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COLEGIO NACIONAL GENERAL DE BRIGADA DON JOSÉ ROA BENITEZ

DEPRESIÓN

Alumnas:
• Kamila Victoria Portillo Sosa

• Ruth Leticia Romero Martínez

Curso: Tercero Año: 2022

Curuguaty- Paraguay

Adolescencia.
Definición y características.
La adolescencia es un periodo de desarrollo biológico, psicológico, sexual y
social inmediatamente posterior a la niñez y que comienza con la pubertad. Es
un periodo vital entre la pubertad y la edad adulta, su rango de duración varía
según las diferentes fuentes y opiniones médicas, científicas y psicológicas,
generalmente se enmarca su inicio entre los 12 y 13 años, y su finalización a
los 18 años de edad.(Figura 1) 
La adolescencia se caracteriza por el crecimiento físico y desarrollo
psicológico. Esta transición debe considerarse un fenómeno biológico, cultural
y social. En diversas regiones, el paso de la adolescencia a la edad adulta va
unido a ceremonias y/o fiestas, como por ejemplo en el Benei Mitzvá, que se
celebra a los 12 años para las niñas y 13 años para los niños . Aunque no
existe un consenso sobre la edad en la que termina la adolescencia, psicólogos
como Erik Erikson consideran que la adolescencia abarca desde los doce o
trece años hasta los veinte o veintiún años.11 Según Erik Erikson, este período
de los 13 a los 21 años es la búsqueda de la identidad, define al individuo para
toda su vida adulta quedando plenamente consolidada la personalidad a partir
de los 21 años.12 Sin embargo, no puede generalizarse, ya que el final de la
adolescencia depende del desarrollo psicológico, la edad exacta en que
termina no es homogénea y dependerá de cada individuo, etc.
 Maduración sexual.
En la adolescencia temprana y para ambos sexos, no se manifiestan grandes
desarrollos de los caracteres sexuales secundarios, pero suceden cambios
hormonales a nivel de la hipófisis, como el aumento en la concentración de
gonadotropinas y de esteroides sexuales.
Mujeres: El primer cambio identificable en la mayoría de las mujeres es la
aparición del botón mamario. La adolescencia en las mujeres comienza a los
10 o 12 años. Además, comienza su primera menstruación. El vello púbico,
bajo la acción de los andrógenos adrenales y ováricos, es fino, escaso y
aparece inicialmente a lo largo de los labios mayores, y luego se va
expandiendo. Al pasar los años, el vello pubiano se hace más grueso y menos
lacio, denso, rizado y cubre la superficie externa de los labios, y se extiende
hasta el monte de Venus, y alcanza la forma triangular característica adulta
después de 3 a 5 años. Los labios mayores aumentan de vascularización y
aumenta la cantidad de folículos pilosos, hay estrogenización inicial de la
mucosa vaginal, los ovarios y el cuerpo del útero aumentan en tamaño. Las
trompas de Falopio aumentan después de tamaño, y aumenta el número de
pliegues en su mucosa. Los labios menores se desarrollan, los labios mayores
se vuelven luego delgados y se pigmentan y crecen, para cubrir el introito. Por
efectos estrogenitos, la mucosa se torna más gruesa, las células aumentan su
contenido de glucógeno y el pH vaginal pasa de neutro a ácido un año antes
de la primera menstruación. Por último, en las mujeres que nacen con himen,
este se engrosa y su diámetro alcanza 1 cm. La menarquia o menarca, que es
la primera menstruación, aparece precedida por un flujo claro, inodoro,
transparente y bacteriológicamente puro que, visto al microscopio, tiene
aspecto de hojas de helecho. (Figura 2)
Hombres: Los testículos prepuberianos tienen un diámetro aproximado de 2,5
a 3 cm, el cual aumenta por la proliferación de los túbulos seminíferos. La
espermatogénesis —es decir, la producción de espermatozoides— se detecta
histológicamente entre los 11 y 16 años de edad, y la edad para la primera
eyaculación o espermarquia es entre los 12 y los 16 años. El vello sexual
aparece y se propaga hasta el pubis, donde se aprecia más grueso y rizado.
Puede comenzar a aparecer el vello axilar y, en ocasiones, en el
labio superior. (Figura 3)
Crecimiento y desarrollo.
Desde el punto de vista práctico, los cambios habituales del crecimiento tienen
tres grandes características:
a. Se realizan en forma secuencial, es decir, unas características aparecen antes de
que aparezcan otras, como es el caso del crecimiento de las mamas antes de la
aparición de la menstruación, el vello púbico antes que el axilar, los miembros
inferiores crecen primero que el tronco, los testículos se incrementan antes
que el pene, etc.
b. El tiempo de comienzo, la magnitud y la velocidad de cada evento es
considerablemente variable entre las edades y los sexos.
c. Cada evento del crecimiento sigue la ley de la variabilidad individual del
desarrollo. Cada individuo tiene una propia manera de ser y la conserva a
través de los años de la adolescencia, y en ella influyen diversos factores,
como su origen étnico, su constitución genética o familiar, nutrición,
funcionamiento endocrino y ambiente sociocultural. Basado en ello, la
evaluación de la maduración sexual suele ser más valiosa desde el punto de
vista clínico que la edad cronológica, que es la correlación que por lo general
preocupa a los padres y al mismo adolescente.
Altura o el estirón de la adolescencia: Crecer es una característica destacada
de la pubertad, el brote o estirón de la pubertad es una de las características
fundamentales de la adolescencia. Tiene una duración de 3 a 4 años, con un
promedio de 24 a 36 meses. Actualmente se considera que el incremento en
la velocidad de crecimiento es el primer signo de inicio de la pubertad en las
niñas, aunque es más fácil de visualizar dicho cambio en el botón mamario.
Todos los órganos participan en el estirón del crecimiento, a excepción de la
cabeza, el timo, el tejido linfático y la grasa subcutánea.
Otros cambios físicos: Los cambios biológicos y orgánicos durante la
adolescencia marcan de modo casi definitivo el dimorfismo sexual. Estos
cambios dependen en gran medida del tipo constitucional, factores genéticos y
otros más circunstanciales como la nutrición o la presencia o no de
determinados desbalances hormonales que no necesariamente tienen que ser
patológicos.
Masa corporal: En las mujeres, durante la pubertad temprana, la ganancia de
peso continúa siendo de 2 kg por año, pero luego experimenta una aceleración
que llega a un máximo después de alcanzar el punto de velocidad máxima de
crecimiento. En los varones, el peso coincide con la talla, es decir, de 100 a
200 gramos por año. El aumento del peso puberal viene a representar el 50%
del peso ideal del individuo adulto.
Cabeza: La cabeza aumenta muy poco en tamaño, pero la cara se diferencia
tomando aspecto de adulto, sobre todo por el reforzamiento mandibular, muy
evidente en el varón y por los cambios en la nariz. Bajo las influencias de los
andrógenos se establece también una diferencia en la parte anterior del
cartílago tiroides y las cuerdas vocales, que tienen el triple de longitud en los
niños que en las niñas.
Grasa corporal: La grasa corporal total aumenta en la pubertad temprana
para ambos sexos. Más adelante, las mujeres depositan grasa de manera más
rápida y más extensa que en los varones, con predominio en miembros
superiores, tronco y parte superior del muslo. En condiciones no patológicas,
en ningún momento de la pubertad se espera que las mujeres pierdan grasa,
mientras que los varones en el crecimiento rápido, pierden grasa en los
miembros y el tronco. Este crecimiento divergente da como resultado que los
varones tengan hasta un 45 por ciento de su peso corporal en músculos y que
las mujeres hasta un 30 por ciento de su peso corporal en grasa.
Crecimiento muscular: El crecimiento muscular es un hecho sobresaliente,
especialmente mientras dura el estirón de la estatura, con predominio en el
varón, sobre todo por la acción de los andrógenos, que también influyen en la
adquisición de la fuerza muscular. Por supuesto, el tamaño, la fuerza y la
habilidad pueden no ser diferentes en un varón y una mujer, en función de la
actividad física que desarrollen. El corazón y los pulmones también participan
en el estirón del adolescente, más marcadamente en los varones, en quienes
aumenta la presión arterial, así como la capacidad sistólica.
Dentición: Importa el diagnóstico de las caries y alteraciones mecánicas. En
general, se completan 28 piezas durante la adolescencia.
• De 8 a 10 años: 4 premolares
• De 9 a 11 años: los segundos premolares
• De 9 a 13 años: los caninos
• De 10 a 14 años: los segundos molares
• De 15 a 24 años las llamadas muelas de juicio, con lo que se completa la
dentadura adulta.
Atención del adolescente.
La atención integral a adolescentes es aquella atención médica con un enfoque
no sólo centrado en los aspectos médicos o biológicos, sino también en
aspectos psicosociales y familiares, centrado en las necesidades de
adolescentes y sus familias, permitiendo un diagnóstico precoz y un manejo
adecuado de los reales problemas de salud de adolescentes. Para esto, la
capacitación de los profesionales es crucial.
Depresión en los adolescentes.
 Definición
La depresión en adolescentes es un problema de salud mental grave que
provoca un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en
realizar diferentes actividades. Aunque la depresión puede ocurrir en cualquier
momento de la vida, los síntomas entre los adolescentes y los adultos pueden
ser diferentes. Sin embargo, para algunos adolescentes, estar deprimido es
mucho más que solo sentimientos temporales, sino que es un síntoma de
depresión.(Figura 4)
El niño deprimido puede simular estar enfermo, rehusar a ir a la escuela, no
querer separase de los padres o tener miedo a que uno de los padres se muera.
El adolescente puede ponerse de mal humor, meterse en problemas en el
colegio, comportarse travieso o indisciplinado, estar malhumorado o sentirse
incomprendido. Dado que los comportamientos normales varían de una etapa
de la niñez a la adolescencia, es a veces difícil establecer si un niño está
simplemente pasando por una fase de su desarrollo o si está verdaderamente
padeciendo de depresión. El Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) ha
identificado el uso de medicamentos para la depresión en niños como un área
importante de investigación. Las Unidades de Investigación en
Psicofarmacología Pediátrica conforman una red de siete centros de
investigación donde se llevan a cabo estudios clínicos. Estos investigan la
eficacia de medicamentos usados para tratar varios trastornos mentales en
niños y adolescentes. Entre los medicamentos en estudio, se cuentan algunos
antidepresivos que han demostrado ser efectivos en el tratamiento de niños
con depresión, cuando el médico los receta y supervisa correctamente.
Historia
La depresión es uno de los trastornos psiquiátricos más antiguos de los que se
conoce. Usualmente, el término 'melancolía' tiene su origen en Hipócrates, y
continuó usándose hasta el Renacimiento. Recién en el año 1725 el británico
sir Richard Blackmore rebautizó ese mal con el término vigente de depresión.
 Epidemiologia.

La prevalencia de depresión mayor está en torno al 4% en el grupo de 12 a 17


años y aumenta al 9% a los 18 años. La depresión se considera el trastorno
mental más frecuente en todas las edades y las tasas de suicidio son
especialmente relevantes entre los jóvenes.
Factores de riesgo.
La depresión en jóvenes es una enfermedad compleja en la que la probabilidad
de desarrollarse depende de múltiples factores de riesgo que, en ocasiones,
pueden interactuar entre ellos y provocar un efecto acumulativo. La carga de
cada uno de ellos en relación con las circunstancias y con el momento de la
vida en el que se desencadena se desconoce. 
Las circunstancias que pueden incrementar la probabilidad de padecer la
enfermedad son: factores personales y sociales; cognitivos; familiares y
genéticos.
a) Factorespersonales y sociales: 
La prevalencia e incidencia de la enfermedad mental es mayor en la mujer que
en el hombre, siendo la carga de la depresión un 50% más alta en el género
femenino en la adolescencia. Las circunstancias sociales como el desempleo y
el bajo nivel socioeconómico son otros de los factores más frecuentes que se
relacionan con la depresión. Los últimos estudios demuestran que las personas
de los grupos socioeconómicos y ocupacionales más desfavorecidos presentan
una mayor incidencia de depresiones. También enfermedades crónicas como
enfermedad cardiaca, diabetes, hipo o hipertiroidismo y la amenorrea
aumentan la probabilidad de padecer depresión en una edad más adulta. Por
último, el estado civil (soltero, divorciado o viudo), el estrés crónico y la
exposición a adversidades en la vida, ayudan a desencadenar un trastorno
depresivo.
 
b) Factorescognitivos:
Las investigaciones más destacadas sobre los factores cognitivos se asocian
con el modelo Beck. Este modelo cognitivo considera que la principal
alteración en la depresión está en el procesamiento de la información. En este
trastorno, están activados una serie de esquemas mentales, es decir, formas de
percibir la realidad que incluyen creencias y emociones, que favorecen su
aparición. Estas estructuras cognitivas se forman a través de la cultura y la
educación que ha vivido cada individuo desde la infancia. Estos esquemas
pueden permanecer latentes (inactivos) o activarse cuando el individuo se
encuentra en situaciones de estrés similares a aquellas en que se formaron, y
provocar así la aparición de la enfermedad.
El esquema propuesto por Aarón Beck se denomina “triada cognitiva” y la
persona que padece la enfermedad refiere un sesgo negativo de sí mismo, del
entorno y del futuro. Estos esquemas serán manifestados en la consciencia de
la persona a través de pensamientos automáticos como “soy inútil, “mi vida es
un fracaso”, “¿para qué quiero vivir?”, provocando así un estado de ánimo de
tristeza. Se entiende que las manifestaciones de los esquemas en pensamientos
automáticos dependen entre otras cosas, de la activación de éstas por un
procesamiento de información distorsionada.
c) Factoresfamiliares y genéticos:
El antecedente de depresión en los padres es considerado un importante factor
de riesgo, asociado con la aparición en los hijos. Así, los hijos de madres con
depresión presentan una probabilidad de tres y cuatro veces mayor de padecer
un trastorno de humor. No obstante, no se conoce con claridad la carga del
factor genético y del factor ambiental para su evolución. También el
alcoholismo familiar puede ser un factor desencadenante para que brote un
episodio depresivo. El contexto de una familia juega un papel fundamental a
la hora de padecer una depresión. Los conflictos entre la pareja o las
dificultades emocionales entre uno de los padres y el hijo, maltrato físico,
psicológico o sexual, divorcio o separación conflictivos de los padres, la
pérdida o la muerte de un familiar o amigo son factores asociados con la
enfermedad. Según recientes estudios genéticos, la presencia de un
polimorfismo del gen que codifica el trasportador de la serotonina produciría
una disminución de transporte de ese neurotransmisor, influyendo así en la
posibilidad de padecer depresión. Por eso, en su tratamiento, se emplean los
inhibidores selectivos de re captación de serotonina, con el fin de modificar
los niveles que se encuentran alterados en estos pacientes.
 
d) Riesgode suicidio:
La conducta suicida es el resultado de diferentes circunstancias y factores de
la vida que van evolucionando hasta desarrollar una ideación (idea de la
muerte como descanso, deseos de muerte e ideación de suicidio) hasta poder
llegar al suicidio consumado. El suicidio es un problema de salud pública de
primer orden por su aumento de tasas en los últimos años. La depresión es un
factor importante como desencadenante de riesgo de suicidio. Los siguientes
factores se asocian con una probabilidad mayor de padecer un suicidio en
personas con depresión: sexo masculino, historia familiar de trastorno mental,
intento de suicidio previo, mayor gravedad de depresión, presencia de
desesperanza y trastornos (especialmente ansiedad y abuso de drogas), el
trastorno límite de la personalidad y niveles altos de impulsividad y
agresividad. Ante este grave problema de salud pública se deberá reforzar el
diagnóstico precoz para actuar urgentemente y derivar a una atención
especializada para su atención precoz e integral y evitar las muertes. 
e) Diagnóstico:
Las enfermedades psiquiátricas suelen estar infra diagnosticadas en los
jóvenes sobre todo por las bajas visitas al médico, la falta de adecuación de
los criterios actuales para identificar manifestaciones depresivas, la falta de
formación de los profesionales y por su gran estigmatización en la sociedad
causando así un gran problema de salud pública. Se estima que sólo la mitad
de los pacientes con depresión mayor son detectados y diagnosticados
correctamente, y de éstos no todos reciben un tratamiento adecuado. El curso
depresivo de los jóvenes puede llegar a la cronicidad, y la prevalencia es
mayor cuando se da un inicio temprano de los síntomas y cuando no se recibe
tratamiento. Entre el 15% y el 39% de las personas con depresión puede
seguir con la misma clínica un año después de la primera sintomatología, y el
22% puede continuar deprimida dos años después. La aparición de cada uno
de los episodios depresivos incrementa en un 16% las probabilidades de
recurrencias. Se debe tener en cuenta que el trastorno depresivo se encuentra,
con frecuencia, asociado a otra enfermedad como el abuso de drogas, la
ansiedad, trastorno de alimentación u otras enfermedades físicas. Es
importante destacar a la hora de diagnosticar una persona de depresión, el
riesgo de suicidio. Ya que aproximadamente el 65-90% de las personas
suicidas presentan algún síntoma depresivo. Se ha estimado que los individuos
con depresión muestran un riesgo de suicidio 20 veces mayor que la población
general. El diagnóstico se fundamenta en la entrevista clínica en la que se
valoran los síntomas signos presentes en los jóvenes: conductas negativitas y
disociables, abuso de sustancias, irritabilidad, inquietud, mal humor y
agresividad, hurtos, deseo o intentos de fugas, sentimientos de no ser
aceptado, falta de colaboración con la familia, aislamiento, descuido del aseo
personal y autocuidado, hipersensibilidad con retraimiento social, tristeza,
cogniciones típicas (auto reproches, autoimagen deteriorada y disminución de
la autoestima), y, ocasiones, tener pensamientos relativos al suicidio.
Clasificación
La depresión se puede clasificar dependiendo del número y de la intensidad de
los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como leves,
moderados o graves. 
a) Depresión Endógena (maníaca - depresiva): 
Se caracteriza por ser una afección que aparece de manera autónoma, no
la desencadena ningún factor externo. Es un trastorno donde los
pacientes son incapaces de sentir algo, no pueden sentir ira, empatía o
felicidad por los sucesos que pasan en su entorno. Existen dos tipos de
depresión endógena. 
✓ Depresión unipolar 
✓ Trastorno bipolar
b) Depresión Exógena (neurótica - reactiva): 

Este tipo de depresión está causada por una causa externa que se puede
identificar. Las principales etiologías de este tipo son: 
✓ Sucesos traumáticos. 
✓ Consecuencias de enfermedad física. o Derivada de una patología psíquica.
c) Depresión orgánica:
Como el nombre indica, es la depresión motivada por causa orgánica
como puede ser una patología, un fármaco y/o la falta de vitaminas o
nutrientes al organismo. Una vez solucionado el problema orgánico
primario la depresión desaparece, puesto que en este caso el problema no
provoca ningún tipo de estrés.
 Causas de la depresión.
Algunos tipos de depresión tienden a afectar miembros de la misma
familia, lo cual sugeriría que se puede heredar una predisposición
biológica. Esto parece darse en el caso del trastorno bipolar. Los estudios
de familias con miembros que padecen del trastorno bipolar en cada
generación, han encontrado que aquellos que se enferman tienen una
constitución genética algo diferente de quienes no se enferman. Sin
embargo, no todos los que tienen la predisposición genética para el
trastorno bipolar lo padecen. Al parecer, hay otros factores adicionales
que contribuyen a que se desencadene la enfermedad: posiblemente
tensiones en la vida, problemas de familia, trabajo o estudio. En algunas
familias la depresión severa se presenta generación tras generación, Sin
embargo, la depresión severa también puede afectar a personas que no
tienen una historia familiar de depresión. Sea hereditario o no, el
trastorno depresivo severo está a menudo asociado con cambios en las
estructuras o funciones cerebrales. Las personas con poca autoestima se
perciben a sí mismas y perciben al mundo en forma pesimista. Las
personas con poca autoestima y que se abruman fácilmente por el estrés
están predispuestas a la depresión. 
La depresión es un proceso multifactorial y complejo cuya probabilidad
de desarrollo depende de un amplio grupo de factores de riesgo, sin que,
hasta el momento haya sido posible establecer su totalidad ni las
múltiples interacciones existentes entre ellos. Entre las variables que
incrementan el riesgo de depresión se incluyen factores personales,
cognitivos, sociales, familiares y genéticos. Las circunstancias personales
o sociales que incrementan el riesgo de la depresión se ha destacado la
pobreza, las enfermedades crónicas, tanto físicas como mentales, la
posible asociación con el consumo de alcohol y tabaco y las
circunstancias laborales, ya que los desempleados, discapacitados y
personas en baja laboral por enfermedad presentan depresiones con
mayor frecuencia. La pérdida de seres queridos, los problemas en las
relaciones sociales y personales tales como las humillaciones o
discriminaciones, la violencia familiar, los problemas económicos o
cualquier otra situación de gran tensión en la vida, pueden precipitar
episodios de depresión 
La depresión no es provocada por un solo factor; lo habitual es que en
ella intervengan varios elementos. Aunque la causa exacta de la
depresión no está clara, la investigación ha mostrado que en muchos
casos puede ir asociada a una carencia o desequilibrio de varios
neurotransmisores, incluyendo la serotonina y la noradrenalina, Además,
los patrones de sueño, que se ven afectados por la bioquímica del
organismo, son generalmente diferentes en las personas que tienen
trastornos depresivos. 
La depresión puede ser inducida o aliviada con ciertos medicamentos, y
algunas hormonas pueden alterar los estados de ánimo. 
En resumen, como se ha visto muchas causas, las cuales incluyen: 
• Factores genéticos 
• Factores químicos: alteraciones de neurotransmisores 

• Factores psicosociales: experiencias adversas en la infancia,


dificultades cotidianas, eventos indeseables en la vida, red social
limitada, bajo autoestima.
Entorno social y familiar. 
Las relaciones parenterales tienen un papel importante en el desarrollo de
trastornos depresivos. En numerosos estudios retrospectivos se ha manifestado
que las personas deprimidas percibían que sus padres habían sido
sobreprotectores e intrusivos, y que de alguna manera utilizaban estrategias
culpabilizadoras y ansiógenas para ejercer control sobre ellas. (Figura
Acontecimientos vitales.
Estudios indican que los sucesos vitales estresantes tienen capacidad para
precipitar tanto episodios maniacos como depresivos, presentando una acción
patogénica que estaría limitada desde las primeras semanas hasta los seis
meses posteriores.
Personalidad.
Los rasgos neuróticos son los que más se relacionan con depresión,
determinando en parte su curso y evolución, ya que se ha observado que son
aquellos individuos más neuróticos y con mayores niveles de rigidez y
obsesividad los que presentan tasas de cronicidad más altas. Estas
características se han encontrado más en mujeres que en hombres. Las
mujeres presentan mayores puntuaciones que los hombres para deseabilidad
social, neocriticismo, extroversión y responsabilidad, mientras que los
hombres puntuaron más para apertura de experiencias. Los resultados
apuntaron a que las diferencias por género en los factores de personalidad,
especialmente el neocriticismo, podrían jugar un papel muy importante
actuando como mediadores en la relación entre ser mujer y sufrir depresión.
Sustancias Psicoactivas.
Las manifestaciones mentales de los individuos pueden responder a patrones
culturales que influyen en el comportamiento y a factores individuales o
genéticos que producen la enfermedad mental o la salud mental. Una de estas
manifestaciones corresponde a las conductas adictivas hacia sustancias
psicoactivas, o el abuso de sustancias, entendido como un patrón des
adaptativo de consumo, expresado en consecuencias adversas significativas y
recurrentes que pueden llevar al incumplimiento de obligaciones importantes,
al consumo en situaciones de peligro físico, a problemas legales múltiples y
problemas sociales e interpersonales. Las sustancias psicoactivas, bien sean
aceptadas o ilegales, constituyen "sustancias exógenas que afectan el sistema
nervioso central, induciendo a respuestas que generalmente son reconocidas
subjetivamente como de calma, energía o placer". Los costos de su consumo
se miden en cuanto a los efectos adversos para la salud, que se reflejan en los
gastos para el tratamiento del abuso y desórdenes asociados, así como la
morbilidad y mortalidad prematura, y la pérdida de la productividad de la
persona, el crimen, la violencia, y los programas de rehabilitación social.
Relación entre el alcoholismo y depresión.
El consumo de alcohol eleva el estado de ánimo de la persona y también la
hace sentir mejor temporalmente. Además, el alcohol induce el sueño muy
necesario en las personas que sufren de depresión. Por lo tanto, la mayoría de
la gente depende de alcohol para superar la depresión. Sin embargo, la
mayoría de las personas no es consciente de que nuestro cuerpo desarrolla
muy rápidamente el nivel de tolerancia para el alcohol. Esto hace que la
persona toma más cantidad de alcohol y, finalmente, se convierte en un adicto,
estos son los efectos de la depresión sobre el alcoholismo. Por otro lado, se
dice que el alcohol también tiene un efecto depresor sobre una persona. Esto
puede parecer contradictorio, pero las personas que consumen grandes
cantidades de alcohol sufren de episodios de depresión y pérdida de
autocontrol. Por lo tanto, se observa que los problemas con alcohol y la
depresión van de la mano y pueden llevar a consecuencias graves. Por lo
tanto, un deprimido y una persona alcohólica no tienen inhibición de ningún
tipo y pueden correr riesgos sin ser conscientes de ello. En segundo lugar, la
depresión a menudo conduce a pensamientos de suicidio en las personas que
no pueden controlarse cuando están bajo los efectos del alcohol. Varios
problemas relacionados con el trabajo, así como problemas financieros
también surgen debido al alcoholismo y la depresión.
Relación entre las drogas y depresión.
Las drogas pueden llevarnos a una depresión, de la misma manera que una
depresión puede conducirnos a la drogadicción. Se trata de las dos caras de
una misma moneda donde la depresión y las drogas van de la mano sin saber
exactamente cuál de ellas es la causa y cuál la consecuencia. Porque los
tratamientos para la depresión no curan la drogadicción y viceversa.
Encontramos varios puntos comunes entre las drogas y la depresión y es que
ambas transforman los procesos químicos de nuestro organismo. Bien sean
estimulantes o relajantes, las drogas incapacitan al organismo para producir
sus propias sustancias, al igual que ocurre en los casos de depresión. “La
mayoría de los estudios nacionales e internacionales han mostrado que entre
un 15 y 46 por ciento de los suicidios consumados fueron cometidos por
personas que habían usado una o más drogas en los momentos previos a
quitarse la vida hasta la fecha, las sustancias mayormente asociadas a
depresiones severas o síndromes de abstinencia graves son el alcohol, los
opiáceos y los estimulantes como la cocaína y los anfetamínicos y sus
derivados. Cabe señalar que el consumo combinado de estas sustancias
aumenta el riesgo de una autoagresión. 
Signos y síntomas.
Algunas personas padecen de unos pocos síntomas, otras tienen muchos. La
gravedad de los síntomas varía según la persona y también puede variar con el
tiempo. 
• Estado de ánimo triste, en forma persistente. 
• Sentimientos de desesperanza, culpa, pesimismo y desamparo. 
• Pérdida de interés o placer en pasatiempos y actividades que antes se
disfrutaban, incluyendo la actividad sexual.
• Disminución de energía, fatiga, agotamiento. 
• Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones. 
• Insomnio, despertarse más temprano o dormir más de la cuenta. 
• Pérdida de peso, apetito o ambos, o viceversa. 
• Pensamientos de muerte o suicidio; intentos de suicidio. Inquietud, irritabilidad,
inutilidad.
• Síntomas físicos, como dolores de cabeza, trastornos digestivos y otros
dolores crónicos.
Diagnostico.
Los criterios diagnósticos de depresión más utilizados, tanto en la clínica
como en los estudios de investigación, son la Clasificación Internacional de
Enfermedades (Trastornos mentales y del comportamiento, CIE-10); además
hay la clasificación del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales en su quinta edición (DSM-V-TR) de la Asociación Americana de
Psiquiatría.

• Criterios diagnósticos de un episodio depresivo según el CIE-10.


a. El episodio depresivo debe durar al menos dos semanas.
b. El episodio no es atribuible a abuso de sustancias psicoactivas o a trastorno
mental orgánico. 
c. Síndrome somático: algunos de los síntomas depresivos pueden ser muy
destacados y adquirir un significado clínico especial. Habitualmente, el
síndrome somático se considera presente cuando coexisten cuatro o más de las
siguientes características.
d. Pérdida importante del interés o capacidad de disfrutar de actividades que
normalmente eran placenteras. Ausencia de reacciones emocionales ante
acontecimientos que habitualmente provocan una respuesta.
e. Despertarse por la mañana dos o más horas antes de la hora habitual.
Empeoramiento matutino del humor depresivo. Presencia de enlentecimiento
motor o agitación.
f. Pérdida marcada del apetito. Pérdida de peso de al menos 5% en el último mes. 
g. Notable disminución del interés sexual.

Tratamiento.
La depresión se debe tratar de una manera integral y abarcando todas las
intervenciones psicoterapéuticas, psicosociales y farmacológicas para lograr el
bienestar y la capacidad funcional del individuo. Para ello se deberán incluir
las siguientes técnicas: psicoeducación, apoyo individual y familiar,
coordinación con otros profesionales, atención a las comorbilidades y
monitorización regular de estado mental y físico. La elección del tratamiento
dependerá de la clínica y otros factores como la historia previa, la
disponibilidad de los tratamientos, la preferencia de los pacientes y la
capacidad de apoyo y contención del entorno.
a. Medicamentos.
Hay varios tipos de medicamentos antidepresivos utilizados para tratar
trastornos depresivos. Por lo general, el efecto terapéutico completo de los
medicamentos antidepresivos no se observa inmediatamente. Hay que tomarlo
en dosis adecuadas por 3 o 4 semanas, y en algunos casos lleva hasta 8
semanas, para que se produzca el efecto completo. Sin embargo, a veces se
empiezan a ver mejorías en las primeras semanas.   Es posible que el paciente
se sienta tentado a dejar de tomar el medicamento prematuramente. Él puede
sentirse mejor y pensar que ya no lo necesita. Es importante seguir tomando el
medicamento hasta que éste tenga oportunidad de actuar en el organismo. Una
vez que el paciente se sienta mejor, es importante continuar el medicamento
por 4 a 9 meses para prevenir una recaída de la depresión. Algunos
medicamentos deben dejar de tomarse gradualmente (es decir reduciendo la
dosis poco a poco) para dar tiempo a que el organismo se adapte y para
prevenir síntomas de abstinencia. Los medicamentos antidepresivos tricíclicos
y tetraciclicos, ISRS (inhibidores selectivos de recaptura de serotonina),
IRDN (inhibidores de recaptura de dopamina/norepinefrina), IRSN
(inhibidores de recaptura de serotonina/norepinefrina), Moduladores de
serotonina, 36 Modulador de NE-serotonina (Inhibidor noradrenérgico de la
serotonina), IMAO (inhibidores de mono-aminoxidasa), ISRN (Inhibidores
selectivos de la recaptura de noradrenalina) que han demostrado eficacia
clínica. Los medicamentos antidepresivos no crean hábito. Pero deben ser
supervisados cuidadosamente por el médico para determinar si se están dando
en una dosis correcta.
b. Omega 3 y su relación con la depresión. 
Existe una relación estadísticamente significativa y documentada entre los
bajos valores plasmáticos de omega-3 y el estado de ánimo negativo en las
poblaciones no psiquiátricas. También se han observado deficiencias de estos
ácidos grasos poliinsaturados en el trastorno por déficit de atención e
hiperactividad, depresión, trastorno bipolar, estrés, agresividad y demencia.
La relación sérica entre omega-6/omega-3 y de membrana eritrocítica está
elevada en la depresión y en el riesgo de suicidio: los valores séricos y de
membrana de eritrocitos de EPA, DHA y ácidos grasos poliinsaturados de
cadena larga omega-3 totales son significativamente menores en los pacientes
depresivos, en comparación con sujetos control. Diversos estudios indican que
la depresión comparte características fisiopatológicas con las enfermedades
cardiovasculares y sus factores de riesgo. La hipótesis inflamatoria de la
depresión se basa en la observación de que el estrés precipita tanto las
respuestas inflamatorias como la depresión, los marcadores inflamatorios
están aumentados y las citosinas inflamatorias pueden producir síntomas
depresivos en humanos. Unos valores más altos de omega-3 en la relación
omega-6/omega-3 tienden a reducir la producción de eicosanoides y citosina
proinflamatorios, y se observa una mejoría en los trastornos del estado de
ánimo cuando se emplean agentes antiinflamatorios como tratamiento
adyuvante al convencional. Por otra parte, la ratio omega6/omega-3 también
puede influir en la fisiopatología de la depresión vía sistemas
catecolaminérgicos (serotoninérgico y dopaminérgico).
c. LosOmega 3 como terapia coadyuvante
La complementación con ácidos grasos omega-3 puede reducir los síntomas
de depresión perinatal. Aunque el efecto beneficioso de la complementación
con ácidos grasos omega-3 en la depresión se ha observado principalmente
cuando se utiliza como terapia coadyuvante, en la depresión mayor infantil, la
monoterapia con omega-3 tiene efectos terapéuticos significativos, mientras
que en aquellos adolescentes con depresión resistente a los inhibidores
selectivos de la receptación de serotonina (ISRS), la complementación con
aceite de pescado ha conseguido la remisión de los síntomas desde un 40%
hasta en un 100% de los casos (dependiendo de la dosis)
d. Psicoterapias
Muchas formas de psicoterapia, incluso algunas terapias a corto plazo (10-20
semanas), pueden ser útiles para los pacientes deprimidos. Las terapias
"de conversación" ayudan a los pacientes a resolver sus problemas analizar
sus problemas. Los profesionales de la psicoterapia que utilizan una terapia
"de comportamiento" procuran ayudar a que el paciente encuentre la forma de
obtener más satisfacción a través de sus propias acciones. También guían al
paciente para que abandone patrones de conducta que contribuyen a su
depresión o que son consecuencia de su depresión. Se conocen dos terapias
importantes la terapia interpersonal y de la cognitiva-conductual. Los
terapeutas interpersonales se concentran en los problemas en las relaciones
con los otros que causan y agravan la depresión. Los terapeutas cognitivo-
conductuales ayudan a los pacientes a cambiar los estilos negativos de
pensamiento y comportamiento que se asocian con la depresión. Las terapias
dinámicas o "de insight", que se usan en ocasiones para tratar personas
deprimidas, apuntan a ayudar al paciente a resolver sus conflictos. Estas
terapias a menudo se reservan para casos en que los síntomas depresivos han
mejorado bastante. 
e. Tratamiento psicoterapéutico
La depresión, implica una serie de factores biopsicosociales complejos,
aunque en la mayoría de los cuadros depresivos la relevancia de los factores
biológicos, obliga a un tratamiento psicofarmacológico pautado.  El
tratamiento de la depresión en adolescentes, requiere de una serie de
características específicas como son: Gran flexibilidad por parte del
psicoterapeuta. Paciencia y empatía (al adolescente le resulta difícil poder
mantener una conversación sobre sus problemas de forma unipersonal y con
un adulto) Capacidad para generar un clima de confianza, que no induzca a
vivir la psicoterapia de una forma intrusiva o controladora, hecho que
conllevaría una no colaboración implícita o explícita. Precisamente, estas son
algunas de las razones por las cuales en ocasiones se opta por un tratamiento
grupal (unidades de tratamiento de trastornos de la alimentación, por
ejemplo).
f. Terapia
cognitiva
Desarrollada por Aaron Beck en 1.979, propone pautas específicas para el
tratamiento de la depresión. Se basa en la idea de que la depresión posee una
serie de síntomas producidos por distorsiones cognitivas. La terapia cognitivo
conductual se centra en la resolución de objetivos concretos mediante la de
terapeuta y paciente. Como estrategia, se manejan tres componentes:
Didáctico (genera expectativas positivas como medio de aumentar la
adherencia al tratamiento) Semántico (identificación y sustitución de
pensamientos disfuncionales) Cognitivo o conductual (reducción de la
frecuencia de pensamientos negativos). 
g. Terapiaconductual
La Terapia de Conducta trabaja con la modificación de las conductas
depresivas. Se llega al cambio conductual mediante el cambio en los sistemas
de recompensa y castigo. Las fases incluyen: Análisis funcional de la
conducta. Selección de conductas específicas. Registros. Entrenamiento en
relajación. Entrenamiento en asertividad. Control de la conducta estado de
ánimo. Detención, retraso y sustitución de pensamientos disfuncionales.
h. Terapia interpersonal
Centrada en interacciones interpersonales y en el entorno psicosocial como
centro del tratamiento. Se utiliza la psicoeducación de la depresión en general.
La definición de los problemas en función de los cuales se seleccionan
tratamientos específicos son: Técnicas exploratorias directas e indirectas.
Facilitación del afecto. Análisis de clarificación. Uso de la relación
terapéutica.
i. Terapia
introspectiva
La palabra introspección proviene del latín “introspicere” que significa “mirar
en el interior”. En términos generales la introspección es el repaso que la
persona hace del contenido de la memoria: recuerdos o experiencias en
términos sensoriales, imaginativos o afectivos de conductas y situaciones. Los
cuales son compartidos con el profesional de salud en función de identificar si
alguna de estas situaciones pudo desembocar en una alteración conductual.
j. Aplicaciónde principios psicoterapéuticos Psicoanálisis:
Las principales técnicas propuestas por autores especializados son: Entrevistas
exigidas, Psicoterapia breve o de larga duración, Psicoterapia breve de
provocación de ansiedad, Psicoterapia dinámica de tiempo limitado, Terapia
expresiva y de apoyo. Las aplicaciones de dichas terapias deben ser
encaminadas a la mejoría biológica y social del paciente, en tanto que de
existir comorbilidades se debe buscar sinergismo entre los fármacos a
instaurar en el tratamiento. La evaluación para aplicar dichos principios debe
ser encaminada en torno al riesgo de empeoramiento del paciente y en
relación a la gravedad de los síntomas.
k. Ejercicio,
deporte y Depresión
El ejercicio y el deporte han sido considerados, ya hace cierto tiempo, como
una medida higiénica. Desde una óptica opuesta, algunos investigadores,
llegaron a la conclusión que la falta de ejercicio es un factor importante para
la aparición de síntomas de depresión. La posibilidad de reducción de los
síntomas de ansiedad y depresión por medio del ejercicio, contribuyó para que
varios psicoterapeutas comparasen el ejercicio con diversos tipos de
psicoterapias tradicionales, demostrando que tanto el ejercicio aeróbico como
anaeróbico presentan un valor similar a cualquier procedimiento de
psicoterapia tradicional. Martinsen y colegas (2007), revisando 2 estudios
quasi-experimentales y 10 experimentales de intervenciones del ejercicio
sobre pacientes depresivos señalaron que el ejercicio aeróbico es suficiente
para reducir la depresión unipolar sin melancolía y/o conductas psicóticas. El
ejercicio físico puede ser una alternativa al tratamiento o una ayuda en un
tratamiento con dispositivos tradicionales de psicoterapia en las formas
unipolares de depresión leve o moderada. Existen dudas si diferentes
intensidades en el ejercicio y el deporte presentan beneficios emocionales
diferentes a sus practicantes. De acuerdo con el ejercicio debe ser riguroso
para estar asociado con un beneficio emocional. No obstante, se verificaron
que el ejercicio moderado ofrece al ser humano un beneficio emocional igual
al ejercicio vigoroso. Por otro lado, el ejercicio de alta intensidad, no reducen
la depresión y determinan aumento de la tensión, irritación, fatiga y disturbios
del carácter. Un resumen de la consideración (Statement) realizada por los
directivos de la International Society of Sport Psychology – ISSP( 2002),
refiere: El proceso del ejercicio, ya sea de corta o larga duración, causa un
bienestar mental y mejoría psicológica. La actividad física es causante de una
mejora en la autoestima que produce beneficios en la hipertensión,
osteoporosis, crisis diabéticas y varios trastornos psiquiátricos. 
Es una forma efectiva como otras formas de psicoterapia para el paciente
depresivo. Los beneficios individuales del ejercicio incluyen:
a) reducción de la ansiedad estado.
b) reducción a niveles mínimos y moderados de la depresión.
c) reducción de los niveles de estrés.
d) reducción de los niveles de neurosis
e) colabora en el tratamiento de la depresión severa.
f) beneficia psicológicamente a ambos sexos y a todas las edades.
 
l. Evaluación 
La evaluación de los pacientes depresivos se debe realizar con un enfoque
amplio, cada cierto tiempo concreto y no basándose solo en el recuento de los
síntomas. En la evaluación se deberán valorar ciertas características debido a
la existencia de diferentes factores que pueden influir en el desarrollo, curso y
gravedad de la depresión. Estas son las áreas a evaluar:
1. Las características del episodio: duración, cantidad e intensidad de síntomas,
comorbilidad. 
2. Evaluación psicosocial (apoyo social y relaciones interpersonales). 
3. Grado de disfunción y/o discapacidad asociados. 
4. Respuesta previa al tratamiento. 
5. Evaluación de la seguridad y del riesgo de suicidio. 
Anteriormente comentado, la evaluación del riesgo de suicidio es una de las
acciones más fundamentales a realizar en este tipo de paciente debido a su
gran asociación. 
Para ello se deberán valorar: presencia de intentos suicidios previos, abuso de
sustancias, síntomas como desesperanza, ansiedad, agitación e ideación de
suicida, factores sociales, antecedentes familiares, discapacidad, cronicidad,
etc. En el momento de la evaluación también es importante mantener un
establecimiento de relación y alianza terapéutica con el paciente, en un
ambiente empático y respetuoso. Para la evaluación de la depresión se utilizan
escalas y entrevistas clínicas. Mediante éstas se evalúa la sintomatología del
paciente en un marco temporal determinado, permitiendo la graduación de
cada ítem y obteniendo una puntuación final.
Prevención de la depresión.
a. Patologías
medicas:
Endocrino/Metabólicas: patología tiroidea (hipo e hipertiroidismo), diabetes,
anemia, enfermedad de Cushing, enfermedad de Addison, Porfirio, deficiencia
de vitamina B 12. Infecciosas: Tuberculosis, infección por el virus de Epstein-
Bar, Virus de la inmunodeficiencia humana-Síndrome de inmunodeficiencia
adquirida (VIH-SIDA), Sífilis terciaria. Neurológicas: Enfermedad de
Alzheimer, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, ictus, epilepsia,
síndrome postconusional. Neoplasias: Carcinomatosas, cáncer de páncreas.
Otros: Lúes, dolor crónico, lupus eritematoso sistémico (LES).
b. Trastornosmentales:
Trastorno de angustia/ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo trastorno
bipolar, distinta, trastornos adaptativos, síntomas negativos de la
esquizofrenia, consumo de tóxicos, trastorno de la conducta alimentaria,
trastorno de la personalidad, trastornos psicóticos.
c. Fármacos:
Glucocorticoides sistémicos, anticonvulsivantes, neurolépticos, estimulantes,
anticonceptivos orales.
d. Consumo de drogas:
Alcohol, cocaína, pasta base de cocaína, anfetaminas, marihuana El
diagnóstico diferencial del episodio depresivo debe orientarse a constatar si la
etiología es idiopática o puede estar relacionada con otra patología médica,
trastorno mental, consumo de drogas o alguna medicación prescrita.
 
 
 
 

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