Ensayo Analitico

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 11

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales “Rómulo Gallegos”
Área de Ciencias Políticas y Jurídicas
Programa de Municipalizado de Formación en Derecho
Unidad Curricular: Redacción de Documentos
Núcleo Valle de la Pascua – Estado Guárico

Ensayo Analítico
Redacción de Documentos

Profesor: Integrantes:

Abog. Brandon Carmona Mariesty Pantoja


María Edelmira Martínez

Mary Hernández
Nazareth Ledezma
Marzo 2023

Se entiende por "documento jurídico" en estas notas todo escrito (desde un texto
normativo o una sentencia hasta una simple carta) redactado para producir efectos
jurídicos por sí mismo, o para servir de algún modo a la tramitación de un
procedimiento jurídico.

Estas consideraciones generales se refieren a cualquier documento jurídico, sea


su autor un particular, un letrado, una autoridad pública o sus colaboradores en la
función de gobierno.

Más adelante se tratará específicamente de algunos documentos de uso más


frecuente en derecho canónico.

El llamado lenguaje jurídico escrito no se identifica con el lenguaje científico-


jurídico no se reduce a los vocablos técnicos o a la terminología legal ,ni debe
confundirse con la jerga jurídica o con ciertas formas de arcaísmo en la expresión.
El lenguaje jurídico es, o debería ser, en todo aquello que no requiera una precisa
formulación técnica, el lenguaje común actual puesto al servicio del derecho. Su
finalidad es manifestar claramente un contenido, no oscurecerlo. Su ideal de
calidad será lograr el modo de expresión más sencillo, eficaz y adecuado a cada
tipo de documento.

Esto significa que el dominio del lenguaje jurídico consiste en saber expresarse
por escrito en la propia lengua con la corrección exigible a toda persona culta y,
además, de modo apropiado a la finalidad del documento.

Los documentos jurídicos afectan siempre más o menos directamente a


cuestiones relacionadas con la justicia. Mediante ellos se crean, modifican o
extinguen situaciones jurídicas: se ordenan conductas, se resuelven conflictos, se
adoptan resoluciones vinculantes, se conceden o se deniegan peticiones, se
informa sobre cuestiones con relevancia jurídica, se declaran hechos y derechos,
se formalizan acuerdos, se imponen o se cancelan deberes y obligaciones, etc.

En este ámbito se requiere una comunicación clara y eficaz, que permita conocer
con certeza las situaciones de los diversos sujetos y las incidencias que les
afectan. Una elemental manifestación de justicia es que los documentos jurídicos
producidos en el ejercicio de la autoridad o de cualquier función pública resulten
fácilmente inteligibles para los interesados y que expongan inequívocamente
cuanto deben decir.

Desde este punto de vista suelen enumerarse ciertas características, deseables


en toda forma de expresión escrita, que quedan especialmente reforzadas por la
peculiar función comunicativa del lenguaje jurídico.
La redacción es una forma de edición en la que se combinan (redactan) múltiples
fuentes de textos y se modifican ligeramente para crear un solo documento. A
menudo, este es un método para recopilar una serie de escritos sobre un tema
similar y crear un trabajo definitivo y coherente.

Se entiende por "documento jurídico" en estas notas todo escrito (desde un


texto nor- mativo o una sentencia hasta una simple carta) redactado para producir
efectos jurídicos por sí mismo, o para servir de algún modo a la tramitación de un
procedimiento jurídico. Se llama redacción jurídica al conjunto de escritos que
presentan los abogados utilizando terminología adecuada.

La primera sección anticipa lo que vendrá. Le sirve al lector como una especie de
plan o agenda, facilitándole la comprensión de lo que sigue.

En esta primera sección -que puede ser llamada “Planteo del caso”,
“Antecedentes” o cualquier título semejante que indique la naturaleza introductoria
del capítulo-, se presenta y expone sucintamente el meollo del conflicto. Por lo
general incluye dos o más de estas cinco partes:

 la caracterización jurídica del caso (en qué consiste el conflicto)


 una caracterización axiológica del caso (cuáles son los valores
involucrados)
 un guion (el hilo conductor del enfrentamiento)
 un sumario de los hechos
 los argumentos, sea en forma itemizada o resumida

No es indispensable que en la introducción estén presentes los cinco puntos, pero


comúnmente son necesarios al menos estos dos: hechos y argumentos. La
caracterización jurídica podrá surgir del propio petitorio, y la caracterización
axiológica debe ser usada con mesura, cuando realmente se requiere, porque no
todos los casos involucran necesariamente la supervivencia de la especie
humana. Aquí la nota crucial es la brevedad: unas pocas oraciones para exponer
cada punto, y a lo sumo una enunciación, resumida o listada, de las razones.

En la segunda sección se desarrolla en detalle lo que se anticipó en la primera, y


sobre todo los hechos y los argumentos. Lo que antes se anunció, ahora debe ser
completado. Obviamente, en este marco de una mayor amplitud expositiva debe
haber una estricta correspondencia entre lo que se manifestó antes y lo que se
explicita ahora. Por lo general, en la exposición de los hechos conviene seguir un
orden cronológico, que es el más fácil de aprehender por el lector.
Excepcionalmente puede ser preferida una secuencia diferente, como ocurre
cuando hay un acontecimiento que por su importancia en la generación del
conflicto exige que se empiece por él aun cuando no haya sido el primero. Cada
caso “dicta” su propio orden, pero, repito, en la mayoría de los casos el
cronológico es el mejor.

La tercera sección presenta, como corolario de cuanto precede, la síntesis de lo


expuesto y la conclusión que de todo ello se extrae. Lo que se anunció en la
primera sección y se desarrolló en la segunda, ahora se despliega como su
culminación lógica.

Para evitar que esta práctica de decir tres veces lo mismo fastidie al lector, es
indispensable redactar de modo que éste pueda apreciar sin dificultad que cada
sección tiene un sentido y cumple una misión diferente. Ello se consigue dotando
a cada una de ellas de una extensión y profundidad distinta: más cortas y
sintéticas la primera y la tercera, más extensa y detallada la segunda.
Naturalmente, hay que evitar el impulso de “copiar y pegar” la primera sección
para volcarla sin más en la tercera: hay que diferenciar lo que era predicción de lo
que ha devenido en consecuencia.

Aplicación a escritos no judiciales. Si bien este esquema tripartito -introducción,


desarrollo, conclusión- que he descripto hasta aquí está concebido básicamente
para escritos judiciales o administrativos donde se desarrolla una argumentación,
también puede ser empleado en otro tipo de textos, como dictámenes, informes,
cartas, circulares e incluso artículos, donde también se presentan argumentos.

Pero hay que tener en cuenta que cada género (por así llamarlo) impone sus
propios requisitos. Así, en un dictamen normalmente habrá que exponer la
conclusión ya de entrada. En un artículo probablemente no será necesario listar
los argumentos en la introducción, y será suficiente presentar ahí la tesis central
que se propone. Y en otros textos jurídicos este esquema tripartito directamente
no será aplicable: así sucede con escritos muy cortos, donde la argumentación se
reduce a uno o dos párrafos, y con los puramente formales. Del mismo modo, el
esquema en cuestión tampoco sirve para tratados o leyes comentadas, ni para
normas (leyes, reglamentos, estatutos, contratos), sin perjuicio del hecho que
todos ellos también tienen una estructura lógica (pero distinta).

Conclusión. En el litigio ideal los hechos nos favorecen, el derecho también, la


prueba está completa y es contundente, y nuestra prosa, tersa y cristalina, fluye
hipnótica desde nuestra pluma (o PC) al cerebro del juez, como preludio de una
sentencia favorable, firme y ejecutable.

Pero en el mundo real los asuntos son complicados; la contraparte existe, y si no


tiene razón entonces tiene razones y se defiende denodadamente; y los casos
frecuentemente se van enmarañando aún más sobre la marcha con resoluciones y
sentencias adversas o cuanto menos no plenamente satisfactorias.
Y en ese contexto, que dista de ser perfecto, debemos presentar y defender
nuestro caso. Ahí es donde resulta necesaria una estructura adecuada que facilite
al juez la comprensión del conflicto y nuestro planteo. Para ello primero debemos
anticiparle de qué se trata el asunto, cuál es nuestra pretensión y cuáles son
nuestros fundamentos. Luego tenemos que desarrollar la exposición de los
hechos y los argumentos, y si el litigio lo permite también debemos señalar cuáles
son los valores involucrados, sin caer en la exageración. Finalmente, hay que
sintetizar el caso, señalando cómo cada hecho fue acreditado y cada argumento
fue fundado, para conducir a la conclusión que propiciamos.

Por supuesto, no existe una fórmula infalible para el éxito, pero un escrito lógico y
ordenado siempre ofrecerá mejores posibilidades de defender adecuadamente los
derechos de nuestros clientes.

La esencia de la actividad de un abogado es la persuasión.

Por supuesto, persuadir no es lo único que hace un abogado, ni es el abogado el


único que persuade. Más aún, hay actividades específicas de los abogados que
no incluyen el componente persuasivo.

Así ocurre, por ejemplo, cuando se elabora un dictamen jurídico, que


generalmente no apunta a convencer a nadie de nada sino a describir una
situación fáctica, examinar su encuadre legal y anticipar un posible desenlace
jurídico. Del mismo modo, el abogado que redacta normas -cuando prepara un
contrato, un reglamento o inclusive un decreto o una ley- no busca persuadir sino
regular, con mayor o menor amplitud, la conducta de sus destinatarios o
establecer las consecuencias jurídicas de esas conductas. Y aunque por ahora la
actividad de entretener parece ajena a la incumbencia de los abogados, el
ejercicio de la profesión indudablemente ha servido a los colegas que han
incursionado en el ámbito del legal thriller, como Alfredo Abarca entre nosotros y
John Grisham y Scott Turow, entre muchísimos otros, en los Estados Unidos. En
cambio, cabe preguntarse si la intimación, otra actividad muy propia de los
abogados, puede ser considerada estrictamente una faceta de la persuasión.

Entonces, a más de convencer o persuadir, en el ejercicio de sus actividades


propias el abogado puede analizar, informar, “normar”, eventualmente intimar, y tal
vez también entretener.

Pero insisto que la persuasión es lo que singulariza la actividad de un abogado,


mucho más que cualquiera de las otras tareas que pueda realizar en el
desempeño de su profesión. Y en esa labor de persuadir, como trataré de explicar
aquí, considero que la estructura de los escritos de los abogados tiene una
importancia y juega un rol que por lo general han pasado inadvertidos.
Nuestra tarea como abogados se desarrolla en condiciones bastante
desfavorables. Por un lado, casi siempre los casos son complicados, con una
infinita sucesión de matices de gris, ya que los asuntos sencillos normalmente no
llegan a juicio. Por el otro lado, debido a las características adversariales del
proceso contencioso lo que una parte postula es inevitablemente torpedeado con
toda suerte de alegaciones por la otra. Tampoco podemos asegurarnos la
atención “indivisa”, por así decirlo, del juez, cuyo tiempo está sometido a la tensión
de muchos otros casos tan interesantes, importantes y urgentes, si no más, como
el nuestro. Y, si conseguimos captar la atención del juez, jamás debemos olvidar
que éste es un público particularmente exigente: es un abogado como nosotros,
que del caso probablemente sabrá menos pero que de derecho frecuentemente
sabrá más, y que, experimentado y conocedor, escudriñará con escepticismo cada
uno de nuestros argumentos y peticiones. En ese entorno, la estructura de una
demanda, de un alegato, de una expresión o contestación de agravios, y, en
general, de cualquier escrito que plantea una petición y postula un razonamiento
jurídico para respaldarla es tan importante como los hechos, el derecho y las
razones mismas que despliega el abogado.

En el Derecho se distinguen tres partes claramente diferenciadas con arreglo a la


finalidad o propósito de cada una, a saber: la ley, la jurisprudencia y la doctrina.
Cada una de ellas se expresa y cumple sus objetivos mediante un lenguaje que le
es propio. Y es en este punto donde se revela la importancia de la lógica para
distinguir las distintas funciones del lenguaje, puesto que la lógica se estudia para
perfeccionar nuestra capacidad de pensar y evitar las falacias. Mucho se ha
discutido en torno a las múltiples funciones que cumple el lenguaje. Su variedad
de usos o funciones ha sido clasifi cada de diversas maneras por los autores. Sin
embargo, en el ámbito de la lógica prevalece un general acuerdo de reducirlas
todas ellas a tres funciones básicas e irreductibles, a saber: la función informativa,
la función directiva y la función expresiva.

Principales errores en la redacción de leyes. En el lenguaje jurídico actual es


posible establecer una clasificación de los textos en función de las anomalias que
contienen. Desde nuestro punto de vista, hay cuatro tipos de redacciones
frecuentes que deben ser evitadas:

a) La redacción descuidada, que puede definirse como la que atenta contra las
normas ortográficas y gramaticales (la que presenta errores en la acentuación, en
la puntuación, en las concordancias verbales o en el significado de las palabras).

b) La redacción complicada, la que abusa de oraciones subordinadas, en las que


unas frases dependen de otras, y estas, a su vez, de otras anteriores; enmarañan
el contenido de tal forma que el lector se pierde. Sin duda, estas redacciones
constituyen el principal defecto del lenguaje juridico en el nivel textual.

c) La redacción confusa, la que contiene demasiada terminologia especializada y


no está destinada a un lector especialista, o la que está inflada con siglas o con
ejemplos que no ayudan a clarificar las cosas.

d) La redacción pretenciosa, la que ofrece más información de la que demanda el


lector para entender cabalmente el contenido.

Las redacciones complicadas y las pretenciosas, aunque se pueden encontrar en


otros tecnolectos, tienen especial presencia en el lenguaje juridico: las
descuidadas y las confusas se dan en cualquier tipo de lenguaje. Por regla
general, esas clases de redacciones no aparecen en estado puro: una redacción
complicada puede conllevar errores gramaticales que la conviertan en descuidada.

En un estudio de los defectos del lenguaje jurídico actual habría que comenzar
advirtiendo que ortografía y gramática no son problemas inherentes a este tipo de
lenguaje, aunque sí es cierto que el principal problema del lenguaje jurídico
ocasiona con frecuencia graves desajustes gramaticales. Ortografía y gramática
no son, pues, problemas del lenguaje jurídico, sino del lenguaje en general. El
principal defecto del lenguaje jurídico tiene su origen, paradójicamente, en un
exceso de celo. Los juristas se preocupan tanto de la precisión que debe imperar
en sus escritos que llevan esta precisión hasta sus últimas consecuencias, sin
darse cuenta de que con fórmulas menos complicadas se consigue la misma
exactitud.

De manera general, podemos decir que la narrativa forense es la


disciplina que vincula los aspectos formales, descriptivos y aplicados de la
lingüística con los ámbitos jurídicos y judiciales. En otras palabras, resulta una
especie de interfaz entre lenguaje y Derecho. Forense deriva de “foro”, que en la
antigua Roma designaba a la plaza en la que se trataban los asuntos
públicos y donde se celebraban los juicios. Por extensión, hoy esa palabra se
usa para designar el lugar donde actúan los tribunales y todo lo relacionado con el
quehacer judicial.

a) La Adecuación. Tiene que ver con la modalidad dialecto/estándar y el


registro lingüístico formal/coloquial/especializado/ en los que se elabora el
mensaje. b) La Cohesión. Se encarga de resolver los problemas relacionados con
la conexión de las frases, oraciones y párrafos en el texto. c) La Coherencia.
Apunta a la semanticidad de la información, esto es, a vigilar el contenido
conceptual del texto. d) La Gramática. Se encarga de la estructuración de los
sintagmas menores: las proposiciones y las oraciones del texto. e) La
Presentación. Se relaciona con la ejecución del texto, es decir, su formato, su
diseño y la tipografía. Esta propiedad facilita la comprensión del texto. f) La
Estilística. Se encarga de la selección y plasmación en cuanto a estructura,
recursos y significación, es decir, de procedimientos retóricos o literarios en el
texto.

Para redactar correctamente hay que tener claro que cualquier texto debería pasar
por las siguientes 4 fases: Planificación, redacción, revisión y edición de
formato.

Esta primera etapa consiste en analizar cuidadosamente el tema y en aclarar las


ideas que se desea comunicar. Solo se puede escribir acerca de lo que se sabe,
pero hay que tener muy claro el contenido del mensaje que se piensa transmitir.
No vasta tener una idea vaga de lo que se quiere decir; se debe aclarar al detalle
el contenido de lo que pensamos escribir. Es necesario contar con suficiente
información; tener a la mano cifras, datos, fechas, citas y poner en claro mediante
una guía o un esquema el orden en que deberán aparecer en el escrito.
Igualmente nadie podría redactar un texto serio sin haber planificado su contenido
y haber preparado una guía o esquema, es decir una lista ordenada de los puntos
que debe tratar.

La segunda etapa consiste en expresar por escrito las ideas o conceptos


bosquejados en la guía ya preparada. La redacción es la codificación de las ideas:
el ponerlas en el código idioma escrito. En esta etapa no debe ser necesario
pensar en que decir sino en como decirlo. Si ya hemos bosquejado los temas o
conceptos en e orden mas convenientes, la etapa de redacción consiste
solamente en ampliar estas ideas y exponerlas en oraciones completas.

La tercera etapa establece Si hemos preparado un buen esquema basado en el


análisis y contábamos con suficiente información sobre el tema, y si hemos
redactado muy rápidamente siguiendo el esquema, lo que tendremos ahora será
un borrador que hay que revisar y corregir.

En caso de que dispongamos de tiempo, debemos esperar que transcurran varias


horas o días antes de emprender la revisión del escrito. Si se trata de una carta o
de un memorando breve, esto seguramente no será posible, pero en el caso de un
informe, de una monografía o de un artículo para una revista, es conveniente dejar
“dormir” el borrador para olvidarnos de lo que hemos escrito. Luego lo revisaremos
y criticaremos como si se tratara de obra ajena. El acabado de una obra es tan
importante como su planificación y construcción.

Conectores aditivos y de precisión o particularización. Se usan para añadir


ideas o elementos, y también pueden utilizarse para precisar información. Por
ejemplo: además, asimismo, de hecho, encima, aparte, por añadidura, es más, en
realidad, por un lado/por otro lado, sobre todo.

Conectores adversativos y contraargumentativos. Se usan para expresar


oposición o contraste entre dos enunciados. Por ejemplo: ahora bien, al contrario,
por el contrario, no obstante, sin embargo, con todo, en cambio, empero, a pesar
de, eso sí, antes bien.

Conectores concesivos. Se usan para introducir un obstáculo o dificultad para la


concreción de algo, pero que no impide que suceda. Por ejemplo: aun así, así y
todo, de cualquier forma/manera, con todo, de todas formas/maneras, en cualquier
caso, de todos modos.

Conectores consecutivos, ilativos y causales. Se usan para establecer una


relación de causa o consecuencia entre dos enunciados. Por ejemplo: por (lo)
tanto, por consiguiente, así pues, en consecuencia, de este/ese modo, entonces,
por eso, por ello, por ende, consecuentemente, por esta razón, a causa de, debido
a, con motivo de.

Conectores explicativos. Se usan para aclarar o detallar algo que se acaba de


decir. Por ejemplo: es decir, o sea, esto es, a saber.

Conectores reformuladores. Se usan para explicar, resumir, modificar o aclarar


algo ya dicho. Por ejemplo: dicho de otra manera/forma, en otros términos, en
otras palabras, más llanamente, dicho de otro modo.

Conectores ejemplificativos. Se usan para introducir ejemplos que ilustran algo


ya dicho. Por ejemplo: así, por ejemplo, verbigracia, así tenemos.

Conectores rectificativos. Se usan para corregir o modificar información previa.


Por ejemplo: mejor dicho, más bien, por mejor decir.

Conectores recapitulativos. Se usan para concluir o cerrar una idea o un texto.


Por ejemplo: en resumen, en conclusión, a fin de cuentas, al fin y al cabo, en
definitiva, en suma, en síntesis, en fin, en resumidas cuentas.

Conectores de ordenación. Se usan para organizar la información de manera


secuencial y presentar los hechos y las ideas de forma ordenada. Los hay de inicio
o anterioridad, simultaneidad o continuidad, y cierre o posterioridad. Por ejemplo:
en primer lugar/término, antes que nada, primeramente, en principio, para
comenzar, a continuación, en segundo lugar/término, seguidamente, por último,
finalmente, para terminar, en último lugar.
Conectores de apoyo argumentativo. Se usan para estructurar las ideas con
fines argumentativos. Por ejemplo: así las cosas, en vista de ello, dicho esto, pues
bien.

Conectores de digresión. Se usan para introducir comentarios marginales


respecto del hilo de la argumentación. Por ejemplo: por cierto, dicho sea de paso,
a todo esto, a propósito de, entre paréntesis.
BIBLIOGRAFIA

1) https://www.ejemplos.co/40-ejemplos-de-conectores-logicos/
#ixzz7ux7eJAtg

2) https://www.studocu.com/ec/document/universidad-estatal-de-milagro/
expresion-oral-y-escrita/tema-4-narrativa-forense/21743281

3) https://www.ejemplos.co/40-ejemplos-de-conectores-logicos/

4) https://cnbguatemala.org/wiki/Serie_Aprendo_y_ense%C3%B1o/
Comunicaci%C3%B3n_y_Lenguaje/Redacci%C3%B3n/
Tema_2._Fases_de_la_redacci%C3%B3n:_planificaci%C3%B3n

5) https://www.scribd.com/document/462610266/ANOMALI-AS-DEL-
LENGUAJE-JURI-DICO-MEJORE-LOS-TEXTOS

6) https://www.um.es/tonosdigital/znum9/corpora/juridicos.htm

7) https://sga.unemi.edu.ec/media/recursotema/
Documento_2019618112316.pdf

También podría gustarte