Este documento narra la historia de los primeros pobladores que habitaron las tierras del río Putumayo y Cauca en Colombia. Vivían en armonía con la naturaleza y practicaban ceremonias guiadas por un chaman hasta que este profetizó la llegada de los colonizadores que esclavizarían a su gente. Muchos siguieron al chaman a lo profundo de la selva para vivir libres, mientras otros se quedaron y presenciaron los cambios. El documento luego cuenta la historia de Antonino, descendiente de los primeros poblad
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Este documento narra la historia de los primeros pobladores que habitaron las tierras del río Putumayo y Cauca en Colombia. Vivían en armonía con la naturaleza y practicaban ceremonias guiadas por un chaman hasta que este profetizó la llegada de los colonizadores que esclavizarían a su gente. Muchos siguieron al chaman a lo profundo de la selva para vivir libres, mientras otros se quedaron y presenciaron los cambios. El documento luego cuenta la historia de Antonino, descendiente de los primeros poblad
Este documento narra la historia de los primeros pobladores que habitaron las tierras del río Putumayo y Cauca en Colombia. Vivían en armonía con la naturaleza y practicaban ceremonias guiadas por un chaman hasta que este profetizó la llegada de los colonizadores que esclavizarían a su gente. Muchos siguieron al chaman a lo profundo de la selva para vivir libres, mientras otros se quedaron y presenciaron los cambios. El documento luego cuenta la historia de Antonino, descendiente de los primeros poblad
Este documento narra la historia de los primeros pobladores que habitaron las tierras del río Putumayo y Cauca en Colombia. Vivían en armonía con la naturaleza y practicaban ceremonias guiadas por un chaman hasta que este profetizó la llegada de los colonizadores que esclavizarían a su gente. Muchos siguieron al chaman a lo profundo de la selva para vivir libres, mientras otros se quedaron y presenciaron los cambios. El documento luego cuenta la historia de Antonino, descendiente de los primeros poblad
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Entre el río y la selva: la historia de un mundo perdido entre el reino de
los dioses y el paganismo.
Esta foto de Autor desconocido está bajo licencia CC BY-ND
Cuando no existían las divisiones y el primer hombre pisó lo que hoy
coloquialmente se conoce como Putumayo y Cauca, se encontró con un enorme río, muy común en esa parte del mundo; sus aguas cristalinas y turbulentas se hacían camino desde las montañas hasta un territorio todavía desconocido, ese hombre y las personas que lo seguían decidieron formar un pequeño asentamiento de 50 habitantes. Aquellos primeros habitantes tumbaron árboles, exploraron las bondades del territorio que en ese momento habían descubierto y empezaron a construir sus casas con hojas de iraca y de usupanga. Mientras la niebla cubría aquel extremo del planeta las personas corrían apresuradas recogiendo leña para encender el fuego, los niños jugueteaban alrededor del mismo, mientras se preparaban para la gran ceremonia de los dioses. Una a una las personas se acercaban al chaman (líder del grupo) para recibir la preciada medicina que muchos años antes de crearse el primer hombre bajó del cielo en forma de liana para enseñarle los secretos más profundos de la naturaleza, aquel conocimiento se fue pasando de generación en generación. De repente la noche se hizo más densa, cuando de pronto las personas comenzaron a bailar, a hablar sobre grandes y proféticas visiones que les habían sido develadas por medio de la medicina. Antes de que el primer rayo de sol llegara a la tierra el chaman mencionó que faltaba muy poco para que hombres blancos llegaran a esclavizar a sus varones, violar a sus mujeres y a separar a los niños de sus familias, por eso decidió dar a su pueblo una solución: llevar a su estirpe a lo más profundo de la selva para vivir de manera libre antes que esclava, muchos se fueron siguiendo el rastro dejado por su líder, pero algunos se quedaron para presenciar la transformación total de su mundo, los que se fueron se convirtieron en gente invisible, los que se quedaron todavía conservan su sangre en aquel tétrico paraíso. Quien escribe esta pequeña reseña histórica también desciende de los que se quedaron en este lugar. Cada mañana los gallos cacarean advirtiendo el regreso del sol, muchas familias encienden las luces y las velas que fueron puestas a su disposición por el mundo occidental, se preparan para ir a sus fincas, pequeñas parcelas en las que cultivan comida para su propia subsistencia, se ponen su ropa de trabajo y se van a cumplir con su estricta jornada, los niños acompañan a sus padres para aprender a vivir en este mundo, mientras levantan los machetes para limpiar las parcelas, los padres les cuentan a sus hijos que el mundo había cambiado muy rápido, claramente el boom de la tecnología en los años 80 y 90 en todo el planeta generó transformaciones sin precedentes, se dice que antes, los abuelos se sentaban alrededor de las tulpas en sus tambus cada mañana a darle consejo a sus niños y nietos para que aprendieran a vivir en equilibrio consigo mismos, con los vecinos y la naturaleza, además, de haber un líder espiritual que aún conservaba el secreto de la planta sagrada que había sido transmitida por los primeros hombres. Ahora todo parece un mito, aunque, todavía persista el conocimiento de la planta como herencia en algunas familias. Hace muchos años antes nació en este mundo un pequeño niño llamado Antonino, hijo de Aniceto y clementina Chindoy, descendientes de los primeros habitantes de ese territorio, lo que no sabían era que a su hijo le había sido obsequiado un don muy especial, la facultad y la voluntad de llegar a conocer los secretos de la planta sagrada que aún subsiste como herencia de los primeros hombres, la siguiente historia hablará sobre su recorrido en el aprendizaje de la medicina, su encuentro con sus grandes maestros y consigo mismo. Era una noche lluviosa, cuando me desperté estaba en casa del taita………., , el techo de iraca asemejaba a una gran montaña llena de especies vegetales nativas de la Amazonía, mis padres me llevaron por algunos problemas de salud causados por el malaire1, él me curó y en algún momento le dijo a mi padre en secreto que tenía el don de llegar a conocer la planta sagrada de mis ancestros, de eso me vine a enterar años más tarde cuando había transitado de la adolescencia a la adultez. Hace ya más de 6 años que los médicos tradicionales que manejan la medicina y conocen del tema me autorizaron a usar mis habilidades, para servir a las personas que requieren de mi ayuda, soy médico, porque sano las heridas del alma, conozco una gran variedad de plantas nativas de la región que tienen propiedades que sanan distintas dolencias que afectan el equilibrio natural del ser humano. Hace mucho tiempo que de dejé de ser un niño, ahora soy un adulto y recuerdo muchos acontecimientos que han cambiado el curso de vida de nuestra comunidad, aún en mis pensamientos eclosionan las remembranzas alrededor de lo que era mi comunidad antes y después de que llegaran los padres franciscanos, quienes, de cierto modo, cambiaron las formas de pensar y de ser de los integrantes del pueblo. Luego, recuerdo cuando el conflicto armado desapareció muchos familiares que solo buscaban sobrevivir en este, nuestro hogar, la iglesia y la plaza se tiñeron de sangre, mientras una bandada de gallinazos sobrevolaban en los cielos informando que ya nada era como antes, algo había sucedido, el terror y el miedo hicieron que las personas dejaran de confiar en foráneos, ya nadie salía a caminar o a jugar en la plaza, las puertas de las viviendas siempre permanecían cerradas, advirtiendo que los extraños no eran bienvenidos. Fue así como, los descendientes de los 1 Enfermedad causada por el contacto con ambientes pesados en los que transitan o descansan malos espíritus, los principales síntomas son: vomito, diarrea y mal estar general. (descripción tomada de la conversación con el médico tradicional). que se quedaron aún sufrían las consecuencias de no haber seguido al primero hombre que pisó esta tierra.