Historia de La Tabla Periódica
Historia de La Tabla Periódica
Historia de La Tabla Periódica
Los orígenes de la tabla periódica se remontan al año 1789, cuando Antoine Lavoisier publicó una
lista de 33 elementos químicos, agrupándolos en gases, metales, no metales y tierras.
Pese a que era muy práctica y todavía funcional en la tabla periódica moderna, fue rechazada
debido a que había muchas diferencias tanto en las propiedades físicas como en las químicas.
Los químicos pasaron al siglo siguiente buscando un esquema de clasificación más preciso. Uno de
los primeros intentos para agrupar los elementos de propiedades análogas y relacionarlos con los
pesos atómicos se debe al químico alemán Johann Wolfgang quien en 1817 puso de manifiesto el
notable parecido que existía entre las propiedades de ciertos grupos de tres elementos, con una
variación gradual del primero al último, después en el año de 1827 señaló la existencia de otros
grupos en los que se observaba la misma relación como el cloro, bromo y yodo etc.
Durante el siglo XIX, los químicos comenzaron a clasificar los elementos conocidos de acuerdo a la
similitud de sus propiedades físicas y químicas como:
La noción de masa atómica (inicialmente llamada “peso atómico”), y posteriormente en el siglo XX,
número atómico.
Las relaciones entre la masa atómica y las propiedades periódicas de los elementos y la aparición
de nuevos elementos.
En 1857 Jean Baptiste Dumas publicó el trabajo que describe las relaciones entre los diversos
grupos de metales. Este mismo año el químico alemán August Kekulé observó que el carbono
estaba unido a otros cuatro átomos.
Para el año 1860 los científicos ya habían descubierto más de 60 elementos diferentes y habían
determinado su masa atómica.
En 1867 Gustavus Hinrichs (químico danés), publicó un sistema periódico en espiral sobre la base
de los espectros, los pesos atómicos y otras similitudes químicas.
Para el año 1871 Dmitri Ivanovich y Lothar Meyer propusieron la tabla periódica ordenando los
elementos químicos que conocían según su peso atómico creciente, en grupos de siete elementos.
Incluso dejaron lugares libres para los elementos que aún no se conocían, a los que
llamaron: “Ekaboro ekaaluminio ekasilicio”.
En 1886 se descubrieron los elementos predichos por Mendeléyev, a los cuales se les
llamó: Escandio, Galio y Germanio. Fue extraordinaria la concordancia entre las propiedades
encontradas y las anunciadas. El mundo científico finalmente acepto la tabla periódica propuesta
por el químico ruso.
En el año 1898, William Ramsey sugirió que el argón se colocara entre el cloro y el potasio en una
familia con el helio, a pesar del hecho de que el peso atómico del argón era mayor que el del
potasio. Este grupo fue llamado “grupo cero” debido a la valencia cero de estos elementos.
Ramsey predijo con precisión el descubrimiento futuro del neón y sus propiedades.
En el año 1904, se completó la tabla periódica con un nuevo grupo compuesto por gases nobles.
Para el año 1911, Ernest Rutherford publicó sus estudios sobre la emisión de partículas alfa por
núcleos de átomos pesados que llevaron a la determinación de la carga nuclear. Demostró que la
carga nuclear en un núcleo era proporcional al peso atómico del elemento. Ese mismo año
también, A. van der Broek propuso que el peso atómico de un elemento era aproximadamente
igual a la carga. Esta carga, más tarde llamada número atómico, podría usarse para numerar los
elementos dentro de la tabla periódica.
Los últimos cambios importantes en la tabla periódica fueron el resultado de los trabajos de Glenn
Seaborg a mediados del siglo XX. En 1940 comenzó con el descubrimiento del plutonio y después,
el de los elementos transuránicos del 94 al 102. Seaborg, reconfigureó la tabla periódica poniendo
la serie de los actínidos debajo de la serie de los lantánidos.