Documento 48
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Capitulo 1: antropología. El texto abre con un breve acercamiento a la definición del término
que titula este capítulo he inmediatamente da paso a un subtema
1.1. La persona humana: esta sección empieza hablando de aquello que nos permite ser
distintos de otras especies, algo que no es exclusivo, pero lo tenemos mejor
desarrollado, y es la capacidad de comunicarnos, luego nos habla de las distintas formas
que tenemos de definir al ser humano, pasando por el concepto de persona y cualidad
que esta palabra “exige” para ser definida de forma correcta.
Pero esta definición solo sirve como base para empezar a comprender la complejidad de
ser humano, se usa mucho el término de espiritualidad entendiendo como “ser
“espiritual” …se refiere a la racionalidad, a la capacidad de amar, a la conciencia de y
actos”
El texto no sigue hablando, entonces, de “la dimensión de la persona humana” y no dice
sobre aquello del ser humano que trascendente, sus ideas, pero es esto ¿realmente
posible? ¿Existe realmente de que tu opinión, tus ideas, tus proyectos sean escuchados?
Como una gota de agua en un océano furioso es probable que no sea así, a menos que
esa gota forme parte de una ola “ideología” no necesariamente grande, pero si lo
suficientemente fuerte o influyente para hacer cambiar la corriente.
Luego nos habla de la dimensión relacional que nos dice que existimos en una constante
codependencia al prójimo, y de un problema socioafectivo, donde los individuos se ven
inundados por estímulos y saturado de opiniones externas descuidando así, su propia
individualidad.
En este viaje por el texto nos detenemos en otra estación donde se discute la dignidad y
el valor absoluto de la persona, sin duda un tema interesante ¿tiene el ser humano un
valor absoluto? ¿Es este valor más valioso que el ajeno? El libro nos responde que si, la
capacidad de ser único e irrepetible, el ser humano en su complejidad encuentra la
virtud del valor absoluto, tras reflexionar un poco sobre el tema el texto nos habla de la
estructura interna de la persona para luego definir el sentido y proyecto de vida donde
nos expresa que existen contradicciones entre el progreso científico y el desarrollo
social, se nos cuenta acerca de las grandes superestructuras que dominan al hombre,
como la ley del más fuerte o la propia idea de la economía, todo esto muchas veces
desemboca en crisis existenciales que incluso en nuestra modernidad se considera a las
crisis existenciales como parte ineludible de la maduración de la conciencia humana, es
decir, las crisis existenciales podrían definirse en la necesidad vital de respuesta y
búsqueda de sentido de cada persona, según algunos autores el sentido de toda vida
podría verse reflejada en la búsqueda de afirmar la libertad de cada individuo.
El proyecto de vida es uno de tantos factores que influyen en ese proceso al que
llamamos “darle sentido a la vida”, funciona como un objetivo, pero, al mismo tiempo
funciona como una brújula que orienta el sentido del desarrollo personal, el texto nos
menciona algunas características esenciales como lo personal que este debe ser, su
realismo y su flexibilidad, sobre esto último es importante hacer inca pie, un proyecto de
vida NO es una receta, no es una serie de pasos a seguir para llegar a un resultado
específico, el proyecto de vida es una herramienta que nos permite reflexionar y tomar
decisiones a medida que el conocimiento va llegando, las experiencias se van
acumulando y en un todo, mientras el tiempo va pasando.
El texto no abre este subtema con una frase “A cada hombre se le confía la tarea de ser
artífice de su propia vida; en cierto modo, debe hacer de ella una obra de arte, una obra
maestra.” después de tan maravillosas palabras el texto nos habla del origen religioso de la
cultura y comete el error de señalar con el dedo a la ciencia con el argumento de que la ciencia
es incapaz de explicar el origen del universo, señalando que dios es lo único que nos explica la
verdad de la creación, es mi deber en cuanto a mis principios para/con la psicología el señalar
esta falacia, mas allá de reducir el bosón de higgs “la partícula de dios” a meras teorías, el libro
comete el error de decir que una persona agnóstica acepta la existencia de dios, y más aún decir
que el ateísmo es una postura difícil de defender fundamentada mente, si bien el agnóstico no
niega la existencia de dios, tampoco la acepta como una verdad absoluta. primero y principal
porque considera que no existe método alguno para probar y demostrar lo absoluto, es decir
“dios”, el termino ateo simplemente ha sufrido de una discriminación y prejuicios debido a su
“turbulento” origen, pero una persona con los suficientes conocimientos tiene hoy en día tantos
argumentos en contra de la existencia de deidades como los creyentes los tienen a su favor, más
sin embargo este nunca ha sido el problema, nosotros como sociedad debemos darnos cuenta
que mientras más rígida una ideología se vuelva más nociva se vuelve con la cambiante y
progresiva sociedad, los creyentes tal vez deberían aceptar que ya no se puede creer en dios,
como se hacía hace 2000 años, ya que mientras más sabemos del mundo el ser humano está
más solo y dios más lejos, es precisó decir que muy probablemente ya nadie crea que existen 12
dioses viviendo en una montaña, al final del arcoíris o en el cielo, la luna o el sol, simplemente ya
es irracional pensar que la tierra se creó en 7 días, hay que ser flexibles cuando nos
cuestionamos el porqué de la existencia, ya que esto pude resultar en divisiones, perjudicar el
progreso de la sociedad, muerte y guerra.
Mas alla de falacias literarias, el texto nos menciona como se compone la cultura y las distintas
formas en las que estas se manifiesta pasando por el humanismo y sus distintos exponentes
pasando a si al capitulo 2 el valor de la persona; el texto nos recibe con una serie de
interrogantes ¿Por qué nos valoramos o nos valoran? Acaso: ¿Por lo que somos o aparentamos?
¿Por lo que pensamos, sentimos, hacemos o tenemos? ¿Por el color de la piel? ¿Por lo que
producimos y consumimos? ¿Por los títulos académicos u honoríficos? ¿Por nuestra posición
política? ¿Por nuestras creencias religiosas? ¿Por la fuerza física o moral? ¿Por la belleza? ¿Por la
edad? ¿Por la experiencia? ¿Por los conocimientos académicos? ¿Por los éxitos o conquistas?
Preguntas clave en la formación de nuestra autoimagen, sin embargo suelta una interrogante
que, aunque suene redundante, es bastante interesante, derechos universales ¿son absolutos,
es decir, que no dependen de tiempos, lugares, culturas, etnias, raza, sexo- o son relativos –
según las circunstancias-? La historia podría proporcionarnos una respuesta, la cual es un
definitivo SI,
El libro, por otro lado, similar al caso anterior nos habla de lo que se entiende como valor
humano, y lo expresa en sus destinitos ámbitos, económico, laboral, político, legal, y sierra con
la persona en realidad concretas
El tuexto luego repasa la complejidad la palabra libertad, a fin de cuentas esta palabra encierra
irónicamente, mucho más de lo que a simple vista hay que definir, es decir, si hablamos de
libertad estrictamente tenemos que buscar los limites de esa libertad para poder definirla
adecuadamente, pasando por diversas definiciones, como la muerte de dios de Nietzsche
Hasta el determinismo psicológico de Freud llega a una encrucijada al tratar de definirla de la
siguiente forma: “La “libertad para”, en principio, está orientada a amar. Se puede manifestar en
muchas formas y niveles. En lo cotidiano, por ejemplo, si estamos comiendo y se acaba el agua o
falta la sal, alguien tendrá que levantarse e ir atraerlas. Esa opción de amar supone dejar la
comodidad y ponerse a servir. En un hecho tan simple, encontramos que cuesta tomar la
iniciativa de servir”. Cuando la definición de la libertad cae en la palabra “servir” llegan a mi
mente diversos cuestionamientos tales como, ¿es el esclavo, bajo este punto de vista libre? La
lógica nos diría que no, pero aquí la libertad está definida en la capacidad de servir, el esclavo en
todo momento es libre de reusarse, por supuesto a sabiendas que eso tendrá consecuencias,
mas sin embargo la posibilidad perdura 24/7, en este término el esclavo es, entonces,
efectivamente libre, ahora ¿es el empleado mas libre que el jefe? la respuesta bajo esta
perspectiva también es estrictamente si, esta clase de problemas a la hora de definir una palabra
no son sencillos de resolver, en necesario tener en cuenta que cuando hablamos de la
complejidad humana so siempre hay 1 respuesta
¿Qué singularidades propias tiene la conciencia? Las singularidades propias de la conciencia son
cuatro, a saber: 1. LA CONCIENCIA NO CREA LA LEY, SINO QUE APLICA LA LEY NATURAL AL CASO
CONCRETO. El ser humano no inventa el bien ni el mal, sino que juzga basado en la ley natural
grabada en su propia naturaleza. Un carterista puede auto-convencerse de que robar es bueno,
pero no lo es. Simplemente se equivoca. 2. LA CONCIENCIA ES INSEPARABLE DE LOS ACTOS
HUMANOS. Se llaman actos humanos a los voluntarios y libres y, por tanto, conscientes.
Conscientes de su bondad sensible —me gusta—, y de su bondad moral —me conviene— (Nota:
los actos involuntarios se denominan “actos del hombre”). 3. LA CONCIENCIA INSTRUYE SOBRE
EL BIEN Y MUEVE A OBRAR. El juicio de conciencia es práctico: esto lo puedo o debo hacer; esto
lo debo evitar. Y se adquiere experiencia. 4. LA CONCIENCIA APRUEBA O REPRENDE. El juicio de
conciencia es principalmente anterior a la acción para obrar o no. Pero una persona continúa
reflexionando después de actuar, con un dictamen de aprobación y paz si se obró bien, o de
inquieto rechazo si se obró mal. Por esto, el hombre tiene RESPONSABILIDAD ANTE SÍ MISMO
El texto nos habla despues de las distintas concepciones del termino “amor”
¿Qué entendemos por amor y amar? Posiblemente estas palabras son las más usadas y las que
tienen una multiplicidad de significados y ambigüedades. La dimensión de amor/amar,
inseparables, es la más profunda direccionalidad y fuente de sentido del ser humano. Su
orientación o desorientación constituye la clave de la humanización o deshumanización de sus
infinitas capacidades y posibilidades
ÉTICA SOCIAL Y PROFESIONAL A. ¿Qué es ética social y qué ética profesional? Ética social es la
parte de la filosofía que se ocupa de la conducta moral de los individuos y de las realidades
colectivas. Ética profesional es la ciencia normativa que estudia los deberes y los derechos
profesionales de cada labor. También se le llama Deontología. La ética profesional tiene como
objeto crear conciencia de responsabilidad en todos y cada uno de los que ejercen una profesión
u oficio; ésta, parte del postulado de que todo valor está íntimamente relacionado con la idea de
un bien. Nota: La responsabilidad o ética individual se la considera más importante que la
obediencia a la autoridad o a la tradición.
Principios básicos de la ética social y profesional Nuestra actividad profesional incide en la
sociedad. Un ejercicio responsable supone ciertos principios fundamentales que son cimientos
de la sana convivencia social y una transformación de la misma. Sociólogos, políticos y
antropólogos coinciden en que toda relación humana conlleva el ejercicio de un poder. En la
familia, de padres a hijos, entre hermanos y amigos, en la escuela o la universidad, en un
trabajo, siempre nos movemos desde un ejercicio del poder. El poder de autoridad moral, poder
concedido por elección, poder para organizar algo. Lo importante es ¿cómo ejercemos ese
poder? El poder necesariamente repercute en los otros y en las estructuras socio-políticas,
económicas, culturales y familiares que, casi sin darnos cuenta, vamos configurando. Para ser
personas y profesionales responsables, innovadores y, sobre todo, creadores de entornos más
justos, que respeten la dignidad y los derechos humanos para ir humanizando todos los ámbitos
de la vida, profundicemos algunos principios que son un punto de referencia de nuestro actuar
en todos los niveles.
“MEGATENDENCIAS ÉTICAS” Tony Mifsud S.J. En un cambio de época, dentro del contexto de la
mundialización, resulta atrevido proyectar tendencias en el campo de la ética, también porque
la provisionalidad es una característica actual que dificulta trazar de antemano el camino del
futuro. No obstante, se pueden señalar algunos rasgos éticos contemporáneos emergentes que
probablemente marcarán el futuro próximo. En la década de los sesenta se planteó la muerte de
Dios como el fin de la religión y el consecuente predominio de la ética racional como signo de la
madurez de la humanidad. Sin embargo, el inicio del Tercer Milenio está profundamente
marcado por el auge de la religiosidad (en el sentido de apertura a lo trascendente). Entre otras
razones, se pueden mencionar la pérdida colectiva de sentido, la mayor conciencia de la
vulnerabilidad humana (el atentado del 11 de septiembre sería como un signo paradigmático), y
una vivencia incómoda en la actual sociedad (se habla del ser huérfano contemporáneo).
Por consiguiente, los juicios éticos tienden actualmente a ser más individuales que
institucionales, es decir, el juicio concreto del individuo no necesariamente refleja ni coincide
con la valoración de la institución a la que pertenece. Esta tendencia subraya el predominio del
argumento de la convicción personal por encima del de la autoridad institucional.
EL AMOR: ¿SOLO CUERPO? ¿PURO SENTIMIENTO? Luis G. Cabrera H. ofm En el ser humano,
confluyen tres dimensiones: la corporal, la psicológica y la espiritual. Una de las tendencias más
comunes, sin embargo, es “reducir” la vida humana a una de estas dimensiones y afirmar que
somos sólo cuerpo, o sólo sentimiento o sólo espíritu. Veamos la primera posición. Esta doctrina
reduce la persona a la dimensión corporal y sostiene que su vida depende sólo de la biología, de
la física, de la química y de los números o matemáticas. Para esta visión, el amor sería también
una combinación de hormonas y substancias químicas. Además, identifica el amor con el placer
sexual, de donde concluye que toda relación sexual, independientemente del sexo –varón o
mujer–, edad e incluso con otras especies, es moralmente “buena” y que, por lo tanto, debe ser
reconocida como válida. Lo “malo” estaría sólo si existiese violencia o si hay contagio de alguna
enfermedad. La vida ordinaria, sin embargo, nos demuestra que el ser humano no es sólo
cuerpo, sino también psicología y espiritualidad. Igualmente, que el amor no se identifica sólo
con el placer sexual, sino que, fundamentalmente, es libertad y que, por lo mismo, depende,
principalmente, de la inteligencia y la voluntad. Si bien no sólo tenemos sentimientos, sino que
lo somos; sin embargo, no podemos ni debemos reducir el amor tan sólo a ellos. Los
sentimientos se parecen al clima: varían con mucha frecuencia. Del frío se pasa al calor, de la
lluvia a la sequía y viceversa. Estos cambios, previstos o inesperados, nos invitan a tomar las
precauciones necesarias para afrontarlos; pensamos, por ejemplo, en la vestimenta apropiada o
en los sistemas de calefacción o refrigeración. En el plano de los sentimientos, igualmente,
podemos pasar de la euforia a la depresión, de la alegría a la tristeza, de la paz a la zozobra, de la
solidaridad a la indiferencia, de la acogida al rechazo, de la comprensión a la condena… y
viceversa. La reducción del amor a puro sentimiento deja a las personas en la etapa del deseo,
de lo imprevisible, en una prologada adolescencia sin ningún compromiso concreto y duradero.
El amor, por ello, tiene que ver también con la inteligencia y la voluntad. Mediante la
inteligencia, se discierne entre una persona y otra, en base a sus cualidades físicas, intelectuales,
morales y espirituales; y, a través de la voluntad, se elige una de ellas para amarla. El amor, de
esta manera, es entrega total de alma y cuerpo y para siempre, tal como Dios nos ama a cada
uno de nosotros.