El Concepto de Discriminacion Una Redefi
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El Concepto de Discriminacion Una Redefi
3-45
ISSN 1575-7382
Abstract: What does «discrimination» mean in the statement «Discrimination is not allowed»
contained in legal materials such as international treaties, constitutions, and laws? To overcome
the imprecision that often prevails in legal discourse on this topic, I will propose a redefinition
in this paper. In doing so, I take a two-step approach by first offering a general definition to
answer a first question: What features do all cases of prohibited dis-crimination have in
common? Then I will provide a conceptual analysis of some of their main types, which will
allow me to answer a second question: How do such cases differ from each other?
1. Introducción
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1 Como lo hacía la Ley Electoral del Estado de Nuevo León (art. 8, frac. V), antes de ser
declarada inconstitucional (véase: Acción de Inconstitucionalidad 38/2014, Suprema Corte de
Justicia de México, Pleno).
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El concepto de discriminación. Una redefinición para el discurso jurídico
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El concepto de discriminación. Una redefinición para el discurso jurídico
(a) Tratar a unas personas distinto que a otras, en virtud de que poseen
cierto tipo de atributos.
(b) Tratar a unas personas peor que a otras, en virtud de que poseen
cierto tipo de atributos.8
(c) Tratar a unas personas peor que a otras, en virtud de que poseen
cierto tipo de atributos, uno especialmente protegido por el derecho.9
(d) Tratar a unas personas peor que a otras, en virtud de que poseen
cierto tipo de atributos, uno especialmente protegido por el derecho, y
sin una justificación suficiente.10
8Una definición como esta es propuesta, entre otros, por Eidelson (2015, pp. 14, 26). A nivel
legislativo parece ser la adoptada, por caso, en la ley antidiscriminatoria de Argentina, n.º
23.592. Su artículo 1º define al «acto discriminatorio» por ella prohibido como sigue: «Quien
arbitrariamente impida, obstruya, restrinja o de algún modo menoscabe el pleno ejercicio sobre
bases igualitarias de los derechos y garantías fundamentales», aunque, a párrafo siguiente,
manda a «considerar particularmente» aquellas distinciones basadas en determinados rasgos,
los que aquí se denominarán «atributos protegidos».
9Por definición asimilable a esta véanse, entre otros: Lippert-Rasmussen (2014, pp. 6, 29),
Thomsen (2018, p. 24).
10 Esta es la definición adoptada aquí y por autores como Wasserman (1998) y Horta (2010, p.
320). En la jurisprudencia, es la que parece seguir, por ejemplo, el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos (TEDH), si reconstruimos lo que ha afirmado en algunas sentencias (véase,
por un lado, «Abdulaziz, Cabales and Balkandali v. the United Kingdom», 1985, §82; y «Zarb
Adami v. Malta», 2006, §73; así como, por el otro, «Kjeldsen, Busk Madsen and Pedersen v.
Denmark», 1976, §56; y «Carson and Others v. the United Kingdom», 2010, §61; y «Molla Sali v.
Greece», 2018, §134). También es la que adscribe la CorteIDH (recuérdese la OC-18/03, §84,
citada unas notas atrás).
11Cada rasgo o elemento que sucesivamente se va agregando es lógicamente independiente de
los otros, de modo que podrían darse múltiples combinaciones según la presencia o ausencia
de cada uno. Las alternativas que identifico captan solamente algunas de ellas.
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elementos que se verán luego). Tales acciones, así como sus efectos, también se
denominan «trato». ¿Qué quiere decirse con ello? Aquí propondré entenderlo
en clave de distribución de bienes o servicios.12 Por mencionar dos ejemplos, el
empleo y la educación son bienes y servicios, respectivamente, susceptibles de
ser distribuidos entre las personas: alguien puede obtener o no un empleo,
recibir o no educación.13 El punto es que algunas de esas distribuciones califican
como discriminatorias.14 Comprendido de esta manera, y en el marco de la
definición que nos ocupa, «tratar» a una persona resulta equivalente a distribuir
bienes o servicios a su respecto, o más precisamente, a producir un suceso
consistente en el paso de un estado de cosas distributivo inicial, a otro final.15 El
efecto de un «trato» es una distribución específica, un estado de cosas final
donde una o varias personas tienen un cierto nivel de acceso a bienes o
servicios determinados.
12 Un «bien», a estos efectos, puede definirse –ampliamente– como toda entidad susceptible de
valor, sea ésta material (una «cosa») o inmaterial. Y un «servicio» como toda prestación,
distinta a la producción de bienes materiales, que satisface alguna necesidad (en este sentido:
dpej.rae.es/lema/servicio). Hablo en esos términos en vez de distribución «de derechos» para,
por un lado, captar más directamente aquellos entes que los derechos tienen como objeto (para
el derecho a la educación, la educación); y, por otro lado, para alcanzar aquellos entes que no
sean objeto de ningún derecho, como lo sería por ejemplo el acceso al alquiler de viviendas o
habitaciones privadas.
13Este énfasis en la distribución de bienes o servicios permite distinguir a la discriminación de
otras ideas asociadas por orbitar juntas en torno a la noción de igualdad, como la de estereotipo.
Los estereotipos pueden dar lugar a tratos discriminatorios si, debido a ellos, se distribuyen
bienes o servicios de modo perjudicial para quienes poseen atributos protegidos.
14 ¿Cuáles? Pues las que detenten los demás elementos que estudiaremos luego.
15 Me refiero a «estados de cosas» y «sucesos» en el sentido en que los entiende von Wright
(1963a, pp. 25-30). Para este autor, un estado de cosas es un hecho estático, algo que es o está
(como la cantidad de habitantes de un país), mientras que un suceso consiste en un cambio que
tiene lugar en el mundo entre un estado de cosas inicial y otro final, sucesivo en el tiempo.
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El concepto de discriminación. Una redefinición para el discurso jurídico
16 Este rasgo es de los pocos compartidos por todas las definiciones listadas al comienzo.
17 Véase, por ejemplo: TEDH, «Biao v. Denmark», 2016, §89 , y sus citas.
18 Por una crítica de otra naturaleza a la inclusión de este elemento: Añón (2020, §3.1).
19 Esto se consolida, veremos, con el elemento de la falta de justificación.
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20 Alchourrón & Bulygin (1991, pp. 315-316) argumentan que los predicados valorativos que
figuran en las normas jurídicas (como «peor que») pueden tener dos usos por parte de los
jueces, uno primario y otro secundario. Su uso primario conlleva a la formulación de juicios de
valor. Su uso secundario consistente, en cambio, en la descripción acerca de si una entidad
satisface ciertas pautas o criterios valorativos de una determinada comunidad. Le llaman
«secundario» porque presupone la existencia del primario.
21Emitir un juicio de valor consiste en afirmar que algo es valioso o disvalioso en relación con
ciertos valores o sistema de valores que el hablante asume y en los que se apoya en última
instancia. Sobre las similitudes y diferencias entre los conceptos descriptivos y evaluativos,
véase Hare (1952, Capítulo 7).
22Los tratos que son distintos (o no iguales) respecto de los conferidos a otras personas pueden
ser separados, incorporando componentes evaluativos, en dos subclases exhaustivas y
mutuamente excluyentes: la de los que son peores y la de los que son mejores. «Peor» y «mejor»
expresan comúnmente nociones interdefinibles entre sí: decir que x es mejor que y es decir que
y es peor que x, y viceversa (von Wright, 1963b, pp. 9-10).
23 Es la terminología que utilizan, por ejemplo, las directivas antidiscriminatorias del Consejo
de la Unión Europea (2000/43, 2000/78, 2006/54, 2004/113). Por un abordaje más detallado
sobre las acciones positivas: Barrère Unzueta (1997, p. 81 y ss.); Iribarne González (2014) y sus
citas.
24 Sobre el significado emotivo de las palabras y las definiciones persuasivas (que se sirven de
él), véase: Stevenson (1945, p. 59).
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primeros (A) calificaría, a la vez, como una acción positiva a favor de los
segundos (~A). Esto podría encontrar solución en el elemento de la falta de
justificación (que se abordará en §2.3), asumiendo una premisa como esta: si el
trato conferido a un grupo (A), peor que el conferido a su complementario (~A),
es encontrado carente de justificación, el trato correspondiente conferido a su
complementario (~A), mejor que el conferido al grupo (A), no puede ser tenido
como justificado. Si esto se aceptara, ningún caso de discriminación podría
calificar a la vez como de acción positiva, ni viceversa.
2.2. En virtud de que poseen cierto tipo de atributos, uno especialmente protegido por el
derecho
25La expresión es una adaptación de la utilizada por la Equality Act (2010) del Reino Unido, que
extiende la protección antidiscriminatoria a las que denomina «características protegidas»,
entre las que coloca a la edad, la discapacidad, el cambio de sexo, el estado civil, la raza, la
religión o las creencias, el sexo y la orientación se xual (a las que se suma el embarazo y la
maternidad, si se trata de discriminación directa).
26Por un reporte comparado de la cuestión véase: Fredman (2011, Capítulo 3).
27Así lo hacen, entre otras, las directivas antidiscriminatorias del Consejo de la Unión Europea
(2000/43, 2000/78, 2004/113, 2006/54) y la Equality Act (2010) del Reino Unido (sub. 4).
28 En este sentido, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 26), el Pacto
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29Por ejemplo: ¿se extiende la protección en razón del «sexo» a la discriminación por el cambio
de sexo? El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha dicho que sí («P v. S and
Cornwall County Council», 1996, §20). Dos años después, en cambio, ha denegado extenderla
respecto de la orientación sexual («Grant v. South-West Trains Ltd», 1998, §28), algo que el
TEDH ha resuelto favorablemente (entre otros: «Salgueiro da Silva Mouta v. Portugal», 2000).
30 Este rasgo es matizado en algunas sentencias donde lo que se condena es la llamada
discriminación «por asociación»: personas que son tratadas menos favorablemente que otras
por estar asociadas (ser padres, parejas, etcétera) con otras que poseen un atributo protegido.
Véase, por ejemplo, «Molla Sali v. Greece», 2018, §134.
31 Esta acepción de «discriminación» como arbitrariedad se superpone, pareciera que
completamente, con la idea de irrazonabilidad que suele ser invocada por los tribunales como
un modo de justificar la inaplicación de reglas debido a su falta de adecuación con los fines que
cada cual persigue.
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34 Por una sistematización de las distintas posturas, véase: Hellman (2012, pp. 838-840),
Consiglio (2020, Parte II). Cada una podría darle contenido a una traducción (o precisión)
distinta de la idea de «justificación» de las acciones o normas pretendidamente
discriminatorias.
35Véase al respecto: Fredman (2011, p. 190 y ss.). En la jurisprudencia véase, por ejemplo,
TEDH, «Salgueiro da Silva Mouta v. Portugal», 2000, §29; y entre las disposiciones, la Equality
Act (2010) del Reino Unido (véanse sus secciones 13.2 y 15 para la discriminación directa por
edad y discapacidad, respectivamente, y 19.2.d para la discriminación indirecta).
36 En Barak (2012, p. 243 y ss.) se puede encontrar un análisis de los componentes de este
método
37La idea de peso, aquí, no es más que una metáfora que, al decir de Chiassoni (2019, p. 175), ha
de ser disuelta para precisar su significado. ¿Qué quiere decir que un principio pesa más que el
otro? La respuesta a esta pregunta sigue siendo objeto de intensos debates en la teoría jurídica.
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Una acción o norma puede estar más o menos justificada. Pero estará
«suficientemente» justificada –como requiere la definición que analizamos–
cuando supere un cierto umbral o criterio que las vuelva dignas de ser
aceptadas. Desde esta perspectiva se puede comprender mejor la idea,
desarrollada por varios tribunales, de que en el análisis del carácter
discriminatorio de un fenómeno hay distintos niveles de escrutinio o de
intensidad en la evaluación de su justificación: leve, intermedio o estricto.38 El
nivel depende habitualmente del tipo de rasgo de que se trate y se puede
traducir, en las relaciones instrumentales, en la exigencia de distintos niveles de
ajuste medio-fin.
3. Discriminación e igualdad
Sobre las distintas clases de escrutinio puede consultarse, entre otras fuentes, Vázquez (2016,
38
Capítulo Tercero).
39 Según la base de datos del Constitute Project (constituteproject.org), de 193 constituciones
vigentes en el mundo, 187 de ellas reconocen una garantía general de igualdad. Además,
muchas establecen de modo explícito la prohibición de realizar distinciones arbitrarias en
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Ahora bien, para ajustar un poco más la mira, tendríamos que tener en
cuenta al menos dos concepciones sustanciales de la igualdad.41 Formalmente,
la igualdad suele entenderse como tratar igual a los iguales y diferente a los
diferentes (un significado equivalente a la idea también formal de justicia). Sus
concepciones sustanciales le dan contenido a esta máxima. Como enseña Bobbio
(1995, p. 3), responden a las preguntas sobre qué propiedades son relevantes
para distinguir entre las personas y respecto de qué clase de bienes o servicios.
Una de las concepciones de la igualdad, de filiación liberal, la entiende como un
mandato de neutralidad según el cual no pueden realizarse distinciones (o
introducirse desigualdades) arbitrarias, es decir, aquellas basadas en atributos
irrelevantes respecto de ciertos propósitos legítimos. Desde este punto de vista,
la discriminación se ubica como una subclase de distinción arbitraria, que se
caracteriza por poseer los elementos que venimos estudiando. Cambiando de
andarivel, otras concepciones entienden la igualdad como un mandato de
equiparación de ciertas condiciones materiales (identificables de diversas
maneras según la vertiente de que se trate: como oportunidades, posiciones,
resultados, entre otras). Desde este enfoque pueden comprenderse tres
importantes fenómenos acaecidos en buena parte de los sistemas jurídicos
occidentales contemporáneos y que han contribuido a perfilar los alcances del
concepto de discriminación. Por un lado, la consagración de grupos de sujetos
especialmente protegidos de las distinciones arbitrarias (aquellos sobre los que,
por definición, recae la discriminación). Por otro lado, la instauración de la
obligación de articular acciones positivas a favor de tales grupos en
determinadas circunstancias, lo que supone introducir desigualdades que los
beneficien. Por último, el surgimiento de la variante indirecta de la
virtud de ciertos atributos, como el género (168), la raza (136), la religión (133), el origen (101),
el lenguaje (82), el color de piel (75), entre otros.
40Sin pretensiones de exhaustividad se puede mencionar, en el marco de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 26). En
el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Convención Americana de
Derechos Humanos (artículos 1.1 y 24). En Europa, el Convenio Europeo para la Protección de
los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales (artículo 14), así como la Carta de los
Derechos Fundamentales de la Unión Europea (artículos 20 y 21). En el marco de la Unión
Africana, la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (artículo 3).
41 Por un estudio sucinto y clarificante del concepto de igualdad y sus concepciones formal y
sustanciales, véase: Comanducci (2010, pp. 7-19). Para profundizar en el estudio de dicho
concepto y su relación con otras ideas como la de libertad, véase: Bobbio (1995). Los párrafos
siguientes se guían en buena medida por las reflexiones que ofrecen ambas.
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discriminación, que atiende a los efectos de las acciones o normas que resulten
particularmente perjudiciales sobre grupos protegidos42.
Elementos de la
Especies Criterio clasificatorio
definición genérica
(1) «Tratar a unas -Fáctica (F) El factor del trato: consiste en acciones (F) o en normas
personas peor (N).
que a otras…» -Normativa (N)
(2) «En virtud de -Directa (DD) El nexo entre el criterio de distinción y la posesión de
que poseen cierto atributos protegidos: la distinción se basa en poseer
tipo de -Indirecta (DI) atributos protegidos (DD) o, sin darse lo anterior, su
atributos…» aplicación produce efectos particularmente perjudiciales
sobre quienes los poseen (DI).
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(3) «Sin una -Estadística (E) La selección de los atributos en que se basa una
justificación distinción: se considera justificada por la relevancia
suficiente» -No-estadística estadística de su posesión respecto de la posesión de
(E) otros (E), o no (E).
4.1.1. Fáctica
43 Los ejemplos son de casos de discriminación «directa», para una mejor ilustración. Pero
también pueden darse casos de discriminación «fáctica» que califiquen como «indirecta», en los
términos que veremos.
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Una acción, en la teoría propuesta por von Wright (1963a, 1971), consiste
en que un agente provoque, de manera voluntaria o intencional, un suceso o
cambio en el mundo, el paso de un estado de cosas inicial a otro final.44 Allí
están los dos elementos fundamentales atribuidos por dicho autor a la noción:
la producción de sucesos o cambios por parte de un agente (hechos externos) y
un determinado estado mental a él atribuible (la intención). De los dos, este
último es el que define de qué clase de acción se trata lo que un agente ha
hecho. Para que una secuencia de movimientos corporales realizados por
alguien –junto con sus efectos– sean considerados como una determinada
acción, sostiene el filósofo finlandés, es preciso comprenderlos (o interpretarlos)
en virtud de las intenciones que la persona tenía al realizarlos y de sus creencias
acerca de la relación entre tales medios con los fines que abrigaba. Es así que el
agitar el brazo dentro del mar puede ser comprendido como la acción de
saludar o la de pedir auxilio, según lo que se infiera acerca de la intención de
quien ha realizado el movimiento.
44Para una mayor simplicidad expositiva me referiré a las acciones positivas (o stricto sensu).
Pero no hay que perder de vista que dentro de las conductas (o acciones lato sensu) von Wright
también incluye a las omisiones, el evitar provocar un cambio en el mundo. Así como se habla
de acciones discriminatorias, también podría hablarse de omisiones discriminatorias.
45 En este entendimiento, la intención de perjudicar contribuirá a configurar un caso de
discriminación «directa», mientras que su ausencia podría configurar un caso de
discriminación «indirecta» si se dieran otros elementos que en breve estudiaremos.
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4.1.2. Normativa
46La jurisprudencia nos ofrece un ejemplo notable al respecto: CorteIDH, «Guevara Díaz vs.
Costa Rica» (2022), §78.
47 Conf. Laporta (1985).
48En el sentido, afirma Guastini, de que «son los intérpretes quienes, por conjetura, atribuyen
uno u otro propósito a la norma» (2011, p. 274, traducción propia). El margen de
discrecionalidad que detentan en esta operación dependerá –agrego– del criterio de atribución
de los fines que se adopte.
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49 Las últimas, que están lógicamente implícitas en las normas expresas, son denominadas
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56A nivel regional cabe señalar las siguientes sentencias de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (Corte IDH): «Nadege Dorzema y otros Vs. República Dominicana» (2012);
«Furlán y Familiares Vs. Argentina» (2012); «Caso de las Niñas Yean y Bosico» (2005).
57La configuración depende, además de lo señalado, de que se den los demás elementos de la
definición genérica.
58Tales son las circunstancias de un caso recientemente resuelto por la Suprema Corte de
Justicia de México, el Amparo Directo 9/2018.
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59Que las categorías sean mutuamente excluyentes no quiere decir que, en los hechos y de
modo contingente, un mismo factor sea directamente discriminatorio respecto de un grupo de
personas e indirectamente discriminatorio respecto de otro (un subgrupo del primero o un
grupo independiente). En una situación así, se presentarán dos supuestos de discriminación,
aunque normalmente sean resueltos unificadamente por los tribunales.
60 Es el caso, por ejemplo, de las directivas 2000/43/CE (art. 2.2.b, relativa al origen racial),
2000/78/CE (art. 2.2.b, relativa a la religión, discapacidad, edad u orientación sexual) y
2004/113/CE (art. 2.b, relativa al género en el acceso a bienes y servicios). Según se informa, la
mayoría de los Estados europeos han adoptado definiciones de discriminación indirecta que
reflejan estas directivas (Chopin & Germaine, 2021, pp. 42-45).
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61En casos como estos, ha dicho el TJUE, «el mejor método de comparación de estadísticas
consiste en comparar, por una parte, las proporciones respectivas de trabajadores que reúnen y
que no reúnen el requisito de dos años de empleo exigido por la norma controvertida entre la
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mano de obra masculina y, por otra parte, las mismas proporciones entre la mano de obra
femenina» («Regina», 1999, §59).
62Con datos como esos se resolvió el caso «D. H. y otros» (2007) de la Gran Sala del TEDH. La
información con la que contaba el tribunal, y a partir de la cual consideró configurado un caso
de discriminación indirecta, indicaba que «el 56% de todos los estudiantes asignados a escuelas
especiales en Ostrava eran gitanos; por el contrario, los gitanos representaban sólo el 2.26% del
número total de alumnos que asisten a escuelas primarias en Ostrava. Además, mientras que
sólo el 1.8% de los alumnos no gitanos estaban matriculados en escuelas especiales, el
porcentaje de todos los gitanos de Ostrava orientados a estas escuelas ascendía al 50.3%»
(§190).
63Denomino un enfoque de los hechos de tipo «individualizado» a aquel discurso que versa
sobre hechos que el hablante presenta como eventos únicos e irrepetibles, que poseen una serie
de atributos que ningún otro posee.
64Esto ha sido destacado expresamente por la Corte Suprema del Reino Unido, según la cual
una de las características de los supuestos de impacto discriminatorio es que «no se requiere
que la [disposición, criterio o práctica] en cuestión ponga en desventaja a todos los miembros
del grupo que comparten la característica protegida particular» («Essop and others v. Home
Office», 2017, §27, traducción e itálicas propias).
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En este sentido: Lippert (2014, p. 36), Thomsen (2017, p. 3), Altman (2020, p. 32), entre
67
muchos otros.
68Es común que en los supuestos de discriminación indirecta los tribunales usen el lenguaje de
la causalidad para referirse a la relación requerida entre un factor y un impacto
discriminatorio. Esto lo observa Gastwirth (1997, p. 290), en general, respecto de la
jurisprudencia antidiscriminatoria de la Corte Suprema estadounidense. Y puede advertirse
expresamente para los supuestos de discriminación indirecta en: «Wards Cove Packing Co. v.
Atonio» (1989), p. 657; «Texas Department of Housing and Community Affairs v. Inclusive
Communities Project» (2015), p. 20. La Corte Suprema del Reino Unido se expide en el mismo
sentido en «Essop and others v. Home Office» (2017), §25.
69 Aunque atención aquí: este tipo de premisas podrían requerir argumentación y prueba.
70 El caso «Biao v. Denmark» (2016) del TEDH brinda un buen ejemplo de esta clase de
vínculos. La norma reputada indirectamente discriminatoria establecía una diferencia entre
quienes obtuvieron su ciudadanía danesa por nacimiento y quienes la obtuvieron por
naturalización, que tenían un origen étnico distinto al de los demás ciudadanos. Perjudicaba a
los segundos estableciendo un plazo de 28 años para que pudieran solicitar la reunificación
familiar en Dinamarca. La relación entre la norma y el trato perjudicial es analítica: en virtud
de la primera, el trato perjudicial resulta obligatorio.
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71 Véanse las circunstancias relevantes del Amparo Directo 9/2018, resuelto por la Suprema
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73 Tales efectos se imputan a las normas con independencia de los motivos que llevan a las
personas a actuar como lo hacen, por el simple hecho de que se encuentran implicados en su
contenido o son consecuencias de los implicados en su contenido. Les llamo «inherentes» para
distinguirlos de otros efectos que también producen las normas jurídicas y que podríamos
denominar «coligados»: todos aquellos que no son los resultados o las consecuencias de sus
actos de cumplimiento. Efectos coligados de las normas jurídicas podrían ser los llamados
«incentivos» (hartamente estudiados en el ámbito del Análisis Económico del Derecho): la
vigencia de una norma puede hacer que las personas tiendan a actuar de determinadas
maneras, con independencia de las conductas que configuran sus actos de cumplimiento. Por
ejemplo, una norma que disminuya la carga impositiva de las donaciones seguramente
incentive la realización de tales operaciones. El aumento de las donaciones a partir de ello sería,
en la terminología propuesta, un efecto coligado de la norma. Su efecto inherente, en cambio,
sería el pago del tributo –cualquiera sea– una vez formalizado un acto jurídico de ese tipo.
74Conf. von Wright (1963a, pp. 70-73). Para este autor el «carácter», el «contenido» y la
«condición de aplicación» son tres elementos que todas –o casi todas– las normas tienen en
común, empezando por las que son prescripciones. Es así que los denomina conjuntamente
como núcleo normativo.
75Una norma jurídica, enseñan Alchourrón & Bulygin (2012), puede reconstruirse básicamente
como la correlación entre un «caso» (sus condiciones de aplicación) y una «solución» (su
carácter más su contenido).
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76Limito este análisis a las normas deónticas o regulativas (las prescripciones), aquellas dirigidas
a influir sobre la conducta humana (obligando, prohibiendo o permitiendo cierta clase de
acciones).
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Pues bien, es en las situaciones (c) y (d) donde parece aceptable calificar a
la conducta considerada como el «acto de cumplimiento» de la norma dada y,
en caso de que consista consistir o produzca impactos discriminatorios,
atribuírselos (en todo o en parte) a dicha norma.
77 Se puede establecer el mandato o la permisión tanto de una acción como de una omisión.
78 Sin embargo, cabe tener en cuenta que la idea de discriminación múltiple es definida en
algunas ocasiones de manera más amplia, abarcando lo siguiente: la discriminación sucesiva
sufrida por una misma persona en virtud de distintos atributos protegidos; la discriminación
aditiva provocada por la posesión de más de un atributo protegido; y la discriminación
interseccional, similar a la anterior pero sin poder escindir el efecto individual de cada factor en
el trato. Véanse: Bello (2020, pp. 85-88), Consiglio (2020, p. 124). Las dos últimas variantes
también pueden ser analizadas, como se hace aquí, como dos efectos distintos de la idea de
atributos protegidos.
79 La literatura sobre el tema es vasta. He tenido en cuenta especialmente las siguientes fuentes:
Crenshaw (1989, 1991), Weldon (2008), Davis (2008), Fredman (2011, pp. 139-143), Carastathis
(2014), Collins & Bilge (2016), Cooper (2016), Stoljar (2018), Altman (2020). Por un paneo
general sobre los orígenes conceptuales de la interseccionalidad como categoría jurídica: La
Barbera (2017).
80 La configuración de esta variante requiere, así presentada, de una doble comparación. Una
con quienes no poseen ninguno de los atributos en cuestión, para establecer si se configura o no
un «trato desigual» a su respecto. Y otra entre quienes poseen sólo uno de ellos, para establecer
si se configura o no la variante «interseccional» (o, en caso contrario, la que se denominará
variante «simple»).
81El aporte teórico de Crenshaw se ha alimentado, como ella misma da cuenta, de prolíficos
debates previos acerca de las múltiples formas en las que tales colectivos son sometidos o
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perjudicados socialmente. Acerca de los orígenes de esta idea véase, entre otras fuentes: Davis
(2008, pp. 72-73), Carastathis (2014, pp. 304-307), Cooper (2016, pp. 387-389), Collins & Bilge
(2016, pp. 3-4).
82 Conf. Stoljar (2018, p. 75).
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El concepto de discriminación. Una redefinición para el discurso jurídico
83 Esto surge claramente de las fuentes mencionadas al comienzo del apartado y es uno de los
puntos de partida de su análisis en Collins & Bilge (2016, Capítulo 1). Hay quienes sugieren,
incluso, que la indeterminación del término (y los múltiples significados a él asociados) ha sido
el secreto de su éxito en el ámbito académico (Davis, 2008, pp. 68-70).
84En una acepción, que no abordaré aquí, se utiliza el término para hacer referencia a una
postura acerca de cómo se conforma la «identidad» de las personas. Sobre este debate y su
vinculación con el esencialismo identitario, véase: Cooper (2016, pp. 389-397), Stoljar (2018, pp.
74-75).
85 Sigo aquí la definición presentada por Weldon (2008, p. 195 y ss.) y adoptada también en
diversas fuentes. Carastathis (2014, pp. 307-309), por ejemplo, aboga por entender a la
interseccionalidad como un «paradigma de investigación». Lo mismo Collins & Bilge (2016, pp.
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15-16), quienes la presentan, de modo general, como una manera de entender y analizar la
complejidad en el mundo, en las personas y en la experiencia humana.
86 En un sentido similar: Lippert-Rasmussen (2014, Capítulo 3); Schauer (2018, p. 42).
87 En Schauer (2003, Capítulo 4) se presenta y estudia más detenidamente este ejemplo.
88 Véase: Schauer (2018, p. 43).
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El concepto de discriminación. Una redefinición para el discurso jurídico
5. Conclusiones
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Elementos de la
Especies Criterio clasificatorio
definición genérica
(1) «Tratar a unas -Fáctica (F) El factor del trato: consiste en acciones (F) o en normas
personas peor (N).
que a otras…» -Normativa (N)
(2) «En virtud de -Directa (DD) El nexo entre el criterio de distinción y la posesión de
que poseen cierto atributos protegidos: la distinción se basa en poseer
tipo de -Indirecta (DI) atributos protegidos (DD) o, sin darse lo anterior, su
atributos…» aplicación produce efectos particularmente perjudiciales
sobre quienes los poseen (DI).
(3) «Sin una -Estadística (E) La selección de los atributos en que se basa una
justificación distinción: se considera justificada por la relevancia
suficiente» -No-estadística estadística de su posesión respecto de la posesión de
(E) otros (E), o no (E).
6. Bibliografía
91En cuanto a esta clase de conceptos, véase el panorama delineado en: Väyrynen (2021).
Puesto en los términos de Hare (1952, pp. 117-126, 1963, pp. 7-10, 22-25, 1989, pp. 123-125),
podría decirse que «discriminación» −como lo definimos− es un término «secundariamente
evaluativo», uno que tiene tanto un significado descriptivo con uno evaluativo.
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«Caso de las Niñas Yean y Bosico». Serie C No. 130. 8 de septiembre de 2005.
«Guevara Díaz vs. Costa Rica». Serie C No. 453. 22 de junio de 2022.
«Essop and others v. Home Office (UK Border Agency)». [2017] UKSC 27. 5 de
abril de 2017.
«Mc Donnell Douglas Corp. vs. Green». 411 U.S. 792. 14 de mayo de 1973.
«Wards Cove Packing Co. v. Atonio». 490 U.S. 642. 5 de junio de 1989.
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«Costa Ludueña, Peter Harry c/ UBA s/ amparo ley 16.986». Fallos: 344:3132.
28 de octubre de 2021.
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