Álvaro Cuadra
Álvaro Cuadra
Álvaro Cuadra
Álvaro Cuadra
El Príncipe
Posmoderno
COMUNICACIÓN POLÍTICA
Alvaro cuadra
Tabla de Materias
Introducción
Entrevista
2
Introducción
3
Esta mirada pre-moderna en torno a la figura del
Príncipe será contestada por el pensador político
moderno, de raigambre marxista, Antonio
Gramsci cuando escribe: “ El moderno príncipe,
el mito-príncipe, no puede ser una persona real,
un individuo concreto; sólo puede ser un
organismo, un elemento de sociedad complejo en
el cual comience a concretarse una voluntad
colectiva reconocida y afirmada parcialmente en
la acción. Este organismo ya ha sido dado por el
desarrollo histórico y es el partido político: la
primera célula en la que se resumen los gérmenes
de voluntad colectiva que tienden a devenir
universales y totales”2
4
concreta de liderazgo o caudillismo. El líder de
carne y hueso sigue presente, aunque ya no como
un príncipe autócrata dotado de una voluntad
autónoma sino más bien como figura de un
partido; así, Robespierre o Lenin, para no hablar
de Hitler. A diferencia del príncipe autocrático de
antaño, el caudillo moderno es un militante. El
partido político aparece, entonces, como la forma
de organizar la voluntad colectiva en las
sociedades burguesas; sociedades llamadas a
convertirse en sociedades de masas.
5
Walter Benjamin, advirtió cómo la Industria
Cultural modifica a los actores de cine y a los
actores políticos…: “La radio y el cine no sólo
modifican la función del actor profesional, sino
que cambian también la de quienes, como los
gobernantes, se presentan ante sus mecanismos.
Sin perjuicio de los diversos cometidos específicos
de ambos, la dirección de dicho cambio es la
misma en lo que respecta al actor de cine y al
gobernante. Aspira, bajo determinadas
condiciones sociales, a exhibir sus actuaciones de
manera más comprobable e incluso más
asumible. De lo cual resulta una nueva selección,
una selección ante esos aparatos, y de ella salen
vencedores el dictador y la estrella de cine”4
Es interesante observar cómo Walter Benjamin
advirtió muy tempranamente el impacto de los
medios de comunicación sobre los gobernantes y
políticos. En las sociedades mediatizadas, lo
político es impensable sin su correlato
comunicacional y, de hecho, las grandes figuras
del momento no son sino estereotipos de los
massmedia. El Príncipe Moderno es un líder
militante y un líder mediático. La preocupación
por la imagen de un candidato no es tan nueva
como pudiera pensarse. Recordemos, a modo de
4 Op. Cit.-
6
ejemplo, aquel célebre escrito que lleva por título
“Commentariolvm Petitionis” atribuido a Q.
Ciceron, en la que Quintio se dirige a su hermano
M. Tulio Ciceron 5
CUADRO Nº 1
de la publicada en Historia 16 , 164 (1989) pp. 65-77, bajo el título de Una guía para ganar las
elecciones. Mi versión sigue el texto de la edición de W.S. Watt, M. Tulli Ciceronis Epistulae , vol. III,
Oxford 1958.
7
un Avatar. En tanto constructo digital que fluye
por las redes, el nuevo líder constituye una
“personality on line” El nuevo Príncipe de la
posmodernidad ya no aspira a un liderazgo total y
absoluto, su verdadero éxito radica en sumar
followers con cada Trending Topics. En el océano
virtual donde los enjambres oscilan frente a los
estimulos transcontextuales, el Príncipe Avatar,
sigue los vértigos de las mareas constantes y
permanentes. (Véase Cuadro Nº 1)
En la actualidad, el diagnóstico de muchos
pensadores apunta a una profunda “crisis de la
modernidad”, una crisis que ha sido llamada
“Posmodernidad” Una de las características de
“lo posmoderno” es, precisamente, el
desfondamiento de los grandes relatos
ideológicos; esta bancarrota de los meta relatos
trae consigo un debilitamiento de los partidos
políticos 6 . Si el partido político ya no es el
portador de una voluntad colectiva y el poder
individual resulta impensable en una sociedad de
masas, surge inevitable la cuestión sobre las
6 Nuestro diagnóstico coincide con Peter Mair, citado por Streeck, cuando sostiene que : “La época
8
nuevas formas que adquiere el ejercicio del poder.
¿Qué características evidencia en nuestro
presente – un presente de consumo y redes
digitales – el Príncipe Posmoderno?
9
acaso a desparecer. El mundo actual no es un
lugar más informado, ni más democrático ni más
justo.
10
Notemos que el tránsito desde un estado de
“Enjambre” al de aglomeración o “Público-red” se
verifica de manera súbita; de hecho, un Tópic en
la red puede convertirse en tendencia en cuestión
de horas; todo depende de la acumulación de
“Followers” y “Likes” A este acelerado
desplazamiento en el estado de opinión lo
llamaremos “Comportamiento Ondulatorio” Los
nuevos comportamientos políticos y sociales en
las RSO nos llevan a concebir el ejercicio del
poder de manera muy distinta al de hace algunos
años. Atrás van quedando las llamadas
“Sociedades de Control” ancladas al
disciplinamiento y la vigilancia.
11
Quito, Ecuador. 2019
12
1.- Comunicación Política y Tekhné
13
impacto de las tecnologias digitales en el ámbito
político, basculan entre una radical tecnofobia o
una eufórica tecnofilia. Así, por ejemplo, para el
investigador Juan José Trillos: “...contrario a lo
que la gran mayoría de autores señalan, el
traslado ocasional de la participación política de
las plazas y calles, al escenario de la red, no ha
permitido a sus actores, ni a los que aún
permanecen excluidos de ella, un mejoramiento
de sus condiciones de vida” 7 Hay aquí una
confusión que pretende atribuir a las redes una
cierta responsabilidad como escenario de lo
político. Habría que recordar que las nuevas
tecnologías digitales “catalizan” fenómenos
sociales y políticos, pero no son “agentes” en sí
mismos. De manera que debemos reconocer las
nuevas formas que toma dicha “catálisis”, y no
confundir la singularidad de la red con los
soportes propios de la era industrial:“…la red, al
igual que la televisión, la radio y los medios
impresos, son soportes que vehiculizan las
mediaciones políticas y de poder entre los
hombres en sociedad y por eso el mero uso
técnico de esas infraestructuras tecnológicas no
garantiza nada distinto de servir de transporte de
las mismas” 8
7 Trillos, JJ. La red: escenario para la fragmentación del poder y la política en América Latina in
14
Los argumentos de este jaez, bien merecen un
comentario más detenido. Por de pronto, digamos
que el espacio virtual no es un soporte más,
equivalente al que representaron, en su
momento, los medios impresos, la radio y la
televisión. A diferencia de los soportes
prototípicos de la llamada Industria Cultural, las
tecnologías digitales inauguran un nuevo
“lenguaje de equivalencia”, fundamento de la
llamada Computer Mediated Communication
(CMC) y, a nivel global, de la llamada Híper
Industria Cultural.
Weber que el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero
15
un “lenguaje de equivalencia” afincado en la
lecto-escritura hacia uno fundamentado en la
codificación digital implica, ni más ni menos, la
irrupción de un nuevo sistema interrelacionado
de estructuras de significación y comunicación
que está configurando un inédito repertorio
sensible en esta época histórica; en pocas
palabras, está emergiendo una mutación cultural
mayúscula, un nuevo “régimen de significación”11
Un “régimen de significación” , en tanto repertorio
o sistema, en francés “régime”, posee dos aristas
relacionadas, pero distintas. Por una parte, todo
“régimen de significación” supone una “Economía
Cultural” que le es inherente; una manera propia
de Producir, Distribuir y Consumir bienes
simbólicos. Así, durante el Renacimiento, lo
propio era el mecenazgo. Por otra parte, no
obstante, existe un “Modo de Significación”, esto
es, la experiencia sensible de una sociedad
histórica que se traduce en un cierto “sensorium
que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia
experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones”
Geertz.C “Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura” in La interpretación de las
culturas. México.Gedisa. 1987
11Esta noción de “régimen de significación” ha sido propuesta como una extrapolación al ámbito
cultural de la categoría de Marx, “régimen de producción” por Scott Lash
Lash, S. Sociología del postmodernismo. B. Aires. Amorrortu editores. 1997 (Original. Londres
1990).
16
de masas”, fundamento de un determinado
Imaginario histórico social (Véase cuadro nº 2)
ECONOMIA CULTURAL
REGIMEN DE SIGNIFICACIÓN
MODO DE SIGNIFICACIÓN
CUADRO Nº 2
17
2.-De la Industria Cultural a
la Híper Industria Cultural
18
arte, Benjamin puso de relieve cómo los bienes
simbólicos producidos en serie en la era
industrial perdían su valor cultual para adquirir,
en cambio, un ilimitado valor exhibitivo: en suma,
la obra de arte perdía su “aura”. Ello, argumenta,
Walter Benjamin, ha sido posible en virtud de la
“reproducción técnica”. Hagamos notar que el
escrito clásico de Benjamin en torno a este tema
no es una disquisición puramente estética, sino
que se trata de un profundo y sutil escrito
político.
19
porque es simplemente la condición de
posibilidad del sistema mnemotécnico mundial”14
20
“modalidad Broadcast”, centralizada, hacia una
forma horizontal de redes, la “modalidad
Podcast”, cuyo condición de posibilidad es la
CMC (Véase cuadro nº 3) Notemos, cómo, hoy,
estamos transitando hacia formas de
comunicación hípermasivas o mundiales en que
la imagen ha devenido imagen anóptica, en un
momento en que el sistema retencional terciario16
se desplaza desde una textualidad alfabética
hacia una hípermedial. Por último, observemos
cómo los procesos de personalización, van
sustituyendo la regimentación o uniformidad en
los gustos y en las opciones sexuales, éticas y
políticas.
pero las retenciones terciarias son propias de la filosofía de Bernard Stiegler. Las retenciones son
selecciones: en el flujo de la conciencia que uno es, no nos es posible retener todo, lo que retenemos
es lo que somos, pero lo que retenemos depende de aquello que ya hemos retenido. La especie
humana, originalmente protésica, dispone de una tercera memoria, que no es genética ni
epigenética: el medio epifilogenético, como conjunto de retenciones terciarias que configuran
dispositivos retencionales.” Extraído de la entrada “Retención”, en Stiegler, B, y Petit, V:
Pharmacologie du Front national : Suivi du Vocabulaire d’Ars Industrialis. Flammarion, 2013. Obra
aún no traducida al español
21
se emplaza la experiencia de lo político en un
espacio de flujos y conexiones.
CUADRO Nº 3
22
3.- Hípercontrol:
Usuarios y Trending Topics
23
En un segundo momento, los modelos
“pragmático – formales” o sociogenéticos,
estatuyeron el sujeto de la comunicación como un
actor social, capaz de actuar en una trama de
actos ilocucionarios. Esta vez, la memoria no solo
era de índole psicogenética, es decir, no se apela
tan solo a las competencias lingüísticas sino que
se reclaman competencias histórico-culturales.
La exposición más completa de este punto de
vista teórico lo constituye la Teoría de la Acción
Comunicativa de Jürgen Habermas.17
17 Habermas, J. Teoría de la Acción Comunicativa. Buenos Aires. Editorial Taurus. 1989: Tomos I II
III
24
maremotriz es plurifuncional y está asociada al
funcionamiento de la turbina Guimbal”18
25
masa o como un público. La experiencia histórica
reciente parece indicar que, en efecto, estamos
ante públicos capaces de forjar una opinión que
se transforma en acciones políticas. En este
punto, nuestra hipótesis apunta a que las nuevas
modalidades comunicacionales de flujos en red
están instilando en los usuarios, nativos digitales,
nuevos patrones de percepción, pensamiento y
acción – habitus - que se oponen a las típicas
estructuras verticalistas, burocráticas y
normativas en que se desenvuelven los actores
políticos. Si pensamos al sujeto “usuario” en su
doble dimensión, como componente funcional de
una red y, al mismo tiempo, como ciudadano en
un espacio político, podremos advertir la
importancia y la profundidad de la mutación en
curso.
los de Clinton de 31 millones pese a que la demócrata ya hacía uso de Facebook Live en septiembre
y el republicano no empezó hasta octubre. Trump fue más activo en los días decisivos: llegó a emitir
10 directos diarios en la antesala de los comicios, mientras que Clinton solo uno. Y eso se tradujo
en el número de comentarios que propiciaron esas emisiones: 70.000 de media para Clinton por
directo y 150.000 para Trump.
Faus Joan. ¿Tiene Facebook la clave del éxito electoral de Trump?. Diario El País. 8/12/2006
26
capacidad para movilizar a millones de personas
en torno a determinadas causas y que su impacto
es un factor que debe considerarse muy
seriamente.
Público y Masa
27
opiniones es virtualmente igual al número que las
recibe (2) Las comunicaciones públicas están
organizadas de manera que exista una posibilidad
eficaz e inmediata de replicar cualquier opinión
expresada en público . La opinión formada por
una tal discusión (3) se traduce en seguida en
una actuación eficaz aún contra – si fuera
necesario –el sistema de autoridad imperante. Y
(4) las instituciones autorizadas no penetran en el
público, que goza por ello, en mayor o menor
grado, de autonomía en sus actuaciones”21
28
autonomía frente a las instituciones; antes al
contrario, agentes de las instituciones
autorizadas, penetran en esa masa, eliminando
cualquier autonomía que pudiera existir en la
formación de opinión mediante la discusión...”22
29
red. Este punto es importante, pues implica una
cierta forma de participación y de creación de
parte de los usuarios, demintiendo con ello un
estado puramente pasivo. De suerte que las redes
cumpirían con el segundo criterio de Mills.
para denunciar los atropellos a los ciudadanos. Las figuras emblemáticas de Assange y Snowden no
solo nos alertan frente a lo que está sucediendo sino que testimonian que más allá de la High Tech
está todavía la conciencia humana, capaz de revertir, aunque sea muy parcialmente, el abuso de los
poderosos. Lo que está aconteciendo nos prepara para el futuro que se está fraguando, una
“democracia” convertida en espectáculo por una Hiper Industria Cultural cuyo único fundamento
no es otro que la performance estadística de índices y cifras.
30
En suma, si nos atenemos a los criterios
propuestos por Jürgen Habermas respecto a la
Opinión Pública, podemos colegir que las redes
sociales extienden lo público hacia el espacio de
lo virtual y, en un sentido muy concreto, estas
redes han demostrado ser capaces de multiplicar
exponencialmente opiniones organizadas en red,
viralizando réplicas de usuarios de un modo
eficaz e inmediato, formando opiniones que se
traducen en actuaciones o comportamientos
políticos, aún contra la autoridad, de manera
relativamente autónoma. (Véase cuadro nº 4)
CUADRO Nº 4
31
Hípercontrol y Proletarización
32
Si la proletarización del trabajo – la industria -
está anclada a la subsistencia y la proletarización
de la sensibilidad al condicionamiento de la
existencia, las redes sociales digitales estarían
proletarizando, ni más ni menos, la racionalidad
misma: “La proletarización de los gestos del
trabajo como obra [ouvrage] es la proletarización
de las condiciones de subsistencia del trabajador.
La proletarización de las sensibilidades y de la
relación social –que es reemplazada por el
condicionamiento- es la proletarización de las
condiciones de existencia del ciudadano. La
proletarización de los espíritus como facultades
noéticas de teorización, y en ese sentido de
deliberación, es la proletarización de las
condiciones de consistencia de la vida del espíritu
racional en general y de la vida científica en
particular (incluidas las ciencias del hombre y de
la sociedad) –por la cual la racionalidad deviene lo
que Adorno describe como racionalización”25
33
individuos psíquicos y los individuos colectivos:
en el estricto sentido del término, los conduce al
estado de su des- integración”26
34
sistemas de retención terciarios digitales,
verdadero “operador contemporáneo de la
proletarización” De esta manera, según Bernard
Stiegler: “En el presente, la sociedad automática
intenta canalizar y controlar esos peligrosos
automatismos que son las pulsiones
sometiéndolas a nuevos dispositivos retencionales
automáticos, que capturan esos automatismos
pulsionales superándolos: formalizados por las
matemáticas aplicadas y concretizados por los
algoritmos de captación y de explotación de las
trazas generadas por los comportamientos
individuales y colectivos, los automatismos
interactivos reticulares son dispositivos de
captura de expresiones comportamentales”28
35
decir, altamente mimético – y que constituye una
nueva forma de masa convencional en el sentido
que Freud le daba a esta expresión”29
36
modulación automatizada instala lo que Thomas
Berns y Antoinette Rouvroy han llamado una
governamentalidad algorítmica”31
37
CUADRO Nº 5
38
4.- Público, Masa y Redes
39
cualidades primarias de la propia información”32
Así, pues, al oponer la noción de “estructura” y
“flujo”, queremos caracterizar, precisamente, dos
momentos históricos que atañen directamente a
la Comunicación Política. Tales cualidades
primarias de la información las resume Lash:“Las
cualidades primarias de la información son el
flujo, el desarraigo, la compresión espacial y
temporal y las relaciones en tiempo real. En este
sentido, no excluyente pero sí fundamental,
vivimos en una era de la información” 33 Como
sabemos, las redes sociales digitales son, al
mismo tiempo, redes informacionales. Por tanto,
muchos de los fenómenos y “anomalías” que
observamos en ellas, como muy bien sostiene
Lash, se derivan de las cualidades primarias de la
información misma.
40
como una masa - red, y otras veces, se conforman
un público - red. Diríase que el comportamiento
de los usuarios de una red es de caracter
ondulatorio, inestable y muy difícil de predecir.
(Véase cuadro nº 6)
CUADRO Nº 6
41
tales herramientas son absolutamente
pertinentes para estructuras, relativamente
estables, y no para un sustrato de flujos en red
en que se desenvuelven las relaciones sociales
débiles, cuyo caracter ondulatorio torna muy
complejas las predicciones, más próximas a la
meteorología que a las ciencias exactas. Las redes
tienden a comportarse de acuerdo a leyes
probabilísticas y bajo ciertas “circunstancias”,
una masa se convierte en un público.
42
CUADRO Nº 7
43
plagada de “fake news”, falacias e invenciones.
Aclaremos, Las redes, en tanto lazos sociales
débiles, extienden el Ágora, como espacio
agonístico, al cíberespacio. En este sentido, el
espacio de flujos y conexiones es, de suyo, un
espacio donde se confrontan actores sociales y
políticos. Las redes no son un espacio neutro ni,
mucho menos, apolítico. Por el contrario,
individuos, movimientos, partidos y gobiernos
escenifican en Internet sus particulares
orientaciones e intereses. Términos tales como
Cíberataque, Cíberguerra, no son, en absoluto,
ajenos a la red y constituyen una de las
preocupaciones de diversos gobiernos. 34 El
espacio virtual es, en estricto rigor, un espacio
político y, en tanto tal, objeto privilegiado de la
Comunicación Política
34 El affaire WikiLeaks protagonizado por Julian Assange, y más recientemente, el caso de Edward
Snowden, están confirmando nuestras sospechas: Internet, que nació como una estrategia de índole
militar (ARPANET), nunca ha dejado de serlo. Las denuncias parecen confirmar que las agencias de
inteligencia de los Estados Unidos con la participación de grandes empresas de servicios vigilan a
millones de ciudadanos en todo el mundo, invadiendo su privacidad. Esta nueva forma de espionaje
se extiende a numerosos gobiernos e instituciones oficiales alrededor del planeta tierra.
44
“Información”, “Conocimiento” y, eventualmente,
“Opinión” y “Acción” (Véase cuadro nº 8)
CUADRO Nº 8
45
irrumpe un “Régimen de Posverdad”, ya no la
contrastación empírica sino la primacía de
creencias y emociones.
46
cabe, de una tarea portentosa y, sin embargo,
imprescindible.
efectuación en el mundo del estado de cosas deseado que en una situación dada puede ser
generado causalmente mediante acción y omisión calculadas”
J. Habermas. Op. Cit., T.I., p. 366.
47
a la inversa, lo que acontece en el espacio virtual
“cataliza” eventos en la realidad.
48
5.- Crítica y Metáforas Líquidas
49
De hecho, una de las metáforas37 más nítidas a
este respecto es la que propone Zygmunt
Bauman, en el sentido de entender el estado
actual de la modernidad como una modernidad
líquida: “Uso aquí el término “modernidad
líquida” para la forma actual de la condición
moderna, que otros autores denominan
“posmodernidad”, “modernidad tardía”, “segunda”
o “híper” modernidad. Esta modernidad se vuelve
“líquida” en el transcurso de una “modernización”
obsesiva y compulsiva que se propulsa e
intensifica a sí misma, como resultado de la cual,
a la manera del líquido –de ahí la elección del
término–, ninguna de las etapas consecutivas de
la vida social puede mantener su forma durante
un tiempo prolongado” 38 Existe, a nuestro
entender, una clara relación entre la irrupción de
las tecnologías digitales y este tránsito histórico -
cultural de estructuras a flujos. Las sociedades
comienzan a organizarse y a funcionar, siguiendo
las características de los flujos informacionales
Esta idea ha sido expuesta por el mismo
Bauman, cuando subraya: "Cuando una cantidad
cada vez más grande de información se distribuye
37 “Las metáforas parecen florecer cuando los modos de ser, actuar, pensar y fabular más o menos
50
a una velocidad cada vez más alta, la creación de
secuencias narrativas, ordenadas y progresivas,
se hace paulatinamente más dificultosa. La
fragmentación amenaza con devenir hegemónica.
Y esto tiene consecuencias en el modo en que nos
relacionamos con el conocimiento, con el trabajo
y con el estilo de vida en un sentido amplio"39 El
hecho de que una Sociedad de la Información se
organiza sobre las propiedades inmanentes a las
redes informacionales significa que cualidades
como flujo, desterritorialización o compresión
espacio-temporal, serán los atributos propios de
una sociedad tal.40
Al intentar pensar la crítica - el pensamiento
crítico - en el seno de una sociedad de flujos
surgen una serie de interrogantes nada fáciles de
contestar. Scott Lash nos propone, en toda su
radicalidad, la cuestión cuando señala: ”…la
teoría crítica solía entenderse sobre todo como
Ideologiekritik: una teoría crítica ampliada para
abarcar a Adorno, Habermas y el marxismo. Pero
¿qué pasa en una era en la cual el poder
simbólico ya no es ideológico, esto es, ya no toma
las formas de los sistemas de ideas que
constituyen las ideologías? ¿Qué pasa cuando el
39 Bauman, Z. Sobre la educación en un mundo líquido: Conversaciones con Ricardo Mazzeo.
51
poder simbólico, en cambio, es principalmente
informacional?”41
Las tecnologías digitales inauguran el llamado
espacio virtual, un espacio “líquido” de flujos y
conexiones. Para muchos teóricos de la cultura,
este hecho es radical, pues nos obliga a
replantear la noción y la posibilidad misma de
una “crítica” Entre otros muchos, Fredric
Jameson advierte este problema cuando escribe:“
Parece posible que, en una situación de flujo total
donde los contenidos de la pantalla manan sin
cesar ante nosotros...lo que solía llamarse
‘distancia crítica’ se haya quedado obsoleto”42 En
una sociedad que se organiza, cada vez más,
como Sociedad de la Información, esto es, en un
espacio de flujos, se produce una exclusión
estructural de la memoria y la distancia crítica.
Durante siglos, tanto el Poder como sus
antagonistas reconocieron en la lecto-escritura el
“lenguaje de equivalencia” portador de sus
argumentos. El discurso del poder – o de sus
detractores - se organizó como un sistema
razonado de ideas, una ideología explícita o
implícita que tomó la forma de un relato o
metarrelato. Tales narraciones estatuían los
41 Op. Cit 21
42 Jameson, Fredric. Teoría de la postmodernidad. Madrid. Editorial Trotta. 1996: 101
52
sujetos de la acción, sus metas, así como los
“amigos” y “enemigos” en una gesta histórica o
trascendente. Un relato ideológico dotaba de
sentido y legitimaba la acción e instalaba un
tiempo diferido como Utopía. Una ideología era
una Weltanschauung, una visión de mundo,
holística y compartida por los prosélitos que re-
presentaba su sentido existencial, histórico y
absoluto.
En la actualidad, la idea misma de “Revolución”43
ha sido relegada al escaparate del “marketing
político”; los grandes relatos emancipadores, en
tanto sistemas portadores de ideas, se
encuentran devaluados, arrastrando al descrédito
a cualquier discurso político. 44 Esta cuestión
adquiere especial relevancia en América Latina,
no solo como una disquisición teórica sino como
un problema político muy concreto.
43 Lo cierto es que la idea de una revolución -al menos entendida como una brusca ruptura en la
trama del tiempo, una discontinuidad entre un antes y un después, la afirmación de un orden
radicalmente distinto- ha retrocedido incluso en los grupos más radicales de Occidente, que ya no
la ven en un horizonte cercano como condición de posibilidad sino como un recuerdo lejano. En
una especie de lifting semántico, la carga política y social de la palabra perdió terreno ante la
estampida de desarrollos científicos y tecnológicos que se adueñaron de ella como vehículo para
seducirnos con "lo último". De pertenecer al sindicato de palabras que exigen una reverencia,
ponerse de pie, tratarlas de "usted" -como "Verdad", "Estado", "Historia"-, la revolución pasó a ser
un recurso más del marketing. "Los grandes valores del modernismo están agotados. La revolución,
el progreso, el futuro, el espacio ya no entusiasman a nadie -diagnosticaba ya a comienzos de los
años 80 el filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky: “En los países occidentales desarrollados, la
era revolucionaria ha concluido, la lucha de clases se ha institucionalizado, ya no es portadora de una
discontinuidad histórica. La sociedad posmoderna no tiene ningún proyecto histórico movilizador.
Estamos ya regidos por el vacío, un vacío que no comporta, sin embargo, ni tragedia ni apocalipsis."
Kucso. F. La Nación. Buenos Aires. 04.12.16
44 Para una discusión tan amplia como contemporánea de estos tópicos, véase:
Castells, M. Comunicación y Poder. Madrid. Alianza Editorial. 2009
53
Hacemos nuestra la hipótesis central de Lash,
compartida por otros pensadores, en cuanto a
que la debacle de la Ideologiekritik, está en directa
relación con el advenimiento de una Sociedad de
la Información, lo cual significa, entre otras
cosas, la aparición de un nuevo “lenguaje de
equivalencia” que arrastra a nuestras sociedades
desde aquello que Àngel Rama llamó la Ciudad
Letrada hacia una inédita Ciudad Virtual;
desplazando la noción de representación por la de
presentación.
Si la Sociedad de la Información es un estadio
inherente al tardocapitalismo global en que
estamos sumidos, no podemos olvidar que el
diseño socio-cultural en que se verifica este
fenómeno no es otro que las llamadas Sociedades
de Consumidores. De suerte que, la
Comunicación y el Consumo constituyen los dos
vectores fundamentales que se nos imponen para
analizar y reflexionar sobre el ejercicio del
pensamiento crítico actual.
54
6.- Giro lingüístico:
Giro informacional
55
inmanencia”: “En la era de la información, la
experiencia cultural se aparta de los dualismos
trascendentales anteriormente existentes del
lector y el libro, el concierto y el auditorio, la
pintura y el espectador. La cultura se desplaza a
un plano inmanente de actores asociados o
conectados en interfaz por máquinas”46
Hagamos notar que, según nuestro autor, el
modelo informacional no ha sido establecido por
la computación sino por los llamados Medios de
Comunicación de Masas, escribe Lash: “De
manera interesante y paradójica, Second Media
Age, de Mark Poster (1995), argumenta que la
primera era mediática ya estableció el modelo
básico de los medios para la ‘segunda edad
mediática’. No sería necesario, por lo tanto, dar
este último nombre a la era contemporánea, sino
considerar a esta únicamente como la época en la
cual el principio de información establecido por
los medios masivos vigentes desde hace un siglo
llegó a ser predominante. Hace mucho que hay
medios de masas, pero la edad mediática solo se
establece con la convergencia de los medios, la
computación y las telecomunicaciones”47
Desde otro punto de vista, habría que consentir
46 Ibíd.
47 Op. Cit. 120
56
con Lash en el sentido de que un modelo
instaurado por la Industria Cultural ha devenido,
hoy por hoy, Híper Industria Cultural, como
hegemonía plena del sistema tecno-industrial a
nivel planetario. Esta constatación lleva a Scott
Lash a plantear una Teoría Mediática como
estrategia de pensamiento crítico para dar cuenta
de lo cultural y lo social en nuestros días: “Si la
crítica ya no puede ser trascendental sino
inmanente al orden de la información, la crítica
de la información se convierte cada vez más en
teoría mediática” 48 De suerte que una Sociedad
de la Información debe ser entendida
teóricamente como una “Sociedad Mediática”,
pues, en definitiva:”/la teoría mediática/ es la
forma paradigmática de pensamiento en la
sociedad global de la información de nuestros
días. Los medios…proporcionan el modelo y
establecen el paradigma de la información en el
mundo de hoy” 49 La implicancia inmediata de
este estado de informacionalización generalizado
es la desestabilización epistemológica de los
estudios comunicacionales y, más extensamente,
de todas las ciencias sociales: “…la ‘teoría
mediática’ surge cuando el principio de la
información, que es asimismo…el de los ‘medios’,
alcanza una posición tan predominante que
48 Op.Cit. 119
49 Ibíd.
57
también devora el reino de la teoría”50 Para poner
en perspectiva el alcance de su propuesta, nos
advierte: “Es menester advertir otra vez que no
digo que la teoría social y cultural deba referirse
de manera creciente a los medios o concentrarse
en estos como objeto de investigación. Sostengo,
en cambio, que la teoría pertenecerá cada vez
más al mismo género que la información y los
medios”51
En este punto nos parece que esta idea es muy
próxima y afín a aquella planteada por Bernard
Stiegler en cuanto al “fin de la teoría”, cuando
escribe: “Si,… los big data anuncian el “fin de la
teoría” -considerando que la tecnología de los big
data que designa lo que llamamos también high
performance computing, o cálculo intensivo sobre
datos masivos, implica el procesamiento de datos
que las retenciones terciarias digitales
constituyen en tiempo real (a la velocidad de la
luz) a escalas globales de muchas centenas de
miles de millones de data, y a través de
dispositivos de captura implantados en todo el
planeta en casi todos los dispositivos relacionales
que constituyen una sociedad-, es porque las
retenciones terciarias digitales y los algoritmos
que permiten tanto producirlas como explotarlas
50 Op. Cit. 136
51 Op. Cit. 120
58
hacen posible el corto- circuito de la razón como
facultad sintética superada por el entendimiento
como facultad analítica automatizada”52
Si entendemos la noción de “dato” como
diferencias discernibles en los estados del mundo
e “información” como ciertas regularidades
significativas en un conjunto de datos, es claro
que todo ello no alcanza a dar cuenta del
complejo proceso que podemos llamar
“conocimiento” En este sentido, el “corto-circuito”
al que alude Stiegler se impone como la brutal
facticidad que impone un sistema informacional
globalizado; como escribe Lash: “ Los diarios y
otros medios informacionales nos hacen creer lo
que dicen no por la argumentación lógica sino
por la facticidad en bruto de sus mensajes”53 En
toda su radicalidad, la información no se nos
impone ni como “valor de uso” que remite a un
pasado, ni como “valor de cambio” que remite a
un futuro sino que como un “valor de signo” que
se resuelve en su efímera instantaneidad. Ya no
la re-presentación sino la mera presentación.
Como concluye nuestro autor: “La teoría
mediática no se ocupa de los medios ‘auráticos’ ni
de las representaciones de larga duración, sino
principalmente de los medios cuyo contenido es
52 Stiegler, B. Ars e invenciones organológicas en las sociedades de hipercontrol. NOMBRES. Revista
59
informacion o mensajes; se ocupa, entonces, de
presentaciones de corta duración” 54
En una línea muy próxima, Guillermo Orozco nos
ofrece el siguiente diagnóstico sobre las
comunicaciones en la hora presente: ““Lo que nos
parece que está pasando ante el fenómeno de las
sociedades red, con ese intenso flujo informativo
en distintos sentidos, es que “el significado” ya no
alcanza para explicar muchos de los procesos
comunicativos. Estos ya no solo dependen del
intercambio o negociación del significado. Hay
otros elementos no semióticos, como la
materialidad y la presencia de los dispositivos
comunicativos (Gumprecht) o la intensidad del
flujo de comunicación multisentido que provoca
sensaciones y experiencia instantánea (Gittiln)
sin memoria y por tanto sin trascendencia (como
la febril expectación que produce ver un partido
de fútbol en la pantalla), que son los elementos
que acaban perfilando las interacciones con las
pantallas y sus ofertas de contenido. Como
argumenta el filósofo Steven Johnson al referirse
a los videojuegos, hay algunos donde todo gira
alrededor de la acción (violenta) pero el sentido de
la violencia es secundario, ya que la violencia es
solo el pretexto para que la acción se pueda dar,
54 Op. Cit. 134
60
se sostenga y exista juego”55
Una “Teoría Mediática”, entonces, no consiste,
como nos advierte Lash, en ocuparse de los
medios como objetos de investigación. Se trata
más bien de que los estudios sociales y culturales
incorporen aquellas cualidades inmanentes y
específicas de la información y los medios para
dar cuenta de los fenómenos propios de sus
ámbitos de estudio. Si durante el siglo veinte se
verificó un “giro lingüístico” en las ciencias
sociales, en la actualidad asistimos a una suerte
de “giro informacional” destinado a introducir un
“salto epistemológico” de envergadura en todas
las ciencias sociales, en general, y en el
pensamiento crítico, en particular. De este modo,
por ejemplo, una investigación en el dominio de la
Comunicación Política, no podría desentenderse
de una Etnografía Virtual o de un Análisis de
Redes Sociales, como estrategias para explicar el
comportamiento ondulatorio – masa y público -
de los llamados “enjambres digitales” Este
fenómeno significa, a nuestro entender, integrar
la componente comunicacional y digital, en la
construcción de un pensamiento crítico no
adscrito a una Ideologiekritik, capaz de instalar
55 Orozco G. La condición comunicacional contemporánea. Desafios latinoamericanos de la
investigación de las interacciones en la sociedad red in Jacks N. (Ed.) Análisis de recepción en
América Latina. Quito. CIESPAL. 2011: 402
61
un horizonte de comprensión de las nuevas
constelaciones problemáticas que emergen en el
siglo presente.
62
7.- Forma de Vida
63
Estados Unidos a principios del siglo pasado: “El
consumismo aparece a primera vista como un
comportamiento social masificado, sello distintivo
de las llamadas sociedades de consumo. El
consumo, en tanto función económica, se ha
convertido en nuestro tiempo en una función
simbólica. Históricamente, el concepto de
consumismo y su correlato social, aparecen como
un estadio avanzado del capitalismo en Estados
Unidos durante las primeras décadas de este
siglo; permitiendo que el capitalismo victoriano
afincado en la ética protestante cediera el paso al
hedonismo de masas . Esto fue posible en virtud
de avances tecnológicos tales como la producción
seriada; pero además, gracias al desarrollo de
mecanismos financieros y de organización
laboral: nos referimos en concreto a la irrupción
del crédito y la taylorización del trabajo”57
En segundo lugar, argumentamos que una
sociedad tal era susceptible de ser entendida
como una nueva cultura, una inédita “forma de
vida”: “Desde otro punto de vista, no podemos
dejar de observar que el consumismo es un nuevo
ethos cultural, en que las necesidades impuestas
por un orden económico devienen impulsos o
deseos. Esta mutación antropológica , puede ser
explicada como un nuevo perfil psicosocial; entre
57 Op.Cit. 17
64
los teóricos contemporáneos se ha acuñado el
término neo-narcisismo , para describir el perfil
del sujeto actual. No se trata, por cierto, de la
mera instrumentalización de algunas categorías
psicológicas para analizar la cultura
contemporánea, como afirma Jameson . Se trata
más bien de postular un perfil socio-genético del
individuo y de la cultura. Así, neo- narcisismo y
cultura psicomórfica, resultan ser la impronta de
una época. Si admitimos el consumismo como
diseño socio-cultural en toda su radicalidad,
podríamos hacerlo análogo a forma de vida, a
modo de ser”58
A casi dos décadas de esta reflexión, el concepto
de “forma de vida” se ha legitimado ya en el
ámbito del pensamiento social. Por lo mismo, se
hace indispensable precisar el término y su
alcance. Scott Lash nos ofrece una primera
aproximación al concepto cuando escribe: “Una
forma de vida es un “modo de vida”, una manera
de hacer las cosas. Una cultura, en el sentido
antropológico y cotidiano, es una forma de vida,
una manera de hacer las cosas”59 Una “forma de
vida”, entonces, es un concepto que quiere dar
cuenta de lo que hemos entendido por cultura; es
una noción amplia e inclusiva:“Las formas de
58 Op.Cit. 19
59 Lash. Op. Cit.39
65
vida incluyen por una parte las naturales o
biológicas y, por otra, las sociales o culturales”60
La noción de “forma de vida” no debe confundirse
con visiones “organicistas” de corte positivista;
muy por el contrario, un “forma de vida” alude
más bien al espacio de la experiencia; en este
sentido, se trata, en rigor, de un enfoque más
fenomenológico. Como nos aclara Lash:“Pero la
idea de formas de vida – el linaje de la noción de
Wittgenstein – es intrínsecamente antipositivista.
En ella, la vida no es organicista sino vitalista; es
fenomenológica. De allí el lugar central de la ‘vida’
o la fuerza vital o la Lebensphilosophie:
Nietzsche, Bergson, Dilthey y Simmel (y en la
novela, Proust y Joyce)” 61 Notemos que nos
alejamos tanto de un énfasis en una pretendida
neutralidad científica como objetivista: “Se pasa
aquí del yo cartesiano desencarnado a la ‘vida’ del
cuerpo, de la cognición a la percepción, del
tiempo newtoniano al tiempo de la experiencia…
En la fenomenología no comprendemos las cosas
por la neutralidad sino por la ‘intencionalidad”.
No conocemos ya desde la posición neutral del
observador objetivo sino desde una posición de
‘interés’, una ‘actitud’ hacia algo”62
60 Op. Cit. 40
61 Op. Cit. 41
62 Ibíd.
66
Esto nos lleva a concebir una “forma de vida”
como una búsqueda más ontológica que
epistemológica, ya no “desde arriba” sino “desde
abajo”, esto es, desde la experiencia en un
“lebenswelt” (mundo de la vida). Por tanto, el
concepto de “forma de vida” adquiere todo su
alcance como una búsqueda de estructuras
ontológicas profundas: “De tal modo, en las
formas de vida el conocimiento tiene lugar en el
mundo de la vida,, a través del sujeto entendido
como vida (el cuerpo, el interés de clase, el
inconsciente, la voluntad de poder). Al ubicarnos,
con las cosas, en el mundo, y ya no por encima
de ellas, nos enfrentamos a las estructuras
ontológicas más profundas y no a la
epistemología y las apariencias”63
No parece exagerado pensar que la búsqueda de
“estructuras ontológicas”, mediante un nuevo
arsenal categorial, pudieran ser la simiente de un
nuevo pensamiento crítico en una era de flujos.
En este sentido, la noción de “forma de vida”,
tanto como otras, podría entenderse como un
concepto inaugural, o si se quiere, un punto de
partida para una reflexión crítica de nuevo cuño.
63 Op. Cit. 42
67
8.- La Condición Comunicacional:
Consumo y Tekhné
68
en América Latina, y bajo qué condiciones, a una
cultura de participación diferente, donde
intercambiaremos historias propias e identidades
convirtiéndonos en fans y mantendremos una
híper conexión a través de las redes sociales?...
¿Cómo hacer una investigación de las
interacciones con las pantallas que sea
comunicativa, social y políticamente relevante?”64
Cuando Orozco se pregunta por las “nuevas
formas de estar en lo comunicativo”, alude a un
nuevo “sujeto de la comunicación” Poco se ha
destacado la importancia - teórica y
epistemológica – de la irrupción de los llamados
“usuarios”: “Esto es sumamente importante como
premisa epistemológica para la investigación de
las interacciones en la sociedad red, porque
apunta precisamente al sujeto de la
comunicación y su comprensión en la
investigación que se realice. Según se asuma el
sujeto comunicante, según será la manera de
interpelarlo, proyectarlo en las producciones
audiovisuales, y apoyarlo finalmente en esa gran
aventura que es hoy en día ser audiencia, ser
comunicante de muchas maneras a la vez”65
Si concebimos a los “usuarios” como una
64 Orozco. Op.Cit. 377
65 Op.Cit. 390
69
componente funcional del sistema red, portadores
de una “tecnomemoria que se agrega a la
memoria sociogenética y a la memoria psíquica,
advertiremos que ya no se trata de una entidad
pasiva sino muy por el contrario:
“Específicamente, el cambio de papel o estatus de
las audiencias, que ya se aprecia entre sectores
sociales tecnológicamente avanzados, se
manifiesta en un tránsito, por lo pronto y quizá
luego en una mutación, de audiencias a usuarios,
a comunicantes, “prosumidores”, ya que la
interactividad que permiten las nuevas pantallas
trasciende la mera interacción simbólica con
ellas… En teoría, ese tránsito posible y por
supuesto deseable de receptores a productores y
emisores, que no es automático como sostienen
algunos autores como Piscitelli, es quizá uno de
los cambios societales más significativos hoy en
día, y en la medida que se concretice, cada vez
más será también el epicentro de otros cambios
en el “estar como espectadores”, en la
conformación y negociación de identidades y,
finalmente, en la producción informativa y
cultural mismas, en lo que propiamente sería una
cultura de la participación”66
La irrupción de este nuevo sujeto de la
comunicación está transformando aquello que
66 Op. Cit. 389
70
Orozco llama la “condición comunicacional”,
tanto por el papel fundamental de lo
comunicativo en las sociedades contemporáneas
como por una mutación de las audiencias: “La
condición comunicacional de nuestro tiempo…
entonces, consiste en primer lugar en una
recentralización de lo comunicativo como
dimensión prioritaria para entender las
sociedades hoy en día. Engloba la asunción del
poder como intercambio en las interacciones,
especialmente a través del discurso, sus géneros
y sus formatos. Incluye a la vez la consideración
de ese cambio fundamental por el cual, como
audiencias, las sociedades actuales pueden dejar
de ser reconocidas esencialmente por su estatus
des-empoderado casi siempre como receptores de
medios masivos autoritarios, para empezar a ser
reconocidas por un estar-siendo activos, cada vez
más creativos, en la producción y emisión
comunicacionales” 67 Habría que introducir una
precisión relativa a la nueva “condición
comunicacional” El momento actual se
caracteriza como un desplazamiento, esto
significa que las formas mediáticas verticalistas,
siguiendo el “modelo Broadcast”, coexisten con
las nuevas modalidades impuestas por las redes,
esto es, el “modelo Podcast”
67 Op. Cit. 388
71
Esta cuestión resulta fundamental a la hora de
enfrentar una investigación concreta, por sus
implicancias teóricas y metodológicas. Si, como
sostenemos, una Sociedad de la Información no
es concebible sino como correlato de una
Sociedad de Consumidores, es evidente que junto
a la “condición comunicacional” debemos
atender a una cierta “condición mercantil” En
este punto nuestro pensamiento coincide con lo
que propone el doctor Orozco cuando señala
rotundamente: “La ‘condición mercantil’ define en
gran parte la condición comunicacional” 68 En
efecto, la expansión y refinamiento del mercado,
en su más amplia acepción, solo es comprensible
como un maridaje entre lo mercantil y lo
mediático-tecnológico: “La condición mercantil
supone y depende de dispositivos mediáticos y
tecnológicos como nunca antes. Los géneros y
formatos que la industria audiovisual y del
entretenimiento usa son, a su vez, condición para
el flujo comunicativo y la interconexión múltiple
de los comunicantes en las sociedades red. Hay
una creciente ‘industria del deseo’, para usar los
términos de Joan Ferrés, que se vuelve un
sensorio envolvente en sí mismo, desde donde se
convoca a los comunicantes a participar con lo
68 Op.Cit. 402
72
transmitido en las pantallas”69
El tardocapitalismo, tal y como se nos presenta
en la actualidad, esto es, como un “sistema-
mundo” o, si se quiere, como un “capitalismo
global”, encuentra su fundamento en flujos y
redes, más que en estructuras. Como muy bien
apunta Guillermo Orozco: “Lo esencial para el
mercado contemporáneo es los flujos, las redes y
su circulación. Es decir: la comunicación. Como
sugiere Rifkin en su tratado sobre Trabajo.
Nuevas tecnologías y glocalización, el capitalismo
contemporáneo necesita de los medios y
tecnologías, de todas las pantallas, para poder
existir y desarrollarse. Lo que permite agregar que
resulta más importante hoy enfocarse en
consolidar fidelidades a las marcas, antes que en
la venta directa de las mercancías. Y las
fidelidades se construyen a partir de
interacciones, dentro de la comunicación”70
El advenimiento de un nuevo “sujeto de la
comunicación” – el “usuario” – tiene su exacto
correlato en un nuevo “sujeto de la cultura”, el
“consumidor”, como dos caras de una misma
moneda, lo que se ha dado en llamar el
“prosumidor” Ante esta nueva dinámica de la
69 Op. Cit. 401
70 Op. Cit. 402
73
cultura toda, muchas nociones aceptadas
durante décadas por la Ideologiekritik, resultan
hoy extemporáneas.
El consumo convertido en función simbólica, esto
es, en cultura; tanto como la expansión y la
hegemonía de las redes digitales, constituyen el
estado último de un largo proceso de ex-
nominación de las sociedades burguesas,
convertidas hoy en sociedades anónimas.
Constatamos un desplazamiento global del
concepto de “clase” o por el de “consumidor”; el
concepto de “ciudadano” por “usuario” y el de
“participación” por el de “interactividad”. Lejos de
ser un mero avatar tecno-económico, el consumo
y la comunicación digital constituyen el más
poderoso vector cultural destinado a transformar
todos los dominios del quehacer humano.
Esta nueva “condición comunicacional” y la
nueva “condición mercantil” inauguran una
nueva episteme para los estudios
comunicacionales, un nuevo espectro de
interrogantes que reclaman inéditas
investigaciones para las nuevas generaciones.
Entre las muchas preguntas, el profesor Orozco
nos plantea una inquietante cuestión: “¿De qué
manera lo mercantil va definiendo los tipos de
interacciones posibles y deseables entre
74
comunicantes y pantallas en la sociedad red? Es
una gran pregunta para la investigación presente
y futura de la comunicación”71
Si la comunicación y el consumo resultan ser los
ejes que definen la cultura global, conviene
preguntarse sobre las singularidades que
adquiere este fenómeno entre nosotros; ¿Qué
caracteristicas posee este tránsito desde una
Ciudad Letrada hacia una Ciudad Virtual en
América Latina? Pensar “nuestra América” en el
seno de un tardocapitalismo global y en red,
presidido por una creciente híper
industrialización de la cultura, tal es el desafío.
71 Op.Cit. 403
75
9.- América Latina:
Comunicación y Crítica
76
social del cual participaba”72
En los estudios comunicacionales
latinoamericanos, la Ideologiekritik, adquirió en lo
fundamental una “modalidad dialéctica” En una
caracterización muy sucinta, habría que repetir
con nuestros autores: “El estudio de los medios
masivos tenía a la vista la noción de ideología o
de hegemonía cultural, del mismo modo que la
investigación sobre consumo cultural tenía como
horizonte los conceptos de identidad y
modernidad en Latinoamérica”73 La constatación
de una pérdida de vigor y consistencia en los
estudios comunicacionales latinoamericanos, en
la hora presente, lleva a nuestros investigadores a
una pregunta cardinal, con la cual no podríamos
sino consentir: “¿ Qué procesos han llevado a la
merma de una actitud crítica en la investigación
justo en el contexto en que las condiciones de
producción científica parecen más robustas que
nunca”74
Si bien la interrogante planteada es más que
pertinente, pareciera que cualquier presunta
respuesta es más que problemática. Nuestros
72 Ossandón et al. “Sin armas para la crítica. El estancamiento de los estudios críticos en comunicación
y los viejos debates teórico – políticos” in Arancibia, J.P & Salinas C. (Eds.) Comunicación política y
democracia en América Latina. Barcelona. Editorial Gedisa. 2016:39
73 Op. Cit 38
74 Op.Cit 39
77
autores ensayan dos niveles de respuesta, un
nivel socio-político y un nivel epistemológico: “
Desde nuestra perspectiva, el declive de la actitud
crítica puede percibirse en dos fenómenos
distintos, pero relacionados: 1. Una difuminación
del horizonte político de los estudios en
comunicación, a causa de la pérdida de relación
de las investigaciones con sus contextos
sociopolíticos.2. Una acuciante indefinición
acerca del estatuto epistemológico de la
comunicación, permanentemente jalonado entre
una idea de la comunicación como objeto
científico y otra idea de la comunicación como
problema filosófico-político”75
La respuesta que ofrecen nuestros autores, con
todo lo provocativa que es, solo desplaza la
interrogante planteada; pues, podemos insistir en
la pregunta: ¿Qué procesos han llevado a la
pérdida de relación de las investigaciones con sus
contextos sociopolíticos? Y más, todavía: ¿Qué
procesos han llevado a una acuciante indefinición
del estatuto epistemológico de la comunicación?
Pareciera que al replantear las preguntas en toda
su radicalidad surge otro ámbito de cuestiones
que merecen ser revisados. Así, la “pérdida de
relación de las investigaciones con sus contextos
sociopolíticos”, nos obliga a revisar tales
75 Op.Cit. 40
78
contextos, en su dimensión sociopolítica, pero
también en su dimensión cultural. Se hace
indispensable tener muy presente lo que escribe
Guillermo Orozco respecto de la nueva “condición
comunicacional” en América Latina: “En la época
actual, la producción de identidades, tanto como
la de ciudadanías, pasan necesariamente por las
pantallas. Llevan a ellas y a la vez resulta de ellas
… Hoy, la interacción con las pantallas para ese
sector que está en interacción con ellas es “un
dado”, es un punto de partida y también de
llegada, es una condición de la cotidianidad y del
intercambio social en su conjunto. Para subsistir
en el mundo contemporáneo, las pantallas, quizá
unas más que otras, se han vuelto
imprescindibles. El evadirlas conlleva un enorme
riesgo de quedar fuera, excluido, precisamente
porque excluirse del intercambio con las
pantallas es excluirse de la cultura
contemporánea ”76
En un sentido muy próximo, las palabras de
Scott Lash comienzan a adquirir un inusitado
sentido entre nosotros: “Las propias relaciones
sociales comienzan a ser menos una cuestión de
socialidad que de informacionalidad… a
distancia, de corta duración y más
76 Orozco. Op.Cit.393
79
presentacionales que representacionales” 77 En
una Sociedad de la Información, en que el
teléfono móvil se ha convertido en el modo de
comunicación predominante – las llamadas
Tecnologías R - para establecer relaciones
sociotécnicas, la figura histórica del “intelectual”
tiende a devaluarse, así como su modalidad
discursiva de la comunicación: “Los medios
discursivos, como el artículo o el libro
académicos, operan a través de la reflexión y el
argumento. Los medios informacionales trabajan
por conducto de la cruda violencia simbólica del
hecho” 78 Los mentados contextos sociopolíticos
han dejado de ser aprehensibles desde la
Ideologiekritik, por ello, advertimos una “pérdida
de relación” y, al mismo tiempo, “una acuciante
indefinición acerca del estatuto epistemológico de
la comunicación”. Un principio de respuesta es la
que nos ofrece el mismo Scott Lash: “Debe haber
necesariamente una informacionalización de la
crítica. Esto es muy diferente de la antigua
Ideologiekritik. De algun modo, la Ideologiekritik
tenía que estar fuera de la ideología. Con la
desparición de un afuera constitutivo, la crítica-
de-la-información debe estar dentro de la
información. Ya no hay afuera. La crítica, y los
textos de teoría crítica, deben ser parte integrante
77 Lash. Op.Cit 136
78 Ibíd.
80
de esa informacionalización general”79
Conviene detenernos en la noción de “actitud
crítica” como una particular relación con
determinados contextos sociopolíticos. Si la
“actitud crítica” se entiende como una cierta
relación con ciertos contextos sociopolíticos, se
impone la pregunta: qué ocurre cuando tales
contextos se definen según un “modelo
informacional”, en que el desarraigo, la
inmediatez y la “compresión espacio temporal” se
vuelven cualidades de un flujo inmanente.
El ocaso de la Ciudad Letrada, y el advenimiento
de una Ciudad Virtual, significa una mutación
mayúscula en el “régimen de significación”
predominante. La escritura alfabética, que nos ha
acompañado por más de veinticinco siglos, y que
ha estado como impronta del decurso cultural
latinoamericano, va cediendo su protagonismo al
nuevo modelo informacional como nuevo
“lenguaje de equivalencia” Es importante destacar
que al afirmar que hasta el siglo pasado el
“lenguaje de equivalencia” estuvo arraigado en la
lecto-escritura, se está señalando la preeminencia
de lo textual: “ El principio del texto, con sus
lectores e incluso con su polisemia y su
significado diferido, era en ese momento un
79 Op. Cit. 35
81
principio estructurante para una gama muy
amplia de experiencias culturales. Por entonces,
aun la información de los medios se subordinaba
en mayor o menor medida al principio textual, un
principio de representación, reflexión, producción
y recepción. Pero en los inicios del siglo XXI reina
el principio informacional. Ahora, el texto – y la
teoría – es otra variedad más de la información,
aunque, sin dudas, con diferencias específicas”80
La cultura en América Latina se está desplazando
desde su rica tradición discursiva – la Ciudad
Letrada – hacia una inédito espacio de flujos, la
Ciudad Virtual. En este tránsito, advetimos,
exclusiones y desigualdades, lo que nos impele a
una doble tarea; por una parte, ocuparnos de
estas “nuevas constelaciones emergentes de
poder y desigualdad” 81 y, al mismo tiempo,
repensar el estatuto epistemológico de los
estudios comunicacionales, lo que significa
pensar en los nuevos modos de relación entre el
pensamiento crítico y los flujos sociotécnicos que
están redefiniendo lo social, lo político y lo
cultural entre nosotros.
80 Op.Cit. 137
81 Op.Cit 35
82
10.- Cultura de la Protesta:
Protesta de la Cultura
83
propone Rancière: “Hay una estética de la política
en el sentido en que los actos de subjetivación
política redefinen lo que es visible, lo que se
puede decir de ello y qué sujetos son capaces de
hacerlo. Hay una política de la estética en el
sentido en que las formas nuevas de circulación
de la palabra, de exposición de lo visible y de
producción de los afectos determinan
capacidades nuevas, en ruptura con la antigua
configuración de lo posible” 83 No obstante, es
menester considerar la materialidad que hace
posible este encuentro de lo estético y lo político,
tal es, precisamente, la crítica que va a plantear a
este autor Bernard Stiegler: ” Jacques Rancière a
justement rappelé que la ‘politicité’ est sensible,
c’est-à-dire que la question politique est d’emblée
esthétique. Mais il a étrangement ignoré qu’à
l’époque industrielle la sensibilité matraquée par
le marketing est devenue l’enjeu d’une veritable
guerre, dont les armes sont des technologies, et
dont les victimes sont les singularités,
individuelles ou collectives (‘culturelles’), au point
que se developpe une inmense misère
symbolique”84
83 Tengamos presente que la noción de “estética” en Rancière no se refiere tan solo a obras de arte
sino a lo que podríamos llamar un “modo de significación”, esto es, un modo de percibir, sentir y
actuar que constituye un régimen de significación.
Rancière, Jacques. El espectador emancipado. Buenos Aires. Ediciones Manantial. 2010:29
84
Si la politicidad solo es concebible desde lo
sensible, es indudable que tal relación está
mediada por la tecnología, y para ser más
precisos, por una “mnemotecnología”85 de alcance
planetario. De suerte que habría que consentir
con Stiegler en cuanto a que la cuestión estética,
la cuestión política y la cuestión industrial no
constituyen sino una. 86 En una línea de
pensamiento próxima, Jean-Louis Déotte va a
sostener, contra Rancière, que: ”Lo ‘sensible puro’
es una realidad que no se puede concebir más
que poniendo entre paréntesis todas las
relaciones del arte con la técnica, ya sea la
técnica de una obra específica, la del artista, la
técnica de reproducción y, cómo no, de todo el
conjunto de los aparatos de las artes”87
inaugurado durante el siglo XIX y que ha derivado hoy a lo digital como soporte de un sistema
retencional terciario que ha sido llamado “capitalismo cognitivo” Stiegler. Op.Cit. p. 23
86 Stiegler. Op.Cit. p.20
87Si bien la traducción de “appareillage” nos parece defectuosa, en cuanto no se alude a “apparats”
sino más bien a lo que podríamos traducir como “equipos” o “aparatajes”, se hace clara la idea del
autor en cuanto a la mediación técnica en la aparición de lo sensible. Véase:
85
para devenir reproducción digital88
90En el contexto de la CMC, lo primero que nos llama la atención es la mutación que sufre el
supuesto sujeto de la comunicación que ha devenido, hoy por hoy, “usuario”. Esta noción sólo es
concebible como una función del sistema red, es decir, parte constitutiva de una red de flujos
interactivos y multidireccionales. Usuario quiere decir “ser parte activa de” la red, sea como emisor,
sea como receptor, sea como actor o como mero espectador. Cualquier modelo comunicacional en
red debe hacerse cargo del usuario-nodo, portador no sólo de una memoria psíquica y social sino
86
Los estudios comunicacionales están sumidos en
una paradoja epistemológica según la cual las
investigaciones teóricas acentúan su carácter
logocéntrico, en tanto la cultura toda instituye un
nuevo régimen de significación y con ello un
nuevo régimen de politicidad cuya mediación la
constituyen las nuevas mnemotecnologías
numéricas 91 . Esta constatación no significa,
empero, reificar lo tecnológico, pues como ha sido
señalado, las nuevas tecnologías digitales actúan
más como catalizadores de cambios que como
agentes en sí mismas.
87
saber: Una primera cuestión se refiere a la
manera en que se gestan las protestas y los
modos de organización a que da lugar. Y una
segunda cuestión que alude a la noción de “avant
garde” en el dominio del pensamiento político.
88
“habitus”, esto es, la interiorización de esquemas
fundamentales que permiten la génesis de
percepciones, pensamientos y acciones en el seno
de una cultura93. Si nuestra hipótesis es correcta,
las llamadas “tecnologías R” representan una
mutación mayúscula del “régimen de
significación”, no solo transformando el modo de
producir, distribuir y consumir bienes simbólicos,
la economía cultural, sino y muy especialmente,
los “modos de significación”, esto es, una
reconfiguración de los patrones perceptuales y
conceptuales que, en el límite, instalan un nuevo
imaginario histórico social94(Véase cuadro nº 9)
89
partidos políticos es sustituida por una tendencia
al “asambleísmo permanente”, horizontal,
igualitario y participativo. Podríamos avanzar la
idea de que un “habitus” se proyecta en la acción
social y política IRL (in Real Life)
90
cualquier memoria posible. Es el hecho político y
cultural central de nuestro tiempo”96
91
imaginario se realizan industrialmente sino más
bien en el hecho de que el ritmo productivo,
anónimo y deslocalizado, asume cada vez más las
características de un flujo cuyo discurrir tiende a
coincidir con el de la conciencia misma…Los
soportes terciarios, al no inscribirse en la
duración, ya no soportan cosa alguna y es por
tanto el horizonte temporal mismo de la
conciencia el que se encoge, limitando de este
modo también sus posibilidades individuantes:
sin sustratos duraderos detrás, ya no puede
anticipar sino a corto o cortísimo plazo y contraer
su tejido existencial en un presente prolongado
vivida igualmente como una temporalidad de flujo
que se encadena necesariamente al ritmo del
objeto temporal industrial constructor de la
actualidad (escuchar la radio, ver televisión)”98
(2004): 362
92
El discurso deliberativo de lo político anclado en
la “convicción” va cediendo su lugar a la
“seducción” y el vértigo de la acción. La protesta
es, literalmente, un flujo al que se entra y del
cual se sale. Participar es ingresar al flujo en
instante. La marcha de los estudiantes es aquello
que “nos acontece”, no se milita ni se pertenece a
una marcha, se trata más bien de un “estar ahí”,
presencia en un ahora. La politicidad de lo
político no es diferida como utopía ni mediada por
discursos. Lo político se realiza en cada marcha,
es
CUADRO Nº 9
93
Una vanguardia Telecrática
94
heterodoxia, “habla idiolectal” que el decurso
histórico puede convertir en “sociolecto”, canon o
procedimiento. Sea que se trate de un comando
militar, un grupo de artistas o un movimiento
revolucionario, aquello que preside toda “avant
garde” es la “poesis”, el pensamiento divergente.
Esta condición hace de la “vanguardia” algo
efímero, experimental, inédita e inestable.
95
El movimiento estudiantil se ha erigido en una
suerte de “vanguardia telecrática”99
“populismo industrial”, aquel que usa el poder de los medios para obtener un plus valor financiero
de las pulsiones escópicas de las masas. Para un análisis extenso véase:
Stiegler, Bernard. La télecratie contre la démocratie. Paris. Flammarion.2008
96
aristas, entre las cuales habría que destacar
aquello que señala Eric Hobsbawn: “La cultura
juvenil se convirtió en la matriz de la revolución
cultural en el sentido más amplio de una
revolución en el comportamiento y las
costumbres, en el modo de disponer del ocio y en
las artes comerciales, que pasaron a configurar
cada vez más el ambiente que respiraban los
hombres y mujeres urbanos. Dos de sus
características son importantes: era populista e
iconoclasta…”100 Después de todo, los jóvenes que
desfilan por las calles son, principalmente, los
hijos de una cierta clase media, lo que genera
una fuerte empatía hacia sus demandas. Ellos
son los portadores de una demanda democrática
que se opone a una tradición de tinte clasista y
oligárquico. Pero debemos ser cautos, no estamos
ante un discurso revolucionario sino ante la
“iconoclastia” juvenil, un rasgo de lo que se ha
llamado “contra-cultura”
97
verdadero “duopolio”, como es el caso, no debe
extrañarnos que la “telecracia” se convierta en
manipulación mediática, imponiendo como
destino ineluctable la miseria de la política. Una
“vanguardia telecrática” encubre un espacio
donde reina la impostura de lo político, otro modo
de nombrar ese lugar donde el pensamiento y la
política han enmudecido.
101 Stiegler, Bernard. De la misère symbolique. Paris. Éditions Galilée. 2013
98
En una mirada panorámica, se puede sostener
que los medios instalan una forma de populismo
que sustituye la opinión pública por las
audiencias, destruyendo el concepto mismo de
ciudadanía, ofreciendo “interactividad” donde se
reclama “participación” ciudadana. En la
pragmática del lenguaje se ha hablado estos
últimos años del carácter “locucionario” de los
enunciados, que son “ilocucionarios” al mismo
tiempo y que, bajo ciertas condiciones, instan a la
acción en su dimensión “perlocucionaria”. Nadie
ha reparado, empero, en la imperiosa necesidad
de restituir al lenguaje humano su dimensión
“interlocucionaria”, única posibilidad de
recuperar el “habla política”, acaso la única vía
para alejarnos del grado cero del pensamiento en
que estamos sumidos.
99
donde la miseria política ha expurgado toda
posibilidad expresiva de creación simbólica, allí
donde la participación, travestida en
interactividad es, en definitiva, una mera ficción.
100
11.- El Príncipe Posmoderno
y la Postverdad
101
constructos digitales. En este sentido, habría que
considerar lo que afirma Byung-Chul Han: “Las
masas, que antes podían organizarse en partidos
y asociaciones y que estaban animadas por una
ideología, se descomponen ahora en enjambres de
puras unidades, es decir, en los Hikikomoris
digitales aislados para sí, que no forman ningún
público articulado y no participan en ningún
discurso público. Frente al sistema
autorreferencial se encuentran los individuos
aislados para sí, que no actúan políticamente. Se
descompone el nosotros político que sería capaz
de acción en sentido enfático”102 Si la masa-red
está desarraigada – como la información misma –
ya no puede ser entendida en un contexto
histórico y social dado. Como sostiene Chul Han:
”La nueva masa es el enjambre digital. Este
muestra propiedades que lo distinguen
radicalmente de las formaciones clásicas de los
muchos, a saber, de la masa”103 La masa-red no
es, en estricto rigor, una masa sino un “enjambre
digital”: “El enjambre digital no es ninguna masa
porque no es inherente a ninguna alma, a ningún
espíritu. El alma es congregadora y unificante. El
enjambre digital consta de individuos aislados” 104
102 Byung - Chul Han En el enjambre. Barcelona.Herder. 2014: 70
103 Op.Cit.16
104 Ibíd.
102
Si bien podemos consentir con el diagnóstico,
habría que aclarar que la nueva “condición
comunicacional” resulta inseparable de la
llamada “condición mercantil”; esto quiere
subrayar que lo comunicacional es inseparable de
un diseño antropológico cultural inherente al
tardocapitalismo; en suma, que junto a las
transformaciones de lo comunicacional,
posibilitado por la convergencia tecno científica,
debemos considerar la expansión de las llamadas
Sociedades de Consumo. Solo de este modo, se
esclarece la afirmación de que “El enjambre
digital consta de individuos aislado” 105 La
exaltación del individualismo en las sociedades de
consumidores corre paralela con la exaltación del
narcisismo sociogenético como nuevo “carácter
social” de nuestra época y la subsecuente
abolición de la conciencia histórica. 106
103
componente funcional de una red; desde un
punto de vista sociológico, se trata de un
consumidor y productor de información.
Contextos y Trascontextos
1991:193
104
síndrome reservado en su fase positiva a los
artistas y en su fase negativa asociado
convencionalmente a una etiología de la
esquizofrenia. Un Transcontexto es un constructo
digital configurado como un “double bind” 108
Podría decirse, en este sentido, que los
transcontextos son propios de una cultura
psicomórfica que encuentra sus pilares,
precisamente, en las nuevas formas de
Comunicación Mediada por Computador (CMC) y
del consumo en tanto función simbólica.
108 Hemos tomado el concepto “transcontextual” de Gregory Bateson, en relación a su conocida
hipótesis en torno al “double bind” como componente experiencial de una etiología de los síntomeas
esquizofrénicos.
105
Es claro que una masa-red, un enjambre, es
capaz de agruparse en torno a un transcontexto
determinado. Las Protestas Estudiantiles en Chile
(2011) constituyen un buen ejemplo acerca de
cómo una masa-red puede transformarse en un
público-red, organizado, autónomo y capaz de
coordinar acciones en todo un país. Así, también
los Indignados en España y movimientos
ciudadanos alrededor del mundo.
106
Flaming.109 A diferencia de un público tradicional,
el púbico-red expresa su interés por un tópico
más inspirado en la Seducción que en cualquier
Convicción; son los “Likes” los que jerarquizan los
Topics. Si el público se nos presenta como una
estructura estable; los públicos-red aparecen más
bien como flujos Inestables y Efímeros. Por
último, notemos que para que un mensaje en red
adquiera la condición de Topic debe poseer
ciertas características que lo distancien de otros
asuntos; es decir, el Topic ofrece una
Diferenciación Marginal que le otorga una
relevancia, cierta o no, y una capacidad de
seducción significativa. El Topic comparte, en
suma, los mismos atributos que un producto en
la dinámica del mercado; esto instala la sospecha
de que el comportamiento de los usuarios es
análogo al de los consumidores.
variables como Amplitud, Frecuencia y Longitud de ondas producidas por los temas que marcan
tendencias en un momento determinado.
107
Una masa-red puede constituir un público-red,
aunque de manera inestable y efímera. Esta
nueva lógica de los usuarios la hemos
denominado comportamiento ondulatorio. Esto
significa que si bien es posible aglutinar a un
número significativo de followers en torno a un
tema, lo cierto es que se trata de un fenómeno de
corta duración. Como escribe Byung-Chul Han:
“Las olas de indignación son muy eficientes para
movilizar y aglutinar la atención. Pero en virtud
de su carácter fluido y de su volatilidad no son
apropiadas para configurar el discurso público, el
espacio público. Para esto son demasiado
incontrolables, incalculables, inestables, efímeras
y amorfas. Crecen súbitamente y se dispersan
con la misma rapidez” 110 Por lo mismo, un
público – red no garantiza, en absoluto, la
constitución de lo público: “Les faltan la
estabilidad, la constancia y la continuidad
indispensables para el discurso público. No
pueden integrarse en un nexo estable de
discurso. Las olas de indignación surgen con
frecuencia a la vista de aquellos sucesos que
tienen una importancia social o política muy
escasa”111
110 Byung. Op. Cit. 13
111 Ibíd.
108
Las consecuencias políticas de este
comportamiento ondulatorio pueden rastrearse
en protestas estudiantiles y otras olas de
indignación; pues, aún cuando logran movilizar,
circunstancialmente, a miles de personas, su
eficacia política sigue siendo incierta. Como
afirma enfáticamente Byung -Chul Han: “Los
habitantes digitales de la red no se congregan.
Les falta la intimidad de la congregación, que
produciría un nosotros. Constituyen una
concentración sin congregación, una multitud sin
interioridad, un conjunto sin interioridad, sin
alma o espíritu. Son ante todo Hikikomoris
aislados, singularizados, que se sientan solitarios
ante el monitor. Medios electrónicos como la
radio congregan a hombres, mientras que los
medios digitales los aíslan” 112
109
El actual sistema mnemotecnológico de escala
planetaria se ha convertido, así, en la condición
de posibilidad para el advenimiento de los
Transcontextos que, como espejismos virtuales se
instalan más allá de toda constatación empírica,
orientando, no obstante, el comportamieno de
millones de usuarios alrededor del mundo.
110
regímenes totalitarios a la derecha y a la
izquierda del espectro político. Lo nuevo radica en
el grado de penetración, su virtuosismo
tecnológico y en la instantaneidad con que se nos
aparece
Fata Morgana
pregunta filosófica que, de un modo u otro, ha sido actualizada por teóricos de la comunicación;
esto es, el límite entre lo real y la ficción . Los procesos de virtualización, como una subordinación
de los procesos de significación y designación a las lógicas significantes, trastornan la semiosis,
instalando escenarios digitales allí donde se ha abolido la referencialidad. En palabras más simples,
la virtualización no refiere contextos sino que instituye un verosímil que reclama para sí los fueros
de lo real.
Cuadra, A. De la Ciudad Letrada a la Ciudad Virtual. Santiago. LOM Ediciones. 2004
111
siguiendo las reglas del juego, sin exigir una
prueba de verdad acerca de lo que enuncia el
hablante intratextual. El lenguaje renuncia al
discurso factual para instalarse en el plano de las
aserciones simuladas o, como prefieren otros,
referencias no denotacionales” 114 La Postverdad,
por el contrario, no apela a convencionalismo
alguno, no quiere “representar” sino “presentar”
en un Transcontexto otro modo de organizar los
datos: “ Los transcontextos … enuncian desde la
videósfera una realidad que se nos presenta
perceptualmente en un nivel fisiológico, cultural y
subjetivo, sin apelar a convencionalismos
literarios; los transcontextos se aproximan más a
la teatralidad que a la literariedad. Los
transcontextos escenifican una realidad a partir
de complejos semióticos verboicónicos en
movimiento; a diferencia de la escritura que se
basa en sintagmas secuenciados temporalmente,
los transcontextos espacializan una experiencia
polisensorial en una teatralidad digitalizada: un
flujo total de imágenes y sonido que no admite,
en principio, un punto de vista extradiegético,
exterior a la acción. La virtualización televisiva,
no sólo es la subordinación del referente y el
significado a las lógicas significantes, es también
la preeminencia de una semiotíca de la
114 Op.Cit.137
112
comunicación por sobre una semiótica de la
significación. Este hecho es, a nuestro entender,
capital; pues, en principio, la tecnoimagen es el
instrumento ideal para make believe, esto es,
para crear ficciones”115
115 Op. Cit. 138
116 Alors que les algorithmes présentent une vision du monde qui renforce les croyances que nous
avions déjà, le rôle des médias a changé. Il est avant tout d’expliquer, vérifier, préciser, démentir les
rumeurs, mais aussi d´éduquer aux médias á l’information, pour mieux armer les citoyens contre la
manipulation d’où qu’elle provienne.
Cuando los algoritmos presentan una visión de mundo que refuerza las creencias que ya teníamos,
el rol de los medios ha cambiado. Ante todo, se trata de explicar, verificar, precisar, desmentir los
rumores, pero también de educar a los medios en la información, para armar mejor a los
ciudadanos contra la manipulación de la que proviene. (Traducción libre del autor)
Katharine Viner travaille depuis 1997 au Guardian dont elle est devenue la rédactrice en chef en
2015.
Le Monde. Le 24 juin 2017.
113
Si bien el término Postverdad fue entronizado por
el Oxford Dictionary como “palabra del año”
(2016), en el sentido de "circunstancias en las
que hechos objetivos influyen menos en la
formación de la opinión pública que lo que lo
hacen los llamamientos a emociones y creencias
personales"117; no parece forzado incluirlo junto a
términos afines, tales como: fake news,
desinformación, demagogia, populismo,
manipulación, desinformación, entre otras.
117 Oxford Dictionaries. https://en.oxforddictionaries.com/definition/post-truth (Traducción libre
del autor)
114
inequívoco de una mutación muy profunda de los
Modos de Significación contemporáneos.
115
Industrialización Cultural, otro modo de
denominar el estadio de la cultura en el
tardocapitalismo globalizado.
116
un espacio de libertad. Esta visión idílica de las
redes sociales virtuales parecen presidir el
pensamiento de Byung-Chul Han cuando se
pregunta:” ¿Para qué son necesarios hoy los
partidos, si cada uno es él mismo un partido, si
las ideologías, que en tiempo constituían un
horizonte político, se descomponen en
innumerables opiniones y opciones particulares?
… ¿A quién representan los representantes
políticos si cada uno ya solo se representa a sí
mismo?”119
117
empresas que administran plataformas y
softwares con datos a escala mundial no son más
que cinco : Google, Amazon, Facebook, Apple,
Microsoft. La Híper Industria Cultural marca el
momento de la hegemonía tecnoindustrial plena,
convirtiéndose en el hecho político fundamental
de nuestro tiempo; transformando radicalmente
los componentes de la experiencia y la memoria. 121
118
exige al Príncipe monitorear, evaluar y ponderar,
en tiempo real, no solo todas las cosas del mundo
(Internet of Things) sino también todos nuestros
perfiles (Big Data), la experiencia misma de
nuestras vidas.
119
12.- Lo Popular:
Usuarios y Consumidores
123 García Canclini, N. (2004) ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de lo popular? in
Antología sobre cultura popular e indígena. Lecturas del Seminario Diálogos en la acción (pp. 153-
165). Primera Etapa. México: Conaculta. Recuperado de http://
sic.conaculta.gob.mx/documentos/853.pdf G
120
En la década de los ochenta de siglo pasado
surgió en las ciencias sociales un interés y una
preocupación por las culturas populares que
nuestro autor atribuye a tres tipos de causas, a
saber : causas socioeconómicas; causas políticas
y, finalmente, causas ideológicas.
121
clientelistas o economicistas sobre el
desenvolvimiento ideológico de las masas” 126
Hagamos notar que junto al ocaso del “socialismo
real”, se ha producido una obsolescencia de
ciertas ideas ortodoxas en torno a conceptos
como “proletariado” e incluso frente a la noción
misma de “clase”
126 Ibid.-
127 Ibid.-
128 Ibid.-
122
Han transcurrido más de tres décadas desde que
este destacado antropólogo argentino llamara
nuestra atención sobre el súbito interés de la
ciencias sociales por “lo Popular” Es nuestro
parecer que este interés no ha menguado con los
años, por el contrario, pareciera que la cuestión
por “lo Popular” regresa de un modo
insospechado.
123
mismo de “lo Popular” Las transformaciones
tecno-culturales contemporáneas – verdadera
mutación antropológica - se despliegan en dos
dimensiones que podríamos resumir con los
conceptos de “comunicación” y “consumo”
124
Dominación y Resistencia
125
modo concreto de producción, distribución y
consumo de bienes culturales; esto es, una típica
superestructura de un régimen capitalista131 Sin
embargo, se deja de lado toda consideración en
torno a los “modos de significación” , es decir, a
las maneras en que los medios transforman el
“Sensorium” de sus públicos en largos periodos
históricos. En aquellos años, no era posible
concebir una lectura sensible de la modernidad
capitalista.
1965
126
contesta: “Si no pensamos al pueblo como una
masa sumisa que se deja ilusionar siempre sobre
lo que quiere, admitiremos que su dependencia
deriva, en parte, de que encuentra en la acción
hegemónica cierta utilidad para sus necesidades.
Debido a que este servicio no es enteramente
ilusorio, las clases populares prestan su
consenso, conceden a la hegemonía una cierta
legitimidad”134 Al distinguir entre los conceptos
de dominación y hegemonía, se desplaza la
noción de violencia por aquella de “contrato”, es
decir:”…una alianza en la que hegemónicos y
subalternos pactan prestaciones recíprocas”135
127
agentes contra hegemónicos sino que, al mismo
tiempo: “…participan de las relaciones sociales y
las reglas de poder fijadas por el sistema. Sus
miembros que militan en sindicatos o partidos
también intervienen en procesos de consumo, en
la competencia sexual, cultural, barrial, en otros
espacios de lucha material y simbólica” 137 Una
concepción tal de “lo Popular” instala ciertos
campos problemáticos que nuestro autor resume
en tres cuestiones: (1) La estructura de las
contradicciones y la localización social de los
conflictos; (2) El carácter integral de la
transformación social; (3) Los sujetos sociales. En
efecto, la visión mecánica que plantea una lucha
entre lo hegemónico y lo subalterno, suponiendo
que “lo Popular” se explica como una oposición
entre capital y trabajo; es, por decir lo menos, un
modo muy insuficiente de explicar la estructura
de las contradicciones.
128
participan de “lo Popular”: “…los movimientos
indígenas que conciben unificadamente como
tratándose de lo mismo, la lucha por la tierra, la
lengua y la cultura; los movimientos sociales
urbanos que reclaman a la vez mejores salarios,
servicios materiales y culturales; los movimientos
feministas que cuestionan conjuntamente la
desigualdad en el trabajo y la vida cotidiana”138
Esta constatación de la diversidad lleva a nuestro
autor a una rotunda conclusión que sigue vigente
hasta el presente: “Lo popular se construye en la
totalidad de las relaciones sociales, en la
producción material y en la producción de
significados, en la organización macroestructural,
en los hábitos subjetivos y en las prácticas
interpersonales” 139 Al reconocer el carácter
diverso de “lo Popular”, comenzamos a columbrar
que el concepto de “clase” - en su sentido
marxista clásico – resulta del todo insuficiente
para dar cuenta de un fenómeno social y
antropológico tan complejo. En pocas palabras,
ya no es posible explicar “lo Popular”,
entendiendo este concepto, exclusivamente, en
términos de posiciones y relaciones económicas.
129
trata tan solo de reconocer los aspectos
antropológico –culturales que intervienen en su
constitución como reclamó con lucidez García
Canclini, sino que debemos hacernos cargo de
una verdadera “mutación antropológica” que está
redefiniendo el fenómeno desde dos ámbitos que
articulan el presente, a saber: el consumo y la
comunicación.
130
entender, la mayor importancia teórica y
metodológica.
131
ausencia de realidad social.141 Ante una mirada
tan controversial, hay otros estudiosos que
prefieren matizar la cuestión, reconociendo la
posibilidad de establecer “lazos sociales débiles”
en las RSO que, serían una verdadera traducción
de ciertos protocolos urbanos. 142
Culture politique et ingénerie des réseaux sociaux. Paris.FyP éditions, 2012: 13-36
142 “En ce sens, les réseaux sociaux numériques sont la traduction dans le monde du virtual de la
143 Rheingold, H. The Virtual Community: Homestedading on the Electronic Frontier. Reading. MA.
132
Mediada por Computador (CMC) es el “usuario”
que, en estricto rigor, es “componente funcional”
del sistema red. Segundo: toda RSO es – al mismo
tiempo – una Red Informacional cuyas cualidades
inherentes delimitan las posibilidades de
establecer lazos sociales.
133
al conocerlas de los cambios de la sociedad
nacional; los investigadores del folklore vieron la
cultura popular como una colección de objetos,
prácticas y creencias, congelaron los procesos
sociales en las formas que asumieron en algún
momento del pasado”144
144 Canclini. Op.Cit. 154
145 Larraín, Jorge. ¿América Latina moderna?. Santiago. LOM Ediciones. 2005
134
secularizado en nuestras elites a lo largo del siglo
XIX.146
135
a adherir a ella, pero no reconocido
genuinamente como fuente y justificación de esos
actos al punto de someterlos a su libre
aprobación o rectificación. Por el contrario, se
exige a las iniciativas populares que se
subordinen a “los intereses de la nación” (fijados
por el Estado) y se descalifican los intentos de
organización independiente de las masas”148
136
representa. La política cultural identifica la
continuidad de lo nacional-popular con la
preservación del Estado. Promueve, entonces, las
actividades capaces de cohesionar al pueblo y a
algunos sectores de la “burguesía nacional”
contra la oligarquía, caracterizada como
antinación”149
Si la identificación de lo nacional con lo popular
marcó gran parte de la historia latinoamericana
durante el siglo XX, como la Argentina de Perón
o el Brasil de Vargas; surge la interrogante:
¿Cómo se construye hoy “lo Popular” en las Redes
Sociales On line?
De lo Nacional Popular a
lo Internacional Popular
137
es el consentimiento actual, el deseo de vivir
juntos, la voluntad de validar la herencia que
recibimos como individuos” 150
Las nuevas generaciones, socializadas en el
consumo y en las redes digitales, sienten como
algo muy ajeno y extemporáneo los conceptos de
“alma” o “principio espiritual” , viven más bien un
estado de aislamiento y soledad, constituyen lo
que Byung Chul Han llama “Hikikomoris”151 Esto
es así porque en nuestras sociedades va
quedando atrás la “convicción” como fuente de
certezas frente al mundo. En la actualidad la así
llamada “Sociedad de Consumo” ha instalado la
“seducción”, un nuevo vector cultural de alcance
mundial que define nuestra relación con el
mundo desde nuevos criterios que nada tienen
que ver con la añeja categoría de “alienación”
Como sostiene Lipovetsky: “La seducción nada
tiene que ver con la representación falsa y la
alienación de las conciencias; es ella la que
construye nuestro mundo y lo remodela según un
proceso sistemático de personalización que
150 E. Renan, Qu’est-ce qu’une nation?, Paris, Presses Pocket, 1992, p. 54. Citado por: Ortiz,
151Los habitantes digitales de la red no se congregan. Les falta la intimidad de la congregación, que
produciría un nosotros. Constituyen una concentración sin congregación, una multitud sin
interioridad, un conjunto sin interioridad, sin alma o espíritu. Son ante todo Hikikomoris aislados,
singularizados, que se sientan solitarios ante el monitor. Medios electrónicos como la radio
congregan a hombres, mientras que los medios digitales los aíslan.
Byung Chul-Han. Op.Cit.18
138
consiste esencialmente en multiplicar y
diversificar la oferta, en proponer más para que
uno decida más, en substituir la sujección
uniforme por la libre elección, la homogeneidad
por la pluralidad, la austeridad por la realización
de los deseos”152
Durante todo el siglo XX se expandió aquello que
Adorno denominó la Kulturindustrie, es decir, la
lógica industrial de la producción simbólica. Así,
la prensa de gran tiraje, la radio y el cine fueron
los pilares de esta industrialización de la cultura.
Ahora bien, la producción industrial de los bienes
simbólicos trae como consecuencia la producción
seriada del imaginario. De manera que el
consumo y la nación van a converger en la
cultura de masas: “ En rigor, esta asociación
entre consumo y nación no aparece solamente en
el caso de la publicidad. También se considera
que las historietas cimentan la unificación
nacional. Como dicen algunos estudiosos:
“Durante siglos consideramos las escuelas como
agentes de la unidad nacional de una población
heterogénea, inculcando en los niños, mientras
van creciendo, conceptos comunes, doctrinas,
actitudes, sentimientos. Pero las historietas,
152 Lipovetsky, G. La era del vacío. Barcelona. Anagrama. 1990: 19
139
consideradas más bien una diversión, vienen
haciendo eso continuamente y en mayor medida
de lo que lo hacen la escuela o la prensa”. En
cuanto expresarían la autenticidad de las
creencias y de los sueños del hombre medio
norteamericano, los comics difundirían una
conciencia del destino y de las aspiraciones de
EE.UU.153
En la actualidad, aquello que entendíamos como
Industria Cultural se ha transformado en una
“Híper Industria Cultural” gracias a una
convergencia tecno científica que ha aumentado
exponencialmente nuestra capacidad de
almacenar datos (la logística) y nuestra capacidad
de transmitirlas (telecomunicaciones). En la
actualidad, asistimos a una “mutación
antropológica” que redefine “lo Popular” Ya no
como un paradigma “Nacional Popular” sino como
una “Cultura Internacional Popular”, un régimen
de significación inédito capaz de abolir las
fronteras y la territorialidad misma; un nuevo
territorio habitado por “usuarios-consumidores”
Emerge en el seno de una “modernidad-mundo” -
que se sostiene tanto en la expansión del
consumo como en las tecnologías digitales - un
153 D. M White y J. Pendleton, Popular culture: mirror of American life, Publisher’s Inc.,1977. Citado
140
imaginario histórico social inédito, una “Memoria
Internacional Popular”: “Afirmar la existencia de
una memoria internacional-popular es reconocer
que en el interior de las sociedades de consumo
se forjan referencias culturales mundializadas.
Los personajes, imágenes, situaciones,
vehiculizados por la publicidad, las historietas, la
televisión, el cine, se constituyen en sustratos de
esta memoria. En ella se inscriben los recuerdos
de todos.”154
La híper industrialización de la cultura no hace
sino extender la difusión de las referencias
mundializadas y fortalecer la “Memoria
Internacional Popular”, construyendo, en estricto
rigor, una “Cultura Internacional Popular” que
contiene “los recuerdos de todos” Las redes
sociales constituyen ese espacio holístico en el
cual los “memes”, los “emoticons” y los “likes”
construyen esa atmósfera lúdica, humorística y
melodramática salpicada de lugares comunes que
resulta ser la bitácora de la vida cotidiana de
millones de “usuarios- consumidores”. Esta
nueva “Cultura Internacional Popular” que está
en nuestros teléfonos móviles no es otra cosa que
el “ethos” de una “classe moyenne” planetaria: “lo
Popular” en la era digital.
154 Op. Cit. 185
141
Si los ciudadanos de antaño han sido sustituidos
por los nativos digitales, “usuarios-
consumidores”, a escala planetaria; surge la
pregunta sobre las nuevas modalidades de la
resistencia social y política en el seno del tardo
capitalismo mundializado. Más de tres décadas
después, debemos insistir en las interrogantes
planteadas por García Canclini:”¿Cómo vincular
las luchas sectoriales con las de los partidos y
clases, cómo combinar las batallas en el
consumo, o simplemente las prácticas cotidianas,
con los conflictos en la producción? ¿Puede
mantenerse la independencia, la especificidad de
las luchas parciales, y a la vez superar la
fragmentación social en que el capitalismo basa el
control multifocalizado de los conflictos?” 155
155 Op. Cit. 165
142
Si observamos la lucha y las protestas sociales de
los últimos años, advertimos de inmediato que las
nuevas herramientas digitales han tenido un
papel importante en ellas.156 Esto es cierto para
las protestas estudiantiles en Chile (2011) o para
el movimiento de los Indignados. En ambas
experiencias, sin embargo, no resulta claro su
capacidad para constituirse en movimientos
sociales con un determinado contenido político;
por ello se ha dicho: “Las olas de indignación son
muy eficientes para movilizar y aglutinar la
atención. Pero en virtud de su carácter fluido y de
su volatilidad no son apropiadas para configurar
el discurso público, el espacio público. Para esto
son demasiado incontrolables, incalculables,
inestables, efímeras y amorfas. Crecen
súbitamente y se dispersan con la misma
rapidez.” 157
libro:
Cuadra, A. “El Príncipe Posmoderno” (En proceso de edición. Ciespal. Quito 2019)
143
la organización de los estudiantes se aleja de una
cierta “racionalidad partitocrática” que
caracterizó la vida política del Chile republicano e
ilustrado hasta el golpe de estado de 1973.
Notemos cómo el rechazo a las estructuras
verticalistas y burocráticas inherentes a los
partidos políticos es sustituida por una tendencia
al “asambleísmo permanente”, horizontal,
igualitario y participativo” 158 Los estudiantes
chilenos se alejan de las gramáticas rigurosas y
de las organizaciones verticalistas; al igual que en
un chat, las nuevas generaciones optan por la
horizontalidad: “El comportamiento político de las
nuevas generaciones pareciera bascular desde
partidos organizados como burocracias políticas
más o menos centralizadas, jerárquicas que
reconocen nítidas gramáticas ideológicas hacia
movimientos horizontales, flexibles y en flujo. No
nos parece casual encontrar un decurso similar
en los modos comunicacionales”159
144
mundial. Nuevos sujetos sociales – “usuarios y
consumidores”- que están redefiniendo el
concepto mismo de “lo Popular”, instalándose en
las grandes urbes de nuestro continente en medio
de las tensiones entre las lógicas de un poder
globalizado y la cultura cotidiana que les ha
tocado vivir. Nuevos horizontes culturales y
sociales que reclaman un cambio profundo de las
relaciones políticas en nuestras sociedades.
145
Partidos Políticos y Redes Sociales
146
Enjambres digitales, pues lo que se ha
descompuesto en éstos es, precisamente,
cualquier sentido de un “nosotros”: “Las masas,
que antes podían organizarse en partidos y
asociaciones y que estaban animadas por una
ideología, se descomponen ahora en enjambres de
puras unidades, es decir, en los Hikikomoris
digitales aislados para sí, que no forman ningún
público articulado y no participan en ningún
discurso público”161
161 Byung - Chul Han. En el enjambre. Barcelona.Herder. 2014: 70
162 Véase:
Lasch, Ch. (1991)La cultura del narcisismo. Santiago. Editorial Andrés Bello.
147
Es este contexto inédito surge la pregunta radical
por el lugar de “lo político”. Para escudriñar la
relación que pudiera establecerse entre la
expansión de las Redes Sociales on line (RSO) y
“lo político”, hemos propuesto la figura de El
Príncipe Posmoderno como un guiño, desde luego,
a la obra de Maquiavelo, así como a aquella de
Antonio Gramsci, El Príncipe Moderno.
163 Streeck,
Wolfang. La política de la salida. New Left Review. Segunda Época, Nº 88. Septiembre-
Octubre 2014: 129- 137: 130
148
De acuerdo a nuestra línea de pensamiento,
asistimos a la irrupción de un nuevo sujeto social
que hemos denominado “usuario-consumidor”.
Este hecho resulta capital a la hora de describir
lo que está aconteciendo en la actualidad con los
partidos políticos en todo el mundo. El “usuario –
consumidor” – como el dios Jano – posee una
doble faz.
149
“usuario” nuestro diagnóstico se torna más
nítido.
150
Lo social y lo tecnológico se conjugan en lo que
hemos llamado un “usuario-consumidor” Un
sujeto que se define, ciertamente, como usuario
en tanto componente funcional de la red y, al
mismo tiempo, como consumidor, esto es, un
actor inmerso en una red de relaciones
simbólicas que exceden con mucho la función
económica. Un sujeto que, paradojalmente,
consume tiempo y signos desplegados en una red
de la cual él mismo es parte constitutiva. ¿Cómo
se relacionan ambas dimensiones de este nuevo
sujeto? Esto nos lleva a revisar los
comportamientos de los usuarios empíricos en las
RSO e intentar establecer su conexión con el
perfil en tanto consumidores.
151
advierte la importancia de las RSO como espacio
virtual en el cual se gesta y se organiza una
determinada protesta social.
152
congregadora y unificante. El enjambre digital
consta de individuos aislados” 166
166 Han. Op. Cit p.17
153
1.- El desarrollo de las llamadas Redes sociales
on line, puede ser entendido como un
desplazamiento desde un mundo cuya
arquitectura se organiza como un “complejo de
estructuras” hacia un universo virtual que se
organiza como una “red de conexiones y flujos ”
154
informacional que cataliza y acelera los procesos,
de manera que los sinusoides varían en cuestión
de días o semanas.
155
de abolir el significado, proponiendo una suerte
de “hiperrealismo metafísico”
156
gradual pero también inexorable de los partidos
desde el ámbito de la sociedad civil al del
gobierno y el Estado». Tal como destaca Mair, esta
«retirada de las elites» ha ido acompañada de la
desafección de la ciudadanía, con caídas
constantes de la participación media, década tras
década, y el «abandono de la implicación popular»
en la vida política” 167
157
emergiendo, los lazos sociales se basan en el
gusto y en la elección más que en la obligación,
con el resultado de que las comunidades
parezcan asociaciones voluntarias de las que se
puede dimitir si exigen demasiada abnegación, en
lugar de «comunidades de destino» con las que
uno sube o cae”168
158
adquiere la dimensión de espectáculo Hi Tech
para públicos hípermasivos, en la era de una
Híper Industria Cultural. El político actual
emancipado de los partidos, por su parte, se
convierte, entonces, en una “personality”, acaso
un “avatar”: un nuevo Príncipe, reticular y
digitalizado.
159
14.- El ocaso de los intelectuales
160
puede ver en su cuento “El rey burgués”—,
hasta sus objetores, poseídos de la
preocupación moral o social, tanto en la línea
apostólica de Martí como en la didáctica de
Rodó, responde a la más flagrante evidencia de
la nueva economía de la época finisecular: la
instauración del mercado”170
161
agudamente lo que estaba ocurriendo” 171
Hagamos notar que paralelo a este ocaso del
poeta, emergía en Francia una figura inédita, el
intelectual. Recordemos que en 1898, Èmile
Zola escribe su famosa carta J’Accuse en el
diario L’Aurore, dirigida nada menos que al
Presidente de la República, lo que le valió un
proceso por difamación y un breve exilio en
Londres.
171 Op. Cit. 37
172 En las últimas décadas del XIX y comienzos del XX, en ese período propiamente modernista
que se cierra en 1910, no sólo es evidente que no hay sitio para el poeta en la sociedad
utilitaria que se ha instaurado, sino que ésta, al regirse por el criterio de economía y el uso
racional de todos sus elementos para los fines productivos que se traza, debe destruir la
antigua dignidad que le otorgara el patriciado al poeta y vilipendiarlo como una excrecencia
social peligrosa. Ser poeta pasó a constituir una vergüenza. La imagen que de él se construyó
en el uso público fue la del vagabundo, la del insocial, la del hombre entregado a borracheras y
orgías, la del neurasténico y desequilibrado, la del droguista, la del esteta delicado e incapaz,
en una palabra —y es la más fea del momento— la del improductivo. Quienes más
contribuyeron a crear esta imagen fueron, porque no pueden ser otros, intelectuales, en
especial los críticos tradicionalistas, verdaderos ideólogos de esta lucha contra el poeta que
orienta la burguesía hispanoamericana, porque no distinguía mucho entre el peligro de un
hombre dedicado a la poesía y el de un anarquista con su bomba en la mano. Op. Cit 38
162
París. 173 Ante el advenimiento de una nueva
configuración económico cultural que se
convertirá en pocas décadas en la naciente
industria cultural, es decir ante un nuevo
modo de producir, distribuir y consumir los
bienes simbólicos, la única posibilidad para los
poetas fue la de convertirse en intelectuales.
2001.
163
sino de los medios de comunicación y sus
estrellas. Este nuevo estado de cosas remite,
por cierto, a una reconfiguración cultural que
en toda su radicalidad implica un nuevo
régimen de significación: la
híperindustrialización de la cultura.
164
horizonte de lo concebible, esto es, las
posibilidades del imaginario histórico social,
tanto desde una dimensión perceptual como
cognitiva. Así, entonces, la cultura en tanto
régimen de significación no sólo atañe a la
dimensión objetiva del fenómeno sino también
a la dimensión subjetiva.
165
hiperindustrialización de la cultura, esto es, la
expansión de una red capilar, abierta y
horizontal, que permite una comunicación no
centralizada al modo broadcast sino el acceso
de todos a todos, la modalidad podcast.175
166
régimen cuya configuración básica fue la
grafósfera como matriz mental, se encuentra
ahora en una encrucijada compleja ante el
nuevo mundo de la videósfera, nuevo modo de
percibir, conocer y pensar.
167
Los silencios de Caín
168
Asistimos a la paradoja en la cual pareciera
que los intelectuales han enmudecido,
precisamente, en el momento histórico en que
se multiplican las “buenas causas” que bien
merecen una reflexión seria: degradación de la
biosfera, empobrecimiento de los medios de
comunicación social, extensión global de la
violencia y pauperización acelerada de gran
parte de la humanidad. Como afirma Subirats:
“Definir este cambio histórico es una tarea
compleja… Pero podemos formularlo
provisionalmente a partir de tres
constituyentes que definen la crisis civilizatoria
de nuestro tiempo: primero, la destrucción de
la biosfera; segundo, la eliminación de las
memorias culturales; por último, el nihilismo,
el principio ético y epistemológico
autodestructivo que alimenta nuestro presente
histórico”177
169
excluida del derecho a la supervivencia, ya sea
en términos monetarios, sometiéndoles a
políticas corruptas y economías de expolio, o
bien bajo las restricciones, cada día más
extremadas, al acceso social de los recursos
naturales más elementales, como agua, tierra y
aire no contaminados. El principio de esta
exclusión ya ha sido formulado por las políticas
y las elites de las grandes corporaciones y
organizaciones militares mundiales a lo largo
del 2003. Y se ha hecho precisamente en los
foros y las cumbres de las Naciones Unidas.”178
178 Op Cit. 139
179 Op. Cit. 165
170
Este silencio de los intelectuales no obedece,
desde luego, a la voluntad del estamento
académico o artístico. Se trata más bien de una
mutación del régimen de significación que
acompaña un proceso todavía mayor cual es la
nueva configuración del capital a escala global.
Como denuncia Subirats: ”Lo que quiero
denunciar es más bien que este artista o
intelectual ha sido aislado y trasformado, y en
última instancia eliminado a través de las
normas de la industria cultural y de la
reconfiguración de la vida académica bajo las
categoría corporativas de departamentalización
y profesionalidad.”180
171
debate de los años sesenta. 182 Nos interesa
destacar, sin embargo, la primera afirmación
en torno a una “ficcionalización de lo real”.
Efectivamente, la híperindustrialización de la
cultura logra una sincronización plena entre
los flujos temporales de conciencia y los flujos
massmediáticos, produciendo una
“ficcionalización de lo real”, modo oblicuo de
afirmar que los medios de comunicación han
alcanzado la capacidad para fabricar el
presente histórico. Esta capacidad ya no se
afinca en la escritura como sistema retencional
sino en la digitalización audiovisual.
El ocaso de la crítica
172
celebración de la cultura como espectáculo han
enmudecido a esa intelligentsia tachada frente
a lo que hoy se exhibe obscenamente como sus
últimas consecuencias: la trivialidad de la
guerra como videojuego, la deconstrucción
estadística de la democracia como
performance, y una devastación de
ecosistemas, comunidades humanas y culturas
de magnitudes incontrolables bajo el
espectáculo global de paraísos comodificados y
una arcaica impasibilidad social.183
173
culturales. Recordemos que, finalmente, los
poetas de fines del siglo XIX lograron instalarse
en las nuevas coordenadas culturales,
transformándose en intelectuales. Como
escribe Rama: ”Pero había un modo oblicuo por
el cual los poetas habrían de entrar al
mercado, hasta devenir parte indispensable de
su funcionamiento, sin tener que negarse a sí
mismos por entero. Si no ingresan en cuanto
poetas, lo harán en cuanto intelectuales. La ley
de la oferta y la demanda, que es el ins-
trumento de manejo del mercado, se aplicará
también a ellos haciendo que en su mayoría
devengan periodistas. En efecto, la generación
modernista fue también la brillante generación
de los periodistas, a veces llamados a la
francesa “chroniqueurs”, encargados de una
gama intermedia entre la mera información y el
artículo doctrinario o editorial, a saber: notas
amenas, comentario de las actualidades,
crónicas sociales, crítica de espectáculos
teatrales y circenses, eventualmente
comentario de libros, perfiles de personajes
célebres o artistas, muchas descripciones de
viaje de conformidad con la recién descubierta
pasión por el vasto mundo. Cronistas
específicamente fueron Gómez Carrillo y
Vargas Vila, pero también lo fueron Gutiérrez
174
Nájera y Julián del Casal, y, sobre todo, los dos
mayores: Martí y Darío”.184
175
intelectual es degradado a la condición de lo
marginal y lo excéntrico, cuando no, a
cómplice de la violencia y el terrorismo. El
intelectual de tradición crítica carga con la
marca de Caín y es, en el mejor de los casos,
un molesto diletante muy lejano de aquella
conciencia moral de otrora. La nueva
conciencia moral está ahora instalada en los
medios hipermasivos que transmiten en tiempo
real la historia pasada, presente y futura de la
humanidad.
Espectáculo y Barbarie
176
ejercicio escritural y toda forma de actividad
intelectual. Segundo: La caída del muro como
exteriorización de una crisis mayúscula de los
metarrelatos de la modernidad y de sus
excesos, ha creado las condiciones de
posibilidad para un nuevo ethos, sea que le
llamemos postmodernidad, hípermodernidad o
postcomunismo.
177
terrorismo, que supone un estado de guerra
permanente, difusa y que compromete al
planeta en su totalidad. Una guerra, por cierto,
que supera el llamado “complejo militar
industrial” de mediados del siglo XX e inaugura
el “complejo militar mediático” Lo mediático y
lo militar son dos componentes fundamentales
que nos traen a la mente el concepto de
fascismo. Como escribe Subirats: “Bajo esta
doble constelación el nuevo poder mediático y
militar global ha creado aquella misma
condición objetiva elemental bajo la que Walter
Benjamin o Pier Paolo Pasolini definieron el
fascismo moderno: el estado general de
impotencia de una humanidad disminuida a la
función de espectador y consumidor de su
propia destrucción” 186
188 En un mundo como el que hemos descrito, la figura del “maestro” o “profesor” resulta
178
Aclaremos que cuando afirmamos el ocaso de
la figura histórica del intelectual, nos referimos
a aquello que Walzer denomina “crítico social”
cuando escribe: “Sin duda las sociedades no se
critican a sí mismas: los críticos sociales son
individuos, pero también son la mayor parte
del tiempo, miembros que hablan en público a
otros miembros que se incorporan al habla y
cuyo discurso constituye una reflexión
colectiva sobre las condiciones de la vida
colectiva”189
La intelligentsia telegénica
189 Walzer, Michael. Interpretación y crítica social. Bs. Aires. Ediciones Nueva Vision. 1993: 39
179
lugar de la seducción propio del comentarista u
opinólogo.190
190 Si otrora fueron los “publicistas” y luego los “comentaristas” y “expertos”, los que se
ocupaban de tópicos específicos: comentario político, económico, artístico, entre muchos. Hoy,
en una sociedad hipermediatizada, la voz del opinólogo adquiere relevancia por dos razones:
primero, el opinólogo habita el mismo “sentido común “de la tele audiencia, su relación es
horizontal, creando una inmediatez psíquica y social con su público. El buen opinólogo no es
ni más instruido ni más perspicaz que su público, es un igual: habla como la mayoría, piensa
como la mayoría, actúa como la mayoría. Segundo, la mayoría de los auditores de medios en
una hipercultura de masas se aproxima, como hemos señalado, a una cierta cultura
internacional popular, pero, dirigida precisamente por las grandes coordenadas del consumo
mediático y suntuario. En este sentido, se trata de una masa cuyos estereotipos vienen desde
el universo hipermediático de manera vertical y no desde las profundidades antropológicas y
folklóricas de la cultura popular clásica. La hipercultura de masas es más plebeya que
popular. El opinólogo es, pues, no sólo telegénico sino el “alter televisivo” de una masa plebeya.
Cuadra, A. Hiperindustria cultural e-book in www.labrechadigital.org
180
pariente lejano del comediante, el orador y el
clown.
181
siglo XXI es el siglo del bullicio, vivimos la
saturación de imágenes y sonidos, nuestras
metrópolis están inundadas de mercancías,
ruido, luces y pancartas digitales. Pero,
paradojalmente, éste es el tiempo en que las
ideas radicalmente nuevas y creativas se han
tornado más escasas que nunca. En ese
sentido, este es también un tiempo de censuras
y silencios.
***
182
Revista Chilena de Semiótica
Entrevista a Álvaro Cuadra
183
magnífico Lorenzo de Médicis” Este hecho no
pasó desapercibido para un pensador tan notable
como Antonio Gramsci, quien advierte en su libro
El Príncipe Moderno que el mito-príncipe ya no
puede ser una persona real. Para Gramsci,
resultaba claro que el desarrollo histórico de la
modernidad había dado un nuevo organismo
capaz de expresar la legítima voluntad política
colectiva, dicho organismo no podría ser sino el
partido político.
184
compartir con los estudiantes que en sus
marchas gritaban “El pueblo unido avanza sin
partido” Se trataba, por cierto, de un fenómeno
global, sea que se tratase de las protestas
estudiantiles en Chile (2011), o de los “chalecos
amarillos“ en Francia (2018), la cuestión de fondo
era la misma: la época de la democracia de
partidos parece estar llegando a su fin.
Aclaremos, la crisis de los partidos acontece tanto
a la izquierda como a la derecha del espectro
político. Pienso que lo que ha entrado en crisis es
una cierta concepción de la democracia
representativa que fue concebida en otra época.
Como se ha dicho, la democracia representativa
es “analógica” en un mundo digital, la
democracia, tal como la conocemos, no ha sido
hecha para esto que estamos viviendo.
185
los enjambres digitales carecen de “espíritu”, son
solo unidades aisladas o “Hikikomoris” No solo
eso, sino que además, los enjambres digitales se
aglutinan y se dispersan súbitamente ante
determinados estímulos. A esto lo llamamos
“Comportamientos ondulatorios” de las
audiencias en la red.
186
horizontales, asambleístas y lúdicos. Las nuevas
audiencias esperan de su Príncipe Posmoderno
respuestas inmediatas, totales y emotivas. Esto
explica, en gran medida, el ascenso de los
llamados populismos, a la derecha y a la
izquierda del espectro político. Un fenómeno que,
en mi opinión, ha llegado para quedarse por un
largo tiempo. En este punto debemos ser cautos,
pues las recientes olas de protesta han sido
capaces de movilizar a muchos y llamar la
atención de los medios, pero dado su carácter
amorfo y volátil, no se ha mostrado capaz de
transformar efectivamente el espacio público.
187
Se podría pensar que lo que acontece en las redes
es más de lo mismo, no obstante debemos
reconocer algunas singularidades de la
comunicación política digital. Estimo que las
redes sociales On line representan una verdadera
revolución semiósica y social; pues, aunque
podemos reconocer la seducción como vector que
orienta las conductas de los usuarios-
consumidores, no ocurre lo mismo con una
noción tan fundamental como el espacio-tiempo.
El “tiempo histórico” contextual difiere del
“tiempo informacional”. Esta es, a mi entender, la
diferencia fundamental entre los Contextos y los
Transcontextos, lo que percibimos como una
aceleración vertiginosa de los cambios abruptos
en los comportamientos políticos del enjambre
digital. Este hecho capital inaugura lo que se ha
dado en llamar una “gubernamentalidad
algorítmica”, en que lo político se fundamenta en
el “Big Data” Esto se va a traducir en nuevas
modalidades de lo político, sea que lo llamemos
Telecracia o Psicopolítica.
188
relatos tras la impronta del discurso posmoderno,
¿no sería el escepticismo global una forma de
relato creíble abiertamente hiper moderno? No creer
en el calentamiento global o en la eficacia de las
vacunas, serían ejemplos de aquello. ¿Está en
crisis la democracia ante la nueva valoración de “lo
público”?
189
En un modelo muy elemental podríamos decir
que una verdad se construye a partir de
estímulos del mundo que nuestros sentidos
convierten en “datos”, estos datos son tamizados
por nuestros filtros conceptuales para devenir
“información”, la que al ser contrastada con
nuestros modelos mentales y nuestros valores se
transforman en “conocimiento” y es este
conocimiento el que orienta nuestras acciones y
comportamientos en el mundo. Pues bien, la
Posverdad nace cuando hemos abolido los
estímulos del mundo (es decir los datos de la
realidad) y admitimos como cierto un paquete de
información que se ajusta a nuestros valores y
prejuicios. Poco antes de su muerte, Umberto
Eco, ese célebre semiólogo y novelista, tuvo
palabras muy duras hacia las redes sociales On
line: “Es la invasión de los idiotas”
190
empresa “Cambridge Analytica”, experta en estos
temas, jugó un papel preponderante en la
reciente elección estadounidense, utilizando
técnicas que se encuentran en el límite de lo
moral y lo legal.
191
vivimos en nuestra juventud. Hemos aprendido
que esta nueva forma de lo político deja atrás el
discurso deliberativo que construía un relato
anclado en la “convicción”. Lo que convoca hoy a
los jóvenes se relaciona más con la “seducción” de
una actuación en que cualquier relato cede su
lugar a la experiencia derivada de la acción
misma. Lo político adquiere así las características
de un flujo al que se entra y se sale.
192
código ideológico acotado. Ya lo hemos dicho, las
marchas estudiantiles son la experiencia de lo
diverso. Cada sujeto encuentra su expresión en el
seno de un grupo que avanza. La participación
política adquiere, entonces, la fisonomía de
aquello que acontece y, en toda su radicalidad, de
“aquello que nos acontece”. Lo político atañe al
cuerpo, es el vértigo de un “estar ahí”, una “des-
automatización” perceptual y corporal que
subvierte la rutina. La movilización estudiantil
pone en relación, a lo menos dos temporalidades,
aquella que fluye como “acontecimiento” y aquella
que fluye como consciencia de “estar ahí”.
Cuidado, “estar ahí” no puede traducirse de
buenas a primeras como un “pertenecer a”, esta
distinción es sutil, pero exige nuestra atención.
Lo político como acción mancomunada fue
entendido como organización, partido o
contingente. Sin embargo, en la actualidad, la
muchedumbre es capaz de habitar lo político
como flujo. Se puede afirmar que “estar ahí” es
“presencia en el ahora”, es la constelación que
nos convoca a un presente como experiencia. La
politicidad de lo político ya no está diferida como
utopía ni mediada como discurso. En cada
manifestación de los estudiantes, lo político se
realiza, simplemente “Es”
193
Por su parte, el “Poder” actúa, literalmente, como
clausura de una manifestación. Su “estar ahí” es,
desde luego, un “estar político” Su disposición no
es otra que afirmar el orden del presente, y en
este preciso sentido, su papel es,
ineluctablemente, conservador. Podríamos decir
que si la politicidad de una manifestación reside
en el flujo mismo, lo político inmanente al “Poder”
es la ralentización del flujo, cuyo ideal es el
mantenimiento de una configuración histórica
dada. El “Poder” adquiere así su dimensión
maquínica, burocrática, jerarquizada, y en el
límite, sistémica.
194
Esta es quizá la pregunta más difícil de responder
en esta entrevista. Intentaremos, por lo menos,
mostrar los límites que plantea una interrogante
tan compleja.
195
desarrollada por Christine Hine y, más
específicamente, en el ámbito del ARS (Análisis de
redes sociales), pero apenas observamos un
océano desde una orilla, queda mucho por
investigar.
196
6.- Pertenecemos a una generación que se educó
con las palabras y no tanto con las imágenes
interactivas y en línea. A pesar de la existencia del
libro electrónico, las ventas de los libros impresos
no han bajado como se esperaba. En tu opinión
¿cuál es el futuro del libro como artefacto? ¿Ese
tránsito cambiará la confianza que tenemos en las
instituciones?
197
diseño socio-cultural construido de la mano de
supuestos neoliberales, una Sociedad de
Consumidores; y la expansión de nuevas
tecnologías de información y comunicación que
desafiaban el fundamento letrado e ilustrado de
nuestra tradición cultural. La Comunicación y el
Consumo constituyeron, pues, los dos grandes
vectores de nuestro pensamiento en aquel
momento.
Este libro fue, a su manera, un fecundo diálogo
con ese uruguayo magnífico que fue Ángel Rama
quien trazó una rica investigación histórico -
cultural de América latina en esa obra
imprescindible que es La Ciudad Letrada (1984),
un libro precursor de las actuales corrientes
académicas y de investigación en el ámbito de la
cultura latinoamericana. El encuentro con esta
obra maciza, verdadero descubrimiento, nos
arrastró, ineluctablemente, a una inquietante
pregunta sobre cuánto de aquello que describía
Ángel Rama pervivía entre nosotros. Debo decir
con honestidad que no he arribado a una
respuesta definitiva, pero sigo pensando - como
hace dos décadas - que América latina se
desplaza desde una Ciudad letrada, ilustrada y
anclada a la escritura y al libro, hacia una
Ciudad Virtual, llena de inciertos vértigos
multimediales.
198
El libro ha sido un gran invento de la era
gutenberguiana, en este sentido se trata de un
“artefacto histórico”, tanto como la figura del
intelectual o de la literatura. Podríamos decir que
en un periodo histórico determinado – la llamada
era de la imprenta - la memoria adquirió la forma
de “paquetes de información” llamados libros
impresos organizados en bases de datos llamadas
“bibliotecas”. Ahora bien, todo lo anterior
aconteció en el espacio físico de pupitres y hojas
de papel.
En la hora actual, las redes de computadoras son
capaces de “imitar” la hoja de papel y la letra
impresa y archivar cientos de miles de “eBooks”
en “Bibliotecas digitales” Podríamos decir que el
“artefacto libro” no desparece como instancia para
organizar la información – sea como relato, sea
como mantra poético o como argumentación
ensayística - sino que más bien “muta”, se
transforma, y de algún modo se enriquece. Nos
desplazamos desde la “grafósfera” hacia la
“videósfera” y el espacio multimedial.
Supongo que siempre van a existir seres
nostálgicos, entre los que me incluyo, que de
cuando en cuando volverán a oler las hojas de un
libro nuevo y a acariciar las páginas amarillentas
de alguna preciada “primera edición” Digo esto y
199
miro a mis estudiantes embelesados con su
teléfono móvil, “conversando” con sus amigos,
intercambiando fotos, memes y risas.
200
de los capítulos centrales de esta confrontación
se verifica en el mundo digital. Como sabemos, en
los próximos años las redes de quinta generación
(5G) van a transformar los procesos productivos y
el control social, generando por vez primera un
entorno inteligente. Esta tecnología va a otorgar
una clara ventaja militar y aeroespacial a quien la
maneje. La “Inteligencia Artificial” y la “Internet
de las cosas” son apenas la punta del iceberg de
una transformación que promete ser un salto
cualitativo de nuestra civilización.
No seamos ingenuos la “cuestión digital” es
central en la lucha que se está desarrollando, lo
que de verdad se está disputando es la
hegemonía mundial durante el siglo XXI. De
hecho lo digital siempre ha estado ligado a la
defensa de los países, recordemos que Internet
nació como ARPANET, una red militar de
computadores. La arremetida estadounidense
contra la empresa china Huawei es apenas la más
reciente escaramuza de una guerra mucho más
amplia. Nombres como los de Snowden o Assange
solo nos evidencian lo encarnizado de estos
enfrentamientos.
En el presente, vivimos, a falta de mejor nombre,
una “guerra comercial” entre China y los Estados
Unidos; un hecho que pone en jaque a los países
201
latinoamericanos. Más allá de los eufemismos a
los que nos tienen acostumbrados economistas y
políticos, lo cierto es que América latina sigue
siendo una región subdesarrollada que muestra
males comunes: una patética desigualdad en los
ingresos, una carencia de servicios públicos en
salud, educación y pensiones; en fin, una
“democracia” de muy baja intensidad acosada por
la violencia, la corrupción y el narcotráfico. Desde
nuestra perspectiva de países pobres, los
productos chinos son más que interesantes
porque hacen el mismo trabajo que los productos
americanos, pero a mitad de precio. Esto pasa
con el mundo digital, computadores, televisores y
“smartphones” Seamos francos, para los países
latinoamericanos - típicas economías
exportadoras de materias primas - hay dos
palabras claves para su desarrollo, la primera es
“integración” (regional, mundial) y la segunda es
“mercados abiertos”. Todo lo que signifique
“proteccionismo” nos juega en contra.
La idea de un eventual “apagón digital” derivado
de prácticas proteccionistas no parece una
amenaza real e inmediata. Por el contrario, las
confrontaciones de todo tipo no hacen sino
acelerar los procesos de desarrollo tecnológico.
En los próximos años la confrontación tecnológica
se va a agudizar mucho más. Es altamente
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probable que la tecnología digital china sea capaz
de innovar en el plano del “software”, ofreciendo
al mercado global sistemas operativos
alternativos de alta calidad, así como dispositivos
de “Internet of Things” y de “Artificial Intelligence”.
No es impensable que un mundo 5G acentúe la
hegemonía china a nivel planetario. No es
impensable que esto signifique, al mismo tiempo,
la acentuación del ocaso de potencias
tradicionales, incapaces ya de ofrecer no solo
nuevas tecnologías sino nuevas ideas y valores.
8.- Pareciera que la ficción literaria o
cinematográfica tiene un efecto discursivo
incuestionable, algo que la teoría y el ensayo dejó
atrás, con el surgimiento de las nuevas
plataformas de demanda de contenidos (Netflix,
Amazon, Movistar, etc.). ¿Representa el ocaso de
los filósofos y una justa bienvenida a los
contadores de historias?
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virtud de una nueva forma de hacer periodismo,
una nueva división del trabajo; hoy, la figura del
intelectual se apaga lenta, pero inexorablemente.
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“consultor”, es decir, como un aséptico portador
de saberes, una figura totalmente despolitizada y
acrítica.
El ocaso de la figura del intelectual representa el
ocaso de un cierto pensamiento crítico, lo que le
da una profunda dimensión política a la cuestión.
Cuando una “Híper Industria Cultural” logra
sincronizar los flujos temporales de conciencia de
millones con los flujos de las redes digitalizadas,
se produce una “ficcionalización” de la realidad,
capaz de crear el presente en tiempo real.
De este modo, el cine crítico y reflexivo es
marginado como “cine-arte” a circuitos cerrados
de “intelectuales de la imagen”, mientras la
corriente principal es ocupada por grandes
producciones de un cine entertainment que
explota ad nauseam el melodramatismo y un
talante lúdico adolescente, cuando no,
definitivamente infantil. Se alcanza así aquello
que nos advertía Chomsky: Promover al público a
creer que es moda el hecho de ser estúpido,
vulgar e inculto.
Más allá de la pericia tecnológica y de los
artificios digitales, el cine y la producción
audiovisual es la forma en que una cultura recrea
en imágenes su propio imaginario. Cada época
impone sus rigores, la cultura híper
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indutrializada no es la excepción. El mercado
delimita los cánones del entertainment de masas,
sin embargo, como los escritores de antaño, los
nuevos “poetas de la imagen” siempre
encontrarán los intersticios para hacer florecer la
flor en el pantano. Nuestras letras recorrieron un
largo camino, de más de un siglo, para encontrar
un modo propio de expresión que la hizo
universal, vértigo de abismo y libertad. Nuestro
cine está en el camino, hemos visto ya los inicios
de ese balbucir en filmes interesantes: “Amores
Perros”, “Hombre mirando al sudeste”, “Imagen
latente”, sólo por mencionar algunos.
Las imágenes, como todos los signos, poseen una
vocación de humanidad. Todo signo existe
cuando es susceptible de ser compartido.
Finalmente, el cine latinoamericano es el
encargado de recrear con sus nuevos lenguajes
nuestros propios “mitos”, la estatura de nuestros
sueños, una imagen de lo que somos. El cine
posee, no me cabe duda, un enorme potencial no
solo para contar historias sino para reconstruir
un nuevo imaginario histórico y social entre
nosotros. Necesitamos sanar nuestras heridas,
para ello no basta la inteligencia racional sino
también la inteligencia emocional y, ciertamente,
la sabiduría de la inteligencia espiritual.
Necesitamos con urgencia nuevos horizontes de
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sentido en que los conceptos de “paz”,
“tolerancia”, “dignidad humana”, “solidaridad”,
“justicia social” adquieran entre nosotros toda la
profundidad y alcance que se merecen.
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