Unidad #2
Unidad #2
Unidad #2
UNIDAD N° 2
Durante el siglo XV y mediados del XVI se vivió una de las más importantes expansiones
comerciales de la historia. Hubo un florecimiento de la economía mercantil y monetaria:
aumentaron el comercio y la utilización de la moneda respecto del Medioevo.
Desde finales del siglo XV la actividad económica europea aumenta por tierra y por mar.
Se llega a una economía de intercambio: ya no se trabaja solamente para cubrir las necesidades de
la familia o de los vecinos. La producción se orienta con la idea de “vender” y para satisfacer las
necesidades de personas desconocidas.
La posición del comerciante cambia. Se forman sociedades familiares de mercaderes con una casa
central dirigida por el padre o tío y sucursales en distintos países a cargo de sus hijos y sobrinos. Se
dedican también a actividades industriales y bancarias (prestamos de dinero; por ejemplo, a los
príncipes) Entre las casas más importantes, se destacan la de los Medici en Florencia y la de los
Fugger en Alemania. En esta época surgen las primeras organizaciones bancarias de Europa.
1)VÁZQUEZ de FERNANDEZ, Silvia A. Historia 2.De la modernidad a los tiempos contemporáneos. Buenos Aires. Kapelusz.1993.(p.4 )
2
Las rutas comerciales con Oriente sufren un importante cambio. Los musulmanes avanzan hacia
Occidente, toman Constantinopla en el año 1453 y dificultan la navegación pacífica por el Mar
Mediterráneo. Los europeos se ven obligados entonces a buscar nuevas rutas para obtener los
productos orientales. Comienzan a intentarlo por el océano Atlántico. España y Portugal, con
importantes costas en este océano, son los países que inician esta tarea. Portugal bordea la costa
africana, hasta entonces muy poco conocida. España intenta dar la vuelta al mundo navegando
hacia el Oeste y se encuentra imprevistamente con las tierras americanas.
La renovación política se manifiesta con el crecimiento del poder de los reyes a través de la
organización de los Estados nacionales en Europa Occidental. Se supera así la fragmentación
política (en numerosos señoríos) de la Edad Media. En torno a la figura del rey se van integrando
los territorios y conformando los Estados Nacionales.
Durante los tiempos del Humanismo y el Renacimiento, los estudios científicos cobraron gran
importancia. Surgió un gran interés por las investigaciones en matemáticas, botánica, zoología,
astronomía, medicina, historia, física y demás ramas científicas.
La ciencia no era autónoma, tuvo que desligarse del ámbito religioso, que frenaba los adelantos
que se opusieran al dogma.
A partir del siglo XV, aproximadamente, se operó un cambio radical en la concepción del mundo
que culminaría en los siglos XVI y XVII con una revolución científica.
Con las investigaciones se llegó a la conclusión que el universo no se movía por “carácter divino”
como se pensaba en el Medioevo.
En física, astronomía y matemática se realizaron grandes descubrimientos:
Entre ellos Nicolás Copérnico (1473-1543) demostró que la Tierra gira sobre su eje y que los
planetas se mueven alrededor del sol (teoría heliocéntrica).2
Sus ideas combatidas por la Iglesia de la época, fueron confirmadas años después por el alemán
Kepler (1571-1630) quien perfeccionó el telescopio y finalmente por Galileo Galilei (1564-1642)
En medicina también hubo importantes adelantos: investigaciones sobre la anatomía humana,
(Andrés Vesalio) estudios sobre la infección ( Francastori ) y descubrimientos sobre la circulación
de la sangre (Miguel Servet y Guillermo Harvey) 3
El Renacimiento artístico:
El Renacimiento surge en Italia en los primeros decenios del siglo XV (1400) y se extiende hasta
mediados del siglo XVI (1550). Su primer centro de desarrollo artístico fue la ciudad de Florencia,
reemplazada hacia el siglo XVI por la ciudad de Roma.
Su origen y crecimiento se producen en Italia, se difunde y expande por el resto de Europa, e
irradia su influencia en Francia, Alemania y luego Holanda y España.
Este movimiento expresa las transformaciones de la época.
El término Renacimiento es un renacer de las tradiciones del arte griego y romano.
Sus artistas tuvieron como fuente de inspiración y como guía las expresiones de la antigüedad
clásica, pero crearon nuevos modos de construir, pintar y esculpir.
De la preocupación por el hombre, como centro de todas las cosas, surge la necesidad de expresar
fielmente la vida terrenal.
Se profundiza entonces el estudio de la “naturaleza”, es decir, el mundo del hombre y del
ambiente que lo rodea. 4
El Humanismo es una tendencia cultural surgida en Italia que se desarrolla en Europa en los siglos
XV y XVI. Los humanistas eran intelectuales que comenzaron a resucitar obras filosóficas,
históricas o literarias de la antigüedad grecorromana, las cuales, fueron el punto de apoyo para
sus ideas.
El nuevo ideal de vida de los humanistas implicaba:
- Una revalorización de la vida en la tierra.
- Tomaba distancia del pensamiento del feudalismo, que consideraba más importante la
vida ultra terrena.
- Atacaron a las autoridades tradicionales, como la Iglesia que con sus rígidos métodos de
enseñanza e investigación no permitían el adelanto de los conocimientos.
- Los humanistas consideraban al hombre como centro y medida de todas las cosas.
¿Por qué un humanista puede ser humanista?
Aparece el excedente y algunos pocos tienen dinero. Para que alguien trabaje de pensador, de
maestro, alguien le tiene que pagar y para que alguien pueda pagar tiene que haber dinero,
excedente.5
5 ) Vázquez de Fernández, Silvia A.De la modernidad a los tiempos contemporáneos. Buenos Aires.
“Realmente la fuerza de la mente humana es grande, poderosa extraordinaria y casi nada es difícil
para ella, a no ser lo que no quiere. Relataré aquí los hechos extraordinarios que vi: un sordo desde
los primeros años de su vida, y, consecuentemente mudo, quien, no obstante eso, había aprendido
bien a entender lo que otro escribía y él mismo también, como si supiera hablar, podía expresar
detalladamente todos los pensamientos de su mente, por medio de la escritura, como si tuviese la
imagen de la palabra”.
Ese mismo comentario de Agrícola fue el que llevó a Jerónimo Cardán a la conclusión final de que,
por lo tanto y siguiendo los mismos pasos, se podía también conseguir “que un sordo oyera,
leyendo y un mudo hablara, escribiendo”.
No obstante ello, el mito aristotélico seguía muy arraigado en la época: El filosofo valenciano Luis
Vives se mostraba muy escéptico ante las afirmaciones de Agrícola partiendo de la afirmación,
atribuida a Aristóteles, de que “los seres vivientes, si se hallan privados de oído, no pueden ser
educados”. 9
Afirmaba Cardán que la sordera, por sí misma, no modificaba en nada la inteligencia del niño, y
que, por lo tanto, su educación debería estar dirigida a la enseñanza de la lectura y la escritura,
que en el caso concreto del sordo eran de una importancia vital, pues aunque no hablara, podía
llegar a adquirir mediante el uso de ellas los signos que expresan directamente el pensamiento
humano. Es decir, la cultura.
El mismo autor consideraba distintas categorías de sordos, según la sordera fuera de nacimiento –
sordo congénito- , se produjera antes de la adquisición del habla –sordo precolutivo-. o después
de la misma – sordo postlocutivo-, distinguiéndose en este último caso si la sordera ha sobrevivido
antes o después de aprender a escribir.
De hecho Cardán interesa resaltar tres citas propias.
La primera aparece en su De utilitate ex adversis capienda , donde apuntaba la idea que los sordos
pueden “oír” mediante la lectura y “hablar” por medio de la escritura y , con ello, atenuar su
desgracia, repitiendo lo dicho antes por Rodolfo Agrícola.
La segunda aparece en las Concilia médica, donde teorizaba sobre las causas de la sordera según
sus experiencias médicas, sobre ciertos remedios basados en la dieta, el régimen de vida y
medicamentos, haciendo referencia a las causas astrológicas del mal.
Por último sus Paralipomema , el único de sus textos que, se sacó a relucir a principios del siglo XX,
y ha sido citado a menudo como prueba de la lucidez de Cardán sobre el tema. 12
Buena muestra de ello son las reflexiones teóricas en el capítulo De utilitate ex adversis capienda:
“Realmente si antes de que haya aprendido a leer y a escribir se queda sordo, ¿qué debe hacer
aquel desdichado?... Debe aprender a leer y escribir: en efecto, le está permitido esto, como a un
ciego cuando le enseñamos a hacer otra cosa. Es una labor difícil, pero que, sin embargo, puede
lograrse aun habiendo nacido sordo.”
“… ellos (los sordos) pueden concebir que la palabra pan, por ejemplo, tal como se ve escrita,
representa el objeto que se les señala. Precisamente, después de ver cualquier objeto, conservamos
su forma en la memoria y podemos dibujar una cosa semejante; de esta manera, el sordo puede
retener en su mente las formas de las palabras escritas y de los caracteres, así como asociarlas
directamente con las ideas, pues la palabra hablada representa sólo convencionalmente las ideas,
y lo mismo puede hacerse con la palabra escrita”.
Pero Cardán, que era un teórico, nunca llevó a la práctica sus teorías y aún menos redactó un
método. A pesar de ello, en Italia se le considera a, todos los efectos, uno de los padres de la
sordomudística, similar o igual a Pedro Ponce de León.
A efectos de inventario, en Italia se acostumbra a anteponer a Jerónimo Cardán, en lugar de
Pedro Ponce de León, como el primer precursor del arte de enseñar a hablar a los sordos.13
Los comentarios anteriores de Leonardo da Vinci sobre el lenguaje gestual no pueden ser más
expresivos, al reafirmar que valiéndose únicamente de él, los sordos eran muy capaces de
expresar su propia voluntad e incluso interpretar la de sus interlocutores, aunque no fueran
capaces de poder hablar vocalmente. 15
“Se puede conseguir que un sordomundo llegue a oír leyendo y a hablar escribiendo… pues lo
mismo que se utilizan convencionalmente sonidos distintos para expresar cosas distintas, así
también se puede hacer con las diversas imágenes de objetos y palabras (…) Los caracteres
escritos y las ideas pueden asociarse sin la intervención de sonidos reales”.
Esta consideración, la de que para comprender no era imprescindible oír las palabras, era en el
siglo XVI una opinión revolucionaria. 18
“Hombre sin letras fundadas, muy dado a las hierbas y otros secretos naturales”
Comentario indicativo de que, dentro del monasterio, Ponce de León debió ejercer, entre otros
oficios, el de herbolario o alquimista, pero sin estudios superiores, al ser, según el cronista, un
“hombre sin letras fundadas”.
Un hecho que explicaría de forma racional su interés y dedicación encaminada a la cura, mediante
las hierbas, del problema del habla o de la sordera, en el Monasterio de Oña y mucho antes que
se destacara su interés pedagógico. Con respecto a la afirmación del cronista “otros secretos
naturales”, no habría que perder de vista una corriente general del siglo XVI, donde se mezclaban
la herboristería, la alquimia, la astrología y la medicina, que tuvo que influir, sin duda alguna, en la
visión que pudo tener Pedro Ponce de León ante el problema de la “mudez” y su posible solución
mediante el uso de remedios “naturales”- a los cuales era muy aficionado según cita el cronista
Baltazar de Zuñiga-y, por supuesto, partiendo del uso de plantas medicinales. Cuestión diferente
es qué tipo de plantas en concreto pudo llegar a utilizar en aquel cometido, plantas cuyo uso
estaba sujeto en muchos casos a determinadas posiciones astrales en el momento de su
recolección y de su aplicación.19
Ante el fracaso de estos métodos se volcó a llevar a cabo una técnica pedagógica. Estableció un
método que utilizaba la dactilografía, la lectura, la escritura y el habla. El alfabeto manual en
realidad no es parte de la lengua de señas natural, como creía la gente que desconocía esta
lengua. Sino solo un sistema de representación oral simbólica de las letras de las lenguas orales
escritas mediante las manos. Todavía no aparecía la verdadera educación en lengua de señas.
Su alumno principal fue Pedro de Tovar o Velasco, el mejor y casi exclusivo discípulo de Ponce de
León, nació en 1537 y murió en 1572. El hecho de que su apellido Tovar, se mudara a Velasco en
1560, obedeció a que su hermano Iñigo pasó a ser Condestable de Castilla a finales de 1559.
“Tan aprovechado de las lecciones de sus maestros, que sin oír más que una piedra, hablara, pero
como los hombres muy tartamudos; escribía muy buena letra, leía y entendía los libros italianos y
latinos, conversaba de cualquier materia con tanto juicio y gusto como cualquier persona muy
advertida (…) los sobrinos, por orden del fraile (Ponce de León), le hablaban con ciertos
movimientos que hacían con la mano, con que formaban un Abecedario…”
Otro cronista que más noticias da sobre Pedro de Tovar es Ambrosio de Morales, al que todos los
autores hacen testigo de la historia que relata:
“Uno de los hermanos del Condestable se llamó don Pedro de Velasco que haya gloria. Vivió poco
más de veinte años, y en esta edad fue espanto lo que aprendió, pues además del castellano,
hablaba y escribía el latín casi sin solecismos, y algunas veces con elegancia, y escribía también con
caracteres griegos. Y porque se goce particularmente esta maravilla, y se entienda algo del arte,
que se ha usado en ella, y quede por memoria, pondré aquí un papel que yo tengo de su mano.
Preguntó uno delante del Padre Fray Pedro Ponce, como le había comenzado a enseñar el habla. Él
dijo al señor don Pedro lo que se le preguntaba: y él respondió de palabra primero, y después
escribió así: Sepa Vuestra merced que cuando yo era niño, no sabía nada, comencé a aprender a
escribir primero las materias que mi maestro me enseñó; y después escribí todos los vocablos
Castellanos en un libro mío, que para esto se había hecho.20
Después, de adyuvante, comencé a deletrear, y después a pronunciar con toda la fuerza que podía;
aunque me salió mucha abundante saliva. Comencé después a leer historia que en diez años he
leído historias de todo el mundo; y después aprendí latín. Y todo era por la misericordia de Dios,
que sin ella ningún mudo lo podía pasar”.
De ser autentica esta crónica se puede llegar a alcanzar en qué forma y manera tuvo lugar su
educación e incluso su alcance.
El primero de ellos es que cuando alguien le pregunta al muchacho cómo había logrado “hablar”
vocalmente, Pedro no entiende la pregunta que le hacen, teniéndosela a repetir, en este caso, su
maestro Pedro Ponce de León. Hecho que demuestra que son falsas algunas afirmaciones sobre
que Pedro de Tovar estaba también impuesto por Ponce de León en la lectura labial. De ahí que
Ponce de León tuviera que volver a repetir la pregunta mediante señas o el alfabeto de su
invención tal como se confirma en el testimonio de Baltasar de Zúñiga.
Más adelante, Pedro de Tovar afirma que su educación se inició mediante la escritura, para pasar a
copiar “en un libro” suyo, diseñado para él, donde pasó a escribir todos los “vocablos” castellanos.
Es decir, las palabras castellanas más comunes. Tras este comentario de Pedro, cabe la sospecha
de que tal libro sería en realidad, una vulgar cartilla escolar de muestras caligráficas, que estaban
en boga desde el siglo anterior y que de común utilizaban todos los maestros en la enseñanza de
las primeras letras.
Continuando con su relato, Pedro de Tovar explica que, con la ayuda de Dios, empezó a
“deletrear”. Comentario que merece en sí un aparte. Según explicaba el médico Francisco Vallés,
amigo de Ponce de León, concluida la fase de la escritura, Ponce de León pasaba a “mostrar” a sus
alumnos como se “conformaba” las letras en su boca, pero sin afirmar Vallés, en ningún momento
que aquellos alcanzaran a “hablar” , sino todo lo contrario:
“Los que carecen del oído pueden pasar de la escritura a la palabra y recibir el conocimiento de las
cosas divinas por la vista, del mismo modo que los otros por el oído”.
Este último comentario de Vallés es muy significativo. Ponce de León intentaba que sus alumnos
que una vez supieran escribir, y se supone que entender lo escrito, deberían pasar a discernir “por
la vista” la “palabra” hablada., pero como no tenía como objetivo final el que aquellos
consiguieran hablar “vocalmente”, tal como se afirma de común. De este modo, lo que Vallés está
explicando es que Ponce de León pretendía que sus alumnos fueran capaces de poder alcanzar a
leer, mediante la vista, los labios de su interlocutor, o sea, imponerlos en lo que ya era conocido
hacía siglos como “lectura labial”.
El siguiente comentario de Pedro de Tovar, es aún más ilustrativo, al decir que después de
“deletrear” (pasé a) pronunciar con toda la fuerza que podía, aunque me salió mucha abundante
saliva”. Es decir, a posteriori, de observar cómo Ponce de León formaba las letras del abecedario
en la boca, es de suponer que imitándolo, Pedro de Tovar, “con la ayuda de Dios”, intentó
personalmente, con todas sus fuerzas, pronunciarlas, sacando por ello “abundante saliva”.
Hecho que hace sospechar que el “milagro” de su rehabilitación vocal, al no citar expresamente a
Ponce de León como maestro en esta fase sino a Dios, pasó únicamente por él mismo y por su
esfuerzo personal, esforzándose con la lengua y la garganta hasta llegar a pronunciar sonidos, por
imitación. Fase primaria que los logopedas actuales denominan como “pronunciación
espontánea”.21
Un método bastante común entre los maestros de la época, según denunciaba Juan de Pablo
Bonet en su obra, que Pedro de Tovar probó, sin duda, en sí mismo, con excelentes resultados.
Circunstancia que da que pensar que Pedro de Tovar era un sordo postlocutivo, lo que explicaría
de forma razonable su posterior desarrollo intelectual.
Muestra de que Ponce de León no le supo enseñar el habla con eficiencia (…) es que Pedro de
Tovar quedó muy tartamudo.
Problema el de la tartamudez, que se debió intentar resolver posteriormente haciéndolo cantar en
el coro de Oña, mediante el “canto gregoriano”, en realidad un puro silabeo, ajustándose así a la
creencia popular que los tartamudos dejan de serlo en el momento mismo de cantar.
Escribe Oliver Sacks, en su trabajo “Veo una voz” el monje benedictino Pedro Ponce de León fue el
primero en dedicarse a la enseñanza de los sordos. «[Tuve] discípulos que eran sordos y mudos de
nacimiento, hijos de grandes señores é personas principales, a quienes enseñé a hablar, y leer, y
escribir, y contar, y a rezar, y ayudar a misa y saber la doctrina cristiana, y saberse por palabra
confesar, é algunos latín, é algunos latín y griego, y [a uno incluso] entender la lengua italiana...»
Ponce de León resumió la experiencia de toda la vida en el libro Doctrina para los mudos sordos,
cuyo manuscrito no se ha encontrado y que probablemente se perdió o fue destruido en el siglo
XIX. Pero la personalidad de este primer maestro de los sordos sigue reverenciándose hoy en
España y su retrato cuelga, como un icono, en casi todos los centros para sordos del país.22
(...) El hecho de que los primeros alumnos de Ponce de León fueran nobles no
carece de significación, ya que el habla era un prerrequisito para el reconocimiento
de los derechos legales, incluyendo el derecho de poseer propiedades; los ricos
poseían no solamente los medios financieros, sino también la motivación
financiera para encontrar maestros para sus hijos. 24
El método de enseñanza predominante era oral (se basaba sobre todo en la lectura de los labios,
con algo de deletreo dactilar y algunas señas). Este método, que exige miles de horas de
instrucción intensiva, pródigo en tiempo y dinero, aunque quizás fuera perfecto para los hijos
ociosos y ricos de los nobles, difícilmente podría aplicarse a las personas sordas en general, a los
cientos y miles de niños sordos de París, Madrid, Londres, Viena y demás ciudades europeas. Éstos
no tuvieron la menor posibilidad de instrucción hasta que se adoptó un enfoque completamente
distinto: hasta que los maestros aprendieron el lenguaje de señas de los sordos y lo emplearon
para conversar con ellos y enseñarles.25
24) SKLIAR,CARLOS.Ob. cit.(pp.22-23 )
25) SACKS,O. Ob.cit. (pp.8-9)
14
“En el siglo XVI se había enseñado ya a hablar y a leer a algunos niños sordos de familias nobles, a
base de muchos años de instrucción, para que pudiera considerárseles jurídicamente (a los mudos
no se les consideraba tales) y pudiesen heredar los títulos y fortunas de sus familias. Pedro Ponce
de León en la España del siglo XVI, los Braidwood en Inglaterra, Ammán en Holanda y Pereire y
Deschamps en Francia fueron todos ellos educadores oyentes que alcanzaron mayor o menor
éxito en la tarea de enseñar a hablar a algunos sordos. Lane destaca que muchos de estos
educadores se basaban en señas y en el deletreo dactilar para enseñar el habla. En realidad, hasta
los más famosos de estos alumnos sordos orales conocían y usaban el lenguaje de señas. Su habla
resultaba poco inteligible y solía retroceder en cuanto disminuía la enseñanza intensiva. Pero
hasta 1750 la mayoría, el 99,9 por ciento de los sordos congénitos, no tenía ninguna posibilidad de
aprender a leer y a escribir ni de recibir enseñanza alguna. 26
“…Nació mudo, según dicen; pero yo digo que nació sordo (lo cierto es que no fue así, sino que
quedó sordo a la edad de dos años y medio, según los documentos de la época) totalmente, que
ésa es la causal de la mudez, porque como no oyen, no aprenden, y así no hablan, con lo cual se
entorpecen los órganos de la pronunciación, y se quedan mudos. Con que todos los que lo son de
nacimiento son sordos (porque mudos todos nacen, pero no sordos), mas a esto le acompañaba
(como suele suceder) una gran viveza, e ingenio; porque próvida la Naturaleza, lo que le falta en
uno, lo reparte en los demás sentidos, y potencias. Y habiendo manifestado gran genio en pintar, y
dibujar; pues con carbones, y tierras, y con lo que hallaba más a mano, dibujaba, y contrahacía lo
que encontraba; le llevaron al Monasterio de la Orden de San Jerónimo, para que allí aprendiese
algo de un religioso de aquella casa, llamado Fray Vicente de Santo Domingo, que tenía la
habilidad de pintar… Este, pues, dióle algunos principios a el Mudo, y descubriendo desde luego
gran ingenio, y habilidad en el muchacho, trató con sus padres, para que en alguna de aquellas
eminentes escuelas se hiciese hombre de importancia. Dispúsose así…y pasó a Roma… Florencia,
Venecia, Milán y Nápoles. Estuvo en la escuela de Tiziano mucho tiempo…”.
A su vuelta a España, en 1565, gozaba ya de un ganado prestigio, y durante varios años recorrió el
país, dejando en varias ciudades pinturas que le encargaban personajes pudientes.
El trabajo de Navarrete agradó mucho al Rey Felipe II y en 1568 lo designa como pintor real, con
un sueldo de doscientos ducados y pagos aparte por sus obras. Cuando tuvo que firmar un
contrato en 1576, al encargársele una serie de pinturas con destino al monasterio de San Lorenzo
del Escorial, fue acompañado por un intérprete, siendo esta la primera noticia sobre el nombre
concreto de un intérprete para sordos, en el siglo XVI:
“En el Monasterio de San Lorenzo a 21 días del mes de agosto de 1576 (…) en que haya de pintar
para la capillas de la iglesia principal de dicho monasterio, 32 cuadros (…) Y el dicho Juan
Fernández mudo (…) se obligó de hacer cumplir lo susodicho y así dio muestras y señas de
otorgarlo, y demás de esto Francisco de la Peña, que vino en compañía de dicho Juan Fernández y
por su intérprete, certificó que el dicho Juan Fernández se obliga a cumplir todo lo contenido en
este asiento, como en él va lo que dice y es su voluntad, como persona que le ha tratado y
entiende, por señas todo lo que se dice entiende y es su voluntad (…) Juan Fernández también lo
firmo…”
La lástima fue que Fernández de Navarrete no pudo cumplir íntegramente su contrato, llegando a
realizar sólo ocho obras entre 1577 y 1578, del resto se encargarán de pintarlas entre Alfonso
Sánchez Coello y Luis de Carbajal entre los años 1580 y 1582, después de previo encargo. El motivo
fueron sus continuos achaques físicos, que le obligaron a andar por Segovia y otros pueblos en
búsqueda de un alivio, pasando en el mes de febrero de 1579 a Toledo, donde se hospedó en casa
de su amigo Nicolás de Vergara, el Mozo, donde fallecería el 28 de marzo de aquel mismo año.
“Juan Fernández Navarrete, mudo, pintor y criado de Vuestra Majestad dice que por la dicha falta
natural está inhabilitado de derecho de poder hacer testamento y otros contratos expresados en
las leyes, y porque él es diferente de otros mudos, que aunque le falte el hablar y oír fue Dios
servido de darle entendimiento hábil y capaz con que entiende lo que ve, y se da a entender
fácilmente a los que lo tratan por señas y meneos tan propios y puntuales como otro haría
hablando y sabe escribir y firmar y contar (…) confiesa y comulga y hace los demás actos que un
fiel cristiano debe hacer con verdadero conocimiento, es hombre recogido y guardador de su
hacienda y tal que lo que le falta del hablar, le sobra del entendimiento…” 28
“…Y en esta corte es muy notorio su buen entendimiento ninguna cosa le falta porque hasta jugar
juega y le ha visto jugar muchas diferencias de juegos entendiendo a los que juegan partidas con
ellos y haciendo cuenta de lo que gana…”
“Muy Ilustre Señor: Nicolás de Vergara, (declara) que habrá 40 días que Juan Fernández Navarrete
(…) vino a esta ciudad para curarse de enfermedad de opilación estomacal, que traía (…) y habrá
dos días que falleció (…) aunque el susodicho era gran pintor y artífice, era mudo, y deseando
disponer de sus bienes y hacer bien por su alma, por señas y como pudo, procuró hacer testamento
(…) declaró su voluntad por éste memorial, el cual escribió de su propia mano, y con él falleció.”
A Fernández de Navarrete, el Mudo, dedicó el poeta y comediógrafico Lope de Vega los siguientes
versos:
“El Mudo insigne, muerto conocido,
(desdicha, que las artes han tenido)
y que oponer España a Italia pudo,
ningún rostro pintó que fuese mudo.
hasta la envidia habló; ¡mas era cierto
que también él habló después de muerto!
Aunque Juan Pablo Bonet dejó conscientemente muchas cuestiones por resolver, sus hallazgos o
sus preguntas sobre la gramática o sobre la fonética castellana, además de suponer un adelanto
importantísimo en la enseñanza de los sordos, planteaba cuestiones generales sobre pedagogía, la
enseñanza de la lengua o sobre la propia lingüística, que tardarán muchos años en resolverse.
“Una de mis Sordomudas reza en voz alta con su ama el oficio de la Beatísima Virgen María y los
28 capítulos del Evangelio de San Mateo (…) Un joven sordomudo me responde en la Santa Misa…”
El otro motivo que moverá el campo pedagógico dedicado, en particular, a los sordos, será el
dinero, unido a la ambición personal de la mayoría de aquellos maestros, más preocupados en
alcanzar en él la fama que por los resultados prácticos de su enseñanza.
La misma causa, pero a la inversa, que moverá a Juan Pablo Bonet a publicar su obra en 1620,
donde empieza por denunciar que
“por ser tan grande la excitación de la ambición y codicia y mayor necesidad de remedios que
padecen las gentes en los defectos naturales con que suelen nacer algunos”, las familias nobles se
obligaban a “intentar los posibles remedios, para suplir este defecto, buscando personas y
haciendo grandes gastos”
“Esta falta (en el oído) han querido suplirla algunos sacando a los mudos al campo, y en valles
donde la voz tiene mayor sonoridad, habérselas dar muy grandes, y con tanta violencia que venían
a echar sangre por la boca, (o) poniéndolos en cubas donde rebombase la voz, y más recogida
pudiesen oír, medios violentos y nada acertados”.31
Motivos por los cuales suplicaba Juan Pablo Bonet que nunca más, a partir de la publicación de su
obra, se volviera a utilizar con los sordos “medios de violentas voces, ni atormentarles la
garganta”, cuando la fórmula que daba, al módico precio de su libro, era realmente muy simple:
“La falta del sentido del oír que es naturaleza de ellos, se suple mediante hablarles por escrito o
con las letras de la mano”
Aquella misma ambición personal de los primeros maestros dará lugar a que muchos de ellos
oculten arteramente sus métodos de trabajo, llegando al punto de obligar a sus discípulos,
mediante juramento, a guardar secreto, o al extremo tan mezquino de vanagloriarse de ello. Eso
sí, mientras, cobraban a las familias substanciosos honorarios por sus servicios. Familias
generalmente nobles o acaudaladas, en lo que de hecho venía a significar una enseñanza elitista,
al dejar al margen de ella a los demás sordos, procedentes de las capas más humildes de la
sociedad.
Por ello se puede afirmar, con toda rotundidad, que en sus primeros pasos la enseñanza
encaminada a la educación de los sordos, particularmente la de los más adinerados, era en sí
misma un vulgar negocio mercantilista, por otra parte muy rentable, al estar pensada en exclusiva
para una minoría selecta. Si a lo anterior unimos, además, la falta absoluta de miras morales o
éticas de los propios maestros, se puede entender su tardía difusión universal y gratuita.
Ejemplos españoles, entre otros, son los casos de Pedro Ponce de León que se negó a publicar su
trabajo como Manuel Ramírez de Carrión y Jacobo Rodríguez Pereira; los de los ingleses Thomas
Braidwood y Henry Baker o el alemán Samuel Heinicke.
Por el mismo motivo, no se “descubrirá” al gran público la obra de Juan Pablo Bonet sino hasta
muy entrado el siglo XVIII, y no en España sino gracias a la escuela francesa del abate L´Epée,
puesto que la difusión de la misma significaba acabar radicalmente con los “secretos” o los
“milagros” de aquel “Arte” particular, ya que, al hacerlo público y notorio, lo ponía al alcance de
cualquier persona medianamente ilustrada que, dotada de buena voluntad hacía aquel colectivo
tan marginado, podía ejercerlo con todas las garantías necesarias.32
33) DÍAZ ESTELA , El sujeto sordo en el lenguaje. Consideraciones sobre el bilingüismo-lengua de señas-lengua oral desde la mirada del
psicoanálisis. Buenos Aires. Irojo Editores, 2007. (pp.62-63)