Tema 1 Historia Del Pensamiento Moderno y Contemporáneo
Tema 1 Historia Del Pensamiento Moderno y Contemporáneo
Tema 1 Historia Del Pensamiento Moderno y Contemporáneo
Condiciones materiales
Humanismo/Renacimiento (Conocimiento)
Imprenta (Conocimiento)
América
Constantinopla
Estado/Soberanía: según Bodino da lugar al poder.
Ciencia moderna: Intervención técnica según Campillo, con el desarrollo de
armas, que lleva a esta intervención.
La época moderna es una época en la que va a haber cambios en el eje saber-poder,
que es lo que marca la distinción entre la Edad Media y la Edad Moderna. La relación
entre los elementos constitutivos del poder van a cambiar, teniendo nuevas
condiciones materiales, nuevas condiciones climáticas y el establecimiento de nuevas
relaciones de poder: la sustancia del poder comienza a cambiar.
Podemos ver este cambio del poder con estos dos conceptos:
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de la educación. No se nos debe olvidar que la época moderna es aquello que nos
ofrece emanciparnos.
Este sociólogo tiene una visión afín a los cambios sociales, tratando rasgos
conceptuales que se han dado a lo largo de toda la época moderna. Dos de las
cuestiones fundamentales se dan a partir de la dialéctica y tensión entre el principio
regulatorio y de la emancipación.
Podemos decir que hay dos pilares fundamentales: emancipación y regulatorio. El
regulatorio, por su parte, tiene tres concepciones o instituciones, que son creaciones
humanas, que representan el principio regulatorio y la Modernidad: Estado, Mercado y
Comunidad. Podemos decir que son las tres realidades, a partir de las que en la
Modernidad se dan relaciones entre los individuos, siendo fuerzas de relaciones de
poder entre los individuos. Da lugar a distintas formas de vinculación:
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una tensión dinámica con la regulación. Entendemos, entonces, que se trata de
una forma de conocimiento vinculadacon la emancipación en sus promesas, y
con la regulación en algunos de sus métodos y operaciones.
Racionalidad moral-práctica, presente en Ética y Derecho. Transforma las
promesas-valores de libertad, igualdad y fraternidad características de la
modernidad en imperativos éticos y exigencias jurídicas.
Así, a través de la función de regulación ejercida por los Estados nacionales y los
mercados capitalistas, la desigualdad y la exclusión pasaron de ser excepcionales a
constantes, convirtiéndose en sistemas de jerarquización de las sociedades modernas;
es decir, mecanismos que regulan la desigualdad mediante la integración subordinada,
y mecanismos que regulan la exclusión mediante la integración excluyente.
Según Santos, las principales luchas sociales, políticas, económicas y culturales
durante la modernidad han estado asociadas a la tensión entre regular la desigualdad
y la exclusión, o por el contrario, a la búsqueda de emancipación respecto a estos
sistemas de pertenencia jerarquizados. Avritzer (2002) considera que las sociedades
modernas viven una constante tensión dialéctica entre regulación y emancipación, que
se manifiesta más allá de los espacios de acción del capital y del Estado.
La legitimación de estos sistemas de regulación en las sociedades modernas, además
de basarse en visiones esencialistas, ideologías y prácticas cotidianas, se ha
cristalizado en las justificaciones provistas por la ciencia moderna y el derecho, tanto
por su subordinación a principios políticos y culturales nacionales, como por su
vinculación creciente con procesos económicos capitalistas, y por ello, con fuerte
vinculación con las diversas formas de poder existentes en sociedad (Santos, 2003 y
2009). Se plantea aquí que la distinción de estas diversas formas de regulación (desde
la regulación social moderna hasta la regulación del conocimiento) es una de las
claves interpretativas de la obra de Santos y su búsqueda plural de emancipación.
En este contexto, la exclusión se convierte en una nueva frontera para la desigualdad
económica. En primer lugar, los cambios productivos del capitalismo, que implican la
transformación global del trabajo, la flexibilización de la producción, un nuevo
paradigma tecno-económico, la ampliación de los mercados financieros, la aparición
de bloques comerciales y la legitimación de “zonas especiales” con reglas del juego
premodernas (maquilas, paraísos fiscales, etcétera).
En segundo lugar, la aparición de recurrentes crisis en el espacio de los Estados
Nacionales, que al depender de precios internacionales, de políticas fiscales y
monetarias impuestas, orientadas a privatizar y reducir los espacios públicos, a
eliminar las regulaciones sobre el trabajo y el control estatal sobre la economía, no
pueden responder adecuadamente a las demandas de empleo y consumo, y, por
tanto, tienen menos posibilidades de proponer y cumplir pactos sociales que los hagan
viables.
Por otro lado, cabe destacar que Boaventura postula que los pensadores modernos
eran optimistas, encontrándonos subyacentes en ellos el progreso. Lo que hacían los
pensadores modernos, según este autor, es intentar entender que los problemas que
puedan haber se certifican, siendo algo meramente temporal, con mayores recursos
materiales, intelectuales e institucionales, siendo capaces de superar estas fricciones.
La Ciencia es el fundamento de esta esperanza. La Ciencia Moderna se va a convertir
en la principal fuerza productiva y en la civilizatoria, siendo la Ciencia el mejor
instrumento para el avance de la Humanidad en el mundo.
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Esta idea de Ciencia como principio civilizatorio tiene, a su vez, como segunda a la
Naturaleza, que se concibe como algo pasivo, externo y susceptible de intervención, lo
que, en última instancia, nos lleva a Marx, que decía que la naturaleza, en vez de ser
algo vivo, hay que entenderla como la revisión de las diversas materias primas, siendo
pasiva al mismo tiempo.
En cierto modo, la racionalidad cognitivo-instrumental se concibe como algo subjetivo,
dependiente de la opinión de cada persona, convirtiéndose en la fuerza instrumental.
Es algo extremadamente relativo, no un saber de la Ciencia como tal. Aunque,
podemos entender en este caso que es Ciencia, en tanto que saber como astronomía
y política, campo social por excelencia, en el que se empieza a intervenir de manera
referente.
Sobre la Ciencia, aparte de la cuestión de la Naturaleza, tiene el principio de que sea
algo progresivo, perfeccionable, lo que sustenta que sea algo susceptible de progreso,
lo que hace que haya un mundo ordenado, de donde se puedan saber ciertas leyes de
carácter estable. Un mundo ordenado se puede regir en el fundamento ontológico (del
ser), siendo el fundamento esencial.
El otro elemento que juega un papel destacado en la Modernidad es el Derecho. El
Derecho de la Modernidad se caracteriza por sufrir un proceso de unificación
(codificación), que va a desembocar en el hecho de que el saber jurídico tenga un
cierto carácter científico y se estatalice. A lo largo de la Modernidad se va a ir
unificando y se complica en la Contemporaneidad.
Se da una serie de procesos que nos llevan a este momento:
1) Concepción del Derecho Romano, que estableció la unificación de los Códigos
de la época medieval. Esto se llevó a cabo durante toda la época de la
Modernidad y más allá, aunque en el siglo XVI se forma un Derecho Común.
2) Desarrollo del Derecho Natural de carácter racionalista: se dan una serie de
fundamentos de la política y Derecho en Hobbes. Grotius (Bodinus) es de la
misma época, de una Primera Modernidad, teniendo mucho que ver en esta
introducción, basándose en una cierta Ley de la Naturaleza, que cambia de
autor en autor.
3) Introducción y desarrollo de las teorías del Contrato Social: se intenta
fundamentar la universalidad de la obligación de carácter jurídico y político. Lo
que se quiere decir con esto es que se busca llegar a todas las personas con la
institución del orden, siendo un orden político estable y legítimo. Estas teorías
del Contrato Social representa los problemas de diversos autores, viendo la
distancia entre los principios que se sustenta la Modernidad, con las
dificultades que hay en su racionalización, costando mucho materializarlos,
siendo cada uno de ellos, Hobbes, Locke y Rousseau los pensadores de los
diversos conceptos de la Modernidad: Hobbes es el pensador del Estado y la
Política por antonomasia, Locke en la institución del Mercado como institución
fundamental y Rousseau quiere compensar la Comunidad.
Economía política
En esta etapa se da el surgimiento del capitalismo, con unas primeras cuestiones del
mercantilismo. Empezamos a tratar el concepto de economía política, que según
Antonio Domènech, en su artículo “Dominación, derecho, propiedad y economía
política popular” establece que en el cuerpo de lo político se empiezan a gobernar los
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reinos de modo más o menos parecido al pater familia (domus). En Francia se
empieza a dar este concepto con A. Montchretein.
La noción de prosperidad en la época moderna se va a alcanzar con una propiedad de
carácter privado, privativo y excluyente, siendo esto una cuestión muy importante.
Tiene que ver con una nueva disciplina: economía política, que tiene mucha
importancia.
La economía política es una noción que nace en Francia por Etiénne Balibar en el
siglo XVI y se hizo hegemónica más tarde en Inglaterra. Añade a la política cuatro
nociones fundamentales:
1) Visibiliza en el campo de la política al grueso de los desposeídos o clases
dominadas, es decir, a todos los sujetos que se encuentran subyugados al
ámbito privado, que va a ser responsable del trabajo de producción y
reproducción de la vida social.
2) Categoriza y permite pensar como algo político y no meramente doméstico las
relaciones entre estos señores y los desposeídos: relaciones entre
perpetradores privados y desposeídos: de manera progresiva, siendo el primer
paso de que lo personal sea político, siendo una relación tratado de forma
política. En definitiva, ser exterioriza la relación del individuo.
3) Nos permite politizar las relaciones sociales domésticas: esto quiere decir que
un fenómeno como el de la esclavitud o servidumbre empiecen a ser
problemas políticos, valorándose en un ámbito más allá del doméstico.
4) Está ligada y hace predominante una noción de propiedad privada, privativa y
excluyente, que se va a oponer a otras nociones de propiedad, como la
propiedad común, con el problema de los commons.
Estos saberes se desarrollarán en el siglo XVII, empezándose a ver el término de la
economía. Tratamos la diferencia entre el mercantilismo y la fisiocracia:
Mercantilismo: desarrolla sus ideas en los siglos XVII y XVII, siendo una
economía pujante con gran intervención estatal. El Estado regula la economía
buscando acrecentar el mercado interno y cree que es importante que la
población crezca, caracterizándose porque la balanza comercial tiene que estar
a favor del Estado, en tanto en cuanto tiene que haber más exportaciones que
importaciones. Se basa en las nueve reglas de von Hornick.
El pensamiento mercantilista se puede entender a través de las nueve reglas
de Von Hornick:
1. Que cada pulgada del suelo de un país se utilice para la agricultura, la
minería o las manufacturas.
2. Que todas las materias primas que se encuentren en un país se utilicen en
las manufacturas nacionales, porque los bienes acabados tienen un valor
mayor que las materias primas.
3. Que se fomente una población grande y trabajadora.
4. Que se prohíban todas las exportaciones de oro y plata y que todo el dinero
nacional se mantenga en circulación.
5. Que se obstaculicen tanto cuanto sea posible todas las importaciones de
bienes extranjeros.
6. Que donde sean indispensables determinadas importaciones deban
obtenerse de primera mano, a cambio de otros bienes nacionales, y no de
oro y plata.
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7. Que en la medida que sea posible las importaciones se limiten a las
primeras materias que puedan acabarse en el país.
8. Que se busquen constantemente las oportunidades para vender el
excedente de manufacturas de un país a los extranjeros, en la medida
necesaria, a cambio de oro y plata.
9. Que no se permita ninguna importación si los bienes que se importan
existen de modo suficiente y adecuado en el país.
Uno de los elementos en los que los mercantilistas estaban de acuerdo era la
opresión económica de los trabajadores. Los asalariados y los granjeros
debían vivir en los «márgenes de subsistencia». El objetivo era maximizar la
producción, sin ningún tipo de atención sobre el consumo. El hecho de que las
clases más bajas tuvieran más dinero, tiempo libre, o educación se veía como
un problema que degeneraría en pocas ganas de trabajar, dañando la
economía del país.
Fisiocracia: algo posterior al mercantilismo. Nació en Francia en el s. XVIII,
impulsado por Queana y Turgot. En oposición al mercantilismo, abogan por
una menor intervención estatal y tiene que dejarse llevar por los principios
regulatorios. Su principal objetivo era reformar la economía de Francia. Que
creían que sufría a causa de la ineficiencia de los terratenientes y de los
impuestos injustos. Los fisiócratas pensaban que la propiedad de la tierra era la
actividad económica más importante, por lo que propusieron nuevas políticas
que beneficiaran a los agricultores y terratenientes.
Pensamiento abismal
Todo esto se mantuvo en la cara visible del pensamiento moderno, pero Santos nos
explica que esta visión tradicional es una parte de la Historia. Él postulaba que el
pensamiento occidental moderno es un pensamiento abismal. Éste consiste en un
sistema de distinciones visibles e invisibles, las invisibles constituyen el fundamento de
las visibles. Las distinciones invisibles son establecidas a través de líneas radicales
que dividen la realidad social en dos universos, el universo de “este lado de la línea” y
el universo del “otro lado de la línea”. La división es tal que “el otro lado de la línea”
desaparece como realidad, se convierte en no existente, y de hecho es producido
como no-existente. No-existente significa no existir en ninguna forma relevante o
comprensible de ser más allá del universo de lo que la concepción aceptada de
inclusión considera es su otro. Fundamentalmente, lo que más caracteriza al
pensamiento abismal es, pues, la imposibilidad de la presencia de los dos lados de la
línea. Este lado de la línea prevalece en la medida en que angosta el campo de la
realidad relevante. Más allá de esto, sólo está la no-existencia, la invisibilidad, la
ausencia no-dialéctica. Lo que es producido como no-existente es radicalmente
excluido porque se encuentra. Por tanto, podemos decir que es un pensamiento que
divide el mundo en dos: visible e invisible. El espacio visible es el que configura el
Derecho, el Estado, la Ciencia, teniendo como contraparte otro espacio invisible, que
es lo que se llama “Nuevo Mundo”, qué está invisibilizado, no sabiendo nada de la
autonomía e importancia de todas estas culturas y comunidades que se están dando.
En cada uno de los dos grandes dominios –ciencia y derecho– las divisiones llevadas
a cabo por las líneas globales son abismales hasta el extremo de que efectivamente
eliminan cualquier realidad que esté al otro lado de la línea. Esta negación radical de
la co-presencia fundamenta la afirmación de la diferencia radical que, en este lado de
la línea, separa lo verdadero y lo falso, lo legal y lo ilegal. El otro lado de la línea
comprende una vasta cantidad de experiencias desechadas, hechas invisibles tanto en
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las agencias como en los agentes, y sin una localización territorial fija. Realmente,
como he sugerido, hubo originariamente una localización territorial e históricamente
ésta coincidió con un específico territorio social: la zona colonial7. Aquello que no
podría ser pensado ni como verdadero ni como falso, ni como legal o como ilegal
estaba ocurriendo más distintivamente en la zona colonial. A este respecto, el derecho
moderno parece tener algún precedente histórico sobre la ciencia en la creación del
pensamiento abismal. De hecho, contrariamente a la convencional sabiduría legal, fue
la línea global separando el viejo mundo del nuevo mundo la que hizo posible la
emergencia del derecho moderno y, en particular, del derecho internacional moderno
en el viejo mundo, a este lado de la línea.
La modernidad occidental, más allá de significar el abandono del estado de naturaleza
y el paso a la sociedad civil, significa la coexistencia de ambos, sociedad civil y estado
de naturaleza, separados por una línea abismal donde el ojo hegemónico, localizado
en la sociedad civil, cesa de mirar y de hecho, declara como no-existente el estado de
naturaleza. El presente que va siendo creado al otro lado de la línea se hace invisible
al ser reconceptualizado como el pasado irreversible de este lado de la línea. El
contacto hegemónico se convierte simultáneamente en no-contemporaneidad. Esto
disfraza el pasado para hacer espacio a un único y homogéneo futuro. Por lo tanto, el
hecho de que los principios legales vigentes en la sociedad civil, en este lado de la
línea, no se apliquen al otro lado de la línea no compromete de modo alguno su
universalidad.
Es decir, esta línea abismal, que nos divide la realidad en dos, con ese “Nuevo Mundo”
que no aparece en el texto, se convierte en la división de lo real y no real, no
manifestándose ese “Nuevo Mundo”, no existente de una forma comprensible y
relevante, es excluido porque se encuentra más allá del universo de lo que la intrusión
considera como contrapuesto. El campo de lo visible, sin embargo, es estrecho,
limitado, el campo en el que todos estos valores de la Modernidad están presentes
como el todo, que en realidad es algo y parcial, dejando ver que, lo que en realidad, es
una parte del mundo, se muestra como el mundo.
Este conocimiento podemos decir que es parcialmente limitado pero que, al aparecer
como universales, en esa realidad se otorga la totalidad de distinguir entre lo
verdadero y lo falso o lo bueno y lo malo, siendo la parte del mundo a la izquierda de
la línea abismal no incluida, siendo en realidad el lado invisible entendido como falso,
o incluso, según los pensadores de la modernidad, como pasado, dándose un
progreso que nos lleva al presente y al futuro, que es el lado verdadero, existente y
real.
Desde mediados del siglo XVI en adelante, el debate legal y político entre los estados
europeos concerniente al nuevo mundo está centrado en la línea legal global, esto es,
en la determinación de lo colonial, no en el orden interno de lo colonial. Por el
contrario, lo colonial es el estado de naturaleza donde las instituciones de la sociedad
civil no tienen lugar. Hobbes se refiere explícitamente a la “población salvaje en
muchos lugares de América” como ejemplos del estado de naturaleza (1985 [1651]:
187), y asimismo Locke piensa cuando escribe Del gobierno civil: “en el principio todo
el mundo era América”. Lo colonial es así el punto oculto sobre el cual las
concepciones modernas de conocimiento y derecho son construidas.
De este modo, Boaventura, en esta exposición del lado que se muestra como pasado,
como inexistente o como invisible, nos muestra el planteamiento de Hobbes de que
ese espacio abismal es el Estado de Naturaleza, que es lo que dejamos atrás,
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teniendo en el futuro la política liberal, teniendo la dicotomía del pasado salvaje y el
futuro civilizado. En principio, todos lo salvaje era aquello que estaba en América,
siendo los americanos primitivos. Por tanto, están separados por una línea abismal el
estado moderno, que cuenta con la sociedad civil y el mundo colonizado, y el estado
colonial, que se encuentra en ese Estado de Naturaleza al que pertenecen muchas
personas, siendo contextualizado como pasado. Por tanto, el estado colonial se
percibe cómo pasado, cuando en realidad es algo presente.
Lo que nos dice Santos es que a pesar de que se entiende como universal, el Estado
Colonial sería algo inexistente, por lo que el conocimiento sería parcial, aunque se nos
presente como universal, teniendo que ver con acontecimientos históricos de
tremenda brutalidad. Se da carta de naturaleza a la gente que se ha conceptualizada
como salvaje, justificando que la gente sea sometida.
Si bien esa separación se aplica a la modernidad, es que en tanto en cuanto tengamos
espacios donde la regulación que se use sigue utilizando el pensamiento abismal,
siendo poblaciones no humanas las que estén al otro lado de la línea abismal, ka
división de estos espacios sigue dándose de forma abismal en el momento
contemporáneo.
Por otro lado, debemos destacar que la ciencia generaba un sistema bivalente:
verdadero o falso, que se aplica solamente al ámbito de la realidad, ya que el
pensamiento abismal No pone eso como su contrario, estando en el pasado el estado
de naturaleza y en el futuro el estado político pumpo pensando en esa, más bien es
una hipótesis, un constructo teórico a partir de lo que significa el estado conforme al
derecho, según los intereses que tenga cada uno. Por ejemplo, el homo economicus
es el modelo humano que usan los economistas, indicado racionalmente como un
modelo antropológico, que en realidad es un recorte de la realidad, del mismo modo
que los autores modernos usan modelos antropológicos de comportamiento humano
que se manifiestan de una forma distinta en cada autor.
Santos postula que el espacio de lo que consideramos legítimo, donde se da una
cierta influencia, como noción de real, de ciudadanía, de derecho, todavía hoy esas
regiones del mundo se diferencian de otras regiones de la realidad a las que no se les
puede aplicar los mismos derechos que aplicamos a las primeras. Por ejemplo, o no
consideramos igual denunciable la guerra de Yemen que la guerra de Ucrania, porque
no consideramos a las demás regiones esos derechos que concebimos como
universales, al no poseer estas regiones estos derechos que damos intrínsecamente a
Ucrania.
Por último, Santos nos dice que los principios universales de carácter universal no
operan del mismo modo a todos los seres humanos que, sin embargo, no se podían
dar como universales, por mucho que se presenten como tales. Se da la imposibilidad
de su presencia, ya que la otra realidad no aparece, no es tenida en cuenta por
nuestros derechos aparentemente universales. Tenemos a un lado de la línea la
visibilidad y al otro la invisibilidad.