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MEDICINA INTERNA ENFERMEDADES CEREBROVASCULARES

NEUROLOGÍA ANEURISMA

DETECCIÓN, DIAGNÓSTICO, TRATAMIENTO Y PRONÓSTICO DEL ANEURISMA CEREBRAL SIN RUPTURA

Los aneurismas cerebrales (AC) son dilataciones focales anormales de una arteria cerebral con adelgazamiento de la
pared vascular. Están caracterizados por una degeneración de la capa media del vaso arterial que produce tensión en la
integridad de su estructura, sin embargo el proceso fisiopatológico por el cual la capa de la media es degradada para la
formación del aneurisma no es bien conocido. Hay evidencia de una respuesta inflamatoria intensa con macrófagos,
células T, células B y activación del complemento encontrados en el tejido aneurismático.

Los Aneurismas Intracraneales (AI) se pueden clasificar por su tamaño en pequeños igual o menor a 5 mm, mediano
mayor a 5 mm hasta 15 mm, grandes mayores de 15 mm a menores de 25 mm, gigantes iguales a 25 mm o mayores.
Aneurismas sin ruptura es la lesión sin historia ni evidencia patológica de brecha a través de pared arterial.

En los Estados Unidos se ha calculado que la prevalencia de aneurismas intracraneales saculares varía entre 1 y 18
millones de personas. La hemorragia subaracnoidea aneurismática se presenta aproximadamente 30 000 personas por
año. Por lo tanto, la mayoría de los aneurismas no se rompen.

La cirugía de aneurisma roto presenta elevada morbilidad y mortalidad. Reportan una variación desde 1.4% hasta 6.3 %
de mortalidad en aneurismas no rotos tratados. No se recomienda el tamiz de AC en población abierta; si en pacientes con
factores de riesgo.

Los aneurismas en pacientes con antecedentes familiares tienden a romperse con un tamaño menor y a edades más
tempranas en comparación con los aneurismas esporádicos.

Las familias con AC no presentan el fenómeno de la anticipación, es decir, las generaciones posteriores no son más
propensas a desarrollar hemorragia subaracnoidea (HSA). Los hermanos a menudo experimentan la ruptura en la misma
década de la vida.

En las familias con aneurismas es más frecuente que sean múltiples en comparación con los pacientes con aneurismas
esporádicos.

Es conveniente la detección de AC en los siguientes casos:

a) Familiares en primer grado de pacientes con aneurisma cerebral, cuando dos o más miembros han sido afectados.

b) Pacientes con enfermedades hereditarias asociadas con la presencia de AC, tales como enfermedad renal
poliquística autosómica dominante, hiperaldosteronismo tratable con glucocorticoides, y enfermedades del tejido
conectivo tales como Síndrome de Ehlers-Danlos IV y pseudoxanthoma elástico.
Aunque falta evidencia, es conveniente realizar detección en familiares asintomáticos en primer grado con 2 o más
miembros afectados, con angiografía por resonancia magnética, anualmente por tres años y posteriormente extender el
intervalo cada 5 años para los que no se detectó aneurisma en las 3 primeras evaluaciones.

Existe evidencia de que la detección en parientes de primer grado con un solo familiar afectado no es costo efectiva. Otros
estudios también han encontrado que la calidad de vida y el desempeño funcional de muchos pacientes, que se someten
a revisión seguida por la angiografía y la cirugía, se ve disminuida por lo menos durante un año.

Por otra parte, la ganancia en esperanza de vida por persona es considerablemente inferior a los beneficios ofrecidos por
otros programas de cribado. El tamiz de los pacientes con único pariente de primer grado afectado no está justificado.

En los pacientes con enfermedad poliquística renal autosómica dominante y AC se presenta la ruptura en 65 a 75% cifra
superior a la de la población general.

La ruptura ocurre con mayor frecuencia antes de los 50 años de edad y en pacientes con hipertensión arterial sistémica
mal controlada.

La decisión de realizar detección en estos pacientes y/o sus familiares, se basa en sopesar los riesgos de la cirugía de
aneurisma en comparación con los beneficios de la posible prevención de la ruptura del aneurisma.

La relación riesgo-beneficio en pacientes asintomáticos con enfermedad renal poliquística o con hiperaldosteronismo
tratable con glucocorticoides es incierta.

El tamiz de AC sólo se recomienda en pacientes con enfermedad renal poliquística autosómica dominante, con
hiperaldosteronismo tratado con glucocorticoides o enfermedades del tejido conectivo que tengan una o más de las
siguientes condiciones:

Antecedente personal de ruptura.


Antecedente familiar de hemorragia intracerebral.
Síntomas de alerta o una ocupación de alto riesgo en el que la pérdida de la conciencia pueda colocar al paciente u
otras personas en situación de riesgo extremo.

Factores de Riesgo

Sexo Femenino
Aterosclerosis
Hipertensión arterial
Tabaquismo
Enfermedad del tejido conectivo
2 o más familiares con aneurismas cerebrales.
Síndrome hereditarios como el Síndrome de Ehlers-Danlos, Pseudoxanthoma Elástico, Enfermedad renal
poliquística autosómica dominante, Aldosteronismo remediable con glucocorticoides (tipo hiperaldosteronismo
familiar I).
El Síndrome de Moyamoya deficiencia de estrógenos coartación de la aorta consumo de alcohol y tabaco.

La incidencia de AC en pacientes con enfermedad poliquística renal autosómica dominante es 4% en adultos jóvenes,
aumentando con la edad hasta llegar a 10% en pacientes de mayor edad.

Además, los pacientes que ya han tenido un aneurisma clipado secundario a hemorragia cerebral pueden tener un mayor
riesgo de formación de nuevos aneurismas hasta 15 años después de la cirugía inicial.

El uso de terapia de reemplazo de estrógenos se asoció con menor riesgo de HAS en mujeres posmenopáusicas.

Se recomienda el control ginecológico en las mujeres en la perimenopausia y terapia de reemplazo hormonal cuando este
indicado, Desalentar el consumo de alcohol y tabaco en la población en general y principalmente en los grupos de riesgo,
control adecuado de la tensión arterial.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS

La mayoría de los aneurismas intracraneales son asintomáticos a menos que se rompan, por lo que generalmente se
encuentran en forma incidental. Los síntomas de AI incluyen cefalea (que puede ser grave y comparable con el dolor de
cabeza de la HSA), pérdida de agudeza visual, neuropatías craneales (parálisis del III nervio craneal), disfunción del tracto
piramidal y dolor facial. Como resultado de los émbolos que se originan dentro de un aneurisma puede ocurrir isquemia.

PRUEBAS DIAGNÓSTICAS

Para el diagnóstico de AI la angiografía cerebral sigue siendo el estudio de elección. La angiografía por resonancia
magnética puede identificar aneurismas a partir de 3 mm. La angiografía por tomografía computada generalmente no
identifica aneurismas menores de 3 mm; en pacientes con baja probabilidad preprueba de aneurisma se pueden obtener
resultados falsos positivos para los aneurismas inclusive de 7 mm.

Para la detección de aneurismas intracraneales en forma rutinaria no existe suficiente evidencia para recomendar la
angiografía cerebral, ya que es una prueba invasiva con alto riesgo de complicaciones y no se ha demostrado su beneficio
en la detección.

Al realizar la angiografía por tomografía computada, es de gran importancia, la interpretación de los resultados. En
pacientes con HSA un resultado positivo confirma el diagnóstico y un resultado negativo no debe conducir a más pruebas.
En ausencia de HSA un reporte positivo de un aneurisma de 7mm, se confirma, pero los aneurismas de menor tamaño
pueden ser negativos y requerir de nuevo estudio si existe sospecha clínica importante.

La angiografía es una prueba invasiva con riesgo de complicaciones, debe realizarse solo si existe gran sospecha clínica
a pesar de estudios no invasivos negativos, recordando que aneurismas muy pequeños en ocasiones pueden presentarse
con síntomas neurológicos.

RIESGO DE LA INTERVENCIÓN

La edad del paciente modifica el riesgo de un resultado adverso después de la cirugía; alrededor de 6% a partir de 40 y 49
años de edad, y aumentando progresivamente a 30% a la edad de 70 y más. Otros factores de riesgo para resultado
adverso incluyen el tamaño del aneurisma >12 mm y su ubicación en la circulación posterior.

Para muchas combinaciones de edad, localización del aneurisma, y el tamaño, la probabilidad de un mal resultado
después del procedimiento fue igual o mayor que la probabilidad a cinco años de la ruptura del aneurisma.

Para la reparación endovascular el tamaño del aneurisma mayor de 12 mm y la ubicación en la circulación posterior
incrementan el riesgo; la edad no modificó el riesgo.

El mayor tamaño del aneurisma, mayor edad del paciente, y la ubicación del aneurisma en el segmento vertebrobasilar se
asociaron con pobres resultados quirúrgicos.

La morbilidad y la mortalidad se incrementan con la cirugía abierta en pacientes mayores de 50 años y con procedimientos
endovasculares en pacientes de 70 años de edad. Sin embargo, la edad tiene un efecto relativamente pequeño en la
historia natural de los aneurismas no rotos.

El tratamiento de los aneurismas cerebrales sin ruptura depende de diversos factores como: tamaño, sitio anatómico y su
accesibilidad. En la decisión sobre el manejo del AI no roto se debe sopesar la historia natural de los AI, los riesgos de la
intervención y las preferencias del paciente.

BENEFICIO DE LA INTERVENCIÓN
Los investigadores del ISUIA concluyeron que, en pacientes sin una historia anterior de la HSA, es poco probable que
cualquier terapia sea capaz de mejorar la historia natural de los aneurismas menores de 7 mm y se sugirió también que en
los pacientes con aneurismas mayores asintomáticos no rotos, la preferencia del paciente por el riesgo inmediato frente al
riesgo en el tiempo puede determinar el curso apropiado de acción.

Existen grupos específicos que tienen un mayor beneficio con la intervención quirúrgica, como pacientes menores de 50
años, con aneurismas de la arteria comunicante posterior que tienen entre 7 y 24 mm.

Por lo general no se indica el tratamiento de los aneurismas pequeños incidentales intracavernosos de la arteria carótida
interna.

Para aneurismas grandes sintomáticos intracavernosos, la decisión de tratamiento debe ser individualizada en función de
la edad del paciente, la severidad y la progresión de los síntomas y alternativas de tratamiento. En las personas ancianas,
el mayor riesgo de tratamiento y menor esperanza de vida deben ser considerados, y esto a su vez conlleva a continuar la
observación en los adultos mayores con aneurismas asintomáticos. Deben ser considerados para el tratamiento con
relativa urgencia los aneurismas sintomáticos cerebrales de todos los tamaños.

Se justifica considerar el tratamiento en pacientes con persistencia o coexistencia de aneurismas de todos los tamaños y
HSA previa.

Los aneurismas situados en el vértice basilar conllevan un riesgo relativamente alto de ruptura. Las decisiones de
tratamiento debe tener en cuenta la edad del paciente, condición médica y neurológica, y los riesgos relativos al
tratamiento.

Si se decide la observación, se requerirá reevaluación clínica periódica y en su caso, monitoreo con angiotomografía.

Teniendo en cuenta el riesgo aparentemente bajo de la hemorragia por aneurismas incidentales pequeños en pacientes
sin antecedentes de HSA, se prefiere la observación. Sin embargo, merece una especial consideración el tratamiento
debe realizarse en pacientes jóvenes.

En aneurismas asintomáticos 10 mm de diámetro, considerar el tratamiento teniendo en cuenta la edad del paciente, los
riesgos médicos existentes, enfermedades neurológicas, y relativos al tratamiento.

Los estudios disponibles subrayan la necesidad de examinar cada caso individualmente, teniendo en cuenta factores tales
como enfermedades asociadas, edad del paciente, tamaño del aneurisma, ubicación, riesgos y beneficios potenciales del
tratamiento.

La suma de estos datos apoya el manejo expectante de los aneurismas saculares muy pequeños, sobre todo cuando ese
tipo de aneurismas se encuentran en la circulación anterior o cuando se detectan en pacientes mayores.

Los aneurismas familiares tienden a romperse con un tamaño más pequeño y una menor edad en comparación con los
aneurismas esporádicos. Los hermanos a menudo experimentan la ruptura de la misma década de la vida.

Se han reportado que la calidad de vida y el desempeño funcional de muchos pacientes, que se someten a revisión
seguida por la angiografía y la cirugía, se ve disminuida por lo menos durante un año.

1. Detección, diagnóstico, tratamiento y pronóstico del aneurisma cerebral sin ruptura. Referencia Rápida: Guía de
Práctica Clínica. MÉXICO: SECRETARÍA DE SALUD. 2010. http://www.cenetec-difusion.com/CMGPC/IMSS-432-11/RR.pdf

PARA MÁS INFORMACIÓN VISITA:


2. Detección, diagnóstico, tratamiento y pronóstico del aneurisma cerebral sin ruptura. Evidencias y recomendaciones:
Guía de Práctica Clínica. MÉXICO: SECRETARÍA DE SALUD. 2010. http://www.cenetec-difusion.com/CMGPC/IMSS-432-11/ER.pdf

GLOSARIO (SIGLAS Y ABREVIATURAS)

AC ó AI: Aneurisma cerebral (sinónimo aneurisma intracraneal).


ACSR: Aneurisma cerebral sin ruptura.

Clipaje: Acción de colocar un clip en el cuello del aneurisma.

Coil: Material no degradable o biodegradable en forma espiral.

HSA ó HS: Hemorragia subaracnoidea.

ISUIA: Estudio internacional de los aneurismas intracerebrales sin ruptura.

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