Liturgia de La Palabra - XV Años

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Liturgia de la Palabra / XV años

PRIMERA LECTURA
Eclesiástico - 6, 5-17
La verdadera amistad.

Las palabras amables te harán ganar muchos amigos, un lenguaje cortés atrae respuestas
benevolentes. Ten muchos amigos, pero para aconsejarte escoge uno entre mil. Si has
encontrado un nuevo amigo, comienza por ponerlo a prueba, no le otorgues demasiado
pronto tu confianza. Hay amigos que sólo lo son cuando les conviene, pero que no lo serán
en las dificultades. Hay amigos que se transforman en enemigos y que dan a conocer a
todo el mundo su desavenencia contigo para avergonzarte. Hay amigos que lo son para
compartir tu mesa, pero que no lo serán cuando vayan mal tus negocios. Mientras estos
marchen bien, serán como tu sombra, e incluso mandarán a la gente de tu casa. Pero si
tienes reveses, se volverán contra ti y evitarán encontrar tu mirada. Mantente a distancia de
tus enemigos y cuídate de tus amigos. Un amigo fiel es un refugio seguro; el que lo halla
ha encontrado un tesoro. ¿Qué no daría uno por un amigo fiel? ¡No tiene precio! Un
amigo fiel es como un remedio que te salva; los que temen al Señor lo hallarán. El que teme
al Señor encontrará al amigo verdadero, pues, así como es él, así será su amigo. Palabra de
Dios

SALMO
Salmo 15, 1-2a y 5. 7-8. 9-10. 11

Respondemos: Enséñanos, Señor, el camino de la vida.

V. Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor.
El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; mi vida está en sus manos.
R. Enséñanos, Señor, el camino de la vida.

V. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo


siempre presente al Señor, y con él a mi lado, jamás tropezaré.
R. Enséñanos, Señor, el camino de la vida.

V. Por eso se me alegran el corazón y el alma, y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no


me abandonarás a la muerte, ni dejarás que sufra yo la corrupción.
R. Enséñanos, Señor, el camino de la vida.

V. Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua


junto a ti.
R. Enséñanos, Señor, el camino de la vida.
SEGUNDA LECTURA
De la carta de San Pablo a los Gálatas 4, 3-7
La verdadera amistad.

De igual modo también nosotros, pasamos por una etapa de niñez, y estuvimos sometidos a
las normas y principios que rigen el mundo. Pero, cuando llegó la plenitud de los tiempos,
Dios envió a su Hijo, que nació de mujer y fue sometido a la Ley, con el fin de rescatar a
los que estaban bajo la Ley, para que así recibiéramos nuestros derechos como hijos.
Ustedes ahora son hijos, por lo cual Dios ha mandado a nuestros corazones el Espíritu de
su propio Hijo que clama al Padre: ¡Abbá! o sea: ¡Papá! De modo que ya no eres esclavo,
sino hijo, y siendo hijo, Dios te da la herencia. Palabra de Dios.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

Honor y gloria
La diestra del Señor ha hecho prodigios La diestra del Señor me ha salvado.

EVANGELIO
Evangelio según san Juan 15, 9-17
Y su alegría será completa.

Como el Padre me amó así yo los he amado: permanezcan en mi amor. Si cumplen mis
mandamientos, permanecerán en mi amor; lo mismo que yo he cumplido los mandamientos
de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que participen de mi alegría
y sean plenamente felices. Éste es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los
he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos. Ustedes son
mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo sirvientes, porque el sirviente no
sabe lo que hace su señor. A ustedes los he llamado amigos porque les he dado a conocer
todo lo que escuché a mi Padre. No me eligieron ustedes a mí; yo los elegí a ustedes y los
destiné para que vayan y den fruto, un fruto que permanezca; así, lo que pidan al Padre en
mi nombre él se lo concederá. Esto es lo que les mando, que se amen unos a otros. Palabra
del Señor.

ACCIÓN DE GRACIAS

Quinceañera:
Señor, Dios mío, te doy gracias por darme la vida
por crearme a tu imagen y semejanza
y por llamarme a ser tu hija en el bautismo.
Gracias por enviar a tu Hijo Jesucristo a salvarme
y a tu Espíritu Santo para santificarme.
Quiero responder: “sí”
a todo lo que tú deseas de mí en tu bondad y amor.

Con tu gracia me comprometo


a servir a mis hermanas y hermanos a lo largo de mi vida.
Me consagro a ti, María, Madre de Jesús y Madre nuestra,
Tú estás muy cerca de él y eres mi modelo de fe,
concédeme que continuamente aprenda de ti
lo que necesito para ser una mujer cristiana.

Ayúdame a escuchar la Palabra de Dios como tú lo hiciste,


guardándola en mi corazón y amando a los demás para que,
al caminar con Jesús en esta vida,
merezca alabarle junto a ti para siempre en el cielo.
Amén.

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