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Un Chirrido y un Rugido
Fuego y Cenizas
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Apareamientos a la Medianoche 3
Fuego y Ceniza
Gabrielle Evans
3
El mundo paranormal está en caos. Los Ancianos están cansados
de que sus jóvenes solo piensen en divertirse, causando problemas
y peleando entre ellos. Todos los que asisten a la Conferencia de la
UPAC ahora tienen veinticuatro horas para reclamar un compañero
de una diferente especie. Si no lo hacen, nunca tendrán pareja. El
hechizo ya ha empezado a correr. No hay escapatoria al
Apareamiento de Medianoche.
Sí, ese tipo de mierda. Era algo bueno que el mayor lo mencionase.
Mucho más alto y mucho más sexy de cerca, el hombre que había
visto hacia minutos, aparentemente había despachado a su multitud
de admiradores. Tomando su mano con cautela, le permitió que lo
ayudara a ponerse de pie, luego dio varios pasos apresurados a la 9
salida.
—Marca el camino.
—Zaiden Reed.
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CAPITULO 2
—¿Lo hiciste a propósito?
Puso los ojos en blanco. Haría carbón con el tipo en tres segundos.
El ladrido de Zaiden no lo asustaba ni un ápice. —Me gustaría saber
exactamente a quién acabo de unirme. —Arqueó una ceja, cruzó los
brazos sobre el pecho y esperó.
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—Sprite1.—Zaiden mordió la palabra, prácticamente escupiéndola.
No sabía mucho sobre los fae, pero sí que los Sprite se apareaban
a través de un intercambio químico con su saliva. Nunca jugaban
hockey de amígdalas hasta que elegían a un compañero, y parecía
que él acababa de recibir ese honor. Aun así, si lo hubiera sabido, no
habría atacado a Zaiden de esa manera. Ahora se sentía mal, y todo
era culpa del maldito Sprit.
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Un sprite o duende es una entidad sobrenatural. A menudo se representan como criaturas parecidas a
las hadas o como una entidad etérea.
Entonces este lo golpeó en la parte posterior de la cabeza. Se giró,
su boca se abrió nuevamente. —¿Por qué diablos fue eso?
—Enfócate.
—¡Asher!
Aparentemente no.
—Asher Deacon—dijo.
—Zaiden Reed.
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Capítulo 3
25
y viceversa.
—Oh, no me jodas—gimió Zaiden.
—Sí, esa es la siguiente parte—Se giró a un lado, acurrucándose
formando una pelota cuando su estómago se contrajo violentamente.
El sudor fluía como si fuera un río, empapando el suelo debajo de él.
Sus ojos se agrandaron, jadeó cuando las llamas parpadearon y
murieron en su piel, chamuscando la alfombra debajo suya.
—¿Asher? ¿Cuál es la siguiente parte? ¿Qué está pasando?
—Voy a incendiar mi maldita casa —murmuró.
Sacudiendo la cabeza para despejarse, releyó las instrucciones
otra vez, antes de responder a las preguntas frenéticas de Zaiden.
—Tenemos que consumir nuestro apareamiento al menos una vez
cada veinticuatro horas.
—Es una maldita broma, ¿verdad? —Zaiden gritó.
—No. Lo dice aquí mismo en blanco y negro.
—¿Durante cuánto tiempo? ¿Sólo las primeras veinticuatro horas
o qué?
—Dice que hasta la próxima reunión. Por lo tanto, durante los
próximos cuatro años hasta que el 29 de febrero llegue otra vez.
—¿Y qué pasa si no lo hacemos?
—Supongo que lo mismo que si no encontramos un compañero.
Enloqueceremos. Perderé mi fénix y tú tu magia. —Una larga pausa
se encontró con sus palabras. Incapaz de soportar el silencio por más
tiempo, habló de nuevo. —No puedo vivir sin mi fénix, Zaiden.
Estaba tan enojado, estaba listo para salir de ese castillo sin
pensar en las consecuencias. —Estoy de acuerdo en que es una
locura, pero no puedo perder mi pájaro.
—Lo sé—susurró Zaiden. —No dejaré que eso ocurra. ¿Dice
cuánto tiempo tenemos para arreglar esto?
Volvió a leer la carta por cuarta vez. —No, pero a juzgar por la
forma en que me siento ahora, creo que no es mucho. Unas pocas
horas tal vez. No más de seis o algo así.
Esperó a que hablara el otro lado de la línea, donde estaba su sexy
Zaiden.
—¡No puedo hallar un vuelo que me lleve allí en seis horas! —
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Cerró los ojos, gimió cuando otra oleada de dolor y calor lo atravesó.
—Iré a buscarte.
—¿Me estás escuchando? No hay vuelos. En ninguna dirección.
—Zaiden, hombre, soy un maldito pájaro, y un fénix, tengo el
asunto controlado. Puedo hacerlo en tres horas.
—¿Estás seguro de que estás bien para cambiar y volar tan lejos?
La preocupación de Zaiden le sacó una suave sonrisa.
—Honestamente, no estoy seguro, pero no veo otra opción—
Gruñendo por el dolor, intentó sentarse y después cuidadosamente
comenzó a ponerse de pie. —No voy a poder llevar nada conmigo,
pero necesitaré mi teléfono y algo de ropa para cuando llegué allí.
—Me encargaré de eso. Ten cuidado. ¿Necesitas la dirección?
—No. Puedo sentirte—Frunció el ceño y negó con la cabeza. —No
puedo explicarlo, pero te encontraré.
—Te estaré esperando.
Colgó el teléfono, agarró su billetera del bolsillo de sus jean y luchó
para ir hacia la puerta. Salió al aire nocturno, miró por encima de su
hombro, echó un último vistazo a su pequeño hogar junto a la playa,
luego cerró la puerta y después cerró los ojos, mientras llamaba a su
fénix.
El cambio fue mucho más largo, mucho más doloroso de lo habitual,
pero finalmente lo pudo hacer. Tomó el teléfono y la billetera con sus
garras, extendió sus alas rojas y doradas y tomó vuelo sobre las
aguas del Caribe.
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casa es mía. Conozco algunas personas por aquí, aunque no los
llamaría amigos.
—Está bien, entonces nos quedaremos.
Inclinando la cabeza hacia un lado, miró a su compañero
curiosamente. —¿Así?
Asher se encogió de hombros adorablemente. —Tengo un amigo
en México, podemos visitarlo en cualquier momento Tengo más
dinero del que sé qué hacer con él, así que realmente no necesito
trabajar. Me mudaré y seré tu ama de casa. —Le dio un guiño
travieso.
Resopló, casi tirando leche por su nariz. —¡Cómo es que tienes
tanto dinero?
—Bueno, cuando has vivido tanto como yo, es solo acumular.
—¡Bueno, mierda! —No había querido llegar aun a esa parte de
la charla. Oh, bueno, mejor solo arrancar la tirita y poner sal sobre
sus heridas. —¿Exactamente cuántos años tienes?
La frente de Asher se arrugó, contrayendo la nariz. —Quizás un
poco más de cuatro mil.
Comenzó a toser, ahogándose con el bocado que acababa de
tomar. —Cuatro mil—jadeó. —Y pensé que yo era viejo con
doscientos.
Poniendo los ojos en blanco, la sonrisa nunca se marchaba de la
hermosa cara de su compañero. —Soy un fénix, hombre, el epítome
absoluto de la inmortalidad.
Frunció el ceño, mientras apuñalaba la comida restante en su plato.
—Sí, sobre eso. —Habló sin mirar a Asher. —Perdí mi magia—dijo
bruscamente.
La habitación se mantuvo silenciosa durante un largo momento.
Cuando él se volvió demasiado, levantó la vista para estudiar la
expresión de su amante. Tristeza y shock lucharon por el dominio en
el rostro de este. Sus ojos marrones dorados se posaron sobre él con
su intensidad, como si le observara directamente el alma.
—¿Cómo?
Suspirando, apartó su plato, ya no sentía hambre. —Sucedió en la
última reunión. En resumen, confié en el hombre equivocado, y él me
jodió. 35
—¿Otro fae? —Asher preguntó en voz baja.
—No. —Negó con la cabeza. —Un brujo. Le hizo a mi magia
cuando estábamos teniendo sexo. —Gruñó la última palabra cuando
la amargura del recuerdo lo cubrió.
—Lo amabas.
Sin levantaros ojos, asintió lentamente. —Sí, lo amaba.
¿Qué tan mal estaba? Darkin no había sido su amante. El hombre
había sido su obsesión durante casi tres décadas, y él no lo pensó
dos veces antes de saltar al fuego, cuando el brujo finalmente mostró
una pequeña chispa de interés. Había oído todas las historias, todos
los rumores sobre las fechorías de Darkin. Pero los dejó todos a un
lado, reacio a creer lo peor sobre el hombre al que todos sus
pensamientos habían perseguido durante tanto tiempo.
El sexo había sido rudo, casi brutal, y lo siguiente que supo, es que
se había quedado sangrando y sollozando en el medio de la
habitación, con su cara oculta sobre la alfombra para ocultar su
vergüenza. Débil como un recién nacido con la repentina pérdida de
su magia, se había esforzado por ponerse de pie y fue directamente
a la ducha para limpiar su humillación.
—Lo siento —, Asher susurró, y realmente lo dijo. —Si es así, ¿por
qué no vives con tu clan?
Mirando a los ojos de su compañero, asintió de nuevo. Después
de que se hubiera duchado en el castillo, hizo sus maletas, tomó el
primer vuelo a casa, tomó las pocas cosas que tenían algún valor
para él, y los dejó sin decir una palabra a nadie. De ninguna manera
podría enfrentar a su familia, y mucho menos a todo el clan, y
contarles sobre qué le permitió al brujo hacerle.
—Estaba muy avergonzado para decírselo a alguien, así que me
fui. Quiero decir, ¿qué tipo de Fae no tiene magia?
—Y ahora qué has perdido tu magia, estás envejeciendo como
humano —Asher descifró. Maldita sea, el hombre era inteligente.
—Sí. Lo siento. No quise hacerte esto, acortar tu esperanza de vida.
Para su completo desconcierto, Asher comenzó a reír.
—Amigo, ¿cómo muchas veces te he dicho que soy un maldito
fénix? No morimos, podrías apuñalarme en el corazón ahora mismo,
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y yo simplemente irrumpiría en llamas y renacería. —Él sonrió y bajó
la cabeza. —Como mi pareja, nuestros hilos de vida están
entrelazados. Bienvenido a la inmortalidad.
Abrió la boca para responder, luego la cerró y frunció el ceño.
Finalmente, revisando los confusos pensamientos en su cerebro,
expresó lo primero que se surgió claramente.
—Así que, ¿vuelves a ser un bebé otra vez cuando mueres? —Él
negó con la cabeza. —Es solo que es tan malditamente raro, pero no
voy a tener que limpiarte el trasero ni a cambiar tus pañales.
Asher se echó a reír, golpeando la mesa con el puño y haciendo
que los cubiertos chocaran contra sus platos. —No me convierto en
un bebé — jadeó a través de sus carcajadas. Sí, estallaré en llamas,
pero seré igual que ahora. El fuego simplemente me cura. Todo el
asunto del nacimiento, es solo una especie de simbolismo.
Sonrió, exhalo con alivio. —Gracias, misericordia, porque me
asustaste por un momento.
—Entonces, entiendo que no quieres tener hijos. —Asher arqueó
una ceja. —Pensé que los machos hembras podrían quedar
embarazados, al igual que las hembras.
—No, nunca me había imaginado a mí mismo como padre. Sí, los
hombres faes llevan niños, pero yo no puedo. Los hombres no están
hechos para el parto. La habilidad viene de nuestra magia. Sin la mía,
no puedo impregnarme. —Asher sonrió maliciosamente. —Entonces,
no tengo que preocuparme por no preñarte cuando te esté follando
contra la pared. Es bueno saberlo.
Gimió, cuando su polla se crispó y su culo se tensó con fuerza.
—Sé amable.
—¿Cómo de amable te gustaría que fuera? —Asher ronroneó.
Bajando su servilleta, la tiró cuando vio la cara de su pareja.
—¿Quieres mi cama o el sofá?
—¿Qué hay de nuestra cama? —Asher movió sus cejas,
sacándole una risa estrangulada de los labios
—Vas a hacer mi vida muy interesante, ¿verdad? —Asher se
levantó de su asiento y recogió los platos.
—Bueno, ciertamente estoy intentándolo.
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Capítulo 5
41
—Bueno, se trata de mí y Denise, pero sobre todo de mí.
Asintió y sonrió. Tenía una idea de a dónde conduciría la
conversación. Había tenido una idea, acerca de Andrew, desde hacía
varios meses.
—Hemos venido a usted por un tiempo, y las cosas no están
mejorando. De hecho, están empeorando. Debo dejar de mentirme a
mí mismo... y a mi esposa.
Asintió de nuevo, mientras se sentaba en su silla. —¿Y en qué has
estado mintiendo, Andrew?
—No me siento atraído por Denise —, espetó su paciente. Apretó
los labios fuertemente, mientras giraban hacia abajo en las esquinas.
—Yo... no me atraen para nada las mujeres —, murmuró.
Sonrió suavemente. —¿Le has dicho a Denise?
Andrew negó con la cabeza rápidamente. —Todavía no se lo dije
a nadie. Quería hablar contigo primero. ¿Crees que soy gay?
Continúo sonriendo y arqueó una ceja. —Eso no es algo que pueda
decirte. ¿Qué piensas? ¿Cómo te sientes? ¿Te atraen otros
hombres?
Andrew no se movió ni habló durante varios minutos. Luego inclinó
la cabeza una vez, lenta, casi imperceptiblemente.
—Sí, encuentro atractivos a otros hombres. —Lo miró a los ojos
con tal intensidad, que casi sintió la necesidad de mirar hacia otro
lado. —Me encuentro pensando, soñando... fantaseando sobre un
hombre en particular.
—¿Has hablado con este hombre? ¿Sabe cómo te sientes? —
Negando con la cabeza, Andrew comenzó a juguetear con los
botones de su camisa. —No, él no lo sabe. ¿Qué debería hacer, Dr.
Reed?
—No me corresponde a mí decidir. Te ayudaré de cualquier forma
que pueda, pero debes tomar la decisión y decírselo a tu esposa.
Pasaron otros minutos en silencio, antes de que Andrew moviera
la cabeza.
—¿Me ayudarías a decirle? ¿Puedo traerla aquí?
Se debatió por un momento antes de contestar. —Te ayudaré,
42
Andrew. Entiendo que sientes que necesitas un lugar seguro para
expresar estas emociones. Sin embargo, quiero que pienses en
hablar solo con Denise. Es una buena mujer, y creo que será más
comprensiva de lo que piensas.
—Está bien —murmuró Andrew. —Lo pensaré.
—Bueno. ¿Hay algo más que quisieras discutir hoy?
—No. Estos sentimientos seguían burbujeando dentro de mí, y no
sabía a dónde ir, o con quién hablar de ellos.
Andrew se levantó de su silla y arrastró los pies. —Gracias por
escuchar, Dr. Reed.
Él también se puso de pie y le dio una palmadita en el hombro. —
Gracias por hablar conmigo, Andrew. Sé que esto es difícil. Puedes
venir y hablar conmigo en cualquier momento, ¿de acuerdo? —
Esperó el asentimiento de cabeza de Andrew, antes de darle otra
palmada en el hombro y alejarse.
—¿Es gay, Dr. Reed?
—Sí—respondió de inmediato. Aunque normalmente no compartía
nada sobre su vida personal con los pacientes, Andrew tenía miedo
y buscaba apoyo. Si pudiera ofrecer al hombre incluso un poco y de
comodidad, lo haría.
Andrew asintió y una suave sonrisa se dibujó en sus labios.
—Gracias —dijo en voz baja. —Te llamaré.
—Hazlo—Vio a Andrew deslizarse por la puerta, luego se volvió
hacia su escritorio. Tenía la sensación de que escucharía a Andrew
George antes de su próxima cita programada.
Su teléfono comenzó a vibrar, moviéndose a través de la parte
superior de su escritorio, mientras zumbaba contra la madera.
Levantándolo, sonrió al ver el nombre de Asher en la pantalla.
El primer día que estuvieron separados desde la llegada de este y
su compañero no parecía estar bien con la separación. La sola idea
hizo que su sonrisa se ampliara y se hiciera un poco más brillante.
—Hola, Asher. ¿Ya me extrañas? sólo ha pasado una hora desde
que me fui —, bromeó.
—Uh, ¿puedes venir a casa? —Este sonaba nervioso, y su voz
temblaba, mientras hablaba, poniéndolo en alerta.
—¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Qué hiciste?
—¡No hice nada! —Asher dijo bruscamente. —¿Por qué asumes 43
automáticamente que hice algo mal?
—¿Asher? —Gruñó, advirtiéndole.
—Fue solo un pequeño accidente.
—¿Podrías decirme algo más? —Se paseó por su oficina,
pasándose los dedos por su largo cabello rubio mientras su corazón
galopaba dentro de su pecho.
—Prendí fuego a la casa, ¿está bien? —Asher gimió como si
hubiera sido apuñalado.
Se congeló a mitad del paso, y su boca se abrió.
—Santo cielo —gimió. —Supongo que estás bien ya que estoy
hablando contigo. ¿Llamaste al departamento de bomberos?
—No, yo lo apague, pero solo necesito que vengas a casa, ¿está
bien?
—¿Qué no me estás diciendo?
—Sólo ven a casa, por favor. —Entonces la línea se cortó.
Capítulo 6
51
el gato Cheshire.
—Caliente o sabroso. ¿Cuál quieres probar primero?
—¿Qué más tienes en esa bolsa pequeña de juguetes? —Cruzó
los brazos sobre el pecho e inclinó la cabeza hacia un lado. No tenía
problemas en hacer las fantasías de su amante realidad, pero
primero quería saber en que se estaba metiendo.
—Solo una cosa más—Zaiden sacó algo que parecía una piruleta.
—Pleasure pops—dijo, mientras se lo pasaba. —No lo
necesitamos, pero era demasiado lindo para no comprarlo.
Con una inspección más cercana, se percató que no era para nada
una golosina. Realmente era un condón de sabor, envuelto en
celofán y unido a un pequeño palito blanco. Tenía que admitir, que
era algo ingenioso.
Devolviéndole el objeto a su pareja, sonrió ampliamente.
—De acuerdo, podemos jugar después de que comamos. Lo digo
en serio. No he comido en todo el maldito día. ¿Dónde está la pizza?
Las mejillas de Zaiden enrojecieron, y dejó caer la cabeza como si
hubiera sido atrapado haciendo algo malo.
—Me emocioné tanto, que olvidé comprar la pizza—musitó.
—Fabuloso —su estómago rugió, demandando sustento.
—Bueno, entonces supongo que es mejor pedir una.
—¿Qué tal si pedimos comida china? Hay un restaurante justo en
la esquina, que es bastante bueno. Sería más rápido.
Zaiden asintió con la cabeza vehemente complacido de haberse
librado de problemas.
—Traeré un poco de todo. ¿Qué te parece?
—Me parece que necesitas mover el culo. —Le guiñó el un ojo y
se giró para salir contoneándose de la habitación.
55
Capítulo 8
61
Merodeó hacia adelante, acechando a su compañero cuando un
gruñido bajo y retumbante comenzó.
—¿Qué piensas hacer con esta salsa de chocolate, bebé?
Asher se detuvo, mientras se bajaba los jeans y fruncía el ceño.
—¿Por qué haces eso?
También se detuvo, inclinando la cabeza hacia un lado en
confusión.
—¿Hacer qué?
—Solo me llamas bebé cuando estás caliente. ¿Por qué?
Por más que lo intentó, no hallo una buena respuesta.
—No lo sé. Realmente no lo pienso —, respondió sinceramente—
Los chicos dicen tonterías cuando están pensando con la cabeza
equivocada.
Asher se subió los jeans a sus caderas, y quiso golpearse la frente.
—No quise decir eso, Ash. —Dio un paso hacia su compañero,
pero este lo detuvo con levantando la mano. —Ash, vamos, sabes
que no quise decir eso.
—Solo no lo hagas—Asher negó con la cabeza, mientras lo miraba.
—Te veré en la mañana —dijo rotundamente, luego giró sobre sus
talones y marchó por el pasillo.
Hizo una mueca de dolor cuando oyó que la puerta de la habitación
de invitados cerrarse con fuerza suficiente como para resonar en toda
la casa. Mirando por encima del hombro, miró el sofá y suspiró. Al
menos parecía más cómodo que el anterior.
62
Capítulo 9
75
—Nooo, soy inmortal, ¿recuerdas? Estás atrapado conmigo para
siempre. —Le envió muchos besos a su compañero, después se
agachó junto al carro y caminó más rápido por el pasillo, riendo como
un loco.
A juzgar por los ojos de Zaiden, iba a tener una buena sesión de
montar cuando llegaran a casa. Él, absolutamente, no podía esperar.
Capítulo 11
85
Giró su muñeca hacia un lado y el otro, tirando ligeramente contra
las restricciones.
—No está demasiado apretado, pero quiero tocarte—hizo un
puchero.
—Más tarde—Asher no perdió tiempo mientras le empujaba las
rodillas contra el pecho y empujaba dos dedos bien lubricados dentro
del ansioso culo. —Oh, santo cielo, estás malditamente apretado,
cariño. No me di cuenta. ¿Estás bien?
Cerró los ojos y respiró a través de la quemazón y el ligero dolor
que le hizo Asher al entrar. Aunque su erección nunca bajó, y su
respiración se aceleró hasta que su cabeza empezó a dar vueltas por
la falta de oxígeno. Demonios, ni siquiera recordaba que Asher
hubiera agarrado el lubricante.
—Se siente bien. Sigue. —No estaba mintiendo. Le gustaba un
poco de dolor, justo antes de que el placer fuera todo lo que pudiera
sentir. —Me encanta lo que me haces.
Asher lo estiró rápidamente, todo su cuerpo temblando, mientras
trabajaba para prepararle su agujero. Entonces los dedos
desaparecieron y la punta roma de la polla de Asher se empujó contra
su entrada. Este paró y lo miró como pidiendo permiso. Sólo había
una respuesta que dar.
—Fóllame, Ash. Rápido y duro, lento y suave, de la forma que
desees, cariño.
—No puedo ir lento —, le dijo este entre sus dientes apretados. —
Te necesito demasiado.
—Oh gracias, mierda —, jadeó, mientras su amante se empujaba
dentro hasta la base de un solo empuje.
—Tan apretado. Tan bueno —, gimió Asher mientras marcaba un
ritmo, metiendo y sacando su brillante eje de su apretado canal.
—Tu culo se acaba de tragar mi polla, cariño. Está tan hambriento
de mí.
Se inclinó hacia delante, cubriéndole el cuerpo y empezó a besar
su cuello y pecho mientras marcaba un ritmo duro y rápido que lo
dejó luchando para seguirle el ritmo. —Me corro—advirtió
—No, sin mí no. —Sentándose para acercarse entre sus piernas,
Asher le agarró las caderas, mientras se empujaba dentro de él.
Se empujó contra su amante, encontrándose con cada embestida.
—Acaríciame, cariño. Necesito que me toques. Maldición, necesito
correrme.
86
—No—gruñó Asher. —Te vas a correr sólo teniendo una polla en
tu culo. —Entonces, la mano derecha de Asher estalló en llamas
moradas y naranjas, y se la pasó por el pecho, pasando de su polla
y ahuecando su pesado saco. —Córrete para mí —, susurró tan
suavemente que apenas le escuchó, pero no tuvo más elección que
obedecer.
El calor se esparció a través de él, ahogando su grito de
culminación en sollozos, mientras chorros de leche perlada salía de
la cabeza de su polla y pintaba su pecho y estómago. Se le pusieron
los ojos en blanco, mientras su corazón aporreaba su pecho,
golpeando su esternón como un martillo.
—Quédate conmigo, Zaid —, ordenó Asher, mientras tiraba de sus
caderas y empujaba dentro una vez más. Se congeló, sus ojos
cerrándose, mientras su cuerpo se retorcía y temblaba, caliente lava
le llenó el culo, mojando sus paredes internas y sacando otro suave
gemido de su pecho.
Asher se desplomó sobre él, dándole suaves besos en los labios.
—Increíble —, susurró tiernamente.
—Siempre lo es—le contestó, todavía intentando recuperar el
aliento.
—No conseguí jugar con mi chocolate—Asher hizo un puchero.
—La próxima vez, cariño. Lo prometo. —Adoraba la forma en que
el labio inferior de su compañero sobresalía, la forma en que sus ojos
se arrugaban en las esquinas. Movió las esposas contra el cabecero
y arqueó una ceja. —Suéltame para que podamos limpiarnos.
Asintiendo una vez, Asher se sentó, saliendo de su cuerpo, y se
movió a la mesita de noche para agarrar las llaves. Rápidamente
abrió las esposas tirándolas a un lado y frunció el ceño, mientras le
restregaba las muñecas para devolver la circulación.
—¿Pasa algo Ash?
—Las esposas te han marcado. —Le alzó la mano, pasando sus
dedos por la roja piel de sus muñecas. —No pensé que harían eso.
—Sólo un poco—le aseguró. —Habrá desaparecido por la mañana.
Estoy bien.
—Me lo dirías si te hiciera daño, ¿verdad? 87
La angustia en los ojos de Asher tiró de su fibra sensible. Abrió los
brazos, atrayendo a su amante contra él. —No me hiciste daño, así
que detente. Disfruté cada segundo.
Una mano se deslizó por el cabello de Asher, masajeando su cuero
cabelludo. La otra bajó por el lado, sobre su cadera, y rodeó hasta la
grieta de su culo, todavía caliente. Rozó la base del tapón que todavía
estaba dentro del agujero de su compañero, tocándolo ligeramente
para que se moviera un poco.
El suave jadeo de Asher se convirtió en un gemido amortiguado,
mientras le empujaba su rostro contra el cuello y se restregaba contra
él. —Se siente bien.
—¿Te gustó estar lleno, mientras empujabas tu monstruosa polla
dentro de mi culo?
Asher asintió contra su garganta. —Nunca sentí nada así. Fue
malditamente fantástico. Se suponía que iba a ser para ti. Sigues
arruinando mis planes.
Rió suavemente, mientras abrazaba a su compañero. —¿Te estás
quejando?
—No. Hay tantas cosas que quiero hacerte…hacer contigo.
—Y tenemos toda la eternidad para experimentar, cariño—Palmeó
la cadera de Asher y suspiró. —Aunque preferiría no pasar ese
tiempo pegados. —Arrugó la nariz, mientras el semen sobre su pecho
empezaba a secarse, haciendo que le picara. —Ducha.
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CAPITULO 13
94
Firmando el paquete, sonrió en disculpa y tomó la caja de las
manos del hombre. —Gracias.
—Que tenga un buen día, señor.
Apretando el paquete en ambas manos, fue rápidamente hacia la
puerta y entró en el dormitorio. —Feliz aniversario —canturreo,
mientras empujaba el regalo a su desconcertado compañero.
—¿Aniversario? —Preguntó este, lentamente estirando la mano
para tomar la caja.
—Hoy hace un mes que estamos emparejados. —Sacó pecho,
orgulloso de sí mismo por haber recordado la ocasión.
Asher se mordió le labio y dejó la caja en el colchón sin abrirla.
—No tengo nada para ti—dijo en voz baja.
Apartando su preocupación, bajó a la cama y empujó la caja hacia
Asher. —No importa. No necesito nada. Ahora, abre tu regalo.
Dándole una pequeña sonrisa, Asher empezó a romper el
envoltorio de la caja marrón y abrió la tapa para revelar una caja más
pequeña dentro. Su boca cayó abierta y su cabeza se alzó para
mirarlo con los ojos muy grandes. —¿Me compraste un portátil?
Asintió entusiasmado. —Siempre estás escribiendo tus pequeñas
historias en esas libretas que tienes. Pensé, que quizás de esta forma,
no sólo podrías escribir más rápido, sino que podrías hacer algo con
ellas. —Su voz se suavizó y acarició la mejilla de Asher con el dorso
de su mano. —Tienes un talento increíble, cariño. Necesitas
compartirlo.
El labio inferior de Asher tembló y la humedad se reunió en sus
ojos mientras seguía mirándolo a los ojos. —Gracias, Zaiden. Esto
significa mucho para mí —murmuró.
—Shh. —Tosió para aclararse la voz. —Corre y termina de hacer
las maletas.
—¿Puedo llevarme mi regalo?
Su corazón se derritió, y su interior se deshizo.
—Lo que quieras, cariño.
95
CAPITULO 14
101
compañero, sus ojos se suavizaron, y asintió lentamente. —Espera
a la policía, y yo iré a empezar a hacer las maletas. Podemos ir a un
hotel, por un tiempo, mientras descubrimos que pasa. Aunque no voy
a huir. Esta es nuestra casa.
Zaiden lo atrajo a un fuerte abrazo, enterrando su rostro en su
cabello y estremeciéndose violentamente.
—Gracias por no discutir conmigo, cariño.
Pasó sus palmas arriba ay debajo de los costados de su
compañero, tranquilizándolo lo mejor que pudo.
—Somos un equipo, recuerdas. A dónde vayas, yo iré.
CAPITULO 15
104
Escupió las palabras y se alejó un paso de su compañero. —Eso es,
si decides venir a casa. Si no quieres estar a mí alrededor, todo lo
que tienes que hacer es decirlo. Mi culo todavía estará disponible
para ti hasta la siguiente reunión, simplemente ¡porque no perderé a
mi pájaro por un patético imbécil como tú!
Esperó a que Zaiden contestara, esperando haber provocado al
hombre para escupir lo que le pasaba realmente. Cuando este sólo
siguió mirándolo, tuvo suficiente. Resopló y puso los ojos en blanco,
mientras pasaba a su compañero que apenas se mantenía en pie y
se apresuraba a entrar en el dormitorio separado. Empezaría a
buscar su propia casa cerca por la mañana. No tenía opción sobre
estar emparejado con el hombre, pero eso no significaba que tuviera
que vivir bajo el mismo techo.
Zaiden rodeó el sofá arrastrando los pies y se dejó caer sobre los
cojines. No sabía que pensar de lo que acababa de pasar. Oh, sabía
que la había cagado…otra vez. Aunque eso no le daba a Asher el
derecho a mentirle. U ocultar información, lo cual, para él, era
equivalente a mentir.
Había sabido que sus acciones podrían hacer daño a su
compañero, nunca debería haber transitado el camino de la
autodestrucción. Había pensado que estaba protegiendo a Asher con
sus acciones. ¿No podía hacer nada bien? Parecía que no importaba
cuanto lo intentara, sólo seguía equivocándose.
Sí, y quizás estaba siendo un sucio hipócrita. Había estado
ocultándole cosas a Asher durante semanas, pero sólo lo había
hecho para mantener a su compañero a salvo. Inclinándose hacia
delante, apoyó sus codos en sus rodillas y se cubrió la cara con las
manos. ¿Por qué todo tenía que ser tan malditamente difícil? Nunca
había querido nada de esto. Especialmente, después de lo que había
pasado con Darkin en la reunión anterior. Nadie merecía tener a
alguien dañado, y eso era exactamente lo que el brujo había hecho
con él. 105
No se había sentido encantado al descubrirse emparejado
accidentalmente con Asher, pero las semanas que habían pasado
juntos habían sido de las más felices de su vida. Se sentía como si
pudiera contarle cualquier cosa, reabrir sus heridas y dejarlas
sangrando a sus pies, y su compañero sólo recogería los pedazos y
los arreglaría. Entonces la locura empezó, y se había asustado.
Nunca permitiría que lo que le había pasado, le ocurriría a su
compañero. Juzgando por los pequeños regalos que habían
aparecido en su puerta, alguien sabía lo que era Asher, su fénix, y
buscaba herir al hombre. No podía permitir que eso pasara.
Perdido en sus pensamientos, se tensó cuando un cuerpo cálido
se deslizó detrás de él en el sofá y brazos más delgados rodearon su
pecho, abrazándolo con fuerza.
—¿Estás preparado para hablar?
La mano de Asher subió por su pecho en suaves caricias y le apoyó
la mejilla contra su nuca. Aceptando el consuelo ofrecido, cerró los
ojos y suspiró. Había intentado las cosas a su manera, y sólo había
conseguido apartar a su compañero, su único amigo y aliado, y
sentirse miserable.
Levantando el rostro de sus manos, acarició el antebrazo de Asher
con sus dedos, amando la sensación sedosa de la piel de su amante.
El sexo había sido increíble durante el último par de semanas, pero
había faltado la cercanía y la intimidad que una vez compartieran.
Echaba de menos sostener a su compañero, escucharlo divagar, o
sólo estar en la casa los domingos por la tarde.
—Te echo de menos—susurró suavemente, sin darse cuenta de
que había dicho esas las palabras, hasta que salieron de sus labios.
—Es gracioso, he estado aquí todo el tiempo. Sólo tenías que dejar
de ser un imbécil y abrir tus ojos.
Sus labios se arrugaron, no luchó contra la sonrisa que apareció
en su rostro. —Sí, también eché de menos eso.
—¿Qué sea un sabelotodo? —Asher rió suavemente y le dio un
suave beso en el cuello. —Háblame, Zaid. Dime qué pasa.
—¿Puedo abrazarte? —No tenía derecho a pedirlo, después de la
forma en que se había comportado, pero no quería más que tener a
su hombre en sus brazos.
—Por favor—susurró Asher, su suave respiración soplándole en la 106
oreja, haciéndolo estremecer. Lo rodeó, gateando en su regazo y
acurrucándose con su cabeza, apoyándola en su hombro. —He
necesitado esto.
Abrazando a su amante con fuerza, cerró los ojos y respiró la cálida
y dulce esencia de su compañero. Asher siempre olía como la
primavera y le encantaba. —Yo también, cariño. Yo, también.
—Hey, ¿Zaid?
—¿Sí?
—También te eché de menos, grandote. —Asher pasó su nariz por
la clavícula y su mano le subió por el pecho. —Incluso cuando estás
aquí, estás a miles de años de distancia. Necesito que vuelvas, ¿está
bien?
Cerrando los ojos, luchó contra las emociones que amenazaban
con abrumarlo. —De acuerdo—se las arregló para susurrar.
—Bien. Puedes empezar diciéndome que pasa por tú cabeza, y
por qué has estado actuando como si tuvieras personalidades
múltiples.
—Pon a hacer café—Señaló hacia la pequeña cafetera que estaba
sobre la mini-nevera. —Me tomaré alguna aspirina. Esto podría llevar
un rato.
107
CAPITULO 16
—Así que, ese fuego morado que creas cuando hacemos el amor.
¿Viene de mí? ¿No puedes hacerlo sin mí? —La cabeza de Zaiden
daba vueltas con la información que Asher le acababa de dar.
—Nop. Sólo llamas naranjas sin ti, cariño. Te lo dije, tú eras mi 111
fuego.
—Sí, comprendo eso. Sólo que no entiendo que tiene eso que ver
con que yo muera, Estás diciendo que, si muero, ¿me llevo tu fuego
conmigo? —Intentó entenderlo con su confuso cerebro. —Pero
tenías tus llamas mucho antes de que yo apareciera.
Asher sonrió suavemente y sonrió. — Sí, lo tenía. Pero cuando me
aparee contigo, y mi fénix te aceptó, te dimos esa llama. —Se inclinó
sobre la mesa y le tomó la mano. —Y enlazamos nuestras almas. Ni
mi fénix ni yo podemos vivir sin nuestra alma.
Su garganta ardió, y parpadeó rápidamente para dispersar las
lágrimas que sentía reuniéndose allí. Probablemente, era lo más
dulce que alguien le hubiera dicho nunca…de una forma
completamente macabra.
—¿Y tú fuego? Dijiste que tampoco podías vivir sin tu fuego.
Asher suspiró y bajó la cabeza a la mesa para restregar su ceño
contra la madera. —¿Me estás escuchando? —Alzó la cabeza y lo
miró a los ojos.
—Tú. Eres. Mi. ¡Fuego! —Golpeó la mesa con su otra mano. —Te
lo regalé cuando nos apareamos. Si tú mueres, te llevas ese regalo
contigo. Adiós, llamas. Adiós, fénix. Adiós, Asher.
—No me gusta esto—No creía que pudiera soportar tanta
responsabilidad. —Recupéralo. No lo quiero.
—Es demasiado tarde. No puedo quitártelo, y aunque pudiera no
lo haría. —Asher sonrió traviesamente y le guiñó un ojo. —Deberás
cuidar mejor de ti y dejar de hacer cosas estúpidas como conducir
cuando estás como una cuba.
La culpa y la vergüenza lo abrumaron, no pudo hablar durante unos
minutos. —Lo siento, Ash. No lo sabía. Nunca habría hecho nada tan
estúpido, si me hubiera dado cuenta de lo que podría pasarte.
—Lo sé. Y es culpa mía, en parte por no darte todos los hechos.
Aunque ahora que lo sabes, espero que atesores y protejas el regalo
que te he dado.
—Siempre—susurró. —Eres mi regalo, Asher. Nunca pensé que
me emparejaría. Después de lo que pasó con Darkin, y la forma en
que me dejó roto, nunca quise ser una carga para alguien más. 112
—No estás roto—le dijo con fiereza. Entonces sus cejas se
juntaron en confusión, y ladeó su cabeza. —¿Quién es Darkin?
—El brujo que se llevó mi magia. Te hablé de él.
—Sí, lo recuerdo. Sólo que nunca dijiste su nombre.
—Entonces, ¿qué hacemos ahora?
—Para eso, no tengo respuesta—le dijo, negando con la cabeza y
levantándose de la mesa. —Tenemos que descubrir quién nos acosa,
porque odio esta estúpida cama de hotel, y quiero ir a casa. Esta
atmósfera no es adecuada para escribir.
Rió, sintiéndose mejor que de lo que había hecho en días, mientras
se levantaba y rodeaba las sillas hacia su compañero.
—Está bien, repasemos los hechos y veamos qué tenemos.
Aunque realmente quiero abrazarte, ¿por lo que podemos hacer eso
en la cama que tanto odias?
Asher rió, mientras se quitaba la camiseta y se dirigía al dormitorio
adjunto. —No es tan mala, cuando hay alguien aquí, con quien
compartirla.
—Quieres decir, cuando yo estoy aquí para compartirla contigo. —
Sus celos, ante la idea de que su compañero estuviera en los brazos
de otro hombre, hirvieron bajo la superficie, y tuvo dificultades para
no expresarlo. —Nadie más, Asher. Nunca nadie más que yo.
—Sabes lo que quiero decir, Zaid. —Asher puso los ojos en blanco,
mientras se bajaba los jeans y apartaba las mantas. —Pierde la ropa
y métete dentro. No puedo dormir sin ti, y estoy exhausto. Podemos
hablar, hasta que me duerma.
Eso sonaba como la mejor idea que había escuchado en toda la
semana. Desnudándose rápidamente, gateó en la cama e
inmediatamente alcanzó a su compañero, atrayendo a Asher a sus
brazos y metiendo la cabeza de su compañero bajo su barbilla.
—Entonces, creo que podemos asumir con seguridad que esta
persona va a por mí—dijo, después de que se acomodaran.
—Sí, creo que esa es una suposición bastante acertada—estuvo
de acuerdo Asher, mientras bostezaba. —Y todavía digo que es ese
hombre, Andrew.
—No hemos sabido de él, desde que fuimos a Memphis. 113
—Lo cual me recuerda, que nunca me llevaste a Nashville. Me lo
debes.
—Ash, por favor intenta centrarte.
—Oh, de acuerdo, pero tiene sentido. Mucho sentido. Andrew
aparece justo cuando estamos a punto de irnos, te dijo que está
caliente por algún hombre, y luego desaparece. Podría haber sabido
que nos íbamos, pero no dijimos por cuanto tiempo o a dónde íbamos.
Eso lo altero.
Tanto como odiaba admitirlo, su pequeño compañero tenía un muy
buen argumento. —Pero por qué no me lo ha dicho. De eso hablamos.
Que debería decirle cómo se siente a esa persona de la que está
enamorado.
—No, tú le dijiste que intentara cortejar al tipo. —Asher resopló. —
Te está cortejando, Zaid.
—¡Desgraciado! Tiene sentido cuando lo dices así.
—Lo sé. Por eso yo soy el listo, y tú sólo estás para verte apuesto
y agarrar las cosas de los estantes altos.
—Mocoso —dijo riendo. —De acuerdo, suficiente por esta noche.
También estoy exhausto, y necesitamos aclararnos las cabezas si
vamos a tratar con esta mierda. Vamos a dormir un poco y por la
mañana, pensaremos que hacer.
—Uh, ¿Zaid?
—¿Sí, cariño?
—Quiero dormir y todo eso, pero hay dos cosas de las que me
gustaría hablar.
Gruñó pero asintió. —Dime.
—Número uno, me acabas de decir que me amas, y realmente me
gustaría hacerte el amor ahora. Y número dos, de todas formas,
tenemos que hacerlo porque si no voy a incendiar la cama en unas
tres horas.
Quería golpearse en la cabeza. Con todo lo que pasaba, todo lo
que acababan de discutir, y todavía sintiéndose un poco mareado por
el licor que había consumido, se había olvidado por completo sobre
114
consumir su apareamiento cada veinticuatro horas.
Hizo una mueca, cuando recordó las noches en que había llegado
borracho al hotel, a penas capaz de levantarse y ardiendo de entro a
fuera. Sabía que tenía que ser peor para Asher porque el hombre
básicamente le atacó cada una de esas noches. Dios, había sido un
imbécil egoísta. Realmente no merecía su perdón.
—Lo siento, cariño.
Asher alzó la mano y colocó dos dedos sobre sus labios, antes de
que pudiera decir algo más.
—No te disculpes, Zaid. Sólo arréglalo.
—Encantado—masculló través de los dedos de Asher. Entonces
sonrió traviesamente y se tiró encima de su hombre. —¿Algunas
últimas palabras antes de que te folle hasta la muerte?
—Oh, eso fue tan malo. Realmente deberías intentar ser sólo verte
apuesto y dejarme pensar a mí.
—Está bien—Se encogió de forma evasiva. —Esperaremos para
ver lo que tienes que decir, cuando acabe contigo.
—Hey, ¿Zaid?
—¿Sí, cariño? —Arqueó una ceja. Realmente le gustaba jugar a
este juego.
—Te amo, ¿está bien?
Todo su cuerpo se ablando por su amante, mientras cubría el
cuerpo de Asher y presionaba un tierno beso en sus labios.
—Lo sé, cariño, y yo también te amo.
115
Capítulo 17
119
y tiró suavemente. —Te ayudare.
Lo soltó abruptamente y giró sobre sus talones para marchar hacia
los ascensores. —Esto no significa que confío en ti —gritó por encima
del hombro. —Si intentas algo, te incineraré y me reiré mientras gritas.
¿Entendiste?
—Entendido—Andrew repitió mientras caminaba junto a él y
sacudía la cabeza hacia la puerta de la escalera.
Asintió y le indicó a Andrew que fuera primero. De ninguna manera
le daría la espalda al hombre en un espacio tan reducido. Andrew
suspiró y empujó la puerta primero, guiando el camino.
Subieron las escaleras de dos en dos hasta la planta baja y se
desplazaron con rapidez, pero de la manera más informal posible a
través del vestíbulo principal del hotel y hacia su Mustang. Una vez
dentro y con el cinturón puesto, presionó el embrague y salió del
estacionamiento, ansioso por encontrar a su compañero.
—¿Cómo puedo llegar a su oficina?
—Por Broadway hacia Commercial, luego directamente a la
izquierda—Andrew respondió con fuerza, mientras agarraba la
manija de la puerta.
Apretó el acelerador a fondo, mientras esquivaba el tráfico,
tocando la bocina y moviéndose entre los coches que se movían más
despacio. Siguiendo las indicaciones de Andrew, se dirigieron hacia
el estacionamiento frente a la oficina de Zaiden, en escasos cuatro
minutos. Dejando el motor en punto muerto, saltó de su asiento y
corrió hacia el automóvil de Zaiden. Tal vez su compañero todavía
estaba dentro del edificio. El alivio intento inundarlo, pero lo impidió
firmemente. Necesitaba ver a Zaiden con sus propios ojos.
—Mira —dijo Andrew, mientras se ponía a su lado y señalaba el
suelo.
Su corazón se contrajo en su pecho, mientras se ponía en cuclillas
y mojaba los dedos en el líquido oscuro acumulado al lado del
neumático trasero. Levantando su mano, su cara cayó sobre el
líquido carmesí manchándola con sus dedos.
Comenzó a levantarse, pero un destello de luz de debajo del
vehículo llamó su atención. Agachando la cabeza y presionando su
pecho más cerca de la acera, se movió a tientas hasta que sus dedos
se envolvieron alrededor de algo frío y duro. Sacando el objeto de
debajo del auto, se puso de pie y miró el celular de Zaiden en su 120
mano. Alguien había puesto sus manos sobre su compañero, lo
había lastimado, y él quería su sangre.
—Tenemos que encontrar a Zaiden.
—No sé dónde buscar, hombre —Andrew cruzó los brazos sobre
el pecho y negó con la cabeza. —Esto es una locura.
Todavía no sabía qué demonios había estado haciendo Andrew en
su habitación de hotel, ni siquiera cómo había sabido dónde
encontrarlos. En realidad, tampoco tenía tiempo de buscar
respuestas en este momento. Tendría que esperar hasta después de
que encontraran a Zaiden. Su fénix clamo, canto una hermosa y
desgarradora canción, mientras buscaba a su compañero perdido.
Se golpeó la frente y gimió. Dios, era un idiota.
—Sé cómo encontrarlo.
—¿Como?
—Tengo que cambiar. Seré atraído hacia él, y mi fénix sabrá a
dónde ir—Movió su cabeza hacia su coche. —Necesito que me sigas,
luego llama a la policía cuando aterrice, ¿de acuerdo?
—Vámonos—Andrew corrió hacia su Mustang y se sentó detrás
del volante.
Quitándose la ropa, pensó, que probablemente debería
preocuparse por las leyes de la decencia pública, pero en este
momento, simplemente le importaba una mierda. Lo único que le
importaba era encontrar a su compañero. Una vez desnudo, cerró los
ojos, extendió los brazos y dejó que su fénix se hiciera cargo.
124
—Ahora pórtate bien, amor. —Las yemas de los dedos de Darkin
le rozaron la piel entre sus omóplatos. —¿Y qué tenemos aquí? Una
marca de apareamiento. ¿Te has emparejado con el fénix? —Sonaba
pensativo, mientras hablaba pronunciándolas lentamente.
Una súbita idea surgió dentro de su cabeza, y se quedó
completamente quieto, intentando calmar su voz y su respiración.
—¿Sabes que es inmortal, ¿verdad?
—Sí, pero también, yo lo soy.
—Es cierto, pero no como Asher. Él no puede ser asesinado. Sin
embargo, no puedes extraer eso de él, ¿verdad? —Dejó que la
sonrisa se filtrara en su voz, incitando al hombre. —Siempre que esté
emparejado con él, tampoco puedo morir. —Bueno, eso no era
exactamente cierto, pero esperaba que Darkin no lo supiera.
—¿Qué estás tratando de decir? ¿Qué debería aparearme con el
fénix? —Darkin se burló de la idea, pero podía oír la duda en sus
palabras. —Verdadera inmortalidad —, murmuró el hombre.
—Sí. Imagina el tipo de poder que te traería. Tendríamos que
aparearnos a los dos —, se apresuró a agregar. —Ya estamos
emparejados y no podemos romper el vínculo. No puedes reclamarlo
como tu pareja, a menos que nos aceptes a los dos.
La habitación permaneció en silencio durante varios largos y
agonizantes minutos. Permaneció en silencio, rezando para que su
loco plan funcionara. Solo necesitaba a Darkin para liberar el hechizo
vinculante. Si podía atraer a al brujo hacia una falsa sensación de
seguridad, jugar con su ego, entonces tal vez tendría la oportunidad
de sobrevivir.
Por supuesto, todo era solo palabrerío. Su apareamiento había
sido grabado en el libro de registro, el sello forjado, y Asher o él ya
nunca podrían reclamar o ser reclamados por nadie más. Si Darkin
hubiera estado en la reunión, lo sabría. No lo había visto allí, pero
había estado deliberadamente ocultándose en las sombras para no
llamar la atención y las preguntas incómodas de su antiguo clan.
—¿Por qué no estabas en la reunión? — Soltó con pánico.
Darkin rió tenebrosamente.
—Parece que una de mis ... adquisiciones se molestó bastante,
cuando tomé su habilidad para manipular el agua. Fue a llorar a los
Ancianos en la última reunión. He estado escondido desde entonces.
La última reunión. No solo había sido más que un juguete y una 125
fuente de poder para el bastardo, sino que no había sido el único en
sufrir esa noche. El saberlo solo sirvió para hacerlo sentir como una
puta barata. ¿Qué había visto en este hombre?
Gritos musicales recorrieron la habitación, hermosos y
sorprendentes, pero podía detectar la amenaza subyacente en la
llamada de su compañero. Aún así, el sonido se calmó y lo consoló,
recordándole la fuerza que poseía su amante. Asher podría cuidarse
solo. No necesitaba su protección.
En todo caso, en este momento necesitaba su propio héroe. El grito
de Asher resonó por la habitación de nuevo, más fuerte y más cerca.
Mordiéndose el interior de la mejilla para no sonreír, se relajó contra
el edredón y esperó. Su compañero estaba enojado, y Darkin estaba
a punto de entregarle su culo.
Asher voló en círculos sobre el cielo, rozando justo sobre el techo
de su casa, siguiendo la cuerda que lo conduciría a su compañero.
Mantuvo un ojo en la calle, esperando hasta que vio que su Mustang
se detenía en la acera antes de aterrizar sobre las tejas y dejar
escapar otro fuerte grito. No sabía quién estaba dentro de la casa con
su amante, pero sabía que eran sobrenaturales y extremadamente
poderosos. No le importaba nada. Incendiaría al bastardo hasta sus
cimientos y luego escupiría las cenizas. Nadie tocaba a su pareja.
Aferrándose a la cúspide del techo con sus garras, inclinó la
cabeza y cruzó las alas, tratando de calmar su rabia para volver a ser
humano. Le tomó varios minutos respirando profundamente antes de
sentir que sus plumas comenzaban a retroceder, dando paso a su
habitual piel cremosa. Su torso se encogió, sus extremidades se
alargaron, y su largo pelo color ébano se desplegó sobre sus
hombros. Al abrir los ojos, sacudió la cabeza para quitarse la
desorientación que sentía y se puso de pie, lentamente. Observó a
Andrew bajar desde el asiento del conductor de su Mustang y sacar
su teléfono móvil del bolsillo.
—Sin policía —le dijo. Sabía que alguien en la casa lo oiría, pero
su fénix estaba tan enojado, clamando por su compañero, que ya
126
deberían saber que había llegado. —Quédate fuera.
—Voy contigo—dijo Andrew, corriendo por el jardín delantero hacia
la puerta principal.
Suspiró y negó con la cabeza. No tenía tiempo como para discutir
con el chico. Solo esperaba que el idiota no fuera asesinado.
Corriendo apresuradamente por el techo, se deslizó por el enrejado
que trepaba por el revestimiento de la parte posterior de la casa.
Acercándose a la ventana de su dormitorio, se inclinó profundamente,
alzando su chispa, abanicándola y avivándola, formando las llamas
en sus manos.
Dirigió toda su energía en la bola de fuego del tamaño de una
pelota de béisbol, inspiró profundamente y la arrojó hacia el vidrio
que lo separaba de su compañero. Se elevó por el aire, rompiendo la
ventana e invadiendo la habitación. Un fuerte estrépito, maldiciones
y el grito ahogado de su compañero siguieron rápidamente mientras
echaba a correr y se impulsaba a través del enorme agujero hacia la
casa.
—¡Asher!
Rodando por encima del piso, se detuvo abruptamente cuando
chocó con la puerta de la habitación. Maldita sea, casi había logrado
aterrizar.
—Solo mira su poder —alguien respiró detrás de él. —Lo necesito.
—Entonces ven y tómalo —le gruñó, cuando se puso de pie y giró
para enfrentar a su enemigo. Sus ojos recorrieron la habitación,
observando la forma tendida de su pareja, desnuda y boca abajo
sobre la cama. Sus puños se apretaron y una roja neblina de furia se
apoderó de él.
Dirigió su atención hacia el hombre medio vestido que estaba
parado al lado de la cama, avanzó lentamente, moviéndose por pura
ira e instinto, y olvidando por completo su desnudez. El fuego lamió
sus brazos, sobre su pecho, y hacia abajo de sus muslos, haciéndose
más brillante y más cruel con cada paso que daba.
—Suéltalo —, gruñó.
—Dame tu poder —respondió el muy desgraciado.
127
La demanda hizo que tomara una pausa. Ladeando la cabeza
hacia un lado rápidamente, lo suficientemente fuerte como para
sonarle el cuello audiblemente, una sonrisa lenta y diabólica cubrió
su rostro. —Darkin—Oh, ¿podría ser esto más perfecto? Había
estado prácticamente salivando por conseguir un pedazo del idiota
que había lastimado a su hombre.
—Ah, mi reputación me precede—Este hizo una pequeña
reverencia, orgulloso y engreído, pasando su brazo frente a él para
envolver su flanco opuesto.
La acción rompió la última hebra de autocontrol que tenía, y rugió
fuertemente mientras forzaba una corriente de fuego de su mano
hacia Darkin. El hombre desvió su ataque, alzando rápidamente su
brazo y redirigiendo el fuego lejos de él. Las llamas se extendieron
sobre la espalda de Zaiden, soltando un suave gemido.
Volvió a llamar su llama y tuvo la loca necesidad de reírse. Incluso
en medio de una crisis, Zaiden todavía se despertaba con la
sensación de su fuego. Se dirigió hacia la cama, pero el movimiento
de la esquina en sus ojos, le llamó la atención, y giró, cayendo al
suelo justo cuando un puño se balanceaba hacia su cabeza. Saltando
hacia adelante, envolvió sus brazos alrededor de las piernas de
Darkin, empujando su cabeza contra las rodillas del hombre.
El brujo gritaba mientras caía al suelo, aterrizando por completo
encima de él. Lucharon por el dominio, tirando, empujando,
mordiendo y golpeando mientras rodaban por el suelo. Él obtuvo la
ventaja, terminando a horcajadas sobre las caderas de Darkin, y
golpeó con su puño la nariz del hombre.
Este rugió, una mano yendo a su nariz y la otra empujando hacia
su pecho. El dolor lo atravesó, rápido y ferozmente, cuando la magia
lo arrojó por el aire para estrellarse contra el marco de la cama de
metal. Su cabeza se golpeó contra la pata de la cama, afectándole la
vista y haciendo que le zumbasen los oídos. Cuando recupero la vista,
encontró a Darkin de pie, caminando hacia él con una expresión
asesina en sus ojos negros. Levantó su brazo, señalándolo con los
dedos, mientras murmuraba palabras no identificables en voz baja.
Arqueó su espalda, las cuerdas en su cuello se tensaron y sus ojos
se cerraron con fuerza, mientras gritaba de dolor. Su pecho ardía,
sintiéndose destrozado, como si lo estuvieran despedazando de
adentro hacia afuera. Sus músculos se bloquearon, y comenzó a
convulsionarse, sacudirse y temblar mientras sus talones golpeaban
el suelo. Un fuerte rugido resonó alrededor de la habitación, abrió los
ojos a tiempo para ver a Zaiden saltar de la cama y derribar a Darkin
128
en el suelo.
—Te mataré —cantaba una y otra vez mientras sus puños volaban,
aterrizando golpe tras golpe en el rostro y el cuerpo del brujo. Con
toda su atención y odio enfocados en él, aparentemente Darkin había
olvidado todo sobre mantener su control sobre Zaiden.
Cayendo al suelo, pudo respirar cuando el dolor desapareció
lentamente de su cuerpo, llevándose la mayor parte de su energía
con él. Invocando su poder restante, tendió su mano frente a él, con
la palma hacia arriba, y trabajó para reconstruir su llama. La pareja
continuó peleando, Darkin volviendo a unirse a la pelea en lugar de
simplemente recibir su paliza como un buen chico. Sus poderosos
muslos se envolvieron alrededor de la cintura de Zaiden y lo voltearon
hacia el piso alfombrado, mientras Darkin rodaba sobre él.
—Ya terminé de jugar contigo — jadeó.
—Oye, pedazo de mierda —llamó débilmente. —¿Todavía quieres
un trozo de mí?
La cabeza de Darkin giró bruscamente, y lo atrapó con su mirada
ónix, mientras comenzaba a alejarse de Zaiden. Esperó por otro
latido hasta que tuvo el disparo perfecto, luego envió su bola de fuego
gritando a través de la habitación.
Tomado por sorpresa, los ojos de Darkin se abrieron de par en par
cuando las llamas lo golpearon en el pecho, encendiendo todo su
cuerpo al impactar. Zaiden se alejó del hombre ardiendo y caminó
como un cangrejo hacia atrás para presionarse contra la pared.
Darkin rodó por el suelo, chillando por solo un momento antes de
que el fuego mágico lo acabara, reduciéndolo a cenizas en cuestión
de segundos.
Agotado y adolorido, dejó caer la mano y cayó al suelo, jadeando
contra la alfombra. Sin embargo, antes de que pudiera recuperar el
aliento, el aterrador grito de Zaiden lo obligó a levantarse
nuevamente, mientras el pánico le quemaba el corazón.
Zaiden tenía la cabeza echada hacia atrás, golpeándose de lado a
lado con los ojos abiertos y saltones, mientras continuaba gritando.
Entonces todo se detuvo abruptamente. Su voz se cortó en medio del
llanto, sus ojos se movieron hacia atrás en su cabeza, y cayó de
129
costado, flácido e inmóvil.
Capítulo 19
—¡Zaiden! ¡Zaiden!
Manos temblorosas lo tocaron por todas partes, acariciando su
sensible piel, mientras se estremecía y gemía. No era, precisamente,
dolor, era más como si estuviese siendo cargado con electricidad.
—Zaid, te amo. No puedes dejarme.
—No me iré a ningún lado, bebé —, intentó tranquilizar a su pareja.
Escuchó a Asher jadear y sintió que se posicionaba sobre su cuerpo,
antes de que una mano suave acariciara suavemente su mejilla.
—Abre tus ojos, chico grande.
—Lo estoy intentando—gruñó. Dios, estaba tan cansado. Solo
quería dormir.
—Inténtalo de nuevo —dijo Asher entre risas.
Con un gran esfuerzo, pudo finalmente abrir sus pestañas y
guiñarle a su pareja. 130
—Pájaro mandón —rezongó.
Asher rió de nuevo, mientras se estiraba en el piso, y se acurrucaba
cerca de su pecho. —Arruiné la alfombra de nuevo, lo siento.
Resoplando suavemente, envolvió su brazo alrededor de su pareja
y lo acercó más a su cuerpo. —Lo arreglaremos, cariño.
Las tablas del suelo en el pasillo crujieron, levantó la cabeza,
gimiendo por el dolor en sus sienes. Con solo un pensamiento y un
gesto de su mano, se cubrió y a su compañero con camisetas y
sudaderas.
—Oh —jadeó Asher. —Eso es genial. —Levantó los ojos y movió
las cejas juguetonamente. —¿Funciona al revés?
—Pervertido —bromeó, pero no miró a su compañero. Sus ojos
estaban fijos en la entrada, y sus músculos se tensaron, un gruñido
salvaje subió por su garganta, cuando Andrew entró en la habitación.
—Corre —advirtió.
—¿Qué? ¿Por qué? —Asher preguntó mientras movía la cabeza
hacia adelante y hacia atrás, mirando primero a Andrew y luego a él.
—No nos va a hacer daño. Ya le dije lo que le haría. ¿Por qué
tengo que correr?
—Me está hablando —, respondió Andrew en voz baja desde el
otro lado de la habitación. Mantuvo la distancia, sin acercarse más,
pero él no relajó su postura enojada.
—¿Lo sabías?
Andrew lo miró confundido.
—¿Saber qué? No tengo idea de lo que está pasando aquí. Fui al
hotel a hablar con Asher, y él casi me desgarra la garganta—Se ponía
más histérico con cada palabra, agitando sus manos salvajemente,
mientras levantaba la voz. —¡Luego se convierte en un maldito pájaro
de fuego, y descubro que ambos son preternaturales y que están
emparejados, por el amor de Dios!
—Los humanos saben sobre los sobrenaturales —, dijo Asher en
voz baja. —Todos lo hicieron cuando comenzó la Gran Guerra.
—Sí —Andrew resopló. —Aunque no sabía que ustedes lo eran.
—¿Hay algún problema con eso? —Separó a Asher de él y se puso
de pie, tambaleándose levemente, mientras se preparaba para
131
defender a su compañero si era necesario.
—No me importa lo que eres. Me importa que estés emparejado—,
Andrew susurró la última parte con tristeza. —Nunca tendré una
oportunidad ahora.
Asher se levantó del suelo y se paró junto a él, tomando su mano
y uniendo sus dedos. —No, no la tendrás. Él es mío.
—¿Qué? —Las cejas de Andrew se juntaron, y miró a Asher como
si creciera una segunda cabeza. Luego, muy lentamente, su frente
se suavizó y sus ojos se ampliaron, mientras su mandíbula se
desquiciaba. Casi podía ver la bombilla prenderse sobre su cabeza.
—¿Pensaste que quería al Dr. Reed?
—¿No es así? —Asher sonaba tan confundido como Andrew lo
había hecho. —Los pájaros, el mensaje en el techo- todo era tuyo.
Me querías fuera del camino para poder tener a Zaiden. No me
mientas.
Andrew negó con la cabeza lentamente. —No tengo idea de qué
estás hablando, y ciertamente no quiero al Dr. Reed. —Le sonrió un
poco, cuando sus mejillas se tiñeron de rosa. —Sin ofender.
No pudo evitar reírse. Aunque sabía hacia dónde se dirigía esta
conversación, no podía culpar al hombre. —Lo quieres a él.
El rubor en las mejillas de Andrew se hizo profundizo a medida que
se extendía por su cuello. —Desde el momento en que lo vi —,
confirmó. —No me di cuenta de que ustedes eran exclusivos. Cuando
dijo que estabas jodiendo, solo asumí que era eso y tal vez, tendría
una oportunidad.
—¿Yo? —Asher chilló.
Andrew le lanzó una mirada duh. —Eres hermoso, Asher. ¿Cómo
puede alguien no quererte?
En lugar de estar celoso, el orgullo se hinchó dentro de su pecho,
porque Asher era suyo. La gente siempre desearía al hermoso
hombre, apreciaría su belleza, pero él era dueño de su corazón. Las
siguientes palabras de la boca de su compañero, cristalizaron la
sensación, y casi se derritió en el suelo en un charco de baba.
—Soy de Zaiden—dijo Asher con firmeza. —Él es todo lo que
siempre he querido.
Andrew sonrió entendiendo y bajó la cabeza. —Lo sé, Asher. Te 132
juro que no entendí el alcance de su relación.
—¡Pero estábamos viviendo juntos! — Asher volvió a enojarse en
un instante. Su cabeza se inclinó en un sentido sobre sus hombros y
luego en el otro, mientras daba un paso deliberadamente hacia
Andrew. —Estás mintiendo —dijo con confianza.
—¿Qué? ¡No!
Asher señaló hacia lo que quedaba de las cenizas de Darkin, aún
humeantes, a escasos metros de Andrew. —No has dicho ni una
palabra sobre eso. Cualquier otro humano se habría asustado por
completo. Por lo menos, querrían saber qué fue eso.
—Yo ... no sé de qué estás hablando —, balbució Andrew, mientras
retrocedía hacia la puerta.
Movió una mano, congelando al hombre a medio paso. No tenía ni
idea de lo que estaba pasando, o a dónde se dirigía Asher con su
hipótesis recién formada, pero confiaba en su compañero con su vida.
Si Asher sentía que algo andaba mal, seguramente quería escuchar
el resto de esto.
—¿Cómo conociste a Darkin? —Asher continuó avanzando, dando
vueltas alrededor de la inmóvil forma de Andrew, mientras hablaba.
—¿Por qué lo estabas ayudando?
—¡Te juro que no sé de lo que estás hablando! —Gritó Andrew,
pero el movimiento nervioso de sus ojos, contó otra historia.
—Yo comenzaría a hablar —, le dijo con calma. —Sin embargo, te
advierto. Mi compañero puede quemar tus bolas, si no está
satisfecho con tus respuestas.
Asher parpadeó sobre su hombro y chasqueó los dedos,
produciendo diminutas llamas anaranjadas que bailaban en las
puntas. —¿Quieres volver a intentarlo? —Preguntó, volviéndose
hacia Andrew y sosteniendo su ardiente mano cerca de la ingle del
hombre.
—¡Está bien, está bien! —Asher retrocedió un poco, y Andrew
tomó un par de respiraciones profundas. Sus ojos se encontraron con
los suyos, cuando comenzó su historia. —¿Recuerdas cuando llegué
a tu oficina ese día? Cuando te dije que pensaba que era gay y que
había conocido a alguien a quien no podía quitarme de la cabeza—. 133
—Sí—No era probable que fuera a olvidar rápidamente esa
conversación.
—Fue Darkin —, susurró. —Nos encontramos en la fila de la tienda
de conveniencia, y él era tan guapo y encantador, y todo sobre él
simplemente me atrapó.
—Ve al punto —, ordenó Asher, aumentando las llamas en sus
manos.
—Espera —, le dijo. —¿Cómo me encontró? ¿Cómo siquiera sabía
sobre Asher? Solo nos hemos apareado hace un par de meses.
—Dijo que había estado buscando un fénix por años. La
manipulación del fuego era el único poder que aún tenía que adquirir.
Encontró a Asher justo antes de la reunión. Como no podía mostrarse
delante del Consejo, esperó hasta que Asher regresó a México, y
luego lo siguió hasta aquí.
—¿Cómo? —Exigió Zaiden. —Asher vino aquí como un fénix.
—Él puede cambiar su forma —, agrego Andrew. —Viajó como un
águila.
Asher y él intercambiaron miradas, luchó contra el impulso de
poner los ojos en blanco. Asher se veía tan malditamente presumido.
La sonrisa en su rostro, prácticamente resplandeció como neón,
gritando, —¡Te lo dije!
—¿Y los regalos? —Asher quería saber, volviendo su atención a
Andrew.
—Eso fue solo para llevarte en la dirección equivocada. No quería
ayudarlo, pero era como si no pudiera detenerme. Quería que
pensaras que eras el que estaba siendo acosado —Andrew terminó,
todavía mirándolo.
—Así creería que era una amenaza hacia mi compañero. Sabía
que no pondría a Asher en peligro —murmuró, más para sí mismo
que para alguien más. —Por ello, cuando traté de poner distancia
entre nosotros, él podría entrometerse y jugar al héroe. Recoger los
pedazos y llevarse a Asher a la cama, para poder absorber sus
poderes.
—Sí.
—Entonces, ¿me quieres o no? —Asher sacó el labio inferior. Puso 134
los ojos en blanco y negó con la cabeza, ante el puchero en la cara
de su amante.
—Eres hermoso, Asher —, dijo Andrew, mirándolo por el rabillo del
ojo. —Pero todo era solo parte del juego. No sabía lo que Darkin
había planeado hoy. Se suponía que solo debía aparecer en el hotel
y mantenerte ocupado. Cuando descubrí que el Dr. Reed había
desaparecido, caí en cuenta de algo, y simplemente no pude hacerlo.
Lo siento por todo esto.
—Entonces, ¿Darkin fue Denise todo este tiempo?
Andrew lo miró sin comprender. —Denise llevó a nuestro chico de
la piscina a la casa, el día que solicitamos el divorcio. Honestamente,
no sé nada sobre Darkin pretendiendo ser Denise.
—Te creo. —Se frotó la cara con las manos y suspiró pesadamente.
—¿Y ahora qué?
—Tengo algo de dinero ahorrado—dijo Andrew. —Quiero
mudarme, encontrar un lugar donde nadie me conozca y comenzar
de nuevo.
—¿Ash?
Asher se quedó en silencio por varios minutos, antes de finalmente
asentir secamente. —Sospecho que pudiste haber estado bajo algún
tipo de hechizo, así que tendré piedad de ti, esta vez. —Empujando
a Andrew, poniéndose de puntillas, hasta que estuvieron nariz con
nariz. —Pero, si vuelves a acercarte a mí o a mi pareja, no seré tan
agradable. Te mataré, Andrew.
Este tragó audiblemente. —Entiendo. Nunca me volverás a ver.
—Está bien. —Asher dio un paso atrás y se volvió para mirarlo—
Suéltalo. —Luego miró a Andrew por encima del hombro, una vez
más. —Corre.
Movió su mano, y Andrew retrocedió unos pasos, antes de volver
sobre sus talones y huir de la habitación. —Realmente sabes tratar
con la gente, bebé. —Se rió entre dientes mientras se movía detrás
de Asher y envolvía sus brazos alrededor de su delgada cintura.
Este se acurrucó contra él y suspiró. —Adulador. —Señaló hacia
los restos de Darkin. —Supongo que tenemos que informar esto a los
Ancianos, ¿eh?
Frunció el labio y arrugó la nariz, ante el montón de cenizas. —No. 135
Dudo que alguien lo extrañe.
—Como sea. —Asher se encogió de hombros. —Sé que lo prendí
fuego a él y a todo, pero él era tu loco ex, así que, voto por que limpies
este desastre. —Soltó una risita mientras bailaba fuera de su abrazo.
—¿Te gustaría que te consiga una escoba?
Negó, con fingida exasperación. —Eres un mocoso, Asher Deacon.
Capítulo 20
139
ducha.
—Todavía tenemos una bolsa llena de juguetes, con los que aún
no hemos jugado —, le gritó Zaiden.
Su traidora polla se animó ante la mención de juguetes y un gesto
húmedo y feliz de un desnudo Zaiden. Dejando caer la tela en el
fregadero, se apresuró a regresar al dormitorio y golpeó a su pareja
contra el colchón.
—La ducha puede esperar —murmuró, mientras cubría la boca de
Zaiden con la suya.
—¿Quién dijo que no podemos jugar en la ducha? —Zaiden frotó
sus narices y le palmeó la cadera. —Todavía no hemos probado ese
juego de Ducha Sutra.
Pasó de estar medio duro a estarlo por completo al instante.
—Competiré contigo —, sugirió. —El primero que llegue, usara el
tapón en el trasero.
Luego saltó de la cama, toda la somnolencia desapareció, y corrió
al baño.
—¡Tramposo! —Gritó Zaiden.
Se cubrió la boca, para silenciar su risa antes de volver a llamar:
—¡Deja de lloriquear y trae tu trasero aquí!
—Ya voy. Ya voy.
Zaiden entró al baño, su hermosa polla sobresalía entre las piernas,
y sonrió.
—Pequeño pájaro mandón.
Fin
140
Créditos
Drawde
Luna Maria
David
Ketty
Dark Fae
Aisa
Vero
Clau
Morgana Celtic
141