El Juego La Tradición en La Educación de Valores: Pere Lavega

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33 Educación Social

El juego y la tradición en la educación


Pere Lavega de valores

e Jugar, aprender, ed ucar, re lac ionarse ... so n forma s verba les que a l con-j ugarse activan la
Q) parte más profunda del ser humano. A diferencia de los j uegos in ventados para una ocasión
E
:J
o los ejercicios im puestos en un entrenami ento deportivo, los juegos tradicionales están
en dotados de una espec ific idad asoc iada a un conjunto de procesos, re laciones y forma s de
Q) organi zación soc ial di gnos de ser reco nocidos y potenciados en cua lquier propuesta
a: pedagógica. Al tratarse de manifestaciones popu lares, generalmente e l conoci mien to se
ha establecido med iante la palabra, la observación y sobre todo sobre la propia acc ión
motri z de jugar.

El joc i la tradició en I'educació Play and tradition in the


de valors education of values

Ju gar, aprendre, edl/ cal; relacionar-se ... Playing, lea mil/g. edu ccllin g al/ d rell/tin g
són form es verbals que en conjuga r-se ac- are 011 verbal f orms wh ich when combined
tiven la part més profunda de I'ésse r huma. acti va te th e inn ermost part of the human
A dife rencia deis jocs in ven tat s pe r una beil/g. Unlike games in vented fo r a speciflc
oca sió o e /s exe rc ic is imposa lS e n un occas iol1 o r exe rcises imposed in tra ining
entrenamel1l esportil/, els jocs tradicionals f or sports, tradirional games hove a speciflc
són dotats d'una especificitat associada a naIL/re associared \Virh a range of processes,
un conjul1l de processos. relacions i formes re latio ns hips a nd rypes of soc ial
d 'o rga nitzac ió soc ial di g n es d e se r o rganisa rio n \Vonhy of recog nition and
reco n eg uts i p o te nc iat .l· en qualsevol co ns ide rati o n in an y p eda gog ica l
proposta p eda gog ica. En tra ctor-se de approac h. Beca l/ se th ey are p op ular
manifesta ciol/ s pOlmlars , gel/ e ralm el/t el manifestations, kno\Vledge of tilem has been
coneixemen t s'ha establert mitjan r;a nt la pa ssed o n f ro m m outh to mOl/th . by
paraula. I'ob se rvac ió i sobretot sobre la observation and above al! by th e dri viflg
mateixa acció motrill de jugar. force of play irself

Autor: Pere Lavega Burgués


Artículo: El juego y la tradición en la educación de valores
Referencia: Educación Social, núm . 33 pp.
Dirección profesional: INEFC-Lleida (Centro adscrito a la Universitat de
Lleida). plavega @i nefc.udl.es

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Educación Social 33 El juego, herramienta educativa

... Introducción

Jugar, aprender, educar, relac ionarse ... son fo rmas verbales que al con-jugarse
acti van la parte más profunda de l ser humano. A di fe renc ia de los juegos
in ventados para una ocasión o los ejerc icios impuestos en un entrenamiento
deporti vo, los juegos tradicionales están dotados de una espec ificidad asoc iada
a un conjunto de procesos, re lac iones y fo rmas de organi zación social dignos
de ser reconoc idos y potenc iados en cua lqui er propuesta pedagógica.

Los juegos tradicio nales son prácticas lúdicas cuyas reg las se han aprendido
genera lmente medi ante la transmi sión oral. Al tratarse de mani festac iones
popul ares generalmente e l conoc imi ento se ha establ ec ido medi ante la
palabra, la observación y sobre todo sobre la propi a acc ió n motriz de jugar.
Es precisamente por esta condición, por encontrarse al alcance de cualquier
persona, por lo que estas prácti cas constituyen un extraordinario legado de
aprendi zajes, usos y costumbres sociales y cultu rales.

En cada lugar (puebl o, aldea o barrio de c iudad ) los juegos tradicionales suele n
ir acompañados de rasgos loca les que confirman su estrecha re lación con el
entorn o que les rodea. De l mi smo modo en cada época hi stóri ca los juegos
tradi c ionales se mani fiesta n baj o aparienc ias , símbolos y signi ficados
pec uli ares.

Por este motivo, la visió n contex tuali zada de los juegos trad ic io nales comporta
considerar estas prác ticas en relac ión con las dos coordenadas de espac io
(geografía) y tiempo (época hi stórica), en cuyo marco de actuac ión cualquier
práctica lúdica adquiere su principal sentido y significac ión soc iocultural.

Es en este marco conceptual q ue se puede afirmar que cada juego tradicio nal
constituye una espec ie de mi crosoc iedad o laboratorio soc ial, en e l cual los
protago ni stas medi ante la tradic ión adqui eren un conj unto ex traordinario de
maneras concretas de aprender a relacionarse.

La vi sión contex tuali zada de juegos trad ic ionales re mite a l concepto de


etnomotricidad (Parlebas, 200 1) entendido como "el campo y naturaleza de
las prácticas motrices, consideradas desde el punto de vista de su relación
con la cultura y el medio social en los que se han desarrollado" (pág. 227).

Med ia nte los juegos tradic iona les sus protago ni stas ex presan de un a fo rma ta n Mediante los
simpl e como profunda una manera peculi ar de organi zar sus relac iones juegos tradicio-
soc iales, es dec ir, refl ejan un modo específi co de re lac ionarse, vivir y entender
nales sus prota-
la vida.
gonistas reflejan
Parlebas, creador de la c ie nc ia de la acc ió n motri z o prax iología motri z, un modo especí-
muestra sabi amente que al apl icar la teoría de siste mas, cada j uego tradic ional fico de relacio-
se puede concebir como un siste ma prax iológ ico, cuyos componentes está n narse, vivir y
o rd e nados de un modo lógico , prese nt a nd o un os meca ni s mos de entender la vida
funcio namie nto y un as propiedades di stintas en cada caso. rndependientemente
de quienes sean sus jugadores, todo j uego di spone de una gramática o un a
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33 Educación Social

partitura que al interpretarse hace emerger distintas acciones motrices (notas


musicales expresadas motrizmente). La persona que participa de un juego
trad ic ional es un actor que interpreta sus leyes internas o gramática
protagoni zando acc iones motrices indi vidua li zadas.

En este marco, el concepto de lógica interna es c lave para entender que en


cualquier juego los jugadores son conducidos a participar de un determinado
tipo de relaciones internas; es dec ir, sus reglas delimitan un sistema de
derechos y obligaciones que todo jugador deberá de conocer, respetar e
interpretar motri zmente. Cu ando una persona dec ide prac ticar dife rentes
situ ac io nes de juegos tradi c io nales rápida me nte se constata q ue sus
adaptac iones y res puestas (conductas motrices) son mu y distintas para cada
práctica; eso es debido a que la persona está interpretando di fere ntes tipos de
lógicas internas, di fe rentes clases de relaciones motrices. Así, por ejemplo, en
el j uego de las carreras de cántaros la relac ión entre los protagoni stas es di stinta
a la de l j uego de la tala; en el j uego del escondite el espacio se usa de modo
di stinto respecto al juego de los bolos; en el baló n ti ro (cementerio, balón
pri sionero) la pelota se utiliza de modo distinto respecto al juego de la pelota
valenciana; en e lj uego del marro, la relac ión con el tie mpo es d istinta respecto
al juego de l 1,2,3 buti farra de payés (Botifarra de pages)

Al mismo tiempo, también es fác il observar que vari os j ugadores participando


en un mi smo juego deben adaptarse a las mi smas reg ul ari dades que impone
la lógica interna de esa práctica. Todo j ugador en e l j uego del pañuelo por
equipos, va a tener que salir cuando se le indique su nombre; rápidamente
tendrá que leer al contrario para tratar de engañarle en poco tiempo; las fi ntas,
el cálculo de posibilidades de éxito y fracaso; el contacto cuerpo a cuerpo; la
manera peculi ar de coger el pañuelo o las fo rmas de relac ionarse con los
subespac ios del terreno de j uego .. . son rasgos pertinentes, distinti vos de la
lógica intern a de este juego tradicional.

Hacer uso del concepto de lógica interna supone considerar que las acc iones
motrices que se protagoni zan en cualquier j uego (saltar, COITer, perseguir o
golpear una bola) son e l resultado de l conj unto de relaciones que tiene el
jugador con los otros protago ni stas, con el espac io, con los obj etos materiales
y con el tiempo.

En e l caso de los juegos tradic ionales la lógica interna lleva e l se llo de la


cultura que lo ha ori gi nado, ev ide nciando un verdadero patri moni o lúd ico,
caracte ri zado po r un conjunto sin gul ar de re lac io nes, apre ndi zaj es y
simbo li smos.

"los juegos están en consonancia con la cultura a la que


pertenecen, sobre todo en cuanto a las características de su
lógica interna, que ilustran los valores y el simbolismo
subyacentes de esa cultura: relaciones de poder,función de la
violencia, imágenes del homb re y la mujer, formas de
sociabilidad, contacto con el entorno ... " (Parlebas, 200 1:223)

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Educación Social 33 El juego , herramienta educativa

Parlebas (200 1) al in vesti gar los juegos tradic ionales de l sig lo XVII refl ej ados
en la obra de Ste ll a trata de desvelar los rasgos que se manifiestan en las
prácticas lúdi cas de esa época. Su trabajo pausado y minucioso permite
asevera r co nc lu s io nes mu y e loc ue ntes: so n juegos pro tago ni zad os
princ ipalmente po r e l género masc ulino ; no hacen uso de un terreno
acondicionado, fijo, o preparado para esta fin alidad lúdica; no di sponen de
un cale ndario formal; no parecen exi stir condic io nes temporales en la lógica
interna de los juegos, así como tampoco se hace uso de criterios de clasificación,
medida o contabilidad de las intervenciones; son juegos mu y vinculados al
medio natural y domesticado, como revelan los objetos que se manipul an; e l
predomini o de los juegos motores (95,5 %) sobre los puramente cogniti vos
confirma que prevalece la dimensión corporal en el siglo XVI[ ; e l tipo de
interacc ió n de estos juegos revela una gran mayoría de prácti cas soc iomotri ces
(co n interacción motriz entre los jugadores) que ponen el acento en intercambio
y la comunicac ión corporal, con un predominio de los juegos en grupo sobre
los de equipo; sin embargo, todav ía no pri vileg ian la estructura de l duelo y
del antagoni smo que caracteri zará e l deporte a partir de l siglo XIX .

Los rasgos de la lógica interna de los juegos tradicio na les de la Edad Media
que refl ejó e l pintor Bruegue l en e l siglo XVI y posteriormente los que mostró
Ste ll a en e l siglo XVII "llevan el sello de una nueva organización social que
intentará disciplinar el desorden lúdico instaurando la contabiliz.ación y el
poder de las reglas. Esta evolución orientada hacia un ordenamiento
impecable culminará en el deporte del siglo XX, el cual, conforme a los valores
de su contexto, potenciará a ultran za la competición, la medida y el
espectáculo." (Parl ebas, 200 1:227)

Si bien la lógica interna de los juegos es un espej o exce lente donde observar
e l conjunto de re laciones y apre ndi zajes motores que acti van los juegos
tradi c io nales, esta visió n pu ede enriqu ecerse si se compl e menta esta
info rmación con la que ofrece la lógica externa asociada a rasgos representativos
del contex to soc iocultural de estas prácticas motrices.

La lóg ica interna de unjuego tradic ional puede ser reinterpretada desde fuera,
por una "lógica externa" que le atribu ya significados simbóli cos nuevos,
insólitos o específi cos. Mi entras que la lóg ica interna dirige la atenc ión al
estudi o de las propiedades internas que fund amentan las reg las de un juego,
la lógica ex terna orienta e l interés hacia aque ll as condiciones, valores y
signifi cados que le dan los grupos sociales o personas determinadas.

Al aplicar la noc ión de lóg ica externa de un juego tradi cional se debe
considerar e l conjunto de re laciones socioc ulturales que mantienen sus
protagoni stas sobre los otros participantes (teniendo en cuenta con quie n
juegan según criteri os de edad, género -masc ulino o femenino- , gremio o
condi ción soc ial), sobre las zonas (referidas a los lugares concretos de práctica,
ya sea una ca ll e, pl aza, taberna o era), sobre los materiales (respecto al proceso
de construcc ión y personali zac ión de los objetos de juego) y sobre la
localización temporal (en torno al mo me nto de práctica: fes ti vidad, fin de una
estación- primavera, verano, otoño, in vierno-, c icl o del año). Aqu í la atenc ión

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se centra en aquell os rasgos que son externos a los lími tes que establecen las
reg las de un juego, es dec ir, de modo que este conj unto de relaciones tambi én
constitu yen un auté ntico sistema soc ioc ultural (Lavega, 1998).

Precisamente estas dos caras de los juegos tradic ionales, tex to y contex to,
lóg ica interna y lógica externa, sistema prax io lógico y sistema soc iocultural
son las que justifica n e l pl anteamiento contex tuali zado para una educación
física que fomente la pedagogía de las conduelas etnomotrices.

Favorecer aprendizajes contextualizados

Cua lquier profesor dedicado a la enseñanza oficial de la educación (física)


debe reco nocer que en su acc ión docente ade más de atender a las bases que
establecen las directrices oficiales, también debe ser portador de valores e
ideo log ía. En estos momentos en los que es necesari o formar personas más
humanas, más respetuosas con los demás, más sostenibles con su medio
ambiente y más predispuestas a convivir en una soc iedad intercultural resulta
imprescindible impartir una educac ión física más contex tualizada.

Entendemos por educac ión (fís ica) contextuali zada aq uella labor pedagogía
que trata de restitu ir a través de las situac iones educati vas (motri ces) los
valores y las constantes sociales y culturales, de las gentes y las costumbres
de l lugar donde se reali za esa educac ión. En el ámbito de la educación física
los juegos y deportes tradic ionales ofrecen unas condi ciones privileg iadas, ya
que por un lado ofrecen un repertori o mu y variado de situaciones motrices,
cuya lógica interna permite acti var en sus protagoni stas procesos y vivencias
mu y enriquecedores. Paralelamente, al llevar e l se ll o de determinados símbolos
y constantes soc iales de su contex to socioc ultural, permiten a sus protagoni stas
interi ori zar valores y constantes claramente soc iali zadores.

Cualquier estrategia educati va que intente introducir en los alumnos e l


potencial educati vo que ofrecen la lóg ica interna y la lógica externa de los
juegos estará incidiendo en los fundamentos de la pedagogía de las conductas
etnomotrices.

Para entender este planteamiento, se debe ac udir en primera instancia al


concepto de conducta motri z. No obstante, antes recordemos que la noc ió n de
acción motriz remite al resultado visible que emerge de cualquier situac ión
práxica, es decir, en e l caso del juego de pe lota son acc io nes motrices de este
juego: hacer un saque con la pelota, correr, sa ltar, golpear la pe lota, etc.
Obviamente, no corresponden a este juego acc iones motrices como agarrar al
contrario, meter una canas ta, capturar a un ad versario o salvar a un compañero.
Por tanto, la lógica interna de cualquier juego acti va un conjunto de relac iones
internas que hacen emerger unas determinadas acciones motrices para cada
práctica.

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Educación Social 33 El juego , herramienta educativa

Mientras la noc ión de acc ió n motri z es más abstracta e impersonal, e l concepto


de conducta motriz centra el interés en la persona que se mueve, que se
desplaza; considerando sus decisiones motrices, sus respuestas afecti vas, su
noc ión de riesgo, sus estrategias corporales; así como la interpretac ión que
haga de las conductas motrices de los demás partic ipantes ... Cualq uier
conducta motri z info rma de la intervenció n estrictamente física o motri z de
su autor pero también de la vivencia personal q ue le acompaña (a legrías,
temores , percepciones ... ), en definiti va, es un fi e l refl ejo de la manera de estar
y de sentir la vida de la persona que ac túa.

"La conducta motri z es la organi zac ión sig ni ficati va de l comportamiento La conducta
motor. La conducta motri z es e l comportamiento motor e n cuanto portador de motriz es la
signifi cado.
organización
Se trata de la organi zac ión signi ficati va de las acc iones y reaccio nes de una
persona que actúa, la pertinenc ia de cuya ex presión es de naturaleza motri z.
significativa del
Una conducta motri z sólo puede ser observada indirectamente; se manifiesta comportamiento
mediante un comportamiento motor cuyos datos observables están dotados motor
de sentido, y que es vivido de forma consciente o inconsciente por la persona
que actúa. Por ejemplo, cuando se film a a un jugador de vo leibol, se graban
sus inmov ilidades, sus actos de despl azamiento, de sa lto y golpeo de pe lota;
en suma, sus comportamientos motores; se habla de conducta motri z cuando
se intenta captar, junto con esas mani fes tac io nes objeti vas, el significado de
la vivencia que tienen asociada directamente (intención, percepc ión, imagen
menta l, proyecto, moti vac ión, deseo, frustrac ión, etc.) .
De hecho, la conducta motri z no se puede reducir ni a una secuencia de
manifestaciones observables, ni a una pura concienc ia desli gada de la rea lidad.
Respo nde a la totalidad de la persona que actúa, a la síntesis un itari a de la
acc ión signi ficati va o, si se prefi ere, del signi ficado actuado. Esta doble
perspectiv a que co mbina e l punto de vista de la observac ió n ex terna
(comportamiento observable) y el de l significado interno (la vi vencia corporal:
percepc ión, imagen mental, antic ipación, emoc ión ... ) permite al concepto de
conducta motri z desempeñar un papel crucial e n la educac ión fís ica" (Parlebas,
2001 :85).

Los juegos tradicio nales pos ibilitan un sinfín de maneras di stintas de organi zar
su lógica interna o lo que es lo mi smo, un repertori o excepc ional de formas
di stintas de re lac ionarse motrizmente, correspondientes a los di stintos dominios
de acció n motri z (familias de juegos resultantes de la cl as ificac ión que e labora
Parlebas) de los que se puede servir la educac ión física contextuali zada. En
cada uno de esos do minios, los protagonistas tienden a solucionar problemas
motores de naturaleza parec ida, lo que pe rmite acti var unos procesos o
mecani smos de funci o namie nto asociados a un a tipología co ncreta de
conductas motrices (La vega, 2004a).

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33 Educación Social

A modo de eje mplo y orientación, se muestran algunas indicaciones sobre los


di stintos dominios de acción motri z.

Los juegos tradicionales que se realizan en solitario (psico motores) y en


un medio estable tienden a generar situaciones que requieren automati zar
estereotipos motores, reproducir repetidamente una determinada modaJidad
de ej ec ución de acciones motrices; dos ificar las fuentes energéticas para
actuar con eficac ia en el esfuerzo físico requerido, etc. Estos juegos son los
más apropi ados para desencadenar conductas motrices asociadas a la
constancia, el auto-esfuerzo, el sacrific io, e l conoc imiento de uno mi smo ...
(p.ej . juegos de lanzamientos, sa ltos, carreras ... ). Igual sucede en otras
situac iones de la vida di aria cuando muchas veces el resultado de lo que
se hace depende únicamente de uno mi smo (esforzarse en el trabajo, ser
constante al aprender a leer o escribir, sacrificar algunos momentos de oc io
para acondicionar las reformas de un pi so y luego poder estar con más
confort ... ).

Los j uegos tradicionales de colaboración ofrecen un sinfín de situac iones


motrices que hacen emerger conductas asociadas a la comunicación
motriz, e l pacto, el sacri ficio generoso en la colaboración, tomar la
iniciativa, crear respuestas ori ginales, respetar las dec isiones de los demás.
Igual que en la vida cotidi ana, e l grupo es autónomo para decidir de modo
solidario la solución de los problemas; por ejemplo en un contexto
democrático las relaciones soc iales llevan a tener que solucionar problemas
tales como la violencia, la fa lta de ag ua, la contaminación, los incendios,
la di scriminac ión... ; los cuales di fíc ilmente encuentran una respuesta si no
es mediante la cooperación de todas las personas implicadas.

Los juegos tradicionales antagónicos (de oposición o colaboración-


oposición) ex igen que los protagoni stas tengan que tomar decisiones,
anticiparse, descodificar los mensajes de los demás o llevar a cabo
estrategias motrices. Este grupo de juegos puede servir para fo mentar las
conductas asociadas al desafío, la competiti vidad o la resolución de
proble mas. Será conveniente trabaj ar con todas las clases de lógicas
internas que ofrecen los juegos de opos ición y de cooperación-oposición,
para optimi zar al máximo este tipo de conductas motri ces. Por ej empl o, en
los juegos en que los jugadores cambian de eq uipo o relac ión motri z con
los demás (juegos con una red de comuni cación motri z inestable, p.ej . la
persecución en caden a o e l Gav ilán 1 ) la derrota se desdramati za, ya que
todos los protagoni stas van a terminar formando parte del mi smo equipo.
En la vida di aria, a menudo conflictos entre distintas empresas terminan
resolviéndose mediante fusiones (cambio deequipoo pactos) o la búsqueda
de la repartición de competencias.

Los juegos que se realizan en un medio inestable, ya sean psicomotores


o sociomotores, ex igen que los protagonistas lean y descifren las dificul tades
e imprev istos que genera su relación con el terreno de práctica. Este tipo
de situacio nes favorecen conductas motrices adaptati vas asoc iadas a la
toma de decisiones, efi cacia inte li gente, anticipac ión, riesgo y aventura.

60 I
Educación Social 33 El juego, herramienta educati va

Son bue nos eje mplos aquell os juegos tradi cionales que se reali zan
principalme nte en el medio natural (chambot, juegos de esconderse,
juegos de orientación, etc, ). En el ámbito rural es habitual tener que estar
pe ndi e nte continuame nte de los impe rativ os meteorol óg icos y de
imprevi stos a la hora de organizar la actividad laboral cotidi ana.

Parale lamente, desde el punto de vista de la lógica ex terna, los juegos


tradicionales también nos ofrecen un legado extraordinario de relaciones y de
procesos sociales y culturales dignos de tenerse en cuenta y de restituirse en
los proyectos ambiciosos de educació n física.

En primer lugar todo juego tradicional es ante todo un diálogo entre personas Todo juego
de di stintas edades; cualidad que confirma al considerar que estas prácticas tradicional es
deben asociarse a un proceso intergenerac ional de transmisión (oral) de
ante todo un
conocimientos y de costumbres. Habitualmente aprendemos a j ugar y a
re lacionarnos con los demás grac ias a la intervención de las personas de diálogo entre
di stintas edades (generalmente familiares directos) que conviven con nosotros. personas de
distintas edades
Además el juego tradicio nal también presenta un excelente escenario de
sociabilización a través de la relación social que se origina entre los
protagonistas. Las características de los juegos tradicionales invitan a reconocer
di stintos tipos de situaci ones según la edad Uuegos infa ntiles, de jóvenes y
de adultos) , e l género Uuegos masculinos, femeninos y mi xtos) o atendiendo
cualqui er otro criteri o soc ial Uuegos po r re lación de vecindad , por gre mios,
etc.).

A través de los juegos tradicio nales tambié n ha sido uso y costumbre aprender
a relacionarse con cada uno de los espacios más representativos de la
localidad en la que uno vive. A pesar de que cada vez ex isten más limitaciones
y dificultades para emplear determinados espacios, todavía es posible encontrar
al guna pl aza o lugar cercano susceptible de poder conocerse a través de
ex periencias pedagóg icas basadas en la cultura lúdica.

Al mi smo tie mpo, las di stintas formas de jugar tradicionales han permitido a
sus protagoni stas educar una relación sostenible con los materiales de uso
cotidiano. La búsqueda de pos ibles objetos de juego, procedentes de la
naturaleza o del entorno doméstico, unida al proceso de e laborac ión y
construcc ión personali zada de estos elementos de juego es una extraordinaria
opción para dej ar que los alumnos sean artesanos de sus propi os objetos de
juego, culminando dicha experienci a con la vivencia de distintas situac iones
de juego con los materi ales construidos ,

Finalmente, los juegos tradicio nales han servido para educar una determinada
relación con el tiempo. Estas prácticas invitan a vivir el presente, sin pri sas,
di sfrutando de cada in stante sin la neces idad de agobiarse por e! tie mpo futuro.
En algun as ocas iones este vivir aquí y ahora ha respondido a modas pasajeras,
de determinados juegos que se practi can sorprendente mente durante unos días
del año; otras veces han sido asoc iados a alguna celebración festi va (reli giosa
o pagana) y también es pos ible encontrar juegos según la meteorología o las
estac iones de l año.
161
33 Educación Social

Juegos tradicio- Dada su condición sistémica, los juegos tradic ionales se comportan como
nales se compor- sistemas soc iocultura les abiertos a los intercambios de influencias y fluj os que
tan como siste- ejercen otras realidades socioculturales del entorno; por este moti vo las
relaciones anteriormente indi cadas (con los demás protago ni stas, con los
mas
lugares, con los materiales y con el tie mpo) tendrán determinadas características
socioculturales según como sean estas influencias respecto a realidades del entorno ta les
abiertos a los como la acti vidad labora l, la vida doméstica, la reli gión o e l sistema deportivo.
intercambios de Por ejemplo, si se trata de un juego mu y vincu lado a un oficio o acti vidad
influencias y económica, los protagoni stas, los lugares, los materiales y sus constantes
flujos que ejercen temporales serán di stintas respecto a aque ll os juegos que haya n rec ibido las
princi pales influenc ias de l modo de organi zac ión que establece la organi zac ión
otras realidades
instituc ional deporti va.
socioculturales
del entorno La propuesta que aquí se pl antea es est imular en los alumnos los procesos de
socia li zación que la lóg ica interna de los juegos tradic ionales activa,
compl ementándolos con los aprendi zajes que se derivan de las re lac iones
sociales y culturales de su contex to (lógica ex terna). Es entonces cuando al
comple mentar la pedagogía de las conductas motrices de cada alumno, con
las relaciones soc ioculturales correspondientes al entorno próximo, se puede
habl ar de una ed ucac ión fís ica contex tuali zada, es dec ir, de una pedagogía
de las conducTas etnomotrices.

Para faci litar la comprensión de este discurso, en la tab la sigui ente se sinteti zan
algunas de las ideas princ ipales que caracterizan las relaciones motri ces y
socioc ulturales que desencadenan los juegos y deportes tradicionales. A pesar
de que ambos grupos de re lac iones se ordenan en para le lo sigui endo el mi smo
criterio (desde dos ópticas di stintas; praxiológica y soc iocultural) cualquier
combinación de estos criterios de la lógica interna y de la lógica ex terna de
los juegos puede ser válida; para e llo tan sólo bastará con proponer objeti vos
pedagógicos que nos interese educar a nuestros alumnos y tratar de ser
congruentes y coherentes a la hora de selecc ionar contenidos de esos juegos
tradicionales.

Relaciones contextuales que permiten activar los


juegos tradicionales

Relaciones motrices desde la Relaciones socioculturales desde la


lógica interna lógica externa

Infra-juego (pacto de las reg las de l Transmi sió n interge nerac io nal de
juego - modificación, in ve nción-) conoc imi e ntos

Re lac ió n CO /7 los demás Uuegos Re lación CO/7 OTras personas (según


ps icomo to res, d e co labo rac ió n, edad, gé nero, o por a lg un a
o pos ic ió n, de co laborac ió n- característica soc ial)
o pos ic ión)

62 1
Educación Social 33 El juego, herramienta educati va

Re lac ió n co n el es pac io Re lació n con las zonas o lugares


(a d a pt a ci o nes a imprev is tos (espacios abi ertos/cerrados; la pl aza,
originadas por espac ios inestables o la calle, la era; espacios próx imos/
juegos sin incertidumbre espacial) lej anos de la localidad, de la comarca
e incluso de la región)

Re la c ió n co n el mate ri al Relac ión con los objetos (proceso de


(manipulac ión de diferentes objetos, construcción y personal ización de
juegos sin material) o bj e tos o bt e nid os d e l e ntorno
co tidi a no)

Relació n con el tiempo (formas de R e lac ió n co n los mo ment os


inic iar o fin ali zar los juegos , tipo de (parti c ipac ió n e n un a ce lebrac ión
parti cipaci ón, simultánea o alterna) festiva local,juegos según estaciones
meteo rol óg icas, juegos de diferentes
épocas)

Los juegos tradicionales en la educación de


valores

Pasemos a ver a través de a lg unas ideas y ejemplos concretos como se podrían


combinar algunas de estas re lac iones e n pro de una pedagogía de las conductas
etno motrices.

Aprender a ser respetuosos con los demás


(aprender a jugar con el pacto de reglas y la transmisión inlergeneracional
de los juegos)

Dada la condi ción soc ial de l juego tradic iona l, en este apartado se trata de
estimul ar inic iativas que fomenten el diálogo, e l respeto y la convivencia entre
las personas. Dado el carácter abierto e integrador del juego tradicional, se
puede actuar sobre estos temas incentivando ex periencias en las que coincidan
personas de di stintas edades (generaciones), géneros (masc ulino, fe menino)
y característi cas soci ales. Sirva para confirmar esta propiedad de los juegos
tradic io nal es que un estudio etnográfi co reali zado en la comarca leridana de
Urgell (La vega el al. 2002) , los juegos in ventariados ev idenc iaron que un 85
% de las prácticas eran juegos tradicionales cuyas reglas flex ibles variaban
según las localidades de ac uerdo con las preferencias de sus protago ni stas;
además , e l 15 % restante correspondía a casi-juegos , es decir, situac iones sin
reg las en las c uales grac ias a la manipulación de algún objeto cotidi ano los
protago ni stas improvisaban un sinfín de situ aciones de juego di stintas.
Así, a modo de eje mpl o, se podría proponer la tarea de identificar los j uegos
cotidi a nos de las personas anc ianas de l lugar y tratar de llevarlos a la prácti ca
o, incluso, de adaptar o modi ficar si fuera necesario algunas de sus reglas ;

1 63
33 Educación Social

también se podría solicitar a los más anc ianos que en señaran a la población
infantil a construir conjuntamente determinados juguetes, siguiendo un
proceso cooperati vo y artesanal, a partir de la utili zación de objetos del
entorno cercano (como la e laborac ión de pataco nes o cartetas, es decir, trozos
tradi cionales, a partir de l uso de cartas viej as de barajas de naipes).

En este sentido exi sten experiencias mu y enriquecedoras en las que se ha


promovido este di alogo intergeneracional, tanto en programas de educac ión
física, como en escuelas o campus deporti vos de verano, como en ludotecas
e, incluso, en otros países como Ho landa en museos vivos que reproducen los
usos y costumbres de la sociedad tradicional.

Compartir experiencias óptimas con otras personas


(co mpartir la relación motriz con los demás - lógica interna-y la relación con
los otros protagonistas - lógica externa-)

Uno de los princ ipales retos que debe asumir todo educador fís ico pasa por
ofrece r a sus a lumn os la viv e nc ia de ex pe rien c ias ó ptim as . Pa ra
Csikszentmihalyi ( 1997) 2, estudi oso de la felicidad, este tipo de ex periencias
aparecen en condi ciones mu y concretas .

" Capac idad acti va de l protagoni sta para pro vocar que algo suceda. Los
mejores momentos de nuestra vida, no son mo mentos pasivos, recepti vos
o re lajados. Los mejores momentos suelen suceder cuando e l cuerpo o la
mente de una persona han llegado hasta su límite en un esfuerzo voluntario
para conseguir algo difícil y que valiera la pena. Una ex perienci a óptima
es algo que hacemos que suceda.

Sentimiento de participac ión. Los músculos del nadador pueden haberle


dolido durante su carrera memorable, sus pulmones puede que hayan
estado a punto de ex pl otar, y tal vez haya sufrido un poco de mareo y fatiga;
sin embargo, pueden haber sido los mej ores momentos de su vida.

Flujo. Estado en el cual las personas se hall an tan involucradas en la


acti vidad que nada más parece importarles; la experiencia, por sí misma,
es tan pl acentera que las personas la reali zarán incluso aunque tenga un
gran coste, por el puro moti vo de hacerl a

Estado óptimo de experiencia interna este estado se manifiesta cuando


hay orden en la conciencia. La falta de orden interno se muestra en una
condición subjeti va que algunos autores llegan a denominar ansiedad
o ntol óg ica o angusti a ex iste nc ial. Mientras que la huma nidad ha
incrementado colecti vamente sus poderes materi ales cientos de veces, no
ha avanzado mucho en términos de mej orar el contenido de su ex perienc ia"
(pág . 34).

641
Educación Social 33 El juego, herramienta educativa

Al participar de un juego, las reglas, los pactos y los símbolos cobran vida
orientando a los protagoni stas a tener una imagen global de la red de relaciones
sociales que van a vivenciar. ¿ Quiénes son mis compañeros? ¿Quiénes son mis
adversarios? ¿Tengo un rival o debo enfrentarme a más personas? ¿Con quién
puedo pactar alguna alianza?, son ejemplos de preguntas que originan
relaciones y representaciones simbólicas distintas en sus actores. Si esta
imagen global del juego se asocia a una aventura o reto fascinante, habremos
garantizado situaciones pedagógicas asociadas a vivir experiencias óptimas.

Imaginemos la siguiente situación ficticia en la que un profesor intenta


favorecer experiencias óptimas en Oriol, Imma y Pere, alumnos de lO de ESO
a través de proponerles participar en el juego del pañuelo. Las reglas de este
juego tradicional introducen a todos los alumnos en una misma lógica motriz
caracterizada por la distribución de los jugadores en dos equipos, el uso de un
pañuelo para desafiar a los adversarios. Son acciones motrices de este juego:
correr, detenerse ante el pañuelo, coger el pañuelo, huir, fintar o perseguir.

En este juego, a pesar de que estos protagonistas se entregan en cuerpo y alma


a este juego que les genera experiencias optimas, se trata de personas con
características físicas distintas; sin embargo, lo que distingue su participación
en cada partida no es su peso, estatura o color de pelo, sino la manera singu lar
de interpretar y llevar a cabo las acciones motrices del juego.

Oriol, el más atrevido y arriesgado, siempre que dicen su número intenta


sorprender al contrario con una nueva jugada; Imma, mucho más calculadora,
opta por asegurar sus acciones motrices, sabe que actuar sin titubeos y con
decisión es muy importante; Pere, más inseguro y dubitativo, a menudo le
cuesta reaccionar ante las acciones repentinas de sus adversarios; a Pere le
gusta ceder la iniciativa a los demás, y a menudo espera que su rival se lleve
el pañuelo para intentar capturarlo.

Cada uno de estos jugadores lee, descifra e interpreta la gramática del juego
de modo distinto, realizando cada una de las acciones motrices con rasgos muy
personales y propios. Ante esta noción personalizada de conducta motriz se
tendrá que plantear un proceso educativo que además de garantizar estas
experiencias óptimas, oriente a cada jugador a optimizar sus respuestas de
acorde con lo que le exige la lógica del juego.

Además, para garantizar un crecimiento óptimo de sus conductas motrices, el


educador tendrá que introducir secuencias de juegos tradicionales que se
correspondan con las distintas estructuras de interacción motriz (juegos
psicomotores - de correr/saltar/lanzar ... -, de cooperación (con I rol/varios
roles, para automatizar/para tomar decisiones) de oposición (uno contra uno/
uno contra todos/todos contra todos, duelos simétricos/asimétricos, oposición
corporal/instrumental, participación simultánea/alterna- ) y de cooperación-
oposición (duelo de equipos/n -equipos/equipo contra el resto/juegos
paradójicos; duelos simétricos/asimétricos; interacción corporal/instrumental;
participación simultánea/alterna).

1 65
33 Educación Social

Desde una visión externa se puede complementar la aportación de la lógica


interna de los j uegos si se conoce qué proceso de transmisión han seguido los
juegos tradi cionales y quiénes han sido sus principales actores. Téngase en
cuenta que, por ejemplo, eljuegode la rayuela (xarranca) en épocas ancestrales
era un juego de adultos, con claras con notaciones re li giosas; mientras que
ahora es patrimonio de la población infantil femenina .

En este sentido será conveniente saber la edad , e l género y si existe algún


vínculo social (o laboral) entre sus protagonistas. La soc iedad rural tradicional
a menudo ha di stinguido los roles y estatu s de las personas, circunstancia que
se confirma en las características de sus juegos y di ve rsiones lúdicas. La fuerza,
la violencia y e l enfrentamiento med iante el contac to corporal aparece en los
juegos de hombres; la colaboración , las habilidades estilizadas y las canciones
sue len estar presentes en los juegos femeninos. Por ejemplo, en eljuego de las
tabas la versión de las chicas es en solitario, tratando de reali zar habilidades
de coordinación con los huesecillos , mi entras que los chicos juegan en
opos ición a golpear y casti gar a quién se equivoca en su lanzamiento.

En el estudio realizado en la comarca de l Urgell , citado an teri ormente, se


observó que los juegos tradici onales son en un 40 % juegos mascu linos; un
30 %, femeninos; un 10 % de juegos pueden practicarlos tan to chi cos como
chicas por separado y un 20% son prácticas mi xtas.

Atendiendo a los juegos que prefiere cada género de población , se observa que
los juegos de los chicos son mayoritariamente antagónicos (en un 67 % ) con
un gran componente de contacto corporal, de los cuales 49 % son de oposición
y 18 % de cooperac ión-oposición (el resto son en un 3% de cooperación y el
30 % psicomotores) .

En cambi o, entre las niñas el 39 % de los juegos son de cooperación, el 38 %


de oposición pero a través de objetos o de estructuras como uno contra todos ;
el 8 % son de cooperación-opos ición y el resto son psicomotores.

Sin duda, las relaciones, los símbo los y la orientació n de los aprendi zajes son
desiguales entre ambos géneros, dado que en ese entorno rural el estatus soc ial
es distinto en cada caso; cercano al aprendi zaje cooperativo de las tareas
domésticas no competiti vas en el género femenino y vinculado al desafío de
adve rsidades e in comodidades de l trabaj o del campo (a l combatir la
incertidumbre de la meteorología, la limitación de recursos ... ).

Por tanto, una educación física contextuali zada en esa zona debería tratar de
inc idir al mi smo tiempo sobre la optimi zac ió n de las conductas motrices de
los alumnos y, a la vez, dar a conocer desde la práctica qué tipo de juegos
practicaban sus familiares o personas del lugar según género, edad u otros
rasgos c ultural es. Además, es ta intervenc ió n pedagóg ica se podría
complementar mediante la comparación de los juegos tradicionales de sus
familiares con los juegos ac tuales.

661
Educación Social 33 El juego, herramienta educativa

Otra idea, orientada a complementar esta intervención, podría consistir en


pl antear alguna jornada o ex periencia lúdica e n la cual pudieran participar los
di stintos miembros de las unidades fa miliares, tal y como acostumbra a pasar
fuera de la escuela en las situac iones espontáneas de juego.

Aprender a tener una relación sostenible con el medio


ambiente
(aprender desde la relación motriz con el material - lógica interna- y a través
de la relación sociocultural con los obj etos - lógica externa)

En los juegos tradicionales el uso del material constituye un aspecto sociali zador
de pri mer orde n. Al estudiar los juegos tradi cionales en cualqui er reg ión
españo la (sirva de ejempl o Maestro; Lavega et al. 2000) se observan rasgos
muy singulares en el uso de los materiales de prácti ca.

Ex iste un sinfín de formas vari adas de manipulación de objetos asoc iados a


cualquier dominio de acción motriz o fa milia de juego tradicional. Sirvan de
ejemplo las siguientes referencias .

En los juegos en solitario los objetos se pueden manipular para reali zar a)
lanzamientos (de obj etos peq ueños buscando precisión: hoyete, tej o, rana,
bolos , patacones; b) juegos de arrimar: lanzar a una línea, a una superficie
rectangul ar, el siete y medi o; el tej o inglés; c) saltos (del pastor, saltos a pies
juntos); d) levantamientos de obj etos (arado, piedra, tronco, sacos); e) transporte
de objetos (txingas ,jarras, sacos); y ... f) otras habilidades (mal abares, rev uelta
del pastor).

En los j uegos sociomotores de cooperación son buenos ejempl os los juegos


de cue rda, juegos con cintas elásticas, juegos de formar dibuj os con las
pequeñas cuerdas cogidas con los dedos de las manos; intercambi o de pelotas
con los pies; juegos de palas con pelota, etc.

En los juegos sociomotores de oposición o de cooperación OposlclOn la


manipulac ión de materi ales se asocia a los juegos de pelota, las canicas, robar
pañuelos, pul seos de pica, ti ro de palo; el chambot, la petanca, la bill arda,
lacrosse o el tiro de soga.

Los ejemplos mostrados justifi can una vez más la riqueza motri z que ofrece
la lóg ica interna de los juegos tradi cionales cuando se trata de proponer
di stintas fo rm as de relacionarse motri zmente con los materi ales.

Una vez más la pedagogía que se propone tendría que saber aprovechar esta
vari edad de posibilidades para incorporarlas e n las cl ases de educación física.
No obstante, igual que se ha indicado en los otros apartados, esta pedagogía
de conductas motrices manipul ati vas se puede enriquecer substancialmente
si se contextuali za su intervención, al asoc iarlo por ejemplo al proceso de
bú squ eda y elaborac ión artesanal de los obj etos empl eados en los juegos
tradic ionales.
167
33 Educación Social

Para fac ilitar la comprensión de esta propuesta, volvam os a servirnos de los


resultados que nos desvela e l estudi o rea lizado en la comarca leridana de
Urgell . De los juegos inventariados se constata que una mayoría de los j uegos
(69 % ) hacen uso de algún material. Si profundi zamos sobre este grupo de
prácticas en relación con la intervención artesanal sobre estos obj etos,
observamos que e l 43 % de los protago nistas partic ipan del proceso de
construcción y personali zación de sus materi ales de juego; e l 44 % hacen uso
de obj etos sin modificar su apariencia inicial y tan s610 en un I I % de los casos
los materiales se compraban.

Respecto a la procedencia de esos materi ales, e l 64 % proceden del entorno


rural cercano, el 25 % se obtienen del entorno natura l y el resto de cualquier
lugar de l contexto cotidi ano.

E n la siguiente tabl a se muestran algunos eje mpl os de los materi ales uti li zados
en los juegos tradicionales.

Procedencia Manipulación Algunoa etemplos de oblectos

Entorno Natural Objetos Caña, pitos de frutos , frutos , can icas de


modificados madera, ramas , huesecillos de animal ,
hojas ...

Objetos en su Tierra o arena; piedras; arcilla; pitos de


estado cereza, agua ...

Entorno próximo Objetos Cinta de vestir, cartón, cajas de ceri llas,


modificados calabaza, aros (de bicicleta, de tonel de
vino) , pelota (de papel, de ropa, de tiras de
rueda de bicicleta .. .), pinzas de tender
ropa, papel .. .

Objetos en su Agujas de pelo de cabeza grande, anillas,


estado cuerda, cordón, botón, hilo, cuchillo, sillas,
pañuelo, dedal , escoba, zapatilla, albarca,
monedas , tapones , chapas , carte tas
(baraja de ca rtas), bufanda , bo tes ,
envases , tacón de zapato, bolígrafo, bolas
de cojinete ...

Objetos Objetos Baraja de cartas; bicicleta; bolos; muñecas,


comprados comprados canicas ...

68 1
Educación Social 33 El juego, herramienta educativa

Estos datos muestran como, a través del juego tradicional, se puede enseñar
que es posible divertirse y protagonizar aprendizajes inteligentes sin necesidad
de disponer de excesivos recursos materiales. Por tanto, estos aprendizajes
motores están unidos a la pedagogía de temas ambientales tales como el
desarrollo y el consumo sostenibles, por lo que bien tratados pueden educar
valores tales como:

Reducir el impacto: En el contexto de los juegos tradicionales, los objetos


que se compraban no eran la situación más frecuente , sin que ello impidiera
poder pasárselo bien. Aprender a jugar con objetos que no hace falta
comprar supone incidir en el concepto de reducir el impacto.

Reciclar: En los juegos tradicionales se observa una gran variedad de


materiales, que pueden servir para hacer muchos juegos distintos. Además,
un mismo juego se puede hacer con materiales muy diversos, por ejemplo,
se puede jugar a la rayuela con (una piedra, una carteta, una moneda, un
tacón de zapato, un zapato, un trozo de madera, una tiza ... ). Si se da la
oportunidad al alumno de que participe en el proceso de búsqueda y la
elaboración de algún objeto de juego con materiales de reciclados se estará
incidiendo directamente en la sensibilización de este factor ambiental.

Reutilizar. En el juego tradicional es habitual que un mismo objeto se


emplee para jugar a distintos juegos. Por ejemplo, una carteta (trozo de
carta de naipes) puede servir para hacer lanzamientos (de aproximación a
una zona, de precisión), puede ser un objeto de apuesta, puede hacer de
silbato, de peonza o de útil que se use con otros materiales (tejo, canicas,
peonza ... ). De este modo se puede incidir en el aprendizaje de nuevos
valores relacionados con reconocer la infinidad de objetos que tenemos
en nuestro entorno doméstico que pueden tener diferentes utilidades, antes
de precipitarse en el hecho de "usar y tirar".

Valorar los recursos. Al conocer la procedencia de los materiales y sobre


todo al poder construir artesanalmente los útiles de juego, y además
personalizarlos, los protagonistas pueden darse cuenta de lo fácil que es
aprovechar muchos objetos del entorno, conociendo todo su proceso,
desde que se obtienen hasta que se emplean en el juego, circunstancia muy
distinta de los juguetes que se compran, de los cuales apenas se conoce
nada de su proceso de elaboración y habitualmente carecen de muchas
prestaciones motrices.

Todas estas observaciones nos llevan a proponer experiencias asociadas a la


elaboración de distintos objetos de juego, por ejemplo una sencilla maleta de
materiales, que acto seguido va a servir para vivenciar numerosas escenas de
juegos tradicionales y también de experiencias óptimas. Los lemas: un objeto
y mil juegos, y un juego con mil objetos distintos pueden sintetizar esta
propuesta.

169
33 Ed ucación Social

Epílogo

Las ideas y arg umentos aportados en este tex to nos confirman el enorme
potenc ial pedagóg ico que son capaces de aportar los juegos y deportes
tradicionales si se pl antean situac iones educati vas contextualizadas, es dec ir,
apro vechando la riqueza que aportan el tex to y e l contexto, la lógica inte rna
y la lógica externa de estas prácticas.

Cada juego tradicional, al disponer de una determinada lógica intern a, ex ige


que en cada partida sus jugadores resue lva n distintos tipos de problemas
motores, asoc iados a modos específi cos de relacionarse con los demás, con
el espac io , con e l materi al y con el tiempo. Este conjunto de relac iones
motrices deducidas de la lóg ica interna por e ll as mi smas ya justifican una
auténtica pedagog ía de las conductas motrices.

Al mismo tie mpo, se trata de prácticas que se han impregnado de rasgos


sociales y culturales locales, donde conve rgen símbo los, percepc iones ,
representac iones soc ia les y signifi cac iones cultu ra les . Por tanto, estas
conductas motrices podrán incidir de forma más profunda sobre el proceso de
sociali zac ión de los alumnos si se incide sobre los apre ndi zajes soc iales y
culturales que proceden de su contexto, ya que en los juegos tradicionales los
actores también se re lacionan con otras personas, lugares, momentos del año
y materi ales del entorno.

En estos términos la motricidad adqui ere la d imensión de etnomotricidad y


consec uentemente la educac ión de las conductas motrices dev iene una
pedagogía de conductas etnomotrices, es d ec ir, de a pre ndi zaj es
contextuali zados que van a calar en lo más hondo de los protago ni stas.

Ahora bien, debe quedar claro que todas estas estrategias deberían aportar un
valor añadido al ti empo de práctica y de interve nción motriz en las clases de
educación fís ica. Así, por ejempl o, tareas tales como pedir que los alumnos
pregunten a sus fa mili ares por sus juegos o que elaboren artesanalmente
objetos de juego deberán ser reali zadas fu era del horari o destin ado a esta
asignatura, para que fin almente toda esta carga educati va revierta y se acti ve
desde la vivenc iac ión contextualizada de las situac iones motrices de los
juegos tradicionales .

Independientemente de la edad, el género o el lugar de procedencia, pruticipar en


unjuego es pruticipru'en un conjunto de relaciones motrices, cogniti vas, afecti vas,
sociales y culturales que es necesario identificar y acti var. En este sentido, toda
labor pedagógica que introdu zca los juegos tradicionales, con rigor, sensibilidad
y coherencia en su contexto sociocultural, estará en condiciones óptimas para
originar experiencias inolvidables para conseguir que sus protagonistas crezcan
y se socialicen mediante aprendizajes lúdicos contextualizados.

Pere Lavega Burgués


Pro fesor titul ar lN EFC-Lleida (Centro adscrito a la Uni ve rsitat de L1e ida)

70 I
Educación Social 33 El juego, herramienta educativa

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Ripoll, O., Juga amb nosaltres. Barcelona. Molino

1 71
33 Educación Social

El Gavi lán o araña es un juego que consiste en que e l jugador que está en e l medi o,
intenta capturar medi ante despl azamientos laterales a los otros jugadores que tratan de
ll egar hasta e l otro lado de la pi sta. Los juga dores ca pturado s pasa n a ay udar a
capturar a l Gavilán , hasta que todos están atrapados.
2 Hac ie ndo uso de diversas met áforas e l autor indi ca que la fe lic id ad "es lo que e l
marinero que sujeta te nsa una c uerda siente cuando el viento sopla entre sus cabell os,
cuando el bote navega a través de las olas como un potro: las velas, el casco, el viento
y e l mar tararea ndo una ca nc ión que vibra e n las venas de l marinero. Es lo que un
pintor siente cuando los co lores en el cuadro empieza n a mostrar una tensión mag né-
tic a los unos co n los otros, y una cosa nueva , una form a viva, se dibuja frente al
asom brado creador. O es e l se ntimiento de un padre c uando su hij o respo nde por
primera vez a su sonrisa." (pág. 15)

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