Capitulo 19 Torres Paula
Capitulo 19 Torres Paula
Capitulo 19 Torres Paula
MECANICA DE TALUDES
PRESENTADO A:
ING. NEBARDO ARTURO ABRIL
PRESENTADO A:
ING. NEBARDO ARTURO ABRIL
POR
MARIA PAULA TORRES MARTINEZ
CODIGO:
201611546
Fig 19.1 Gráficos de velocidad inversa para el segundo de dos eventos de deslizamiento de rocas cerca
del pueblo de Randa basados en datos geodésicos recopilados después del primer evento el 18 de abril de
1991. Se muestra la correlación de la tendencia predictiva utilizando el método de velocidad inversa de
Fukuzono (1985) en relación con la fecha del evento de desprendimiento de rocas. También se muestran
las tendencias de datos a los 10, 5 y 2 días antes de la falla. (Fuente de datos: Ischi y otros, 1991.)
Las técnicas usadas para la alerta temprana de deslizamientos de tierra, son en gran
parte fenomenológicas, y se basan en mediciones superficiales de los desplazamientos a
lo largo del tiempo, la mayor parte del monitoreo se lleva a cabo mediante repetidos
estudios geodésicos de prismas de monitoreo, los cuales proporcionan datos precisos de
magnitudes y tazas de movimientos horizontales y verticales del suelo. Los
extensómetros y fisurómetros también se utilizan para medir movimientos a través de
grietas de tensión abiertas y escarpes que delimitan la frontera de la masa potencial de
deslizamiento. Las tasas de desplazamiento luego se analizan para las aceleraciones que
exceden los umbrales establecidos. Los umbrales se definen comúnmente con el tiempo
y dependen de la experiencia del analista. Se ha realizado mucho trabajo sobre las tasas
de desplazamiento de grandes desprendimientos de rocas, en parte debido a su potencial
destructivo (Bhandari, 1988; Crosta y Agliardi, 2003; Rose y Hungr, 2007; Eberhardt,
2008). El método de velocidad inversa de Fukuzono (1985) es una técnica comúnmente
aplicada. Basado en los intentos de Saito (1965) de comparar los registros de
desplazamiento de taludes con curvas de ruptura de fluencia derivadas de laboratorio,
Fukuzono sugirió que el tiempo de falla podría predecirse extrapolando la velocidad
inversa del desplazamiento del talud a su intersección con el eje del tiempo. El método
se ilustra en la Figura 19.1, la cual muestra datos geodésicos recopilados después del
primero de dos grandes desprendimientos de rocas cerca de la aldea de Randa en los
Alpes suizos del sur. Excepto por alguna actividad precursora en forma de caída de
rocas y flujo de agua por fracturas naturales, el deslizamiento de rocas inicial, que
involucró 20 millones de m3 de roca cristalina masiva, fue inesperado (Schindler y
otros, 1993). Durante una investigación detallada y monitoreo del área detrás del
escarpe recién formado, ocurrió un segundo deslizamiento de rocas de 10 millones de
m3. El gráfico de velocidad inversa en la figura 19.1 muestra una predicción precisa del
momento del segundo deslizamiento de rocas, este podría haberse producido casi a la
hora. Sin embargo, como lo muestran las instantáneas de los datos 10, 5 y 2 días antes
de la falla (Fig. 19.1), la tendencia predictiva es menos evidente. Una predicción
correcta puede haber sido posible varias horas antes de la falla, pero cualquiera de una
serie de aceleraciones registradas en el período de 2 semanas anterior habría producido
una predicción falsa. Los enfoques empíricos como el que se muestra en la Figura 19.1
son inherentemente holísticos y no tienen en cuenta los detalles relacionados con el
mecanismo de falla de pendiente subyacente. El análisis se lleva a cabo de la misma
manera si las mediciones de desplazamiento se derivan desde el monitoreo geodésico de
los prismas de reconocimiento distribuidos a través de la pendiente o un extensómetro
colocado a través de una grieta de tensión. En general, la cinemática y las causas del
falla no se comprenden bien y, en cambio, las manifestaciones superficiales de la
inestabilidad (es decir, los desplazamientos superficiales) se basan en el análisis
predictivo. No es sorprendente que solo se hayan informado unos pocos casos en los
que estas técnicas se hayan aplicado con éxito en la predicción (ver Rose y Hungr,
2007); la mayoría de los casos implican un análisis posterior.
A pesar de estas deficiencias, el monitoreo del desplazamiento es un componente
importante de la mayoría de las estrategias de alerta temprana. Al menos puede llamar
la atención sobre los cambios en la velocidad que pueden preceder a una falla repentina
(por ejemplo, Salt, 1988; Crosta y Agliardi, 2003). El monitoreo de desplazamiento
también aborda las realidades económicas en términos de lo que generalmente es
factible para el monitoreo in situ de un gran talud de roca. Sin embargo, las falsas
alarmas repetidas conducen a una disminución de la confianza en el sistema y a una
menor sensibilidad o una reducción de credibilidad en futuras alarmas. Por lo tanto, se
requiere una contabilidad más detallada de la cinemática del subsuelo y el mecanismo
de inestabilidad para interpretar mejor la señal de desplazamiento de superficie. Para la
mayoría de las inestabilidades de la pendiente de la roca, la presencia de estructuras de
masa rocosa y discontinuidades, múltiples bloques móviles y superficies de corte
internas imponen complejidad en la señal de monitoreo de la pendiente, lo que dificulta
la interpretación de los datos de alerta temprana.
19.3 Monitoreo investigativo
Fig 19.2 Correlación entre las velocidades descendentes del derrumbe de Campo Vallemaggia y las
presiones de poro del pozo medidas antes y después de la apertura de un socavón de drenaje para
estabilizar la pendiente. Las velocidades de deslizamiento se midieron usando una estación geodésica
automatizada; Las presiones de poro se expresan como la cabeza hidráulica en el piezómetro.
(Modificado de Eberhardt y otros, 2007.)
Para que el monitoreo de taludes sea efectivo, primero se deben usar los datos para
comprender el comportamiento tridimensional de la masa de roca que falla. La red de
monitoreo tiene dos propósitos (Moore y otros, 1991):
1. Monitoreo investigativo: para proporcionar comprensión del comportamiento del
talud a lo largo del tiempo y las respuestas típicas para estímulos externos como
precipitación y temperatura
2. Monitoreo predictivo: para proporcionar una alarma de cambio en el comportamiento
que puede facilitar la evacuación o intervención para evitar deslizamientos peligrosos.
El monitoreo investigativo proporciona información de los límites de un deslizamiento,
tanto en superficie como en profundidad, y puede confirmar o refutar las
interpretaciones geológicas de la cinemática del deslizamiento y el tipo de inestabilidad
(por ejemplo, volcamiento, rotación, traslación o una combinación compleja de dos o
más de estos tipos) Se puede determinar la velocidad de movimiento y su relación y
sensibilidad a las fuerzas desestabilizadoras externas (por ejemplo, precipitación,
fluctuaciones de aguas subterráneas y terremotos). Los programas de monitoreo de
investigación pueden modificarse con el tiempo para reflejar la mayor comprensión y
nivel del peligro (Moore y otros, 1991). Estos pueden empezar con simples
inspecciones anuales de escarpes y grietas de tensión, pero puede evolucionar para
incluir una red de estaciones de estudio geodésico y GPS, extensómetros, inclinómetros
y piezómetros.
Los desplazamientos en pendientes han dañado continuamente carreteras y edificios en
dos pequeñas aldeas situadas en los límites de la masa del deslizamiento.
La intervención y mitigación para estabilizar el deslizamiento requirieron comprensión
de los factores de control y un plan de emergencia fue preparado en caso que se
considerara necesaria la evacuación. Sin embargo, implementar el plan de emergencia
no fue sencillo, ya que los tomadores de decisiones tuvieron que lidiar con la naturaleza
impredecible del deslizamiento de tierra; cuando las velocidades alcanzaban niveles
alarmantes y una evacuación de las aldeas parecía justificada, los movimientos volvían
a la normalidad. Esta situación condujo a un programa de monitoreo de investigación
detallado que incluyó estudios geológicos y geofísicos, inclinómetro de pozo y
mediciones de presión de poros, y monitoreo geodésico de superficie (Bonzanigo y
otros, 2007). La inspección del registro de desplazamiento a lo largo del tiempo mostró
un comportamiento episódico antideslizante; los movimientos acelerados se asociaron
con períodos de precipitación intensa, lo que provocó alarma. Las mediciones detalladas
del inclinómetro y piezómetro recolectadas durante un período de 5 años indicaron una
relación entre las tasas de movimiento y las presiones de poro que excedieron un nivel
umbral (Fig. 19.2). Estas mediciones se utilizaron posteriormente para justificar la
construcción de un socavón de drenaje profundo que estabilizó con éxito el
deslizamiento de tierra (Eberhardt y otros, 2007).
Fig 19.3 Correlación entre el nivel del reservorio y las velocidades extensionales del subsuelo del sistema
de deslizamiento de rocas Hochmais-Atemkopf. Las velocidades de deslizamiento se midieron dentro de
un socavón de investigación utilizando un extensor de cable que abarca la zona de deslizamiento activo
debajo del cuerpo del deslizador más activo. Tenga en cuenta la asociación de las velocidades más altas
en este registro de datos con los dos niveles más bajos del depósito. (Modificado de Zangerl y otros,
2010.)
Los nuevos desarrollos en el uso del radar incluyen esfuerzos para extender su uso más
allá del de un instrumento de monitoreo de línea de visión a uno que pueda resolver
importante información cinemática 3D (Severin y otros, 2011). Ahora se puede
construir un mapa de desplazamiento 3D de alta resolución a partir de movimientos
diferenciales continuos que están localmente influenciados por la heterogeneidad y las
principales estructuras geológicas como las fallas (Fig. 19.5). Severin y otros (2011)
han demostrado que esta nueva aplicación de radar permite una mejor definición de
áreas de alto desplazamiento (Fig. 19.5c) y una mejor comprensión de la cinemática de
la pendiente (Fig. 19.5d). Ya no es necesario extrapolar los movimientos entre los
prismas de inspección, y se pueden identificar y monitorear pequeñas áreas de
movimiento acelerado que pueden identificar posibles problemas de seguridad. También
se han realizado avances tecnológicos en el monitoreo del subsuelo (ver Eberhardt y
Stead, 2011). Por lo general, no se confía en los datos del pozo para la alerta temprana,
pero son extremadamente valiosos para el monitoreo investigativo. Los avances en la
tecnología MEMS (sistemas mecánicos microeléctricos), que utiliza componentes
eléctricos y mecánicos submicrométricos, han llevado al uso de sensores más pequeños,
más ligeros, más funcionales y más confiables que se pueden producir por una fracción
del costo de transductores convencionales. Abdoun y Bennett (2008) describen un
sistema inalámbrico de deformación de pozo basado en MEMS (“ShapeAccelArray”
forma-aceleración-formación) que consiste en una matriz de segmentos rígidos que
contienen acelerómetros triaxiales MEMS conectados por juntas flexibles. Al igual que
un inclinómetro, los acelerómetros miden deformaciones a escala milimétrica, pero en
deformaciones más grandes (hasta decenas de centímetros) y en tiempo real (muestreo
de alta frecuencia). La tecnología MEMS también se ha utilizado para desarrollar
acelerómetros de pozo económicos y duraderos para el monitoreo microsísmico. Estos
dispositivos cuentan con un excelente ancho de banda y la capacidad de capturar
eventos de alta y baja frecuencia. La experiencia con el monitoreo de la actividad
microsísmica en una falla de talud de roca en desarrollo es limitada, pero las pruebas de
campo de los acelerómetros MEMS para este propósito han sido prometedoras,
capitalizando el bajo costo y la resistencia de los sensores (por ejemplo, Arosio et al.,
2009). Se ha aplicado una tecnología similar a las pendientes del suelo, pero se centra
en las emisiones acústicas de mayor frecuencia (Dixon y otros, 2003). Las guías de
onda activas se utilizan para detectar eventos de emisión acústica generados por la
fricción entre partículas con el fin de identificar la ubicación de una superficie
deslizante en desarrollo y monitorear las tasas de desplazamiento de la pendiente. La
emisión acústica y el monitoreo microsísmico son útiles en diferentes escalas de
detección, desde decenas de centímetros hasta cientos de metros, respectivamente;
ambos potencialmente ofrecen información sobre agrupamiento espacial de eventos y
mecanismos fuente, diferenciando entre fractura por tracción frágil y deslizamiento a lo
largo de planos de fractura interna. Otra tecnología emergente es la aplicación de fibra
óptica en transductores de desplazamiento de alta resolución, piezómetros, medidores de
tensión y medidores de temperatura. De particular interés para el monitoreo de
deslizamientos de tierra es el uso de sensores de tensión de rejilla de fibra Bragg (FBG)
como dispositivos de medición puntual (Chen y otros, 2008; Moore y otros, 2010) y
sensores de dispersión Brillouin ubicados para monitorear cepas distribuidas a lo largo
de la fibra sensora (Inaudi y Glisic, 2008). Moore y otros (2010) describen pruebas de
campo detalladas de un sistema de monitoreo de tensión de fibra óptica FBG de pozo
para resolver deformaciones a escala micrométrica resultantes de movimientos
episódicos de desprendimiento de rocas durante períodos de segundos a horas. Informan
ventajas de rendimiento, que incluyen alta resolución, frecuencias de muestreo rápidas,
potencial de multiplexación e insensibilidad a perturbaciones eléctricas como rayos. El
costo, el consumo de energía, la conformidad entre el sensor y el agujero deformado, la
durabilidad y un rango restringido antes de la rotura limitan el uso de fibra óptica en el
monitoreo a largo plazo (Moore y otros, 2010). Por el contrario, Thuro y otros (2011)
Han propuesto un sistema de alerta temprana de bajo costo y más duradero basado en
reflectometría en el dominio del tiempo (TDR). El uso de un cable coaxial a base de
metal en lugar de fibra de vidrio quebradiza en TDR permite más tensión y un mayor
rango antes de romperse, pero lo hace a expensas de la resolución de la medición.
19.5 Monitoreo investigativo y laboratorios de deslizamientos de rocas in-situ
El comportamiento variable de grandes deslizamientos en respuesta a los patrones de
precipitación estacionales o cambios en los niveles de reserva genera retos tanto para los
mecanismos de alerta temprana, como para comprender los mecanismos de falla de los
deslizamientos. Los métodos cuantitativos usados para evaluar la estabilidad de un
deslizamiento se enfocan típicamente en las fuerzas actuantes, pero ignoran factores
relacionados en la evolución temporal de la degradación de las fuerzas, el cizallamiento
interno y las fallas progresivas, las cuales contribuyen al colapso final del talud; la
dependencia en el desplazamiento de los sistemas de monitoreo de alerta temprana y la
dificultad de interpretación de los datos sin una clara comprensión de los mecanismos
subyacentes contribuyen a predicciones variables y poco confiables.
Fig 19.5 Despliegue simultáneo de dos sistemas de radar IBIS-M para experimento "estéreo": (a, b)
configuración en dos puntos de vista diferentes; (c) desplazamientos respectivos de la línea de visión
registrados; y (d) mapa de desplazamiento 3D combinado que muestra vectores de alta resolución para
desplazamientos mayores de 250 mm. e interpretación de la cinemática de la pendiente. (Datos
proporcionados por J. Severin.)
Fig 19.6 Registros de profundidad de nieve, temperatura y precipitación para el período anterior a los
eventos de desprendimiento de rocas de Randa de 1991, así como los de los años anteriores. Datos
proporcionados por MeteoSchweiz. (Modificado de Eberhardt y otros, 2001.)
Se construyó una instalación alpina alta sobre el escarpe del desprendimiento de rocas
de 1991 (Fig. 19.7a), donde se registran movimientos continuos de 1 a 2 cm por año en
una masa de roca gneisica con un volumen de hasta 10 millones de m3. Esta instalación
incluye una variedad de sistemas de instrumentación diseñados para medir las
relaciones espaciotemporales 3D entre sistemas de fractura, desplazamientos, presiones
de poro y microsismicidad (Fig. 19.7b, c).
Fig 19.7 El laboratorio de deslizamiento de rocas in situ de Randa en el sur de Suiza. (a) Área de
investigación (línea blanca continua) y esquema de la inestabilidad actual (línea discontinua blanca) sobre
el escarpe del deslizamiento de 1991 (fotografía de H. Willenberg). (b) Instalación de instrumentos de
monitoreo de superficie y subsuperficie y estación central de adquisición de datos que contiene baterías,
fuentes de generación de energía (solar y eólica) y hardware de adquisición y transmisión de datos. (c)
Mapa de vista en planta que muestra la ubicación de perforaciones, reflectores geodésicos y geófonos en
relación con el área de deslizamiento activa y las grietas de tensión abiertas. (Modificado de Willenberg y
otros, 2008a.)
Fig 19.10 Componentes verticales de un evento microsísmico localizable: (a) sin procesar; (b) Señales
filtradas de paso de banda de 100–500 Hz. Las señales se ordenan según la distancia fuente-receptor,
siendo el sensor A1 el más alejado y B5 el más cercano. (Modificado de Eberhardt et al., 2004a.)