Bosquejo Onesiforo
Bosquejo Onesiforo
Bosquejo Onesiforo
Apenas conocemos nada sobre Onesíforo, sólo lo que nos dice este pasaje. Sin embargo,
nos quedamos con las ganas de conocer más sobre este hombre que removió cielo y tierra para
llegar a ver a Pablo en prisión y llevarle una palabra de aliento.
Cuando Pablo escribe la segunda carta a Timoteo está encarcelado en una prisión de Roma.
La misma carta cuenta cómo sus amigos y compañeros le habían abandonado cuando cayó
preso por causa del Evangelio. El versículo 15 habla específicamente de Figelo y Hermógenes,
pero Pablo hace mención de “todos los que está en Asia”, por lo que sabemos que fueron más de
esos dos quienes abandonaron al apóstol a su suerte y se regresaron a Asia tras el
encarcelamiento de Pablo.
No fue el caso de Onesíforo; en el versículo 18 Pablo dice que éste (y según el v. 17
también su familia) fue de gran ayuda en Éfeso, lugar del que era originario o al menos, en el que
vivía. No sabemos exactamente por qué fue a Roma,, quizás era un comerciante y cuando llegó a
la capital del Imperio a vender sus productos fue a ver a Pablo. Muy personalmente tiendo a
creer que Onesíforo fue a Roma exclusivamente a saber de Pablo, a averiguar cuál había sido su
destino y a darle, una vez más, su apoyo, ayuda y aliento.
Sea como fuere, al estar en Roma tuvo que “buscar solícitamente” a Pablo de calabozo en
calabozo hasta que lo halló. Y no le hizo una visita y se fue, sino que confortó a Pablo “muchas
veces”. Al decir que no se avergonzó de sus cadenas podemos leer entre líneas y decir que
Onesíforo se enfrentó probablemente a burla, escarnio e incluso peligros por querer estar cerca
de Pablo. Eso es un amigo ¿verdad?
Nosotros, generalmente, nos tomamos muy a la ligera eso de animar a otros. Hacemos un
par de visitas, un par de llamadas, oramos unos días por una u otra persona...
Y sin embargo Dios pone a nuestro alcance un lindo ministerio que pocas veces se tiene en
cuenta, el ministerio de animar a otros, de apoyar al hermano, de dar aliento en el momento
preciso, de orar constantemente por otra persona y de tener, en definitiva, una preocupación
genuina, verdadera, por lo que le pasa al otro. Ocupar tiempo en animar a otras personas es
poner en práctica el mandamiento divino de amarnos los unos a los otros. Cuando dedico mi
tiempo a buscar cuál es la necesidad de la persona que tengo al lado e intento suplirla, me acerco
en gran medida al corazón de Dios y a lo que Él desea para sus hijos.
Proverbios 12:25 “La congoja en el corazón del hombre lo abate; mas la buena palabra lo alegra”
Pocas cosas hay mejor que una palabra a tiempo. Todos los días tenemos la oportunidad de
hablar con un hermano, de animarlo, de alentarlo con nuestras palabras, de compartir un
versículo; podemos contarle una bendición o una prueba, las personas pasamos por las mismas
cosas. Podemos hacer una llamada telefónica, mandar un mensaje, escribir una nota, acercarnos a
alguien nuevo en la iglesia.
La Biblia dice que la buena palabra alegra el corazón del hombre, ¿y qué mejor palabra que
la Palabra de Dios? Compartámosla con otros.
Que de nuestra boca salga bendición, no maldición. Si vemos la falla en el hermano
hablemos con amor, sin reproche. Aprovechemos esa situación para animarlo y ayudarlo.
Priscila - Hechos 18:24-26
Eso era lo que hacía Priscila junto a su marido Aquila. Hechos 18 nos cuenta cómo los dos
tomaron en privado a Apolos para “exponerle más exactamente el camino de Dios” es decir, para
corregir ciertas cosas que Apolos decía. Y tal y como lo dice la Escritura no creo que usaran el
reproche o que ridiculizaran a Apolos porque sabía menos que ellos. No, seguro que lo hicieron
con amor.
Ella animaba a otros con sus palabras, palabras sabias, adecuadas, atinadas y llenas de
amor. Después de las conversaciones en privado con Apolos la Escritura nos muestra cómo el
Señor le utilizó grandemente y por medio de él muchos se convirtieron y conocieron el
Evangelio de la Salvación. Eso fue posible gracias a unas palabras dichas en el momento
adecuado y de la forma adecuada.
Con mi presencia -
Hechos 15:36 “Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los
hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor para ver cómo
están”
Pablo sabía lo importante que era su presencia al lado de esos nuevos creyentes. Cuando
las palabras se nos agotan o cuando hay situaciones en las que no sabemos qué decir nuestra
presencia puede animar al hermano. A veces un abrazo, una sonrisa, tomar a alguien de la mano
ayudan más que un discurso.
Hay personas que no pueden ir a la iglesia porque están enfermas, porque son ancianas,
porque viven en un entorno inconverso... Hagamos que la iglesia llegue a esas personas.
Vayamos a verlas, compartamos el sermón del domingo, el estudio que dio tal o cual hermano.
Debemos sacar tiempo para visitar a nuestros hermanos. Que nuestra presencia sea
constante en el hogar de nuestros hermanos. Y que podamos abrir nuestro hogar, por humilde
que sea, a la visita de otros.
Romanos 15:30 “Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del
Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios”
Pablo ruega a sus hermanos que lo ayuden orando por él. A veces es lo único que podemos
hacer por otros ¡Pero qué importante es que oremos unos por otros!
Ayudemos a nuestros hermanos rogando a nuestro Señor por ellos, intercediendo por ellos,
por sus necesidades. Oremos para que Dios nos permita suplir esas necesidades. Sabemos que no
es suficiente con decirle al hermano “voy a orar por ti”, debemos buscar la forma de suplir las
necesidades de otros y es responsabilidad nuestra orar para poder hacerlo.
Romanos 12:15 “Gozaos con los que se gozan, llorad con los que lloran”
Compartir
Introducción:
A. Peter Drucker, el famoso “gurú de liderazgo” dijo una vez que los cuatro trabajos
más difíciles en el mundo son: Ser Presidente de Estados Unidos, ser presidente
una universidad, ser director ejecutivo de un hospital y ser un pastor.
B. Escuche algunos resultado del siguiente estudio hecho en E.E.U.U sobre la labor
del pastor: El 85% de los pastores entrevistados dijo que su mayor problema es
que están cansados de tratar con personas problemáticas y / o infelices, El 40%
dijo que ha pensado dejar el pastorado en los últimos tres meses. El 70% no tienen
a alguien que ellos consideran un amigo cercano; 4,000 nuevas iglesias abren todo
el año y 7.000 iglesias cierran.
Conclusiones:
A. Una oración especial se hace por esta casa de parte de Pablo el dice: “Que el
Señor le muestre una bondad especial el día que Cristo vuelva”. (NTV). Yo hago la
misma oración por ti hoy.