Parcial Didáctica

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Instituto Carlos Linneo

Profesorado de Lengua y Literatura


Didáctica de la Lengua y la Literatura II
Profesora: Pietro, Gladys

Ponencia: Tu única familia es el Internet

Vera, Guillermo
Oberá, Misiones
Entremos a la red…

Cada vez se nos hace más complejo el presentar autores de mayor dificultad en la
lectura de sus textos, no por culpa exclusiva ni del docente, ni de los alumnos y sus padres.
Hemos avanzado tanto como especie que sería egoísta echarle la culpa de todo a las nuevas
tecnologías. No obstante, el nuevo método de obtención de la información nos hace
replantearnos las fuentes, los autores, la explicación y el reparto de la información que se
consigue por la gran web. Dilema que genera un conflicto epistemológico ya que desde el
mismo ministerio se busca esta adaptación de los docentes y alumnos a nuevos medios de
lectura y escritura, hablamos de actuación lingüística considerando el contexto de recepción
y producción. (Cfr.: Ministerio de Educación de la Nación Argentina, 2010: 22).
Nos hemos acostumbrado a reducir lo que sabemos, a dejar al aire o dar por hecho
nociones que los estudiantes no comprenden en su totalidad, sino que de forma parcial.
Además, el internet generó una manera más “sencilla” de comprender nuevos tópicos,
quitando exigencia al momento de leer, facilitando su acceso, pero también, atrayendo una
audiencia mediante una “explicación en cinco pasos”. Audiencia que no hace más que reducir
sus razonamientos, de dar por hecho lo que dice el internet, lo dicho, sin agregar el
entretenimiento, las distracciones, la omisión de otros conceptos importantes o, en muchos
casos, el uso de estos medios por otros docentes que deben “adaptarse a las nuevas estrategias
de enseñanza”.
No es un secreto que la gran cantidad de estudiantes que poseen acceso al internet,
facilitan gran parte de la obtención de su información mediante este milagroso dispositivo.
Ahora bien, coloquémonos en el lugar de una persona con acceso a la red a finales de los
noventa o inicios de los dosmil. La posibilidad de encontrar todo lo que deseemos saber, es
considerablemente menor, por lo que hay un esfuerzo de este joven por seguir deduciendo,
pensando, razonando en base a esto que el internet arcaico le ofrece.
Pero, no pasó mucho tiempo para que esta red se convirtiera en una masa
indestructible e inquebrantable de información. Información detallada, simple y fácil de
conseguir, con explicaciones de todos los tipos y para todo tipo de personas, personas que
incluso pueden especificar la complejidad con la que pueden comprender los conceptos que
busquen.
Todo parece ir muy bien, pero se van perdiendo facultades que ayudan a fortalecer
nuestros razonamientos. La deducción pasa a un segundo lugar, las actitudes intuitivas se van
perdiendo ya que, fulano de tal te cuenta todo lo que debes saber. Lo dicho plasma a la
perfección lo que Byung Chull-Han propone sobre la sociedad de la transparencia, en su libro
del año 2012, año en el que, siendo permisivos, el internet no era lo que es hoy, es decir, esta
diferencia de diez años le brindó mayor cantidad de autores, mayor velocidad, mayor
cantidad de aplicaciones que resumen la información.
La intuición, por ejemplo, va más allá de la información disponible y sigue su propia
lógica. Hoy se atrofia la facultad superior de juzgar a causa de la creciente y pululante masa
de esa información. (Cfr.: Byung Chull - Han, 2012: 17)
No es solamente una cuestión de complejidad, de ser así, toda la información estaría
distribuida de forma tal que no sería necesario tener que ver distintos vídeos, blogs o notas
que me den la respuesta a la incógnita que busco. Esto existe, por la emoción del usuario, sus
sentimientos.
Con el paso de los años, la psicología tomó un papel vital en la vida de todas las
personas. La justicia, el sistema educativo y hasta el comercio, consideran el estado de ánimo
de las personas, haciéndolas nuevos compradores, con nuevas formas de venderles la data.
Mientras más juegues con tu capacidad para entender ciertos conceptos, mejor será para mí,
de mejor manera comprenderé qué te hace sentir seguridad al ver mis vídeos explicativos o al
leer mis notas en mi blog donde hablo sobre la América Precolombina.
Las emociones son la nueva entrada de capital para estos vendedores del saber,
entiende cómo se siente más seguro tu usuario, y mejor te irá en vistas. El amor se domestica
y positiva como fórmula de consumo y confort. Hay que evitar cualquier lesión. El
sufrimiento y la pasión son figuras de la negatividad. (Ob. Cit.: 2012: 19)
La velocidad con la que se mueven las cosas es en gran medida la responsable de
desestabilizar la forma de relacionarse uno con los medios de comunicación que tiene cerca.
Dichos medios son los que, al mismo tiempo como matando dos pájaros de un tiro,
promueven el sedentarismo, el estancamiento, procurando dejar en claro que es mejor
quedarse en la zona de confort, a pesar de que los productos que ofrezca digan lo contrario.
Hoy en día es el tiempo lo único con lo que podemos jugar, el espacio se volvió uniforme,
todas las necesidades se han reducido, los placeres instantáneos aumentaron, el
entretenimiento es más posible y más barato.
Pareciera que nos encontramos en contra de la noción de comunidad, de colectivo,
pero si vamos al fondo del asunto, esta comunidad no es más que la máscara del gobierno, del
estancamiento, de la manada. No se evitan formas de poder discutir con las personas del
grupo, para razonar, idealizar, avanzar, pero esta idea de cooperación, no es solo para ayudar
a generar una unificación tanto en productos como en métodos de educación, sino para evitar
enfrentamientos, enfrentamientos que lo único que generan es plantearse entre las
posibilidades de los sujetos, como algo que no podría soportar (Baumann, 1998: 108).
Solamente le queda aferrarse a la forma de vida que adopta su grupo, aunque este lo reduzca
sin que lo sepa, sin que se percate que, progresivamente, adopta formas de leer, de interpretar,
de resumir, de razonar y de criticar los productos literarios que el mundo le ofrece.
Hace no mucho, desde que la tecnología encontró el modo de moldear la subjetividad
de las personas, no nos quedó otro método de adaptación que optar por una de las tantas
modalidades de consumo aceptadas. Es, en base a todas estas modalidades, que se corrompió
una de las mejores creaciones del ser humano… el arte.
Hoy en día, gracias al avance de las redes, cualquier persona con acceso a la misma
puede instruirse en la tarea de escribir, dibujar, pintar, componer, construir, todo, dentro de
los parámetros que ofrece la web que, no olvidemos, está hecho para que todos los usuarios,
sin importar su condición puedan aprender a hacerlo desde sus hogares. Los canales de
instrucción ahora son marcas que, sin otro afán que la venta, contratan a muchos de estos
escritores web para llevar a cabo la tarea de enseñar dentro de un modelo hecho para el
consumo constante, vendiendo la ilusión de la comprensión de las técnicas de una forma que
pueda ser accesible para cualquiera, haciendo que se globalice la noción de aprender en
igualdad de condiciones ya a escala mundial (Sibila, 2008: 24)
Ya no es que solamente se nos invade, o se nos moldea nuestra forma de pensar,
porque, si vamos al eje en el cual se lleva a cabo el razonamiento, el lenguaje, notamos que
ahí también, hemos sido modificados.
Argentina, como un país que a finales del siglo XIX se vendió a Europa como una
tierra de oportunidades que terminó siendo por mucho tiempo el infierno en la Tierra, tuvo no
sólo la obligación de luchar contra los ideales anarquistas de esos polacos e italianos, sino
que tuvo la laboriosa tarea de unificar a todos ellos en un mismo lenguaje, un mismo sistema
de signos.
Como forma de construir una identidad nacional, nos vimos forzados a adoptar una
forma única de comunicarnos en los lugares de estudio, de trabajo, de relación con jefes o
compañeros de empleo. Concibiendo el prestigio y valoración de una variedad de la lengua
sobre otra, retrayendo no sólo la forma de hablar de las personas, sino de comunicar
razonamientos que poseen un grado de complejidad bastante elevado en una lengua que no
les pertenece (Cucatto, 200).
Ya han pasado más de ciento treinta años desde que esa década del ochenta de hace
dos siglos terminó, pero las modificaciones en el lenguaje se siguen viendo afectadas. Ya no
se trata de moldear inmigrantes que escaparon de la persecución a los anarquistas y
comunistas, sino de globalizar lenguajes más reducidos, sencillos, adaptables, pero que, en su
defecto, privan a las obras de sus rasgos lingüísticos que los caracterizan, simplificando y
eliminando el simbolismo, la ironía, y todos los logismos que, como toda otra obra, deben
investigarse y adentrarse en su debido tiempo. Procurando no dejar a las redes la divulgación,
la labor de educarnos en su sistema simplificado, y de encerrarnos en una única estructura de
aprendizaje.
A pesar del cuadro pesimista que se ha estado pintando en los párrafos anteriores, no
debemos olvidar que todo lo dicho es para reconocer que no solamente los alumnos son
esclavos de esta tecnología que reduce y forma un ejército de personas con la misma
formación, sino que también los profesores. Nosotros, por obligación tanto demandada por el
alumno como por el establecimiento educativo, debemos ser una red humanizada, es decir,
estamos obligados a tener que simplificar hasta el reduccionismo absoluto una gran cantidad
de contenidos esenciales en el campo de la lengua y la literatura, ya sea porque la gran
mayoría del grupo no comprende, porque el tema es complejo porque no lo tuvieron antes, o
porque en otros foros se comprende mejor y en clase resulta mucho más complejo.
Inferimos que, en base a la necesidad de hacer relevante la comprensión lectora,
debemos brindar, primero que nada a los alumnos, una explicación sensata de la importancia
de la lectura, de la progresión en su dificultad, de las habilidades que pueden verse reducidas
por motivos que competen a simplificar la tarea del alumno. En un momento como ese, en el
que se dejen en claro nuestras intenciones, es donde podemos quedarnos tranquilos por haber
dado el aviso, de no dejar en la nada al estudiante, dando una explicación a la complejidad de
los textos y que tanto él, como el docente, son seres que evolucionan y que escalan en su
capacidad de comprensión lectora.
Más allá de cualquier crítica, asumir que en todos los casos, la lectura de la filosofía,
de la historia o de los clásicos literarios, es importante, es ser reduccionista con los anhelos,
objetivos y/o metas de los estudiantes. La lectura se convierte en un ente indispensable desde
el punto en que nos da acceso a modificar la capacidad de resolución de problemas, la
habilidad de síntesis, la competencia de explicar lo leído transformándolo. Pero no solamente
debe ser este jóven el que sea consciente de la importancia del texto. Si quiero que algo sea
importante, debo tratarlo y presentarlo como algo importante, no solo para el espectador, sino
que también para nosotros.
Tenemos que ser capaces o valientes de crear vínculos, relaciones que fortalezcan
nuestro objetivo. Debo concebir a mi producto a enseñar como algo que está inacabado e
irrevocable, abierto a modificaciones y, en nuestro rol como docentes, como algo
previamente preparado para su presentación. Tengo que asumir la responsabilidad de los
estudiantes, concebirlos como entes pensantes más, que, con el conocimiento, pueden actuar
como científicos, interesados o, simple y llanamente, como indiferentes. Manejar los
discursos, conocer cómo hablan, cómo se dirigen entre sí, prueba y error que determinen con
qué términos se nos entiende mejor. Y, sin dejar de lado lo que se espera de ellos, siempre
procurar que sean capaces de conceptualizar, relacionar disciplinas y usar esos saberes de
forma positiva, porque ese es el único fin, objetivo que, de no existir, haría inútil a la
docencia. (Jorba, Gómez y Prati, 115)
A lo largo de todo este trabajo, hemos logrado reflexionar y adentrarnos al mundo de
la lectura, la interpretación y las formas de aprendizaje que ponderan en la actualidad, ligadas
a los servicios web. Dichos servicios que, como hemos dicho, moldean y simplifican nuestra
capacidad de razonar y de salir de la zona de confort, zona que debemos abandonar para estar
un paso más allá en nuestra construcción como lectores críticos.
Bibliografía
● BAUMANN, Z. (1998). Modernidad Líquida. Fondo de Cultura Económica.
● BYUNG CHULL-HAN. (2012). La sociedad de la transparencia. Helder.
● CUCATTO, A. (2009). Introducción a los estudios de lenguaje y la comunicación.
● SIBILA, P. (2008). La intimidad como espectáculo. Fondo de Cultura Económica.

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