relatos preciosísimos, pero
que nunca vieron su publicación en volúmenes, ni siquiera en Inglaterra) fueron
los que ejercieron la mayor eficacia sobre sus convicciones con respecto a la
intervención indudable de los muertos también en los fenómenos de orden físico
del mediumnismo superior.

Experimentación
Sin embargo, una vez formada una visión total del problema espiritista, Bozzano
quiso también experimentar; y fue así que, de acuerdo con el Dr. Giuseppe
Venzano, fundó el Círculo Científico Minerva, en Génova.

Ambos fueron al director del Siglo XIX, Luigi Arnaldo Vassallo (conocido por el
seudónimo de Gandolin), para manifestarle su propósito y para rogarle al mismo
tiempo que fuera el presidente. Vassallo aceptó pidiendo una sola condición: que
se experimentase con criterios rigurosamente científicos. Como era ese el
principal objetivo justamente de Bozzano y de Venzano, el acuerdo fue establecido
inmediatamente.

Por el empeño de Vassallo, también el profesor Enrico Morselli, de la


Universidad de Génova, se unió, atraído por la promesa de que debería poder
experimentar con Paladino. Después de él, entró, en esta misma lista, también el
profesor Francesco Porro, de la Universidad de Génova.

Bajo estas óptimas bases, fue fundado el Círculo Científico Minerva que, de
enero de 1899 a 1904, tuvo cuatro años de vida gloriosa, haciendo que hablara de
él toda la prensa italiana y extranjera. Allí se realizaron casi todos los fenómenos
físicos de alto mediumnismo, comprendiendo la materialización contemporánea
de seis figuras claramente visibles por todos.

Experimentación mediúmnica

El Círculo Científico Minerva se disolvió posteriormente por los disgustos entre


los socios que habrían querido asistir a todos juntos – ellos eran 70 – las
experiencias con Eusapia Paladino y con aquellos que se encontraban en los
grupos en los que se descubrieron óptimos médiums. Él que era absolutamente
contrario al desarrollo regular de las experiencias a realizarse, no podía
permitirlo. Sin embargo, la actividad experimental del Círculo fue la causante de
la siguiente serie de publicaciones: los relatos del profesor Porro publicados en
folletos en el Siglo XIX, los relatos del profesor doctor Venzano, que se
publicaron en una serie de fascículos de la Revista de Estudios Psíquicos, Cesare
Vesme; los dos gruesos volúmenes (1040 páginas completas) del profesor Enrico
Morselli bajo el título (Torino, 1908); y, por último, la obra de Ernesto Bozzano:
Hipótesis Espíritica y Teórico-Científica (Génova, 1903), en un volumen de 500
páginas.
Eusapia Palladino con
Henry Sidgwick

Él tomó parte activa en las sesiones de “voz directa”, realizadas en Millesimo, con
la poderosa mediumnidad del marqués Centurione-Scotto, en los años
1927-1928. En esas sesiones, además de la voz directa, se realizaron los más
variados fenómenos de la casuística metapsíquica, tales como telekinesia,
materializaciones, desmaterializaciones y aportes. Sin embargo, para mayores
informaciones al respecto, quedan los relatos publicados por Bozzano en los años
1927-1928, de Luz y Sombra.

Entretanto, un trágico hecho había perturbado la paz de Bozzano: su adorada


madre murió de un carcinoma, el 3 de julio de 1892, en Génova. Él se ocupaba
desde hacía apenas dos años de estudios mediúmnicos espíritas y, a pesar de
haber leído mucho y también experimentado un poco, permanecía, sin embargo,
titubeante, perplejo, escéptico sobre lo que se refería a la interpretación
espiritualista de los fenómenos.

Sus convicciones positivistas-materialistas estaban tan profundamente arraigadas


en él para poder ser fácilmente removidas por la fuerza de las nuevas
investigaciones. Diez años de estudios filosóficos asiduos e ininterrumpidos,
profundos y sistemáticos, habían demolido totalmente para Bozzano la
interpretación espiritualista del universo. Sólo la concepción mecanicista como la
del filósofo Herbert Spencer dominaba soberanamente su pensamiento.

Tal fue su perplejidad y la duda en ese período de transición del materialismo


hacia el espiritualismo, atravesando un lúcido intervalo en el que entrevía la
nueva verdad, que se reflejó en las cinco poesías escritas aquel año, en memoria
de su santa madre, poesías inspiradas como un verdadero desahogo a su
inconsolable dolor por haberla perdido.

Helena Petrovna
Blavatsky

¡Ah! Por muchos años he perseguido con ansia

También la Esfinge que se llama Verdad.

Pero el horizonte se extendía y el Infinito

Esta más allá de los confines: todo es misterio.

La Nueva Ciencia y el Nuevo Credo constituían la aparición de los estudios


espíritas -con todas las consecuencias teóricas que de ellos derivaban-a los que,
como ya dijo, Bozzano se dedicaba, dos años antes de que su madre
desencarnase.

En esas penosas agitaciones de espíritu él perseveró durante un año, después de


la muerte de su madre, hasta que asistió a una modesta sesión mediúmnica que
alteró sus dudas.

Él formaba parte de un pequeño grupo de experimentadores que se reunían


semanalmente en casa del canciller comunal de Génova, el Sr. Luigi Montaldo.
Sirvió de médium su esposa, la señora Attilia, elegante escritora de fábulas para
niños y de cuentos para los jóvenes, bajo el pseudónimo de Fata Nix. Y en el que
se manifestaba una mediumnidad de psicografía de orden superior, por la cual se
manifestaba una entidad que no quería decir quién era y firmaba con el
pseudónimo de Nerone, dando consejos morales, sociales y psicológicos
elevadísimos. Algunos resúmenes de esas comunicaciones fueron publicados por
Bozzano en una revista de Roma, dirigida por el publicista Enrico Carias.

En la tarde de la que se trata, allí se encontraban cinco personas: la pareja


Montaldo, el señor Felice Avellino, el doctor Venzano y Bozzano. Era la tarde del
aniversario del fallecimiento de su madre.

De improviso, la señora Montaldo exclama:

Ernesto Bozzano en 1911

¡Oh, pero qué cosa me está pasando, me siento como circundada por una
influencia del paraíso, oh, que calma, que serenidad, qué felicidad me invade!
Indudablemente está presente una entidad muy elevada, purísima, angelical.

Y, así comenzó a escribir algunas palabras que, con un impulso automático,


dirigió a Bozzano. Él lee y permanece aturdido; estaban escritos los dos
últimos versos del epígrafe que aquella misma mañana Bozzano había
dejado escrito en una pequeña nota en la sepultura de su madre con
motivo del primer aniversario de su muerte.

Los versos son estos:

Ahora y siempre
¡Invocándote!, ¡Oh! madre.

Su conmoción no tuvo límites. Sentía, o mejor, tenía la absoluta certeza de que, a


su lado, se hallaba su madre. Pero hay algo más, en aquella época, estaba afligido
con disgustos serios e íntimos, tan íntimos que no le fue posible externarlos en
presencia del grupo. La única criatura que habría podido serle una buena
consejera era su madre.

Más que nunca, conmovido y tembloroso, dirigió una invocación mental sobre un
consejo. Este fue exacta y rápidamente dado y fue de tal forma que lo llevó
a suponer no haber ningún equívoco. Después de lo cual, le dijo:

Estoy contenta contigo, sigue en el noble camino en que sé que te has


comprometido, esta es tu misión en la tierra, te beso.

Fue éste el pequeño acontecimiento personal que disipó las pocas dudas que le
restaban tras la preparación metapsíquica de los dos años anteriores (1891-1893).

A propósito de la frase: “Esta es tu misión en la tierra”, pronunciada por la


entidad afirmándose madre de Bozzano, es interesante recordar un curioso
episodio biográfico.

Profecía cumplida
De vuelta de un paseo en las montañas de Génova, Bozzano, cuando contaba con
18 años, encontró a una gitana que se ofreció para leerle el destino. Aunque no
estaba dispuesto a creer, no supo negarse y escuchó la siguiente profecía:

Te veo muy viejo, entre los 70 … los 72 … los 74 … los 76 … después veo
nublado… Ahora estás comprometido con una bella señorita que no es de las
nuestras … no es de nuestra raza, pero tú no la desposarás… no la podrás
desposar… porque ella se casará con otro, tú estudiarás durante toda tu
vida… escribirás muchos y muchos libros … ¡Los escribirás sobre un
asunto que es como este por el que ahora te hablo! Justo este asunto, te
convertirá en el apóstol de un gran ideal espiritual. Entre libros y libros
escritos por ti, toda tu vida será dedicada, cambiando la familia por un
alto Ideal…

El Fenómeno
Premonitorio,
Bozzano

Esta fue la profética exposición de la adivina, que fue de una impresionante


precisión. De hecho, Bozzano estaba realmente comprometido con una señorita
que no era de nuestra raza (término impropio pero expresivo) y no la pudo
desposar porque ella, viajando a París, desposó allí a un oficial de la guardia
republicana. La otra predicción posterior relativa a la misión particular de
estudioso y su verdadero y propio apostolado a favor de un alto Ideal, se realizó
de un modo inconcebiblemente sorprendente.

De hecho, no se podía pensar que él hubiera sugestionado en ese sentido,


consciente o subconscientemente, a la sensitiva, visto como ignoraba, a los 18
años, cuál debería ser su futuro destino y, sobre todo, no podía pensar en
convertirse en el apóstol de una ciencia de la que ignoraba hasta la existencia.

Las particularidades con respecto a su edad no se puede decir que se cumplieran


exactamente. La adivina había lentamente computado el número de años,
asegurando que sólo después de los 76 veía nublado. Finalmente viviría hasta 81
años. La Italia de 1880, año del encuentro con la gitana, tenía bajos porcentajes
de ancianos en su seno: los mayores de 60 años eran cerca del 7% y quienes
sobrepasaban los 80 menos del 1%, cifras que no variaron sustancialmente
durante buena parte del siglo XIX (ver al respecto el estudio Pinnelli y Golini,
1993)
En el período que va de 1891 a 1921, Bozzano, siempre en Génova, continuó
incesantemente su preparación con método y perseverancia. Pero los
innumerables amigos que poseía en su ciudad lo distraían del estudio asiduo más
allá de los límites, por ordenarle explicaciones o aclaraciones en cuanto a la
casuística mediúmnica, por la búsqueda de ayuda en el estudio de la
mediumnidad.

Profesor Enrico
Morselli

Estando las cosas así, él no podía producir, durante ese período cuánto habría
podido y querido. El profesor Morselli, por ejemplo, estaba frecuentemente en su
casa porque, debiendo compilar los dos gruesos volúmenes Psicología y
Espiritismo, y no poseyendo ninguna clasificación analítica y pocos casos sobre la
materia, encontraba todo lo que le era necesario en los compendios de Bozzano
que generosamente suministraba a Morselli – aunque fervoroso antiespírita –
todo el material útil.

Pero en 1922, su hermano adquirió una villa en Savona, en una hermosa situación
en una colina frente al mar. Allí se estableció también nuestro autor que, de aquel
momento en adelante, hallándose en una ciudad en la que era desconocido por
todos y por eso completamente libre de los amigos y de las obligaciones, pudo
dedicar, alma y mente – en el sentido más literal del término – a la Metapsíquica y
a la Ciencia Espírita.

La serie de sus más importantes monografías sobre el tema se inició más


exactamente en su residencia en Savona y, después de aquel tiempo, de 1922 en
adelante, su producción se convirtió en una actividad inagotable.

Lleva una vida de verdadero fraile. Se levanta al amanecer y después de un


poco de jardinería en la estación propicia, se sienta a la mesa, con la
máquina de escribir, en la amplia habitación del palacete y allí pasa 14
horas al día, anotando o clasificando nuevas obras, o despojándose de sus
voluminosos compendios para escribir nuevos trabajos.

El Compilador
A propósito de estos compendios es oportuna una explicación. Al final de la época
en que se ocupaba de filosofía, Bozzano había sentido la necesidad de clasificar
analíticamente el entero contenido de la obra que había leído. Esta necesidad se
hizo sentir, más que nunca, imperiosa en la Metapsíquica, en la que se trataba de
tener presente, en breve tiempo y en orden, toda una enorme casuística que,
proveniente de los fenómenos simples anímicos, iban hasta los espíritas, o a los de
mediumnismo superior. Y porque se trataba casi siempre de precisar en un campo
en trabajo de formación, entonces la necesidad de clasificar analíticamente el
material metapsíquico mundial se tornaba una necesidad imprescindible.

Ernesto Bozzano

Así él emprendió, con la paciencia digna de un monje, la clasificación de toda su


biblioteca, sea de los libros, sea de las revistas publicadas en todo el mundo y, si
pensamos que Bozzano colocó en orden en compendios todo el material contenido
en los libros de su biblioteca que contenía cerca de 3.000 libros, se comprende
cómo había sido necesario el sacrificio de la jornada completa de 50 años de vida.

Pero fue así que se había colocado frente al mundo metapsíquico, en una posición
del todo particular, porque todos los estudiosos serios del mundo -de acuerdo o no
con él en la interpretación de los hechos- si estuvieron siempre de acuerdo al
considerarlo el mayor erudito vivo en el campo de los estudios
metapsíquicos.

Como se puede claramente percibir, el material psíquico resultó en una


subdivisión en varios capítulos, en los que, para facilitar la columna numerada, se
encuentra el contenido teóricamente importante de las páginas correspondientes.
De esta manera, recorriendo rápidamente un capítulo especial, tal como, por
ejemplo: Telepatía, Clarividencia o Aportes, se puede tener ante los ojos, en una
visión sinóptica, todo lo que de interesante sobre el tema especial fue dicho en el
libro objeto de nuestra atención.

Se comprende enseguida que, sin ese trabajo metódico y paciente de preparación,


no es absolutamente posible ponerse a escribir cualquier cosa sensata de una
materia tan difícil y ardua como la Metapsíquica.

Psicología y Espiritismo
de Enrico Morselli

Estas consideraciones explican suficientemente porque Bozzano aprovechó bien


nueve años de preparación antes de poner las manos en la pluma. De hecho, su
primer artículo titulado Espiritualismo y Crítica Científica en el que rechazaba,
con hechos, la hipótesis formulada por los opositores contra la interpretación
espiritista de las manifestaciones de los difuntos-, se publicó en diciembre de
1899, en la Revista de Estudios Psíquicos dirigida por Vesme. Sus dotes naturales
de escritor accesible, y sobre todo clarísimo, sirvieron de complemento para esa
preparación sin igual.

La Verdad sobre Metapsíquica


Humana de Ernesto Bozzano

Como polemista, alcanzó una enorme notoriedad. Basta recordar su polémica con
el profesor Enrico Morselli después de la publicación de su gran obra en dos
volúmenes Psicología y Espiritismo; con el Dr. William Mackenzie, provocada
por la publicación de su libro Metapsíquica Moderna; con el profesor R.
Lambert, después de la sesión de “voz directa” de Millesimo, tomada con el
marqués Centurione-Scotto; y finalmente, aquella famosa con René Sudre, tras
la publicación del libro Introduction à la Métapsychique Humaine. Para responder
a este último, lo hizo con un libro de 238 páginas publicado en Nápoles, en 1927,
bajo el título: Por la Defensa del Espiritismo, también traducido en castellano
como La Verdad sobre la Metapsíquica Humana.

No es absolutamente posible dar una lista de la producción de Bozzano, pues se


trata de cientos y cientos de artículos esparcidos por las revistas metapsíquicas
publicadas en todo el mundo. Pero si se hace el cálculo con lápiz en mano,
resultan las siguientes cifras: cinco mil páginas en libros y monografías y
otras cinco mil páginas de artículos variados y pequeños estudios en
monografías. ¡Publicando toda su Opera Omnia – como quiso el profesor Richet
insistiendo para que eso se hiciera en Italia!, en una serie de volúmenes en un
formato actual, habría un número de unas 15 mil páginas. Es preciso convenir
que se trata de un número respetable.

Sus principales trabajos y monografías:


1) El Espiritismo Ante la Ciencia – Génova, 1901 (54 págs.);

2) Hipótesis Espirítica y Teoría Científica – Génova, 1903 (509 págs.);

3) Casos de Identificación Espirítica – Génova, 1909 (370 págs.);

4) El Propósito de la “Psicología y Espiritismo” del profesor E. Morselli – Luz y


Sombra, 1909 (39 págs.);

5) Fenómenos Premonitorios – Luz y Sombra, 1912 (223 págs.);

6) Fenómenos de Telestesia – Luz y Sombra, 1920 (55 págs.);

7) Los Enigmas de la Psicometría – Luz y Sombra, 1921 (84 págs.);

8) Fenómenos de Telekinesia en Relación con los Eventos de Muerte-Luz y


Sombra, 1922 (46 págs.);

9) Música Trascendental – Luz y Sombra, 1922 (59 págs.).

10) Animales Manifestaciones Metapsíquicas – Luz y Sombra, 1923 (89 págs.);


Ciudad de Pieve, 1941 (278 págs.);

11) Comunicaciones Mediúmnicas entre los Vivos – Luz y Sombra, 1924 (130
págs.);

12) Fenómenos de Obsesión y Posesión – Luz y Sombra, 1926 (41 págs.);

13) Manifestaciones Supranormales entre los Pueblos Salvajes – Luz y


Sombra, 1926 (105 págs.);

14) Por la Defensa del Espiritismo – Nápoles, 1927 (238 págs.);

15) Pensamiento y Voluntad, Fuerzas plastificantes y Organizadoras- Luz y


Sombra, 1927 (68 págs.);
16) Premoniciones, Precogniciones, Profecías – Luz y Sombra, 1927 (165
págs.);

17) Primeras Manifestaciones de “Voz Directa” en Italia – Luz y Sombra, 1929


(142 págs.);

18) La Crisis de la Muerte en las Descripciones de los Muertos Comunicadores


– Nápoles, 1930 (216 págs.);

19) Algunas Variedades Teóricamente Interesantes de Casos de Identificación


Espirítica – Luz y Sombra, 1930 (87 págs.);

20) Apariciones de Muertos en el Lecho de Muerte – Luz y Sombra, 1906,


1920; Ciudad de Pieve, 1930 (122 págs.);

21) Literatura del Más allá – Ciudad de Pieve, 1930 (63 págs.);

22) Visión Panorámica o Memoria Sintética en la Inminencia de la Muerte –


Ciudad de Pieve, 1931 (47 págs.);

23) Gemas; Amuletos, Talismán – Ciudad de Pieve, 1931 (22 págs.);

24) Fenómenos de Aportes – Luz y Sombra, 1931 (124 págs.);

25) Niños Videntes y Apariciones de Muertos – Ciudad de Pieve, 1931 (26


págs.);

26) Marcas y Figuras de Manos abrasivas – Ciudad de Pieve, 1931 (41 págs.);

27) William Stainton Moses y la Crítica Científica – Ciudad de Pieve, 1931 (58
págs.);

28) El Propósito de las Revelaciones Mediúmnicas – Ciudad de Pieve, 1931 (37


págs.);

29) El Propósito de Fantasmas Materializados y de Revelaciones


Trascendentales – Ciudad de Pieve, 1931 (32 págs.);

30) Materializaciones de Fantasmas de Tamaños Minúsculos – Ciudad de


Pieve, 1932 (24 págs.);

31) Criptestesia y Supervivencia – Ciudad de Pieve, 1932 (37 págs.);


32) Telepatía y Psicometría en Relación a la Mediumnidad Sra. Piper – Luz y
Sombra, 1911 – Ciudad de Pieve, 1933 (59 págs.);

33) Simbolismo y Fenómenos Metapsíquicos – Luz y Sombra, 1907 – Ciudad


de Pieve, 1933 (85 págs.);

34) Mediumnidad Políglota (Xenoglosía) – La Investigación Psíquica, 1933


(176 págs.);

35) Rápida Historia de las Batidas Mediúmnicas – La Investigación Psíquica,


1933 (40 págs.);

36) En Defensa de los Fenómenos Mediúmnicos de Efectos Físicos-Ciudad de


Pieve, 1933 (24 págs.);

37) Fenómenos de Bilocación – Luz y Sombra, 1911 – Ciudad de Pieve, 1934


(132 págs.);

38) Fenómenos de Transfiguración – La Investigación Psíquica, 1934 (49


págs.);

39) Experiencia Mediúmnica y Acontecimientos de Muertes en sus Relaciones


con Fenómenos de Infestación – La Investigación Psíquica, 1935 (51 págs.);

40) Fenómenos de Infestación – Luz y Sombra, 1917 – Ciudad de Pieve, 1936


(247 págs.);

41) Manifestaciones Olfativas de Orden Patológico, Telepática, Supranormal –


La Investigación Psíquica, 1936 (58 págs.);

42) Telepatía, Telemnesia y la ley de la “relación psíquica” Ciudad de Pieve,


1938 (33 págs.);

43) Personalidades Mediúmnicas que se declararon Personalidades


Subconscientes – Ciudad de Pieve, 1×40 (33 págs.);

44) Romancistas de Genio y Héroes de Roma Considerados en Relación con la


Investigación Psíquica – Ciudad de Pieve, 1940 (35 págs.);

45) La Facultad Supranormal – Milán, Bocca, 1940 (138 págs.);


46) Investigación sobre Manifestaciones Supranormales – Ciudad de Pieve,
1931 – Vol. I (197 págs.);

47) Ídem, ídem, 1931 – Vol. II (214 págs.);

48) Ídem, ídem, 1932 – Vol. III (261 págs.);

49) Ídem, ídem, 1933 – Vol. IV (201 págs.);

50) Ídem, ídem, 1938 – Vol. V (207 págs.);

51) Ídem, ídem, 1940 – Vol. VI (200 págs.);

52) Animismo o Espiritismo – Ciudad de Pieve, 1938 (292 págs.).

Al Gran Maestro de la Ciencia del Alma


Bozzano comenzó a escribir artículos sobre la mediumnidad a partir de 1900.

Su nombre alcanzó notable proyección internacional, habiendo sido elegido


Presidente de Honor del V Congreso Espírita Internacional, llevado a cabo
en Barcelona, España, del 1 al 10 de septiembre de 1934. Según noticia
estampada en el famoso diario inglés Two Worlds, en su edición de mayo de 1939,
los espíritas británicos le ofrecieron bellísima medalla de oro, en la cual aparecía
en una de sus caras una figura simbólica sosteniendo una corona de laurel en la
mano derecha, con la divisa latina Aspera ad Astra y, en la otra cara una
dedicatoria cuya traducción es la siguiente: Al Gran Maestro de la Ciencia del
Alma, Ernesto Bozzano, que abrió nuevos horizontes a la humanidad
sufriente, sus amigos y admiradores.

El estudio de los trabajos de Bozzano permite al espírita acostumbrarse al análisis


metódico de los hechos, separándolos de las suposiciones. Después de Bozzano
sólo vinieron los metapsiquistas y parapsicólogos.

Ernesto Bozzano aportó inestimable contribución a la ciencia espírita. Basta decir


que los trabajos de Bozzano son siempre una fuente universal. No se puede
actualmente discutir la ciencia espírita, sin, después de conocer la obra de
Kardec, citar a Bozzano. Sus libros están considerados como clásicos en materia
espírita.
Revista Luces y Sombras

Su renombre mundial camina pari pasu con la aparición de sus monografías que
fueron publicadas en la revista italiana Luz y Sombra, dirigida por el profesor
Ângelo Marzorati (dicha revista cambió el nombre para Investigación Psíquica
cuando asumió la dirección el profesor Antonio Bruers), que se difundieron
inmediatamente en el mundo, traducidas en casi todos los idiomas.

Bozzano es uno de los escritores italianos más traducidos y conocidos en el


mundo.

El primero en la lista es Brasil, con la traducción al portugués de todas sus obras


y todos sus artículos publicados en la revista italiana metapsíquica.

En segundo lugar, viene España, en la que fueron, traducidos todos sus libros. Lo
curioso es que entre ellos algunos fueron traducidos en catalán, en aquella época.

En tercer lugar, viene Francia, con la publicación de sus volúmenes difundidos


por los mayores editores, sin contar los artículos originales de la Revista Espírita,
la Revista Metapsíquica y Psíquica. En cuarto lugar, viene Inglaterra, con algunos
volúmenes, así como un enorme número de artículos, también originales, en la
revista Light, Psychic Neves y Two Worlds. En quinto lugar, viene Alemania, con
muchos volúmenes traducidos, uno de los cuales bajo el título: Fenómenos de
Infestación, que tuvo un verdadero y especial éxito de librería. Viene después
Holanda, Rumania, Grecia y Yugoslavia con las traducciones en serbio. Para que
se tenga una idea de la notoriedad que Bozzano conquistó en el mundo, basta
recordar que, en Brasil, la Revista Psíquica lo llamó el San Pablo de la Nueva
Ciencia del Alma y que en Alemania, el Dr. Emilio Mattiesen – el gran escritor
alemán de Metapsíquica – era llamado el Bozzano de Alemania, por lo que se
glorificaba de ese título.

Pero a medida que la celebridad de Bozzano se difundía en el ambiente


metapsíquico mundial, cada vez más venía aumentando el número de cartas que
le llegaban de todos los rincones del globo. Como él dijo muchas veces, esto era
para él una verdadera calamidad, porque responder, como era su hábito hacer,
unas 200 cartas al mes, es siempre una empresa pesada, tanto más que muchas
de esas cartas provenían de filósofos, o literatos, o científicos, o, como sea,
personalidades eminentes en los diversos campos del conocimiento humano y
tratar de dar respuestas, en tantas páginas, muy meditadas, mecanografiadas, se
puede afirmar que eran verdaderas monografías. Los propios metapsiquistas le
escribían solicitando informaciones sobre libros o asuntos particulares, seguros
de que una respuesta del gran erudito de esa ciencia llegaría pronto.

Otras cartas, en cambio, provenían de personas humildes y desconocidas,


atormentadas, venidas de una madre, o un padre, o una esposa angustiada por la
pérdida de una persona querida. Todas estas cartas consisten en solicitudes de
ayuda y demuestran que nuestros queridos no están abandonados en el camino de
la vida, sino que viven y que podremos un día revisarlos.

Él fue realmente el consolador de miles de almas afligidas y también estaba


deseoso de rendir cuentas, en el lado científico, de la supervivencia humana.

Su principal actividad de escritor fue dedicada a la bella revista italiana Luz y


Sombra, de la que es oportuno hablar un poco de su historia. El industrial
milanés Achille Brioschi, nacido en 1860, se reunió en Milán con Ángel
Marzorati, en 1899, tras haber sido alcanzado por una gran desgracia: la muerte
de su esposa. Los dos unidos por el mismo ideal de afirmación de la espiritualidad
del alma, de ser investigada bajo bases positivas, fundaron la Revista, cuyo primer
número apareció en la Navidad de 1899. A Marzorati fue entregada la dirección,
mientras que el benemérito Brioschi asumía la presidencia y no sólo la carga del
mantenimiento material de la Fundación.

Esta protección a un ideal, que sólo se alcanzó después de 40 largos años,


permitió la constitución y la vida de un Instituto de Estudios Psíquicos (hasta hoy
en actividad) y que, muy conocido dentro y fuera de Italia, honró el nombre de
este país fuera de las fronteras en lo que se refiere a este campo de investigación.
De 1900 a 1931, año de su muerte, Marzorati fue director de la Revista y tuvo
como colaborador y redactor jefe el profesor Antonio Bruers, secretario de la
Academia de Italia. Estudiante, con gran cultura filosófica, cuyos escritos
(reunidos ahora en un volumen impreso por la editorial Zanichelli, con el título La
Investigación Psíquica), fueron siempre marcados por el estudio de las
consecuencias particulares que la Nueva Ciencia introdujo en el dominio
filosófico.

Ernesto Bozzano

La colaboración de Bozzano en la revista Luz y Sombra – La Investigación


Psíquica, se inició en febrero de 1906, con el primer fascículo de la monografía
Aparición de Muertos en el Lecho de Muerte, y continuó ininterrumpida hasta
septiembre de 1939, año en que, a causa de las exigencias de la guerra, las
publicaciones fueron suspendidas. El número de páginas escritas por él, en los 34
años de la revista, dicen de la importancia de su colaboración. Este monto -de
febrero de 1906 a septiembre de 1939- fue de 3.702 páginas.

El estallido de la Segunda Gran Guerra, con la consiguiente limitación del


intercambio cultural, no disminuyó completamente su actividad de escritor. Así,
no recibiendo más libros ni revistas, decidió emplear su tiempo en una empresa
verdaderamente grandiosa y mucho más pesada. Fue el rehacer total y la
ampliación de sus viejas monografías publicadas, en gran parte, en revistas (en
Italia, especialmente en Luz y Sombra – La Investigación Psíquica), con el fin
de aplazarlas según las exigencias del momento.

Se dedicó con tal vigor, a pesar de su ya avanzada edad, a tan dura tarea que,
desde septiembre de 1939 hasta septiembre de 1941, pudo preparar ocho
monografías que constituyeron cada una – cuando fueron publicadas en una
Coetánea de Estudios Metapsíquicos – un volumen de 400 páginas.

Es oportuno observar que las convicciones a las que llegó Bozzano, no se pueden
en ningún caso atribuir ninguna especie de misticismo, porque Bozzano no se
convirtió en un místico y no lo podía ser, visto que durante años, había militado
en las filas de los materialistas, a cuyas ideas estaba ligado, puesto que el análisis
sistemático y profundo de los hechos ahora a su disposición, no le podían permitir
otras conclusiones sino las de Büchner, Moleschott, Le Dantec, y de Ardigò. Y
si él abrazó, pues, la causa diametralmente opuesta, se debe, no a un misticismo
congénito apriorístico, sino a la resultante de una investigación analítica,
pacientemente sistemática, conducida sobre miles y miles de casos seriamente
evaluados y documentados; casuística tan importante que le permitieron crear un
edificio metapsíquico verdaderamente imponente.

Es útil notar que la obra integral de Bozzano sea considerada como una grandiosa
penetración y un sistemático estudio analítico sintético de la fenomenología
mediúmnica, en el dominio de la cual él nunca dejó de explotar, indagando
sistemáticamente todo el vastísimo campo de las variadísimas categorías de
fenómenos.

La Crisis de la Muerte por Ernesto


Bozzano

Toda su monografía es un capítulo de esta sistemática explotación en el dominio


de los fenómenos espíritas. Todas sus monografías reunidas juntas constituyen un
precioso contenido sobre el arduo tema y, al mismo tiempo, constituye la más
documentada colección de fenómenos supranormales, analizados, comparados y
sabiamente comentados que existe en el mundo.

Sólo un tema espírita que no hizo objeto de una monografía particular es la


categoría de los fenómenos que versan sobre condición de la vida en el ambiente
espiritual (aunque se puede leer las menciones en el volumen La Crisis de la
Muerte).

Hipótesis animista versus espiritista


Cincuenta años de investigaciones perseverantes e ininterrumpidas en el campo
de la Metapsíquica y los fenómenos espíritas permitieron a Bozzano una
penetración en el asunto que ningún otro estudioso pudo hacer.

Su conclusión es exacta:

Sólo la hipótesis espírita puede dar razón a los hechos considerados en


su totalidad.

A esa conclusión de Bozzano ya habían llegado numerosos investigadores serios y


competentes. Son suficientes sólo los nombres de Myers, Crookes, Wallace,
Lombroso, Brofferio, Lodge, Flammarion, Delanne. Por lo demás, el
problema es lógicamente colocado de tal manera que no se trata de discutir cuál
de las dos hipótesis explica los hechos: si es aquella anímica o aquella espírita:
¿existen o no existen los hechos supranormales objeto de la Metapsíquica?

Una vez resuelto este problema en el sentido afirmativo -y nadie ha podido hasta
ahora sostener lo contrario- sólo quedan dos alternativas como a todos primero
pareció, sin embargo, una sola es la hipótesis espírita que permanece al final de
los análisis. De hecho, admitiendo, además, que se quería dar razón a la total
fenomenología mediúmnico-espírita, recurriendo a las hipótesis anímicas, según
las cuales todo lo que sucede es el resultado de facultad trascendente insiste en la
subconsciencia humana y emergente ocasionalmente, también admitiendo eso,
nada más se hará que llegar a la hipótesis espírita por un camino más largo, en
vez de ir directamente, ya que si la facultad insiste en el alma humana es a tal
punto portentosa para poder conocer el presente, el pasado y el futuro, y ser
necesariamente omnisciente, omnipotente y omnipotente, entonces eso significa
admitir para el alma los mismos atributos que se conceden en la interpretación
espiritualista de ella. Si ella es omnipresente, y omnipotente, entonces, será
también espiritual, independiente del organismo físico, inmaterial, inmortal.

Con ello se sabrá haber llegado también al punto que se deseaba justamente
excluir, demostrando indirectamente que, si un alma con esos requisitos existe -
como es admitido en la hipótesis anímica- entonces nada prohíbe que ella
sobreviva y que sea la propia sobreviviente que se manifiesta.

Todo ello sin contar la enorme incongruencia lógica contenida en la hipótesis


anímica; la incongruencia capaz de hacer sacudir todo el edificio por ella
construido y que puede ser expresada en los siguientes términos: Si el alma es,
por hipótesis, partícipe de los atributos divinos de la omnipresencia, de la
omnipresencia, de la omnipotencia – atributos que se les concede solamente para
no admitir que son los muertos que se manifiestan-entonces, ¿cómo puede ella
conocer todo, menos una sola cosa que es exactamente ella misma la causa de los
fenómenos que, fraudulentamente, se atribuye a los muertos? ¿Cómo aceptar una
omnisciencia de tal carácter, mostrándose sin límites, si el alma ignora el acto
más elemental de su actividad, es decir, que ella misma es que produce, y al
mismo tiempo, enmascara para sí misma los hechos? Estas consideraciones hacen
claramente entender que si se quiere rechazar el Espiritismo, atrincherándose
detrás del animismo, se acaba por conceder al alma atributos divinos -que era
exactamente lo que se deseaba evitar -y que se llega igualmente al Espiritismo,
pero a través del camino indirecto del animismo.

De ahí que sea necesario deducir que existen fenómenos anímicos como existen
los espíritas: que el animismo y el espiritismo son términos complementarios de
una misma cuestión, a uno le falta la base sin el otro, visto como las
manifestaciones espíritas son la expresión de la actividad alma en la fase del
desencarne, como las manifestaciones anímicas lo son en la fase de la
encarnación; que, en definitiva, resultan ser la expresión de la espiritualidad e
inmaterialidad del alma.

Ante estas graves y decididas objeciones contra la hipótesis anímica, entendida


como la explicación total de los hechos metapsíquicos, se puede unir otra no
menos resolutiva que es: “¿Por qué todas las manifestaciones vienen como si
fueran el propio espíritu de los muertos que se comunican?”
Ernesto Bozzano

Es inútil observar que los “animistas extremistas” no pudieron jamás justificar


teóricamente este hecho que en su hipótesis termina en un enigma definitivo e
inextricable.

Queriendo expresar en pocas palabras la síntesis conclusiva del pensamiento de


Bozzano, se puede recurrir a un artículo publicado en la International Psychic
Gazette (mayo de 1930).

Todo aquel que se pierda en discusiones ociosas, emprenda investigaciones


sistemáticas sobre fenómenos metapsíquicos y en ellas persevere por largos
años, acumulando un material inmenso de los hechos, para luego aplicar en los
mismos los métodos de investigación científica, deberá acabar infaliblemente
por convencerse de que los fenómenos supranormales constituyen un complejo
admirable de pruebas anímicas y espíritas, todas convergentes para un centro a
favor de la demostración rigurosamente científica de la existencia y
supervivencia del espíritu humano.

Esas son las conclusiones sobre una investigación impuesta bajo bases
absolutamente nuevas, no sólo adaptadas al clima mental del presente milenio,
vale decir, bajo bases lógico-experimentales.
Gastone de Boni

Hoy, por lo tanto, la penetración analítica de los fenómenos supranormales y del


mediumnismo permiten alcanzar la demostración positiva de la supervivencia
humana, con todas las consecuencias teóricas que derivan de ella.

En este sentido está comprendida la obra completa del Pionero y Apóstol –


Ernesto Bozzano – ofrecida a Italia y al mundo intelectual, en 50 años de
incesante y apasionada actividad, obra que permanecerá en el tiempo al servicio
de los futuros investigadores del Espiritismo que el profesor Charles Richet no
vaciló en definir como el Rey de las Ciencias y la Gran Esperanza. Él está
destinado a desvelar la Ciencia del Alma.

Ernesto Bozzano murió el 24 de junio de 1943 en Savona, Italia.

En 1920 conoció a Gastone De Boni que, tras la muerte de Bozzano, heredó todo
su material científico y bibliográfico.

Cuando Bozzano murió, Gastone de Boni (1908 – 1986) heredó toda su


biblioteca y creó entonces una sociedad llamada Fondazione Biblioteca Bozzano
De Boni que conserva la inmensa biblioteca de Bozzano y de Boni. En este archivo
están listados todos los títulos de la A a la Z, de esta fabulosa biblioteca:
Biblioteca de Bozzano y Boni.pdf

¡Loor a uno de los grandes!

Salvador Martín para Curso Espírita


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