RP Libros
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¿Cuál fue la génesis de este libro? ¿Estaba pensado prepandemia? ¿Tenías alguna
hipótesis?
Tenía una serie de ideas que había estado bajando a mi teléfono el verano previo a la pandemia.
Y hacía tiempo quería retomar el tema de la humanidad que había trabajado en El futuro
ya llegó, volver a mirar la sociedad contemporánea y su dinámica, un libro que no fuera
sobre Argentina. Claramente se gesta en la pandemia, porque para nosotros como analistas
la pandemia fue un gran desafío. Entender qué estaba pasando y cómo podía evolucionar.
Había cosas muy dilemáticas, muchas racionales pero otras emocionales, muy “de tripa”.
Nunca compré que la vida del hombre cambiaba para siempre. La vida que teníamos nos
gustaba mucho e íbamos a querer volver a ella.
En ese tiempo observé, callé y fui a la biblioteca en busca de los humanistas más que de los
epidemiólogos o economistas. Junto a Sil Almada (https://almatrends.net/) entendimos que
el punto de vista tenía que venir de ese lado, dado que el hombre estaba frente a su peor
amenaza: la muerte. Y fuimos construyendo distintas hipótesis en ese sentido. Un primer
origen de este libro fue el informe que publicamos con Almatrends en mayo de 2020, tendencias
y tensiones en el hábitat viral, y mi columna del 25 de mayo de 2020 en La Nación, “Después
de la cuarentena llegará la revancha de la vida”. Ahí logramos aterrizar una hipótesis.
En ese tiempo mucha gente se apuró a sacar conclusiones y yo sentía que tenía que hacer
lo contrario. En simultáneo mediamos mucho, el hecho de que hemisferio norte adelantara
seis meses fue una ventaja para el hemisferio sur; hicimos mucho “cuali” profundo, y muy
emocional. Seguimos los análisis del Observatorio de Psicología Social de la UBA. No quería
escribir un libro sobre la pandemia, sino trabajar sobre el horizonte que empezábamos a ver
a mediados de 2021. La escritura fue bastante rápida porque el libro ya estaba escrito en mi
cabeza y quise que tuviera mi punto de vista. Condensa mucho de mis treinta años de mirar
y entender, medir, analizar, con la conjunción del pensamiento de Sil. Todo puesto en juego
en un momento límite y desafiante para cualquier intelectual.
Hay una reivindicación de la mirada filosófica frente a lo que nos está pasando, algo
que explicás muy bien: hoy la tecnología avanza tan rápido que no está siendo guiada
filosóficamente. También hablás del rol que juegan el consumo y la tecnología en
esta nueva humanidad. El libro te hace recorrer emociones: del temor sobre algunos
escenarios futuros a la esperanza en algunas conclusiones.
Procuré correrme de los extremos, que siempre tienen un grado de confort. La mayoría de los
intelectuales son críticos, tanto de la tecnología como del consumo. Y me parece que muchas
de esas críticas son valiosas para alumbrar los defectos del sistema, pero se quedan cortas
cuando hay que plantear alternativas. O plantean alternativas inviables. La tecnología solo
avanza y la gente le dice que sí a todo. Lo mismo con el consumo. Las cosas son complejas
porque la vida interesante es compleja, querer simplificar implica un extremo: critiquemos
el consumo y la tecnología que el mundo va al desastre; y en el otro extremo, el fanatismo
tecnológico, los Kurzweil de la vida que te dicen que la tecnología salvará a todos y todo lo
que hace está bien. Medir ningún tipo de riesgo o de ecuanimidad también es preocupante.
Ni tecnoescépticos ni tecnofanáticos. Ni anticonsumo ni consumistas. Ahí entra la filosofía
y la idea intermedia que haga todo más real. Hay mucha crítica profundamente sínica al
sistema: se hace desde el Starbucks y en una Mac.
En ese sentido, la futuróloga Amy Webb remarca la importancia del rol de los Estados
y las organizaciones en esta carrera. Esto está siendo una competencia entre privados.
¿Quién vela por el bien común?
Amy Webb en su último libro, 9 gigantes, plantea dos modelos: el privado occidental y el
estatal chino. Y cómo está evolucionando China con un modelo más autocrático. En los dos
casos hay riesgos. Ella dice: atención Estados Unidos que te podés quedar atrás, porque en
China hay mucha inversión y convicción. También existe una tensión natural entre control y
creatividad que puede terminar malogrando la oportunidad china. Tanto control aplana las
libertades que necesitan los creativos. Es un dilema muy interesante y que tiene que estar en
nuestra agenda porque define la geopolítica de los próximos cincuenta años. Están ocurriendo
cosas ahora. Traducido a la cotidianeidad es ¿a quién le va a dar la Argentina la red 5G? Una
supercaptación de big data. La Argentina está con poca agenda y necesita levantar la mirada.
El libro busca dar ese aporte. Ojo que, aparte del bono y la inflación, está pasando todo esto.
Hoy Netflix te sugiere qué ver, o te llega publicidad programática, pero mañana van a ser
otras las decisiones a tomar. ¿Hacés una smart home o no? ¿Querés no tener que prender
la calefacción manualmente si hace frío o no querés dejar tanto dato? Cada uno tendrá que
elegir. Sepamos de qué se trata. Un día te podés despertar sin saber qué está pasando.
Guille, por tu trabajo vos asesorás a CEOs, tomadores de decisiones. ¿Cuál es tu mensaje
frente a esta humanidad ampliada? ¿Y qué rol les toca a las compañías?
Tengamos la mayor lucidez posible. ¿Qué implica? Tratar de eludir ciertos sesgos. Tratar de
abordar la complejidad en toda su dimensión. No ser negadores. Ni tampoco fascinarnos
acríticamente detrás de la última novedad. Todo no es tecnología. El e-commerce es también
commerce. En algún lugar alguien tiene que atender a alguien y sonreír. Sobre todo si hay
algo que empieza a fallar en el sistema.
El libro se llama Humanidad ampliada porque se enfoca en cómo el consumo y la tecnología
amplían la humanidad. Seguimos siendo humanos. No nos olvidemos de esa parte. Si no, es
como sacarse el tema de encima: llamá a los de sistemas y que compren el último soft. Y no es
así. Cómo esa tecnología se está cruzando con tu cultura, con tu gente y cómo está tu gente.
Ni que hablar de pospandemia. El mensaje a las empresas es: miren que todo lo que viene es
mucho más “y” que “o”. No es físico o digital, sino físico y digital. No es humano o tecnológico,
es humano y tecnológico. Esto requiere de los managers una capacidad de nuevo orden. Si
el mundo entra en una era de hipercomplejidad, tus skills van a tener que procesar eso y
convertirlo en accionables que puedas concretar en el día a día de tu negocio.
Coraje y prudencia parecen antitéticas pero no lo son. Se confunde la prudencia con la
cobardía, y el coraje con la temeridad. El temerario es un loco. Y alguien que tiene coraje
entiende el miedo, lo supera y opera desde ahí. Y mide los riesgos. Un prudente no quiere
decir que no pueda actuar. Asumamos que es difícil lo que está ocurriendo. Hay un montón
de oportunidades y lo peor que podemos hacer es ser simplistas, aplanar el análisis.
Un ejemplo de este año: si no entendiste lo que implicó la salida de la pandemia, y que la
gente iba a salir con una mayor propensión a consumir por haberse enfrentado a la finitud y
con una profunda necesidad de sanar, si no leíste bien eso, es altamente probable que hayas
dejado dinero arriba de la mesa este año. Porque no te diste cuenta de que había mucho
más mercado. Incluso con precios altos. Porque la gente dijo “no me importa nada y voy a
hacer eso que quiero hacer”. Si antes ahorraba 20 de 100, ahora no ahorra nada. No sabemos
cuánto va a durar esa energía pero hay que entender lo que está ocurriendo. Todo esto, que
puede parecer lejano, baja a la praxis de los negocios de una manera muy concreta.
¿Cuáles fueron los objetivos? Se preparó un envío que tiene dos bloques: una
parte histórica y una contemporánea. Se convocó a Fundación IDA a fin de enmarcar
la relevancia histórica y darles soporte a las empresas que representan Argentine
Creative Experience. La finalidad es hacer ese señalamiento para empezar a crear
un relato del diseño argentino a nivel internacional, algo que hasta ahora nunca
sucedió y que de alguna manera permite que las nuevas generaciones, cuando
entran en el mercado, puedan respaldarse con una Marca País Sectorial.