La Desvalorización de La Mujer

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La desvalorización de la mujer

Dafne Moreno 5°A

Hipotesis

El presente ensayo tiene como propósito demostrar que el proceso de


estigmatización que se produce entre humanos responde a un miedo ancestral
sobre lo desconocido que en vez de entenderlo se trata de calificar desde aspectos
negativos que justifiquen dicho estigma. En la actualidad la juventud estigmatiza la
experiencia y descalifica el saber el costo de las cosas de modo que está
condenada a repetir siempre los mismos errores. Con datos y ejemplos
demostremos esta afirmación.

Introducción

A través de este ensayo pretendo mostrar una visión de la realidad de las mujeres y
de cómo ha sido su recorrido a través de la historia en distintos aspectos. A demás
presentaré mi postura a favor de una sociedad en donde mujeres y hombres tengan
las mismas oportunidades y gocen de una vida plena ejerciendo todos sus
derechos. Me basaré principalmente en la ética de género dividiendo distintos
problemas a los que se enfrentan las mujeres.

Desarrollo

Derechos Humanos
Desafortunadamente, la mujer es quien se ha visto más afectada en el
incumplimiento de los Derechos Humanos presentándosele de manera constante
obstáculos, principalmente la desigualdad y la discriminación trayendo como
resultado que las mujeres no puedan gozar de plena autonomía. Según el Artículo 1
de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 reafirma que «Todos
los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados con
conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros» . De igual
manera, la Convención Americana sobre Derechos humanos ,DEA, de 1969, en su
artículo 24 establece que «Todas las personas son iguales ante la ley. » Por otra
parte, en la Primera Conferencia Mundial de la mujer, que se realizó en México en el
año de 1975, se declaró que las mujeres y los hombres de todos los países deben
tener iguales derechos y deberes, y que incumbe a todos los Estados crear las
condiciones necesarias para que todas aquéllas los alcancen y puedan ejercerlos .
A pesar de que el Artículo 3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
garantice que «hombres y mujeres gocen de igualdad en todos los derechos civiles
y políticos» y también los mencionados anteriormente, la mujer sigue careciendo de
sus derechos.
La etica del placer
Sócrates consideraba que una vida sin placer, no merecía ser vivida. Con placer no
sólo se abarca el placer sexual, pues existen otros placeres como el de comer o
disfrutar alguna actividad. Un resultado del placer sexual es el orgasmo, con el
tenemos la capacidad de potencializarnos pues podemos tener el control sobre el.
En una sociedad patriarcal tradicional como la de nosotros, las mujeres tienen
diversas restricciones para alcanzar el placer, por lo tanto, el orgasmo no suele ser
muy frecuentado por las mujeres, no porque ellas así lo decidan sino que existen
diversas razones que lo evitan, como los planteamiento puritanos que les han
impuesto respecto a su pureza, sumisión y recato o la mentalidad represiva que se
les inculca, y que además puede tener como consecuencia enfermedades mentales.
Consecuentemente, el placer se ha separado de la sexualidad de la mujer, esta sólo
se enfoca en la procreación de la familia.

Influencias culturales sobre el rol de la mujer en la sociedad


La domesticación, la dominación y la educación que se le a impuesto a las mujeres
son los factores número uno para que no se haya logrado aún una sociedad
incluyente y sean lo que impida el pleno desarrollo de ellas, creando una sociedad
paternalista. La mujer a vivido una historia en constante conflicto entre su realidad
interior y con el papel que impone sobre ella la sociedad dominada por el sexo
masculino. Esta sociedad machista obliga a las mujeres a adoptar una posición y
actitud sumisa, pasiva y de constante espera y la hace despojarse de su poder
sobre ella misma y de las necesidades de su cuerpo. Esta sociedad dirigida
principalmente por hombres se ha encargado de hacer y manipular a la mujer a su
manera, de ser quienes dominen la sociedad, para complacer sus deseos y
necesidades aumentando su poder, dejando a las mujeres en último plano. El rol de
género que la sociedad prepara para las mujeres está sustentado en su total
inferiorización. Este orden social al que pertenecemos es producto de la dominación
masculina, que funciona como una inmensa máquina simbólica que establece como
debemos ser, pensar y actuar, especialmente las mujeres. Por ejemplo, determina
qué es lo femenino y lo masculino, dejando de lado lo que decreta la naturaleza,
creando construcciones puramente culturales. Las formalidades del orden físico y
del rol social imponen e inculcan las disposiciones al excluir a las mujeres de las
tareas más nobles, asignándoles unas tareas inferiores, enseñándoles cómo
comportarse con su cuerpo, mantener la cabeza bajar, cruzar los brazos sobre el
pecho o estar en posición derecha, atribuyéndose tareas penosas, bajas y
mezquinas que pueden atentar contra su dignidad y, más aprovechándose, en el
sentido de los presupuestos fundamentales, de las diferencias biológicas, que así
parecen en la base de las diferencias sociales. Por lo tanto, es así que a las mujeres
se le a pautado que la única actitud permitida es la de la eterna espera sin
respuesta. Como consecuencia a todo este sistema, las mujeres como objetos y no
sujetos están en constante inseguridad de cómo ser, cuestionado si esta bien o mal
lo que hacen o piensan pues existen por y para que las vean los demás.

La mujer y el mal
Desde tiempos remotos e inicios de la humanidad, se ha relacionado estrechamente
a la mujer con el mal, por ejemplo con la rebeldía de Eva cuando probó la manzana
prohibida. Es a partir de ahí que se ha vinculado a la mujer con el mal. Se define al
mal como lo que debemos rechazar o evitar y lo contrario al bien, y el mal moral se
determina de acuerdo a los valores y normas que existen, pero que no se cumplen.
Pitágoras determinó que había un principio bueno que creó el orden, la luz y al
hombre, y un principio malo que creó caos, la oscuridad y a la mujer. Como ya
mencione en los apartados anteriores, a la mujer se le considera menos y más débil,
y ahora anexemos que más unida al mal o un tanto más susceptible a el que los
hombres. El hecho de que a las mujeres se les relacione con el mal tiene que ver
principalmente por el deseo que el cuerpo de la mujer provoca en el hombre. El
hombre al considerar ese deseo malo y querer despojarse de el por no soportarlo, lo
confiere a la mujer. Como ese deseo era malo y esta en la mujer eso significa que el
demonio está en ella, por lo tanto la mujer es mala por levantar pasiones e invitar al
mal moral al hombre, por ejemplo, si una mujer se viste con escote o ropa muy
ajustada y como resultado provoca al sexo opuesto y hace que la desee, es ella la
culpable por tentar al hombre, este se deslinda de toda responsabilidad ética y
moral. Todo recae en la mujer, incluso de llevarse acabo un castigo.

Los prototipos de la femineidad


En una cultura patriarcal como la nuestra, el imponer procesos de etiquetamiento
como mecanismo para determinar cómo es o debe ser una mujer es muy común.
Existen muchas etiquetas para la mujer como por ejemplo, la prostituta, la amante,
la fácil entre otras, pero me centraré específicamente en las etiquetas que se
enfocan en ser una mujer femenina. Para iniciar con esto debo establecer que las
mujeres y los hombres, lo femenino y lo masculino son resultado de una producción
de la historia y de la cultura, el humano es quien ha definido este orden de lenguaje
y estas representaciones. Por lo tanto, depende de la sexualización que se de en
cada cultura para que se establezca ese lenguaje y esas representaciones. En la
nuestra, a la mujer se le enseña cómo vivir femeninamente, cómo debe
comportarse, vestir, hablar, caminar, socializar, etc. A una mujer desde niña hasta
esposa y madre de familia se le inculca inconscientemente como obediencia
voluntaria, la forma correcta de peinarse, dirigir la mirada, de comportarse para los
demás. Se espera que sea femenina, sonriente, simpática, atenta, sumisa, discreta,
que se contenga, etc. Esa supuesta femineidad es una manera de complacer las
expectativas masculinas, pues repito, consideran a la mujer por y para ellos. Es un
constante bombardeo de cómo ser por fuera y por dentro, por ejemplo adquirir
posturas cargadas de significado moral como sentarse con las piernas cerradas.
Considero que la actitud de sumisión que se le impone a las mujeres tiene como
objetivo hacerlas menos, empequeñecerse y denigrarlas, tratándose de encerrar en
un cuarto de paredes invisibles, en el cual sus movimientos se restringen, al igual
que su forma de vestir, actuar y hablar, todo esto atentando contra su libertad y su
dignidad como persona.

El cuerpo femenino sexualizado


Como ya mencione antes, los conceptos de femenino y masculino son símbolos que
la cultura ha determinado. El que existan géneros significa que se a impuesto
valores de poder. El hombre se ha encargado de sexualizar el cuerpo de la mujer,
por lo tanto, el género masculino estableció un dominio y poder superior ante la
mujer, pues el género es la sexualización del poder. Esto es una gran consecuencia
de la dominación masculina. Como el cuerpo femenino se considera un objeto, la
mujer se erotiza y sexualiza, convirtiéndose exclusivamente en objeto para el
servicio de esta dominación con apreciación sexual.
Suspendida como si fuera un atributo de una persona, la desigualdad sexual adopta
la forma de género; moviéndose como una relación entre la gente, adopta la forma
de sexualidad. El género surge como la forma petrificada de la sexualización de la
desigualdad entre el hombre y la mujer.

Pureza y virginidad
Se ha establecido que la mujer es por y para los demás. Al ser considerada un
objeto, la mujer debe mantener un perfil bajo y de obediencia cumpliendo normas y
valores que la lleven por el camino de la virginidad y la castidad. Es por eso, que el
placer y el deseo sexual es un atributo que le pertenece sólo a los hombres, en
cambio a las mujeres se les atribuye la pureza. La virginidad en las mujeres se ha
convertido en un tesoro preciado que determina su pureza y su obediencia. Existe
un decreto en esta sociedad el cual dice que todas las mujeres deben llegar y
permanecer vírgenes al matrimonio, de no ser así llegan las etiquetas como
prostituta o mujer fácil, por ejemplo, sin mencionar que se convierte en una mujer
impura que a atentado contra los mandatos de esta sociedad machista. Este
encasillamiento de tener que guardar y privar la sexualidad de la mujer, genera que
las mujeres no puedan desarrollarse verdaderamente, se vuelven dependientes de
los hombres y de sus mandatos, tomando el rol de víctima sin poder desenvolverse
en todos los aspecto para realizarse como persona.

Conclusión
A lo largo de la historia, la mujer se ha visto privada de muchos de sus derechos y
libertades. En una sociedad patriarcal es muy difícil que los patrones cambien y más
si desde pequeñas a las niñas se le comienza inculcando esa mentalidad de
sumisión y dominación. Hoy en día, los movimientos feministas han ayudado a las
mujeres a tomar las riendas de su vida, tal vez aún no como deberían pero poco a
poco se a ida dando el cambio. Mujeres que tenían miedo a expresarse, decir lo que
piensan o sienten, ahora lo hacen. Como mujeres, debemos afrontar esta situación
y tomar como ejemplo a todas esas personas que han luchado por nuestros
derechos. Todas las personas tienen derecho a tener vida propia, a ser felices y a
disfrutar. Dejemos de ser víctimas y sumémonos a esta gran revolución para la
mujer.

Fuentes
https://coggle.it/diagram/WrBKr-LDpuqI4jV4/t/desvalorizaci%C3%B3n-de-la-mujer
https://prezi.com/bga3baqjdaxm/desvalorizacion-de-la-mujer/
https://www.manosunidas.org/observatorio/derechos-mujer/discriminacion-mujer
oas.org
http://www.oas.org › pdfsPDF
Violencia y discriminación contra mujeres, niñas y adolescentes: Buenas prácticas

https://elvuelodelalechuza.com/2017/07/29/placer-y-virtud-en-platon/#:~:text=En
%20el%20Prot%C3%A1goras%2C%20S%C3%B3crates%20sostendr%C3%A1,el
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