Artículo - El Mito de La Neutralidad Religiosa JL PDF
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neutralidad religiosa”
Por Josué López Delgadillo
Enero 2020
¡La religión no tiene nada que ver con política! -me dijo una persona mientras yo le
argumentaba en contra del aborto desde una cosmovisión cristiana-, alguien también dijo:
¡La religión no debería regular la moralidad, no debería decir lo que es bueno y lo que es
malo!
Estas expresiones muestran una falsa dicotomía presumiendo que las personas que se
mueven en el campo de la política pueden ser religiosamente neutrales; pretenden decir que
la religión es un campo relegado a lo privado de cada persona y que no debe interferir en
cuanto a la vida pública o nacional. Pero ¿pueden acaso ser neutro los políticos en cuanto a
la religión?
Hay personas que afirman que su pensamiento no refleja ninguna filosofía en particular, que
es solo “la manera en que piensa la gente razonable”. De esta manera presentan su postura
como imparcial y racional, adecuada para el espacio público de la política o la economía,
mientras que denuncian los puntos de vistas religiosos como parciales o cargados de
prejuicios. El error radica en lo que estas personas entienden por religión y en creer que hay
tal cosa como teorías imparciales o neutrales indiferentes a cualquier presuposición religiosa
y filosófica. En el ámbito sagrado, cada persona tiene su propia concepción religiosa:
cristiana, judía, musulmana, budista y así sucesivamente. Pero en el ámbito secular se cree
que podemos ser neutrales, que los valores religiosos o filosóficos no deben interferir.
De tal manera que cuando un grupo de políticos están formulando leyes que rijan la
conducta de los ciudadanos, ellos esencialmente están expresando su religión en cuanto a
un asunto ético. Por ejemplo, si se emite una ley que legaliza el aborto, detrás de esta ley se
encuentran las presuposiciones de estas personas en cuanto al asesinato de bebés. Su
religión o conjunto de creencias es su estándar para aprobar el asesinato como algo correcto.
El hombre siempre tiene un estándar sobre el cuál basar sus actos.
Sabemos que el aborto está mal porque Dios ha revelado en Su Ley: No matar (Éxodo 20:13),
pero el humanismo rechaza la religión verdadera e implanta su propia religión, redefine esta
concepción de la vida y dice que es un derecho de cada mujer decidir.
El socialismo muchas veces adopta una etiqueta cristiana para sus mensajes populistas y así
ganar adeptos, pero esto es un error histórico, puesto que las bases de la cosmovisión
socialista o comunista se desprenden de la filosofía de un individuo en particular que no era
cristiano: Karl Marx.
Karl Marx, en su cosmovisión creía que la materia era preexistente (origen del cosmos), no
creía en un Dios creador, si no que la materia era su dios, la economía y los bienes que hiciera
una mejor sociedad, que la causa del mal en la sociedad era la propiedad privada, el
capitalismo opresor y que el remedio para esto era la revolución (redención y estándar moral
o de conducta).
Karl Marx, aunque no era cristiano era religioso y toda su enseñanza en su manifiesto
comunista corresponde con su religión.
Marx escribió esto sin ninguna base científica ni mucho menos, en su libro no cita ningún
tratado de psicología para demostrar como una revolución en los modos de producción
alterarían la psiquis humana y suprimir el deseo de afluencia. Él lo creyó por fe. Del
mismo modo creyó por fe que la revolución en los modos de producción provocaría
abundancia de bienes y servicios disponibles para todos, si estos eran administrados por el
estado. También lo creyó por fe.
También los grupos políticos de derecha lo hacen, adoptan una etiqueta cristiana para ganar
adeptos y expresan su religión humanista formulando leyes opuestas a las de la ley bíblica.
A este punto, puesto que el hombre es inherentemente un ser religioso, la pregunta medular
es:
Si una nación no es edificada sobre el fundamento del Dios Verdadero, la religión verdadera,
lo será sobre el fundamento de sus ídolos y religión falsa; puesto que no hay neutralidad
religiosa.