Tema 3
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LAS PARTES
TEMA 3- LAS PARTES. 1. Concepto, fundamento y clasificación de las partes
en el proceso penal. 2. Las partes acusadoras. 2.1. El Ministerio Fiscal. 2.2. El
acusador popular. 2.3. El acusador particular; clases. 2.4. El actor civil. 3. Las
partes acusadas. 3.1 El investigado. 3.1.1. Concepto y caracteres. 3.1.2.
Adquisición de la condición de investigado. 4. El derecho de defensa. 4.1.
Concepto, fundamento y nacimiento del derecho de defensa.4.2. La
autodefensa: derechos del investigado. 5. La ausencia del investigado 6. El
responsable civil. 7. Las personas jurídicas. 8. La víctima
1. CONCEPTO, FUNDAMENTO Y CLASIFICACIÓN DE LAS PARTES
En el proceso penal rige la máxima nemo iudex sine acusatore, de suerte que
el proceso tan solo podrá entablarse válidamente a instancia de un sujeto que
ocupa la posición activa frente a otro, que ocupa la pasiva.
Estas partes habrán de mantener pretensiones y/o resistencias opuestas, pues
no cabe acudir al proceso penal, a diferencia del civil, para el reconocimiento u
homologación de una relación pacífica, amistosa o consensual.
Todo proceso penal habrá de estar conformado, al menos, por dos partes: una
parte acusadora, que pretende, pide o procura la tutela penal, en el
entendimiento de que el ius puniendi tan solo corresponde al Estado; y una
parte acusada, que se defiende, resiste o hace frente a esa petición, en pro de
su absolución.
La posibilidad conferida al Ministerio Fiscal, de ocupar la posición activa o
pasiva, en el proceso penal ha sido identificada, por algunos autores, antes con
su característica flexibilidad y ambivalencia, que con su imparcialidad, pues al
fin y al cabo, una vez determinada la posición activa o pasiva, no podrá dejar
de defender la condena o absolución, lo que supone, en todo caso, la ulterior
asunción de una evidenciable “parcialidad”.
Sin embargo, nos parece más preciso afirmar que ocupa, en efecto, una
posición de parte, si bien con tal objetividad, neutralidad o, si se prefiere,
imparcialidad que ello le permite, de inicio, seleccionar cual sea la posición,
activa o pasiva, que debe ocupar, en atención a las concretas circunstancias
del caso; y después, transmutar, transvasar o, de cualquier modo, modificar,
precisamente merced a esa “imparcialidad”, a lo largo de la tramitación del
proceso, su posición, orientada siempre, con plena flexibilidad y ambivalencia,
a la defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés
público tutelado por la ley (ex art. 124.1 CE), que no es otro, en el proceso
penal, que el orientado al éxito de valores tan esenciales como la libertad, la
justicia y la igualdad.
Partes acusadoras:
- El Ministerio Fiscal —por razón de su profesión en procesos por delitos
públicos y semipúblicos (previa instancia del ofendido).
- El acusador popular —en proceso por delito público no ofendido ni
perjudicado por tal delito—.
- El acusador particular —ofendido o perjudicado por delito público o
semipúblico—.
- El acusador privado —ofendido o perjudicado por delito privado—
- El actor civil —perjudicado por el delito—.
Partes acusadas:
- Investigado o encausado —presunto autor del hecho delictivo—.
- El responsable civil —quién deba responder de los daños y perjuicios
ocasionados por la comisión del delito—.
2. PARTES ACUSADORAS
2.1 MINISTERIO FISCAL
Es una institución autónoma del Estado, que tiene por misión, de un lado,
vigilar, inspeccionar, controlar o, si se prefiere, velar por el correcto
funcionamiento de los Tribunales, y de las restantes instituciones del Estado,
así como, de otro, promover la acción de la Justicia, en defensa de la legalidad,
de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la Ley.
Los arts. 3.4 y 5 50/1981 establece que le corresponde al MF “ejercitar las
acciones penales y civiles dimanantes de delitos u oponerse a las ejercitadas
por otros, cuando proceda” y, de otro, “intervenir en el proceso penal, instando
de la autoridad judicial la adopción de las medidas cautelares que procedan y
la práctica de las diligencias encaminadas al esclarecimiento de los hechos”.
Esta actuación del MF es obligatoria, preceptiva, imperativa o necesaria, a
diferencia de la que cabe predicar del resto de acusadores, que son, por el
contrario, facultativas, contingentes o voluntarias.
La obligatoria intervención del MF en la práctica totalidad de procesos penales
no es ilimitada, sino que queda condicionada a su particular y propio criterio de
“procedencia” o “necesidad” (art. 105 LECrim). Además de la acción penal,
también ejerce la civil salvo renuncia o expresa reserva (108 LECrim).
La forma de intervención técnica del MF en el proceso penal es personal y
directa —esto es, sin preceptiva intervención de Abogado ni Procurador, como
es lógico—, así como a través de querella.
Las funciones son (art. 5 EOMF):
- El Fiscal podrá recibir denuncias, enviándolas a la autoridad judicial o
decretando su archivo, cuando no encuentre fundamentos para ejercitar
acción alguna, notificando en este último caso la decisión al
denunciante.
- Igualmente, y para el esclarecimiento de los hechos denunciados o que
aparezcan en los atestados de los que conozca, puede llevar a cabo u
ordenar aquellas diligencias para las que esté legitimado según la Ley
de Enjuiciamiento Criminal, las cuales no podrán suponer la adopción de
medidas cautelares o limitativas de derechos.
Todas las diligencias que el Ministerio Fiscal practique gozarán de
presunción de autenticidad. Los principios de contradicción,
proporcionalidad y defensa inspirarán la práctica de esas diligencias.
- Transcurrido el oportuno plazo, si la investigación hubiera evidenciado
hechos de significación penal y sea cual fuese el estado de las
diligencias, el Fiscal procederá a su judicialización, formulando al
efecto la oportuna denuncia o querella, a menos que resultara
procedente su archivo.
También, podrá el Fiscal incoar diligencias preprocesales encaminadas
a facilitar el ejercicio de las demás funciones que el ordenamiento
jurídico le atribuye.
A lo largo de la tramitación le corresponde:
- La inspección directa, por parte del Fiscal del Tribunal competente, de
los sumarios de delitos públicos formados por los Jueces de Instrucción.
- La proposición, al Juez que instruya el sumario, de la práctica de las
diligencias que considere oportunas
- La solicitud de prisión provisional del investigado o encausado o su
libertad provisional con fianza
- La petición, al Juez de instrucción, de conclusión de la investigación y
remisión de lo actuado al Juez competente, cuando no haya acusador
privado y el MF considere que en el sumario se han reunido los
suficientes elementos para hacer la calificación de los hechos y poder
entrar en los trámites del juicio oral.
- La solicitud del sobreseimiento de la causa o, en otro caso, de la
apertura del juicio oral y formulación de la acusación.
4. DERECHO DE DEFENSA
4.1 CONCEPTO, FUNDAMENTOS Y NACIMIENTO
El derecho de defensa constituye un derecho fundamental, de carácter
irrenunciable, reconocido en el art. 24.2 CE, correlativo a la acusación y
basado en el carácter dialéctico del proceso, cuya finalidad es la de hacer valer
la libertad de toda persona sujeta a un proceso penal.
Por un lado y en lo referido a la defensa formal, tiene su razón de ser en el
carácter técnico del proceso, de las normas que lo disciplinan y en la
necesidad, pues, de respetar el principio de igualdad entre las partes.
NACIMIENTO
Es sabido que en el proceso penal se adoptan medidas restrictivas de
derechos desde el primer momento en el que surge la imputación delictiva; de
igual modo y por la necesidad de asegurar aquello que tiene la naturaleza de
irrepetible, se practican desde el inicio actos de investigación y pruebas
anticipadas que han de tener posteriormente reflejo claro en la sentencia que
se dicte; por último y también de forma inmediata, se ordenan actos privativos
de la libertad del investigado.
Todo ello hace que el derecho de defensa haya de nacer y reconocerse con
anterioridad al momento de la formulación de la acusación.
DEFENSA FORMAL
Se designa con el nombre de defensa formal a la asistencia de Letrado que se
dispensa a toda persona investigada, encausada o procesada.
A) Nacimiento del derecho de defensa formal con carácter voluntario
Todo investigado, encausado o procesado puede, desde la imputación,
designar Letrado o solicitar su designación de oficio (118.3 LECrim). La
voluntad del investigado dará lugar a una preferencia en orden a la designación
del profesional deseado.
Cuestión distinta es el momento en que la defensa formal voluntaria termina. A
tal efecto hay que distinguir dos supuestos: uno, el de la renuncia del Letrado;
otro, el de su terminación por finalización del proceso.
a) La renuncia
- Si el Abogado ha sido designado por el propio investigado, en tanto la
relación que surge es de derecho privado, puede acabar en cualquier
momento en que el Letrado renuncie a su cargo
- Si, por el contrario, el Abogado ha sido designado mediante el turno de
oficio —gratuitamente o no—, la renuncia solo está permitida si el
Abogado se excusa de la defensa alegando un motivo personal y justo
apreciado por el Decano del Colegio de Abogados
b) Finalización de la defensa
- La defensa formal del Letrado designado de oficio se prolongará hasta la
terminación del proceso en la instancia en la que se nombró dicho
profesional, y en su caso, su caso, hasta la ejecución si la misma se
produce dentro de los dos años siguientes a la resolución judicial dictada
en la instancia dicha.
B) Nacimiento de la defensa formal con carácter obligatorio
La naturaleza irrenunciable del derecho de defensa penal, la necesidad de
garantizar el contradictorio en este procedimiento, así como la obligación del
Estado de asegurarla en todo caso, dan lugar a que, en aquellas situaciones en
que el imputado no designe Letrado, deba el Estado proceder a su
nombramiento.
Si el investigado se encuentra detenido el nombramiento es obligatorio desde
el momento de la detención y el designado se mantendrá en adelante (dcho
defensa desde la condición imputado). Si no, tenemos más problemas.
Art. 118 LECrim establece el momento de la defensa obligatoria a partir de la
adquisición de la condición de investigado, pero supeditado a que “la causa
llegue a estado en que se necesite el consejo (de Abogado) o haya de intentar
algún recurso que hiciese indispensable su actuación”.
Art. 767 LECrim dispone la obligación de la Policía Judicial, Ministerio Fiscal o
autoridad judicial de nombrar Abogado a toda persona desde el momento de la
imputación delictiva, esté o no detenida, sin supeditación a requisito alguno de
necesidad valorable al efecto (proc. Abreviado).
Art. 796.1 LECrim dispone la obligación de la Policía Judicial, Ministerio Fiscal
o autoridad judicial de nombrar Abogado a toda persona desde el momento de
la imputación delictiva, esté o no detenida, sin supeditación a requisito alguno
de necesidad valorable al efecto. (juicios rápidos).
Del conjunto de las normas citadas cabe concluir, no obstante lo dicho y las
dudas expresadas, que la obligación estatal de designar Abogado surge, en el
procedimiento abreviado y en los juicios rápidos, en el momento mismo de la
imputación delictiva aunque el investigado no sea objeto de detención. No
parece que pueda ser aplicada la regla general dispuesta en el art. 118 y
reinterpretar las nuevas disposiciones a la luz de esta última.
7. PERSONAS JURÍDICAS.
Frente al clásico axioma societas delinquere non potest el CP, por medio de la
LO 5/2010, de 22 de junio, ha establecido la responsabilidad penal de las
personas jurídicas. Esta es exigible por los delitos cometidos en nombre o por
cuenta de aquellas por sus representantes legales o administradores de hecho
o de derecho o, en el ejercicio de actividades sociales, por quienes estén
sometidas a su autoridad y hayan cometido los hechos por falta de debido
control (art. 31 CP).
Razones han sido varias, entre otras ROIG ALTOZANO:
- La frecuencia con la que se cometen delitos en el ámbito societario
originados por la vida económica que somete a las empresas y a sus
directivos a una gran presión
- La necesidad de involucrar a los socios y directivos en la prevención de
delitos en el seno de la empresa
- La obligación estatal de incrementar la eficacia del proceso penal, dado
que la mera responsabilidad personal impide en muchos casos poder
imputar claramente el delito a una persona física, siendo así que el delito
existe y ha podido producir graves consecuencias económicas a
terceros.
Solo es exigible respecto de aquellos delitos en los que expresamente se
prevé, no en todos los previstos en el Libro II. Se extiende la responsabilidad a
las sociedades en formación o las devenidas irregulares. Las sociedades que
absorban o resulten de transformación, fusión o escisión asumirán la
responsabilidad penal de las originarias, no obstante lo cual podrá moderarse
la pena a imponer en función de la proporción que tenga en la nueva sociedad
la persona jurídica responsable inicialmente.
La responsabilidad penal no se extingue cuando se produzca una disolución
encubierta o meramente aparente, lo que el CP identifica con la continuación
de la actividad económica y el mantenimiento de la identidad de los clientes,
proveedores y empleados o una parte relevante de todos ellos.
Las penas que pueden imponerse a las personas jurídicas son las establecidas
en el art. 33 CP, que nunca tienen carácter personal o implican privación de
libertad, siendo la pena principal la de multa que puede venir acompañada de
medidas, tales como la disolución de la persona jurídica, la suspensión de sus
actividades, la clausura temporal de sus locales y establecimientos etc...
RÉGIMEN PROCESAL DE LA INTERVENCIÓN PROCESAL DE LAS
PERSONAS JURÍDICAS.
Régimen es el siguiente: Cuando se presente la necesidad de imputar a una
persona jurídica será esta citada en su domicilio social, requiriéndola para la
designación de un representante, así como de Abogado y Procurador.
Si no procede a nombrar Abogado y Procurador, se le designan de oficio. Si no
procede al nombramiento de representantes, se tendrán por tales a todos los
efectos a los profesionales designados, aunque lo hayan sido de oficio (art. 119
LECrim).
A partir de este momento, todas las diligencias se realizan con el representante
especialmente designado. Así, será este el que asista a las diligencias de
investigación en las que puede participar (art. 120 LECrim), el que será
interrogado en representación de la persona jurídica, conservando los derechos
propios de todo imputado (art. 409 bis LECrim), el que comparecerá al juicio
oral (art. 786 bis LECrim), el que podrá prestar conformidad (art. 787.8
LECrim).
8. LA VÍCTIMA
La víctima, debe decirse, a diferencia de otros ordenamientos jurídicos, ya
recibía protección en nuestro proceso penal, que siempre ha aceptado su
consideración como parte querellante y civil y, de este modo, con los derechos
inherentes a esta condición.
Tal vez, lo único novedoso sea el derecho de acceso a la justicia restaurativa,
especialmente a la colaborativa mediante la mediación penal y la posibilidad de
intervenir, siendo oídas en el proceso de ejecución penal en relación con el
régimen penitenciario del autor del delito.