La Logica

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“ELEMENTOS DE LÓGICA”

UNIDAD I

La lógica. Definición. Objeto y naturaleza de la lógica. Clasificación. Relaciones de la


lógica con otras ramas del conocimiento: lógica, saber vulgar y saber crítico. Historia
de la aplicación de los métodos lógicos en el ámbito de la Filosofía y de la ciencia.

UNIDAD II.-

Lógica informal. Relaciones entre Lenguaje, lógica y realidad. Signo y símbolo.


Lenguajes naturales y artificiales. Partes y Usos del lenguaje. Palabras, Oraciones y
Proposiciones. Proposiciones analíticas y sintéticas. Concepto. Juicio. Razonamiento. El
silogismo: premisas y conclusiones.

UNIDAD III.-

Razonamientos y Falacias. Falacias Argumentales. Falacias formales y no formales.


Falacias de atinencia y falacias de ambigüedad. Las formas de evitar las falacias.

UNIDAD IV.

La Definición. Sus propósitos. Tipos de definiciones. El problema de la verdad en la


lógica. El simbolismo lógico. La lógica de la investigación científica.

UNIDAD V

Lógica deóntica. Noción de sistema normativo. Normas. Clasificación. Contradicciones


y redundancias normativas. El problema de las lagunas normativas. Análisis lógico del
denominado “principio de clausura” del orden jurídico.

UNIDAD VI

Argumentación. Las Reglas de la Argumentación. La argumentación jurídica como un


tipo especial de argumentación. El silogismo lógico jurídico.

Prof. Daniel Gualberto Gomez


CAPITULO 1
La lógica. Definición. Objeto y naturaleza de la lógica. Clasificación. Relaciones de la
lógica con otras ramas del conocimiento: lógica, saber vulgar y saber crítico. Breve
historia de la aplicación de los métodos lógicos en el ámbito de la Filosofía y de la
ciencia.

LA LÓGICA. DEFINICIÓN. OBJETO y NATURALEZA.

La lógica según Irving Copi es el estudio de los métodos y principios usados para
distinguir el correcto razonamiento del incorrecto.

Otros autores definen a la lógica como la disciplina filosófica que estudia los métodos y
principios del razonamiento, sus estructuras y resultados, es decir, incluye en la
definición, el modo y la forma en que se dan los razonamientos.

Para algunos, la lógica es definida como la ciencia de las leyes del pensamiento. Sin
embargo, como bien lo advierte Copi, esta definición solo ofrece un indicio de la
naturaleza de la lógica, que no es exacta. Ello es así, en principio, porque la psicología
también estudia los procesos mentales y las leyes del pensamiento, y en segundo
lugar, porque no todo proceso mental es objeto de estudio del lógico. Por ejemplo:
todo razonamiento es pensamiento, pero no todo pensamiento es razonamiento, dado
que puedo pensar “algo” sin elaborar ningún razonamiento.

Otra definición común de “Lógica”, es aquella que la considera como la ciencia del
razonamiento. Copi cree que esta otra definición de lógica se encuentra en mejores
condiciones que la anterior para brindar una idea más o menos aproximada del objeto
de estudio de la lógica, aunque también la critica partiendo de la base de que el
razonamiento es una inferencia de la que se extraen conclusiones en función de
premisas, pero al lógico solo le interesa la corrección del razonamiento una vez
terminado el proceso.

En consecuencia, el problema central de la lógica según este autor, radica en la


distinción entre el razonamiento correcto del incorrecto.
Antonio Millán Puelles en sus “Fundamentos de Filosofía” (1982), señala que el
hombre tiene naturalmente una capacidad de deducción y entendimiento, que se
denomina “lógica natural”, o pre científica, sin la cual todo raciocinio sería imposible. 1

Se pregunta este autor si la denominada lógica científica es o no indispensable para el


ejercicio de la actividad científica (la lógica natural, obviamente, queda fuera del
problema). No considera necesario que la ciencia preste absoluta atención a la lógica
científica o artificial, aunque estima excesivamente riesgoso por parte del científico
desatenderla, ya que la lógica constituye una de las herramientas fundamentales del
conocimiento. En otras palabras, y para ser más gráfico, la lógica sería una disciplina
necesaria, pero no suficiente para la actividad científica.

Apunta Millán Puelles que la lógica tiene por objeto algo que no es real. Las
propiedades lógicas no tienen existencia más que para la razón. Son “entes de razón”,
que a diferencia de los entes reales se dan solo para el entendimiento. En
consecuencia, el objeto de la lógica según este autor, son las relaciones de razón en
virtud de las cuales las cosas conocidas son intelectualmente enlazadas en el sistema
científico.

La Lógica estudia la obra artificial de la razón en el sistema científico, o sea, lo que la


razón pone por su parte en la ciencia (Millán Puelles; ob.cit. pag. 89)

Para Jacques Maritain (Introducción a la lógica; 1980) La Lógica estudia la razón


misma, en cuanto que es instrumento de la ciencia o medio de adquirir y poseer lo
verdadero.

La define, por consiguiente, como: el arte que dirige el acto mismo de la razón, es
decir, que nos permite progresar con orden, fácilmente, y sin error en el acto mismo
de la razón.

a) Por lo tanto, la Lógica no sólo procede -como toda ciencia- de acuerdo con la razón,
sino que se refiere al acto mismo de ésta; de ahí su nombre de ciencia de la razón o del
logos, del entendimiento.

b) La razón no es una facultad distinta de la inteligencia (o también entendimiento o


intelecto). Pero desde el punto de vista del funcionamiento de esta facultad, se llama a
ésta más especialmente inteligencia cuando ve, capta o “aprehende”, y más
especialmente razón cuando por el discurso va de una cosa aprehendida a otra.

CLASIFICACIÓN.

1
Antonio Millán Puelles “Fundamentos de Filosofía”; Ediciones Rialp S.A.; Madrid; 1978 Pág. 69.
Tradicionalmente se ha clasificado a la lógica en formal y material. También se habla
de una lógica menor (formal), y lógica mayor (informal). Existen también lógicas
especiales como la lógica simbólica, la lógica matemática, la lógica jurídica, entre otras.

La lógica formal estudia todas las propiedades lógicas que conciernen a la mera
consideración formal del raciocinio, esto es, estudia la forma en que se articula un
razonamiento. Desde este punto de vista el razonamiento es válido o inválido.

La lógica material estudia específicamente el raciocinio científico. Así lo considera


Millan Puelles, para quien la lógica material representa la lógica de la demostración.
No todo razonamiento lógico pretende demostrar la producción científica. La lógica
material se ocupa precisamente de estudiar y establecer cuáles son las condiciones y
requisitos necesarios para que sea científica la materia del proceso discursivo.

Se puede ejemplificar equiparando a la lógica con la construcción de una casa: la


estructura (el diseño, la disposición de las habitaciones, baño, cocina, desagües etc.)
sería parte de la lógica formal; los materiales utilizados (cemento, ladrillos, hierro, etc)
comprendería la lógica material. Si el diseño falla, la estructura de la casa se
derrumbaría, ahora, si la estructura de la casa no tiene buenos materiales también el
peligro de derrumbe estaría latente.

Es importante también aclarar que, atendiendo a su forma o estructura, los


razonamientos lógicos son válidos o inválidos, y prestando atención a la materia, los
razonamientos son verdaderos o falsos.

RELACIONES CON OTRAS RAMAS DEL CONOCIMIENTO:

Para Millán Puelles, quien sigue en lo fundamental a la concepción de Aristóteles, la


lógica se relaciona con la psicología, la crítica o teoría del conocimiento, y con la
ontología, esto es, con la disciplina filosófica que se ocupa del estudio de la totalidad
de los entes (objetos).

Básicamente los problemas lógicos, están relacionados con el conocimiento en


general, los razonamientos, los procesos mentales del conocimiento, sus estructuras, y
la verdad.

Lógica y Psicología: ambas disciplinas se ocupan de los procesos mentales y de los


pensamientos.

La lógica distingue entre distintos tipos de razonamientos, en tanto que la psicología va


más allá del razonamiento, para ocuparse también y además, del medio construido: las
estructuras lógicas, o la distinción entre razonamiento correcto o incorrecto.
Como se expresa en otro lugar2 La Psicología es la ciencia que estudia el
comportamiento del individuo, en su relación con el medio socialmente construido.
El “medio socialmente construido” es el espacio con el que establece contacto el
individuo. Presenta propiedades que incluyen las propiedades físicas y van más allá de
ellas. Se trata de características que llamamos simbólicas, porque dependen del
significado que les ha atribuido la historia de cada individuo en particular y de la
especie humana y la cultura, en general.3

Con el lenguaje ocurre aproximadamente lo mismo que con el entorno social. “Desde
el punto de vista físico, las palabras no son más que sonidos, estímulos auditivos de una
determinada longitud de onda y una determinada intensidad. Pero estas características
no explican la influencia en el comportamiento de una mala noticia, de un poema, de
una expresión de cariño o admiración o de una explicación filosófica. Todas estas
formas de lenguaje influyen en el comportamiento por su significado, por lo que
representan o simbolizan.” 4

Lógica, saber (conocimiento) vulgar y saber (conocimiento) crítico.

La disciplina que se ocupa de las formas, tipos, y modos del conocimiento, se


denomina Gnoseología. Esta rama de la Filosofía General intenta dar respuesta a la
pregunta ¿qué es el conocimiento? La Epistemología también se ocupa del
conocimiento, pero lo hace fundamentalmente con respecto a los distintos métodos
existentes para llegar a él. Mientras que la Gnoseología se ocupa del conocimiento en
general, la Epistemología se ocupa de estudiar a los métodos mediante los cuales
llegamos a ese conocimiento general.

Podemos enfocar el conocimiento desde dos perspectivas: 1) si lo entendemos como


un objeto o fenómeno (perspectiva fenomenológica); 2) si prestamos atención a la
forma del conocer, es decir, al proceso mental que se desarrolla interiormente cuando
intentamos conocer algo (perspectiva lógica o psicológica).5

Desde la primera perspectiva, el estudio que intentemos se orientará a captar la


esencia del conocimiento o sus características esenciales. Si adoptamos el segundo

2
http://www.ub.edu/iasc/content/t1-el-objeto-de-estudio-de-la-psicologia.
3
Un ejemplo: desde el punto de vista físico, el “dinero” trata de trozos de papel o de metal. Pero su
influencia en el comportamiento, en lo que hacen las personas para conseguirlo, conservarlo u operar
con él, no depende de esta naturaleza física sino de su significado, es decir, su valor, algo que
arbitrariamente se le ha asignado y que no guarda relación proporcional con la materia física (no existe
relación entre el tamaño de una moneda y su valor). Y algo también que cada individuo aprende a
identificar y a interpretar en el proceso de socialización. Sin la convivencia social y el aprendizaje
derivado de ella, el dinero sería papel y metal. Su influencia en el comportamiento -si la hubiera- sólo
sería debida a estas características físicas.
4
http://www.ub.edu/iasc/content/t1-el-objeto-de-estudio-de-la-psicologia
5
Gomez, Daniel Gualberto “Curso de Introducción al Derecho” Mave; 2015
enfoque, atenderemos al esfuerzo lógico o psicológico que realizamos para conocer. La
divergencia entre ambas perspectivas (fenomenológica y lógica o psicológica) se
produce porque desde la perspectiva fenomenológica es posible llegar a la verdad; el
logicismo o psicologismo se detiene en el estudio del razonamiento o del proceso
mental de razonar

El método fenomenológico descubre en el conocimiento cuatro elementos: Objeto,


sujeto, pensamiento y verdad.

La verdad se logra, según esta concepción, cuando el sujeto a través del pensamiento
capta las cualidades esenciales del objeto. El problema radica en determinar cuáles son
las cualidades esenciales que debe poseer un objeto para que podamos decir en forma
acabada que tenemos un conocimiento de él. ¿Cuáles serán los criterios que
deberemos tener en cuenta para asignar mayor importancia a algunas características
del objeto, en detrimento de otras, para el caso de que pretendamos aplicar una
palabra o un término para nombrar “verdaderamente” a dicho objeto? Con referencia
a otras actividades u objetos ¿qué aspectos de la actividad o del objeto serán
relevantes? Por ejemplo: a qué me refiero cuando digo: “Es un verdadero jugador”,
“eso es verdaderamente energía pura”, o “es un verdadero estudiante”.

Si bien puede parecer excesivo a los fines de este trabajo para distinguir
adecuadamente las relaciones entre el conocimiento, los saberes y la lógica, debemos
referirnos brevemente a los distintos tipos de conocimientos y sus problemas.

Uno de los grandes problemas del conocimiento y de la lógica constituye la verdad o la


búsqueda de la verdad en el conocimiento. Otra de las grandes cuestiones que
preocupa a quienes estudian problemas de conocimiento está relacionado con las
creencias o certezas que puede producir en las personas la aprehensión o la trasmisión
de conocimientos.

Chabris y Simon en su libro “El Gorila Invisible” (Siglo Veintiuno) tratan sobre las
ilusiones del conocimiento que repercuten directamente sobre nuestras creencias y
afectan a la verdad como búsqueda cognitiva. Por ejemplo, es frecuente que la falta de
atención provoque una ceguera en el conocimiento, la ilusión de causalidad nos hace
confundir y extraer conclusiones de causas inexistentes, la confianza nos hace creer en
la fidelidad “eterna” de lo que ya conocemos, y lo que ya conocemos nos lleva a
suponer que sabemos mucho más de lo que en realidad sabemos.
Por cierto que estos no son problemas estrictamente lógicos, pero están relacionados
con una lógica natural, o con una tendencia del hombre a conocer.6

¿De qué manera a veces el razonamiento o la captación del conocimiento a través de


los sentidos afecta a la verdad? Hace ya bastante tiempo Adolfo Carpio reflexionaba
sobre los llamados errores de sentido. Por ejemplo –decía– una torre vista a la
distancia parece circular, más observada de cerca resulta ser de base cuadrangular; un
remo parcialmente introducido en el agua, parece quebrado, pero si se lo saca “se
endereza”, y si mientras está sumergido y se lo ve quebrado se toca con la mano,
tendremos dos testimonios diferentes: el ojo que dice que el remo está quebrado, y el
tacto que dice que no. Estos pocos ejemplos demuestran que los sentidos nos engañan
y que nuestras percepciones por ende suelen ser engañosas. ¿Es posible confiar en la
razón como herramienta en la búsqueda de la verdad? ¿Puede tenerse la absoluta
seguridad de que la razón no nos engaña? Parece que no, responde Carpio, puesto que
a veces nos equivocamos aún en los razonamientos más sencillos. “Considérese el
siguiente problema: una casa la hacen 50 obreros en 20 días, 100 obreros en 10 días,
200 obreros en 5, 400 en 2 días y medio, y si se continúa, resultará que con un número
x de obreros la casa se hará en un segundo. Desde el punto de vista de la
argumentación es perfectamente racional, pero es obvio que no es posible fabricar una
casa en un tiempo tan breve. En su construcción intervienen factores que invalidan el
cálculo; es preciso por ejemplo manipular los materiales, que el cemento y la argamasa
se consoliden, etc.; además y sobre todo habría tanta gente en el lugar que nadie
podría trabajar”.7

Fuentes del conocimiento: ¿Cuáles son las fuentes del conocimiento?8 Los autores
señalan varias: la experiencia sensorial, la razón, la autoridad, la intuición. De todas

6
Con rigor y humor estos autores especialistas en ciencias cognitivas, doctores en psicología, nos
muestran las falencias que pesan a la hora de interpretar el mundo cotidiano, y cómo una realidad que
aparece como sólida y permanente, se desvanece como castillo de arena que afronta el impulso de un
oleaje en la playa. Estos autores hicieron un simple experimento para mostrar por ejemplo de qué
manera podemos ser afectados por la falta de atención En un piso del Edificio de Psicología de la
universidad de Harvard, ayudados por estudiantes de la carrera, hicieron una breve filmación de dos
equipos de personas moviéndose y pasándose pelotas de basquetbol. Un equipo usaba remera blanca y
otro negra. Luego realizaron una edición digital con varias copias para que los estudiantes se esparcieran
por el campus universitario solicitando a voluntarios que contaran la cantidad de pases que hacían los
jugadores vestidos de blanco, ignorando los pases que realizaban los jugadores vestidos de negro, con el
objetivo de mantener la atención del observador en una actividad específica. Promediando el video (que
no duraba más de un minuto), aparecía una estudiante disfrazada de Gorila, entraba en escena
alrededor de nueve segundos, miraba la cámara, levantaba sus pulgares y desaparecía. Para sorpresa, la
mitad de los voluntarios observadores no habían notado su presencia, lo que demuestra un error de
percepción o falta de atención ante un objeto no esperado. Estas situaciones son más frecuentes de las
que creemos y complican el conocimiento afectando a la verdad.
7
Adolfo Carpio; “Principios de filosofía”; Glauco; Bs. As.; 1981; página 13.
8
Alianza Universidad Textos; Toledo (España); 1982; página 160.
ellas, las dos primeras merecen mayor atención, aun cuando habría que advertir que
estos orígenes del conocer, dieron lugar a concepciones filosóficas diferentes: la
experiencia a una concepción empirista; la razón al racionalismo; la autoridad a la
teología, la intuición al intuicionismo. También podríamos agregar entre las fuentes de
conocimiento a la revelación y a la fe. Por ejemplo: ¿de qué manera alguien puede
llegar a conocer a Dios?

Tipos de conocimiento. Sin embargo el conocimiento posee gradas o sentidos: los


autores dividen al conocimiento en saber vulgar y saber crítico; o saber en sentido
débil y saber en sentido fuerte.

El saber vulgar (también denominado débil, ingenuo o primario) tiene cualquier


persona, derivado de la experiencia misma de la vida y sin preparación especial sobre
él. Es importante en este tipo de conocimiento la captación y la elaboración de los
conceptos, la capacidad de abstracción del sujeto, el acuerdo tácito para nombrar a las
cosas de determinada manera. Por ejemplo: saber qué línea de colectivo me deja en el
centro de la ciudad; cómo está el día de hoy (nublado, ventoso, soleado, lluvioso), si es
de día, tarde o noche, si tengo calor o frío, en que cancha jugaremos el partido; etc.
Las características de este tipo de conocimiento son las siguientes; a) espontáneo; b)
sin método específico (a-metódico); c) asistemático; d) superficial. Es espontáneo
porque se va acumulando sin que nos propongamos deliberada o conscientemente
adquirirlo. Se logra u obtiene a través de la experiencia diaria, proviene de nuestro
contacto cotidiano con las cosas y las personas que nos transmite el medio natural y el
medio social. Puesto que es un saber que se nos presenta espontánea y
cotidianamente, no existe ningún método determinado para captarlo. Es un
conocimiento que nos “sorprende” casualmente o por azar. Se dice pues, que es a-
metódico. Es asistemático: significa que no existe orden ni coherencia en la
constitución del saber. Paso de conocer al nuevo compañero de clase a través de una
charla, sus gustos, costumbres, el lugar de donde proviene, su domicilio, su equipo de
música, la capacidad del disco rígido de su computadora, a escuchar un nuevo trabajo
de mi grupo o intérprete favorito, la fecha y el lugar del próximo recital, todo en una
sola tarde soleada y cálida del mes de Abril del calendario gregoriano (distinto del
calendario chino, judío, maya o azteca). Es superficial ya que no se indaga mayormente
en las causas que originan el saber; en otros términos no se busca “el porqué” del
conocimiento.
El saber crítico (del griego Krínein = discernir, separar, distinguir) posee las siguientes
características: a) buscado, b) metódico, c) sistemático, d) profundo (fundado y
cierto).9

Es un saber buscado puesto que debe haber una intención deliberada del sujeto
cognoscente para conseguir el conocimiento. Al conocimiento crítico si no lo buscamos
no lo tenemos. Para alcanzarlo, debemos abordar el objeto del conocimiento a través
de determinados métodos o herramientas metodológicas, es decir, que debemos
buscar el camino adecuado para llegar a él. Los métodos son variados: van desde la
inducción hasta la deducción lógica, pasando por la experimentación, la observación,
el diálogo, la dialéctica o entrevista, las encuestas, el ensayo o prueba, el análisis, la
síntesis. Existen métodos que se consideran más o menos adecuados para el estudio
de las ciencias sociales (sociología, sicología social, economía), las ciencias fácticas
(también llamadas ciencias de la naturaleza), las ciencias formales, y las ciencias
exactas.

Filosofía y ciencia. El conocimiento crítico puede ser de naturaleza científica o


filosófica. La distinción entre ambos tipos de conocimiento reside no en sus
características (ya que ambos participan de las notas distintivas del saber crítico) sino
en la distinta actitud que adoptan tanto el filósofo como el científico. El primero hace
de los “supuestos” en los que se basa la ciencia, el objeto de su estudio. Se entiende
por supuesto una noción que no se la cuestiona (se “supone” verdadera), es decir que
en este sentido constituye una base, un punto de partida o un dogma para el
desarrollo del conocimiento.30 Por ejemplo, la filosofía ha realizado variadas
elucubraciones sobre la existencia del movimiento, del tiempo, del espacio. La ciencia
no cuestiona tales conceptos y da por sentada su existencia; esto es, parte del
“supuesto” de que existe el tiempo, el movimiento, el espacio, etc. “por medio de la
investigación científica el hombre ha alcanzado una reconstrucción conceptual del
mundo que es cada vez más amplia, profunda, exacta”.10

La ciencia no puede llegar a alcanzar ciertas verdades consideradas metafísicas (lo que
está más allá del ámbito físico). La filosofía aparece a través de distintos autores como
una rama del conocimiento que no tiene supuestos, es decir que no tiene un objeto de
estudio delimitado, y se encuentra autorizada para indagar la naturaleza y composición
de todos los objetos, de todos los entes, y aún preguntarse por la existencia misma de
estos. Por ello, se dice que es un saber universal y sin supuestos. Analiza de manera
reflexiva cuestiones que a la luz de otras perspectivas parecen obvias (por ejemplo el
destino de la especie humana, la existencia de los objetos, el sentido de la vida, las

9
Maidana, Víctor; Revista de la Facultad de Derecho (UNNE), N° 8.

10
Maidana Victor Hugo; trabajo publicado en la Revista N° 8 de la Facultad de Derecho UNNE.
figuras, las formas, lo infinito, el todo, la nada, lo sensorial, lo que está más allá de los
sentidos, lo que aparece mutable y las cosas permanentes). Muchas piensan que estas
reflexiones están destinadas a mentes iluminadas que dedican toda su vida al análisis
de problemas filosóficos. Pero el hombre de la calle, solo “hace” filosofía cuando
reserva un espacio de su mente y de su tiempo, a razonar sobre estos problemas
cotidianos. Los problemas de la filosofía no se encuentran en la “estratósfera” (para
decirlo con algún término figurativo), sino que surgen de la “cotidianeidad”.

Si nos detuviéramos por un instante a pensar que un invento aparentemente simple


como la rueda ha revolucionado el universo, constituye una buena base para iniciar
alguna reflexión filosófica. Si por otro instante nos detuvimos a pensar la enorme
influencia que tuvo en el desarrollo de la humanidad los pensamientos de Kant, Marx,
Mao, Martín Luther King, Gandhi, para no ir más lejos en el tiempo, tendremos una
cabal idea sobre la importancia y profundidad que puede alcanzar el sentido de estas
reflexiones filosóficas. En función de particulares visiones sobre el desarrollo de la
humanidad, hablamos de comunismo, pacifismo, belicismo, globalización, cristianismo,
liberalismo, consumismo, existencialismo, idealismo, humanismo, imperialismo,
capitalismo, etc.

Como dice Millán Puelles ob cit. Lo que hace la lógica es determinar las condiciones
generales y contribuir para que los resultados y la trasmisión de tales conocimientos
sean científicos. “La ciencia se adquiere por demostración, y toda demostración es un
raciocinio en el que conviene distinguir materia y forma”; esta última es la ordenación
o el modo de disponer el raciocinio para que su resultado pueda ser considerados
como científico, es decir, forma parte de la noción de sistema.

Lógica y ontología: la existencia de entidades u objetos en el universo no puede ser


negado, aun cuando existen sistemas filosóficos que racionalmente han negado la
existencia del mundo de los objetos (Descartes, Zenón)

Si llamamos “objeto” a todo aquello del cual podemos predicar algo, resulta claro que
existen en el universo distintos tipos de objetos o entidades. Cualquiera puede ser
sujeto de un atributo meramente racional 11

En la lógica las relaciones son meras relaciones de razón, y constituye en cierta medida
un modo de acercarse al conocimiento de lo real y material y de lo irreal o inmaterial.

La lógica y ontología tienen en común que se refieren o tienen por objeto algo
inmaterial. Esto requiere alguna explicación. La lógica se ocupa centralmente del
raciocinio, de los “entes de razón”, que es algo inmaterial, no es algo tangible. La

11
Millan Puelles Ob. Cit. Pág. 86
ontología es el estudio de los entes (de las cosas, de los objetos en general). La palabra
ente no tiene una denotación (lo que la palabra nombra) precisa. De hecho, con la
palabra “cosa” se puede nombrar cualquier cosa u objeto. De allí que el objeto de la
ontología también sea inmaterial, no está determinado ni tiene por objeto algo
específico, sino que por el contrario, cualquier entidad, cualquier objeto puede ser
estudiado por la ontología.

La ontología precisa de la lógica para llegar al entendimiento o comprensión


(aprehensión) de la naturaleza de los objetos.

BREVE REFERENCIA HISTÓRICA SOBRE LA APLICACIÓN DE LA LÓGICA y DE LOS


METODOS LÓGICOS EN LA FILOSOFÍA Y EN LA CIENCIA.

Podrían escribirse cientos de páginas para desarrollar la historia de la aplicación de la


lógica y de los métodos lógicos en el ámbito de la Filosofía y de la Ciencia. Para el
objetivo de esta introducción elemental al estudio de la lógica, además de imposible es
innecesario.

Lo que se pretende aquí es brindar una somera idea de la importancia que ha tenido
la lógica y los métodos lógicos no solo en distintos sistemas filosóficos sino además en
las diferentes ciencias (formales, no formales, sociales, duras). Por cierto que esta
elección es arbitraria y siempre será incompleta, pero al menos representa un
pequeñísimo muestreo de cómo han pensado y aplicado métodos lógicos en el ámbito
del saber crítico.

En la antigüedad y antes del nacimiento de la Filosofía llamada occidental, los sofistas


se especializaron en la técnica de argumentar. Empleaban cualquier tipo de
argumentación, falaz o no, con la pretensión de persuadir o convencer al auditorio.

Durante el periodo de 600 AC hasta 300 AC, en Grecia se desarrollaron los principios
formales de las matemáticas. Conocido como periodo clásico, sus principales
representantes son Platón, Aristóteles y Euclides. Platón introduce las ideas o
abstracciones; Aristóteles presenta el razonamiento deductivo y sistematizado y
Euclides es el personaje que mayor influencia tuvo en las matemáticas, al establecer el
método axiomático. 12

Con Parménides de Elea (Colonia Griega del Sur de Italia) 510 AC se inicia la filosofía
fundada en la razón. Con anterioridad a Parménides, el origen del universo, la
búsqueda del Ser que era fundamento de todos los demás entes (objetos, cosas),

12
Poincaire, Heinri (1996) Ref. Alvarez Vazques, Freire Gonzalez, Rivera Lopez. (trabajo presentado en
Maestría en ciencias computacionales. Monterrey México ). Un axioma es un postulado o una
proposición supuestamente verdadera que unido a otros postulados o axiomas contribuyen deductiva o
inductivamente a dar certeza al conjunto o sistema.
constituía una descripción de los elementos de la naturaleza (agua, fuego, aire). A
partir de Parménides, la forma de pensar y razonar, unido al intento de demostración
argumental sobre las características del Ser, constituye y representa el triunfo de la
razón por sobre el mundo sensible, el mundo sensorial que era captado a través de los
sentidos, para buscar en la razón el principio de todas las cosas, en algo ideal.

Con Sócrates (470 AC) se descubre el “Concepto”. El método de la mayéutica consistía


en preguntar para recabar conocimientos sin darse nunca por satisfecho. Frente a la
respuesta a una pregunta se articulaba otra repregunta tendiente a obtener una
revisión o confirmación de la respuesta Allí podría nacer la refutación o réplica
argumentativa, que también podría originar una contrarréplica. La refutación consistía
en mostrar al interrogado que las opiniones que cree verdaderas no lo son, pudiendo
ser además de falsas, contradictorias e incapaces de resistir la crítica o los postulados
de la razón. 13

Con Platón (429 AC) se inaugura el mundo de las ideas. Como su maestro (Sócrates)
Platón creía que el verdadero saber no puede cambiar, no puede ser cambiante o
mutable, sino algo inmutable e invariable. El verdadero saber no puede ser
aprehendido por el engañoso mundo de los sentidos, no puede ser algo sensible sino
inteligible, es decir, producto del pensamiento. Hay pues un mundo cambiante y
sensible, y un mundo inteligible e inmutable. Las cualidades del mundo sensible son
captadas por la doxa o la mera opinión, y las cualidades del mundo inteligible por la
episteme o conocimiento científico. Al conocimiento de este mundo se llega por medio
de la nóesis o inteligencia, que es una actividad netamente intelectual, utilizando un
método dialéctico, (diálogo) que no es más que una conversación argumentativa que
permite dar razón de la afirmación o de la idea. Con Platón el concepto y la idea,
encuentran y despliegan sus puntos de contacto para contribuir al proceso del
conocimiento.

Aristóteles (384 AC) discípulo de Platón, tuvo en cuenta las enseñanzas de su maestro
aún cuando las criticó. Sostuvo que en la filosofía de Platón existe una innecesaria
duplicación de las cosas (mundo sensible / mundo inteligible). También critica
Aristóteles la manera en que Platón presenta a estos dos mundos, como una especie
de original y copia, o como un modelo auténtico y otro menos auténtico. Según García
Morente (Lecciones preliminares de Filosofía. 1938 / 2004) lo que hace Aristóteles es
traer las ideas trascendentales de Platón y fundirlas con las cosas reales de nuestra
experiencia sensible. En esta cosa real, tal como la vemos y la sentimos, distingue
Aristóteles tres elementos: substancia, esencia, accidente. La substancia es la unidad
que soporta todos los demás caracteres de las cosas; la esencia es todo aquello que

13
Carpio; ob. Cit. Pág. 69
podemos predicar de la substancia, y el accidente son las características accidentales
que aún faltando no hacen a la substancia. Para Aristóteles existen las cosas reales, las
substancias. En cada substancia distingue la forma de la materia. La forma sería algo
así como la figura de los cuerpos, de los entes, de las cosas, algo que encierra a la cosa
misma y hace que la cosa sea lo que es, le da un sentido y una finalidad, y la materia
está contenida en la forma, es de lo que está hecha la cosa. Esta situación es el
antecedente o el esbozo de la teoría de las cuatro causas en la naturaleza de las cosas:
la forma, la materia, la causa eficiente, y la causa final. La causa material y la causa
eficiente son fácilmente comprensibles. Causa material = de qué esta hecha la cosa
(mármol, barro, piedra) Causa eficiente = con que está hecha la cosa (la estructura, se
hizo con máquina, con los dedos del escultor) causa formal = la forma de la estatua, la
forma de la casa; y la causa final para qué se hace. Los conceptos correlativos de
materia y forma, causalidad eficiente y causalidad final, sugieren otras parejas de
conceptos correlativos: el concepto de lo real y de lo posible y el concepto de acto y
potencia. Son estas dos parejas de conceptos los que dan fundamento y hacen posible
en Aristóteles la búsqueda de lo que está mas allá de lo real, de lo que esta mas allá de
lo posible y de lo que esta más allá del acto, cayendo en consecuencia en una
metafísica de Dios.

Santo Tomás de Aquino (1225) fue el continuador en gran medida de las ideas de
Aristóteles trasladadas al plano de la religión Cristiana. Como método de conocimiento
trató de conjugar y armonizar la razón y la fe. Por ser un primordialmente un teólogo y
no un filósofo Dios ocupó en su pensamiento un lugar central, pero lo original de su
postura es el planteamiento de las cuestiones relacionadas con la existencia de Dios y
con su naturaleza. Para demostrar la existencia de Dios, utilizó como instrumento a la
razón y proporcionó racionalmente cinco vías demostrativas, esto es, cinco maneras de
llegar a Dios en función de la razón y no únicamente por la Fe. Para comprender y
explicar los supuestos de la fé y la revelación Santo Tomás recurrió a la razón y a la
filosofía, por la que concluyo que la causa primera de todas las cosas es Dios, cuya
naturaleza es tan grande que se abarca a sí misma. Allí la razón solo puede entrever
esta conclusión que está corroborada sola y plenamente por la fe.

El medioevo se mueve con un concepto casi mágico del saber. Dios es pensado como
un mago poderoso.- La racionalidad cuenta menos que la fantasía y los deseos.
Alvarez Gardiol (Epistemología 2010)

Descartes (1596) fue un filósofo y científico a la vez. Como filósofo planteo la “duda
metódica” como instrumento para la afirmación de la existencia de todas las cosas.
Como científico, suyos fueron importantes descubrimientos sobre geometría analítica,
refracción de la luz y movimientos inerciales. En su faceta filosófica se dispuso a la
tarea de analizar porqué los teóricos que lo precedieron en el pensamiento y en la
averiguación de la causa original y primera de todas las cosas, han dado respuestas
disímiles y hasta contrarias, sin llegar a resultados verdaderos y concretos. Para
Descartes la búsqueda del “Ser” y la causa del origen de todas las cosas fue un fracaso,
de modo que se propuso, a partir de allí, a refundar la cuestión sobre bases sólidas
para arribar a conclusiones igualmente firmes. En términos excesivamente simplistas,
puede decirse que la actitud que inspiró sus elucubraciones filosóficas fue la
desconfianza. De allí pues, que la duda como método fue una imposición casi lógica.
Descartes no se conforma con meras probabilidades, quiso llegar a la certeza en el
conocimiento, y encontró que la duda como método fue otorgando respuestas
descartables, pero cuya única verdad estaba representada por el hecho incontrastable
de que es él mismo el que piensa y es él mismo el que duda. De tal forma a través de la
duda metódica llegó a la única certeza que lo inspiró, que no fue otra que la afirmación
de su existencia. De aquí la famosa frase “Pienso, luego existo”. En su obra “El Discurso
del método” sentó las bases y las reglas de lo que fue denominado el “método
cartesiano”: 1.- La primera regla establece que no se debe admitir como verdadera
cosa alguna que no se sabe con toda evidencia que lo es. 2.- La regla del análisis
expresa que cuando nos encontramos con un problema, una complejidad, o dificultad
debemos dividir, distinguir las cuestiones para analizar. 3.- La regla de la síntesis,
preceptúa que en el análisis debemos partir de lo sencillo a lo complejo. 4.-La regla de
la enumeración exige estudiar con cuidado todas las cuestiones analizadas para poder
tener una noción integral. Se ocupó de llegar a una idea clara y evidente que sea el
punto de partida incontrovertible para arribar a conocimientos firmes. Una especie de
idea primaria e intuitiva, alejada de todo lo que sea sensorial (susceptible de ser
aprehendido por medio de los sentidos) y alejada también de todo lo empírico.
Apareció así la intuición intelectual como método de la filosofía.

Comte Augusto, formula una concepción positivista y determinista de la ciencia con su


teoría de los tres estadios: teológico, metafísico, y positivista, que metafóricamente
constituyen la infancia, la juventud y la edad madura de la inteligencia. Desde una
perspectiva lógica a cada ciencia le corresponde un antecedente lógico, ya que cada
una deriva de otra anterior y predispone el nacimiento de la que va a sucederle, de
modo que la ordenación se hace de lo más general y simple a lo más particular y
complejo. Desde un plano lógico la piedra de toque de todo el ordenamiento es la
matemática, que es la disciplina del conocimiento humano más general y simple,
según este autor; luego sucede la astronomía, la física, la química, la biología, y por
último la sociología, que es la más compleja y cercana a lo humano.

Popper Karl (1902) publica en el año 1934 un libro que se denominó “La lógica de la
investigación científica” y que en cierta medida pone en discusión varios métodos de
conocimiento de la filosofía y de la ciencia. Popper –según refiere Alvarez Gardiol
(Epistemología; ob. Cit.)- aprendió de su padre que no hay que argumentar acerca de
las palabras y sus significados, porque todo lo que se podía discutir acerca de ello era
aparente. Lo que importaba eran los problemas reales. Cabe recordar que Popper
publica sus libros cuando en el ámbito de la Filosofía se encontraba en auge las teorías
y el estudio del lenguaje, como problema filosófico. Nos dice que el conocimiento
verdaderamente científico progresa a través de anticipaciones a la manera de hipótesis
(Conjeturas) que deben ser verificadas o no a través de un proceso de refutación. Es
decir, afirmación y negación de la hipótesis. Uno de los libros más notables de este
autor se llamó precisamente “Conjeturas y refutaciones”. La crítica de la conjetura o
hipótesis es fundamental para el avance del conocimiento científico, puesto que a
través de esta crítica y al manifestarse los errores, podemos llegar a comprender las
dificultades del problema que estamos tratando de resolver. Luego de la formulación
de la hipótesis y de la teoría científica viene la etapa de la refutación, es decir, del
cuestionamiento o puesta en discusión de las bases o presupuestos científicos de la
teoría. Popper estaba preocupado por encontrar un criterio que le permita distinguir
entre el objeto de las ciencias empíricas (basadas en la experiencia), y las
especulaciones que van más allá de lo físico, de lo empírico, es decir, los problemas de
la metafísica (las ciencias especulativas). A este criterio lo llamó “problema de la
demarcación”. Si una teoría científica luego de refutarla, de criticarla, se mantiene aún
fuerte en sus bases epistemológicas entonces esa teoría se habrá fortalecido y habrá
contribuido al avance de un conocimiento verdaderamente científico.
CAPITULO 2
Lógica informal. Relaciones entre Lenguaje, lógica y realidad. Signo y símbolo.
Lenguajes naturales y artificiales. Partes y Usos del lenguaje. Palabras, Oraciones y
Proposiciones. Proposiciones analíticas y sintéticas. Concepto. Juicio. Razonamiento.
El silogismo: premisas y conclusiones.

Si la lógica formal se detiene en la consideración de la validez de los razonamientos o


silogismos, esto es, en la consideración de las meras formas de las estructuras lógicas,
la lógica informal (también llamada por algunos autores lógica material), estudia a las
condiciones y propiedades lógicas que se requieren en general para obtener una
conclusión científicamente verdadera. Es esencialmente en la concepción de Millán
Puelles, una teoría de la demostración.

Al hablar de la “lógica informal” Juan Manuel Comesaña (Lógica Informal; eudeba;


2001) advierte el problema de la verdad está en un punto medio entre estos dos tipos
de lógica. En favor de la lógica formal, le parece indudable que un conocimiento
mínimo de sus presupuestos es una herramienta muy valiosa en el análisis de
razonamientos en contextos no formales. Saber qué quiere decir que un razonamiento
es válido, o que una oración es una verdad lógica, es de gran ayuda para evaluar
razonamientos ofrecidos en distintos contextos (filosóficos, políticos, legales, etc) La
lógica informal se ocupa de los razonamientos que surgen comúnmente en contextos
reales de argumentación.

Para abordar con éxito los problemas implicados en los razonamientos, sean de índole
formal o de índole material, se debe empezar por el estudio del lenguaje y su relación
con la lógica y la realidad.

El lenguaje es un medio de expresión o de comunicación del pensamiento. No es un


medio cualquiera, sino que es el principal medio de comunicación. Para que se pueda
concretar el proceso de la comunicación, deben reunirse al menos tres elementos: 1.
Sujeto emisor; 2. Sujeto receptor; 3. El empleo del mismo código. Los lenguajes
frecuentes con los que establecemos el proceso de la comunicación (oral, escrita) se
denominan “lenguajes naturales” (inglés, francés, castellano, chino, italiano). Existen
otros tipos de lenguajes (gestuales, especiales), pero en el análisis que contiene este
capítulo se examinarán las características y problemas que plantean los lenguajes
naturales.

Dice Genaro Carrió14 que la más rica y compleja herramienta de comunicación que
supone el lenguaje, no siempre funciona bien. La comunicación lingüística muchas
veces se ve frustrada, porque el interlocutor “no entiende” lo que queremos
transmitir, o “entiende el significado” pero no sabe si ese significado comprende una
situación determinada, o puede ser aplicado a varias otras situaciones. Las “cosas” que
se pueden “hacer” con el lenguaje adquieren una enorme dimensión. El autor citado
enumera: orden, consejo, advertencia, súplica, amenaza, pedido, instrucción,
exigencia, aserción, deseo, sugerencia, saludo, invitación, elogio, broma, justificación,
invitación, excusa, recomendación, censura, oferta, aceptación, juramento, promesa,
maldición, predicción, veredicto, conjetura, autorización, prohibición, insulto, etcétera.

Las “cosas” que pueden “hacerse” con el lenguaje remiten al tema de los usos del
lenguaje. Al hablar de los usos del lenguaje debemos advertir primeramente que el
lenguaje no se utiliza como si fuera o estuviera “químicamente puro”; esto quiere decir
que con el lenguaje podemos “hacer” varias cosas a la vez. Utilizamos el lenguaje en
forma múltiple, o lo utilizamos para que cumpla distintas funciones: por ejemplo
cuando digo “¡No te imaginas qué día hemos pasado!” puedo describir una situación,
informar indirectamente sobre nuestro estado de ánimo en la ocasión, transmitir y
provocar un sentimiento, crear una actitud de culpa o reproche (porque el destinatario
no participó), crear una actitud de predisposición a una invitación (para que participe
en el futuro).

14
17 Genaro Carrió; “Notas sobre Derecho y Lenguaje”; Abeledo-Perrot; Bs. As.; 1979;
Podemos distinguir los usos centrales del lenguaje. Ello implica una clasificación tosca
o rudimentaria de los distintos usos del lenguaje: 1) Interrogativo; 2) descriptivo o
informativo; 3) conativo, connotativo, expresivo o emotivo; 4) operativo; 5)
Prescriptivo. 1. El uso interrogativo del lenguaje se utiliza para requerir información.
Algunos autores no consideran que este sea un uso independiente, sino que se
encuentra ligado o relacionado con el uso descriptivo. 2. El uso descriptivo del lenguaje
se utiliza para informar acerca de una determinada situación o estado de cosas, o
describir la realidad. La información brindada puede ser adecuada o inadecuada;
verdadera o falsa; significativa, irrelevante o carente de significado; de forma tal que
cuando nos referimos a este uso del lenguaje, queremos significar que comprende
tanto la buena como la mala información. De este uso tiene sentido predicar la verdad
o falsedad cotejando la proposición con la realidad.3. El uso connotativo del lenguaje
se utiliza para expresar emociones o para provocarlas en el interlocutor. El paradigma
de este uso es el lenguaje poético. Sin embargo no es el único ejemplo de uso
expresivo, ya que si bien todo lenguaje poético es expresivo, no todo lenguaje
expresivo es poético.15 Por ejemplo, puedo decir: “¡Hay!”, “¡Sensacional!”; “¡Brutal!”;
“¡Sinvergüenza!”; son exclamaciones o expresiones que transmiten un estado de
ánimo, y que no tienen contenido poético, sobre todo cuando se los utiliza en
determinadas situaciones o contextos. De este uso no tiene sentido predicar la verdad
o falsedad de sus enunciados, ya que el propósito central no es describir la realidad
sino transmitir emociones o provocarlas. La frase poética: “y fue por ese río de sueñera
y de barro que las proas vinieron a fundarme la patria” sería condenada como un
sinsentido o absurdo, si se intentara con ella predicar la verdad o falsedad de la
proposición. 4. El uso operativo del lenguaje implica que al pronunciar determinadas
palabras realizo la acción a la que la palabra se refiere. Por ejemplo cuando digo
“¡Juro!” realizo la acción de jurar; cuando expreso “Prometo decir la verdad” realizo la
acción de prometer. 5. El uso prescriptivo o directivo del lenguaje pretende determinar
o predisponer a las personas para que adopten un curso de acción, o dirigir el
comportamiento. Son ejemplos de este uso, expresiones tales como: “cierre la
puerta”; “abróchense los cinturones”; “¿no les parece que deberían estudiar más
Introducción a a la lógica?”. De una prescripción o directiva no tiene sentido predicar
verdad o falsedad, ya que su objetivo central es determinar o disponer que el
interlocutor adopte un determinado curso de acción. Los calificativos más usuales para
este tipo de uso del lenguaje son: “adecuado/inadecuado”, “oportuno/inoportuno”,
“justo/injusto” etcétera.

Las reglas del lenguaje. El empleo de una herramienta de comunicación como el


lenguaje supone la utilización de reglas técnicas (prescriben la disposición de ciertos

15
18 Copi Irving; “Introducción a la Lógica”; Eudeba; Buenos Aires; 1981; página 48.
medios para llegar a un fin determinado). De las reglas específicas del lenguaje se
ocupa la sintaxis. Como rama del conocimiento, la sintaxis estudia las relaciones de las
palabras entre sí. El lenguaje es producto de una convención o acuerdo tácito entre los
hombres, y el uso del lenguaje tiene una estrecha vinculación con el significado de las
palabras. Que se diga que el lenguaje es producto de una convención no significa que
un grupo de hombres se reunieron en un determinado momento para ponerse de
acuerdo sobre la utilización de determinados sonidos o grafías. Si queremos utilizar la
herramienta de comunicación que llamamos lenguaje necesariamente tendremos que
prestar atención y “aprender” el significado usual de las palabras. El lenguaje es un
sistema de símbolos y no de signos. Los signos tienen una relación causal o natural con
las cosas. Los gemidos, llantos, gritos involuntarios son signos; no necesitamos
aprenderlos, sino en todo caso, interpretarlos. Que alguien se ponga pálido o se
sonroje cuando le hablamos, son signos del efecto que producen nuestras palabras. El
humo, el fuego, la tos, una erupción en la piel, un tic, la fiebre, son signos, ya que para
que se produzcan no es necesario ningún acuerdo o convención. No ocurre lo mismo
con el lenguaje, ya que si alguien quiere “hablar” otro idioma tendrá que aprenderlo.
El niño cuando aprende a hablar, imita sonidos para darse a entender, y este proceso
que se origina naturalmente, sin conciencia plena o por costumbre, significa la
concreción en los hechos de un acuerdo tácito. Si el niño pronuncia mal una palabra
seguramente será corregido conforme a las reglas de la convención. Así como las
palabras son símbolos, también lo son las señales lumínicas, carteles, banderas,
escudos, estandartes, husos horarios, medidas, objetos geométricos, números, pesas,
gestos, etcétera.

Ya que las palabras son productos de convenciones, como lo señala Hospers: “no hay
nada a lo que se pueda considerar la palabra correcta o incorrecta para una cosa”. De
este postulado se deduce la regla que indica, en orden a la creación de palabras, la
libertad de estipulación: “cualquiera puede usar el sonido que se le antoje para
referirse a lo que quiera, siempre y cuando aclare a qué se está refiriendo al utilizar el
sonido”. No obstante y dado que, si cualquiera usa cualquier palabra para referirse a
cualquier cosa, ello originaría una gran confusión dificultando el proceso de la
comunicación, y una duplicación o multiplicación innecesaria del significado de las
palabras. Por ello la regla que se impone en el empleo de las palabras recomienda
seguir el uso común, y como lo explica el autor citado, es lo que hacemos
habitualmente sin que nos hayan dicho. Como consecuencia de la aplicación de estas
reglas, se deduce que si no informamos previamente a nuestro interlocutor que
asignamos a las palabras que utilizamos un significado diferente al que indica la regla
del uso común, este tiene derecho a pensar que este es el sentido que le asignamos a
tales palabras. De lo precedentemente expuesto se deducen otras dos reglas: 1)
Debemos comunicar a nuestro interlocutor cuando asignamos a las palabras un uso
distinto al uso corriente; 2) Tenemos derecho a pensar que si no existe una
advertencia o información sobre el uso con un significado distinto al que comúnmente
es asignado a una palabra, debemos presumir que no se le ha asignado otro significado
que no sea el común.

Los planos o partes del lenguaje. Encarar el estudio de los distintos aspectos ligados
con el lenguaje ordinario supone realizar una distinción primaria de sus niveles o
planos: la sintaxis, la semántica y la pragmática. En el nivel sintáctico se analizan las
relaciones de las palabras entre sí de conformidad con las reglas de la gramática. En el
nivel semántico se estudian los problemas relacionados con el significado de las
palabras, y al nivel pragmático se examina el efecto que produce la utilización de las
palabras. El primer nivel se encuentra relacionado con las “formas” del lenguaje con
abstracción de su significado, e incluye en el análisis la utilización adecuada o no de los
signos de puntación, entrecomillados, los problemas de sujeto y predicado, verbos,
sustantivos, adjetivos, proposiciones, conectivas y disyuntivas, como se forman las
oraciones etc. En el nivel semántico se estudian los problemas del significado de las
palabras, las proposiciones (el significado de las oraciones), y hasta aún, cual es “el
significado” que debemos otorgar a la palabra “significado”.

En el nivel pragmático se estudian las funciones del lenguaje en relación con el efecto
que causan las palabras.

PALABRAS, ORACIONES Y PROPOSICIONES.

Relaciones de las palabras con las cosas. Existen dos corrientes de pensamiento que
intentan explicar las relaciones que existen entre las palabras y las cosas o entre las
palabras y la realidad.

Para la concepción esencialista, hay una relación necesaria entre la palabra y la cosa
que nombra la palabra, que el usuario no puede desconocer, de forma tal que, en el
caso que ello ocurra, su utilización resultaría incorrecta.

Para la concepción convencionalista, el significado de las palabras es el resultado de


una convención (pacto, acuerdo, convenio) de manera que los usuarios pueden asignar
cualquier palabra para nombrar a las cosas, siempre que tal asignación facilite la
comunicación y la comprensión del significado. Las propiedades que tienen las cosas
asumen el carácter de “esenciales” en la medida en que los usuarios hagan de esa
propiedad una característica fundamental para definir una palabra. Por ejemplo para
definir y establecer el uso correcto de la expresión “mesa” en su sentido más general
podemos convenir que una característica fundamental sea que sirva para apoyar
cosas; sin embargo dicha característica se traslada a otra propiedad cuando por
ejemplo tratamos de definir, aplicar o usar la expresión “mesa examinadora”, “mesa
de luz” “mesa de trabajo” “mesa coordinadora”

Los distintos autores de Teoría General, por ejemplo, discuten cuales son las
características fundamentales del derecho. Para algunos el derecho consiste en
normas; para otros en conductas; y hay quienes sostienen que el derecho está
constituido por decisiones judiciales que aplican una conjunción de normas y
principios, para resolver casos particulares sometidos a su decisión. En la medida en
que otorguemos a cada característica asignada el rótulo de fundamental para la
aplicación del término estaremos en presencia o no de una definición correcta. Para
gran cantidad de autores la expresión derecho debe poseer un único significado, y
sostienen que la tarea del investigador del derecho es descubrir a través de sus
trabajos y estudios “esa” única definición que capte sus características esenciales o
naturales. Por lo tanto, la definición que sea producto de esa investigación será la
única válida para todos los derechos, los que han sido y los que van a ser. Para otros
autores establecer el significado de una palabra implica convenir o establecer a cuales
de sus características de las cosas o los fenómenos debemos dar mayor trascendencia,
importancia, en la tarea de definir. La relación entre el leguaje y la realidad, entre las
palabras y las cosas es arbitraria.

En el caso de la expresión derecho podemos prestar atención a la característica de su


normatividad y decir que el derecho es un sistema de normas que rigen la conducta
del hombre, o podemos asignar mayor importancia a la vigencia de ciertos principios
que perduran en el tiempo, y decir por ejemplo que el derecho no solo es un sistema
de normas sino también de principios, lo que nos llevara a discutir –seguramente– si
las normas que componen el derecho pueden ser las llamadas normas morales o si los
principios extra-jurídicos cobran igualmente relevancia en orden a la definición
concepto del derecho.

Problemas semánticos.

Este tipo de problemas (semánticos o de significado) se originan en función del


significado de las palabras, de las oraciones y de las proposiciones (las proposiciones
constituyen el significado de las oraciones). Las palabras son las menores unidades de
significado. Un conjunto de palabras ordenadas según leyes gramaticales constituyen
las oraciones. Como dice Hospers si bien todas las palabras poseen significado, no
todas las cosas que poseen significado son palabras. Hay más cosas significativas que
palabras. Un número por ejemplo no es una palabra, sin embargo posee significado. La
posición convencionalista expresa sintéticamente que los seres humanos han dado
significado a las palabras y que el lenguaje no es más que el producto de una
convención tacita. El lenguaje es un sistema de símbolos. El símbolo posee una
relación convencional con la cosa o con el objeto simbolizado, por ello los autores
distinguen ente el signo y el símbolo, basando la distinción en el hecho de que el signo
representa una relación natural (por ejemplo el humo con relación al fuego). Símbolos
son por ejemplo: carteles indicadores, números, logotipos, palabras, señales, etcétera.

La palabra constituye la menor unidad de significado. Todas las palabras poseen


significado, aunque no todas las cosas que poseen significados son palabras El llanto de
un bebé posee significado sin constituir ninguna palabra. Los seres humanos a través
de ciertas grafías han dado significado a cada palabra mediante una convención
expresa o tácita. Durante mucho tiempo se ha creído que la relación de las palabras
con las cosas nombradas por ellas se da de una forma natural, cuyo sentido debe ser
descubierto. Sin embargo no hay nada en las características de las cosas que haga a un
nombramiento necesario y único. No hay nada a lo que pueda ser considerado como
palabra correcta o incorrecta para una cosa. Para evitar los problemas semánticos o de
significado debe distinguirse claramente lo que la palabra designa, denota y connota.
Lo que la palabra designa es el conjunto de características de la cosa, o de otro modo,
el conjunto de propiedades que deben tener las cosas para que la palabra le sea
aplicada (por ejemplo la palabra “árbol” designa como características, a la raíz, tronco,
follaje, ramas, hojas, flores, frutos, etc.). Lo que la palabra denota son las cosas a las
que la palabra nombra. Por ejemplo en el caso de “árbol” denota a un lapacho,
naranjo, ombú, cedros, etc. La connotación de la palabra refiere al efecto que causa en
el usuario e interlocutores (sentimientos, actitudes, etc.). Como dice Nino,
normalmente las palabras denotan un objeto y designan sus características. Sin
embargo pueden haber palabras que designen características atribuidas al objeto sin
denotar una cosa real (por ejemplo: centauro, minotauro, energía,) o bien pueden
existir palabras que denoten a un individuo u objeto real sin que designe
características comunes que hagan a la aplicación de la palabra (generalmente son los
nombres propios: ¿cuáles deben ser las características que debe poseer un individuo
para que se le aplique el nombre Daniel Gómez, por ejemplo? Se responde pues, que
no hay ninguna característica común de los individuos que haga a la aplicación de una
palabra usada como nombre propio, por esta misma razón, que el nombre es propio, e
individual). Siguiendo esta línea de razonamiento, no hay nada en una persona que
merezca el nombre de “Lionel”, que no radique en la voluntad de quienes ponen ese
nombre, pero además, el hecho de que porte tal nombre, no garantiza de que juegue
bien al futbol por ejemplo.

Algunas propiedades o características de las cosas son definitorias del uso de la


palabra. Por ejemplo la figura que tiene tres lados y ángulos define el uso de la
expresión “triángulo”, para la expresión genérica hombre el hecho de ser un animal o
ser racional. Otras características son meramente accesorias o concomitantes, por
ejemplo, en el caso de un triángulo que sea equilátero, isósceles o irregular; en el caso
de hombre que posea características de determinada raza o sea de baja, mediana o
alta estatura.

Otros problemas de significado están relacionados con la ambigüedad y vaguedad de


las palabras. Una palabra es ambigua cuando posee más de un significado (por
ejemplo: “Banco”, “Cabo”, “Radio”, “plomo”). Ninguna palabra en sí misma es ambigua
sino que es usada ambiguamente. Las ambigüedades pueden ser semánticas o bien
sintácticas, y se dan tanto con relación a las palabras o en frases u oraciones por el uso
de conectivas. (y/o). Otro tipo de ambigüedad se denomina de “proceso/producto”: la
palabra puede referirse tanto al proceso de realización de una acción como al
producido de esa acción (por ejemplo la palabra “construcción”. Cuando digo “me voy
a la construcción” puede interpretarse como referido al proceso de construcción de un
objeto, como al objeto ya construido). Una palabra es vaga cuando no están precisados
los límites de aplicación de la palabra. Dicho de otro modo: conozco el significado de la
palabra pero no sé con precisión a que objetos se aplica (¿cuándo un cuadro puede ser
catalogado como “bello”?; ¿qué significa que una conferencia sea “pesada” u
“oscura”?; ¿Cuánto debe medir una persona para que sea calificada como “alto” o
“bajo”). Generalmente las discusiones que se efectúan con respecto a la vaguedad de
las palabras remiten a cuestiones relacionales o a la aplicación de criterios o
“standars”: por ejemplo, “bajo” “alto” con relación a qué o a quien; Existen cosas u
objetos a los que la palabra indudablemente se aplica y otras a las que
indubitadamente no se aplican, pero existe también una zona oscura o de penumbra
en las que podemos razonablemente dudar sobre la aplicación de la palabra (¿de
cuántos cabellos debe carecer una persona para que podamos decir sin duda alguna
que es “calva”). El uso de una palabra puede ser actualmente claro, no obstante que
potencialmente puede ser vago; por ejemplo palabras como “escritura”, “escriba”,
“escribir”. En el futuro ¿podemos describir la situación de una persona diciendo que
está escribiendo cuando le hable a una máquina en un idioma y esta la vuelque a un
papel?

Para evitar los problemas semánticos conviene pues prestar atención a las
propiedades de las cosas con relación a las palabras y recordar que algunas
propiedades son definitorias en el sentido de que su presencia o ausencia determina la
aplicación o no de la palabra, y otras propiedades son accesorias o concomitantes, lo
que significa que, por lo general, se presentan en forma conjunta con las propiedades
definitorias.

Las oraciones constituyen un conjunto de palabras unidas gramaticalmente de modo


que el enunciado tenga sentido. (Sujeto, predicado, verbo). Las proposiciones
constituyen el sentido y el significado de una oración. Puede haber distintas oraciones
y una sola proposición

“Juan es más alto que Pedro.”

“Pedro es más bajo que Juan.”

La proposición (sentido o significado de la oración) es una sola, pero son dos oraciones
que la expresan

También puede ocurrir que una proposición se exprese a través de dos o más
oraciones.

La proposición que expresa “el Cabo de Hornos es frío” puede tener en una oración
como sujeto a un accidente geográfico de la República Argentina o una persona con
una graduación militar en referencia a su carácter o estado de ánimo.

Debemos recordar en este punto, que solo tiene sentido predicar la verdad o la
falsedad de las proposiciones y no de las oraciones. Solamente las proposiciones, o sea
el significado de las oraciones, pueden ser verdaderas o falsas.

CONCEPTO, JUICIO Y RAZONAMIENTO.

Una estructura lógica se compone de Conceptos, juicios y razonamientos. La estructura


constituye una unión de elementos simples que pretende tener coherencia en base a
uno o varios criterios correctores. La noción de sistema, cobra aquí una relevancia
importante.

Millán Puelles expresa que en definitiva todo sistema pretendidamente científico,


constituye y se compone de una ordenación o complementos de conceptos. Lo mismo
acontece en el pensamiento ordinario. Ejemplifica del siguiente modo: si pienso “el
papel es blanco” los elementos centrales de este pensamiento son los conceptos de
“papel” y de “Blanco”. Debe existir una representación mental de los conceptos para
dar coherencia y sentido al enunciado. La aprehensión del concepto y su relación con
el resto del acontecer psíquico es objeto de la psicología. La lógica estudia –según
Millán- el concepto objetivo. Así explica este autor que “Las cosas que percibimos por
los sentidos son singulares y concretas. El hombre con quien trato –el que me oye y me
habla – no es nunca el hombre en general sino este y determinado hombre distinto de
los otros”. En cambio el hombre tiene un concepto general o universal que me sirve
para identificar los atributos de todos los hombres, sin necesidad de ocuparme de un
hombre singular. Sé que el hombre singular, es hombre, porque conozco las
características y atributos del hombre en general, esto es, del universal. El hombre
concreto, el que está en frente mío es una entidad real, pero el concepto universal de
“hombre” es una abstracción.

Hospers en la obra ya citada (introducción al análisis filosófico) se pregunta ¿cuándo


tenemos un concepto? Proporciona desde el comienzo varias respuestas tentativas,
pero en definitiva expresa que poseemos un concepto cuando somos capaces de
discernir y distinguir mentalmente en base a diversos criterios pre establecidos, los
distintos objetos. Luego pregunta si los conceptos ¿están basados en la experiencia?
Analiza que en los conceptos sensoriales la cosa es relativamente sencilla mediante un
simple “muestreo” podemos adquirir por ejemplo la idea de “rojo” y sus variadas
tonalidades. Pero con respecto a algunos conceptos, la experiencia sensible parece no
contar demasiado, no por lo menos en la medida en que sí cuentan con los conceptos
sensoriales. ¿Cómo podemos adquirir el concepto de “libertad”, “honestidad”,
“implicancia lógica”, “utilidad marginal”, “derecho”, por ejemplo? No hay ninguna
imagen que nos proporcione en forma directa estos conceptos, del modo como
podemos obtener la imagen de “rojo” en nuestra mente. Dice este autor, que lo que
pensamos en términos de “libertad” puede ser muy diferente de lo que imaginamos
cuando pensamos en ella. Lo que imaginamos, si es algo, solo es, un añadido
incidental. Es controvertido o controvertible determinar de qué experiencias
sensoriales es dependiente nuestro concepto de libertad. Concluye Hospers que en la
adquisición de conceptos tales como estos, juegan además de la experiencia sensorial,
otros tipos de experiencia como son los usos del lenguaje, los criterios de significado, o
experiencias extras sensoriales aunque difíciles de identificar y analizar.

El juicio. El conocimiento humano para ser tal necesita de la aprehensión, o la


captación del objeto, así como también del entendimiento. Una vez que alcanzamos el
entendimiento estamos en condiciones de juzgar, es decir, de emitir un juicio. Los
autores generalmente hablan de un juicio psicológico y un juicio lógico. El juicio
psicológico es un proceso mental de asociación de conceptos. Luego, el juicio lógico es
el enunciado que lo expresa. Pueden coincidir o no. Esto se entiende puesto que si hay
coincidencia entre lo que expreso y lo que enuncio no existen mayores inconvenientes.
Puede ocurrir que lo que pienso en un juicio psicológico (mental) no sea expresado o
enunciado de la manera que lo pienso. Esto demuestra que la estructura lógica del
juicio es independiente del juicio psicológico o mental. Puedo pensar por ejemplo
“Pedro padece una enfermedad mental” y enunciarlo como “Pedro está enfermo”. Si
bien es cierto existe una correspondencia entre ambos enunciados, la enunciación del
mismo el juicio lógico no es tan certero como el juicio mental.

Si digo por ejemplo: “el hombre está dormido” para formular el enunciado debo tener
por un lado, el concepto de “hombre” y por otro lado el concepto de “dormir”. Esto
demuestra que el concepto está relacionado con la palabra, también denominada
“término lógico”. Para emitir un juicio debo poseer un enlace de los conceptos al que
se denomina “cópula” que son por lo general los verbos de las oraciones. Mientras los
conceptos están relacionados con las palabras, los juicios están relacionados con las
oraciones, más precisamente con las proposiciones, que constituyen como habíamos
señalado, el significado de las oraciones.

Razonamiento o raciocinio. Es la facultad del intelecto, por el cual se procura pasar de


una verdad a otra. Sin demasiadas complicaciones cabe decir junto con Millan Puelles
que el raciocinio es el acto por el que la mente pasa de lo conocido a lo desconocido.
Exige pues, una ordenación lógica consistente en que una verdad preceda de otra
verdad, que la contiene en forma actual o potencial.

El razonamiento constituye un nexo entre dos estructuras lógicas, una antecedente y


otra consecuente, de la cual se extrae una conclusión que se pretende sea verdadera.
Copi define al razonamiento o raciocinio diciendo que es cualquier grupo de
proposiciones tal que una de ellas se afirma que deriva de la otra u otras, las cuales son
consideradas como elementos de juicio a favor de la verdad de la primera.

La conclusión de un razonamiento es la proposición que se afirma sobre la base de las


otras proposiciones.

La primera ley del raciocinio expresa que cuando un antecedente es verdadero, la


conclusión también debe ser verdadera; por ende, el segundo principio o la segunda
ley del raciocinio preceptúa que cuando el antecedente es falso la conclusión también
debe ser falsa, lo que implica una mera deducción lógica. Las dos formas típicas de
razonamiento son la deducción y la inducción.

Una tarea del lógico para distinguir los razonamientos correctos de los incorrectos, es
saber identificar las premisas y la conclusión.

En un razonamiento es posible que la conclusión anteceda a las premisas que le sirven


de base: por ejemplo en el siguiente razonamiento (Copi) primero se encuentra la
conclusión en base a dos premisas “En una democracia, los pobres tienen más poder
que los ricos, porque son más y la voluntad de la mayoría es suprema”. Aquí la
conclusión se encuentra al comienzo “En una democracia, los pobres tienen más poder
que los ricos” está basada en dos premisas 1) porque son más y 2) porque la voluntad
de la mayoría es suprema.

También señala Copi que la conclusión en un razonamiento puede estar entre


premisas diferentes brindadas en su apoyo. El siguiente razonamiento es un ejemplo:
“Puesto que los principios éticos tienen influencia sobre las acciones y los efectos, se
desprende de ello que no pueden ser derivados de la razón; y esto porque la razón sola,
como ya hemos probado, nunca puede ejercer influencia”. La conclusión del
razonamiento se encuentra en el medio: Los principios éticos no pueden ser derivados
de la razón. (Copi; ob cit. Pág. 8)

En los razonamientos por lo general existen ciertos indicadores de que nos


encontramos en presencia de premisas, y ciertos indicadores de conclusión. Entre los
primeros se pueden citar: “Puesto que”, “porque”, “en tanto que”, “pues”, “por la
razón de que”. Entre los indicadores de conclusiones se encuentran por lo general:
“así”, “por tanto”, “luego”, “por consiguiente”, “podemos inferir”, “podemos concluir”,
“por ende”.

En la deducción, de las premisas (antecedentes) generales se extrae una conclusión


particular. En cambio en la inducción, de premisas particulares se extrae una
conclusión general. Se dice en términos simples que el razonamiento deductivo va de
lo general a lo particular y el razonamiento inductivo, a la inversa va de lo particular a
lo general.

Al razonamiento lógico se llega luego de realizar un proceso de inferencia lógica. La


inferencia es un proceso por el cual se llega a una proposición y se la afirma sobre la
base de otra y otras. Al lógico, según Irving Copi, no le interesa el proceso de la
inferencia, tanto como las proposiciones que constituyen el punto inicial y terminal de
este proceso, así como las relaciones existentes entre ellas.

Cabe recordar aquí que las proposiciones, como hemos señalado, constituyen el
sentido o el significado de las oraciones, y pueden ser predicados de verdad o falsedad,
es decir, concretamente, son verdaderas o falsas. En esto, las proposiciones se
diferencian de las preguntas, de las exclamaciones y de las órdenes, consejos o
súplicas. También se señala que las oraciones forman parte de un lenguaje
determinado: “ I am hungry”, “tengo hambre” son dos oraciones distintas, una en
inglés y otra en castellano pero poseen un mismo significado, es decir hay una sola
proposición.

SILOGISMO. Premisas y conclusiones.

Un silogismo es una estructura lógica que contiene uno o más razonamientos. Como lo
señala Copi, en todo razonamiento sobre la base de una o más premisas, se llega a una
conclusión. Para que se exprese un razonamiento, una condición necesaria es que el
razonamiento contenga una o varias afirmaciones (premisas).

Asimismo, el razonamiento silogístico para ser tal no debe contener órdenes, u otros
usos que no puedan ser predicados de verdad o falsedad. Por ejemplo el autor señala
que, si expreso: “Los sinónimos son buenos sirvientes, pero malos amos, por lo tanto,
elijámoslos con cuidado” bien puede aparecer como un razonamiento, pero en verdad
no lo es, dado que lo que aparece como conclusión en realidad es una orden y como
tal no puede ser ni verdadera ni falsa, puesto que el propósito de las ordenes es dirigir
el comportamiento, determinar una conducta. Siguiendo este hilo conductor, los
razonamientos tampoco pueden contener consejos, súplicas, ruegos, ni ningún otro
uso del lenguaje que no pueda ser predicado de verdad o falsedad. La o las premisas
en un razonamiento aparecen como la base o el fundamento de la conclusión.

CAPITULO 3

Razonamientos y Falacias. Falacias Argumentales. Falacias formales y no


formales. Falacias de atinencia y falacias de ambigüedad. Las formas de
evitar las falacias.

FALACIA

Una falacia es un tipo de razonamiento aparentemente correcto pero realmente


incorrecto. Concretamente, es un tipo de argumentación incorrecta (Copi, Irving).

También se habla de una falacia cuando el argumento, a pesar de ser incorrecto, es


psicológicamente persuasivo, es decir, bajo una mera apariencia de corrección, es un
razonamiento engañoso. (Comesaña; 2001)

CLASIFICACION de las FALACIAS.

Es conocida la clasificación de las falacias en formales y no formales.

Las falacias formales, como su nombre lo sugiere, se dan por la forma de la


argumentación, o dicho de otro modo, por la forma en que las proposiciones se
relacionan entre sí.
Existe pues, un error en la construcción del argumento y tal error es siempre objetivo,
es decir, significa que el o los errores resultan evidentes. No depende de la percepción
de un determinado sujeto.

En las falacias no formales se configuran también errores en la argumentación, no por


la forma o modo en que se dan las proposiciones, sino por inadvertencia, falta de
atención, vaguedad, ambigüedad o desacuerdo en el significado de los términos
usados en el desarrollo del razonamiento.

Con relación a las falacias formales, algunos ejemplos, muy conocidos, aclaran el
alcance de dichas falacias. Las más comunes se dan por la afirmación del consecuente,
por la negación del antecedente o por la negación falaz del uso de las conectivas o
disyunciones (y/o).

Afirmación de la consecuencia. “Si estudio mucho sacaré una buena nota, de modo
que si saco una buena nota habré estudiado mucho.”

Negación del antecedente. Si niego una premisa antecedente la conclusión es falsa. “Si
llueve la calle se mojará; no ha llovido así que la calle no se mojará.”

Negación falaz de la conjunción. “Para hacer una buena tortilla se necesita papas y
huevos; no salió una buena tortilla, puesto que no puso papas”.

Las falacias no formales, como quedó dicho, se configuran porque las premisas que
hacen de soporte a la conclusión en el razonamiento no son adecuadas racionalmente
por algún defecto en la articulación, o en el significado de los términos lógicos.

Son argumentos que tienden más a convencer o a persuadir que a demostrar


racionalmente la coherencia de la conclusión con las premisas.

Los autores dan distintos tipos de ejemplos o tipologías de falacias no formales.

En lo que sigue tomaremos en consideración el desarrollo que hace Irvin Copi


(Introducción a la Lógica) de las tipologías y división de las falacias no formales, atento
al indudable valor pedagógico del desarrollo del tema que realiza el mencionado autor.

Copi, divide a las falacias No formales en Falacias de atinencia y falacias de


ambigüedad.

Las falacias no formales de atinencia son aquellos razonamiento en que las premisas
no brindan adecuado soporte argumental a la conclusión porque son razonamiento
que “no pegan”, no cuadran o no encajan (en terminología vulgar) en lo que puede ser
calificado como un buen argumento. Dicho de otro modo, no brindan una base sólida;
no son las premisas adecuadas, ni atinadas a la conclusión, aun cuando el
razonamiento convence y tiene una mera apariencia lógica. Si tomamos en cuenta la
clasificación de los usos del lenguaje podríamos decir que procuran -como el lenguaje
emotivo- expresar una actitud o provocarla. En este tipo de falacia –insisto- la
conclusión “no pega”, no cuadra con las premisas.

Siguiendo a Copi podemos referirnos a los siguientes tipos de falacias no formales de


atinencia: argumentos ad baculum (apelativo a la fuerza), ad hominen (ofensivo) ad
hominen (circunstancial), ad ignorantiam (por la ignorancia), ad misericordiam
(llamado a la piedad), ad populum (al pueblo); ad verecundiam (apelación a la
autoridad); accidente; accidente inverso o generalización apresurada; causa falsa;
petitio principii (petición de principio); pregunta compleja y de conclusión inatinente.
En total son trece tipologías que brinda el autor en seguimiento quien toma como
referencia, a su vez, las enseñanzas de Aristóteles en Refutaciones sofísticas.

1.- El Argumento ad baculum (apelación a la fuerza) se comete cuando se apela a la


fuerza o a la amenaza de fuerza para provocar la aceptación de una conclusión. Se
comete este tipo de falacia, cuando por ejemplo en una discusión el jefe de un partido
político recuerda la cantidad de votos que tiene su partido, o el respaldo político
obtenido en una elección, en apoyo de su opinión. Lógicamente estas consideraciones
no tienen nada que ver con los méritos de la argumentación.

2.- Argumentum ad hominen (ofensivo) literalmente es el argumento dirigido contra el


hombre. La falacia argumental ad hominen de tipo ofensivo se comete cuando, en vez
de refutar la verdad de lo que se afirma, se ataca a quien hace la afirmación. Así por
ejemplo, decir que una proposición o un argumento es falso porque quien lo dice es un
delincuente, o por su condición social, su pertenencia a una cierta etnia raza o
profesión, es una falacia porque no discuten los argumentos, ni se los rebate, sino que
se lo descalifica por su origen o por quien lo dice.

3.- Argumentum ad hominen (circunstancial) la falacia se da en relación con el


argumento esgrimido por una persona que es descalificado por las circunstancias o
condiciones que lo rodean. Así, cuando alguien argumenta que un sacerdote católico
no puede opinar ni debatir sobre la crianza de los hijos en la familia sobre la base de
que la religión propugna la castidad y el celibato, o porque los sacerdotes no pueden
tener familia, comete este tipo de falacia. Copi proporciona otros ejemplos: comete
esta falacia el cazador que frente a una acusación de barbarie por cazar animales
inofensivos, por deporte o diversión, replica a modo de pregunta ¿Por qué se alimenta
ud. de la carne de animales (ganado) inocentes? o también puede preguntar ¿Acaso es
ud. vegetariano? Es decir, no trata de justificar racionalmente porqué en su opinión
debería admitirse en determinadas circunstancias la caza de animales.
4.- Argumentum ad ignorantiam (argumento por la ignorancia) El ejemplo clásico de
este tipo de argumentos es el siguiente: “debemos admitir que hay fantasmas porque
nadie nunca pudo demostrar que no los hay” “yo no creo en las brujas, pero que las
hay, las hay!”. Del hecho de que no se haya podido demostrar su falsedad, no puede
acreditarse sin más la verdad del enunciado. Nuestra ignorancia no basta para refutar
la verdad o la falsedad del argumento. Según Copi, esta falacia se comente en forma
común con relación a temas extrasensoriales, donde no existen pruebas claras y
contundentes a favor o en contra de su existencia. También advierte que aún cuando
este tipo de argumentación es falaz en la mayoría de los contextos, en materia jurídica
y específicamente judicial, los jueces en muchos ordenamientos legales deben hacer
valer una presunción de inocencia cuando no se aporten pruebas fehacientes en
contra de una persona imputada de cometer un delito penal. O sea, se admite la
inocencia porque no se puede probar la culpabilidad.

También advierte Copi que en los contextos jurídicos el tipo de argumentos


denominados ad hominen (ofensivo) puede no ser falaz cuando se trata de señalar o
sembrar dudas sobre la declaración de una persona que en forma reiterada tiene por
hábito mentir o engañar al tribunal. En los casos en que esta circunstancia pueda
demostrarse, implica la reducción de la confianza por parte del tribunal hacia el
testimonio y en definitiva, la descalificación de este.

5.- Argumentum ad misericordiam (llamado a la piedad) Se comete cuando se apela a


la piedad para aceptar una determinada conclusión. Un ejemplo lo constituye la
actitud de la persona que para solicitar un crédito en una institución bancaria se viste
en forma modesta para denotar su necesidad. Es claro que esta actitud puede originar
en la institución crediticia una actitud negativa precisamente porque la apariencia del
peticionante no denota solvencia económica. También este tipo de argumentos se
esgrimen con frecuencia en los tribunales de justicia cuando el abogado defensor deja
de lado los hechos y trata de obtener clemencia haciendo referencia a las condiciones
personales del acusado (por ejemplo ser pobre, no tener familia, o tenerla y ser el
único alimentante, etc.) Otro ejemplo citado por Copi refiere a la defensa que hizo
Sócrates de sí mismo en el juicio que se le siguió en su contra en los siguientes
términos “Claro amigo, yo soy un hombre, y como los otros hombres, una criatura de
carne y hueso y no de madera o piedra… y tengo también familia, sí, y tres hijos … oh
Atenienses! Tres en número, uno casi hombre, y dos aún pequeños, sin embargo, no
traeré a ninguno de ellos ante vosotros para que pida mi absolución”.

Como también lo apunta Copi, el argumento puede ser llevado al ridículo, como es el
caso del imputado o acusado del homicidio de sus padres que pide clemencia al
tribunal sobre la base de que ha quedado huérfano.
6.- Argumentum ad populum (apelación al pueblo) Está constituido por el intento de
ganar asentimiento popular para una conclusión despertando las pasiones o el
entusiasmo de la multitud. Es –dice Copi- el recurso favorito del propagandista o del
demagogo. Comer algo o utilizar un determinado objeto porque lo hace algún
personaje famoso, llevar una vestimenta o un producto que presenta masiva
aprobación, la apelación o recurrencia al snobismo, o a la sofistificación, la marca que
más vende en una región o en un país, son ejemplos de este tipo de argumentación. La
aceptación popular de un producto no acredita que el producto sea bueno, ni que sea
lo más adecuado o satisfactorio o, dicho de otro modo, el asentamiento o la
aceptación general de una opinión, no significa que quien la propugna o la diga tenga
razón.

7.- Argumentum ad verecundiam (apelación a la autoridad) se comete este tipo de


falacia cuando se cree que quien expresa o articula el argumento lleva la razón sobre la
base de que es una autoridad o especialista en la materia o tema. Advierte Copi que
no es estrictamente falaz porque el especialista puede igualmente llevar razón, pero
cuando siempre se le da la razón a pesar de su mala argumentación, por el solo hecho
de ostentar la especialidad, es un error. Más aún se nota esta falacia cuando se apela a
la fama o autoridad de una persona cuando el tema en discusión está fuera de su
especialidad.-

8.- Accidente. La falacia de accidente consiste en aplicar una regla general a un caso
particular cuyas circunstancias accidentales hacen inaplicable la regla (Copi, Inrving Ob
cit. Pág. 92). Es decir, se apela a una generalización cuando toda regla general puede
tener alguna excepción. Ejemplo: lo que compramos ayer, lo comemos hoy; ayer
compramos carne cruda, hoy comemos carne cruda.

9.- Accidente inverso. Cuando en la generalización tomamos casos excepcionales o


atípicos, puede cometerse la falacia de accidente inverso. Por ejemplo; si tomamos en
cuenta los efectos nocivos de las bebidas que contienen alcohol en los alcohólicos,
podemos llegar a la mala generalización de que el alcohol o las bebidas que lo
contienen son siempre nocivos para la salud.

10.- Causa falsa. Se genera cuando se toma como causa de un efecto algo que no es
una causa real. Por ejemplo, muchos se llaman a engaño cuando creen que el
tratamiento adecuado para los resfríos es tomar cocciones de ciertos brebajes, porque
luego de 3 semanas de tratamiento, el resfrío desapareció.

11.- Petitio principii (petición de principio). Cuando alguien toma como base de su
razonamiento la misma conclusión que pretende probar comete este tipo de falacia. Es
decir, es un razonamiento circular. Por ejemplo cuando digo “Messi es mejor jugador
de futbol que Ronaldo, porque la gente que sabe de futbol dice que Messi es mejor
jugador”.

12.- La pregunta compleja. Se comete cuando al formular un interrogante se da por


supuesta una situación que debe ser probada en forma previa. Estas preguntas
conllevan o plantean un problema o dilema a la hora de responder. Por ejemplo Si
pregunto ¿abandonó ud. sus malos hábitos? si contesto Si o no lleva a un mismo
resultado, el reconocimiento de la posesión de malos hábitos. Si respondo
afirmativamente significa que tuve malos hábitos, y si respondo negativamente
significa que tengo malos hábitos. La pregunta para obtener una respuesta
satisfactoria debe ser desdoblada; primero ¿tiene ud. malos hábitos? Luego; ¿los
abandonó? en los interrogatorios judiciales muchos abogados hábiles detectan estas
falacias o se aprovechan de su conocimiento para inducir a una respuesta que
favorezca su postura. Por ejemplo ¿Dónde ocultó las pruebas? ¿Qué hizo con el dinero
que robó?

13.- Ignoratio elenchi (conclusión inatinente) Se comete cuando un razonamiento que


se supone dirigido a establecer una conclusión particular es usado para probar una
conclusión diferente. Por ejemplo en un juicio en que el fiscal pretende probar la
culpabilidad del acusado de un horrendo crimen o asesinato puede argumentar y
probar que el crimen de asesinato es realmente horrible, pero de allí no puede extraer
sin más, la conclusión de que el acusado es el autor de ese horrendo crimen. Puedo
afirmar y probar en un razonamiento que todo el mundo tiene derecho a tener una
vivienda digna y en esta argumentación también puedo lograr el asentimiento de un
auditorio o de la población, pero de allí a lograr la sanción de una ley para que el
Estado procure para todos sus habitantes una vivienda digna no es una conclusión
atinente, ya que el Estado probablemente no tenga los recursos necesarios para el
logro de tal finalidad.

LAS FALACIAS DE AMBIGÜEDAD. Este tipo de falacias por lo general aparecen en


razonamientos que contienen expresiones o términos ambiguos.

Copi ofrece los siguientes ejemplos de falacias de ambigüedad:

1.- El equívoco. Estas falacias son comunes en argumentos que utilizan términos o
palabras que tienen más de un significado. Por ejemplo palabras tales como “Pico”,
“banco”, “cabo”, “gato”, “radio” etc. Si digo “me voy al banco” “utiliza el pico” “es
grande el radio” puedo caer en algún problema semántico que se aclara ni bien se
establece el significado del término utilizado. Pero existen situaciones más complejas
como lo demuestra el siguiente ejemplo de Copi: “El fin de una cosa es su perfección,
la muerte es el fin de la vida, por lo tanto la muerte es la perfección de la vida” Este
razonamiento es falaz puesto que se utiliza la expresión “fin” con dos sentidos: como
objetivo, o como último acontecimiento. También es común este tipo de falacia
cuando se utilizan términos relativos, como grande, alto, flaco, pequeño, Bueno, etc…
Por ejemplo si digo, “va a ser un buen presidente porque es un buen abogado”, cometo
este tipo de falacia por equívoco.

2.- Anfibología. Se comete este tipo de falacia cuando el argumento es confuso debido
al uso (descuidado o torpe) de las palabras que integran el razonamiento. Puede ser
verdadero en una interpretación y falso en otro. Por ejemplo cuando pretendo dirigir
el comportamiento mediante frases populares puedo cometer esta falacia: “el que ríe
último, ríe mejor”; “no por mucho madrugar amanece más temprano”.

3.- El énfasis Se comete este tipo de falacia cuando en la interpretación de un


argumento o razonamiento se pone más el sentido o se presta más atención a ciertos
o palabras para afirmar tendenciosamente la verdad o falsedad del mismo. Por
ejemplo en el razonamiento que expresa “si el hombre supiera realmente el valor que
tiene la mujer andaría sin dudas en su búsqueda”. Seguramente el énfasis en el
hombre, o el énfasis en la mujer, cambia el sentido del razonamiento y del argumento.

4.- La composición. Requiere dos razonamientos, complementarios entre si.


Individualmente uno de los razonamientos puede ser verdadero, pero en la
composición, complementación de todo el argumento, se extraen conclusiones falsas.
Del hecho de que las partes que componen un todo contienen individualmente ciertas
características, estas no pueden transferirse al todo mismo, esto es, a la unidad total.
Por ejemplo cuando digo “Un camión es un vehículo indudablemente liviano porque
todas las partes que la componen tienen menos peso que el total de la unidad”. “Como
cada escena de la obra es perfecta, en consecuencia, la obra en su totalidad debe ser
considerada como una perfección”. “Si la película tiene buenos actores y actrices,
indudablemente debe ser buena película”.

5. La división. La falacia de división constituye la inversa de la falacia de composición.


Lo que es cierto en su totalidad puede no serlo cuando se lo divide en partes. Por
ejemplo cuando digo, “Puesto que la sociedad es muy importante en esta plaza
societaria, el director de la misma, es una persona muy importante también en este
medio”. Bien puede suceder que pese a la importancia asignada y comprobada de la
sociedad, el director ni siquiera sea conocido en la plaza o en el medio donde se
desempeña y desenvuelve dicha sociedad. Según Copi, se comete este tipo de falacia
cuando se pretende deducir de las propiedades de una colección de elementos, las
propiedades de los elementos mismos.

¿Cómo pueden evitarse las falacias?


Las falacias son razonamientos tramposos, engañosos. Conocer los distintos tipos de
falacias, analizarlos y clasificarlos es una manera efectiva de evitarlos. El conocimiento
de los distintos usos del lenguaje, las propiedades asignadas a las cosas para
nombrarlas, la estipulación de significados de las palabras, o la advertencia adecuada
sobre su uso es otra de las maneras de evitar estos razonamientos engaños. Mas,
también hay que advertir que no hay ningún método infalible, y que la lógica solo
proporciona instrumentos o herramientas para transitar el camino de la buena
argumentación, del buen razonamiento, y distinguir este de los malos o engañosos.

CAPITULO 4
La Definición. Sus propósitos. Tipos de definiciones. El problema de la
verdad en la lógica. El simbolismo lógico. La lógica de la investigación
científica.

“Definir” es otorgar un significado a la palabra. El propósito de una definición es por


consiguiente establecer el significado de una palabra.

La definición, por regla, es la acción y el resultado de establecer un significado de una


palabra. Una clasificación muy rudimentaria puede distinguir las siguientes variedades
de “definiciones”:

1) definiciones lexicográficas o descriptivas: definen un objeto por la variedad de


características o por los usos comunes de la palabra. En general son definiciones que
aparecen en los diccionarios, por ejemplo: “el derecho es el resultado de una
conjunción de normas y conductas”. Este tipo de definición se relaciona con la
designación de la palabra.

2) definiciones estipulativas nacen de una convención o estipulación ; por ejemplo “en


adelante llamaremos derecho a un conjunto de normas coercibles que rigen la
convivencia en una comunidad”

3) definiciones ostensivas se obtienen mediante un muestreo o señalización (por


ejemplo “verdaderos derechos han sido los sistemas angloamericanos y continentales
europeos”. Esta tipología se relaciona con la denotación de la palabra, es decir, con las
cosas o hechos nombrados por la palabra
4) definiciones persuasivas cambian el significado descriptivo de una palabra para
hacer valer el significado emotivo; Por ejemplo: “el derecho no puede ser más que
justo, ya que no puede existir derecho injusto”. Tienen vinculación con la connotación
de las palabras, o con el lenguaje emotivo, que es aquel tipo de lenguaje que sirve para
expresar emociones o provocarlas en el interlocutor.

Lenguaje prescriptivo. Lenguaje normativo.

Con anterioridad he señalado que el lenguaje no es más que un medio de expresión o


de comunicación del pensamiento, y que existen distintos tipos de lenguajes, por lo
que el lenguaje verbal constituye solo una especie de lenguaje. Se puede distinguir
además del lenguaje de las palabras (verbal), el lenguaje de los gestos (gestual). De los
distintos usos del lenguaje verbal (descriptivo o informativo, conativo o connotativo,
prescriptivo, operativo) merece especial consideración para el derecho entendido
como un sistema normativo, el lenguaje prescriptivo, ya que una de las características
fundamentales del orden jurídico, del sistema jurídico o del derecho en sentido
objetivo es el de ser directivo, puesto que pretende dirigir el comportamiento
humano. No todo el lenguaje del derecho es imperativo, ya que existen dentro del
sistema deductivo que constituye el derecho, enunciados no imperativos, como por
ejemplo definiciones (el artículo 957 del Código civil y Comercial de la Nación
Argentina define lo que es un contrato; el artículo 259 del mismo Código define lo que
es un “acto jurídico”; el artículo 260 al “acto voluntario”); conceptualizaciones (por
ejemplo: el concepto de “familia”, “empresa”, o “empresario”), expresiones de deseos
o directrices (como por ejemplo las expresiones contenidas en el preámbulo de la
Constitución Nacional), principios jurídicos (“en el caso de duda debe estar a lo que sea
más favorable para el imputado o el reo” “las leyes se suponen conocidas por todos los
ciudadanos”) y principios extra-jurídicos (“el modulo del buen padre de familia exige
responsabilidades, esmeros y cuidados particulares del padre con respecto al hijo”…
“de cualquier padre con relación a cualquier hijo” o “de cualquiera de los padres con
referencia a cualquiera de los hijos”; “el obrar correcto de toda persona beneficia a
todos los integrantes de una sociedad o comunidad”).

El lenguaje normativo no es solamente jurídico, ya que existe un lenguaje normativo


moral, de los usos o convencionalismos sociales, normativo religioso, etc. Es decir, no
todo el lenguaje normativo es jurídico; o lo que es lo mismo: existen varios lenguajes
normativos de los cuales solo uno es jurídico. En un sistema jurídico puede constatarse
la presencia de enunciados normativos (enunciados que son normas jurídicas) y
enunciados no normativos (enunciados que no son normas jurídicas). Los enunciados
no normativos contenidos en los sistemas jurídicos son importantes porque
contribuyen a extraer las consecuencias lógicas por medio de la deducción de las
implicancias contenidas en dichos enunciados.
Se dice que el lenguaje de la ciencia del derecho es normativo. Ello NO significa que la
llamada ciencia del derecho se encuentre compuesta de normas, sino que está referida
a dichas normas. Por ejemplo una norma del ordenamiento jurídico argentino más
precisamente un Artículo del Código Penal, expresa que “Se aplicara reclusión o
prisión de 8 a 25 años al que matare a otro…”. El científico del derecho dirá
describiendo esa situación que “en el ordenamiento jurídico argentino se encuentra
vigente una norma que establece imperativamente la aplicación de una pena de 8 a 25
años para quien mate a otra persona…”. Si así no lo dice, el enunciado científico no se
ajustara a la verdad. El primero es un enunciado normativo, el segundo es un
enunciado descriptivo, no normativo. Como enunciado descriptivo que es, puede ser
predicado de verdad o falsedad, según que la descripción se corresponda o no con la
situación o el estado de cosas que pretende describirse. El enunciado normativo no
pretende describir ninguna situación sino dirigir el comportamiento estableciendo que
la realización de una conducta está prohibida, permitida o es obligatoria según el
orden jurídico.

El problema de la verdad en la lógica.

Nadie pretende lógicamente tener conocimientos falsos. La verdad es una meta o


propósito del conocimiento.

Cuando tratamos los usos del lenguaje hemos dicho que puede predicarse verdad o
falsedad de las proposiciones que corresponden al uso descriptivo del lenguaje. Si digo
por ejemplo “el pizarrón es verde” ese enunciado prescriptivo, una vez contrastado con
la realidad puede ser verdadero o falso. Sin embargo si digo “cierre la puerta” o
“estudien lógica” estos enunciados por no describir ningún estado de cosas, y por la
pretensión que encierran de dirigir el comportamiento no son susceptibles de
predicarse la verdad o falsedad, puesto que su propósito no es describir una realidad o
un estado de cosas, sino de determinar la realización o no de una conducta, esto es
dirigir el comportamiento. Por tal motivo, del uso prescriptivo del lenguaje no es
posible predicar la verdad o falsedad. Lo mismo ocurre con el lenguaje poético ya que
la intensión de este tipo de lenguaje emotivo es expresar emociones o provocarlas.

Hay algunas proposiciones cuya verdad o falsedad se puede determinar mediante el


mero análisis del significado de sus palabras. Si digo por ejemplo “los triángulos tienen
tres ángulos”, es un enunciado analítico, ya que no puede ser de otra forma, porque
del mero contraste o cotejo del significado de los términos lógicos surge con toda
evidencia su verdad.

Se dice también que el predicado esta en cierto modo contenido en el sujeto. Como
bien dice Hospers (Introducción al análisis filosófico Alianza Editorial), que sea o no
analítica una proposición depende muchas veces de las definiciones de los términos
que contienen. Por ejemplo si digo “un buen jugador rara vez pierde un juego”, puede
ser considerada analítica, o no, según los criterios con que definimos al “buen
jugador”. Si por buen jugador entendemos a quien gana un juego la mayoría de las
veces la proposición puede ser considerada analítica, en cambio si definimos buen
jugador a quien despliega las mejores habilidades, no estamos tan seguros de que sea
considerada una proposición analítica, porque bien puede ocurrir en este sentido que
un buen jugador puede perder varias veces un juego.

Una proposición es considerada como sintética cuando el predicado agrega algo que
no está contenido en el sujeto, como por ejemplo si decimos “el día esta soleado”. La
verdad o la falsedad del enunciado en este caso, surge luego de una constatación
empírica del enunciado.

Hay otra clasificación de los enunciados que ponen en tela de juicio el concepto de
verdad. Son los enunciados denominados “a priori” y “a posteriori”. Se dice que los
enunciados a priori son independientes de toda experiencia sensible y que los
enunciados a posteriori requieren pasar por el tamiz de la experiencia sensorial o por
el prisma de los sentidos.

Como también lo advierte Hospers (ob cit.) hay algunas proposiciones que cuando
reflexionamos sobre ellas aparecen como necesariamente verdaderas. Por ejemplo si
digo “no puedo estar en dos lugares diferentes a la vez”; o “todo efecto tiene su causa”
pareciera que la verdad es inherente al enunciado. Se dice que la verdad es necesaria.

Pero si digo: “hay seis personas en esta habitación” o “algunos perros son negros”, el
concepto de verdad necesaria se desvanece y la verdad pasa a ser contingente (es
decir, no necesaria)

Las proposiciones que contienen una verdad necesaria son cognoscibles a priori, y las
proposiciones que contienen una verdad contingente son cognoscibles a posteriori
luego de ser contrastada con la realidad.

Solo de proposiciones puede predicarse la verdad o falsedad, nunca de razonamientos.


Las propiedades de validez o invalidez solo pueden pertenecer a razonamientos
deductivos, pero nunca a proposiciones. Copi advierte que existe una conexión entre
validez o no validez de un razonamiento y la verdad o falsedad de sus premisas y su
conclusión, pero esta conexión no es de ninguna manera simple. Ejemplifica diciendo
que algunos razonamientos válidos contienen solamente proposiciones verdaderas

“Todas las ballenas son mamíferos” “todos los mamíferos tienen pulmones” por lo
tanto “todas las ballenas tienen pulmones”
Puede ocurrir que un razonamiento sea válido en base a premisas que no son
verdaderas, por ejemplo “todas las arañas tienen ocho patas” “todos los seres de ocho
patas tienen alas” por lo tanto “todas las arañas tienen alas”.

Un razonamiento puede ser válido con premisas verdaderas y conclusiones falsas, y


poseer conclusión falsa en base a premisas verdaderas.

El simbolismo lógico.

La lógica simbólica es un tipo de lógica especial. Los razonamientos, las premisas y


conclusiones están representadas por símbolos que constituyen a su vez,
representaciones convencionales de dichos razonamientos y sus partes componentes.
A través de la lógica simbólica podemos graficar por medio de símbolos las
proposiciones y los valores (tablas de verdad), las relaciones de implicación y
equivalencias, así como los esquemas y conjuntos lógicos de los distintos
razonamientos.

Habíamos expresado anteriormente cuál es la distinción entre oraciones y


proposiciones. Las proposiciones constituyen el significado de las oraciones. Según
Bosch (introducción al simbolismo lógico. Eudeba; 2002) una proposición es toda
sucesión de palabras de la cual tenga sentido afirmar que es verdadera o falsa.
Ejemplifica este autor a) el sol es cuadrado; b) un triángulo tiene tres ángulos c)
Napoleón bebió 127 gramos de agua el 15 de julio de 1799. La primera proposición es
falsa, la segunda verdadera y la tercera no sabemos (pero de todos modos tiene algún
sentido). En cambio si digo: d) La cucaracho sirve para… e) la entre hacia afuera de esa
o sea, f) ¿qué hora es? , estos enunciados NO son Proposiciones puesto que no tiene
sentido predicar de cada una de ellas, la verdad o falsedad.

En lógica simbólica si la proposición es Verdadera diremos que es (V) si es falsa (F). de


todas las proposiciones ejemplificadas en el apartado anterior , las únicas que pueden
ser predicados de verdad o falsedad son a) y b), ya que es muy difícil y hasta diría
imposible comprobar la verdad o falsedad de c). Los enunciados d) y e) no tienen
sentido alguno (no son proposiciones) y la pregunta f) no es susceptible de predicado
de verdad o falsedad puesto que la intención o uso del lenguaje interrogativo es
requerir y no brindar información. De la información obtenida a través del interrogante
se predica la verdad o falsedad, más no del interrogante mismo, dado que la fórmula
interrogativa pretende determinar o causar un comportamiento. De modo que si las
proposiciones se representa con la letra p diremos o graficamos en lógica simbólica p =
“el sol es cuadrado” p (a) = F; p = “el triángulo tiene tres ángulos” p (b) = V.

De igual modo que “x” en aritmética representa un número cualquiera por ejemplo x =
7, las proposiciones en lógica se representan también con una letra, por ejemplo “p”.
Así como en Aritmética y en Algebra se estudian operaciones entre números, en lógica
se estudia operaciones entre proposiciones. La operación aritmética de suma por
ejemplo hace corresponder a cada par de números un nuevo número que es su suma.
Por ejemplo suma 3 + 4 = 7

En lógica si tenemos una proposición p = “el sol es amarillo” y otra proposición q = “7


es un número primo”, a partir de esas dos proposiciones obtenemos una nueva
proposición al que asignaremos también otra letra distinta, por ejemplo “r”, para
representarla.

En lógica también pueden ser usados los paréntesis de la misma manera en que se
usan en matemáticas y álgebra, es decir, para indicar cómo deben agruparse los
diferentes elementos de una formula.

Igualmente pueden graficarse las relaciones de implicación y de equivalencia de


proposiciones. Por ejemplo, Se dice que la proposición “p” implica la proposición “q” o
que se deduce de “p” si no se verifica que p sea verdadera y q falsa. Es decir si no es
(p)=V y (q)=F anotándose en consecuencia p =-q

La lógica de la investigación científica

Así se llama uno de los libros más importantes de epistemología y lógica, del siglo
pasado. Escrito en el año 1934 por Karl Popper, sus principios y sus ideas tienen
vigencia hasta el presente. No es el caso hacer una síntesis del pensamiento del autor,
ni tampoco un resumen del contenido del libro, cuya lectura es recomendable y de por
sí apasionante para todo lector preocupado por la metodología científica, sino repasar
someramente algunas reflexiones que contribuyen sin duda a la formación del espíritu
científico.

El libro apareció en pleno auge, en contraste y en polémica con muchos autores y


teorías venidos de la filosofía del lenguaje. Con relación a ellos dice Popper que “los
analistas del lenguaje creen que no existen auténticos problemas filosóficos, o que los
problemas de la filosofía si es que hay alguno son problemas del uso linguistico o del
sentido de las palabras... existe un problema filosófico por el que se interesan todos los
hombres que reflexionan es el de la cosmología: el problema de entender el mundo
incluidos nosotros, nuestro conocimiento como parte de él…” Reconoce que entender
los problemas de nuestro lenguaje es una parte importante de este, pero no lo es
acabar con los problemas presentándolos como cuestiones del lenguaje.

Popper cree en las siguientes tesis: los filósofos son tan libres como otras personas de
emplear cualquier método en la búsqueda de la verdad. No hay un método propio de
la filosofía.
El problema central de la epistemología –esta es la segunda regla de Popper- ha sido
siempre y sigue siéndolo, el del aumento del conocimiento. Y el mejor modo de
estudiar el aumento del conocimiento es estudiar el aumento del conocimiento
científico. El estudio del aumento del conocimiento no puede ser reemplazo por el
estudio de los usos del lenguaje.

El único método tanto de la filosofía como de todas las ciencias naturales y sociales es
el de enunciar claramente los propios problemas y de examinar críticamente las
diversas soluciones propuestas.

Con el énfasis, con la crítica, alude a la actitud que debemos adoptar cuando
proponemos una solución a un problema que es la de esforzarnos todo lo que se
puede para echar abajo la solución propuesta, en lugar de defenderla. El análisis lógico
puede ayudar en tal tarea, pero no es el único recurso con el que cuenta el crítico.
Entre las muchas actitudes críticas posibles debe prestarse atención a aquella actitud
que consiste en averiguar que han pensado y dicho otros acerca del problema en
cuestión, porqué han tenido que afrontarlo, cómo lo han formulado y cómo han
tratado de resolverlo. Esto es importante porque forma parte del método de la
discusión racional. Los problemas epistemológicos y lógicos, los que guardan relación
con el aumento del conocimiento trascienden los métodos usuales del análisis
linguistico, y exigen un análisis de conocimiento crítico científico.
CAPITULO 5
Lógica deóntica. Noción de sistema normativo. Normas. Clasificación.
Contradicciones y redundancias normativas. El problema de las lagunas normativas.
Análisis lógico del denominado “principio de clausura” del orden jurídico.

La lógica deóntica, es la lógica que se relaciona con el deber. Este deber puede ser un
deber ser lógico (las normas jurídicas, por ejemplo) o un deber ser axiológico,
estimativo o moral (la ética, la moral, los juicios morales).

Para tener una noción de lo que es un sistema normativo debemos dirimir primero
que un sistema deductivo (Tarski). Un sistema deductivo es un conjunto cualquiera de
enunciados que comprende todas sus consecuencias. Como bien apunta Nino
(Introducción al análisis del Derecho; 1981) “Si decidimos formar un conjunto, por
ejemplo, con dos enunciados cualesquiera y decidimos también que integran el
conjunto todos los enunciados que se infieren lógicamente de ellos, tenemos
constituido un sistema”.

En un sistema normativo para ser tal debe haber por lo menos una norma. Un sistema
normativo es también un sistema deductivo de enunciados, pero a diferencia de este,
en el sistema normativo debe haber por lo menos una norma. Una norma es un
enunciado que obliga, prohíbe o permite una conducta. En un sistema normativo no
resulta necesario que todos los enunciados que lo componen sean normas. Basta que
solamente exista una o algunas en el conjunto de enunciados para decir, con
fundamento, que estamos en presencia de un sistema normativo. Si tenemos por
ejemplo dos enunciados: uno que expresa: “los menores de edad no pueden contratar”
y otro que describe “Juan es menor de edad”, tengo que admitir que el primero es un
enunciado normativo porque prohíbe una conducta, y el segundo es un enunciado no
normativo, que describe una situación configurada respecto de Juan. De estos dos
enunciados puedo inferir sin mayores inconvenientes que “Juan no puede contratar”.
Este enunciado no está explicitado, pero puede inferirse válidamente de aquellos.

Los enunciados que integren tal sistema pueden ser normativos o no. Los enunciados
normativos prescriben una conducta con el carácter obligatorio, prohibido o
permitido; por exclusión, los enunciados no normativos no establecen obligaciones,
prohibiciones o permisiones y pueden ser de varios tipos: declarativos, estipulativos, u
expresivos (por ejemplo, definiciones, conceptualizaciones, postulados generales).

Una proposición normativa es un enunciado que se refiere o describe el contenido de


una norma. Como enunciado descriptivo, es susceptible de predicarse la verdad o la
falsedad de la descripción, según se adecue o no, a la realidad del contenido de la
norma que describe.

Las normas jurídicas son una especie de lenguaje normativo, y este a su vez, queda
comprendido en el amplio género del lenguaje prescriptivo.

La norma jurídica es una especie del género de normas. Al emitirse una norma se hace
uso del lenguaje prescriptivo. Por ello, de una norma, no tiene sentido predicar la
verdad o falsedad de su contenido porque su finalidad no es describir una situación o
estado de cosas, sino fundamentalmente, dirigir el comportamiento

Resulta adecuado abordar el tema de las normas a través de la concepción general de


GEORGE VON WRIGHT.

Una teoría general de las normas según VON WRIGHT, debe tener -en cierto modo-
carácter restringido, dado que el campo de significación de la palabra “norma” es
heterogéneo y además tiene fronteras vagas. Existen sinónimos parciales de la palabra.
Por ejemplo “patrón”, “modelo”, “tipo”, “reglamento”, “regla”, “ley”.

Según este autor tres hay tipos de reglas principales y tres tipos de reglas secundarias,
(denominadas así porque participan de las características de las primeras).

Los tres tipos de normas principales son: a) normas definitorias o determinativas; b)


normas técnicas o directivas, c) prescripciones.

Las normas secundarias son: d) normas consuetudinarias o costumbres; e) normas


ideales; f) normas morales.
Todos estos tipos de normas poseen en común lo que el autor denomina “núcleo
normativo” compuesta de los siguientes elementos: 1.- carácter; 2.- contenido; 3.-
condiciones de aplicación.

El carácter de una norma está en función de que la misma se dé para hacer, no hacer o
dejar de hacer algo, o dicho de otro modo, para que se deba, no deba o pueda
realizarse una acción u omisión. Cuando la norma se da para que deba hacerse algo, se
dice que la norma es de Obligación. Cuando la norma se origina para que no deba
hacerse algo, el carácter de una norma es de Prohibición; cuando la norma se da para
que algo pueda o no pueda hacerse la norma es de permisión.

El contenido de una norma son las conductas que la norma declara obligatoria,
prohibida o permitida. Pueden ser acciones o actividades. “Actuar” es provocar un
cambio en el curso de la naturaleza. No todo cambio es provocado por el hecho del
hombre. El vocablo acción se encuentra reservado únicamente para el los actos del
hombre. Las acciones pueden ser positivas o negativas según se prescriba un acto o
una omisión. Mientras que las acciones acaecen en un momento, las actividades están
relacionadas con los procesos y sugieren la idea de una continuidad (por ejemplo:
“golpear” es una acción, “caminar” una actividad). El golpe es una acción, golpeando
implica una actividad y golpeado es el estado resultante de la acción. Las actividades
pueden ser reconstruidas conceptualmente como la acción de comenzar la actividad o
la acción de cesar.

Las condiciones de aplicación son las circunstancias tempo espaciales o personales


para que pueda ser realizado el contenido de una norma. La orden o norma que
exprese “La puerta debe permanecer cerrada” supone la existencia de una puerta
primero y de una abertura después.

Normas principales: un cierto grupo de normas no prescriben una acción ni describen


una situación. Son las normas definitorias o determinativas, llamadas así porque
determinan una actividad, tales como por ejemplo las reglas de la lógica, las llamadas
reglas del juego y las de la gramática. Jugar un juego (ajedrez, futbol) es una actividad
humana que se desarrolla con arreglo a patrones fijos o “movimientos del juego”
algunos de los cuales están permitidos y otros prohibidos. Desde el punto de vista del
juego mismo, las reglas determinan los movimientos correctos.

Las reglas de la gramática (morfología y sintaxis) de un idioma natural son ejemplos de


este tipo de normas. De una persona que no habla de conformidad con las normas de
la gramática diremos que habla en forma incorrecta o directamente que no habla ese
idioma.
Las prescripciones constituyen también un tipo de normas principales, además de los
elementos comunes o núcleo normativo, las prescripciones tienen como elementos
característicos, los siguientes: autoridad, sujeto, promulgación y sanción. Autoridad es
quien dicta la norma. Sujeto es el destinatario de la norma, pero para que el sujeto o
destinatario conozca la autoridad y el contenido de la norma, necesita previamente ser
promulgada o dada a conocer. La sanción se encuentra ligada con la efectividad de una
norma ya que para que se cumpla con lo que prescribe la norma, se le añade una
amenaza de castigo. Ejemplos de prescripciones según V.Wright son las ordenes
militares, o las ordenes autorizaciones o permisos dados por los padres a los hijos, las
reglas del tránsito, o las sentencias de los tribunales.

Otro tipo importante de reglas principales esta constituido por las llamadas normas
técnicas o directrices: en términos aproximados guardan relación con los medios a
emplear para alcanzar un determinado fin16.

Ejemplo típico de estas reglas son las instrucciones de uso. Se supone que las personas
que siguen las instrucciones llegan a concretar el fin que motivo el dictado de dichas
instrucciones.

Las directivas presuponen una regla descriptiva que debe ser verdadera para que la
norma sea eficaz. Supone además una condición necesaria para tal fin y la
participación de la voluntad del destinatario. Por ejemplo si quieres ir al concierto
debes tomar x medio de transporte. La regla anankástica diría que tomar “x”
transporte es una condición necesaria (y verdadera) para llegar al recital. Este tipo de
normas advierte V Wright no debe ser confundido con las normas hipotéticas ya que a
diferencia de las directivas las normas suponen una contingencia y no un fin. El
ejemplo del autor es el siguiente: si el perro ladra no debes correr. El hecho de no
correr no es una condición necesaria para que el perro no ladre, ya que aún no
corriendo el perro puede ladrar.

Las reglas ideales según el autor tienen más relación con el ser que con el hacer y
establecen una especie de modelo o patrón dentro de una clase; por ejemplo lo que es
un buen profesor, un buen alumno, un buen abogado, un buen juez. Esto no significa
que las virtudes que caracterizan a ese modelo se encuentren en toda persona o cosa,
sino que para ser bueno dentro de la clase debe poseer necesariamente esa virtud. Las
reglas ideales se parecen en cierta forma a las reglas definitorias o determinativas en
tanto y en cuanto establece un modelo o ideal a seguir; se parecen también a las reglas
técnicas porque pueden establecer los medios para alcanzar ese ideal.

16
G.Henrik von Wright “Norma y acción” Ed. Tecnos; Madrid, pag. 29
Las costumbres son especies de hábitos. Tanto la costumbre como el hábito son
conductas que se repiten con frecuencia. La diferencia entre ambas consiste en que,
en la costumbre existe una presión normativa para que se cumpla con el contenido de
la norma, y el establecimiento de un reproche si no se sigue con la regla (por ejemplo
bañarse periódicamente, saludar, circunstancias estas que en el hábito se encuentran
ausentes (por ejemplo tomar mate, tomar café, ir al cine los sábados). Esto significa
que el sujeto no se encuentra obligado a cumplir con el hábito de la misma forma que
con la costumbre (Si bañarse periódicamente es una costumbre; bañarse
periódicamente por la mañana, tarde o noche es un hábito). En el hábito entra en
juego la subjetividad del agente; la costumbre es objetiva en cuanto a la
materialización de la conducta y subjetiva en la medida en que existe la conciencia de
la obligatoriedad.

Las costumbres por un lado se parecen a las reglas definitorias o determinativas ya que
definen ciertos patrones o pautas de conducta; y por otro lado tienen semejanzas con
las prescripciones, ya que ejercen una presión normativa sobre los miembros de una
comunidad para que ajusten la conducta a esos patrones.17

Se diferencian de las prescripciones porque en estas por lo general existe un autor


conocido; es decir tienen autoridad normativa reconocida. Además las costumbres no
necesitan ser promulgadas. Por ello se dice que las costumbres son prescripciones
implícitas.

Las reglas morales según Von Wright son difíciles de caracterizar. Dice el autor que es
más fácil dar ejemplos claros de normas morales antes que intentar dar una definición
(Ej: las promesas deben cumplirse, los niños deben honrar a sus padres, no se debe
castigar al inocente, deberá amarse al prójimo como a sí mismo.).

Las reglas morales tienen cierto parecido con las reglas definitorias o determinativas
porque en cierto modo definen instituciones (por ejemplo: de las promesas).

También participa de las características de las costumbres (por ejemplo las reglas
morales que tienen que ver con la vida sexual).

Algunas reglas morales tienen efectiva sanción en los ordenamientos jurídicos (por
ejemplo la obligación de honrar u obedecer a los padres). De allí pues que tiene
también cierto parecido con las prescripciones.

Por las dificultades que encierra la conceptualización de las normas morales, V.Wright
dice que son reglas “sui generis” o conceptualmente autónomas.

17
G.E.V.Wright; Ob cit. Pág. 34
Si bien algunos filósofos consideran las normas morales como una especie de
prescripciones (por ejemplo los mandamientos o las leyes de Dios), otros las ven como
una cierta clase de norma técnica o directriz sobre cómo conseguir fines. Estos fines o
“visión teleológica de la vida humana” puede ser la felicidad del individuo
(eudemonismo) o la felicidad de la mayor parte de un cuerpo social (utilitarismo).

El autor confiesa que en su obra intenta aplicar ciertas técnicas de la lógica moderna al
análisis de los conceptos y el discurso normativo, y por ende se ocupa de la lógica de
las normas, comenzando por un análisis de las normas en general. Por tal motivo esta
teoría general de las normas puede servir de base a la introducción del estudio de las
prescripciones en general y de las normas jurídicas en particular.

Los tipos de normas que sugiere y clasifica Won Wright son posibles de encontrar
diseminados en cualquier tipo de ordenamiento jurídico. Por ejemplo: Las normas
penales que estipulan penas para ciertas acciones consideradas delictivas son ejemplos
de prescripciones, ya que en ellas se encuentran reunidos la totalidad de los elementos
que caracterizan a este tipo de normas. También en los sistemas jurídicos es posible
encontrar normas técnicas o directrices (por ejemplo las que prescriben cómo hacer
un testamento válido, como hacer la trasferencia de un inmueble, los diferentes tipos
de procedimientos jurídicos para arribar a una sentencia válida, etc…). Los
ordenamientos jurídicos tienen como fuente de derecho algunas normas de carácter
consuetudinario (costumbres), o bien remiten a algunas costumbres como fuente de
derechos (por ejemplo “debe considerarse pago de contado el precio de la cosa
entregado antes de que transcurra los treinta días”). Ciertas normas jurídicas tienden a
proteger o preservar instituciones que son considerados como entidades ideales
(como por ejemplo: el estado, la iglesia, la familia) y en cierto modo tales normas son
ideales. Algunas normas morales adquieren status jurídico cuando son incorporadas en
forma positiva a los ordenamientos jurídicos mediante un acto de establecimiento
expreso. Otras normas de los ordenamientos jurídicos definen o determinan
actividades (Por ejemplo cuando prescriben en qué condiciones y bajo qué
circunstancias estamos contratando, realizando sociedades, ejecutando un mandato,
haciendo una gestión de negocios ajenos, una prestación de servicios, trabajando en
relación de dependencia, etc…)

Defectos lógicos de los sistemas normativos.

En un razonamiento normativo, tanto como en un sistema normativo, (sea o no


jurídico), así como en cualquier sistema de enunciados, pueden encontrarse defectos
lógicos. Como bien lo apunta Nino, estos defectos lógicos suponen la frustración de
ciertos ideales racionales que se suponen debe satisfacer un sistema deductivo
normativo, tales como la coherencia y la operatividad, entre otros.
Las contradicciones y las redundancias normativas forman parte de este problema.

Dos normas son contradictorias, cuando propugnan soluciones distintas e


incompatibles para un mismo caso, o supuesto normativo. La primera condición que se
supone para hablar de soluciones contrarias, es que ambas normas se refieran al
mismo caso, luego, que propugnen soluciones incompatibles.

Nino siguiendo a Ross clasifica y proporciona distintos ejemplos de contradicciones


normativas. La inconsistencia o contradicción puede ser 1) total – total; 2) total –
parcial o 3) parcial – parcial.

El primer tipo de inconsistencia se da por ejemplo con dos normas: una que establezca
que la importación de tractores debe pagar recargos aduaneros, y otra que establezca
una exención impositiva total de recargos aduaneros para la importación de tractores
(Nino ob. Cit. Pág. 274).

Ejemplo del segundo tipo de inconsistencia puede ser el siguiente: una norma que
establezca que la importación de vehículos sufrirá recargos aduaneros y otra que
exime de tales recargos a los tractores (Nino ob. Cit. Pág. 275).

Ejemplo del tercer tipo (parcial – parcial): las normas con soluciones incompatibles se
superponen parcialmente, una que estipula que los vehículos importados sufrirán
recargos aduaneros y otra que estipula que los instrumentos para la producción
agrícola (el tractor lo es) están exentos de recargos aduaneros.

La redundancia normativa implica dos o más soluciones idénticas para un mismo caso
pero a diferencia de la redundancia las soluciones no son incompatibles (Nino; 1981)

Las normas redundantes (dos o más) deben tener la misma referencia, una relación
con el mismo caso y la misma solución.

Una laguna normativa se produce cuando un caso no tiene ninguna solución


normativa. En los supuestos de redundancia normativa o contradicción normativa
existen soluciones normativas, pero en la laguna no existe ninguna solución. Esta
circunstancia pretende ser salvada por muchos lógicos bajo la vigencia de un principio
necesario a toda conducta reglada por normas, que expresa que todo lo que no está
prohibido está permitido. Sin embargo dependerá del significado que se le otorgue a la
expresión permitido la solución de un problema lógico. Si por permitida entendemos
una conducta en un sentido fuerte como una total ausencia de prohibición, el
enunciado se vuelve vacuo, tautológico y carente de significado ya que podemos decir,
todo lo que no esta prohibido no esta prohibido. Si en cambio por permitido
entendemos una norma que autoriza expresamente una conducta, el enunciado deja
de ser necesario para pasar a ser contingente y entonces habría que verificar cuál es la
norma permisiva que obra como relevamiento de una prohibición general.
CAPITULO 6

Argumentación. Las Reglas de la Argumentación. La argumentación jurídica como un


tipo especial de argumentación. El silogismo lógico jurídico.

Colaboración Dr. Ramirez Sosa y Dra. Melina Assales

ARGUMENTAR: es aportar o dar razones en favor de una postura o posición.

El argumento es, por otra parte, la expresión verbal del raciocinio. Tiene su razón de
ser en el diálogo, en la discusión o en el debate y constituye el objeto de la Dialéctica.

El argumento tiene dos aspectos muy importantes que son la prueba y la


demostración. La prueba se articula en el ámbito de la facticidad y tiende a la
acreditación de la veracidad o falsedad de los hechos, y la demostración funciona en el
espacio de las justificaciones abstractas.

LAS REGLAS DE LA ARGUMENTACION

“Todo hablante debe fundamentar lo que afirma”. Esto es la regla general de la


fundamentación. Se relaciona estrechamente con las condiciones ideales del diálogo,
ya quien fundamenta algo admite al aceptar al otro como interlocutor con los mismos
derechos que él. Lo que plantea universalidad y ausencia de coacción y que se formula
en tres reglas de razón: 1)cualquiera que pueda hablar puede tomar parte en el
discurso, 2)libertad de la discusión, 3)no se puede impedir a ningún hablante mediante
coacción ejercer los derechos expresados en 1 y 2.

ARGUMENTACION JURIDICA. Es un tipo especial de argumentación relacionado con el


discurso jurídico.

Se habla de argumentación jurídica en dos sentidos: 1) como labor del juez cuando
decide un caso sometido a su decisión. 2) como herramienta de debate a favor de una
postura valorativa o interpretativa utilizada en general por los llamados operadores
jurídicos (legislador, abogados, escribanos, doctrinarios de derecho, etc).

Las propuestas discutidas hasta ahora para la objetivización del problema de las
valoraciones se pueden agrupar en tres clases:

1. basarse en convicciones y consensos fácticamente existentes, así en normas no


jurídicas fácticamente vigentes o seguidas.
2. referirse a valoraciones que de alguna manera pueden ser extraídas del material
jurídico existente.

3. recurrir a principios suprapositivos18.

IMPORTANCIA TEORICA. IMPORTANCIA PRACTICA de las TEORÍAS de la


ARGUMENTACIÓN:

Existen diversas razones que explican este fenómeno de la argumentación:

En primer lugar hay una razón de tipo Teórico: la teoría del Derecho de este siglo ha
sido una teoría de tipo estructural dirigida a mostrar y a analizar los componentes del
derecho; pero faltaba una teoría suficientemente general del derecho que se ocupe
tanto de los aspectos estructurales como de los funcionales. El estudio de la
argumentación jurídica invita a centrarse en el funcionamiento del derecho visto como
una serie de procedimientos discursivos.

En segundo lugar, puede aducirse una razón de tipo Pragmática: la práctica del
derecho consiste fundamentalmente en argumentar, y la cualidad que mejor define lo
que se llama un buen jurista es la capacidad para idear y manejar argumentos.

Finalmente existe una razón de tipo Político que se conecta con el sentido profundo de
la democracia (elegido como mejor sistema para ostentar y ejercer el poder). En el
contexto de las sociedades contemporáneas, existe cada vez más la idea de que las
decisiones de los órganos públicos no se justifican simplemente por haber sido
adoptadas por órganos la que, directa o indirectamente, reflejan las opiniones de las
mayorías. Es necesario que las opiniones estén racionalmente justificadas es decir, que
a favor de las mismas se aporten argumentos que hagan que las decisiones puedan ser
discutidas y controladas.

Frente a las concepciones del derecho como norma, como hecho o como valor, se
propone un cuarto enfoque que consiste en ver al derecho como argumentación.

La prueba judicial y la demostración matemática podrían ser dos modelos


paradigmáticos de esta bipartición que fue presentada por Aristóteles.

En el mundo jurídico la prueba se desenvuelve alrededor de la cuestión fáctica que


encierra el proceso, pero también la demostración es parte del debate doctrinario,
sobre la base de argumentos que pondrían en evidencia la verdad o falsedad o más
bien la adecuación al caso de las distintas tesis doctrinales sustentadas.

18
ALEXY, ROBERT Teoría de la argumentación jurídica. EDIT. Centro de Estudios Constitucionales. 1997.
La argumentación consiste, pues, en razones para hacer evidentes la verdad o la
falsedad de una proposición, y esto se hace de dos maneras: a través de la
fundamentación y de la refutación.

Los autores que más se han dedicado a esta tema en la última década son: Aulis
Aarnio, Robert Alexy, Neil Mac Cpormick y Alexander Peczenyk.

Se podría observar, en los aportes de todos ellos, en cuanto al ámbito de despliegue de


la teoría, que en cada caso formulan la poca atención que han prestado al tema de los
hechos, a la cuestión de la argumentación en materia probatoria vinculada a lo que
elegantemente Aída Kejmelmajer de Carluci llama “plataforma fáctica”, los hechos del
proceso. En efecto, la preocupación de todos ellos está dirigida, casi con exclusividad, a
la cuestión de la aplicación del derecho en el ámbito jurisdiccional.

En ese limitado espacio se refieren tanto a la fundamentación que despliegan los


abogados al ejercer sus funciones como demandantes o contradictores, como a la que
desarrollan los jueces al motivar sus decisiones. Sin embargo nada o casi nada de la
muy dilatada actividad argumental que se elucida en la etapa de la elaboración del
derecho, que es sin duda un territorio muy feraz y casi inexplotado.

TEORIAS DE LA ARGUMENTACIÓN

En su artículo, Manuel Atienza que es en realidad todo un ensayo titulado “Para una
teoría de la argumentación jurídica”, (en revista de la Academia Colombiana de
Jurisprudencia N°308, noviembre de 1999), expresa que por lo menos hay tres
perspectivas desde las que se puede examinar una teoría de la argumentación jurídica.

La primera se refiere a su contenido o campo de aplicación, quien se sitúa en esa


perspectiva y se plantea la cuestión de qué es lo que explica una teoría estándar de la
argumentación, lo que se pregunta en realidad son los aspectos normativos de la
justificación y fundamentación de las decisiones judiciales (concepción normativista).

El Segundo plano apunta más bien a los métodos e instrumentos utilizados por una
teoría estándar (tesis procedimental).

Una tercera configuración se conecta con los resultados obtenidos por la teoría, y
desde esta disposición, atiende más bien a la pregunta de : ¿para qué sirve una teoría
de la argumentación?.

Para Atienza añade a las tres perspectivas de análisis del derecho el enfoque
argumentativo que consiste en considerar al derecho como un intento, una técnica,
para la solución de determinados problemas prácticos.
Para Atienza hay tres concepciones distintas en torno a la argumentación. LA PRIMERA
DE ELLAS, LA FORMAL, es la características de los lógicos, “quienes defienden un
argumento, una inferencia, como un encadenamiento de proposiciones”, pero que no
consideran el contenido de verdad o de corrección de las premisas, por lo que cabría
decir que la Lógica no se centra en la actividad de argumentar, sino en esquemas de
argumentación, que cabe usar para controlar la corrección de nuestros argumentos.

La Segunda, la concepción material de la argumentación, que Atienza identifica con


Viehweg, Wroblewski y Raz, se detiene en el examen de las premisas y en el
procedimiento para resolver un conflicto de razones por lo que no es una teoría
formal, en cuanto que desemboca en una determinada filosofía moral y política.

Finalmente, para la concepción pragmática la argumentación consiste también en


lenguaje, pero lo que aparece destacado es el aspecto pragmático del lenguaje, y de
ahí que la argumentación sea inconcebible haciendo abstracción de los sujetos que
argumentan. La argumentación avanza a medida que los participantes se van haciendo
concesiones.

Las tres concepciones no son incompatibles entre sí más bien son complementarias.

Es decir que el estudio de los argumentos jurídicos, en los diversos contextos en que se
producen (doctrinal, judicial, legislativo, etc,.) exige esta triple consideración o, quizás
mejor, exige una teoría capaz de articular estos tres ejes.

Sin embargo toda esta intensa actividad dialéctica, parece abandonada después de la
tópica ciceroniana supuestamente escrita en el año 44 antes de Cristo y como
redescubierta por Viehweg (Viehweg Theodor: Tópic Jurisprudencia ediciones Taurus
Madrid 1964) quien en esta obra en 1952, realiza el primer aporte de esta nueva época
en la problemática de la argumentación.

Esta era una práctica de la argumentación dirigida a convencer y persuadir pero que
nunca logró la jerarquía de una teoría.

La retórica aristotélica, intenta construir una teoría de la argumentación en base a


razonamientos dialécticos, con la finalidad de persuadir sobre la legitimidad de la tesis
defendida. Aristóteles distinguía entre el discurso apodíctico o demostrativo que,
partiendo de proposiciones verdaderas, busca reflexionar acerca de la verdad y el
discurso dialéctico o tópico que se desarrolla a partir de proposiciones probadas o
verosímiles, que era el ámbito de los sofistas, el espacio de lo opinable donde
Aristóteles ubica su discurso jurídico.
TEORIA CONSENSUAL DE LA VERDAD. (HABERMAS):

Jürgen Habermas, es un autor propulsor contemporáneo del desarrollo de una teoría


normativista de la argumentación.

Dentro de las teorías sobre la fundamentación de proposiciones normativas


desarrolladas en el ámbito lingüístico alemán son importantes sus aportes de la teoría
consensual de la verdad.

Su primer contacto con la problemática jurídica lo expresa en TEORIA DE LA ACCION


COMUNICATIVA, donde desarrolla una teoría consensual de la verdad en la que
sostiene que las expresiones normativas como mandatos y valoraciones pueden ser
fundamentales de manera esencialmente idéntica a las proposiciones empíricas. A la
verdad de las proposiciones empíricas corresponde la corrección las expresiones
normativas19.

CRITICA DE HABERMAS A LA TEORIA DE LA VERDAD COMO CORRESPONDENCIA.

Para fundamentar su tesis Habermas confronta la teoría consensual por él


desarrollada con las teorías de la verdad clásicas, especialmente con la teoría de la
correspondencia. Intenta demostrar que las teorías clásicas no consiguen resolver los
problemas conectados con el concepto de verdad, para demostrar después que estos
problemas pueden ser superados en su teoría. La condición para la verdad de las
proposiciones es el acuerdo potencial de todos los demás. La teoría de la
correspondencia queda limitada al campo de la lingüístico.20

Lo que hace Habermas es un traslado de los postulados generales de la teoría de la


acción comunicativa y con especial dedicación al tema inacabable de la cuestión de la
validez de las normas jurídicas. La condición para la verdad de las proposiciones es el
acuerdo potencial de todos los demás. Esta teoría está constituida sobre la base de los
actos del habla. Los actos del habla están dentro de una teoría general de la
comunicación que reconoce dos formas distintas de comunicación: la acción y el
discurso.

Formula cuatro pretensiones de validez : 1) la inteligibilidad de la expresión, 2) la


verdad de su contenido proposicional, 3) la corrección de su contenido proposicional y
4) la veracidad del sujeto hablante. Es decir que quien afirma un juicio de valor o de
deber, pretende que su aseveración sea racional.

ARGUMENTOS: menciona dos clases: la justificación de un juicio de valor o de deber


mediante una regla y la justificación de una regla mediante la indicación de sus
19
ALVAREZ GARDIOL, ARIEL Ob. Cit.
20
ALEXY, ROBERT Ob. Cit.
consecuencias para la satisfacción de necesidades . las consecuencias de una norma
para la satisfacción de necesidades de cualquier individuo debe poder ser aceptadas
por todos.

“Su teoría contiene ingredientes hegelianos, marxista y freudianos como último


vástago de la Escuela de Frankfurt”21.

En un primer ensayo sostiene la tesis de la autonomía del sistema jurídico que no


puede significar una desconexión completa de derecho y moral por un lado y política
por el otro. El derecho al politizarse no rompe sus relaciones con la moral y la política.

Entre el derecho y la moral existe una relación de complementariedad y no jerarquía.


Tienen en común ambos reguladores de la conducta moral y jurídica el principio
discursivo. El contexto del discurso moral es la humanidad entera, el que se establece
para el derecho positivo es válido sólo para una determinada comunidad.

Esos derechos que los ciudadanos deben conocer recíprocamente si quisieran regular
de modo legítimo su convivencia, son los necesarios para hacer posible la efectiva
realización del principio discursivo, base del procedimiento democrático y fundamento
de la legitimidad de las normas resultantes.

Reconociendo 5 grupos de derechos fundamentales:

1.Los derechos fundamentales que resultan de la conformación, políticamente


autónoma, del derecho a la mayor medida posible de iguales libertades subjetivas de
acción, es decir, lo que Rawls desarrolla como el principio de igualdad en su teoría de
la Justicia.

2. Derechos fundamentales que resultan de la conformación, políticamente autónoma,


del status de miembro en una asociación voluntaria de sujetos jurídicos. Estos
derechos son los que regulan las diferencias entre ciudadanos y extranjeros. Se trabaja
cobre los derechos de nacionalidad. Así queda determinado un modelo nacional, no
universal, solo generalizable para los miembros del Estado del que se trate.

3. Derechos fundamentales que resultan de la conformación políticamente autónoma


de la protección jurídica individual. Son los derechos que garantizan las vías de acceso
a la producción jurídica como el libre acceso a tribunales independientes y efectivos.

4. Derechos fundamentales a una participación en condiciones de igualdad de


oportunidades en los procesos de formación de opiniones y voluntades en los que el
ciudadano ejerce su autonomía política.

21
ALVAREZ GARDIOL, ARIEL Ob. Cit.
5. Derechos fundamentales a unas condiciones de vida que estén social, técnica y
ecológicamente aseguradas en la medida necesaria par su aprovechamiento en
situación de igualdad de oportunidades de los derechos humanos mencionados de 1a

En cuanto a la legitimación del poder político, plantea la existencia del Estado de


Derecho y de una política sometida a las leyes emanadas de la soberanía popular. Lo
que legitima el ejercicio del poder es la vinculación del derecho legítimamente
establecido. Es el únicamente aceptado racionalmente por todos en un proceso de
formación discursiva de la opinión y de la voluntad. La soberanía popular se identifica
con un poder que se vincula al aparato administrativo del Estado.

Moral y derecho están estructurados sobre el mismo principio discursivo pero


diferente implantación. El discurso moral se dirige al auditorio universal, mientras que
el jurídico se inserta en un concreto marco estatal y social. Ello hace que la validez de
las razones jurídicas sea contextual y relativa, mientras que las razones morales
poseen validez universal.

Traslada el discurso de creación al discurso de aplicación del derecho. Donde facticidad


y validez se traducen en un enfrentamiento entre seguridad jurídica y justicia,
proclamando acatamiento a la seguridad, de donde las decisiones judiciales deben
satisfacer un doble requisito de consistencia con el ordenamiento y aceptabilidad
racional, queriendo eclécticamente garantizar simultáneamente la seguridad jurídica y
la justicia. El conflicto entre la racionalidad discursiva de la norma y la racionalidad del
juez, la solución está planteada en favor de la primera , mientras que la norma legal
democrática es fruto de la efectiva articulación de la racionalidad comunicativa como
racionalidad intersubjetiva, las valoraciones del juez, por mucho que se pretendan
racionales y universales no llevan el aval de ser resultado de un procedimiento
discursivo efectivamente desenvuelto y con ello fruto de interés general y la
neutralidad. Esta sacralización normativa lo lleva a suscribir la tesis de la única
respuesta correcta. Donde ante cada situación hay una sola decisión correcta. La
adecuada ponderación discursiva de la situación servirá para concertar la norma que
mejor encaje a esa situación. El juez está obligado por las normas y en tanto estas sean
legítimas queda liberado de plantearse cuestiones relativas a su fundamentación. Los
jueces deben realizar su juicio reconstructivo de la norma frente al juicio que se
elabora con las ideas de coherencia y sistema. Se trata de evitar la imagen de que
varias normas puedan estar en contradicción para un único caso y ello solo se logra
sobre el presupuesto de que todas las normas válidas conforman un sistema coherente
que permite para cada situación una única respuesta correcta.

La labor del juez debe ser una interpretación constructiva, como una empresa colectiva
que se desarrolla sobre el trasfondo de la comunicación pública a los ciudadanos. Ante
la posible objeción que comprometa la seguridad jurídica como consecuencia del papel
del juez, entiende a la seguridad como un valor dependiente del procedimiento.

Para los sujetos vinculados la seguridad jurídica deriva de la institucionalización como


proceso comunicativo que permita a cada parte las razones relevantes y sólo aquellas
referidas a la aclaración de los hechos y el derecho. El derecho procesal asegura el
marco temporal social y objetivo para el desarrollo libre de un proceso comunicativo
que sigue la lógica del discurso de aplicación.

APORTE DESTACABLE: es importante para una teoría de la argumentación racional. Hay


que resaltar las tres reglas de razón construidas sobre la regla general de
fundamentación y las dos reglas de fundamentación. Ellas constituyen las reglas
fundamentales de una teoría del discurso práctico racional.

LA TEORIA DE LA FUNDAMENTACION JURIDICA COMO UNA TEORIA LOGICA

CHAIM PERELMAN

Filósofo, jurista y profesor de la Universidad de Bruselas. Sus obras: La Lógica Jurídica Y


La Nueva Retórica edit. Civitas 1979

Comenzó efectuando estudios sobre el lógico Gottlob Frege, luego se dedicó al análisis
de juicios de valor y de conceptos valorativos. Llegando a la conclusión de que los
juicios de valor no pueden fundamentarse mediante observaciones empíricas
(naturismo) ni a través de evidencias de cualquier tipo (intuicionismo).

Desde los años 50 trata de demostrar en una teoría de la argumentación que además
de la comprobación empírica y la deducción lógica existe aún toda una serie de
posibilidades de argumentación y fundamentación racional.

Aborda la problemática argumentativa desde el modelo retórico y con gran amplitud


de espíritu y de pensamiento abominando de todos los absolutismos, desde una
concepción filosófica abierta y sin límites en la consideración de sus argumentos.

Perelman elabora su doctrina con el auxilio de la lógica de Gottlob Frege, el notable


matemático de Jena, considerado como uno de los autores eminentes lógicos
modernos.

Sostiene Perelman que no hay una lógica de los juicios de valor, sino que a su respecto
hay argumentaciones que tienden a ganar la aceptación de los expertos con respecto a
la tesis que se presentan a su consideración. En pocas palabras, el arte de persuadir y
de convencer, los abogados a los jueces y estos últimos a la comunidad jurídica.
La diferencia sólo se prolonga cuando nos faltan instrumentos de medición, o criterios
de objetividad, como cuando hay desacuerdos, sobre el bien, la justicia, la piedad. Para
ello no hay otro camino que emprender una discusión razonable, para evitar que la
discusión degenere en conflicto y en violencia. La dialéctica deviene así del arte y el
método adecuado para la solución de problemas jurídicos. La retórica es el arte de
buscar los medios de persuasión disponibles para provocar y acrecentar la adhesión de
las tesis que se formulan para su asentimiento.

AUDITORIO UNIVERSAL: la caracterización de un auditorio al que se puede persuadir


solo mediante argumentos racionales, él llama auditorio universal. La adhesión de este
auditorio universal es el criterio para la racionalidad y objetividad de la argumentación.
El carácter ideal de este auditorio es el planteado por Perelman. Contiene dos
componentes de significado; 1.el auditorio que un individuo o una sociedad se
representan cono carcteristico,2.el conjunto de todos los hombres en cuanto seres que
argumentan. Quien se dirige al auditorio universal se dirige a todos los hombres que
argumentan. La cuestión aquí es, hasta qué punto un concepto tan ampliamente
formulado puede servir como medida para valorar los argumentos.

PERSUADIR Y CONVENCER: el concepto de auditorio universal se vincula con otros dos


importantes distinciones: persuadir y convencer. El que busca solo el acuerdo de un
auditorio particular trata de persuadir, quien se esfuerza por lograr el auditorio
universal quiere convencer. Los argumentos que encuentran acuerdo del auditorio
universal son válidos, los que solo son aceptados por un auditorio particular son solo
eficaces.

Perelman analiza en su Tratado de las Argumentaciones casi un centenar de técnicas


de Argumentación distinguiendo las técnicas de enlace y las técnicas de disociación de
nociones.

Las técnicas de enlace comportan argumentos cuasi lógicos que son argumentos
fundados sobre la estructura de lo real.

ESTRUCTURA DE LA ARGUMENTACION:

Distingue entre premisas y técnicas de argumentación. Premisas de la argumentación:


son aquellos objetos que construyen el punto de partida de los argumentos. Hay dos
clases de premisas: las que conciernen a lo real, (hechos y verdades, por un lado y
presunciones por otro),y las preferibles (valor jerarquía y lugares). Jerarquía relaciones
de prioridad. Lugares: premisas de tipo general que pueden servir para la
fundamentación de valores y jerarquías.
Técnicas de la argumentación: trata de formas de argumentos, interacción de entre los
argumentos, y de la estructura de los argumentos y de la argumentación.

Las formas de argumentos pueden ser asociativas y disociación

Las asociativas entiende la reconducción a una unidad de elementos separados.


Comprende los argumentos cuasi lógicos (son sólidos y coherentes pueden ser
destruidos en cualquier momento por nuevos argumentos dotados de mayor
consistencia); argumentos fundados en la estructura de lo real (son los que provienen
de la facticidad que los fundamenta posibilitando la interacción del auditorio y el
orador), y los que fundan la estructura de lo real.(parten de ejemplos modelos o
analogías)

El de disociación la descompensación de una unidad en los elementos separados.


Posibilitan soluciones completamente nuevas. Ej. La distinción entre apariencias y
realidad.

RACIONALIDAD DE LA ARGUMENTACION:

Rigen aquí las condiciones de sinceridad y seriedad, ya que si el orador se dirige al


auditorio universal, se dirige a él mismo y quedan excluidas las afirmaciones en las que
el mismo orador no cree o no acepta. Toda argumentación está vinculada a una
situación ya obtenida de la anterior discusión. La argumentación ante el auditorio
particular se distingue de la que tiene lugar ante el auditorio universal en que el orador
trata de alcanzar tesis a las que todos puedan asentir. Así no da consenso
fundamentado al problema en cuestión y en muchos casos es imposible indicar una
solución como única de manera definitiva.

Propicia el principio de inercia que dice: que una idea que haya sido aceptada una vez,
no puede rechazarse sin un motivo suficiente. Tiene el carácter de una regla de carga
de la argumentación: la apelación a una práxis existente no requiere ninguna
justificación sólo el cambio exige justificación. Este principio constituye el fundamento
de la estabilidad de nuestra vida intelectual y social. Enuncia así que es irrazonable
abandonar sin motivo una idea aceptada hasta entonces. Quien duda o critica debe
dar una fundamentación a ello. No es necesario justificarlo todo, solo aquello en lo
que, con razones, se duda. Este principio de la inercia ofrece contribución al problema
de la fundamentación de las normas.

LA TEORIA DE ROBERT ALEXY.

Su obra apareció por primera en Frankfurt en 1978 y reimpresa en 1983, vertido al


castellano en una traducción del original alemán, editado por Centro De Estudios
Constitucionales y que este trabajo toma como principal fuente de consulta para
desarrollar el tema de la Argumentación Jurídica.

Alexy toma como guía y apoyo la teoría del discurso racional de Jürgen Habermas que
sostiene que la argumentación jurídica es un caso especial del discurso práctico
general y constituyó la tesis doctoral de autor. Sostiene que la aplicación de las normas
jurídicas no es sino una subsunción lógica bajo premisas mayores formadas
abstractamente.

Comienza el desarrollo de su teoría con un modelo discursivo, parte de la afirmación


de que existen variados tipos de discusiones jurídicas: aquellas que se entablan en los
tribunales como debate entre las partes, las deliberaciones de los mismo jueces al
decir las controversias judiciales, el tratamiento de la cuestiones jurídicas por los
órganos legislativos ,las polémicas que se establecen entre estudiantes y docentes, en
comités de partidos político y otras tantas. En todas ellas es posible referir una
característica común que es el vínculo a un determinado sistema normativo vigente,
con lo que se establece una neta diferenciación entre la argumentación práctica
general y la argumentación jurídica.

Sostiene que el discurso jurídico es un caso especial del discurso práctico general,
diferencia que se fundamenta en que las discusiones jurídicas se refieren a cuestiones
prácticas, es decir al discusiones sobre lo que hacer u omitir, que se plantea desde le
punto de vista de su pretensión de corrección.

La pretensión de corrección también se plantea en el discurso jurídico, pero a


diferencia de lo que acontece en el discurso práctico general, no se refiere a la
racionalidad sin más de las proposiciones normativas, sino sólo a que en el marco del
ordenamiento normativo pueden ser racionalmente fundamentales y es precisamente
la respuesta a este interrogante lo que delimita los rasgos de la teoría de la
argumentación de Alexy.

Las reglas y formas del discurso práctico general con siempre condiciones mínimas de
racionalidad y totalmente necesarias, se aplican al discurso jurídico como un caso
especial de este lo es el discurso práctico.

Las reglas fundamentales son:

1. Ningún hablante puede contradecirse. Esta es la regla de la no contradicción.

2. Todo hablante sólo puede afirmar aquello en lo que él mismo cree. Regla de la
sinceridad.
3. Todo hablante que aplique un determinado predicado a un objeto debe estar
dispuesto a aplicar el mismo predicado a cualquier otro objeto igual en los aspectos
relevantes. Regla de coherencia fáctica.

4. Todo hablante solo puede utilizar aquellos juicios de valor y de deber que afirmaría
en todas las situaciones en las que afirme que son iguales en todos aspectos
relevantes. Regla de coherencia valorativa.

5. Distintos hablantes no pueden utilizar la misma expresión con significados


diferentes. Regla de la comunidad del uso del lenguaje.

REGLAS DE LA RAZON: son más bien ideales y funcionan como condiciones máximas de
racionalidad. Son:

1. Todo hablante debe cuando sea requerido fundamentar lo que afirma a no ser que
pueda dar razones válidas que justifiquen el rechazar la fundamentación. Deber de
fundamentación.

2. Todo el que pueda hablar puede tomar parte en el discurso. Regla del libre admisión
del discurso.

3. Todos pueden problematizar cualquier aserción, todos pueden introducir cualquier


aserción en el discurso. Regla que complementa con otra que se refieren a la libertad e
igualdad.

REGLAS DE LA CARGA DE LA ARGUMENTACION: intentan ordenar el discurso


apuntando a evitar innecesario s bloqueos en la argumentación tratando de justificar
el tratamiento desigual y que enuncian:

Quien pretende tratar a dos personas de manera diferente está obligado a


fundamentarlo.

Quien aborda un tema, proposición o norma que no es objeto del debate tiene el
deber de dar razones para ello.

Quien aduciendo un argumento sólo está obligado a dar más argumentos en caso de
contraargumentos.

Quien introduce en el discurso una afirmación o manifestación sobre sus opiniones,


deseos o necesidades tienen el deber de fundamentar por qué la introdujo.

Todas esta reglas hacen al discurso práctico general, que tiene mucho que ver con el
discurso jurídico, en estrecha relación. Ambos pueden llegar a un resultado
materialmente correcto coincidiendo en las reglas y en la forma de los argumentos. Se
persigue la justificación o la fundamentación presentando dos diferentes aspectos:
JUSTIFICACION INTERNA y JUSTIFICACION EXTERNA

EL SILOGISMO JURÍDICO.

Carlos Santiago Nino (1981) en su Introducción al Análisis del Derecho –obra varias
veces reeditada y sumamente valorada- descalifica la concepción jurídica tradicional
sobre la actividad judicial, (la actividad de los jueces en el acto de juzgar los diferentes
casos), originada en las teorías y escuelas jurídicas que ven a dicha actividad como algo
mecánico, esto es, en la aplicación mecánica de ciertas reglas (las leyes jurídicas)
generales a casos particulares.

Tal concepción clásica considera al razonamiento judicial como un silogismo, cuya


premisa mayor es la norma jurídica (ley jurídica), la premisa menor la descripción del
caso que se juzga (los hechos del caso) y la conclusión sería la solución (el dictado de la
sentencia)

Nino estima que no hay nada de malo en considerar el razonamiento judicial como un
silogismo. Lo incorrecto es pensar que las premisas del razonamiento judicial –las
normas jurídicas relevantes y la descripción de los hechos decisivos- se obtengan por
procedimientos mecánicos. La elección de las premisas y las reglas de inferencia lógica
del razonamiento en cada caso, exigen una verdadera labor creativa.

Bibliografía General

Alvarez Gardiol, Ariel “Epistemología” Colección Textos Jurídicos; Fundación para el


desarrollo de las Ciencias Jurídicas. Rosario. 2014

Bosch, Jorge “Introducción al Simbolismo Lógico” Eudeba; Buenos Aires; 1.997

Carpio, Adolfo; “Principios de Filosofía”; Edigraf. Buenos Aires 1982 Reedición


actualizada 2002

Copi, Irving “introducción a la lógica” Eudeba. Bs. As. 1982

Gómez, Daniel Gualberto “Curso de Introducción al Derecho” Mave 2015

Gómez Daniel Gualberto “Guía Teórica para una introducción al conocimiento del
Derecho” Moglia 2008

Hospers, john “Introducción al análisis filosófico” Alianza Universidad Textos; Madrid;


1992

Maritain, Jacques, “Introducción a la lógica”, obras breves. JM ediciones. 1992


Millan Puelles “Fundamentos de Lógica” Rialp. S.A. Madrid; 1982.-

Nino, Carlos Santiago “Introducción al análisis filosófico” Astrea; 1981 Edición


actualizada 2004

Popper Karl; “La lógica de la investigación Científica” Estructura y Función; 8va


reimpresión. Tecnos; Madrid 1992.-

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