Demnada Contenciosa
Demnada Contenciosa
Que por medio del presente escrito y por mis propios derechos, ocurro ante esta
H. Autoridad, a demandar a la C. KATYA LIZBETH HERNANDEZ VIEZCAS, la
disolución del vínculo matrimonial por la VÍA ORDINARIA FAMILIAR, con
domicilio para ser emplazado en la calle Rio Atuel número 614, Vistas Del
Norte, Etapa IV C.P. 31184, de esta ciudad de chihuahua, chihuahua,
Solicitándole las siguientes:
PRESTACIONES
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Me fundo para hacerlo en las siguientes consideraciones de hecho y derecho:
HECHOS
I. Con fecha catorce de febrero del año dos mil quince, contraje matrimonio
con la hoy demandada, la señora KATYA LIZBETH HERNANDEZ
VIEZCAS, ante la fe del Juez del Registro Civil en el municipio de
Chihuahua, Chihuahua, dicho matrimonio se celebró bajo el régimen de
sociedad conyugal, tal y como lo acredito con el acta de matrimonio que
adjunto a este escrito como anexo número 1.
II. Durante nuestro matrimonio procreamos dos hijos, hijos menores de edad
de iniciales F.S.G.H. y M.S.G.H., de 10 y 4 años respectivamente.
III. En el mes de febrero del presente año nos separamos físicamente viviendo
en casas separadas, ella quedándose en mi casa con domicilio en la calle
Rio Atuel número 614, Vistas Del Norte, Etapa IV C.P. 31184, de esta
ciudad de chihuahua, chihuahua, ya que nuestra relación era insostenible
por incompatibilidad de caracteres.
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Registro digital: 2008896
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Décima Época
Materias(s): Constitucional, Civil
Tesis: VI.2o.C. J/16 (10a.)
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 17,
Abril de 2015, Tomo II, página 1651
Tipo: Jurisprudencia
Conforme a los artículos 635 y 636 del Código Civil para el Estado de
Puebla, la convivencia de los menores con sus padres y con la familia de
ambos, permite el sano desarrollo de aquéllos, pues conlleva al
conocimiento y trato directo que tienen los infantes con sus ascendientes y
demás parientes a fin de lograr su cabal integración al núcleo familiar y
obtener identidad plena al grupo social al que pertenecen. En tal virtud, el
desarrollo normal de un menor se produce en el entorno de éste y su
armonía con la familia y grupo social al que pertenece, que le permite y
otorga la posibilidad en atención a sus capacidades físicas y mentales,
para su preparación a una vida independiente en sociedad, con la
percepción de respeto en razón a los derechos que les asisten a los
demás; lo cual se logra alcanzar cuando se garantizan sus derechos a la
vida, integridad física y mental, salud, identidad, familia y
fundamentalmente la convivencia con los padres, en tanto que ello no le
resulte más perjudicial que benéfico. En esos términos, el artículo 637 de la
aludida codificación categóricamente establece: "No podrán impedirse, sin
justa causa, las relaciones personales ni la convivencia entre el menor y
sus parientes, ni siquiera cuando la patria potestad o la guarda
corresponda a uno de ellos, por lo que en caso de oposición a la solicitud
de cualquiera de ellos o incumplimiento del convenio en que las partes
hubieren fijado el tiempo, modo y lugar para que los ascendientes que no
tengan la guarda del menor lo visiten y convivan con él, el Juez de lo
familiar resolverá lo conducente, en atención al interés superior del
menor. ...". Por ello el tribunal contará con los medios eficaces que
considere necesarios para decretar la convivencia en el modo y forma que
beneficie a los menores y en caso de incumplimiento parcial o total podrá
decretar las medidas de apremio que concede la ley o dar vista al
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Ministerio Público si del comportamiento de quien deba permitir la
convivencia se desprende algún delito; y que sólo por mandato judicial
expreso y fundado en causa justa podrá impedirse, suspenderse o
perderse el derecho de convivencia a que se refiere dicho dispositivo legal.
Atento a lo cual, el derecho de visita y convivencia con sus progenitores,
debe catalogarse como un derecho fundamental del menor porque es
tendente a proteger su interés superior, siendo éste por tanto de orden
público y de interés social, y sólo se impedirá esa convivencia con alguno
de sus padres cuando se estime razonadamente que resultaría más
perjudicial que benéfico al menor. Por lo que, ante tal situación, en aras de
ese supremo derecho que tienen los niños a ser amados y respetados, sin
condición alguna, por regla general sus progenitores deben ejercer tanto la
guarda y custodia, como el derecho de visita y convivencia, en un ambiente
de comprensión y respeto para con sus hijos, procurando en todo momento
su pleno desarrollo físico y mental. Y, concatenadamente, la autoridad
judicial se encuentra obligada a que los menores puedan gozar de ese
máximo principio de convivir con ambos padres y las familias de éstos,
para lo cual debe tomar las medidas necesarias a fin de proteger ese
interés superior.
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Nota: En relación con el alcance de la presente tesis destacan las diversas
aisladas 1a. CCCVI/2013 (10a.) y 1a. CCCVIII/2013 (10a.), de rubros:
"GUARDA Y CUSTODIA DE UN MENOR DE EDAD Y RÉGIMEN DE
CONVIVENCIA. SON INSTITUCIONES PARALELAS Y
COMPLEMENTARIAS DIRIGIDAS A SALVAGUARDAR EL DERECHO DE
LOS MENORES DE EDAD A LA CONVIVENCIA FAMILIAR EN
CONTEXTOS DE CRISIS INTRAFAMILIAR." y "RÉGIMEN DE
CONVIVENCIA O DERECHO DE VISITAS. ELEMENTOS A LOS QUE HA
DE ATENDER EL JUEZ DE LO FAMILIAR AL MOMENTO DE MOTIVAR
SU DECISIÓN.", que aparecen publicadas en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro XXV, Tomo 2, octubre de
2013, páginas 1051 y 1063, respectivamente.
Esta tesis se publicó el viernes 17 de abril de 2015 a las 09:30 horas en el
Semanario Judicial de la Federación y, por ende, se considera de
aplicación obligatoria a partir del lunes 20 de abril de 2015, para los efectos
previstos en el punto séptimo del Acuerdo General Plenario 19/2013.
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las posibilidades del deudor y las necesidades del acreedor; en tal
circunstancia, si en el juicio natural queda demostrado que ambos padres
perciben un salario, luego entonces, conforme a tal disposición, debe
repartirse equitativamente la carga alimentaria de acuerdo a los ingresos
obtenidos, pues en términos del precepto 392 del invocado ordenamiento,
los padres están obligados a dar alimentos a sus hijos, ya que si bien la
posibilidad del deudor alimentista depende del monto de su salario o
ingresos, o el valor de sus bienes, los que han de ser bastantes para cubrir
la pensión alimenticia que le corresponde, también debe atenderse a sus
propias necesidades, sobre todo cuando aquél se encuentra separado de
sus acreedores alimentarios, lo que obviamente ocasiona que los mismos
sean mayores, pues las necesidades de los alimentistas han de
establecerse atendiendo de manera preferente a los conceptos que se
comprenden bajo la palabra alimentos, en los términos dispuestos en los
artículos 387 y 388 del referido Código Civil.
DERECHO
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En cuanto al fondo del asunto son de observarse los artículos 254, 255, 256, 258,
259, 260, 261, 262 y demás relativos del Código Civil vigente en el Estado de
Chihuahua.
Norman el procedimiento los artículos 10, 12, 197, 198, 199, 200 y demás relativos
del Código de Procedimientos Familiares en Vigor para el Estado de Chihuahua.
PRUEBAS
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IX. PRESUNCION LEGAL Y HUMANA, en todo lo que a mis intereses favorezcan.
CUARTO.- Una vez acordado lo anterior, solicito se sirva fijar fecha y hora para
que se lleve a cabo la audiencia preliminar.
PROTESTO LO NECESARIO