Tema 9 y 10

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TEMA 9. LA NOVELA DESDE LA DÉCADA DE LOS SETENTA A LA ACTUALIDAD.

EDUARDO MENDOZA.

A/ NARRATIVA DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XX


Tras la muerte de Franco empieza a publicar una nueva promoción. Reaccionan contra
la complejidad experimental, se produce un viraje hacia la concepción realista de la
novela. Obra clave de esta nueva perspectiva será La verdad sobre el caso Savolta (1975)
de Eduardo Mendoza. Se reivindica el placer de narrar: un relato con intriga, aventura,
enredo, amoríos. A partir de este momento lo que interesa es contar una historia y la
trama, el argumento, es el eje. Por lo general vuelven a la concepción clásica: se narra
una única acción de forma lineal, y vuelven al relato cerrado y de final explícito. Muchas
novelas están narradas en primera persona, signo de subjetividad.
Estas novelas del Realismo renovado ponen al descubierto la confusión del hombre
moderno, obligado a reflexionar sobre la realidad que le rodea y a buscarle un sentido
porque ha perdido la fe en aquellos valores que garantizaban y explicaban el mundo.
Principales líneas de la novela a partir de 1975:
1. Metanovela. Esta manifestación de la literatura dentro de la literatura define la
mayoría de las novelas de Juan Goytisolo (Juan sin Tierra) y de su hermano Luis
(Antagonía), de José María Merino (La orilla oscura), Juan José Millás (El desorden
de tu nombre) o Carmen Martín Gaite (El cuarto de atrás), entre otros.
2. Lirismo. La novela lírica o poemática centra su interés en un mundo más
sugerente que concreto, con personaje-símbolo y una mayor tendencia al lenguaje
poético. Es la modalidad preferida por Francisco Umbral (Mortal y rosa) y la
característica esencial de la narrativa de Julio Llamazares (La lluvia amarilla).
3. Afines a esta tendencia son el relato de aprendizaje, el memorialismo y
la autobiografía, aspectos a los que responden muchas novelas de Javier Marías
(Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí).
4. La novela histórica. Novelas ambientadas en el pasado, desde el más lejano (El
maestro de esgrima, de Pérez Reverte) al más próximo: la Guerra Civil (Octubre,
octubre, de José Luis Sampedro), los años de la dictadura franquista (El río de la
luna, de José Mª Guelbanzu) y la transición política (Los dioses de sí mismos, de
Juan José Armas Marcelo).
5. La novela de intriga. Mezcla esquemas policíacos con aspectos políticos e
históricos. La serie de novelas sobre el detective Carvalho o Galíndez convierten a
Manuel Vázquez Montalbán en el escritor más representativo; aunque no es el único,
ya que de algunos elementos de este género también se han servido otros, como
Antonio Muñoz Molina (El invierno en Lisboa y Beltenebros).
6. Enfoque realista. Algunos autores han vuelto a recuperar para la novela el arte
de narrar, aunque desde una perspectiva mucho más amplia y abierta, que abarca
también el mundo onírico, irracional o absurdo… En esta línea cabría mencionar a
Luis Mateo Díez (La fuente de la edad) o a Luis Landero (Juegos de la edad tardía).
7. Algunos autores más jóvenes hacen una novela que trata los problemas de
la juventud urbana con una estética muy cercana a la contracultura (Historias
del Kronen, de José Ángel Mañas, o Ray Loriga con Héroes.
No debemos olvidar que la mujer adquiere cada vez más importancia en el terreno de la
narrativa; aunque pertenecientes a distintas generaciones, podemos destacar nombres
como Ana María Matute, Rosa Montero, Josefina Aldecoa, Almudena Grandes, Dulce
Chacón, Maruja Torres, Soledad Puértolas, etc.
B/ LOS ÚLTIMOS AÑOS
En los inicios del siglo XXI no hay grandes cambios: se trata de dar gusto al lector con
gran variedad de temas y mezcla de géneros, lo que dificulta la clasificación.
Son tendencias recientes la novela de ambientación histórica (Pérez-Reverte, Matilde
Asensi); sobre República, guerra y franquismo (toda una serie de Almudena
Grandes); la intriga policiaca (Lorenzo Silva, Carlos Ruiz Zafón); la metanovela
(Enrique Vila-Matas o Luis Magrinyà); novela lírica o intimista (Juan José Millás o
Gustavo Martín Garzo); diarios, memorias y testimonios (Rosa Montero o Andrés
Trapiello).
Muy cultivado ahora mismo es el llamado realismo abierto, que mezcla lo inventado con
la vida del autor, y que fue iniciado con Soldados de Salamina (2001), de Javier Cercas.

C/ EDUARDO MENDOZA
Eduardo Mendoza Garriga (Barcelona, 1943), abogado y traductor de profesión,
comenzó con gran éxito a mediados de los 70, éxito que no le ha abandonado hasta hoy
mismo. De estilo sencillo y directo, tendente al lenguaje popular, gusta de personajes
marginales que miran la sociedad con extrañeza y ambienta sus obras en su ciudad
natal. Ha cultivado dos líneas paralelas y diferentes en su narrativa: una seria y otra
burlesca.
Se estrenó en 1975 con La verdad sobre el caso Savolta, que es considerada por la crítica
como superación del realismo social por su vuelta a las historias de argumento. La
verdadera protagonista es la ciudad de Barcelona, conmocionada por las tensiones
revolucionarias de los años 1917-1918, en la cual se mueve una variopinta tipología de
personajes caricaturescos, presentados según los cánones de la novela policíaca y que
deambulan por un escenario de contrastes, donde se entremezclan los atentados
anarquistas con las lujosas fiestas de la alta burguesía catalana. Hay varios narradores
y transcripción de documentos policiales y judiciales, lo que añade realismo.
En 1979 publicó El misterio de la cripta embrujada, inaugurando una serie paródica de
cinco novelas hasta hoy, protagonizadas por un detective de nombre desconocido y
salido de un manicomio, de gran éxito entre sus lectores. Otros títulos de dicha serie
son El laberinto de las aceitunas, o la última, El secreto de la modelo extraviada.
En los ochenta publica dos de sus mejores novelas. En 1986, La ciudad de los prodigios,
considerada su obra maestra y ambientada en la Barcelona social y urbana entre las
dos exposiciones universales de 1888 y 1929. Sin embargo, en La isla inaudita,
trasladará la acción principal a Venecia.
También ha escrito para el diario El País dos novelas por entregas que luego se
publicaron como libro: Sin noticias de Gurb (1991), cuyo protagonista es un
extraterrestre que aterriza en Barcelona, y El último trayecto de Horacio dos (2002),
diario sarcástico de un viaje al espacio.
En los noventa publicó dos novelas serias ambientadas en la posguerra española: El
año del diluvio (1992), cuya acción transcurre en un pueblo catalán regido por un
cacique franquista, y Una comedia ligera (1996), sobre un escritor mediocre que vive los
sobresaltos de su entrada en la edad otoñal.
En el nuevo milenio siguió cosechando éxitos con El asombroso viaje de Pomponio
Flato (2008), curiosa novela policiaca ambientada en tiempo de Jesús de
Nazaret; con Riña de gatos. Madrid 1936 ganó el Premio Planeta.
En 2016 corona su carrera con el Premio Cervantes, porque según destaca el jurado
posee una lengua literaria llena de sutilezas e ironía.
TEMA 10. EL TEATRO DESDE LA DÉCADA DE LOS SETENTA A LA ACTUALIDAD.
JOSÉ LUIS ALONSO DE SANTOS.

A/ TEATRO DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XX


En los primeros años tras la muerte de Franco, pudieron estrenarse algunas de las
obras de los autores renovadores soterrados, pero no se produjo, desde luego, un
cambio inmediato en la escena. Ahora bien, la desaparición de la censura, la
normalización democrática y el comienzo de una política de apoyo y subvención al
teatro, contribuyeron a que las décadas de los 80 y 90 fuesen de una riqueza y variedad
teatral como probablemente no se había conocido en todo el siglo XX. Teatros y
compañías nacionales, autonómicas y municipales, dieron cabida a obras clásicas y
modernas, españolas y extranjeras, en montajes innovadores, llevados a cabo por
profesionales formados tanto en el teatro comercial como en el independiente
(destaquemos, por ejemplo, directores como Adolfo Marsillach, Miguel Narros, José
Carlos Plaza, Lluis Pasqual o José Luis Gómez). A esto, hay que sumar la pervivencia
de varios de los grandes grupos (Els Joglars, Els Comediants…), la formación de otros
nuevos (La fura dels Baus) y la continuidad de un teatro más tradicional en las salas
privadas.
Francisco Nieva (dos veces Premio Nacional de Teatro, Premio Príncipe de Asturias de
las Letras, académico de la Lengua...) es probablemente el más importante de los
dramaturgos experimentales de la segunda mitad de siglo. Ligado al grupo literario de
los ‘postistas’ de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, su teatro camina
por la senda de lo surrealista, lo onírico, lo fantástico y lo imaginativo. Su “teatro furioso”
extrema los rasgos de libertad imaginativa y ruptura de todo corsé teatral
preestablecido. Títulos: Pelo de tormenta, Nosferatu, El baile de los ardientes.
A partir de los años ochenta, se afianza el teatro de autor y se abandonan las formas
extremas del experimentalismo. Las tres tendencias principales son:
1. Teatro de tipo tradicional. Como autor tardío se revela Fernando Fernán Gómez con
Las bicicletas son para el verano (1982), obra ambientada en la guerra civil. El mismo
tema trata ¡Ay, Carmela! de José Sanchís Sinisterra. Antonio Gala alterna el simbolismo
con dramas realistas o recreaciones históricas, con protagonistas femeninas y temas
personales: Petra Regalada, Anillos para una dama o Los bellos durmientes.
2. Teatro-farsa. Recoge elementos del esperpento y del sainete, y suele plantear temas
conflictivos, como el paro, las drogas o la violencia en clave trágico-grotesca.
Representan esta tendencia obras como La estanquera de Vallecas y Bajarse al moro de
José Luis Alonso de Santos.
3. Teatro experimental. En general, es un teatro de grupo, en el que destaca “La
Fura dels Baus” con un teatro-espectáculo. En esta línea, es frecuente la revisión y
reinterpretación de textos clásicos de cualquier género. Citemos las numerosas y
controvertidas versiones de clásicos dirigidas por Calixto Bieito (La vida es sueño,
Hamlet...)
B/ DOS AUTORES DEL SIGLO XXI
Juan Mayorga nació en Madrid en 1965. Ha cursado estudios superiores de Filosofía y
Matemáticas, pero su verdadera vocación es el teatro. Sus primeras obras nacieron al
amparo del grupo “El Astillero”, pero pronto evolucionó hacia una línea dramática
propia, en la que sobresale por encima de todo su preferencia por el mundo de las ideas.
Entre sus títulos más destacados figuran Siete hombres buenos, El sueño de Ginebra y
Cartas de Amor a Stalin (una reflexión en torno al arte y el poder, estrenada en el Centro
Dramático Nacional en 1999). Obras más recientes son Reikiavik y El cartógrafo. Con
La lengua en pedazos Juan Mayorga debutó, además, como director teatral.
Paloma Pedrero (Madrid, 1957) es actriz, directora y profesora de teatro, además de
autora galardonada con varios premios. Entre sus producciones dramáticas destacan:
La llamada de Lauren, una obra en la que dos personajes revelan un momento de crisis
en su relación y la búsqueda de la identidad. El color de agosto también presenta un
momento de gran intensidad dramática en la relación entre dos personajes, pero esta
vez se trata de una relación femenina. El teatro de Paloma Pedrero se caracteriza por
poner en duda las normas sociales tradicionales, especialmente entre los sexos. Los
temas que se repiten en sus obras son la soledad, la frustración, la inestabilidad
psicológica de los personajes y el amor como fuerza destructora.
C/ JOSÉ LUIS ALONSO DE SANTOS
José Luis Alonso de Santos (Valladolid, 1942) se trasladó a Madrid en 1959, donde se
licenció en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense y en la Facultad de
Ciencias de la Información. En 1960 comenzó a interesarse por las tablas, recibiendo
clases de William Layton. Fue uno de los fundadores del grupo Tábano y fundó y lideró
durante diez años el Teatro Libre.
Procede, pues, del teatro independiente: antes de revelarse como autor dramático, había
trabajado como actor o director en el Teatro Estudio de Madrid, Tábano, Teatro
Experimental Independiente y Teatro Libre de Madrid. Como se puede apreciar, posee
una experiencia polifacética en el mundo de la escena, que sabe aprovechar muy bien.
Es un maestro de la comedia costumbrista, con la que hurga en los problemas sociales
más acuciantes (drogadicción, inseguridad ciudadana). Utiliza con desenvuelta
naturalidad el habla popular, desde el registro coloquial al argot juvenil o de la
delincuencia. Su propensión a la parodia es un rasgo común en muchas de sus obras.
En 1975 estrenó su primera obra, ¡Viva el Duque nuestro dueño!, en la que advertía
alguna influencia del esperpento, y muy especialmente del entremés clásico.
Obtuvo un gran éxito con La estanquera de Vallecas (1981), sobre un desatinado atraco
a un estanco, que por su tono costumbrista, lenguaje coloquial y toques de sátira y
humor ha sido calificada de sainete de nuestro tiempo.
También fue muy bien recibida Bajarse al moro (1985), en la que aborda un problema
de actualidad como es el submundo de la droga, mezclando ingredientes de la comedia
tradicional con otros cómicos e incluso grotescos, que, junto al lenguaje de argot de los
jóvenes protagonistas, dan un cierto aire innovador a la pieza.
Trampa para pájaros (1990) es un drama político en el que se reflexiona sobre el
cainismo de las dos Españas.
En La sombra del Tenorio (1995) el autor crea un prodigioso juego metateatral en el que
resultan involucrados los espectadores.
Todavía en 2015 ha publicado dos nuevas obras: En el oscuro corazón del bosque, obra
para cinco personajes en la que juega un papel fundamental la música de Mozart; y
Nuestra cocina, obra de enorme teatralidad y de grandes conflictos entre veintiún
personajes que suponen un verdadero compendio de caracterizaciones.
De su fertilidad como escritor nos hablan sus cincuenta obras dramáticas escritas,
estrenadas la mayoría con éxito de crítica y público. Solo en los años ochenta estrenó
doce obras, en los noventa otras diez, y en el nuevo siglo otra docena más. Y del
reconocimiento que le ha brindado la crítica son prueba premios tales como el Tirso de
Molina (1984) y el Nacional de Teatro (1986).

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