Abuso y Corrupcion

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Datos del Expediente


Carátula:  CASANOVA RODRIGO S/ RECURSO DE CASACION
Fecha inicio:  27/09/2021 Nº de Receptoría:  3899 - 17 Nº de Expediente:  112641
Estado:  Fuera del Organismo - En Fiscalia Casac.      
Pasos procesales: Fecha: 11/02/2022 - Trámite: SENTENCIA - ( FIRMADO ) - Foja: 3/13
Anterior11/02/2022 9:41:54 - SENTENCIASiguiente
Referencias
A±o Registro Electr¾nico  2022
C¾digo de Acceso Registro Electr¾nico  AC35410C
Fecha y Hora Registro  11/02/2022 11:32:01
Funcionario Firmante  11/02/2022 09:07:39 - CARRAL Daniel Alfredo
Funcionario Firmante  11/02/2022 09:41:52 - VIOLINI VÝctor Horacio - JUEZ
Funcionario Firmante  11/02/2022 11:07:24 - MAIDANA Ricardo Ram¾n - JUEZ
Funcionario Firmante  11/02/2022 11:22:48 - GONZ-LEZ Pablo Gast¾n - AUXILIAR LETRADO RELATOR
DEL TRIBUNAL DE CASACIËN PENAL
N·mero Registro Electr¾nico  71
Prefijo Registro Electr¾nico  RS
Registraci¾n P·blica  SI
Registrado por  GONZALEZ PABLO GASTON
Registro Electr¾nico  REGISTRO DE SENTENCIAS
Sentido de la Sentencia  Hace lugar parcialmente
Sentido de la Sentencia  Se casa parcialmente
Sentido de la Sentencia  Otros
Sentido de la Sentencia:  Se admite

Texto del Proveído


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ACUERDO

La Sala I del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, integrada por los señores
jueces doctores Ricardo Maidana, Daniel Carral y Víctor Violini, con la presidencia del primero de
los nombrados, de conformidad con lo establecido en la Ac. 3975/2020 de la SCBA, procede al
dictado de sentencia en el marco de la Causa N° 112641 caratulada “CASANOVA RODRIGO S/
RECURSO DE CASACION”, conforme al siguiente orden de votación: MAIDANA - CARRAL -
VIOLINI.

ANTECEDENTES

El 29 de junio del año 2021, la Dra. María Coelho, Jueza del


Tribunal en lo Criminal N° 7 del Departamento Judicial San Isidro, en integración unipersonal, previo
acordar en forma conjunta las partes el trámite de juicio abreviado en los términos del artículo 395
c.c. y s.s. del CPP, condenó a Rodrigo Casanova, como autor penalmente responsable del delito de
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abuso sexual gravemente ultrajante agravado por haber sido cometido por quien tenía a su cargo la
guarda de la menor y aprovechando la situación de convivencia preexistente –cometida en forma
reiterada- en concurso real con abuso sexual con acceso carnal cometido por quien tenía a su cargo
la guarda de la menor y aprovechando la situación de convivencia preexistente y corrupción de
menores agravada, a la pena de catorce (14) años y seis (6) meses de prisión, accesorias legales y
costas, más reincidencia (arts. 40, 41, 45, 50, 54, 55, 119, segundo y tercer párrafo en función del
párrafo cuarto incisos "b" y "f", y 125 primer y tercer párrafo, CP).

Contra dicha sentencia, interpuso recurso de casación el


Defensora Oficial, Dr. Marcelo Rodríguez Jordan.

La causa ingresó a la Sala el 27/9/2021, se encuentra en estado


de dictar sentencia, por lo que se dispone plantear y resolver las siguientes:

CUESTIONES

Primera: ¿Es admisible el recurso interpuesto?

Segunda: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?

A la primera cuestión el señor juez doctor Maidana dijo:

El recurso de casación fue interpuesto por parte legitimada, en


debido tiempo y contra un pronunciamiento definitivo de juicio abreviado en materia criminal.

Al haberse escogido el procedimiento regulado por los arts. 395


c.c. y s.s. del C.P.P., la posibilidad fáctica de evaluar la prueba es idéntica a la que tuvo el A Quo,
por existir par conditio entre éste y el Ad Quem, las actas sobre las cuales falló el primero y que
constan instrumentalmente en el expediente son las mismas que ahora se someten a examen de
este Tribunal.

Por ello, la posibilidad de conocimiento es la misma que tuvo el


sentenciante con la sola restricción de los puntos de la resolución a que se refieren los motivos de
agravio (art. 434 c.c. y s.s. del C.P.P.).

Lo expuesto, además, es reclamado por el derecho internacional


de los derechos humanos y el sistema interamericano que considera que el derecho a recurrir la
sentencia condenatoria es una garantía primordial que se debe respetar en el marco del debido
proceso legal, en aras de permitir que ésta sea revisada por un tribunal distinto y de superior
jerarquía orgánica, sin que puedan establecerse válidamente restricciones que infrinjan su esencia
(v. art. 14.5 del PIDCyP; en lo pertinente, Corte IDH, Herrera Ulloa vs. Costa Rica, sentencia del 2 de
julio de 2004 y Maurach, Reinhart, “Derecho Penal. Parte General”, act. de Gössel y Zipf, Ed. Astrea,
Buenos Aires, 1995, II, pp. 793 y sgtes).

La Corte Suprema de Justicia de la Nación se expidió de esa


forma en "Aráoz, Héctor José”, con fecha 17/5/2011, causa nro. 10.410, A.941.XLV (328:3399), al

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señalar que: "... no se ha dado debido cumplimiento a la revisión de la condena […] y se ha


lesionado el derecho de defensa del recurrente (art. 18, Constitución Nacional)”.

Lo propio ocurre con la Suprema Corte de Justicia de la provincia


que, en reiteradas oportunidades, ha afirmado que el cariz que el derecho a la revisión judicial de la
sentencia de condena y de la pena ha ido adquiriendo a través de la doctrina emergente de los
organismos internacionales, particularmente de los diversos dictámenes de la CIDH y los
pronunciamientos de la Corte IDH, inhibe cualquier posibilidad de limitar ab initio el control de la
sentencia dictada a través del procedimiento abreviado establecido en el art. 395 del C.P.P. (v.
causas P. 90.327, Ac. 1-III-2006, P. 87.176, Ac. 6-IX-2006, P. 83.339, Ac. 25-IV-2007, 91.826, Ac.
18-II-2009 y P. 101.451, Ac. 1-VI-2011).

Por todo lo expuesto, el recurso es admisible (arts. 18 y 75, inc. 22,


CN; 14, nº 5, PIDCP; 8, nº 2, h, CADH; 20 inc. 1, 450, primer párrafo, 451, 454, inc. 1, CPP).

Voto por la afirmativa.

A la misma primera cuestión el señor juez doctor Carral dijo:

Adhiero al voto del doctor Maidana en igual sentido y por los


mismos fundamentos.

Voto por la afirmativa.

A la primera cuestión el señor juez doctor Violini dijo:

Adhiero al voto del doctor Maidana en igual sentido y por los


mismos fundamentos.

Voto por la afirmativa.

A la segunda cuestión el señor juez doctor Maidana dijo:

Plantea el impugnante que su defendido debería ser


responsabilizado penalmente en orden al delito de abuso sexual agravado por acceso carnal y
haber sido cometido por un ascendente (artículo 119, inciso b) del Código Penal, reduciéndose a su
mínima expresión la pena. Cuestiona así la aplicación de la figura delictiva del “sometimiento sexual
gravemente ultrajante” y los "posibles 'actos de corrupción´”. Concretamente, dice que "[p]ara traer a
colación este carácter de la tipicidad tan ambiguo, tan impreciso, tan inconstitucional, cual es el de
“sometimiento sexual gravemente ultrajante”, el Tribunal quizás haya considerado la repetición de
los episodios en el tiempo, pero tal circunstancia no parece suficiente. Acepto que todas las
conductas descriptas en el artículo 119 del código sustantivo (y en muchos otros artículos) son
“ultrajantes” (“bochornosas”, “deshonrosas”); es más, todo delito podría ser considerado de tal
forma, aunque no se describiera un ataque sexual; sin embargo, el legislador ha dejado esa
posibilidad a las acciones del citado artículo 119, ya que ninguna otra norma contiene tal
descripción típica (salvo el ataque a los símbolos patrios). Pero quien redactara la norma agrega un
adverbio que subraya la indeterminación al añadir: “gravemente” sin describir de qué se trata ello,
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atentando así contra el principio de legalidad (del que deriva la tipicidad penal) contemplado en el
artículo 18 de la Ley Fundamental. ... La Jueza del voto que censuro no explica por qué es
“gravemente ultrajante” lo que habría hecho mi asistido con su hija menor de edad. Dentro de este
marco, el agravamiento que comento no puede ser aplicado por inconstitucional, por difuso, por
menoscabar la tipicidad al consagrar un tipo penal demasiado abierto y por afectar la interpretación
restrictiva (cfr. comentarios de Oscar Alberto Estrella: “De los delitos sexuales”, Hammurabi, Buenos
Aires, 2005, p. 83 y ss.). Además, el Tribunal no traza un paralelismo o una distinción entre lo que
considera una acción “gravemente ultrajante” y un “acto de corrupción”, dejando el parecer de una
solitaria afirmación argumental que no nutre de motivación suficiente la decisión que se impugna
con este recurso. Adviértase que tampoco se extiende el fallo en considerar si una figura (el abuso
sexual) desplaza o no a la otra (corrupción). En ese contexto considero que restarían una variedad
de exámenes en la persona de la menor damnificada tendientes a demostrar lo que calificada
doctrina entiende por “huella psíquica de carácter deformante y perversa en la víctima, torciendo el
biológico, sano y natural sentido de la sexualidad” (cfr. Oscar Alberto Estrella, op.cit. p. 159, citando
a Sebastián Soler). No descarto que la sanción de la ley 15.232 (sobre derechos de las víctimas)
impida hoy tal evaluación a fin de evitar con más peritajes mayores perjuicios, pero la corrupción
debe probarse, al igual que cualquier otro delito". Por otra parte, sostiene, en orden a la
determinación judicial de la pena y las pautas de los artículos 40 y 41 del Código Penal, que en
ocasión de medir agravantes, éstas no fueron valoradas por el sentenciante, de modo tal que, con el
alcance precisado, encuentra arbitrario que se le haya impuesto a Casanova más del mínimo legal
como sanción, sin argumentar los motivos, poniéndose de relieve que, cuando no hay
argumentación, hay arbitrariedad, lo que torna casable el fallo al enrolarse en la causal –no legal- del
“absurdo valorativo”. Si no se explican las razones por las cuales el Tribunal se aparta del mínimo, tal
decisión es injusta, de ahí el reclamo que trae en favor de su defendido, puesto que su silencio en tal
punto no puede agravarlo, haciendo notar que en esa orientación la calidad de “reincidente” del
encausado no fue tenida en cuenta en la motivación del fallo al referirse a las “circunstancias
agravantes”. Hace reserva del caso federal.

La Fiscal Adjunta de Casación, Dra. María Laura E. D´Gregorio,


postula el rechazo del recurso, conforme los argumentos de su memorial obrante en el sistema
informático.

Limitados de tal modo los motivos de agravio consignados por el


impugnante, el conocimiento del proceso se circunscribirá a lo que fuera expuesto (art. 434 y ccs.,
CPP; v. Sala I, c. 77.217, "Sosa, Leandro Ezequiel s/ Recurso de Casación", sent. del 06 de julio de
2016, reg. 558/16; c. 79.219. "Amarilla Bruno Ezequiel s/ Recurso de Casación", sent. del 15 de
noviembre de 2016, reg. 973/16; c. 79.427, "Díaz Nuñez, Jonathan Gonzalo s/ Recurso de
Casación", sent. del 15 de noviembre de 2016, reg. 979/16, entre muchas otras).

La juez tuvo por probado que:

"... desde el mes de diciembre del año 2016 y cuanto menos


hasta el 8 de junio de 2017; sin poder precisar fechas exactas, el aquí imputado abusó
sexualmente de su hija menor Paz Marida García Haymes Casanova, en diversas oportunidades,

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comenzando cuando la niña contaba con doce años de edad hasta sus trece años de edad, en
circunstancias en que la víctima se encontraba a su cuidado y en la casa que convivían sita en La
Rabida 1951 de Beccar, Partido de San Isidro, aprovechando la ausencia de la madre, procedió a
ingresar al cuarto de la niña, en el piso superior, mientras esta se encontraba acostada para
dormir, vestida con su pijama, se subía sobre la niña , la manoseaba con las manos en sus
pechos, piernas y vagina, primeramente sobre la ropa y luego bajo las prendas, para
posteriormente penetrarla vaginalmente con su pene, ocasionando a la niña dolor, quien en ese
tiempo era virgen y nunca había mantenido relaciones sexuales con persona alguna. En algunas
oportunidades, además de manosearla y penetrarla con su pene por via vaginal, la hacia que le
chupara su pene, a lo que la niña no se oponía por ignorancia e inmadurez sexual y su situación
de vulnerabilidad. ".-

El recurso no habrá de prosperar. 

Con carácter preliminar, no puede soslayarse que se acordó el


trámite de juicio abreviado en los términos del artículo 395 c.c. y s.s. del CPP, con lo que no solo las
partes prestaron conformidad con la calificación legal y la pena solicitada, sino que consintieron el
empleo de la evidencia colectada, renunciando al ejercicio de facultades propias del debate (v.
TCPBA, Sala VI, c. 57.877, "Saavedra, Sergio Martín s/ Recurso de Casación", sent. del 12 de
agosto de 2013, reg. 309/13; c. 56.238, "Encina, Brian Ezequiel y Rodríguez, Walter Daniel s/
Recurso de Queja (art. 433 C.P.P.)", sent. del 30 de agosto de 2013, reg. 367/13).

A través de la elección del citado procedimiento especial de


enjuiciamiento, se sustrajo de la consideración del Juez de grado las cuestiones que ahora se
introducen, sin expresar fundamentos novedosos que respalden su pretensión.

En tal sentido, el defensor plantea como motivos de agravio, la


aplicación incorrecta de la figura del "abuso sexual gravemente ultrajante", deslizando una ataque
de índole constitucional en orden al principio de legalidad por considerar que la redacción del tipo
es imprecisa (art. 18, CN), precisando que "el Tribunal quizás haya considerado la repetición de los
episodios en el tiempo, pero tal circunstancia no parece suficiente", y de forma genérica objeta
también la inclusión del tipo penal del art. 125 del CP como la falta de debido abordaje en la
sentencia sobre la modalidad de concurso aplicable al caso, en particular si media desplazamiento
de un tipo respecto de otro, para sobre esa base criticar el monto de pena impuesto según una
recta observación de las pautas previstas en los arts. 40 y 41 del CP.

Conforme me he pronunciado –mutatis mutandi- en causa 87721


"Bertone Hernán David s/ recurso de casación" Sala I, reg. 1101/18, entre otras y he acompañado el
voto de mi distinguido colega en causa 91248 "Añez Leandro Alberto s/ recurso de casación" Sala I
reg. 922/18, 92498 "Zalka, Rubén Darío y Diarte Leandro Nicolás, s/ recurso de casación" Sala I,
reg. 10/19, e/o; constituye un presupuesto de procedencia del recurso de casación que de advertir
la parte interesada, antes de su aplicación que, en el caso, ciertos preceptos del código de fondo
son inconstitucionales, haya solicitado a los órganos jurisdiccionales de instancia que así lo
declaren y se abstengan de ponerlos en práctica en el caso en concreto, fundando el gravamen que
su observancia le irrogaría, por lo que la pretensión carece de sustento legal.
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En la especie, la defensa, junto con el encausado, en ocasión de


concretar el acuerdo de juicio abreviado, omitieron plantear el reclamo de inconstitucionalidad que
ahora se esgrime, por lo que entra en pugna con la doctrina sentada por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación que establece que el sometimiento voluntario y sin reservas expresas a un
régimen jurídico, obsta a su ulterior impugnación con base constitucional (Fallos: 320:1985 y sus
citas), pues nadie puede ponerse en contradicción con sus propios actos, ejerciendo una conducta
incompatible con otra anterior, deliberada, jurídicamente relevante y plenamente eficaz (Fallos:
323:3765 y sus citas), razón que habilita el rechazo de la impugnación.

Tal posición importa también, una “reflexión tardía”, en tanto se


plantea una cuestión federal por fuera de la primera oportunidad procesal que tuvo para hacerlo
(SCBA, P. 110.2014, sent. de 22-XII-2010; P. 117.680, resol. de 26-III-2014; e.o.; TCBA, Sala I c.
102.037 "Saavedra, Diego Gastón s/Recurso de Casación", sent. del 8/9/2020, reg. 605/20), a los
efectos de que sea resuelta por el juez de la instancia (Fallos: 326:3939; 331:36, entre otros; TCP,
Sala I, c. 92805, "Galan", sent. 23-4-2020).

La queja traída deviene igualmente improcedente, pues, en la


especie, la parte no puede alegar "sorpresa" ni indefensión (cfr. doctr. que surge de mi voto en TCP,
Fallo Plenario, 27/9/2017, reg. n° 77.660, "Miranda Lobos, Manuel Alejandro s/Recurso de
Casación"), toda vez que, como se dijo, en ocasión de llevarse a cabo el acuerdo de juicio
abreviado la Fiscalía informó al imputado y su defensa la adecuación típica de los hechos a
atribuidos que pretendía.

Dicho comportamiento procesal es suficiente para desestimar la


pretensión, pero existen otras razones que conducen al mismo desenlace. El análisis de la validez
constitucional de una norma de jerarquía legal constituye la más delicada de las funciones
susceptibles de encomendarse a un tribunal de justicia y debe estimárselo como última ratio del
orden jurídico, por lo que no debe recurrirse a él sino en casos de estricta necesidad (Fallos
260:153, 286:76; 288:325; 300:241, entre otros).

Se trata de un remedio extremo, que sólo puede operar cuando


resulte imposible compatibilizar la ley con la CN y los tratados internacionales que la integran (Fallos
328:1491), por lo que no cabe formularla sino cuando un acabado examen del precepto conduce a
la convicción cierta de que su aplicación conculca el derecho o la garantía constitucional invocada
(v. Fallos 315:923; 321:441 y SCBA, P. 70498, Ac. 29-XII-2004).

Para ello se requiere que el interesado realice un análisis


inequívoco y exhaustivo del problema, que demuestre el alcance de sus derechos y las razones por
las que cree que lo actuado por el legislador es incorrecto (Fallos 306:1597). En este sentido, la
recurrente no ha conseguido acreditar que dicha incompatibilidad exista, pese al esfuerzo
argumental que realiza. Si de un lado consiente la significación jurídica –la que es respetada por el
A Quo-, y del otro reclama se declare la inconstitucionalidad de la misma, se revela un
comportamiento contradictorio e incompatible.

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Sentado lo expuesto, cabe señalar que el "abuso sexual


gravemente ultrajante" denota una mayor severidad de las conductas que, sin llegar a la
penetración, resultan más lesivas para la víctima que el abuso sexual simple, sea por prolongarse
en el tiempo o realizarse bajo circunstancias especiales que tengan como fin un sometimiento
sexual de dichas características (TCP, Sala VI, c. N° 55.215, “A., J. S. s/ Recurso de Casación”, rta.
10/05/2013; Sala I, c. N° 91331 “Andino, Santiago S/ Recurso de Casación”, rta. 11/12/2018).

Los tipos penales previstos en el artículo 119 del Código Penal se


encuentran estructurados sobre el abuso del “1er. párr.”, los demás contienen alguna circunstancia
que agrava el tipo básico.

En el abuso sexual gravemente ultrajante se describen conductas


que, sin llegar a la penetración de la víctima, constituyen una mayor injerencia en el bien jurídico
protegido, al que lesionan con mayor intensidad, por la forma en que se realiza.

Además de actos que objetivamente carecen de pudor o recato,


realizados en las circunstancias del “1er. párr.” del artículo 119, se prolongan en el tiempo o se
perpetran bajo circunstancias especiales, cuyo fin consiste en un sometimiento sexual gravemente
ultrajante.

En efecto, constituye un vejamen innecesario para la víctima y un


mayor peligro para la integridad física que se produzcan los actos durante una excesiva
prolongación temporal, sea porque dure más que el requerido para el acto de abuso o bien se trate
de una modalidad reiterada o continuada a través del tiempo.

Lo propio ocurre cuando existe un acto único altamente ofensivo


del bien jurídico protegido, por el carácter degradante o por el peligro que trae aparejado. Se trata
de actos que son intrínsecamente escandalosos, humillantes, peligrosos, de alto contenido vejatorio
para quien los sufre.

Naturalmente se trata de conductas objetivamente


desproporcionadas respecto de las contempladas en la figura básica, que no dependen de la
sensibilidad extrema del sujeto pasivo.

La progresividad con que el Código Penal tipifica las diferentes


agresiones sexuales demuestra que el abuso sexual gravemente ultrajante alude a hechos que
violentan severamente la dignidad de la víctima, de una ofensa grande o injuria de mucha entidad, y
lo ubican, por tanto, en una posición intermedia entre el abuso sexual simple y la violación (TCP,
Sala VI, c. N° 58.920 “Sanchez, Pablo Héctor y Klenk, Esteban Gabriel s/Recurso de Casación,” rta.
14/3/2016)".

A partir de lo expuesto, tomando como base los hechos que se


tuvieran por acreditados en el caso de autos: introducirse en la cama de la niña mientras tenía 12 y
13 años, manosearla con las manos en sus pechos, piernas y vagina, primeramente sobre la ropa y
luego bajo las prendas, por a quien la había reconocido legalmente iniciando la convivencia con ella;
importa un acto altamente ofensivo del bien jurídico protegido, por el carácter degradante,
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humillante, de alto contenido vejatorio, por lo que, por las circunstancias de su realización, importa
un sometimiento sexual del tenor señalado en el segundo párrafo del artículo 119 del Código Penal.

Con relación a la figura de "corrupción" (art. 125, CP) y la


modalidad concursal aplicable al caso y el posible desplazamiento de un tipo respecto de otro, se
advierte que la sentenciante abordó la cuestión, concretamente dijo que el carácter prematuro e
incestuoso de los ataques sexuales consumados sobre la menor poseen idoneidad y plena
potencialidad para alcanzar el concepto de corruptivos; y que la tutela de los bienes jurídicos
altamente personales impone autonomía de cada uno de los actos lesivos que satisfagan los tipos y
respondan a ocasiones separable y diferenciables, torna procedente "el concurso real
correctamente pactado por las partes", lo que en el marco de la especial modalidad de
enjuiciamiento aplicable y la conformidad manifestada para la defensa, sumado a que el
impugnante no expresa tampoco el perjuicio que lo decidido sobre el punto le provoca a su asistido,
denota insuficiencia del recurso para alterar lo dispuesto e implica por ello también, la confirmación
de la sentencia en ese aspecto.

Finalmente, se observa que para merituar la pena, la juzgadora


impuso un quantum de sanción equivalente al pactado en el acuerdo de juicio abreviado.

De la lectura de la resolución impugnada surge que la juez no


valoró agravantes, ni atenuantes. En concreto, al tratar en el veredicto la quinta cuestión, expresó
que no valoraba circunstancias atenuantes, mas allá de la neutral impresión que le causara el
encartado en la audiencia "de visu"; y al hacer lo propia en la sexta, dijo, que no habiendo sido
introducidas por las partes la existencia de circunstancias agravantes, en orden a lo previsto por el
art. 371, tercer párrafo del CPP., consideraba que debía omitirse su dilucidación.

El sistema general de determinación de la pena adoptado por el


Derecho Penal Argentino -de penas relativas-, en el que se mencionan pautas de orientación
ejemplificadoras, sin determinar no sólo el sentido sino tampoco el valor de cada una de las
circunstancias, sólo permite evaluar si las reglas seguidas cumplen con el deber de fundamentación
explícita que posibilite el control critico-racional del proceso de decisión (Conf. Sala I TCPBA, causa
"Valant" del 14/8/2018; "Carleo" del 21/2/2018).

No existe norma que establezca determinado método de


dosificación de la pena.

En tal sentido la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de


Buenos Aires ha dicho que: "...Si lo que la defensa pretendía era que además de ello, la decisión
hubiera asignado un valor numérico a cada pauta, sumando y restando cada una de ellas sobre
algún punto de ingreso a la escala penal, corresponde señalar que esta Corte ha declarado
invariablemente que ese método no resulta impuesto por norma alguna..." (SCBA P. 125.464, del
22/12/15, entre otras).

La evaluación conjunta del ilícito, el grado de culpabilidad del


imputado con el correctivo de la peligrosidad y las reglas de los arts. 40 y 41 del Código Penal, no

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permiten arribar a un monto con exactitud matemática. 

Además, cabe mencionar que el principio de proporcionalidad es


un elemento distintivo de todo ordenamiento jurídico sometido a los principios del Estado de
derecho, compuesto por criterios de idoneidad (para la consecución de su objetivo), necesidad
(atendiendo al derecho penal como ultima ratio o in dubio pro libertate) y exigibilidad, que se
establece con el fin último de lograr un trato justo y de gravamen adecuado para el ciudadano
(HASSEMER, Winfried, "El principio de proporcionalidad como límite de las intervenciones
jurídico-penales", en El principio de proporcionalidad penal, Editorial Ad-Hoc, 2014).

Con lo señalado, la pena de catorce (14) años y seis (6) meses de


prisión, accesorias legales y costas del proceso, por resultar autor penalmente responsable del
delito de como autor penalmente responsable del delito de abuso sexual gravemente ultrajante
agravado por haber sido cometido por quien tenía a su cargo la guarda de la menor y aprovechando
la situación de convivencia preexistente –cometida en forma reiterada- en concurso real con abuso
sexual con acceso carnal cometido por quien tenía a su cargo la guarda de la menor y
aprovechando la situación de convivencia preexistente y corrupción de menores agravada, de
conformidad a lo previsto por los arts. 45, 54, 55, 119, segundo y tercer párrafo en función del
párrafo cuarto incisos b y f y 125 primer y tercer párrafo del Código Penal, impuesta a Rodrigo
Casanova, no sólo que no se advierte que sea desproporcionada ni carente de fundamentación,
sino que se ajusta al acuerdo de juicio abreviado oportunamente celebrado.

Por lo tanto, propongo rechazar por improcedente la impugnación


interpuesta en favor de Rodrigo Casanova; con costas (arts. 40, 41, 45, 50, 54, 55, 119, segundo y
tercer párrafo en función del párrafo cuarto incisos "b" y "f" y 125 primer y tercer párrafo del CP;
209, 210, 371, 373, 375, 395, 399, 530 y 531 del CPP. Asimismo, tener presente la reserva del
caso federal formulada (art. 14, Ley 48).

Así lo voto.

A la misma segunda cuestión el señor juez doctor Carral dijo:

Abro respetuosa disidencia respecto del sufragio del distinguido


colega que lidera el acuerdo, doctor Maidana.

En lo puntual considero que, en el caso, corresponde hacer lugar al


recurso de casación articulado y casar parcialmente el fallo, en tanto se aplicó erróneamente el art.
125 del Código Penal.

Inicialmente es necesario apuntar que la descripción de la


materialidad infraccionaría descripta en la cuestión segunda del veredicto, no incluye el delito de
corrupción de menores.

En efecto la magistrada integrante del Tribunal en lo Criminal Nº7


de San Isidro tuvo por comprobado que "…desde el mes de diciembre del año 2016 y cuanto
menos hasta el 8 de junio de 2017; sin poder precisar fechas exactas, el aquí imputado abusó

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sexualmente de su hija menor Paz Marida García Haymes Casanova, en diversas oportunidades,
comenzando cuando la niña contaba con doce años de edad hasta sus trece años de edad, en
circunstancias en que la víctima se encontraba a su cuidado y en la casa que convivían sita en La
Rabida 1951 de Beccar, Partido de San Isidro, aprovechando la ausencia de la madre, procedió a
ingresar al cuarto de la niña, en el piso superior, mientras esta se encontraba acostada para dormir,
vestida con su pijama, se subía sobre la niña, la manoseaba con las manos en sus pechos, piernas
y vagina, primeramente sobre la ropa y luego bajo las prendas, para posteriormente penetrarla
vaginalmente con su pene, ocasionando a la niña dolor, quien en ese tiempo era virgen y nunca
había mantenido relaciones sexuales con persona alguna. En algunas oportunidades, además de
manosearla y penetrarla con su pene por [vía] vaginal, [hacía que le practicara sexo oral], a lo que la
niña no se oponía por ignorancia e inmadurez sexual y su situación de vulnerabilidad".

De la lectura del hecho afirmado por la sentenciante claramente se


repara que no fueron aludidos ninguno de los elementos objetivos del tipo penal enrostrado.

A la par, al analizar el cuadro probatorio sobre el cual se sustenta la


condena recurrida, y el rendimiento de los distintos medios de prueba que lo integran, se observa
que allí no se recorre camino alguno de corroboración sobre este aspecto de la hipótesis
acusatoria.

A su vez, al tratar la cuestión primera de la sentencia, la magistrada


sostuvo que, por el carácter prematuro e incestuoso de los ataques sexuales consumados sobre la
menor, estos poseen idoneidad y plena potencialidad para alcanzar el concepto de corruptivos.

Dicho ello me permito señalar que la figura penal que nos convoca
presenta algunas dificultades, por lo que amerita realizar algunas consideraciones.

En la causa N°11055 (Registro de Presidencia N°39190)


caratulada "Rodríguez Rito, Ramón s/ Recurso de Casación", hice referencia a que la norma
contenida en el art. 125 del Código Penal resultó cuestionada tanto por su ámbito de
indeterminación sobre las conductas disvaliosas, como así también respecto del resultado
específico que se intenta evitar.

Por tal razón, resalté que pese a no alcanzar un supuesto de


aquellos que ameriten declarar su inconstitucionalidad, era necesario extremar los recaudos al
momento de su aplicación.

Desde esa perspectiva, dos serán las vías, vinculadas


estrechamente, por las cuáles deberá transitar la operatividad de la norma.

Una de ellas consiste en la adecuada conceptualización del bien


jurídico afectado en estos casos; al respecto, adhiero a las palabras del doctor D´Alessio cuando
afirma "…[el bien jurídico] es la interferencia en el proceso de formación de la sexualidad o el
normal desarrollo de ella … cuando se sostiene que la ley tiende a tutelar el normal o sano
crecimiento sexual y castigar como corrupción los actos que ponen en peligro dicho desarrollo, sólo
se dice lo correcto si se interpreta que lo que se reprime es la influencia o interferencia negativa en
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el libre crecimiento sexual de las personas, mediante la realización de prácticas sexuales, que
tengan la capacidad de pervertir o depravar sexualmente a la víctima…" (Código Penal, Comentado
y Anotado, Andrés J. D´Alessio, año 2004, Ed. La Ley, Página 188) aun cuando la exégesis que
corresponda asignar en la actualidad a los verbos "pervertir" o "depravar" puedan tener un alcance
diferenciado al que le concedía en su época la doctrina citada.

Está claro que todo ataque a la integridad sexual trae aparejado


como insoslayable consecuencia una afectación en la psiquis de la víctima, pero para que tales
actos constituyan a su vez un supuesto de corrupción es razonable exigir -al menos desde un juicio
potencial- la posibilidad de que tales actos marquen una huella profunda en el psiquismo del sujeto
pasivo, con aptitud para torcer el sentido natural, biológico y sano de la sexualidad.

El segundo camino por el cual es posible corregir la ya anunciada


indeterminación de la norma que nos ocupa, es mediante la realización de una adecuada
interpretación del contenido ideológico del verbo típico.

En ese contexto la acción de "promover" la corrupción es siempre


indicativa de que la intención del autor no es únicamente obtener una limitada o esporádica
satisfacción de desde el plano de la genitalidad sexual, sino lograr el fin último de obtener la
corrupción o depravación de la víctima.

Ambas dimensiones posibilitan dilucidar si los hechos


constitutivos, en sí mismos, como supuestos autónomos de abuso sexual tienen entidad suficiente
para ser considerados corruptores, pues, de lo contrario, todo abuso sexual en perjuicio de un
menor implicaría la materialización de la figura penal denominada corrupción.

Reitero. No puede establecerse como regla general que todo


abuso sexual cometido contra un menor se presente como el delito de corrupción, antes bien, esa
sería la excepción cuando tal acto aislado provoque en la víctima su corrupción o depravación.

Todos, o al menos la mayoría, de los comportamientos sexuales


que castiga el Título III del Código Penal, pueden dejar secuelas a nivel psíquico, pero no siempre
tendrán la capacidad de desviar el desarrollo de la sexualidad, que es lo que caracteriza la figura
bajo estudio.

De este modo, si todo abuso deja un daño psíquico y, además,


cuando ese daño es grave, ya se ha previsto un tipo penal especial, dentro del art. 119, parece
razonable sostener que la configuración del delito de corrupción no puede basarse únicamente en la
producción de un resultado de esas características.

El abuso sin otro designio subsecuente debidamente demostrado,


encuentra suficiente recepción legal en el régimen dispuesto en el art. 119.

En efecto, la corrupción, a diferencia del abuso, se caracteriza por


la procurara de la perversión en el sentido de desnaturalizar la salud sexual de la víctima; en cambio,

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si el sujeto activo comete uno o varios abusos con la única finalidad de satisfacer sus deseos
sexuales, no puede afirmarse el elemento subjetivo que exige este delito.

En otras palabras, hay corrupción cuando, mediante las prácticas


sexuales el sujeto activo busca, además de su satisfacción sexual, provocar un efecto psicológico
en la víctima menor de edad: por ejemplo, cuando, además de abusar sexualmente de ella,
pretende que la niña o niño comprenda esas prácticas como normales o adecuadas, cuando se
enseña o instruye a la víctima a realizar esa clase de comportamientos o se fomenta la práctica
premiando a la niño o niña con algo material.

Por consiguiente, no habrá corrupción cuando, pese a lo prematuro


del acto sexual, no se refleje la posibilidad (peligro potencial) de que dicho acto interfiera
negativamente en el libre crecimiento sexual de la víctima, ello a partir de la evaluación de las
características objetivas de la acción ex ante y el grado de madurez de esta.

Por todo lo expuesto, propongo al acuerdo casar parcialmente el


fallo recurrido y absolver a Rodrigo Casanova en orden al delito de corrupción de menores
agravada y, considerando que un reenvío para que un nuevo tribunal sustancie y decida la cuestión
de la pena, sujeta a la interpretación delineada, constituiría una dilación que debemos evitar (art. 15
Const. pcial. y 2 CPP), propicio asumir competencia positiva a nivel de la sanción considerando
adecuado imponer al nombrado, la pena de trece años (13), prisión, accesorias legales y costas del
proceso, con más su declaración de reincidencia, rechazando en lo demás el recurso de casación
articulados (arts. 18 y 75 inc. 22° Const.nac; 8.2.h CADH, 14.5 PIDCyP; 40, 41, 45, 119 párrafos
segundo y tercero y cuartos inciso b) y f) y 125 primer y tercer párrafo, CP; 421, 433, 448, 450, 451,
454 inc. 1°, 456, 460 y concs., CPP). En tal inteligencia, y con los alcances indicados, a esta
primera cuestión VOTO PARCIALMENTE LA AFIRMATIVA.

A la misma segunda cuestión el señor juez doctor Violini dijo:

En cumplimiento de la manda del artículo 168 de la Constitución


Provincial, y en lo que es materia de controversia en los votos precedentes, adhiero al del doctor
Carral en cuanto proclama la absolución del delito de corrupción de menores agravada, como así
también, y a la reducción punitiva que propone, pues el reenvío que mi parte pregona para fijar
pena, no encuentra apoyo en la doctrina mayoritaria de esta Sala.

Con el alcance indicado, a esta primera cuestión, VOTO


PARCIALMENTE POR LA AFIRMATIVA.

Con lo que terminó el Acuerdo dictándose la siguiente:

SENTENCIA

I. Declarar admisible la impugnación efectuada por el Defensor


Oficial, Dr. Marcelo Rodríguez Jordan.

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II. Hacer lugar parcialmente al recurso de casación deducido por la


defensa, sin costas.

III. Casar parcialmente el fallo dictado por el Tribunal en lo Criminal


N° 7 de San Isidro, y absolver a Rodrigo Casanova en orden al delito de corrupción agravada.

IV. Condenar a Rodrigo Casanova a la pena de trece (13) años de


prisión, por resultar autor del delito de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por haber sido
cometido por quien tenía a su cargo la guarda de la menor y aprovechando la situación de
convivencia preexistente - cometida en forma reiterada- en concurso real con abuso sexual con
acceso carnal cometido por quien tenía a su cargo la guarda de la menor y aprovechando la
situación de convivencia preexistente, manteniendo el resto de las declaraciones de la sentencia.

Rigen los artículos arts. 18 y 75 inc. 22 de la Constitución Nacional;


14.5 del PIDCP; 8.2.h de la CADH; 14, Ley 48; 15, 168 y 171, de la Constitución Provincial; 40, 41,
45, 50, 54, 55, 119, segundo y tercer párrafo en función del párrafo cuarto incisos "b" y "f" y 125
primer y tercer párrafo, CP; 209, 210, 371, 373, 375, 395, 399, 530 y 531, CPP.

Regístrese electrónicamente. Notifíquese y oportunamente


radíquese en el órgano de origen.

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CARRAL Daniel Alfredo


VIOLINI VÝctor Horacio
JUEZ
MAIDANA Ricardo Ram¾n
JUEZ
GONZ-LEZ Pablo Gast¾n
AUXILIAR LETRADO RELATOR DEL TRIBUNAL DE
CASACIËN PENAL

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