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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE INGENIERÍA, UNAM

EVALUACIÓN GEOESTRUCTURAL DE TALUDES Y LADERAS EN LA


VERTIENTE OCCIDENTAL DE LA SIERRA DE MONTENEGRO;
TEPETZINGO, MORELOS

Oscar Mario Pohle Morales 7287311-3


Diciembre/2010
I. Antecedentes

La empresa Cementos Moctezuma, S.A. de C.V., presentó ante la Secretaría del Medio
Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) la manifestación de impacto ambiental
relacionada con el proyecto: “Ampliación de la Cantera de Caliza de la Planta de
Cemento Tepetzingo” , misma que requiere para su aprobación, su consenso a través de
una consulta pública.
A partir de dicha consulta, fue emitido por la Subdelegación de Gestión para la
Protección Ambiental y Recursos Naturales, SEMARNAT, No. de oficio: 137.01.01.01-
028 con fecha 23 de febrero de 2010, el resolutivo que establece una serie de
condicionantes que complementan las propuestas del Promovente y que fueron
recogidas a través del proceso de consulta pública enmarcado en el Artículo 34, párrafo
tercero de la LGEEPA.

Dentro de estas condicionantes, se solicita al Promovente realizar estudios de mayor


alcance al contenido dentro de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA),
modalidad particular, que contemplen los siguientes conceptos:

1) Deberá realizar estudios geológico, geofísico, sismológico y de estabilidad de


taludes y laderas que den cuenta de los impactos vibratorios y riesgos de
derrumbes superficiales y subterráneos, relacionados con las detonaciones con
dinamita en el proceso de extracción. Dichos estudios deberán ser
complementados con una prospección sismológica continua, apoyada por los
registros de una estación sismológica regional que deberá instalarse (en caso de
no existir), en coordinación con la instancia correspondiente.
2) El Promovente deberá presentar un estudio geohidrológico a detalle en un plazo
de 90 días hábiles, a partir del cual identifique las posibles afectaciones a los
flujos subterráneos y la dimensión estimada de impactos tanto a la recarga del
acuífero como del patrón de emergencia de manantiales en el área
correspondiente al sistema ambiental.
3) Establecer un sistema de captación de escurrimientos para evitar procesos
erosivos y afectación por los mismos dentro y fuera de los límites del proyecto,
así como favorecer la infiltración de agua en la recarga de acuíferos, pudiendo
ser pozos de absorción o algún otro tipo de obra hidráulica que con base en los
estudios correspondientes se determine para reducir el efecto de pérdida de
captación e infiltración.

De acuerdo con la importancia de las acciones que se deberán realizarse para mitigar
los impactos ambientales que generará el proyecto dentro del Sistema Ambiental, el
Promovente deberá concertar convenios de colaboración con universidades o
instituciones de investigación, para que, a través de sus especialistas, asuman la
función de Supervisor Ambiental cumpliendo las actividades contempladas dentro
del resolutivo referido.

Considerando lo anterior, el presente trabajo analiza de manera preliminar la estabilidad


de laderas y taludes rocosos desde su perspectiva cinemática y dinámica, utilizando para
tal fin, el método de Markland (1972) que consiste en el análisis cinemático por medio
de estereogramas de Wulff (equiangulares) y redes de Schdmit (equiareales); y el
método de equilibrio límite, mediante el cual se comparan las fuerzas resistentes a la
falla contra las fuerzas que originan su desplazamiento.
II. Introducción

En el análisis de los macizos rocosos, los cuales presentan sistemas de fracturamiento,


se puede considerar que están formados por “bloques” de roca delimitados por un
sistema tridimensional de planos de discontinuidad, entendiéndose como discontinuidad
todas aquellas estructuras (fracturas, fallas, diaclasas, estratificación, foliación, etc.),
que forman dichos planos, los que comúnmente se conoce como fábrica estructural del
macizo rocoso.

Generalmente este tipo de discontinuidades son producidas por fuerzas tectónicas que
afectan a las rocas en un estado inicial de esfuerzos. Dependiendo de la dirección de
éstos se tiene un patrón de fracturamiento que definirá los bloques en cuestión.

Para realizar el análisis de estabilidad de un talud o ladera en macizos fracturados es


necesario considerar dos aspectos fundamentales:

• El primero consiste en el análisis de la fábrica estructural de la roca expuesta en


la ladera o talud, para determinar si la orientación de sus discontinuidades
propicia la inestabilidad de éste, lo cual se conoce como orientación
desfavorable con respecto a dichas discontinuidades. Este proceso se realiza por
medio del análisis estereográfico de la fábrica estructural, el cual se denomina
Análisis Cinemático (Piteau y Peckover, 1978).

• Una vez que se ha determinado el mecanismo de falla potencial mediante el


análisis cinemático, el segundo paso requiere un análisis de estabilidad por el
método de Equilibrio Límite, para comparar las fuerzas resistentes a la falla con
respecto a las fuerzas causantes de la falla de la ladera o talud. Esta metodología
determina el grado de seguridad por medio de un coeficiente denominado Factor
de Seguridad FS, que se define como el cociente entre la resistencia al corte en
la superficie de deslizamiento y la necesaria para mantener el equilibrio estricto
de la masa deslizante (Ayala-Carcedo et. al., 1987).

III. Generalidades sobre el análisis cinemático (método de Markland)

III.1 Proyecciones estereográficas


La proyección estereográfica es un tipo de proyección azimutal muy utilizada en
cristalografía y geología estructural, para establecer la relación angular existente entre
las caras de los cristales o entre estructuras geológicas.

Todas las proyecciones permiten la representación de objetos tridimensionales en una


superficie de dos dimensiones. Cualquiera que sea el sistema de proyección elegido, la
representación plana presenta deformaciones que pueden ser lineales, angulares y
areales. Dependiendo de la finalidad de la representación, se elige uno u otro tipo de
proyección.

Se dice que una proyección es azimutal cuando se proyecta la esfera sobre un plano, que
puede ser tangente a ella o pasar por el ecuador (proyección ecuatorial). Dependiendo
de la posición del centro de proyección, las proyecciones azimutales más utilizadas en
ingeniería geológica pueden ser: ortográficas, gnómicas, estereográficas y equiareales.
Cada una de estas proyecciones tiene propiedades que la hacen más aptas para resolver
diferentes problemas, tal como se muestra en la Tabla No. 3.1 a continuación:

Tabla No. 3.1 Características de las proyecciones azimutales más empleadas


en ingeniería geológica
Proyección Como se proyecta Ventajas Desventajas Usos

Desde la esfera Todos los círculos Gran distorsión Más comúnmente


perpendicular al máximos se próxima a los bordes para dibujar bloques
Ortográfica plano proyectan como diagrama
elipses o líneas
rectas
Desde el centro de la Los círculos Distorsión radial Mineralogía
esfera máximos se muy acentuada
Gnómica
representan siempre
como líneas rectas
Desde el punto Todos los círculos de Distorsión radial Más empleada en
opuesto al punto de la esfera se mineralogía y
Estereográfica
tangencia proyectan como geología estructural
círculos en el plano
Dibuja un arco desde Se conserva el área, Las curvas son En geología
un punto de la esfera distorsión moderada complejas estructural para el
Equiareal
hasta el plano análisis estadístico
de datos espaciales

III.1.1 Proyección estereográfica ecuatorial


En la proyección estereográfica ecuatorial, el plano de proyección pasa por el ecuador y
el centro de proyección esta sobre la superficie de la esfera en una recta perpendicular a
él (Figura No. 3.1). Este tipo de proyección define una inversión en el espacio que
transforma los puntos de la esfera en puntos del plano. Además, presenta la ventaja de
que la proyección de los círculos de la esfera se produce como círculos, lo que hace
muy sencillo la construcción de la proyección.

Figura No. 3.1Proyección estereográfica ecuatorial de un plano inclinado


Para trabajar con las proyecciones estereográficas es necesario definir una serie de
términos geométricos que definan la posición de un plano o línea en el espacio.

La orientación se define como la posición de un plano o línea en el espacio,


referenciado mediante coordenadas geográficas y su relación con el plano horizontal de
comparación. La orientación de un elemento queda defina mediante su dirección o
rumbo e inclinación (Figura No. 3.2).

• Dirección o rumbo: Ángulo horizontal comprendido entre una línea y una


dirección preestablecida, el Norte geográfico en geología estructural.
• Inclinación o buzamiento: ángulo vertical comprendido entre la horizontal y el
plano o línea considerada.

Figura No. 3.2 Elementos que definen un plano y una recta en geología

III.1.2 Tipos de representaciones estereográficas


Existen diversas formas de representación de los elementos planos y lineales en la
proyección estereográfica. Todos ellos de llevan a cabo mediante el empleo de la Red
de Wulff que se obtiene a partir de la proyección de los meridianos y paralelos de la
esfera.

Diagramas de círculos máximos o diagramas beta


Únicamente se utilizan para la representación de elementos planos. Se obtiene por la
proyección sobre el plano ecuatorial, del círculo máximo de la superficie plana
considerada. Este círculo máximo representa la intersección del plano con la esfera.

Diagrama de polos o diagrama pi


Cuando las medidas a representar en el diagrama son muy numerosas, la representación
mediante círculos máximos puede dificultar la lectura de los resultados en la red, por lo
que se suele recurrir a los diagramas de polos o diagramas pi. En este tipo de diagramas
únicamente se representan los polos de los planos o rectas, es decir, la intersección de la
recta con la esfera en el caso de elementos lineales o la intersección de la normal al
plano con la esfera si se trata de elementos planos.

En la Figura No. 3.3 se muestran las representaciones de diagramas beta (a) y diagramas
de polos (b) correspondientes a los registros de diversas discontinuidades obtenidos en
un macizo rocoso.

Figura No. 3.3 a) Diagrama de círculo máximos (beta) y b) diagrama de polos (pi)

En la figura anterior, 3.3b) diagrama de polos, pueden apreciarse claramente las


diferentes concentraciones de polos. S0 representa una estratificación con orientación
N30E – 35SE; J1 y J2 que representan dos juegos o familias de diaclasas con
orientaciones N60E – 49NW y N160E – 20SW, respectivamente.

Diagrama de densidad de polos


La proyección estereográfica de un determinado elemento de la naturaleza nunca es tan
exacta como la de líneas y planos teóricos, ya que presentan diversas irregularidades y
posibles errores de precisión. Esto hace que se produzcan dispersiones que,
dependiendo de su magnitud, pueden o no facilitar la interpretación de un polo o círculo
máximo. En este caso, se recurre a un análisis estadístico de una muestra grande de
datos con el fin de determinar la dirección y buzamiento predominantes.

Este análisis estadístico no se debe realizar mediante la proyección estereográfica, ya


que se producirá una gran concentración de puntos en la parte central del diagrama,
mostrando un sesgo hacia el plano horizontal. Para realizar este análisis se recurre a la
proyección equiareal, empleando la red de Schmidt, que permite un recuento directo de
los polos, calcular su valor estadístico por unidad de superficie y determinar las
direcciones y buzamientos predominantes (Figura No. 3.4)

Figura No. 3.4 Diagrama de densidad y polos: a) en proyección equiareal; y b) en


proyección estereográfica (equiangular)

III.2 Uso de la proyección estereográfica en el análisis cinemático


En el estudio de taludes excavados en macizos rocosos suele ser muy útil la
determinación de las discontinuidades existentes para su posterior representación
estereográfica junto con la representación del propio talud. Observando las
orientaciones de los juegos de discontinuidades y del talud puede llegarse a deducir
mediante un análisis sencillo cual será el tipo de rotura predominante (Figura No. 3.5).
Además, la proyección estereográfica nos permitirá en la mayoría de los casos obtener
las magnitudes angulares necesarias para el cálculo del factor de seguridad del talud.

Al representar en proyección estereográfica, la orientación del talud y de las


discontinuidades existentes en el mismo, se puede llegar a intuir un tipo de rotura plana,
siempre que exista alguna familia de discontinuidades de dirección similar a la del talud,
pero con buzamiento menor que este. La dirección del movimiento tras producirse la
falla será perpendicular a la dirección del talud y en el sentido de buzamiento de este.

Si se representa en proyección estereográfica la orientación del talud a estudiar y de los


juegos de diaclasas existentes en el mismo, podremos estimar la posibilidad de
ocurrencia de una rotura en cuña, cuando existen dos familias de discontinuidades con
direcciones oblicuas respecto a la dirección del talud. La posible falla en cuña quedará
comprendida entre la de las dos familias de discontinuidades. La dirección de avance de
la cuña será la línea de intersección de ambos planos de discontinuidad, cuya inmersión
y dirección se obtienen directamente de la representación estereográfica.

Si una vez representados los datos de las familias de discontinuidades observamos que
existen dos familias de discontinuidades con direcciones subparalelas a las del talud,
una de ellas con buzamineto muy suave y en el mismo sentido que el talud; y una
segunda familia con fuerte buzamiento opuesto al del talud y ligeramente perpendicular
al juego anterior, la primera familia delimitará los bloques rocosos y proporcionará la
superficie sobre la que deslizarán o girarán los bloques en función del buzamiento que
posean, generando un tipo de falla con vuelco.

Figura No. 3.5 Tipos de fallas en macizos rocosos y su representación estereográfica. a) Plana,
b) Cuña y c) Volcado.

III.3 Condiciones cinemáticas en macizos rocosos


Frente al problema de la estabilidad de taludes en rocas, pueden definirse al menos tres
situaciones características posibles:
a) Condiciones cinemáticamente estables. Referidas a la ubicación relativa en el
espacio entre los planos de falla, que no da lugar a la existencia de algún grado
de libertad cinemática para la estructura, la cual, en consecuencia, resulta estable
independientemente de las características de resistencia al corte que pudieran
desarrollarse. Más explícitamente, para que ocurran movimientos de volúmenes
rocosos en el talud, es necesario que las líneas de intersección entre planos de
discontinuidades no paralelas existentes en el macizo rocoso, buzen hacia la cara
del talud con un ángulo menor al mismo, en el sentido potencial del movimiento.

b) Condiciones de inestabilidad cinemática y de estabilidad mecánica. Cuando


están dadas las condiciones geométricas de inestabilidad cinemática, interviene
para oponerse al movimiento, la resistencia al corte que puede desarrollarse en el
contacto entre los planos de discontinuidad en cuestión.

Esta resistencia al corte es debida principalmente dos factores mecánicos: la


fricción y cohesión, cuya magnitud se encuentra determinada por la naturaleza
geológica de los materiales que constituyen la masa rocosa y las condiciones
morfológicas de las superficies de las discontinuidades.

El primer parámetro, la fricción, hace desarrollar fuerzas resistentes que no están


ligadas a las dimensiones de las superficies de contacto ya que dependen del
buzamiento o inclinación de los planos de discontinuidad. El segundo
parámetro: la cohesión, en cambio, desarrolla fuerzas resistentes de intensidad
directamente proporcional a las dimensiones de las superficies en contacto,
siendo independientes de las relaciones angulares y de ubicación en el espacio
de las estructuras.

Estas fuerzas resistentes que pueden presentarse en el contacto de las superficies


de discontinuidad, pueden ser de magnitud superior a las fuerzas actuantes
(esencialmente debidas a los efectos de la gravedad) tendientes a producir el
movimiento, por lo que en este caso el talud seguirá siendo estable, definiéndose
para él un factor de seguridad (Fs) igual a la relación existente entre fuerzas
resistentes y fuerzas actuantes; ambas calculadas en sus componentes paralelas a
la dirección potencial del movimiento.

c) Condiciones de inestabilidad cinemática y mecánica. Si además de verificarse


situaciones de inestabilidad cinemática, ocurre que las fuerzas actuantes superan
en intensidad a las correspondientes de resistencia, el factor de seguridad del
talud resultará menor que 1 y por lo tanto será inestable.

Igualmente puede ocurrir que se requiera un factor de seguridad mínimo


superior a la unidad, debido consideraciones técnicas más conservadoras o
criterios de prevención de riesgos.

En ambos casos, se requerirá una estabilización artificial del talud, la cual puede
llevarse a cabo en diferentes formas, que van desde la modificación de su
geometría hasta la aplicación de fuerzas externas estabilizantes que se sumen a
las fuerzas resistentes o ambas, inclusive.
III.4 Metodología
Debido a que este estudio se enfoca sobre un área relativamente extensa y no se
circunscribe a un talud o ladera en particular, su alcance debe estimarse como
preliminar, debido a que la confiabilidad de los resultados está íntimamente ligada a la
cantidad y representatividad de los datos estructurales, los cuales han sido limitados por
no disponerse de tiempo y recursos suficientes.

Los datos más importantes por considerar consisten en: la ubicación espacial, asociada a
la naturaleza geológica – geotécnica de las discontinuidades estructurales existentes en
la masa rocosa del área (primera familia de planos); y la ubicación en el espacio de los
planos de las pendientes topográficas (segunda familia de planos).

A partir del análisis sobre la interacción entre los diferentes planos de la primera
familia, y entre éstos y los planos de la segunda familia, se busca obtener una
zonificación de riesgos geológicos por inestabilidad de laderas y taludes.

Considerando lo anterior, la metodología aplicada es la siguiente:


1. Generación de cartografía Esc. 1 : 50, 000 incorporando el uso de Sistemas de
Información geográfica (SIG)
2. Análisis del marco geológico regional
3. Levantamiento geológico – estructural de laderas y taludes representativos
4. Caracterización de pendientes del terreno
5. Análisis cinemático de las diferentes familias de planos y su interacción
(Markland, Hoeck y Bray)
6. Análisis de estabilidad (Método de Equilibrio Límite)
7. Zonificación de riesgos por falla en laderas y taludes

III.5 Fundamento teórico


Considerando que el deslizamiento de bloques se realizará dentro de los planos de
discontinuidad, existen fuerzas de fricción que se oponen al movimiento. Dichas fuerzas
son consecuencia de la adhesión de una superficie a la otra y por la trabazón de las
irregularidades en las superficies en roce. Siempre que una superficie se desliza sobre
otra, la fuerza de rozamiento ejercida por cada bloque sobre el otro es paralela o
tangente a las dos superficies. Estas fuerzas no sólo existen cuando ocurre un
movimiento relativo, sino también están presentes cuando un bloque tiende a deslizarse
sobre otro, (Tippens, 1988).

Si se colocan dos bloques de roca dentro de un plano horizontal se tiene una resistencia
al roce de valor 0, al inclinarse dichos bloques al momento se ejercerá una resistencia al
deslizamiento debido a la fricción entre las superficies en roce contra la tendencia al
mismo producidas por el peso del bloque, conforme aumenta la inclinación del plano
llegará un momento en que las fuerzas que inducen el deslizamiento serán mayores que
las que se oponen y se producirá el movimiento del bloque, al ángulo máximo antes de
que se induzca dicho efecto se le conoce como ángulo de fricción (ϕ).
El concepto de fricción dado por Talobre (1957), es usado para representar o determinar
el ángulo entre una línea dada, la dirección de una fuerza y una línea normal al plano.
Combinada con el ángulo de fricción a través del plano, esta aproximación puede ser
usada para evaluar gráficamente la posibilidad de deslizamiento a lo largo del plano
bajo una carga activa en cualquier dirección (Figura No. 3.6). En el análisis
estereográfico de Markland (1972), este cono se representa mediante un círculo que se
proyecta en la red estereográfica, midiendo su ángulo a partir del extremo de la red
hacia el centro del talud, dándose la definición de que aquellos planos o líneas que se
encuentren dentro del área comprendida entre dicho círculo y el extremo, se encontrarán
estructuralmente estables.

Figura No. 3.6 Proyección estereográfica del cono de fricción.

La diferencia entre emplear el cono de fricción de Talobre y el círculo de fricción radica


en que en el primero la representación del ángulo de fricción es mediante la normal del
plano en la cual se tendrá estabilidad del bloque y esto se proyecta por medio de polos
hacia el derredor del polo del círculo máximo del talud, creando una elipse o
envolvente; en el segundo se ubican planos y líneas que queden comprendidos dentro
del área antes mencionada.

III.5.1 Concepto del cono de fricción de Talobre


Considérese un bloque de peso W que descansa sobre un plano con pendiente ψp (ver
Figura No. 3.7). La fuerza S está representada por S = W sen ψp y la fuerza normal N por
N = W cos ψp. Si la resistencia al corte de la superficie entre el bloque y el plano es
debido solamente a la fricción (ϕ ≠ 0, c = 0 ), la fuerza Rf que tiende a resistir el
deslizamiento viene dada por Rf = N tan ϕ = W cos ψp tan ϕ, donde ϕ es el ángulo de
fricción.
Para que ocurra el deslizamiento del bloque se requiere que S > Rf, es decir, W sen ψp >
W cos ψp tan ϕ, resultando: ψp > ϕ.
Si se asume que la resistencia a la fricción en la superficie es igual en todas direcciones,
se puede trazar un “cono de fricción” alrededor de la fuerza normal N, como se ve en la
Figura No. 3.7, donde además se puede observar la condición de deslizamiento ( ψp > ϕ )
ya que el vector W, cae fuera del cono de fricción.

Figura No. 3.7


Bloque deslizando sobre un plano por peso propio. El deslizamiento ocurre
cuando: ψp > ϕ o cuando el vector W, cae fuera del cono de fricción

III.5.2 Prueba de Markland


Una de las pruebas cinemáticas más conocida es la prueba de Markland, la cual trata de
establecer la posibilidad de fallas de borde según la línea de intersección de dos
discontinuidades planares. En este sentido para que sea posible la falla, deben cumplirse
dos condiciones:
1. La línea de intersección debe “aflorar” en la cara de la ladera o talud, es decir, la
inclinación de esa línea debe ser menor que la pendiente del terreno, medida en
dirección de la intersección.
2. El ángulo de inclinación del vector W debe ser mayor que el ángulo de fricción
ϕ para que el deslizamiento sea posible.

A continuación, se ilustra dicha prueba con un ejemplo (Figura No. 3.8):

Se tienen dos discontinuidades que afloran en un talud cuya orientación y pendiente es


110/45, analizar la posibilidad de falla. Se asume que sólo intervienen fuerzas debidas a
la gravedad.
Discontinuidad A: 020/40
Discontinuidad B: 140/60
ψf
ψi

Plano A: 020/40

Dirección de
deslizamiento

Pendiente máxima
del talud

Talud: 110/45
Plano B: 140/60
020/40

Figura No. 3.8 La línea de intersección ( I )de las dos discontinuidades define la dirección
posible del deslizamiento. Los ángulos ψf y ψi, se obtienen a partir de la red equiangular de
Wulff y representan, respectivamente, la pendiente del talud en la dirección de la recta de
intersección y el ángulo de inclinación de dicha recta.

En el ejemplo anterior, la intersección no pasa la prueba cinemática ya que ψf (37º) >


ψi (28º), de acuerdo con la medición que se obtiene mediante el uso la red
estereográfica y aún a simple vista. La evaluación hecha sólo permite señalar que
existen posibilidades de falla, pero no necesariamente que va a ocurrir; esto se debe a
que hay otros factores que intervienen en los planos de deslizamiento, entre los cuales el
más importante es la resistencia al corte. En este sentido, Markland sugiere como una
primera aproximación asumir un ángulo de fricción (normalmente entre 20º y 30º
dependiendo del tipo de roca) para evaluar si la inclinación de la recta de intersección
excede el ángulo de fricción ( ϕ ). En la proyección hemisférica esto puede ser realizado
construyendo un círculo con centro igual al centro de la proyección, inclinado a un
ángulo ϕ respecto a la horizontal, o 90- ϕ respecto a la vertical. Este círculo contendrá
todas las líneas con inclinaciones más abruptas que el ángulo de fricción ϕ.

En la Figura No. 3.9 se representa el círculo de fricción para un ángulo de 20º, Cuando
un punto que define la línea de intersección de dos discontinuidades cae dentro del área
sombreada ( entre el círculo mayor correspondiente al plano del talud y el círculo de
fricción) se dice que el talud es potencialmente inestable, cumpliéndose : ψf > ψi > ϕ.

ψf
ψi
Círculo de
fricción (20º )
ϕ = 20º

Dirección de
deslizamiento
I

Figura No. 3.9 Círculo de fricción para un ángulo de 20º. Los puntos de intersección de planos
de dos discontinuidades, que podrían eventualmente caer dentro del área sombreada, permiten
predecir que el talud es potencialmente inestable. Este es el caso del ejemplo anterior,
cumpliéndose además la condición: ψf > ψi > ϕ.

Según lo anterior se tiene que las condiciones cinemáticas para la ocurrencia de fallas
planares son las siguientes:
a) El plano sobre el cual ocurre el movimiento debe tener un rumbo
aproximadamente paralelo al plano del talud o ladera (± 20º ).
b) El plano de falla debe intersectar el plano del talud. Es decir, el buzamiento de la
discontinuidad (ψi) debe ser menor que la pendiente del talud (ψf), o sea: ψf >
ψi .
c) El buzmiento del plano de falla debe ser mayor que el ángulo de fricción en ese
plano ψi > ϕ.
d) Deben existir superficies laterales de relevamiento de esfuerzos que contribuyen
con poca resistencia al deslizamiento y que representarán límites laterales del
deslizamiento.
IV. Aspectos físicos del área de estudio

IV.1 Localización
El área de estudio se localiza en la parte Sur del municipio de Emiliano Zapata,
ocupando también una pequeña parte del municipio de Tlaltizapán, ambos
pertenecientes al estado de Morelos.

Geográficamente el área delimitada para los fines del presente trabajo queda
comprendida entre los paralelos 18º 77”y 18º 80” de latitud norte, y los meridianos 99º
16” y 99º 18” de longitud oeste, abarcando una porción de la vertiente occidental de la
Sierra de Montenegro; accidente orográfico que separa a los valles de Cuernavaca y
Yautepec, situados en la porción centro-occidental del estado (Figura No. 4.1).

Figura 4.1 Localización del área que comprende el análisis de estabilidad de laderas.

IV.2 Condiciones hidrológicas


La extensión considerada en este informe se localiza entre el parteaguas de la Sierra de
Montenegro y la vertiente occidental que drena hacia el arroyo Agua Dulce, cuya
corriente se ubica hidrológicamente dentro de la Región RH-18 Balsas, Subregión Río
Amacuzac, Cuenca del Río Yautepec.
Las numerosas cañadas que confluyen hacia el colector principal de Agua Dulce son de
carácter efímero, de manera que únicamente durante la época de lluvias conducen aguas
de torrente cuya fuerza erosiva es considerable debido a la fuerte pendiente de sus
cauces ( 24% pendiente media), estimándose un caudal de hasta 11.6 m3/s y velocidades
de aproximadamente 6 m/s.

Estas cañadas definen tres pequeñas cuencas alargadas (Figura No. 4.2), cuyas
dimensiones se muestran en la Tabla No. 4.1 a continuación:

Tabla No. 4.1 Parámetros hidrológicos de cuencas en Tepetzingo, Mor.


Longitud
Superficie Cota superior Cota inferior
Cuenca cauce
(km2) (msnm) (msnm)
principal (m)
A 1.30 3, 355 1, 650 1, 150
B 1.32 2, 950 1, 620 1, 180
C 2.49 2, 716 1, 640 1, 200

Figura No. 4.2


Del mapa anterior se observa que la explotación de la cantera, situada en la zona más
alta y en la divisoria hidrológica, alterará el régimen de escurrimientos en las citadas
cuencas, dos de las cuales convergen en la población de Tepetzingo (B y C), pudiendo
originar inundaciones, flujos detríticos y deslizamientos.
De acuerdo con los registros meteorológicos de la Estación Ticumán, se tienen los datos
de precipitación mostrados en la Tabla No. 4.2, y cuya gráfica se ilustra en la Figura No.
4.3.

A partir estos datos de precipitación y considerando los parámetros hidrológicos de las


cuencas A y B, se estimó el volumen promedio de escurrimiento, aplicando los
métodos: Básico racional, Ven Te Chow e Hidrograma Triangular Unitario,
obteniéndose los resultados mostrados en la Tabla No. 4.3 y sus gráficos
correspondientes (Figuras Nos. 4.4 y 4.5)

Tabla No. 4.2


Normales climatológicas. Periodo de registro: 1971 - 2000.
Estación climatológica 17018, Ticumán, Tlaltizapan, Mor. (Precipitación en mm)
Precipitación Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic
Máxima 24 h 33.80 16.50 25.50 37.50 68.20 89.20 84.00 89.80 75.40 58.80 32.80 30.40
Máxima mensual 100.90 21.30 28.70 84.70 190.80 359.20 345.50 338.80 442.80 129.40 62.50 59.80

Registro de precipitación Estación Ticumán (1971 - 2000)

450

400

350
Precipitación (mm)

300

250

200

150

100

50

0
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

Máxima 24 h Máxima mensual

Figura No. 4.3

Tabla No. 4.3


Gastos de escurrimiento por cuenca (m 3 /s)
Cuenca B
Método
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic
Q Max Racional 1.99 0.22 0.88 2.28 7.40 11.56 10.50 11.68 8.78 5.67 1.68 1.40
Q Ven T Chow 0.61 0.12 0.35 0.75 1.99 2.96 2.69 2.95 2.31 1.59 0.58 0.50
Q H. Unitario 0.34 0.09 0.21 0.01 0.34 1.16 1.08 1.17 1.17 0.95 0.32 0.29
Promedio 0.98 0.14 0.48 1.01 3.24 5.23 4.76 5.27 4.09 2.74 0.86 0.73
Cuenca C
Método
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic
Q Max Racional 2.30 0.43 1.86 5.02 17.09 27.17 24.58 27.47 20.43 12.96 3.63 3.00
Gastos de escurrimiento estimados en cuenca B

14

12

10

8
m /s
3

0
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

Q Max Q V.T. Chow Q H. Unitario Promedio

Figura No. 4.4

Gastos de escurrimiento estimados en cuenca C

30

25

20
m /s

15
3

10

0
Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

Q Max Q V. T. Chow Q H. Unitario Promedio

Figura No. 4.5


Considerando los resultados anteriores, los escurrimientos más importantes inician a
partir del mes de junio, manteniéndose hasta septiembre donde alcanzan su máximo
caudal, esto último asociado a la época de ciclones.
IV.3 Marco geológico

IV.3.1 Fisiografía
Atendiendo a la clasificación de Erwin Raisz (1964), Morelos se ubica dentro de dos
provincias fisiográficas: la provincia de la Sierra madre del Sur y la provincia del Eje
Neovolcánico. La primera se subdivide en dos subprovincias dentro de la entidad: la de
Lagos y Volcanes de Anáhuac y la del Sur de Puebla.

La provincia de la Sierra Madre del Sur se encuentra representada dentro del territorio
morelense por la subprovincia: Sierras y Valles Guerrerenses. Dicha subprovincia
abarca dentro del territorio estatal 2, 148 km2, que equivalen al 43% de la superficie
total estatal. Esta subprovincia se distingue por contener los siguientes rasgos
morfológicos: el abanico aluvial surcado de lomeríos y barrancas situado al poniente de
Cuernavaca; las Sierras Escarpadas calcáreas localizadas al Noreste de la subprovincia,
la llanura aluvial con lomeríos de Yautepec, la llanura aluvial que se extiende desde
Emiliano Zapata a Jojutla y la gran meseta calcárea que va desde Xochicalco hasta
Tehuixtla.

El municipio de Emiliano Zapata se localiza en la Provincia de la Sierra Madre del Sur,


y en la subprovincia de las Sierras y Valles Guerrerense, localmente caracterizadas por
dos sistemas de topoformas; un relieve constituido por estrechas llanuras volcánica y
aluviales de suave pendiente; y otro conformado por alargadas sierras que destacan por
su relieve, y que se extienden en dirección Nor-Noreste, entre las cuales se encuentran
la Sierras de Montenegro y la secuencia de estructuras más o menos oblicuas que
limitan el Valle de Ticumán en su porción oriental. Estas estructuras se han formado a
partir de grandes plegamientos que se formaron en rocas cretácicas y que
posteriormente han sido labrados por la erosión, quedando expuestos los flancos de
dichos plegamientos y depósitos asociados a procesos de fallamiento e inestabilidad que
dieron inicio en el Paleógeno. El Valle de San Gaspar, limita al poniente con una serie
de edificios volcánicos y relictos cretácicos de pendiente abrupta, diseminados a lo
largo de una línea sensiblemente paralela a la Sierra de Montenegro; siendo ésta última
la divisoria hidrológica entre el valle mencionado y el de Ticumán, situado al oriente
(Figura No. 4.6).
Figura No. 4.6 Morfología de los Valles de San Gaspar y Ticumán

IV.3.2 Geomorfología
Las formas de relieve que destacan dentro de los municipios que ocupan parte del Valle
de San Gaspar, entre ellos Emiliano Zapata, ofrecen un fuerte contraste topográfico que
se encuentra normado por grandes estructuras geológicas de origen tectónico (Figura No.
4.7).

En primer término, se distingue una extensa fosa tectónica o “Graben” oculta bajo una
gruesa cubierta aluvial y volcánica, que conforma lo que actualmente se denomina Valle
de San Gaspar, el cual se extiende de Noreste a Suroeste desde la localidad de Progreso
hasta la población de Atlacholoaya; bifurcándose en este último lugar hacia el Valle de
Zacatepec, en dirección Sureste, y hacia las poblaciones de Alpuyeca y Xoxocotla con
dirección Surponiente. Su expresión topográfica consiste en una alargada planicie de
suave pendiente, cubierta por derrames de lava de composición basáltica, que, debido a
su alta permeabilidad secundaria, no muestra un drenaje definido, o bien, éste es incierto
y sinuoso. Dentro de dicha topoforma se localizan todos los manantiales que se
encuentran en el área y es común encontrar “dolinas” y tubos volcánicos a lo largo de su
extensión.

Delineando el límite Poniente del Valle de San Gaspar, se encuentra una serie de altos
topográficos que conforman un pilar tectónico o “Horts”, constituido por estructuras
volcánicas (domos y conos cineríticos) de naturaleza basáltica, emplazadas dentro del
flanco de un anticlinal fallado. Las rocas expuestas en dicho sinclinal comprenden
depósitos marinos del Cretácico constituidos en su mayoría por caliza y en menor
proporción lutita. El drenaje observado dentro de esta unidad es mixto, dependiendo si
se trata de una superficie volcánica donde su curso es poco definido, y un drenaje
dendrítico muy espaciado en los cuerpos calcáreos.

En la frontera oriental del valle mencionado, sobresale claramente por su fuerte relieve
la Sierra de Montenegro, que constituye el flanco de un extenso sinclinal recumbente,
cuyo eje corre en dirección Nororiente – Surponiente. Las rocas expuestas muestran una
serie sedimentaria invertida, ya que las formaciones más jóvenes ocupan la parte más
baja y las más antiguas, la cresta de la sierra. Esta estructura se encuentra afectada por
numerosas fallas que varían en edad y tipo. Así las más antiguas son fallas de rumbo
que bisectan transversalmente la secuencia sedimentaria, así como fallas inversas o de
compresión que se observan en pequeños plegamientos locales. La falla más notable y
reciente, se extiende a todo lo largo de la Sierra de Montenegro y está marcada por una
pared casi vertical, que constituye su plano de falla. El relieve de esta unidad se
caracteriza por un brusco cambio de pendiente en el flanco de la falla, donde el drenaje
varía de radial a dendrítico subparalelo, pasando a partir de la arista de la sierra, hacia el
oriente, a una topografía más suave y redondeada, donde predomina un drenaje
subparalelo ampliamente espaciado.

Figura No. 2.10

Figura No. 4.7 Geomorfología de los valles de San Gaspar y Ticumán

IV.3.3 Estratigrafía
A partir de los trabajos de Fries (1956, 1960) se reportó una columna estratigráfica para
la porción septentrional del estado de Morelos, así como para las porciones occidental y
oriental de la hoja Cuernavaca (E14A59; INEGI, Esc. 1:50, 000). Actualmente, dicha
columna estratigráfica ha persistido con ligeras modificaciones, por lo que se describe
brevemente a continuación, siendo importante mencionar que en el área de estudio no
se observan todas las unidades litológicas descritas.

Cretácico
Este periodo se encuentra representado por una serie de rocas sedimentarias de
naturaleza calcárea, depositadas en un ambiente marino de plataforma continental,
siendo integrada por las formaciones: Xochicalco (Barremiano-Aptiano medio),
formada por calizas de espesor variable, con intercalaciones de pedernal; Morelos
(Albiano inferior-Cenomaniano), la cual cubre discordantemente a la unidad anterior y
se integra por calizas y dolomías intercaladas, que contienen bandas, lentes y nódulos
de pedernal; Cuautla (Turoniano), que sobreyace a la anterior, constituida por calizas
masivas que contienen lentes y nódulos de pedernal; y Mezcala (Coniaciano-
Campaniano medio), sobreyaciente a la secuencia descrita, conformada por una
estratificación tipo flysch integrada por calizas arcillosas, limolitas y lutitas intercaladas.

Terciario
Dicho periodo inicia a partir de la deposición del Grupo Balsas (Eoceno medio-
Oligoceno medio), el cual contiene calizas de ambiente lacustre, evaporitas,
conglomerados volcánicos y calcáreos (conglomerado rojo), areniscas, brechas y tobas
volcánicas con lavas interestratificadas; Le sobreyacen una secuencia de andesitas,
dacitas y riolitas cuya edad varía entre 29 y 16 Ma y que conforman las formaciones
Tilzapotla y Xochitepec; la primera reportada por Fries (1956, 1966) en la cercanía de
la Ciudad de Cuernavaca y en el sur del estado de Morelos. Pohle (2005) reporta
afloramientos de dicha unidad en el cauce de la barranca El Sabino, Municipio de
Temixco, Mor. Morán-Zenteno et al. (1998-1999) le asignan edades entre 38.2 y 31.6
Ma.

La Formación Xochitepec se encuentra integrada por tobas, brechas y otros productos


volcánicos de composición andesítica a dacítica (Mooser, 1957; Schlaepfer, 1968).

Les sobreyace la Formación Tepoztlán (Mioceno), conformada por una secuencia


volcánica (nubes ardientes) y vulcanoclástica (avalanchas de lodo ó lahares), cuyo
espesor se estima en 800 m y acusa un ligero buzamiento hacia el norte. Macias et al.
(1997) reportaron una serie de derrames basálticos, con un espesor de 100 a 500 m que
sobreyacen a la Formación Tepoztlán, nombrándola secuencia máfica basal.

Cubriendo a las unidades anteriores se encuentra la Formación Andesita Zempoala,


reportada por Fries (1960), la cual consiste en andesitas interestratificadas con brechas
volcánicas, derrames de lava y depósitos vulcanoclásticos, con un espesor total de 800
m.

Les sobreyace la Formación Cuernavaca (Plioceno superior), cuyos depósitos muestran


fuertes variaciones laterales y verticales, se integra por conglomerados que en conjunto
forman un extenso abanico aluvial (Glacis de Buenavista), siendo su granulometría muy
variable, compuesto por fragmentos de material volcánico predominantemente
andesítico, generalmente matriz-soportados dentro de arenas, limos y en menor medida
arcilla. Dicha unidad aflora en la parte occidental de la Ciudad de Cuernavaca y en el
área de estudio se encuentra cubierta completamente por basaltos de la Formación
Chichináutzin.
Cuaternario
Constituido por las formaciones: Grupo Chichináutzin (Pleistoceno superior-Reciente),
integrado por material volcánico cuyo espesor llega hasta los 1, 800 m, emitido por
volcanes monogenéticos; Aluvión, conformado por depósitos fluviales y suelos.

En la Figura No. 4.8 se muestra la carta geológica del área que comprende la zona de
estudio.

Figura No. 4.8. Geología de San Gaspar y Ticumán


V Propiedades del macizo rocoso en el sitio

V.1. Clasificación de la masa rocosa


La mayor deficiencia en las pruebas de laboratorio consiste en que los especímenes
seleccionados para su ensaye representan una pequeña parte del macizo rocoso, debido
a que el muestreo debe ser selectivo por cuestiones económicas y prácticas.

Con el fin de subsanar dichas limitaciones se han desarrollado una gran variedad de
sistemas para la clasificación de macizos rocosos, que sirven como guía para evaluar sus
propiedades mecánicas. En Japón, por ejemplo, existen 7 diferentes sistemas de
clasificación, cuya utilización depende de las condiciones particulares que se observan
en el terreno.

Probablemente las clasificaciones más conocidas en el mundo son: el sistema Rock


Mass Rating (RMR) de Bieniawski (1973, 1974) y el sistema Rock Tunnelling Quality
Index (Q), de Barton, Lien y Lunde (1974). Estas clasificaciones incluyen información
sobre esfuerzos en la roca intacta, el espaciamiento, número y condiciones estructurales
de las discontinuidades, la influencia de subpresiones por agua intersticial y la
orientación e inclinación de sus planos. Dichas clasificaciones fueron desarrolladas
originalmente para evaluar los requerimientos de soporte en túneles, pero su uso se ha
extendido ampliamente hacia otras aplicaciones.

V.2 Índice de resistencia geológica, GSI (Hoek-Brown, 1994)


El índice de resistencia geológica, GSI, fue desarrollado por Hoek (1994) para evaluar
la resistencia de macizos rocosos según el criterio generalizado de Hoek-Brown. Este
índice de calidad geotécnica se determina en base a dos parámetros que definen la
resistencia y la deformabilidad de los macizos rocosos:
• La estructura del macizo rocoso, definida en términos de su grado de
fracturamiento o “blocosidad”.
• Grado de rugosidad de las discontinuidades e intemperismo.

La evaluación del índice GSI varía entre 0 y 100, definiéndose 5 tipos de calidad:
- Calidad Muy pobre ( 0 ≤ GSI ≤ 20 )
- Calidad pobre (20 ≤ GSI ≤ 40 )
- Calidad regular ( 40 ≤ GSI ≤ 60 )
- Calidad buena ( 60 ≤ GSI ≤ 80 )
- Calidad muy buena ( 80 ≤ GSI ≤ 100 )

La determinación en el terreno del índice GSI no requiere cálculos, ya que su valor se


obtiene directamente de la carta mostrada en la Figura No. 5.2, comparando las
descripciones tipo con las características geológicas in situ.

Respecto al uso del índice GSI para caracterizar geotécnicamente un macizo rocoso,
cabe señalar que es apropiada sólo cuando el dimensionamiento de las discontinuidades
es pequeño comparado con el tamaño de la estructura sujeta a análisis, esto es, no
muestra grandes variaciones o anisotropismo; de otra forma se recomienda el análisis
puntual.
También es importante mencionar que uno de los problemas comunes para el uso del
índice GSI en campo, puede presentarse en terrenos muy fracturados por sobrevoladuras
(Figura No. 5.1), por lo que, en la medida de lo posible, se habrán de buscar taludes que
muestren voladuras bien controladas para el uso adecuado de dicho índice

Figura No. 5.1Fracturamiento severo por sobrevoladura


Figura No. 5.2 Índice de resistencia geológica, GSI (Hoek-Brown, 1994)
V.3 Criterio Hoek – Brown

V.3.1 Determinación de la resistencia al corte en macizos rocosos aplicando el criterio


de Hoek – Brown.

A continuación, se describe el criterio de rotura propuesto por Hoek y Brawn tanto en


roca intacta como en macizos que exhiben características predominantes de
diaclasamiento y meteorización.

En diversos ensayos de laboratorio, basados en los fundamentos teóricos sobre fractura


y propagación de grietas en roca, Hoek y Brown, desarrollaron una hipótesis empírica
de rotura estableciendo la siguiente relación entre los esfuerzos principales σ1 y σ3, es
decir:

  + s
2

   
= + m  
3

 
1 3 c
 c

En forma adimensional: (A.1)

 
=  + m 
 + s
2
3

 
1 3

 c   
c
c
 c

Donde:

 1
= esfuerzo principal mayor en la rotura

 3
= esfuerzo principal menor en la rotura

 c
= resistencia a la compresión simple de la roca intacta

m, s = constantes que dependen de las propiedades de la roca, haciendo s = 1 cuando la


roca está intacta.

El parámetro (m) controla la curvatura entre los esfuerzos principales, mientras que (s)
regula la localización de la curva entre  1 y  3 .

En la Tabla No. 5.1, se muestran los diferentes valores de m y s, dependiendo del grado
de diaclasamiento y de meteorización del macizo (Hoek y Brown).
La resistencia a la compresión simple de la roca intacta  c
se obtiene al considerar que
no existe confinamiento lateral ( 3 = 0 ), y que además s = 1, dando como resultado a
través de la Ec. A.1 que  1 =  c .

Cuando el macizo presenta planos de fracturamiento, s < 1. Por lo tanto, la resistencia a


la compresión de la masa rocosa  cm es una fracción de  c , como se puede apreciar
más adelante.

Elevando al cuadrado ambos miembros de la Ec. A-1 y despejando  3 se tiene:

  1
(m )
1
m
 3 =  1 + 2   c  2 2
  c2 + 4  m 1   c + 4  s  c2
2
(A-2)

Tomando la raíz no positiva de (m2   c2 + 4  m 1   c + 4  s  c2) ya que


 3
corresponde al esfuerzo principal menor, se tiene:

  1
(m )
1
m
 3 =  1 + 2   c − 2 2
  c2 + 4  m 1   c + 4  s  c2
2
(A.3)

La resistencia a la tracción  t
se determina al considerar  1
= 0, así la ecuación
anterior quedaría:

 3 =  t = 2 c  m −

(m2 + 4  s) 
1
2
(A.4)

A través de las ecuaciones (A.1) y (A.2) se aprecian los límites de s, es decir:

s = 1,  =
1 c
 roca intacta

s = 0,  =
3 t
= 0  roca muy fracturada

Por lo anterior resulta, que, para otros estados intermedios del macizo rocoso, (s) se
encontrará dentro del entorno 0 < s < 1.

El valor de m en la roca intacta puede hallarse midiendo el ángulo α que forma la


superficie de falla con la dirección del esfuerzo principal menor  3 .

Como puede observarse en la Figura No. 5.3, la magnitud de (α) se determina mediante
la siguiente expresión:
1

 
2

 1 
  1   
2
m
tan  =
   = 1 + 1 
(A.5)
  3   3  2
 2 m  + s  
  c  

Considerando que:

s=1  roca intacta

 3
=0  ensayo de compresión no confinado

Resulta:

 m
 = 1 +
2
tan  (A.6)
 2

m=2 (tan  − 1)2


(A.7)

Tabla No. 5.1

VALORES TÍPICOS DE LOS PARÁMETROS DE ROTURA, SEGÚN CRITERIO DE HOEK Y BROWN

Rocas Carbonatadas Rocas Arcillosas Rocas Metamórficas e


Rocas ArenosasBien Rocas Ígneas de Grano
Bien Cristalizadas Litificadas (Argilitas, Ígneas de Grano Grueso
Tipo de Roca /Calidad Cementadas (Areniscas y Fino (Andesita, Basalto,
(Dolomía, Caliza y Limolitas, Pizarras no (Gneis, Granito, Gabro,
del Macizo Rocoso Cuarcitas) Diabasa y Riolita)
Marmol) arenosas) Diorita)
m s m s m s m s m s
Roca intacta
7.0 1.0 10.0 1.0 15.0 1.0 17.0 1.0 25.0 1.0
(RMR = 100)

Roca muy buena


3.5 0.1 5.0 0.1 7.5 0.1 8.5 0.1 12.5 0.1
(RMR = 85)

Roca buena
0.7 0.004 1.0 0.004 1.5 0.004 1.7 0.004 2.5 0.004
(RMR = 65)

Roca normal
0.14 0.0001 0.2 0.0001 0.3 0.0001 0.34 0.0001 0.5 0.0001
(RMR = 44)

Roca mala
0.04 0.00001 0.05 0.00001 0.08 0.00001 0.09 0.00001 0.13 0.00001
(RMR = 23)

Roca muy mala


0.007 0 0.01 0 0.015 0 0.017 0 0.025 0
(RMR = 3)
Observaciones:
Para transformar los valores RMR76 (Bieniawsky, 1976) a valores de GSI, se siguen los
siguientes criterios:
• Si RMR76 > 18, entonces: GSI = RMR76
• Si RMR76 < 18, entonces: no puede estimarse el valor de GSI (por ser poco
confiable).

Si se utilizan la versión 1989 del índice RMR (Bienaiawsky, 1989) su relación con el
índice GSI es la siguiente:
• Si RMR89 ≥ 23, entonces: GSI = RMR89 -5
• Si RMR89 < 23, entonces: no puede estimarse el valor de GSI.

Figura No. 5.3 Envolvente de rotura por cizallamiento, diagrama de Mohr

Los valores de m y s en función de RMR, pueden obtenerse de acuerdo con Hoek y


Brown mediante las siguientes expresiones:

1) Para rocas intactas:

RMR −100
m = mi e 28

RMR −100
s=e 9
2) Para rocas perturbadas:

RMR −100
m = mi e 14

RMR −100
s=e 6

Donde:

mi = el valor m de roca intacta (Tabla No. 5.1)

RMR = Rock Mass Rating (Bieniawski, 1976)

La constante mi puede ser determinada a partir de pruebas triaxiales en rocas intactas


(no perturbadas), o si no se dispone de dichas pruebas, a través de la Tabla No. 5.1

V.3.2 Determinación de los parámetros de resistencia al corte equivalentes C y ϕ en


función de los coeficientes m y s del criterio empírico de rotura de Hoek y Brown.

Empleando la ecuación A.5 y elevando al cuadrado ambos miembros se tiene:

m
  1  1+ 1
  =    2 (A.8)
  3 2 m  3 + s 
 c 

Considerando que ξ = σ3/σc, el valor promedio de la pendiente en el intervalo [ξ1, ξ2]


puede representarse a través de la ecuación:

  1  
 0,5  m 
 
2
1
=
( )  1 +
 2 −  1  1  m  + s 
 d (A.9)
  3  promedio

Llamando a la pendiente promedio tan ψ, e integrando se tiene:



 m 
2

+  
s
tan =1+
( −  ) 
2
1
s
1

(A.10)

Si asumimos que  =  1
3 = 0 y el coeficiente  2
es variable de acuerdo con el
c
estado tensional existente en el macizo rocoso, se tiene:

 s   

m
tan =  1 + 1 + − 1  (A.11)
  2  s 2  

Si  2
= ¼, la ecuación anterior toma la forma:


  
tan =  1 + 4  s +  − s  
m
(A.12)

  s 2 

Considerando el criterio de rotura de Mohr-Coulomb, la relación entre los esfuerzos


principales es:

 = 1 3
 K + c (A.13)

Siendo:
 1 + sen 
K = tan  45 +   =   = pendiente de la línea de resistencia intrínseca.
2 o

 2   1 − sen 

Al considerar que tan ψ = K, la ecuación (A.12) puede expresarse en función de ϕ en el


intervalo cerrado 0   3  c  1 4 mediante la ecuación:

tan ( 45 )  m 
+  2 =1 + 4  s + − s 
2 o
(A.14)
 4 

De esta forma es posible estimar aproximadamente el ángulo de fricción interna


“equivalente” aplicando el criterio de rotura de Hoek y Brown, empleando un rango
conocido de valores de la tensión principal menor  3 .

El valor de la cohesión a través de la tangente a la envolvente de rotura se obtiene


considerando que:
 1
  1 −  3    1 
1  
C = (A.15)
 3 2    3 
 

Utilizando (A.1) y su derivada   1  , el valor promedio de la cohesión “equivalente”


 

  3
 
es:



   
 tan   tan2  45o + 1  


  −  s + m  ln   2 
 C  o   2  2     
 = 180  m  ln  
 
cos

  c     2 −  1  16
  o o
      m 16   cos 
   tan   tan 45 +
2 o 2
  1
 
  1 2  
  

(A.16)

Donde los valores de  y


1
 2
se determinan empleando la ecuación (A.5), es decir:

 
2

 1 
  1   
2
m
tan  =
   = 1 + 1 
(A.17)
  3   3  2
 2 m  + s  
  c  

Siendo:
( )
 = 45 +  2 = ángulo que forma el plano de falla con la dirección del esfuerzo
o
i

principal menor  3 .

Por lo tanto:

 
tan (45 +  )
 m 
= 1 +
2 o
1 2
(m + s)
(A.18)
2
i

 

Ahora bien, si establecemos que:  =  =   3  = 0 y  =  2 =   3  se tiene:
   

 c   c 
1    

tan (45 +  )  
 = 
m
2 = 1 + =0
2 o
 , cuando
1
 2 s 1 3 c

(A.19)
 
tan (45 +  )  m 
2 = 1 +
2 o

2
 2  m  + s
 2 

Para el caso particular que  = 


2 3 c
= 1 4 , resulta:

(
tan 45
2
+  2 ) =
o 

1 +
 2
m  

m + 4s 
(A.20)
 

m=2 (tan 2
 −1 ) (A.21)

V.3.2 Criterio generalizado de Hoek – Brown para macizos fracturados


Hoek y Brown han considerado que el índice RMR (Rock Mass Rating) de Bieniawski
no refleja adecuadamente los criterios de falla con las observaciones geológicas de
campo, particularmente en macizos rocosos muy fracturados o débiles, por lo que
dichos autores han propuesto determinar m y s en función del índice de resistencia
geológica (Geological Strength Index, GSI), por estimar que se obtienen valores más
reales. El criterio generalizado de Hoek y Brown queda expresado como:

a
  + s
   mb
= +  
3

 ci 
1 3 ci (A.22)

Donde mb es un valor reducido de la constante de la roca mi, que está dado por:
 GSI − 100 
 28 − 14 D 
m =m e
b i
  (A.23)

s y a son constantes de la masa de roca dados por las siguientes expresiones:

 GSI − 100 
 
s=e  9 − 3D  (A.24)

a=
1 1
+
2 6
(e−GSI 15
−e
− 20 3
) (A.25)

D es un factor que depende del grado de perturbación que muestra el macizo rocoso
cuando este ha sido afectado por voladuras y esfuerzos de distensión, el cual varía de 0
en masas de roca no perturbadas, a 1 para macizos rocosos muy afectados.

Por otra parte, Hoek y Brown desarrollaron los gráficos que se muestran a continuación
(Figuras Nos. 5.4 y 5.5), a partir de los cuales los valores equivalentes de cohesión y
ángulo de fricción se obtienen fácilmente. Cabe destacar que los gráficos obtenidos por
Hoek y Brown para determinar los parámetros mencionados, se basan en que el esfuerzo
principal menor varía entre:  3  c = 0 a  3  c = 1 4 .

Figura No. 5.4 Valores del ángulo de fricción interna


equivalente ϕi en función del índice GSI y mi, según Hoek y
Brown
Figura No. 5.5 Valores de la relación cohesión equivalente /
resistencia a la compresión simple ( C  c
) en función del
índice GSI

V.4 Análisis de esfuerzos en el macizo calizo de Tepetzingo, Mor.


Dado que no se dispone de datos obtenidos a través de pruebas de laboratorio, se siguió
una metodología basada en criterios de campo y la aplicación de diversas tablas
diseñadas para tal efecto.

Datos de campo:
1. Resistencia a la compresión uniaxial simple (prueba del martillo)
= Grado R4; Fuerte,  ci = 80 MPa
2. Índice de resistencia geológica (GSI) = 55
3. Parámetro roca intacta (estimado en tablas), mi = 7
4. Factor de disturbio por voladuras: D = 1 (Perturbado) y D = 0 (Sin perturbación)
5. Módulo de roca intacta = 56, 000 MPa
6. Altura de la ladera = 250 m

a) Caso D = 1 (Macizo perturbado por voladuras)


Resistencia al corte según criterio Hoek-Brown, sustituyendo valores en las ecuaciones
A.23, A.24 y A.25 se tiene:

mb = 0.281 s = 0.0006 a = 0.504


Equivalencia criterio Mohr-Coulomb:

Cohesión c = 0.897 MPa ángulo de fricción ϕ = 27.48º


Resistencia del macizo rocoso:
s ci
Resistencia a la tensión ( t ), sí  1 =  3 =  t ; entonces:  t = − = -0.157 MPa
m b

Resistencia a la compresión uniaxial ( c ), sí  3 = 0 ; se tiene:  =  s


a
c ci
= 1.825
MPa

Resistencia total = 5.681 MPa

Módulo de deformación (cuando:  ci  100 MPa ) :

D   ci
E (G P ) = 1 −
 ((GSI − 10 ) 40 )
  10 = 5, 030.26 MPa
. a
2  100

Criterio Hoek-Brown
Criterio Mohr-Coulomb

Figura No. 5.6 Gráficas de esfuerzos en macizo rocoso perturbado(voladuras y/o distensión).

b) Caso D = 0 (Macizo sin perturbación)


Resistencia al corte según criterio Hoek-Brown, sustituyendo valores en las ecuaciones
A.22, A.23 y A.24 se tiene:

mb = 1.403 s = 0.0067 a = 0.504


Equivalencia criterio Mohr-Coulomb:

Cohesión c = 1.812 MPa ángulo de fricción ϕ = 40.17º

Resistencia del macizo rocoso:


s ci
Resistencia a la tensión ( t ), si  1 =  3 =  t ; entonces:  t = − = -0.384 MPa
m b

Resistencia a la compresión uniaxial ( c ), si  3 = 0 ; se tiene:  =  s


a
c ci
= 6.435
MPa

Resistencia total = 13.267 MPa

Módulo de deformación (cuando:  ci  100 MPa ) :

D   ci
E (G P ) = 1 −
 ((GSI − 10 ) 40 )
  10 = 22, 863.71 MPa
. a
2  100

Criterio Hoek-Brown
Criterio Mohr-Coulomb

Figura No. 5.7 Gráficas de esfuerzos en macizo rocoso no perturbado.


VI Análisis cinemático del macizo rocoso de Tepetzingo

VI.1 Modelo geotécnico


VI.1.1 Levantamiento estructural
A tal efecto se registraron un total de 256 discontinuidades, las cuales incluyen: planos
de estratificación, diaclasas y fallas, localizadas principalmente en el área de la cantera
en operación, tal como se muestra en la Figura No. 6.1

Figura No. 6.1

Las rocas que ocupan la parte alta de la zona de estudio, claramente delineadas por el
relieve abrupto que se observa en la figura anterior, pertenecen a la Formación Morelos,
cuya edad se ha asignado al Albiano temprano – Cenomaniano, del Cretácico Superior.

Localmente se observa una sucesión de capas calizas de grano medio, cuyo espesor
varía de 0.30 a 1.10 m, que llegan a contener abundantes fósiles tales como miliólidos,
rudistas y gasterópodos de ambiente bentónico. Dichas rocas muestran un color rojizo
característico al intemperizarse; siendo su coloración gris a gris oscuro, cuando no se
encuentran alteradas (Figura No. 6.2).
Perturbación por
voladura

Diaclasas

Planos de
estratificación

Perturbación por
voladura

Figura No.6.2 Fábrica local característica de la Formación Morelos.


Se observa claramente su coloración, estratificación, diaclasamiento e
intenso fracturamiento originado por sobrevoladura .

El grado de fracturamiento varía de moderado a intenso, observándose al menos tres


sistemas ortogonales de discontinuidades, en áreas donde el macizo ha sido poco
perturbado; y bloques angulares formados por cuatro o más sistemas de fracturas en
zonas evidentemente perturbadas por explosivos. Es de esperar que dentro de la masa
calcárea decrezca la densidad de fracturamiento, ya que las observaciones se realizaron
en la zona de explotación.

La cantidad de fallas percibidas es importante, encontrándose de tipo normal, inversas y


de rumbo, éstas últimas más antiguas, rellenadas con milonita, fragmentos triturados y
arcillas (Figura No. 6.3). Por lo anterior, constituyen planos de debilidad que deben
tomarse en consideración debido a su persistencia dentro de la masa rocosa.
Plano de falla relleno con
arcilla. Espesor: 0.40 m

Figura No. 6.3 Falla inversa con buzamiento hacia el Sureste.


Nótese el intenso fracturamiento o “blocosidad” de la masa rocosa.

VI.1.2 Proyección estereográfica de Wulff de las discontinuidades registradas


Partiendo de los registros estructurales de campo se obtiene el conjunto de polos
mostrado en la Figura No. 6.4, la cual consiste en la representación de las diferentes
discontinuidades a través de la red de Wulff o equiangular. Dentro de este diagrama de
polos, se distinguen las diferentes clases de discontinuidades tales como: estratos, fallas
y diaclasas (fracturas), cuyo número es 35, 30 y 189 respectivamente. Cabe señalar que
la amplia dispersión de polos se debe a la perturbación por voladuras en la zona de la
cantera, por lo que se aisló cada tipo de discontinuidad para su análisis por
concentración de polos. La secuencia de dicho proceso se ilustra en las figuras
subsecuentes (Figuras Nos. 6.6 a 6.8 ).
Figura No. 6.4 Proyección estereográfica de Wulff. Diagrama de polos (pi) de las
discontinuidades registradas en levantamiento estructural de la zona de canteras,
macizo rocoso de Tepetzingo.

Figura No. 6.5 Diagrama de concentración de polos referida a la estratificación. La


concentración marcada corresponde a los planos de estratificación que fueron
agrupados en la familia D1, cuya dirección e inclinación es 146/23
Figura No. 6.6 Diagrama de concentración de polos correspondiente a las principales
familias de fallas. Se distinguen dos sistemas aproximadamente ortogonales entre si
(D2 y D3), cuya dirección y echado es 022/58 y 097/89, respectivamente

Figura No. 6.7 Diagrama de concentración de polos de diaclasas. Se distinguen cuatro


familias (D4, D5, D6 y D7), cuyas direcciones e inclinación es 025/82, 058/81, 288/78
y 353/77, respectivamente.
A partir del análisis de frecuencias sintetizado en los diagramas de polos mostrados, se
determinaron siete familias de discontinuidades, mismas que se muestran a continuación
en la Figura No. 6.8:

Figura No. 6.8 Familias de discontinuidades registradas en la Formación Morelos, zona


de canteras, Tepetzingo, estado de Morelos.

VI.1.3 Modelo geotécnico


Como ha sido mencionado en el capítulo correspondiente, la representación
estereográfica de los juegos o familias de discontinuidades y su relación geométrica con
la orientación e inclinación de laderas y taludes, permiten estimar la ocurrencia de fallas
en el macizo rocoso.

Las características espaciales de la ladera situada en Tepetzingo, se define a partir del


dominio geológico que caracteriza a la Formación Morelos, así como su orientación y
pendiente.

Para tal fin se elaboró el mapa geomorfológico mostrado en la Figura No. 6.9, mismo
que muestra las diversas condiciones geotécnicas que prevalecen en el área de estudio,
cuyo análisis completo escapa al propósito del presente trabajo.
Figura No 6.9

De los datos cartográficos se obtuvo un azimut general de la ladera de 266º,


comprendiendo pendientes que varían de 20º a 70º en el escarpe principal.

En función de los datos anteriores y las familias de discontinuidades definidas se


obtiene el modelo geotécnico cinemático mostrado en la Figura No. 6.10.
Figura No. 6.10Modelo geotécnico del macizo de Tepetzingo

VI.1.4 Prueba de Markland


Partiendo de las condiciones estructurales definidas para que ocurra un deslizamiento se
tiene:

1. Deslizamiento planar: Estable, ya que no cumple con las tres condiciones


estructurales para que ocurra una falla planar:
• El rumbo de la discontinuidad planar debe estar 20º dentro del rumbo de
la cara del talud o ladera en ambas direcciones:  p =  f  200
• El echado de la discontinuidad planar debe ser menor que el echado de la
cara del talud o ladera, además de inclinarse hacia dicha cara.  p   f
• El echado de la discontinuidad debe ser mayor que el ángulo de fricción
de la superficie de deslizamiento.  p   p

Donde:
 f = Dirección del echado de la cara del talud
 p = Dirección del echado del plano
 f = Echado del talud
 p = Echado del plano
 p = Ángulo de fricción
2. Falla en cuña: Potencialmente inestable, debido a que se presentan varios planos
de discontinuidades aproximadamente ortogonales entre sí, fuera de los conos de
fricción establecidos. Las condiciones necesarias para el fallamiento en cuña
son:
• El rumbo de la línea de intersección debe ser aproximadamente igual a la
dirección del echado de la cara del talud o ladera.  i =  f  (debe aflorar
hacia la cara del talud).
• La inmersión de la línea de intersección debe ser menor que el echado de la
cara del talud. Bajo esta condición, se dice que la línea de intersección aflora
en dirección hacia la cara del talud.  i   f .
• La inmersión de la línea de intersección debe ser mayor que el ángulo de
fricción del o los planos de deslizamiento. Si los ángulos de fricción para
ambos planos son marcadamente diferentes, un ángulo promedio de ellos
puede ser aplicable.    i

Donde:
 f = Dirección del echado de la cara del talud
 a = Dirección del echado del plano a
 b = Dirección del echado del plano b
 f = Echado del talud
 a = Echado del plano a
 b = Echado del plano b
 = Ángulo de fricción
 i = Inmersión de la línea de int er sección
 i = Rumbo de la línea de int er sección

Figura No. 6.11 Análisis cinemático de falla en cuña (Hoek y Bray, 1981).
De la Figura No. 6.10 se desprende que la posible falla de cuña se localiza únicamente en
la intersección del plano: F2D2; ya que las demás intersecciones buzan en sentido casi
paralelo al plano del escarpe, o bien quedan dentro de los conos de fricción establecidos
para condiciones desfavorables (D = 1) y no perturbadas (D = 0 ).

Como conclusión del análisis desarrollado, se tiene que la zona de riesgo en el macizo
rocoso se localiza en el escarpe de la ladera estudiada, lo cual queda ilustrado en el
mapa clinométrico (Figura No. 6.12) que se muestra a continuación:

Figura No. 6.12

VII. Cálculo de estabilidad por rotura tipo cuña


VII.1 Método de Hoek y Bray
Una aproximación para estimar la estabilidad en fallas de tipo cuña, considerando un
factor de seguridad conservador, es el empleado por Hoek y Bray que establece las
siguientes condiciones:
• Cuñas sin grietas de tracción
• El mismo ángulo de rozamiento en los planos de discontinuidad
• Cohesión nula
• Sin presiones intersticiales
• Sin efecto sísmico.
Definiendo el factor de seguridad en cuñas como:

FS =
(RA + RB ) tan  (E.1)
W sen  i

Aplicando el equilibrio de fuerzas horizontales y verticales en una sección de la cuña


perpendicular a la línea de intersección (ver Figura No. 7.1)se tiene:

 1   1 
RA sen   −   = RB sen   +   (E.2)
 2   2 

 1   1 
RA cos   −   + RB cos   +   = W cos  i (E.3)
 2   2 

Donde:

 = Ángulo de apertura de la cuña o ángulo que forman los planos A y B


 = ángulo que forma con la horizontal la bisectriz de la cuña

Figura No. 7.1 Resolución de fuerzas para el cálculo del factor de seguridad en cuñas. (a) Vista
de la cuña en la cara del talud mostrando los ángulos  y  , y las fuerzas normales a los planos
R A y RB ; (b) Proyección estereográfica mostrando la medición de los ángulos  y  ; (c)
Sección transversal de la cuña mostrando la resolución del peso W
De las dos ecuaciones anteriores se obtiene:
De (E.2) y (E.3) se tiene:

W cos  i sen 
RA + RB = (E.4)
sen ( 2 )

Sustituyendo en (E.1) y simplificando se tiene:

sen   tan 
FS = (E.5)
sen ( 2)i tan  i

Que es equivalente a:

FSW = K FS p (E.6)

Donde FSW es el factor de seguridad en una cuña soportada por fricción únicamente y
FS P es el factor de seguridad del plano de falla con un ángulo de fricción  y el ángulo
de buzamiento de su línea de intersección es igual a  i .

K es el factor de cuña que depende del ángulo entre sus planos  , y el ángulo 
formado por su bisectriz y la horizontal. Los valores de K se encuentran graficados en la
Figura No. 7.2 en función de diferentes valores de  y  .

Figura No. 7.2 Valores del factor de cuña en función de su geometría


VII.2 Cálculo del factor de seguridad

Partiendo de los datos obtenidos en el estereograma del modelo cinemático, se tiene:

 = 42º

 = 53º

Utilizando el gráfico de la Figura No. 7.2 se tiene que el factor de seguridad de la cuña
F2D2 es:

FS  2.4

Lo cual indica que es estable; debido a que el buzamiento de la intersección entre los
planos de la cuña es oblicuo con respecto a la orientación de la pendiente general de la
ladera.

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