Bloque de Convencionalidad en Sentencias Penales
Bloque de Convencionalidad en Sentencias Penales
Bloque de Convencionalidad en Sentencias Penales
Todo ordenamiento jurídico posee una norma que sirve de guía o parámetro para la expedición de las otras
normas para determinar su validez, pero igualmente que se constituya como norma parámetro para garantizar
la interpretación y aplicación de las normas que reconocen derechos y garantías de manera adecuada,
determinando así que la norma guía en el ordenamiento jurídico en aquellos estados que son miembros de la
convención americana de Derechos Humanos partiendo de la teoría de la supremacía constitucional.
La jerarquización de las normas en un ordenamiento jurídico, es uno de los temas que han sido bastante
desarrollado y discutido, en el desarrollo de esta temática, casi todos coinciden al afirmar que en un sistema u
ordenamiento jurídico la norma fundamental, es la Constitución del Estado.
De tal forma que; ante la existencia de controversia entre una norma de inferior jerarquía con la norma
fundamental, se debe invalidar la de menor jerarquía y para ello se cuenta con instrumentos jurídicos, como el
control de constitucionalidad que puede realizarse por un solo órgano, a quien se le encomienda la guarda
de la constitución como norma fundamental y a la vez el control que están obligado a realizar todos los jueces
del Estado.
Esa jerarquización que tradicionalmente hemos conocido y a la que hacemos referencia, pone a los tratados
internacionales que versen sobre derechos humanos en un plano de igualdad en el orden interno con la
constitución, pese a que la Constitución de Guatemala de 1985 en su artículo 46 establecen prevalencia de
estos sobre el derecho interno.
Hasta ahora ha sido muy desarrollada la teoría según la cual en un ordenamiento jurídico, la constitución
política es la norma de más alto rango, La supremacía de la constitución o la constitución como norma
fundamental dentro del ordenamiento jurídico, fue la base de la célebre decisión del Juez Jonh Marshall, en el
caso Marbury Vs. Madison, cuando en uno de sus razonamientos indica que no es posible que una ley
común que repugna a la constitución pueda ser válida, al punto de indicar que el poder del estado, es limitado
por la constitución, en este sentido cualquier ley común que repugne la constitución y que otorgue poderes
que sobre pasen los limites establecidas en ella, deberá ser declarada invalida.
Bloque de convencionalidad:
El Bloque de convencionalidad es, el conjunto de normas y principios de carácter internacional que reconocen
derechos Humanos y que sirven de parámetro de control de las legislaciones internas de los estados
miembros de ella.
Afirma David A. Murillo (2016), el bloque de convencionalidad, es el “conjunto de normas homogéneas que se
ha consolidado por medio del diálogo armónico entre jueces internos e internacionales de derechos
humanos”.
El bloque de convencionalidad, lo integran los tratados y convenios ratificados por lo estados y las sentencias
de los órganos creados por dichos instrumentos internacionales; en el caso de Latinoamérica el bloque de
convencionalidad, lo integran la convención americana de derechos humanos, sus estatutos y reglamentos,
otros tratados o convenios que reconozcan y protejan derechos humanos, las Sentencias, Opiniones
Consultivas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y recomendaciones de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos.
El Bloque de Convencionalidad como parámetro de control de los ordenamientos internos de los estados
miembros de la convención, resulta ser un parámetro de control y aplicación obligatoria para los operadores
jurídicos de los estados que hayan adoptado la Convención.
Dicho control puede hacerse de modo concentrado y de modo difuso; el concentrado que se reserva a la
Corte Interamericana de Derechos Humanos y el difuso a cada uno de los jueces de distinta jerarquía de los
estados miembros de la convención, los efectos son iguales al control de constitucionalidad.
El control de convencionalidad, fue utilizado por primera vez en el año 2003, en el seno de la Corte
Interamericana, dentro del Caso Myrna Mack Chang vs Guatemala, el cual señala: “Para los efectos de la
Convención Americana y del ejercicio de la jurisdicción contenciosa de la Corte Interamericana, el Estado
viene a cuentas en forma integral, como un todo. En este orden, la responsabilidad es global, atañe al Estado
en su conjunto y no puede quedar sujeta a la división de atribuciones que señale el Derecho interno. No es
posible seccionar internacionalmente al Estado, obligar ante la Corte sólo a uno o algunos de sus órganos,
entregar a éstos la representación del Estado en el juicio --sin que esa representación repercuta sobre el
Estado en su conjunto-- y sustraer a otros de este régimen convencional de responsabilidad, dejando sus
actuaciones fuera del «control de convencionalidad» que trae consigo la jurisdicción de la Corte internacional”.
El concepto de Control de Convencionalidad, aparece por primera vez en el texto de una sentencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en el Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile, cuya Sentencia es
del 26 de septiembre de 2006, en dicha sentencia el órgano interamericano expresó:
“La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por ello, están
obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha
ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del
Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la
Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio
carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de “control de
convencionalidad” entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.
En el ámbito interno, el control de convencionalidad es el que deben realizar los agentes del Estado y,
principalmente, pero no exclusivamente, los operadores de justicia (jueces, fiscales y defensores) para
analizar la compatibilidad de las normas internas con la CADH. En dicho análisis de compatibilidad, los
funcionarios públicos deben actuar en el ámbito de sus competencias y atribuciones. En este sentido, el
objetivo del control es verificar la conformidad de las normas internas y su interpretación y aplicación, con la
CADH y otros instrumentos de derechos humanos que vinculen al Estado y que exista una correcta aplicación
de dichos estándares.
En definitiva, todo el aparato de poder público está obligado siempre a aplicar las normas de origen interno de
forma tal que sean compatibles con las obligaciones internacionales del Estado y les den efectividad a los
derechos consagrados interna e internacionalmente.
Asimismo, la necesidad de realizar un control de convencionalidad emana de los principios del derecho
internacional público. En particular, el principio del pacta sunt servanda, consagrado en la Convención de
Viena sobre Derecho de los Tratados (artículo 26), así como la obligación que tienen los Estados de dar
cumplimiento a los tratados de los que son parte, dan cuenta del compromiso que tienen los Estados que han
suscrito la CADH, de realizar un control de convencionalidad con el propósito de cumplir con el mandato de
protección de los derechos fundamentales. Este imperativo de derecho internacional público, debe ser
cumplido de buena fe por parte de los Estados.
el Poder Judicial debe ejercer una especie de “control de convencionalidad” entre las normas jurídicas
internas [...] y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. (Boyce vs Barbados).
En relación con lo anterior, la Corte recuerda que el control de convencionalidad ha sido concebido como una
institución que se utiliza para aplicar el Derecho Internacional, en este caso el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos, y específicamente la Convención Americana y sus fuentes, incluyendo la jurisprudencia
de este Tribunal. El control de convencionalidad es una obligación propia de todo poder, órgano o autoridad
del Estado Parte en la Convención, los cuales deben, en el marco de sus respectivas competencias y de las
regulaciones procesales correspondientes, controlar que los derechos humanos de las personas sometidas a
su jurisdicción sean respetados y garantizados. Los jueces y órganos judiciales deben prevenir potenciales
violaciones a derechos humanos reconocidos en la Convención Americana, o bien solucionarlas a nivel
interno cuando ya hayan ocurrido, En ese sentido, un adecuado control de convencionalidad a nivel interno
fortalece la complementariedad del Sistema Interamericano y la eficacia de la Convención Americana al
garantizar que las autoridades nacionales actúen como garantes de los derechos humanos de fuente
internacional. (Urrutia vs Chile)
El control de convencionalidad es una obligación de toda autoridad pública: (Gelman Vs. Uruguay).
Jurisprudencia de altos tribunales de la región: en el caso Fermín Ramírez vs. Guatemala, la Corte
Interamericana ordenó al Estado la realización de un nuevo juicio al que debía ser sometido el peticionario. La
Corte observó y valoró positivamente los términos del Acuerdo No. 96-2006 tomado por la Corte Suprema de
Justicia de Guatemala, el cual constituía un precedente de importante trascendencia en el ámbito del sistema
interamericano en lo concerniente a la ejecución de sentencias de este Tribunal, al designar un tribunal para
que realizara un nuevo juicio en virtud de lo resuelto por la Corte Interamericana.
La Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia de Guatemala emitió diversas resoluciones declarando la
autoejecutabilidad de las sentencias dictadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en los casos
De la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros), De los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros),
Bámaca Velásquez, y Carpio Nicolle y otros, todos contra el Estado de Guatemala. En estos fallos, la Corte
Interamericana encontró que el proceso penal referido a cada uno de los casos mencionados había violado la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, por lo que, en consecuencia, ordenó al Estado
guatemalteco investigar efectivamente los hechos que generaron dichas violaciones, así como identificar,
juzgar y sancionar a los responsables. En cumplimiento de lo ordenado por la Corte Interamericana, la
Cámara Penal de la Corte Suprema declaró la nulidad de las sentencias nacionales correspondientes, así
como de todo lo actuado con posterioridad y, en consecuencia, ordenó un nuevo procesamiento respetuoso
de las reglas del debido proceso y el cumplimiento de los fines del proceso penal de demostración de los
hechos y sanción de los autores responsables. Finalmente, la Cámara Penal de la Corte Suprema declaró que
como la República de Guatemala no podía oponer su Derecho interno ni alegar ausencia de procedimientos o
normativa para el cumplimiento de la sentencia internacional, el acto de ejecución de la misma tenía el efecto
de acto extraordinario del procedimiento común.
Desde la formulación y configuración legislativa, las leyes penales deben ser sometidas a tres ejercicios
prácticos: a) adecuación a los principios y garantías constitucionales, las cuales se han establecido como
parámetro y guía de la relación entre estado y habitantes; b) Control de Convencionalidad, es decir, no
vulneran las obligaciones estatales adoptadas en el marco de la ratificación de instrumentos internacionales
de derechos humanos y de derecho internacional humanitario, internalizando además los estándares
internacionales; y c) están creadas con forme la técnica legislativa adecuada para cumplir con los principios
de prohibición de analogías y máxima taxatividad.
Los casos contenciosos donde la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha emitido sentencia para el
Estado de Guatemala hasta el momento son nueve, los que se mencionan a continuación: 1. Caso Bámaca
Velásquez. 2. Caso Blake. 3. Caso Maritza Urrutia. 4. Caso Masacre Plan de Sánchez. 5. Caso Molina
Theissen. 6. Caso Carpio Nicolle y otros. 7. Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los Niños de la Calle). 8.
Caso Paniagua y otros. (Caso de la Panel Blanca). 9. Caso Raxaco. 10. Caso Fermín Méndez. 11. Caso
Myrna Mack Chang.
En cuanto al proceso penal guatemalteco podemos encontrar la figura acerca de la reparación digna a la que
tienen derecho las víctimas del delito, el artículo 124 del código procesal penal abre la posibilidad a partir de
su reforma de la posibilidad de reparación integral a la víctima del delito, algo que previamente se conocía
como acción reparadora o acción civil, el referido artículo es mucho mas amplio pues reconoce “la reparación
a que tiene derecho la víctima comprende la restauración del derecho afectado por el hecho delictivo que
inicia desde reconocer a la victima como persona con todas sus circunstancias como sujeto de derechos
contra quien recayó la acción delictiva, hasta alternativas disponibles para su reincorporación social a fin de
disfrutar o hacer lo más pronto posible del derecho afectado en la medida que tal reparación sea
humanamente posible y en su caso la indemnización de los daños y perjuicios derivados de la comisión del
delito…”
La reparación en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos: por el principio de convencionalidad es
posible integrar a los parámetros de la sentencia de reparación digna algunas consideraciones que han
realizado altas cortes, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en especial en el rubro de daño
moral, pues al no ser cuantificable si puede ser ponderado a la luz de la jurisprudencia en materia de
derechos humanos.
Reparaciones materiales: la regla de la “restitutio in integrum” se refiere a una de las formas de reparación de
un acto ilícito internacional, en los casos que la restitutio no sea posible, suficiente o adecuada. La
indemnización corresponde en primer término a los perjuicios sufridos por la parte lesionada y comprende…
tanto daño material como moral” (Blake vs Guatemala)
Daño emergente; Gastos médicos y de otro tipo. Villagrán Morales y otros vs Guatemala.
Daño moral; “… no siendo posible asignar al daño inmaterial un precio equivalente monetario, solo se puede,
para los fines de la reparación integral a las víctimas, ser objeto de compensación, y ello de dos maneras. En
Primer lugar, mediante el pago de una cantidad de dinero o la entrega de bines o servicios apreciables en
dinero que el tribunal determine en aplicación razonable del arbitrio judicial y en términos de equidad. Y en
Segundo lugar, mediante la realización de actos u obras de alcance o repercusión públicos, tales como la
transmisión de un mensaje de reprobación oficial… reconocimiento de la su dignidad y el consuelo de sus
deudos…” (Molina Theissen vs Guatemala).
Al tenor de lo expuesto, fundamentado y expuesto se puede concluir que el bloque de convencionalidad es el
conjunto de normas y principios de carácter internacional en materia de derechos humanos para un control de
legislaciones internas de los países parte, el cual se va a incorporar a las normativas de los países parte a
través de su normativa interna por medio del bloque de constitucionalidad el cual es el que le da carácter
superior a los tratados y convenios ratificados por los países parte, frente a su normativa interior siempre y
cuando estos sean en materia de derechos humanos, los cuales son catalogados podría mencionarse o
ejemplificarse en una superioridad o cúspide al igual que la constitución como norma parámetro a través del
principio de supremacía constitucional que no es más que la incorporación no física pero si material de los
tratados en materia de derechos humanos en la propia constitución.
Derivado de ello todo esto lograría una correcta aplicabilidad y control a través del Principio de control de
convencionalidad el cual es establecido por la Corte Interamericana de derechos humanos el cual también
surge por la adecuación del derecho propio a las circunstancias que fueron surgiendo en aras de la correcta
aplicabilidad de la misma, dotando de este modo a los órganos jurisdiccionales de facultad referente al control
de la correcta aplicabilidad de la convención, resoluciones y opiniones de la corte en pro de la defensa de los
derechos humanos.
Es así pues que hoy día podemos ver ejemplificada la aplicabilidad del bloque de convencionalidad en
sentencias penales, ya que a tenor del bloque de convencionalidad y del control de convencionalidad es la
aplicabilidad de la normativa en materia de derechos humanos al derecho interno es idónea y funcioal ya que
se están resolviendo las sentencias penales ya sea en primer instancia o segunda instancia fundamentándose
en normativa internacional, sentencias u opiniones como
por ejemplo: sentencia C. 26-2007 menciona en la PARTE RESOLUTIVA CON MENCION DE LAS
DISPOSICIONES LEGALES APLICABLES: Este tribunal con base en lo considerado y en lo que, para el
efecto, establecen los artículos 7, 8, 24 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
CUMPLIMIENTO DE FALLOS DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS Expedientes
No. 1143-2012 y 1173-2012 Sentencia de Casación del 08/08/2012 194, Cámara Penal recuerda (…) la
sentencia de excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas emitida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos el veinticuatro de noviembre de dos mil nueve, en el caso de la Masacre de Las Dos
Erres, versus el Estado de Guatemala. Dicha sentencia deviene obligatoria en el presente caso dados los
imperativos expresos contenidos (…) la Corte reitera su jurisprudencia constante sobre la incompatibilidad de
figuras como la prescripción y la amnistía en los casos de graves violaciones a los derechos humanos, que de
manera clara ha establecido que: El Estado debe garantizar que los procesos internos tendientes a investigar
y [eventualmente] sancionar a los responsables de los hechos de este caso surtan sus debidos efectos y, en
particular, de abstenerse de recurrir a figuras como la amnistía, la prescripción y el establecimiento de
excluyentes de responsabilidad (…).
Expediente No. 2410-2011 Sentencia de Revisión del 08/08/2012, "...Tomando como base las
consideraciones del accionante, así como el mandato legal contenido en el fallo de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en el caso de Fermín Ramírez Ordóñez contra el Estado de Guatemala, no puede
imponerse la pena de muerte con base en la peligrosidad establecida en el artículo 132 del Código Penal, por
violar el principio de legalidad y, además, el derecho de audiencia, defensa y debido proceso. Dicha sentencia
Internacional prohibió la aplicación del referido artículo, lo que implica por favorecer al reo, la obligación de
aplicar la ley hacia atrás en el tiempo, es decir extender el alcance de dicho fallo a casos juzgados con
anterioridad al dos mil cinco y todos a partir de entonces, y que de omitir el cumplimiento de lo mandado por el
Tribunal Interamericano, implica responsabilidad de funcionarios públicos por infracción de la ley como ya lo
reconoce la Corte Suprema de Justicia en sentencias de revisión dictadas dentro de los expedientes
identificados con los números catorce guión dos mil cinco, veintitrés guión dos mil ocho y doscientos noventa
y uno guión dos mil once
Expediente No. 1160-2016 Sentencia de Casación del 16/04/2018. jurisprudencia de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, en donde señala que los delitos de violación son un tipo particular de agresión que se
caracteriza por producirse en ausencia de otras personas más allá de la víctima y el agresor, por lo que no se
puede esperar de la existencia de pruebas gráficas o documentales, constituyéndose la declaración de la
víctima como una prueba fundamental para el caso, por lo que, tanto en atención a la convencionalidad –
constitucionalidad–
Expediente No. 1385-2016 Sentencia de Casación del 23/04/2018. utilizó el principio del interés superior del
niño –pro infans– establecido en el artículo 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño, ello en atención
al principio de convencionalidad al cual están sujetos para su aplicación ex officio los órganos jurisdiccionales
del país (Almonacid Arellano y Otros vs. Chile) y tomar en cuenta la delicadeza y relevancia probatoria que
poseen las declaraciones de las víctimas de delitos sexuales por ser considerados estos como delitos en
soledad (Fernández Ortega y Otros vs. México), por lo que la Sala fue omisa al no realizar el examen debido
sobre si el Tribunal de sentencia utilizó todos estos elementos para valorar la prueba rendida en el juicio…”
Expediente No. 1565-2017 Sentencia de Casación del 13/04/2018. ejercer control de convencionalidad, por lo
que, en el caso sub judice se debe observar el pronunciamiento realizado por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en la sentencia (…) caso Fermín Ramírez contra el Estado de Guatemala, referente a
que, utilizar para la aplicación de sanciones penales, normas del texto penal que contengan parámetros de un
derecho penal de autor, es incompatible con el principio de legalidad criminal y a la vez resulta contrario al
conjunto de garantías judiciales mínimas establecidas en el artículo 9 de la Convención Americana Sobre
Derechos Humanos (…); asimismo, el inciso 7) del artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos…”
Expediente No. 508-2017 Sentencia de Casación del 28/05/2018. “…La Constitución Política de la República
de Guatemala reconoce y garantiza la protección a la niñez y adolescencia. Esta protección preferente tiene
su fundamento en el conjunto de principios y valores que llaman a preservar respecto de la institución de la
familia y en las obligaciones convencionales que ha asumido el Estado de Guatemala por haber ratificado la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Convención sobre los Derechos del Niño y la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, entre otros
instrumentos relacionados con la materia bajo análisis
Expediente No. 691-2017 Sentencia de Casación del 26/02/2018. garantizar la adecuada protección de las
mujeres y cumplir con las obligaciones convencionales que ha asumido el Estado de Guatemala, al haber
ratificado, entre otras, la Convención Americana Sobre Derechos Humanos y la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, así como el objeto y fin de la ley especial
contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer que es garantizar la vida, la libertad, la
integridad, la dignidad, la protección y la igualdad de todas las mujeres garantizándoles una vida libre de
violencia…”