Acu.#1 3P Etica Medica

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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE HONDURAS

“NUESTRA SEÑORA REINA DE LA PAZ”


CAMPUS: SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Tema: Trabajo Acumulativo N.1 III Parcial.

Responsabilidad ética ante la ley

Asignatura: Ética Medica

Sección: 1401

Catedrático: Ing. Jose Mario Franco

Nombre del Estudiante:

Ashtin Ronny Bennett Fisher -1101200200208

10 de Abril del 2023


Introduccion

El ejercicio de toda profesión trae consigo una serie de habilidades que no se pueden
reducir únicamente a competencias de tipo cognitivo, sino que deben estar reforzadas
por destrezas procedimentales y actitudinales, es a este último a las cuales va dirigido
el presente artículo que busca contextualizar la importancia de la ética en la labor que
desempeña el Psicólogo jurídico, específicamente en los conceptos que emite con
respecto a los informes periciales como mecanismo para declarar imputable a una
persona frente a un delito.

El rol que desempeña el Psicólogo jurídico en los informes periciales como perito o
experto posee una magna responsabilidad dado que su principal función es la de emitir
un concepto sobre el estado de capacidad mental y conductual de las personas
implicadas en cuestiones de la administración de justicia para que a través de los
discernimientos psicológicos referenciados en los códigos penal, civil o laboral, se
establezca el nivel de responsabilidad.

Es de tener en cuenta que al psicólogo jurídico como perito dentro de un proceso no le


es de su competencia dictaminar justicia o declara la imputabilidad, a través de su
informe pericial ya que esta responsabilidad le pertenece al juez o tribunal, al psicólogo
como experto le corresponden una serie de actitudes derivadas de su ética no solo
como profesional, sino de la ciencia específica a la cual pertenece y su relación con el
derecho, buscando siempre actuar con imparcialidad, siendo siempre objetivo con sus
conceptos, conociendo a profundidad los contextos y los hechos objeto de análisis,
reconocer que su trabajo gira en torno a seres humanos y todo lo que ello implica,
actuando siempre de acuerdo a la ley y en consecuencia con su profesión a la cual
representa.
Responsabilidad ética ante la ley

1. La Psicología jurídica.

La Psicología Jurídica es un área de trabajo e investigación psicológica especializada


cuyo objeto es el estudio del comportamiento de los actores jurídicos en el ámbito del
Derecho, la Ley y la Justicia.La psicología jurídica es una rama o especialidad de la
psicología, y como tal es una disciplina aplicada, que trata de aplicar los conocimientos
y técnicas básicas y experimentales propias de la psicología al estudio de la conducta
humana en sus diferentes facetas dentro del ámbito legal, en sus diferentes contextos
tribunales, penitenciaría o asistencia víctimas, entre otros.

La psicología jurídica se nutre de dos disciplinas: la psicología y el derecho. El derecho


trata de estudiar el conjunto de leyes que permiten salvaguardar la convivencia de los
miembros de una sociedad y reglar los mecanismos que permitan su cumplimiento. La
psicología, como disciplina se encarga del estudio de la conducta humana, en el
sentido más amplio de la palabra, incluyendo los procesos mentales. Teniendo en
cuenta ambas definiciones se podría reformular la definición de psicología jurídica
como la rama de la psicología que estudia la conducta humana y sus procesos
mentales de cara a configurar las leyes por las que se rige una sociedad, su aplicación
y las consecuencias que se puedan derivar de todo ello.

El estado actual de la Psicología Jurídica se puede entender según las distintas áreas
en que se está trabajando, reflejadas en la introducción de este documento. En todo
caso el campo de la Psicología Jurídica que estamos intentado definir según va
consolidando sus tareas de forma específica debe establecer sus límites y sus estados
fronterizos con otras áreas psicológicas con las cuáles colaborar
interdisciplinariamente.La Psicología Jurídica es un área especializada, básica y
aplicada de la Psicología Científica, que investiga e interviene sobre el comportamiento
humano que alcanza implicaciones Jurídicas.

.
1.1 Aspectos éticos generales de la labor pericial.
Ética del Psicólogo Jurídico. Todo profesional en el ejercicio de sus actividades debe
conocer y aplicar los principios éticos generales y los propios de sus funciones, sin
embargo a pesar de que se considera obvio que se conozcan y se apliquen, resulta
válido entender la conceptualización sobre ética planteada por Connock & Johns (1995)
quien establece que hablar de ética es hablar de justicia, es decir, entre lo que está
bien y lo que está mal, es definir cómo aplicar reglas que fomenten un comportamiento
responsable tanto individual como en grupo; es la esencia de cada persona y se
encuentra en la práctica de los valores los cuales afectan sus decisiones. De esta
definición se resalta la ética como función de estabilidad social, como reguladora de lo
correcto, lo incorrecto y de la justicia y su destino de obedecer reglas y leyes para
evitar castigos o infracciones.El Psicólogo dentro del campo jurídico es instituido a
partir de la Ley y lo social, para ser auxiliar de la justicia en cuanto que su labor se
ajusta a los requerimientos específicos de ésta, realizando lo que le es propio de su
profesión, sin olvidar el compromiso ético que debe conservar con la persona
intervenida.

Principios éticos del psicólogo jurídico. Antes de entrar de manera concreta a los
principios éticos que regulan la práctica del psicólogo que labora en el contexto jurídico,
vale la pena revisar algunos de los elementos que constituyen las buenas prácticas que
deben regir su conducta: Respeto a la persona: guiar su práctica teniendo en cuenta la
protección de los derechos humanos, buscando garantizar la honra de la persona y una
práctica responsable, honesta y sincera atendiendo a los principios éticos universales y
sin transgredir la dignidad humana.

Principio de beneficencia y no-maleficencia: hace referencia a dos criterios básicos:


que el psicólogo jurídico busque causar los más grandes beneficios e impida o busque
reducir los daños fruto por conductas de comisión u omisión en el ejercicio profesional;
y que cuando existan conflictos entre sus obligaciones o compromisos, busque
resolverlos impidiendo o reduciendo el daño.
1.2 Confidencialidad y privilegio terapéutico.
El uso de información privada tiene un papel importante en todas las actividades
científicas y de formación del psicólogo. A la confidencialidad se le debe brindar la
máxima prioridad y autodeterminación posible: antes de utilizar la información personal
o de su identificación con fines didácticos, los psicólogos deben obtener el
consentimiento de la persona o una identidad en clave de la información.

El trabajo que se realiza en psicoterapia se encuentra estrechamente vinculado con el


paciente, o más bien, depende casi exclusivamente de éste. El mismo demanda de un
elevado nivel de preparación del profesional no solo en las habilidades que posea para
enfrentarse a la terapia en sí misma, sino también de un compromiso ético que le
brinde la posibilidad al paciente de depositar absoluta confianza en el terapeuta para
expresar las contrariedades que lo llevaron a la demanda de ayuda especializada.El
principio de confidencialidad va aparejado al de intimidad, aun cuando ambos
conceptos tienen significados diferentes. La confidencialidad no es solo un asunto de
revelación de información. Este término designa la cualidad de los datos e
informaciones reservados o secretos. Entre otros aspectos, se aplica a los datos del
individuo que no deben o no pueden ser difundidos en público o transmitidos a terceros
sin la aprobación del interesado. De esta manera el psicoterapeuta tiene la libertad y el
deber de calificar como confidencial cualquier documento o información que, a su juicio,
influya directa o indirectamente en el adecuado funcionamiento y futuro
restablecimiento del paciente en psicoterapia.

Al iniciarse una psicoterapia es sumamente importante que el psicólogo garantice,


como deber orientado a hacer el bien, la confidencialidad de los antecedentes y datos
ofrecidos por el paciente. Deberá preocuparse de manejarlos mediante procedimientos
y métodos que los resguarden del conocimiento de personas no autorizadas y
registrarlos de una forma tal que impida el acceso y el conocimiento de terceros a esa
información para evitar un posible daño personal.
1.3 Diagnóstico de futura peligrosidad.
El diagnóstico de la peligrosidad o estado peligroso desde una perspectiva
médico-forense incluye, sobre todo, la valoración individualizada de la capacidad
criminal y de la inadaptación social del mismo. Peligrosidad significa “cualidad de
peligroso” y, de forma más restringida, peligrosidad criminal es la tendencia de una
persona a delinquir, lo que se refiere a la probabilidad de comisión de actos delictivos
futuros.

Pero se mantiene que si la peligrosidad no puede establecerse con un suficiente grado


de certeza, la aplicación de las penas y de las medidas sería arbitraria y, en
consecuencia, ilegítima. La capacidad para identificar correctamente a los sujetos que
volverán a delinquir es muy limitada sea cual sea el método empleado para predecir la
peligrosidad, sino también que dicha capacidad predictiva no parece probable que vaya
a mejorar de manera significativa en un futuro cercano. La aplicación de consecuencias
jurídicas desfavorables para la persona sobre esta base tan incierta resulta altamente
cuestionable. También se ha señalado que los estudios empíricos demostrarían que
existe una tendencia a sobrevalorar la peligrosidad, es decir, a clasificar como
peligrosos a sujetos que no lo son falsos positivos, y que esta sobreestimación del
peligro vendría además alentada por la presión que ejercen los medios de
comunicación sobre los operadores jurídicos, pues el enfoque alarmista que aplican
aquéllos cuando se pone de manifiesto un falso negativo (persona a la que no se
consideró peligrosa, y a la que por ello se le concedió un permiso de salida, o la
libertad condicional, o no se le aplicó medida de seguridad, y que sin embargo luego
delinque) acentúa la tendencia en los últimos a ser excesivamente cautos e inclinarse
demasiadas veces por apreciar la existencia de peligrosidad.

Los sistemas de predicción del comportamiento futuro pueden ser intuitivos,


anamnésicos y categóricos o estadísticos; los primeros son aquellos que quedan a
merced de la valoración judicial, al apoyarse en los indicios que le puedan mostrar al
Juez la peligrosidad del sujeto teniendo en cuenta su experiencia y visión subjetiva, lo
que carece de cualquier tipo de rigor científico; los anamnésicos, se basan en el
análisis individual del pasado y, por ello, aunque se apoyan en aspectos objetivos, no
responden al criterio de predicción de conducta futura; y, por último, los categóricos o
estadísticos son aquellos que predicen las acciones futuras con datos estadísticos
extraídos de la experiencia desarrollada con otros sujetos, lo que supone partir de una
estimación valorativa.

2. De perito a inculpado: La mala práctica psicológica.


Una mala práctica psicológica se configuraría, al igual que muchas otras disciplinas
tales como la medicina, cuando existe negligencia, imprudencia, impericia o
inobservancia de los reglamentos, ordenanzas o deberes de la profesión o cargo .
La mala praxis es un concepto legal que involucra la falla de un profesional al trabajar
de acuerdo al grado o nivel que normalmente se espera de otros profesionales en igual
situación y que resulta en un daño o pérdida para el cliente. A veces, sus raíces
pueden tener orígenes en otras. En la práctica médica, un profesional
podría generar por mala práctica un daño físico y emocional debido a la modalidad de
intervención que realice. Mientras que en la psicología clínica una mala práctica se
enfatizará en un daño de tipo emocional o psíquico debido a las características de
naturaleza verbal que todo tratamiento psicológico posee.
No obstante, habría en ambos casos un perjuicio de índole patrimonial: la salud
psíquica del sujeto. En este sentido en un contexto psicoterapéutico las relaciones
duales plantean muchas cuestiones éticas relacionadas con la salud del cliente. Por
ejemplo, el mantener relaciones sexuales con un paciente, darle un empleo, venderle
un producto o incluso volverse amigo de él después de la terminación de la terapia son
comportamientos que pueden llevar con mucha facilidad a la explotación o perjuicio del
paciente.

En efecto, el psicólogo es el depositario de un gran poder por el conocimiento científico


adquirido y que confronta en un individuo en estado de vulnerabilidad por causa de su
padecimiento mental, lo que le otorga mucho margen al terapeuta para hacer el bien o
el mal. En reiteradas ocasiones puede suceder que el paciente se encuentre a
merced de cualquier tipo de manejo por parte del profesional, y el cliente, y por cierto,
no tiene control sobre ello, sino que muchas veces el terapeuta lo maneja según a su
propia discreción. Es por ello que, las prácticas psicológicas acarrean siempre
responsabilidades. Tomando en cuenta esto, las asociaciones psicológicas
desarrollaron sus propios códigos de ética que no son sólo una guía sobre cuál sería la
conducta adecuada, sino que prácticamente constituyen un documento legal, aplicable
a todos los miembros de la asociación.

Caso

Mary Flora Bell – «La niña asesina»

Mary Flora Bell (1957-Inglaterra) fue encarcelada en diciembre de 1968, culpable del
asesinato de dos niños; Martin Brown (de cuatro años de edad) y Brian Howe (de tres
años de edad). Bell tenía once años cuando fue encarcelada por los asesinatos.
En sus declaraciones, Mary parecía haber disfrutado ambos asesinatos. Confesó sin
aparente remordimiento el crimen de Martin Brown alegando que, al empujarlo del
parque, el niño seguía consciente por lo que ella decidió estrangularlo.
La policía, impactada, corroboró estas declaraciones al encontrar el diario de Mary
donde describe cada hecho con lujo de detalles. Según las pericias psiquiatricas fue
declarada psicópata, encerrada en prisión y condenada en diciembre de 1968 por el
cargo de asesinato en segundo grado, a 23 años de cárcel. Los periódicos la
bautizaron entonces como “La Niña Asesina”. Se dice que el maltrato comenzó al ser
rechazada por una adolescente e insensible madre, Betty, quien a gritos y con asco
pedía que le alejaran a la bebé, e intentando, durante los primeros meses de Mary,
asesinarla fingiendo “accidentes”.

Mary era una niña muy hermosa con rostro de muñeca pero con facciones andróginas
que le daban un aspecto de dureza. Dureza que no sería pura fachada ya que Mary
tuvo que sobrevivir a los intensos abusos de su madre, quien se dedicaba a la
prostitución y desde los 5 años forzó a la niña a participar en juegos sexuales. A los
ocho se la vendió a un cliente pedófilo para que la “desfloró”. Esto luego se convertiría
en un hábito de Betty para complacer a sus clientes más depravados.
Así creció Mary Flora Bell, en un ambiente enfermo, disfuncional y violento.

Por esos motivos es que la asesina desahogaba los abusos recibidos torturando
animales como perros y gatos, hasta el 25 de mayo de 1968, un día antes de cumplir
los 11 años, cuando Mary le quitó la vida al pequeño Martin Brown. El 21 de mayo de
2003, Mary Bell obtuvo la victoria en la Corte, para mantener su anonimato y el de su
hija por el resto de sus vidas. Pero los investigadores privados, contratados por la
familia de Martin Brown, siguieron rastreando. Tuvo que vivir escondida con el temor de
que, a donde fuera, alguien podría identificar en ella a la “Niña Asesina”. Actualmente
se desconoce su identidad y su paradero exacto, pero sus horribles crímenes nunca
serán olvidados.
Conclusion

El ejercicio no responsable por parte del psicólogo jurídico, puede incidir conducir a
dificultades disciplinarias así como en los ámbitos penal y civil justamente porque el
profesional trabaja con componentes que son muy susceptibles, entre ellos la vida, la
integridad y la libertad de las personas que hacen parte de este procedimiento judicial.

El informe pericial hace referencia al conocimiento científico, o de experto, que expresa


un profesional conocedor del tema sobre los acontecimientos cuando es requerido su
concepto para aprobar o refutar una hipótesis. Hace parte de un proceso judicial que
demanda la intervención de sujetos calificados y valorados por sus conocimientos y
habilidades profesionales y específicas, con el objetivo de proporcionar argumentos
válidos al juez y por consiguiente al mismo proceso, sobre los sujetos implicados, los
acontecimientos buscando verificarlos y estableciendo sus causas, efectos y
características.

Todo profesional debe tener especial cuidado en el desarrollo de los informes periciales
dado que se podrían generar algunos conflictos de tipo ético: que el perito esté
influenciado por interese particulares o de la instancia que demanda sus servicios, que
al informe no se le da el suficiente soporte científico o su explicación sea muy
superficial, quebrantar los principios de confidencialidad, beneficencia, respecto a la
dignidad con los que se opera la información recolectada y los instrumentos utilizados.

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