Jesús critica a los judíos por no creer en su testimonio a pesar de las obras y palabras que demuestran que Dios lo envió. Aunque estudian las Escrituras, no reconocen que dan testimonio de Jesús y se niegan a acudir a él para tener vida eterna. Jesús vino en nombre de su Padre, pero los judíos no lo recibieron, prefiriendo recibir a alguien que venga en su propio nombre en lugar de la gloria que viene de Dios.
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Jesús critica a los judíos por no creer en su testimonio a pesar de las obras y palabras que demuestran que Dios lo envió. Aunque estudian las Escrituras, no reconocen que dan testimonio de Jesús y se niegan a acudir a él para tener vida eterna. Jesús vino en nombre de su Padre, pero los judíos no lo recibieron, prefiriendo recibir a alguien que venga en su propio nombre en lugar de la gloria que viene de Dios.
Jesús critica a los judíos por no creer en su testimonio a pesar de las obras y palabras que demuestran que Dios lo envió. Aunque estudian las Escrituras, no reconocen que dan testimonio de Jesús y se niegan a acudir a él para tener vida eterna. Jesús vino en nombre de su Padre, pero los judíos no lo recibieron, prefiriendo recibir a alguien que venga en su propio nombre en lugar de la gloria que viene de Dios.
Jesús critica a los judíos por no creer en su testimonio a pesar de las obras y palabras que demuestran que Dios lo envió. Aunque estudian las Escrituras, no reconocen que dan testimonio de Jesús y se niegan a acudir a él para tener vida eterna. Jesús vino en nombre de su Padre, pero los judíos no lo recibieron, prefiriendo recibir a alguien que venga en su propio nombre en lugar de la gloria que viene de Dios.
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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 5, 31-47
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su rostro, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no lo creéis. Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ese sí lo recibiréis. ¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».