Repensar Las Clases Sociales en Bolivia Juan Pablo Neri: Inglaterra" 1845
Repensar Las Clases Sociales en Bolivia Juan Pablo Neri: Inglaterra" 1845
Repensar Las Clases Sociales en Bolivia Juan Pablo Neri: Inglaterra" 1845
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En este sentido, uno de los trabajos definitorios del siglo XXI, es Planet of
Slums, Planeta favela o Planeta de Tugurios, del geó grafo marxista Mike
Davis, recientemente fallecido. En este libro, el autor nota có mo a partir de
las políticas violentas de ajuste estructural, que dieron lugar al giro global
hacia el neoliberalismo, tuvieron lugar dos grandes fenó menos a nivel
global:
Ambos fenó menos dieron lugar a una proliferació n global de los cinturones
de miseria, de los tugurios. A tal punto que, aunque desde nuestra posició n y
experiencia social resulte difícil comprender, la mayor parte de la població n
en el mundo habita en tugurios, favelas o villas miseria. En estos espacios,
las condiciones de vida son profundamente abyectas y violentas. En
consecuencia, es también ló gico pensar que el visible decaimiento de los
está ndares culturales de las poblaciones es una consecuencia de continuum
de violencia (estructural, simbó lica, normalizada y directa).
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Incidentalmente, estos apuntes también son interesantes para entender la política rusa y el
conflicto actual con Ucrania. No se puede entender el auge del nacionalismo ultraconservador
ruso, sin el fracaso rotundo de las políticas de ajuste estructural llevadas a cabo durante el
periodo de Boris Yeltsin. El colapso de las condiciones de vida de la población, de las políticas
de bienestar y el auge de una incertidumbre extendida a la mayoría de la población son
factores clave para comprender la crisis del consenso liberal democrático y la proliferación de
ideas ultra-reaccionarias, no solo en Rusia, sino también en el resto del mundo.
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continú a siendo un tema central. Y, esto no lo digo simplemente yo, sino que,
en la mayoría de las facultades de ciencias sociales a nivel global, es una
discusió n que está recuperando su notoriedad. (sobre este tema también
voy a volver má s adelante).
Ahora bien, desde luego que no es mi intenció n darles una charla al estilo
marxista ortodoxo setentero, sobre la contradicció n estructural bá sica entre
burguesía y proletariado. El hecho que la cuestió n de las clases sociales esté
recuperando su notoriedad, no implica que pueda llevarse a cabo en los
mismos términos. De hecho, por los mismos factores que he señ alado (auge
de la precariedad, de la informalidad y de la incertidumbre; expansió n de los
tugurios; y cada vez má s visibles contradicciones culturales; entre otros),
ahora la cuestió n de las clases sociales se ha vuelto mucho má s compleja.
Enfoques sobre las clases sociales. En este sentido, antes de continuar con
la discusió n má s aterrizada, permítanme hablar brevemente sobre ¿Có mo
entender las clases sociales en el capitalismo contemporá neo? En particular,
lo que a mi má s me interesa en có mo pensar o entender a las clases
subalternas. Y, quiero notar que utilizo deliberadamente la noció n
gramsciana de clases subalternas, en lugar de clases trabajadoras, obreros o
el proletariado, precisamente apelando al hecho de que hoy la situació n es
má s compleja. Ya no se puede hablar de una sola clase trabajadora, sino que
los grupos subalternos está n cada vez má s disgregados y las posiciones que
ocupan son cada vez má s indeterminadas.
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“vagabundos”, en la lectura del pasaje voy a referirme intencionalmente a
los “marginados”, para sugerir la actualidad de estos apuntes:
Pero, ¿por qué es tan fá cil estar en igualdad de condiciones con los
marginados sociales? La gente me ha dicho a menudo: "Seguro que cuando
está s con los vagabundos no te aceptan realmente como uno de ellos.
Seguramente notan que eres diferente, notan la diferencia de acento", etc.,
etc. En realidad, una buena parte de los marginados, má s de una cuarta
parte diría, no notan nada de eso. Para empezar, mucha gente no tiene oído
para el acento y te juzga completamente por tu ropa. (…) Un marginado está
acostumbrado a escuchar todo tipo de acentos entre sus compañ eros,
algunos de ellos tan extrañ os para él que apenas puede entenderlos, y un
hombre de, por ejemplo, Cardiff o Durham o Dublín no sabe necesariamente
cuá l de los acentos del sur de Inglaterra es un acento "educado". En
cualquier caso, los hombres con acentos "educados", aunque raros entre los
vagabundos, no son desconocidos. Pero incluso cuando los marginados son
conscientes de que uno es de origen diferente a ellos, eso no altera
necesariamente su actitud.
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Este pasaje, escrito en 1937, es de suma actualidad porque, a diferencia de lo
que pasaba en esa época, la condició n de marginalidad hoy en día ha
superado cuantitativamente a la de la “clase trabajadora normal”, como se
refiere Orwell. Pero, ademá s, ofrece elementos variados para pensar la
posició n de clase que una persona o un grupo de personas ocupan. Por
ejemplo, el hecho que, a pesar de tener un bagaje relativamente privilegiado,
uno puede acabar en una situació n de marginalidad. Y, esta es una realidad
cada vez má s extendida en el presente.
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grandes grupos poblacionales de acceder a determinadas
oportunidades.
Ahora bien, coincido con Wright en señ alar que, a pesar del retorno con
fuerza de la discusió n sobre clases sociales en el mundo académico, los
temas de explotació n y dominació n todavía son evitados por muchos. De
hecho, la economía política, es considerada por algunos como un enfoque
“trasnochado”, “ya no relevante”, etc. Sin embargo, parafraseando a Wright,
este abordaje identifica y analiza aspectos claves y fundamentales de las
clases sociales, que los otros omiten, precisamente por lo que le vengo
señ alando.
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la vida y los medios de vida de las clases subalternas. El primer concepto,
explotació n, se refiere a la contradicció n material estructural: las formas
concretas de producció n y reproducció n de la desigualdad econó mica. Y, el
segundo, dominació n, se refiere a las formas políticas y culturales (o
ideoló gicas) de justificació n, legitimació n y reproducció n de la desigualdad
social.
1.- Por ejemplo, en 2019 Fernando Molina publicó con el CIS un estudio
sobre las estrategias de los grandes conglomerados empresariales privados,
de ampliar sus activos y su capital, y para conservar una cierta
homogeneidad socioló gica. Esta investigació n en enmarca en el abordaje
weberiano de estrategias y mecanismos de acaparamiento de
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oportunidades. Aunque también, como la mayoría de los trabajos
socioló gicos realizados en Bolivia, se basa en el abordaje de atributos
personales.
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trabajo ofrece varios insumos etnográ ficos para comprender las diná micas
de explotació n y dominació n, aunque esta no es la intenció n del autor.
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mucho má s hacedero que la movilidad social ascendente, por ejemplo. Por
otra parte, como ya lo señ alé, me interesa este pasaje porque la
marginalidad es una condició n que, efectivamente, ha desplazado a la “clase
trabajadora normal”.
En primera instancia, me gustaría realizar otro apunte teó rico (lo siento),
sobre el concepto de hegemonía selectiva, desarrollado por el antropó logo
Gavin Smith. En el aná lisis marxista, el concepto de hegemonía se refiere al
proceso mediante el cuá l un grupo social dominante intenta hacer que su
agenda y concepció n del mundo se convierta en la agenda y concepció n de
todos los demá s grupos. Es decir, a la construcció n de consensos. Por lo
tanto, no se trata de un estadio ú ltimo e identificable, sino y siempre de un
proceso.
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El concepto de hegemonía selectiva se refiere a la manera en có mo, en el
capitalismo contemporá neo, tiene lugar este proceso. Smith diferencia la
hegemonía selectiva, de la hegemonía expansiva, que era la forma de
construcció n de hegemonía durante la segunda mitad del siglo XX: estado de
bienestar, políticas de redistribució n homogéneas para toda la població n y
mayor protagonismo del Estado.
Este proceso da lugar, entre otras cosas, a lo que hoy se denomina como
identity politics. La reconfiguració n neoliberal del proceso hegemó nico, así
como de las relaciones de producció n e intercambio, dio lugar al repliegue
de la clase trabajadora tradicional, y al auge de las clases subalternas
ocupando diversas posiciones. No obstante, la contradicció n de clase, en
términos de explotació n y dominació n se vuelve mucho má s acuciante y
eficaz. Este es, para mí, el gran desafío del presente.
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la lógica de hegemonía selectiva, característica del neoliberalismo. Ahí,
no hay o no tiene lugar una oposición real.
Ahora ¿Có mo incide todo esto en la cuestió n de las clases sociales? Pues
bien, la crisis del capitalismo fordista, producto de este viraje al
neoliberalismo, se tradujo en la flexibilizació n del trabajo, procesos masivos
de relocalizació n de las operaciones industriales y, como consecuencia de la
presió n global por abrazar el libre-mercado, la profundizació n de la
dependencia en los bienes primarios, de los países que se especializaban en
estos sectores.
Por un lado, en los países del norte, se “libera” a la mano de obra industrial,
dando lugar a una ampliació n hipernumérica de las poblaciones sobrantes.
Tiene lugar un nuevo proceso de acumulació n por despojo, en el que estas
poblaciones desempleadas está n a merced de la terciarizació n de la
economía. Y, en los países del sur global, se profundiza la dependencia; en
algunos casos inician procesos industrializadores basados en la
superexplotació n; la expulsió n de poblaciones rurales y, como señ alé al
inicio, la expansió n masiva de los tugurios.
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proletariado. Sin embargo, su propuesta se basa ú nicamente en el acceso a
oportunidades, datos estadísticos sobre el desempleo y una noció n
neokeynesiana de có mo podría resolverse la cuestió n de la precariedad.
El problema con este aná lisis de la situació n de las clases subalternas es que,
nuevamente, no problematiza las nuevas diná micas de explotació n y
dominació n capitalista, en su fase histó rica actual. Cuando afirmo que la
contradicció n de clase sigue siendo fundamental, es porque, a pesar de todos
estos cambios, el sistema econó mico en el que habitamos sigue dependiendo
de la explotació n del trabajo humano vivo, para el proceso de valorizació n y
de continua acumulació n de capital. Lo que ha cambiado son los términos
sociales en los que estos procesos tienen lugar.
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- A pesar de que el modelo de negocio es presentado como intercambio
de servicios, de ahí la noció n profundamente ideoló gica de
“economías colaborativas”, la ló gica de explotació n es por salario a
destajo.
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Muchas gracias.
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