Programa de Visita A Los Hogares - Un Buen Comienzo
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CLAVE
PARA LA EDUCACIÓN INTEGRAL
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EL AMBIENTE:
FACTOR DETERMINANTE PARA EL DESARROLLO INFANTIL
Cada persona tiene una historia que le antecede y guía a lo largo de su vida.
En este sentido, el potencial biológico y la capacidad psíquica de los niños se
transforman a partir del ambiente en el que nacen, que los arropa, los contiene
y en el cual se desarrollan ayudándolos a conformarse como seres humanos y a
narrar su propia historia.
Durante la primera infancia, el ambiente está constituido por múltiples
elementos físicos, psíquicos y sociales que forman la base de las interacciones del
niño con su medio y con las personas que lo rodean.
La selección y el modelado de las conductas de los niños y las niñas se
producen por medio de su relación con el entorno inmediato; esto determina,
en gran medida, los patrones de comportamiento que los niños y las niñas van
a seguir a lo largo de su vida. Es por ello que el ambiente donde nacen, se de-
sarrollan e interactúan es determinante para su desarrollo y la construcción
de su personalidad.
Este proceso en los niños y las niñas presenta distintas formas de interac-
ción organismo-ambiente, las cuales constituyen la base de la diversidad en los
seres humanos; es lo que nos hace personas únicas e irrepetibles. En este sen-
tido, el periodo perinatal es muy importante para la individualización de la vida
de los bebés. En este corto tiempo, cero a dos meses, la estabilidad y la constan-
cia son fundamentales para crear un ritmo en los bebés ya que las experiencias
que viven en esta etapa son muy valiosas para su adaptación al entorno.
Numerosas investigaciones sobre el desarrollo infantil hacen énfasis en
la relevancia de la relación madre-hijo en la crianza, pues si el bebé tiene un ma-
yor número de experiencias positivas con su madre aprenderá a modificar su
reactividad en función de lo que ha vivido, lo cual le proporcionará la seguridad
y la confianza necesarias para poder interactuar con el mundo.
Sobre esta idea es importante saber que para que los niños se adapten
a situaciones de cambio deben ser preparados para ellas. Si el niño va a ir a
un CAI, va a tener un hermano o la familia va a cambiar de domicilio, se debe
apoyar la adaptación del niño ante tales cambios proporcionándole seguridad y
confianza. Conocer las características de cada niño ayuda a diseñar estrategias
de intervención que beneficien a los niños y sus padres.
Como hemos visto, el ambiente es un factor principal en el desarrollo de la
crianza de los niños pequeños, por ello ahondaremos en las características de
los tres tipos de ambientes que influyen en este aspecto.
Ambiente nutricional
El ambiente nutricional influye en el crecimiento físico, del cerebro así como en
las capacidades de atención y de aprendizaje. Asimismo, el patrón de alimen-
tación que se establece en los primeros años de vida determina los hábitos
dietéticos durante toda la vida de las personas. Por ello, un adulto que impulse
a los niños a probar sabores y texturas diferentes, aún frente a las negativas del
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niño, ayuda a crear un ambiente nutricional distinto y un estilo de interacción
diferente con su ambiente.
Ambiente físico
Es el que determina la cantidad y la calidad de oportunidades, así como los
niveles de respuesta o reacción de los niños en los ambientes de aprendizaje.
Lo conforman la disposición de los objetos que el niño pueda manipular, los
espacios físicos dentro y fuera del hogar, los sonidos, los colores, los juguetes,
los medios electrónicos y los medios de comunicación.
Ambiente social
A través de su madre es como el niño percibe el mundo, de ahí que la cercanía
cuerpo a cuerpo, la manera como ella le habla, lo abraza, toca, carga y arru-
lla, serán los primeros estímulos sensoriales que ayudarán al niño a integrarse
como ser humano y a adaptarse al entorno.
Los adultos que se muestran disponibles física y afectivamente hacia
los bebés y los niños pequeños favorecen su seguridad y confianza ya que un
adulto cercano es un mediador del ambiente físico, del ambiente social y del
ambiente nutricional. Los adultos son modeladores de conductas, mediante su
comportamiento le enseñan al niño a ser, aprender, convivir, hacer y comportarse.
La diversidad de personas que rodean al niño enriquece su ambiente: el
padre proporciona elementos distintos a los de la madre, los abuelos, los
hermanos o los tíos; si otros adultos interactúan con el bebé y el niño pequeño,
estos adquieren un repertorio de respuestas a estímulos e intercambios de los
mismos, mucho más amplios y con más formas de adaptación.
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La función social de la crianza
Todos los adultos somos responsables de la crianza, en el sentido de que
juntos debemos garantizar el bienestar, el desarrollo integral y la felicidad de
todos los niños y las niñas.
El Programa de visita cuenta con las herramientas y el personal idóneo
para colaborar en los procesos de crianza de las familias con bebés y niños pe-
queños que viven en zonas urbanas en condición de vulnerabilidad. Colaborar
en la crianza significa ser un acompañante del pensamiento que se tiene
sobre este proceso, de la observación de los niños, del aprendizaje, del juego, de
la comunicación y la lectura y también de las preocupaciones de los padres y
madres.
Cuando una madre, un padre o un familiar descubren nuevos modos y
materiales para jugar con los niños, muchos de ellos simples y reciclables, se
enriquece la calidad de los vínculos afectivos y el aprendizaje de los niños.
No se trata de enseñarles lo que se debe o no hacer, sino de acompañar
procesos de pensamiento respetando las prácticas y la cultura de las familias
ampliando sus propios repertorios, para ello es importante concebir a los
niños y a sus familias como portadores de cultura. Por lo tanto, los agentes
educativos deben identificar primero esas prácticas para, posteriormente,
entender por qué se hacen y así tratar de identificar su valor y el impacto
que tienen en el desarrollo de los niños. Realizado este proceso, con sumo cui-
dado y en caso de ser necesario, el agente educativo debe orientar a las madres
y padres a reflexionar cómo proponer otras alternativas que beneficien a los ni-
ños. Cuando se detecte una pauta cultural o de crianza que produzca daño o su-
frimiento a las niñas y los niños, el agente educativo debe ayudar a erradicarla.
La principal función de los agentes educativos es brindar herramientas a
las madres y padres para que aprendan a observar a sus hijos, esto implica dotar
de significado a las actividades que llevan a cabo y a los progresos que expo-
nen; incentivar la comunicación; compartir la alegría y la capacidad de asombro
ante la vida y hacer que aprendan a ver el mundo por primera vez mediante el
amor por sus hijos, a sentirse amados por ellos.
Es importante que, durante su intervención con las familias, los agentes
educativos recuperen juegos, cuentos, arrullos, canciones y formas de comuni-
carse, mecer, cargar y arropar a los niños con el fin de hacer una recopilación de
prácticas de crianza que, en su momento, puedan ser presentadas a las familias
como un logro importante que demuestre lo que hacen para que sus hijos ten-
gan bienestar, aprendan y sean felices.
La intersectorialidad
Un factor relevante para la crianza de las niñas y los niños es la relación directa
que tienen con el entorno en el que se desarrollan. Al focalizar el hogar en donde
se va a llevar a cabo la intervención, es importante que se identifiquen los ser-
vicios públicos con los que cuenta la población infantil, qué tan cercanos están
del lugar donde habitan las familias y en qué condiciones se ofrecen. La salud de
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los niños es primordial, por ello es necesario contar con un banco de datos de estos
servicios en la comunidad, para que esta información pueda ser proporcionada
a las familias.
Los agentes educativos, como garantes de los derechos de las niñas y los
niños, deben ser gestores de acciones de intersectorialidad que permitan que
otras instituciones brinden los servicios públicos necesarios para que los niños
tengan las condiciones de salud, higiene, protección, alimentación y seguridad
que les permitan desarrollarse integralmente.
Difundir en la colonia o comunidad los propósitos y beneficios del Programa
de visita, es importante para que las familias puedan contar con los apoyos ins-
titucionales que requieran. Los pósters que se entregarán sobre el Programa de
visita deben ser colocados en los servicios públicos de la colonia que se visite, en
las casas de los jefes de manzana y en los espacios que las delegaciones tengan
dispuestos para difundir información.
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• Desarrollar autonomía y autorregulación crecientes.
• Desarrollar la curiosidad, la exploración, la imaginación y
la creatividad.
• Acceder al lenguaje mediante la comunicación y la creación
de vínculos.
• Descubrir en los libros y en la lectura el gozo, el aprendi-
zaje y la riqueza de la imaginación.
• Descubrir el propio cuerpo desde la libertad de movimiento
y la expresión motriz.
• Convivir y compartir con otros el aprendizaje, el juego, el
arte y la cultura.
• Adquirir patrones sanos de alimentación y convivencia.
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