Los Pueblos Originarios de La Argentina, ¿Los Primeros Otros de Nuestro Imaginarios Social?
Los Pueblos Originarios de La Argentina, ¿Los Primeros Otros de Nuestro Imaginarios Social?
Los Pueblos Originarios de La Argentina, ¿Los Primeros Otros de Nuestro Imaginarios Social?
Departamento de Historia,
Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche. Universidad
Nacional del Comahue, San Carlos de Bariloche, 2009.
Huarte, Gabriel.
Cita:
Huarte, Gabriel (2009). Los Pueblos Originarios de la Argentina, ¿los
primeros otros de nuestro imaginarios social?. XII Jornadas
Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia,
Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche.
Universidad Nacional del Comahue, San Carlos de Bariloche.
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Los Pueblos Originarios de la Argentina, ¿los primeros otros de nuestro
imaginarios social?
PRESENTACION
La comunicación que ponemos en consideración, da cuenta de las exploraciones
preliminares llevadas a cabo en el comienzo de un nuevo proyecto de investigación,
contenido en un programa de características interdisciplinarias. Cuyos objetos de
estudio lo constituyen las intricadas relaciones que se establecen entre los discursos de
las políticas educativas, los textos utilizados para la enseñanza y los que circulan al
interior de las escuelas, conformadores de un corpus simbólico en el cual se entretejen
creencias y valores configurando representaciones e identidades Tales abordajes supone
tener en cuenta prioritariamente la articulación con diferentes objetos de la
investigación que estamos llevando a cabo1 y cuya finalidad es aportar -desde una
perspectiva interdisciplinaria2- al debate en torno al “saber cómo” e “interpretar cómo”
se estructuran discursos y prácticas escolares.
1
Proyecto Políticas, escuelas y textos en el gobierno del sistema educativo, dirigido por Renata Giovine.
2
El equipo de investigación está integrado por un historiador, una geógrafa, pedagogos y especialistas en
educación inicial.
3
Este proceso de nacionalización de las identidades como modo de separación , tanto con el exterior
como al interior del estado nacional argentino llevado a cabo por la escuela pública lo hemos trabajado en
Giovine y Huarte (1999) Huarte y Van der Horst (2002) y Giovine (2008)
que habían sido -y muchos siguen siendo- alojados en la otredad debido a criterios de
etnía, religión, género, regiones, edad. Esta multiplicidad identitaria desafía esa
‘característica telúrica y nacionalista de las identidades (Appadurai,1990) ‘ y el patrón
de normalidad escolar centrado en única y homogénea visión del orden, la cual define
un ideal de alumno, docente, escuela y familia contribuyendo a generar posturas
clasificatorias y estigmatizantes
En el presente trabajo damos cuenta de algunos avances alcanzados en el
espacio que nos corresponde en la investigación indicada. En nuestro caso particular y
ya en trabajos anteriores, nos hemos dedicado al análisis de cómo las representaciones
propuestas por la enseñanza de la historia, a través de sus diseños curriculares y los
libros de texto, han contribuido en la construcción de identidades y pertenencias
constitutivas de la conciencia social de quienes participan de esos procesos y –por
ende- contribuyendo a la configuración de la conciencia histórica de la sociedad a la
cual pertenecen.
De acuerdo con ese itinerario, nos proponemos continuar con las indagaciones
sobre la construcción de representaciones e identidades, en estrecha colaboración con
una propuesta paralela desde el espacio de la enseñanza de la geografía, vinculada
también a las representaciones e imágenes que transmiten los textos escolares. En lo
que concierne a la de la enseñanza de la historia en particular abordamos el tema de los
Pueblos Originarios y el tratamiento que de ellos proponen los programas de estudio y
los manuales de texto utilizados en el nivel medio del sistema educativo4
La elección del tema se funda en la consideración de una serie de aspectos
vinculados estrechamente entre si, como por ejemplo: la instalación política y mediática
de la problemática de las sociedades aborígenes americanas a partir de las denuncias de
exclusión y abandono permanente a las que las tienen sometidas las sociedades que
presumen de contenerlas, las repercusiones mayoritariamente negativas en
Latinoamérica respecto de la celebración en 1992 del quinto centenario del
descubrimiento También contribuyó a nuestro interés sobre el tema las repercusiones
que alcanzaron las reivindicaciones políticas de esas comunidades concretadas a través
de los sucesos de México en 1994, las manifestaciones de esos colectivos sociales en
4
El término Pueblos Originarios o Sociedad Original comenzó a reemplazar a las tradicionales
designaciones de “precolombinos”,”aborígenes” o simplemente “los indios” tanto en los estudios
históricos y etnográficos como en los manuales escolares, a partir de la celebración del Quinto Centenario
del descubrimiento de América (1992) como una tardía reivindicación de esas sociedades históricas.
Ecuador en los primeros años del presente siglo, la llegada al poder del presidente Evo
Morales en la vecina República de Bolivia5. También, en nuestro caso particular, el
interés de los alumnos de la cátedra Didáctica de la Historia y Práctica Docente que
tenemos a cargo en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del
Plata, a partir de un seminario que sobre esa temática desarrollamos en los dos últimos
años.
5
Desde el punto de vista de Bernercker (1998) el resurgir del debate acerca de los problemas de
etnicidad se debería, por un lado, a un cambio de paradigma científico que impulsó –tanto en el mundo
académico como en el político -un reverdecer de los aspectos étnicos y nacionales en el marco de la
situación de extrema precariedad en el cual se encuentran las comunidades originarias en América
Latina. El movimiento de Chiapas, las protestas en el Ecuador y la llegada al poder de un representante
de los movimientos étnicos en Bolivia, son algunos de esa multiplicidad de ejemplos”. Apoyándose en
Waldmann (1993), el autor caracteriza los diferentes movimientos étnicos de protesta de los últimos de
quince años desde una reconsideración del concepto de etnicidad, para el cual ya no bastarían las
características “objetivas”(lengua, procedencia, instituciones comunes), sino la autodefinición común de
un grupo. Si esto es así, debería entenderse por etnias los grupos que se auto adjudican una entidad
colectiva y que también son percibidos desde afuera como dotados de una identidad propia
6
Hemos resaltado ex profeso los términos pueblos indígenas argentinos ya que constitucionalmente son
reconocidos como integrantes de nuestra sociedad
ignorados, marginados o negativamente considerados por la conciencia social de los
argentinos.
DESARROLLO DE LA PONENCIA8
Como ya se señalara en el inicio de esta comunicación, los procesos de
enseñanza y aprendizaje no sólo instruyen a los sujetos que de ellos participan, sino que
también paralelamente crean los lazos de identidad entre los actores de los mismos y la
comunidad imaginada, formando así las primeras representaciones del “nosotros” y
“los otros”. Desde nuestro punto de vista los Pueblos Originarios se habrían constituidos
en los primeros “otros” instalados en la conciencia colectiva de los argentinos. La
hipótesis que aquí se esboza sólo podría ser verificada a partir de las consideraciones
que los historiadores profesionales, los diseñadores de programas de enseñanza y
7
Respecto de la división del siglo XX que hemos propuesto la primera etapa abarcaría desde los
principios del citado siglo y los años 50’ un segundo momento lo constituiría las décadas del 50`al 80`y
la tercera estaría comprendida entre 1970/80 y la actual sobre estos temas ver entre otros Fernando
Devoto (1993) Liliana Aguiar (2007,Gabriel Huarte (2005)
8
Sobre el concepto de representación, identidad, pertenencia ver nuestro artículo”La construcción de
representaciones, identidades y pertenencias a través de la enseñanza de la historia. Una aproximación
al problema” en: RESEÑAS de la enseñanza de la historia (Septiembre de 2007) pp. 136-158
fundamentalmente los libros de texto han trasladado a las aulas. Dicho en otras
palabras, qué representaciones y qué configuraciones de ellas ha propuesto y propone
la enseñanza de la historia sobre los mencionados colectivos sociales 9
En la presente ponencia exploraremos algunos antecedentes sobre aspectos que
contribuyeron a la forja de las representaciones que de las parcialidades aborígenes
fueron conformándose a través del tiempo en la sociedad argentina. Puntualmente se
prestará atención a los antecedentes del problema, para lo cual examinaremos algunos
tan lejanos en el tiempo como los producidos por los cronistas, acompañantes
inmediatos de los conquistadores y sus sucesores coloniales- También “miraremos” con
atención los debates a menudo contradictorios que la “cuestión del indio” despertara
dentro de las elites dirigentes durante el transcurso del siglo XIX, especialmente en su
segunda mitad, para finalmente considerar las consecuencias de los mismos en las
decisiones que el novel Estado Argentino iría tomando sobre la cuestión
Como expresáramos anteriormente, partimos de la hipótesis de que estas
comunidades, fueron excluidas del imaginario social impulsándolas a la alteridad a
partir de la consideración de no sólo del “nosotros” (quienes tienen naturalmente
derecho a la inclusión dentro de esa categoría) en oposición al los “otros” ( los que no
reúnen las condiciones para esa inclusión),10 sino también desde las políticas públicas
que impulsaron sobre las cuestión los gobiernos coloniales, los hispano criollos surgidos
post independencia y los emergentes de de la organización del estado argentino
moderno
9
Respecto de la cuestión del “otro” y su instalación en un espacio necesariamente fuera del de
“nosotros”, es muy interesante la propuesta de Tzvetan Todorov (2003:195) en la cual señala que la
relación con el otro no se constituye en una sola dimensión. Para dar cuenta de las diferencias existentes
en la realidad, hay que distinguir por lo menos tres ejes, en los que se puede situar la problemática de la
alteridad. Primero hay un juicio de valor (plano axiológico): el otro es bueno o malo, lo quiero o no lo
quiero, es igual o inferior a mí. En segundo lugar está la acción de acercamiento o alejamiento en
relación con el otro (plano praxeológico). Adopto sus valores, me identifico con él, asimilo el otro a mí o
también trato de imponerle mi imagen. En tercer término, conozco o ignoro la identidad del otro (plano
epistémico), según el autor aquí no habría ningún absoluto, sino una gradación infinita entre los estados
de conocimiento menos o más elevados.
10
Cuando se habla de la instalación en la “otredad” no sólo se refiere como en este caso a los pueblos
originarios, sino también a los “otros” que en distintos tiempos han sido como los gauchos, los esclavos
negros, algunos sectores de la inmigración y los diversos “otros” de nuestro tiempo presente (Piqueteros,
Cartoneros, Cabecitas Negras, Pobres, Viejos, etc.)
elite dirigente que desde 1862 se hizo cargo del poder en la República Argentina, debía
responder a ineludibles desafíos en lo inmediato. En primer lugar consolidar la
organización del estado nacional ordenada por la constitución de 1853, en segundo
término y para cumplir con este mandato, era imperioso monopolizar el ejercicio del
poder a efectos de terminar con las violencias regionales ejercidas por los aún vigentes
caudillos federales. En tercer lugar debía insertarse la nueva nación en el concierto
internacional para lo cual fue necesario adoptar el proyecto social y económico, que
según la visión de esa elite, con mayor rapidez permitiría alcanzar el objetivo citado.
Sin embargo las opciones ya no eran demasiadas. La revolución industrial había
comenzado a transitar su segunda fase y la división internacional del trabajo que la
misma provocaba dividía al mundo entre productores de materias primas y alimentos y
los elaboradores y consumidores de los mismos. Tal situación llevaba obligadamente a
la preponderancia de los segundos ya poseedores del capital, la tecnología y los
circuitos de distribución de mercancías
Dentro del marco descrito, las oligarquías latinoamericanas en general y la
argentina en particular11, adecuaron sus expectativas al modelo impuesto lo cual
suponía aceptar anticipadamente las reglas de un intercambio desigual que devendría en
un desarrollo también de la misma índole. En los hechos el naciente estado argentino se
adecuó con rapidez a las premisas dominantes en cuanto a la constitución de un modelo
capitalista de naturaleza dependiente, lo cual significaba el establecimiento de una
complementariedad entre países desarrollados productores de manufacturas (centrales) y
los exportadores de materias primas de base agraria (periféricos). Como es sabido fue
necesario la llegada de capitales (fundamentalmente de origen británico) que apoyaron
la construcción de la infraestructura productiva (ferrocarriles, puertos, obras públicas),
la transformación de la población hispano-criolla por medio de la inmigración
ultramarina y la apropiación mayoritariamente privada de todas las tierras consideradas
aptas para la producción, conjuntamente con la constitución de un mercado de trabajo12
11
Usamos el término “Oligarquía” de acuerdo con la definición que de él proponen las ciencias políticas:
“Poder de pocos”, es decir ejercido por una elite excluyente de la participación del resto de los miembros
de una sociedad. Dado la carga peyorativa que en el discurso político fue adquiriendo la denominación la
historiografía actual propone para el período la denominación más relativa de “Régimen conservador”.
12
Para transformar radicalmente las características de la sociedad hispano criolla -heredera directa de la
sociedad colonial- se apeló a dos lemas que rápidamente tuvieron su concreción: “Gobernar es Poblar”
Juan Bautista Alberdi en ( Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la
Confederación Argentina (Primera edición 1852) definía como palanca transformadora de la realidad a
la inmigración ultramarina fundamentalmente originaria de Europa del norte la que tendría como misión
Ante esa realidad ¿cuál sería el lugar que el recientemente constituido estado
nacional reservaría a los Pueblos Originarios situación pendiente de resolución a los
largo de tres siglos? Los gobiernos sucedidos entre 1862 y 1880, considerados por la
historiografía como los organizadores del nuevo estado tenían ante si dos caminos para
resolver el problema: incorporar a las parcialidades indígenas a la civilización y el
progreso mediante la educación y el trabajo, respetando su idiosincrasia, cultura y
tradiciones o someterlos de manera coercitiva, situación que en los hechos implicaba
resolver manu militari, con sus inexorables consecuencias de desarraigo territorial y
avasallamiento de las pautas culturales de esas parcialidades étnicas. 13
¿Cuáles fueron entonces los principales lineamientos propuestos? Veamos
primeramente qué ordenaba al respecto la Constitución Nacional sancionada en 1853,
en su artículo 67, inciso 15 puede leerse: “Corresponde al Congreso proveer a la
seguridad de las fronteras, conservar el trato pacífico con los indios y promover la
conversión de ellos al catolicismo”. De la lectura del citado inciso surgen al menos
tres cuestiones que amerita ponerlas a discusión. En primer término cuando se habla de
fronteras parece insinuarse el establecimiento de dos mundos: en el primero, es decir el
de “nosotros” los blancos los civilizados y el de los “otros” los indios, con los cuales,
además debería mantenerse un “trato pacífico” situación que confirmaría su
caracterización de “ajenos” o al menos “distintos”. Finalmente “su conversión al
catolicismo” sugestivamente nos retrotrae a la actitud paternalista característico de las
Leyes de Indias, tan claras en su texto y tan laxas en su aplicación concreta. Desde
nuestro punto de vista el texto constitucional ya señalaría el derrotero que debía
seguirse respecto de la cuestión: al considerar a esas parcialidades como “ajenas” a la
poner en producción los nuevos territorios que el Estado iba incorporando. Mientras que Domingo F.
Sarmiento oponía en Facundo ( Primera edición 1845) La irreconciliable oposición entre Civilización y
Barbarie, siendo la primera concreción del progreso, la razón y la liberación del espíritu humano,
representados por la cultura europea, mientras que Barbarie simbolizada en las figuras de los caudillos
federales Facundo Quiroga y Juan Manuel de Rosas representaba todo la irracionalidad, la ignorancia y
las supuestas arbitrariedades de los pueblos incapaces de liberarse de la dictadura de la naturaleza, cuyos
representantes estaban contenidos en los restos de la sociedad hispano criolla, los gauchos y los indios.
13
Al momento de iniciarse el proceso de la organización del Estado en la Argentina debe tenerse en
cuenta que más de la mitad del territorio reivindicado como nacional, se encontraba ocupado por los
distintos pueblos indígenas Respecto del significado de la .posesión de la tierra para los indios, es
importante consignar que para los mismos no es solo la propiedad de un territorio sino que inviste un
carácter sagrado ya que la tierra es el razón de ser de su vida material y espiritual. Por extensión, todo lo
que habita la tierra en que ellos viven desde que tienen memoria les pertenece. Sobre este tema ver:
Lucio V. Mansilla (1872)
sociedad a la cual el estado intentaba organizar, lo cual facultaría a este último a
someterlas forzosamente o, en última instancia, expulsarlas del ámbito nacional.
Volveremos más adelante sobre esta cuestión
14
Ruy Díaz de Guzmán (1617¿?)La Argentina Manuscrita En Colección Pedro de Angelis (1969)Plus
Ultra Bs. As. Tomo 1 Una reciente investigación sobre el tema de Lucía Miranda puede leerse en: María
Rosa Lojo y otros(2007) Edición crítica de Lucía Miranda de Eduarda Mansilla
(1860)Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert
15
LOJO, María Rosa: Los hermanos sean unidos, Diario Página/12,Sección RADAR Libros, 12 de
Octubre de 2008. También en Robinson Crusoe Daniel Defoe propone las bondades del sometimiento a
la civilización cristiana occidental a través del ejemplo de la educación del “salvaje” Viernes
Sin embargo, esa caracterización del “salvaje” como sujeto portador de una
fuerza rebelde, desordenada e irracional no es privativa de la ficción literaria. Los
cronistas de la conquista en las versiones que ofrecen de ese proceso construyen o
contribuyen a instalar tempranamente esa imagen negativa de los que necesariamente
hay que sujetar y someter. En una reciente investigación sobre el problema del
encasillamiento de los grupos indígenas integrados en el espacio de dominación
colonial, se plantea claramente que son los agentes coloniales quienes clasifican y
delimitan esas formas de encasillamiento dotándolas de nomenclatura propia a su
exclusivo criterio
Para certificar esta presunción se toman como referencia las primeras
descripciones de los aborígenes del Tucumán, las cuales constituyen un cuadro que no
difiere en lo fundamental de las crónicas dejadas por otros conquistadores ocupados en
reducir las fronteras del imperio. Desde el punto de vista de la investigación que
comentamos, tanto en Chile como en el norte de México, Tucumán o la región del
Chaco, los observadores contemporáneos del proceso atribuyen el “ralentizado”
progreso de las acciones de conquista a la fiereza natural, innata crueldad y a la poca
sujeción de esas parcialidades aborígenes. Situación que sólo podría resolverse
favorablemente para los españoles por medio de la acción de la policía cristiana
enseñándoles la buena doctrina y la sumisión16. Este convencimiento aún se
encontraría en un defensor tan apasionado de la causa de los indios como Fray
Bartolomé de las Casas, como bien lo observa Ztvetan Tdorov (2003:182):
Las Casas rechaza esa violencia; pero al mismo tiempo, sólo hay para él una
verdadera “religión”: Y esa “verdad” no es solamente personal (no es la religión que
Las Casas considera para él), sino universal, es válida para todos, y por eso no renuncia
al proyecto evangelizador. Ahora bien, ¿no hay ya una violencia en la convicción de que
uno mismo posee la verdad, cuando ese no es el caso de los otros, y que, además, haya
que imponerla a esos otros
La no solución del problema de la frontera indígena y el cada vez mayor avance
de la población blanca sobre ese espacio generan el incremento de una disputa que
presenta acentuadamente una naturaleza dual: por un lado quienes defienden sus
derechos ancestrales sobre una tierra a la que consideran naturalmente propia, por el
16
GIUDICELLI, Christophe (2007). Encasillar la frontera. Clasificaciones coloniales y disciplinamiento
del espacio en el área draguito-calchaquí, siglos XVI-XVII, en ANUARIO DEL IEHS Nº 22, UNCPBA,
Tandil
otro los que, mal amparados por un estado atravesado por conflictos externos e internos,
demanda ese mismo territorio desde la civilización y el progreso. Dos personalidades
ubicadas en las antípodas respecto de sus convicciones políticas y sociales, coinciden
sin embargo en la descripción de las características de los aborígenes
Por ejemplo, Sarmiento y su sombría enunciación del problema en las primeras
páginas del Facundo:
“(….) Allí, al sur y al norte, acechan los salvajes, que aguardan las noches de luna
para caer, cual enjambres de hienas, sobre los ganados que pacen en los campos y
sobre las indefensas poblaciones En la solitaria caravana de carretas que atraviesan
pesadamente las pampas, y que se detiene a reposar por momentos, la tripulación
reunida junto al escaso fuego , vuelve maquinalmente la vista hacia el sur, al más
ligero susurro que agita las yerbas secas, para hundir su mirada en las tinieblas
profundas de la noche, en busca de los bultos siniestros de la horda salvaje que
puede, de un momento a otro, sorprenderla desapercibida (…)”
Mientras que José Hernández en el canto del Gaucho Martín Fierro describe
así al “otro”:
Es tenaz en su barbarie
no esperen verlo cambiar
el deseo de mejorar
en su rudeza no cabe:
el bárbaro solo sabe
emborracharse y peliar
Los indios son el agente del mal; pues con matarlos a todos, el mal habrá cesado.
Los que así discurren son hombres inteligentes e ilustrados, pero que por desgracia
no piensan jamás en nuestras cosas y creen que acabar con los bárbaros es lo mismo
que acabar con la barbarie, sin fijarse que la verdadera barbarie puede aceptar
como un medio de exterminio, la matanza de una parte de la humanidad en provecho
de otra parte que se cree civilizada” 17
17
BARROS, Álvaro (1958)Fronteras y territorios federales de las pampas del sud, Hachette, Bs As,
p. p. 189. El resaltado es nuestro
Pero es un texto que adquirirá con el transcurrir del tiempo cada vez mayor
significación en la historia de la literatura argentina, quién enfatizará la crítica sobre las
políticas que desde el estado se impulsan respecto de la cuestión aborigen. La
referencia es Una excursión a los Indios Ranqueles y su autor Lucio V. Mansilla,
extrovertido pero también relevante y lúcido representante de esa élite dominante .
De él ha dicho uno de sus comentadores más destacados que “Una excursión… se
escribió con la intención de aludir, bajo cubierta superficial y pintoresca a esa realidad
inmediata que es la frontera interior” 18 Como muestra de la singularidad del texto y la
diferencia que el autor mantiene con la mayoría de sus coetáneos sobre la problemática
de la frontera, vale detenerse sobre algunas de sus notas que adquieren para nuestro
análisis significativa importancia s
“Y entonces, si es así, si todos los americanos tenemos sangre de indio en las venas
¿por qué ese grito constante de exterminio contra los bárbaros? (…) Si hay algo
imposible de determinar, es el grado de civilización a la que llegará cada raza ; y si
hay alguna teoría calculada para justificar el despotismo, es la teoría de la fatalidad
histórica Las grandes calamidades que afligen a la humanidad nacen de los odios de
razas, de las preocupaciones inveteradas, de la falta de benevolencia y amor. Por
eso el medio más eficaz de extinguir la antipatía que suele observarse en ciertas
18
La relación militar de Una Excursión….en Logos, VIII, año 1946. Citado por Ignacio Ara en Una
Excursión a los Indios Ranqueles (1966), Bs. As. Kapelusz, tomo 1, estudio preliminar, p. p. 28-29
19
Ibidem. p. p. 536
razas en los países donde los privilegios han creado dos clases sociales , una de
opresores y otra de oprimidos, es la JUSTICIA. Pero esta palabra seguirá siendo un
nombre vano mientras al lado de la declaración de que todos los hombres son
iguales, se produzca el hecho irritante de que los mismos servicios y las mismas
virtudes no merecen las mismas recompensas, que los mismos vicios y los mismos
delitos no son igualmente castigados”20
Respecto de la discusión sobre la legislación que desde el nuevo estado se
intentaba instituir a efectos de ir resolviendo el problema de las comunidades
aborígenes, un reciente trabajo de Pedro Navarro Floria muestra las controversias que
planteaba la solución del problema, a partir del examen de la documentación
parlamentaria referida a las leyes emitidas sobre la cuestión en el período comprendido
entre 1853 y 1875-79. En el artículo al que se hace referencia, aparecen con claridad
quienes defendían el sometimiento de esas comunidades étnicas de manera pacífica,
permitiendo o intentando su incorporación a la sociedad argentina y los que sostenían
con vehemencia la solución militar que implicaba la expulsión allende la frontera o el
exterminio. Por otra parte el autor además de señalar la positiva predisposición de
Barros y Mansilla sobre la necesidad de reconsiderar seriamente el problema
propugnando otro tipo de soluciones que no sean las militares; enfatizando las
iniciativas menos beligerantes de la época, tales como las políticas “pactistas”
impulsadas fundamentalmente por Rosas y Urquiza en sus respectivos ejercicios del
poder.21
Sin embargo la intensidad de los debates que el autor analiza muestran una
realidad al menos no homogénea respecto de la solución del problema indígena. Tal es
20
Ibidem: Página 536/537, tomo 2
21
NAVARRO FLORIA, Pedro (2004): Continuidad y fin del trato pacífico con los indios de la Pampa y
la Patagonia en el discurso político estatal argentino 1853-1879) en ANUARIO DEL IEHS Nº19,
UNCPBA, Tandil
así que en la discusión de la ley Nº 215 (1867) pueden encontrarse posiciones
fuertemente encontradas, Por ejemplo Mármol consideraba
“Aquí no hay sino dos caminos para llegar al punto (…) a que sin duda todos
aspiramos, un grande esfuerzo de la República Argentina para combinar una
expedición que atravesando el desierto arroje a los indios al otro lado del Colorado
y establecer allí nuestra línea fronteriza. O emplear aquellos medios necesarios para
la reducción de los indios por el influjo de la civilización empleando el arma de
nuestros antepasados, la cruz y el sable (…) Es preciso pues no decirle al gobierno
cuantos hombres tiene para defender la frontera. No, es preciso emprender algo más
serio (…) que combinar un plan de invasión para llevar a los indios más allá del
Río Colorado. Si no se puede hacer eso por ahora, empréndase la reducción de los
indios por medios pacíficos22
No obstante cuando el proyecto pasa al Senado la respuesta de algunos
senadores, entre ellas la de Ramón Gil Navarro, manifiestan sin dudar la visión
opuesta:
Artículo 1º: Autorízase al Poder Ejecutivo para invertir hasta la suma de un millón
seiscientos mil pesos ( 1.600.000) en la ejecución de la ley 23 de Agosto de 1867,
que dispone el establecimiento de la línea de fronteras sobre la margen izquierda de
los ríos Negro y Neuquén, previo sometimiento o desalojo de los indios bárbaros de
la Pampa, desde el río Quinto o el Diamante hasta los ríos antes mencionados
En tanto que, en los fundamentos del proyecto, cobra especialísimo relieve lo
siguiente:
22
NAVARRO FLORIA, Pedro (2004) Ibidem pp.524
23
---------------------------- Ibidem pp. 525
“…El viejo sistema de las ocupaciones sucesivas, legado por la conquista,
obligándonos a disminuir las fuerzas nacionales en una dilatadísima extensión
abierta a todas las incursiones del salvaje, ha demostrado ser impotente para
garantizar la vida y la fortuna de los habitantes de los pueblos fronterizos
constantemente amenazados. Es necesario abandonarlos de una vez e ir
directamente a buscar al indio en su guarida, para someterlo o expulsarlo,
oponiendo inmediatamente, no una zanja abierta en la tierra por la mano del
hombre, sino la grande e insuperable barrera del Río Negro, profundo y navegable
en toda su extensión, desde el océano hasta los Andes”24
El libro ya citado de Zeballos, constituiría la base ideológica del mensaje que el
Poder Ejecutivo envía al Congreso Nacional demandando fondos para la denominada
“conquista del desierto”. Por otra parte, podría afirmarse que la noción de inevitable y
definitiva con que son presentadas las acciones a emprender, habría colaborado en la
construcción de esa representación en la conciencia colectiva de nuestra sociedad.
Cómo evolucionó la legislación sobre el destino de esas parcialidades étnicas una vez
concluida la “conquista del desierto”, y cómo se fue construyendo el relato
historiográfico, tanto académico como escolar, son las otras cuestiones a considerar.
BIBLIOGRAFIA
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