Masaje Tántrico de Cachemira

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El Masaje Tántrico de Cachemira es una milenaria manera de tocar el cuerpo,

procedente del norte de la India y de la antigua tradición del Shivaismo Tántrico de
Cachemira. Hace más de 5.000 años, en el valle del Indus, los Siddhas (sabios) se
dedicaron a refinar el Shantala -el masaje popular que las madres (aún) dan a sus
niños-, perfeccionándolo hasta convertirlo en una poderosa práctica de Yoga.

En Tantrismo concibe el cuerpo como una totalidad. Para el Tantra no existen las

partes por separado. El ser humano experimenta el cuerpo como totalidad cuando la
mente está apaciguada, sin ninguna proyección, ni la menor huella de deseo ni juicio ni
capricho.

“El yoga ha sido inventado para llegar a este estado de comprensión del mundo y del cuerpo
en su totalidad. De hecho, el cuerpo no está limitado ni por la piel ni por los conceptos que
tenemos de él, ni por el hecho de que estamos pensándolo en lugar de vivirlo. Pero solo puede
aflorar una comprensión profunda cuando se regresa al centro de uno mismo. Durante el
masaje pueden darse momentos excepcionales cuando de repente soltamos cualquier
concepto, cualquier idea directiva. Entonces tenemos la intuición de lo que podría ser la
totalidad”. -Daniel Odier

El ser humano ha sido tocado o acariciado de forma incondicional (maternal) muy

pocas veces en su vida. En general, el tacto y las caricias son gobernados por un deseo
intencionado, específico y manipulativo, en lugar de por un deseo global y consciente
de ofrecer un placer tierno, amoroso y desinteresado.

En una sesión de Masaje Tántrico de Cachemira, el terapeuta ofrece una presencia

cariñosa, libre de manipulación. Sostenido por una respiración profunda y un estado
meditativo, y basándose en el Tandava (danza tántrica de la armonía), el terapeuta
recorre el cuerpo del paciente con la actitud del adorador, como una madre cósmica
dando masaje a su niñ@ cósmic@.

A través del tacto consciente, se produce un viaje hacia los numerosos puntos de
tensión del cuerpo donde se encuentran atascados antiguos traumas, que se
manifiestan en tensiones. El Masaje Tántrico de Cachemira permite que los viejos
patrones memorizados en el cuerpo bajo la forma de tensiones y de rigidez lleguen a
la conciencia. La danza lenta del masajista, hecha de movimientos fluidos, acompaña y
dinamiza la circulación de las emociones y de cualquier movimiento energético.
En este espacio abierto se revelan nuevos modos de funcionar, espontáneos, en total
adecuación con la realidad presente. Es el inicio de un proceso de transformación del
funcionamiento cotidiano, que poco a poco se vuelve menos mecánico, más consciente
y más libre.

“Los maestros tántricos han dado tanta importancia a lo sensorial porque, para ellos,
únicamente existe la vida orgánica. Es por esta razón que insisten tanto en el tacto. Hay
espontaneidad y libertad cuando se manifiesta plenamente la vida orgánica. Al entender esto,
podemos liberarnos de las fantasías espirituales. En todos los textos tántricos, de toda forma,
se menciona que el tacto transmite la totalidad de las enseñanzas”. - Daniel Odier

Entre los patrones traumáticos más profundamente enraizados se encuentran los

patrones sexuales. Por esta razón el “Tantra” se puso de moda proponiendo métodos
para acceder al éxtasis a través de la sexualidad sagrada. Sin embargo, en la tradición,
“Tantra” designa un conjunto de textos basados en una filosofía no dualista. La raíz
sánscrita “tan” quiere decir totalidad, continuidad o trama (como la trama de un
tejido). En consecuencia, el tantrismo considera que o todo es sagrado o nada lo es. Es
la única vía mística que incluye todo, es decir, también la sexualidad, pero no como el
elemento principal, sino como una de las múltiples facetas de la manifestación de lo
vital/real.

Comenzando por la apertura del corazón, la relajación e integración del cuerpo como
un todo, y el aumento de la sensibilidad para permitir la percepción de estados sutiles,
el Shivaísmo tántrico de Cachemira propone acceder a un estado global y mucho más
amplio de la sexualidad (y al mismo tiempo, menos rígido, menos anclado en la
genitalidad).

Este masaje busca, permanentemente, incluir, acompañar los movimientos

energéticos y emocionales que se dan durante la sesión, sin intentar estimular ni
provocar determinadas sensaciones y sin perseguir objetivos específicos. Mientras la
energía circula y el paciente profundiza la respiración y abre la conciencia hacia la
totalidad de su cuerpo, se relaja de forma paulatina la zona alrededor de los genitales.
Debido a ello, a la ausencia de amenazas, culpa, vergüenza y miedo, los viejos patrones
enquistados sobre la sexualidad empiezan a desvanecerse, y también de forma
paulatina el paciente empieza a percibir el placer en lugares insospechados,
desconocidos, inexplorados de su cuerpo.

A través de los masajes, sesión tras sesión, se recorre un camino hacia un mejor
conocimiento de un@ mism@, hacia percepciones más refinadas, y hacia una
comunicación más fluida con los demás y el entorno.
Beneficios del Masaje Tántrico de Cachemira:

● Aumenta la sensibilidad del cuerpo y la capacidad de experimentar placer.

● Aumenta los niveles de endorfinas, la serotonina y la oxitocina.
● Favorece el estado de profunda relajación y la liberación de tensiones. 
● Desbloquea memorias y patrones emocionales inconscientes.
● Activa la circulación sanguínea y la energía del área genital.
● Produce sensaciones placenteras de cálida envoltura y sutil sensualidad.
● Armoniza, mejora y amplía la libido sexual (de hombres y mujeres). 
● Permite sanar viejos patrones memorizados y alojados en el cuerpo en forma de
tensión o rigidez, liberando al paciente de la esclavitud de esos patrones.

Información específica sobre la sesión:

Cada sesión se desarrolla en 75 a 90 minutos aproximadamente. 

Se comienza con una invitación del terapeuta al paciente, de hacer consciente,

profundizar y hacer más lento cada ciclo de la respiración, e intentar soltar el apego a
los pensamientos, a los deseos y a los juicios, para entrar en un estado meditativo, de
forma guiada. Esta preparación establece la confianza imprescindible para la recepción
del masaje.

La sesión se realiza sobre el suelo, encima de un tatami (futón).

El masaje se realiza con aceite templado, lo que produce una cálida envoltura y una
sutil sensualidad. El masaje se da sobre el frente del cuerpo, sobre la espalda, y también
en posición fetal, lo que permite y produce que el cuerpo integre la percepción de las
partes en el descubrimiento del volumen como un todo. La posición fetal, además,
detona en el paciente el recuerdo emocional y vibracional de unidad y seguridad.

Valores de las sesiones (para residentes argentin@s, precios en AR$):

(Pago por adelantado a través de transferencia bancaria o Mercado Pago. No se recibe efectivo en la
sesión).

1 Sesión ARS 6.000.-

Valores de las sesiones (para extranjer@s, precios en US$):

(Pago por PayPal).

1 Sesión Individual US$ 60.-

Puedes agendar una sesión en el siguiente calendario:

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Norberto Ariel Jansenson

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DNI: 22.048.811

CYRANO.ZAUBERER.NOAJ

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PREGUNTAS FRECUENTES:

¿Se requiere desnudez completa?

Se recomienda desnudez completa. Los dos motivos principales son que se trabaja con aceite, y que
uno de los objetivos fundacionales de este tipo de masaje es integrador. Vivimos considerando
nuestro cuerpo como una suma de partes, y adjudicando a cada parte determinadas
características. Muy pocas veces sentimos, tocamos, consideramos nuestro cuerpo como un todo.
Este masaje ayuda a recuperar el sentido de unidad, de completud, devolviéndole a las partes
menos atendidas su valor, y armonizando la excesiva atención (y tensión) acumulada en las partes
más visibles y “glamorosas”, para permitirnos concientizar nuestra capacidad de sentir estímulos
sutiles y variados en lugares desconocidos e inexplorados.

¿Cuál es la intervención concreta de los genitales?

En las primeras sesiones los genitales tienen la misma importancia que cualquier otra parte del
cuerpo. Ni más, ni menos.

La consigna es que no puede quedar ni siquiera un minúsculo recoveco del cuerpo sin masajear.

Y, dado que los genitales son parte del cuerpo, y que además están situados en espacios de tránsito
hacia los demás lugares, se masajean con la misma intención que el resto del cuerpo, sin hacer
hincapié en ellos, ni detenerse especialmente allí.

En sesiones más avanzadas, y dependiendo de cada persona y de cada proceso, existe la posibilidad
de hacer un trabajo específico de masajes en las zonas genitales.

¿Qué pasa si tengo un orgasmo durante la sesión?

El orgasmo no es un objetivo de este tipo de masaje. Tampoco está contraindicado tenerlo y

disfrutarlo. Dado que es un tipo de masaje placentero, y que el cuerpo va despertándose a
sensaciones desconocidas, o recuperando sensibilidades abandonadas o bloqueadas, el orgasmo
puede aparecer como consecuencia de esos movimientos internos.

El masaje siempre continúa su curso, pase lo que pase, salvo que la persona que lo recibe pida
específicamente que se detenga.

¿Se puede hacer sin aceite?

No. El Masaje Tántrico de Cachemira se basa en una dinámica y un tipo de toque que requiere del
aceite. Hay otras explicaciones más técnicas, que son inadecuadas para este espacio.

¿Puede ser que aparezca el llanto, o los gemidos, u otras expresiones emocionales?

Claro que sí. Cada persona es única, pero en general suelen aparecer expresiones sonoras a partir
de las sensaciones y emociones que genera el masaje. Se recomienda no hacer nada específico o
buscar sonidos, pero sí expresarlos sin miedo si aparecen naturalmente, ya que las expresiones
sonoras ayudan a liberar tensiones y a mover la energía del cuerpo, igual que lo hace la respiración
consciente y consistente a lo largo de la sesión.

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Más información - Mi experiencia de Formación

He participado de la formación de Masaje Tántrico de Cachemira, Masaje Tántrico

Sensitivo y Yoga de Toque (la forma más avanzada y profunda de masaje tántrico) en la

escuela de Masajes para el Alma, en Argentina.

Hace alrededor de veinte años leí algunos libros referidos al Tantra. El más interesante

fue escrito por Daniel Odier; narra la iniciación de un hombre occidental en la práctica

del amor consciente, y total.

En ese libro encontré algunas pistas, que me puse enseguida a perseguir. Leí otras

literaturas, practiqué algunos ejercicios, aislados, e insuficientes. Pero no sabía, no

supe, cómo seguir adelante en un camino que, sin saber, ya había emprendido.

Pasaron muchos años. Durante todos esos años mantuve la sensación de que tenía que

haber un espacio, una forma de aprender, comprender, practicar y experimentar una

forma de amor más humana e incondicional, que me permitiera abandonar la otra

forma, mecánica, manipulativa, superficial, que se asocia comúnmente con la

pornografía, y que parece ser la única forma de intercambio íntimo que se conoce y se

practica en Occidente.

Y entonces encontré la Escuela de Tantra Masajes para el Alma, en Buenos Aires.

Diferentes actividades, dedicadas pura y exclusivamente a ayudar a desaprender lo

mal-aprendido, y a re-aprender lo negado, movilizar lo bloqueado, recordar lo

olvidado.
El Masaje Tántrico es una de las herramientas disponibles para el reencuentro con el

placer total, con una energía vital que ocupa -o tiene el potencial de ocupar-, todo

nuestro ser, y no solamente el limitado espacio que ocupan los genitales.

Empecé a vislumbrar un tipo de disfrute y placer que no depende ni está asociado única

ni directamente a lo genital, sino que aparece en muchos otros lugares del cuerpo, y

que puede ser despertado al mismo tiempo con sensualidad y ternura y amorosidad sin

separación, sin represión, sin censura, sin fricción, sin imágenes visuales de prototipos

occidentales sesgados.

Luego de haber recibido y ofrecido muchas sesiones de masaje tántrico, comprendí

muchas cosas sobre los otros tipos de masajes que he recibido en mi vida, sobre el

contacto de las manos con el cuerpo, sobre el recorrido energético, sobre la energía

vital, que se encuentra mayormente trabada, bloqueada, enferma, dormida, en el

cuerpo de la mayoría de las personas. Recibí y brindé amor de muchas formas,

simplemente con dos manos y con la intención pura de brindar un abrazo de una hora y

media en forma de sesión de masajes.

He sentido, escuchado y visto las sorpresas, las transformaciones, las risas y los llantos,

los gemidos de placer y los espasmos orgásmicos no genitales de otras personas, he

atestiguado la emoción, al descubrir que nadie, absolutamente nadie, ha recibido un

contacto físico verdaderamente amoroso y tierno en ningún momento de su existencia,

que nadie ha recibido amor en forma de contacto físico con suficiente dedicación, con

suficiente conciencia, con suficiente abrazo y contención.

Y, al recibirlo, y brindarlo, y verlo alrededor, he sido testigo directo de las poderosas

revelaciones que se produjeron.

El masaje tántrico es placentero, pero no lo es porque se estimulen los genitales, ni

porque se los excite específicamente. Es placentero porque todo el cuerpo y el ser

que lo anima es abrigado, mimado, y recorrido milímetro a milímetro

recibiendo presencia, ternura y amor en cada uno de sus rincones.

A través de las caricias largas y sensuales, la energía vital-sexual es llamada como

cuando despertamos a un hijo de su sueño. En tantra, llamamos energía sexual a

la energía vital, entendiendo que es la misma, la que pulsa por todo el sistema,

habitándolo de vida. Suavemente, con cariño, con sutileza, le susurramos a la

energía, diciéndole que puede emerger, que tiene permiso para estar viva y

disfrutarse a sí misma, que ahora en este espacio seguro puede desplegarse

como un niño se despereza antes de salir a jugar.

Si la energía pudiera hablar, diría seguramente que sí, que lo que quiere es

sentirse libre para vibrar jovial y en dicha. Y si además le preguntáramos qué

siente cuando esto sucede, nos diría probablemente que placer.

El placer es la sensación de gusto, deleite, satisfacción y bienestar.

Es vida y también es salud.

El placer es inherente a la energía vital.

Sentir vitalidad es placentero en sí mismo.

Y la vitalidad no se encuentra solo en la excitación, en el movimiento y la

intensidad. La vitalidad y el placer están también palpitando alborozados en una

suave caricia que recorre la espalda cargada de dulzura y presencia. Todos

sabemos lo que es estremecerse con una caricia. Un momento así puede

contener más placer, y hasta dicha y gozo, si nos abrimos a la escucha y a sentir

con plenitud el instante presente.

La persona que recibe, reaprende sobre cómo es sentir placer en todo su cuerpo,

en su globalidad, sin expectativas. También aprende a reapropiarse de su propio

placer, dándose cuenta de que su capacidad de sentir gusto y deleite no depende

ni de sus fantasías eróticas y sexuales, ni de la apariencia de la persona que le da

el masaje, ni de su pareja o amante, ni de cualquier otro factor externo que no

sea su sensación limpia en el cuerpo. Por tanto dejará de proyectar su

satisfacción o no satisfacción pasivamente en el otro, y aprenderá a expresar y

pedir lo que le haga sentir bien tanto con su pareja o amante, como en su vida.

Éste suele ser un gran descubrimiento que empodera a la persona haciéndola

responsable de sí misma, lo que provoca que deje de depender de lo externo.

Activar el placer en la piel, sostenerlo y llevarlo al corazón, significa tambien

reeducar a cada una de nuestras células a vivir más en el gozo y la relajación,

algo que ha sido reprimido desde la infancia registrando más bien lo contrario:

la tensión, el sufrimiento y el miedo, como modo de encarar la vida.

Propiciando la actitud inocente, sin ideas preconcebidas el hombre o la mujer

que recibe, estará verdaderamente libre como para experimentar las delicias

del masaje tántrico.

A esta libertad se accede atravesando la puerta grande, la de entregarse con

rendición al momento presente, aquí y ahora, sin deseos o miedos, cada

segundo y en cada milímetro de la piel sintiendo.

Cuando la persona que recibe se abandona a su propia energía, entonces ella

puede bailar con libertad, quizás recorra el cuerpo en una danza armoniosa o

quizás sube y baja como en un tobogán, o quizás se enciende con fuego ardiente

e inunda y embriaga. La dejamos que sea ella misma, sin enjuiciarla, sin querer

nada de ella, libre. Solo la consciencia y el amor acompañándola.

El facilitador acompaña la energía con la misma reverencia, la escucha con

respeto, la redirige cuando se estanca o concentra, le da espacio si necesita

expresarse mediante un llanto, una risa, un movimiento...

Invita a la energía a llegar al corazón para conmoverlo, y a que se impregne

tanto de amor, que se pueda derramar en gozo expandido por todo el cuerpo

y por todo el ser.

Ahora bien, no todos los cuerpos están capacitados para experimentar el mismo

grado de placer.

El receptor podrá sentir más o menos placer, en un primer masaje, dependiendo

de cuánta fluidez su sistema es capaz de sostener. Por este motivo, un proceso

de varios masajes, dan la posibilidad de que el cuerpo se vaya sensibilizando y

sensualizando, que se vaya des-acorazando y de que vaya aprendiendo nuevos

códigos, abriéndose a un placer de registro mucho más amplio, en la relajación y

en el fuego, y que aprenda también a que cuando el placer inunda los genitales,

si es que sucede, pueda ser observado y disfrutado ampliamente sin desear algo

más.

Solo cuando se ha desarrollado presencia y consciencia sobre la energía,

podemos seguir abriendo y explorando caminos en el placer, que probablemente

conduzcan a estados más sublimes, más allá de lo ordinario y en comunión con

el Todo.

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