Trabajo Grupo 1 Seccion 1 Psiquiatria Criminal

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS


CENTRALES ROMULO GALLEGOS
AREA DE POSTGRADO
CUARTO TRIMESTRE
PROGRAMA: ESPECIALIZACION EN CIENCIAS PENALES Y
CRIMINOLOGICAS
CATEDRA: PSIQUIATRIA CRIMINAL
AULA TERRITORIAL ANACO
SECCION 1

TRABAJO BASADO EN LA PRIMERA PARTE DEL PROGRAMA


UNIDADES I, II, III, IV Y V

Participantes:

Darsi Otilia Gil Rojas CI 5997732

Carolina Marcano CI 6508324

Luz Marina de Toledo CI 7792947

Ángel Parazuela CI 8479194

Frank Jiménez CI 9291309

Carlos Bellorin CI 9818677

Luis Bonilla CI 10402859

María Malavé CI 12074432

Marine Mendoza CI 18206523

Noel Moyano CI 12462516

Profesor: Marco Aurelio Domínguez

Anaco, 23 de julio de 2.022


INTRODUCCIÓN

Durante gran parte de la historia mundial, las enfermedades mentales


no existieron, eran simplemente locura. Se temía a los enfermos y se les
perseguía, el tratamiento no se diferenciaba de la tortura y el asesinato. A lo
largo de los años, se creyó que aquellos que se comportaban de manera
“extraña” estaban poseídos por espíritus malignos, y esta creencia hizo que
las personas que padecían una enfermedad mental vivieran en el aislamiento
y fueran sometidos a distintas “terapias” que lograrían su curación.

La psiquiatría es una ciencia que se relaciona directamente con aquellas


características del ser humano que no son biológicas ni pueden evaluarse
únicamente por medios físicos. Se ocupa de los aspectos menos tangibles,
más subjetivos del ser humano como su conducta, sus motivaciones, las
alteraciones de su pensamiento, de sus afectos, de los problemas de
desajuste o desadaptación de la personalidad en su medio cultural y social.

La Psiquiatría puede ser aplicada en conjunto con otras ciencias, una de ella
es la Criminología, donde pasa a ser llamada Psiquiatría Forense o Criminal,
en este campo se trata del conjunto de nociones médico-legales-psiquiátricas
que tienen importancia en el Derecho (penal, civil, laboral, familiar) y que se
relacionan con aspectos de la capacidad mental y psíquica, debe ser ejercida
por un Psiquiatra Clínico que posea un conocimiento jurídico de lo que la Ley
exige de él y de cómo puede transformar sus conocimientos médicos y
psicológicos en aplicaciones jurídicas.

A veces, las teorías psiquiátricas funcionan dentro de un tipo específico de


comportamiento, como el comportamiento delictivo. Del mismo modo, este
tipo de teoría puede referirse solo a ciertos tipos de personas, como hombres
o mujeres. Dividir a toda la humanidad en grupos relevantes permite hacer
declaraciones más específicas sobre cómo funciona la mente, ya que se cree
que cada uno de estos grupos tiene algo relevante en común. Si estas
afirmaciones resultan útiles depende de cuántas de las similitudes del grupo
se encuentren en la mente.
Las teorías también pueden abordar áreas específicas de la salud mental,
como la esquizofrenia o el trastorno bipolar. La comprensión psiquiátrica de
estas enfermedades ha cambiado con el tiempo, y algunos comportamientos
que actualmente se consideran normales fueron clasificados en la categoría
de enfermedad mental por los psiquiatras. Si bien la psiquiatría puede
parecer una ciencia objetiva, a menudo se ve afectada por la comprensión
cultural contemporánea del mundo, lo que dificulta que las teorías
psiquiátricas aborden la verdad objetiva. Como disciplina con un largo linaje,
mirar hacia atrás en teorías pasadas dentro de esta práctica a menudo
puede ayudar a los psiquiatras a abordar posibles sesgos en su propia
investigación.
La legislación venezolana establece que, quien producto de una enfermedad mental hubiere
cometido un delito grave, debe ser recluido en un hospital o centro especializado y, en el
caso de delitos de menor gravedad, deberá ser conducido bajo fianza de custodia a sus
familiares.

La simulación, disimulación y sobre-simulación de las enfermedades tanto mentales como


somáticas es una hecho real y para algunos expertos en la materia en claro aumento, todo
ello por diversas y complejas razones que se analizaran posteriormente. Por lo tanto
creemos muy oportuno que los médicos forenses realicen una actualización de toda esta
temática, ya que gran parte de su actividad se desarrolla mediatizado por la existencia de
procesos y síntomas de simulación o disimulación.
.
.

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes


porque Jehová tu Dios estará contigo donde quiera que tú vayas”

(Josué 1:9)
TRABAJO BASADO EN LA PRIMERA PARTE DEL PROGRAMA
UNIDADES I, II, III, IV Y V

Unidad I: LA PSIQUIATRIA

La psiquiatría sigue en su historia un desarrollo cíclico, desde sus


orígenes confundida con la religión y la magia, hasta su estado actual como
especialidad sofisticada de la medicina. El reto de la psiquiatría actual es
lograr una formulación integrada del funcionamiento humano y sus
alteraciones.

1.1 Evolución histórica:


La historia de la psiquiatría se constituye por encontrar la respuesta a
dos preguntas: ¿qué entendemos por locura?, y ¿qué hacemos con
ella? A lo largo de los años, los intentos por dar respuestas dichas
preguntas determinaron el accionar de la sociedad sobre los enfermos
mentales. Y, debido que el concepto de locura no se logró esclarecer
en ese momento, las respuestas han ido variando a través de las
distintas culturas y tiempos.

En la Edad Antigua, los sumerios creían que las enfermedades


mentales eran posesiones demoníacas. Mientras, los Egipcios
pensaban que la mente surge del cerebro, por ello trataban las
enfermedades mentales con actividades recreativas. En el caso de las
tribus indígenas de América, tenían a los enfermos mentales como
chamanes, y en la Antigua Grecia, Hipócrates, realizó la primera
catalogación de las enfermedades mentales en su teoría de los
humores. Así mismo, el Imperio Romano consideraba que estas
enfermedades podían tener origen físico o mental.

Durante la Edad Media y Edad Moderna la mayoría de los cristianos


creían que las enfermedades mentales eran posesiones demoníacas,
por lo cual empleaban “tratamientos” que consistían en torturas,
trepanaciones o sangrías para que el demonio abandonase el cuerpo
del poseído. A diferencia de estos, los Humanistas comienzan a
plantear un estudio científico sobre la enfermedad mental y acogen a
los pacientes en sanatorios, consideran que su trastorno se debe a un
desorden físico. El precursor de este movimiento fue el médico
francés Philippe Pinel, quien realizó la primera clasificación de las
enfermedades mentales y propuso una terapia basada en un intento
de someter las pasiones a la razón (terapia moral).

Recién en el siglo XIX los trastornos mentales comenzaron a ser


tratados científicamente como enfermedades, además, la psiquiatría
logró establecerse como una rama del conocimiento médico. Se
iniciaron investigaciones, se establecieron teorías como: la morfo
psicología y la frenología. También, se produjeron descubrimientos en
neurología y se amplió el catálogo de enfermedades mentales. A
principios del siglo XX, se estableció la psiquiatría organicista, la cual
explicaba que las enfermedades mentales eran ocasionadas por
defectos biológicos. Además, el psicoanálisis y la psiquiatría
farmacológica hicieron su aparición.

En la actualidad, la psiquiatría es la ciencia que se dedica al estudio y


tratamiento de las enfermedades mentales. Su objetivo es prevenir,
evaluar, diagnosticar, tratar y rehabilitar a las personas que sufren
trastornos de la mente. Es el equilibrio psicosocial y emocional de las
personas en el que se involucra el comportamiento, estado de ánimo,
orientación y percepción de acuerdo al entorno en donde se desarrolla
el individuo. Sus principales métodos son la terapia cognitivo-
conductual, la psiquiatría farmacológica y el internamiento (tanto
voluntario como forzado).

1.2 Diversos trastornos Psiquiátricos.

Las enfermedades mentales o trastornos psiquiátricos son afecciones


que impactan el pensamiento, sentimientos, estado de ánimo y
comportamiento de una persona. Pueden ser ocasionales o duraderos
(crónicos), y en ocasiones afecta la capacidad que tiene el individuo de
relacionarse con los demás y funcionar cada día.

Existen diversos tipos de trastornos psiquiátricos, los que más se


presentan en la población son:

 Esquizofrenia: Es un trastorno psicótico que causa pérdida de


contacto con la realidad, delirios, alucinaciones, pensamiento y habla
desorganizados.
 Trastorno Bipolar: Se trata de un trastorno con episodios
alternados de manía (períodos de actividad excesiva, energía y
excitación) y depresión.
 Trastornos depresivos: Son trastornos que afectan la manera
en que siente emocionalmente una persona, como el nivel de tristeza
y felicidad, y pueden afectar su capacidad para funcionar. Algunos
ejemplos incluyen el trastorno depresivo mayor y el trastorno disfórico
premenstrual.
 Trastornos de ansiedad: La ansiedad es una emoción
caracterizada por la anticipación de un futuro peligro o desgracia, junto
con una preocupación excesiva. Esta clase incluye el trastorno de
ansiedad generalizada, el trastorno de pánico y las fobias.
 Trastornos obsesivos compulsivos: Implican preocupaciones
u obsesiones, pensamientos y acciones repetitivas. Algunos ejemplos
incluyen el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno de acumulación
y la tricotilomanía.
 Trastornos relacionados con el trauma y el estrés: Son
trastornos de adaptación en los cuales una persona tiene problemas
para lidiar con una situación estresante de la vida. Algunos ejemplos
incluyen el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y el trastorno de
estrés agudo.
 Trastornos disociativos: Son trastornos en los cuales el
sentido de sí mismo se ve alterado, como el trastorno de identidad
disociativa y la amnesia disociativa.
 Trastornos alimenticios: Incluyen problemas relacionados con
la alimentación que afectan la nutrición y la salud, como la anorexia
nerviosa y el trastorno por atracones.
 Trastornos de mal comportamiento, control de los
impulsos y de la conducta: Incluyen problemas de autocontrol
emocional y conductual, como la cleptomanía o el trastorno explosivo
intermitente.
 Trastornos neurocognitivos: Afectan la capacidad para
pensar y razonar. Estos problemas cognitivos adquiridos incluyen el
delirio, así como trastornos debidos a afecciones o enfermedades
como lesiones cerebrales traumáticas o la enfermedad de Alzheimer.
 Trastornos de personalidad: Implica un patrón duradero de
inestabilidad emocional y comportamiento poco saludable que causa
problemas en la vida y en las relaciones. Algunos ejemplos son los
trastornos límite, antisocial y narcisista de la personalidad.
 Trastornos parafílicos: Incluyen el interés sexual que causa
angustia, impedimento personal, causa daño potencial o real a otra
persona. Algunos ejemplos son el trastorno de sadismo sexual, el
trastorno voyerista y el trastorno pedófilo.

1.3 Planteamientos Penales en la Psiquiatría Criminal.

La Psiquiatría Forense o Criminal es la ciencia que emplea los


procedimientos y conocimientos de la Psiquiatría y Neurociencia, para
diagnosticar la manera de ser de los individuos y sus conductas en relación a
los hechos. Su propósito es obtener evidencias para elaborar un informe que,
con claridad y dentro de la terminología del derecho pueda ser recogido por
los distintos sistemas jurídicos.

El nuevo Código Penal solicita el asesoramiento de la Psiquiatría


Forense en torno de la imputabilidad del inculpado, en el ámbito jurídico, es
la aptitud que tiene una persona para responder por los actos que realiza. La
imputabilidad, también llamada capacidad de culpa, se basa en dos
condiciones fundamentales: Que en el momento de la acción el sujeto posea
la inteligencia y el discernimiento de sus actos, y Que el sujeto goce de la
libertad de su voluntad o de su libre albedrío.

Por lo tanto, toda enfermedad mental que afecte a la inteligencia o la


voluntad, alterará el grado de imputabilidad. Lo que interesa al derecho no es
el diagnóstico clínico, sino su reflejo en el actuar humano al momento de los
hechos.

En la Psiquiatría Forense, existen dos atenuantes que podrían


considerarse los principales al momento de realizar la imputación:
 Enajenación Mental: Las psicosis y sobre todo las del círculo
esquizofrénico y las del círculo maníaco-depresivo; El Trastorno
Delirante Paranoide. Los Trastornos Mentales Orgánicos. La Debilidad
o Retraso Mental Severo.
 Miedo Insuperable: Es una perturbación del ánimo teñida de
fuerte angustia que borra las facultades psíquicas del raciocinio en pro
de un instinto superior de supervivencia, es en definitiva lo que
coloquialmente se define como pánico, terror o pavor.

Unidad II: IMPUTABILIDAD

2.1 Concepto general de imputabilidad

La imputabilidad es un término jurídico, el cual se define como la capacidad de


una persona de comprender las consecuencias que traerá la realización voluntaria de
un acto ilícito, y como tal debe ser responsable y responder por el hecho cometido.
También es definida como la capacidad de querer y entender, en el campo del
Derecho Penal. Querer es estar en condiciones de aceptar o realizar algo
voluntariamente y entender es tener la capacidad mental y la edad biológica para
desplegar esa decisión.

La imputabilidad es aquella categoría dogmática mediante la cual se establecen las


condiciones que debe tener un sujeto para poder afirmar que en el momento de los
hechos podía haber actuado de otro modo, era libre para actuar conforme a derecho
pero libremente, voluntariamente decidió vulnerar y vulneró una norma penal. Por el
contrario, un individuo será inimputable si no pudo evitar el hecho antijurídico, si no
era libre para llevar a cabo un hecho distinto del ilícito realizado.

De acuerdo a Zazzali, 2007, imputabilidad significa capacidad para delinquir.


2.2 Valoración de la imputabilidad

En los congresos de unión Internacional del Derecho Penal nació la polémica entre
dos filósofos diferentes quienes discutieron sobre la forma de imputabilidad más
correcta y adecuada, lo que hace pensar que esta debe ser valorada. Actualmente para
la valoración de la imputabilidad se toma en cuenta lo manifestado por Jiménez de
Azua, quien considera que la palabra que encuadra en el derecho penal para dicha
valoración es “enajenado” ya que esta quiere decir fuera de lugar o de sitio, mas no se
trata de conciencia e inconsciencia para apreciar la responsabilidad del agente del
delito.

Tomando en cuenta lo señalado, es el juez quien fija las condiciones que debe
reunir un sujeto para ser considerado imputable y es el juez quien establece la
imputabilidad o no del autor de un delito tomando en cuenta la voluntad y la malicia
establecida en el código penal ya que la imputabilidad es un supuesto subjetivo de la
culpabilidad.

Cabe destacar, que si se parte de la premisa que la imputabilidad es un concepto


que tiene una base biológica y psicológica, como se ha planteado hasta ahora, la
participación del psicólogo forense en el proceso “administración de justicia”, queda
clara. No obstante, aun cuando es indispensable que el psicólogo forense, posea
conocimiento jurídico acerca de la imputabilidad, es aún más necesario que al
momento de determinarla, lo haga desde una perspectiva psicológica.

2.3 Causas de la imputabilidad.

En Venezuela se siguen los postulados de la escuela clásica como causas de la


imputabilidad y se apoya en dos principios que son la conciencia y la libertad de las
personas, por ello, toda persona natural o jurídica que incurra en un hecho punible es
imputable a menos que al momento de cometerse el hecho delictivo, además de
presentar una enfermedad mental y estar relacionada con los hechos, tenga afectadas
algunas de las condiciones precitadas: conciencia, inteligencia y voluntad, o como
indica la LOPNNA que no cumpla con el requisito de la edad.

Dentro de los factores individuales que excluyen la imputabilidad se encuentra la


enfermedad mental, la minoría de edad. Y los factores situacionales se debe, en
cambio, el miedo insuperable. En una zona media entre lo individual y lo situacional
debería tal vez situarse el trastorno mental transitorio. Cuando la ausencia de
culpabilidad falta por los factores individuales señalados se dice que se debe a la
ausencia de imputabilidad. Es así como el menor de edad y el enfermo mental, son
inimputables. En el Artículo 62 del Código Penal venezolano, se puede examinar el
concepto de imputabilidad y sus fundamentos, esto es en cuanto a la base patológica,
en cuanto a la base emocional es el artículo 67 y la imputabilidad disminuida la
establece el artículo 63, En este caso, puede tratarse de una enfermedad mental que
atenúe el grado la responsabilidad sin excluirla totalmente por lo tanto, solo hay
rebaja de la pena aplicable.

Unidad III: ENFOQUE PSIQUIATRICO Y SOCIOLÓGICO

Las relaciones entre la psiquiatría y la sociología se han visto


entorpecidas tradicionalmente por las llamadas barreras profesionales, o
sea la especialización y constante división del trabajo que caracterizan la
vida social moderna. Y a señalaba Emile Durkheim, uno de los pioneros
de la psiquiatría social, los peligros de incurrir en una definición
demasiado rígida de funciones y perspectivas en las ciencias sociales
desde el punto de vista de la formación y práctica del científico. Pensaba
el sociólogo que tal rigidez podría generar serias dificultades para el
logro de la síntesis o integración del conocimiento que es el postulado
básico de toda ciencia que busca relaciones universales, racional y
empíricamente fundamentadas por encima de divisiones artificiales. Hoy
día se da mucho énfasis a la recomendación de Durkheim y la
colaboración interdisciplinaria se ha convertido en un campo fructífero
para la evolución de la ciencia. Pero esto ha requerido un verdadero
cambio revolucionario en la mentalidad de los científicos de nuestro
tiempo, y en nuestro caso, de médicos, psiquiatras y sociólogos quienes
hasta hace poco no estaban muy convencidos de que se pudieran
beneficiar ampliamente por medio de la mutua colaboración. Lo más
interesante es que dicho cambio de mentalidad no se ha realizado bajo la
certeza de que las disciplinas involucradas se deban absorber o reducir
recíprocamente hasta perder su autonomía. El mismo Durkheim era un
ferviente partidario de que teóricamente se diferenciaran las
proposiciones de cada disciplina y se delimitaran sus campos, pero no a
tenor de olvidar los puntos en que las ciencias pudieran iluminarse
mutuamente el camino. Es decir, proponía que, por ejemplo, le separara
una explicación psicológica de una sociológica, pero no concebía que se
pasara a la segunda sin haber agotado la primera, razón por la cual el
sociólogo debía estar preparado a afrontar problemas generales de ambas
disciplinas. Y he aquí el problema central que surgió: convencer a los
científicos de que una disciplina no se va a "comer" a la otra, ya fuera
teórica o prácticamente en casos de complementación interdisciplinaria.
3.1Evaluación crítica.

El pensar sociológico requiere, en principio, poner distancia del


objeto de estudio en un intento por liberarse de los propios prejuicios, lo
que Wright Mills denominó imaginación sociológica, que se caracteriza
por "pensar distanciándose" de las rutinas familiares propias, para poder
verlas como si fueran algo nuevo. La sociología cumple con varios
objetivos en la práctica: la adquisición de conciencia de las diferencias
culturales, la evaluación de los efectos de las políticas, el
autoconocimiento y el desarrollo del pensamiento sociológico.
Su desarrollo histórico fue impulsado por los grandes cambios
sociales dados a finales del siglo XVIII en Europa, especialmente por las
"revoluciones". La Revolución Francesa, en 1789, que señaló el triunfo
de ideas y valores como la libertad y la igualdad sobre el orden social
tradicional, y la Revolución Industrial, que con el auge industrial (p. ej.,
maquinarias propulsadas con vapor) produjo un enorme desplazamiento
de campesinos que dejaron de trabajar la tierra para hacerlo en fábricas y
en labores industriales, lo que generó una rápida expansión de las zonas
urbanas y de nuevas relaciones sociales.

Estos cambios en la forma de vida tradicional hicieron que varios


pensadores emprendieran el desafío de desarrollar nuevas
interpretaciones tanto del mundo social como del natural. Entre ellos se
destacan los siguientes representantes (4): Auguste Comte (1798-1857).
Francés. Fundador del positivismo, fue quien acuñó el término sociología
con la pretensión de crear una ciencia capaz de explicar las leyes del
mundo social de la misma forma que las ciencias naturales explicaban el
mundo físico. La sociología, según el enfoque positivista, puede producir
conocimientos sociales basados en la observación, la comparación y la
experiencia (datos empíricos).

Muchos estudios sociológicos han explorado las correlaciones


estructurales de las enfermedades psiquiátricas con el estrato social, el
sexo, la raza, la edad y el urbanismo (1), junto con implicaciones en la
psiquiatría y la salud pública.

Sexo:

En general, se observa una diferencia en las causas de defunción.


Los hombres mueren más de eventos cardiacos, accidentes y de forma
violenta, lo que hablaría de su elección por conductas de riesgo; mientras
que las mujeres viven más, pero sus patologías tienden más a la
cronicidad, comorbilidad e incapacidad, y sufren más la pobreza (4). En
la mayoría de los estudios mundiales se observa desde la adolescencia
una relación de 1,5:1 a 2:1 de mayor presentación de depresión y
ansiedad en el sexo femenino.
Según Lesley Doyal, estas diferencias son el resultado del efecto
acumulativo de los múltiples roles que realiza la mujer (p. ej., gestación,
maternidad, trabajo doméstico, etc.) (4). Además de ser víctimas
frecuentes de la violencia doméstica y tener características biológicas y
hormonales particulares (p. ej., puerperio, período menstrual y
menopausia).

En los hombres, en general, se observa mayor prevalencia de


trastornos por abuso de sustancias psicoactivas y personalidad
psicopática, aunque en algunas regiones se ha encontrado un aumento
reciente en el consumo de las primeras, en las mujeres (11). También en
los hombres se observa un inicio más temprano de la esquizofrenia y una
peor evolución, sin que varíe la prevalencia según el sexo.

Edad

Con respecto a la depresión, el sexo y la edad, no se observan


diferencias durante la infancia, pero alcanzan su punto más alto en la
adultez y nuevamente se acercan en la vejez (13). La depresión es un
factor importante de discapacidad para los ancianos y generalmente es
subdiagnosticada, pues frecuentemente es enmascarada por los síntomas
físicos.

Raza

Los conocimientos de la enfermedad mental y la raza son parciales,


pues aun cuando se han hecho varios estudios, no son concluyentes. Se
observan factores socioculturales desventajosos en los afrocaribeños y
asiáticos, que pueden afectar su salud en general, como hacinamiento,
altas tasas de desempleo, empleo riesgoso y mal pago, racismo y
discriminación, que empeoran si además son inmigrantes. El apoyo y la
cohesión social en el interior de estos grupos podría ser un factor de
protección o de adaptación en caso de padecer alguna enfermedad.

Con respecto a la enfermedad mental, en la actualidad se habla de


un modelo integrativo más no único para explicarla, fundamentado en la
visión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), acerca de la salud
mental que no es sólo "la ausencia de una afección", sino "un estado de
completo bienestar físico, mental y social", por lo que es fundamental el
reconocimiento de aspectos sociológicos. No obstante, esta definición
tiene dos caras: (a) mantenerse sano mentalmente requerirá el concurso
de estos factores, y (b) los cambios socioculturales, tema en cuestión,
afectarán la presentación y el curso de las enfermedades mentales.

Por otro lado, la repercusión de las patologías mentales en la


comunidad debe comprender aspectos como el costo de la asistencia en
salud, la pérdida de la productividad y la carga de la morbilidad. Esta se
ha medido a través de la incidencia, la prevalencia y la mortalidad; sin
embargo, estos índices parecen más acertados para las enfermedades
agudas, que conducen a la recuperación completa o a la muerte. En
cambio, para enfermedades crónicas como las enfermedades mentales,
esto presenta limitaciones, pues a menudo generan más discapacidad que
la muerte prematura del paciente.
3.2 Teoría y técnicas psiquiátricas.

El desarrollo de la psiquiatría moderna, así como la sociología, ha


mostrado una heterogeneidad de perspectivas teóricas. Para una, en
relación con el concepto de anormalidad psíquica -que utilizando el
lenguaje sociológico sería un subtipo de conducta desviada- y frente a su
tratamiento, y para la otra, en la comprensión de la conducta social, lo
que en lugar de cuestionar la validez de estos constructos, debería
retarnos a los psiquiatras y sociólogos a funcionar de una manera más
sinérgica, e interactuar con otras ciencias humanistas. A lo largo de esta
reseña han podido observarse varios puntos de encuentro entre ambas
ciencias, como el común interés por entender la conducta humana.

Sin embargo, quizás lo más importante que puede aportarnos el


conocimiento sociológico actual será el de entender que con los
vertiginosos cambios del siglo XXI, dados por la globalización, los
efectos psicosociales de la desintegración latinoamericana (p. ej., "el
malestar social" y la exclusión) y un funcionamiento social como la
sociedad-red, caracterizada por la revolución tecnológica, entre otros,
hoy la mirada psiquiátrica no puede reducirse al estudio de los pacientes
como simples individuos, pues debe incluir el entendimiento de la
influencia contextual en sus patologías y la importancia de acercarse a las
comunidades con modelos terapéuticos novedosos que aseguren una
mayor estabilidad sintomática y reinserción social de los enfermos
mentales, al igual que una menor estigmatización y deterioro funcional
de estos.

Es innegable la complementariedad entre la sociología y la salud


mental, es necesario y muy ventajoso fortalecer su interconexión y
reciprocidad.

TECNICAS PSIQUIATRICAS: La mayoría de los métodos de


tratamiento de las enfermedades psiquiátricas pueden clasificarse

 Somático

 Psicoterapéutico

Los tratamientos somáticos incluyen fármacos, terapia


electroconvulsiva y otros tratamientos que estimulan el cerebro (como
la estimulación magnética transcraneal y la estimulación del nervio
vago).
Los tratamientos psicoterapéuticos incluyen la psicoterapia (individual,
grupal, o familiar y conyugal), técnicas de terapia conductual (por
ejemplo, las técnicas de relajación o la terapia de exposición), y la
hipnoterapia.
En el caso de los principales trastornos de la salud mental, la mayoría de
los estudios sugieren que un enfoque terapéutico que contemple la
utilización conjunta de fármacos y psicoterapia resultará más eficaz que
cualquiera de los métodos de tratamiento empleados por separado.

Los psiquiatras no son los únicos profesionales de la salud


capacitados para tratar la enfermedad mental. También hay psicólogos
clínicos, profesionales de enfermería psiquiátrica y trabajadores
sociales. Sin embargo, los psiquiatras (y en algunos países los
profesionales de enfermería psiquiátrica) son los únicos autorizados
para la prescripción de fármacos. Otros profesionales de la salud mental
practican fundamentalmente psicoterapia. Muchos médicos de atención
primaria y de otras especialidades también prescriben fármacos para el
tratamiento de trastornos mentales.

La mayoría de los profesionales de la salud mental practican uno de


los seis tipos de psicoterapia:

 Terapia conductual

 Terapia cognitiva

 Terapia interpersonal

 Psicoanálisis

 Psicoterapia psicodinámica

 Psicoterapia de apoyo

Terapia conductual
La terapia conductual consiste en determinadas intervenciones
que tienen por objetivo ayudar al sujeto a desaprender conductas no
adaptativas (por ejemplo, dependencia e incapacidad para tolerar la
frustración) mientras se aprenden conductas adaptativas (apertura a la
experiencia y conciencia).
La terapia conductual está relacionada con la terapia cognitiva.
En algunos casos se emplea una combinación de ambas, conocida como
terapia cognitivo-conductual. La base teórica de la terapia conductual es
la teoría del aprendizaje, según la cual las alteraciones de la conducta
son consecuencia de un aprendizaje incorrecto.

Terapia cognitiva
La terapia cognitiva ayuda a la persona a identificar posibles
distorsiones en los pensamientos y a comprender cómo estas
distorsiones generan problemas en su vida. Por ejemplo, la persona
puede pensar de una manera tipo "todo o nada" ("si no obtengo un éxito
total, soy un completo fracasado"). La premisa de trabajo empleada
establece que el modo de sentir y de comportarse de una persona está
determinada por la forma en que interpreta sus experiencias previas. A
través de la identificación de sus creencias y suposiciones
fundamentales, la persona es capaz de aprender otros modos de analizar
sus experiencias, logrando una disminución en la intensidad de los
síntomas y una mejoría en la conducta y en la percepción de sus
sentimientos.

Terapia interpersonal
La terapia interpersonal fue inicialmente concebida como un
tratamiento psicológico breve para la depresión y está diseñada para
mejorar la calidad de las relaciones interpersonales del sujeto depresivo.
Se centra en lo siguiente:

 Duelo no resuelto

 Conflictos que surgen cuando el individuo tiene que desempeñar


papeles que difieren de sus expectativas iniciales (como, por
ejemplo, cuando una mujer establece una relación de pareja
esperando ser madre y ama de casa y se encuentra con que además
debe ser el sostén económico de la familia)

 Transiciones en roles sociales (como pasar de ser un trabajador


activo a estar jubilado)

 Problemas para comunicarse con los demás

El terapeuta enseña al sujeto a mejorar aspectos de sus relaciones


interpersonales, como por ejemplo a superar el aislamiento social y a
responder a los demás de un modo diferente al habitual.

Psicoanálisis
El psicoanálisis es la forma más antigua de psicoterapia y fue
desarrollado por Sigmund Freud en los primeros años del siglo XX.
Conforme al método clásico, con una frecuencia de 4 o 5 veces por
semana, el sujeto, tendido en un diván en el consultorio del terapeuta,
trata de verbalizar cuanto le pasa por la cabeza. Esta práctica se
denomina asociación libre. Gran parte del método se centra en ayudar a
la persona a comprender cómo los patrones pasados de las relaciones se
repiten en el presente. La relación entre el sujeto y el terapeuta es una
parte clave de este enfoque. Entender cómo el pasado afecta al presente
ayuda a desarrollar formas nuevas y más adaptadas de funcionamiento
en las relaciones personales y en el entorno laboral.

Psicoterapia psicodinámica
La psicoterapia psicodinámica, de modo similar al psicoanálisis, se
centra en la identificación de patrones inconscientes en los
pensamientos, los sentimientos y las pautas de conducta del sujeto. En
esta modalidad terapéutica, sin embargo, la frecuencia de las sesiones
varía de 1 a 3 veces por semana, permaneciendo el sujeto generalmente
sentado y no tendido en un diván. Además, se le da un menor énfasis a
la relación entre el sujeto y el terapeuta.

Psicoterapia de apoyo.
La psicoterapia de apoyo, la más frecuentemente utilizada, se basa en el
establecimiento de una relación empática y de apoyo entre el sujeto y el
terapeuta. Este tipo de relación estimula la expresión de sentimientos
por parte del sujeto de manera que el terapeuta puede proporcionarle
ayuda para la resolución de sus problemas. La psicoterapia centrada en
el problema, una forma de terapia de apoyo, puede ser realizada de
manera eficaz por los médicos de atención primaria.
3.3 La anti psiquiatría o psiquiatría alternativa: Presentación,
noción.

Antipsiquiatría es un concepto acuñado por David Cooper para designar diferentes


enfoques y doctrinas político-sociales en el área de la salud mental que tienen en
común ser detractoras de la psiquiatría.

En 1967 el psiquiatra David Cooper acuñó el término


“antipsiquiatría” para dar nombre al movimiento del que formaba
parte, y que tenía a estas alturas un alcance internacional, mientras
que previamente había sido bastante específico del mundo
anglosajón. Muchos profesionales se adherían ahora al movimiento,
influido de forma clave por el marxismo.
En las décadas posteriores la breve unidad de la antipsiquiatría se
diluyó, si bien surgieron con fuerza demandas similares en torno a
los derechos de las personas homosexuales y transgénero,
patologizadas por las clasificaciones diagnósticas. Lo mismo se
puede decir de otros colectivos, como las personas con diversidad
funcional y con trastornos mentales severos.

PRESENTACION DE LA ANTIPSIQUIATRIA

La teoría de los límites de la locura de R. D. Laing

Este referente de la antipsiquiatría cuestionó los métodos de la medicina en


salud mental

Las ideas de Laing llevan a pensar que la psicosis es, en realidad,


los intentos de expresarse de la persona con trastornos de tipo
esquizofrénico, y que por consiguiente no son en sí algo malo, algo
que merezca la exclusión de esa persona por parte del resto de la
sociedad.

La psiquiatría no siempre ha sido un ámbito de trabajo controvertido,


pero lo que está claro es que siempre ha tenido un efecto directo
sobre las vidas de muchas personas. Es por eso que, especialmente
en la primera mitad del siglo XX, empezó a cuestionarse de manera
enérgica el modo en el que las instituciones de salud gestionaban el
trato dado a personas con trastornos mentales.

Uno de los representantes de esta corriente de reivindicaciones


fue Ronald David Laing, un controvertido psiquiatra
escocés que dedicó buena parte de su vida a cuestionar los límites
de la psiquiatría y de la locura como concepto.

En el año 1965. R. D. Laing abrió la Philadelphia Association,


una institución que ofrece formación a profesionales de la salud
mental y, a la vez, tratamiento a pacientes. Además, abrió un
proyecto en el que terapeutas y pacientes convivían.

El objetivo que Laing se fijó consistía en hacer presión por que la


psiquiatría adoptase un enfoque mucho más humanista en el que se
considerasen también los aspectos culturales y psicosociales de la
experiencia del trastorno mental. Sin embargo, a la hora de proponer
alternativas, tan solo pudo indicar las direcciones en las que se
podía avanzar, sin llegar a desarrollarlas.

Como para R. D. Laing el trastorno no tiene una causa originaria en


el cerebro, sino en la interacción, no tiene sentido basar las
intervenciones terapéuticas en la medicación y el uso
de psicofármacos. Esta fue una idea muy extendida dentro de los
defensores de la antipsiquiatría, y él la defendió con vehemencia.
Como sustitutivo, Laing intentó realizar iniciativas para comprender
los simbolismos que quedan expresados a través de los síntomas
del trastorno mental.

Esta aproximación fue polémica, ya que significaría dejar sin alivio


a muchos pacientes a cambio de aplazar su solución hasta que
se comprendiese la lógica interna de su problema.

Por otro lado, las ideas de Laing siguen siendo seriamente


cuestionadas hoy en día, ya que no hay evidencias de que en los
trastornos mentales haya causas que operen de forma simbólica.
Sin embargo, la presión que tanto él como sus colegas de la
antipsiquiatría realizaron para mejorar las condiciones de vida de los
pacientes sí ha dado sus frutos, y actualmente la psiquiatría
dispensa un trato mucho mejor a estas personas.

NOCION DE LA ANTIPSIQUIATRIA

A modo general, el movimiento antipsiquiatría aboga por la


acción política como método para cambiar la visión de la población,
y especialmente de los líderes institucionales, con respecto a los
“trastornos mentales”, que para quienes se adhieren a esta
orientación constituyen herramientas de control de los ciudadanos,
pues los estigmatizan y los patologizan.

Como dentro de cualquier movimiento, existen diferencias teóricas


notables entre los promotores de la antipsiquiatría, lo cual ha
dificultado significativamente su consolidación. En todo caso, se
detecta una coincidencia general en torno a la medicalización
excesiva de los problemas psicológicos y a los potenciales peligros
de las etiquetas diagnósticas.

Entre otros argumentos, los teóricos de la antipsiquiatría clásica


defendían que las conductas y problemas que eran concebidos
como trastornos eran el resultado de unos valores sociales
determinados, y no de la presencia de características patológicas en
sí mismas. Así, el trastorno sólo puede ser designado como tal en
relación al contexto sociocultural.
Otro de los blancos tradicionales del movimiento antipsiquiatría fue
el psicoanálisis, al que se acusó de provocar con frecuencia efectos
iatrogénicos (es decir, dañar la salud mental de los clientes más que
mejorarla). Lo mismo se puede decir de muchas otras terapias, en
particular aquellas cuya eficacia no ha sido probada.

La antipsiquiatría en la actualidad

En la actualidad el movimiento antipsiquiatría se encuentra tan


vigente como hace 50 años, a pesar ,o precisamente a causa de la
clara predominancia de las intervenciones médicas en el área de la
salud mental. La oposición es fuerte en muchos pacientes y
familiares, así como en la psicología clínica, lastrada por el
intrusismo profesional sistemático por parte de la psiquiatría.

Uno de los campos en que las críticas son más intensas es el de la
medicalización de determinados comportamientos infantiles,
entre los que destaca el patrón de conducta al que se
denomina trastorno por déficit de atención con hiperactividad,
caracterizado por el sobrediagnóstico y el uso a largo plazo de
fármacos estimulantes insuficientemente estudiados.

Por otra parte, resulta muy preocupante el creciente poder de las


grandes corporaciones farmacéuticas y sus estrechos vínculos
con la clase política, con los medios de comunicación e incluso con
muchos miembros de la comunidad científica. Todo ello genera
prejuicios comprensibles en torno a la fiabilidad de los fármacos y de
los estudios que la respaldan.

En cuanto a los trastornos mentales severos, como la


esquizofrenia y el trastorno bipolar, el tratamiento farmacológico y
psicológico ha mejorado en los últimos años pero muchas
instituciones psiquiátricas siguen utilizando procedimientos poco
recomendables. Así mismo, la estigmatización de estos y otros
trastornos seguirá contribuyendo a un manejo menos que ideal.
3.4 postulados fundamentales.

.- Postulados fundamentales de la Anti psiquiatría.

1) El enfermo mental no es un ser anormal que deba ser cambiado, sino
la víctima inocente de un sistema patógeno que proviene de un medio que
manifiesta constantemente las contradicciones y conflictos de una sociedad que
es la única responsable no sólo por lo que origina, sino por la segregación que
hace para defenderse.

2) La noción de enfermedad mental es una invención oportunista y opresiva de


la sociedad y del psiquiatra que se hace cómplice de ella. La familia y la sociedad,
después de perturbar a ciertos sujetos, los condena declarándolos enfermos y
los aniquila con el tratamiento mientras la psiquiatría los maltrata al catalogarlos
de y como enfermos.

3) El secreto de las actuales prácticas psiquiátricas reside en la estructura política


y en sus circunstancias y objetivos históricos. La Psiquiatría aparece como una de
las formas de represión, condenada sin comprender ni cambiar nada.

4) Toda la psiquiatría actual es una disfrazada violencia oficial.

5) La responsabilidad del cuerpo social es siempre política.

6) No deben existir fronteras -y menos amenazantes- entre personal y pacientes,


entre salud y locura.
7) La locura no es un fenómeno patológico ocurrido a una persona –o que está
en ella-, sino una conducta, un comportamiento, no absurdo ni irracional, que un
individuo se ve obligado a aceptar cuando se encuentra colocado en una
situación trágica durante la cual cada una de sus actitudes normales sería
considerada como mala.

8) Debe ser cambiada la forma en que los “hechos” de la salud mental son
considerados, así como también, se debe evitar cambiar de modelo, para liberar
a la enfermedad mental, y en particular a la esquizofrenia de cualquier
descripción.

9) La esquizofrenia es la consecuencia de toda una serie de represiones


perpetradas por la familia y la sociedad. A esta violencia le siguen procesos de
relegación que desembocan en la institución psiquiátrica donde, además, se
clasifica a los sujetos.

10) “El esquizofrénico es llamado a instituirse en portaestandarte, en chivo


expiatorio del mal que sufre la sociedad”. “El loco es aquel de quien tenemos
necesidad para podernos definir como sanos de espíritu. Nuestros trabajos nos
han permitido evidenciar esto: Aquellos que son admitidos en el hospital
psiquiátrico, lo son no tanto por ser enfermos sino porque protestan de manera
más o menos adecuada contra el orden social”.

11) Lo que debe cuestionarse no es el “enfermo” ni el “lugar” cerebral, sino el


“lugar” complejamente desordenado dentro del grupo social. El examen abarca
así no la enfermedad de una persona sino todo un proceso social.

12) Terapéuticamente, la locura puede ser considerada como un fenómeno útil


cuya manifestación debe ser comprometida y consentida, lo que permitirá al
sujeto liberarse poco a poco del dominio afectivo que padece.

3.5 Las causas del delito.

1 El delito no era ya explicado como un desliz del sujeto racional y libre, producto
de un descuido intencional de la norma, sino a partir de ciertos rasgos propios
del individuo que lo había cometido. Y esos rasgos eran, precisamente,
biológicos. El delincuente presentaba atributos morfológicos que lo hacían
diferente a los otros individuos, mandíbulas muy pronunciadas, orejas
sobresalientes o cráneos de proporciones inusitadas. Todos eran elementos que
parecían hablar de una inclinación al comportamiento delictivo y daban cuenta
del vínculo entre la delincuencia y la composición genética de los individuos.
2 Si todo comportamiento humano queda atrapado en las fauces de la biología, el
derecho no puede entenderse sino en íntima sintonía con ésta. El trabajo del
“criminalista sociológico”, como le llama Ferri, debe imitar a Darwin y
retrotraerse a épocas prehistóricas en las que puede hallar la explicación de lo
que busca.
3 El delito es el resultado de factores sociales que determinan a traspasar lo
jurídicamente establecido. Ferri asienta el delito en la responsabilidad social y no
en la responsabilidad moral como la Escuela Clásica.

4 Clasificaba los factores del delito en:

5 - Antropológicos: constitución orgánica; psíquica y características personales.

6 - Físicos o cosmo-telúricos: clima, la naturaleza del suelo, la producción agrícola,


etc.

7 - Sociales: densidad, costumbres, religión, familia, alcoholismo, las leyes civiles y


penales, etc.

3.6 La víctima.

En términos generales, víctima es una "persona que padece daño por culpa
ajena o por causa fortuita" (DRAE, 1993, 1340). En esta definición existen tres
aspectos que habría que considerar, como lo señala Mayorca (1987), se trata
entonces de:- una persona,- que sufre un daño proveniente de un agente
externo.

De acuerdo con esta definición, no se considera la posibilidad de ser víctima, si


se es responsable de la situación victimizante, sobre este punto no hay acuerdo
en la doctrina, sin embargo, podríamos mencionar aquí los llamados "delitos sin
víctima", como sería por ejemplo, la prostitución, la homosexualidad, la
drogadicción, entre otros.

La víctima de delito en sentido estricto: "es toda persona, natural o jurídica, que
directamente recibe el impacto del daño delictual" (Mayorca, 1987). Esta
definición excluye, por ejemplo, a los sobrevivientes en los casos de homicidio.

El legislador venezolano asumió una definición amplia de víctima, quien puede


ser: una persona natural o jurídica, individual o colectiva (de delitos
innominados), directa (el ofendido) o indirecta (sobrevivientes o
derechohabientes), de delitos, de violación de derechos humanos y del Sistema
de Administración de Justicia. (COPP,arts. 116, 301, 118, y 284 al 287). La
Constitución Bolivariana (CB: art. 30) por su parte se refiere a la víctima de
delitos comunes y de violación de derechos humanos, con lo cual pareciera no
reconocer a la víctima de delitos no convencionales (por ejemplo, de delitos
corporativos), sin embargo, reconoce a los derechohabientes en casos de
violación de derechos humanos.

3.7 La pena.
La comisión de un delito por parte de un sujeto culpable determina la
responsabilidad penal y por ello la sugestión del trasgresor a las
consecuencias que son indicadas por el orden jurídico: la pena. Pero es
de notarse que además de la pena pueden surgir otras consecuencias de
la comisión de un delito con ocasión del mismo como es el caso de las
medidas de seguridad, que no guardan sin embargo relación con la
culpabilidad sino con otros criterios de prevención y asimismo las
consecuencias civiles que derivan del hecho catalogado como delito.

La pena es pues la consecuencia lógica del delito y consiste en la


privación o restricción de ciertos derechos del trasgresor que debe estar
previamente establecida en la ley y que es impuesta a través de un
proceso como retribución en razón del mal del delito cometido.

Tal concepto de pena se adapta a la naturaleza misma de esta sanción y


se enmarca perfectamente dentro de las previsiones de nuestra
Constitución la cual contiene diversas disposiciones relativas a la sanción
penal y entre otras cosas en materia de derechos individuales se refiere a
la garantía de no poder ser “considerado a sufrir pena que no esté
establecida en ley preexistente “ni poder ser considerado en causa penal
sin antes haber sido notificado personalmente de los cargos y oído en la
misma que indique la ley  y a la imposibilidad de que algún ciudadano
pueda ser condenado a pena de muerte o a penas perpetuas o
infamantes o restrictivas de la libertad que exceden de treinta años o la
pena de extrañamiento salvo como conmutación de otra pena y a solicitud
del mismo reo.

            Uno de los problemas más complejos que se plantea en esta


materia y que da lugar a las más diversas opiniones de acuerdo a
posiciones filosóficas y doctrinas es el relativo al porqué de la pena y a su
finalidad.  

LA ACCION PENAL RESPECTO DE LOS DELITOS COMETIDOS POR


LOS ENFERMOS MENTALES

La acción penal es la manifestación del poder concedido a un órgano oficial

(Ministerio Público) o titular particular (en casos de instancia privada) a fin de

que lo ejerza solicitando una declaración judicial tras la comisión de un delito

e identificando al autor del mismo.

Para Véscovi (1999 pág. 4) la acción penal “La acción penal, funciona

como un poder jurídico de reclamar la prestación del oficio jurisdiccional, o

bien, como un derecho subjetivo procesal (autónomo e instrumental) para

solicitar la puesta en movimiento de la actividad judicial, y obtener un

pronunciamiento (sentencia)”.

En Venezuela el ejercicio de la acción penal esta atribuido al Ministerio

Público que lo realiza de oficio a través del Fiscal por tratarse del Orden

Público. Ahora bien, para que la acción penal pueda ser ejercida plenamente se

debe presentar una acusación formal por parte del fiscal donde se le atribuye la
responsabilidad de los hechos punibles a un imputado que luego será conocido

como acusado.

Ahora bien, según lo contemplado en el artículo 61 del Código Penal: “Nadie

puede ser castigado como reo de delito no habiendo tenido la intención de

realizar el hecho que lo constituye, excepto cuando la ley se lo atribuye como

consecuencia de acción u omisión.”

Este artículo lleva implícito el fondo de lo que para nuestro ordenamiento

jurídico significa inimputabilidad. Atendiendo a esto, las causas de

inimputabilidad impiden que se atribuya o que se pueda atribuir a un

individuo, el acto típico, antijurídico que ella ha realizado, de esto se infiere

que las causas para imputarse un hecho son: a (la falta de madurez o desarrollo

mental (minoría penal) y; b) la falta de salud mental o enfermedad mental

suficiente que está establecida en el artículo 62 del Código Penal Venezolano.

En cuanto a la enfermedad mental que es la que interesa al tema que se

está tratando, esta se refiere a la enfermedad mental o enajenación de la mente,

que Mendoza (1996, 265) explica, los autores de Derecho penal están

contestes en afirmar que el estudio de las enfermedades mentales corresponde

a la psiquiatría, pero también interesa al penalista, ya sea juez, fiscal o

defensor, igualmente interesa al criminólogo.

Por otro lado, Grisanti (1987) plantea que “si las bases de la
imputabilidad penal, que son la inteligencia y la voluntad están abolidas o
gravemente perturbadas desaparece la imputabilidad; la falta de salud mental
suficiente como para privar a una persona de la conciencia o de la libertad de
sus acto es causa de inimputabilidad, pues la enajenación mental puede anular la
inteligencia o alterarla; y si se trata de la voluntad la puede suprimir o
trastornarla, por tal motivo el enfermo o enajenado mental es inimputable y no
responderá penalmente por los hechos delictivos que cometa ni puede sufrir
penas” (p. 180).
Al mismo tiempo el artículo 62 del Código Penal Venezolano establece lo siguiente

“No es Punible el que ejecuta la acción hallándose dormido o en estado de

enfermedad mental suficiente para privarlo de la conciencia o de la libertad de sus

actos”

De tal modo que cuando nos referimos a un delito cometido por un enfermo mental,

existe plenamente el delito (ejecución u omisión) pero no existe la intensión, porque

el sujeto activo se encuentra en un estado de disociación de la realidad, es decir, no

comprende el carácter antijurídico de su acción. Que es a lo que se refiere el

Legislador Venezolano en el artículo 62 del Código Penal, por lo tanto, no se puede

castigar o atribuir la responsabilidad del delito al sujeto en cuestión.

La acción penal en estos casos seria plena al momento de que el Fiscal del

Ministerio Público realice la acusación porque el delito existe, pero por tratarse de

una persona que no tiene discernimiento o consciencia de sus actos no se puede

imputar.

3.8 Críticas.

A través de la historia los máximos exponentes del derecho penal como,


Cesar Becaria, Francesco Carrara, Zaffarroni, Ferrajoli y otros, han buscado
el porqué de la razón que justifica la existencia del derecho de castigar, que
tiene el Estado, lo cual ha traducido las siguientes preguntas como: ¿En
virtud de qué lo ejerce? ¿En dónde están esos fundamentos? Estas
preguntas han sido planteadas y replanteadas y han sido contestadas de
acuerdo con su escuela tradicional.

Ferrajoli (1997:209 ) señala: “que los fundamentos del derecho penal,


tienen los costes de la justicia que depende de las opciones penales del
legislador, las prohibiciones de los comportamientos que ha considerado
delictivos, las penas, y los procesos contra sus trasgresores, lo que añade
un altísimo costes de las injusticias, que depende del funcionamiento
concreto del cualquier sistema penal, lo que han llamado los sociólogos la
“cifra negra” de la criminalidad formada por él número de los culpables que
sometidos o no a juicio, quedan impunes y/o ignorados”.

El derecho penal, según Ferrajoli es una definición, comprobación y


represión de la desviación, está forma sea cual fuere el modelo normativo
y epistemológico que la informa, se manifiesta en restricciones y
constricciones sobre las personas de los potenciales desviados y de todo
aquellos de los que se sospecha o son condenados. Esta restricción según
lo señalado por el autor lo hace sobre la base de tres formas: La primera,
consiste en la definición o prohibición de los comportamientos clasificados
por la ley como desviados y por lo tanto en una limitación de la libertad de
acción de todas las personas. Segundo: consiste en el sometimiento
coactivo a juicio penal de todo aquel que resulte sospechoso de una
violación de las prohibiciones penales. Tercero: Consiste en la represión o
punición de todos aquellos a quienes juzgue culpables de una de dichas
violaciones”. La doctrina de la justificación, y el modelo axiológico del
derecho penal, ésta centrada en la pregunta ¿Por qué castigar? Esta
pregunta estaría orientada en una respuesta de carácter imperativa en el
sentido que Ferrajoli, señala “que la concepción sustancialista y ético
correccional de distintos tipos acerca del fin de la pena por lo general está
ligadas a concepciones igualmente sustancialista del delito y de la verdad
judicial”. Así mismo, podría considerarse las concepciones formales del
delito y de la pena en concordancia con la verdad procesal.

No obstante, la historia del pensamiento jurídico filosófico de las teorías,


acerca de la justificación del derecho penal, está en el positivismo jurídico,
que ha tenido una larga duración en el pensamiento iusnaturalista de la
época de la ilustración, entre la separación del derecho y la moral, que se
desarrolló en el siglo XVII, con las teorías iusnaturalista de Grocio,
Hobbes, Pufendorrf y Thomasius, y que alcanzó su madurez con los
franceses e italianos y con las doctrinas expresamente iuspositivistas de
Jeremy Bentham y de John Austin. Por lo que, esta separación se basa en
la concepción formal o jurídica de la validez sustancial del derecho penal o
extra jurídica de la justicia que constituye el rasgo distintivo del positivismo
jurídico. Es necesario, mencionar a los utilitaristas que postulan que el
estado tiene ese derecho por el imperativo de la utilidad social. Por otro
lado, la escuela histórica encontrará ese fundamento en la ley. Los
fundadores de la escuela positivista, afirmará que el derecho de castigarlo
deriva del Estado del concepto de la defensa social.

Cabanellas (1979) define a la Defensa Social como “aquella que surgió en el


siglo XIX, con amplio impulso renovador, en cuanto al fundamento y fin de la
facultad punitiva del Estado, se inspira en el sentimiento social de
condenación del delito, y con miras de aplacarlo”. La base doctrinal se
encuentra en la Escuela Positiva italiana de Derecho Penal.
3.9 El Derecho Penal propiamente dicho en el paciente
psiquiátrico.

Dentro del derecho penal venezolano, los legisladores emplean el


término de enfermedad mental de un modo amplio que abarca toda
perturbación patológica de la actividad mental, incluyendo las
enfermedades clínicamente caracterizadas como los retrasos del
desarrollo, los estados degenerativos, las perturbaciones mentales
derivadas de enfermedades corporales y las perturbaciones morbosas
y transitorias de la enfermedad mental (Mendoza citado en Chiosonne,
1952).
De esta manera, resulta difícil sintetizar la amplia gama de trastornos y
enfermedades mentales que pueden influir en el proceso penal de un
individuo (Muñoz Conde citado en Escalante, 2008) además, introducir al
jurista a los términos psiquiátricos supondría enfrentarlo a un mundo
confuso en el que los conceptos más básicos como “psicosis” o
“neurosis” tienen un significado distinto al que se suele dar tanto en el
lenguaje coloquial, como en su contexto de origen, ya que la precisión
en los términos clínicos no representa el tema de interés de los juristas,
sino que lo hace la influencia de los mismos sobre la conducta humana.
Específicamente, en el ámbito del derecho, los significados acerca de la
enfermedad mental, intentan comprender la incidencia de la anomalía en
el proceso formativo de la voluntad y en el de exteriorización de la misma
(Binstock, 1980).

Así la concepción jurídica, deja de responder a los aspectos clínicos,


(difiriendo de este modo del ámbito médico) y se centra en el
significado legal del trastorno, en el evento de la comisión de un hecho
ilícito; tomándose como trastorno mental e inmadurez psicológica, toda
alteración transitoria que excluye o disminuye la responsabilidad del
infractor de la norma, precisando que lo prive de la conciencia o de la
libertad de los actos, o que disminuya en alto grado, esa consciencia o
libertad en el mismo momento en que se ejecuta la acción delictuosa,
conllevando a la suposición del estado de excepción al tratamiento penal
ordinario, siempre que se den las condiciones de inimputabilidad
exigidas por la norma (Gaviria, 2005; Escalante, 2008).
En resumen, la legislación nacional, ha definido de modo preciso y sin
lugar a dudas, que el efecto mental que puede eximir de responsabilidad
criminal, lo reduce al concepto de enfermedad mental suficiente, para
privar al sujeto de la consciencia o de la libertad de sus actos, es
decir en un estado de inconsciencia (Chiosonne, 1952). Con lo cual,
para hablar de la exclusión total de la causa legal, se deben tomar en
cuenta tres criterios que son, la psicopatología, lo cronológico y lo
jurídico, por lo cual no todo trastorno mental es designado como
excluyente de pena (Apiquian, Fresán, Garcia-Anaya, Loyzaga, Nicolini y
Tejero, 2002).

La Enfermedad Mental Desde el Ámbito Jurídico


Sabiendo que las disciplinas pueden ser entendidas como comunidades
que poseen una cultura mediante la cual crean sus propios términos y le
atribuyen significados que influyen sobre sus prácticas y por tanto sobre
las implicaciones de estas prácticas, resulta llamativo que un
representante del ámbito del derecho, como lo es Freud citado en Bruner
(1990), reconozca su interés por la comprensión del significado
construido socialmente y de cómo afectan las reglas (como las de la
gramática) a la acción humana, ya que resulta importante para la
práctica de la jurisprudencia (Bruner, 1990).

Tomando en cuenta lo dicho por Freud (citado en Bruner, 1990) y lo


plateado anteriormente sobre la diversidad de significados de la
enfermedad mental, es importante entonces diferenciar los significados
que poseen de ésta las personas implicadas en el proceso penal, ya que
son muchos y de variada índole, los trastornos mentales y del
comportamiento que generalmente se engloban como “enfermedad
mental”, siendo una generalización demasiado abstracta, que se
evidencia en que su estudio comprende el ámbito de varias ciencias: la
psicología, la psiquiatría, la neurología, entre otros (Escalante, 2008).

Unidad IV: ANÁLISIS DE DIVERSAS TEORÍAS PSIQUIATRICAS

Los tipos de teorías psiquiátricas en el mundo han cambiado a medida que


se ha desarrollado este tipo de medicina. Los cambios en la teoría están
relacionados no solo con el desarrollo de ideas sobre la mente humana, sino
también con los cambios en la forma en que la humanidad puede mirar esa
mente. A veces es útil pensar en las teorías psiquiátricas en términos de la
amplitud de sus afirmaciones, algunas de las cuales hacen declaraciones
sobre la totalidad de la mente humana, mientras que otras solo hablan de
áreas pequeñas y aisladas. Además, las teorías psiquiátricas se pueden
dividir en tipos relacionados con el fenómeno específico que se aborda,
como la maternidad o la delincuencia.

Algunos de los tipos más importantes de teorías psiquiátricas se refieren a


las formas en que se cree que funciona la mente humana en general. Han
sido populares las teorías amplias sobre la percepción del yo, las
interacciones químicas en el cerebro o incluso las predisposiciones
evolutivas a ciertos comportamientos. Es posible conceptualizar la conciencia
humana de muchas formas diferentes, como lo demuestran las primeras
teorías psiquiátricas muy divergentes en las muchas culturas del mundo.

Con la tecnología que mide la actividad del cerebro, es posible observar


objetivamente no solo los resultados de los procesos mentales, sino los
procesos reales que tienen lugar. Este tipo de análisis ha abierto un nuevo
mundo de teorías psiquiátricas que analizan cómo funciona realmente el
cerebro y qué tienen que ver esos procesos con la forma en que se
comportan los humanos. Las teorías de este tipo a menudo se basan en
observaciones del cerebro, no en experimentos con reacciones.
4.1 La Teoría del delito. Ideas teóricas

TEORIAS PSIQUIATRICAS

1. TEORÍAS SOCIOGENÉTICAS

Su común denominador consiste en la consideración de la estructura


social como génesis de la enfermedad mental.

Ya se han mencionado los aportes existencialistas y psicoanalíticos,


concretamente autores como Horney, Sullivan y Fromm, que
trasciende la ortodoxia psicoanalítica para situar la problemática en el
marco de las relaciones interpersonales, lo que conlleva el
reconocimiento de lo ambiental-social en la gestación de la patología
psíquica. Los estudios clásicos de Durkheim (1897) sobre el suicidio y
el concepto de anomia son, avances todavía desestructurados de lo
que será una auténtica psiquiatría social.
La antropología estructural y la etnopsiquiatría (Benedict, Margaret
Mead, Kardiner, Malinovsky) resaltan el papel de la cultura y, por lo
tanto de los condicionamientos sociales. Por otra parte, los estudios
de la Escuela de Palo Alto en California (Bateson, Watzlawick),
profundizan en el análisis de la comunicación humana desde el campo
de la teoría de la comunicación, con traducción concreta en el terreno
psicopatológico como es la teoría de Bateson sobre el «doble vínculo»
en las familias de los esquizofrénicos.
Los aportes de la antropología social han llevado a un replanteo de
conceptos en la comprensión y el tratamiento de los trastornos
mentales. La noción de paciente psiquiátrico y de enfermo mental, ha
sido redefinida en términos de qué papel cumple tal sujeto en relación
con su grupo de pertenencia. El resultado de estos estudios, ha sido el
de reducir la distancia entre el sujeto sintomático y el resto de su
grupo de pertenencia.

Esta concepción ha merecido el calificativo de «tercera revolución


psiquiátrica», correspondiendo la primera a la fase de humanización
de los asilos, y la segunda, al intento a partir del psicoanálisis de
aprehender el significado de los síntomas psicopatológicos. En esta
tercera revolución, es indudable que los trabajos de antropólogos y
sociólogos han constituido un aporte fundamental, al tomar como
objeto de estudio la relación médico-paciente en el contexto
institucional, abriendo el camino hacia la desmitificación de la figura
del psiquiatra y del rol del enfermo mental.

Los hospitales para enfermos mentales han sido estudiados como


«instituciones totales» (Goffman), definidas como instituciones
aisladas, que se repliegan sobre sí mismas, constituyendo el marco de
satisfacción de todas las necesidades vitales de sus custodiados, lo
que opera desfavorablemente en el sentido de la rehabilitación social
del sujeto.

El sujeto que ingresa a una institución psiquiátrica se enfrenta a una


serie de situaciones sociales nuevas que, según esta perspectiva,
afectarán su evolución terapéutica. El concepto de «comunidad
terapéutica», surgido en consonancia con este enfoque, privilegia
como factor terapéutico las relaciones comunitarias de pacientes y
profesionales, dirimidas en reuniones tipo «asambleas», que incluyen
a los grupos fa- miliares de los internados.
La clave de las conductas de cada miembro de esa microsociedad,
que es el hospital psiquiátrico, está dada por el estudio de las
relaciones de los grupos que en él conviven. Toda conducta está
marcada por el «rol de grupo» y por las relaciones que este grupo
mantiene con los otros «roles de grupo» del hospital. La acción del
psiquiatra por ejemplo, lejos de ser entendida solo como la
competencia de un experto, es considera- da en conexión con su
posición en el interior de la institución.

Si se añade el movimiento asistencial comunitario iniciado en la


década de 1940 por Maxwell Jones en Londres, y la potenciación de
distintas modalidades asistenciales (como los hospitales de día y de
noche) por Josua Bierer, se tienen situados los principales puntos de
referencia que permiten acceder a la consideración actual de la
sociogénesis de la enfermedad mental. Por supuesto que influirán
otros factores de orden sociopolítico, pero éstos ya no provienen del
marco estrictamente psiquiátrico.
Si se deja de lado la llamada psiquiatría comunitaria (que atiende a la
creación de toda una serie de dispositivos asistenciales: talleres
protegidos, hospitales de día, casas de medio camino, clubes de
pacientes etc., que culminan en la política de sector) y la psiquiatría
institucional (cuya atención se centra en la curación de la propia
institución, que así se con- vierte en agente terapéutico por sí misma),
nos encontramos frente a las corrientes que, de una manera más clara
plantean en la actualidad las bases sociogenéticas de la enfermedad
mental. Estas bases se han dividido en tres enfoques fundamentales:

1-Corriente fenomenológico-existencial: Desde 1958 se van


desarrollando en Inglaterra una serie de estudios sobre familias de
esquizofrénicos, bajo la influencia de los trabajos de la Escuela de
Palo Alto (Bateson, Watzlawick) sobre la comunicación. Fruto de tales
investigaciones es el libro «Locura, cordura y familia», publicado en
1964 por Laing y Esterson, que abre el camino de una futura línea de
trabajo.

Posteriormente Ronald Laing se erige en la figura más destacada de


esta corriente fenomenológico-existencial. Los pilares conceptuales de
su obra se encuentran en el psicoanálisis (Freud, Melanie Klein,
Jung), en la escuela analítica existencial (Biswanger), la filosofía de
corte existencial (Jaspers, Heidegger, Kierkegaard, Sartre y Tillich), la
ideología marxista, la sociología (Goffman, Scheff) y la mencionada
Escuela de Palo Alto. En este contexto, el proceso sociogénico (donde
la esquizofrenia es conceptualizada como «proceso natural curativo»)
se analiza como «resultado de la interacción dialéctica entre interior y
exterior, subjetivo y objetivo, individuo y familia». La atención de estas
corrientes se centra en la dinámica familiar («El cuestionamiento de la
familia» de Laing; «La muerte de la familia» de Cooper) como fuente
de patología y micro modelo donde se hallan las contradicciones
políticas y sociales.

2-Corriente político-social: Conecta lo individual y lo social, la


alienación mental y la alienación social, por lo que la enfermedad deja
de ser una situación personal para convertirse en fruto de las
contradicciones internas de la estructura social en la que aparece. El
fundamento de esta corriente es la teoría marxista, aprovechando,
entre otros aspectos, el que trata del origen económico de la
alienación. Los representantes más importantes de esta corriente son
Basaglia, Cooper, Deleuze y Guattari. Basaglia fue el autor más
destacado de esta tendencia, cuya estructuración en Italia culminó con
la creación de la asociación llamada «Psiquiatría Democrática». Este
movimiento ha tenido estrecha relación con la evolución político social
del país, y sus objetivos prácticos se centraron en el
desmantelamiento de la institución psiquiátrica. Basaglia se centró
especialmente en la filosofía del poder que se crea entre médico y
paciente, y mantiene, según él, un estado de violencia donde la
exclusión de un miembro sobre el otro se da sistemáticamente. El
impacto social y político de sus teorías queda reflejado en la ley de
1978, que fue aprobada por el Parlamento Italiano y está dirigida,
especialmente, a regular y reducir las internaciones psiquiátricas.

Fue Cooper quien en su conocida obra «Psiquiatría y Antipsiquiatría»


(1967) acuñó el término «antipsiquiatría». Se centra en el micro grupo
que es la familia para llegar al macro grupo social. «Sanar no es
volver al conformismo, sino trascender hasta la transposición social».
Cada vez más radicalizado Cooper propugnó el compromiso político,
aunque no de partido, para el quehacer psiquiátrico.

Finalmente, Deleuze y Guattari, en su obra «El antiedipo. Capitalismo


y esquizofrenia» (1973), analizan la esquizofrenia como «el universo
de las máquinas deseantes, productoras y reproductoras donde los
delirios tienen un contenido histórico, mundial, político y racial; y son la
matriz general de toda catexis social inconsciente». Propugnan el
«esquizoanálisis» (psicoanálisis político y social) como alternativa al
psicoanálisis freudiano, al que atacan ferozmente, acusándole de
estar al servicio de la ideología burguesa represiva, ya que trata la
enfermedad como algo individual que se sustrae de lo social y de los
poderes políticos y económicos.

Todos estos elementos de lucha cristalizaron en la llamada «Red


Internacional Alternativa a la Psiquiatría», que nació en Bruselas en
1975 (Elkaïm, Guattari, Jervis, Castel, Cooper, Basaglia, Bellini,
Schatzman, etc.). Los principios básicos de este movimiento vienen
expresados en su texto de constitución: «... las luchas concernientes a
la salud mental deben insertarse en el conjunto de luchas de los
trabajadores por la defensa de su salud y en forma coordinada con
todas las luchas de las fuer- zas sociales y políticas por la
transformación de la sociedad. No se trata para nosotros de obtener
tolerancia para la locura, sino de hacer comprender que la locura es la
expresión de las contradicciones sociales contra las que debemos
luchar como tales. Sin transformación de la sociedad no hay
posibilidad de una psiquiatría mejor, sino solo de una psiquiatría
opresora». La nueva etapa cierra, según su propia declaración, el
período de las comunidades terapéuticas, de la psicoterapia
institucional y de la antipsiquiatría e inaugura la etapa de las luchas en
gran escala contra la opresión psiquiátrica.

3-Corriente ético-sociológica: Viene representada por el


norteamericano Thomas Szasz, quién desde planteamientos ético-
morales ataca en forma apasionada a la psiquiatría oficial,
comparándola con la inquisición, y a los psiquiatras como los
inquisidores porque son «los modernos cazadores de brujas» («La
fabricación de la locura»). Para Szasz, la enfermedad mental es un
mito, sencillamente una invención de los psiquiatras («El mito de la
enfermedad mental»), que utilizan la noción de trastorno mental, que
es un concepto científicamente innecesario y socialmente perjudicial.
Tal como lo han hecho los representantes de la corriente sociológica
inglesa, Szasz toma a la esquizofrenia como «caballito de batalla» en
su ataque a la psiquiatría y en su intento de demostrar la inexistencia
de tal trastorno.

En síntesis, las perspectivas socioculturales han marcado importantes


caminos en el proceso de considerar los trastornos mentales como un
fenómeno no determinado endopsíquicamente, sino sobre todo
contextualmente, ya sea que se tome en consideración al contexto
social en su conjunto, el familiar o el institucional.

2. TEORIA DE COMUNICACIÓN HUMANA.

La teoría de la comunicación humana de Watzlawick plantea que los


problemas de comunicación entre las personas se deben a que no
siempre tenemos el mismo punto de vista que nuestros interlocutores.
La falta de cumplimiento de determinadas reglas comunicativas
provoca fallos en la comprensión mutua y patrones de interacción
patológicos.

Las aportaciones de Watzlawick se enmarcan en el enfoque


interaccional de la psicoterapia, que tiene su máximo exponente en el
Mental Research Institute de Palo Alto. Allí, Watzlawick desarrolló y
sistematizó el trabajo realizado por referentes como Don Jackson y
Gregory Bateson. Sus esfuerzos fueron determinantes en el
surgimiento de las terapias sistémicas y familiares.
Vida y obra de Paul Watzlawick
Paul Watzlawick (1921-2007) fue un psicoterapeuta austriaco que
formó parte de la Escuela Interaccional de Palo Alto. Él y otros
teóricos del Mental Research Institute desarrollaron una teoría sobre la
comunicación que constituyó una aportación fundamental para el
futuro de esta área y de la terapia familiar.

Watzlawick se doctoró en filosofía y se graduó en psicología analítica


en el Instituto Carl Jung de Zurich. Trabajó como investigador en la
Universidad de El Salvador antes de unirse al Mental Research
Institute. También trabajó como profesor de psiquiatría en la
Universidad de Stanford.

A partir de sus investigaciones con familias, Watzlawick describió una


teoría de sistemas centrada en la comunicación que posteriormente
sería conocida como “enfoque interaccional”. Este modelo concibe la
comunicación como un sistema abierto en que se intercambian
mensajes mediante la interacción.
La obra de Watzlawick se basó en la teoría del doble vínculo,
desarrollada por sus compañeros Bateson, Jackson, Haley y
Weakland para explicar la esquizofrenia. No obstante, la influencia de
Watzlawick en el campo de la comunicación probablemente fue mayor
que la del resto de miembros de la Escuela de Palo Alto.

Artículo relacionado: "Comunicación paradójica y relaciones afectivas:


dijo “sí”, quiso decir “no” y todo acabó"
El Mental Research Institute de Palo Alto
El Mental Research Institute, abreviado habitualmente como “MRI”, fue
fundado por Don Jackson en 1958 en la ciudad de Palo Alto,
California. En muchos casos se hace referencia a la tradición
terapéutica del MRI como “Escuela Interaccional de Palo Alto”.

Durante las décadas posteriores el MRI se convirtió en una institución


muy prestigiosa. Allí colaboraron un gran número de autores
influyentes en las terapias sistémicas, familiares y existencialistas,
como Richard Fisch, John Weakland, Salvador Minuchin, Irvin Yalom,
Cloé Madanes, R. D. Laing y el propio Watzlawick.

La Escuela Interaccional de Palo Alto promovió el desarrollo de


terapias breves y basadas en la investigación científica que ponen el
foco en la interacción entre personas, especialmente a nivel familiar.
Con los años la orientación del MRI ha evolucionado hasta
planteamientos cercanos al constructivismo.

Axiomas de la teoría de la comunicación


Según Watzlawick, Jackson, Beavin y Bavelas, la comunicación
adecuada depende de que se cumplan una serie de axiomas. En caso
de que alguno de ellos falle pueden producirse malentendidos
comunicativos.

1. Es imposible no comunicar
Cualquier conducta humana tiene una función comunicativa, incluso
aunque esto se intente evitar. No sólo comunicamos mediante
palabras, sino también con nuestras expresiones faciales, nuestros
gestos e incluso cuando guardamos silencio, así como cuando
usamos las técnicas de descalificación, entre las que destaca la
estrategia del síntoma.

Watzlawick llama “técnicas de descalificación” a los modos de


comunicación anómalos mediante los cuales algunas personas
invalidan sus propios mensajes o los de otros, por ejemplo dejando las
frases sin acabar. La estrategia del síntoma consiste en atribuir la falta
de comunicación a estados físicos y mentales, como la embriaguez, el
sueño o el dolor de cabeza.

2. El aspecto de contenido y el de relación


Esta teoría plantea que la comunicación humana se da en dos niveles:
uno de contenido y otro de relación. El aspecto de contenido es
aquello que transmitimos verbalmente, es decir, la parte explícita de
los mensajes. Este nivel comunicativo se encuentra supeditado a la
comunicación no verbal, es decir, al aspecto de relación.

Los aspectos relacionales de los mensajes modifican la interpretación


que hace el receptor de su contenido, como sucede con el tono de
ironía. La metacomunicación, que consiste en dar información sobre
los propios mensajes verbales, depende del nivel relacional y es una
condición necesaria para que la comunicación entre el emisor y el
receptor tenga éxito.

3. La modalidad analógica y la digital


Este principio básico de la teoría de Watzlawick está íntimamente
relacionado con el anterior. De forma sintética, este autor plantea que
la comunicación tiene una modalidad analógica y otra digital; el primer
concepto indica una transmisión cuantitativa de información, mientras
que en el nivel digital el mensaje es cualitativo y binario.

Así, mientras que en el aspecto de contenido de la comunicación el


envío de información es digital (o se transmite un mensaje o no se
transmite), el aspecto relacional se da de modo analógico; esto implica
que su interpretación es mucho menos precisa pero potencialmente
más rico desde un punto de vista comunicativo.

4. La puntuación otorga significado


Watzlawick opinaba que la comunicación verbal y no verbal tienen un
componente estructural que resulta análogo a la puntuación propia del
lenguaje escrito. Mediante la secuenciación del contenido del mensaje
somos capaces de interpretar relaciones de causalidad entre eventos,
así como de compartir información con el interlocutor
satisfactoriamente.

Las personas frecuentemente nos focalizamos sólo en nuestro punto


de vista, ignorando el de aquellas con quienes hablamos y
entendiendo nuestra propia conducta como reacción a la del
interlocutor. Esto lleva a la creencia errónea de que existe una única
interpretación correcta y lineal de los acontecimientos, cuando en
realidad las interacciones son circulares.

5. Comunicación simétrica y complementaria


La división entre comunicación simétrica y complementaria se refiere a
la relación que existe entre dos interlocutores. Cuando ambos tienen
un poder equivalente en el intercambio (p. e. conocen la misma
información) decimos que la comunicación entre ellos es simétrica.

Por contra, la comunicación complementaria se da cuando los


interlocutores tienen un poder informativo distinto. Hay varios tipos de
intercambios complementarios: uno de los interlocutores puede
intentar neutralizar el intercambio, dominar la interacción o bien
facilitar que la otra persona lo haga.

3. TEORIA DEL PSICOANALISIS.

Teoría psicoanalítica de Sigmund Freud y su técnica


La base de esta técnica es la asociación libre de ideas. El profesional
le pide al paciente que le hable de todo lo que pasa por su cabeza,
tanto las cosas coherentes como las que no lo son tanto, pero sin
ningún tipo de crítica, ya que eso solo dejaría paso a la resistencia.

Por su parte, el psicoanalista debe seguir una serie de pautas para


que la terapia funcione:

Escuchar atentamente todo lo que el paciente dice, sin prestar más


atención a unas cosas que a otras, dejando fluir su inconsciente, y de
forma que no le influyan sus motivaciones personales. “El analista
debe escuchar y no hacer caso de si se fija en algo”.

Tener una actitud neutral frente a los calores y manifestaciones del


paciente. No debe entrar en juicios ni dar consejo a la persona
enferma. En palabras de Freud “no conceder a priori una importancia
preferente, en virtud de prejuicios teóricos, a un determinado
fragmento o a un determinado tipo de significaciones”.
No debe hacer concesiones al paciente: el profesional “no satisface
las demandas del paciente ni desempeña los papeles que este tiende
a imponerle”.

Las tópicas o estancias de Sigmund Freud


Tradicionalmente se habla de dos tópicas freudianas: la primera es la
que distingue entre inconsciente, preconsciente y consciente, y la
segunda diferencia entre el ello, el yo, el superyó.

Primera tópica: consciente, preconsciente e inconsciente

El consciente es el lugar de los pensamientos, emociones y actos


relacionados con la percepción interna y externa, a través de los
sentidos y en el momento presente.
El inconsciente hace referencia a todos los contenidos no conscientes,
en general, reprimidos, que quieren aflorar a la conciencia.
El preconsciente incluye aquellos contenidos inconscientes pero que
pueden llegar a ser conscientes, por ejemplo, con técnicas de
hipnosis.
Segunda tópica: el Ello, el Yo y el Superyó
El Ello es la parte más primigenia de la personalidad humana y la que
sustenta al yo y al súper yo. Tiene que ver con la naturaleza propia de
las personas, lo que han heredado, y representa los impulsos, o
pulsiones originarias. Estas son la base del pensamiento y de la
conducta, respondiendo al principio del placer (en contraposición al
principio de realidad).
El Superyó es la estancia que se opone al ello y es producto de la
cultura, representando los valores éticos y morales heredados
culturalmente. Este a su vez si divide entre la "conciencia moral" o la
capacidad de crítica, y el “ideal del yo” o autoimagen idealizada y
compuesta por las conductas aprobadas y por lo tanto, premiadas.
El Yo constituye la acción del Ello transformada por el principio de
realidad y se forma para poder satisfacer los propios deseos, pero sin
que esto choque con las demandas del súper yo.
Otras aportaciones del psicoanálisis son los mecanismos de defensa,
la teoría de las pulsiones como base del comportamiento humano y su
importancia dentro del desarrollo libidinal o la teoría del desarrollo
sexual del niño.

4. TEORIA DEL CONDICIONAMIENTO HUMANO. Teoría de


Pavlov.
El condicionamiento clásico es uno de los descubrimientos más
importantes e icónicos dentro de la psicología. Gracias a él, el
conductismo formuló gran parte de sus postulados teóricos sobre el
aprendizaje.
El experimento de Iván Pávlov y sus perros es uno de los más
conocidos y notables (por lo que supuso) de la historia de la
psicología. Gracias a este pequeño descubrimiento accidental, se
empezó a construir una teoría psicológica del aprendizaje. Los
estudios de Pávlov nos han ayudado a comprender el aprendizaje
asociativo a través del condicionamiento clásico.

El condicionamiento clásico consiste en la asociación de un estímulo


inicialmente neutro con un estímulo significativo. De esta manera,
cuando se presente el estímulo neutro, en ausencia del otro, se dará
una respuesta similar a la que se produciría si se presentara el
estímulo significativo. Esta capacidad de asociar estímulos, por muy
dispares que sean los mismos, nos ayuda en multitud de situaciones
diarias.
A continuación, para aproximarnos a la comprensión del
condicionamiento clásico, vamos a tratar dos aspectos. En primer
lugar, hablaremos del experimento de Pávlov y de su investigación y,
posteriormente, presentaremos los componentes que conforman este
tipo de condicionamiento.
El experimento de Pávlov: Iván Pávlov, fisiólogo ruso, investigó la
salivación de los perros en presencia de la comida. En este contexto,
un día se percató de que los perros empezaban a salivar antes de
presentarles la comida. Solo el hecho de someter a los perros a las
condiciones del experimento les provocaba la respuesta de salivación.

La deducción a la que llegó Pávlov fue que sus perros de alguna


manera habían asociado el experimento con la presentación de la
comida. Así, para desentrañar los misterios de ese aprendizaje,
Pávlov empezó a diseñar una serie de experimentos. Su objetivo era
contrastar su hipótesis de que cuando dos estímulos son presentados
de manera contingente, estos quedan asociados.
El experimento que demostró la existencia del condicionamiento
clásico fue la asociación de un sonido de una campana con comida.
Para lograr esto, Pávlov colocó a una serie de perros unos medidores
de salivación. El procedimiento consistía en que Pávlov tocaba una
campana y después se les presentaba la comida. Y obviamente,
después de presentar la comida, los medidores indicaban salivación
en los perros.
5. TEORIA DEL CONDICIONAMIENTO HUMANO. (Continuación)
Esta situación sirvió para analizar la respuesta en condiciones que le
desorientaran (desplazamiento o complicaciones de las
estimulaciones diferentes), esto provoca angustia, ansiedad y si no
son renovadas se producirá una angustia crónica, comportamientos
depresivos, regresivos o psicosomáticos, la escuela de Pavlov
concluye que el umbral de excitabilidad y de reactividad emocional y el
juego de facilitaciones e inhibiciones corticales deben ser tenidos en
cuenta en la patología cerebral.

El autor expone las principales teorías de la psiquiatría


contemporánea. Indica la extensión y la constitución del campo de la
psiquiatría y luego precisa las funciones de la teoría con respecto a la
clínica, al diagnóstico y al tratamiento. Distingue entre teoría y teoría
de la práctica, y propone clasificar las teorías en intrínsecas y
extrínsecas, según provengan del interior de la psiquiatría o se hayan
importado desde afuera. Las diversas teorías aparecen expuestas
según esta taxonomía. Teorías intrínsecas con referencia al sistema
nervioso central: papel del modelo afásico en las alucinaciones
verbales, concepto de proceso, neuropsicología, biotipología; con
referencia a la psicogénesis: concepciones reactivas, psicoanálisis con
sus diversos momentos durante la vida de S. Freud y en los pos
freudianos, organodinamismo de H. E y, antipsiquiatría inglesa.
Teorías extrínsecas: reflexología, conductismo, del comportamiento,
cognitivismo, concepciones sociogenéticas, Escuela de Palo Alto y
antipsiquiatría italiana. Aparte: la fenomenología y la etnopsiquiatría.
Por último, el autor precisa los usos de las teorías en psiquiatría.

4.2 Las teorías actuales del aprendizaje social.

El aprendizaje refiere a las experiencias e influencias personales y ambientales para


adquirir, enriquecer o modificar conocimientos, habilidades, valores, actitudes,
comportamiento y visiones del mundo. L as teorías de aprendizaje desarrollan
hipótesis que describen cómo es que se lleva a cabo este proceso que incluyen:

1.- El conductismo. La idea básica del conductismo es que el aprendizaje consiste en


un cambio en comportamiento debido a la adquisición, el refuerzo y la aplicación de
asociaciones entre los estímulos del ambiente y las respuestas observables del
individuo; es decir están interesados en los cambios mensurables en el
comportamiento

Thorndike, uno de los principales teóricos del comportamiento, planteó que (1) una
respuesta a un estímulo se refuerza cuando se sigue un efecto positivo de recompensa,
y que (2) una respuesta a un estímulo se hace más fuerte a través del ejercicio y la
repetición.

Skinner, propuso su variante del conductismo llamado ‘condicionamiento operante’.


En su opinión, recompensar las partes correctas de la conducta lo refuerza y estimula
su recurrencia. Por lo tanto, los reforzadores controlan la aparición de los
comportamientos parciales deseados. El aprendizaje se entiende como la
aproximación sucesiva o paso a paso de los comportamientos parciales previstos a
través del uso de la recompensa y el castigo. La aplicación más conocida de la teoría
de Skinner es la “enseñanza programada” mediante la cual la secuencia correcta de
los comportamientos parciales a aprender se especifica mediante un elaborado
análisis de tareas.

2.- La psicología cognitiva. Bajo este enfoque las personas ya no son vistas como
colecciones de respuestas a los estímulos externos como es entendido por los
conductistas, sino como procesadores de información, que absorbe y llevan a cabo
operaciones cognitivas almacenándolas en la memoria.

3.- El aprendizaje social. Desarrollada por Albert Bandura en 1977, esta teoría
sugiere que las personas aprenden en un contexto social, y que el aprendizaje se
facilita a través de conceptos tales como el modelado, por observación y la imitación.
A través de esta teoría Bandura propuso el llamado “determinismo recíproco” que
sostiene que el comportamiento, medio ambiente y cualidades individuales de una
persona, influyen recíprocamente unos a otros. En su desarrollo, afirma que los niños
aprenden de la observación de otros, así como del comportamiento del “modelo”, los
cuales son procesos que implican la atención, retención, reproducción y motivación.

4.- El constructivismo. Surgió entre los años 1970 y 1980, dando lugar a la idea que
los individuos no son receptores pasivos de información, sino que construyen
activamente su conocimiento en interacción con el medio ambiente y a través de la
reorganización de sus estructuras mentales. Por tanto, son vistos como los
responsables de interpretar y darle sentido al conocimiento y no simplemente como
individuos que almacenan la información.

5.- El constructivismo social. A finales del siglo 20, la visión constructivista del
aprendizaje cambió aún más por el aumento de la perspectiva de la “cognición situada
y aprendizaje” que hacía hincapié en el importante papel del contexto y de la
interacción social. La crítica en contra del enfoque constructivista y la psicología
cognitiva se hizo más fuerte con el trabajo pionero de Vygotsky, así como la
investigación antropológica y etnográfica de estudiosos como Rogoff y Lave. La
esencia de esta crítica es que el constructivismo y la psicología cognitiva observan a
la cognición y el aprendizaje como procesos que ocurren dentro de la mente de forma
aislada del entorno y de la interacción con ella, considerándola autosuficiente e
independiente de los contextos en que se encuentra. El constructivismo social como
un nuevo punto de vista, sugiere que la cognición y el aprendizaje se entienden como
interacciones entre el individuo y una situación; donde el conocimiento es
considerado como situado, y es producto de la actividad, el contexto y cultura en la
que se forma y utiliza.

6.- El aprendizaje experimental. Se basan en las teorías sociales y constructivistas


del aprendizaje; su objetivo es entender las maneras de como las experiencias ya sea
de primera o segunda mano motivan; por consiguiente se trata de experiencias
significativas de la vida cotidiana que conducen a un cambio en los conocimientos y
comportamientos de un individuo. Carl Rogers es un autor influyente de estas teorías,
el cual sugiere que el aprendizaje experimental es aquel “aprendizaje por iniciativa
propia”, y por la cual las personas tienen una inclinación natural de aprender; además
de promover una actitud completa de involucramiento en el proceso.

A continuación alguna de las reflexiones presentadas por Rogers:

(1) “el aprendizaje sólo puede ser facilitado: no podemos enseñar a otra
persona directamente”, (2) “el aprendizaje significativo se produce en un
entorno donde la amenaza es reducida al mínimo”, (3) “el aprendizaje es más
probable que ocurra y más duradera cuando se dá por iniciativa propia”
(Oficina de Aprendizaje y Enseñanza, 2005, p. 9).

7.- Las inteligencias múltiples. Desafiando el supuesto de muchas de las teorías del
aprendizaje; es un proceso humano universal que todos los individuos experimentan
de acuerdo con los mismos principios. Howard Gardner elaboró en 1983 la teoría de
las inteligencias múltiples la cual sostiene que la comprensión de la inteligencia no
está dominada por una sola capacidad general. Gardner afirma que el nivel de
inteligencia de cada persona se compone de numerosas y distintas “inteligencias”:
lógico-matemática, lingüística, espacial, musical, cinético-corporal e
interpersonal.

8.- El aprendizaje situado y comunidad de práctica. La teoría del aprendizaje


situado y comunidad de práctica desarrollada por Jean Lave y Etienne Wenger. Hacen
hincapié en el carácter relacional y negociado del conocimiento y del aprendizaje,
cuya naturaleza se desprende de una acción de compromiso con el aprendizaje por
parte de los individuos involucrados, se produce con mayor eficacia dentro de las
comunidades. En ese sentido, las interacciones que tienen lugar dentro de una
comunidad de práctica tales como; la cooperación, la resolución de problemas, la
construcción de la confianza, la comprensión y las relaciones sociales tienen el
potencial de fomentar el capital social comunitario que mejora el bienestar de los
miembros de la comunidad. Thomas Sergiovanni refuerza la idea que el aprendizaje
es más eficaz cuando se lleva a cabo en las comunidades, afirmando que los
resultados académicos y sociales mejorarán sólo cuando se conviertan en
comunidades de enseñanza y aprendizaje.

9.- Aprendizaje y habilidades del siglo 21. Surge de la preocupación por la


transformación de las metas y la práctica diaria del aprendizaje para satisfacer las
nuevas demandas del siglo 21, que se caracteriza por el conocimiento impulsado por
la tecnología.

4.3 Prevención y reacción frente a la transmisión de motivaciones


delictivas.
5 Prevención, según el Diccionario Océano de la Lengua española, es “la
preparación o disposición que se hace anticipadamente para evitar un riesgo”.
6
7 La prevención del delito por su parte es el “conjunto de medidas e indicadores
elaborados por el Estado, las organizaciones políticas y de masas y organismos o
entidades estatales para minimizar el delito, sus causas y consecuencias,
neutralizando sus efectos. Abarca un complejo sistema o red de medidas cuyo
contenido varía en dependencia de la esfera social hacia la que van dirigidas y de
acuerdo con su volumen”

8 El delito como fenómeno social es producto de la desigualdad social por lo que


los cambios estructurales, con las correspondientes transformaciones económicas
y sociales, constituyen la base objetiva para el desarrollo de estrategias de
prevención del delito y de las conductas delictivas, debiendo ellas estar
enmarcadas dentro del contexto del desarrollo económico como garantía de su
eficaz ejecución. Por lo tanto ésta trasciende el marco jurídico penal para
convertirse en una actividad intersectorial que incide sobre todos los factores de la
sociedad.

9 Motivación delictiva
10
11 “Es un constructo teórico que puede ser definido como un proceso
multideterminado que energiza y dirige el comportamiento hacia un
objetivo” Kleigninna y Kleigninna (1981)
12
13 Bayley (1987) “reconoce en humanos una violencia crónica con patrones fijos
de acción similares a los de animales depredadores. Entiende que existen
individuos con características temperamentales que les predisponen a la
agresión cruel y letal; que se diferencian de otros no en sus inclinaciones sino
en la baja capacidad para inhibir su conducta”.
14

15 La familia es el primer grupo de referencia para el ser humano, “en su seno el


individuo no sólo nace, crece y se desarrolla sino también va adquiriendo las
primeras nociones de vida e incorpora, a través de las relaciones afectivas con los
adultos, vivencias de amor, de respeto, de justicia y de solidaridad”.

16 Se considera que una familia disfuncional es un factor de riesgo para el


surgimiento de conductas antisociales. No es necesario realizar investigación
alguna para comprobarlo; basta con que observemos el comportamiento de los
niños, adolescentes y jóvenes en nuestro país. Aunado podremos manifestar que
muchas de las actividades y juegos que ellos realizan a diario guardan íntima
relación con los programas que se emiten por la televisión; por ejemplo, al
transmitirse eventos deportivos o series de aventuras, observamos que casi de
inmediato aparecen grupos de estas edades organizando y realizando juegos
similares, tanto en las escuelas como en la vía pública. De igual forma se ha
podido comprobar que hasta las palabras utilizadas por los personajes en sus
parlamentos pueden ser incorporadas más tarde a la cultura y al quehacer de la
sociedad.

17 Nelson Pizzotti Méndez establece como objetivos de la Prevención, los


siguientes:

18 - Realizar investigaciones para la obtención de diagnósticos sobre actitudes


personales y hechos sociales concurrentes en la génesis del delito, así como otros
tipos de comportamiento o componentes de situaciones pre-delictivas.

19 - Evaluación de las investigaciones criminológicas para establecer planes de


profilaxis social con el fin de disminuir la incidencia delictiva.

20 - Realización de campañas de orientación de la colectividad para obtener


colaboradores en la prevención del delito

21 - Elaboración de proyectos de leyes, reglamentos, normas y procedimientos


relacionados con la política antidelictiva.
22 - Aplicación de medidas de profilaxis social.

23 - Formación del personal calificado para aplicar las medidas de prevención

24 Prevención no es sólo realizar actividades de represión contra el delito,


es también la intención de utilizar todas las formas posibles para modificar
las condiciones que puedan predisponer a los individuos a incurrir en
conductas delictivas; incluye programas comunitarios encaminados a
mejorar las condiciones sociales, campañas públicas de educación a la
población, que pueden hacerse a través de los medios de comunicación en
general o de las organizaciones de masas, instituciones, órganos y
organismos del Estado, etc., al objeto de minimizar la incidencia del delito
y lograr sociedades más seguras. Ella es una tarea permanente que no se
puede soslayar ni realizar sin un previo y pormenorizado análisis de los
problemas que aquejan a la sociedad en su conjunto, sólo así podrá
obtener resultados positivos .

4.4 Causas de los delitos en un paciente Psiquiátrico


5. Sus genes y su historia familiar.
6. Su experiencia de vida, como el estrés o si ha sufrido de abuso, en especial durante la
infancia.
7. Factores biológicos como desequilibrios químicos en el cerebro.
8. Una lesión cerebral traumática.
9. La exposición de una madre a algún virus o productos químicos durante el embarazo.
10. Consumo de alcohol o drogas.
11. Tener una enfermedad seria como el cáncer.
12. Tener pocos amigos y sentirse solo o aislado.

Las más conocidas son la depresión, la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Hay condiciones
que son pasajeras, mientras que las enfermedades o trastornos mentales, son permanentes y
afectan la habilidad de funcionar día a día. El enfermo mental que delinque o que viola la ley,
ha salido a la luz desde hace veinte años, y aunque es un hecho que los individuos con
trastornos mentales son más vulnerables de ser detectados y arrestados, no se puede afirmar
que todos los enfermos mentales sean delincuentes ni que todos los delincuentes sean.

Los trastornos de personalidad tienen influencia y relevancia desde el punto de vista jurídico,
pues se relacionan con la imputabilidad delictiva, por tanto, con la responsabilidad penal de un
sujeto, además, permiten determinar la culpabilidad de un sujeto (el dolo o la culpa), y por
ende, los móviles del delito.

La diferencia entre la salud mental y el trastorno mental, está en el enfoque; el término


trastorno, además de ser la palabra técnica que utilizamos los psicólogos, hace parte de un
modelo que no busca encasillar o determinar la salud mental de un individuo y tiene la
intención de referirse a una alteración o desbalance en la salud mental, mientras que el
término.

Unidad V: SIMULACION DE UN EVENTO PSIQUIATRICO

Etiología:

La simulación no es competencia solo del enfermo mental o de aquel que tiene una cierta
predisposición natural para expresarla, cualquier persona mientras existan intereses en juego
puede convertirse en simulador. En el terreno psiquiátrico forense la idea puede surgir en un
sujeto mentalmente enfermo para así simular un falso bienestar para con ello lograr su pronta
alta médica o en un sujeto sano para obtener un beneficio indemnizatorio o para eludir la
responsabilidad penal de su conducta. La simulación se puede definir como la actitud psíquica
consciente y voluntaria donde se representa plásticamente un determinado evento mórbido
con la intencionalidad y finalidad utilitaria de engañar a un tercero. De forma similar, podemos
decir que la simulación es un fraude o engaño consistente en aparentar, producir o exagerar
signos o síntomas patológicos, síndromes e incluso enfermedades, con una intención utilitaria
para el simulador. Es, por tanto, una manifestación conscientemente falsa, cuyo fin es
engañar a otros.

Podemos concebirla como la actitud psíquica consciente y voluntaria donde se representa


plásticamente un determinado evento mórbido con la intencionalidad y finalidad utilitaria de
engañar a un tercero.

Los rasgos distintivos señalados en la definición se pueden sintetizar de la siguiente manera,


a saber:

a) Actitud psíquica: se caracteriza por una activa disposición mental cuya motivación radica en
obtener un beneficio secundario a través del engaño.

b) Consiente y voluntaria: vale decir la capacidad psíquica para discernir y ejecutar un acto
previamente elaborado y planificado.

c) Representación plástica: consiste en hacer presente por medio de la expresión psicomotriz


el evento mórbido que se utiliza para el engaño.

d) Evento mórbido: es decir la patología que se desea representar.

e) Intencionalidad y finalidad utilitaria de engañar: es la actitud utilizada por el simulador para


obtener un beneficio legal vinculado a su situación jurídica.

La diferencia con la mentira o mendacidad utilitaria consiste en que en ésta falta la


representación plástica, engañando a un tercero utilizando como único instrumento el lenguaje
verbal.

En el vocabulario cotidiano generalmente se homologa sin distinciones a la simulación con el


fingimiento, lo que obliga a establecer sus diferencias.

Si bien parecieran contener el mismo sentido, fingir implicaría la ejecución de un acto


consciente y voluntario, a igual que en la simulación, pero no con la intención de engañar a un
tercero, sino en representar un rol ya estipulado, donde el engaño no se utiliza con fines
utilitarios. Lo dicho lo ejemplifican magníficamente José Sánchez y Pedreño Martínez, quienes
comparan aquel que finge con un actor, señalando que aquel que representa una obra de
teatro, finge pero no simula, puesto que su intención es dar vida a las ficciones creadas por el
autor, sin pretender el engaño con fines utilitarios.

5.1 Características del Imputado delante del crimen

(Referido a la simulación de un evento psiquiátrico).

 Retención de información y falta de cooperación - memoria con lagunas, es


cauteloso al dar información ya que cree que cuanto menos información tenga el
examinador será mejor. Actitud antagónica. Piensan las respuestas. Respuestas
evasivas.
 Exageración.
 Llamadas de atención sobre la enfermedad e incluso aspecto físico. 4. Actitudes
psicóticas, amnesias, delirios.
 Ausencia de alteración afectiva asociada con la supuesta enfermedad que padece.
 Incoherencia entre las pruebas diagnósticas y la funcionalidad de la vida cotidiana
del paciente.
 Alteraciones en lenguaje no verbal, tono e intensidad de voz varían ante la mentira,
velocidad de frases es lenta evasiva, tarda en responder ya que precisa pensar las
respuestas con pausas y errores en el discurso con cambios en las expresiones faciales.
 La mirada del simulador suele ser desconfiada (hay que tener mucho cuidado con
las diferencias culturales a la hora de evaluar este punto).
 Las palmas de las manos no se encuentran visibles ni hacia arriba; los dedos, en
general, están doblados hacia las manos.
 Piernas dobladas o cruzadas.
 Suelen actuar de manera normal cuando no se dan cuenta que están siendo
observados.
 Sobreactuar al simular síntomas físicos y solos simula los síntomas más conocidos de
la enfermedad... Se fingen más síntomas que cuadros diagnósticos íntegros, suelen ser
quejas inconexas, inconsistentes.
 Cuando se intenta desenmascarar a un paciente simulador inmediatamente este
empeora, demanda mayor ayuda profesional. De ningún modo el paciente está
dispuesto a perder su condición de enfermo.

Adicionalmente puede acompañarse de manifestaciones fisiológicas como sequedad de


boca, carraspera, sudación, cambios en ritmo respiratorio, llanto, midriasis

5.2Ocultamiento del proceso delictivo

5.3Características patognomónicas del actuar psiquiátrico


CONCLUSIÓN

El estudio de la conducta humana es una de las áreas complejas del


conocimiento y es uno de los fundamentos de la Psiquiatría, es la manera
como las personas gobiernan su vida y dirigen sus acciones.
En cuanto a la imputabilidad,según lo señalado en este trabajo, el juicio de
imputabilidad se basa en el análisis de las funciones psíquicas que intervienen en el
concreto proceso volitivo que ha dado lugar al hecho ilícito que se quiere imputar a
un sujeto, en el cual se suceden las fases de concepción, deliberación, decisión y
ejecución. Estas funciones, como ya sabemos, son la afectividad, la atención, la
conciencia, la inteligencia, la memoria, el pensamiento, la percepción y la voluntad,
de manera que si ninguna de ellas está alterada, el sujeto será imputable, mientras
que, si sufren algún tipo de perturbación que condicione dichas fases, el acto
finalmente llevado a cabo no es plenamente libre o voluntario, y habrá que afirmar
que el sujeto es inimputable o que su imputabilidad está disminuida, siempre que
dicho supuesto esté recogido en la regulación penal.

El Código Penal exige, en primer lugar, que el sujeto sea capaz de comprender la
ilicitud del hecho, en segundo lugar, que sea capaz de actuar conforme a esa
comprensión, es decir, de decidir no llevar a cabo el hecho ilícito y de, finalmente,
inhibirlo, capacidad ésta en la que intervienen todas las funciones psíquicas. En
conclusión, el concepto de imputabilidad defendido es perfectamente compatible con
el que se desprende de la regulación penal vigente. La comprensión de la ilicitud del
hecho y la actuación conforme a esa comprensión se identifican con las fases del
proceso volitivo y las funciones psíquicas que afectan a esas capacidades de
comprensión y actuación, son las mismas que intervienen en el proceso volitivo y
permiten afirmar que el acto consecuencia del mismo es libre y voluntario.

El fin principal del proceso es la realización del derecho como satisfacción de un


interés público del Estado y, el secundario, la justa composición de los litigios o
solución de la petición del actor. Para poder cumplir con esos fines, el proceso
necesita entrar en contacto con la realidad del caso concreto que en él se ventila,
pues si el Juez no conoce exactamente sus características y circunstancias, no le es
posible aplicar correctamente la norma legal que lo regula y declarar así los efectos
jurídicos materiales que de ella deban deducirse y que constituirán el contenido de
la cosa juzgada, en estricta congruencia con la demanda y las excepciones. En el
proceso penal existe la necesidad de determinar mediante pruebas la certeza de los
hechos a los que debe aplicarse el derecho sustantivo, o sea los hechos que son el
objetivo de la imputación. El proceso penal es pues, fundamentalmente un proceso
de hechos, o sea, de hechos punibles, que deben ser reconstruidos en el mismo.
Esa reconstrucción se logrará con la constatación de los rastros o huellas que los
hechos pudieron dejar en cosas o personas, o de los resultados de
experimentaciones o inferencias sobre aquellos. Para ello, el proceso penal
venezolano establece principios procesales fundamentales para hacer efectiva la
aplicación de la tutela judicial efectiva en la práctica de la obtención de las pruebas,
por lo que debe respetarse los convenios, tratados y acuerdos internacionales, la
constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el Código Orgánico
Procesal Penal.

Freud mostro que las fuerzas de los fenómenos históricos provenían de la


represión en lo inconsciente, de los sentimientos, deseos y temores que
expresa el individuo. El objetivo de la teoría analítica es penetrar, por así
decirlo en el interior de los síntomas con el fin de conocer su significación,
entrando al inconsciente a la vida infantil y a los medios de defensa del yo.
Esta teoría permite penetrar en lo que el paciente expresa, en el contenido y
en la estructura de su enfermedad, como una forma positiva y mórbida.
El delito como fenómeno social es producto de la desigualdad social por lo que los
cambios estructurales, con las correspondientes transformaciones económicas y
sociales, constituyen la base objetiva para el desarrollo de estrategias de prevención
del delito y de las conductas delictivas, debiendo ellas estar enmarcadas dentro del
contexto del desarrollo económico como garantía de su eficaz ejecución. Por lo tanto
ésta trasciende el marco jurídico penal para convertirse en una actividad intersectorial
que incide sobre todos los factores de la sociedad.
La familia es el primer grupo de referencia para el ser humano, “en su seno el
individuo no sólo nace, crece y se desarrolla sino también va adquiriendo las primeras
nociones de vida e incorpora, a través de las relaciones afectivas con los adultos,
vivencias de amor, de respeto, de justicia y de solidaridad”. Se considera que una
familia disfuncional es un factor de riesgo para el surgimiento de conductas
antisociales
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Diccionario enciclopédico de derecho usual –Dr. Guillermo
Cabanellas –Editorial Heliasta, S.R.L: -21era edición revisada,
actualizada y ampliada, 1989-Buenos Aires Argentina.
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Cabanellas, G (2006) Diccionario Jurídico Elemental. Editorial
Helistas. Caracas.

Código Penal Gaceta Oficial Nº39.818 de fecha 12 de Diciembre de


2011.
Grisanti Aveledo, Hernando. (2005): "Lecciones de Derecho Penal".
Valencia-Venezuela-Caracas. Editorial. Vadel Hermanos.

Ossorio, Manuel y Cabanellas de las Cuevas, Guillermo. (2005).


"Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales". Argentina.
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www.buenastareas.com

www.monografias.com

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