Rehabilitación de Personas Adictas

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Rehabilitación de personas adictas

Superar una adicción, más que dejar de consumir estimulantes como alcohol,
tabaco, cocaína o marihuana, significa encontrar una nueva manera de entender la
vida y de relacionarse con el entorno. Ello es posible gracias al trabajo de un equipo
que ayuda física, mental y emocionalmente al paciente y a su familia.

Por: Rafael Mejía

Las estadísticas de las últimas décadas muestran marcado ascenso en el consumo


de estimulantes en México, tanto en los grandes centros urbanos como en las zonas
rurales, y ponen de manifiesto que este problema no es exclusivo de determinado
grupo humano, sino que avanza indistintamente entre individuos de todas las
edades y de ambos sexos. Por si fuera poco, las cifras también nos hablan del
notable incremento en las consecuencias de este hecho, mismas que abarcan los
aspectos económico, laboral, familiar y de salud.

Asimismo, en nuestra esfera cotidiana podemos constatar que, por desgracia,


muchas drogas son fáciles de conseguir, y no es extraño tener conocimiento de
alguna persona que ha sufrido considerable deterioro en su nivel de vida y relación
familiar por el uso de cocaína, alcohol, marihuana o anfetaminas. Por todo lo
anterior, cobra gran importancia abordar públicamente el tema de la rehabilitación,
recurso que es capaz de brindar una segunda oportunidad a los afectados y del que
hemos oído hablar en ocasiones, pero que desconocemos en esencia.

Aunque se sabe que una adicción está condicionada por múltiples causas, desde
las de orden biológico hasta las de tipo social, y que “ podemos encontrar a personas
con dependencia a la sustancia ‘a’, ‘b’ o ‘c’, e incluso a eventos como sexo
compulsivo, compras desmedidas, apuestas y deportes extremos, en todos los
casos es posible aplicar el mismo tratamiento, sin importar que el paciente lleve
mucho o poco tiempo con este padecimiento, porque hablamos de que la estructura
del mismo es idéntica”.

Tal es la opinión del Dr. Raúl Ramírez Reyna, adictólogo y coordinador médico de
las Clínicas de Atención Integral en Desintoxicación y Recuperación (Claider), quien
afirma en entrevista con saludymedicinas.com.mx que el trabajo de rehabilitación
debe encaminarse a que el paciente mejore su relación consigo mismo y con su
entorno, y que para lograrlo es necesario que trabaje con un grupo de especialistas
y con su familia, pues tratar de vencer solo a una adicción sería “como intentar
aliviarse de un cuadro infeccioso severo, que requiere antibióticos, sin consultar a
un médico”.

Además, juzga que en México hay todavía largo trecho por recorrer en cuanto a
atención de adicciones y que no son muchos los pacientes que acuden a los
especialistas por esta causa, ya sea porque niegan sufrir dependencia o porque
socialmente no existe la cultura de visitar este tipo de centros de atención. “Desde
luego, también se debe considerar que no todas las personas tienen la posibilidad
económica de asistir a una clínica profesional y acuden a granjas gratuitas o de bajo
costo, donde los encierran sin atenderlos como se debe”.

De los genes a las ciudades


Para entender cómo erradicar la dependencia a un estimulante hay que comprender
cómo se desarrolla y en qué consiste. Tomando como punto de partida la definición
que da la Organización Mundial de la Salud, el especialista explica que la
enfermedad adictiva consiste en una serie de alteraciones físicas y psicológicas
causadas por la interacción entre una persona y determinada sustancia; asimismo,
se caracteriza por modificaciones en el comportamiento del paciente y un impulso
irreprimible a consumir el estimulante, de manera periódica o continua, ya sea para
experimentar sus efectos o para evitar el malestar que le produce la privación.
Además de esto, añade que “la adicción es una enfermedad que afecta a todos los
sistemas del individuo (biológico, psicológico, emocional, social, laboral), pese a lo
cual éste se niega a creer que tiene un problema, a menos de que su cuadro se
encuentre muy avanzado. También definimos a la dependencia como una
enfermedad primaria, es decir, tiene un origen específico de tipo social, heredado
de los padres (genético) o psicológico, como cuando se pertenece a una familia que
funciona inadecuadamente. Además, yo agrego un factor espiritual, entendido como
la tergiversación de los valores universales y morales en los que el individuo
encuentra sentido a la vida, que pasan a un terreno más que secundario”.

Profundizando en los factores biológicos y genéticos, el adictólogo asegura que hay


pacientes que nacen con alteraciones en el sistema de recompensa cerebral, donde
algunos neurotransmisores (químicos que permiten la comunicación entre
neuronas) responsables de generar sensaciones de bienestar, como serotonina,
dopamina, endorfinas y ácido gamma aminobutírico (Gaba), funcionan de manera
inadecuada.

Así, hay quienes debido a esta causa nunca se sienten satisfechos, pero al consumir
algún estimulante desencadenan la generación de neurotransmisores que permiten
experimentar placer. “Las sustancias adictivas sirven para ‘abrir llaves’, de modo
que, por ejemplo, el alcohol incrementa la producción de endorfinas (químicos que
se parecen a la morfina) y compensa de alguna manera los problemas que existen
por determinación genética en el sistema de recompensa”.

Otra característica de la enfermedad adictiva es que evoluciona lentamente.


“Cuando alguien se inicia en la bebida nunca piensa: ‘Hoy voy a tomar una copa y
dentro de 10 años una botella al día’, y nadie que inhala una línea de cocaína
considera que dentro de 2 años va a consumir 5 gramos diarios, porque el avance
de la dependencia se da sin tener plena conciencia de lo que ocurre. Por cierto,
soportar cada vez mayores dosis de una sustancia no es un signo de fortaleza ni
motivo para decir: ‘Yo sí aguanto y sí puedo’, sino la gran señal de alerta de que ya
se está en terrenos adictivos”, sentencia Ramírez Reyna.

Por otro lado, el médico enfatiza que nuestra sociedad tiene numerosos
“reforzamientos operadores”, es decir, conceptos, estereotipos y situaciones que
nos llevan a actuar de determinada manera. “La presión social hace que muchos
individuos, sobre todo jóvenes, utilicen estimulantes para acompañar sus
experiencias placenteras, de modo que beben una cerveza para acompañar unos
tacos, toman una copa de vino con sus alimentos, fuman marihuana para ir a un
concierto, inhalan cocaína cuando acuden al ‘antro’, o consumen tachas en un
‘rave’”.

Con el paso del tiempo, hay quienes dejan de usar las sustancias adictivas para
acompañar los momentos felices y las convierten en fuentes de placer directas; “ya
no les interesan los tacos, la comida, el concierto, el ‘antro’ o el ‘rave’, sino la droga
en sí”. Finalmente, refiere, “en una tercera fase el adicto utiliza el estimulante para
vivir una realidad virtual que le evade de lo que le sucede a diario y de pensamientos
como ‘todo está mal, todos son unos tontos, nadie me comprende, este mundo está
perdido’, ya que de no hacerlo empieza a sentirse muy mal, física, emocional y
mentalmente”.

Aunque el Dr. Raúl Ramírez reconoce que las drogas que generan más temor en la
sociedad mexicana son las ilegales (heroína, anfetaminas, tachas y éxtasis, entre
otras), y que entre ellas la cocaína y la marihuana son las más consumidas, subraya
que hay dos sustancias socialmente aceptadas que causan más estragos, no sólo
por sus efectos, sino porque facilitan el inicio de otras adicciones: alcohol y tabaco.
Para sostener esta afirmación, expone: “65% de la población mexicana con edad
entre 18 y 65 años bebe alcohol, lo que equivale a aproximadamente 30 millones
de personas; de ellas, 3 millones presentan un cuadro de dependencia y 7 millones
beben problemáticamente, es decir, tienen dificultad en sus relaciones personales
y laborales, sin ser alcohólicos propiamente. En total, hablamos de 10 millones de
afectados directos”.

Pero el problema no se detiene ahí, ya que se sabe que cada uno de estos pacientes
afecta en promedio a cuatro personas cercanas (cónyuge, hermanos, padres o
hijos), de manera que, sin contabilizar a los adolescentes, hablamos de 10 millones
de alcohólicos y consumidores problemáticos, así como de 40 millones de
perjudicados, lo que da un total de 50 millones de involucrados, que equivalen a la
mitad de la población mexicana.

Paso a paso
Ramírez Reyna afirma que el tratamiento de la enfermedad adictiva debe atender
los dos componentes esenciales del padecimiento: la obsesión o aspecto
psicológico, que consiste en pensar en consumir un estimulante, y la compulsión,
que describe la dependencia física hacia la sustancia.

Sobre este aspecto explica que “cuando una persona entra en rehabilitación lo
primero que hacemos es romper el cuadro compulsivo; para lograrlo, recurrimos a
un tratamiento médico en el que se le hidrata, se dan vitaminas y nutrientes, y
medicamentos. Una vez que se estabiliza físicamente pasa a una segunda etapa,
más larga y complicada, en la que se revisan sus procesos obsesivos, es decir,
descubrimos cuáles son los motivos por los que cree que no puede vivir sin
sustancias, además de que incluimos en la atención a su familia”. También es
factible que se realicen trabajos de grupo con pacientes que presenten
problemáticas similares, además de que se recomienda que una vez superado el
período crítico se de seguimiento de por lo menos un año.

El tratamiento ideal debe ser aplicado por un equipo interdisciplinario que cuente
con capacitación especial y experiencia comprobada: enfermeras, médicos
generales, psicoterapeutas, consultores (personas que se han recuperado de
adicciones y ayudan en terapias grupales), asesores externos, como psiquiatras y/o
cardiólogos y, ante todo, una figura poco conocida en México, el adictólogo.

Con base en su experiencia, el médico comenta que la mayoría de los pacientes


acuden a buscar atención cuando están en crisis porque se sienten mal física y
emocionalmente (tal vez realizaron un acto reflexivo que causa dolor), o bien,
porque el conflicto se presenta en el hogar y es la familia quien los remite. En todo
caso, la persona que sufre adicción no llega con la plena intención de dejar de
consumir, sino para aliviar sus problemas inmediatos.

“Nuestra misión en este sentido –asegura el Dr. Ramírez Reyna– consiste en ayudar
al paciente y su familia a aceptar la enfermedad, sobre todo para que se inicie el
tratamiento adecuado. Por supuesto, el trato debe ser ético, humanista y
profesional, de modo que debemos convencer, pero nunca retener a alguien por la
fuerza, ya que eso sería atentar contra los derechos humanos.”

El especialista hace especial hincapié en el papel de la familia dentro del tratamiento


ya que, explica, ahora se conoce a padres, hijos, hermanos y pareja como
“coadictos”, pues asumen formas de comportamiento que no resuelven el problema
y, al contrario, ayudan a que persista. “Las personas cercanas a quien padece la
adicción también empiezan a enfermar, psicológicamente hablando, y adoptan tres
tipos de actitudes o roles muy desgastantes que suelen intercambiar: uno trata de
rescatar al enfermo, otro lo juzga y uno más es víctima. De ahí la importancia de
que ellos también tengan un espacio de reflexión”.

Amor a la vida
De acuerdo con el médico, superar una adicción no sólo significa dejar de consumir
estimulantes, sino que implica un cambio en el estilo de vida y de adaptación a la
existencia, así como madurez emocional y fortaleza interna. “Eso se llama
sobriedad, y no tiene que ver con la abstinencia. Sabemos que una persona con
dependencia a sustancias puede tener 6 meses o un año sin consumo de
estimulantes, pero vive en neurosis, es intolerante e irritable, no se siente satisfecho
y experimenta aburrimiento constante. Es el caso del marido al que la esposa les
dice: ‘Ya tómate algo para que te tranquilices'”.

Por ello, explica el Dr. Ramírez Reyna, la rehabilitación verdadera consiste en volver
a enamorarse de la vida.

En efecto, el paciente con adicción desarrolla una relación de confianza con una
droga, la cual es evidentemente enfermiza, pero al mismo tiempo puede calificarse
como “amorosa”. De inicio, esto lleva a la persona a perder la relación con su
espiritualidad o ideas que fundamentan su existencia, y conforme el problema
evoluciona se genera un distanciamiento progresivo de la sociedad, de su trabajo,
de su familia y amigos y, finalmente, se aleja de sí mismo.

Por esto, añade, “el proceso que seguimos para superar la dependencia a las
drogas es a la inversa, pues primero rompemos la relación del paciente con la
sustancia y luego le ayudamos a que reestablezca los vínculos con él mismo, luego
con sus seres significativos, con sus actividades, con la comunidad y, por último,
con un poder superior, como cada quién lo entienda. Ése es el camino”.

El adictólogo especifica que el riesgo de sufrir una recaída durante el tratamiento es


elevado, pero también que cuando el individuo basa su rehabilitación en un cambio
de actitud y no en simple abstinencia, es más probable superar estos problemas,
siempre con ayuda de su grupo de trabajo, familiares y especialistas.

Por último, el Dr. Raúl Ramírez explica que la mejor medida que se puede llevar a
cabo en cuanto a las adicciones es la prevención, para lo cual es importante perder
el miedo a hablar sobre el tema. “La labor consiste en dar información y detectar
con rapidez la aparición de nuevos casos, pero aún más importante es reflexionar
sobre los sistemas de valores de la sociedad. Estamos acostumbrados a proponer
diversiones y placer de manera distorsionada, a la vez de que carecemos de
fundamentos existenciales verdaderos”.

“Los jóvenes desean parecerse a los protagonistas de las telenovelas o a los


modelos de los anuncios, en gran medida porque no hay actividades propositivas,
culturales o deportivas, y porque nos hemos acostumbrado a buscar satisfacciones
inmediatas, por efímeras y destructivas que sean. Cambiar esto es una labor de
mucho tiempo, pero da resultados; como ejemplo tenemos la propuesta de
prohibición del tabaco en Estados Unidos, a la que nadie le hacía caso al principio,
pero que dio resultados 25 o 30 años después”, finaliza el adictólogo, quien
recomienda consultar la página de Claider (http://www.claider.org.mx) para obtener
más información sobre el tema.

Fecha: 24 de junio de 2010


Dirección web: http://saludymedicinas.com.mx/articulos/1805/rehabilitacion-de-
personas-adictas/1

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