PEC4 Artedigital Final

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PEC 4.

ARTE DIGITAL Y NUEVOS MEDIOS

Alba Baranco Pampliega


Artes plásticas. Máster en Humanidades

En su artículo1, Alberto Castillo nos plantea una analogía entre la obra Autorretrato con
dos círculos de Rembrandt, realizada en el siglo XVII, y el selfie protagonizado por Petra
Cortright, artista digital contemporánea. A través de ambos casos, Castillo reflexiona
sobre la evolución del género del autorretrato en el arte, y de las diferencias y similitudes
que encontramos en este tipo de representaciones a pesar de los siglos transcurridos en
su creación, y especialmente sobre cómo han contribuido los medios digitales a
transformar el arte tradicional mediante un proceso de hibridación (Campàs, 2019).

Comenzamos hablando sobre una época en la que el ser humano se considera el centro
de todas las cosas, donde el género del retrato es el mejor exponente de este
antropocentrismo que empieza a ganar cada vez más importancia gracias al auge del
humanismo. El Barroco destacará por ser un período de apogeo en la producción de
autorretratos que no sólo representan a diferentes personalidades, sino que actúan como
valiosas fuentes de información sobre las costumbres y la sociedad del momento en que
fueron creados.

Por otro lado, la evolución del papel del artista también se verá reflejada en estas
imágenes donde el propio autor se representa a sí mismo como modelo y creador de la
obra, dejando a un lado su condición de artesano y pasando a nombrarse a sí mismo
artífice.

1
Castillo, A. (2011). De Rembrandt al selfie. Tecnología transparente y herramientas incorporadas como
generadores de la imagen del artista en el Autorretrato con dos círculos de Rembrandt van Rijn y el ego-
shot Petra Cortright-selfie. Artnodes. Journal on art, science and technology, 14, pp.57-64.
En su Autorretrato con dos círculos, Rembrandt se representa a sí mismo con la
solemnidad y la nobleza del gentiluomo2, modelo social importado de la Italia
renacentista, identificándose a sí mismo con el hombre culto de buena familia, además
de destacar su posición de artista portando los atributos propios del oficio, como son la
paleta de colores, el pincel o la indumentaria.

Varios siglos más tarde, la era digital nos acerca a una serie de transformaciones
tecnológicas que amplían las posibilidades de producir arte, donde el auge del
consumismo ha dado lugar a cambios sociales que originan nuevos discursos y formas
de representación que condicionan el lenguaje utilizado por los artistas para transmitir su
mensaje al público (Campàs, 2019).

En la obra Petra Cortright-selfie, presentada en 2013 en la Moving Image Art de Londres,


observamos una versión más actual del clásico autorretrato, donde aparece la artista
Petra Cortright enmarcada dentro de la composición, cuya imagen ha sido tomada
mediante un smartphone que sostiene en su propia mano. Este tipo de retratos se
conocen popularmente como selfies, especialmente en el entorno virtual de las redes
sociales, aunque formalmente se los denomina ego-shot (Castillo, 2014), y al igual que
ocurría en el arte tradicional, también están relacionados con la construcción de identidad
del autor, que se representa a sí mismo para mostrarse al público intencionadamente.

La exposición reunía una serie de autorretratos en formato vídeo llevados a cabo por
varios artistas reconocidos en el mundo del arte digital, entre ellos la imagen de Cortright
que Castillo utiliza en su artículo para establecer una comparación con la obra de
Rembrandt. Con esta galería virtual, organizada por los curadores Kyle Chayka y Marina
Galperina, se invitaba al espectador a la reflexión sobre el propio ego humano,
cuestionando cómo los individuos construimos nuestra personalidad a través del yo
público y el yo privado, y más recientemente, el yo virtual (Reznik, 2013).

2
La f igura del gentilhombre se refiere a aquellos nobles distinguidos y caballerosos que ocupaban cargos
de acompañamiento y servidumbre real en las cortes europeas. Se consideraba, por lo tanto, un puesto
de alto prestigio por su gran proximidad al monarca (Sánchez, 2018).
¿Podríamos decir entonces que en el siglo XVII ya existía una producción de selfies entre
artistas, como una manera de reivindicar su imagen individual hacia la sociedad? En este
sentido, no parece haber grandes diferencias entre esta intervención digital y el
autorretrato de Rembrandt, salvo por los aspectos formales de ambas obras, así como
el horizonte temporal que los separa y que, a su vez, nos permite reflexionar sobre una
temática que se ha perpetuado en el arte a través de su adaptación al contexto en el que
ha sido desarrollada. Sin embargo, veremos a continuación las diferentes perspectivas
que nos ofrecen ambos casos.

Uno de los objetivos de este artículo consiste en establecer comparaciones entre uno de
los artistas barrocos conocidos, como es Rembrandt, y la artista contemporánea Petra
Cortright. ¿Qué aspectos influyen en la consideración de obra de arte en ambos casos?
No cabe duda de que, posiblemente, el Autorretrato con dos círculos es plenamente
aceptado como obra de arte por cualquier público, bien por el valor estético que le
otorgamos, bien por los materiales y medios utilizados que relacionamos con la creación
artística, bien por la institucionalización de estas representaciones a través de museos y
galerías que no han hecho otra cosa sino reafirmar su indiscutible condición de obras de
arte. Sin embargo, la intervención presentada por Chayka y Galperina pone en cuestión
estas limitaciones a la hora de crear contenido susceptible de ser considerado artístico
en la era contemporánea: “I think it’s any selfie that challenges the idea of selfies as a
médium – it has to be self – critical” [Creo que cualquier selfie que desafía la idea de los
autorretratos como medio tiene que ser autocrítico] (Chayka, 2013).

En la actualidad hablamos de medios digitales y tecnologías de la información como


herramientas que han posibilitado que el autorretrato siga teniendo una especial
importancia como elemento reafirmador de la identidad individual. Los medios de
comunicación y las redes sociales forman parte ahora de esta interacción entre el
individuo y la imagen, actuando como un vehículo que, por una parte, no exige de unas
capacidades técnicas como les ocurría a los artistas clásicos y, por otra, permite la
reproducción en masa de estos retratos consecuencia de una sociedad posmoderna
influenciada por el consumismo y el individualismo. Estos retratos, además, encuentran
una difusión mayor gracias a las múltiples posibilidades que ofrecen los medios digitales:
en cuestión de unos segundos, un selfie tomado con nuestro smartphone es subido a
nuestro perfil en redes sociales, y compartido a su vez por nuestros contactos, creando
una red de espectadores que interactúan con estas imágenes a través de sus pantallas
a gran velocidad y en tiempo real (Campàs, 2019).

En su artículo, Alberto Castillo nos acerca a las nuevas técnicas empleadas por el arte
digital para llevar a cabo estas acciones que han revolucionado el arte convencional,
partiendo de influencias como el arte pop que nos proporcionan una perspectiva más
amplia desde la que conseguimos entender las bases de su éxito en la sociedad
contemporánea. Los diálogos entre las imágenes y los usuarios se vuelven más
complejos, en el sentido del mensaje multimodal que se genera en un entorno virtual
donde la visualización de estos retratos se produce mediante la acción y no la mera
contemplación. Campàs (2019) explica: “La función de «ver» en el arte analógico se
convierte en «actuar» en el arte digital” (p.13), dando lugar a un espectador mucho más
activo en contraposición al papel pasivo que adopta el público del arte analógico. Por
tanto, esta condición de interactividad en tiempo real es una de las renovaciones que ha
sufrido el género del autorretrato en los últimos años respecto a la tradición artística que
lo rodeaba desde la modernidad.

En conclusión, el trabajo realizado por Alberto Castillo supone un aporte para el arte
contemporáneo a través de una comparativa con un género que ha gozado de un alto
prestigio como ha sido el autorretrato, utilizando la figura de Rembrandt como uno de sus
grandes exponentes. Castillo nos ofrece una perspectiva actual para entender cómo el
arte se ha transformado junto con la sociedad, a través de nuevos medios y recursos que
han posibilitado nuevas vías de interpretación, adaptando el discurso artístico a la era
digital en la que premia la interactividad entre el individuo y la máquina como parte del
proceso artístico.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Campàs. (2019). Los mundos del arte / Joan Campàs Montaner. Universitat Oberta de
Catalunya.

Castillo, A. (2011). De Rembrandt al selfie. Tecnología transparente y herramientas


incorporadas como generadores de la imagen del artista en el Autorretrato con dos
círculos de Rembrandt van Rijn y el ego-shot Petra Cortright-selfie. Artnodes. Journal on
art, science and technology, 14, pp.57-64.

Chayka, K. (2013). Off your phone and on view: The National #Selfie Portrait Gallery /
Entrevistada por Eugene Reznik. Revista Time.

García, R. (2018). Los gentileshombres de Palacio y la política informal en torno al


monarca en España (1833-1885). Aportes, 33(96), pp. 33-64.

Reznik, E. (16 de octubre de 2013). Off your phone and on view: The National #Selfie
Portrait Gallery. Time. https://time.com/3803252/off-your-phone-and-on-view-t he-
national-selfie-portrait-gallery/

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