La Revolución Libertadora derrocó al gobierno peronista en 1955 tras varios eventos de tensión política, incluyendo una marcha opositora y un bombardeo de la Casa Rosada. El nuevo gobierno militar prohibió al peronismo y persiguió a sus líderes sindicales. Esto llevó a la formación de una resistencia peronista clandestina. Más tarde, el gobierno militar transfirió el poder a un gobierno civil electo en 1958, demostrando que el peronismo todavía tenía una fuerte influencia
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La Revolución Libertadora derrocó al gobierno peronista en 1955 tras varios eventos de tensión política, incluyendo una marcha opositora y un bombardeo de la Casa Rosada. El nuevo gobierno militar prohibió al peronismo y persiguió a sus líderes sindicales. Esto llevó a la formación de una resistencia peronista clandestina. Más tarde, el gobierno militar transfirió el poder a un gobierno civil electo en 1958, demostrando que el peronismo todavía tenía una fuerte influencia
La Revolución Libertadora derrocó al gobierno peronista en 1955 tras varios eventos de tensión política, incluyendo una marcha opositora y un bombardeo de la Casa Rosada. El nuevo gobierno militar prohibió al peronismo y persiguió a sus líderes sindicales. Esto llevó a la formación de una resistencia peronista clandestina. Más tarde, el gobierno militar transfirió el poder a un gobierno civil electo en 1958, demostrando que el peronismo todavía tenía una fuerte influencia
La Revolución Libertadora derrocó al gobierno peronista en 1955 tras varios eventos de tensión política, incluyendo una marcha opositora y un bombardeo de la Casa Rosada. El nuevo gobierno militar prohibió al peronismo y persiguió a sus líderes sindicales. Esto llevó a la formación de una resistencia peronista clandestina. Más tarde, el gobierno militar transfirió el poder a un gobierno civil electo en 1958, demostrando que el peronismo todavía tenía una fuerte influencia
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INSTITUTO DE FORMACIÓN DOCENTE #54
“VICTORIA OLGA COSSETTINI”
MATERIA: Historia III PROFESOR: Favio Josin ALUMNA: Nadia Estefanía Castro AÑO LECTIVO: 2021 REVOLUCIÓN LIBERTADORA Y RESISTENCIA PERONISTA Hablar de la Revolución Libertadora es hablar no sólo de la dictadura militar que comenzó en 1955, sino también de varios acontecimientos que provocaron el desenlace del Gobierno peronista y de las formas que este Gobierno de facto manejó los asuntos del Estado durante los años en que gobernó la Argentina. Uno de los acontecimientos más importantes que dejó entrever los problemas que estaba teniendo el Gobierno de Perón, fue la marcha que se dio a mediados de 1955, la cual respondía a un conflicto que éste guardaba con la Iglesia católica y que actuó como detonador de la ofensiva opositora. el 11 de junio día de la celebración de Corpus Christi, los principales dirigentes del radicalismo, el socialismo y el Partido Demócrata progresista marcharon frente a la catedral de Buenos Aires junto a militantes católicos y a miles de ciudadanos que no simpatizaban con el Gobierno. Esta fue la manifestación popular más importante contra el Gobierno en curso. Cinco días más tarde sectores antiperonistas de la Marina de guerra y la Aeronáutica bombardearon la Casa Rosada con la intención de forzar la renuncia de Perón. Rápidamente las fuerzas leales peronistas se baten a duelo con los rebeldes y con las últimas horas del día los aviones rebeldes cesan el bombardeo y emprenden la retirada hacia las costas uruguayas comprendiendo que el plan había fracasado momentáneamente. El fin de la jornada entre bombas y enfrentamientos dejan un saldo de más de 300 muertos y el doble de heridos. Ante esta crisis política irreversible el Gobierno intenta una tregua, pero cuando la situación está controlada cambia de táctica y decide aumentar la presión. El 16 de diciembre de 1955 un grupo de oficiales opositores a Perón toma las principales guarniciones militares de Córdoba, Mendoza y Bahía Blanca. Los militares sublevados avanzan sobre los más importantes centros urbanos poniendo en jaque al Gobierno. Una semana más tarde el comandante militar de dicho levantamiento el teniente general Eduardo Lonardi, asume la presidencia de la nación. A todo esto, Perón logra encontrar asilo en la embajada paraguaya iniciando un largo exilio que lo aleja del país por muchos años. Sin dudas estos acontecimientos fueron cruciales para la concreción de la toma del poder por aquellos que habían impulsado esta llamada “Revolución Libertadora”, que como se mencionó anteriormente se da en septiembre de 1955. dentro del nuevo Gobierno existían 2 líneas políticas muy claras: por un lado, estaba el grupo liderado por el presidente Lonardi, más conciliador con algunos sectores políticos y sindicales del peronismo; por otro se encontraba la línea más dura que representaba el ala antiperonista, aunque tenía como referente al vicepresidente Isaac Rojas. Durante los meses de septiembre y octubre de 1955, el ala conciliadora de la revolución encarnada por el presidente Lonardi dirige las políticas de Gobierno. Una de las medidas del Gobierno militar fue no intervenir la CGT y buscar canales de diálogo con la fuerza peronista. Mientras tantos comandos civiles armados integrados por jóvenes radicales y socialistas atacaban los locales del peronismo, esto era muestra fiel de que los intereses contradictorios de los sectores del Gobierno no harían más que aumentar la tensión política y animar a la militancia peronista a pensar en un posible contraataque. Finalmente, en noviembre de 1955 el sector más liberal y antiperonista del Ejército desplazó a Eduardo Lonardi de la presidencia y designó en su lugar al general Pedro Eugenio Aramburu. El nuevo Gobierno iniciaría una política de persecución y proscripción del partido peronista que se dió a conocer como el “Proceso de desperonización de la sociedad”. A estas acciones Aramburu le sumo la intervención a la CGT y la proscripción de todos los dirigentes sindicales que hubieran ocupado cargos a partir de 1952. Aprovechando esta situación muchos empresarios vieron su oportunidad para no cumplir con los convenios colectivos de trabajo y aplicar severos recortes a las conquistas laborales conseguidas durante el peronismo. Al calor de la represión y el deterioro de las condiciones de trabajo se comenzó a gestar un movimiento obrero clandestino, conocido luego como la resistencia peronista. Este grupo va a llevar acciones que consistían en pequeñas maniobras individuales de sabotaje, cómo abrir una máquina o formas de protesta colectiva como detener el trabajo por un par de minutos y ponerse a silbar la marcha peronista. A fines de 1956 varios miembros del Partido Comunista se suman a las iniciativas de la resistencia, y forman la Comisión Intersindical. De forma paralela varios militantes y exlíderes sindicales forman grupos de choque llamados comandos de la resistencia. Estos llevaron a cabo acciones de protesta y reivindicación del partido peronista con volanteadas clandestinas o la detonación de artefactos explosivos de fabricación casera. Uno de los principales impulsores de los comandos de resistencia fue el abogado y exdiputado John William Cook, al que luego Perón lo elegiría delegado personal. Para la misma época en que estos comandos se activaron, un grupo de militares leales a Perón planteó un levantamiento armado contra el Gobierno. Esta sublevación militar estuvo encabezada por Juan José Valle y dicho alzamiento tendría como fin único crear las condiciones necesarias para el regreso de Perón al país. Los focos de rebelión son reprimidos y el Gobierno militar ordena el fusilamiento de civiles y militares involucrados en dicho levantamiento, entre ellos esta el general Valle que es fusilado en el patio de la Penitenciaría Nacional. Ante el fracaso de la sublevación militar, tanto Perón como los comandos de la resistencia abandonaron la idea de la lucha armada, para volcar sus esfuerzos a la reorganización de los sindicatos. El Gobierno militar comienza a pactar a partir de 1957 con los partidos políticos no peronistas las condiciones para el traspaso del poder. Una camada de dirigentes surgidos de la segundas y terceras líneas del sindicalismo durante el último gobierno peronista, y de los cuerpos de delegados de la resistencia, comienza a recuperar lugares claves dentro de los principales gremios. Estos nuevos protagonistas reclaman la dirección del movimiento obrero argentino, y entre los más importantes estarán Sebastián Borro y José Alonso quienes mantenían una actitud de intransigencia frente al Gobierno; mientras que por el otro lado estaría Augusto Vandor dirigente que establecía contactos con el Gobierno militar para fortalecer sus posiciones frente a una posible apertura política. Entre los objetivos del Gobierno militar se encontraba la derogación de la Constitución peronista (algo que efectivamente va a conseguir) y el llamado a elecciones presidenciales que se llevarían a cabo en febrero de 1958. Los principales candidatos en esta elección serían Ricardo Balbín y Arturo Frondizi, este último candidato de los radicales intransigentes, que tejería una estrategia muy hábil para alcanzar al poder. La misma consistía en negociar con el peronismo su apoyo para llegar a la presidencia y luego de ganar las elecciones se levantaría la proscripción del partido peronista. Con el apoyo peronista Frondizi gana las elecciones el 28 de febrero de 1958. Con esto queda demostrado que, a pesar de la proscripción del partido peronista, la persecución de sus líderes sindicales y la política de desperonización de la sociedad impulsada por el Gobierno de la Revolución Libertadora, en 1958 la figura de Juan domingo Perón tenía tanto peso político como en los años de su Gobierno. Con relación a las conclusiones que se pueden alcanzar a través de la nota periodística, puede decirse que se comienza a ver en esta época como las Fuerzas Armadas actúa de manera casi criminal ante la población, siendo esta la primera vez que las armas de la patria se alzan contra la comunidad civil y como la misma se convierte en un objetivo del terrorismo de Estado. Además, la contradicción que conlleva pensar que las acciones brutales que se llevaron adelante fueron apoyadas por partidos políticos que en teoría buscaban el bien común, pero que en la práctica solo querían poder acceder a aquello que por mucho tiempo se les estaba negando lo cual era el poder. A mi entender, la oposición que identificaba con la Iglesia y con los valores morales del cristianismo cayeron en la misma aptitud la cual criticaban a Perón, esto es tratar de apropiarse de la verdad y de los valores de justicia vinculados a Cristo y el nombre de este apoyaron y llevaron adelante aptos que poco tienen que ver con dichos valores. Concuerdo en este punto con el autor de la nota y con María Sánchez Quezada, que dice: “El saldo final de la revolución libertadora era un país más dividido que nunca. Había vencedores y vencidos, odios profundos y cuestiones sin resolver…”. Sin dudas esta llamada Revolución Libertadora abrió el camino hacia una forma de gobernar guiada por el desprecio por la voluntad popular y el atropello a los derechos civiles, algo que nuestro país debería soportar hasta los primeros años de la década del 80.