Tema: Diabetes: Universidad Tecnológica Del Perú
Tema: Diabetes: Universidad Tecnológica Del Perú
Tema: Diabetes: Universidad Tecnológica Del Perú
CURSO BIOQUIMICA
Tema: Diabetes
SECCIÓN .
ESTUDIANTES. GRUPO 3
La diabetes es una enfermedad crónica (a largo plazo) que afecta la forma en que el cuerpo
convierte los alimentos en energía. Su cuerpo descompone la mayor parte de los alimentos
que ingiere en azúcar (también llamada glucosa) y la libera en la sangre.
La diabetes es una enfermedad causada por el exceso de azúcar en la sangre. Existen dos tipos
principales de diabetes: diabetes tipo 1 y diabetes tipo 2. Además existen otros tipos, como la
diabetes gestacional y la diabetes secundarias a otras enfermedades.
La diabetes aparece cuando el organismo no puede controlar la cantidad de glucosa (azúcar) en la
sangre. Esto puede suceder si el organismo no produce bastante insulina (una hormona)
¿Por qué se origina la diabetes?
Sobrepeso, obesidad e inactividad física
¿Y la diabetes?
La diabetes es un trastorno crónico del metabolismo que se detecta por unos niveles de glucosa en
sangre (glucemia) por encima de los límites normales. Está causada por una alteración en la producción
de la insulina.
La insulina es una hormona que se fabrica en el páncreas, cuya función es mantener los valores
adecuados de azúcar en sangre.
Esta sustancia permite que la glucosa de los alimentos pase al interior de las células, donde se
transforma en la energía necesaria para que funcionen los músculos y los tejidos, o se almacena
hasta que sea necesaria.
Cuando no hay insulina, como en los diabéticos tipo 1, o no funciona correctamente, como ocurre
en los diabéticos tipo 2, el enfermo no absorbe la glucosa adecuadamente, lo que origina una
concentración excesiva de azúcar en su sangre (hiperglucemia). Con el paso del tiempo, y si no se
trata adecuadamente, este exceso de glucosa que circula por la sangre acaba dañando los tejidos, un
deterioro que a su vez causa alteraciones, disfunciones e insuficiencias a largo plazo en órganos
como ojos, riñones, nervios, corazón y vasos sanguíneos.
● Diabetes tipo 1. Suele aparecer con mayor frecuencia en la infancia o la juventud, aunque es
posible que se manifieste más tardíamente. Aunque su origen todavía no está muy claro, se
sospecha que existe una reacción autoinmune que provoca que las defensas del propio
organismo ataquen a las células productoras de insulina del páncreas, lo que da lugar al déficit
de esta sustancia. Las personas que la padecen necesitan inyecciones diarias de insulina para
controlar sus niveles de glucosa en sangre, sin las que no podrían sobrevivir.
● Diabetes tipo 2. Es el tipo más común de diabetes, pues abarca, según datos de la Fundación
para la Diabetes, entre el 85% y el 90% del total de los casos. Cuando se sufre diabetes tipo 2,
el organismo puede producir insulina, pero no lo hace en la cantidad adecuada o no es capaz de
responder a sus efectos, lo que provoca la acumulación de la glucosa en la sangre. Al principio,
los pacientes no requieren insulina para sobrevivir, aunque a menudo acaban necesitándola.
Suele aparecer en adultos, muchas veces con obesidad o hipertensión, pero cada vez se dan más
casos en niños y adolescentes. En ocasiones, tarda años en diagnosticarse porque pueden no
existir síntomas que alerten de este problema.
● Diabetes gestacional. Durante el embarazo puede ocurrir que los cambios hormonales propios
de este estado originen un bloqueo de la función de la insulina. Cuando esto sucede, los niveles
de glucosa se pueden incrementar en la sangre de una mujer embarazada. Suele presentarse en
una etapa avanzada de la gestación y afecta a alrededor del 5% de las mujeres embarazadas.
Aunque normalmente desaparece tras dar a la luz, constituye un factor de riesgo para desarrollar
diabetes tipo 2 en el futuro, tanto para las madres como para sus hijos.
● Diabetes tipo LADA. La Fundación para la Diabetes advierte de que en los últimos años se está
prestando atención a un tipo de paciente con diabetes tipo 2, pero que, al mismo tiempo,
presenta los anticuerpos positivos característicos del tipo 1. Probablemente, este tipo de
diabéticos acabe necesitando tratamiento con insulina.
Como hemos indicado, la diabetes tipo 1 suele aparecer en la infancia o en la juventud, aunque
puede manifestarse a cualquier edad, y afecta a hombres y mujeres por igual.
El número de personas que desarrolla diabetes tipo 1 está aumentando año a año de forma
alarmante, a causa de determinadas circunstancias que se dan durante el desarrollo del feto en el
útero, la alimentación durante las primeras etapas de la vida, infecciones virales o factores de riesgo
medioambiental.
Por su parte, la diabetes tipo 2 es más frecuente a partir de los cuarenta años y la mayoría de los
afectados suele padecer obesidad y otras enfermedades asociadas con el sobrepeso, como la
hipertensión y la hiperlipemia (niveles elevados de lípidos en la sangre). De acuerdo a los datos
extraídos del Estudio Dia@bet.es, el 13,8% de los españoles mayores de 18 años padece diabetes
tipo 2, lo que equivale a más de 5,3 millones de personas en nuestro país. De ellos, casi 3 millones
ya estaban diagnosticados, pero 2,3 millones, el 43% del total, desconocían que padecían la
enfermedad.
En términos globales, se estima que de los más de 382 millones de personas que viven con diabetes
en el mundo en la actualidad, se pasará a casi 592 millones en 2.035, la mitad de ellos sin
diagnosticar. Este aumento previsible de casos está vinculado, al envejecimiento de la población, a
los cambios en la dieta, a la disminución de la actividad física y a otros cambios en el estilo de vida
más frecuentes sobre todo en países con mayor desarrollo económico
Aunque los factores de riesgo que provocan la diabetes tipo 1 no están bien definidos, sí se sabe que
están implicados aspectos genéticos, autoinmunes y ambientales, y que los pacientes tienen
tendencia a sufrir otras alteraciones del sistema inmunológico. En el caso de la diabetes idiopática,
de la que se desconoce la causa, el factor hereditario parece ser crucial.
Por su parte, la diabetes tipo 2 aparece cuando el organismo se hace resistente a la insulina. Esto
sucede cuando los tejidos corporales (por ejemplo, el músculo) no responden completamente a la
insulina y, por tanto, no pueden usar la glucosa de la sangre para obtener energía. El páncreas
responde produciendo más insulina y el hígado, donde se almacena la glucosa, libera más cantidad
de ésta para tratar de aumentar su disponibilidad. Finalmente, el páncreas se vuelve incapaz de
producir suficiente cantidad de insulina y los tejidos se hacen más resistentes a ella. En
consecuencia, los niveles de glucosa en sangre comienzan a aumentar paulatinamente.
Tampoco se conocen las razones que llevan a desarrollar la diabetes tipo 2, pero la obesidad,
presente en el 80% de los casos, constituye uno de los principales factores de riesgo, al igual que la
hipertensión y la hipercolesterolemia. También influyen en el desarrollo de esta enfermedad la
edad, la mala alimentación o la falta de actividad física, así como los factores genéticos, los
antecedentes familiares, el origen étnico y una nutrición inadecuada durante el embarazo. Por
último, tienen más probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 las mujeres que han sufrido diabetes
gestacional, así como aquellas personas que padecen alteración de la tolerancia a la glucosa (ATG)
o alteración de la glucosa en ayunas (AGA).
Los síntomas agudos son diferentes dependiendo del tipo de diabetes. Pero en general pueden
aparecer dos tipos de síntomas:
Por un lado, cuando los niveles de azúcar están altos, el paciente tiene una sensación continua de
mucha hambre y sed. A pesar de ello, puede incluso perder peso. También es habitual la necesidad
de orinar muy a menudo y sentir un gran cansancio. Estos síntomas pueden ser los primeros signos
de diabetes tipo 1. Además, en caso de unos niveles extremadamente altos de azúcar en sangre,
puede aparecer la cetoacidosis diabética, que se caracteriza por una respiración profunda y rápida,
aliento con olor a fruta, náuseas y vómitos, incapacidad de retener líquido y dolor de estómago.
Todos estos síntomas pueden ser de gravedad y requieren ingreso hospitalario.
Así mismo, a veces puede darse la circunstancia contraria, sobre todo en pacientes en tratamiento
con insulina: el azúcar está demasiado bajo en la sangre (hipoglucemia), lo que se manifiesta con
temblores, sudoración, debilidad, nerviosismo, hambre, y latidos cardíacos rápidos (palpitaciones).
Por otra parte, las personas con diabetes tipo 2 generalmente no presentan síntomas al principio, y
es posible que no los tengan durante muchos años. En estos casos, la detección de la diabetes suele
llegar por análisis de sangre, pero el paciente puede reconocer la enfermedad ante signos como
visión borrosa, disfunción eréctil, y dolor o entumecimiento en los pies o las manos.
En aquellos pacientes que ya han sido diagnosticados de diabetes, lo más importante para establecer
un tratamiento es hablar con el médico sobre cuáles son los niveles óptimos de azúcar, colesterol y
tensión arterial que debe tener la persona diabética. A partir de ahí el objetivo principal será
mantenerlos dentro de la normalidad, sobre todo los niveles de glucosa en sangre, para minimizar el
riesgo de complicaciones.
El actual Consenso Europeo presenta unas recomendaciones del control de la glucemia basadas en
tres variables:
● Hemoglobina glicosilada HbA1c menor o igual 6,5 (indica los niveles medios de glucosa en
sangre durante los últimos tres meses).
● Glucemia (plasma venoso) en ayunas menor 110 mg/dl.
● Autoanálisis domiciliarios antes de las comidas de 100 mg/dl y dos horas después de las
comidas de 135 mg/dl.
● Además, el tratamiento también pretende evitar las hipoglucemias (bajadas de glucosa); eliminar
los síntomas; controlar los factores de riesgo cardiovascular para retrasar la aparición de
complicaciones cardiovasculares, y prevenir las de cualquier otro tipo; establecer una nutrición
adecuada, promover el autocuidado y mejorar la calidad de vida del paciente diabético.
1. Dieta.
2. Ejercicio físico.
3. Autocontrol analítico en el domicilio.
4. Comprimidos o insulina.
5. Educación en diabetes.
Hay que diferenciar las medidas que deben tomar las personas que no son diabéticas (prevención
primaria), de la estrategia terapéutica y prevención de complicaciones de las personas que sí sufren
diabetes (prevención secundaria).
Así mismo, la gran mayoría de los casos de diabetes tipo 2 son evitables, dada su estrecha relación
con la obesidad. Para prevenir este tipo de dolencia, bastaría con adoptar un estilo de vida sano al
que las personas que ya han desarrollado esta patología deben sumar una serie de precauciones
extra.
BIBLIOGRAFIA
● https://cinfasalud.cinfa.com › diabetes
● https://www.revespcardiol.org › es-tratamiento-diabetes-m...