Manual de Oracion
Manual de Oracion
Manual de Oracion
MATERIALES: Biblia, una velita, libreta, lapicero, música de fondo, canto del Padre Nuestro (Juana,
Bethel,)
Preguntamos a los jóvenes: ¿Por qué nosotros rezamos el Padre nuestro? ¿Cómo lo aprendimos?
¿Cuándo lo rezamos? Etc. Escuchamos sus respuestas.... Después les decimos: ¿en dónde
tenemos la RESPUESTA?... En la Biblia. Escuchamos:
LECTURA:
Lc 11,1-4: Muchas veces, al terminar el día, Jesús se apartaba un poco de sus discípulos y se
quedaba solo para hablar con Dios. Una vez, que se había pasado toda la noche en oración, los
discípulos le dijeron al volver: “Señor, enséñanos a rezar”.
Y Jesús les dijo: “Cuando quieran rezar no tienen que decirle a Dios muchas cosas, porque Dios es
nuestro Padre, y ya sabe todo lo que nos hace falta”. Díganle, por ejemplo: “Padre nuestro, que
estás en el cielo; santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la
tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos
del mal”.
Desde entonces es la oración preferida de los discípulos de Jesús. Esta es la oración que repiten
los cristianos.
REFLEXION:
• Brindamos un espacio de 10 minutos para que los jóvenes puedan interiorizar cada una de
las peticiones que hay en el Padre Nuestro.
• Pedirles que escriban cual de ellas ha sido más significativas en su vida y por qué.
BREVE COMPARTIR
• Dar unos tres minutos para compartir (si alguien lo desea hacer)
• Hacer una pequeña síntesis del momento.
SALMO:
Al Dios de la vida
• A tu amparo y protección…
COMIENZO:
• Presentar varios pares de zapatos de diversos tipos, de monte, de deporte, de baile, nuevos,
gastados...
• Idea base: Es una experiencia muy curiosa y profunda la que Podemos crear en el grupo,
a través de los zapatos.
• Por ejemplo: a modo de «lluvia de ideas», sugerir a los jóvenes que manifiesten todo aquello
que les sugieren los zapatos, y se anotan las expresiones en una hoja.
«Una noche un hombre tuvo un sueño. Soñó que iba paseando por la playa del Señor. A medida
que iba caminando, en el cielo iban apareciendo escenas de su vida. Se dio cuenta de que en cada
escena había dos pares de huellas en la arena, unas suyas y otras del Señor.
Cuando la última escena de su vida apareció ante él, volvió a mirar las huellas sobre la arena.
Entonces notó que muchas veces a lo largo de su vida había tan sólo un par de huellas.
También se dio cuenta de que esto ocurría en los momentos más tristes y deprimidos. Llego a
preocuparse mucho y preguntó al Señor:
«Señor; Tú dijiste que una vez que decidiera seguirte, caminarías siempre conmigo, pero he notado
que, durante los momentos de mi vida en que tenía más problemas y dificultades, hay tan sólo un
par de huellas.
No comprendo por qué cuando más te necesitaba me dejabas». El Señor respondió: «Hijo, te quiero
y nunca te dejaría. En los momentos de angustia y sufrimiento, cuanto tú ves solamente un par de
huellas, era porque entonces te llevaba en brazos».
Caminar:
• Cada mañana, para salir a la calle, escuela, fábrica, etc.. nos ponemos un calzado: ¿por qué
nos ponemos el calzado? ¿Qué sentido aporta a nuestra personalidad?
• ¿Cómo es que cuidamos tener los zapatos tan aseados y luego, al andar, ni se nos ocurre
mirarlos? ¿Por qué tantas veces, con un calzado tan limpito, luego damos pasos tan falsos,
mediocres, despistados, inútiles, interesados?
• Ambos pies nos encaminan por turno hacia adelante, y tan sincronizados, dando
personalidad a nuestras opciones. Pero, ¿cuántos pasos irregulares, torpes, zancadillas,
escapadas, trompicones damos con ellos? ¿Por qué?
Caminos de la vida:
• «Caminando se hace camino», nos dice un poeta (Machado). Pero, ¿cuántas personas están
paralizadas? ¿Cuántas están caídas a la vera del camino, por no tener ayuda?
• Dicen que los pies siguen lo que dicta el corazón. ¿cómo es que buscamos tan pocas veces
el encuentro con otros corazones, siendo éstos lo más importante y feliz?
• El hombre sabe que su camino verdadero es el camino del bien, el camino de la Hermandad,
el camino de la Verdad, el camino de la Fiesta, ¿Entonces, ¿cómo permitimos en nuestro
entorno tantos caminos de falsedad, de soledad, de egoísmo, de maldad y de violencia?
Caminos de Dios:
• Jesús nos ha dicho que «Él es el camino» verdadero. Él es líder que va por delante (pastor).
Él es el que vive vocacionadamente (Siervo e Hijo del Padre) de su voluntad. Él ha elegido
el camino que salva (da su vida en la Cruz). El con su decisión y ejemplos lleva a la luz a
cuantos le siguen (camino de Fe).
• ¿Por qué no nos calzamos no con zapatos limpios, sino con decisión de peregrino, de
avanzar; de ser solidarios con los necesitados, de regalar amor en todas las puertas, de
sembrar el perdón y el ánimo a todos, ¿cómo EL?
"Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de
Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos
conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban
retenidos para que no le conocieran.
Él les dijo: «¿De qué discuten entre ustedes mientras van caminando?» Ellos se pararon con aire
entristecido.
Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe
las cosas que estos días han pasado en ella?»
El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso
en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y
magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron.
Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos
ya tres días desde que esto pasó.
El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada
al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de
ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron
tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.»
Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era
necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?»
Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en
todas las Escrituras.
Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron
diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.»
Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.
Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno
a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino
y nos explicaba las Escrituras?»
SALMO:
• A tu amparo y protección…
IDEAS BASE:
Entablar un diálogo sobre lo que son las manos y lo que hacemos con las manos.
Son las ramas de nuestro cuerpo. Qué cosas buenas se pueden hacer con ellas (aplaudir, saludar,
recoger...) y negativas (amenazar, golpear, robar, romper...)
Hoy, mientras acariciamos nuestras manos y dedos entre sí, vamos a prepararnos para intentar
lograr su máximo valor y sentido.
Las manos son o expresión de nuestro calor de felicidad, o de nuestro fuego de soledad:
Cuentan que el Creador; una mañana, llamó a su lado a varios de los seres creados. Y les dijo;
«Para que puedan multiplicar mi generosidad, quiero regalarles mis propias manos para que sean
suyas... ¿Qué les gustaría tener en ellas? ¿Qué harían con ellas?»
Y algunas criaturas llegaron ante el Creador para decirle:
- La montaña: Quiero extender mis espacios de altura, para que corran ríos de agua, cual manos
de vida y de verdor
- El árbol: Quiero extender mi altura, haciendo que mis ramas ofrezcan frutos, alimento gratuito.
- El hombre: Quiero salir hacia fuera, para, con las manos, buscar al hermano y abrazarle...
Y, tú y yo, ¿qué nos gustaría poder hacer con estas manos para justificarlas ante nuestro Creador?
Cada misionero escribe en una mano, por un lado, lo positivo y por el otro lo negativo. Poner junto
a la Biblia y la vela todas las manos, cada una con su nombre en la muñeca, y con lo positivo a la
vista.
LECTURA:
• Vocación de Jeremías (Jer 1, 4-10) lo que hacemos con las manos, un montón de verbos de
cosas que hacemos con las manos. (Mt 5, 38-48, Mt 6, 1-4; Mt 7, 7-12...)
preguntarles por otras cosas que salen en el evangelio... (Mt 5, 38-48, Mt 6, 1-4; Mt 7, 7-12...)
Refranes: te he pillado con las manos en la masa...
Señor, noto que estás dentro de mí. Tú estás en mi corazón, lleno de calor
y generosidad. ¡Qué suerte, Señor; tenerte dentro así! ¡Gracias!
Pero, más bien quiero esto otro: que yo esté dentro de tu corazón.
Que yo viva, ame, sirva, actualice tu reino... de modo que todo ello me lleve
directo a tu corazón. Así, prefiero unirme en tu corazón con otros muchos
corazones.
Dispón de mí, Señor; dispón de nosotros en tu corazón.
Confiad siempre en Dios.
Quiero hacer mías, las actitudes de tus elegidos, fieles seguidores tuyos:
¡Padre nuestro, quiero hacer tu voluntad!
Señor; aquí estoy para tu servicio.
Señor; toma toda mi voluntad.
Señor; cuenta conmigo siempre.
Señor; nada soy, tú eres todo.
Padre nuestro... Hágase tu voluntad aquí...
Confiad siempre en Dios...
Les invito a que cada uno, bien sentado o acurrucado en el suelo, con los
ojos fijos en ambas manos, vaya, en silencio, repasando las siete peticiones
del Padre nuestro, al tiempo que dialogamos con dedos y manos.
Jesús, no tienes manos.
Tienes sólo nuestras manos para construir un mundo donde habite la
justicia.
• A tu amparo y protección…
COMIENZO:
• Me presento en el grupo con una toalla al hombro y un delantal. Así estoy durante un tiempo,
como si no pasara nada. intento que el grupo se dé cuenta de algo extraño que llevo y que
nos servirá para la reflexión. En un momento determinado, arrojo la toalla a uno del grupo,
de manera imprevista y sin decir nada. Me quedo mirando los gestos que hace. Sobre todo,
advierto en él desconcierto. Es normal. Tengo que estar a su lado para que el gesto pueda
seguir adelante y no se sienta abandonado. Le digo cosas como éstas:
• «¡Una toalla! ¡E inesperada! ¿Qué hacer con ella?» Observo lo que hace. «Eso, se puede
doblar... También se puede tirar a otro. Con una toalla se pueden hacer muchas cosas.
También se dicen cosas importantes. Lo que acabas de decir: "No sé qué hacer con ella".
"Yo no la quiero". "Que pase". "A qué viene todo esto”» ...
• Dejo que durante un tiempo los misioneros «jueguen con la toalla». Yo estoy viendo todo lo
que pasa, las palabras que se dicen, los gestos que se hacen. Estas palabras y estos gestos
los estoy leyendo, interiormente, a través del objetivo que llevo dentro de mí: toalla = servicio
= última cena.
• Pero ahora no les digo nada a los del grupo. Sólo observo y remarco frases y gestos. Sigo la
broma del grupo y su ambientillo, pero desde una onda distinta de la que el grupo vive.
• Mi deber es dar «otro sentido» a lo que pasa. Algunas cosas que me parecen más
significativas las apunto en una hoja.
• Sé que ahora no lo entienden, pero lo entenderán al final. El clima es bueno, alegre. Les digo:
«Me gusta mucho que se la pasen bien, que se rían, pero les voy a echar un 'sermón'...». No
pueden imaginar ni de qué va. Tampoco lo pretendo.
• Cuando veo que han salido cosas suficientes para poder hablar después sobre el servicio,
tomo la toalla en mis manos, me acerco a una persona del grupo y entablo este diálogo:
• Era una vez un Hombre... Había invitado a cenar a los más amigos, a los íntimos. Ya estaban
todos sentados a la mesa. Entonces tuvo una gran idea que le definía perfectamente. Se
levantó de la mesa, se ciñó una toalla y empezó a lavarles los pies. Entonces, amigo,
comenzó la revolución de la toalla. Entonces comenzó a ser divino el lavar los pies a los
demás, el servir, el agacharse ante el otro, el utilizar la toalla.
• Amigos, miren este instrumento «peligroso» ... que está indicando lo inaugurado por Jesús
con gestos y palabras, hasta aceptar la muerte. Esta toalla, en este momento, nos recuerda
algo que nos resistimos a asumir, y que está en el corazón de nuestra fe. Esta toalla hoy
puede recordarnos algo esencial: la revolución del servicio, de la entrega, de la toalla...
iniciada por Jesús.
Tus reacciones ante lo que has visto y oído. (Escribir, compartir, etc.)
• No está todo dicho sobre el servicio. Posiblemente tú tengas experiencias que pueden completar
las ideas expuestas..., o tú tengas tu propia teoría sobre el servicio. Exprésala y deja que los
demás la interpreten y te interroguen.
• ¿Cuáles son los gestos de servicio que ven en su entorno? ¿Son realmente gestos de servicio
o «cosas» que se hacen para ser vistos y así ganar puntos...?
• Tu experiencia de servicio: ¿cuál es? ¿Qué es lo que más te cuesta? ¿Se puede decir que eres
una persona «servidora» en la vida normal o sólo en los grandes momentos?
Estaban comiendo la cena y el diablo ya había depositado en el corazón de Judas Iscariote, hijo de
Simón, el propósito de entregarle.
Jesús, por su parte, sabía que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos y que había
salido de Dios y que a Dios volvía. Entonces se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una
toalla a la cintura.
Echó agua en un recipiente y se puso a lavar los pies de los discípulos; y luego se los secaba con
la toalla que se había atado.
Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: «¿Tú, Señor, ¿me vas a lavar los pies a mí?»
Jesús le contestó: «Tú no puedes comprender ahora lo que estoy haciendo. Lo comprenderás más
tarde.»
Pedro replicó: «Jamás me lavarás los pies.» Jesús le respondió: «Si no te lavo, no podrás tener
parte conmigo.»
Entonces Pedro le dijo: «Señor, lávame no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo: «El que se ha bañado, está completamente limpio y le basta lavarse los pies. Y ustedes
están limpios, aunque no todos.»
Jesús sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos ustedes están limpios.»
Cuando terminó de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a la mesa y les dijo:
«¿Comprenden lo que he hecho con ustedes?
Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, siendo el Señor y el
Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Yo les he
dado ejemplo, y ustedes deben hacer como he hecho yo.
En verdad les digo: El servidor no es más que su patrón y el enviado no es más que el que lo
envía. Pues bien, ustedes ya saben estas cosas: felices si las ponen en práctica."
SALMO:
Amén.
• A tu amparo y protección…
IDEAS BASE:
LECTURA:
N: En su viaje, Jesús llegó a un pueblo de Samaría llamado Sicar, famoso porque allí estaba
el Pozo de Jacob, que le dio a su hijo José. Jesús, fatigado por la caminata se sentó junto al
pozo; era cerca de mediodía. En esto llega una mujer samaritana y se acerca al pozo para
sacar agua. Jesús le dice
J: Dame de beber.
N: Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana dijo a Jesús:
S: ¿Cómo es que tú, siendo judío, te atreves a pedirme agua a mí, que soy samaritana?
N: Es que los judíos y los samaritanos no se tratan ni se hablan. Jésus le responde.
J: Si conocieras el don de Dios, y quien es el que te pide de beber, tú misma me pedirías a mí, y yo
te daría agua viva.
S: Si ni siquiera tienes balde para sacar agua, y el pozo es hondo, ¿Cómo puedes darme agua viva?
J: Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed. En cambio, el que beba del agua que yo le
daré, se convertirá en su corazón en un manantial del que surge la vida eterna.
N: Entonces la mujer exclamó:
S: Señor, dame esa agua, así no tendré más sed y no tendré que venir aquí para sacarla.
N: Jesús le dice:
J: Vete a casa y llama a tu marido.
S: No tengo marido.
J: Ya lo sé. Has tenido muchos hombres, y el que tienes ahora no es tu marido.
S: Yo sé que el Mesías, el Cristo, está para llegar, y cuando llegue nos explicará todo.
J: Soy yo, el que habla contigo.
S: Señor, ya veo que eres un Profeta. Nuestros padres siempre vinieron a este monte a adorar a
Dios. Pero vosotros, los judíos, decís que hay que adorarlo en Jerusalén.
J: Ha llegado la hora en que lo importante es adorarlo en espíritu y verdad. Los verdaderos
adoradores de Dios deben serlo de corazón.
N: En este momento llegaron los discípulos y se sorprendieron de que Jesús estuviese hablando
con una mujer samaritana. Pero nadie se atrevió a preguntarle nada. La mujer dejó allí el cántaro,
volvió al pueblo y dijo a la gente.
S: Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿será el Mesías?
N: Fueron muchos los que creyeron en él, y le decían a la mujer: “Ya no creemos en él por
lo que nos dijiste tú; sino porque nosotros mismos lo hemos visto y oído, y estamos
convencidos de que él es verdaderamente el salvador del mundo.
DIALOGO:
• Preguntar a los misioneros: ¿tenemos sed? ¿en qué lo notamos? ¿qué diferentes tipos de
sed conocen? ¿con qué la solemos apagar? ¿nos quitan de verdad la sed?
Gesto, símbolos:
• Una gran Jarra elegante que tiene un letrero que pone Jesús.
• El monitor presenta.
• vasos con nombres de los participantes.
• De él bebemos.
• Después podemos dar.
• A tu amparo y protección…
TEMA:
• La creación es espejo de Dios
• Los cristianos somos espejo de Dios.
IDEA BASE:
• Es muy posible que cualquiera de nosotros acudamos al espejo una o varias veces al día,
bien para asearnos, bien para contemplarnos, bien para soñar.
• Hoy les invito a hacer esta oración matinal, tratando de tomar conciencia de tres elementos
de que dispone un espejo:
• Una leyenda muy bonita nos va a ayudar a situarnos en una reflexión fina, a través del
espejo. Es una leyenda anónima y a su vez, leyenda universal, ya que está recogida en
muchas de nuestras culturas ancestrales.
Pero otros hombres la convirtieron en espejo. Y, claro es, Dios desapareció. El hombre empezó a
verse a sí mismo y sólo él. Incluso buscó apañaría guapo, con marco y todo, para creerse Dios.
Más aún: agrandó los espejos, creyendo agrandarse él mismo. Y, como consecuencia,
desapareció también el otro hombre, todos sus hermanos, y se quedó solo'>...
Ciertamente en la vida, todo es espejo de alguien o de «algo». Nada es neutro. Nada es todo.
Todos somos desde Alguien y desde todos. Por eso llevamos el sello de la universalidad y del
universo. ¿Pero, cómo es ese sello? ¿qué reflejo damos?
Lo mejor es que, todos, atentos al espejo físico que tenemos aquí delante, y más atentos al espejo
mental que tenemos cada uno, intentemos responder a estas preguntas;
• ¿De quién o quiénes es reflejo (espejo) mi rostro?
• ¿A quién reflejan mis palabras y sonrisas?
• Cuando me dicen «Ama», ¿qué han visto en mí para ello?
• Cuando me dicen, «cuánta fe tienes», ¿qué han visto en mí?
• En nuestro matrimonio, ¿de quiénes o de qué somos espejo?
• En nuestro grupo, ¿de qué o de quiénes somos reflejo?
• Cuando elijo una flor; cuando tomo la cartera de dinero, cuando decido ir de vacaciones,
cuando me pongo un vestido especial, cuando... ¿trato de ser cristal? o ¿trato de hacerme
un espejo para «mí»?
• Cuando decimos de Dios, «Dios es amor», ¿por qué lo decimos y a qué nos compromete?
Queridos hijos, Dios es la fuente de amor: amémonos, pues, unos a otros. El que ama es hijo de
Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
Y Dios nos ha demostrado que nos ama enviando a su Hijo único al mundo para que tengamos vida
por medio de él.
¿Que dónde radica el amor? No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó
y envió a su Hijo para que nos alcanzase el perdón de nuestros pecados.
Queridos hijos, si a tal extremo ha llegado el amor de Dios para con nosotros, también nosotros
debemos amarnos mutuamente. Es cierto que a Dios jamás le vio nadie; pero, si nos amamos unos
a otros, Dios vive en nosotros, y su amor alcanza en nosotros cumbres de perfección.
Estamos seguros de que vivimos en Dios y Dios vive en nosotros, porque nos ha hecho partícipes
de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado a su Hijo para salvar
al mundo.
Quien proclama que Jesús es el Hijo de Dios, vive en Dios y Dios vive en él. Por nuestra parte,
sabemos que Dios nos ama, y en él hemos puesto nuestra confianza. Dios es amor, y quien ha
hecho del amor el centro de su vida, vive en Dios y Dios vive en él. Nuestro amor alcanza su más
alto nivel de perfección cuando, al compartir nosotros ya en este mundo la condición de Cristo, nos
hace esperar confiados el día del juicio.
• A tu amparo y protección…