Untitled
Untitled
Untitled
Esta etapa se caracteriza por el conocimiento del mundo por parte del niño a través
de acciones motoras y reflejas. “La acción es el inicio de todo conocimiento”.
Piaget nos habla de “una revolución copernica en miniatura”: “…Dicho de otro
modo, durante estos dieciocho meses, no es exagerado hablar de una revolución
copernicana (en el sentido kantiano del término). En ellos hay una vuelta total, una
descentración total, con relación al espacio egocéntrico primitivo…”
Período de conquista, mediante las percepciones y los
movimientos, de todo el universo práctico que rodea al niño:
“En el momento del nacimiento de la vida mental se reduce al ejercicio de aparatos reflejos, tendencias instintivas, como por
ejemplo, la nutrición. En primer lugar los reflejos de succión se afinan con el ejercicio: el recién nacido mama mejor después de
una o dos semanas que en los primeros días. Estos reflejos dan lugar a una especie de generalización: el recién nacido no se
contenta con chupar cuando mama, sino que chupa en el vacío, se chupa sus propios dedos cuando los encuentra, posteriormente
cualquier objeto que le sea presentado fortuitamente y, finalmente, coordina el movimiento de sus brazos con la succión hasta
conducir sistemáticamente, a veces a partir del segundo mes, su pulgar a la boca. El recién nacido asimila una parte de su
universo a la succión, hasta el extremo que se podría expresar su comportamiento inicial diciendo que para él el mundo es,
esencialmente, una realidad que puede ser chupada. Pero también que, rápidamente, este mismo universo se convertirá también
en una realidad que puede ser mirada, o escuchada y, cuando se lo permitan sus propios movimientos, zarandeada.”
Lo que intenta marcar Piaget, entre otras tantas cosas, es que la
inteligencia empieza antes que el lenguaje y el símbolo. Existe una
inteligencia puramente práctica que se aplica a la manipulación de los
objetos y que no utiliza, en vez de palabras y los conceptos, más que
percepciones y movimientos organizados en “esquemas de acciones”.
Esta inteligencia práctica es llevada a cabo por parte del niño mediante una serie de
acciones que se repiten, luego se diferencianlas unas a las otras y se generalizan.
Estas conductas se ramifican y se multiplican. Piaget las denomina “reacciones
circulares” que consistentes en que una nueva experiencia es el resultado de la propia
acción del sujeto. La reacción es circular porque, debido a los efectos “interesantes”, el
niño intenta repetir este evento una y otra vez. Pero esta acción, la mayoría de las
veces, se inicia por casualidad. Por el azar del encuentro del niño con un objeto.
Existen actividades características de este periodo tales como la imitación y el juego. “He dicho bastante para
mostrarles que dieciocho meses son muy pocos para construir todo eso y que en realidad ese desarrollo es
singularmente acelerado durante este primer año. Quizás es el período de la infancia en el que las adquisiciones
son más numerosas y más rápidas.”
En esta etapa el niño aprende los esquemas de dos competencias básicas:
Este estadio se caracteriza por la aparición del lenguaje lo que habilita la capacidad de pensar y representar la realidad.
Piaget sostiene que de esto se derivan tres consecuencias:
Piaget nos dice “pensar es clasificar, u ordenar, o poner en correspondencia; es reunir, o disociar, etc. Pero
todas estas operaciones primero hay que haberlas ejecutado materialmente en forma de acciones para
luego ser capaz de construirlas en el pensamiento. Es por lo que hay un período sensorio-motriz tan largo
antes del lenguaje; es por lo que el lenguaje es tan tardío, relativamente, en el desarrollo.
Es necesario un largo ejercicio de la pura acción para construir las subestructuras del pensamiento
ulterior”
Este período, por las edades que
compromete, es particularmente interesante
para el abordaje de la estimulación
temprana y cualquier
Este período, otro que
por las edades tipocompromete,
de es particularmente interesante para el abordaje de la estimulación
tratamiento.
temprana y cualquier otro tipo de tratamiento.
SeSediferencia
diferencia del
del sensorio motriz,por
sensorio motriz, porlalaadquisición del lenguaje y la representación, según el desarrollo psicológico
adquisición
promedio del lenguaje ypero
poblacional, la representación,
se relaciona con el anterior, en la cualidad práctica, exterior y concreta de su sistema de
según el desarrollo
acciones, todavía no psicológico
interiorizadas,promedio
como en los estadios posteriores (etapa operatoria concreta y operatoria formal)
poblacional,
No obstante,pero se relaciona de
independientemente conla existencia
el del lenguaje, es prudente considerar a nuestros chicos preescolares
anterior, en la en
y escolares, cualidad práctica,
general, en unaexterior y
etapa cognitiva entre el primer y segundo estadio del desarrollo. Es decir, en el
concreta
desarrollodede su sistema dede acciones,
la construcción las estructuras propias del simbolismo y la representación.
todavía no interiorizadas, como en los
estadios posteriores (etapa operatoria
concreta y operatoria formal)
No obstante, independientemente de la
existencia del lenguaje, es prudente
considerar a nuestros chicos preescolares y
escolares, en general, en una etapa
cognitiva entre el primer y segundo estadio
del desarrollo. Es decir, en el desarrollo de
la construcción de las estructuras propias
del simbolismo y la representación.
Volvamos entonces, por un momento a Piaget:
“Paso ahora al período de la representación preoperatoria. Hacia el año y medio, o los dos años, se produce
un acontecimiento considerable en el desarrollo intelectual del niño. Entonces es cuando aparece la
capacidad de representar alguna cosa por medio de otra, lo que se llama la función simbólica. La función
simbólica es por una parte el lenguaje, sistema de signos sociales a diferencia de los símbolos individuales.
Pero, al mismo tiempo que este lenguaje, la función simbólica tiene otras manifestaciones.
Entre ellas, el juego que se transforma en simbólico: representar alguna cosa por medio de un objeto o de
un gesto. Hasta ahora el juego era sólo un juego de ejercicios motores, mientras que, por ejemplo, hacia el
año y medio el niño empieza a jugar: Uno de mis niños hacia circular un objeto redondo en una caja de
cartón diciendo: "Miau", porque un momento antes había visto un gato en una pared. El símbolo era
evidente en este caso, el niño no tenía otra palabra a su disposición. Pero lo que es nuevo es representar
alguna cosa por medio de otra. Tercera forma de simbolismo: puede ser un simbolismo gestual, por ejemplo
en la "imitación diferida". Cuarta forma: será el principio de la imagen mental o imitación interiorizada. Existe
pues un conjunto de simbolizadores que aparecen en este nivel y que hacen posible el pensamiento, el
pensamiento que es, lo repito, un sistema de acción interiorizada y que conduce a acciones específicas que
llamaremos "operaciones", acciones reversibles y acciones que se coordinan unas con otras en sistemas de
conjunto de los que diremos algunas palabras”.
Durante esta etapa, el niño emplea símbolos de mayor o
menor complejidad y comienza reflexionar sobre el ambiente.
Ya no es sólo actuar sobre el sino pensarlo. El uso de las
palabras para pedir (un jugo o una leche) y referirse a un
objeto real que no esta, de momento, presente es denominado
pensamiento semiótico o pensamiento representacional. En
este punto es muy interesante pensar la imitación diferida, la
misma aparece hacia el final del periodo sensoriomotor (la
capacidad de repetir una secuencia simple de acciones o de
sonidos, horas o días después que se produjeron inicialmente,
como el miau del gato).
“El lenguaje al permitir al sujeto explicar sus acciones, le
facilita simultáneamente el poder de reconstituir el pasado, y
por tanto de evocar en su ausencia los objetos hacia los que
se han dirigido las conductas anteriores, y anticipar las
acciones futuras, aún no ejecutadas, hasta sustituirlas a veces
únicamente por la palabra sin llevarlas nunca a cabo.”
Durante la etapa preoperacional se observan otros ejemplos
del pensamiento representacional. A menudo se considera que
los años preescolares son la “edad de oro” del juego simbólico
(Singer y Singer, 1976). Fingir jugar a andar en un caballo en
una silla es un claro ejemplo de la función simbólica.
Representar papeles o roles sociales es un modo más
complejo de la misma función.
“En términos generales, el juego simbólico se inspira en hechos reales de la vida del niño (por ejemplo, el patio de juego,
ir a la tienda, ir de viaje), pero también los que tienen personajes de la fantasía y superhéroes son muy atractivos para él.
Muchos expertos piensan que este tipo de juego favorece el desarrollo del lenguaje, así como las habilidades
cognoscitivas y sociales. Favorece además la creatividad y la imaginación”.
Según Piaget, el desarrollo del pensamiento representacional permite al niño adquirir el lenguaje. Los años preescolares son un
periodo de desarrollo acelerado del lenguaje: la mayoría de los niños pronuncian sus primeras palabras hacia el segundo año y
van aumentando su vocabulario hasta alcanzar cerca de 1500 palabras a los 4 años. ¿Por qué las estructuras lógicas, por qué
pues las operaciones reversibles que terminamos de caracterizar, (...) no aparecen desde que hay lenguaje y desde que hay
función simbólica? ¿Por qué hay que esperar ocho años para adquirir la invariante de sustancia, y más para las otras nociones,
en lugar de que aparezcan desde que hay función simbólica, es decir, posibilidad de pensar, y no ya simplemente de actuar
materialmente?”
Por la razón fundamental de que las acciones que han permitido ciertos resultados en el terreno de la efectividad material no
pueden ser interiorizadas sin más y de manera inmediata, sino que se trata de reaprender en el plano del pensamiento lo que ya
se ha aprendido en el plano de la acción.
Esta interiorización en realidad es una nueva estructuración; ya no es
simplemente una traducción, sino una reestructuración, con una diferencia
que exige un tiempo considerable”
Durante la etapa preoperacional, el niño comienza a representarse el
mundo a través de imágenes mentales, esto ha sido llamado por
diversos autores como “lenguaje en silencio” o “lenguaje silencioso”.
Los niños de corta edad si bien tienen un adquisición del lenguaje esta es más bien precaria y
sostiene muchos signos de su egocentrismo primitivo. La socialización está en sus comienzos
“mientras trabajan en la misma habitación o en una misma mesa, que hablan cada uno para sí
creyendo escucharse y comprenderse los unos a los otros, consistiendo esta especie de
“monólogo colectivo” en una excitación mutua a la acción y no en un intercambio de
pensamientos reales (...). El niño no habla únicamente a los demás, sino que se habla a si
mismo sin cesar. Estos soliloquios, comparables a lo que será posteriormente el lenguaje
interior continuo del adulto y el adolescente, difieren, sin embargo, de este último por el hecho
de que son pronunciados en voz alta y por su carácter de ayudantes de la acción inmediata”
bien caracterizan por su curiosidad y espíritu inquisitivo.
En los años preescolares comienzan a hacerse teorías intuitivas sobre los fenómenos naturales.
Hay una cosa sorprendente en el pensamiento del niño: el sujeto afirma todo el tiempo y no
demuestra jamás. Cuando preguntamos algo a los niños nos sorprende la pobreza de las
pruebas. De igual forma el niño de cuatro a siete años no sabe definir conceptos que utiliza y
se limita a señalar los objetos correspondientes (es para..) bajo la doble influencia del finalismo
y de la dificultad de justificación.
Piaget (1951) entrevistó a niños pequeños para averiguar de qué manera explicaban algunos
hechos como el origen de los árboles, el movimiento de las nubes (las nubes saben que avanzan,
puesto que llevan la lluvia), la aparición de la Noche (también avanza puesto que es una gran
nube negra que tiene que cubrir el cielo para que podamos dormir) y de la Luna (particularmente
inteligente, sigue nuestros pasos y se vuelve atrás cuando rehacemos el camino).
Descubrió que sus conceptos del mundo se caracterizan por el animismo: tendencia a concebir
las cosas como si estuvieran vivas y dotadas de intenciones. Es decir, no distinguen entre
seres animados (vivos) y objetos inanimados.
Como pudimos notar en esta etapa hay un gran avance en varios sentidos. De todos modos,
como puntos limitante de este estadio surge el egocentrismo que no permite captar el punto de
vista del otro o ponerse en su lugar, lo cuál se nota, particularmente, en el ejemplo de los
“monólogos colectivos” y el poco interés en dar una justificación o explicación del por qué de las
cosas.
Luego, tenemos la “centralización” que consiste en que el niño sólo puede mirar en forma
particular una parte del estímulo. Ve fragmentos y no totalidades. Se entra en un solo aspecto del
estímulo e ignora el resto de las características. De esto surge el clásico ejemplo de Piaget sobre
el principio de conservación. Si a un niño de 3 años le mostramos dos vasos de igual forma y
tamaño con la misma cantidad de agua y luego vaciamos uno en un vaso mas alto y mas
delgado y le preguntamos “¿Cuál vaso tiene más?”, veremos, justamente, darse el fenómeno de
la centralización: se concentrará en la altura y dirá que este tiene más agua. Prescindirá de otras
condiciones del vaso tales como el ancho.