Parar en Seco : William Ospina

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H EC H O S/I D EA S

WILLIAM OSPINA

Parar en seco*

En nada se conoce tanto el brío de un potro


como en la capacidad de parar en seco.

Montaigne, Ensayos

El gran malestar

C
uando en el mes de marzo de 2016 los diarios mostraron
que se había blanqueado la barrera coralina de Australia,
muchos en el mundo tuvimos la sensación de que la hora
definitiva estaba llegando.
Largo tiempo se creyó que el fin del mundo sería un solo

Revista Casa de las Américas No. 290 enero-marzo/2018 pp. 5-20


evento catastrófico, una suerte de espectáculo cósmico como
los que evoca Rafael Argullol en su admirable libro El fin del
mundo como obra de arte. Lo que estamos empezando a ver
más bien podría designarse como el Gran Malestar.
No carecerá de catástrofes: las erupciones volcánicas desde
Islandia hasta Indonesia, el continente de plástico del Pacífico,
la desaparición de los hielos del Ártico, el peligro alarmante del
derretimiento del permafrost de Siberia, que guarda frágilmente
los mayores depósitos de metano del mundo, la muerte masiva
de especies, como lo que se ha dado en llamar recientemente el
Apocalipsis de las abejas, pero el actual calentamiento global,
* Este texto apareció originalmente
una evidencia cuyos diagramas nos alarman día a día en internet,
como libro publicado en Barcelona puede no consistir en un mero aumento de temperaturas, sino en un
por Navona Editorial en 2017. progresivo enrarecimiento de las condiciones de vida en el mundo.

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Lo sentimos con el clima, con veranos e raleza podría dar lugar a una súbita mutación
inviernos cada vez más alterados, con el des- que vuelva a hacer de nosotros la más frágil
plazamiento de los mapas vegetales, con la de las especies. Y ello habrá ocurrido, asom-
modificación de los nichos de las especies de brosamente, gracias a nuestro talento, nuestro
plantas y de insectos, con el extravío de bandadas saber y nuestra insuperable soberbia, que todo
y cardúmenes, con la mutación de los virus y la lo quiere subordinar a intereses que ni siquiera
amenaza creciente de las pandemias. son los de nuestra especie, sino solo de lo peor
Un planeta que durante milenios ha sido el que hay en ella.
escenario más propicio para la vida, para nuestra Es probable que ya sea tarde para prevenir
forma de vida, podría trasfigurarse ante nuestros muchos males; es probable que solo hayamos
ojos en una morada inhóspita, de sol calcinan- empezado a advertirlas cuando buena parte de
te, de aire tóxico, de agua impotable, de pieles las alteraciones ya estaban en marcha. No es
irritadas, de complicaciones respiratorias, donde fácil decir cuándo comenzó el ser humano a ser
los tejidos enloquezcan, los sentidos se alteren conciente de sus propios maleficios. Cuando
y los gérmenes escapen a todo control. Isaac Asimov y Frederik Pohl escribieron alar-
Alcanzada, como lo hemos logrado hasta ahora, mados su libro La ira de la tierra, ya todo estaba
la era de mayor seguridad en el transporte aéreo, seriamente alterado. Cuando en 1959 Aldous
con máquinas casi perfectas que alcanzan su Huxley lanzó sus tremendas advertencias en las
destino con una precisión asombrosa, corremos conferencias de Santa Bárbara, California, a
el riesgo de que el aire, todavía apacible salvo las que llamó La situación humana, ya muchos
en ligeras zonas de turbulencia, se llene de males estaban declarados. Cuando Humboldt, a
peligros imprevisibles. No queremos barreras mediados del siglo xix describió la tierra como
de hielos súbitos, granizos intempestivos, tur- un organismo viviente, en el que todo depende
bulencias que podrían convertir la atmósfera de todo, en el que no hay movimiento que no
en rizos más indóciles que las olas de Australia. tenga su réplica ni fenómeno que no aliente su
Ya los médicos advierten que la dádiva de contrario, ya estábamos advertidos de que toda
los antibióticos, que hace medio siglo nos con- alteración del equilibrio forzosamente producirá
vencieron de que habíamos triunfado sobre las consecuencias.
infecciones, no solo podría revertirse, sino dar El planeta sabe equilibrar sus fuerzas, pero
pie a una generación de bacterias y de virus
estaríamos locos si pensáramos que lo hará
reforzados. Es natural que sea así, porque la
vida tiene el deber de luchar y de defenderse en en beneficio de alguna especie en particular, y
todos los organismos y en todas las especies. Si menos de aquella que está alterando todo de un
los gérmenes son un peligro para nosotros, no modo destructivo. La condición única de la vida
debemos olvidar que nosotros somos un peligro es el equilibrio original, toda alteración arbitraria
para los gérmenes, y que ellos tal vez sepan y sobre todo excesiva despertará fuerzas que no
protegerse mejor. pueden sernos propicias: el mundo se equilibrará
La era de la dominación estúpida y carente sacrificándonos. Para el planeta es indiferente si
de escrúpulos de los humanos sobre la natu- el aire está lleno de oxígeno o de carbono, eso

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no preocupa a los elementos. Si la tierra se con- y de rendimiento, al contrariar ese espíritu apa-
virtiera en un nicho rojo de selvas tóxicas, o en rentemente práctico, parece regodearse apenas
el desierto que anunciaba Nietzsche, la tierra lo en la contemplación, y a los ojos de los gerentes
aceptará como su nueva realidad, exactamente de lo útil roza los vértigos del misticismo y de la
al modo como la barrera de arrecifes coralinos superstición. El gran Leviatán solo respeta a la
de Australia se está convirtiendo ante nuestras ciencia cuando esta le sirve como instrumento
cámaras en una muralla blanca de corales muer- para sus designios: cuando el conocimiento
tos donde las algas ya no encontrarán sustento contraría al poder, no solo corre el riesgo de ser
ni exhalarán oxígeno a la atmósfera. negado sino que acabará siendo calumniado por
El calentamiento global en este caso no es la propaganda industrial.
otra cosa que una fiebre planetaria, pero toda Cristo dijo en su tiempo que había que dar al
fiebre es el síntoma de una enfermedad que en César lo que es del César y a Dios lo que es de
este caso puede minar, no apenas la salud de Dios. Lo singular de esta época es que ahora el
unas especies, sino la totalidad de la vida. Para César quiere lo que es de Dios, y ha llegado el mo-
entender esto es necesario comprender que, mento de gritar que no podemos aceptar ese trato.
como lo sintió Humboldt, hay un continuum de
la vida planetaria. Se ofrece ante nuestros ojos La criatura sin límites
bajo la apariencia de seres individuales, de espe-
cies perfectamente diferenciadas, pero sin duda Los poderes del mundo han sido hábiles en apro-
unas especies son complementarias de otras, toda piarse de la riqueza planetaria: de las tierras, la
selva es un diálogo de fuerzas, formas, sustan- industria, los capitales, los depósitos de la banca,
cias, ritmos y metabolismos, y por eso cuando el conocimiento, la información, el espectáculo.
nos dicen que un ecosistema solo está completo Han construido un mundo en el que se encargan
si hay felinos en él, nos están señalando que un de nuestra comodidad a través de la industria, de
tigre, un jaguar o una pantera no son criaturas nuestra diversión a través de una deslumbrante
particulares sino la manifestación de la salud de provisión de espectáculos, de nuestra educación
un sistema viviente. Parecen seres aislados, pero a través del refinado negocio de la pedagogía, de
son partes significativas de un todo, y a lo mejor nuestra obediencia mediante los mecanismos
la muerte de los jaguares puede comenzar con pavlovianos de la publicidad, y de nuestra volun-
el palidecer de ciertas flores, el debilitamiento tad gracias a la eficacia ineluctable de los medios
de ciertas piedras, el enrarecimiento de ciertas de comunicación. Pero ¿qué es su fuerza sino
algas o el silenciarse de ciertos cantos de aves. nuestra debilidad, qué es su poder sino nuestra
Una mirada meramente utilitaria sobre la na- docilidad, qué es su triunfo sino nuestro fracaso?
turaleza, que no sea capaz de ver lo que la poesía Durante siglos la humanidad se ha engañado en
vio siempre en ella, no solo es incapaz de advertir ingenuas luchas políticas por el poder, cuando lo
esa interdependencia: tiene la determinación de único razonable sería, no una lucha por el poder, sino
no advertirla. Porque una mirada amplia y huma- una lucha para negar el poder o para transformar el
na, al oponerse a los esquemas de rentabilidad poder en otra cosa. Si esos grandes poderes lo son es

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porque tienen a quién proveer, a quién imponer A ese apetito prometeico que nos hace querer
normas, a quién dar órdenes, a quién halagar y ser más veloces, más poderosos, más ricos, más
adular. Su imponencia no es más que el otro nombre diestros y más seguros, a esa competitividad
de nuestra renuncia, y a lo mejor es un error luchar extrema que es una causa poderosa de odios y
contra ellos. A estas alturas de la historia cada vez de guerras, a esa voluntad de dominio que nos ha
es más evidente que lo que hay que hacer contra convertido en la especie hegemónica a la que todo
ellos hay que hacerlo en nosotros. está subordinado, si bien le debemos muchas
La ingeniosa humanidad produjo durante cosas magníficas que hay en nuestras sociedades,
milenios toda suerte de inventos magníficos los refinamientos de la industria, los milagros de
para hacer la vida más grata, más cómoda, más la técnica, los deleites de la modernidad, le de-
refinada y más bella. Nadie puede tener ninguna bemos también la reciente irrupción de grandes
objeción contra el arte humano que produjo el e inquietantes hechos planetarios que en menos
paraguas y la silla plegable, el cepillo de dientes de dos siglos han alterado el equilibrio natural,
y el jabón perfumado de flores, contra la sabia han producido daños crecientes que destruyen
gastronomía que supo combinar la utilidad y especies enteras y han puesto en peligro no solo
el deleite, contra el conocimiento que unido una civilización varias veces milenaria, sino la
al ingenio y al buen gusto nos dio almohadas aventura misma de la vida en la tierra.
y toallas, inodoros y duchas, la diversidad de Alguien declaró que «los verdaderos antiguos
nuestros hogares y los calidoscopios de nuestra somos nosotros y no los hombres del Génesis o
indumentaria, poleas y ruedas, la posibilidad de de Homero». Un extraterrestre inventado por
calor en la helada y de aire fresco en la canícula. Voltaire, Micromegas, se quejó de que en su
También sería ingrato quejarnos del comercio planeta la vida duraba «apenas treinta mil años,
que unió las caravanas del norte de África con período, ay, comparable a un instante». Así nos
la ruta de la seda, al que convirtieron en arte los hizo entender por qué todos morimos con la
marinos fenicios y que ha estado con nuestra sensación de que la vida fue muy breve.
especie desde el día siguiente del entierro de La capacidad de aprender que nos caracteri-
Abel. Pero el humano es el aprendiz de brujo: za, y que es la más terrible de nuestras virtudes,
siempre corre el riesgo de que las descomunales esa sed de novedades, esa gracia de invención, esa
fuerzas que despierta se vuelvan contra él. No solo curiosidad en la que se funda la novelería de
porque, como sostiene Virilio, cada invento trae los medios de información y de comunicación,
aparejado su accidente, de modo que al inventar esa pugnacidad que alientan los ejércitos, esa
la navegación surgió la posibilidad del naufragio, competitividad que evidencian los deportes y
al inventar el coche la posibilidad del crash y al los concursos, esa agresividad que parece la ley
inventar las máquinas voladoras la posibilidad del de la historia, esa avidez de juego, de amor, de
siniestro aéreo, sino por el hecho de que somos velocidad, de triunfo, de riesgo, de delirio, tal vez
la única especie natural que no está controlada solo indican que la nuestra es una especie joven,
por el instinto, es rebelde a los límites, y siempre y que tenía razón Aldous Huxley cuando afirmó
quiere más. que el ser humano es un cachorro.

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Hasta hace dos siglos nos movíamos aún al que a partir de cierto momento el ser humano
ritmo de los elementos, a la velocidad del caballo comenzó a gastar más energía de la que era capaz
y del viento, y se puede decir que cada indivi- de producir con su cuerpo, y ello debió de ser
duo no consumía más energía que la que podía visto por la cultura como uno de los triunfos de la
desplegar gracias a su alimentación, o la que le civilización, aunque era el inadvertido comienzo
brindaban algunas conquistas milenarias como de nuestros mayores peligros.
la doma de animales, la navegación y la rueda. Ya se sabe que desde los orígenes hubo quien
Hijos del sol y el agua, gracias a la vida obtu- pudo beneficiarse no solo del trabajo propio sino
vimos también el beneficio del fuego, pues solo de la fuerza de los animales y del esfuerzo del
es combustible lo que estuvo vivo, pero nuestro prójimo. Pero tener, gracias a nuevas fuentes de
ritmo era desde temprano el de las velas de Odi- energía, una fuerza mayor que la de nuestros
seo, el de los pasos de Dante y de Virgilio, el de brazos, la posibilidad de desplazarnos más con
las herraduras de Bucéfalo y de Rocinante, que menos fatiga, la posibilidad de tener más luz que
acompasaron el descubrimiento del globo, de la la que nos daba el sol, de alargar las jornadas,
terza rima y de la narración. de obtener productos excedentes, sirvió más que
La humanidad conoció durante mucho tiempo cualquier otra cosa para convertir a la especie
lo que llamaba Paul Valéry, hablando de Goethe, humana en la beneficiaria principal de los dones
el arte de las lentas maduraciones. El mundo no del mundo.
solo era ancho y ajeno, viajar a pie era recorrerlo Primero el talento para suscitar el fuego, luego
realmente, permitir que ir viviendo las distancias el arte de dominar y dirigir los elementos, y el
nos madurara para ver las cosas. Tal vez lo más poder de explotar la energía animal y de someter
hermoso de los relatos de la antigüedad es el por la guerra la energía de los congéneres ya
modo como todo había que merecerlo por el nos habían dado un poder particular y habían
esfuerzo, al vellocino de oro no se podía llegar bosquejado el modelo de nuestra dominación
en unas horas, la Odisea habría sido trivial re- planetaria, pero fue la obtención de poderosas
gresando en un chárter a Ítaca. Claro que nuestra fuerzas nuevas debidas a los combustibles fósi-
ansiedad anhelaba el encuentro inmediato, pero les, a la electricidad y al diseño de máquinas lo
nadie hallaría una grandeza mitológica en la que disparó de repente nuestro poder de trans-
perseverancia de Ulises si no hubiera tenido que formar el universo natural hasta hacerlo casi
vencer tantos escollos, y si los veinte años tras- irreconocible, lo que potenció nuestra capacidad
curridos desde su partida no le hubieran dado a transformadora hasta chocar de repente con lo
esa historia toda la hermosa y trágica dimensión inesperado, con la no prevista revelación de que
de la ausencia. nuestra virtud tiene sus límites.
Sería interesante saber cuándo empezó la
edad de la aceleración. Es muy probable que El poder de los mitos
haya influido en ella un cambio de dieta, y sobre
todo la producción de azúcares, que inició una Hace siglo y medio Nietzsche pronunció una
alteración de nuestro metabolismo. Lo cierto es sentencia que se fue haciendo cada vez más

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angustiosa: «Perecerás por tus virtudes». Nuestras principal, a pedir solamente «el pan de cada
virtudes son innumerables, y si uno de los oficios día». Recomienda amar a los enemigos, dar al
de la filosofía fue descubrirlas y enumerarlas, asaltante lo que olvidó llevarse, ofrecer la otra
su celebración y su estímulo se volvieron con el mejilla al que nos golpea. Quiere verse refleja-
tiempo el principal señuelo de la publicidad. Pero do solo en los más pobres, en los más humildes,
es importante advertir que desde el comienzo en los más desdichados; busca los enfermos,
hubo en la historia humana de Oriente y de prefiere los marginales, acepta la amistad de
Occidente, del norte y del sur, héroes y doc- los mendigos y las prostitutas, recomienda la
trinas que se aplicaron con ardor a contrariar humildad, aconseja la humillación, anuncia
esas virtudes. que los últimos serán los primeros, abraza a los
Hacia el siglo v antes de nuestra era surgie- leprosos, libera a los poseídos, escoge entre sus
ron la prédica de Buda en la India y la de Dió- discípulos a un traidor venal que lo ayudará a
genes de Sínope en la Magna Grecia. Ambos cumplir su misión, y en el último instante ofre-
configuraban una doctrina de la renuncia. Buda, ce a un ladrón un lugar a su lado en el Paraíso.
criado entre lujos y protegido de los males del No es extraño que su doctrina haya producido
mundo, descubre un día que existen la enfer- en el mundo desarrollos extremos, como los del
medad, la vejez y la muerte, y esas tres noticias elocuente poeta Almafuerte, quien predica como
lo hacen convertirse en un asceta, para buscar virtud el fracaso:
por la vía de escapar a la rueda de los deseos,
la liberación y la felicidad de diluirse en el Yo veneré, genial de servilismo,
todo. Diógenes, inducido por una respuesta del en aquel que por fin cayó del todo,
oráculo a falsificar moneda, y reducido por ello la cruz irredimible de su lodo,
a prisión, opta por renunciar a toda posesión la noche inalumbrable de su abismo.
y vivir en la sabiduría y la pobreza, cobrando
apenas una limosna a sus conciudadanos a Quien vindica el destino de los parias:
cambio del beneficio mortificante de decirles
siempre la verdad. Yo desprecié al feliz, al potentado,
Esos dos sabios de Oriente y de Occidente al honesto, al armónico y al fuerte,
prepararon el nacimiento de Jesús, que lleva- porque sentí que les tocó la suerte,
ría la doctrina hasta sus consecuencias más como a cualquier tahúr afortunado.
paradójicas. Se diría que Jesús nació para
contrariar todas las tendencias espontáneas del Y también intenta una rebelión contra las
ser humano. Ante los que exaltan la virtud del normas:
trabajo, declara: «Mirad los lirios del campo
y las aves del cielo, que no trabajan ni hilan, y Yo derramé, con delicadas artes
ni Salomón con toda su pompa vistió como sobre cada reptil una caricia,
ellos». A quienes aprecian el atesoramiento no creí necesaria la justicia
y la acumulación les enseña, en su oración cuando reina el dolor por todas partes.

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Los que más han estudiado a Cristo en nuestro que suprimió el panteón griego y que se exaltó
tiempo coinciden en que quien mejor lo enten- en la figura mítica a cuya sombra nacerían y se
dió fue uno de los anónimos soldados que lo fortalecerían la edad de la razón, el triunfo de la
arrestaron en el huerto, y que le comentó a humana sobre las otras especies, el primado del
su compañero: «Nadie ha hablado como este espíritu sobre la materia, y la peligrosa entroni-
hombre». zación del hombre como imagen y semejanza
Con todo, creo que Cristo, Diógenes y Buda, de la divinidad.
en sus más bellas manifestaciones, serán todavía Hölderlin no veía eso como un error sino como
personajes claves del futuro, porque el mundo una conmovedora tragedia. Hasta el nacimiento de
está como nunca en manos de la opulencia la ciencia griega, el mundo había estado protegido
insensible, de una idea del triunfo desalmada por un denso velo de sacralidad: la naturaleza era
y perversa, y de una legalidad infame, que es divina y no podía ser profanada por los experi-
capaz de justificar que el uno por ciento de la mentos de la curiosidad o de la sed de saber. Pero
población del planeta sea dueño de la mitad de una vez alcanzado el estatuto de la geometría, una
la riqueza, que castiga al pobre que se roba el vez entrevista la tentadora aventura del conoci-
pan pero bendice a los bancos que arrebatan miento científico, que acaso podría develarnos
a las gentes sus casas, que se ensaña con las todos los secretos, las leyes y las posibilidades
infracciones mínimas de los desposeídos pero de la naturaleza, el insaciable espíritu humano no
autoriza las guerras de despojo y la voracidad de estaba en condiciones de renunciar a esa tentadora
las corporaciones, que hipócritamente castiga al manzana.
torpe que maltrata a un animal pero permite en la Cinco siglos pasaron desde el momento en que
penumbra de los laboratorios la alteración irre- Platón interrogó en sus diálogos todo el saber de
parable del patrimonio genético de las especies. su época, y en que la aventura de la razón griega
El siglo xx fue el siglo de Hegel, de la idea formuló su proyecto, y un debate profundo con-
bienintencionada de que la tarea del espíritu era mocionó el inmenso mundo sobre el que Grecia
tomarse el Estado y transformarlo lentamente ejercía su influencia espiritual. Ese debate se
en convivencia humana, destruyendo a aque- había hecho más intenso a partir de la aventura
llos sectores que tiranizaban o desviaban de de Alejandro, ante quien, como dice la Biblia
sus fines a la humanidad. Pero un compañero en el Libro de los Macabeos, «la tierra se llenó
de estudios de Hegel, Friedrich Hölderlin, que de silencio».
había discutido con él tarde a tarde durante toda Auerbach ha dicho que los silencios de la Bi-
la adolescencia y comprendía la magnitud del blia no son vacíos, sino que son silencios donde
error, escribió en su hermosa novela Hiperión ocurren cosas, y que están llenos de secretas
la sentencia definitiva sobre el tema: «Siempre maduraciones. En ese vasto silencio posterior a la
que el hombre ha querido hacer del Estado su aventura aristotélica de Alejandro construyendo
cielo, se ha construido su infierno». un gran imperio de todo el mundo conocido, la
Hölderlin comprendió por qué Cristo se había doctrina platónica del doble mundo pasó de mente
convertido en el Dios de Occidente, en el dios en mente, de boca en boca y de siglo en siglo,

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desde los estrados de los eruditos de Alejandría cielo en cuerpo y alma, prometiendo volver para
y las sectas platónicas hasta los oscuros arrabales instaurar el reino milenario.
de las ciudades, desde las costas griegas hasta las Hasta un hombre tan minucioso y tan lúcido
costas sirias, y un día un ángel se apareció a una como Emmanuel Carrère, encarnación contem-
doncella hebrea para anunciarle que lo infinito poránea del agnosticismo francés, que ha inte-
iba a interpolarse en lo temporal, lo celeste en rrogado en su libro El reino todos los pasos de
lo terrenal y lo divino en lo humano, y que un la formación del mito en la escritura de Marcos
dios nacería en la tierra. y de Mateo, todos los episodios del nacimiento
Todas las arcillas del mito convergieron, no de la doctrina en las Cartas y los Hechos de los
tanto en Belén, donde nació la criatura en el Apóstoles, y en la terrible y fascinante figura
año cero de nuestra era, sino en toda la tierra de Saulo de Tarso, exaltador del pequeño culto
de Judea, de Siria, de Turquía, de Grecia y de en religión imperial, y todos los momentos de la
Roma, donde la memoria borrosa del predica- configuración estética y mágica de la leyenda,
dor Jesucristo, venerado y odiado con pasión en la novela de Lucas y en las tremendas fic-
por muchos hebreos de su tiempo y crucifi- ciones filosóficas de Juan evangelista o en las
cado por las autoridades romanas a instancias revelaciones de Patmos, se detiene ante Cristo,
del pueblo, fue reconstruida a lo largo de un a las puertas del escepticismo, casi convencido
par de siglos a partir de su ejecución, hasta de divinidad. Y el propio Fernando Vallejo, el
dejarlo convertido en el Dios de la nueva edad más indignado impugnador de los crímenes de la
del mundo. Iglesia, incapaz de creer en la divinidad de Cristo,
Durante veinte siglos los escépticos agotaron ha gastado sin embargo sus ojos interrogando el
los recursos de la razón para negar la divinidad e primer siglo de la era cristiana, tratando de ver
incluso la existencia histórica de Cristo, pero los el momento en que por primera vez el nombre
creyentes encontraron en todas esas negaciones de Cristo aparece en los manuscritos, esfor-
fuerza para argumentar su verdad y su fe. Porque zándose por examinar todos los argumentos,
los mitos no son refutables, y el de Cristo es el desde los evangelios canónicos hasta los apócri-
mito más firme de toda la historia de Occidente. fos, desde las cartas de Pedro y de Pablo hasta el
De aquel hombre dios, frágil y conmovedor, que polémico e inquietante argumento flaviano, para
predicaba en los desiertos y a la orilla de los la- poder juzgar aquella leyenda con todo el rigor de
gos, que multiplicaba los panes y los peces para la historia. Pero es que frente a estos temas solo
alimentar a sus auditorios absortos, que curó es útil la voz de la poesía, y fue precisamente
sin darse cuenta a una mujer solo porque ella un poeta francés, Charles Baudelaire, quien dijo
tocó su manto, que fue atormentado, asesinado que para reinar sobre veinte siglos de civilización
y sepultado, se extendió la fama de que había occidental, para haber llenado el mundo de cru-
resucitado a los ojos de los soldados que custo- zadas, de catedrales góticas y de sinfonías, para
diaban su tumba, de que se había aparecido a sus haber sido el dios indudable de una prolongada
discípulos y sus amigos en los días siguientes, y edad del mundo, Cristo tal vez no necesitó ni
que a la vista de todos ellos había ascendido al siquiera existir.

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La era cristiana paradójica doctrina de la renuncia, de la priva-
ción, de la austeridad, de la paz y de la extrema
Todo mito es una creación colectiva, pero la vigilancia de la soberbia humana, ya que era él,
principal característica del mito cristiano, como como expresión, diría Hegel, del espíritu univer-
bien lo advirtió Hölderlin, es que por primera vez sal, quien secretamente estaba permitiendo que la
en la historia el mito no nació solo de la revela- humanidad avanzara por el camino de Pitágoras
ción sino de la filosofía, y en su gestación en el y de Tales de Mileto.
seno oscuro de las muchedumbres convergieron En sus prédicas, Cristo se llama a sí mismo
a la vez los sueños solares de Akenaton, las «El hijo del hombre», y en esa fórmula tantas
revelaciones de Moisés y las profecías hebreas, veces repetida está formulado el secreto sin-
la doctrina platónica y sus variaciones por las gular de su divinidad: Cristo no es un dios a
aguas mediterráneas, y también la sombra de la manera de las divinidades griegas que lo
los tres imperios: el faraónico, el alejandrino y precedieron y que sin duda lo engendraron.
el romano, que le prepararon su futuro imperial. Con Cristo todo lo humano está accediendo
Gibbon ha dicho que la trinidad cristiana a la divinidad, con Cristo lo divino, que antes
condensa en realidad el triple origen nacional de estaba disperso en la naturaleza, en la acuosa
aquel mito: el monoteísmo egipcio llevado por turbulencia de Poseidón, en la fecundidad de
Moisés a Judea, la filosofía griega y la vocación Gea, en los bosques de Artemisa, en la carna-
de universalidad del imperio romano, y ha des- lidad de Afrodita, en las cóleras de Ares, en la
glosado ese origen histórico afirmando que en la forja de truenos de Zeus, en la armonía lumi-
Santísima Trinidad el Padre es hebreo, el Hijo es nosa de Apolo o en la orgiástica embriaguez
griego y el Espíritu Santo es romano. de Dionisos, esa divinidad antes dispersa en
Se diría que una oscura intuición de la espe- las infinitas fuerzas del mundo se repliega y se
cie avizoró el tremendo horizonte que la razón condensa en el espíritu.
ofrecía a la aventura humana, que por espejo y A partir de Cristo solo hubo divinidad en el
en enigma sintió que era necesario despejar el ca- espíritu, del que la mente humana era el nicho
mino para la aventura de la ciencia griega, cuyo terrestre, y se cumplió la inmensa desacraliza-
estatuto había sido establecido por la geometría ción de la naturaleza que alarmaría en su tiempo
de Euclides, y que entendiendo en sueños que era a Juliano, el emperador. Ello no podía conducir
preciso dar licencia al espíritu para emprender de inmediato a una instauración de la naturaleza
aquella inmensa tarea, hizo nacer el mito cris- como objeto de investigación y de conocimien-
tiano. Pero el genio oscuro de la naturaleza no to, aunque ya se había abonado el terreno con
podía dejar de advertir el peligro que conllevaba la aventura aristotélica de Alejandro, pero el
aquella empresa, porque algo le hizo exclamar hecho fundacional del mito cristiano se había
a Cristo: «¿De qué le servirá al hombre ganar el cumplido: la exaltación del hombre en medida
mundo si pierde su alma?». de todas las cosas.
Tal vez por eso Cristo, y con él todos los Ya vendría el tiempo en que Agustín procurara
anunciadores de su advenimiento, acuñaron esa agotar todas las posibilidades espirituales y aun

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intelectuales del mito; ya vendría el tiempo en lo que la historia nos revela es que la misión de
que Tomás de Aquino, creyendo argumentar de Cristo no se realizó en la cruz sino en la ausen-
un modo convincente los arcanos de la fe y la cia, que Cristo es el dios que se fue y que al irse
racionalidad de los dogmas, liberara a la razón dejó a los seres humanos solos con la historia.
de sus ataduras y abriera camino al naturalismo, Cantó que, sin embargo, en esa ausencia no hay
al Renacimiento y al triunfo de la razón como un abandono sino una promesa.
suprema conquista de la era cristiana. Es como si nos dijera: una vez que el espíritu
Muchos ven en la furia de la Iglesia contra la humano avizoró la posibilidad de explorarlo
visión de los infinitos mundos de Giordano Bruno, todo, de conocerlo todo, de transformarlo todo,
o en su represión contra el pensamiento de Galileo, la complexión prometeica de nuestra especie
una prueba de que el cristianismo no puede haber no estaba en condiciones de renunciar a esa
sido el fundamento del triunfo de la razón: pero la tentación: había que aceptar el desafío del
historia no procede a través de fuerzas unívocas genio tentador y morder la manzana. Y bien
sino de grandes vacilaciones y extravíos y cismas, ha dicho Oscar Wilde que la única manera de
y si primero el cristianismo echó mano del dogma escapar a la tentación es cayendo en ella.
y de la violencia para imponer su doctrina de la Hölderlin siente que el ser humano tenía que
fraternidad y del triunfo del espíritu, también sus explorar ese rumbo y que, de algún modo, Cris-
propios crímenes lo obligaban a encorvarse en el to es el camino que siguió para desacralizar el
remordimiento, y si Agustín quiso detenerlo en mundo y para divinizar solo el espíritu. Pero no
el espiritualismo, en el desprecio por la materia, lo hizo sin dejar abierta de un modo ciertamente
Tomás, como bellamente lo ha argumentado Ches- divino la posibilidad de revertir o al menos de
terton, mientras reconciliaba a esa religión con el detener ese proceso: anunció que su partida no
mundo y con el goce de vivir, gastó sus vigilias sería definitiva, que lo divino volvería al mundo,
sacando de su cabeza argumentos más sutiles y aunque todavía los poetas no han cantado cuál
abundantes que su propio cabello, para darle un será la forma de ese retorno.
fundamento racional a todo aquello para lo que Porque el retorno de Cristo todavía no tiene su
antes bastaba la fe. poema, y sería ingenuo pensar que va a consistir
Según las iglesias, el hecho central de la mi- en el descenso de un ser entre nubes luminosas
sión de Cristo fueron la redención, el misterio a impartir sobre nuestro siglo la justicia de hace
del Gólgota, la muerte de Cristo para redimir dos mil años. Ello equivaldría a afirmar que toda
a los hombres de sus pecados. Pero Hölderlin, la aventura cristiana fue una pausa vacía, y las
y a través de él la poesía de Occidente, procu- ausencias en el mito, para seguir una vez más
rando con audacia retornar al papel de la poe- a Auerbach, son silencios en los que ocurren
sía antigua como intérprete y modificadora del cosas. Una de las cosas que ocurrió es que ver-
mito, ha cantado que el de Cristo no es el mito daderamente el espíritu humano desarrolló las
de la redención sino el mito de la ausencia, que ciencias, no solo para penetrar en los secretos
su momento más significativo no es el Gólgota de la realidad, para descifrar las leyes, y para
sino la ascensión al cielo en cuerpo y alma, que acceder a los poderes de la divinidad.

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Occidente primero y el mundo entero des- La sociedad moderna supo aureolarse con
pués avanzaron gradualmente en el mito de la toda la elocuencia de la vieja tradición literaria,
divinidad del espíritu y en la desacralización con todo el refinamiento visual de la gran pin-
de la naturaleza. Solo gracias a esa misteriosa tura clásica, con toda la sublime perfección de
licencia el ser humano pudo aplicarse a la tarea la música, desde los oratorios medievales hasta
gradual y creciente de investigar el mundo, de las grandes misas de Bach, y desde las danzas
desentrañar sus leyes, de dominar sus claves se- campesinas hasta las sinfonías de Mahler.
cretas, de utilizar paso a paso esos conocimientos, ¿Cómo no creer en el progreso si donde termi-
transformando la realidad, asumiendo poderes naba Praxíteles empezaba Miguel Ángel, si don-
cada vez mayores, hasta sentirse en condiciones de termina Paolo Ucello comienza Leonardo, si
de intervenir en los arcanos de la realidad, penetrar Londres fue la nueva Roma y París fue la nueva
en los abismos del átomo y de la célula, descifrar el Atenas, si después de los silos medievales y de
código genético, alcanzar los últimos engranajes del El jardín de las delicias del Bosco vinieron las
mundo físico, descodificar el lenguaje matemático grandes factorías y el jardín de delicias de los
del universo y llegar al momento en que ya está en impresionistas, si después de las conquistas del
condiciones de modificar el texto de la naturaleza, de realismo de Courbet y de los virtuosismos de
cambiar la letra del mundo, de alterar las leyes de la Delacroix la fotografía nos permitió reproducir
vida y hasta de destruir el cuerpo humano, obrando la realidad hasta el menor detalle, si después de
sobre su tejido íntimo mutaciones impredecibles. los globos de Montgolfier llegaron los aeropla-
nos y, sin dejar atrás el viejo teatro recursivo
La religión del progreso y elocuente, el cinematógrafo llenó de rostros
gigantes el firmamento y nos hizo ver hechos
Mientras la aventura del conocimiento vivía su realidad los sueños más inconcebibles? Pero la
fase inicial de libertad y de asombrosos descubri- belle époque, el gran momento de esplendor de
mientos, la humanidad pudo sentir la embriaguez la cultura europea, dio paso inesperadamente a la
de su propio talento, y en su entusiasmo ilimitado Primera Guerra Mundial.
acuñó desde finales de la Edad Media europea, y Si la Primera Guerra Mundial acabó con la fe en
sobre todo a partir del Renacimiento, la leyenda el progreso, la Segunda Guerra Mundial simple-
del progreso como motor de la historia. mente acabó con la fe. La explosión de las bombas
El progreso fue la santa religión de los eruditos atómicas, el epílogo de aquel infierno, destruyó
y de los comerciantes, de los filósofos y de los la esperanza de unas generaciones, y la literatura
poetas, de los científicos y de los gobernantes. europea de los años cincuenta, anclada en el ni-
Las fuerzas del progreso nos llevaron de la Ilus- hilismo y en lo que llamaron el existencialismo,
tración a la Revolución, del Siglo de las Luces a ya solo supo ver lo absurdo de la existencia, las
la Revolución Industrial, de la era de las revolu- inconsecuencias de la historia, el fin de la magia
ciones a la belle époque, de los gritos de libertad, del mundo, la sordidez de la aventura humana, el
igualdad y fraternidad al poderío kafkiano de las viaje al final de la noche, la hora veinticinco, la
grandes corporaciones. caída, la náusea y el túnel.

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La siguiente generación se levantó de las millones de dioses de la amapola, del cáñamo,
cenizas e intentó creer otra vez en la vida. La del cornezuelo del centeno y de la Amanita
industria alemana dejó de hacer tanques de muscaria, salir, como Whitman, a abrazar a esa
guerra y volvió a hacer automóviles y máquinas diosa pagana, la naturaleza.
industriales. Los campos de Francia volvieron La tercera, un poco más serena y más tardía,
a cultivar sus uvas y a hacer su burdeos y su fue la ecología, que intentó moderar los excesos
borgoña. Volvieron a abrirse los museos y de la sociedad industrial, cuando retomaba el
volvieron a sonar las campanas de las iglesias control de la realidad con nuevos recursos y con
que no habían sido bombardeadas. Las sogas inusitada energía, que advirtió los peligros de
parecían haber hecho el trabajo final de castigo una industria que saqueaba la naturaleza y que
de los monstruos, las naciones distintas se es- amenazaba el equilibrio natural en un proyecto
condían tras sus cortinas de acero y de bambú. que a largo plazo ni siquiera era sostenible.
El presente era un par de arsenales nucleares de Aunque no cambiaba su horizonte filosófico, y
dimensiones estrambóticas, capaces de hacer seguía preso de la idea de facilitar un desarrollo
volar el mundo miles de veces, y la historia pareció sostenible dentro de las pautas de la sociedad
recobrar su rostro humano y volver a la abnega- industrial, el ecologismo fue el único que al-
ción y a los sueños, pero una herida muy profunda canzó a vislumbrar el Leviatán que se nutría a
estaba oculta en el corazón de la especie, y solo la sombra del todopoder de las corporaciones,
tres aventuras nuevas intentaron despertar en los y la pesadilla teratológica que en pocas décadas
seres humanos la esperanza de una renovación pondría al planeta al borde de un desenlace casi
de la historia. sobrenatural.
La primera, nutrida por la ciencia ficción, Aunque fuera a la sombra de los arsenales
fueron los viajes al espacio exterior. En 1969, la nucleares, el gran capital tenía que continuar
llegada a la Luna pareció inaugurar una época en su proyecto. Pero la verdad es que los grandes
que una humanidad, unida por renovados sueños poderes políticos habían llegado a un acuerdo: el
colectivos, salía como Dante a mirar de nuevo futuro del mundo eran el proyecto industrial, la
las estrellas. La segunda fue la gran deserción, expansión del mercado, la revolución tecnológi-
el hippismo, en el que una nueva generación, ca, la revolución del transporte, la gran sinfonía
harta y desconfiada de los poderes que habían publicitaria, la religión de las marcas y la gran
hecho la guerra, de los modelos mentales que revolución cibernética que puso ordenadores en
la habían desencadenado y del estilo de vida todas las manos, que construyó la gran red pla-
que la había hecho posible quiso abandonar la netaria, que aceleró la globalización de la vida,
sociedad industrial, el consumo, «mirar los lirios que llevó los dones de la telefonía celular hasta el
del campo y las aves del cielo que ni trabajan ni extremo de convertir cada organismo humano
hilan, y ni Salomón, con toda su pompa, vistió en una terminal permanente de la industria,
como ellos», pedir solo «el pan de cada día», del espectáculo y de la información.
practicar el amor libre, oficiar en los altares de Es verdad que los poderes tuvieron que hacer
Buda el renunciador, de Cristo el amador, y de los un esfuerzo asombroso por inventar, sobre la era

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del pesimismo, una improvisada religión de la de imponerles algún límite? ¿Quién calibra y
felicidad por el consumo, de la satisfacción valora sus consecuencias? Todo parece indicar
por la comunicación incesante, de la excita- que, en el ámbito de la sociedad moderna, no
ción por la ultrainformación, por la difusión puede haber límites para el conocimiento, lo
permanente de la telaraña de las desgracias que es comprensible, y no parece haber límites
planetarias, y una provisión de espectáculos para la acción, si se está bajo la protección de
cada vez más seductores. los poderes adecuados.
No es la realidad, no es la vida, pero es su más Pero los poderes del mundo se han ido
admirable y refinada simulación, su más exquisi- haciendo cada vez más autónomos, las demo-
to fantasma. Y no cabe duda de que la humanidad cracias planetarias, que son el último refugio
podría permanecer para siempre absorta en la hasta ahora de la voluntad colectiva, cada vez
magia de esas pantallas, en el asombro de esos obran más en función de intereses particulares,
efectos especiales, en la quietud de esos chats y el más particular de esos intereses es el del
insignificantes pero excitantes, en esa inminencia gran rendimiento.
del paraíso que es la sociedad tecnológica, ese Ya no es necesario demostrar que los poderes
umbral electrizado donde todo lo que deseamos políticos están subordinados a los grandes pode-
aparece al mero contacto de la yema con la pan- res industriales, al lobby de las corporaciones;
talla táctil, donde nadie está lejos, donde aparen- que los medios de comunicación, que hasta ayer
temente no existen la ausencia, ni la soledad, ni nada más encarnaban la esperanza de ser la voz
la incomunicación, ni el tedio, y donde podemos de la opinión pública, cada vez callan más frente
pasar de la teología al sexo, de la atrocidad a la a poderes que a menudo son sus dueños enormes
mística, de la naturaleza más inmaculada a la rea- e invisibles; que la voluntad de la especie, que
lidad virtual más sórdida con solo apretar una se expresó alguna vez en leyes, que se configuró
tecla. Podríamos permanecer para siempre en alguna vez en Estados, que se manifestó alguna
ese limbo de deleites que no nos satisfacen pero vez en instituciones académicas, ha ido siendo
que nos llevan enseguida a nuevas posibilidades, desplazada imperceptiblemente por el avance
en algo que no es la vida pero que es el vértigo inexorable de los grandes poderes planetarios
y el deslumbramiento, y que como el cigarrillo, aplicados a la única lógica del crecimiento, de la
al decir de Oscar Wilde, tiene la elegancia de acumulación, de la apropiación ostentosa del
dejarnos siempre insatisfechos. mundo, de sus esferas concéntricas de aire, de agua,
Ahora bien, cada vez es más evidente que de tierra, de magma y de fuego, y ya tienden sus
las fuerzas aplicadas a hacer todo esto, y las tentáculos hacia los cielos cristalinos.
instancias que están en condiciones de aplicar Y, sobre todo, ya no es necesario agotarse en
esos cambios, hace tiempo no están sujetas a argumentos para demostrar que todo ese poder
otra restricción que obtener los recursos para acumulado y voraz que acapara la tierra y el aire,
desarrollar sus investigaciones y obrar sus mu- el agua y el subsuelo, no solo lo hace cada vez
taciones. ¿Ante quién responden? ¿Quién auto- menos para beneficio de la humanidad, sino
riza sus acciones? ¿Quién está en condiciones que está destruyendo eficazmente con nuestra

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incesante complicidad el viejo universo de La madre tierra
los dioses, envenenando los manantiales, de-
gradando las aguas, contaminando los suelos, Cuando a comienzos del siglo xix tres adoles-
cercando de basura las ciudades, cubriendo centes románticos redactaron en el seminario de
de desechos no biodegradables los océanos, Tubinga el más antiguo programa sistemático del
y produciendo una alteración del clima pla- idealismo alemán, propusieron, con una sabidu-
netario que a esta hora de la historia ya ha ría y una sensibilidad que serán cada vez más
derretido el Ártico, ha borrado los glaciares visibles, que la humanidad necesita con urgen-
de los polos y de las cumbres, ha modificado cia mitos nuevos. Esos jóvenes eran la primera
el ritmo de las estaciones, ha alterado los ma- generación de los hijos de Kant y sabían que,
pas de la vegetación y está a punto de hacer después de laboriosos siglos de exploración del
estallar, con el derretimiento del permafost de mundo y de conquistas de la razón, ya no sería
Siberia, los enormes tanques de metano que posible para la humanidad volver a los mitos
podrían desencadenar un calentamiento aún caprichosos de una edad más ingenua: los dioses
más acelerado e impredecible. en que ahora debíamos creer no podían ofender
Esos mismos poderes que envenenan la a la inteligencia.
atmósfera, y que destruyen el antiguo tesoro Ese había sido el fruto de veinte siglos de
gastronómico de las culturas arrojando en triunfo del espíritu: ahora necesitábamos «mitos
nuestro plato los improvisados engendros de que no repugnen a la razón, e ideas razonables que
la experimentación genética, el plato de orugas no se riñan con el sentido estético de la reali-
sin nombre de los últimos días, no solo propi- dad». Añadieron que eran precisos «mitos que
cian con el cambio climático la mutación de hagan sensibles a los sabios y razonables a los
los microbios y la amenaza de las pandemias, pueblos», y aquellos jóvenes, Hegel, Schelling y
sino que han remplazado la vieja sabiduría de Hölderlin, se aplicaron a la búsqueda del remedio
la medicina preventiva que se basaba en la por caminos distintos. Tal vez el ejemplo más fiel
alimentación, en la higiene, en la vigilancia y de aquella búsqueda sea el poema «Al éter», de
en la atención oportuna y sabia de médicos que Hölderlin, que nos hace sentir el carácter divino
nos miraban como seres íntegros y como seres del aire sin renunciar a mostrarlo como un ele-
humanos, por una parafernalia de máquinas y mento, y que es a la vez pensamiento, emoción,
de soluciones químicas y quirúrgicas que nos fantasía, canto y plegaria, como lo sería después
dejan cada vez más desvalidos en manos de el «Poema del cuarto elemento», donde Jorge
profesionales cada vez más arrogantes, ellos Luis Borges discurre sobre el agua, pasando
mismos arrojados de la vieja sabiduría médica de la mitología a la historia, de la literatura a la
delicada y humana a los arrabales de la prole- experiencia cotidiana, de la reflexión filosófica
tarización y del trabajo a destajo, que tienen a la fantasía y del canto a la conmovida oración.
forzosamente que despojarse de su humanidad Recientemente los pueblos de la América La-
si quieren sobrevivir en la región de las má- tina, a los que siempre se les impuso el deber de
quinas y de su mirada de hielo. nombrar a Dios en sus constituciones políticas,

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han optado por incluir en sus textos constitucio- que ese era el patíbulo donde había sido sacrifi-
nales el carácter sagrado de la tierra nutricia y cado un hombre muy bueno. En esa sola imagen
las virtudes civilizatorias de la austeridad y del está resumido todo el debate moderno sobre la
respeto por el mundo, y no tardó el racionalismo civilización y la barbarie. Como dijo Montaigne,
en descalificar esas propuestas como supersti- tendemos a llamar bárbaro a lo que piensan los
ciones. Pero cada vez es más evidente que, si otros, aunque resulte mucho más sensato.
queremos sobrevivir, serán el sol y el viento los Hay quien ha dicho que no se puede hablar de
principales proveedores de nuestra energía, que la tierra como de una madre, porque la tierra no
del sol, del que ya brotó nuestra vida, brotarán solo nutre y protege sino que también puede ser
como de un surtidor nuestros sueños y nuestros una potencia destructiva y llena de catástrofes.
inventos futuros, y que si Spinoza pudo sugerir Pero las mitologías siempre supieron ver esa
que el universo es uno de los nombres de Dios, complejidad de los símbolos que les cuesta tanto
no será tan insensato ver en el sol y en la tierra ver a los ingenuos racionalistas.
nuestras divinidades. En esa medida, uno de los En uno de sus bellos poemas a la Virgen Ma-
más hondos textos religiosos está en aquellos ría, Chesterton ve pasar la luna por el cielo y no
versos de Whitman: deja de percibir sus hondas proyecciones fan-
tásticas: «La oscura Diana de las grutas –dice–
Yo creo que una hoja de hierba no es menos cuyo nombre en el infierno es Hécate». Pero es
/ que el camino recorrido por las estrellas, la lectura de Sigmund Freud lo que mejor nos
Y que la hormiga es perfecta, y que también ayudará a entender por qué sí podemos ver a la
/ o son el grano de arena y el huevo del tierra como a una madre.
/ zorzal, No es que la naturaleza no sea destructiva. En
Y que la rana es una obra maestra, digna de ella están por igual Brahma, el creador, Vishnú,
/ las más altas, el protector, y Shiva, el gran destructor. Amarla
Y que la zarzamora podría adornar los salones no supone solo intimar con ella sino también
/ del cielo, respetarla, temerla, interrogarla sin fin. Pero lo
Y que la menor articulación de mi mano puede que nos ha mostrado la instructiva experiencia de
/ humillar a todas las máquinas, nuestra hegemonía es que los niveles de destruc-
Y que la vaca que pace con la cabeza baja ción de la naturaleza pueden ser mucho mayores
/ supera a todas las estatuas, si alteramos su equilibrio sin prudencia y sin es-
Y que un ratón es un milagro suficiente para crúpulos. Siempre habrá un monte Tambora listo
/ confundir a millones de incrédulos. para hacer erupción con su terrible y fascinante
provisión de tsunamis, crepúsculos sangrientos,
Los nativos de América no entendían que los sinfonías y monstruos, y siempre habrá procesos
europeos se burlaran de ellos porque venera- naturales que escapen a nuestro control, pero si
ban como dioses a la luna y al sol, y querían nos interesa la aventura humana conviene que la
sin embargo obligarlos a rezar de rodillas ante civilización no consista en maltratar la cola de un
un par de leños cruzados, con el argumento de dragón dormido.

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Tal vez no esté en nuestras manos impedir que revele verdades tan conmovedoras como las que
los ciclos del universo acaben con el mundo en vislumbró Dante en el último canto de la Divina
diez millones de años, pero sí podemos evitar que comedia, o nos brinde poderes tan increíbles como
nuestro ingenio lo destruya en tres siglos. A lo me- los que entrevió Novalis en los apuntes de su En-
jor una larga aventura de conocimiento nos enseñe ciclopedia, pero lo que estamos haciendo hoy es
cosas tan asombrosas como las que prometen la usar la vara mágica no para sosegar los océanos
meditación cartesiana y la filosofía de Husserl, nos sino para despertar a los monstruos. c

Héctor Cattólica (Argentina): Patrón horizontal a intervalos regu-


lares, corrigiendo la huella dactilar digital de un pulgar derecho y
viceversa, c/a, 1974. Offset, 63 x 47 cm

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