Cuento - Bernuy Morales Romina Valentina - 2B
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En los años de 1868 Miguel Grau fue incorporado al servicio naval como comandante
del Huáscar, al ver al barco, se impresiono por lo grande que era.
Al empezar la guerra en los mares, él ganó el combate naval de Iquique del 21 de mayo
de 1879, hundiendo a la corbeta Esmeralda y se ganó el respeto unánime por su acción
humanitaria de rescatar a los náufragos chilenos.
Con ese barco empezó a ganar las batallas en el mar, a ganarse el respeto y admiración
de otros, entonces lo llamaron “El caballero de los mares”, por las buenas acciones que
realizaba con sus combatientes.
Así que junto con su barco el Huáscar el se sentía orgulloso de sus propias acciones.
Continuaron las batallas que casi siempre se ganaba y pocas veces se perdía, Miguel
Grau siguió como comandante del Huáscar, se gano el respeto de muchos.
Pero un día en ese entonces pasaron muchas guerras y llego un combate muy difícil
(“El combate naval de Angamos”), fue un enfrentamiento de la campaña naval de la
Guerra del Pacífico en la que Miguel Grau murió en la torre de mando del Huáscar por
un proyectil lanzado desde el Cochrane. Así que los chilenos vieron que ese barco tuvo
muchas victorias así que se concentraron y capturaron al Huáscar por el núcleo de la
escuadra chilena mediante una maniobra envolvente.
Luego del combate de Angamos, el Huáscar fue reparado por Chile y utilizado contra el
Perú.
Con la derrota en Angamos, la campaña naval continuó con los pocos medios que le
quedaban al Perú los torpedos, lanchas y las embarcaciones corbeta Unión y cañonera
Pilcomayo (capturada por Chile).
Seguían careciendo de barcos que pudieran hacer frente a la escuadra chilena, el Perú
logró hundir a dos embarcaciones enemigas: el transporte artillado Loa y la goleta
Covadonga.
Finalizando el combate, luego de mucho tiempo, los chilenos reconocieron las buenas
acciones de Miguel Grau así que por eso el Huáscar fue reparado y reconstruido.
Por lo tanto, ahora el Huáscar es un monumento muy importante en Chile, ya que
recuerdan ese combate, y al honorable “Caballero de los mares” (Miguel Grau).
Así que finalmente, el Huáscar sigue en Chile, siendo recordado como monumento o
tal vez siendo preparado para una próxima guerra futura.