1 Guión 2018
1 Guión 2018
1 Guión 2018
DISTRIBUCIÓN
Comisión de Liturgia del Seminario Mayor
ARZOBISPO METROPOLITANO
S.E.R. Baltazar Enrique Cardenal Porras Cardozo
OBISPO AUXILIAR
Excmo. Mons. Luis Enrique Rojas Ruiz
CRÉDITOS
Pbro. Alexander Rivera
Rector del Seminario de Mérida
DIRECTOR DE COMISIÓN
Smta. Guzmán Contreras
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Mérida - Venezuela.
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Presentación
Triduo Pascual
Jueves Santo: La cena del Señor 23
Viernes Santo: Conmemoración de la Pasión del Señor 28
Sábado Santo: Vigilia Pascual 44
Domingo de Resurrección 66
Viacrucis 72
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Aunque todo el tiempo del año litúrgico viene marcado como tiempo sagrado, Cuaresma,
Semana Santa y Pascua, adquieren una particularidad, quizás por la naturaleza del mismo,
pero que ha de ser vivido no como un tiempo triste y de luto como lo expresa el Papa, sino
Semana Santa 2018
Los prefacios litúrgicos de los domingos de cuaresma, resumen lo que este tiempo
significa, no es algo estático sino un camino, “la pasión es el camino de la resurrección, II
domingo de cuaresma” “conducir al género humano, peregrino en tinieblas al esplendor de
la fe, IV domingo de cuaresma”. Por eso, la Iglesia, más allá de una exigencia, propone lo
que ha sido desde siempre a manera de subsidios espirituales, la oración, el ayuno y la
penitencia, desde allí el creyente intenta y busca poner a Dios en el centro de su existencia a
quien por el pecado y su condición humana desplaza transformando su vida espiritual en
tiniebla.
Toda esta riqueza es el preludio de lo que encierra el centro de estos días, el triduo pascual
no solo en la liturgia de la Iglesia, sino en la vivencia personal de la fe, una riqueza
marcada además por la religiosidad popular donde el creyente intenta hacer suya en
expresiones sencillas del Nazareno, o el viacrucis viviente, la misma pasión del Señor,
gente sencilla de los que quizás poco asisten a la Iglesia, pero convencidos de lo que
significa Jesús de Nazaret.
Las circunstancias nuestras parecieran no pintar nada alentador, eso dará pie para estar más
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cerca no solo de quien carga la cruz, sino del que puede darnos fuerza para llevar también
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Antífona
Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel.
¡Hosanna en el cielo! (Mt 21,9).
Enseguida el sacerdote saluda al pueblo de la manera acostumbrada y hace una breve exhortación para invitar
a los fieles a participar activa y conscientemente en la celebración de este día. Puede hacerlo con estas o
semejantes palabras.
santa, para que, participando ahora de su cruz, podamos participar un día de su gloriosa
resurrección y de su vida.
Oremos:
Semana Santa 2018
Con el texto del Evangelio que escucharemos a continuación, nos situamos ante la entrada
triunfal de Jesús en Jerusalén. Cristo es reconocido como Rey en medio de su pueblo, como
el Mesías esperado, para que se cumplieran los designios del amor de Dios. Alabémoslo
también nosotros diciendo ¡Hosanna en el cielo! Bendito el que viene a salvarnos.
Evangelio: Mc 11,1-10.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos
Cuando Jesús y los suyos iban de camino a Jerusalén, al llegar a Betfagé y Betania, cerca
del monte de los Olivos, les dijo a dos de sus discípulos: “Vayan al pueblo que ven allí
enfrente; al entrar; encontrarán amarrado un burro que nadie ha montado todavía. Desátenlo
y tráiganmelo. Si alguien les pregunta por qué lo hacen, contéstenle: ‘El Señor lo necesita y
lo devolverá pronto’. Fueron y encontraron al burro en la calle, atado junto a una puerta y
lo desamarraron. Alguno de los que allí estaban le preguntaron: “¿Por qué sueltan al
burro?” Ellos le contestaron lo que había dicho Jesús y ya nadie los molestó. Llevaron el
burro, le echaron encima los mantos y Jesús montó en él. Muchos extendían su manto en el
camino, y otros lo tapizaban con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante de Jesús
y los que lo seguían, iban gritando vivas: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del
Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!”.
Palabra del Señor.
Después del Evangelio, si se cree oportuno, puede hacerse una breve homilía. Al iniciar la procesión, el
celebrante u otro ministro idóneo puede hacer una exhortación con estas palabras u otras parecidas:
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Que esta procesión que vamos a comenzar ahora, nos haga comprender lo que debe ser
nuestra vida de bautizados; aclamar al Señor nuestro salvador, por una vida dedicada a su
servicio, siguiéndolo fielmente, paso a paso.
Semana Santa 2018
Y se inicia la procesión hacia el templo donde va a celebrarse la misa. Si se usa el incienso, el turiferario va
adelante con el incensario; enseguida, un ministro con la cruz adornada y, a su lado, dos acólitos con velas
encendidas. Sigue luego el sacerdote con los ministros y, detrás de ellos, los fieles con ramos en las manos. Al
avanzar la procesión, el coro y el pueblo entonan los siguientes cánticos u otros apropiados.
Antífona 1.
Los hijos de Israel, llevando ramos de olivo, salieron al encuentro del Señor, clamando:
“Hosanna en el cielo”.
Al entrar la procesión en la Iglesia, se canta el siguiente responsorio u otro cántico alusivo a la entrada del
Señor en Jerusalén:
Responsorio
R Al entrar el Señor en la ciudad santa, los hijos de Israel, anticipándose a la resurrección
del Señor de la vida, con palmas en las manos, clamaban: Hosanna en el cielo.
S Al enterarse de que Jesús llegaba a Jerusalén, el pueblo salió a su encuentro con palmas
en las manos, clamando: Hosanna en el cielo.
El sacerdote, al llegar al altar, hace la debida reverencia y, si lo juzga oportuno, lo inciensa. Luego se dirige a
la sede (se quita la capa pluvial, si la usó, y se pone la casulla) y, omitida toda la otra ceremonia, da fin a la
procesión diciendo la oración colecta y prosigue la misa de la manera acostumbrada.
Después se bendicen los ramos y se lee el Evangelio de la entrada del Señor en Jerusalén. Después del
Evangelio, el sacerdote va solemnemente hacia el presbiterio a través del templo, acompañado por los
ministros y por algunos fieles, mientras se canta el responsorio. Al llegar al altar, el sacerdote hace la debida
reverencia. Enseguida va a la sede y, omitida toda otra ceremonia, dice la oración colecta de la misa, que
prosigue luego de la manera acostumbrada.
En todas las demás misas de este domingo, en las que no se hace la entrada solemne, se recuerda la entrada
del Señor en Jerusalén por medio de una entrada sencilla. Mientras el sacerdote se dirige al altar, se canta la
antífona de entrada u otro cántico sobre el mismo tema. El sacerdote, al llegar al altar, hace la debida
reverencia, va a la sede y saluda al pueblo. Luego sigue la misa de la manera acostumbrada.
Seis días antes de la Pascua, cuando el Señor entró en Jerusalén, salieron los niños a su
encuentro llevando en sus manos hojas de palmera y gritando: Hosanna en el cielo. Bendito
tú que vienes lleno de bondad y de misericordia.
Semana Santa 2018
¡Portones!, alcen los dinteles, levántense, puertas antiguas: porque va a entrar el Rey de la
gloria. Y ¿quién es ese Rey de la gloria? El Señor de los ejércitos es el Rey de la gloria.
Bendito tú que vienes lleno de bondad y de misericordia (Sal 23,9-10).
La Santa Misa
Después de la procesión o de la entrada solemne, el sacerdote comienza la misa con la oración colecta.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que has querido entregarnos como ejemplo de humildad a
Cristo, nuestro salvador, hecho hombre y clavado en una cruz, concédenos vivir según las
enseñanzas de su pasión, para participar con él, un día, de su gloriosa resurrección. Por
nuestro Señor Jesucristo.
No se llevan velas ni incienso para la lectura de la Pasión del Señor, ni se hace al principio el saludo, ni se
signa el libro. La lectura la hace un diácono o, en su defecto, el sacerdote. Puede también ser hecha por
lectores, reservando al sacerdote, si es posible, la parte correspondiente a Cristo. Solamente los diáconos
piden la bendición del celebrante antes del canto de la Pasión, como se hace antes del Evangelio. Después de
la lectura de la Pasión, puede tenerse, si se cree oportuno, una breve homilía. Se dice Credo. La Misa de hoy
tiene tres lecturas, y es muy recomendable leerlas todas, a no ser que alguna razón pastoral aconseje lo
contrario. Dada la importancia de la Pasión del Señor, el sacerdote, en las Misas con el pueblo, y de acuerdo
con las características de los fieles de cada asamblea, puede omitir una de las dos primeras lecturas, o ambas,
y leer sólo la Pasión del Señor.
El relato de la pasión del Señor introduce la Semana Santa bajo los misterios de la pasión y
muerte de nuestro Señor Jesucristo. Cristo a pesar de su condición divina se rebajó y pasó
como uno de tantos haciendo el bien, entregando su vida en el madero de la cruz por amor a
nosotros. ¿Cómo respondemos al gran amor de Dios? Escuchemos.
1ª Lectura: Is 50,4-7
a los que me golpeaban, la mejilla a los que jalaban mi barba. No oculté el rostro a insultos
y salivazos. Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido; por eso ofrecí el rostro
como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado. Palabra de Dios.
de la casa en donde entre: ‘El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que
voy a comer la Pascua con mis discípulos?’ Él les enseñará una sala en el segundo piso,
arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena".
C: Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho
y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer, llegó Jesús con los Doce. Estando a la mesa,
cenando, les dijo: †: "Yo les aseguro que uno de ustedes, uno que está comiendo conmigo,
me va a entregar". C: Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro: S: “¿Soy
yo?" C: Él respondió: †: "Uno de los Doce; alguien que moja su pan en el mismo plato que
yo. El Hijo del hombre va a morir, como está escrito: pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo
del hombre! ¡Más le valiera no haber nacido!"
C: Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus
discípulos, diciendo: †: "Tomen: esto es mi cuerpo". C: Y tomando en sus manos una copa
de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: †: “Esta es mi
sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a
beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios".
C: Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos y Jesús les dijo: †:
"Todos ustedes se van a escandalizar por mi causa, como está escrito: Heriré al pastor y se
dispersarán las ovejas; pero cuando resucite, iré por delante de ustedes a Galilea". C:
Pedro replicó: S: "Aunque todos se escandalicen, yo no". C: Jesús le contestó: †: "Yo te
aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, tú me negarás
tres". C: Pero él insistía: S: "Aunque tenga que morir contigo, no te negaré". C: Y los
demás decían lo mismo. Fueron luego a un huerto, llamado Getsemaní, y Jesús dijo a sus
discípulos: †: "Siéntense aquí mientras hago oración".
C: Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan; empezó a sentir terror y angustia, y les dijo: †:
"Tengo el alma llena de una tristeza mortal. Quédense aquí, velando". C: Se adelantó un
poco, se postró en tierra y pedía que, si era posible, se alejara de él aquella hora. Decía: †:
"Padre, tú lo puedes todo: aparta de mí este cáliz. Pero que no se haga lo que yo quiero,
sino lo que tú quieres". C: Volvió a donde estaban los discípulos, y al encontrarlos
dormidos, dijo a Pedro: †: "Simón, ¿estás dormido? ¿No has podido velar ni una hora?
Velen y oren, para que no caigan en la tentación. El espíritu está pronto, pero la carne es
débil". C: De nuevo se retiró y se puso a orar, repitiendo las mismas palabras. Volvió y otra
vez los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados de sueño; por eso no sabían qué
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contestarle. Él les dijo: †: "Ya pueden dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora.
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Miren que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense!
¡Vamos! Ya está cerca el traidor".
C: Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él, gente con
apresarme con espadas y palos, como si se tratara de un bandido? Todos los días he estado
entre ustedes, enseñando en el templo y no me han apresado. Pero así tenía que ser para
que se cumplieran las Escrituras".
C: Todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto nada más
con una sábana, y lo detuvieron; pero él soltó la sábana y se les escapó desnudo.
Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote y se reunieron todos los pontífices, los
escribas y los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del patio del sumo
sacerdote y se sentó con los criados, cerca de la lumbre, para calentarse. Los sumos
sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban una acusación contra Jesús para condenarlo a
muerte y no la encontraban. Pues, aunque muchos presentaban falsas acusaciones contra él,
los testimonios no concordaban. Hubo unos que se pusieron de pie y dijeron: S: "Nosotros
lo hemos oído decir: 'Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días
construiré otro, no edificado por hombres' ". C: Pero ni aun en esto concordaba su
testimonio. Entonces el sumo sacerdote se puso de pie y le preguntó a Jesús:
S: “¿No tienes nada que responder a todas esas acusaciones?" C: Pero él no le respondió
nada. El sumo sacerdote le volvió a preguntar: S: "¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios
bendito?" C: Jesús contestó: †: "Sí lo soy. Y un día verán cómo el Hijo del hombre está
sentado a la derecha del Todopoderoso y cómo viene entre las nubes del cielo". C: El sumo
sacerdote se rasgó las vestiduras exclamando: S: "¿Qué falta hacen ya más testigos?
Ustedes mismos han oído la blasfemia. ¿Qué les parece?"
C: Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la
cara, lo abofeteaban y le decían: S: "Adivina quién fue". C: Los criados también le daban
de bofetadas. Mientras tanto, Pedro estaba abajo, en el patio. Llegó una criada del sumo
sacerdote, y al ver a Pedro calentándose, lo miró fijamente y le dijo: S: "Tú también
andabas con Jesús Nazareno". C: Él lo negó, diciendo: S: "Ni sé ni entiendo lo que quieres
decir". C: Salió afuera hacia el zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, se puso de
nuevo a decir a los presentes: S: "Ese es uno de ellos". C: Pero él lo volvió a negar. Al poco
rato, también los presentes dijeron a Pedro: S: "Claro que eres uno de ellos, pues eres
galileo". C: Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar: S: "No conozco a ese hombre del
que hablan".
C: Enseguida cantó el gallo por segunda vez. Pedro se acordó entonces de las palabras que
le había dicho Jesús: 'Antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres', y
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rompió a llorar. Luego que amaneció, se reunieron los sumos sacerdotes con los ancianos,
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al rey de los judíos?" C: Porque sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por
envidia. Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente para que pidieran la libertad de
Barrabás. Pilato les volvió a preguntar: S: "¿Y qué voy a hacer con el que llaman rey de los
judíos?" C: Ellos gritaron: S: "¡Crucifícalo!" C: Pilato les dijo: S: "Pues ¿qué mal ha
hecho?" C: Ellos gritaron más fuerte: S: "¡Crucifícalo!" C: Pilato, queriendo dar gusto a la
multitud, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, lo entregó para que lo
crucificaran. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio, al pretorio, y reunieron a
todo el batallón. Lo vistieron con un manto de color púrpura, le pusieron una corona de
espinas que habían trenzado, y comenzaron a burlarse de él, dirigiéndole este saludo: S:
"¡Viva el rey de los judíos!"
C: Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban
ante él. Terminadas las burlas, le quitaron aquel manto de color púrpura, le pusieron su ropa
y lo sacaron para crucificarlo.
Entonces forzaron a cargar la cruz a un individuo que pasaba por ahí de regreso del campo,
Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere
decir "lugar de la Calavera"). Le ofrecieron vino con mirra, pero él no lo aceptó. Lo
crucificaron y se repartieron sus ropas, echando suertes para ver qué le tocaba a cada uno.
Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: “El
rey de los judíos". Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su
izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: Fue contado entre los malhechores. Los
que pasaban por ahí lo injuriaban meneando la cabeza y gritándole: S: "¡Anda! Tú que
destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo y baja de la cruz" C:
Los sumos sacerdotes se burlaban también de él y le decían: S: "Ha salvado a otros, pero a
sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que
lo veamos y creamos"
C: Hasta los que estaban crucificados con él también lo insultaban. Al llegar el mediodía,
toda aquella tierra se quedó en tinieblas hasta las tres de la tarde. Y a las tres, Jesús gritó
con voz potente: †: "Eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní?" C: que significa: “Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?” Algunos de los presentes, al oírlo, decían: S: "Miren, está
llamando a Elías". C: Uno corrió a empapar una esponja en vinagre, la sujetó a una caña y
se la acercó para que bebiera, diciendo: S: "Vamos a ver si viene Elías a bajarlo". C: Pero
Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
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Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El oficial romano que estaba
frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo: S: "De veras este hombre era Hijo de
Dios". C: Había también hay unas mujeres que estaban mirando todo desde lejos; entre
valor ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que ya hubiera muerto, y
llamando al oficial, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el
oficial, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana, bajó el cadáver, lo envolvió en
la sábana y lo puso en un sepulcro excavado en una roca y tapó con una piedra la entrada
del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, se fijaron en dónde lo ponían.
Palabra de Señor.
A Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
Acudamos a Jesús, nuestro Rey y Mesías, nuestro único Salvador, y sabiendo que sube a
Jerusalén para consumar nuestra liberación definitiva, salgamos a su paso diciendo:
R/. Bendito el que viene en nombre del Señor.
1. Por la Iglesia, para que sea testigo fiel de la cruz del Señor en medio de los
hombres: R./
2. Por todos los que sufren en el cuerpo o en el alma, para que en la pasión del Señor
encuentren la fuerza y la esperanza: R./
3. Por todos nosotros que, unidos a toda la Iglesia, celebramos la semana santa, para
que podamos abrir a Cristo, de par en par, las puertas de nuestro corazón: R./
4. Por Venezuela, para que deje entrar en sus ciudadanos e instituciones, sin miedo, la
majestuosa potestad del Señor, cuya ley es el amor, la misericordia, el servicio y la
justicia: R./
5. Por el eterno descanso de nuestros hermanos difuntos, para que lleguen a participar
de la triunfante resurrección de nuestro Señor: R./
Que la pasión de tu Hijo, actualizada en este santo sacrifico que vamos a ofrecerte, nos
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alcance, Señor, de tu misericordia, el perdón que no podemos merecer por nuestras obras.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Tú que nos has alimentado con esta Eucaristía, y por medio de la muerte de tu Hijo nos das
la esperanza de alcanzar lo que la fe nos promete, concédenos, Señor, llegar, por medio de
la resurrección, a la meta de nuestras esperanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Semana Santa 2018
MONICIÓN DE ENTRADA
Estamos empezando la Semana Santa y es preciso disponer nuestro espíritu con mayor
recogimiento para el Señor. El Señor viene para manifestar en medio del pueblo su fuerza
salvadora y redentora, nosotros debemos ser como Marta, estar dispuestos al servicio, y
como Lázaro, sin miedo ni temores, ser testigos de las maravillas que ha hecho Dios en
nuestra vida, iniciemos con alegría esta celebración eucarística.
Oración colecta
Concédenos, Señor, nueva fuerza para no sucumbir a nuestras humanas debilidades, por los
méritos de la pasión de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios, por los siglos de los siglos.
Jesús se establece como aquél que restaura y devuelve la vida, que saca de las tinieblas y
nos pone delante de su luz. Quieren asesinarlo porque anuncia la verdad, ese mismo riesgo
corremos nosotros. Debemos dar hasta la vida, como Marta y Lázaro para ser testigos de su
mensaje.
hasta haber establecido el derecho sobre la tierra y hasta que las islas escuchen su
enseñanza. Esto dice el Señor Dios, el que creó el cielo y lo extendió, el que dio firmeza a
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la tierra, con lo que en ella brota; el que dio el aliento a la gente que habita la tierra y la
respiración a cuanto se mueve en ella: “Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación, te
llamé, te tomé de la mano; te he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las
A Te alabamos, Señor.
Semana Santa 2018
L Aunque se lance contra mí un ejército, no temerá mi corazón; aun cuando hagan la guerra
contra mí, tendré plena confianza en el Señor. /R
L La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el
Señor confía. /R
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había
resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno
de los que estaban con él en la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo
auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y
la casa se llenó con la fragancia del perfume. Entonces Judas Iscariote, uno de los
discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: “¿Por qué no se ha vendido ese perfume
en trescientos denarios para dárselos a los pobres?” Esto lo dijo, no porque le importaran
los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban
en ella. Entonces dijo Jesús: “Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura;
porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán”.
Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo
por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los
muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él,
muchos judíos se separaban y creían en Jesús. Palabra del Señor.
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A Cristo, que muriendo nos da nueva vida y nos reconcilia con Dios, su Padre, oremos con
total confianza, diciendo:
R./ Ten piedad y escúchanos
Semana Santa 2018
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; bendícenos con tu mano
poderosa y haz que, purificados en este tiempo cuaresmal, vivamos tu Pascua con pureza de
corazón. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R./ Amén.
Mira, Señor, con bondad, este sacrificio que tú instituiste misericordiosamente para reparar
el daño de nuestros pecados, y hazlo producir en nosotros abundantes frutos de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Quédate, Señor, con nosotros y protege con tu amor infatigable nuestros corazones
santificados por esta Eucaristía, para que podamos conservar siempre las gracias que hemos
recibido de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
En esta santa misa se hace la recepción de los santos óleos en la comunidad parroquial. Y, si se juzga
oportuno, puede administrarse el sacramento de la Unción del los enfermos. En ausencia del sacerdote, sólo se
reciben los santos óleos.
Queridos hermanos, cada vez estamos más cerca de celebrar los misterios que fundamentan
nuestra fe, el paso de la muerte a la vida de nuestro Señor. Hoy la liturgia nos invita a poner
nuestra esperanza en Jesús, él quiere salvarnos. Démonos como el Señor, no a migajas,
Semana Santa 2018
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a celebrar los misterios de la pasión del Señor con
tal fe y arrepentimiento, que podamos merecer tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.
En todas las culturas, el aceite es signo de abundancia, de alegría, purifica antes y después
del baño, suaviza la piel, cicatriza las heridas, da agilidad, signo de curación y al mismo
tiempo causa en quien lo recibe la pureza y la fuerza.
Sagrado Crisma: Crisma, en latín, significa cabeza, este aceite consagrado, está elaborado
con plantas aromáticas perfumadas y aceites, que expresan su realidad para quien es
ungido. Cristo mismo fue ungido y consagrado por el Padre para la Misión que le
encomendaba. Este aceite será utilizado para ungir en la cabeza de los recién bautizados y
para aquellos que son confirmados, le concede la plenitud del Espíritu Santo. Se utiliza,
también, en Ordenación de los presbíteros, ellos son ungidos en las manos y en la
consagración episcopal, los obispos son ungidos en la cabeza.
Óleo de los Enfermos: Este Aceite Sagrado es extraído del aceite de oliva, o con aceite de
otras plantas vegetales. Es signo de purificación y fortaleza cuando el cristiano es probado
en la enfermedad, robustece la fe, expresa curación y consuelo y, al mismo tiempo, es signo
de la presencia de Dios en el necesitado no sólo de sanación física sino también espiritual.
Óleo de los Catecúmenos: Este Óleo es también extraído del aceite de oliva, se utiliza en
el pecho de los que van a recibir el Sacramento del Bautismo. Es signo de valentía, para
que el cristiano no tenga miedo ni temor ante los peligros, tentaciones y pecados. Es signo
de fortaleza y entrega a Cristo y a la Iglesia. La unción con este aceite expresa también
purificación.
Nuestra vocación, así como la de Isaías, nos lleva a creer que Dios nunca abandona, más
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bien recompensa a quien se dispone a servirle. Jesús es la mayor expresión de ese servicio,
afirma que ha venido para dar la vida por nosotros. Escuchemos.
A Te alabamos, Señor.
L Sé tú mi roca de refugio,
la fortaleza donde me salve,
porque mi peña y mi defensa eres tú,
Dios mío, líbrame de la mano perversa. /R
En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: «En verdad, en verdad les digo
que uno de ustedes me entregará». Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de
quién hablaba. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa a su lado.
Simón Pedro le hace una señal y le dice: «Pregúntale de quién está hablando». Él,
recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: «Señor, ¿quién es?» Le responde Jesús: «Es
aquel a quien dé el bocado que voy a mojar». Y, mojando el bocado, lo toma y se lo da a
Judas, hijo de Simón Iscariote. Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le
dice: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto». Pero ninguno de los comensales entendió por qué
se lo decía. Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra
lo que nos hace falta para la fiesta», o que diera algo a los pobres. En cuanto tomó Judas el
bocado, salió. Era de noche. Cuando salió, dice Jesús: «Ahora ha sido glorificado el Hijo
del hombre y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, Dios
también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto». «Hijos míos, ya poco tiempo
voy a estar con ustedes. Ustedes me buscarán, y, lo mismo que les dije a los judíos, que
adonde yo voy, ustedes no pueden venir, les digo también ahora a ustedes. Simón Pedro le
dice: «Señor, ¿a dónde vas? »Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme
ahora; me seguirás más tarde». Pedro le dice: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré
mi vida por ti». Le responde Jesús: «¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te
digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces». Palabra del Señor.
1. Para que Jesús, que nos llamó a ser sus testigos, nos dé su gracia para dar frutos de
santidad y buenas obras. Oremos al Señor
2. Para que cuantos, de alguna manera, han traicionado su fe y sus principios, arrastrados
por la seducción del pecado y la indiferencia, contemplando a Cristo que dio su vida por
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3. Para que los que trabajan social o apostólicamente en favor de los más pobres, no cesen
en su empeño por transformar nuestra sociedad. Oremos.
Acepta, Señor, nuestras oraciones y haz que la colaboración de los misterios de nuestra fe
nos haga cada vez más fieles en la vivencia de nuestra vocación cristiana, y más firmes en
Semana Santa 2018
el seguimiento de Jesús, el crucificado, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R./ Amén.
Acepta, Señor, con bondad este pan y este vino que te presentamos, y concede a cuantos
quieres hacernos partícipes del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, llegar a poseerlo plenamente
en tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Por medio de este sacramento, que ya desde ahora nos comunica tu fuerza, concédenos,
Padre misericordioso, participar de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
MONICIÓN DE ENTRADA
En nuestra Iglesia venezolana hoy se celebra a Jesús Nazareno. Es el Señor como siervo
sufriente quien carga en su cruz todas nuestras inseguridades, dolores, tristezas, hambre e
impotencias, en resumen, toda la pobreza de nuestro pueblo. Que a su paso los venezolanos
podamos sentir que no estamos solos en el camino de la vida, que el Señor camina con
nosotros y quiere salvarnos.
Oración colecta
Padre misericordioso que para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo sufriera
por nosotros el suplicio de la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por
nuestro Señor Jesucristo.
La palabra hoy nos ofrece una doble reflexión. La primera, muestra a Isaías como
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instrumento de consuelo y fortaleza para su pueblo. Luego, se nos presenta a Judas que
1ª Lectura: Is 50,4-9.
Semana Santa 2018
En aquel entonces, dijo Isaías: “El Señor me ha dado una lengua experta, para que pueda
confortar al abatido con palabras de aliento. Mañana tras mañana, el Señor despierta mi
oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y
yo no he opuesto resistencia, ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me
golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro a los insultos y
salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endureció mi
rostro como roca y sé que no quedare avergonzado. Cercano está de mí el que me hace
justicia, ¿Quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? Que se me
enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atreverá a condenarme?” Palabra de Dios.
A Te alabamos, Señor.
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes
y les dijo: “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?” Ellos quedaron en darle treinta
monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para
entregárselo. El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a
Jesús y les preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?” Él
respondió: “Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora está
ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’”. Ellos hicieron lo que
Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer, se sentó a la mesa
con los Doce y mientras cenaban les dijo: “Yo les aseguro que uno de ustedes va
entregarme”. Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno:
“¿Acaso soy yo, Señor?” Él respondió: “El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése
va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de
aquel por quien el Hijo del Hombre va ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber
nacido”. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: “¿Acaso soy yo, Maestro?”
Jesús le respondió: “Tú lo has dicho”. Palabra del Señor.
A Dios, que en su bondad nos escucha y bendice, dirijamos nuestras oraciones y las de todo
el mundo, diciendo:
R./ Jesús Nazareno, escucha nuestra oración.
1. Por la Iglesia: para que por medio de sus pastores y ministros sepa consolar y predicar
teniendo siempre los mismos sentimientos que Cristo. Oremos al Señor.
2. Por todos los que buscan a Dios. Para que descubran que Jesús que Jesús dio su vida por
ellos y le confiesen como Dios y salvador. Oremos al Señor.
3. Por los que padecen deficiencias físicas o psicológicas, por los que se sienten tentados de
no creer, por los que experimentan la desesperación y la ausencia de Dios: para que Jesús
se les manifieste, les enseñe a vivir como Él y les ayude a cargar su cruz de cada día.
Oremos al Señor.
4. Por Venezuela, para que en Jesús Nazareno, que carga con nuestros sufrimientos y
dolores, encontremos nuestra fuerza y esperanza Oremos al Señor.
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Padre, derrama tus bendiciones sobre este pueblo que te suplica, muéstranos tu rostro y
danos tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. R./ Amén.
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Acepta, Señor, los dones que te presentamos y concédenos la gracia de traducir en una vida
de amor y de obediencia a tu voluntad, el misterio de la pasión de tu Hijo, que estamos
celebrando. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Concédenos, Señor, Dios nuestro, creer profundamente que por la muerte de tu Hijo,
padecida en el Calvario y anunciada en cada Eucaristía, tú nos has dado la vida eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
MONICIÓN DE ENTRADA
La Iglesia tiene hoy tres motivos para celebrar. El Señor instituye el mandamiento del
amor, pues nuestra vida sin amor, se vuelve estéril y un entero fracaso, por eso se abaja de
su categoría de Dios y lava los pies a sus discípulos. También, instituye el Señor el eterno
memorial para nuestra salvación, la Eucaristía, donde él mismo se ofrece en cuerpo y
sangre para salvarnos. Y finalmente, el Orden sacerdotal; en sus apóstoles, va fundando una
Iglesia que adquiere sentido desde el servicio, estableciendo pastores para apacentar a su
pueblo. Empecemos pues con alegría esta celebración, que el amor nos una, la eucaristía
nos fortalezca y en el servicio de los sacerdotes podamos sentir cómo el Señor nos bendice
grandemente.
himno, se tocan las campanas. Terminado el canto, las campanas no vuelven a tocarse hasta la Vigilia
Pascual.
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Dios nuestro, que nos ha reunido para celebrar aquella Cena en la cual tu Hijo único, antes
de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el sacrificio nuevo y eterno, sacramento de su
amor, concédenos alcanzar por la participación en este sacramento, la plenitud del amor y
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Con la muerte de los primogénitos el Señor da una clara señal que su misión es salvar a su
pueblo, dar una señal para que se vuelvan a él de corazón. En el lavatorio de los pies, Jesús
quiere lavar nuestros pecados para que quedemos limpios, es su cuerpo y su sangre
presentes en la Eucaristía verdadero memorial que sirve para nuestra salvación.
1ª Lectura: Ex 12,1-8.11-14.
En aquellos días, el Señor les dijo a Moisés y Aarón en tierra de Egipto: “Este mes será
para ustedes el primero de todos los meses y el principio del año. Díganle a toda la
comunidad de Israel: ‘El día diez de este mes, tomará cada uno un cordero por familia, uno
por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con los vecinos y
elija un cordero adecuado al número de personas y a la cantidad que cada cual pueda
comer. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardarán hasta
el día catorce del mes, cuando toda la comunidad de los hijos de Israel lo inmolará al
atardecer. Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel de la puerta de la casa
donde vayan a comer el cordero. Esa noche comerán la carne, asada a fuego; comerán
panes sin lavadura y hierbas amargas. Comerán así: con la cintura ceñida, las sandalias en
los pies, un bastón en la mano y a toda prisa, porque es la Pascua, es decir, el paso del
Señor. Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país
de Egipto, desde los hombres hasta los ganados. Castigaré a todos los dioses de Egipto, yo,
el Señor. La sangre les servirá de señal en las casas donde habiten ustedes. Cuando yo vea
la sangre, pasaré de largo y no habrá entre ustedes plaga exterminadora, cuando hiera yo la
tierra de Egipto. Ese día será para ustedes un memorial y lo celebrarán como fiesta en
honor del Señor. De generación en generación celebrarán esta festividad, como institución
perpetua.” Palabra de Dios.
A Te alabamos, Señor.
Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la
noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de
gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en
memoria mía.” Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la
nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban
de él.” Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la
muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios.
A Te alabamos, Señor.
Evangelio: Jn 13,1-5.
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
A Gloria a ti, Señor.
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo. En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón de
Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús, consciente de que el Padre había
puesto en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía, se
levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en
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una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se
había ceñido. Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: “Señor, ¿me vas a lavar tú a mí los
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pies?” Jesús le replicó: “Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo
comprenderás más tarde”. Pedro le dijo: “Tú no me lavarás los pies jamás”. Jesús le
mesa y les dijo: “¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman
Maestro y Señor, y dicen bien, porque yo lo soy. Pues si yo, que soy Maestro y el Señor, les
he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado
ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes los hagan”. Palabra del
Señor.
A Gloria a ti, Señor Jesús.
En la homilía se exponen los grandes hechos que se recuerdan en esta misa, es decir la institución de la
Sagrada Eucaristía y el Orden Sacerdotal y el mandato del Señor sobre la caridad fraterna. Después de la
homilía, donde lo aconseje el bien pastoral, se lleva a cabo el lavatorio de los pies.
En la escena del lavatorio de los pies, Jesús lo que hace es ofrecer su amor sin límites y
quiere decirnos algo nuevo a los que nos hemos reunido con Él para celebrar la pascua. Al
mundo de hoy le resulta muy difícil entenderlo, pero sólo este es el verdadero amor. Para
amar en serio hay que despreciar los puestos de honor, hay que doblar las rodillas para
servir y hay que abrir las manos para compartir. En nosotros, ha de resonar el imperativo de
Jesús: “Hagan esto en memoria mía”.
Los varones y mujeres designados para el rito van, acompañados por los ministros, a ocupar los asientos
preparados para ellos en un lugar visible. El celebrante, quitada la casulla si es necesario, se acerca a cada una
de las personas designadas y, con la ayuda de los ministros, les lava los pies y se los seca. Mientras tanto, se
hace algún canto apropiado. Inmediatamente, después del lavatorio de los pies o, si éste no tuvo lugar,
después de la homilía, se hace la Oración universal. No se dice Credo.
Liturgia Eucarística
Al comienzo de la Liturgia Eucarística, puede organizarse una procesión de los fieles, en la que se lleven
dones para los pobres.
Cristo, para que encarnen en sus vidas lo que celebran en el altar. Oremos a Cristo, Sumo y
Eterno Sacerdote.
3. En esta tarde, en la que Cristo fue entregado por uno de sus amigos, oremos por los que
hoy le traicionan derramando sangre inocente, profanando el amor, renegando de su fe;
para que la fuerza del misterio que celebramos se haga vida en sus corazones y en los de
todos los que fuimos predestinados para el amor. Oremos a Cristo, nuestra Víctima Pascual.
4. En esta tarde santa, en la que Jesús nos quiere unidos en comunión, oremos por el pueblo
de Israel y por los que no le reconocen como el Mesías de Dios, el Salvador que tenía que
venir. Oremos a Cristo, nuestro Salvador.
5. En esta tarde, en la que Cristo oró por sus amigos, oremos por nuestra Comunidad
parroquial, por nuestros enfermos, por los que entregan su vida por el Evangelio y por los
que viven alejados de Dios; para que el paso del Señor les alcance la paz, la salud, el
perdón y el gozo de su cercanía y amistad. Oremos a Cristo, nuestro hermano.
6. En esta tarde santa, en que Jesús nos dejó en mandato del amor, oremos por todo el
pueblo de Dios, para que reunido en torno al banquete Pascual, y alimentado de su Cuerpo
y de su sangre, seamos capaces de crear una fraternidad universal siendo constructores de la
paz y la justicia que Él nos mereció. Oremos a Cristo, Príncipe de la paz.
Señor Jesús, que antes de derramar tu Sangre por nuestra salvación quisiste quedarte en la
Eucaristía para ser nuestro alimento y nuestra vida, concédenos gustar el Sacramento del
amor y ser signos de tu presencia en medio de los hombres. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos.
R./ Amén
Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía, porque cada vez que
celebramos el memorial de la muerte de tu Hijo, se realiza la obra de nuestra redención. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Señor, tú que nos permites disfrutar en esta vida da la Cena instituida por tu Hijo,
concédenos participar también del banquete celestial en tu Reino. Por Jesucristo, nuestro
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Señor.
Santísimo Sacramento a través del templo, hasta el sitio donde se le va a guardar. Va adelante un acólito, con
la cruz alta; otros acólitos acompañan al Santísimo Sacramento con ciriales e incienso. El lugar de depósito
debe estar preparado en alguna capilla convenientemente adornada. Durante la procesión, se canta el himno
Pangue lingua (excepto las dos últimas estrofas) a algún otro canto eucarístico. Al llegar la procesión al lugar
donde va a depositarse el Santísimo Sacramento, el sacerdote deposita el copón y, poniendo de nuevo
incienso en el incensario, lo inciensa arrodillado, mientras tanto se canta la parte final del himno Tantum ergo.
Para resaltar el sentido litúrgico del monumento evítese exponer el Santísimo en la custodia. Enseguida se
cierra el tabernáculo o la urna del depósito. Después de unos momentos de adoración en silencio, el sacerdote
y los ministros hacen genuflexión y vuelven a la sacristía. Enseguida se desnuda el altar y, si es posible, se
quitan del templo las cruces. Si algunas no se pueden quitar, es conveniente que queden cubiertas con un velo.
Exhórtese a los fieles, según las circunstancias y costumbres del lugar, a dedicar alguna parte de su tiempo, en
la noche, a la adoración delante del Santísimo Sacramento. Esta adoración, después de la media noche, hágase
sin solemnidad.
Viernes Santo
de la Pasión del Señor
El día de hoy y el de mañana, por una antiquísima tradición, la Iglesia omite por completo la celebración del
sacrificio eucarístico. El altar debe estar desnudo por completo: sin cruz, sin candelabros y sin manteles.
Después del mediodía, alrededor de las tres de la tarde, a no ser que por razón pastoral se elija una hora más
avanzada, se celebra la Pasión del Señor, que consta de tres partes: Liturgia de la Palabra, Adoración de la
Cruz y Sagrada Comunión. En este día la sagrada comunión se distribuye a los fieles únicamente dentro de la
celebración de la Pasión del Señor; pero a los enfermos que no puedan tomar parte en esta celebración, se les
puede llevar a cualquier hora del día. El sacerdote y el diácono, revestidos de color rojo, como para la misa, se
dirigen al altar, y hecha la debida reverencia, se postran rostro en tierra o, si se juzga mejor, se arrodillan, y
todos oran en silencio durante algún espacio de tiempo. Después el sacerdote, con los ministros, se dirige a la
sede, donde, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas dice la siguiente oración:
(No se dice “Oremos”)
Oración
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Padre nuestro misericordioso, santifica y protege siempre a esta familia tuya, por cuya
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salvación derramó su Sangre y resucitó glorioso Jesucristo, tu Hijo. El cual vive y reina por
los siglos de los siglos. R Amén.
humanidad. Su pasión nos enseña a vivir los sufrimientos sin huir de nuestra misión y
realidad, y con su muerte quedan purificados todos nuestros pecados. Con recogimiento
escuchemos en la Palabra el gran sacrificio de amor que presenta el madero de la cruz.
Miren, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él,
porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano; así asombrará a muchos
pueblos: ante El los reyes cerrarán la boca, al ver algo que no se puede narrar y contemplar
algo insólito. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor? Creció
en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos
sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores,
acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos
leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por
nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron.
Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él
todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca;
como un cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría
la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron. ¿Quién meditó en su destino? Lo
arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron
sepultura con los malhechores; porque murió con los malvados, aunque no había cometido
crímenes, ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando
entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años; lo que el
Señor quiere prosperará por sus manos. A causa de los trabajos de su alma, verá y se
saciará; con lo aprendido, mi Siervo justificará a muchos, cargando con los crímenes de
ellos. Por eso le daré una parte entre los grandes, con los poderosos tendrá parte en los
despojos; porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, y él tomó el
pecado de muchos e intercedió por los pecadores. Palabra de Dios.
A Te alabamos, Señor.
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Hermanos: Tenemos un Sumo Sacerdote que penetró los cielos -Jesús el Hijo de Dios-.
Mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no
pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo, igual que nosotros,
excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de
alcanzar misericordia y hallar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno. Cristo, en
los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que
podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su actitud reverente. Él, a pesar de ser
Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para
todos los que obedecen en autor de salvación eterna. Palabra de Dios.
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A Te alabamos, Señor.
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gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana; ellos no entraron
en el palacio para no incurrir en impureza y poder así comer la cena de Pascua. Salió
entonces Pilato a donde estaban ellos y les dijo:
contestó: †: ¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros? C: Pilato le respondió:
S: ¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es
lo que has hecho?
C: Jesús le contestó: †: Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo,
mis servidores habrían luchado para que yo no cayera en manos de los judíos. Pero mi
Reino no es de aquí. C: Pilato le dijo: S: ¿Conque tú eres rey? C: Jesús le contestó: †: Tú lo
has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de
la verdad, escucha mi voz. C: Pilato le dijo: S: Y ¿qué es la verdad? C: Dicho esto, salió
otra vez a donde estaban los judíos y les dijo: S: No encuentro en Él ninguna culpa. Entre
ustedes es costumbre que por Pascua ponga en libertad a un preso. ¿Quieren que le suelte al
rey de los judíos? C: Pero todos ellos gritaron: S: ¡No, a ése no! ¡A Barrabás!
C: El tal Barrabás era un bandido. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los
soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le echaron encima un
manto color púrpura, y acercándose a Él, le decían: S: ¡Viva el rey de los judíos! C: Y le
daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: S: Aquí lo traigo para que sepan que
no encuentro en Él ninguna culpa. C: Salió, pues, Jesús, llevando la corona de espinas y el
manto color púrpura. Pilato les dijo S : Aquí está el hombre. C: Cuando lo vieron los sumos
sacerdotes y sus servidores, gritaron: S: ¡Crucifícalo, crucifícalo! C: Pilato les dijo: S:
Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro en Él ninguna culpa. C: Los
judíos le contestaron: S: Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir, porque
se ha declarado Hijo de Dios.
C: Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más, y entrando otra vez en el pretorio,
dijo a Jesús: S: ¿De dónde eres tú? C: Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces: S:
¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para
crucificarte? C: Jesús le contestó: †: No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la
hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor. C:
Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: S: ¡Si sueltas a ése,
no eres amigo del César! C: Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó en el
tribunal, en el sitio que llaman el Enlosado (en hebreo Gábbata). Era el día de la
preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: S: Aquí tienen a su
rey. C: Ellos gritaron: S: ¡Fuera, fuera!, ¡Crucifícalo! C: Pilato les dijo: S: ¿A su rey voy a
crucificar?
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C: Contestaron los sumos sacerdotes: S: No tenemos más rey que el César. C: Entonces se
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lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús y Él, cargando con la cruz, se dirigió
hacia el sitio llamado la Calavera (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron, y
con él a otros dos, uno de cada lado, y en medio Jesús. Pilato mandó escribir un letrero y
C: Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron su ropa e hicieron cuatro partes, una
para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza
de arriba abajo. Por eso se dijeron: S: No la rasguemos, sino echemos suertes para ver a
quién le toca. C: Así se cumplió lo que dice la Escritura: Se repartieron mi ropa y echaron
a suerte mi túnica. Y eso hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre,
la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y
junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: †: Mujer, ahí tienes a tu
hijo. C: Luego dijo al discípulo: †: Ahí tienes a tu madre. C: Y desde entonces el discípulo
la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término,
para que se cumpliera la Escritura dijo: †: Tengo sed. C: Había allí un jarro lleno de
vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo y se
la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo: †: Todo está cumplido.
C: E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
(Todos se arrodillan y hacen un momento de adoración en silencio)
C: Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los
cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un
día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz.
Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido
crucificados con Él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las
piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente
salió sangre y agua. El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe
que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo
que dice la Escritura: No le quebraran ningún hueso; y en otro lugar la Escritura dice:
Mirarán al que traspasaron. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús,
pero de oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato el cuerpo de Jesús y Pilato se lo
concedió. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a
verlo de noche, y trajo unos cincuenta kilos de una mezcla de mirra y áloe. Tomaron el
cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con esos aromas, según se acostumbra enterrar
entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un
sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día
de la preparación de la Pascua y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. Palabra del
Señor.
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Oración universal
La Liturgia de la Palabra se termina con la Oración Universal, que se hace de esta manera: el diácono, junto al
los (nuestros) catecúmenos el conocimiento de su fe, para que puedan renacer por el
bautismo a la vida nueva de tus hijos de adopción. Por Jesucristo, nuestro Señor. R Amén.
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unidad, mira con amor a todos los cristianos, a fin de que, cuantos están consagrados por un
solo bautismo, formen una sola familia, unida por el amor y la integridad de la fe. Por
Jesucristo, nuestro Señor. R Amén.
para que Dios nuestro Señor les inspire decisiones que promuevan el bien común, en un
ambiente de paz y libertad.
Segunda parte
Adoración de la Santa Cruz
Terminada la oración universal, se hace la adoración solemne de la santa Cruz. De las dos formas que se
proponen a continuación para el descubrimiento de la cruz, elíjase la que se juzgue más apropiada
pastoralmente, de acuerdo con las circunstancias.
Primera forma de mostrar la santa Cruz
Se lleva al altar la cruz, cubierta con un velo y acompañada por dos acólitos con velas encendidas. El
sacerdote, de pie ante el altar, recibe la cruz, descubre un poco su extremo superior, la eleva y comienza a
cantar el invitatorio Mirad el árbol de la Cruz, cuyo canto prosigue juntamente con los ministros sagrados, o,
si es necesario, con el coro. Todos responden: Venid y adoremos. Terminado el canto, todos se arrodillan y
adoran en silencio, durante algunos instantes, la cruz que el sacerdote, de pie, mantiene en alto. Enseguida el
sacerdote descubre el brazo derecho de la cruz y, elevándola de nuevo, comienza a cantar (en el mismo tono
que antes) el invitatorio Mirad el árbol de la Cruz, y se prosigue como la primera vez. Finalmente descubre
por completo la cruz y, volviéndola a elevar, comienza por tercera vez el invitatorio Mirad el árbol de la
Cruz, etc., como la primera vez. Enseguida, acompañado por dos acólitos con velas encendidas, el sacerdote
lleva la cruz a la entrada del presbiterio o a otro sitio adecuado y la coloca ahí, o la entrega a los ministros o
acólitos para que la sostengan, y se colocan las dos velas encendidas a los lados de la cruz. Se hace luego la
adoración de la santa Cruz como se indica más abajo.
Segunda forma de mostrar la santa Cruz
El sacerdote, el diácono y otro ministro idóneo, va a la puerta del templo juntamente con los acólitos. Ahí
recibe la cruz ya descubierta. Los acólitos toman los ciriales encendidos, y todos avanzan en forma de
procesión hacia el presbiterio a través del templo. Cerca de la puerta del templo, el que lleva la cruz la levanta
y canta el invitatorio Mirad el árbol de la Cruz. Todos responden Venid y adoremos y se arrodillan después
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de la respuesta, adorando un momento en silencio. Esto mismo se repite a la mitad de la iglesia y a la entrada
del presbiterio (El invitatorio se canta las tres veces en el mismo tono).Enseguida se coloca la cruz a la
Página
El sacerdote, el clero y los fieles se acercan procesionalmente y adoran la cruz, haciendo delante de ella una
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genuflexión simple o algún otro signo de veneración (como el de besarla), según la costumbre de la región.
Mientras tanto, se canta la antífona Tu Cruz adoramos, los Improperios, u otros cánticos apropiados. Todos,
conforme van terminando de adorar la cruz, regresan a su lugar y se sientan. Expóngase solamente una cruz a
la adoración de los fieles. Si por el gran número de asistentes no todos pudieren acercarse, el sacerdote,
después de que una parte de los fieles haya hecho la adoración, toma la cruz y, de pie ante el altar, invita a
todo el pueblo, con breves palabras, a adorar la santa cruz. Luego la levanta en alto por un momento, para que
los fieles la adoren en silencio. Terminada la adoración, la cruz es llevada al altar y puesta en su lugar. Los
ciriales encendidos son colocados a los lados del altar o junto a la cruz.
Tercera Parte
Sagrada comunión
Se extiende un mantel sobre el altar y se pone sobre él un corporal y el libro. Enseguida el diácono o, en su
defecto, el mismo sacerdote, trae el Santísimo Sacramento del lugar del depósito directamente al altar,
mientras todos permanecen de pie y en silencio. Dos acólitos, con candelabros encendidos, acompañan al
Santísimo Sacramento y depositan luego los candelabros a los lados del altar o sobre él. Después de que el
diácono ha depositado el Santísimo Sacramento sobre el altar y ha descubierto el copón, se acerca al sacerdote
y, previa genuflexión, sube al altar. Ahí teniendo las manos juntas, dice con voz clara:
Fieles a la recomendación del Salvador,
y siguiendo su divina enseñanza,
nos atrevemos a decir:
El sacerdote, con las manos extendidas, dice junto con el pueblo:
Padre nuestro, que estás en el cielo…
El sacerdote, sigue con las oraciones:
Líbranos de todos los males, Señor…
El pueblo concluye la oración, aclamando:
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Tuyo es el reino,
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Luego, comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo. Después distribuye la comunión a los fieles. Durante la
comunión se pueden entonar cantos apropiados. Acabada la comunión, un ministro idóneo lleva el pixis a
algún lugar especialmente preparado fuera de la iglesia, o bien, si lo exigen las circunstancias, lo reserva en el
sagrario. Después el sacerdote, guardando, si lo cree oportuno un breve silencio, dice la siguiente oración:
Como despedida, el sacerdote, de pie y vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos sobre él dice la
siguiente oración:
SIETE PALABRAS,
Por el Pbro. Cándido Contreras Ochoa
Enero, 2018
Aquel malhechor que probablemente buscaba, por la vía violenta, cambiar la situación
política, económica, social y religiosa de su pueblo Israel, en vez de sentirse fracasado en
su intento y por tanto mostrarse resentido, como su compañero de lucha armada también
Señor Jesús Crucificado: todos queremos gozar del paraíso. Tú nos prometes que hoy
podemos tenerlo. Gracias por darnos ese regalo. Ayúdanos a construir, con nuestra
manera de ser, pensar, obrar y orar, una sociedad donde nos sintamos a gusto los unos
junto a los otros. Amén.
Esta palabra la encontramos en el evangelio según san Juan, quien nos relata esta escena,
desde su experiencia personal.
Al Señor Jesús lo fueron despojando de todo, pero en este evangelio ese despojo es querido
y aceptado por el mismo Señor. A él no le quitan nada, ni la vida; él la da voluntariamente.
En ese instante él sigue enseñando con el ejemplo lo que es la verdadera y auténtica
generosidad. Ahora nos regala a sus santísima Madre y nos regala como hijos a ella, fuente
de la ternura divina.
En la crucifixión, misteriosamente, se juntan la ferocidad del maligno ejecutada por manos
humanas y la ternura misericordiosa divina, igualmente ejecutada por corazones humanos.
En la escena de la Madre de Dios, junto a la cruz del Señor, todo el horror querido y
ejecutado por el maligno enemigo es vencido por este gesto de entrega generosa.
El Hijo de Dios es acompañado y fortalecido por la Virgen Madre que no se aparta de Él,
en ningún momento. Esta madre dolorosa, siguiendo el ejemplo y la enseñanza de su
Divino Hijo, no lanza imprecaciones y amenazas contra nadie. Su presencia es reclamo de
justicia, libertad, misericordia y perdón. Este reclamo sólo lo perciben el misterio de Dios y
aquellos humildes seguidores, mujeres y hombres, que teniendo un corazón humilde y
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sencillo arriesgaron su vida siguiendo al Señor y Maestro que está expirando en la cruz
El reclamo de la Madre Virgen se convierte en donación y aceptación. Solo compartiendo
Página
lo que somos y tenemos se construye un mundo lleno de felicidad para todos. En el calvario
se nos enseña cómo compartir. El Hijo de Dios nos hace un regalo y nos convierte en un
regalo. Con su palabra crea la comunidad que luego es alimentada con su cuerpo y su
Santa María del Calvario, madre de la iglesia y de la humanidad. Tu Hijo nos ha hecho tus
hijos y en su testamento de amor nos hizo este hermoso regalo. Queremos como el
discípulo amado recibirte en nuestra casa y hacer de nuestras comunidades casa abierta
para todos. Ayúdanos Madre Dolorosa a aceptarte y a aceptarnos. No permitas que las
divisiones nos sigan separando. Ayúdanos a reconocernos como hijos y hermanos. Amén.
Esta es la única palabra del Señor Jesús en la cruz que nos trasmiten los evangelios según
san Mateo y san Marcos. Los evangelistas Lucas y Juan la omiten. La frase está tomada del
inicio del salmo 22 (21) y algunos comentaristas afirman que es probable que el Señor haya
recitado todo el salmo durante su agonía en la cruz.
Es una frase desgarrada y desgarradora; lo limitado del ser humano encuentra en esa
pregunta toda su fuerza y su misterio. La mente humana es incapaz de explicar la mayoría
de los por qué, convertidos en angustia, dolor, lágrimas, oscuridad y desconsuelo. El Señor
Jesús quiso compartir también esa realidad límite de la condición humana. Se sintió
terriblemente solo y desamparado. No era una obra teatral que estaba representando; se
sintió derrotado, humillado, vejado, escarnecido, desechado. En la cruz diera la impresión
que no solo las tinieblas físicas se hicieron presente; lo más fuerte de todo era esa tiniebla
mental y espiritual que impedía superar tanto el dolor de la mente, como del cuerpo y el
alma.
¿Por qué, Dios mío, por qué? Es una pregunta que los creyentes a lo largo de la historia la
han pronunciado. En esta hora menguada del país los creyentes la seguimos haciendo. Nos
sentimos abandonados de Dios y tendemos a creer que él está muy disgustado con nosotros.
La falta de lo necesario para llevar una vida humana con dignidad, nos hace gritar de
miedo, de desesperación, de desilusión.
Al contrario de las tinieblas que atenazaron la mente y el espíritu de nuestro Señor y
Salvador, nuestras tinieblas son fruto de nuestro pecado. Las tinieblas de nuestro Señor
surgían del dolor físico y del agotamiento producto de esa dolorosa pasión a la que fue
sometido siendo inocente y como víctima de la impotencia humana que descarga toda su
maldad en el que cree más débil.
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Pienso que la pregunta del Señor también está dirigida a todo ser humano. ¿Por qué hace
sufrir a tus semejantes? ¿Por qué sigues sembrando dolor, lágrimas, angustia y muerte a tu
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5.-TENGO SED
El evangelista Juan nos trae esta palabra que ya había pronunciado de otra forma y en otro
contexto. Este evangelista nos narra el encuentro del Maestro con la samaritana y la palabra
que le dirige es muy semejante: dame de beber. Este evangelista hace del tema del agua uno
de sus temas favoritos para hablarnos de la vida, del amor, del Espíritu Santo.
Este Dios sediento parece una contradicción y un absurdo. Siendo Él todopoderoso ¿qué
necesidad tiene de algo que le pueda dar el ser humano? Sin embargo es así. Dios ha
querido hacerse prójimo. Siente necesidad del amor de la humanidad en general y de cada
ser humano en particular. Tiene sed de tu amor y de mi amor.
La sed física que sentía el crucificado, producto de su deshidratación luego de una noche de
torturas y de su permanencia en la cruz, se torna en el evangelio en una sed espiritual. El
Señor nos creó para amar y ser amados. El ser humano se deja engañar por el capricho y el
egoísmo, se olvida de Dios y del prójimo, se sumerge en sus intereses muy particulares y
termina por perderse.
El Señor no quiere que nadie se pierda, así lo expresó bellamente san Pablo. Pero Él no
obliga a nadie a responderle con amor. Hasta el último instante de su existencia terrena
estuvo invitando a vivir en su amistad. La resequedad que produce el egoísmo nos
deshumaniza y nos conduce a todo tipo de fracaso. El Señor es consciente de esa dolorosa
realidad y, tanto de palabra como de obra, nos invita a abrir los ojos para que salgamos de
allí.
El capricho y el egoísmo son muy malos consejeros que terminan por hacer estériles las
vidas de quienes optan por ellos. Es la tragedia que azota sin piedad al pueblo venezolano.
El Señor tiene sed de honestidad, rectitud, solidaridad, misericordia, perdón, por parte de
todos sus hijos. Evadiendo las responsabilidades y culpando a los demás por lo mal que
vivimos, es dejar que el Señor siga padeciendo de sed.
En la cruz nuestro Señor es consciente de la validez de su opción y no se cansa de seguir
proclamando la buena noticia de salvación que él trae. La sed del Señor Jesús asume la sed
de toda la humanidad que busca y quiere ser feliz. Esa sed de felicidad solo puede ser
saciada desde el bien expresado de múltiples formas y maneras. Todos nos podemos
empeñarnos en hacer el bien, comenzando por eso tan simple: hacer las cosas bien.
Señor Jesús crucificado y sediento. Hoy acercamos a tus santísimos labios no una esponja
empapada en vino agrio para adormecerte; te acercamos nuestros corazones para decirte
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que te queremos amar sobre todas las cosas. Queremos sinceramente seguir tu camino de
solidaridad y entrega generosa a los demás. Queremos obrar desde la justicia y equidad.
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El cuarto evangelista hace de esta palabra, la última que el Señor pronuncia antes de morir.
Luego de pronunciarla, siguiendo este evangelio, el Señor inclina la cabeza y entrega su
espíritu. Él ha culminado su camino y su trabajo; ahora le toca reposar. Intuimos la alegría
Semana Santa 2018
que se siente al acabar una tarea y haberla hecho muy bien. Según este evangelista, el Señor
que libremente ha entregado su existencia, termina su camino entregándonos su Espíritu, su
fuerza, para que nosotros también realicemos con alegría la tarea que se nos ha
encomendado.
El Señor Jesús no muere quejándose ni reprochándole a nadie su mala conducta. No
condena, ni culpa a nadie; no amenaza con castigos, ni quiere amedrentar a quienes lo
crucificaron físicamente. Según este evangelista muere con la serenidad de quien ha sido
testimonio, desde el principio hasta el final, del amor del Padre Dios. No guardó nada, lo
entregó todo.
Una de las grandes fallas que tenemos tanto en nuestras comunidades cristianas, como en la
realidad social en la que nos hallamos inmersos, es la mediocridad. Nos conformamos con
hacer las cosas a medias, pudiendo hacerlas bien. Siendo niño y adolescente, recuerdo que
la meta en los estudios era sacar el mínimo aprobatorio con el famoso lema: “diez es nota…
lo demás es lujo”. Así pretendimos construir una sociedad donde la mediocridad es
convirtió en sinónimo de excelencia. Es una de las causas de nuestro fracaso como país.
Nos olvidamos del esfuerzo, del trabajo tesonero, de la honestidad a toda prueba, de la
validez de la palabra empeñada. Nos dedicamos a dejar las cosas a la mitad y a buscar que
las admitan como terminadas. No cumplimos con la palabra dada y nos damos por
satisfechos.
El Señor crucificado nos invita a hacer las cosas de diferente manera. Él nos propone la
rectitud y la honestidad como los mejores márgenes para realizar nuestra diaria actividad.
Desde lo que parece ser lo más pequeño e insignificante de cada día, hasta las grandes
responsabilidades que la sociedad y la iglesia nos encomiendan. Las pequeñas cosas del día
hechas con cariño, responsabilidad y dedicación, nos llenan de paz y serenidad. Cuando las
dejamos a medio hacer, comienzan a llenarnos de tristeza, intranquilidad, desasosiego y a
reflejar en el ambiente desorden, suciedad y hasta asco.
Señor Jesús crucificado, gracias por enseñarnos con tu ejemplo a pasar por la vida
haciendo el bien, haciendo las cosas bien hechas y a tener la paz fruto del trabajo bien
hecho. Danos la gracia de cambiar la manera de pensar y actuar; danos la gracia de salir
de la mediocridad buscando la excelencia en el pensar, actuar y hablar. No permitas que
la pereza siga haciendo el trabajo maligno de deshumanizarnos. Amén.
Según el evangelista Lucas esta es la última palabra que el Señor pronuncia en la cruz.
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Curiosamente afirma que la dijo con fuerte voz. La expresión nos desconcierta pues,
inconscientemente, o por leer un tanto de prisa los textos evangélicos, no percibimos ciertos
Página
matices con los cuales los evangelistas nos trasmiten profundas vivencias.
fortalece. Es concebido por obra del Espíritu Santo y muerte entregando el Espíritu Santo.
No es el momento para tratar de explicar lo que, humanamente, no tiene explicación. El
misterio de Dios hecho hombre rebasa toda humana explicación pero nos abre al misterio
del amor, de la confianza, de la libertad y de la paz.
Este grito particular del Señor en la cruz se contrapone al silencio de Nazaret, donde la
Virgen María es cobijada por la sombra del Altísimo y el Espíritu Santo fecunda sus
purísimas entrañas. En Nazaret todo transcurre en silencio y en el Calvario, con un fuerte
grito de confianza ilimitada en el Padre; allí culmina el trabajo evangelizador más hermoso
y fructífero que se ha realizado en la tierra.
Es el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, la fuerza interna de la obra salvadora realizada por
nuestro Señor Jesucristo. El misterio de amor no se subdivide en tareas particulares,
exclusivas, aisladas, independientes. Dios, como Padre, Hijo y Espíritu Santo, actúa en
favor del ser humano para conducirlo desde su primer instante de la existencia hasta la
plenitud de la vida en la eternidad.
Al entregar su Espíritu en manos del Padre, el Hijo nos entrega todo el misterio de amor
divino. Como afirmaba anteriormente, el crucificado no guarda nada para sí. Nos entrega su
espíritu para que los creyentes, a lo largo de la historia, lo sigamos entregando con nuestras
palabras y obras. Esta donación total es la gran enseñanza final. El que ama nada guarda
para sí.
Santo Espíritu de Dios, regalo del Padre y del Hijo. Gracias por habitar en cada corazón
humano que ama y se deja amar. Gracias por guiar nuestras vidas como guiaste al Señor y
Maestro, a quien hoy contemplamos crucificado. Gracias por enseñarnos el camino de la
entrega confiada. Gracias por hacernos sentir la alegría al darnos sin esperar nada a
cambio. Gracias por permitirnos confiarnos totalmente en los brazos maternales del Padre
Dios. Amén.
Sábado Santo
Durante el Sábado Santo, la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando en su pasión y muerte,
y se abstiene de celebrar el sacrificio de la misa (por lo que conserva el altar enteramente desnudo) hasta que,
después de la Vigilia solemne o espera nocturna de la resurrección, se desborda la alegría pascual, cuya
exuberancia inunda los cincuenta días subsiguientes. Hoy no puede darse la sagrada comunión más que a
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modo de viático.
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Vigilia Pascual
Según una tradición muy antigua, ésta es una noche de vigilia en honor del Señor (Ex 12,42). Los fieles,
llevando en la mano lámparas encendidas, se asemejan a quienes esperan el regreso de su Señor para que,
(tercera parte), es invitada a la mesa que el Señor ha preparado para su pueblo, por medio de la muerte y
resurrección (cuarta parte). Toda la celebración de la Vigilia pascual se hace en la noche, de modo que no
debe comenzar antes del principio de la noche del sábado, ni terminar después del alba del domingo. La misa
de la Vigilia, aunque se celebre antes de la medianoche, es ya la misa pascual del Domingo de Resurrección.
Los fieles que participan en la misa de la Vigilia Pascual, pueden comulgar también en la misa diurna de la
Pascua. El sacerdote que celebra o concelebra la misa de la Vigilia, puede también celebrar o concelebrar la
misa diurna de la Pascua. El sacerdote y los ministros se revisten desde el principio con los ornamentos
blancos de la misa.
MONICIÓN DE AMBIENTACIÓN
Hermanos: ya entrada la noche, nos hemos reunido para celebrar la solemne Vigilia
Pascual, la noche más santa, la fiesta más importante del año litúrgico, la “Solemnidad de
las solemnidades”: celebramos la Resurrección de Cristo y nuestra propia resurrección. Es
una vigilia de gozosa celebración de la resurrección de Jesús, que nos hace pasar a cada uno
de nosotros, de la muerte a la vida. El templo está a oscuras. Es la oscuridad de la vida
alejada de Dios. Pero, en esta oscuridad surge una luz: Cristo que ilumina a todos los que le
siguen. En la solemne Vigilia Pascual, toda la Iglesia se alegra y canta con el triunfo de
Jesús. En Él, Dios Padre nos ha mostrado su voluntad de que la muerte no tiene la última
palabra. Por eso, esta es la noche para regocijarnos en el amor de Dios, amor que siempre
quiere la vida, la libertad y la alegría. Muchos gestos acompañan el festejo de esta noche: el
fuego de la luz nueva, el pregón pascual, la Palabra, el agua de la vida nueva, la eucaristía;
en fin, todo aquello con lo cual queremos alabar a Dios y renovar nuestra vida de hijos e
hijas de Dios. Celebremos, pues, a Cristo Resucitado, velando, cobrando ánimo al vivir los
signos de la liturgia.
Primera parte:
Lucernario o solemne comienzo de la Vigilia
Bendición del fuego
MONICIÓN A LA BENDICION DEL FUEGO
La primera parte de esta Vigilia celebra a Cristo, luz que ilumina a todo hombre,
simbolizado en el cirio pascual, alegórico a la resurrección. Miremos hacia la entrada del
templo, el celebrante bendecirá el fuego nuevo, signo de la presencia de Dios y expresión
de luz, calor, fuerza y vida.
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Se apagan todas las luces de la Iglesia. En un lugar adecuado, fuera de la Iglesia, se enciende el fuego.
Congregado allí el pueblo, llega el sacerdote con los ministros. Uno de los ministros lleva el cirio pascual. Si
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las circunstancias no permiten encender el fuego fuera de la Iglesia, todo este rito se desarrolla como se
indicará más adelante. El sacerdote saluda, como de costumbre, al pueblo congregado y le hace una breve
exhortación, con estas palabras u otras semejantes:
4. y nos guarde
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Pregón Pascual
El sacerdote se dirige a la sede. El diácono pone el cirio pascual en el candelabro, que está preparado en
medio del presbiterio o junto al ambón. Después de poner incienso en el incensario, si éste se ha utilizado, el
diácono pide y recibe, como lo hace en la misa antes del Evangelio, la bendición del sacerdote, el cual dice en
voz baja:
S El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que proclames dignamente su pregón
pascual; en el nombre del Padre, y del Hijo † y del Espíritu Santo. A Amén.
Esta bendición se omite si el pregón pascual es proclamado por otro que no sea el diácono. Si se usa el
incienso, el diácono o, en su defecto, el sacerdote, inciensa el libro y el cirio. Luego proclama el pregón
pascual desde el ambón o desde el púlpito. Todos permanecen de pie teniendo en sus manos las velas
encendidas. El pregón pascual puede ser proclamado, en caso de necesidad, por un cantor que no sea diácono.
En este caso, el cantor omite desde las palabras Por eso, queridos hermanos hasta el final del invitatorio: el
resplandor de su luz, así como el saludo El Señor esté con vosotros. El pregón puede cantarse también en su
forma breve.
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Exulten por fin los coros de los ángeles, exulten las jerarquías del cielo, y por la victoria de
Rey tan poderoso que las trompetas anuncien la salvación.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este
templo con las aclamaciones del pueblo.
Semana Santa 2018
(Por eso queridos hermanos, que asisten a la admirable claridad de esta luz santa, invoquen
conmigo la misericordia de Dios omnipotente, para que aquel que, sin merito mío, me
agregó al número de los diáconos, infundiendo el resplandor de sus luz, me ayude a cantar
las alabanzas de este cirio)
En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, derramando su
sangre, canceló el recibo del antiguo pecado. Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las
que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar
a pie el mar Rojo.
Ésta es la noche en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado.
Ésta es la noche en que, por toda la tierra, los que confiesan su fe en Cristo son arrancados
de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y son
agregados a los santos.
Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del
abismo. ¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados? ¡Qué
asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para
rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la
culpa que mereció tal Redentor!
¡Qué noche tan dichosa! Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los
muertos. Ésta es la noche de la que estaba escrito: «Será la noche clara como el día, la
noche iluminada por mí gozo.»
Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los
caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos.
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En esta noche de gracia, acepta, Padre santo, este sacrificio vespertino de alabanza que la
santa Iglesia te ofrece por medio de sus ministros en la solemne ofrenda de este cirio, hecho
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con cera de abejas. Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama
viva para gloria de Dios.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso y es Cristo, tu
Hijo resucitado, que, al salir del sepulcro, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina
glorioso por los siglos de los siglos. R Amén.
Segunda parte
Liturgia de la Palabra
Las lecturas continuas que escucharemos en este momento manifiestan cómo Dios toma la
iniciativa de intervenir en nuestra historia para hacer verdadera historia de salvación con
nosotros. Él siempre es fiel a sus promesas. En los momentos de opresión, donde falta la
esperanza y llega la duda, él siempre asista a su pueblo para llevarlo de la oscuridad de sus
pecados a una vida irradiada desde su luz. Escuchemos.
En esta vigilia: “madre de todas las vigilias” (San Agustín, Sermón 219), se proponen nueve lecturas, siete del
Antiguo Testamento y dos del Nuevo (la Epístola y el Evangelio). Si las circunstancias pastorales lo piden,
puede reducirse el número de lecturas del Antiguo Testamento; pero téngase siempre en cuenta que la lectura
de la Palabra de Dios es parte fundamental de esta Vigilia de Pascua. Debe leerse, por lo menos, tres lecturas
del Antiguo Testamento y, en casos muy urgentes, por lo menos dos. Pero nunca se omita la tercera lectura,
tomada del capítulo 14 del Éxodo. Terminado el pregón, todos apagan sus velas y se sientan. Antes de
comenzar las lecturas, el sacerdote exhorta a la asamblea con estas palabras u otras semejantes:
Siguen luego las lecturas. Un lector va al ambón y lee la primera lectura. Después el salmista o cantor dice el
salmo, alternando con las respuestas del pueblo. Enseguida todos se levantan, el sacerdote dice Oremos y
después de que todos han orado en silencio durante unos momentos dice la oración colecta. Lo mismo se hace
en cada lectura. En lugar de decir el salmo responsorial, se puede guardar un breve espacio de silencio para
hacer oración. En este caso, se omite la pausa después del Oremos.
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Página
aguas de aguas.” E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las
aguas de encima de la bóveda. Y así fue. Y llamó Dios a la bóveda “cielo”. Pasó una tarde,
pasó una mañana: el día segundo. Y dijo Dios: “Que se junten las aguas de debajo del cielo
en un solo sitio, y que aparezcan los continentes.” Y así fue. Y llamó Dios a los continentes
“tierra”, y a la masa de las aguas la llamó “mares”. Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios:
“Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según
su especie y que lleven semilla sobre la tierra.” Y así fue. La tierra brotó hierba verde que
engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su
especie. Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero. Y dijo Dios: “Que existan lumbreras en la
bóveda del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años;
y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra.” Y así fue. E hizo
Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para
regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la
tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de las tiniebla. Y vio Dios que era
bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto. Y dijo Dios: “Pululen las aguas un
pulular de vivientes, y pájaros vuelen sobre la tierra frente a la bóveda del cielo.” Y creó
Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el agua hizo pulular según sus
especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los
bendijo, diciendo: “Crezcan, multiplíquense, llenen las aguas del mar; que las aves se
multipliquen en la tierra.” Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Y dijo Dios: “Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles
y fieras según sus especies.” Y así fue. E hizo Dios las fieras según sus especies, los
animales domésticos según sus especies y los reptiles según sus especies. Y vio Dios que
era bueno. Y dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine
los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra.” Y
creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Y los
bendijo Dios y les dijo: “Crezcan, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen los
peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.” Y dijo Dios:
“Miren, les entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos
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los árboles frutales que engendran semilla les servirán de alimento; y a todas las fieras de la
tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respira, la
Página
hierba verde les servirá de alimento.” Y así fue. Y vio Dios todo lo que había hecho; y era
muy bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto. Y quedaron concluidos el cielo,
A Te alabamos, Señor.
Semana Santa 2018
Oración
Oremos. Dios todopoderoso y eterno, que en todas las obras de tu amor te muestras
admirable, concédenos comprender que la redención realizada por Cristo, nuestra Pascua,
es una obra más maravillosa todavía que la misma creación del universo. Por Jesucristo,
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Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus criados: “Quédense
aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con
ustedes.” Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el
fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a Abrahán, su padre: “Padre.” Él
respondió: “Aquí estoy, hijo mío.” El muchacho dijo: “Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde
está el cordero para el sacrificio?” Abrahán contestó: “Dios proveerá el cordero para el
sacrificio, hijo mío.” Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al sitio que le había
dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso
sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo;
pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: “¡Abrahán, Abrahán!” Él contestó: “Aquí me
tienes.” El ángel le ordenó: “No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé
que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.” Abrahán levantó los
ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y
lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. Abrahán llamó aquel sitio “El Señor provee”,
por lo que se dice aún hoy “El monte del Señor provee”. El ángel del Señor volvió a gritar a
Abrahán desde el cielo: “Juro por mí mismo -oráculo del Señor-: Por haber hecho esto, por
no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las
estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas
de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia,
porque me has obedecido.” Palabra de Dios./A Te alabamos, Señor.
Oración
Oremos. Señor Dios, Padre de los creyentes, que por medio del sacramento pascual del
bautismo sigues cumpliendo la promesa hecha a Abraham de multiplicar su descendencia
Semana Santa 2018
por toda la tierra y de hacerlo el padre de todas las naciones, concede a tu pueblo responder
dignamente a la gracia de tu llamado. Por Jesucristo, nuestro Señor. R Amén.
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los
israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y
divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie seco. Que yo voy a endurecer
el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa del Faraón y
de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros. Sabrán los egipcios que yo soy el
Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del Faraón, de sus carros y de sus
guerreros.” Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y
pasó a retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se colocó
detrás, poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas.
La nube era tenebrosa, y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar
contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la
noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas
entraron en medio del mar a pie seco, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e
izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del
mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros. Mientras velaban al
amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna de fuego y nube, y
sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo
avanzar pesadamente. Y dijo Egipto: “Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su
favor contra Egipto.” Dijo el Señor a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan
las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.” Y extendió Moisés su mano sobre el
mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su
encuentro, y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas y
cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el
mar. Ni uno solo se salvó. Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar;
las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de
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las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la
Página
mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en
el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico
al Señor. Palabra de Dios./ A Te alabamos, Señor.
Oración
Oremos. Señor, que con el Evangelio nos has hecho comprender el sentido profundo del
Antiguo Testamento, dejándonos ver en el paso del mar Rojo una imagen del bautismo y en
el pueblo liberado de la esclavitud, un símbolo del pueblo cristiano, haz que todos los
hombres, mediante la fe, participen del privilegio del pueblo elegido y sean regenerados por
la acción santificadora de tu Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. R Amén.
“El que te creó, te tomará por esposa; su nombre es 'Señor de los ejércitos'. Tu redentor es
el Santo de Israel; será llamado 'Dios de toda la tierra'. Como a una mujer abandonada y
abatida te vuelve a llamar el Señor. ¿Acaso repudia uno a la esposa de la juventud?, dice tú
Dios. Por un instante te abandoné, pero con inmensa misericordia te volveré a tomar. En un
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arrebato de ira te oculté un instante mi rostro, pero con amor eterno me he apiadado de ti,
dice el Señor, tu redentor. Me pasa ahora como en los días de Noé: entonces juré que las
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aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; ahora juro no enojarme ya contra ti ni
volver a amenazarte. Podrán desaparecer los montes y hundirse las colinas, pero mi amor
Destierra la angustia, pues ya nada tienes que temer; olvida tu miedo, porque ya no se
acercará a ti”. Palabra de Dios./A Te alabamos, Señor.
Oración
Oremos. Señor Dios, siempre fiel a tus promesas, aumenta, por medio del bautismo, el
número de tus hijos y multiplica la descendencia prometida a la fe de los patriarcas, para
que tu Iglesia vea que se va cumpliendo tu voluntad de salvar a todos los hombres, como
los patriarcas lo creyeron y esperaron. Por Jesucristo, nuestro Señor. R Amén.
Esto dice el Señor: “Todos ustedes, los que tienen sed, vengan por agua; y los que no tienen
dinero, vengan, tomen trigo y coman; tomen vino y leche sin pagar. ¿Por qué gastar el
dinero en lo que no es pan y el salario, en lo que no alimenta? Escúchenme atentos y
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escúchenme y vivirán. Sellaré con ustedes una alianza perpetua, cumpliré las promesas que
hice a David. Como a él lo puse por testigo ante los pueblos, como príncipe y soberano de
las naciones, así tú reunirás a un pueblo desconocido, y las naciones que no te conocían
tierra, así aventajan mis caminos a los de ustedes y mis pensamientos a sus pensamientos.
Como bajan del cielo la lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la
tierra, de fecundarla y hacerla germinar a fin de que dé semilla para sembrar y pan para
comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado, sino que hará
mi voluntad y cumplirá su misión”. Palabra de Dios./A Te alabamos, Señor.
Oración
Oremos. Dios todopoderoso y eterno, única esperanza del mundo, tú que anunciaste por la
voz de tus profetas los misterios que estamos celebrando esta noche, infunde en nuestros
corazones la gracia de tu Espíritu, para que podamos vivir una vida digna de tu redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor. R Amén.
Escucha, Israel, los mandatos de vida, presta oído para que adquieras prudencia. ¿A qué se
debe, Israel, que estés aún en país enemigo, que envejezcas en tierra extranjera, que te
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hayas contaminado por el trato con los muertos, que te veas contado entre los que
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gozosos para aquel que los hizo. Él es nuestro Dios y no hay otro como Él. Él ha
escudriñado los caminos de la sabiduría y se la dio a su hijo Jacob, a Israel, su predilecto.
Después de esto, ella apareció en el mundo y convivió con los hombres. La sabiduría es el
libro de los mandatos de Dios, la ley de validez eterna; los que la guardan, vivirán; los que
la abandonan, morirán. Vuélvete a ella, Jacob, y abrázala; camina hacia la claridad de su
luz; no entregues a otros tu gloria, ni tu dignidad a un pueblo extranjero. Bienaventurados
nosotros, Israel, porque lo que agrada al Señor nos ha sido revelado. Palabra de Dios. /A
Te alabamos, Señor.
Oración
Oremos. Dios nuestro, que haces crecer continuamente a tu Iglesia con hijos llamados de
todos los pueblos, dígnate proteger siempre con tu gracia a quienes has hecho renacer en el
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En aquel tiempo, me fue dirigida la palabra del Señor en estos términos: “Hijo de hombre,
cuando los de la casa de Israel habitaban en su tierra, la mancharon con su conducta y con
Semana Santa 2018
sus obras; como inmundicia fue su proceder ante mis ojos. Entonces descargué mi furor
contra ellos, por la sangre que habían derramado en el país y por haberlo profanado con sus
idolatrías. Los dispersé entre las naciones y anduvieron errantes por todas las tierras. Los
juzgué según su conducta, según sus acciones los sentencié. Y en las naciones a las que se
fueron, desacreditaron mi santo nombre, haciendo que de ellos se dijera: ‘Éste es el pueblo
del Señor, y ha tenido que salir de su tierra’. Pero, por mi santo nombre, que la casa de
Israel profanó entre las naciones a donde llegó, me he compadecido. Por eso, dile a la casa
de Israel: ‘Esto dice el Señor: no lo hago por ustedes, casa de Israel. Yo mismo mostraré la
santidad de mi nombre excelso, que ustedes profanaron entre las naciones. Entonces ellas
reconocerán que yo soy el Señor, cuando, por medio de ustedes les haga ver mi santidad.
Los sacaré a ustedes de entre las naciones, los reuniré de todos los países y los llevaré a su
tierra. Los rociaré con agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus
inmundicias e idolatrías. Les daré un corazón nuevo y les infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de ustedes el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Les infundiré mi
espíritu y los haré vivir según mis preceptos y guardar y cumplir mis mandamientos.
Habitarán en la tierra que di a sus padres; ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios’”.
Palabra de Dios./A Te alabamos, Señor.
al compás de la cítara. /R
Terminada la oración de la última lectura del Antiguo Testamento, con el responsorio y la oración
correspondiente, se encienden las velas del altar. El sacerdote entona solemnemente el Gloria, que todos
prosiguen. Se tocan las campanas, de acuerdo con las costumbres de cada lugar. Después del Gloria, el
sacerdote dice la Oración COLECTA, como de ordinario.
Oración colecta
Oremos. Dios nuestro, que haces resplandecer esta noche santa con la gloria del Señor
resucitado, aviva en tu Iglesia el espíritu filial, para que, renovados en cuerpo y alma, nos
entreguemos plenamente a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo.
Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su
muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo
fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros caminemos
en una vida nueva. Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya,
lo estará también en una resurrección como la suya. Comprendamos que nuestra vieja
condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de
pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque el que muere ha quedado
absuelto del pecado. Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos
con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más;
la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez
para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al
pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. Palabra de Dios./A Te alabamos, Señor.
Terminada la epístola todos se ponen de pie y el sacerdote entona solemnemente el Aleluya, que todos
repiten. Luego un salmista o un cantor dice el salmo, al que el pueblo responde: Aleluya. Si hace falta, el
mismo salmista canta el Aleluya.
R Aleluya, aleluya.
Evangelio: Mc 16,1-7.
Tercera parte
Liturgia Bautismal
El sacerdote con los ministros se dirige a la fuente bautismal, si es que ésta se encuentra a la vista de los
fieles. De lo contrario, se pone un recipiente con agua en el presbiterio. Si hay catecúmenos adultos, son
llamados por su nombre y presentados por los padrinos o, si son niños, llevados por los padres y padrinos
frente a toda la asamblea. Después, el sacerdote exhorta a los presentes, con estas u otras palabras semejantes.
Si están presentes los que se van a bautizar:
S Hermanos, acompañemos con nuestra oración a estos catecúmenos que anhelan renacer a
nueva vida en la fuente del bautismo, para que Dios, nuestro Padre, les otorgue su
protección y su amor.
S Hermanos, pidamos a Dios todopoderoso que con su poder santifique esta fuente
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bautismal, para que cuantos en el bautismo van a ser regenerados en Cristo, sean acogidos
en la familia de Dios.
La liturgia bautismal tiene como preludio el canto de las letanías de los santos. Imploremos
la intercesión de los santos, para que un día merezcamos compartir, en su compañía, la vida
eterna y cantar las alabanzas del Señor.
Letanías de los Santos
En las letanías se pueden se pueden añadir algunos nombres de santos, especialmente el del titular de la
iglesia, el de los patronos del lugar y el de los que van a ser bautizados.
abre para ella la fuente del bautismo. Que por la obra del Espíritu Santo esta agua adquiera
Página
A Sí, renuncio.
A Sí, renuncio.
A Sí, renuncio.
Prosigue el sacerdote:
S ¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor nuestro, que nació de la Virgen María,
padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del Padre?
A Sí, creo.
El sacerdote rocía al pueblo con el agua bendita, mientras se entona un canto bautismal. Mientras tanto los
neófitos son conducidos a su lugar entre los fieles. Si la bendición del agua bautismal se hizo en el presbiterio,
los ministros llevan a la fuente, con toda reverencia, el recipiente del agua. Si no hubo bendición de la fuente,
el agua bendita se coloca en su lugar apropiado. Hecha la aspersión, el sacerdote vuelve a la sede, en donde
dirige la Oración Universal, en la cual toman parte los neófitos por primera vez.
No se dice Credo.
1. Por todos los hombres y mujeres del mundo: para que la vida de Cristo se les manifieste
y los transforme por la fuerza de su amor. Oremos al Señor Resucitado
2. Por los que sufren, por los que en estos días han permanecido asociados a la pasión de
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Cristo: para que la gracia de su resurrección los fortalezca y libere. Oremos al Señor
Página
Resucitado
Resucitado
5. Por los difuntos: para que puedan contemplar cara a cara al Dios de la vida, y desde Él
intercedan por sus familiares y amigos. Oremos al Señor Resucitado
6. Por todos los cristianos que celebramos con gozo la Pascua del Señor: para que
renazcamos a la vida del Resucitado. Oremos al Señor Resucitado
Señor Resucitado, Tú que eres el Sumo Sacerdote que vive para interceder por nosotros,
escucha nuestras oraciones, intercede ante el Padre por tu Iglesia, y danos tu Espíritu para
que anunciemos al mundo el triunfo de tu resurrección sobre el pecado y la muerte. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos. R./ Amén.
Cuarta parte
Liturgia Eucarística
El sacerdote va al altar y comienza la Liturgia Eucarística, en la forma acostumbrada. Es conveniente que el
pan y el vino sean presentados por los neófitos, si los hay.
Bendición solemne
S Que Dios todopoderoso los bendiga
en esta noche solemnísima de Pascua y,
compadecido de ustedes, los guarde de todo pecado.
A Amén.
S Que les conceda el premio de la inmortalidad
quien los ha redimido, para la vida eterna,
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A Amén.
MONICIÓN DE ENTRADA
Oración colecta
Dios nuestro, que por medio de tu Hijo venciste a la muerte y nos has abierto las puertas de
la vida eterna, concede, a quienes celebramos hoy la Pascua de Resurrección, resucitar
también a una nueva vida, renovados por la gracia del Espíritu Santo. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Jesús resucitado quiso mostrarse a las mujeres, las que no tenían personalidad jurídica en la
antigüedad. Él siempre se revela a los sencillos de corazón. Que podamos como estas
mujeres y los discípulos ver y creer, y apresurarnos a anunciar a todas las personas que el
Señor ha resucitado y que debemos aspirar a los dones del cielo.
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: “Hermanos: Ustedes conocen lo que sucedió
en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en
Página
Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo,
que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con
profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los
pecados”. Palabra de Dios.
A Te alabamos, Señor.
Secuencia
Página
Evangelio: Jn 20,1-9.
Lectura del santo Evangelio según san Juan
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún
estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón
Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al
Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del
sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y
llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo: pero no entró. Llegó
también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: Vio las vendas en el suelo y el
sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado
en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al
sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de
resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor.
A Gloria a ti, Señor Jesús.
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Cristo ha resucitado y vive para interceder por nosotros; por eso digámosle:
1. Por la Iglesia, para que la alegría de la Pascua la mueva a ser testigo fiel de Cristo: R./
2. Por el Papa Francisco, Obispos, Clero, religiosos y seminaristas, para que con su vida
anuncien la victoria pascual en medio del Pueblo de Dios: R./
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3. Por Venezuela, para que en el gozo de la resurrección sea colmada de libertad, esperanza
y mejores condiciones de vida para todos sus ciudadanos: R./
4. Por todos nosotros al celebrar la Pascua del Señor, para que nuestras familias, trabajos y
proyectos estén iluminados por la luz de Jesucristo: R./
5. Por quienes han perdido la fe, la esperanza, la alegría y la paz, para que descubran que el
Señor, muerto y resucitado, nos ha abierto las puertas de una vida nueva: R./
6. Por los cristianos perseguidos, para que sus derechos sean respetados y en el Señor
resucitado se sientan fortalecidos: R./
Señor, protege siempre a tu Iglesia con amor paterno, para que, renovada ya por los
sacramentos de Pascua, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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Lectura del Santo evangelio según San Juan (Lc 22, 39-46)
Después de la cena, Salió Jesús y se dirigió como de costumbre al monte de los Olivos y
sus discípulos lo siguieron. Al llegar al lugar, les dijo: “oren para no caer en la tentación”.
Se apartó de ellos como a distancia de un tiro de piedra, se arrodilló y oraba: “Padre, si
quieres, aparta de mí esta copa. Pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Se le apareció un
ángel del cielo que le dio fuerzas. Y, en medio de la angustia, oraba más intensamente. Le
corría el sudor como gotas de sangre cayendo al suelo. Se levantó de la oración, se acercó a
sus discípulos y los encontró dormidos de tristeza; y les dijo: “¿Por qué están dormidos?
Levántense y oren para no caer en la tentación”. Palabra del Señor.
Meditación (15 minutos)
Señor Jesús, compadecidos del dolor y el sufrimiento que te acompañaron el jueves de tu
pasión, acudimos a ti. Hoy venimos a tu presencia, porque estás con nosotros, porque
todavía hoy sufres el abandono y la soledad de los que se han extraviado del camino de la
verdad, de la justicia y del amor. También hoy, Señor, después de compartir la Mesa con tu
Cuerpo y tu Sangre, te seguimos como tus discípulos al huerto de los Olivos.
No te apartes, no te vayas lejos, Señor, porque nos invade la tristeza. Sin ti, entramos en el
sueño del pecado que vela nuestros ojos y cierra nuestros oídos. ¿Cómo te vamos a ver y a
escuchar? Oramos contigo para que en nosotros no se haga lo que nuestro egoísmo quiere,
sino que se haga la voluntad de nuestro Padre. Concédenos fuerza para velar contigo y
esperar el cielo que nos has prometido. No dejes que por la desesperanza nos olvidemos de
ti.
Movidos por el servicio con el que lavaste los pies a tus discípulos, te acompañamos.
Ayúdanos, oh Jesús, a servir a nuestros semejantes. Ayúdanos a comprender que no hay
amor más grande que el que da la vida por los amigos. Queremos comprender que la
grandeza de este mundo, es hacerse pequeño, es servir y buscar el bien común.
Acto de perdón (20 minutos)
Bien sabes Señor la debilidad de nuestra vida. Por eso acudimos a ti, para que nos hagas
fuertes para vivir según tu voluntad. Te pedimos perdón por apartarnos de ti siguiendo un
camino errado, por eso te decimos: perdón señor perdón.
Perdón porque persiguiendo nuestros propios intereses e ideologías, también nosotros te
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Te pedimos perdón Señor porque rompimos la promesa de seguirte hasta dar la vida por ti:
perdón señor perdón.
Oraciones iniciales
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y redentor mío; por ser
quien eres, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón
de haberte ofendido. Ayudado de tu divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme, y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían
aclamado poco antes. Y Él calla...Nosotros huimos de ser reprochados. Y saltamos
inmediatamente...Dame, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por el Silencio cuando alguien me
haga sufrir. Yo lo merezco. ¡Ayúdame! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Que yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de mis
achaques, de mis dolencias, de mi soledad. Dame convertir en ofrenda amorosa, en
reparación por mi vida y en apostolado por mis hermanos, mi cruz de cada día. Señor,
pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias, cuando
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después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos cotidianos.
¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti! Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momentos de mi vida. Con
ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día
de mi existencia. ¡Ayúdame Madre! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo
concreto, para realizarnos de una manera particular. ¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo?
Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de todos: la de ser Cirineo de los demás, la de
ayudar a todos. ¿Cómo llevo adelante la realización de mi misión de Cirineo? Señor, pequé,
ten piedad y misericordia de mí.
Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor, te
abandono cuando me dejo llevar por el "qué dirán", del respeto humano, cuando no me
atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que
ridiculiza a los que tratan de acercarse a Ti. Y en tantas otras ocasiones. Ayúdame a no
dejarme llevar por el respeto humano, por el "qué dirán". Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares,
de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal
entendido, de egoísmo, de envidia. Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus
innumerables beneficios de cada día, que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres. Dame
profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido,
Señor. Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz.
Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída y haz que mi desfallecimiento sea beneficioso
para otros, porque te lo doy a Ti para ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas. A infinita distancia de
tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida
de mis seres queridos. Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me
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Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis
Semana Santa 2018
Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas
de los clavos, la lanzada del costado... ¡Gracias, Señor, gracias! Has muerto por salvarme,
por salvarnos. Dame responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi
salvación, ayudado de tu gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis
hermanos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
transitorio y pasajero, a la luz de lo que perdura. Y que esa luz ilumine todos mis actos. Así
sea. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
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«¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado» (Lc 24,5-
Semana Santa 2018
ORACIÓN FINAL
Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez
que medite tu Pasión, quede grabado en mí con marca de actualidad constante, lo que Tú
has hecho por mí y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que me acompañe, durante toda
mi vida, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén.
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CUARESMA Y PERDÓN
DEBES PRIMERO PERDONAR.
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Vos soprano:
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Los sacrificios que te ofrezco, tú no los piedad; si grandes son mis culpas, mayor
puedes aceptar. Por eso yo en el futuro, es tu bondad.
mi corazón te inmolaré.
PERDONA A TU PUEBLO.
Peregrino sin un porque, peregrino si una
Perdona a tu pueblo, Señor, perdona a tu luz, peregrino por el camino que va a la
pueblo, perdónale, Señor. cruz. Dios camina en tu soledad ilumina
Por tu poder y amor inefable, por tu tu corazón, compañero de tus senderos
misericordia entrañable, perdónanos, buscando amor.
Señor.
Somos el pueblo que has elegido y con tu POR LA VÍA DOLOROSA
sangre lo has redimido, perdónanos,
Por la vía dolorosa, triste en Jerusalén, los
Señor.
soldados le abrían paso a Jesús;
Reconocemos nuestro pecado que tantas
más la gente se acercaba para ver al que
veces has perdonado, perdónanos, Señor.
llevaba aquella cruz.
Dios de la fiel y eterna Alianza, en ti
Las heridas le sangraban en la espalda del
ponemos nuestra esperanza, perdónanos,
Señor, su cabeza coronada de traición, y
Señor.
cada paso iba escuchando la burla de
Desde la Cruz nos diste a tu Madre, aquel pueblo sin amor.
vuélvenos al brazo del Padre, perdónanos,
Por la vía dolorosa, que es la vida del
Señor.
dolor, como oveja vino Cristo, Rey y
Señor. Y fue él quien quiso ir por su
PERDÓN POR AQUEL MENDIGO amor, por ti, por mí. Por la vía dolorosa,
Perdón, por aquel mendigo, por aquella al Calvario y a morir.
lágrima que hice brillar. Perdón, por Por la vía dolorosa, cayó al suelo con la
aquellos ojos que al buscar los míos no cruz; pero nadie ayudaba a Jesús. Él
quise mirar. cargaba con el odio de los que clamaban
Señor, no le di la mano, se encontraba por verlo morir.
sólo y le dejé partir. Perdón, por no dar (La sangre que hoy, nos limpia por fe, fue
cariño, por solo buscarlo tan lejos de ti. derramada por Él en Jerusalén).
Jesús.
Bautízame, Señor con Tu Espíritu,
Bautízame, Señor con tu Espíritu Como las águilas, como las águilas, sus
alas levantarán (2)
Y déjame sentir el fuego de tu amor, aquí
en mi corazón Señor... Caminarán y no se cansarán
Satúrame Señor, con tu Espíritu (4) y Correrán y no se fatigarán.
déjame sentir el fuego de tu amor, aquí en Nueva vida tendrán, nueva vida tendrán
mi corazón, Señor (2)
Los que esperan, los que esperan en
El hombre de Galilea pasando va (2) y Jesús.
déjalo que te toque (3) dentro de tu
corazón (2)
EL AMOR DEL SEÑOR
COMO BUSCA LA SIERVA El amor del Señor es maravilloso (3).
Grande es el amor de Dios.
Así como busca la sierva corrientes de
agua viva; así te busca mi alma Espíritu Tan alto que no pudo estar arriba de él,
de Dios. tan bajo que no puedo estar abajo de él,
tan ancho que no puedo estar afuera de él.
Oh ven a mí Espíritu, oh ven a mí Grande es el amor de Dios.
Espíritu.
Oh ven a mí Espíritu de Dios. (2)
EL GRANO DE MOSTAZA
Si tuvieras fe como un granito de
COMO CORREN RIOS mostaza, eso dice el Señor. (2)
Como corren ríos dentro de mi ser. Tú le dirías a las montañas, muévanse,
Como corren ríos dentro de mi ser, muévanse, muévanse. (2).
es que yo confío en Cristo, mi Rey, Y las montañas se moverán, se moverán,
se moverán.
es que yo confío en Cristo, mi Rey.
Como ríos de agua viva
EL ESPÍRITU DE DIOS ESTÁ.
que salta p’arriba,
El Espíritu de Dios está en este lugar, el
que llevo dentro,
Espíritu de Dios se mueve en este lugar.
Confirma, confirma en este momento Está aquí para consolar, está aquí para
liberar, está aquí para guiar, el Espíritu de
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eterna, dame del agua que brota para la Muévete en mí, muévete en mí; toca mi
vida eterna; del agua que le diste a la mente y mi corazón, llena mi vida de tu
mujer samaritana.
está aquí para enseñarme a orar, está aquí Cristo dijo que quien llora su consuelo
para guiar, el Espíritu de Dios está aquí. encontrará; quien es pobre, quien es
limpio será libre y tendrá paz. Rompe
pronto tus cadenas, eres libre de verdad:
EL PADRE ABRAHAM empieza a caminar.
Muchos hijos tiene el padre Abraham, Si el camino se hace largo, si te cansas
el padre Abraham tiene muchos hijos, bajo el sol, si en tus campos no ha nacido
ni la más pequeña flor, toma mi mano y
yo soy uno, tú también, cantemos unidos por el amor, en nombre
alabemos todos al Señor. del Señor.
Mano derecha,….
HAY UNA UNCIÓN AQUÍ
ESPÍRITU DE DIOS. Hay una unción aquí, cayendo sobre mí,
Espíritu de Dios, toma mi vida, toma mi tocándome, sanando mi ser.
alma, toma mi ser. Mi espíritu y mi alma se están llenando,
Y lléname, lléname, lléname; de tu con el poder del Espíritu Santo. Mi vida
presencia lléname, lléname; de tu poder nunca más será igual.
lléname, lléname, de tu bondad.
¡HOSANNA HEY!
ESTE GOZO ¡Hosanna hey! ¡Hosanna ha!
Este gozo no va pasar, no va a pasar (2) ¡Hosanna hey! (2) ¡Hosanna ha!
Este gozo no va a pasar porque está
dentro de mi corazón. Él es el Santo, es el hijo de María,
El fuego cae, cae, cae; los males salen, es el Dios de Israel; es el hijo de David.
salen, salen y el creyente alaba al Señor Vamos a Él con espigas de mil trigos,
(2)
y con mil ramos de olivo, siempre
Esta obra no va pasar... Esta alegría no alegres, siempre en paz.
va a salir...Y Jesucristo me va a salvar...
Es la alegría, la razón de mi existir;
Y Jesucristo ya me salvó...
es la vida de mis días, es consuelo en mi
sufrir.
GLORIA, GLORIA, ALELUYA.
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Ven Señor Jesús que la violencia nos Espíritu Santo, sopla en mí. (2)
engendra más violencia, queremos ser Ayer ya pasó, te necesito hoy,
hombres que prediquen tu bondad con
Espíritu Santo sopla en mí.
valentía. Ven Señor Jesús, mi corazón le
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Dios. (2)
Tenemos tanto, tanto, tanto, tanto, tanto,
Con mucha alegría todos…
tanto, tanto, tanto, tanto. Para estar
agradecidos. y dando a las palmas todos…
Tenemos al Padre, tenemos al Hijo, y dando a las palmas todos…
tenemos al Espíritu; para estar
agradecidos.
VEN ESPÍRITU SANTO
Tenemos los niños, tenemos adultos,
tenemos a los jóvenes; para estar Ven Espíritu Santo y envía desde el cielo
agradecidos. un rayo de tu luz. Ven Padre de los
pobres, ven dador de las gracias, ven
lumbre de los corazones
TÚ ERES EL AGUA VIVA Consolador buenísimo, dulce huésped del
Hna. Glenda alma, dulce refrigerio, descanso en el
trabajo; en el ardor tranquilidad, consuelo
Manifiesta tu santidad en mí,
en el llanto.
tómame dentro de lo que me dispersé
Oh luz santísima llena lo más íntimo de
Tómame de donde me perdí los corazones de tus fieles. Sin tu ayuda
y llévame de nuevo al corazón. nada hay en el hombre, nada que sea
inocente. Lava lo que está manchado,
Tú eres el agua viva, tú eres el agua pura, riega lo que es árido, cura lo que está
Inúndame y todo se transformará en mí. enfermo, doblega lo que es rígido calienta
Mi tierra se abrirá a tu lluvia, mis bocas lo que es frío, dirige lo que está
ya no darán daño a nadie, mis montes se extraviado.
harán camino para todos mi pasto Concede a tus fieles que en ti confían tus
abundante medicina será para todo el que sietes sagrados dones, dales el mérito de
coma de mí, yo seré la tierra que emana la virtud, dales el premio de la salvación,
leche y miel, dales el eterno gozo…
Me darás unas entrañas nuevas, mis hojas
ya no harán daño a nadie, sólo acariciarán
Infúndeme en tu espíritu Señor y haz que VEN ESPÍRITU, VEN,
se encariñe conmigo. Que quiero ser Ven Espíritu, Ven, y lléname Señor con
morada en ti y así tenga sabor a ti. tu preciosa unción (2)
Entonces habitaré en la tierra que es mía y
Purifícame y lávame, renuévame,
yo seré tu pueblo. Y tú serás mi Dios.
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