MLF Informe Metodologico y Conclusiones Prejjliminares 1

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COVID-19

FEMICIDIOS
EN AMÉRICA
LATINA
en tiempos de confinamiento social

preventivo y obligatorio.

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN REALIZADO POR


MUNDOSUR
WWW.MUNDOSUR.ORG
COVID-19. Femicidios en América Latina, en tiempos de confinamiento social,
preventivo y obligatorio por MUNDOSUR se distribuye bajo una Licencia Creative
Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
Mapa Latinoamericano de Feminicidios1 (MLF)

Introducción
América Latina no es solo una de las regiones más desiguales del mundo 2, es también uno de
los territorios en el que los índices de violencias contra las mujeres alcanzan, año tras año, los
valores más altos. En promedio, 1 de cada 3 mujeres ha padecido violencia física o sexual en
una relación íntima a lo largo de su vida, según cifras de la Organización de Naciones Unidas
(ONU, 2020). Una de las principales estrategias de control de los perpetradores de violencia
doméstica, con masculinidades fragilizadas, es la de aislar a la víctima.
Por este motivo, la cuarentena -con todas sus implicancias socioambientales-, y las medidas
de aislamiento para prevenir la propagación del coronavirus COVID-19, contribuyen al

1Lagarde, enseña que “[e]n el feminicidio concurren en tiempo y espacio, daños contra niñas y mujeres realizados por
conocidos y desconocidos, por violentos, -en ocasiones violadores-, y asesinos individuales y grupales, ocasionales o
profesionales, que conducen a la muerte cruel de algunas de las víctimas. No todos los crímenes son concertados o
realizados por asesinos seriales: los hay seriales e individuales, algunos son cometidos por conocidos: parejas, ex parejas
parientes, novios, esposos, acompañantes, familiares, visitas, colegas y compañeros de trabajo; también son perpetrados
por desconocidos y anónimos, y por grupos mafiosos de delincuentes ligados14 a modos de vida violentos y criminales. Sin
embargo, todos tienen en común que las mujeres son usables, prescindibles, maltratables y desechables. Y, desde luego,
todos coinciden en su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres. Para que se de el feminicidio
concurren, de manera criminal, el silencio, la omisión, la negligencia y la colusión parcial o total de autoridades encargadas
de prevenir y erradicar estos crímenes”. (Lagarde, 2008)
Si bien en América Latina las legislaciones de los diferentes países no son uniformes en cuanto a nombrar estos crímenes
como femicidios o feminicidios, como señalan Deus y González “más allá de que etimológicamente, en español al menos,
sería más preciso hablar de feminicidio, lo realmente trascendente es cómo el concepto se materializa en las normas legales
y en la cultura jurídica en su interacción con otros conceptos que lo constituyen, género, violencia basada en género,
sistema patriarcal, mujer, impunidad” (Deus, y González, 2019).
En virtud de estas diferencias en el tratamiento legal a los crímenes de referencia, en este informe, al igual que en los
mapas, nos referimos a femicidios/feminicidios.
2 Cuando hablamos de desigualdad, retomamos el concepto esgrimido por CEPAL al considerar que: “La noción de igualdad
[…] no se refiere solo a una igualdad de medios (ingresos, activos productivos y financieros y propiedad), sino también a una
igualdad de capacidades, autonomías y reconocimiento recíproco y, fundamentalmente, a una igualdad de derechos. No es
solo una igualdad de oportunidades y trato, sino también una igualdad de resultados” (CEPAL, 2019, pág. 14).
1
aumento de los casos de violencias hacia las mujeres y de los femicidios/feminicidios en los
países de la región.

El femicidio y el feminicidio se definen como la forma extrema de violencias contra las


mujeres motivadas en el sexismo o la misoginia. En América Latina estos crímenes
comenzaron a ser tipificados en los ordenamientos jurídicos desde hace apenas una década,
siendo este uno de los motivos por los que son pocos los países que cuentan con estadísticas
de calidad y/o datos abiertos sobre los mismos.
Lamentablemente, este manto de impunidad, hermetismo, y opacidad no hacen más que
tornar infructuosos los esfuerzos de algunos Estados de la región, para reducir y finalmente,
eliminar este flagelo, que se ha visto exacerbado durante el aislamiento social, preventivo y
obligatorio (ONU Noticias, 2020), dispuesto por la mayoría de los Estados de la región para
hacer frente al coronavirus COVID-193.
Las mujeres asesinadas no son números aislados, sabemos que detrás de cada cifra hay una
historia de violencias no escuchadas y no atendidas por quienes debían hacerlo.
Ante esta situación, desde MundoSur deseamos visibilizar una problemática que nos atraviesa
a todxs; exponiendo las estadísticas oficiales, públicas y disponibles, sobre femicidios y
feminicidios, y llamando la atención allí donde estas no existen. En razón de lo señalado, y
siendo evidente la falta de datos abiertos en esta temática en la mayoría de los países de
América Latina, contraponemos las cifras oficiales con las estadísticas de fuentes territoriales
de 13 países de la región.
Hemos decidido emprender esta tarea, a pesar de las dificultades en la obtención y
unificación de los datos a las que sabíamos que nos enfrentaríamos, con seriedad y con
respeto. Pero también con profunda preocupación, al haber advertido que, pese a la
denuncia del aumento de estos crímenes por parte de los organismos internacionales, existen
herramientas que mapean el avance del contagio de coronavirus COVID-19 en la región -y el
mundo-, más no, la pandemia dentro de la pandemia que viven las mujeres.
Deseamos que la enumeración que se encuentra plasmada en los mapas, no sea considerada
como un “rating” de feminicidios/femicidios, sino como una herramienta que busca generar
impacto y acción por parte de las autoridades y tomadorxs de decisión en cada uno de
nuestros países, reduciendo la impunidad en la que estas muertes se encuentran inmersas.

3 Todos los países de la región, a excepción de Nicaragua han dispuesto el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
2
Este registro busca, entonces, contribuir a la concientización y denuncia de los hechos
referidos, sumando elementos que permitan a los Estados y a la sociedad civil en general,
tomar conciencia sobre la importancia de elaboración de leyes y políticas públicas para la
prevención de las violencias hacia las mujeres, y la protección de las víctimas colaterales de
los feminicidios y femicidios, en consonancia con lo dispuesto por el Consenso de
Montevideo4.
Tal como será detallado en el presente informe, los Mapas Latinoamericanos de Feminicidios
(MLF) son una herramienta en continua modificación y actualización, a medida que avanza la
cuarentena y con ella, estos crímenes en América Latina.
En esta inteligencia, realizaremos tres informes: el presente, con los datos actualizados al día
de la fecha, y que se espera, puedan ir variando a medida que las organizaciones y Estados
produzcan la información necesaria dando cuenta de los avances de los casos de
femicidios/feminicidios; un segundo informe, a mediados de año, y un tercer informe al
finalizar el aislamiento dispuesto por los gobiernos de la región, realizando un análisis de lo
sucedido con respecto a estos crímenes en América Latina.

¿A quiénes se encuentra dirigido?


Este informe se dirige a lxs tomadores de decisión, a gobiernos locales y centrales, a ONG’s
que trabajen en la región interpeladas por la defensa de los derechos de las mujeres, el
periodismo, investigadores y a la sociedad civil en general.
Deseamos que estos mapas sirvan, como alarma o herramienta de reclamo, al evidenciar el
aumento en tiempo real de las violencias de género y femicidios/feminicidios en tiempos de
confinamiento social, obligatorio y preventivo, producto del COVID-19; pero además, como
puntapié inicial para pensar en respuestas globales frente a este problema al que todas
estamos expuestas.

4El Consenso de Montevideo es considerado el acuerdo intergubernamental más garantista en la materia, pues define la
agenda de política pública, los principios, objetivos y medidas concretas para que los Estados de la región alcancen las
metas acordadas en la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo del Cairo.

3
Utilidad del proyecto:
Este proyecto ha sido diseñado con dos ejes fundamentales y conexos:
Por un lado, el Mapa Latinoamericano de Feminicidios/Femicidios (MLF) en sí mismo: este
mapa tiene un lado A y un lado B. El lado A, refleja el avance de los feminicidios/femicidios en
América Latina según las fuentes oficiales. El lado B, por su parte, refleja el mismo avance
según fuentes territoriales (observatorios sobre violencias contra las mujeres y ONG’s con
presencia en los países monitoreados).
A este mapa madre, sumamos dos más, a fin de profundizar el análisis comparativo: El Mapa
Latinoamericano de Feminicidios/Femicidios durante 2020, en virtud de que algunos países
no cuentan con información desagregada por meses, y un MLF del año 2019. Los mapas en
conjunto son una herramienta de monitoreo diseñada para alertar los incumplimientos de los
Estados de América Latina en relación a los compromisos internacionales asumidos. La
información, además, sirve de insumo para analizar la violencia en coyunturas globales como
las que impone la pandemia y la cuarentena obligatoria en distintos países de la región.
El segundo eje de este proyecto es la constitución y coordinación de la Red
Latinoamericana contra la Violencia de Género. La Red, se conforma como un ámbito
para seguir actualizando los mapas referidos; además de ser un espacio de pensamiento y
acción colectiva, que busca aunar esfuerzos entre observatorios y organizaciones feministas,
para generar acciones concretas e innovadoras con impacto no solo en la región, sino
también al interior de nuestros países.
El proyecto, en definitiva, funciona como un canal de comunicación abierto, en continua
modificación y actualización, a través de los aportes que reciba directamente MundoSur, la
colaboración de la Red Latinoamericana contra la Violencia de Género, o bien, por la carga
directa que efectúen las organizaciones e instituciones habilitadas al efecto, en la base de
datos conformada para este proyecto.
De esta forma, co-construímos en forma colaborativa una fuente de información unificada,
que busca brindar insumos a organizaciones feministas, medios de comunicación y gobiernos.

4
Retos y herramientas utilizadas para la elaboración del MLF:
Uno de los principales problemas del proceso de comprensión, prevención, atención y
sanción de la violencia contra la mujer, y su evitable desenlace en el femicidio/feminicidio, se
encuentra estrechamente ligado a la disponibilidad y, sobre todo, indisponibilidad y
heterogeneidad, de la información. En la mayoría de los países latinoamericanos no se hace
un seguimiento, sistematización y publicación de las estadísticas en materia de violencia por
razones de género, menos aún de los casos de femicidio/feminicidio.
A esta complejidad, de por sí no desdeñable frente a una tarea de mapeo, se añade la
decisión de realizarla diferenciando los casos por provincias o estados. A través de la misma,
buscamos evidenciar aquellos puntos de cada uno de los países en donde se producen mayor
número de femicidios/feminicidios durante el confinamiento, y fuera de él. Esta elección,
complejizó la obtención de información puesto que algunos países no realizan un
relevamiento federal de casos.
Por otro lado, en algunos países, a la falta de registros señalada se adiciona, la baja fiabilidad 5
de datos sobres las víctimas y las circunstancias de la muerte, siendo esta información
fundamental para separar los feminicidios de las muertes de mujeres (OHCHR, 2012, p. 26).
Otros de los limitantes, han sido que algunas organizaciones y fuentes estatales relevan los
crímenes en forma mensual (por lo que al momento de escribir este informe no contábamos
con los datos del mes de abril); y/o, no contabilizan los femicidios/feminicidios sucedidos
durante la cuarentena. Por ello, en estos casos, analizamos la fecha en la que sucedió el
hecho, incluyéndola en los números de delitos sucedidos durante la cuarentena o no, según
el momento del mes en que el Estado en cuestión dispuso esta medida 6.
Frente a dichas circunstancias, nos encontramos en la obligación de ampliar nuestras redes
de contactos y suministros de información secundaria. Esta recolección de información de
fuentes estatales y territoriales, dio lugar a la creación del mapa “lado A”, el mapa “lado B”, y
el mapa 2020, antes mencionados.
Para la elaboración de esta investigación, se procedió a monitorear vía electrónica la
disponibilidad de estadísticas de los crímenes referidos en los órganos de competencia en la
materia, en cada uno de los países latinoamericanos. Sin embargo, tal como reflejan los MLF
A, B y 2020 solo se pudo hallar información oficial, pública y confiable en 10 de ellos, contra
13 países en donde se obtuvieron datos completos de las organizaciones de la sociedad civil.

5 Consideramos poco fiable a aquellas fuentes que están desactualizadas, que usan metodologías obsoletas, y a aquellos
sistemas de información que han sido cuestionados o rechazados por organizaciones de la sociedad civil por su falta de
objetividad, poniendo en tela de juicio su fiabilidad.
6 Todos los países de la región que declararon el aislamiento social preventivo y obligatorio, lo hicieron durante marzo.

5
Es dable resaltar que, si bien antes de comenzar a desarrollar esta herramienta, habíamos
evaluado y sopesado la presencia de los escollos referidos, decidimos asumir la tarea
buscando visibilizar las ausencias e incoherencias de información, y la necesidad de trabajos
regionales, además de localizados en cada país.

Fuentes que han servido de insumos a la elaboración de los MLF


A, B y 2019:
Los datos fueron recopilados en su totalidad de fuentes secundarias. En una primera
instancia, se relevó la información pública existente en las fuentes estatales (fiscalías,
institutos de medicina forense, policías nacionales, entre otros), de los proporcionados por
organizaciones territoriales.
Luego, y en virtud de que -como ha sido señalado- en muchos países los datos de
feminicidios/femicidios no son divulgados, decidimos realizar un segundo mapa, con datos
obtenidos de fuentes territoriales: informes y boletines de ONG, y organizaciones y
observatorios nacionales, como ORMUSA, el Observatorio Feminicidio Uruguay, Observatorio
de Violencia de Género Paraguay, entre otros.
De este modo, hemos buscado contrastar de modo gráfico, los datos que publican los
gobiernos, con aquellos relevados por las organizaciones.
En el siguiente gráfico, analizamos los datos a los que hemos recurrido, mencionando las
fuentes utilizadas con enlace directo a sus sitios web o páginas de redes sociales, cuando
están disponibles.

6
Definición Corresponde a la cuantificación del número total de homicidios de mujeres a partir de 0 años de edad,
asesinadas por razones de género. De acuerdo a las legislaciones nacionales, se han incluido a los casos
denominados como femicidios, feminicidios u homicidios agravados por razones de género. Han sido
incorporados al mapa, los crímenes referidos desde la fecha dispuesta por cada país de América Latina para
el comienzo de la cuarentena a la fecha.

Unidad de Número absoluto


medida

Metodología V1= número total de femicidios o feminicidios


de cálculo

Comentarios El número absoluto de muertes de mujeres debido a la violencia de género fue obtenido de fuentes
e oficiales, observatorios y organizaciones feministas nacionales. En cada caso, se hace mención a la
información procedencia de los datos.
adicional

Fuentes

País Fuentes Estatales Fuentes Territoriales

Panamá Ministerio Público, Procuraduría General de la Nación

Perú Defensoría del Pueblo del Perú. Colectiva Se acabó el Silencio - Derecho PUCP
Registro de Feminicidio del Ministerio Público del Perú.

Colombia Fiscalía de Colombia Observatorio de la Red Feminista Antimilitarista

Bolivia Fiscalía General del Estado Colectivo Las ñañas


(Estado
Plurinacional
de)

Brasil Monitor da Violência/G1 (*)

Guatemala Observatorio de las Mujeres del Ministerio Público

México Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de


Seguridad Pública (SESNSP)

Ecuador Fiscalía General del Estado (**) Alianza para el Monitoreo y Mapeo de los
Feminicidios en Ecuador

El Salvador ORMUSA
Asociación Movimiento Salvadoreño de
Mujeres

Uruguay Feminicidio Uruguay

Costa Rica Poder Judicial, Observatorio de Violencia de Género


contra las Mujeres y Acceso a la Justicia (***)

República Procuraduría General de la República Centro de Investigación para la Acción


Dominicana Femenina

Paraguay Observatorio del Ministerio de la Mujer Observatorio de Violencia de Género

Nicaragua Voces contra la Violencia


Católicas por el Derecho a Decidir

7
Venezuela Monitor de Femicidios de Aimée Zambrano
(República
Bolivariana
de)

Argentina Observatorio del Defensor del Pueblo de la Nación (*) Colectivo Mujeres de la Matria
Latinoaméricana MuMaLá

Puerto Rico Observatorio de Equidad de Género

Fuente: Elaboración propia.

(*) Las fuentes oficiales de los países señalados con un asterisco, fueron utilizadas solo para la elaboración del Mapa Latinoamericano de
Femicidios 2019.

(**) En el caso de Ecuador, los datos oficiales no se visualizan en los Mapas A, B, ni 2020 en virtud de que la información disponible no se
encuentra federalizada. Sin embargo, si se visualizan en el gráfico de Sub-Registro por parte de los Estados, disponible en nuestra página
web.

(***) En el caso de Costa Rica, los datos proporcionados por la fuente oficial fueron utilizados para la elaboración de los mapas 2019 y 2020.
No pudieron utilizarse los datos del último informe (actualizado el 5 de mayo 2020), en virtud de que los casos de feminicidios/femicidios no
se encuentran discriminados por provincia/jurisdicción.

Sub registros de datos Estatales:


A poco más de un mes de haber comenzado el confinamiento, con diferentes modalidades y
restricciones según el país, y pese a las dificultades de sistematización de datos referida, se
confirma que, tal como han denunciado las organizaciones de los distintos países, existe un
sub registro estatal de femicidios/feminicidios. Del análisis comparativo de los datos de
Colombia, Ecuador y Chile, se evidencia que en el primero existe un sub registro del 170%, en
el segundo del 110% y en el tercero un 25%.

En el caso de Ecuador, por ejemplo, los datos proporcionados por la Fiscalía General del
Estado (FGE, 2020) son incluso poco claros, ya que señalan que, hasta el 12 de abril 2020, el
número de femicidios ascenderían a 10 (contra 22 al 7 de abril 2020, según los datos
proporcionados por la Alianza para el Monitoreo y Mapeo de los Feminicidios en Ecuador). En
tal caso, el sub registro estatal ascendería a 150%. Sin embargo, de la lectura en conjunto de
las 6 tablas disponibles en su página web, se infiere que el Estado ha contabilizado solo los
femicidios ocurridos hasta el 31 de marzo.

Pese a la falta de claridad en el lapso de tiempo contabilizado, si tomamos en consideración el


31 de marzo y lo equiparamos al informe proporcionado por la fuente alternativa referida que
data del 29.03, existe, igualmente, un sub registro estatal del 110%.

Lo dicho, no es un dato menor, si tenemos en consideración las obligaciones internacionales


que recaen sobre los Estados de la región y que se encuentran recabadas en la Convención
Interamericana7 y la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer 8.

7La Convención de Belém do Pará en su artículo 8 inciso h), señala que “los Estados Partes convienen en adoptar, en forma
progresiva, medidas específicas, inclusive programas para: h) garantizar la investigación y recopilación de estadísticas y
demás información pertinente sobre las causas, consecuencias y frecuencia de la violencia contra la mujer, con el fin de
evaluar la eficacia de las medidas para prevenir, sancionar y eliminar la violencia contra la mujer y de formular y aplicar los
8
1.

2.

1 y 2: Subregistro de Femicidios por parte de los Estados en 2020.

Observaciones en relación a los datos relevados:


Los datos relevados en la mayoría de los países alarman no solo sobre el aumento de los
femicidios/feminicidios sino también sobre sus características: aumento de casos en la
vivienda de la víctima, por una persona con la que tenía una relación “permanente” o con la
que convivía.

cambios que sean necesarios”. De los países latinoamericanos relevados, solo Colombia ha ratificado este instrumento
jurídico, mientras que los otros países de la región lo han ratificado.
8 El artículo 4 inciso k), señala que: “Los Estados deben condenar la violencia contra la mujer y no invocar ninguna

costumbre, tradición o consideración religiosa para eludir su obligación de procurar eliminarla. Los Estados deben aplicar
por todos los medios apropiados y sin demora una política encaminada a eliminar la violencia contra la mujer. Con este fin,
deberán: k) Promover la investigación, recoger datos y compilar estadísticas, especialmente en lo concerniente a la
violencia en el hogar, relacionadas con la frecuencia de las distintas formas de violencia contra la mujer, y fomentar las
investigaciones sobre las causas, la naturaleza, la gravedad y las consecuencias de esta violencia, así como sobre la eficacia
de las medidas aplicadas para impedirla y reparar sus efectos; se deberán publicar esas estadísticas, así como las
conclusiones de las investigaciones”.
9
En este sentido, el Observatorio de Feminicidios Colombia (OFC, 2020), resalta que, durante
la cuarentena han aumentado el número de casos en el país atribuidos al compañero
permanente de la víctima, representando el 29% de los casos de feminicidios (con 12
registros); contra el 26% de los casos (11 registros) atribuidos a “sicarios”, y “sin información”,
el 12% (con 5 casos). Los autores de feminicidios/femicidios figuran como “Conocidos”, en un
10%, es decir, 4 casos. Por lo demás, los “ex compañeros permanentes”, “ex novios”, “ex
conyugues”, “ex compañeros permanentes” tienen una menor incidencia en el mes de marzo
como sujetos feminicidas. Otro de los puntos de análisis durante la cuarentena, es el lugar en
donde se produce el crimen. Así, el Observatorio referido denuncia un incremento de los
casos producidos en la vivienda compartida9 en un 55% en comparación con los meses de
enero y febrero (38% y 39%, respectivamente).

Merece ser resaltado el caso de El Salvador, puesto que es el país de América Latina con la
tasa de feminicidios más alta (CEPAL, 2018). No obstante, y pese a los diversos intentos
realizados para obtener información estatal, no fue posible contrastar los datos
proporcionados por las fuentes territoriales en relación a los femicidios/feminicidios
ocurridos ni en el 2019, ni 2020 o durante la cuarentena.

Se espera, con el avance de los días, contar con mayor información generada por los Estados
y/o por las fuentes territoriales, a los fines de poder realizar un análisis cualitativo de lo
sucedido durante la cuarentena teniendo en consideración no sólo el número de
femicidios/feminicidios sucedidos en la región, sino también: vínculo con la víctima, lugar en
el que fue perpetrado el crimen, la dependencia económica, edad de la víctima, entre otros.

El paso previo a los femicidios/feminicidios: Recomendaciones


para los Estados en relación a las violencias de género:
Como evidencian la presencia de acciones difundidas por diversos medios, en América Latina
los Estados han sabido generar acciones preventivas de las violencias de género y los
femicidios/feminicidios, durante el confinamiento social, obligatorio y preventivo.

Sin embargo, estos crímenes continúan extendiéndose como una pandemia dentro de la
pandemia del coronavirus COVID-19. La ausencia, inacción e ineficacia de las políticas
públicas, la falta de articulación institucional, la insuficiente asignación presupuestaria, la

9El observatorio referido señala que, en el mes de marzo 2020, 42 mujeres fueron víctimas de feminicidio (cuatro casos
menos que el mes de febrero). La disminución del número de casos, según este Observatorio, podría deberse a en la
prioridad o no que los medios digitales otorgan a levantar estos casos -en contraposición de los casos de contagio de
coronavirus COVID-19-, o que, efectivamente responda a una disminución de reportes. (OFC, 2020, pág. 24)
10
exigua formación y sensibilización en la materia de lxs operadores de justicia y las
investigaciones criminales incompletas y prejuiciadas son la norma, en mayor o menor
medida, en todos los Estados. Se adicionan como causales, la falta de publicidad de datos
oficiales, y la impunidad, presentándose como elementos potenciadores de la amenaza que
este delito representa contra la igualdad.

La pandemia terminará, y tarde o temprano, todxs volveremos a nuestras actividades


habituales. Sin embargo, los feminicidios/femicidios seguirán aumentando si desde los
gobiernos no se toman medidas serias, efectivas, eficientes y sostenibles en el tiempo,
tendientes a erradicar las violencias de género. Algunas de ellas, en tiempos de pandemia y
fuera de ella, son:

1) Generar acciones para que sea el violento quien deba abandonar el hogar, una vez
denunciado, y no la mujer con sus hijxs.

2) Superar el enfoque femenil de las políticas dirigidas a prevenir y erradicar la violencia


por razones de género.

3) Prorrogar automáticamente desde el poder judicial de cada provincia, las medidas


cautelares de protección, para acompañar a las mujeres y trans que se encuentren en
situaciones de violencias de género.

4) Habilitar desde los Juzgados el acceso a la justicia para todas las mujeres en su
diversidad, habilitando números de teléfono, WhatsApp, y páginas inteligentes, con
agentes formadxs para atender estos casos, en línea 24/7, a fin de facilitar denuncias y
consultas, teniendo en consideración las particularidades del confinamiento y que la
víctima se encuentra bajo control del agresor. Se recomienda además, asegurar el
acceso a la justicia para mujeres con discapacidad, a través, por ejemplo el lenguaje
de señas, y la posibilidad de contar con intérpretes en otros idiomas diferentes al
español (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, 2020).

5) Posibilitar que, quienes trabajan en los calls-center de atención a la víctima, lo hagan


desde sus hogares, en tiempos de confinamiento. Es necesario, además, que se
brinde capacitación a quienes realizan estos trabajos, para tomar denuncias o
encender alarmas, teniendo en consideración que la víctima puede encontrarse
limitada por estar confinada con su agresor (llamadas rápidas, estado de angustia,
tono bajo de voz, entre otras).

11
6) Destinar mayores recursos económicos para las políticas públicas de prevención y
atención de la violencia contra las mujeres, extendiéndolas, además, a sus hijxs. Entre
estas medidas pueden señalarse, a título de ejemplo:

a. Otorgar a las mujeres víctimas de violencia de género, una ayuda económica


mensual, por tiempo determinado, a los fines de que el factor económico no
sea un limitante para poner fin a las situaciones de violencias.

b. Asegurar sus derechos a una asistencia social integral que incluya servicios
sociales de atención, de emergencia, de apoyo y acogida y de recuperación
integral, respondiendo así a los principios de atención permanente, actuación
urgente, especialización de prestaciones y multidisciplinariedad profesional.

c. Asegurar el derecho de toda mujer a una asistencia jurídica gratuita,


especializada e inmediata. Este derecho debería extenderse a sus
causahabientes en caso de femicidios o feminicidios. En este orden, las
mujeres víctimas de violencia de género y sus hijxs deberían poder gozar en
forma gratuita de asistencia, asesoramiento, defensa, representación,
exención del pago de tasas judiciales, y cualquier otra medida que pudiera
identificarse como limitante para que las mujeres accedan a este derecho.

d. Asegurar los derechos laborales a través de acciones diversas tales como:


aquellas destinadas a garantizar la fuente de trabajo de modo temporal, para
aquellas mujeres que, en virtud de las situaciones de violencias, debieran
abandonar sus trabajos; la creación de fuentes de trabajo específicas para las
mujeres víctimas de violencias de género que no estuviesen empleadas; y
generación de plan integral de empleo que contemple los incentivos a
empresas a contratar mujeres víctimas de violencias de género.

e. Asegurar a lxs hijxs de las mujeres que han debido cambiar de domicilio
producto de hechos de violencias de género, la incorporación inmediata a la
escolaridad en las instituciones de su nuevo domicilio.

7) Abrir los datos y estadísticas con las que se cuente a nivel nacional y/o por
provincias/estados.

12
Conclusiones:
Gran parte de los gobiernos de América Latina han implementado medidas tendientes a
disminuir las violencias de género hacia las mujeres durante el transcurso de la pandemia
generada por el coronavirus COVID-1910. Sin embargo, estas acciones no han sido adoptadas
a tiempo, ni resultan efectivas.

Claramente, los Estados de la región no están sabiendo y no están pudiendo dar respuestas a
este flagelo. La ineficiencia de las políticas públicas tendientes a disminuir los
feminicidios/femicidios han quedado aún más en evidencia, en los momentos en que las
mujeres mayor protección necesitan, al convivir bajo el mismo techo que sus agresores, sin
posibilidad de escape.

Debemos recordar, que tanto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte


Interamericana de Derechos Humanos, han desarrollado en profundidad el concepto de
debida diligencia para garantizar los derechos humanos de las mujeres, destacando la
importancia de asegurar el trato digno a las víctimas y sus familias, la superación de los
obstáculos para el acceso a la justicia, la investigación especializada, de calidad y en tiempo, la
reparación integral y el registro y sistematización de los datos (CIDH, 2007). Sin ir más lejos y
tal como hemos referido, los datos no son públicos ni de fácil acceso en la enorme mayoría de
los países de América Latina.

Pese a esta dificultad, el trabajo que hemos realizado da cuenta de que, tal como ha sido
advertido por diversos medios de comunicación y por la alarma encendida desde la
Organización de Naciones Unidas, durante los meses de marzo, abril y mayo de 2020, e
idéntico período de 2019, los femicidios/feminicidios aumentan en los países de la región,
como consecuencia del confinamiento social preventivo y obligatorio (ONU, 2020). Así puede
visualizarse en los mapas que hemos diseñado y que, como se ha dicho, seguirán
modificándose a medida que avancen estos crímenes y que se cuente con nueva información
tanto oficial como proveniente de fuentes territoriales.

10 Ejemplo de ello es que la mayoría de los países de América Latina dispusieron líneas directas para realizar denuncias e
informarse sobre las violencias de género hacia las mujeres o la ya mencionada herramienta de “Barbijo Rojo”, como forma
de alerta.
13
No debemos olvidar que, aunque absolutamente trágicos, estos crímenes son la última
instancia, el modo más cruel, cruento y determinante de las violencias de género contra las
mujeres y trans que a diario sufren violaciones, amenazas, lesiones, golpes, maltratos
psicológicos, denigraciones diversas, falta de independencia económica, controles, coacción y
coerción; todas acciones que se incrementan por el encierro, la invisibilización casi total de
marcas físicas, la falta de posibilidad de pedir ayuda, y la crisis económica.

Si bien resulta lógico que los Estados hayan comenzado a gestionar una batería de acciones y
herramientas -tecnológicas y tradicionales11- para combatir las violencias contra las mujeres a
partir de la alarma desatada por el aumento de estos casos durante el aislamiento; creemos
que la única manera de erradicar el flagelo es generar políticas públicas integrales con
enfoque de género y perspectiva de derechos humanos.

En este orden, si bien resulta necesario continuar y profundizar las medidas de prevención y
alerta (como puede ser el pedido del “barbijo rojo12” en las farmacias de Argentina), es
trascendental que se comiencen a generar acciones que tengan en la mira a los causantes de
las violencias contra las mujeres y no, solamente, a las víctimas directas y/o colaterales.

De otro modo, el aparato legislativo, judicial y las políticas públicas seguirán llegando tarde a
prestar auxilio al último grito desesperado de tantas mujeres de América Latina.

Desde MundoSur, decimos #NiUnaMenos.

11Por ejemplo, la prórroga automática de las medidas cautelares otorgadas en casos de violencias de género, habilitar la
denuncia a través de medios tecnológicos, las líneas de emergencia existentes en casi todos los países de la región, en las
que se reciben denuncias 24/7, entre otras.
12 El “barbijo rojo” es una campaña solidaria realizada por el Gobierno de Argentina en conjunto con la Confederación
Farmacéutica Argentina, con el objetivo de poner a disposición las farmacias como espacios donde las mujeres en
situaciones de violencias pueden acudir para solicitar asistencia y ponerse en contacto directo con la Línea de emergencia
144. A través de esta iniciativa, se distribuyó una guía de actuación con pautas y criterios para que lxs farmacéuticxs
puedan actuar ante la solicitud de personas en situación de violencias por motivos de género que se encuentren frente a la
dificultad de convivir con sus agresores durante la cuarentena.
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