Capitulo 19 Torres Paula

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MONITOREO DE DESLIZAMIENTOS DE TIERRA: EL PAPEL DEL MONITOREO

INVESTIGATIVO PARA MEJORAR LA COMPRENSIÓN Y LA ALERTA


TEMPRANA DE FALLAS.

MECANICA DE TALUDES

PRESENTADO A:
ING. NEBARDO ARTURO ABRIL

UNIVERSIDAD PEDAGOGICA Y TECNOLOGICA DE COLOMBIA


ESCUELA DE INGENIERIA GEOLOGICA
SECCIONAL SOGAMOSO
PRIMER SEMESTRE
2020
MONITOREO DE DESLIZAMIENTOS DE TIERRA: EL PAPEL DEL MONITOREO
INVESTIGATIVO PARA MEJORAR LA COMPRENSIÓN Y LA ALERTA
TEMPRANA DE FALLAS.

PRESENTADO A:
ING. NEBARDO ARTURO ABRIL

POR
MARIA PAULA TORRES MARTINEZ
CODIGO:
201611546

UNIVERSIDAD PEDAGOGICA Y TECNOLOGICA DE COLOMBIA


ESCUELA DE INGENIERIA GEOLOGICA
SECCIONAL SOGAMOSO
PRIMER SEMESTRE
2020
Monitoreo De Deslizamientos De Tierra: el papel del monitoreo investigativo para
mejorar la comprensión y la alerta temprana de fallas.
Resumen:
En los últimos años se han visto avances significativos en las tecnologías de monitoreo
de deslizamientos de tierra. Los sistemas de radar satelitales y terrestres han
incrementado considerablemente el área de cobertura y la resolución espacial de los
datos de monitoreo de la superficie de desplazamiento. La nanotecnología ha llevado al
desarrollo de sensores de pozo más pequeños, baratos, confiables y más funcionales
que, junto a la adquisición y transmisión de datos inalámbricos, ha incrementado
significativamente la resolución temporal de la deformación de la pendiente del
subsuelo y los datos de monitoreo microsísmico. Estas herramientas proporcionan
mayor capacidad para detectar indicadores previos a la falla y cambios en el
comportamiento de los deslizamientos de tierra. Aun cuando la interpretación de los
datos de monitoreo del talud con el fin de una alerta temprana sigue siendo en gran
medida subjetiva y la complejidad geológica e incertidumbre continúan planteando
grandes desafíos. Para ser efectivo, el monitoreo preventivo de alerta temprana debe ser
precedido por un monitoreo investigativo para así proporcionar una comprensión del
comportamiento del talud a lo largo del tiempo y las respuestas típicas a estímulos
externos como la precipitación. Este capítulo revisa varios desarrollos recientes en
tecnologías de monitoreo de deslizamientos de tierra. También discute el papel del
monitoreo investigativo en el desarrollo de programas de monitoreo de taludes y los
niveles de alertas tempranas que pueden proveer.
Se proporcionan ejemplos de varios estudios experimentales recientes que involucran
laboratorios de desprendimiento de rocas in-situ en los cuales se han utilizado sistemas
de instrumentación detallados y modelos numéricos para comprender mejor los
mecanismos que controlan las deformaciones previas a la falla a lo largo del tiempo y su
evolución que puede conducir a una falla catastrófica. Estos ejemplos demuestran que al
integrar mejor los diferentes conjuntos de datos, la incertidumbre geológica puede
minimizarse y controlarse mejor para proporcionar una mejor interpretación del
monitoreo de taludes y los datos de alerta temprana.
Introducción:
El monitoreo de taludes es el componente clave de la mayoría de las evaluaciones de
peligro de deslizamientos, muchas veces con el objetivo de proporcionar una alerta
temprana de una falla inminente donde las vidas, las comunidades o la infraestructura
pueden estar en riesgo. La práctica estándar generalmente implica confiar en los
desplazamientos de superficie medidos a lo largo del tiempo, que luego se extrapolan o
analizan en busca de aceleraciones que pueden indicar una falla próxima. Sin embargo,
la interpretación de estos patrones es complicada por la incertidumbre y la subjetividad
derivadas de las complejas condiciones geológicas y la cinemática del movimiento. La
detección del comportamiento acelerado puede ser una advertencia temprana de falla o
una falsa alarma relacionada con movimientos localizados cerca del punto de
monitoreo. El comportamiento episódico es común, especialmente con deslizamientos
de tierra profundos, donde las condiciones cambiantes, por ejemplo, las fluctuaciones de
aguas subterráneas relacionadas a patrones climáticos estacionales, pueden
desestabilizar y estabilizar el talud de forma intermitente. En muchos casos, las
velocidades de los taludes pueden variar en un orden de magnitud sin que ocurra una
falla. Este capítulo examina esas dificultades, así como los esfuerzos para mejorar el
monitoreo de alerta temprana mediante la aplicación de nuevas tecnologías e
investigación destinado a mejorar la comprensión de las condiciones geológicas y los
mecanismos responsables de los movimientos de deslizamiento de tierra profundos

19.2 Aplicación de enfoques empíricos

Fig 19.1 Gráficos de velocidad inversa para el segundo de dos eventos de deslizamiento de rocas cerca
del pueblo de Randa basados en datos geodésicos recopilados después del primer evento el 18 de abril de
1991. Se muestra la correlación de la tendencia predictiva utilizando el método de velocidad inversa de
Fukuzono (1985) en relación con la fecha del evento de desprendimiento de rocas. También se muestran
las tendencias de datos a los 10, 5 y 2 días antes de la falla. (Fuente de datos: Ischi y otros, 1991.)

Las técnicas usadas para la alerta temprana de deslizamientos de tierra, son en gran
parte fenomenológicas, y se basan en mediciones superficiales de los desplazamientos a
lo largo del tiempo, la mayor parte del monitoreo se lleva a cabo mediante repetidos
estudios geodésicos de prismas de monitoreo, los cuales proporcionan datos precisos de
magnitudes y tazas de movimientos horizontales y verticales del suelo. Los
extensómetros y fisurómetros también se utilizan para medir movimientos a través de
grietas de tensión abiertas y escarpes que delimitan la frontera de la masa potencial de
deslizamiento. Las tasas de desplazamiento luego se analizan para las aceleraciones que
exceden los umbrales establecidos. Los umbrales se definen comúnmente con el tiempo
y dependen de la experiencia del analista. Se ha realizado mucho trabajo sobre las tasas
de desplazamiento de grandes desprendimientos de rocas, en parte debido a su potencial
destructivo (Bhandari, 1988; Crosta y Agliardi, 2003; Rose y Hungr, 2007; Eberhardt,
2008). El método de velocidad inversa de Fukuzono (1985) es una técnica comúnmente
aplicada. Basado en los intentos de Saito (1965) de comparar los registros de
desplazamiento de taludes con curvas de ruptura de fluencia derivadas de laboratorio,
Fukuzono sugirió que el tiempo de falla podría predecirse extrapolando la velocidad
inversa del desplazamiento del talud a su intersección con el eje del tiempo. El método
se ilustra en la Figura 19.1, la cual muestra datos geodésicos recopilados después del
primero de dos grandes desprendimientos de rocas cerca de la aldea de Randa en los
Alpes suizos del sur. Excepto por alguna actividad precursora en forma de caída de
rocas y flujo de agua por fracturas naturales, el deslizamiento de rocas inicial, que
involucró 20 millones de m3 de roca cristalina masiva, fue inesperado (Schindler y
otros, 1993). Durante una investigación detallada y monitoreo del área detrás del
escarpe recién formado, ocurrió un segundo deslizamiento de rocas de 10 millones de
m3. El gráfico de velocidad inversa en la figura 19.1 muestra una predicción precisa del
momento del segundo deslizamiento de rocas, este podría haberse producido casi a la
hora. Sin embargo, como lo muestran las instantáneas de los datos 10, 5 y 2 días antes
de la falla (Fig. 19.1), la tendencia predictiva es menos evidente. Una predicción
correcta puede haber sido posible varias horas antes de la falla, pero cualquiera de una
serie de aceleraciones registradas en el período de 2 semanas anterior habría producido
una predicción falsa. Los enfoques empíricos como el que se muestra en la Figura 19.1
son inherentemente holísticos y no tienen en cuenta los detalles relacionados con el
mecanismo de falla de pendiente subyacente. El análisis se lleva a cabo de la misma
manera si las mediciones de desplazamiento se derivan desde el monitoreo geodésico de
los prismas de reconocimiento distribuidos a través de la pendiente o un extensómetro
colocado a través de una grieta de tensión. En general, la cinemática y las causas del
falla no se comprenden bien y, en cambio, las manifestaciones superficiales de la
inestabilidad (es decir, los desplazamientos superficiales) se basan en el análisis
predictivo. No es sorprendente que solo se hayan informado unos pocos casos en los
que estas técnicas se hayan aplicado con éxito en la predicción (ver Rose y Hungr,
2007); la mayoría de los casos implican un análisis posterior.
A pesar de estas deficiencias, el monitoreo del desplazamiento es un componente
importante de la mayoría de las estrategias de alerta temprana. Al menos puede llamar
la atención sobre los cambios en la velocidad que pueden preceder a una falla repentina
(por ejemplo, Salt, 1988; Crosta y Agliardi, 2003). El monitoreo de desplazamiento
también aborda las realidades económicas en términos de lo que generalmente es
factible para el monitoreo in situ de un gran talud de roca. Sin embargo, las falsas
alarmas repetidas conducen a una disminución de la confianza en el sistema y a una
menor sensibilidad o una reducción de credibilidad en futuras alarmas. Por lo tanto, se
requiere una contabilidad más detallada de la cinemática del subsuelo y el mecanismo
de inestabilidad para interpretar mejor la señal de desplazamiento de superficie. Para la
mayoría de las inestabilidades de la pendiente de la roca, la presencia de estructuras de
masa rocosa y discontinuidades, múltiples bloques móviles y superficies de corte
internas imponen complejidad en la señal de monitoreo de la pendiente, lo que dificulta
la interpretación de los datos de alerta temprana.
19.3 Monitoreo investigativo

Fig 19.2 Correlación entre las velocidades descendentes del derrumbe de Campo Vallemaggia y las
presiones de poro del pozo medidas antes y después de la apertura de un socavón de drenaje para
estabilizar la pendiente. Las velocidades de deslizamiento se midieron usando una estación geodésica
automatizada; Las presiones de poro se expresan como la cabeza hidráulica en el piezómetro.
(Modificado de Eberhardt y otros, 2007.)

Para que el monitoreo de taludes sea efectivo, primero se deben usar los datos para
comprender el comportamiento tridimensional de la masa de roca que falla. La red de
monitoreo tiene dos propósitos (Moore y otros, 1991):
1. Monitoreo investigativo: para proporcionar comprensión del comportamiento del
talud a lo largo del tiempo y las respuestas típicas para estímulos externos como
precipitación y temperatura
2. Monitoreo predictivo: para proporcionar una alarma de cambio en el comportamiento
que puede facilitar la evacuación o intervención para evitar deslizamientos peligrosos.
El monitoreo investigativo proporciona información de los límites de un deslizamiento,
tanto en superficie como en profundidad, y puede confirmar o refutar las
interpretaciones geológicas de la cinemática del deslizamiento y el tipo de inestabilidad
(por ejemplo, volcamiento, rotación, traslación o una combinación compleja de dos o
más de estos tipos) Se puede determinar la velocidad de movimiento y su relación y
sensibilidad a las fuerzas desestabilizadoras externas (por ejemplo, precipitación,
fluctuaciones de aguas subterráneas y terremotos). Los programas de monitoreo de
investigación pueden modificarse con el tiempo para reflejar la mayor comprensión y
nivel del peligro (Moore y otros, 1991). Estos pueden empezar con simples
inspecciones anuales de escarpes y grietas de tensión, pero puede evolucionar para
incluir una red de estaciones de estudio geodésico y GPS, extensómetros, inclinómetros
y piezómetros.
Los desplazamientos en pendientes han dañado continuamente carreteras y edificios en
dos pequeñas aldeas situadas en los límites de la masa del deslizamiento.
La intervención y mitigación para estabilizar el deslizamiento requirieron comprensión
de los factores de control y un plan de emergencia fue preparado en caso que se
considerara necesaria la evacuación. Sin embargo, implementar el plan de emergencia
no fue sencillo, ya que los tomadores de decisiones tuvieron que lidiar con la naturaleza
impredecible del deslizamiento de tierra; cuando las velocidades alcanzaban niveles
alarmantes y una evacuación de las aldeas parecía justificada, los movimientos volvían
a la normalidad. Esta situación condujo a un programa de monitoreo de investigación
detallado que incluyó estudios geológicos y geofísicos, inclinómetro de pozo y
mediciones de presión de poros, y monitoreo geodésico de superficie (Bonzanigo y
otros, 2007). La inspección del registro de desplazamiento a lo largo del tiempo mostró
un comportamiento episódico antideslizante; los movimientos acelerados se asociaron
con períodos de precipitación intensa, lo que provocó alarma. Las mediciones detalladas
del inclinómetro y piezómetro recolectadas durante un período de 5 años indicaron una
relación entre las tasas de movimiento y las presiones de poro que excedieron un nivel
umbral (Fig. 19.2). Estas mediciones se utilizaron posteriormente para justificar la
construcción de un socavón de drenaje profundo que estabilizó con éxito el
deslizamiento de tierra (Eberhardt y otros, 2007).

Fig 19.3 Correlación entre el nivel del reservorio y las velocidades extensionales del subsuelo del sistema
de deslizamiento de rocas Hochmais-Atemkopf. Las velocidades de deslizamiento se midieron dentro de
un socavón de investigación utilizando un extensor de cable que abarca la zona de deslizamiento activo
debajo del cuerpo del deslizador más activo. Tenga en cuenta la asociación de las velocidades más altas
en este registro de datos con los dos niveles más bajos del depósito. (Modificado de Zangerl y otros,
2010.)

El deslizamiento de rocas Hochmais-Atemkopf en el norte del Tirol, Austria, es otro


deslizamiento de tierra prominente, de asentamiento profundo y movimiento lento en
rocas cristalinas. Se inició un monitoreo investigativo detallado debido a su ubicación
sobre un embalse. El mapeo geológico y geomorfológico combinado con el monitoreo
investigativo de la superficie y el subsuelo indicó que el deslizamiento de rocas
comprende varias masas deslizantes imbricadas caracterizadas por diferentes patrones
de deslizamiento y tasas de deformación (Zangerl y otros, 2010). La masa deslizante
más activa aceleraba y desaceleraba episódicamente. Un hallazgo clave del programa de
monitoreo fue que las fases de aceleración solo se correlacionaron en parte con el
período de deshielo y precipitación de primavera (Zangerl y otros, 2010). Por el
contrario, las velocidades de las pendientes comenzaron a aumentar mucho antes a fines
del invierno, cuando el nivel del embalse estaba en su punto más bajo (Fig. 19.3).
La extracción del yacimiento fue, por lo tanto, un importante factor de control. En
ambos casos, las decisiones de mitigación y alerta temprana se tomaron sobre la base de
los resultados del monitoreo investigativo que proporcionó una comprensión más
profunda de los mecanismos de deformación (Eberhardt y otros, 2007; Zangerl y otros,
2010). Sin esta fase de investigación, es poco probable que las predicciones o los
umbrales de alerta temprana se hayan establecido con confianza.
19.4 Nuevas tecnologías para el monitoreo de alerta temprana
Los deslizamientos de tierra pueden cambiar su comportamiento en unos pocos meses,
semanas o días. Por lo tanto, la efectividad de un sistema de monitoreo predictivo
depende de la duración y frecuencia del monitoreo. Para que los responsables de la toma
de decisiones puedan reaccionar correctamente a los datos de monitoreo predictivo, la
probabilidad de alarmas defectuosas o lecturas engañosas de los instrumentos debe
minimizarse mediante el uso de instrumentos apropiados y confiables (Eberhardt y
otros, 2008). Se han realizado avances significativos en las tecnologías de monitoreo de
deslizamientos de tierra en los últimos años, especialmente con el uso del radar. El radar
ofrece cobertura espacial de alta resolución de un deslizamiento de tierra, en contraste
con las mediciones de puntos geodésicos o GPS. El radar de apertura sintética
interferométrica basado en satélites (InSAR) se ha convertido en una herramienta
efectiva de monitoreo a escala regional capaz de cubrir áreas de miles de kilómetros
cuadrados (por ejemplo, Meisina y otros, 2005). Sin embargo, tiene una aplicación
limitada como herramienta de monitoreo de alerta temprana porque los datos no se
obtienen continuamente; en cambio, las adquisiciones de imágenes están separadas por
semanas. El radar terrestre, por otro lado, ofrece escaneo continuo y monitoreo en
tiempo real a distancias de hasta 4 km con precisión submilimétrica. Los sistemas de
radar de apertura sintética (SAR) disponibles comercialmente, como el IBIS-L de
Ingegneria dei Sistemi (Rödelsperger y otros, 2010), son capaces de realizar monitoreo
en tiempo real, casi continuo, desde un deslizamiento de tierra, de día o de noche, y en
todas las condiciones climáticas (−50 ° C a 50 ° C). La interferometría de microondas se
utiliza para medir los desplazamientos de la superficie terrestre al comparar la
información de fase de las ondas electromagnéticas retrodispersadas recolectadas en
diferentes momentos. Tecnologías similares, incluido el radar de estabilidad de taludes
(SSR) de Groundprobe, utilizan el radar de apertura real desde una plataforma
estacionaria en lugar del radar de apertura sintética desde una plataforma móvil. Con
SSR, el sistema está típicamente a 30–3500 m del pie del talud y la región de interés se
escanea continuamente. Las diferencias de fase para los mismos píxeles en dos escaneos
sucesivos proporcionan una medida muy precisa de la cantidad de movimiento entre los
escaneos (Harries y Roberts, 2007). La combinación de mediciones casi en tiempo real,
precisión submilimétrica y cobertura de área amplia ha establecido al SSR como una
herramienta clave para manejar pendientes de roca inestables, especialmente en minas a
cielo abierto (por ejemplo, Cahill y Lee, 2006; Little, 2006; Day y Seery, 2007). La
Figura 19.4 presenta el marco de gestión de riesgos desarrollado por Harries (2009)
para el radar terrestre. Enfatiza la naturaleza secuencial del enfoque, en el cual se
establece primero el contexto del problema y luego se identifica, analiza, evalúa y trata
el peligro.

Fig 19.4 Marco de gestión de


riesgos de pendiente de roca para
monitoreo de radar en tierra.
(Modificado de Harries, 2009.)

Los nuevos desarrollos en el uso del radar incluyen esfuerzos para extender su uso más
allá del de un instrumento de monitoreo de línea de visión a uno que pueda resolver
importante información cinemática 3D (Severin y otros, 2011). Ahora se puede
construir un mapa de desplazamiento 3D de alta resolución a partir de movimientos
diferenciales continuos que están localmente influenciados por la heterogeneidad y las
principales estructuras geológicas como las fallas (Fig. 19.5). Severin y otros (2011)
han demostrado que esta nueva aplicación de radar permite una mejor definición de
áreas de alto desplazamiento (Fig. 19.5c) y una mejor comprensión de la cinemática de
la pendiente (Fig. 19.5d). Ya no es necesario extrapolar los movimientos entre los
prismas de inspección, y se pueden identificar y monitorear pequeñas áreas de
movimiento acelerado que pueden identificar posibles problemas de seguridad. También
se han realizado avances tecnológicos en el monitoreo del subsuelo (ver Eberhardt y
Stead, 2011). Por lo general, no se confía en los datos del pozo para la alerta temprana,
pero son extremadamente valiosos para el monitoreo investigativo. Los avances en la
tecnología MEMS (sistemas mecánicos microeléctricos), que utiliza componentes
eléctricos y mecánicos submicrométricos, han llevado al uso de sensores más pequeños,
más ligeros, más funcionales y más confiables que se pueden producir por una fracción
del costo de transductores convencionales. Abdoun y Bennett (2008) describen un
sistema inalámbrico de deformación de pozo basado en MEMS (“ShapeAccelArray”
forma-aceleración-formación) que consiste en una matriz de segmentos rígidos que
contienen acelerómetros triaxiales MEMS conectados por juntas flexibles. Al igual que
un inclinómetro, los acelerómetros miden deformaciones a escala milimétrica, pero en
deformaciones más grandes (hasta decenas de centímetros) y en tiempo real (muestreo
de alta frecuencia). La tecnología MEMS también se ha utilizado para desarrollar
acelerómetros de pozo económicos y duraderos para el monitoreo microsísmico. Estos
dispositivos cuentan con un excelente ancho de banda y la capacidad de capturar
eventos de alta y baja frecuencia. La experiencia con el monitoreo de la actividad
microsísmica en una falla de talud de roca en desarrollo es limitada, pero las pruebas de
campo de los acelerómetros MEMS para este propósito han sido prometedoras,
capitalizando el bajo costo y la resistencia de los sensores (por ejemplo, Arosio et al.,
2009). Se ha aplicado una tecnología similar a las pendientes del suelo, pero se centra
en las emisiones acústicas de mayor frecuencia (Dixon y otros, 2003). Las guías de
onda activas se utilizan para detectar eventos de emisión acústica generados por la
fricción entre partículas con el fin de identificar la ubicación de una superficie
deslizante en desarrollo y monitorear las tasas de desplazamiento de la pendiente. La
emisión acústica y el monitoreo microsísmico son útiles en diferentes escalas de
detección, desde decenas de centímetros hasta cientos de metros, respectivamente;
ambos potencialmente ofrecen información sobre agrupamiento espacial de eventos y
mecanismos fuente, diferenciando entre fractura por tracción frágil y deslizamiento a lo
largo de planos de fractura interna. Otra tecnología emergente es la aplicación de fibra
óptica en transductores de desplazamiento de alta resolución, piezómetros, medidores de
tensión y medidores de temperatura. De particular interés para el monitoreo de
deslizamientos de tierra es el uso de sensores de tensión de rejilla de fibra Bragg (FBG)
como dispositivos de medición puntual (Chen y otros, 2008; Moore y otros, 2010) y
sensores de dispersión Brillouin ubicados para monitorear cepas distribuidas a lo largo
de la fibra sensora (Inaudi y Glisic, 2008). Moore y otros (2010) describen pruebas de
campo detalladas de un sistema de monitoreo de tensión de fibra óptica FBG de pozo
para resolver deformaciones a escala micrométrica resultantes de movimientos
episódicos de desprendimiento de rocas durante períodos de segundos a horas. Informan
ventajas de rendimiento, que incluyen alta resolución, frecuencias de muestreo rápidas,
potencial de multiplexación e insensibilidad a perturbaciones eléctricas como rayos. El
costo, el consumo de energía, la conformidad entre el sensor y el agujero deformado, la
durabilidad y un rango restringido antes de la rotura limitan el uso de fibra óptica en el
monitoreo a largo plazo (Moore y otros, 2010). Por el contrario, Thuro y otros (2011)
Han propuesto un sistema de alerta temprana de bajo costo y más duradero basado en
reflectometría en el dominio del tiempo (TDR). El uso de un cable coaxial a base de
metal en lugar de fibra de vidrio quebradiza en TDR permite más tensión y un mayor
rango antes de romperse, pero lo hace a expensas de la resolución de la medición.
19.5 Monitoreo investigativo y laboratorios de deslizamientos de rocas in-situ
El comportamiento variable de grandes deslizamientos en respuesta a los patrones de
precipitación estacionales o cambios en los niveles de reserva genera retos tanto para los
mecanismos de alerta temprana, como para comprender los mecanismos de falla de los
deslizamientos. Los métodos cuantitativos usados para evaluar la estabilidad de un
deslizamiento se enfocan típicamente en las fuerzas actuantes, pero ignoran factores
relacionados en la evolución temporal de la degradación de las fuerzas, el cizallamiento
interno y las fallas progresivas, las cuales contribuyen al colapso final del talud; la
dependencia en el desplazamiento de los sistemas de monitoreo de alerta temprana y la
dificultad de interpretación de los datos sin una clara comprensión de los mecanismos
subyacentes contribuyen a predicciones variables y poco confiables.

Fig 19.5 Despliegue simultáneo de dos sistemas de radar IBIS-M para experimento "estéreo": (a, b)
configuración en dos puntos de vista diferentes; (c) desplazamientos respectivos de la línea de visión
registrados; y (d) mapa de desplazamiento 3D combinado que muestra vectores de alta resolución para
desplazamientos mayores de 250 mm. e interpretación de la cinemática de la pendiente. (Datos
proporcionados por J. Severin.)

El desprendimiento de rocas de Randa en 1991 ocurrió durante un período de fuerte


deshielo y precipitación; sin embargo, el análisis de datos climáticos de años anteriores
mostró que la cantidad de agua que se infiltraba en la pendiente no era excepcional
(Fig. 19.6; Eberhardt y otros, 2001). En muchos casos similares en los que los
deslizamientos de tierra se han acelerado repentinamente a la falla, la precipitación no
fue excepcional. Estas observaciones sugieren que los mecanismos dependientes del
tiempo relacionados con la degradación de la resistencia de la masa rocosa y la falla
progresiva llevan el talud al punto de falla, y el deshielo y la precipitación proporcionan
el ímpetu final para una falla catastrófica. (Eberhardt y otros, 2004b). La necesidad de
comprender mejor el complejo comportamiento de los deslizamientos de tierra para
mejorar el monitoreo predictivo ha catalizado varios estudios multidisciplinarios
grandes y recientes, incluyendo el Laboratorio de deslizamiento de rocas in situ de
Randa en Suiza (Loew y otros, 2012, Capítulo 24, este volumen), el Laboratorio de
campo de Turtle Mountain en el oeste de Canadá (Froese y otros, 2012, Capítulo 25,
este volumen), y el Proyecto Åknes / Tafjord en Noruega (Blikra, 2012, Capítulo 26,
este volumen). El primero de ellos, el Laboratorio de deslizamiento de rocas in situ de
Randa, se desarrolló, en parte, para mejorar las capacidades de alerta temprana en
presencia de discontinuidades no persistentes, múltiples bloques móviles y cizalladura
interna en pendientes de roca cristalina escarpadas y masivas.

Fig 19.6 Registros de profundidad de nieve, temperatura y precipitación para el período anterior a los
eventos de desprendimiento de rocas de Randa de 1991, así como los de los años anteriores. Datos
proporcionados por MeteoSchweiz. (Modificado de Eberhardt y otros, 2001.)

Se construyó una instalación alpina alta sobre el escarpe del desprendimiento de rocas
de 1991 (Fig. 19.7a), donde se registran movimientos continuos de 1 a 2 cm por año en
una masa de roca gneisica con un volumen de hasta 10 millones de m3. Esta instalación
incluye una variedad de sistemas de instrumentación diseñados para medir las
relaciones espaciotemporales 3D entre sistemas de fractura, desplazamientos, presiones
de poro y microsismicidad (Fig. 19.7b, c).
Fig 19.7 El laboratorio de deslizamiento de rocas in situ de Randa en el sur de Suiza. (a) Área de
investigación (línea blanca continua) y esquema de la inestabilidad actual (línea discontinua blanca) sobre
el escarpe del deslizamiento de 1991 (fotografía de H. Willenberg). (b) Instalación de instrumentos de
monitoreo de superficie y subsuperficie y estación central de adquisición de datos que contiene baterías,
fuentes de generación de energía (solar y eólica) y hardware de adquisición y transmisión de datos. (c)
Mapa de vista en planta que muestra la ubicación de perforaciones, reflectores geodésicos y geófonos en
relación con el área de deslizamiento activa y las grietas de tensión abiertas. (Modificado de Willenberg y
otros, 2008a.)

El monitoreo se ha complementado con un mapeo geológico detallado, la adquisición de


datos del transductor de pozo y estudios sísmicos y de radar de superficie y de pozo
para determinar la distribución de fracturas, identificar características geológicas clave y
desarrollar un modelo geológico 3D de la masa de roca inestable (Willenberg y otros,
2008b). El Proyecto Åknes / Tafjord involucró una campaña de campo similar y
multidisciplinaria para investigar un deslizamiento de rocas de 30 a 40 millones de m3
que se mueve a 2–4 cm por año por encima de un fiordo. El desprendimiento de rocas,
si ocurriera una falla repentina, podría generar un tsunami que impactaría a las personas
y la infraestructura a lo largo del fiordo (Blikra et al., 2005). En base a estos hallazgos,
el trabajo posterior se centró en las características de resistencia al corte de una
superficie deslizante compuesta que involucra fracturas de corte rellenas de rocas
arcillosas, juntas no persistentes y puentes de roca intactos, así como el potencial de
degradación de la resistencia con el tiempo y los escenarios de falla correspondientes
(Grøneng y otros, 2010).
19.5.1 Desplazamiento y cinemática 3D

Fig 19.8 Conjunto de datos


integrado de perforaciones de
Randa, que correlaciona el
registro del transductor óptico y
los rastros de fracturas activas
con desplazamientos
acumulativos de inclinómetro y
extensómetro axial durante un
período de 5 años. Los perfiles
del inclinómetro están
integrados de arriba hacia abajo
con el eje A positivo,
aproximadamente alineado en
la dirección del movimiento
general de la pendiente.
(Modificado de Willenberg y
otros 2008a.)

Resolver los complejos campos de desplazamiento generados por múltiples bloques


móviles y relacionarlos con la red de geología y fractura es un objetivo clave en el
diseño de una red de instrumentación. En Turtle Mountain, se utilizó una combinación
de crackmeters o fisurómetros de superficie, extensómetros de cable e inclinómetros,
junto con datos de detección remota, para diferenciar los subdominios en movimiento y
comprender mejor los datos de monitoreo en tiempo real relativos a cada subdominio
(Froese y otros, 2009). En Randa, el monitoreo de desplazamiento de superficie se
complementó con mediciones de inclinómetro profundo. El inclinómetro más profundo
(120 m) también se equipó con un extensómetro de pozo para resolver el perfil de los
vectores de desplazamiento 3D en profundidad (Fig. 19.8). Se instalaron inclinómetros
biaxiales en el lugar y se colocaron a profundidades que coincidían con las fracturas
clave identificadas a través del reconocimiento de los transductores.
Fig 19.9 Modelo cinemático de los movimientos de bloque en curso en Randa en relación con la red 3D
de discontinuidades y fallas mapeadas utilizando métodos geológicos y geofísicos. (Modificado de
Willenberg y otros, 2008a.)

La integración de los diferentes conjuntos de datos en un modelo geológico 3D mostró


que los desplazamientos registrados en la superficie y en profundidad se localizaron en
discontinuidades activas y que el comportamiento cinemático de la pendiente está
dominado por movimientos complejos de bloques internos en lugar de los de una sola
masa deslizante coherente ( Willenberg et al., 2008a). Los movimientos de bloque cerca
de la superficie están dominados por el deslizamiento de falla normal, con bloques entre
estas fracturas girando cuesta abajo (Fig. 19.9) y produciendo una serie de estructuras
graben visibles en la superficie.
19.5.2 Respuestas de la presión de poros en profundidad
Las redes de fracturas afectan la distribución de las presiones de poro en profundidad y,
por lo tanto, tienen una relación acoplada con movimientos inestables de pendiente de
roca. El diseño de las redes de monitoreo en Randa, Åknes y Turtle Mountain incluyó el
monitoreo de la presión de los poros en el pozo. En Randa, los piezómetros se colocaron
y empaquetaron a lo largo de la fractura potencialmente más alta en zonas de
permeabilidad identificadas a partir de los datos del telespectador de pozo. Los datos
mostraron varias capas freáticas distribuidas dentro del macizo rocoso y diferentes tipos
de interacción de la presión de poros con infiltración de agua superficial y variaciones
de presión atmosférica (Willenberg, 2004). Esta situación es común en los
deslizamientos de tierra profundos en rocas cristalinas, donde la permeabilidad a la
fractura preferencial y las barreras hidráulicas (por ejemplo, de las arcillas de falla) dan
como resultado compartimientos aislados del flujo de agua subterránea y retrasos en la
reacción entre la precipitación superficial y las respuestas de presión en profundidad.
Puede haber una pobre correlación entre los movimientos de la pendiente y los eventos
de precipitación en tales situaciones (Bonzanigo y otros, 2007). Se detectaron
fluctuaciones importantes en las presiones de poro (> 10 kPa) a profundidades bajas
(<50 m) en Randa durante el deshielo de primavera. En contraste, solo se identificaron
fluctuaciones menores (> 2 kPa) en respuesta a eventos de precipitación importantes, a
pesar de que los datos indicaron una buena conexión hidráulica con la superficie
(Willenberg, 2004). A mayores profundidades (hasta 120 m), la respuesta fue aún
menos sensible a los eventos de precipitación, lo que sugiere que el intervalo del
piezómetro estaba parcialmente aislado de la atmósfera (es decir, parcialmente
confinado o confinado). La señal dominante corresponde a los cambios estacionales en
los niveles de agua, que fluctúan en 5 kPa entre el pico del comienzo del verano y el
punto bajo del invierno. Estos datos sugieren que varias pequeñas tablas de agua
subterránea están presentes dentro de la masa rocosa, algunas de las cuales están
conectadas y otras actúan de forma independiente. La conectividad y comunicación de
las aguas subterráneas en un sistema de este tipo puede facilitarse mediante la presencia
y el desarrollo de grandes fracturas por tensión abierta en la superficie (Fig. 19.7c).
Estos actúan como vías para que la precipitación se infiltre más fácilmente en el
subsuelo. Sumergir fracturas abiertas en profundidad, como las observadas con el
transductor (Fig. 19.8), puede modificar continuamente la permeabilidad de la masa de
roca deformante. La situación hidrogeológica compleja, heterogénea resultante
introduce una variedad de retrasos de reacción entre la precipitación superficial y el
movimiento en profundidad a lo largo de superficies deslizantes. La precipitación se
infiltra rápidamente en las porciones superiores de la masa deslizante, lo que resulta en
movimientos repentinos, algunos de los cuales ya están localizados; mientras que las
fluctuaciones estacionales en el agua subterránea conducen movimientos profundos más
extensos y continuos durante un período de tiempo más largo (Bonzanigo y otros,2007).
19.5.3 Microsismicidad
Una estrategia de monitoreo clave adicional en Randa, Åknes y Turtle Mountain es el
uso de instrumentos microsísmicos. En Randa, la detección y ubicación de eventos
microsísmicos agrupados espacialmente proporcionan información sobre zonas de
actividad relacionadas con deslizamientos a lo largo de fracturas existentes y fracturas
recientemente generadas. La red microsísmica incluye tres geófonos triaxiales de 28 Hz
montados en tres pozos profundos (50-120 m de profundidad), nueve geófonos
triaxiales de 8 Hz montados en pozos poco profundos (hasta 5 m de profundidad) y dos
sismógrafos de 24 canales (Fig. 19.7c) Los 11 geófonos se distribuyeron para garantizar
que las fuentes sísmicas pudieran limitarse de manera confiable dentro del área del
deslizamiento de tierra (Spillmann y otros, 2007). Un hallazgo clave del programa de
monitoreo microsísmico en Randa fue que los eventos grabados con mayor contenido
de frecuencia fueron fuertemente atenuados (Fig. 19.10), apuntando a la presencia de
grandes fracturas abiertas en profundidad. Las fracturas abiertas se infirieron a
profundidades de hasta 100 m del transductor del pozo y los datos de presión de poro
(Willenberg y otros, 2008b). Los datos indican que los eventos sísmicos ocurren
principalmente en el área donde la pendiente se está moviendo, y son más numerosos
cerca del escarpe trasero retrogresivo de la falla de 1991 y donde la densidad de falla
mapeada es más alta, lo que indica un alto grado de fractura de la masa de roca
(Spillmann y otros, 2007). Muchas de las fracturas activas son asísmicas. La sismicidad
tiende a localizarse en parches a lo largo de fracturas, lo que sugiere que el movimiento
está impedido por asperezas como puentes de roca (Willenberg y otros, 2008a).

Fig 19.10 Componentes verticales de un evento microsísmico localizable: (a) sin procesar; (b) Señales
filtradas de paso de banda de 100–500 Hz. Las señales se ordenan según la distancia fuente-receptor,
siendo el sensor A1 el más alejado y B5 el más cercano. (Modificado de Eberhardt et al., 2004a.)

19.6 Integración del monitoreo de investigación con modelos numéricos


Aunque se puede obtener una mejor comprensión del comportamiento y el fallo de los
deslizamientos de tierra a través de campañas de monitoreo de campo detalladas como
las de Randa, Åknes y Turtle Mountain, la interpretación de los datos de monitoreo está
lejos de ser sencilla. El modelado numérico sirve como una importante herramienta de
investigación adicional; su función es proporcionar información sobre las complejas
relaciones de causa y efecto que rigen el comportamiento de un deslizamiento de tierra.
El monitoreo de investigación proporciona un medio para calibrar y restringir modelos
numéricos 2D y 3D sofisticados (Kalenchuk y otros, 2012, Capítulo 28, este volumen),
mientras que los modelos numéricos de investigación se utilizan para interpretar y
comprender mediciones de campo complejas (Eberhardt y Willenberg, 2005; Watson y
otros, 2006). Por lo tanto, se hace hincapié en estudios integrados que incluyen
mediciones de campo y análisis numéricos de estabilidad para proporcionar una
comprensión más completa del peligro y conducir al establecimiento de umbrales de
alerta temprana y protocolos de respuesta más informados. Se han llevado a cabo
estudios de modelado numérico en Randa, Åknes y Turtle Mountain, para comprender
la cinemática de los bloques y los mecanismos de deformación que contribuyen a los
desplazamientos determinados por el monitoreo (Eberhardt y otros, 2004b; Willenberg,
2004; Eberhardt, 2008; Grøneng y otros, 2010; Brideau y otros, 2011). La figura 19.11
es un ejemplo de salida de una serie de modelos de elementos distintos generados para
el estudio de Randa, que incorpora las estructuras geológicas activas identificadas
mediante mapeo y monitoreo de investigación. Los bloques entre estas estructuras se
modelan utilizando un modelo Mohr-Coulomb constitutivo elastoplástico, suavizador de
deformación, para simular una respuesta de roca quebradiza. Las propiedades se escalan
a las de un continuo equivalente para tener en cuenta las discontinuidades a menor
escala que no se incluyen explícitamente en el modelo de elementos distintos. Los
resultados indican la posibilidad de una superficie de ruptura más profunda que se
extiende por debajo de los pozos de investigación (Fig. 19.11), lo que concuerda con los
resultados explícitos de modelado de fractura frágil de Eberhardt y otros (2004b).

Fig 19.11 Modelado de elementos distintivos de desplazamientos complejos de pendiente de roca en


Randa y comparación entre perfiles de desplazamiento acumulados medidos y modelados, suponiendo un
deslizamiento a lo largo de discontinuidades y deformación del bloque elastoplástico. Tenga en cuenta
que los límites del modelo se extienden más allá de los mostrados, como lo indica la línea de límite
discontinua. (Modificado de Eberhardt, 2008.)

Los patrones de deformación en el modelo están de acuerdo con los movimientos de


caída y traslación medidos de los bloques en la parte superior de la ladera. Por debajo de
esto, el aumento de las tensiones con deformaciones profundas y extensivas de la
pendiente descendente promueve un tipo más complejo de deformación, que involucra
el rendimiento de la masa de roca, fractura frágil, deslizamiento y apertura a lo largo de
las estructuras existentes, que se combinan para producir una pequeña rotación y
traslación hacia afuera de la masa de roca deformante. Este patrón de deformación
concuerda con el modelo cinemático desarrollado por Willenberg y otros (2008a) sobre
la base de datos de mapeo y monitoreo (Fig. 19.9). Aunque estos procesos no pueden
confirmarse, debido a la profundidad limitada de los pozos de investigación, los
resultados ilustran los beneficios de incorporar una comprensión mecanicista de la falla
de la pendiente de la roca al interpretar los datos de monitoreo. El trabajo en curso en
Randa (Loew y otros, 2012, Capítulo 24, este volumen) incluye el uso de herramientas
de teledetección para restringir e interpretar mejor el alcance y la cinemática de las
deformaciones (Gischig y otros, 2011a). El radar de base terrestre InSAR se está
utilizando para monitorear la cara del talud empinada inaccesible formada por el
desprendimiento de rocas de 1991 y está proporcionando restricciones importantes
sobre la ubicación de la ruptura basal y las superficies de liberación lateral.
LIDAR y la fotogrametría también se utilizan para recopilar datos de partes inaccesibles
de la cara del talud. Un reciente análisis cinemático de estos datos por Gischig y otros
(2011a) sugiere que una superficie de ruptura pasa del deslizamiento plano escalonado
en la base, a los puentes de roca fallidos en el centro, a la apertura de grietas de tensión
en la parte trasera vertical. El derrumbe es el modo dominante en la parte superior de la
pendiente, con deslizamiento traslacional debajo, de acuerdo con el modelo cinemático
de Willenberg y otros. (2008a). Los investigadores también están examinando las
correlaciones entre los ciclos estacionales de temperatura y las tendencias de
deformación de la superficie en Randa (Gischig y otros, 2011b). Este trabajo sugiere
que los efectos termomecánicos son especialmente importantes en Randa debido a la
cantidad limitada de agua subterránea en la masa de roca inestable. De manera similar,
los hallazgos preliminares en Turtle Mountain sugieren que el ciclo térmico contribuye
más a la deformación medida de la pendiente que a la precipitación fuerte (Moreno y
Froese, 2007).
19.7 Conclusiones y camino a seguir
La complejidad geológica y la incertidumbre son obstáculos importantes para la
evaluación del peligro de deslizamientos, el monitoreo y la alerta temprana. El
monitoreo predictivo de la pendiente debe estar precedido por el monitoreo de
investigación para proporcionar una comprensión del comportamiento de la pendiente a
lo largo del tiempo, así como las respuestas típicas a eventos externos tales como fuertes
precipitaciones y fluctuaciones estacionales en el agua subterránea. Las tecnologías de
monitoreo emergentes, incluido el radar terrestre, están ayudando a proporcionar datos
de deformación de alta resolución en tiempo real. Se puede ganar más confianza en la
interpretación de la cinemática del movimiento y la aproximación a la falla si se utilizan
varios sistemas de instrumentación para proporcionar una cobertura espacial y temporal
diferente, así como redundancia (Froese y Moreno, 2011). Se están utilizando esquemas
experimentales que integran la caracterización de sitios de vanguardia, el monitoreo y el
modelado numérico para comprender mejor los mecanismos que controlan la
deformación del talud. El monitoreo microsísmico es una herramienta subutilizada para
detectar movimientos del subsuelo que implican la generación de fracturas y
deslizamiento a lo largo de las fracturas, y puede proporcionar información sobre la
progresión de la falla de la pendiente. Las mediciones de desplazamiento de superficie y
subsuperficie pueden integrarse para obtener una descripción del campo de
desplazamiento 3D. La información geológica del subsuelo derivada de las
investigaciones de superficie y perforación permite que los movimientos complejos de
los bloques se relacionen con fracturas y cizallas persistentes. El modelado numérico
permite que se prueben las interpretaciones previas basadas en el monitoreo
investigativo, lo que facilita una mejor predicción del comportamiento futuro de
deslizamientos de tierra. La incertidumbre se puede minimizar y controlar adoptando el
enfoque descrito en este capítulo, lo que permite la incorporación de un modelo más
confiable de comportamiento de deslizamientos de tierra en el proceso de toma de
decisiones de alerta temprana. En el futuro, las tecnologías de realidad virtual y de
inmersión de datos pueden integrarse para identificar relaciones ocultas, descubrir y
explicar interdependencias complejas de datos y comparar y resolver diferentes
interpretaciones (Kaiser y otros, 2002). Este enfoque aumentará la confiabilidad de los
datos y la confianza de los profesionales en ellos, facilitando el desarrollo de
procedimientos de monitoreo, umbrales, niveles de alerta y protocolos de notificación y
respuesta de emergencia (por ejemplo, Froese y Moreno, 2011).
Agradecimientos
Reconozco y agradezco a los investigadores cuyos resultados utilicé para el material
presentado aquí, incluidos Luca Bonzanigo, Christian Zangerl y Jordan Severin, y
aquellos conectados con el equipo del Laboratorio de deslizamiento de rocas in situ de
Randa, incluidos Simon Loew, Heike Willenberg, Keith Evans. Hansruedi Mauer, Tom
Spillmann, Björn Heincke, Alan Green y Doug Stead. También se agradecen
especialmente a Doug Stead y John Clague por sus valiosos comentarios de revisión.
Bibliografía:
Texto tomado y traducido de “Cleage, Jhon J; Stread, Douglas (2012) landslides types,
mechanism, and modeling; United Kingdom at the University Press, Cambridge,
chapter 19; Eberhardt, Erik; Landslide monitoring: The role of investigative monitoring
to improve understanding and early warning of failure pag. 222-235”

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