08 Espiritu Santo Intro Estudio

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EL ESPÍRITU DE DIOS: SU PERSONA & SUS OBRAS

Una introducción a la pneumatología (neumatología)


“Pneumatología (neumatología)”: Se refiere al estudio del Espíritu Santo, de Su Persona y de Sus obras.
El viento [pneuma / pneu:ma]sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de
dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu [pneuma /
pneu:ma]. [Juan 3.8]
● El término “pneumatología” (se pronuncia sin la “p”, como “neumatología”) viene de la misma palabra
que se traduce “viento” (pneu:ma, que se escribiría “pneuma” o “neuma” en español).
● Esto no es nada nuevo para nosotros porque hablamos hoy día de un taladro “neumático” (es un taladro
que funciona con el “aire” — “neuma”), de los “neumáticos” de un carro (son los tubos de caucho en las
llantas que se inflan y contienen el el aire) y de la neumonía (que es la pulmonía, una enfermedad que
afecta los pulmones y el respirar). Así que, no se intimide por el término; ya lo conocemos.
● Entonces, como siempre, no va a haber un examen sobre “vocabulario”, pero es bueno que estemos
enterados de estos términos “teológicos” por si acaso alguien los use en una conversación, no nos tomaría
por sorpresa.

Más adelante en esta serie de la teología sistemática vamos a pasar unas semanas estudiando un poco más a
fondo este tema de la Persona del Espíritu Santo y Sus obras.
● Pero creo que es importante ahora que tomemos un tiempo para ver este asunto en el contexto de la
Trinidad.
● Hablamos de nuestro Dios, la Santa Trinidad: Tres Personas distintas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) en un
solo Dios.
● Vimos ciertas cosas que tenían que ver con la Segunda Persona de la Trinidad, el Hijo de Dios
(Jesucristo).
✔ Y obviamente hay mucho más que queremos aprender acerca de Él y lo haremos, si Dios permite,
luego en este estudio sobre la teología (pero en una serie de mensajes dedicados a este tema).
● Esto es lo que queremos hacer hoy con el Espíritu Santo: Verlo en el contexto de la Trinidad como vimos
un poco acerca del Hijo de Dios hace ocho días.
✔ Hoy sólo vamos a ver unas cuantas cosas específicas acerca del Espíritu de Dios para que entendamos
Quién es y cuál es Su función en la Deidad.
✔ Los demás detalles veremos luego en una serie de mensajes dedicados específicamente a la
“pneumatología”. En aquel entonces podemos hablar de todo lo que nos interesa, como el bautismo
del Espíritu Santo, la llenura del Espíritu, los dones del Espíritu, el sello del Espíritu y aun la
blasfemia contra el Espíritu Santo.

Entonces, hoy sólo queremos contestar dos pregunta generales:


1. ¿Quién es el Espíritu Santo? (Su Persona)
2. ¿Qué hace el Espíritu Santo? (Sus obras)

I. La persona del Espíritu: ¿Quién es el Espíritu Santo?


A. En primer lugar, el Espíritu Santo es una Persona.
1. Muchos hoy en día quieren decir que el Espíritu de Dios es simplemente la “influencia” de Él en el
mundo—o sea, es el “poder de Dios” influenciando sobre las personas.
a. A menudo los que dicen esto son los mismos que se oponen a la doctrina de la Trinidad.
b. Pero la Biblia es más específico en cómo se refiere al Espíritu; se refiere a Él como una
Persona... (tiene “personalidad”).

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2. El Espíritu es el Consolador (nos consuela) y Cristo se refiere a Él como una Persona.
Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad,
el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. [Juan 15.26]
a. “Él dará testimonio” porque sólo una Persona puede comunicarse.
b. Si el Espíritu Santo fuera sólo una “influencia” o un “poder”, tal vez pudiera consolarlos (como
hacernos sentirnos bien), pero jamás podría comunicarse con nosotros.
3. Otra vez vemos que Jesús se refiere al Espíritu como una Persona diciendo que Él tiene la tarea de
“convencer” a los pecadores de su condición delante de Dios.
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el
Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga,
convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. [Juan 16.7-8]
a. Una Persona “convence”, no una “influencia impersonal”.
b. Para convencerle a uno, tiene que saber quién es el “uno” (para escoger como el “blanco” de su
convencimiento) y luego operar en su vida tomando decisiones con base en conocimiento.
c. Sólo una Persona puede hacer esto (sólo alguien con “personalidad”—intelecto, conocimiento,
voluntad, y capacidad de razonar y evaluar).
4. Él (el Espíritu Santo) nos guía, nos habla y nos enseña. Son características de una Persona. Todo lo
que Cristo dice en este pasaje forma un conjunto de características de personalidad.
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará
por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que
habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo
que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber. [Juan
16.13-15]
5. El Espíritu Santo es una Persona igual que el Padre y el Hijo. No es una mera “influencia”—es una
Persona porque tiene “personalidad”.
B. En segundo lugar, el Espíritu Santo es Dios.
● Hay dos cosas que necesitamos entender aquí...
1. El Espíritu Santo es Dios; Dios es el Espíritu Santo.
a. Todo lo que que Dios es, así es el Espíritu. No es “menos divino” que el Padre, ni tampoco del
Hijo. Hay un solo Dios y el Espíritu Santo es Dios.
b. Con sólo ver un pasaje esto es bien claro: Hechos 5.3-4 dice que mentir al Espíritu Santo (v3)
es mentir a Dios mismo (v4)—el Espíritu es Dios.
3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al
Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?
4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué
pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. [Hech 5.3-4]
2. La segunda que necesitamos entender de la deidad del Espíritu Santo es que Él es “inmutable”.
a. Esto es muy importante para evitar ciertas herejías que han existido desde los primeros siglos.
b. Hay algunos que quieren decir que el Espíritu “procede” del Padre en el sentido de que el
Padre lo “sacó” de Sí mismo en la eternidad pasada (dando a entender que había un “tiempo”
en la eternidad pasada cuando el Espíritu Santo no existía y luego “procedió” del Padre).
Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad,
el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. [Juan 15.26]
i. Si esto fuera cierto, el Espíritu no sería Dios porque Dios es inmutable (porque es eterno e
infinito)—o sea, Dios nunca cambia en toda la eternidad (es lo mismo siempre).
ii. En Juan 15.26 la Palabra dice que el Espíritu “procede”, no que “procedió”. Él “procede”
del Padre en el sentido de que fue (y es) enviado por el Padre.
● Esto quiere decir que el Espíritu, en papel y función, hace la voluntad del Padre.

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c. Esta distinción (de “papel y función”) es algo que tenemos que entender acerca de la Trinidad.
i. Siempre hablamos de las tres Personas en este orden: Padre, Hijo y Espíritu Santo (y está
bien porque así es como aparece en la Escritura).
ii. Lo que tenemos que entender es que el orden es una indicación de papel y función dentro
de la Trinidad y no de “grados de deidad”.
iii. Los tres son Dios, pero cada uno tiene un papel diferente en la obra de Dios y por lo tanto
llevan a cabo diferentes funciones en la misma.
iv. Cristo se somete a la voluntad del Padre y hace siempre lo que le agrada al Padre. Así que,
Su papel y Su función son como los de un “Hijo” (y por esto lleva el título “Hijo de Dios”).
[a] No es que el Padre “generara” al Hijo en la eternidad pasada (como parece que el
Credo Niceno dice). El Hijo de Dios es Dios y siempre ha sido Dios, pero en “papel y
función” Él “se somete” al Padre.
[b] Por esto, lleva el “título “Hijo de Dios” (y es un título, no tanto una descripción de Su
“origen”, porque no tiene origen—es Dios). En papel y función, actúa como “Hijo”.
v. El Espíritu Santo procede del Padre y también del Hijo, entonces vemos Su papel como el
Espíritu “de Dios”, “del Padre” o “de Cristo”—viene de parte de Ellos porque fue enviado
por Ellos para hacer la voluntad de Ellos (la del Padre y del Hijo).
vi. El Espíritu Santo es plenamente Dios, pero en papel y función Él lleva a cabo lo que el
Padre y el Hijo quieren.
[a] ¿Qué hace el Él, entonces, por el Padre y el Hijo? Este es el segundo punto para hoy.
[b] Obviamente sólo vamos a ver Su obra en general; dejaremos los detalles para más
adelante en nuestro estudio de la teología.
II. Las obras del Espíritu: ¿Qué hace el Espíritu Santo?
● Puesto que (por ahora) nuestro tiempo es limitado para hablar de las obras del Espíritu Santo, vamos a
dividirlas en dos categorías generales...
A. Primero, las obras obras del Espíritu Santo entre los inconversos.
Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque
ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años. [Gen 6.3]
1. Desde los primeros días de los primeros pecadores sobre la tierra, el Espíritu de Dios ha estado
“contendiendo” con ellos.
a. Si no fuera por la obra del Espíritu Santo “contendiendo” con los pecadores, este mundo sería
mil veces peor de lo que es actualmente.
b. El Espíritu de Dios “frena” la maldad del hombre “convenciéndole” de ciertas cosas...
2. Después de la cruz la obra del Espíritu entre los inconversos es aun más distinta y definida; su
“contención” con el pecador ya es un “convencimiento” específico.
Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado,
por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de
juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. [Juan 16.8-11]
a. Le convence al pecador de su pecado (una obra que empieza en la conciencia, pero que
realmente toma fuerza cuando el pecador oye la predicación de la Ley y el evangelio).
b. Le convence de la justicia de Dios (el pecador sabe que es culpable por el testimonio del
Espíritu en su conciencia acerca del pecado y sabe también que Dios, su Creador, es santo—Su
justicia es impecable).
c. Le convence del juicio que está por venir: Cada pecador sabe que tiene que rendirle cuentas a
Dios, el Juez Justo, al final de su vida. Por esto, el hombre teme la muerte (porque “sabe”).
d. ¿De dónde viene todo este conocimiento “innato”? Viene del Espíritu Santo de Dios.

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3. Lastimosamente la mayoría de los pecadores resiste esta obra del Espíritu.
¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al
Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. ¿A cuál de los profetas no
persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del
Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; vosotros que
recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis. [Hech 7.51-53]
● Pero para los que responden en arrepentimiento y fe, la obra del Espíritu Santo en sus vidas
cambia un poco...
B. Segundo, las obras del Espíritu Santo entre los cristianos.
1. La obra principal del Espíritu Santo en la vida de un cristiano es la de “transformarlo”.
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por
tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor,
somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del
Señor. [2Cor 3.17-18]
a. Esta transformación es el cumplimiento de la voluntad de Dios en el cristiano porque es la obra
de Dios perfeccionando al creyente, conformándolo a la imagen del Hijo de Dios.
Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo. [Flp 1.6]
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados. [Rom 8.28]
Mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os
volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a
esclavizar? [Gal 4.9]
b. Por esto, una de las evidencias más convincentes que alguien es salvo (que alguien ha nacido
de nuevo por el Espíritu Santo de Dios) es que está creciendo en la santidad—está
manifestando más y más el “fruto del Espíritu” en su vida cotidiana (y menos obras de la
carne).
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. [Gal 5.22-23]
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de
las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no
heredarán el reino de Dios. [Gal 5.19-21]
c. Veamos unos detalles de este “proceso”—de esta obra del Espíritu en el creyente...
2. Primero que nada, el Espíritu Santo “sella” al cristiano.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para
alabanza de su gloria. [Ef 1.13-14]
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la
redención. [Ef 4.30]
a. Como “sello”, el Espíritu Santo es como nuestra “garantía” de la salvación que tenemos porque
Él nos salva (nos regenera; nos da vida espiritual; Tito 3.5) y luego nos “mantiene” salvos con
su presencia permanente en nuestros espíritus.
Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu
Santo. [Tito 3.5]
i. La presencia del Espíritu en el cristiano es permanente—no se pierde (lo que Dios empezó
en cada uno de nosotros, lo acabará en cada uno de nosotros).
ii. Por lo tanto, la salvación del cristiano es permanente—no se pierde.

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b. Entonces, dentro de este proceso de “conformarnos a la imagen de Cristo”, no tenemos que
temer la pérdida de nuestra salvación cuando nos caemos.
i. Es una realidad: Nos vamos a caer. Pero cuando sucede, no implica que hayamos perdido
la salvación. No podemos perder la salvación porque no podemos perder el Espíritu.
ii. Sólo tenemos que reconocer lo que hicimos, confesarlo, apartarse del asunto, levantarnos
del suelo y seguir creciendo en Cristo.
c. El Espíritu nos “sella” y nos “garantiza” la salvación. ¿Qué más hace en nuestras vidas?
3. En segundo lugar, el Espíritu Santo nos transforma (nos hace más como Cristo) por medio de la
enseñanza (el “aprendizaje”) y la aplicación de la Escritura.
a. Dios envió a Su Espíritu para morar en nosotros y enseñarnos todas las cosas que Él quiere que
sepamos.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. [Juan 14.26]
b. Nos enseña acerca de Cristo Jesús (y observe que se llama aquí, en este versículo, el Espíritu
“de verdad”—lo que nos enseña es la verdad).
Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad,
el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. [Juan 15.26]
c. El Espíritu de verdad nos enseña la verdad (además de enseñarnos acerca de Cristo Jesús, que
se llama la verdad en Juan 14.6, nos enseña la verdad que es la Palabra de Dios).
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no
hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las
cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará
saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará
saber. [Juan 16.13-15]
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. [Juan 17.17]
d. El Espíritu nos enseña “las” palabras de Dios (fíjese en el 1Corintios 2.13-14; el pronombre
“las” se refiere a “las palabras”)—nos enseña la Escritura.
Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de
Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con
palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu,
acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que
son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente. [1Cor 2.12-13]
e. Es por esto que, si usted quiere “ver” la “manifestación” del Espíritu Santo en su vida, no debe
ir buscando una experiencia mística y emocional.
i. Debe procurar desarrollar el hábito de leer la Palabra de Dios y orar que Dios, por Su
Espíritu, le dé el conocimiento, el entendimiento y la sabiduría que Él quiere que usted
tenga para llegar a “ser y hacer” como Cristo, el “varón perfecto”.
ii. El instrumento que el Espíritu de Dios usa para conformarnos a la imagen de Cristo es la
Escritura (la Biblia, “aprendida y aplicada”).
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo. [Ef 4.11-13]
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra. [2Tim 3.16-17]

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4. Por lo tanto, en donde el Espíritu Santo de Dios está, hay ciertas manifestaciones únicas (son
evidencias de la salvación porque son evidencias de la presencia del Espíritu Santo).
a. La Palabra de Dios se exalta (porque el Espíritu vino para enseñárnosla).
b. Las personas de Dios están creciendo en la santidad (en la aplicación de la enseñanza de la
Palabra de Dios que ellos están recibiendo del Espíritu Santo).
i. Luchan para apartarse de todo lo que es iniquidad o que tiene apariencia de la misma.
Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los
que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.
[2Tim 2.19]
ii. Luchan para pensar y actuar como el Señor Jesucristo (para hacer lo correcto y vivir vidas
santas y piadosas que reflejan el Salvador).
Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. [2Ped 3.18]
Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe
virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio
propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto
fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán
estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
[2Ped 1.5-8]
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
[Ef 4.22-24]
iii. Nos caemos en el camino, por supuesto. El testimonio de nuestras vidas no es la
perfección, sino la “dirección”—vamos por el buen camino, hacia la al meta de
conformarnos a la imagen de Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador.
No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si
logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo
mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la
meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. [Flp 3.12-14]

CONCLUSIÓN:

Quisiera concluir con un pasaje más: Hechos 9.5-6.


El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es
dar coces contra el aguijón. [Hech 9.5]
● “Dura cosa te es dar coses contra el aguijón”—o sea, difícil e incómodo es resistir la obra del Espíritu
Santo en su vida. Él es una Persona y está activamente trabajando en nuestras vidas.
● ¿Por que resiste usted, entonces? ¿Por qué no simplemente reconoce el hecho (que Dios le está
convenciendo)? O sea, haga lo que Pablo hizo (someterse; hacer la voluntad de Dios):
El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo:
Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. [Hech 9.6]
✔ El inconverso: Dura cosa es vivir bajo el temor y la preocupación, sabiendo que tiene que rendirle
cuentas a Dios por todo. El Espíritu está “contendiendo” con usted y “convenciéndolo”.
✔ El cristiano: Dura cosa es vivir bajo la “presión” y la preocupación de saber que no está viviendo
conforme a la voluntad de Dios.
✔ Los dos: Necesitamos llegar a la pregunta (y la actitud de corazón) de Pablo en Hechos 9.6 cuando
dijo a Jesús: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”
✔ Creo que después de este estudio, todos sabemos lo que Dios quiere que hagamos (tanto los cristianos
como los inconversos). Bien, entonces... hagamos la voluntad del Señor.

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