Las Cinco Etapas Del Duelo
Las Cinco Etapas Del Duelo
Las Cinco Etapas Del Duelo
Hola gente! Las etapas del duelo son muy interesantes y seguramente todos se van a ver
un poco identificados con alguna. Pero antes de ver las etapas, definamos duelo...
¿Qué es el duelo?
El duelo es la reacción normal después de la muerte de un ser querido.
Supone un proceso más o menos largo y doloroso de adaptación a la nueva situación.
Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida,
valorar su importancia y soportar el sufrimiento y la frustración que comporta.
La intensidad y duración del duelo depende de muchos factores: tipo de muerte (esperada
o repentina, apacible o violenta...), de la intensidad de la unión con el fallecido, de las
características de la relación con la persona perdida (dependencia, conflictos,
ambivalencia...), de la edad...
La duración del duelo por la muerte de una persona muy querida puede durar entre 1 y 3
años.
Duelo resuelto. Podemos decir que hemos completado un duelo cuando somos capaces
de recordar al fallecido sin sentir dolor, cuando hemos aprendido a vivir sin él o ella,
cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra
energía en la vida y en los vivos.
No existe un tiempo fijo para vivir el duelo. Cada cual necesitará su tiempo. Y sólo
nosotros podemos marcar
el tiempo que necesita nuestro ser para poder considerarse recuperado. Todo ello a pesar,
de que muchas veces
nuestros familiares y amigos, nos apremian, quisieran vernos en la normalidad ¡ya!, tal vez
porque así ellos
tampoco sufrirán tanto... Pero sólo cada uno de nosotros sabe lo que necesita.
Integrar el duelo es todo un proceso que tiene como intención reconocer el dolor que nos
produce la pérdida.
Aceptar que nos duele, aceptar las ausencias, aceptar que ha muerto, manifestar el dolor e
iniciar el camino de regreso a la realidad y a nuestro propio orden de las cosas.
Reacomodar todos aquellos asuntos que quedaron dispersos, resolver pendientes,
retomar arraigo, llenando nuevamente los espacios. Recordando lo vivido con esa
persona, recordarlo dentro de nuestra existencia tal como fue mientras vivía, aceptando
que ha muerto. Nos queda el tenerlo presente, en nuestro corazón, no lo que fue, sino lo
que nos hizo ser, hijo, hermana, padre, esposo, amiga…
Etapas descritas por la Dra. E. Ross
1) Negación y aislamiento: la negación nos permite amortiguar el dolor ante una noticia
inesperada e impresionante; permite
recobrarse. Es una defensa provisoria y pronto será sustituida por una aceptación parcial:
"no podemos mirar al sol todo el
tiempo".
2) Ira: la negación es sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento; surgen todos los
por qué. Es una fase
difícil de afrontar para los padres y todos los que los rodean; esto se debe a que la ira se
desplaza en todas direcciones, aún injustamente. Suelen quejarse por todo; todo les viene
mal y es criticable. Luego pueden responder con dolor y lágrimas, culpa o vergüenza. La
familia y quienes los rodean no deben tomar esta ira como algo personal para no
reaccionar en consecuencia con más ira, lo que fomentará la conducta hostil del doliente.
5) Aceptación: quien ha pasado por las etapas anteriores en las que pudo expresar sus
sentimientos -su envidia por los que no sufren este dolor, la ira, la bronca por la pérdida del
hijo y la depresión- contemplará el próximo devenir con más tranquilidad. No hay que
confundirse y creer que la aceptación es una etapa feliz: en un principio está casi
desprovista de sentimientos. Comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar bien solo
o acompañado, no se tiene tanta necesidad de hablar del propio dolor... la vida se va
imponiendo.
Esperanza: es la que sostiene y da fortaleza al pensar que se puede estar mejor y se
puede promover el deseo de que todo este dolor tenga algún sentido; permite poder sentir
que la vida aún espera algo importante y trascendente de cada uno. Buscar y encontrar
una misión que cumplir es un gran estímulo que alimenta la esperanza.