Bad Religion Y Ruland Jim - Haz Lo Que Quieras PDF
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LO
QUE
QUIERAS
LA HISTORIA DE BAD RELIGION
BAD RELIGION
con JIM RULAND
PARA NUESTROS FANS
Introducción.
UNA DISONANCIA PELIGROSA
Listen this time it’s more than a rhyme It’s your indecision
Your indecision is your Bad Religion…
[Hay gente que dice que no soy bueno porque no creo en aquello que debería.
Al final los buenos irán al cielo, los malos perecerán en las profundidades del infierno.
¿Cómo podría el infierno ser peor, cuando la mera existencia es una maldición?
Que le den al Armagedón… ¡El infierno es esto!]
Cuando Jay tenía unos trece o catorce años, fue atropellado por
un coche. Estaba cruzando la calle con su bicicleta cuando un
adolescente que conducía una ranchera lo atropelló. Jay salió
disparado de la bici y cayó sobre el parabrisas del vehículo. Como
consecuencia del accidente, acabó con ambas piernas rotas. Un
amigo de la familia que era abogado denunció a la otra parte en su
nombre y Jay recibió una indemnización de la que podría disponer al
cumplir dieciocho años.
«No era tan tonto como para pensar que podía vivir sin dar un
palo al agua. La indemnización era de unos quince mil dólares y
tenía que darle la mitad al abogado». En cualquier caso, Jay sabía
que en su decimoctavo cumpleaños iba a recibir aquel dinero y eso
hacía que mirara hacia el futuro con optimismo, futuro que a
menudo chocaba con las expectativas de sus padres. Ahora lo veían
como una persona violenta. Eso resultaba frustrante para Jay,
porque él no era así ni se comportaba de esa forma en la
comunidad punk. «Nunca fui un vándalo —explicó—. Siempre tuve
una actitud muy positiva».
Por desgracia, las cosas estaban a punto de empeorar para Bad
Religion.
2 El Oki-Dog original hace tiempo que cerró, pero su célebre creación culinaria sobrevive
en dos restaurantes: uno situado en la zona norte de la avenida Fairfax y otro en West Pico
Boulevard. Caveat emptor .
6.
MÚSICA PARA BICHOS RAROS
[Como Tommy, eres libre y no me seguirás hasta que por el camino nos veamos una
vez más.]
E ntonces nadie se dio cuenta, pero fue una mala noticia la que
cambió el rumbo de la carrera de Bad Religion y alteró de manera
irrevocable el futuro del punk rock.
Bad Religion iba a comenzar 1988 con un bolo en Berkeley
(California), en el 924 Gilman Street, un club punk relativamente
nuevo que había abierto sus puertas el año anterior. Pero había un
problema: los Circle Jerks iban a salir de gira y Greg Hetson no
estaba disponible para tocar. Durante los últimos cuatro años y
medio, habían estado dando conciertos con distintos músicos en la
sección rítmica, pero esto suponía un nuevo reto. ¿Quién podría
reemplazar a Hetson a la guitarra?
Greg se puso en contacto con su viejo amigo Brett para ver si
estaría interesado en tocar en el concierto de Gilman Street. Brett
recordaba la conversación telefónica de la siguiente manera: G :
¿Qué tal, Brett? ¿Cómo te va?
B : Me va muy bien.
G : Genial. No te creerías lo mucho que ha prosperado el grupo. Somos más
grandes que nunca.
B : ¿En serio?
G : Sí, damos conciertos en el Fender’s Ballroom y vienen a vernos unas mil
personas.
B : ¿De verdad?
G : Deberías tocar con nosotros. Es muy divertido.
B : No, yo ya no toco.
G : Bueno, nos ha salido un bolo en Gilman Street. Hetson no está disponible,
así que, a menos que alguien lo sustituya, tendremos que anularlo.
B : No sé.
G : Venga. Hazme caso. Nos lo pasaremos bien.
Brett acabó cediendo y aceptó sustituir a Hetson. Volvió a coger la
guitarra y practicó con los discos sonando de fondo. Antes del
concierto, se unió a los demás para ensayar en Uncle Rehearsal
Studio, en la avenida Kester de Van Nuys. Los ensayos
transcurrieron sin problemas y volver a estar con sus antiguos
compañeros le hizo sentir como en los viejos tiempos. Fueron a San
Francisco y, para su sorpresa y alegría, Greg no había exagerado
acerca de la popularidad de Bad Religion.
«No sé cuál es el aforo del Gilman Street —dijo Brett—, pero
estaba lleno y los chavales se volvieron locos con nuestros viejos
temas, completamente locos. “Fuck Armageddon…”, “Bad religion”,
“We’re only gonna die”. Fue muy divertido».
Este reencuentro con su antigua banda acabaría siendo crucial,
ya que la experiencia lo llevó a plantearse la posibilidad de hacer
otro álbum con Bad Religion. Estaba limpio, contaba con su propio
estudio y había mejorado como ingeniero desde Back to the known .
«Tenía veinticinco años, había empezado a recomponer mi vida y
era dueño de un estudio de grabación», dijo. Además, su contrato
de fabricación y distribución con Sounds Good había expirado, lo
que le dejaba vía libre para fichar nuevos grupos para Epitaph. De
hecho, acababa de fichar a L7. Sin embargo, le daba miedo
proponerles a sus antiguos compañeros la grabación de un nuevo
disco.
«Sabía que podía lograr que sonáramos genial —dijo Brett—,
pero ellos no tenían ni idea de lo que había estado haciendo. Creo
que pensaban que era un colgado que estaba enganchado a las
drogas. Así es como Jay y Greg me veían».
La aprensión era recíproca. Dar un concierto con Brett era una
cosa, pero componer y grabar un nuevo álbum era otra muy distinta.
Greg recordaba que en la época en la que grabaron Back to the
known , Brett lo llamaba de vez en cuando y le decía que tenía unos
royalties para él, pero siempre eran pagos en efectivo, nunca le
enseñó un documento formal. «Creo que Brett se sentía muy
culpable —dijo Greg—. How could hell be any worse? funcionó
bastante bien, pero la cuenta del banco estaba a su nombre y no
nos dio lo que nos correspondía en concepto de derechos. No
éramos más que unos críos y Brett realmente no sabía lo que
hacía».
Pero ahora habían madurado. Mantuvieron una conversación
difícil pero sincera sobre el futuro del grupo. Brett quería que
supieran, sobre todo Greg y Jay, que había dejado el alcohol y las
drogas y que se tomaba Epitaph muy en serio. Reconoció los
errores que había cometido con How could hell be any worse? Si
componían otro disco juntos, les aseguró que haría las cosas bien.
Su palabra fue suficiente. Greg y Jay dejaron a un lado sus
reticencias y acordaron empezar a trabajar en un nuevo álbum,
aunque antes debían resolver una cuestión: con Brett de nuevo en
el grupo, ¿en qué posición quedaba Hetson?
«Cuando comenzamos a preparar Suffer —recordaba Greg—,
Brett dijo: “Deberíamos tener dos guitarras”. El ataque de dos
guitarras sonaba brutal y a Hetson la idea también le gustó. A partir
de Suffer grabó y giró con nosotros».
Poco después del concierto de Gilman Street, Brett fue a visitar a
Greg a su residencia de la UCLA. Greg vivía con Greta, que ahora
era su prometida. Brett y Greg se sentaron con un par de guitarras
acústicas y compusieron un tema. Tomaron los acordes del «Cowgirl
in the sand» de Neil Young como punto de partida y comenzaron a
jugar con ellos. En muy poco tiempo habían dado forma a una
canción. «Compusimos el tema entero —recordaba Brett—,
acordes, cambios, melodía y letra, en el acto. Nos gustó mucho el
modo en que surgió».
La canción era «Suffer».
Aunque la manera en la que la habían escrito difería mucho de su
forma habitual de trabajar, era la primera vez que creaban material
nuevo para Bad Religion desde Into the unknown . «Fue un bonito
reencuentro —dijo Brett a propósito de la sesión—. Ambos
necesitábamos un nuevo comienzo». Pero aquello fue algo más que
hacer borrón y cuenta nueva. «Suffer» les mostró el camino a
seguir, con el resto del disco y en el futuro.
La banda continuó ensayando en Uncle, en Van Nuys. Greg y
Brett acordaron que cada uno tendría una nueva canción lista cada
vez que quedaran. «Al primer ensayo —dijo Brett— llevé un tema
titulado “Give you nothing”. Fue mi primera aportación. Creo que
Greg llevó “Land of competition”. Llevamos uno cada uno. El grupo
no tardó nada en aprendérselos».
El proceso requería una mayor implicación por parte de Brett, ya
que tenía que enseñarle a Greg cómo cantar sus canciones, pero a
pesar de que hacía mucho que no trabajaban juntos en un ambiente
creativo, todo fue como la seda. «Eso cimentó la tradición de
compartir las labores de composición», dijo Brett.
Pero había algo distinto con respecto a la última vez que se
habían juntado para hacer un disco: Pete había progresado
considerablemente como batería. Desde que había vuelto de
Londres, había estado practicando y mejorando. Como
consecuencia de ello, tenía mucha más confianza que cuando había
sustituido a Jay Ziskrout.
Greg y Brett siguieron componiendo canciones y llevándolas a los
ensayos. «Yo me pasaba el día en Westbeach Recorders —dijo
Brett—. Estaba grabando con un grupo, y cada vez que hacíamos
un receso, cogía la guitarra que tenía en la sala y componía una
canción para Bad Religion sentado en el sofá, con un bolígrafo y un
cuaderno encima de la mesa».
Después de siete u ocho ensayos se dieron cuenta de que habían
escrito quince temas en aproximadamente un mes. Eso era
suficiente para un nuevo disco. «Fue increíble verlos componer una
canción tras otra con tanta rapidez», recordaba Jay. ¿Pero eran
buenas?
Greg así lo creía. «Yo había empezado el máster y quería
componer temas con cierto valor intelectual. Quería que tuvieran
algo de enjundia. Ese es el origen de un estilo que la mayoría de la
gente acabaría identificando con Bad Religion. Esa combinación de
música punk y letras de contenido intelectual y filosófico determinó
el rumbo de mi vida».
En otras palabras, Greg ya no quería componer canciones como
«Frogger». Aplicaba el mismo nivel de rigor científico a su labor
como letrista que a sus estudios. Su objetivo no era conseguir un
título para poder optar a un cómodo puesto de docente. Sus
estudios estaban impulsados por la sed de conocimiento y el deseo
de comprender la mecánica del mundo. Bad Religion le brindaba la
oportunidad de darle forma a ese conocimiento y transmitir de
manera elocuente lo que había aprendido.
Brett también se mostraba optimista sobre su colaboración, pero
no estaba muy seguro del material. «No creo que entonces me diera
cuenta de lo buenas que eran las canciones —dijo—, pero sí advertí
la facilidad con la que surgían, lo cual era divertido».
Esa era la palabra clave. Si no era divertido, no merecía la pena
hacerlo. Tras ocho años de altibajos, comprendieron que no
necesitaban reinventarse; lo que tenían que hacer era recuperar la
pasión que sentían cuando la banda empezó a tomar forma en el
Agujero Infernal. Seguían sin saber lo que estaban haciendo, pero
ahora contaban con más recursos.
A pesar de su creciente entusiasmo por los nuevos temas, sus
expectativas respecto al álbum eran modestas. Era su primer largo
desde Into the unknown y sabían que sus incondicionales, si es que
quedaba alguno, estarían emocionados. Más allá de eso, no sabían
qué esperar.
En abril de 1988, empezaron a grabar el nuevo disco en
Westbeach. Brett no dudó en utilizar su querida grabadora de cinta
MCI JH24 de veinticuatro pistas en dos pulgadas. Solo tardaron una
semana en terminarlo. Durante su prolongada ausencia de Bad
Religion, Brett se había dedicado a producir a un grupo tras otro sin
descanso y sabía cómo lograr que un disco sonara bien. También
sabía que nadie estaba haciendo una música como aquella.
«Cuando grabamos Suffer —dijo Jay—, la gente se había
olvidado de Bad Religion. Éramos un grupo muerto. Grabamos ese
álbum, así lo veo yo, como unos científicos locos en un laboratorio.
Los únicos que sabíamos lo que estábamos haciendo éramos
nosotros, y éramos conscientes de que se nos había ido un poco la
olla».
Pero la gente no solo se había olvidado de Bad Religion. El punk
rock estaba en su peor momento y llevaba en constante declive
desde principios de los ochenta. La popularidad de la MTV lo había
condenado, al tiempo que el público joven empezaba a escuchar
bandas con influencias punk. A mediados de los ochenta,
discográficas independientes como SST habían publicado trabajos
de Minutemen, Hüsker Dü y Sonic Youth, pero tenían problemas de
gestión (por decirlo suavemente). No había muchos grupos que
estuvieran haciendo discos de punk, y aquellos que se atrevían
sabían que no era un camino viable para alcanzar el éxito comercial.
Pero Suffer pronto le daría la vuelta a esa situación.
«Teníamos la sensación de que habíamos traspasado una
frontera —dijo Pete—. Un nuevo capítulo estaba a punto de
comenzar».
El álbum abre hablándole al oyente. El primer tema, «You are the
Government», empieza con las palabras siéntate y escucha , como
si un narrador se dispusiera a contar un cuento. El verso inicial del
último corte, «Pessimistic lines», reza: «Así que aquí estamos de
nuevo», enmarcando todo lo que hay entre la primera y la última
canción como si de una conversación entre la banda y aquellos que
se han mantenido fieles a ella se tratara.
Las canciones no diferían en exceso del material de su primera
época, pero eran más rápidas, más melódicas y, en la mayoría de
los casos, mucho más cortas. La incorporación de una segunda
guitarra aumentó la intensidad, pero gracias a la habilidad de Brett
en el estudio, el sonido general era mucho mejor. Ese sonido era un
muestrario de todas las virtudes de Bad Religion, desde la voz de
Greg hasta los ritmos ágiles, pasando por las armonías de los coros.
«Me di cuenta de que habíamos hecho algo especial —dijo Bre tt
— cuando volvía a casa en coche con Jay Bentley después de un
concierto en el club Iguana’s de Tijuana. Llevaba Suffer acabado y
masterizado en una cinta. Íbamos en un Buick Century de finales de
los ochenta, que tenía un magnífico radiocasete estéreo GM Delco.
Pusimos Suffer , escuchamos todo el álbum y después la cinta se
dio la vuelta y volvimos a escucharlo. Se dio la vuelta de nuevo y lo
escuchamos una vez más. Lo escuchamos tres o cuatro veces y nos
miramos como diciendo: “¡La madre que me parió! ¿Es tan bueno
como creo que es?”».
A Jay le ocurrió lo mismo. «Recuerdo que Brett y yo nos miramos
y nos echamos a reír. “Joder. ¿Esto está pasando de verdad?”».
Aquel verano, Greg trabajó de camarero en un restaurante con un
compañero de la UCLA llamado Jerry Mahoney. Jerry era un pintor
con un gran dominio del aerógrafo. Greg le dijo el título del álbum y
Jerry creó una imagen en la que se veía a un chico en un barrio
acomodado, envuelto en llamas como un monje budista y luciendo
una camiseta con el crossbuster . Mientras que para la portada de
How could hell be any worse? utilizaron una imagen apocalíptica del
centro de Los Ángeles, la que creó Mahoney, al contraponerla a las
líneas depuradas de un barrio de clase media, tiene un aire más
intimista. El chico no está siendo consumido por las llamas, sino que
parece generarlas él mismo con la fuerza de su rebeldía.
Suffer se concibió como un nuevo comienzo para el grupo, y su
sonido así lo refleja, pero hay varios elementos que lo conectan con
los Bad Religion de antaño. El primero es el tema «Give you
nothing», con su batería primitiva y sus guitarras salvajes. El amigo
de instituto de la banda Tom Clement, que había presentado a Greg
y a Brett y había muerto en un accidente de tráfico en extrañas
circuns tancias, inspiró la canción. La frase que se repite en el
estribillo, «I give you me, I give you nothing» (‘Me ofrezco a ti, no te
ofrezco nada’), era típica de Tom. Esta canción a veces aparece
citada con el nombre de Tom Clement entre paréntesis.
Otro de los vínculos con la primera época de Bad Religion ha
generado mucha confusión desde el principio. El título del undécimo
corte del álbum es «Part II (The numbers game)», mientras que el
penúltimo se titula «Part IV (The index fossil)». Pero en Suffer no
hay ninguna canción que se llame «Part I » ni «Part III » . Bad
Religion había compuesto un tema titulado «Part III », pero está
incluido en How could hell be any worse? y trata sobre la Tercera
Guerra Mundial. Puesto que «The numbers game» habla de las
fases previas a un conflicto bélico, Brett decidió titularlo «Part II ».
Siguiendo esa lógica, «Part IV » trata sobre las consecuencias de la
guerra desde la perspectiva de una sociedad en ruinas después de
que la humanidad haya sido eliminada de la faz de la Tierra. Huelga
decir que «Part IV (The index fossil)» estaba inspirada en los
estudios de geología de Greg. Vistas en su conjunto, las tres partes
cuentan la historia del antes, el durante y el después de una guerra
catastrófica.
La canción que indicó el camino a seguir fue «Do what you want».
Por un lado, se trata de una crítica sagaz por parte de Brett a la
maligna filosofía de Friedrich Nietzsche. De hecho, su título es su
propia interpretación del concepto de la voluntad de poder de Niet
zsche; en otras palabras, lo que el filósofo planteó constituye el
motor principal del ser humano. Nietzsche creía que la voluntad de
poder no era ni buena ni mala, pero cuando ha sido adoptada por
regímenes fascistas y autoritarios, pasa por alto de manera
conveniente el futuro de aquellos que son aplastados por los que
ostentan el poder y siguen codiciando más y más.
Paradójicamente, «Do what you want» es el himno motivacional
definitivo, un tema que ha dado el pistoletazo de salida a muchas
sesiones de skate :
Say what you must Do all you can, break all the fucking rules And go to hell with
Superman and die like a champion Ya-hey!
Swimming upstream,
I maintain against the grain.
[A contracorriente,
así viviré.
Si nado a contracorriente,
conservaré mi espíritu rebelde.]
[Ahora todos vemos que la religión no es más que una bagatela artificial,
innecesaria en nuestro creciente rendimiento cultural global.]
[Traté de decirte que no hay ningún tipo de control, pero ahora no estoy tan seguro.
Y entonces me contaste lo mucho que has sufrido.
¿Así te justificas?]
El tema que daba título al primer álbum de Circle Jerks, Group sex
, estaba basado en un anuncio clasificado para swingers . Muchas
de las palabras de la canción estaban sacadas directamente del
anuncio. A la hora de añadir el teléfono, Lucky pensó que sería
divertido utilizar su propio número, tanto en la canción como en la
portada del disco. Group sex era básicamente la tarjeta de visita de
Lucky.
Aunque sospechaba que su amiga le estaba tomando el pelo,
Bobby marcó el número y, efectivamente, Lucky contestó.
Concretaron los detalles y quedaron en Inglewood, en el local de
ensayo de Circle Jerks, un garaje situado detrás de la casa de Keith
Morris. La clase fue bien y Bobby, que entonces solo tenía catorce
años, logró convencer a Lucky para continuar con las lecciones en
el Valle, donde Lucky tenía otro alumno: Pete Finestone, de Bad
Religion.
Después, Lucky se mudó a Sherman Oaks y Bobby siguió
estudiando con él unos dos años y medio más, que coincidieron con
la etapa de aquel en Circle Jerks. Lucky lo colaba en los conciertos,
de modo que Bobby fue testigo de la explosión angelina del punk
desde dentro. Bobby, a quien no le gustaba quedarse al margen,
ayudaba en todo lo que podía; en muchos aspectos, era como si
estuviera haciendo una pasantía en la escena punk rock. «Mis
baterías favoritos eran Lucky; Spit Stix, de Fear; y Robo, de Black
Flag. Fue una época increíble. Todos estábamos fascinados con
Inglaterra. “Inglaterra esto, Inglaterra lo otro”. Pero nosotros
teníamos nuestra propia escena aquí».
Con el tiempo, Bobby empezó a tocar en Los Ángeles. Tenía un
grupo con un bajista llamado Tony, que había sido miembro de The
Last y cuyo padre había compuesto el tema de la serie de televisión
Leave it to Beaver . Tony le habló de Too Free Stooges, una banda
de la que formaba parte junto a los actores de la película Repo man
(El recuperador) Dick Rude y Zander Schloss. Bobby ya conocía a
Zander porque era el bajista de Circle Jerks. Solo hacían versiones
y estaban buscando un batería.
Bobby se unió a Too Free Stooges y empezaron a actuar por la
ciudad. Cuando no estaba tocando, trabajaba en el almacén de
A&M Records. «Tocaba por amor al arte. Nunca me planteé
dedicarme a la música en serio».
Un día volvió a casa después del trabajo y en su contestador
había un mensaje de Greg Hetson: «Si te interesa hacer una prueba
para Bad Religion, dame un toque». La última vez que Bobby había
visto tocar a Bad Religion había sido en Godzilla’s con Christian
Death diez años antes. Sin duda estaba interesado. Bobby le
devolvió la llamada a Hetson y fijaron una fecha para la prueba.
Aquel sábado, Bobby llevó su batería a Uncle Rehearsal Studio, a
Van Nuys, pero las cosas no fueron como esperaba. «Me presenté
allí —dijo—, pero no creo que supieran que iba a ir. Jay y Brett
estaban sentados en la sala de descanso. Me miraron y me
preguntaron: “¿Y tú quién eres?”».
Bobby contestó que lo habían citado para hacer una prueba para
Bad Religion. Al parecer, ellos pensaban que iba a ir al día siguiente.
Les preguntó si querían que volviera al otro día, pero le dijeron que,
ya que estaba allí, harían la prueba entonces. Bobby montó la
batería en la misma sala de la que había salido Colin Sears, de Dag
Nasty, después de terminar su audición y en la que Nickey Beat, de
The Weirdos, montó la suya. Cuando le llegó el turno a Bobby, Brett,
que en esa época llevaba el pelo azul, anunció que tenía que volver
al trabajo y se marchó. Hetson le preguntó a Bobby qué canciones
se había aprendido.
—Todas —respondió él.
No solo sabía tocar todas las canciones con la batería, sino que
primero se las había aprendido a la guitarra. «De esa manera sabía
dónde iban las estrofas y los estribillos —explicó Bobby—. Para mí
era más fácil así. Sabía dónde colocar cada cosa».
Bobby fue diciendo los títulos de algunos temas en voz alta y
Hetson y Jay tocaron con él durante una media hora. Eso fue todo.
Cuando se marchaba, pasó por delante de la sala en la que The
Dickies estaban terminando de ensayar. Bobby les dijo que había
hecho una prueba para Bad Religion y, dada la falta de entusiasmo
de Brett, se ofreció para trabajar de pipa para ellos durante el
verano. Pero cuando llegó a casa, en su contestador había ya un
mensaje de Het son: «Oye, queremos que vuelvas mañana.
Queremos que te vea Bre tt».
Bobby regresó a Uncle al día siguiente para una segunda
audición. Después de unas cinco canciones, Brett le pidió que
parara: B : ¿Juegas al ajedrez?
B : Sí, aunque no muy bien.
B : Sabes que vas a tener que comprarte otra batería.
B : De acuerdo.
B : Bienvenido al grupo. Tengo que volver al trabajo.
Deja que te lleve a la tierra del sufrimiento, donde todos los hombres buenos son
pisoteados para pagar una apuesta imposible de ganar entre un padre soberbio y su
hijo.]