Historia de Los Sistemas Contables
Historia de Los Sistemas Contables
Historia de Los Sistemas Contables
cuentas manuales, hoy los avances en la programación han permitido crear entornos
automatizados en a nube que ayudan a tomar decisiones e incluso se anticipan a las
soluciones de problemas en las pequeñas y medianas empresas.
Los sistemas contables nacieron, entonces, para que el ser humano pudiera administrar,
registrar y conocer cuánto fue la ganancia o la pérdida que sus actividades, en especial las
que implicaban el intercambio de productos, bienes o servicios. Durante muchos años,
fueron el ábaco, los folios, el lápiz y el papel los que acompañaron este proceso con el
riesgo que todo ejercicio manual implicaba, hasta que la creación de los sistemas
computarizados revolucionaron la tarea y le facilitaron la vida a las personas que se dedican
a llevar el control de las cuentas en una organización.
Ha sido así como el mercado informático, ajustándose a esa necesidad que tienen en la
actualidad las empresas, en especial las PyME, ha venido ofreciendo productos que han
hecho mucho más fácil y práctico el ejercicio contable, mediante el desarrollo de software
especializado que, de la mano del internet, logran un mejor manejo de los recursos y
permiten que el sistema contable moderno sea más fluido, confiable y eficaz, y permita
tomar mejores decisiones gracias a que estandariza procesos, define estructuras de costos y
presenta una información financiera mucho más ordenada.
Pero antes de que todo esto ocurriera, las antiguas civilizaciones se regían según sus
habilidades aritméticas con prácticas rudimentarias de sumas y restas, aunque apenas lógico
según las herramientas que tenían disponibles y su nivel de conocimiento, que aún no era el
más avanzado.
Entre los años 5.400 a 3.200 a.C. aparecen los primeros vestigios de una organización
bancaria; en el Templo Rojo de Babilonia, se entregaba los depósitos y las ofrendas que se
presentaban con intereses, y en Grecia se instauraron algunas leyes que obligaban a los
comerciantes a que llevaran libros en las que anotaran sus operaciones.
Todo esto fue motivado por la aparición de la escritura. Quizá fueron los romanos, con la
creación de un sistema contable que constaban de dos libros, el Adversaria y el Codex, los
que dieron ejemplo de implantar un orden en sus ejercicios comerciales, en los cuales
anotaban sus ingresos y gastos.
Durante las edades Media y Moderna, y según las herramientas disponibles, la práctica se
mantuvo más o menos igual, con algunos avances importantes en los conocimientos de
aritmética que le imprimieron a la actividad contable mayor énfasis en el registro de
operaciones; aparecen los términos deudor y acreedor, contabilidad por partida doble,
activos, pasivos, con lo cual la información contable fue adquiriendo relevancia entre las
empresas que nacían gracias al expansionismo mercantil.
Y así mismo, los gobiernos fueron ajustando sus normas a ese contexto, implementando
regulaciones que garantizaran la estabilidad de un mercado que crecía exponencialmente.
Con los avances tecnológicos que se fueron presentando en el mundo desde la primera
mitad del siglo XX, la contabilidad encontró un instrumento fundamental para facilitar su
tarea.
La aparición del ordenador electrónico fue clave para complementar el trabajo manual que,
como se dijo antes, ofrecía un panorama muy limitado para llevar el control del sistema
contable, pero que antes de este avance no se evidenciaba como una necesidad dado el
desconocimiento que se tenía en este campo tecnológico.
El software contable
La aparición del internet fue otro apoyo vital para la creación de nuevas herramientas
contables, entre ellas el software especializado que se soporta en las redes locales y
globales, permitiendo que la información del sistema contable esté disponible en todo
momento y en cualquier lugar donde el empresario se encontrara, necesitando solo para ello
un dispositivo electrónico a la mano.
Sin embargo, este ejercicio es riesgoso pues sigue estando sujeta a un proceso manual que
en algún punto puede exponerlo a errores procedimentales que luego le serán cobrados por
la autoridad, por lo cual se recomienda en estos casos tener un software contable que le
ayude a mantener en orden su proceso de facturación en la nube, que presta un servicio en
línea que directamente le envía la documentación que surge en la facturación a la DIAN.
Existen varios tipos de software contable: la tabla en Excel, que ha sido una de las
herramientas más tradicionales de los últimos años; los Enterprise Resource Planning
(ERP), pero son hechos para empresas muy grandes dado que sus capacidades requieren de
una gran inversión y además de un tiempo considerable de adopción y de aprendizaje; los
software contables instalados, es decir que, como su nombre lo indica, son instalados
mediante archivos ejecutables en los dispositivos del negocio, pero al no estar online su
actualización no es automática; y el software contable que opera en la nube, la cual en la
actualidad es la opción más recomendable, pues ofrece muchos atributos que los hacen no
solo amigables en su uso, sino que permiten ahorrar tiempos, costos y problemas, sin
olvidar su principal virtud: que son compatibles con las nuevas disposiciones de facturación
electrónica de la DIAN.
Dicha entidad determinó que a partir del 1º de enero de 2019, las empresas del régimen
común, de todos los tamaños, deben implementar la Facturación Electrónica, con sanciones
para quien no lo cumpla y plazos máximos de 48 horas para soportar las facturas que se
expidan en la actividad comercial.
Con los software, las micro, pequeñas y medianas empresas interactúan de diversas
maneras para llevar al día su sistema contable. Unas lo hacen de forma directa, mientras
que otras contratan a un contador para tercerizar esa labor.
En ambos casos, la necesidad de contar con un software contable que les permita tener
control de todas las actividades que permitan a la empresa ejercer su responsabilidad fiscal
de la manera correcta, y le evite al microempresario dolores de cabeza ya sea por
desconocimiento, olvido, desinterés o en el peor de los casos por desestimar costos y querer
ahorrarse un dinero en la adquisición de herramientas tecnológicas, que después se le
pueden devolver convertidos en multas y sanciones que le harán registrar pérdidas
económicas o incluso de clientes.