Seminario de Familia Eje 1 Resumen

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SEMINARIO DE FAMILIA

EJE 1
1.1 Perspectivas teóricas en las organizaciones familiares:
GIBERTI, EVA: CAPITULO II, III Y IV

Caps. 2 Las perspectivas teóricas en las organizaciones familiares

La idea de perspectivas teorías posibilita una ampliación del paisaje al incluir teoría, paradigmas y
un conjunto de hipótesis. Ingresan, las dimensiones de la sociedad: políticas, económicas,
culturales y supuestos acerca de las lógicas institucionales latentes, en prácticas sociales. Estas
definen y regulan las condiciones de producción y funcionamiento de dichas instituciones. Ambas
constituyen NIVELES DE ANALISIS, en los cuales las organizaciones familiares intervienen mediante
sus decisiones y estilos de vida.

Las teorías psicológicas ciñeron sus concepciones acerca de las organizaciones familiares
acordando con los parámetros que sostenían la construcción de hipótesis. Dichas hipótesis eran
tributarias de las concepciones del mundo propias de la época.

Paralelo a ello, se produjo la reformulación de la idea de salud a partir de las nuevas definiciones
de la OMS, acompañada por la revisión del concepto de normalidad. Ambas revirtieron en los
caudales conceptuales de las psicopatológicas y de lo que se recortó como salud mental.

Las teorías psicológicas reafirmaron el valor de la relación sujeto/comunidad y/o sociedad, y se


produjo una notable modificación del sentido acerca de las discapacidades que los desajustes de la
vida mental sobrellevaban, coincidiendo teóricamente en postular, que dichos trastornos podrían
producir desventajas sociales y sufrimientos, pero no catalogarse como inferioridades.

La OMS sostenía “será la pobreza la que genere una alteración mental y no a la inversa” los
problemas mentales, entonces, se suscitan y agravan en quienes viven en un medio social
desfavorable.

Teorías, cuyo contenido permitieron incorporar variables pertinentes para estudiar las
modalidades en que se desenvuelven y desarrollan las relaciones intrafamiliares y su relación con
el entorno:

 TEORICA PSICOANALITICA: el enlace que puede establecer una teoría, con las relaciones
intrafamiliares y transubjetivas, FREUD denomino METAPSICOLOGIA a su creación teórica,
para indicar el perfil teórico, donde marca la existencia de un aparato psíquico dividido en
distintas instancias (yo, superyó, ello), la teoría de las pulsiones (Eros y Tanatos) y su tesis
acerca de la represión.

Las líneas del psicoanálisis, incluyeron la calidad del inconsciente y los encuentros del sujeto con la
realidad externa, enlazados con la teoría de los sueños y las descripciones de la psicopatología. La
IDEA DE IDENTIFICACIONES es fundamental en los abordajes de temas que forman parte de las
organizaciones familiares, etc.
Freud sostiene que el Yo tiene tres grandes amos, la realidad, el superyó y las pulsiones. Las dos
primeras en importancia son la realidad y las pulsiones. En relación a las pulsiones, introdujo la
idea de LIBIDO como soporte de las transformaciones de la pulsión sexual y al mismo tiempo, la
libido adquirió consistencia como energía psíquica. Freud produjo una compleja teoría de la libido,
que atravesó varios momentos conceptuales.

Los aportes del PSICOANALISIS acerca de la familia podrían sintetizarse según Maldavsky “la
familia deriva de un destino particular que se le otorga a la pulsión sexual, que no remite a su
satisfacción, sino a la transformación de esa función en ternura. En estas instancias, la pulsión
debe alcanzar su meta, y obtener satisfacción que se espera del encuentro entre dos sujetos
sexualmente deseantes.

La exigencia de ternura actúa como equilibrante de esas diferencias que interfieren las relaciones
familiares, como sucede con las diversas formas de violencia intrafamiliares. De allí el concepto de
SUPERYO que regula esa exigencia, en el funcionamiento de la vida en familia.

Lo que Freud denomino PULSION DE DOMINIO tiene como finalidad dominar al otro mediante la
fuerza, es una pulsión no sexual, pero en algún momento de su desarrollo puede universo a la
pulsión sexual y configura el sadismo. Es una pulsión de aparición corriente durante la niñez, pero
su EXASPERACION en la adultez, compromete la convivencia.

 TEORIA COGNITIVISTA: como una colectividad de personas que presentan esquemas de


comportamentales emocionales y cognitivos, eventualmente perturbados cuando existen
trastornos mentales de la personalidad. Se elabora una teoría de los ESTADOS MENTALES que
se ira complejizando en el tiempo.

Se distingue el COGNITIVISMO de la PSICOLOGIA COGNITIVA que es la ciencia del lenguaje del


pensamiento. El cognitivismo se fundamenta en la existencia de estados mentales, cada uno de los
cuales seria idéntico a un estado físico.

Las ciencias cognitivas se imponen como un nuevo campo del saber que intenta dilucidar, la
modelización y el uso de tecnología de punta, el “Misterio de la Mente”.

La psicologia cognitivista introdujo parámetros en el estudio de las alteraciones mentales


utilizando técnicas de imágenes cerebrales, investigaciones genéticas y la psicopatología.

Actualmente se ha bosquejado un retrato de “mente-cerebro-cuerpo” donde las emociones tienen


un papel esencial.

 TEORIAS DE LA COMPLEJIDAD: la complejidead surgio como campo de estudio independiente


en la década de los 80. Estas teorías sostienen que el CONOCIMIENTO de las partes no puede
explicar solo un fenómeno o proceso, y concibe a cada una de ellas como integrante de rendes
en red. Propone cambios en la manera de APREHENDER cuanto ocurre sin que ello signifique
renunciar al analisis de componentes (las partes) que configuran las totalidades. Incluye el
principio cuantico (todo interactua con todo) que integra los fenómenos en una realidad única.

La COMPLEJIDAD es necesariamente dependiente del contexto, incluso entendiendo como tal la


subjetividad de quien la describe, un analisis desde la complejidad toma nota de la minuciosidad
de las descripciones respecto determinados puntos. Ello referido a las organizaciones familiares
regulan los contenidos y finalidades de dichas investigaciones. La complejidad introdujo un nuevo
paradigma capaz de aportar la alternativa de nuevas lecturas para la comprensión de los
fenómenos que caracterizan el funcionamiento de las organizaciones familiares.

Partimos de la ACTUALIZACION que posibilitan los estudios de los sistemas complejos en los
cuales:

- Los problemas NO-LINEALES son considerados con derecho propio y no una desviación de
la linealidad valorizada como lo correcto. Las funciones NO LINEALES corresponden al
reconocimiento de una incongruencia entre causa y efecto. La LINEALIDAD corresponde a
la tesis newtoniana y la NO LINEALIDAD a la excepción y al desorden.

En conjunto con la idea de NO LINEALIDAD las formas complejas conducen a la conciencia de_

- ESCALA.
- INCERTIDUMBRE

Las teorías de la complejidad se deshicieron del binomio orden/desorden y desestabilizaron la


dicotomía que denunciaba la interrelacion entre la idea tradicional de orden y las ideologías
dominantes. Se modifica el paradigma regulador.

El encuentro entre tradiciones diferentes o cambios de paradigmas produce QUIEBRE que equivale
a CRISIS, choque o caída, según Geertz. Este indica la disyunción entre dos mundos. Ej. Las parejas
que deciden vivir juntas antes de casarse, originando preguntas y respuestas hasta el quiebre del
canon tradicional, en caso de existir, se estabiliza o no produce situaciones escandalosas.

 TEORIA SISTEMiCA: del griego SYSTEMA que significa CONJUNTO ORGANIZADO. La


aproximación sistémica a los estudios de la familia surgio alrededor de la década del 40, a
partir de la combinación de dos teorías. Incluye conceptos de la Teoria de la comunicación y
de la cibernética.

Un sistema es un conjunto de elementos en interaccion dinámica, organización en función de una


finalidad (ROSNAY). MINATI va a decir que un sistema es diferente a un conjunto, puesto que un
conjunto solo es una colección de elementos con características propias. Ej. Un hombre y una
mujer pueden formar un conjunto, pero una pareja forma un SISTEMA: las propiedades emergen
de las interrelaciones creadas.

Watzlawick introdujo la idea de una comprensión interrelacional de las relaciones familiares y


aporto otra perspectiva en los encuadres psicoterapéuticos.

Minuchin realizo aportes sosteniendo que la FAMILIA constituye una TOTALIDAD compleja cuyos
miembros ejercen influencia reciproca entre ellos.

Para Boszormenyi-Nagy sostiene que la pareja parental es confrontada con diversos tipos de
distorsiones. La familia es la apoyatura de lealtades invisibles que terminan excluyendo a uno de
sus miembros.

Un SISTEMA FAMILIAR se considera como un conjunto de situaciones emocionales, intelectuales,


sentimentales, que se organizan en el curso del tiempo en varias generaciones mediante la
constitución de SELFS diferenciados. Los problemas remiten choques emocionales, según la
indiferenciación de varios selfs. Esos problemas constituyen la expresión de un organismo vivo en
situación de crisis que busca lograr un nuevo equilibrio.

Es concebida como un CONJUNTO DE ELEMENTOS en interacción, en las cuales las comunicaciones


están reguladas de acuerdo a las obligaciones que se deben atender, salvaguardando su
estabilidad y equilibrio mediante FEEDBACKS.

Las familias CONSTITUYEN UN SISTEMA ABIERTO. La familia como sistema debe disponer de una
elasticidad y apertura suficiente como para reconocerse positivamente modificada.

El concepto de ROL designa el conjunto de comportamientos y de funciones que un miembro de la


familia asume frente a los otros.

Las CORRIENTES DE PENSAMIENTO SISTEMICO, postulan la implicacion de los miembros del grupo,
sus motivaciones, sus aptitudes para ser cuestionados y cambiar sus modos de funcionamiento.

Desde esta perspectiva, la familia no puede ser analizada sin tener en cuenta que es un sistema
jerárquicamente ordenado, que incluye subsistemas y que dicho conjunto de sistemas esta
integrado en suprasistemas (mas amplios).

NUEVAS MODELIZACIONES:

Planteo ecosistemico: sistema desde una lectura que se denomino ecosistemica. La teoría de los
sistemas dinámicos o ecosistemas no caracteriza un sistema como un conjunto de elementos en
interaccion sino mas bien como una ENTIDAD compuesta por formas recuperables, en el
espacio/tiempo, sometidas a campos de fuerzas sinérgicas y antagónicas sujetas a variaciones de
movimientos, con una dirección y una trayectoria.

El ecosistema se describe como el CONJUNTO SISTEMA/ENTORNO. Las relaciones se establecen


entre el sistema y el entorno se denominan interfaces.

-aspectos estructurales: 1) limite o frontera, 2) elementos, 3) red de comunicación y transporte y


4) almacen o reservorio de stock.

-funcionalidad: flujos, centros de decision, bucles de retroacción, y desviaciones.

MIERMONT sostiene a la familia como un “continuum entre la organización del psiquismo, las
diferentes formas de organizaciones familiares y comunidades, formales e informales.

Se trata de un MODELO DE UNIDAD ECOSISTEMICA que crea solidaridades. Deja de tratarse de un


modelo bio-psico-social.

Sintetizando: DOS MODELOS, MODELO PSICOANALITICO Y MODELO BIO-PSICO-SOCIAL

Ambas corrientes están sostenidas por trabajos de investigación que apoyan y demuestran la
validez de cada una de las posiciones.

La alternancia de estos modelos desemboca en la que fue la batalla entre quienes pretenden la
adaptación de los sujetos a los sistemas imperantes, o bien la defensa de las concepciones y
deseos del sujeto, aun en contradicción con una adaptación del mundo como tal.
Caps.3 Registro de algunos cambios sociales.

Va a introducir la idea de que lo que llamamos actualmente “familia” esta ceñida por la polisemia,
la misma atraviesa a cualquier entidad discursiva, teniendo en cuenta que dicha Institución está
compuesta por sujetos que a su vez forman parte de comunidades, poblaciones, habitan regiones
geográficas y transitan épocas diversas. La subjetividad de sus miembros esta ligada a la
precariedad y polisemia que resultan de la identidad política, económica y psicológica de cada
miembro.

Variables: participación económica Ej. Incremento de sectores indus0triales, al empleo y a la


informatización económica. Inclusión de mujeres en el trabajo extra doméstico. Incremento de la
inestabilidad laboral. Nuevas pautas de consumo el cual llevo al aumento del acceso de las familias
al consumo de bienes y servicios. La micro sociología incorporo otra variable no habitual, acceso
masivo al campo de la educación, de la salud, y de los seguros sociales (distribuidos en diferentes
extractos sociales). Potenciaron las desigualdades sociales en cuanto a calidad de beneficios. A
partir de los censos, aumentos de la desesperanza, disminución de nacimientos, disoluciones
matrimoniales, etc.

Desde la antropología, abrió nuevas perspectivas teóricas acerca del parentesco, los linajes y las
filiaciones, al igual que en el ámbito de derecho, las legislaciones acataron las practicas que los
miembros de las organizaciones familiares incorporaban e introdujeron cambios y novedades que
hubiesen sido indispensable en décadas anteriores. Se focalizo y consagro los derechos de los
NNyA derivados de la Convención Internacional. Se le dio mas valor a la diversidad, y se comenzó a
avanzar en la fundamentación de las diferentes formas y estilos de éticas aplicadas en la
convivencia nacional.

La bioética también tuvo sus aportes de la organización familiar, trasplante de órganos, donación
de órganos de familiares muertos, prolongación artificial de la vida, derecho de los pacientes
“consentimiento asistido”, etc.

Quienes facilitaron el quiebre en relación con las ideas y las prácticas tradicionales, fueron los
MEDIOS DE COMUNICACIÓN, ya que las relaciones entre diversas culturas permitieron que las
poblaciones se conocieran entre ellas y se interpretasen a si mismas tomando como referente los
procedimientos y costumbres. Las trasmisiones culturales incorporaron lenguajes mediante los
cuales nos comunicamos y no se excluyen uno de otros, de modo que el lenguaje cotidiano, el
español, se mezcla con el lenguaje adolescente que continuamente inventan modismos.

Otros tipos de lenguajes ej. El propio de las artes, la música, la plástica, la escritura, el teatro,
retroalimentaron no solo las expresiones verbales sino sus elecciones culturales.

Los cambios culturales, sociales y económicos pusieron en evidencia la significativa relación entre
los procesos de modernización, la modernidad y la reformulación de los discursos y de los
dispositivos que, como prácticas de convivencia, inciden en las organizaciones familiares.

Mas alla de estos diferentes puntos debemos tener en cuenta LOS CAMBIOS QUE CADA UNIDAD
FAMILIAR protagonizo y continúa haciéndolo, ej. La evolución de una misma familia en el tiempo
relativa a las etapas del ciclo de vida familiar, puede incorporar fluideces o rupturas, con
diferentes pautas. (ejemplo, la aparición de divorcios y posteriores uniones consensuales, parejas
homosexuales, fertilización asistida con donante anónimo) se suscita una interrupción de la
consanguinidad en el linaje familiar.

Las posiciones de los hijos, de los padres y de los abuelos convocan 3 dimensiones epocales cuya
actualidad esta representada por los 3 miembros de la familia (padres e hijos) en sus respectivas
acumulaciones de experiencias, saberes, esperanzas y desesperos. Es inevitable reconocer que los
proyectos libertarios o encaminados hacia la justicia social o la reproducción de grandes narrativas
en la modernidad soñadas por abuelos y padres, resulte raro para los hijos y nietos.

Sostiene que las organizaciones familiares precisan que sus miembros adultos encuentren
respuestas o sostengan la capacidad de reconocer que no se disponen de ellas, y que será preciso
construirlas con los jóvenes.

La concepción y las vivencias inherentes al tiempo cronológico y al tiempo lógico, se entrelazan.


Las premuras y las prisas se tramitan psíquicamente como perfil de la intolerancia y la vivencia de
robo o de perdida en caso de no aprovechar el tiempo.

Existe la demanda de incorporar una nueva AGENDA en los diferentes análisis de la vida psíquica
de quienes conforman una organización familiar.

LA AGENDA (Ciencias sociales) destaca la importancia de revisar las lecturas de los sucesos y de las
prácticas sociales incorporando temas y enfoques vinculados con el poder, las medidas con las que
se ejerce y las agrupaciones y/o grupos que intervienen. La introducción de una Agenda depende
del surgimiento de crisis sociales, del valor que social y comunitariamente se les otorgue a las
prácticas.

Las estrategias para asumir la inclusión de una AGENDA distinguen entre la formación e
información de los profesionales en política y economía, y la aplicación de tales contenidos en las
intervenciones con quienes consultan, se analizan o estudian.

Una agenda que actualice en los diálogos cotidianos con alumnos, pacientes y consultantes las
características del entorno posiciona al sujeto en las repercusiones que la realidad inscribe en su
mente y en su mundo emocional. La agenda apela a los tiempos como VARIABLES inamovibles en
lo que a su pertinencia se refiere, e impide que los enfoques de las situaciones familiares queden
sumergidos en lecturas incompletas o distorsionantes.

Padres, hijos y abuelas atravesados por el tiempo cronológico, oscilan entre fases paradigmáticas.

- Antes los hijos eran respetuosos con sus padres: BOCA DE PADRES
- A los viejos antes los trataban de otro modo: BOCA DE ABUELOS
- Ahora las cosas son distintas: DISCURSO JOVEN

Las convicciones etarias de las tres generaciones giran sobre si mismas, recortadas, merced a la
eficacia de sus propios tiempos lógicos.

La AGENDA permite ordenar y posicionar los temas desde los sacudimientos producidos por la
obra de FREUD gasta “la familia en desorden” al decir de ROUDINESCO.

Los sacudimientos que Freud produjo en la concepción de la familia tradicional, contribuyo a


resignificar las teorías que antes se estudiaban.
Conceptos importantes de Freud: sexualidad en general, pulsiones, concepción de libido, registro
del deseo sexual, feminidad y femenino, pulsión sexual, Complejo de Edipo, etc.

Freud, sostuvo LA ESTRICTA NECESIDAD DE FAMILIA COMO SOPORTE DEL DESARROLLO DE LOS
HIJOS, Y COMO NUCLEO ORGANIZADOR DE LAS CIVILIZACIONES DEL MUNDO, APUNTALADA EN EL
TRABAJO Y EN EL AMOR. La estructura patriarcal que mantienen parece ser regida por la
efectividad del deseo, al que se intenta legitimar mediante la instauración de las normas, acotadas
por las funciones superyoicas.

Coloca al sujeto en situación de hacerse responsable por sus deseos y por los castigos que sus
actos provinieran, es decir, ya no un sujeto gobernado por sus instintos, por las presiones
orgánicas y biológicas o limitado por los riesgos legales, sino responsable en la dirección y
orientación de su deseo.

El MODELO FREUDIANO sienta las bases para un tipo de familia contrastante con el que hasta ese
momento había constituido un modelo de lo sano y lo recomendable, sin embargo, es preciso
tener en cuenta que durante los 30/40 años el psicoanálisis comenzó a configurar otras
construcciones acerca de la familia (series complementarias). En ella se acentúa el papel de las
fijaciones de la infancia y de las frustraciones que puede padecer el sujeto, la familia constituye
una de tales fuentes.

Entre los conceptos de Freud, cabe destacar uno: la vulnerabilidad de los sujetos. Este
reconocimiento de las fragilidades posibles de los sujetos es fundamental para ilustrar
modalidades de acción personales, intersubjetivas e intrafamiliares.

Caps. IV VINCULACIONES INTRAFAMILIARES

Donzelot introdujo dos conceptos claves para la perspectiva: vínculos y relaciones. El VINCULO no
equivale a una relación, aunque forme parte de las relaciones que se establecen entre las
personas y también de las relaciones que pueden darse entre humanos y animales.

La concepción psicológica del vínculo, reclama el reconocimiento de las significaciones de los otros
o del otro, con quien establecemos la vinculación, o sea, las significaciones que crean los otros
respecto de nosotros como interlocutores. Dinámica que se establece vincularmente introduce un
proceso de comprensión entre ambas partes: conductas de otros, sus palabras y discursos que no
necesariamente significaran para nosotros lo mismo para que quien las emite.

Mecánica que incluye la necesidad de ser entendido por la otra persona de acuerdo con lo que
pretendemos trasmitir y que suscita, malos entendidos, encontronazos, y diferencias sustantivas
entre quienes han constituido un vinculo.

El psicoanálisis afirma que el vinculo cuya calidad es inconsciente se entabla, entre dos Yo, es
decir, en dicho nivel del psiquismo de dos personas o mas, incluyendo las representaciones,
deseos de cada una y creando una ligadura particular entre ellas. Lo propio de los vínculos reside
en la complejidad, en la resistencia que se suscita entre los posicionamientos narcisistas
personales recíprocos y al mismo tiempo, lo intrasmisible de cada sujeto.
La supervivencia del vinculo se organiza mediante pactos, alianzas, contratos, arreglos, pautas y
reglas entre quienes han gestado la vinculación. Cualquiera de ella puede ser explicitada,
imaginada por uno de los polos del vinculo, sugerida, devastada, respetada o temida.

El vinculo entre los miembros de la pareja responde a las características que se consideran
clásicas: ejercicio de la sexualidad (reproducción), cotidianidad, proyecto en conjunto y
monogamia. La experiencia muestra que cada uno de los contenidos de esas categorías puede no
cumplirse, pero persistir el vinculo entre sus miembros con características de familia.

Concebir la organización inicial de una familia a partir de asignarla como creadora de un contexto
de significación, genera una perspectiva que facilita la comprensión de la articulación que se
produce entre las novedades que las culturas aportan y la producción de cambios en dichas
organizaciones, así como la elasticidad o la rigidez de las familias en lo que se refiere a las
posibilidades de cambio de sus estilos de vida, acorde con las demandas sociales de nuevas
costumbres y modas.

La decision de formar una familia conlleva un vinculo de alianza entre ambos miembros de esa
pareja que mantienen alianzas tempranas e iniciales con sus familias de origen. Desde el comienzo
de esta nueva entidad ambos deberán tramitar sus recuerdos habidos con las respectivas familias
de origen y tensar los lazos que con ellas los mantienen vinculados.

El reconocimiento que incluye la representación y la inclusión imaginaria de ese dato que se


conoce como “familia” esta soportado por la idea de estabilidad, es decir, la contrafigura de lo que
podría entenderse como fractura o desgajamiento. La familia prevale en el imaginario personal,
en el social y persiste en su recreación debido al principio de estabilidad.

En paralelo al nuevo contexto de significaciones se instituye un nuevo momento narcisisticamente


organizado por cada una de las partes mediante el vinculo que los une: la narcisizacion del
producto de esa unión, que refleja algo asi como el orgullo por estar en pareja. Esta idea conduce
a otra “poder contra el mundo” por lo menos en los comienzos de la pareja. Este momento inicial
que busca consolidar una familia, se caracteriza por lo FUSIONAL del encuentro cuya estabilidad
fantasean, ilusionan, fundan un orden familiar.

El nacimiento de los hijos define la presencia del otro miembro de la pareja y anuda la
comprensión del funcionamiento vincular: el hijo es producto de ese vinculo y por su parte será
responsable de incorporar nuevas alternativas en la vida de la pareja, al introducir diferencias con
ellos.

El OTRO POLO VINCULAR es la disolución del vinculo inicial mediante la separación o el divorcio, o
el añadido de otro perímetro vincular que se conoce como aventuras, “pareja abierta”. Cada
miembro dispone de autonomía sexual pero mantiene la convivencia con el conyuge.

El fenómeno, es asociable al descentramiento del sujeto con respecto una filosofía monadica, al
principio de incertidumbre y al determinismo restricto.

La separación y el divorcio, implican una modificación en las relaciones vinculares y la creación de


una nueva área de comunicación. Esta ruptura queda sancionada mediante el acto civil de un
divorcio ante la ley, asi como el matrimonio constituyo un acto publico y jurídico, también el
divorcio ingresa en las reglas del ámbito jurídico.

La separación decidida por los padres arrastra una experiencia penosa para los hijos, que
progresivamente adviene traumatica, es decir, impregnada por un particular tipo de sufrimiento.
El niño tiende a criticarse por no “haber logrado que sus padres se mantuviesen unidos”, vivencia
asociada a un malestar continuo.

El desamparo de los hijos se incrementa ante la evidencia de instituirse en testigo de las reyertas y
agresiones entre sus padres, además del contacto con contradicciones y paradojas. El adulto se
torna “amigo” del hijo en la búsqueda de complicidad. Es el resultado del desborde del yo adulto
que no puede mantenerse en sus responsabilidades de proteger al hijo de experiencias
inquietantes.

En estado de desamparo, las funciones del Superyo no puede deslindar que es lo que es digno, “lo
que esta bien” y lo que “esta mal”. Este malestar adquiere posibilidades de ser superado cuando el
niño adviene a niveles de abstracción que le permiten introducir sus propios pensamientos al
respecto. Es decir, en separaciones o divorcios regulados por desentendimientos graves entre los
padres, el manejo de las contradicciones y de las paradojas que podrían suscitarse en la
cotidianidad de cualquier grupo familiar requiere que los mas pequeños construyan recursos
especiales capaces de defenderlos de las disonancias que provienen del funcionamiento vincular.

Esto lleva a nuevas maneras de vincularse: desde las ausencias, hasta los regímenes de visitas, que
requieren un nuevo modo de revinculacion y de estrategias emocionales. La complejidad adquiere
peculiaridades prevalentes: los hijos adquieren características de sujetos destinados a sujetar
unidos a quienes han decidido separarse.

El hijo que queda posicionado en la coyuntura de la nueva vincularidad configura un nuevo estilo
de poder en la relación con adultos, particularmente si los sentimientos de culpa de los padres
interfirieron a destajo en la reorganización de la nueva organización familiar.

Es posible pensar dice la autora que en estos modelos la pareja o la familia desunida actua de
manera persecutoria en las mentalidades y en las emociones de quienes asi la clasifican # a ellos,
que son gente de bien, nunca les sucedería algo semejante”. Esta apreciación cuya antigüedad y
desenfoque hoy son notorios.

Vinculo de apego asociado con situaciones traumáticas: la polisemia de la palabra apego abarca
distintas corrientes psicológicas, la autora cita Fonagy dado que el apego inicial esta sostenido por
la certeza de sus calidades recuperatorias ante los desacopies que pueden situarse en los vincuos
originales y/o tempranos.

Apego original como evocación y resignificación, reordenamiento, retranscripcion en lenguaje del


primer Freud. Dicha evocación del apego seria la que permitiría preservar una dimensión del
deseo capaz de inventar una exterioridad, un “fuera de”, mas alla de la indiscriminación inicial que
el niño o la niña registran como enrarecimiento en los comportamientos de los Otros y como
miedo o dolor internos en tantos resultados de su interaccion vincular con esos adultos cultores y
representantes de la sexualidad y de deseos. El concepto deriva, de la tesis FREUDIANA acerca del
bindung o ligazón. La hipótesis inicial sostuvo lo que habría de concluirse “el reconocimiento de los
estados mentales del otro puede ser peligroso para el self en desarrollo”. Los estados mentales del
otro son aquellos que se pueden referir al bienestar, el equilibrio en las relaciones y vinculaciones
familiares o estar asociados con los efectos de alguna crisis y aun de una devastación.

Se trataría de una evocación vivencial del apego, pero secuencialmente narrativa, como estados
de alerta acompañado por el sufrimiento e impulsado por la tendencia a huir o neutralizar el
peligro que, impregnaría la mente de sus padres.

Las defensas conocidas comprometidas en la evocación funcionarian al servicio de la construcción


de otra respuesta, que sin eludir que el contacto vincular con los padres, aportase un sostén para
sobrevivir los cambios que los procedimientos y pensamientos adultos, incorporaron durante la
que llamara la autora “crisis”.

La evocación del apego estaría siendo pensada teóricamente como proyeccion transcripta en
exterioridad resultante de un recurso interno, un refugio contra el miedo, el displacer, la sorpresa,
y el suspenso. Este recurso de apego, incorporaría merced de la exterioridad transitoria, un PLUS
DE SUBJETIVIDAD de emergencia.

1.2 Vinculaciones Intrafamiliares y cambios sociales


EVA ROTENBERG: Parentalidades. Interdependencias transformadoras entre padres e hijos.
Capítulo 3, Parentalidad y transmisión generacional por Ana Rozenbaum

En el prólogo ya nos introduce que la Parentalidad es requerida tanto para la constitución


subjetiva como para el crecimiento y desarrollo del niño, y en especial, para la estructuración de
su psiquismo. Una Parentalidad satisfactoria es un requisito indispensable para una criatura
humana.

Rotenberg propone llamar a la Parentalidad, cuando es desde “un como si”, “Parentalidad falso
self”, contraponiéndola a la función “verdadero self de la paternidad lograda”.

Eiguer y Rozembaum hacen referencia en sus textos a las identificaciones y especialmente a su rol
en la transmisión transgeneracional cuando se trata de función parental.

Ya comenzando el capitulo N3 nos dice la autora que la Parentalidad remite a la figura de los
padres, sujetos que tienen una historia, como también una prehistoria. Y que en la medida en que
los progenitores estén afectados por situaciones traumáticas no elaboradas, tanto en su historia
como en su prehistoria, inevitablemente repercutirá en el ejercicio de la Parentalidad, pudiendo
provocar todo tipo de síntomas en sus hijos (transmisión psíquica, concepto de intersubjetividad).

Destaca la escucha del funcionamiento psíquico en su dimensión familiar, al tomar tanto la


problemática y la historia del paciente como la de sus padres, ello nos permite el juego dialectico
entre el antes, el ahora y el después, y registrar el efecto de la transmisión transgeneracional de
formaciones psíquicas que mantenidas fuera de la represión, son actuantes de manera repetitiva.

Los traumas tienen la particularidad de no caducar, continúan tus potenciales efectos patógenos
sobre las generaciones siguientes. Traspasan las barreras generacionales perforando fronteras
borrosas, dejando huellas, síntomas que continuaran ligando a las generaciones entre si.
Sucesion sin fin que se perpetua de una generación a otra , desafiando el paso del tiempo. Se trata
a veces de hechos que tienen la característica de ser “secretos” en el sentido de que no se
mencionan; ya que tampoco se podría decir que siempre se ocultan premeditadamente. El ultimo
refugio de la dignidad suele ser el silencio.

La transmisión generacional no es equivalente a patología, al contrario, se trata de un PROCESO


PROPIO DE LA CULTURA. Cada vez que adviene una generación algo tendrá que hacer la anterior
para que las adquisiciones simbolico-imaginarias no se pierdan. Porque en efecto: si los procesos
psíquicos de una generación no se transmiten a otra, no se continuarían en otra, cada una estaría
obligada a recomenzar su aprendizaje de la vida, lo que excluiría todo progreso y todo desarrollo.

El sujeto humano no se constituye solo a partir de las experiencias acaecidas a lo largo de la propia
vida, y por tal motivo, la subjetividad muestra limites imprecisos entre pasado, presente y futuro.
La clínica revela similitudes perturbadoras, identificaciones multiples y contradictorias, y
condensaciones extraordinarias.

En el analisis de niños y adolescentes contamos con una serie de datos provisorios no solo por el
paciente, sino también por sus padres, el material lleva a los hechos que ocurrieron, o que se
dijeron, o que se ordenaron de acuerdo con un mito intrincado a la trama histórica, mucho antes
de que el paciente estuviera vivo. Lo cual nos permite constatar que aquello que queda enterrado
en un progenitor puede transmitirse en el psiquismo de un hijo, en identificaciones inconscientes
de una historia que encadena dos o tres generaciones.

En los hijos se encuentra la historia traumatica del padre, nos enfrentamos a un monologo
repetitivo que atraviesa las generaciones del fluir de las resignificaciones.

El proceso de transmisión no se funda solamente en quien transmite y que se transmite. Se


encuentra sustentado en los modos en que el receptor recibe el legado de la transmisión, como
llegara a hacerla suya, que nuevo giro, que novedad podrá introducir en ella, cuanto tomara y
cuanto desechara. Es estar en alerta frente a situaciones no visualizadas como peligrosas para la
familia, y constituye una cuestion de responsabilidad profesional alertar frente a una insistencia
repetitiva del pasado, aun asumiendo el riesgo de equivocación.

La TRANSMISION resulta asi un PROCESO construido entre las generaciones, lo cual requiere la
diferenciación entre lo que es transmitido, lo que es recibido y transformado. A partir de
interrogar el pasado, intentar poner esa vocación originaria al servicio de estar preparados para
escuchar el porvenir, y plantear cuestiones para el mañana. Supone “anhelo preventivo”.

En el devenir del analisis, permitiendo al hilo ir y volver, una y otra vez en el movimiento
transferencial, el sujeto comenzara a construir su propia versión de una historia, que no tiene por
qué ser la misma que fue otorgada. Cuando los secretos acechan con la transmisión de elementos
traumáticos y no elaborados, padecidos por los padres o abuelos, existirá un pedido al analista
para resolver enigmas y jugar un papel de investigador, una demanda epistemofilica.

Lo importante desde la clínica, es ver aquellas transmisiones en la organización del aparato


psíquico de un sujeto, para abrir la posibilidad de una acción terapéutica mediante una nueva
historizacion al servicio de un proceso creador. El analista invita a la resginificacion, lo cual implica
restablecer la disociación entre pasado y presente, calmar la intrusión del traumatismo y restituir
la experiencia a un nivel de recuerdo pensable. Reconquistar al sujeto a la vida desterrando el
sufrimiento que se impone por la repetición.

A partir del caso de Martin la autora sostiene que “la revelación suele iniciarse como confidencia,
pero incluye un mensaje que apunta a buscar un soporte. Se trata de un testimonio que tiene un
destinatario privilegiado, y hace pie firme en la situación analítica añadiéndole riqueza y
complejidad.

En el apartado síntoma-acto y resignificación, vemos debemos admitir el rol psíquico de los


abuelos en la evolución de cada ser humano, mas bien a nivel de los primeros organizadores de
una situación edipica con multiples ramificaciones.

Situaciones que se presentan con mucha frecuencia: (ejemplos, pag. 82)

- Los padres que develan alguna historia “oculta” en un tiempo posterior, habiendo
avanzada ya un buen trecho del analisis.
- Esto ocurre espontáneamente o a instancias de interrogantes que comienza a plantear el
paciente
- Padres que no revelan historia alguna. Los hijos no preguntan nunca.

Para que un sujeto advenido al mundo construya su psiquismo, para que organice su mundo
interno, es vital que pueda apoyarse en el funcionamiento psíquico de las personas que
constituyen su entorno, es decir, sus padres quienes le van a dar un lugar al recién llegado, lugar
en la familia actual y lugar en la sucesión de generaciones. Le transmitirán sus maneras de
experimentar y de pensar el mundo, sus vivencias y su relato de la historia de la familia. Y será
sobre esa base que el niño edificara su propia individualidad.

Cada recién nacido es portador de una misión, tener que asegurar la continuidad de la generación,
según el modo particular que le es asignado con arreglos de un contrato. Piera Aulagnier dira
CONTRATO NARCISITA que corresponde a los deberes que el niño tendrá que cumplir, a cambio de
la investidura de la que será objeto por parte de las figuras parentales. El niño tendrá la misión de
perpetuar la cadena generacional, asegurar la perennidad de la identidad familiar, fortalecer su
narcisismo, y también, la tarea de retomar y transmitir los enunciados históricos familiares.

Todo niño hereda la carga de recomponer la familia a partir de la alianza de dos linajes, de los que
ha nacido. Allí adviene una historia que lo preexiste, de la cual es heredero, innovador y
transmisor, pero en ocasiones, prisionero.

La naturaleza de las situaciones traumáticas en los niños, es siempre compleja. Producto de la


lógica del desamparo, de la vivencia de inermidad y desvalimiento del infans, por un lado, y fruto
del interjuego de sucesos que irrumpen en la vida psíquica, por el otro.

Ya al final del capitulo, la autora nos habla de que el traumatismo que se origina en la
INCAPACIDAD de transformar, de psiquizar un estado que permanece no-ligado. Es desde este
punto de vista, desde donde podemos distinguir las transmisiones traumáticas de aquellas otras,
transicionales, necesarias y estructurantes.
La transmisión traumática arrasa los procesos transicionales, impide su despliegue por una
violencia ejercida sobre el sujeto, poniendo a este en suspenso de apropiación de devenir sujeto
de su historia.

En tanto, que la transmisión no traumática, transicional, respeta la alusión de lo “encontrado-


creado”.

Concluye la autora sosteniendo que, aquellos adultos que parecen tan grandes y todopoderosos
en la óptica de la infancia, son simples seres humanos que cumplen su rol como puede. De modo
que habrá que reconocer que, como padres, tal vez ellos mismos han sido dirigidos por poderosas
corrientes inconscientes y se han encontrado igualmente presa de penosos conflictos psíquicos.
Eslabones, servidores y herederos de una cadena intersubjetiva de la que proceden, sin saberlo,
padecen por otros.

PARIS, DIANA: Capitulo 7 “Secretos y Mandatos”

Somos PSICOGENEALOGICOS (método del psa donde se hace hincapié en la relación del origen de
los problemas de la persona con situaciones no resueltas por sus antepasados).

Somos un puzzle de las partes y temperamentos de otros, y cargamos tanto con sus señas de
identidad como con sus deseos, traumas, sufrimientos, temores y proyecciones. “es la mas
inteligente de la casa”, “es la mas linda de la familia”. Esos mandatos nos llegan transmitidos por
medio del inconsciente familiar.

Todo nos es inscripto en el cuerpo, en la psiquis, y no solo por la genética: el adn no da respuesta a
todo lo que somos, hay un PLUS que viene desde el inconsciente de nuestros antepasados y que
migra a través de los años en cada acto de concepción de nuevo ser.

Somos la concreción del imaginario de quienes nos antecedieron. Pero ¿estamos felices, plenos,
realizados? Para cuando sobreviven los primeros síntomas de que algo esta funcionando mal
sentimos que es hora RE-VISAR los gestos adoptados, las marcas del clan, los deseos del otro.

RE-VISAR es volver a poner la vista en lo que tenemos adelante y tan dentro de nosotros que no
hemos podido verlo. Es tomar conciencia, curar heridas viejas. Cuanto menos sentido consciente,
genuino y personal le demos a nuestra historia, menos intoxicación transmitiremos a las siguientes
generaciones.

No son malvados los padres, la transmisión se produce porque ellos antes de convertirse en
padres, fueron hijos. Reactivan en su inconsciente su propio lugar en la familia de origen porque
reviven su relación con sus padres y se identifican con uno u otro hijo según su propio narcisismo y
le exigen determinadas pautas de vida. Estas actitudes y deseos son identificaciones y modelos
inconscientes y por eso mismo, son tan poderosos e inmanejables. Somos criados de acuerdo con
como nuestros padres, han tramitado la relación con sus propios padres.

El analisis, la búsqueda de información, la revelación de secretos, la actitud de despertar y darse


cuenta, asi como trabajar los arboles genealógicos relatados en la conjunción recuerdo/imagen
son técnicas propicias para que el carton pintado de las escenas antiguas caigan y dejes a la vista
sus andamiajes obsoletos.
Animarse libera. Lo que regresa estalla como nuevo y agobia con su peso “sorpresivo”, pero
siempre estuvo ahí.

Los mandatos son como filos de plata escapados que aguardan el tajo una y otra vez hasta que son
restituidos a su dueño. No nos pertenecen los miedos ni los sueños ajenos, los deseos proyectados
ni las expectativas de los otros. Cada cual arma su juego con las piezas que elije. Para eso, hay que
entrar en la oscuridad del rio y arrancar lo que pertenece fuera de su sitio…

Ganar las partidas, empieza por querer independizarse de los mandatos. Ni el propio Edipo se
salvo de esta ley fundamental si no se sana el linaje, los hijos pagan las faltas de los padres. Las
tres tragedias del ciclo del Edipo aparecen como conflicto, siendo esta la relación padres/hijos la
hostilidad con la figura paterna.

“cuando se encuentra con algo que es secreto y tabu, la mente conciente experimenta una clase
especial de miedo, miedo a lo desconocido y desconcertante”.

Solo cuando sentimos la necesidad de conocer, nos dirigimos hacia la experiencia de aprendizaje,
cambio y transformación de lo pre-existente.

El primer mandamiento es querernos a nosotros mismos para poder querer a los demás. El tan
mencionado mandamiento tiene sus justificaciones cuando amor con amor se paga, es deuda que
ninguna moneda consigue cancelar.

Es en el ámbito familiar donde pueden ocurrir los agravios mas terribles a la integridad humana. Y
son los lazos sanguíneos los que mas azotan a las victimas: padres, abuelos, hermanos, tios.

Callar y aceptar la hipocresía del secreto perpetua la llaga, ahonda el sufrimiento, confunde los
sentimientos. Tapar la herida no la cura. Dejar la herida sin sanar lleva a la depresión, el suicidio o
la locura. Siendo estas, la huida de todos los sentimientos que nos harian revivir las heridas de la
infancia.

Desmentida

Mecanismo de defensa por el cual desconocemos la existencia de algún aspecto de la realidad que
no podemos asimilar por su efecto traumático. Se organizan distintos modos de “esquivar” lo
perturbador, implementando algún tipo de defensa patógena. Se busca un sustituto del mal y se
llega hasta la autoinculpación con tal de no señalar a los referentes. Desviar el odio y el rencor,
inventarse un enemigo.

A veces el SECRETO se disfraza de temeridad: “aca no ha pasado nada “

Los lazos toxicos, la bestialidad de la naturaleza, los duelos sin resolver y la poca importancia de
datos puntuales en la existencia de un sujeto retratan en parte al gran escritor.

“Nada es mas misterioso que la sangre” la sangre es la marca en el orillo de las familias que
aprecian mas ese fluido que los lazos posibles de construir fuera del cruce sanguíneo.

La consanguinidad sostiene en mayor o menor grado el impedimento de abandonar las raíces. Las
elecciones endogámicas constituyen una marca de origen.
Las disociaciones, los vínculos confusos y la alteración de los lazos conllevan traumas que van mas
alla de los mitos sobre deformaciones físicas o problemas mentales. Vivir el tema como conflictivo
por parte de la pareja como por los demás miembros de la familia, es rendirse ante la rigidez
cultural.

Vivir cada estadio evolutivo de los hijos como “un abandono” imprime en los niños el sentimiento
de culpa por alejarse del ser amado: padre, madre. En esas familias, aprender a caminar, a hablar,
a sentir la atracción edipica, se viven con ansiedad, culpa y fracaso afectivo en lugar de estimular la
auto confirmación.

La no-diferenciación puede ser patológica (fusión completa, y la dependencia del vinculo original),
la permeabilidad, el movimiento para entrar y salir del “campo familiar” habla de la necesaria
búsqueda y construcción de la subjetividad saludable. La cercanía con los afectos es positiva y
constituye el gran soporte del sujeto; la (con) fusión, la no-diferenciación perturba el propio
desarrollo.

Re-visar esos vínculos ayuda a evitar caer en la repetición, superar guiones familiares, y otorgar al
desarrollo de las futuras generaciones una madeja de menos nudos y mas hilos des-enredados,
fáciles de tejer…

1.3 Modificación en los posicionamientos parentales y


clasificación de las familias
La intervención con familias desde el Trabajo social. María Eugenia Guerrini

La autora retoma el concepto de Carlos Eroles (profesor) “poderosa y frágil al mismo tiempo, la
familia es parte esencial de la vida cotidiana de hombres y mujeres en todo el mundo y lo ha sido a
través de los tiempos”. Este mismo profesor sostiene que la familia hace dos cosas: asegura la
supervivencia física y construye lo esencialmente humano del hombre.

La familia es el CONTEXTO NATURAL para crecer y para recibir auxilio, es un GRUPO NATURAL que
en el curso del tiempo ha elaborado pautas de interaccion. Pautas que constituyen la estructura
familiar que rige el funcionamiento de los miembros de la familia, conductas y facilita la
interaccion reciproca.

La familia necesita de una estructura viable para desempeñar sus tareas esenciales, es decir,
apoyar la individuación al tiempo que proporciona un sentimiento de pertenencia.

La familia es PODEROSA por su influencia perdurable en las vidas humanas. Es el PRIMER GRUPO
con el cual entramos en contacto al nacer y dentro de la cual pertenecemos toda o la mayor parte
de nuestras vidas. La familia influye en el proceso de socialización y desarrollo de nuestra
personalidad.

La familia “como un grupo de personas unidas y que se ocupan de la crianza y educacion de sus
hijos, de acuerdo a las tradiciones y normas de su cultura” (Sociologo Antonio Donini). Agrega que
la familia es el primer agente de transmisión de valores éticos y sociales, habitos, costumbres,
normas, roles, relaciones y expectativas tendientes a “preservar” la herencia cultural, para futuras
generaciones.
La familia cambia y continuara cambiando, pero también persistirá, ya que es la unidad humana
mas adecuada en las actuales sociedades.

La familia es LA MATRIZ DE LA IDENTIDAD y del DESARROLLO PSICOSOCIAL de sus miembros, y en


este sentido debe acomodarse a la sociedad y garantizar la continuidad de la cultura a la que
responde.

El abordaje familiar atañe a un proceso METODOLOGICO que incluye la valoración social, la


planeación de las acciones, la intervención para el cambio y la evaluación de la misma. Es un
proceso de ayuda dirigido a la persona en su dimensión individual, familiar y social, tendiente a
activar cambios frente a problemas familiares que los afecten y a lograr un mejor funcionamiento
relacional y social.

El enfoque sistémico posibilita una visión y una aproximación integral de los procesos familiares,
tendiendo a realizar intervenciones que tengan efecto a mediano o largo plazo. Retoma a la autora
Angela Maria Quintero Velasquez “la sistémica” es un cuerpo integrado de principios de
comportamiento humano, se erige en una epistemología diferente para interpretar los sistemas
societales.

El ser humano se incluye en muchos sistemas, pero el mas duradero e importante es la FAMILIA,
por sus funciones de crianza y educacion. Es la UNIDAD BASICA DE DESARROLLO Y EXPERIENCIA.

¿Cómo intervenir en familias?

Alfredo Carballeda dice que «La palabra intervención proviene del término latino ‘intervenio’, que
puede ser traducido como ‘venir entre’ o ‘interponerse’. De ahí que ‘intervención’ pueda ser
sinónimo de mediación, intersección, ayuda o cooperación (…). Agrega, además, que es un «(…)
dispositivo que se entromete en un espacio, en tanto existe una demanda hacia ella. De ahí que la
demanda sea el acto fundador de la intervención.»

La autora desde su experiencia nos va a hablar de intervenir utilizando técnicas específicas que
permitan explorar sentimientos, experiencias, reforzar comportamientos, etc., ampliando así el
mundo interno del individuo y la familia, con el fin de promover, estimular, fomentar y asesorar
toda búsqueda de bienestar que parta del análisis crítico de los mismos integrantes de la familia,
promoviendo procesos resilientes, de autogestión, introyección y acciones de cambio. Es decir, se
busca el enfoque participativo de la acción profesional en cualquier área de intervención,
analizando la problemática familiar y brindando herramientas para mejorarla o modificarla. Se
enfatiza la fortaleza de la familia, se trata de detectar y potenciar los elementos positivos con el fin
de promocionar la salud y el bienestar familiar.

El objetivo que se persigue con esta modalidad de trabajo es involucrar a las familias del usuario
que está atravesando un problema de salud, proporcionándole información sobre la enfermedad,
y sobre el tratamiento, propiciando el medio para desarrollar habilidades de manejo de la
enfermedad y brindando el apoyo que dichas familias necesiten para hacer frente a este
problema. Se busca una relación estrecha entre usuarios, familias y profesionales.

Es de fundamental importancia, «valorizar el microespacio como espacio posible de conciencia y


pertenencia, mediante propuestas simples, pero firmes, que tengan en cuenta el factor histórico.
Significar el hoy para el mañana, pero a partir de un ayer reconocido. Incorporar el principio de la
creatividad y del juego, en tanto aprendizaje y potenciación de la amalgama de saberes.»

El espacio de consulta debe servir como espacio de escucha y de sostén, como un «espacio de
libertad» (Carballeda, 2007) donde es posible reconstruir historicidad, entendiendo a ese otro no
como un sujeto a moldear, sino como un portador de historia social, de cultura, de relaciones
interpersonales.

Acceder a la singularidad de los integrantes de la familia implica acceder no sólo a lo que


«sobresale» sino a cómo se construye aquello que emerge de una entrevista, y así poder analizarlo
e interpretarlo, para dar lugar, luego, a una intervención acorde a la problemática planteada.
Permite tener una visión de la cuestión familiar como algo construido a través de
representaciones, símbolos, signos, que intentan explicar los padecimientos de los sujetos.

La autoestima en la familia

Es muy importante trabajar con las familias en el desarrollo de la autoestima individual y familiar.
Esto dará lugar a una mayor comprensión entre individuos, al cuidado personal y de los demás, y
darán a nuestros hijos fundamentos firmes a partir de los cuales puedan desarrollar su fortaleza e
integración.

Virginia satir: los seres humanos que viven humanamente dice que son individuos que
comprenden, valoran, desarrollan sus cuerpos al hallarlos hermosos y útiles, son reales, sinceros,
amorosos, bondadosos, creativos, productivos, responsables. El contexto dentro del que se
desarrolla una persona con estas dimensiones es la familia, y los adultos que se encuentran a su
cargo son los responsables de la creación de estos seres.

Ella habla de la existencia de 4 aspectos de la vida en familia:

- Los sentimientos e ideas que el individuo tiene de sí mismo: autoestima

- Los métodos que utilizan las personas para expresar sus ideas a los demás: comunicación

- Las reglas que usan los individuos para normar cómo deben sentir y actuar que constituye

el sistema familiar

- La manera cómo la gente se relaciona con otros individuos e instituciones ajenas a la familia:
enlace con la sociedad.

Independientemente de cuál sea el problema que afecta a la familia, para aliviar el dolor familiar
es necesario encontrar la forma de cambiar alguno de estos 4 aspectos.

Ella clasifica a las familias en: conflictivas o con problemas y en nutricias, reparadoras o
relativamente libres de problemas.

La familia con problemas cuenta con una autoestima disminuida, la comunicación es indirecta,
vaga y poco sincera, las reglas son rígidas, inhumanas, fijas e inmutables, y el enlace de la familia
con la sociedad es temeroso, aplacador e inculpador.
En cambio, las familias relativamente libres de problemas, tienen una autoestima elevada, la
comunicación es directa, clara, específica y sincera, las reglas son flexibles, humanas, adecuadas y
sujetas a cambio, y el enlace con la sociedad es abierto y confiado, y está fundamentado en la
elección.

Todos los cambios dependen de nuevos aprendizajes, de nuevos conocimientos y de una nueva
conciencia. Por lo tanto, teniendo en cuenta que la familia es el primer grupo humano con el cual
establece contacto todo individuo, y que es el sistema por excelencia que gesta, prolonga y
transfiere la vida, resulta vital ayudarlas a adquirir unos niveles básicos de funcionalidad en su
estructura y en su dinámica tanto interna como externa, para que puedan convertirse en una
ayuda real para sus miembros.

Nuestra función, desde la orientación familiar, es ayudar a estas familias a que se vuelvan
nutricias, y a las familias nutricias a que lo sean más aún. Y una forma de lograr este objetivo es
trabajar con la autoestima existente en estas familias. La autoestima es la capacidad de valorar el
yo y tratarnos con dignidad, amor y realidad. Cualquier persona que reciba amor estará abierta al
cambio.

La autora retoma el concepto de RESILIENCIA entendiendo por ella la «capacidad de los seres
humanos de superar los efectos de una adversidad a la que están sometidos e, incluso, de salir
fortalecidos de la situación.

Y en este proceso necesitamos del otro como punto de apoyo para la superación de esa
adversidad. El secreto está en ayudar a las familias a fortalecerse, a reconocer sus fortalezas y
confiar en ellas, y a adquirir mayor conciencia social para promover cambios que reduzcan la
inequidad y el sufrimiento. No existe un modelo de familia, ni de madre, ni de hijos, sino familias,
madres, padres e hijos que se relacionan de modos diversos, y esas formas de relación están
estrechamente ligadas a sus historias personales de vida y de ver el mundo, que a menudo no es
igual a la nuestra.

En general, se trata de respetar las historias de vida, en el tiempo presente que está asociado al
pasado, pero con la mirada puesta en el futuro, siguiendo la pista no sólo de la demanda, de la
carencia, de la necesidad, sino también de sus derechos y de sus deseos.

Roberto Pereira: “Familias reconstruidas: la perdida como punto de partida”

Familias reconstruidas: que son y como lllamarlas

La traducción del inglés Stepfamily sería literalmente "familiastra", que por su escasa eufonía (y
seguramente por la connotación negativa del sufijo –astra), no tiene adeptos (aunque hubo alguna
propuesta de llamarlas así). En algún país de habla hispana (Argentina, por ejemplo), se las llama
Familias Ensambladas(1); en algún momento se les ha denominado Familias Amalgamadas, pero el
término que se está generalizando en España es el de Familias Reconstituida en estrecha pugna
con el de Familia Reconstruida.

Retoma el concepto de Emily y John Visher que establece como condición para que podamos
hablar de una familia reconstituida, la existencia de al menos un hijo de una relación anterior. Esto
descarta incluir dentro de las familias reconstituidas a las parejas sin hijos que se vuelven a casar.
Así pues una familia reconstituida es la formada por una pareja adulta en la que al menos uno de
los cónyuges tiene un hijo de una relación anterior.

Esta definición también descarta modelos familiares en los que pueda haber hijos de varias
relaciones, si no hay también dos adultos (como podría suceder en algunos casos de familias
monoparentales).

Se nos pueden ocurrir varios tipos de familia reconstituida:

 Familias provenientes de un divorcio , en la cual uno de los cónyuges tiene hijos previos.
 Familias provenientes de un divorcio, en la cual los dos cónyuges tienen hijos previos. Es el
modelo más complejo.
 Divorciado /a que tiene hijos, y cuyo ex-esposo/a se ha vuelto a emparejar.
 La familia reconstituida más antigua, la de toda la vida, es la que proviene de la muerte de
uno de los cónyuges. El padre o la madre viudo o viuda se vuelve a emparejar y aparece la
figura del padrastro o madrastra que todos conocemos desde nuestra más tierna infancia,
ya que protagonizan buen número de cuentos infantiles.

Este último tipo de familia reconstituida era antes más frecuente, debido al importante descenso
de la mortalidad en la etapa media de la vida registrado durante la segunda mitad del siglo XX.
Hace no muchos años, la posibilidad de que la familia se quedara sin el padre o la madre era alta,
la "necesidad" de casarse de nuevos era mayor, y se hacía con más rapidez o con criterios
diferentes a los actuales (p.ej. el matrimonio del viudo con la hermana de su difunta mujer era una
pauta bastante frecuente).

Es decir, que las familias reconstituidas, como decía antes, no son una novedad en el último grupo
citado; si lo son en los tres primeros.

Familias en Transición: Una de las características fundamentales de éste tipo de familias es que
son familias en transición, es decir, familias que tienen que asumir un número importante de
cambios en un corto período de tiempo, al menos más corto que lo que es habitual en las familias
convencionales, y que por lo tanto no figuran en la expectativa vital de sus miembros.

El ciclo vital es un continuo pasar de etapas, que todos hemos internalizado: noviazgo,
matrimonio, nacimiento del primer hijo, etc. Pero también tenemos unas expectativas respecto al
tiempo que durará cada uno de ellos, y adaptamos nuestro ritmo vital a esa sucesión de etapas y a
esa expectativa de plazos. En las familias reconstituidas las etapas del ciclo vital a menudo se
trastocan, y los plazos no cumplen las expectativas previstas: generalmente los plazos se aceleran.

Nacidas de la pérdida: Las familias reconstituidas son familias que nacen de la pérdida. Se puede
argumentar que todas las familias surgen de una pérdida, si partimos del concepto freudiano de
considerar que cualquier pérdida significativa desencadena una reacción de Duelo (Freud, 1915).
Cuando uno se casa o se va a vivir en pareja quizá abandona la casa de sus padres, su habitación
de siempre, su ciudad natal, quizá deja de ver a sus amigos, etc. Siempre hay alguna pérdida.

Pichon-Rivière plantea las etapas del ciclo vital, la historia individual o familiar, como una sucesión
de duelos a lo largo de la vida. Si es éste nuestro punto de vista, resulta superfluo especificar que
las familias reconstituidas surgen de la pérdida, del duelo.
Pero si hablamos de duelos, es necesario diferenciar unos duelos de otros, porque no todos son
iguales, ni tienen la misma importancia, ni la reacción emocional que producen es siempre
comparable.

Una reacción de suficiente entidad emocional como para comprometer nuestra salud sólo se
produce tras pérdidas significativas, lo que Colin Murray Parkes llama "transiciones psicosociales",
es decir aquellas que tienen un significado importante en nuestras vidas, y que no se deben
únicamente a cambios relacionados con el crecimiento, con el desarrollo o con el ciclo vital, si no
que son cambios que modifican nuestra visión del mundo, y por lo tanto tienen una repercusión
mayor (Parkes, 1988).

Los puntos de partida de éstas familias son dos: la muerte de uno de los cónyuges, o el divorcio
previo de uno o los dos cónyuges. En ambos casos constituyen pérdidas fundamentales para el
resto de los miembros de las familias, de manera que como señalan Visher y Visher (1988), la
primera tarea de la familia reconstituida será la de aprender a manejarse con las pérdidas y los
cambios

Ambas pérdidas no son iguales: una de las principales diferencias es que la muerte es, por
definición, una pérdida irreversible, mientras que el divorcio no lo es. Sin embargo, en cuanto a
intensidad del proceso emocional pueden equipararse, o incluso muy a menudo el duelo por
divorcio es más difícil de elaborar que el duelo por muerte.

Duelo y sus etapas:

Duelo es la reacción psicológica que se pone en marcha a raíz de la pérdida de un ser querido.
Desde el punto de vista familiar y parafraseando a Bowlby, podríamos definir el duelo como el
proceso familiar que se pone en marcha a raíz de la pérdida de un miembro de la familia.

Esa reacción psicológica o emocional se expresa fundamentalmente de dos maneras, que


podríamos llamar aguda y duradera, que a menudo se suceden, conformando lo que se conoce
como etapas del duelo.

En el caso del proceso familiar también nos encontramos con una primera reacción defensiva de la
integridad familiar, y una posterior de reestructuración que va a dar lugar a una nueva familia
nacida de la antigua.

El primer paso para elaborar el duelo es aceptar que la pérdida se ha producido. La muerte de un
ser querido, nos produce un estado de shock. La superación de ésta etapa se produce cuando
aceptamos la realidad de la pérdida. Sin embargo, ésta aceptación produce un dolor tan intenso,
(reacción aguda) a la que nos referíamos, que a veces se produce una negación de lo sucedido
como forma de combatir ese dolor.

Esta "negación", que se acompaña a menudo de una "búsqueda" del fallecido, es otra de las
etapas del duelo, y sólo su superación posibilitará el paso a la reacción emocional duradera, cuyo
final vendrá con la resolución del proceso de duelo.

La muerte es una pérdida irreversible por definición, por lo que si tenemos constancia clara de que
la muerte se ha producido, la negación, si es prolongada, tiene que seguir senderos
psicopatológicos.
Sin embargo, no ocurre lo mismo en el divorcio: el cónyuge que no puede soportar la idea de
perder a su amado/a, puede refugiarse en la fantasía de reconciliación como una forma de eludir
el dolor que conlleva la aceptación de la pérdida. El duelo, aunque ineludible y necesario en
situaciones de pérdidas importantes, es un proceso bastante largo, desagradable e incómodo.
Puede suceder que la pérdida se recupere, y nos ahorramos pasar por el trance. El problema surge
cuando ésta recuperación no se produce en un plazo razonable, y la realidad nos impone
adaptarnos a la situación de cambio. Entonces, como ocurre siempre en los llamados "duelos
postergados", éstos acaban siendo de mayor intensidad y más duraderos, por lo que se acaba
pagando ese intento inicial de eludir el dolor. Esto es lo que con frecuencia ocurre en el divorcio.

Respecto a la duración, Kaslow afirma que la duración del duelo es mayor en el caso de pérdida
tras divorcio, que tras la pérdida por muerte. Mientras que en su opinión, un duelo "normal" tras
muerte viene a durar unos 18 meses, tras un divorcio ésta es mayor, entre dos y cuatro años.
Este incremento de la duración puede deberse a numerosas circunstancias :

1) la aceptación de la pérdida, punto de partida para la elaboración del duelo. "Otras veces ha
hablado de divorciarse y hemos seguido juntos","en cuanto piense detenidamente en los niños
dará marcha atrás", etc., son algunas de las razones que pueden imaginarse para eludir la tristeza
y el dolor de la pérdida, todas ellas basadas en la posibilidad de reversibilidad.

2)Esta fantasía de reversibilidad se alimenta también por el posible contacto entre los cónyuges,
contacto que no sólo reaviva el dolor y el odio, sino que también puede reavivar las fantasías de
reunión, especialmente si los contactos incluyen relaciones sexuales.

3)A la aparición de sentimientos de culpa, que dificultan siempre el proceso de elaboración del
duelo. Los sentimientos de culpa son más pasajeros en el caso del duelo por muerte, y suelen ser
más persistentes en el divorcio, especialmente cuando se estima que la propia conducta es la
principal causa de éste ( infidelidad, etc.).

4) Ausencia de rituales facilitadores y de apoyo económico y socio - familiar, lo que no ocurre tras
el duelo por muerte. Tras la muerte, hay numerosos rituales sociales que facilitan el proceso de
duelo, la expresión socio - familiar de apoyo y afecto, el respaldo económico en forma de
pensiones, becas, etc. En el caso del divorcio ocurre exactamente lo contrario: no se han
desarrollado aún rituales que faciliten el proceso, se carece de apoyo socio - familiar o incluso se
reprueba esta conducta, las pérdidas económicas son la constante para ambos cónyuges. Los
mecanismos de apoyo social están pensados para facilitar la continuidad de la familia nuclear, y
para desanimar la desarticulación de un grupo familiar ya establecido.

Familias convencionales y Familias Reconstituidas.

Diferencias significativas entre las que podemos llamar Familias Convencionales y las Familias
Reconstituidas.

Algunas de las diferencias son de estructura:

Una familia convencional consta habitualmente de dos adultos que tienen uno o más hijos de los
dos. Está bien claro a quién corresponde las obligaciones conyugales y parentales. En la familia
convencional los miembros pertenecen a un solo sistema familiar (familia nuclear), que tiene unos
límites bien definidos, se sabe a quién incluye y a quién excluye, las fronteras son biológica, legal y
geográficamente evidentes

En las familias reconstituidas tenemos también dos adultos, y al menos un hijo procreado por uno
sólo de los adultos, o bien varios hijos procreados por los dos adultos, pero con otros adultos que
no coinciden. Las obligaciones conyugales y parentales no corresponden en exclusiva a la nueva
pareja sino que, puede haber otra persona o personas con obligaciones y derechos parentales. El
sistema de la familia reconstituida tiene unos límites más imprecisos, la condición de miembro no
está claramente definida, puede que no haya consenso acerca de quién forma parte de la familia,
algunos de ellos pueden ser simultáneamente miembros de dos sistemas familiares distintos. Sus
fronteras son biológica, legal y geográficamente difusas.

Otras diferencias son de origen y desarrollo:

Los pasos que conducen habitualmente a la familia convencional están registrados en el Ciclo Vital
Familiar: noviazgo, emparejamiento, nacimiento del primer hijo, etc. Es decir, los hijos, si los hay,
son posteriores a la creación de la pareja conyugal.

Sin embargo, en la familia reconstituida no ocurre así, sino que la unidad parento-filial es anterior
a la pareja conyugal. Esto es de una gran importancia, porque modifica la historia totalmente. Y si
la historia cambia totalmente es necesario cambiar la forma de adaptarnos a esta situación, pero
para ello vamos a contar con un mapa que delimita una situación diferente.

Otra diferencia importante respecto al origen y desarrollo, es la que nos hemos referido
ampliamente en las páginas anteriores: la pérdida como punto de partida. Y no sólo la pérdida que
ha sufrido el cónyuge, sino también la de los hijos.

Si no se ha elaborado esa pérdida adecuadamente y con suficiente tiempo, las dificultades a las
que tendrá que enfrentarse el nuevo sistema se multiplican. El cónyuge que viene de fuera no va a
formar su propia nueva familia partiendo de cero, sino que se va a encontrar tratando de
integrarse en una familia ya formada, con sus propias normas de funcionamiento, historia y
rituales, y ocupando el lugar de alguien, con lo que puede que no todo el mundo esté de acuerdo.

1.4 Pensamiento Complejo y Psicoanálisis Familiar


Susana Matus: “Atravesamientos de la concepción sobre lo negativo en el psicoanálisis vincular”

Idea de “estructura familiar inconsciente” como operador entre el sujeto y la cultura. Comienza a
operar el tema de las funciones: el padre en su función de corte, la madre en su función de sostén,
el hijo como el lugar del proyecto, de la novedad, y el avunculo como lugar, del intercambio
constitutivo familiar.

La autora propone su iniciativa acerca de dos polos para significar este lugar del avunculo, que
luego llamara, de las familias de origen: uno, como “baluarte narcisista” (polo endogámico) y otro,
como “testigo de alianza” (polo exogámico). Asi conceptos como deseo, narcisismo, castración,
comienzan a atravesar al de Estructura Familiar Inconsciente.

Tres registros diferentes para pensar el cuarto termino de la Estructura Familiar Inconsciente: 1)
intercambio (lo simbolico), 2) narcisismo (lo imaginario), y 3)angustia (lo real). El avunculo tiene
una doble función en el origen de la constitución familiar: cumplir con el mandato exogámico y a
mismo tiempo transmitir un modelo de narcisizacion de los vínculos.

El tercer registro el que remite a lo real del vinculo, es para la autora un lugar de investigación
permanente, desde lo conceptual y desde la clínica vincular plagada de actings y pasajes al acto.

Lo negativo y el psicoanálisis vincular

La autora retoma el concepto de “lo negativo” desarrollado por Kaes, quien intento dar a los
conjuntos transubjetivos una metapsicología propia.

Kaes define tres modalidades de lo negativo en el principio de la ligazón intrapsiquica, como


también en el de la ligazón tranpsiquica, referido a los conjuntos pareja, grupo, familia,
instituciones: “la primera obedece a la OBLIGACION para la psique de producir algo negativo, la
segunda define una posición RELATIVA de lo negativo por referencia a algo posible, la tercera
responde a lo que no es en el espacio psíquico: esta NEGATIVIDAD RADICAL puede en ciertas
condiciones ser pensada como lo imposible”

Intenta articular lo negativo para la clínica con el vinculo de pareja. “es el vacio supremo donde
emana el uno, que no es otra que el aliento primordial. Este genera al dos, encarnado por los dos
alientos vitales que son el Yin y el Yan. El Yan como fuerza activa y el Yin como suavidad receptiva
(…)”.

Utiliza la metáfora china para abordar el vinculo de pareja desde el concetp de lo negativo, es
decir, desde la posibilidad de incluir el vacio primordial. Parafraseando a Chang “es la falta
primordial el antecedente y causa de la unidad narcisista tanto para el infans como para la pareja y
será desde esta unidad que se construirá la diferencia entre los sujetos y la simbolización del
vinculo como espacio tercero”.

A partir de ello, sostiene que la positividad del vinculo (imaginario y simbolico) se articula con una
negatividad- lo real- con una imposibilidad que al ser negada promueve justamente la posibilidad
vincular.

Otro concepto importante es el de “pacto denegativo”. Kaes dira: se trata de un pacto cuyo
enunciado como tal, nunca es formulado, pero que se deja registrar en la cadena significante
formada en el vinculo por los sujetos del vinculo”. El pacto denegativo es la contracara del
contrato narcisista. Ambas tipos de alianzas inconscientes se situan en el nucleo de la cuestion de
origen y del fundamento correlativo del conjunto y del sujeto vincular. Son dos las polaridades del
pacto denegativo: una es organizadora del vinculo, la otra defensiva. Cada vinculo se organiza
positivamente sobre un conjunto de investiduras y de representaciones comunes inconscientes,
pero también sobre un dejar de lado o sobre un resto que puede seguir los diferentes avatares de
la represión, la desmentida o el rechazo.

El pacto denegativo da cuenta de la negatividad fundante del vinculo, y que su contra cara, los
pactos y acuerdos sostienen su positividad.

La negatividad de obligación muestra a nivel del vinculo el modo en que el orden simbolico se
pone en juego a partir del sostenimiento de una renuncia pulsional, que esta en la base de la
constitución de la cultura.
La negatividad relativa se relaciona con el espacio imaginario que sostiene la ilusión de ser-juntos y
que constituye el espacio de lo posible para la ligadura vincular.

La negatividad radical bordea el registro de lo real del vinculo, en tanto remite a ese aspecto de
imposibilidad fundante.

El pacto denegativo en la medida en que niega la negatividad radical y liga las negatividades de
obligación da lugar a la constitución de lo posible del vinculo, que sostenido en la negatividad
relativa, pone en juego un registro imaginario enraizado en el contrato narcisista.

Acerca de la imposibilidad vincular

Imposibilidad vincular como motor vincular, encuentro narcisista y reconocimiento de las


diferencias, constituyen tres aspectos de la construcción vincular.

Asi, el reconocimiento de las diferencias, resignifica la renuncia pulsional implícita en la


indiferenciación del enamoramiento o de la relación narcisista padres-hijos y facilita bordear el
registro de imposibilidad vincular de una manera menos encarnada, permitiendo construir el
camino sublimatorio vincular donde es posible un cierto registro de la ajenidad del otro.

Pensamiento complejo y psicoanálisis vincular

La clínica de lo vincular plantea un modo de “complejizacion” del psicoanálisis: una vez que la
clínica psicoanalítica se puso en manifiesto la necesidad de trabajar sobre los vínculos, se vio
modificada.

Por lo tanto, no es necesario pensar un psicoanálisis para cada dispositivo, sino mas bien, los
dispositivos producen una especificidad que complejiza al psicoanálisis. El concepto de
imposibilidad vincular da cuenta del atravesamiento de lo real en el campo de lo vincular y al
mismo tiempo enriquece el concepto de falta para el psicoanálisis en general.

Utiliza la metáfora de la red, para imaginar al sujeto, los vínculos y la cultura como hilos de una
trama, donde aquellos que se entrecruzan, se anudan, se desanudad y donde hay también puntos
de vacío.

Sujeto del vínculo y sujeto del inconsciente

“El sujeto del inconsciente es simultáneamente sujeto del grupo, o más ampliamente, sujeto de los
vínculos en los cuales se constituye un sujeto del inconsciente” Kaes.

La autora utiliza el pensamiento de Kaes ya que es la posibilidad de que la transversalidad y la


transformación sean ese modo de construcción y transmisión del psicoanálisis.

1.5 La familia como objeto de las políticas asistenciales


Nora Aquin: trabajo social, Estado y Sociedad. Capítulo 3, “La familia como objeto de las políticas
asistenciales: los programas de combate a la pobreza y el papel de los organismos multilaterales”.

El trabajo esta desarrollado entre la relación existente entre: políticas sociales y familia. El
propósito general de constatar el tipo de relación que se establece entre las intervenciones
estatales y la familia, y en particular, con el objetivo de dilucidar las nociones de la familia y las
funciones sociales atribuidas a la misma, en la formación de las piliticas. En una primera etapa, se
dedicaron a estudiar planes y programas sociales de carácter nacional, provincial y municipal,
asociados a la superación de situaciones de pobreza y/o desempleo.

Políticas asistenciales y la familia

En la década de 1990, el campo de las políticas sociales experimento transformaciones orientadas


a reforzar los componentes de tipo liberal-residual en el modelo de protección social argentino.
Estas reformas estuvieron dirigidas a la ampliación de la participación del mercado en la oferta de
bienestar, resultante en la privatización de la gestión. A la par de las POLITICAS UNIVERSALISTAS la
educación y subsector la salud, sufrieron desfinanciamientos y deterioro en sus prestaciones,
producto de las descentralizaciones de los establecimientos y su transferencia a las provincias y
municipios.

Una característica importante de las modificaciones consistió en la revalorización de las políticas


de asistencia social, que enfatizan las obligaciones de los beneficiarios de tales políticas,
incorporando la realización de contraprestaciones por los subsidios recibidos, y fortalecimiento de
esta manera el componente “meritocratico”: al aumentar las “exigencias” para el acceso a los
beneficios y al ensamblar la oferta con la segmentación de la demanda, los pobres quedan
apartados en tanto no pueden cumplir con estas condiciones. POLITICA QUE BASAN EL DERECHO
AL ACCESO EN LA CONDICION DE CIUDADANO.

Las políticas asistenciales, la legitimidad se construye básicamente entre dos actores (Estado y
merecedores) y requiere un consenso social en torno a la idea de que el Estado asiste solamente
algunas de las necesidades de aquellos que no pueden acceder a través de su ámbito “natural”, el
mercado. En otros términos, esta concepción asigna un papel central al mercado como regulador
de los riesgos sociales, dejando a mano de la acción estatal focalizada aquellos de riesgo
intolerables como pobreza extrema, solo aquellos capaces de demostrar su condición de
NECESIDAD puede ser objeto de la asistencia pública.

La necesidad, se constituye en la base de derechos “residuales” de grupos específicos,


materializados en políticas asistenciales “compensatorias” asociadas a planes y programas
circunscriptos a acciones antipobreza y contra el desempleo.

Al exceptuar al Estado de la responsabilidad de velar por el bienestar de todos son ciudadanos,


salvo en situaciones que amenazan la paz social y el orden establecido, ubica la acción asistencial
como un acto moral, dependiente de la voluntad de los agentes que la realicen.

La medidas y acciones estatales no contemplan a la pobreza o algunos de los innumerables


problemas que acarrea, un fenómeno que precisa ser desentrañado para atacar sus causas, sino
que se encauzan directamente a los individuos y grupos que la aportan.

LA PROGRESIVA DESVINCULACION ESTATAL DEL AMBITO DE LA SEGURIDAD SOCIAL HA


CONFINADO A LAS FAMILIAS DE LOS SECTORES CARENCIADOS A “ARREGLARSE CADA VEZ MAS
CON LO QUE DISPONEN ELLAS MISMAS O LAS REDES DE LOS VECINOS, PARIENTES Y AMIGOS DE
LAS QUE FORMAN PARTE, Y/O DE LAS ORGANIZACIONES QUE CONSTITUYEN TERRITORIALMENTE”.
Requiere asi, de una “solución familiar” en términos de, reducir su dependencia de los servicios
colectivos y “aumentar” o “redescubrir” la autonomía e iniciativa personal/familiar. Este “neo
familiarismo” subyace a las tendencias políticas en bofa, tienen bastante fuerza porque apela a
una realidad que por obvia no deja de ser relativamente teorica y políticamente: individuos y
familias siempre están eligiendo, negociando, y definiendo estrategias respecto a diferentes
bienes y servicios.

La autora entiende por “neo-familiarismo” a la tendencia ideologica a hacer de la familia una


unidad económica y política de resolución de los problemas de la racionalidad global del modelo.
Aparentemente la tendencia neo-familiar que se percibe en el accionar político actual se presente
como negligente a las transformaciones producidas en la organización familiar, al abordar la
familia como un campo autónomo, compacto y definitivamente articulado, es decir, como un
campo de interacciones ya dadas y conocidas.

Este “neofamiliarismo” remite al concepto de “régimen familiarista” acuñado por Andersen,


según el cual un régimen es mas o menos “familiarista” si en la distribución de cargas entre el
Estado, el mercado y la familia, se tiende a depositar, la mayor responsabilidad de las tareas de
reproducción social.

Para medir el grado de “familiarización” o “desfamiliarización” del Estado de bienestar el autor


postula 4 tipos de indicadores: el compromiso global de servicios (gasto en servicios familiares no
sanitarios), el compromiso global de la subvención de familias con hijos (subsidios familiares y las
deducciones de impuestos), la cobertura de servicios públicos de atención a la infancia y la oferta
de asistencia a los ancianos. Asi LA RESPONSABILIDAD DE LAS FAMILIAS EN SU PROPIO BIENESTAR
SE MIDE A TRAVES DEL TIEMPO QUE ESTAS DEDICAN A LAS OBLIGACIONES DOMESTICAS NO
RENUMERADAS, O POR LA MEDIDA EN QUE ABSORVEN DETERMINADAS CARGAS SOCIALES COMO
CUIDADO DE ANCIANOS, ENFERMOS O HIJOS ADULTOS.

Las políticas terminan transfiriendo estas tareas de las instituciones a las familias/unidades
domesticas, sobrecargando a las mujeres que son la fuerza primaria del trabajo domestico y
también fuerza de trabajo en el mercado laboral. Las políticas sociales de asistencias basadas en el
parentesco de primera línea y en las que el Estado juega un papel residual, desfavorecen a las
mujeres al limitar su estabilidad financiera a largo plazo y su autonomía.

Se asocia a los temas atinentes a la familia con los de mujer o genero, lo cual implica a las personas
del sexo femenino en el papel de madres, consolidando asi un modelo de familia en el que el
binomio madre-hija o hijo se percibe como central, ignorando la presencia paterna. Otras políticas
de carácter sectorial se dirigen a los varones, padres o jefes de familia, aquellas vinculadas a la
previsión social o a los derechos laborales.

En definitiva, las políticas estatales en la materia están atravesadas por el debate entre posiciones
que sostienen que el Estado no debe intervenir en la familia, por lo tanto auspician una visión
“unitaria” que tiende a ver a la familia como un todo, sin reconocer las posiciones de poder en su
interior de las familias, y por tanto se acercan al modelo “colectivo”.

Las políticas encauzadas a las familias en forma directa o indirecta inciden sobre su composición,
su organización interna y sus relaciones con el mundo exterior.
Los organismos adquieren relevancia a partir de la puesta en marcha de la estrategia de
financiamiento para el desarrollo. Este espacio de acción se ubica en la intersección del “sistema
de organizaciones internacionales de desarrollo” y el “sistema financiero internacional”. Em este
espacio se situan diversas instituciones, tales como las organizaciones de las Naciones Unidas, las
agencias nacionales, las agencias bilaterales de cooperación, las fundaciones privadas, el Fondo
Monetario Internacional y los bancos multilaterales de desarrollo.

Entre finales de los 80 y principios de los 90, los organismos internacionales, adoptaron un
conjunto de políticas que pone el acento en la liberación del comercio y el sector financiero, el
fomento de la estabilidad macroeconómica y la trasformación del papel del Estado en la
economía, conocido como MODELO NEOLIBERAL. Este modelo fracaso por el desarrollo de la via
del crecimiento económico o “teoría del derrame”

El nuevo conjunto de reformas, conocido como “POST-CONCENSO DE WASHINGTON”


caracterizado por el acento puesto en la integración del desarrollo económico y social. Este,
presenta una modalidad de relaciones Estado-Sociedad que articula la convivencia de la
democracia y el mercado bajo el paraguas de una serie de postulados para el desempeño político
administrativo del Estado y de la Sociedad civil, que fueron ganando terreno bajo los nombres de
“buen gobierno”, “desarrollo sustentable”, “sociedad civil”, “participación”, “desarrollo humano”
“capital social”, objeto de disputa en cuanto a su significado y estrategias de implementación.

Como producto de las nuevas líneas trazadas por el Consenso Post-washington, los organismos
multilaterales fueron perfilando las características de las nuevas políticas de combate a la pobreza
bajo la idea de que el crecimiento puede tener efecto en un contexto de relativa estabilidad
macroeconómica, instituciones consolidadas por marcos regulatorios y protección social para
contrarestar los golpes del mercado.

Las nociones de familia de los planes y programas sociales

En nuestro país, se utilizan tres métodos para medir la pobreza: la “línea de indigencia”, la “línea
de pobreza” y las “necesidades básicas insatisfechas”.

La primera define como pobres a aquellos hogares o personas que no pueden acceder a una
canasta básica de alimentos. La segunda identifica a los hogares y personas que carecen de los
ingresos suficientes para adquirir un conjunto de bienes y servicios, desetinados a satisfacer sus
necesidades elementales. Por ultimo, el método de NBI, identifica a la pobreza estructural,
determinando si un hogar cuenta con los servicios sanitarios básicos , una vivienda en optimas
condiciones sanitarias, y acceso a la educación y empleo.

Idea de fuerza subyacente: los planes y programas visualizan a la familia (o grupo cohabitante, u
hogar) como lugar de reproducción cotidiana. La NOCION DE FAMILIA a la que remiten conoce
algunas clasificaciones en términos de composición de grupo domestico, tales como hogares
unipersonales, familias monoparentales, nucleares, extensas y reconstruidas.

Corresidentes que pueden presentar una condición que puede devenir como obstáculo o
problema para la reproducción cotidiana: mujeres embarazadas, desnutrición infantil,
discapacitados, ancianos, adultos varones o mujeres desocupados/as a cardo de sus hijos/as
menores.
Del analisis de los enunciados sobre “composición familiar” y los “criterios de selección de
beneficiarios” se deduce que en la mayoría de los planes o programas alimentarios se alude a
funciones reproductivas ligadas a roles femeninos, convalidando la existencia de una mirada
tradicional del papel de la mujer al interior del ámbito domestico, que la responsabiliza de la
reproducción cotidiana y el mantenimiento de los miembros, en cuanto alimentación, salud y
escolaridad. Los planes convalidan los roles tradicionales de genero reforzando a su vez la
feminización de la pobreza.

Los planes y programas ligados al empleo incluyen a las mujeres en tanto jefas de hogar en función
de proveedoras económicas, especialmente si vienen de hogares monoparentales, danto cuenta
de una implícita sobrecarga de responsabilidades a la mujer, reforzada por la precarización y
flexibilización del mercado de trabajo.

Los planes y programas de empleo están dirigidos a los adultos del hogar/familia , en su condición
de desempleados o subempleados.

De alguna manera, los programas sociales comienzan a incluir los nuevos y diversos modos de
organización de lo cotidiano, lo que habla de la incorporación de criterios técnicos desarrollados
recientemente a la planificación de políticas.

En cierta manera, se han tenido en cuenta las nuevas formas emergentes, pero al mismo tiempo
reforzando las viejas funciones asignadas según las características de genero, generación o
parentesco, etc.

Por otro lado, existen formas de organización familiar que no parecen tipificadas por los
programas y a veces no cuentan como criterio de selección: familias extensas, compuestas.
Ausencia de programas a hogares unipersonales, quedan nulamente incluidos en el sistema de
seguridad social.

La formulación de programas y planes tiende a apoyar procesos de cambio basados en la idea de


que hay que potenciar los recursos de los propios sujetos, y que son estos los recursos los que
posibilitan un cambio de situación.

La selectividad de las políticas de combate a la pobreza esta dirigida a familias pobres, indigentes,
etc. Y un aspecto clave en la reducción de la pobreza es su transmisión generacional.

Tres organismos: BANCO MUNDIAL BM, BANCO IBEROAMERICANO DE DESARROLLO BID Y CEPAL

La política social debe poner especial atención a familias que constituyen uno de los pilares de las
redes de protección social tradicionales. El criterio de integralidad de la política social que
propugna la CEPAL se refiere no a solo atacar la pobreza desde su multidimensionalidad causal y
por tanto, desde distintas políticas publicas, equidad, eficiencia, y también considerando a las
políticas que deben llegar a distintos flancos a los hogares pobres.

Para la CEPAL la centralidad de la familia esta puesta en el papel que cumple como factor de
cohesion social y como parte constitutiva del capital social de las personas. La familia juega un
papel clave en el bienestar de los individuos, especialmente en situaciones de deterioro de las
políticas publicas de protección social.
En cuanto a las estructuras familiares, destaca la heterogeneidad de las organizaciones familiares,
el incremento de hogares unipersonales y de jefatura femenina, y la disminución de las familias
nucleares y biparentales.

La CEPAL recomienda que se deben desarrollar políticas de conciliación entre la vida laboral y la
familiar. Por un lado, se habla de propiciar nuevos enfoques que promuevan la redistribución del
trabajo familiar, aunque no se explicita si esta redistribución debe darse al interior de la familia. El
énfasis esta puesto en que no se colisiones entre si las actividades laborales y las familiares,
destacando la importancia que tiene este problema para las mujeres.

Elabora una minuciosa clasificación de los tipos de hogares y familias, asi como de ciclos de vida,
que sirven de guía para la elaboración de encuestas de hogares, etc. Sitúan a las familias como
parte de las redes de seguridad de las personas y contención de sus miembros frente al
achicamiento de los sistemas de bienestar.

El BANCO MUNDIAL invita a la comunidad internacional a “modificar su enfoque de la pobreza


aplicando estrategias innovadoras” e insta a “conferir a los pobres mas poder”. Cambio de
enfoque de “mujer y desarrollo” a “genero y desarrollo”, este busca medir de que manera las
practicas de genero de las familias pobres condicionan su aprovechamiento en la ayuda prestada
por el organismo.

Finalmente, para la BID, el hogar constituye una unidad explicativa de los procesos sociales, en
articulación con el concepto de transmisión intergeneracional de la pobreza, que se entiende
como “el proceso por el cual las desventajas y condiciones desfavorables de vida de los pobres se
transmiten de padres a hijos”. El banco, promueve la implementación de programas que
construyan el desarrollo de capital humano ligado a la perspectiva de ciclo de vida, de manera
vinculada con las reformas de salud, educacion y vivienda, a fin de estimular las sinergias entre los
procesos de reforma. Dentro de los lineamientos de formulación de estos programas de desarrollo
de capilar humano, se encuentran:

- La familia cumple un papel importante en la reducción de la pobreza.


- El ciclo de vida es un elemento subutilizado en las políticas sociales. Ofrecen
oportunidades para llevar a cabo políticas para interrumpir la transmisión
intergeneracional de la pobreza, que proporcionen apoyo integral a las familias pobres,
complementando la inversión de los padres en sus hijos.

A partir de las organizaciones analizadas por la autora, llega a la conclusión que:

Las FAMILIAS forman parte de las redes informales de protección social de las personas.

Las FAMILIAS juegan un papel clave en el bienestar de las personas, especialmente en situaciones
de deterioro de las políticas publicas de protección social.

La POBREZA se transmite generacionalmente en las familias, fenómeno que recibe el nombre de


transición intergeneracional de la pobreza.

La familia como capital es un recuerdo estratégico de gran valor, puesto que la limitada cobertura
social respecto del trabajo, la salud, y la seguridad social, transforma a la familia en la única
institucion de protección social frente al desempleo, la enfermedad, la migración y otros eventos
traumáticos.

ELEONOR FAUR “El cuidado infantil en el siglo XXI. Capítulo 1: la organización social y política del
cuidado”.

En este capítulo la autora revisa los aportes teóricos que parten de teorías sobre el género, el
Estado y el bienestar, colocando al cuidado en el debate contemporáneo. Busca hacer una
contribución que resulte pertinente para comprender y explicar la organización social y política del
cuidado en el contexto de nuestro país. El abordaje integral del cuidado permite identificar un
punto de cruce entre el terreno personal (la organización diaria de la vida individual y familiar) y
las estructuras sociales, ambos bajo la orientación regulatoria de las políticas públicas.

Orígenes del concepto CUIDADO

Para comprender la organización social del cuidado, es preciso remontarnos a su configuración


histórica y entender la marcada distinción entre LO PUBLICO y LO PRIVADO.

John Locke estableció la necesidad de discriminar el poder (publico) del poder paternal sobre los
hijos, hijas y esposas (del orden privado y familiar), mientras las mujeres aun participaban
activamente de la producción de bienes y servicios.

Con la llegada de la Revolución industrial, la fractura entre estas esferas se profundizo y disocio de
manera tajante, los ámbitos de producción y reproducción: “la casa” y el “trabajo”.

La función productiva que solían cumplir las familias, se vio desplazada hacia la esfera de lo
público, con nuevas reglas y escalas de funcionamiento, eficacia y competencia, y la reproducción
cotidiana y generacional de individuos, se ciñó al espacio doméstico y a la responsabilidad de las
familias.

La ideología del liberalismo político dio pie al desarrollo del capitalismo de mercado. Los hombres
fueron convocados a salir de la “esfera domesticas” e ingresar al pujante sector industrial y sumar
a su papel de “jefes de familia” el de “proveedores de ingresos para el hogar”. Se construye el
modelo del trabajador en clave masculina: sobre la imagen de un empleado de por vida, y único
sostén económico del hogar. Tareas del hogar, y de crianza eran labores asignadas a las mujeres
como principales responsables del funcionamiento del mundo “privado”.

En lo legal, las personas con potestad en el mundo publico eran consideradas autónomas y con
derecho a la propiedad individual, mientras que las mujeres quedaban exentas de esa
consideración. La familia, quedaba constituida como un espacio hipotéticamente “benigno”, “un
paraíso en un mundo descorazonado”, un lugar ideal en que el Estado no debía intervenir. A pesar
de eso, el Estado siempre intervino en las familias mediante la regulación del matrimonio, la
sexualidad, la definición sobre los hijos “legítimos”, la potestad sobre ellos e incluso, mediante la
invisibilización que opero con violencia en el ámbito del hogar. Delimitación y solidificación
funciones, espacios, actividades, y derechos diferentes para hombres y mujeres.

La división territorial en términos de genero estaría fundamentada en la “naturaleza” y no en la


cultura: la capacidad reproductiva de las mujeres servía de sustento a la creencia de la
“superioridad moral” femenina, entendida la mujer no como una persona racional y autónoma,
sino como un ser preocupado por otros, de modo de sostener su protagonismo doméstico y su
exclusión del mundo público.

La diferenciación de roles configuraba un orden valorativo, que socializa a unos y otras a partir de
la convicción de que el espacio domestico y privado era el APROPIADO para las mujeres.

Esta división entre los dominios masculinos y femeninos fue puesta en manifiesto y cuestionada
por la academia humanista, y con eso se establecieron los primeros cimientos del campo de la
organización social del cuidado.

Desde la década de 1960 las teorías y practicas del feminismo han planteado la necesidad de
visibilizar y reconocer el trabajo que venían desarrollando las mujeres en el ámbito del hogar,
motor indispensable para el sostén generacional y cotidiano de la mano de obra laboral y del
sistema económico.

El debate académico y publico se centró en la distinción entre trabajo productivo y reproductivo. A


fin de echar luz sobre la labor que las mujeres desarrollaban en la esfera privada y no renumerada,
contrastarla con el predominio masculino en el mundo productivo industrial y explicitar los
obstáculos que las mujeres enfrentaban a lo largo de su ciclo vital a causa de su confinamiento
doméstico.

La esfera domestica fue definida como espacio de “reproducción biológica, cotidiana y


generacional” de la sociedad.

El principal aporte fue en principio problematizar y discutir la concepción hegemónica del


concepto de “trabajo”. Por tradición, el análisis socioeconómico solía asumir que el significado del
término trabajo se define en la medida en que esta asociado a tareas por las que se percibe un
ingreso o un salario. No obstante, el feminismo llamo la atención ya el trabajo llevado a cabo en el
espacio hogar, y caracterizada como “no trabajo”, encubriendo una serie de actividades esenciales
para el bienestar, la salud y las capacidades psicofísicas de los miembros de la familia.

Según el enfoque “productivista” estas actividades daban cuenta de la “inactividad” femenina,


pero, si se las pondera en función del tiempo que llevan, las competencias que implican y la
utilidad social que rinden, es evidente que deben ser consideradas un trabajo.

En plena década de 1970, además de ser “amas de casa”, las mujeres ya estaban insertas en el
mundo productivo, universitario y profesional.

Desde el lado de la oferta, la capacidad de trabajo femenino se encontraba mediatizada por la


necesidad de articular su participación en el mercado laboral con sus responsabilidades
domesticas y vinculares.

Desde la perspectiva de la demanda de empleo, la inclusión de mujeres en el mercado competitivo


fue promovida en aquellas labores que extendían las actividades domesticas y de cuidado a la
esfera publica mercantil, perpetuando asi los estereotipos de genero.

El cuestionamiento de esta asignación sexual y social del trabajo reproductivo y domestico no


renumerado supuso, como punto de partida, sacarlo a la luz, hacerlo visible, cuantificarlo, revelar
su incidencia en el nivel macrosocial como integrante de la organización social y económica,
cuestionar la caracterización de un sistema de bienestar que lo omitia en su consideración sobre el
trabajo, y omitia en su consideración sobre el trabajo, y en definitiva, mostrar y probar aquello que
se le imponía en la realidad social: que el cuidado, aparte de cualquier consideración contextual,
se asociaba a las mujeres, sobre todo a las madres, maternalista. Atravesando las identidades de
genero, la vida de familias, y la organización de la economía y las instituciones nacionales.

En términos de autonomía, de poder y de acceso a los derechos civiles y sociales, existían


diferencias de responsabilidad ya que se circunscribía a la administración de los espacios
domesticos y el cuidado de los miembros de la familia, y aquello cuyo deber era la provision
económica del hogar mediante su desempeño en la esfera publico, y cuyo fin apuntaba a la toma
de decisiones sobre el devenir de la sociedad. Interpelando la concepción jerarquica en la que
sustentaba el divorcio entre las esferas publica y privada.

Familias, mercados y Estados, en la provisión de bienestar

Fuentes principales de bienestar: la generación de ingresos y la disponibilidad de servicios sociales


para la población.

La orientación de la política social se centro en los principios de protección de los derechos por la
via de empleo formal. La cuestion del cuidado como necesidad social especifica y en relación con
la provision de un conjunto de servicios públicos y privados, quedo desterrada de los analisis
comparativos.

Teoría de Esping-Anderson nocion de “régimen de bienestar” y resalto que la producción de


bienestar no atañía de forma exclusiva a las políticas estatales, sino que también incluia la
articulación entre el Estado y otras Instituciones, como el mercado de trabajo, las familias, que
incidian en las oportunidades y en la calidad de vida de la población. Al incluir a la familia como
uno de los tres pilares en la producción de bienestar , Esping-Andersen reconocio de forma
explícita la necesidad de combinar la mirada sobre la acción del Estado con las formas de
organización familiar.

La preocupación consistio en indagar el alcance de la protección estatal frente al predominio del


marcado en las sociedades posindustriales: se trataba de evaluar cuanto del bienestar dependía
de la participación de las personas en el mercado de trabajo y de la generación de ingresos, y cuan
independiente podía ser de esa participación. El bienestar se encontraba “desmercantilizado”, es
decir, por fuera del ámbito de intervención de los mercados, y relacionado con los derechos
adscriptos a la condición de trabajador como reaseguro de acceso a los bienes y servicios.

Relación con la autonomía femenina, referida a en que medida los regímenes de bienestar
permiten la “desfamiliarización” de, el bienestar. La desfamiliarización seria el graod en el cual los
adultos pueden alcanzar un estándar de vida aceptable, con independencia de sus relaciones
familiares, ya sea por medio del trabajo renumerado o de la provision de la seguridad social. Esto
permitiría examinar en que medida las políticas estatales están orientadas a liberar a las familias
de las responsabilidades y tareas ligadas a esa provision de cuidados “intensivos”.

La critica feminista logro desgregar la idea de familia introducida como parte de los regímenes de
bienestar, al identificar la diversidad de intereses, necesidades y oportunidades de sus miembros.
Por tanto, destruyo la unidad que la familia hipotéticamente representaba y planteo una serie de
supuestos, presentes en la orientación de las políticas publicas. Foco puesto en el rol asignado por
los Estados de bienestar a las mujeres y llamo la atención sobre la injerencia de dichos regímenes
en la construcción y, “normalización” de las relaciones sociales de genero.

La desfamiliarización puede producirse a costa de un incremento de su mercantilización y


entonces, puede operar profundizando desigualdades de clase, en la medida en que los cuidados
pueden desfamiliarizarse pero con una tenue participación de la oferta publica.

Es necesario revisar de forma conjunta y articulada los grados de desmarcantilizacion y


desfamiliarización del cuidado y el bienestar.

Estado, mercado y familias, intervienen en la provision de bienestar, es claro que no hay una
modalidad univoca de configurar roles, responsabilidades e interacciones de cada una de esas
instituciones, sino que estas difieren en contextos históricos y políticos específicos.

Ya sea de forma explcita o implícita, la intervención regulatoria del Estado, se deriva de


determinados pre supuestos culturales y políticos a cerca de los roles y derechos que se atribuyen
a los distintos grupos e individuos que conforman la sociedad. Dichos supuestos orientan la
racionalidad de la oferta de servicios o bien el tipo de respuestas estatales frente a lo que los
decisores definen como “necesidades” de la población. Y es asi como el Estado deviene en actor
protagonico en la construcción de un determinado tipo de sociedad.

Desde una mirada de genero, las políticas de Estado regulan la intervención de mujeres y varones
en los mercados de trabajo, en la vida comunitaria y en los hogares, en cuanto atribuyen
responsabilidades de provision y de cuidado, responsabilidades que se apoyan en determinados
principios ideológicos y morales acerca de lo que unos y otras deben ser y hacer en sus ámbitos de
acción e interaccion.

La orientación política estatal resulta una parte intrínseca en la conformación de un determinado


orden cultural y simbolico, a la vez que es producida por ideales, posiciones ideológicas y practicas
que bien pueden refutar una forma de organización determinada por cierta estructura
naturalizada.

Cada régimen partiendo del sustrato ideologico diferente, tendería a afianzar o transformar la ya
histórica división sexual del trabajo, que supone a los varones como proveedores y a las mujeres
como cuidadoras. Llamados también “distintos regímenes del cuidado”, cada uno según sus
recursos estructurales, políticos y simbólicos.

El papel de las familias y de sus integrantes en relación con el cuidado infantil, por tanto, no
traduce una lógica “natural” ni aislada del contexto social y político, sino que se construye y se
recorta en un escenario particular.

Esquema “diamante de cuidado”, esta figura simboliza el rol y la interaccion de las cuatro
instituciones centrales en la provision del cuidado: ESTADO, LAS FAMILIAS, LOS MERCADOS, Y LAS
ORGANIZACIONES COMUNITARIAS, que se articulan y se compensan entre si.

La principal potencialidad de este marco analítico consiste en facilitar una aproximación


multisectorial al examen del “régimen del cuidado”, al no limitarse de manera exclusiva a las
políticas estatales ni al aporte de las familias y hogares, e introducir el importante rol que las
comunidades tienen en los países en los que la pobreza continua horadando las condiciones de
vida de la población. Su principal limitación seria presuponer un esquema estable en cuanto la
función que cada uno de los pilares de bienestar asume en un contexto determinado.

El papel del Estado es fundamental, al establecer la arquitectura institucional en relación con la


protección de los derechos y la asignación de responsabilidades de la ciudadanía.

Las familias y las organizaciones sociales operan amortiguando los vacios de la intervención estatal
y los vaivenes del mercado.

Vaivenes del bienestar, el trabajo y el cuidado en la Argentina

Caracterizaron el régimen de bienestar argentino vigente durante el siglo XX como un “modelo


universalista estractificado”. La estractificacion no solo era socioocupacional sino que también
portaba componentes de genero. El acceso a los derechos sociales reflejo la prevalencia de un
modelo de familia de hombre proveedor y mujer cuidadora, buena parte de las mujeres accedia a
los servicios de salud y los planes de pensiones por ser dependientes de sus parejas.

A las empleadas en el mercado formal de trabajo, con hijos, la legislación laboral les permitio
ampliar sus derechos, asentados ante todo en su condición de “madres” y mucho antes de
alcanzar la igualdad de derechos civiles.

Incluso durante los “años dorados” de la política social argentina, la familia mantuvo un papel
preponderante en relación con el cuidado y con la reproducción cotidiana de la fuerza de trabajo,
esto tuvo claras implicaciones para la autonomía de las mujeres y las relaciones sociales de
genero.

En la ARGENTINA se produjeron transformaciones políticas demográficas, económicas y culturales


que modificaron la interaccion entre las familias, los mercados de trabajo y las relaciones de
genero, y afectaron la organización social del cuidado.

En 1970 y 1980, los cambios en la vida familiar y el mundo del trabajo comenzaron a
profundizarse. Las mujeres adquirieron mayor autonomía a partir del incremento de sus niveles
educativos y de su participación económica y social, recuperación de la democracia y la ampliación
de sus derechos civiles.

En primer lugar, se puede señalar un incremento de la edad promedio de la primera unión y de la


llegada del primer hijo, aumento del índice de divorcios y uniones consensuales.

En segundo lugar, disminución de las tasas de fecundidad y del numero de hijos producidos por
mujer, aumento de familias monoparentales, disminución de las familias extensas.

Por ultimo, el crecimiento de los hogares unipersonales.

Todo ello conjugado en periodos de crisis, reformas estructurales y agudas oscilaciones en la


orientación de las políticas sociales, en la capacidad de protección de los mercados de trabajo y en
los resultados, en términos de bienestar para los hogares.

1976: instauración de la ultima dictadura militar en Argentina.


“CRISIS DE LA DEUDA EXTERNA” golpeo en los años 80. En argentina, se agudizaron las brechas
sociales y se ampliaron los niveles de pobreza que fue bautizado como “nueva pobreza”.

Las políticas neoliberales de 1990 extremaron esas agudas perdidas de bienestar. En ese escenario
surgieron una serie de reformas estructurales que privatizaron en buena medida los servicios
sociales básicos (educativos, previsionales y salud) y por otro lado, un conjunto de definiciones y
propuestas relativas a la protección y atención de los “grupos vulnerables”.

El principal efecto de los procesos de política social y económica del ultimo cuarto del siglo XX fue
el incremento del desempleo, la pobreza y la desigualdad social, que diversifico las situaciones de
privación económica.

Como consecuencia de estos procesos, el modelo familiar nuclear, biparental y de único ingreso,
provisto por el varon “jefe de hogar” y una mujer “ama de casa”, se altero y dio lugar a nuevas
realidades en el transito entre la esfera publica y privada.

Entre los años 1980 y 2001, el crecimiento del modelo de “dos proveedores” en los aglomerados
urbanos se duplico. Esta importante transformación era permeada por notables diferencias
socioeconómicas.

La crisis del 2001/2002 implico fuerte golpe para el bienestar de los hogares y demando
estrategias inéditas de adaptación, hasta la recesión. A partir del 2003, fue seguida por un proceso
de recuperación económica significativo, con niveles de crecimiento cercanos al anual durante 8
años consecutivos. Como parte de la salida de la crisis, las instituciones de Argentina han
coincidido en la necesidad de recuperar y actualizar aspectos de la protección social.

Con los sucesivos gobiernos de Nestor Kirchner y cristina fernandez, se reactivo el rol protector del
Estado y se pusieron en marcha diversas medidas de política social, en dos direcciones: por un
lado, se busco mayor protección del empleo, y por otro lado, se impulsaron extensos programas
de transferencias condicionales de ingresos. Estos se convierten en una herramienta política
fundamental para aliviar la pobreza de los hogares de bajos ingresos con niños menores.

Los cambios en el escenario político, económico cultural afectaron la continuidad de los sistemas
de bienestar históricamente configurados, desestabilizando primero, y luego, reorientando los
lineamientos y las medidas estatales.

Ampliar la perspectiva y explorar la capacidad de las políticas para facilitar a la población, sea
masculina o femenina, la posibilidad de “conciliar” las responsabilidades de trabajo y familia
supone revisar críticamente como se organiza el mundo del trabajo, sus horarios, sus estructuras
segmentadas, los esquemas de protección social y la oferta diferencial para los distintos grupos
poblacionales.

“el sujeto de la conciliación no es un sujeto neutro, sino un sujeto femenino”

El cuidado como categoría de analisis de las políticas sociales

La organización social y política del cuidado se constituye en la actuación de distintas instituciones


ESTADO, FAMILIA Y AGENCIAS, Y SERVICIOS DEL MERCADO, COMUNIDAD, y responde a los valores
simbólicos de una comunidad. Ej. Imágenes de genero, división sexual del trabajo, etc.
Pone en manifiesto la dinámica y la interdependencia entre factores estructurales, tendencias
políticas e ideológicas, y cierto estado de la cultura.

El concepto de “organización social y política del cuidado” integra el analisis a las distintas
instancias públicas y privadas, permite repensar las formas en que la sociedad y el Estado
organizan la provisión de un aspecto fundamental del bienestar humano. Se entiende que, en su
accionar, las políticas estatales enfatizan determinadas necesidades de los ciudadanos y al hacerlo,
ponen en circulación imágenes de lo masculino y lo femenino, de la maternidad y la paternidad, y
asi moldean perfiles de sociedad, de familia, de relaciones sociales de género, y reconstruyen
concepciones acerca de los sujetos.

Es el sujeto presupuesto por las políticas públicas, por los mercados y por las familias mismas
como responsable principal en la provisión de cuidado: tienen posibilidad de desfamiliarizarse y
des mercantilizarse.

1.6. Parentalidad, Transmisión y Paternidad.


Duschatzky y Correa: “Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las
instituciones”.

Capítulo 4 “Las instituciones en la pendiente”

Las figuras de autoridad familiar

¿Qué es una familia? Frases tales como la célula básica de la sociedad, el lugar de protección y
cuidado, la instancia organizada en torno a la ley, el epicentro de la formación de valores, la
mediadora entre el ser que nace y el mundo exterior, han caído en desuso.

Rosanvallon (1997) nos recuerda que la familia tradicional ofrecía un punto de equilibrio al
individuo, al mismo tiempo que lo insertaba en un espacio de sostén social y redistribución
económica. La familia hacía posible la inscripción en una genealogía, es decir, en una historia que
le brindaba a sus miembros sostén y referencia. La familia constituía para la tradición moderna el
primer eslabón en el proceso de filiación y construcción de la cadena intergeneracional. Desde ya
que este patrón cultural no contemplaba las diferentes experiencias familiares gestadas en
itinerarios culturales y sociales distintivos, pero constituía la matriz regulatoria de las sociedades
occidentales.

Por su parte, el psicoanálisis suscribe a la idea, a propósito de la familia, de que no hay sujeto
desde los orígenes, sino que se trata de posibilidades que sólo se materializarán si encuentran una
serie de condiciones. El otro es entonces condición y posibilidad de subjetivación. Ese primer otro
es la madre que nutre, cuida, brinda afecto, toca, habla. En este encuentro este otro introduce
algo de otro orden que la mera asistencia física y que será el motor del psiquismo humano. El
mundo entonces se presenta por contacto, pero un contacto especial dado que habilita la
instalación de la sexualidad, comprendida en términos freudianos como una pulsión (energía)
vital.

Pero la función materna ofrece además una función identificatoria, le proporciona al niño un
conjunto de significados que permitirán nombrar los diferentes estados por los que atraviesa.
Piera Aulagnier (1988) destaca: "la palabra materna derrama un flujo portador y creador de
sentido que se anticipa en mucho a la capacidad del niño de reconocer su significación y de
retomarla por cuenta propia". Ella es la que dice si el niño tiene hambre, frío, está triste, prefiere
un juguete u otro, un paseo u otro.

Se trata entonces de una "violencia primaria" fundada en una asimetría que será constitutiva del
sujeto mientras no se instale como un modo de relación perdurable que obture las posibilidades
de enfrentarse a las propias decisiones.

¿Qué papel le confiere el psicoanálisis al padre? Al igual que la función materna se trata de una
función simbólica, es decir, no importa quién la ejerza sino la posibilidad de que sea inscripta
significativamente. El padre es el representante de la ley y como tal el portador de los discursos
sociales legitimados. El padre es el encargado de romper la simbiosis entre madre e hijo y el que
reparará esa "pérdida" con la puesta a disposición de objetos sustitutos (símbolos, ideas,
instituciones, ritos) que facilitarán la exogamia.

Ahora bien, ¿qué ha sucedido con estas representaciones familiares. ¿Acaso están acordes con la
experiencia recogida bajo las coordenadas de la globalización y, la transformación de la sociedad
burguesa? El modo específico de constitución familiar basado en un orden jerárquico se inscribe
en lógicas sociales de carácter general. La organización paterno-filial dependía de un orden social
específico -la sociedad burguesa- que confería a la familia la tarea de constituir la matriz subjetiva
de los futuros ciudadanos.

La desarticulación del universo de la familia nuclear se inscribe en la alteración de una serie de


condiciones basadas en el principio jerárquico.

La caída del Estado-nación en el marco de la emergencia de nuevas lógicas sociales basadas en la


noción de red vacía a las relaciones familiares de una referencia anclada en jerarquías simbólicas.

A continuación vamos a describir las alteraciones sufridas por el modelo paternofilial que
constituyó el núcleo de la organización familiar.

A modo de rápido punteo destaquemos el piso de condiciones en el que se plantean las


mutaciones: pérdida de la condición salarial, incertidumbre respecto del futuro, flexibilidad
laboral, dilución del trabajo como pilar de estructuración social, pérdida de las protecciones
sociales, borramiento de las fronteras generacionales, pasaje del saber a la información con sus
efectos concomitantes en la devaluación de la experiencia y la transmisión intergeneracional.

El corpus de la investigación nos enfrenta a la emergencia de nuevos modos de vinculación


familiar que nos hablan de algo más que de otros tipos de familia. No se trata de configuraciones
familiares respetuosas de la lógica de la autoridad simbólica tradicional sino de múltiples modos
de relación que rompen la estructura paterno-filial. Los estudios sociológicos describen nuevos
tipos de familia -familias ensambladas, monoparentales, ampliadas-, que a pesar de las
transformaciones en su configuración conservan una matriz fundada en el ejercicio de figuras de
autoridad. Lo que encontrarnos, en cambio, nos enfrenta a la necesidad de repensar la categoría
familia ya que emergen múltiples modos de vínculos que ponen en juego la eficacia de las figuras
portadoras de autoridad simbólica.
Dado que se trata de modalidades de relación construidas en situación, es imposible arribar a un
cuadro exhaustivo de los nuevos vínculos familiares. La caída de un patrón referencial en la
estructuración familiar nos invita a pensar que la "familia" es hoy un significante vacío, es decir un
lugar sin referencia estable de significación. Ante el agotamiento del dispositivo familiar, los
registros ofrecen tres modalidades subjetivas de habitar la nueva situación, que nombraremos de
la siguiente manera: desubjetivación, resistencia e invención.

Desubjetivación: En primer lugar señalemos que la desubjetivación no se trata de un estado puro.


No pensamos en la pura desubjetivación, dado que si fuera así estaríamos frente a la nada vida. Lo
que sí -advertimos son modos desubjetivantes de habitar los vínculos familiares o, lo que es lo
mismo, un no poder hacer casi nada con la situación. "Cuando a mi marido lo meten preso porque
mató a un hombre, yo quedé sola con los tres chicos y me quería morir- porque si bien era cierzo
que mi marido robaba y después lo vendíamos, el era bueno con los chicos aunque a mí me
pegaba mucho. Pero a los chicos los teníamos bien vestidos. Pasaron los días y me empezaron a
faltar las cosas, lo único que me quedaba era acostarme por plata pero une baba Un día mi vecina
me presenta a este nuevo marido y me junté, pero también me pega y les pega a los chicos.
Citando quedé embarazada de este nuevo marido, mi marido el de la cárcel se entera y me manda
a unos amigos. Me pegaron tanto que lo perdí y dejé de visitarlo a la cárcel."

La desubjetivación, entonces, nos habla de un modo de habitar la situación marcada por la


imposibilidad, estar a merced de lo que acontezca habiendo minimizado al máximo la posibilidad
de decir no, de hacer algo que desborde las circunstancias. Se trata de un modo que despoja al
sujeto de la posibilidad de decisión y de la responsabilidad.

Una de las condiciones de la desubjetivación en el entorno familiar es la visible indiferenciación de


los lugares tradicionales de padre, madre e hijo, con la consecuente disolución de las posiciones de
protección y autoridad de los padres hacia los hijos. En ese marco de disolución y confusión, la
desubjetivación consiste en la imposibilidad de gestionar lugares de enunciación desde los cuales
habitar esas transformaciones.

La maternidad y la paternidad aparecen desinvestidos de aquel sentido heredero de la tradición


cultural. Padre, madre, hijo ya no se perfilan como significantes de una relación intergeneracional
basada en el principio de autoridad, sino que parece tratarse de lugares simbólicamente
destituidos. Trabajos "compartidos" en condiciones de alta precariedad, chicos que "protegen" a
las madres, figuras masculinas borrosas o en descomposición, actos ilegales "legalizados" por sus
progenitores en la urgencia por sobrevivir, caída de la frontera entre lo permitido y lo prohibido.
Chicos expuestos o puestos como escudo en disputas de pareja, chicos ocupando el lugar de
proveedores.

Es interesante advertir que estas alteraciones a menudo son acusadas como vacío por parte de los
hijos. Los momentos donde se hace más visible la circulación del dolor, el desamparo y una suerte
de llamado a las figuras protectoras de los padres, se dejan ver en los relatos sobre las
experiencias familiares.

Resistencia: La resistencia expresa cierta actitud de defensa, algo así como un nodo de
abroquelarse para protegerse de los efectos riesgosos que acechan la existencia. La familia
aparece aquí como el lugar de refugio y preservación. La alteración del modelo se registra
entonces en el tránsito de una familia que propiciaba la salida al mundo a una familia que preserva
de los riesgos del mundo. Tradicionalmente la familia era la encargada de instalar al niño en el
mundo mediante una serie de prácticas de socialización que atendían a su autonomización
progresiva. El mundo era apetecible en tanto prometedor de nuevas posibilidades.

Invención La modalidad de la invención pone de relieve la producción de recursos para habitar la


situación. Se trata de hacer algo con lo real, de producir aberturas que desborden la condición de
imposibilidad, de producir nuevos posibles.

Aun en condiciones de destitución del dispositivo familiar se registra la producción de operaciones


de subjetivación.

Es interesante advertir que el efecto de esta mutación no es necesariamente la disolución total de


toda autoridad simbólica. A pesar de la destitución social de la autoridad simbólica y la
precariedad de los resortes que habilitaban la posición de proveedor, la institución de un lugar
protector no necesariamente desaparece. Se trata de la construcción de una posición cíe
enunciación que grafica la búsqueda de un "poder ser" en el borde de un "no poder". Las
operaciones de subjetivación se plantean allí donde opera la imposibilidad.

Si bien estas operaciones de subjetivación ponen de relieve los recursos de los sujetos para habitar
la situación, dan cuenta al mismo tiempo de su precariedad cuando se producen a expensas de
anclajes simbólicos de índole social. No se trata de sujetos soberanos, portadores de un gran
voluntarismo y omnipotencia sino de operaciones generadas en una sociedad que se instituye con
independencia de un referente colectivo que enlace a un espacio de pertenencia simbólica.

Presencia, límite, acompañamiento, transmisión de valores son algunos de los rasgos de la actual
enunciación paterna y materna. La nueva autoridad simbólica se instala por fuera o en el borde de
un campo social configurado sin principios contundentes de jerarquía. En otras palabras, cuando
las referencias que sostienen a un sujeto en el devenir de su existencia se han vuelto frágiles la
vida se torna un hacerse a sí mismo cada vez. La caída de una ficción estructuradora de la
experiencia, lejos de experimentarse como liberadora, trae aparejada la sensación fatigosa de ser
uno mismo (Erhenberg). En términos de Zizek (2000) esta compulsión a decidir libremente es un
juego obsceno que provoca angustia en tanto no hay red simbólica de sostén que provea
significaciones productoras de confianza.

La escuela entre la destitución y la invención

La hipótesis que señala que los jóvenes que viven en condiciones de expulsión social construyen su
subjetividad en situación compromete profundamente a la escuela al mismo tiempo que la
interroga. ¿Cuál es, en ese mapa, la posición de la escuela? ¿Qué experiencias escolares se pueden
producir en situaciones de profunda alteración? ¿Qué tipos subjetivos se habilitan en esas
experiencias? En este punto transitaremos nuevamente por las tres categorías: desubjetivación,
resistencia e invención a fin de analizar los diferentes modos de habitar la caída del dispositivo
pedagógico moderno. La destitución no es la inexistencia, no es el vacío, no es la ausencia de algún
tipo de productividad. Tampoco la falta de respuesta a un tipo de demandas. La destitución
simbólica de la escuela hace alusión a que la "ficción" que ésta construyó mediante la cual eran
interpelados los sujetos dejó de tener poder performativo.
La eficacia simbólica de la escuela no se demuestra en la constatación empírica: no se trata de que
la escuela haya producido efectivamente sujetos que participaran en la misma medida en la vida
pública; ni en una efectiva distribución equitativa de los bienes educativos. La obra alfabetizadora
e integradora de la escuela produjo también exclusiones culturales; la escuela también
homogeneizó y disciplinó. La eficacia simbólica de las narrativas escolares no se mide entonces en
la correspondencia o la correlación estricta entre lo que dice o promete y lo que efectivamente
sucede. La eficacia simbólica de un discurso se mide en su potencia de producción de subjetividad,
es decir, en su capacidad de constituir a un sujeto alrededor de un conjunto de normas y valores
que son los que rigen la vida social.

De modo que cuando decimos que la escuela se encuentra destituida simbólicamente no decimos
que enseña mal, que no está a la altura de las demandas competitivas o que, como suele
escucharse, hace asistencialismo en vez de pedagogía. Lo que sugerimos con la hipótesis de la
destitución de la escuela es que se percibe una pérdida de credibilidad en sus posibilidades de
fundar subjetividad. Sin embargo, en ese sustrato de destitución, como dijimos, no todo se
desvanece. No se trata de una desaparición absoluta de la subjetividad sino, en todo caso, de la
desaparición de algunos tipos subjetivos, de algunas posiciones enunciación, de algunos recursos y
lógicas que se revelan estériles' para hacer algo en esta situación5 La destitución también puede
ser procesada y habitada; en ocasiones, la destitución no es un derrumbe, sino el escenario
complejo y extremadamente duro en el que se despliegan operaciones de invención para vivirla.
Proponemos leer ese conjunto de actitudes desplegadas según un esquema de tres posiciones de
enunciación: posiciones escolares desubjetivantes, posiciones de resistencia y posiciones de
invención.

Desubjetivación: La desubjetivación hace referencia a una posición de impotencia, a la percepción


de no poder hacer nada diferente con lo que se presenta.

Es interesante al respecto reflexionar sobre los testimonios de los docentes. Como en épocas
pasadas se advierte una imagen de los niños asociada al déficit (hablamos de niños pobres). Los
alumnos son descriptos mediante atributos de imposibilidad: "tienen mal comportamiento,
muchos problemas, son rebeldes, tienen los valores cambiados, no están cuidados, no hay
autoridad que los pueda regir, están mucho en la calle, desatentos, vagos, sin límites". ¿Se trata de
pura continuidad en las representaciones?

Por un lado, el relato se arma desde una lógica "etnocéntrica-miserabilista" que, en palabras de
Grignon y Passeron (1991), es aquella que describe al sujeto subalterno en términos de
inferioridad respecto de una cultura legitimada, bajo el principio que sostiene que a la privación
material le corresponde la privación cultural. Desde este punto de vista se trataría de una
continuidad de la matriz educativa que configuró el imaginario fundado en el par civilización-
barbarie.

Según los momentos históricos y las ideologías dominantes, el énfasis en la devaluación del pobre
se puso alternativamente en la dimensión moral o cultural. A partir de la década del '50 nombrar
al pobre es destacar su decencia por su condición de trabajador; lo que contrasta notablemente
con la significación anterior de inmoralidad centrada en la vagancia. En los tiempos presentes y en
las situaciones analizadas los atributos negativos del "pobre" no son sólo de índole cultural sino
que conllevan nuevamente una impugnación moral. Ya no se trata simplemente de la calificación
tradicional de "ignorantes", "incultos", "mal hablados", "lentos": el discurso moral se ha
agiornado. Ahora se trata de "valores cambiados, autoridad disuelta, familia ausente y
despreocupada, agresión, robo, violencia".

Persisten lógicas devaluativas del pobre, pero, además, desde la percepción de los docentes ya no
los habita la esperanza del progreso sino la resignación y la pérdida de confianza en civilizarlos,
disciplinarlos o emanciparlos.

El problema central de la educación hoy no es la fabricación de los sujetos. No es el componente


autoritario de la cultura escolar lo que está en cuestión. El problema, a juzgar por los relatos
docentes, es su impotencia enunciativa, que es igual a decir la desubjetivación de la tarea de
enseñar. El problema de la impotencia no es un problema relativo a las personas sino a los
dispositivos. La impotencia no es de los maestros sino de lo que alguna vez fue instituido; y los
maestros son el síntoma de la pérdida de una autoridad simbólica que los excede.

Resistencia: El respeto a la autoridad, la disposición para la obediencia, la sumisión, el deseo de


progreso, la capacidad de adquirir normas básicas de interacción social, constituían la matriz
básica de la educabilidad sobre la que la escuela no sólo intervenía para ejercer su tarea
formadora, sino que ella misma fundaba en colaboración solidaria con la familia. Los chicos de
ahora no sólo expresan la ausencia de esa matriz básica, no sólo una fuerte resistencia a dejarse
moldear por esa matriz; también son la expresión de la incomunicación profunda entre la escuela
y la familia en condiciones de disolución estatal.

El punto de inflexión es que las condiciones de enunciación del niño y del adolescente
"modernos", esas condiciones que lo hicieron posible como una subjetividad instituida por la
familia burguesa o por la escuela estatal, hoy están suspendidas. Los docentes nos dicen lo que ya
no son y ese "no ser" revela en consecuencia un ser que fue instituido, un ser histórico y no una
esencia pervertida en su verdadero ser. Lo que de todos modos permanece implícito en esas
declaraciones -al menos para una interpretación- es qué cosas han dejado de operar para que los
niños y adolescentes ya "no sean". Porque si ya no son respetuosos, estudiosos, disciplinados,
receptores de la experiencia de las generaciones anteriores, no es por mala fe, mala voluntad o
mala intención; si los niños y los jóvenes ya no son lo que eran, desde la perspectiva de la
subjetividad, esto se debe a que las condiciones institucionales que hicieron posible tales tipos
subjetivos hoy han perdido eficacia.

La posición docente que llamamos de resistencia da cuenta de un modo de abroquelarse en


representaciones que han perdido capacidad de nombrar las alteradas condiciones actuales de
enunciación del alumno o del docente.

Históricamente podíamos nombrar al estudiante corno aquel niño o joven que transitaba una
institución que lo proveía de los saberes necesarios para alcanzar la autonomía social durante un
período de moratoria social en el que se postergaba la asunción de las responsabilidades adultas.
Una escuela era un modo institucionalizado de educar, de formar a una persona imprimiéndote
atributos que un orden social específico exigía. Pero ocurre que estas representaciones que por
décadas pernearon el imaginario de docentes y padres han estallado. Entonces la resistencia es la
expresión del desacople entre las representaciones viejas y las situaciones actuales que no se
dejan nombrar por esas representaciones. La resistencia es un obstáculo porque impide que una
subjetividad se altere para poder enunciarse en las nuevas condiciones. La posición que resiste
insiste en seguir suponiendo un alumno que ya no existe: obediente, capaz de postergaciones, en
condiciones de prever y anticipar, disponible para recibir algo del adulto. Por eso cuando nos
enfrentamos a una subjetividad que contradice esas expectativas la pensarnos cono disvalor o
como una expresión de violencia. Una insistencia en esos supuestos no puede resultar exitosa.

La resistencia es en definitiva una resistencia a pensar, a poner en suspenso categorías abstractas


o a declarar que fueron eficaces en otras condiciones socio históricas. La resistencia es una
negación a cambiar las preguntas y a dejarnos alterar por los signos de lo nuevo, que -bien hay que
decirlo- no suponen necesariamente lo bueno. La posición de resistencia es algo así como el
intento de resistir un huracán con la simple voluntad; por lo tanto, nos sume en un profundo
agotamiento y en la frustración. La resistencia tiene un aire de familia con la melancolía y la
nostalgia. Y en ese sentido es un obstáculo para que algo de otro orden pueda advenir.

Invención El enemigo de la educación no es la imagen alterada de los alumnos, no es el desvío de


aquello que esperábamos, no es la respuesta que inquieta, no son sólo las condiciones adversas, ni
la desactualización de los maestros y profesores. No es la falta de respeto, ni el desinterés. El
enemigo de la educación es la idea de lo definitivo, de la determinación, de la impotencia, de la
irreversibilidad.

La invención supone producir singularidad, esto es formas inéditas de operar con lo real que
habiliten nuevos modos de habitar una situación y por ende de constituirnos como sujetos. Una
posición de invención, por ejemplo, podemos encontrarla en aquel director de una escuela
secundaria que se preguntaba insistentemente qué hacer frente al crecimiento progresivo de
alumnas embarazadas y madres. La intervención no fue ni la expulsión, ni la concesión, ni el
renegar de la situación. Estas opciones hubieran permanecido en la lógica de la representación: la
escuela se hizo para un alumno que es condición equivalente a ser hijo, por lo tanto lo más que
puedo hacer es flexibilizar las normas, pero no cambiarlas. La opción, por el contrario, se planteó
con la creación de un jardín maternal en la escuela, de modo tal que las alumnas podían seguir
ocupando la posición de estudiante pero admitidas en su doble condición de madre y alumna. La
escuela no renuncia a su tarea de enseñar, sino que se multiplica: se abre como un escenario
posible, hasta ahora inadvertido, en el cual las jovencitas pueden habitar su condición de madres.

Ante esa novedad, la invención de un lugar que no niegue, sino que, por el contrario, despliegue
esa condición hace no sólo posible la tarea de la escuela, sino que ofrece a las estudiantes la
posibilidad de ejercer subjetivamente su condición de madres.

Ahora bien, pensar este gesto como un acto de invención requiere una condición previa: no dejar
de pensar en el problema, implicarnos en la problemática de las nuevas identidades juveniles más
allá de que la iniciativa haya resultado exitosa.

La educación como acción igualadora no es, en consecuencia, la fabricación de sujetos idénticos


entre sí ni la producción de un sujeto sin fisuras a semejanza cíe algún ideal. La educación
igualadora es la acción que hace posible la subjetivación, la que emprende la difícil e incontrolable
tarea de introducir a un sujeto en otro universo de significación de modo de ayudarlo a construir
su diferencia. La educación consiste en examinar una situación de imposibilidad contingente y en
trabajar con todos los medios para transformarla.
¿En qué dirección hay que pensar hoy la intervención en la escuela? Un primer esquema para
ubicar la intervención comprende tres dimensiones de análisis: temporalidad, autoridad y
horizonte, cruzadas con tres coyunturas diferentes de la escuela: Estado-nación, mercado, y un
más allá del Estado y del mercado.

La escuela configurada bajo la hegemonía del Estado-nación está, al menos para esta
investigación, destituida simbólicamente; la escuela que gira en los tiempos del mercado se monta
en las profecías de la innovación, se hace garante de éxito y sume al docente en una búsqueda
frenética de actualización. Una búsqueda a menudo infructuosa, dado que la innovación no genera
necesariamente formas inéditas de experiencia. Por último, la escuela pensada en cada situación
intenta movilizar una posición de invención, una posición de creación singular entendida como la
producción de formas nuevas de habilitar el tiempo vivido. 6Lo nuevo aquí no puede montarse en
el tiempo fabricado previsible, anticipado, sino que desborda la linealidad y crea condiciones para
que algo de otro orden pueda nacer. Es el tiempo que insiste en hacer de la experiencia educativa
un acontecimiento. En este nodo de concebir la temporalidad, no habría disciplinamiento, no
habría fabricación de un sujeto homogéneo sino transmisión. La transmisión supone poner a
disposición de los sujetos textos y lenguajes que los habiliten para hacer algo más que la mera
repetición. La transmisión ofrece a quien la recibe un espacio de libertad. La pregunta no es cómo
aprendieron los alumnos lo que les enseñé sino qué hacen con lo que les enseñé. Y sólo sabré que
enseñé algo si los sujetos habrán sabido hacer algo con eso.

El horizonte de posibilidad no radica entonces en la producción de un sujeto a imagen y semejanza


de algún ideal, ni simplemente capaz de gestionar por sí mismo las exigencias de un mundo
fragmentado, sino en la creación de condiciones que habiliten un por-venir, un nuevo tiempo.

1.7 ENFOQUE DE DERECHOS


UNICEF: Cuidado de niños pequeños. Modelo para la prevención del abandono y la
institucionalización.

Este Modelo de trabajo se presenta como parte de las acciones desarrolladas en el marco del
“Llamado a la acción contra el internamiento de niños y niñas menores de tres años en
instituciones de protección en América Latina y el Caribe”.

Dada la complejidad de los contextos, las situaciones y los factores de vulnerabilidad que pueden
derivar en la pérdida temprana de cuidados parentales, se deben desarrollar múltiples acciones
integrales en diversas dimensiones y niveles de incidencia. Este Modelo enfatiza las acciones de
prevención del abandono y de la institucionalización de niñas y niños pequeños. Se considera que
esto puede ayudar a evitar:

 Los abandonos tempranos, producto de situaciones de inequidad social o de falta de


apoyo a los cuidadores principales de niños pequeños.
 Las separaciones innecesarias y arbitrarias de los niños pequeños respecto de los
cuidadores de su entorno familiar y comunitario de origen.
 La institucionalización de niños pequeños.

El Modelo centra su mirada en el fortalecimiento de la corresponsabilidad en el cuidado de las


niñas y los niños pequeños, entre quienes ejercen la función de cuidado temprano (FCT), familia
extensa, comunidad, profesionales de servicios y gestores de políticas públicas.

El fin es conformar una gran comunidad de cuidados con diversos grados de participación y
responsabilidad, en coherencia con el marco de acción que ofrece la Convención sobre los
Derechos del Niño (en adelante, CDN), en lo relativo al derecho a vivir en familia y comunidad.

La FCT se define como la que ejercen uno o más adultos en relación con la atención oportuna de
las necesidades de la niña o el niño pequeño, su crianza, su protección, el cuidado de su salud y
nutrición, su vinculación afectiva y social, y la estimulación integral que éste requiere.

DEFINICIONES:

 Abandono: comportamiento de dejar, definitiva y totalmente, a quien se debe cuidar, sin el


necesario cuidado o resguardo en la acción de separación.
 Corresponsabilidad: aplicada como un principio para organizar el cuidado de los niños, implica
la asunción de responsabilidades por parte de las mujeres y los varones de la familia, con el
apoyo del Estado, los empleadores y la comunidad.
 Cuidado alternativo: es una opción de cuidado fuera del núcleo familiar de origen; procede
cuando éste se encuentra en imposibilidad de asumirlo. Puede ser resultado de un “arreglo
entre las partes” (familia de origen con personas de la familia extensa o con vínculos
comunitarios, a quienes se delega voluntariamente el cuidado); o bien puede ser el resultado
de la intervención de una autoridad administrativa o judicial.
 Enfoque: contiene principios para conocer, comprender y abordar problemáticas complejas
que, entrelazadas constituyen un paradigma. El conocimiento adquirido en el aprendizaje del
enfoque permite orientar la actuación de los profesionales y los operadores que trabajan con
niños.
 Función de cuidado temprano: se define como la que ejercen uno o más adultos en relación
con la atención oportuna de las necesidades del niño pequeño, su crianza, su protección, el
cuidado de su salud y su nutrición, su vinculación afectiva y social, y la estimulación integral
que requiere. Se atribuye a quien ejerce el cuidado efectivamente, sin que sea necesaria una
vinculación sanguínea o un lazo formal de parentesco.
 Institucionalización: inclusión en residencias, comúnmente denominadas “hogares”. Las
instituciones pueden ser diversas en su tamaño y sus características.
 Interés superior del niño: es un principio de interpretación denominado también “mejor
interés del niño”. Está comprendido en el artículo 3 de la Convención sobre los Derechos del
Niño (CDN); es una consideración primordial y una garantía para la toma de decisiones que
afecten a todo niño; obliga a legisladores, autoridades, profesionales de instituciones públicas
y privadas, y padres, a regirse por este principio. Supone la máxima satisfacción posible de
todos los derechos del niño, sin discriminación por motivo de etnia, condición social, sexo,
color, religión, idioma, discapacidad o cualquier otra condición o atributo.
 Negligencia: puede ser definida principalmente como una dificultad de los adultos que tienen
bajo su responsabilidad el cuidado, y también es posible considerarla una forma de abandono,
que se expresa no cuidando apropiadamente, sin apartarse del niño.
 Separación y entrega voluntaria: se produce cuando los cuidadores dejan a los niños con otras
personas comprometidas con el cuidado –familiares, amigos o vecinos–, en forma prolongada
o permanente.
 Situación de vulnerabilidad: se refiere a las condiciones en las que se dificulta o imposibilita el
acceso de las personas al cumplimiento de sus derechos.

En la primera parte de este documento, se describen y establecen los fundamentos del


Modelo de Prevención: los objetivos específicos que se pretenden alcanzar y los enfoques
principales que guiaron la actuación.

OBJETIDOS DEL MODELO 1) Promover el cuidado temprano. 2)Prevenir la separación innecesaria


del niño pequeño de sus cuidadores. 3)Prevenir el ingreso innecesario a modalidades de cuidado
alternativo, 4) Prevenir y erradicar la institucionalización de niñas y niños pequeños.

La convención de los derechos del niño, sitúa a la familia como el entorno privilegiado e
indiscutible de desarrollo de los niños; por ello, abogar por el cumplimiento de sus derechos
conlleva necesariamente promover acciones directas para garantizar que los adultos de referencia
se encuentren en condiciones de cuidarlos apropiadamente; puesto que el ejercicio de los
derechos de los niños pequeños depende significativamente de las capacidades y los recursos
disponibles de sus cuidadores principales.

Las familias requieren apoyos de diversa índole para poder cuidar y atender satisfactoriamente las
múltiples necesidades de las niñas y los niños pequeños.

Se debe garantizar un trabajo conjunto de apoyo y atención a las familias, mediante programas de
protección social, atención de la salud y educación inicial, subsidios a la maternidad y la
paternidad, y apoyos financieros que permitan que los cuidadores puedan dedicar tiempo y
atención de calidad a sus hijos pequeños. Además, deben contemplarse acciones directas
(fortalecimiento de las capacidades de los cuidadores) y apoyos dirigidos a los cuidadores, que
fortalezcan sus capacidades y promuevan el bienestar de los más pequeños, y la permanencia en
sus entornos familiares y comunitarios de origen.

Este Modelo pretende aportar a la preservación de ese vínculo, interviniendo tempranamente y


orientando el accionar a la permanencia del niño en su familia y su comunidad, siempre y cuando
no sea contrario a su interés superior.

La prevención del ingreso a las modalidades alternativas de cuidado se considera un proceso clave
para garantizar que el acogimiento alternativo de las niñas y los niños sea utilizado únicamente
cuando sea necesario (principio de necesidad) y que el entorno elegido sea el más apropiado
respecto de las necesidades y las circunstancias del niño (principio de idoneidad). De no poder
evitarse la separación de las niñas y los niños pequeños de sus cuidadores, deberá evaluarse,
como primera opción, una ubicación con las personas y las familias cercanas al niño y a su familia.
Con este fin, es fundamental conocer en profundidad la red familiar del niño, para explorar una
posible acogida, ya sea temporal o definitiva.
El Cuidado residencial de bebés, niñas y niños pequeños debe evitarse siempre, y ser reemplazado
por medidas de cuidado familiar alternativas que garanticen su protección integral temporal
mientras se procede a instrumentar medidas definitivas: el retorno a la familia de origen o la
adopción.

ENFOQUES DEL MODELO: El Modelo se basa en enfoques para comprender y abordar las distintas
temáticas y problemáticas implicadas en la prevención del abandono y la institucionalización.
Estos enfoques constituyen orientaciones fundamentales e imprescindibles para la actuación de
los profesionales y los operadores que trabajan con niñas y niños pequeños:

Enfoque de derechos: El Modelo de trabajo se basa en los instrumentos de derechos humanos


vinculados con la protección integral de derechos de las niñas y los niños. En este plano, la
Convencion, es la principal herramienta orientadora y se sostiene en los principios rectores de:
Universalidad, Interés superior del niño, No discriminación, Derecho a la vida y al desarrollo. Y,
Participación. En el cuadro siguiente, se destacan los artículos de la CDN que subrayan la
importancia del derecho a la vida familiar:

Enfoque del ciclo vital: Este Modelo está centrado en la etapa que abarca desde la gestación hasta
los tres años de edad; a esa etapa se hace referencia cuando se habla de niños pequeños. El
Modelo adopta el enfoque del ciclo vital con la convicción de que estos primeros años de la vida
son la base de la salud física y mental, de la seguridad emocional, de la identidad cultural y
personal, y del desarrollo de las competencias sociales y las bases para el aprendizaje a lo largo de
la vida. Por ello, se ha destacado que, para los niños de esta edad, son de máxima relevancia los
derechos al afecto, a la alimentación, a estar sano, a educarse, a interactuar y a jugar, pues estos
son algunos de los factores ambientales que intervienen en la trayectoria de desarrollo que el niño
puede seguir.

Enfoque de género: El grado de inequidad en las relaciones de género y las valoraciones


jerárquicamente diferenciadas entre varones y mujeres presentes en nuestra región afectan
directamente la calidad y la cantidad de la atención y del cuidado recibido durante la primera
infancia según el sexo de cada niño. Al acentuar el rol materno en el cuidado temprano, se ponen
la carga y la responsabilidad exclusivamente sobre las mujeres. Las aún insuficientes políticas
públicas y acciones privadas en favor de la articulación entre vida laboral y familiar, las
particularidades de los mercados laborales y la desigual distribución de oportunidades que
caracterizan la región se traducen en una persistente inequidad socioeconómica y de género. Por
ello, durante los últimos años, algunos gobiernos se encuentran diseñando e impulsando diversas
políticas orientadas a la organización social del cuidado. Se destacan, entre otras, el desarrollo de
servicios de cuidado, las licencias y los permisos parentales para ejercer el cuidado, medidas
enmarcadas en propuestas de conciliación entre vida laboral y familiar, bonos para ejercer el
cuidado y la organización de sistemas nacionales de cuidado.

Enfoque inclusivo y de no discriminación: El marco de derechos otorgado por la Convención,


enfatiza el principio de igualdad y no discriminación, y establece para los Estados la obligación de
garantizar todos los derechos para las niñas y los niños, sin distinción alguna. Asimismo, la
obligación de los Estados al respecto incluye las prácticas discriminatorias dirigidas hacia niños,
que pretendan fundamentarse en las características de sus padres o sus tutores. Del mismo modo,
debe considerarse la situación particular de niñas y niños que nacen con algún tipo de
discapacidad o de necesidades especiales, o las desarrollan tempranamente. Por su parte, la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad establece que los niños con
discapacidad tendrán igualdad de derechos, no serán separados de sus padres contra su voluntad,
excepto cuando las autoridades determinen que ello es en el interés superior del niño, y en ningún
caso serán separados de sus padres debido a una discapacidad del niño o de los padres (Art. 23).

Enfoque intercultural: es necesario implementar medidas de apoyo apropiadas y respetuosas de


las particularidades culturales de las familias, para prevenir la separación y la institucionalización,
o promover la revinculación familiar. Deben diseñarse e implementarse acciones que atiendan las
características específicas de poblaciones infantiles que aún han sido escasamente atendidas:
niñas y niños de sectores rurales, de sectores de alta dispersión poblacional o de comunidades
indígenas, entre otros. Este enfoque también considera la necesidad de interpelación pertinente y
respetuosa, erradicando aquellas creencias, mitos o pautas culturales que sean contrarias al
interés superior de la niña y el niño y pongan en peligro la plena satisfacción de sus derechos y
necesidades integrales.

Enfoque sistémico: Una perspectiva sistémica considera las distintas dimensiones o niveles de
acción y tiene al niño como finalidad; se incluyen a los actores y sus interacciones, que deben estar
en articulación para una actuación preventiva oportuna y eficaz.

a. La dimensión vincular: El niño tiene, desde su nacimiento, la capacidad fundamental de


relacionarse socialmente, pero sólo podrá desarrollarla siempre y cuando exista alguien,
en su entorno disponible, para establecer esta relación: un cuidador primario. Para poder
ejercer el cuidado y la atención temprana, siempre debe existir –al menos– un adulto que
lleve a cabo las acciones necesarias para el cuidado apropiado de todo niño pequeño. El
ejercicio y el rol del cuidado pueden construirse a partir de un lazo biológico, es decir,
iniciarse en la familia de nacimiento del niño; o bien puede construirse a partir de un lazo
social, a través del cual el adulto toma esa responsabilidad. La legitimación del rol de
cuidador puede darse a través de diferentes vías: por ejercicio directo de los progenitores,
por delegación de los progenitores, por delegación del entorno familiar inmediato, o
mediante delegación de las instituciones que intervienen en la protección integral del
niño.
b. La dimensión del entorno familiar y comunitario inmediato : La familia constituye un
espacio de resguardo, afecto, relaciones solidarias y cooperativas entre quienes la
componen. Entendemos la familia no tanto por la composición formal o estructural, sino
por el cumplimiento de las funciones de resguardo y protección de todos quienes
pertenecen a ella, prioritariamente las niñas y los niños. Es, además, importante que la
familia esté integrada a su entorno comunitario, gozando de relaciones sociales
apropiadas de vecindad, compartiendo espacios de cultura, de recreación, y
usufructuando los beneficios de los que se dispongan comunitariamente en relación con la
protección de la salud, la educación, la seguridad, etc., de todos sus miembros.
c. La dimensión de las instituciones públicas y privadas de salud, educación y protección de
la infancia Más allá de las redes informales de apoyo, es imprescindible considerar la
accesibilidad a los servicios formales, complementarios o alternativos al cuidado familiar
de las niñas y los niños pequeños. Los servicios de salud y de desarrollo de primera
infancia, el personal de educación y salud, y los proveedores comunitarios de atención de
salud cumplen una función central en la promoción del desarrollo de las niñas y los niños
pequeños, ayudando a sus cuidadores. Aun cuando los niños menores de tres años
constituyen el grupo con mayor índice de pobreza, las coberturas de los servicios de
desarrollo infantil aún son muy bajas, y la calidad de la atención que se les brinda es
heterogénea y, en muchos casos, de niveles precarios, distando mucho de lo que una niña
o un niño pequeño requieren.

d. La dimensión de las políticas públicas: Para lograr implementar un sistema integral de


protección de derechos, los Estados deben diseñar políticas públicas, planes y programas
dirigidos a la primera infancia y las familias, destinando múltiples recursos dirigidos a
paliar las condiciones de inequidad social y pobreza extrema de la población,
especialmente de quienes tienen a su cargo niñas y niños de muy corta edad. Para ayudar
a la superación de la pobreza, los gobiernos deben ofrecer programas de calidad para la
atención prenatal, servicios integrales de desarrollo de la primera infancia, apoyo y
educación para las familias, transferencias monetarias, servicios de cuidado infantil y
educación preescolar, transiciones efectivas a la escuela primaria, programas
especializados dirigidos a grupos vulnerables, entre otras acciones.

La segunda parte contiene aspectos relacionados con la gestación, el nacimiento y la crianza


en los primeros años de vida, en distintas situaciones y contextos de vulnerabilidad. En este
sentido, se abordan, en un primer apartado, el cuidado desde la etapa prenatal; la nutrición y la
lactancia materna; el caso de los bebés prematuros, y el deseo de maternidad. Luego, en un
segundo apartado: la paternidad y la maternidad durante la adolescencia; la violencia sexual como
inicio o marco del embarazo; las mujeres que padecen depresión posparto; madres o padres
privados de libertad, y la presencia de discapacidad en niños pequeños o en sus cuidadores.

1).De la función materna a la co-responsabilidad en la función de cuidado temprano FORTALECER


EL CUIDADO TEMPRANO EN DISTINTAS SITUACIONES Y CONTEXTOS: Los cuidados que necesitan
niñas y niños desde que nacen se relacionan con la alimentación, la salud, la estimulación
temprana, el amor y todo aquello que les garantice un desarrollo pleno. La imprescindible empatía
del adulto hacia las necesidades del niño, que éste requiere para el pleno desarrollo de sus
capacidades, es lo que en el campo de la salud mental y de la antropología estructural se ha
denominado tradicionalmente “función materna”, puesto que el ejercicio de dicha función se ha
identificado con las mujeres como un mandato cultural fundamentado en la naturaleza.

En la actualidad, la transformación de estructuras y roles familiares ha derivado en el


cuestionamiento de la mirada naturalizadora del vínculo materno-filial. Sin embargo, esta visión
aún predomina. Esta conceptualización, que presupone en la mujer el deseo materno como algo
innato, y el “amor maternal”, como algo dado naturalmente, tiene como consecuencia inmediata
la valoración social y moral negativa hacia las mujeres que, por cualquier motivo, renuncian a la
maternidad o cumplen deficitariamente con esta función; así, recae sobre ellas un estigma social
que popularmente las califica como “madres desnaturalizadas”.
Pese a las transformaciones sociales que influyen en varones y mujeres, aún al progenitor varón
(cuando está presente) se lo toma en cuenta casi exclusivamente como proveedor o, en el mejor
de los casos, por el papel que cumple en tanto soporte emocional de la madre. Desde las
instituciones de salud y educación, se reproducen muy frecuentemente los estereotipos de género
dominantes.

Los vínculos que se dan entre los niños y diversos actores comunitarios pueden constituirse en
factores favorecedores del cuidado, en tanto haya permanencia y continuidad.

El cuidado desde la etapa prenatal: La falta de cuidados y de apoyos a la mujer durante el


embarazo, en lo relativo a su salud tanto física como mental, puede llegar incluso a tener efectos
críticos en relación con las posibilidades de supervivencia, desarrollo y salud futura de los niños.

Las redes de apoyos familiares e institucionales, también cumplen un papel central en el


acompañamiento de la gestante, para sostener la voluntad y el deseo de gestación o identificar
oportunamente situaciones en las que no será posible sostener el cuidado y la crianza en el núcleo
familiar. Es importante también apoyar la participación activa y comprometida del progenitor –sea
o no pareja de la madre– en los procesos de gestación, nacimiento, cuidado y crianza temprana de
sus hijos, así como en la detección temprana del riesgo de abandono, para trabajar –si es
necesario– en una “separación segura” del niño, con cuidado y sensibilidad hacia ambos
progenitores.

Nutrición y lactancia materna El retraso en el crecimiento (desnutrición crónica o relación


altura/edad) guarda estrecha relación con la salud y el desarrollo en general; las consecuencias de
la desnutrición en los primeros mil días de la vida de un niño pueden ser irreversibles. Muchas
veces, los centros de nutrición son lugares donde se abandonan niñas y niños con altos niveles de
vulnerabilidad; por ello, puede ser significativo desarrollar en estos lugares intervenciones que
promuevan una interacción temprana con el cuidador primario y prevengan el abandono. Por
último, los profesionales de la salud deben brindar los conocimientos adecuados sobre cómo llevar
a cabo la lactancia materna y cuáles son sus beneficios, y a la vez prestar el apoyo necesario para
que la lactancia sea una experiencia gratificante para la madre y sensible a las necesidades de la
niña y el niño.

Bebés prematuros Se debe realizar una mención específica al tema de los bebés nacidos
prematuramente (menos de 37 semanas de gestación), puesto que esto constituye un factor de
riesgo adicional, tanto en términos médicos como psicosociales. Algunos estudios refieren que el
nacimiento prematuro opera como un factor de riesgo que incide en la relación entre cuidador y
bebé, y aumenta el riesgo de abandono. Si bien el encuentro del bebé con sus progenitores es
prematuro respecto del nacimiento, puede ser tardío en cuanto a la interacción, ya que los
progenitores se ven alejados de los cuidados y los intercambios con su bebé, las posibilidades de
intimidad prácticamente desaparecen, y los cuidados son provistos.

Deseo de maternidad Todos los factores y las acciones anteriores estarán fuertemente influidos
por la presencia o la ausencia del deseo de maternidad. Muchos de los factores de riesgo en esta
etapa se relacionan directamente con la salud sexual y reproductiva de las mujeres. Se debe
ofrecer un acompañamiento integral a la gestante, su pareja y/o su familia, que incluya una
estrategia coordinada de atención médica y apoyo psicosocial, desde el período de gestación en
adelante. La implementación de servicios para la salud sexual y reproductiva, y materno-infantil,
es el primer frente de acción para reducir la negligencia y el abandono desde los primeros
momentos de su vida.

2)-Contextos de vulnerabilidad: se describen a continuación algunos de los contextos específicos


de vulnerabilidad que han mostrado estar más relacionados con la pérdida temprana de cuidados
parentales y/o con un mayor riesgo de institucionalización:

Maternidad y paternidad adolescente: El embarazo adolescente tiene una alta asociación con
mortalidad infantil, nacimiento prematuro y aborto; es una de las mayores causas de muerte entre
las adolescentes de la región, por lo que representa un importante problema de salud pública.
factores de vulnerabilidad psicosocial que subyacen en el embarazo adolescente: 1) Pobreza. 2)
Inequidad de género. 3)Entornos protectores ausentes o muy debilitados. 4) Falta de acceso a
educación. 5) Políticas nacionales que restringen el acceso a la planificación familiar y a una
educación sexual adecuada a la edad. 6) Falta de acceso a servicios de salud reproductiva.
7) Contextos con altos niveles de violencia, incluidos el abuso y la violencia sexual intrafamiliar.
8) Falta de proyectos de vida o de visualización de proyectos de inclusión social y otras
aspiraciones. 9)Poca inversión social en las niñas.

En el caso de las adolescentes, el embarazo incide directamente en su posibilidad de completar las


tareas de la adolescencia y de asumir los desafíos que implican el embarazo y el nacimiento de un
hijo. Además, existe evidencia que indica que la depresión posparto en las madres adolescentes
predice un mayor riesgo de deserción escolar, de abuso o negligencia hacia el niño, y una mayor
probabilidad de un segundo embarazo adolescente.

Los significados que los varones adolescentes dan a la paternidad se relacionan con sus
experiencias de vida y con la relación previa con la madre del niño. Sus reacciones frente a la
noticia del embarazo van desde la negación de su responsabilidad hasta la participación total
como padres.

La situación de embarazo genera, muchas veces, el abandono del hogar por parte de las
adolescentes, ante la dificultad de ser aceptadas en sus familias; así como, en otros casos, se
convierten tempranamente en jefas de hogar o parejas de jefes de hogar también adolescentes.

La familia y el grupo de pertenencia pueden constituir un factor protector capaz de evitar que las
adolescentes y sus hijos carezcan de cuidados parentales. Es fundamental que las madres y los
padres adolescentes cuenten con apoyos diversos: -De su entorno familiar, -Del entorno educativo
y/o laboral, -De su círculo de amistades y de otras redes protectoras, -De parte de políticas, planes
y programas públicos especializados.

Violencia sexual como inicio y marco del embarazo: la violencia sexual es un grave problema,
desde una perspectiva tanto de salud pública como de derechos humanos. Las mujeres corren
mayor riesgo de sufrir violencia sexual por parte de sus parejas, y las niñas y las adolescentes, por
parte de personas que cumplen la función paterna (padres o padrastros). Sin embargo, en algunos
casos el agresor puede ser otra figura conocida o un extraño. Las formas más comunes de
violencia sexual en la región son: abuso sexual de niñas, niños y adolescentes de ambos sexos, e
iniciación sexual forzada a niñas y adolescentes; trata y explotación sexual; acoso sexual en el
lugar de trabajo, y violencia sexual en situaciones de emergencia o de conflicto/posconflicto
armado. El acto sexual sin protección, debido a coacción por parte de una pareja, por incesto u
otra persona del sexo masculino, es considerado un tipo de violencia sexual que puede derivar en
un embarazo inicialmente no deseado. Entre las graves consecuencias, se cuentan problemas de
salud sexual y reproductiva, como Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), incluido el VIH y el sida,
los embarazos no planificados, las pérdidas espontáneas o interrupciones voluntarias de
embarazos, etc

Depresión posparto: La depresión materna es un problema de salud mental de considerable


prevalencia. Durante el embarazo y el período posnatal, se suceden una serie de cambios
bioquímicos, psicológicos y sociales que generan una mayor vulnerabilidad para desarrollar
trastornos en la esfera psíquica de la mujer; pero algunos de ellos, como la depresión posparto,
aún son poco reconocidos por los servicios que atienden a embarazadas. La depresión posparto
puede afectar la relación que la madre tenga con la niña o el niño, su funcionamiento y el
bienestar integral de ambos. Dado que la depresión materna posparto puede tener un enorme
impacto en el desarrollo de la niña y el niño, en la salud mental de la madre, en la relación de
pareja y en el ambiente familiar, es fundamental apoyar a las madres, los niños y sus familias. La
evidencia disponible sugiere que es clave que los servicios comunitarios y sanitarios estén
disponibles para la detección temprana, la prevención y el tratamiento de este trastorno.

Maternidad y paternidad en condiciones de privación de libertad: El encarcelamiento del padre


y/o la madre puede afectar de múltiples formas a los hijos, situándolos en una condición de
extrema vulnerabilidad.

Las niñas y los niños casi siempre son separados de su padre encarcelado, comúnmente por
tiempos más largos que aquellos en que son separados de su madre encarcelada. En estos casos,
los contactos y las visitas suelen ser mucho más difíciles.17 Además, el estado de la relación de la
pareja determinará en gran medida el contacto entre el padre y sus hijos. Estos factores aumentan
la probabilidad de que niñas y niños se desliguen afectivamente de él.

En el caso de las mujeres privadas de libertad, la mayoría de ellas son madres y, muchas veces,
ejercen el rol de cuidadoras primarias de sus hijos antes del encarcelamiento.

En cuanto a las mujeres que se encuentran separadas de sus hijos pequeños, el tiempo en prisión
puede producir la ruptura del grupo familiar y el aislamiento de las detenidas de sus afectos más
primarios y sus redes de apoyo, hecho que aumenta críticamente los efectos del encarcelamiento.

Cuando un varón es encarcelado, sus hijos habitualmente quedan bajo el cuidado de la madre;
pero, cuando es la madre quien va a prisión, niñas y niños no quedan regularmente bajo el
cuidado paterno, por lo que pierden a ambos progenitores, y a menudo también son separados de
sus hermanos, repartiéndose el cuidado entre varias personas.

Discapacidad: Las personas con discapacidad pueden considerarse uno de los colectivos con
mayores condiciones de vulnerabilidad y riesgo de exclusión, en especial si son niñas y niños, o
mujeres, lo que se agrava aun más si se añade el factor de la pobreza material. La falta de
conocimientos sobre la discapacidad y las actitudes negativas hacia ella pueden dar como
resultado la marginación de los niños con discapacidad dentro de la familia, la escuela y la
comunidad.
Los bebés y los niños pequeños que presentan algún tipo de discapacidad tienen un mayor riesgo
de pérdida de cuidados parentales, como producto de prácticas de abandono o de negligencia.
Ante ello, una práctica que continúa siendo habitual es su ingreso a instituciones de cuidado
residencial. Pero la discapacidad no puede ser una causa per se de institucionalización.

En cuanto a la adopción de niñas y niños con discapacidad, es, por lo general, la última opción para
muchas familias interesadas en adoptar.

En cuanto a los progenitores (uno o ambos) que presenten una discapacidad, debe tenerse en
cuenta que la Convención abre una nueva perspectiva en tanto reconoce a este colectivo la
capacidad para la toma de decisiones y el ejercicio de la autonomía; para ello, establece que
deberán recibir todos los apoyos necesarios que les permitan desempeñar su función y ejercer sus
roles, desarrollando una vida plena en igualdad de oportunidades que todas las demás personas.

En la tercera parte, se abordan las situaciones en las que los niños han perdido el cuidado
parental a causa de orfandad, maltrato, abandono, negligencia, entrega al cuidado de otros y
separación involuntaria

PÉRDIDA TEMPRANA DE CUIDADOS PARENTALES.

Pérdida temprana de cuidados parentales por orfandad: la muerte de la madre de un recién


nacido, o de quien asume el cuidado de un niño en la primera infancia, es siempre un hecho
traumático que afecta su vida presente y futura. Esto debe considerarse en el momento de definir
los acompañamientos adecuados para ofrecer a los pequeños huérfanos las mejores garantías de
vínculos que resulten reparatorios de la grave pérdida sufrida. Cuando un niño pierde a uno o
ambos padres, y no se conoce a su familia biológica, habitualmente los sistemas de protección de
la niñez se activan con prontitud para gestionar su adopción. No obstante, en algunos casos, lo
hacen sin haber agotado todas las posibilidades de conocer y establecer contacto con los
integrantes de la familia de origen, y de evaluar sus capacidades y su voluntad de cuidarlo.

Por otro lado, cuando los huérfanos tienen un progenitor vivo, o una familia de origen conocida, se
tiende a suponerlos sus “cuidadores naturales”, perdiendo de vista que pueden no estar
capacitados o en condiciones favorables para asumir la crianza.

Pérdida temprana de cuidados parentales por diversas formas de maltrato: Los bebés y los niños
pequeños son los más vulnerables frente al maltrato, sobre todo a nivel intrafamiliar, por parte de
sus cuidadores y otros miembros de la familia. La mayor vulnerabilidad de niñas y niños pequeños
se relaciona con otros factores interactuantes, como el género, la raza, el origen étnico, la
discapacidad (física, intelectual o sensorial), la orfandad, la condición social y la situación de su
comunidad.

El maltrato infantil guarda una estrecha relación con la carencia de “capital social” de los
cuidadores, es decir, con la disponibilidad de redes comunitarias que, como se ha demostrado,
ayudan a proteger a las niñas y los niños. En cuanto a las diferentes tipologías de maltrato dirigido
hacia los niños pequeños, se ha demostrado que pueden sufrir mayor riesgo de violencia física,
negligencia y/o abandono. Entre ellos, los varones parecen tener mayor riesgo de sufrir violencia
física grave que las niñas, mientras que las niñas tienen mayor riesgo de sufrir un trato negligente
y abandono, sobre todo en las sociedades en que la preferencia por los hijos varones es marcada.
Los bebés son más vulnerables al abandono y al trato negligente, sobre todo en el período
inmediatamente después del nacimiento, y continúan siendo vulnerables, pero cada vez menos,
durante su primer año de vida y hasta los cuatro años. La negligencia también es un importante
factor que contribuye a la muerte y a la enfermedad de niñas y niños pequeños.

Los Estados deben apoyar iniciativas dirigidas a las familias, con el objetivo de intervenir en las
relaciones disfuncionales y promover el buen trato a la infancia, y orientadas a fortalecer el
conocimiento y las habilidades de las familias con respecto a las necesidades infantiles, la práctica
de disciplina no violenta, y el manejo apropiado del comportamiento de niñas y niños, así como a
aumentar los mecanismos de protección social.

Abandono: Tomamos la acepción de abandono como el comportamiento de dejar definitiva y


totalmente a quien se debe cuidar sin el necesario cuidado o resguardo en la acción de separación.
El abandono puede tomar múltiples formas y modalidades de expresión:

1). Directo e inmediato: cuando el niño es dejado, y ambos padres rechazan claramente asumir el
cuidado de sus hijos.

2). Implícito y progresivo: abandono “de hecho”, que comienza habitualmente con el ingreso
voluntario o forzado en instituciones de protección infantil, y evoluciona paulatinamente hacia el
abandono definitivo. O cuando los hijos son cedidos a otras personas temporalmente, por las
dificultades que tienen sus padres para cuidarlos (vecinos, familiares u otros), pero acaban
retirándose y perdiendo la vinculación con sus hijos.

El abandono temprano puede suceder en la vía pública, hospitales o centros de salud,


maternidades o centros de internación pediátrica, ya sea inmediatamente después del parto o
durante alguna enfermedad del niño que requirió internación. A través de la denuncia, se procede
a la intervención judicial y, eventualmente, se movilizan otros recursos de asistencia y protección.

Negligencia El término negligencia implica “descuido”, es decir, alude a una falta de cuidado que –
ya sea de carácter intencional o no– se expresa como una omisión de actuar, en el sentido de dejar
de hacer o de atender, cuyo efecto es dañino. También puede ser entendida como la incapacidad
de responder a las necesidades emocionales, cognitivas o sociales de una niña o un niño pequeño.

En las familias negligentes, los cuidadores “no pueden legar”, es decir, no son capaces de insertar
al niño en una cadena intergeneracional de cuidados y lazos que les permitan responder
adecuadamente a las necesidades de desarrollo de sus hijos. La negligencia puede ser definida
principalmente como una dificultad de los adultos que tienen bajo su responsabilidad el cuidado,
y también es posible considerarla una forma de abandono, que se expresa no cuidando
apropiadamente, sin apartarse del niño.

Se identifican dos subtipos de negligencia:

1)-Negligencia física: privar al niño de alimentación, abrigo o higiene, de la atención oportuna de


su salud frente a cualquier enfermedad que lo afecte, o bien someterlo a reiterados descuidos que
lo hagan víctima de accidentes.

2)-Negligencia emocional: privar al niño de cercanía, afecto, atención y estímulo. La ausencia


permanente o prolongada e imprevisible de la persona que debe cumplir el cuidado temprano, o
su presencia constante pero indiferente y apática, incapaz de ofrecer el estímulo que se requiere
en la primera etapa de la vida, tiene efectos en el comportamiento y en la salud, y puede llegar a
traer consecuencias graves en su desarrollo futuro.

La negligencia puede ser el resultado de una sobrecarga en la responsabilidad de la labor de


cuidado, de la falta de apoyo o de múltiples condiciones vitales deficitarias de los cuidadores
primarios del niño.

Pérdida temprana de cuidados parentales por entrega al cuidado de otros Otra situación que
puede llevar a la pérdida de cuidados parentales de bebés y niños pequeños se produce cuando
alguno de los progenitores, responsables primarios de su crianza, los dejan con otras personas
comprometidas con el cuidado –familiares, amigos o vecinos–, en forma prolongada o
permanente. Es importante notar que, en muchos casos, las personas que quedan a cargo del niño
reemplazan eficazmente a las madres y los padres. Un motivo frecuente para delegar el cuidado
en familiares o allegados es la conformación de una nueva familia.

Se sienten incapaces de garantizar la crianza en sus actuales circunstancias y prefieren delegarla


en otros durante un tiempo indefinido. Piensan preservar su relación filial a la distancia y retomar
la convivencia cuando evalúen que las condiciones son más apropiadas. Por esa razón, no ceden
derechos y preservan el vínculo jurídico que los une con sus hijos.

La separación involuntaria por intervención estatal y la ubicación de niños pequeños en


instituciones de cuidado: No siempre la separación entre cuidadores primarios y niños pequeños
es un acto voluntario. Con frecuencia, esa decisión es forzada mediante una intervención de los
sistemas de protección de la infancia, que determinan que la convivencia implica para el niño en
cuestión la vulneración de sus derechos fundamentales, con riesgo cierto para su pleno desarrollo,
y hasta para su supervivencia. En los casos en que la separación sea inevitable, es fundamental:

-Situar en el centro de la intervención las necesidades y el interés superior del niño, tomando
todos los recaudos para que sea lo menos dolorosa posible para los diferentes implicados, pero sin
dilatar innecesariamente los tiempos.

-Implementar recursos institucionales y normativas que no dilaten excesivamente el tiempo


destinado a fortalecer el vínculo entre el niño y quien ejerce su cuidado temprano, cuando no se
muestren evidencias claras de resultar satisfactorio.

-Evitar la internación del niño en instituciones de alojamiento residencial, a fin de no caer en un


proceso que acabe transformándolo nuevamente en víctima.

-Ofrecer a los niños, con la mayor prontitud posible, un ambiente familiar alternativo que pueda
dar el cuidado integral que requiere dentro del breve tiempo en que se desarrolla la primera
infancia, cuya calidad es determinante para su vida futura.

Trabajo en casos de separación En las situaciones de abandono, de separación por intervención


en contra de la voluntad de los progenitores, y en las de entrega voluntaria, debe trabajarse para
que esa separación sea elaborada, y amortiguado el sufrimiento psíquico que este hecho produce
en el niño pequeño. Es importante considerar que, en las situaciones de separación, se está frente
una persona que puede encontrarse en un estado de alto grado de vulnerabilidad emocional, por
lo cual el cuidador quizás pase por momentos de incertidumbre, ambivalencia, preocupación,
miedo, vergüenza, angustia, inseguridad económica, entre otros. O bien estar frente a personas
que no aceptan la situación de separación del niño pequeño que tienen bajo su cuidado. En estas
situaciones, suelen producirse reacciones emocionales violentas que deriven en que el pequeño
involucrado se encuentre en un escenario de gran complejidad.

La cuarta parte aborda la descripción y la metodología para prevenir y erradicar la


institucionalización de niños pequeños, tomando en cuenta las dos únicas modalidades que
pueden considerarse adecuadas frente a la pérdida transitoria o definitiva de cuidados parentales:
el acogimiento familiar y la adopción.

1. El acogimiento familiar de niñas y niños pequeños

Acogimiento en familia extensa, la primera opción: los niños que no pueden vivir con sus padres
son acogidos en el marco de soluciones informales acordadas con abuelos, otros parientes o, en
algunos casos, personas cercanas a la familia; lo que se conoce como “acogimiento informal por
familiares”.

Acogimiento familiar en ámbitos no conocidos previamente: En caso de que no exista una persona
en su ámbito familiar que pueda hacerse responsable del cuidado temprano del niño, los equipos
a cargo del proceso deberán iniciar el proceso de integración en familias de la comunidad
previamente convocadas, evaluadas y capacitadas, que puedan ejercer el rol del acogimiento a
través de programas específicos de los que deberían disponer. Estos grupos familiares deben tener
preferentemente la misma pertenencia comunitaria que el niño, aunque, por no ser conocidas por
el niño antes del proceso de acogimiento, se las suele denominar “familias de acogida ajenas” o
“familias externas”.

Cuando el proyecto de Acogimiento Familiar prevé el retorno a la familia de origen, la familia de


acogida es complementaria y no sustituta, deberá facilitar la continuidad de las relaciones
afectivas y las visitas del niño con su familia de procedencia, en un entorno protegido, cuidado y
libre de conflictos de lealtad.

Objetivos y preparación de las familias de acogida: es central brindar al niño un espacio de


escucha, contención y acompañamiento durante el cuidado alternativo. Con la familia acogedora,
la tarea está centrada en la convocatoria, la evaluación, la preparación, el acompañamiento, el
apoyo en su rol de cuidado y supervisión regular. Asumiendo el desafío del AF en edades
tempranas, se requiere un abordaje riguroso y sistemático de estos procesos, realizando desde el
inicio una convocatoria específica y una óptima selección y formación, junto con un seguimiento
cercano y frecuente, y el despliegue de todos los apoyos necesarios (económicos y técnicos), a fin
de que las familias de acogida se sientan con los recursos para emprender la desafiante tarea de
cuidar temporalmente a los niños. Asimismo, se las debe preparar para que conozcan bien las
particularidades de este tipo de acogimiento (duración, necesidades del niño en esta etapa
evolutiva, posibles medidas a tomar para definir el cuidado más permanente del niño, etc.), para
que tengan unas expectativas adecuadas, para conocer sus derechos y sus límites, y para que
estén a fin de enfrentar los desafíos implicados en la vinculación y la desvinculación con el niño.
Las familias acogedoras deben ser sensibilizadas y capacitadas para conocer las cuestiones
relacionadas con el desarrollo de niños pequeños y las estrategias de abordaje para la
comunicación con ellos.

Temporalidad, derechos y familia de origen en el acogimiento: un factor clave en el AF de niñas y


niños pequeños es la temporalidad, puesto que debe ser lo más breve posible, evitando las
rupturas o la prolongación innecesaria; para ello, hay que seguir criterios adecuados respecto de la
selección, la formación y la asignación de la familia acogedora, y evaluar continuamente las
necesidades, los recursos y el proceso de integración del niño en ella.

Asimismo, mientras el niño esté siendo acogido transitoriamente, deben coordinarse, entre los
actores sociales involucrados, todas las acciones de apoyo orientadas al regreso del niño con su
familia de origen, siempre que vaya en beneficio de su bienestar integral. O bien coordinar y
activar, eficiente y adecuadamente, una medida más definitiva, como la adopción. El trabajo con la
familia de origen tiene como objetivo su fortalecimiento, el cual puede requerir intervenciones en
distintas áreas, según fuera indicado en otras secciones de este Modelo (empleo, vivienda, salud,
educación, alimentación, abordaje terapéutico), para lo cual el trabajo en red con otros programas
u organizaciones es clave, así como el trabajo de acompañamiento en la reconstrucción del vínculo
con el niño; para esto, se requiere crear espacios de encuentro seguros entre ellos.

2. La adopción de niñas y niños pequeños

Algunos niños pequeños privados tempranamente de cuidado parental serán adoptados, dado que
no pueden retornar a su familia de origen, ya que, a pesar de los esfuerzos realizados, no se logra
revertir la situación que dio origen a la separación. A eso se suma que, en estos casos, no ha sido
posible identificar, en su familia extensa y sus redes comunitarias, adultos con capacidad y/o
voluntad de acogerlos.

Más allá de la legislación de cada país, se debe priorizar la adopción nacional y respetar el principio
de subsidiariedad de la adopción internacional que contempla la normativa internacional. Cabe
destacar que la condición de adoptabilidad de un niño debería ser siempre determinada por el
Estado y sus instituciones intermediarias acreditadas, en particular mediante una intervención
judicial que, aplicando la legislación específica que regula la adopción, determina las razones para
que el niño sea incluido dentro de una familia distinta de la propia.

Se incluyen dos motivos fundamentales: la existencia de una vulneración grave de los derechos del
niño en el seno de dicha familia, o el riesgo cierto de que esto ocurra, y la inexistencia o la ruptura
definitiva de vínculos con la familia de origen. La primera de estas causas alude a la existencia de
un maltrato gravísimo por parte de la familia biológica y, en ese caso, la separación del niño puede
realizarse forzosamente, contra la libre voluntad de entrega por parte de los progenitores. La
segunda incluye las figuras de orfandad y de “abandono”, y puede ser decidida a partir de una
entrega voluntaria de los padres del niño, en particular de su progenitora.

La estigmatización de las madres y los padres que deciden entregar en adopción: En la figura de
la adopción, se muestra la calificación de “madre abandónica”, o el término más eufemístico de
“mujer en conflicto con su maternidad”, aplicado a quienes, transgrediendo supuestas leyes
naturales, renuncian al cuidado de un hijo. De esta forma, la cultura patriarcal continúa marcando
firmemente la sanción moral negativa hacia la mujer que, por cualquier motivo, opta por entregar
en adopción a su hijo.

La censura social que recae sobre los progenitores, especialmente sobre las madres, invisibiliza las
circunstancias que pueden conducirlas hacia esa difícil decisión. La figura del abandono no siempre
refleja la situación de entrega, sino que muchas veces tergiversa otros sentidos que puede tener la
entrega voluntaria del niño por parte de la madre. La decisión de separarse puede estar basada en
la convicción de que éste es el modo de ofrecer a un hijo mejores oportunidades de cuidado y
cariño en el seno de otra familia.

El proceso de separación La entrega de un niño en adopción constituye un proceso que puede


diferir enormemente en forma, en tiempo, y en función de la conflictividad asociada.

El contexto de esta entrega y separación debe ser un proceso reflexivo que pasa por diferentes
etapas y que puede cambiar drásticamente después del parto, en el momento del encuentro real
con ese hijo. En caso de hacer entrega del niño, y aun cuando esté lo más segura posible de que
está tomando la mejor decisión que puede, la madre de origen deberá, muchas veces, asumir
solitariamente las múltiples dudas respecto del bienestar futuro de su hijo en la nueva familia que
lo acogerá, los trámites judiciales y la separación definitiva.

Procesos de separación y duelo Toda adopción involucra una serie de experiencias de pérdida y
separación para los implicados en el proceso. En cuanto a las mujeres que ceden a sus hijos, si bien
luego de su gestación no mantienen consigo a la criatura, conservarán para siempre, en su historia
y su memoria, la experiencia de haber estado embarazadas y haber dado a luz a ese bebé.

El proceso de duelo posterior a la separación queda de alguna forma abierto, a lo largo de la vida,
a diferentes resignificaciones y posicionamientos subjetivos que no encontrarán una elaboración
definitiva, sino que las acompañarán en sus trayectorias vitales posteriores.

En cuanto al niño, toda adopción, independientemente de cómo se produzca, deriva de una


separación que, desde un inicio, imprimirá sus marcas diversas en su trayectoria de vida. Pese a su
corta edad, la experiencia de separación pasará a ser parte de la escena fundante desde la cual
necesitará producir nuevos lazos que den sentido a su existencia.

A mayor edad, mayor es la probabilidad de haber vivenciado experiencias negativas en el tiempo


pre adoptivo. Frente a ello, si bien la adopción implica una serie de desafíos específicos, ha sido
considerada una medida muy positiva para brindar a niñas y niños un ambiente familiar adecuado
y estable en el tiempo, además de ser el cumplimiento de un derecho. Una adecuada elaboración
de la separación temprana comienza con el respeto por el derecho a la identidad y a conocer la
verdad sobre sus orígenes.

Resulta central que la familia adoptante cuente con un apoyo especializado para poder establecer
un vínculo con el niño, manejar el origen adoptivo sin temor a la estigmatización y de una manera
apropiada a la etapa evolutiva, desarrollando las competencias necesarias para ir enfrentando los
respectivos desafíos del cuidado y la crianza.

El respeto por los tiempos de las familias de origen y del niño: Dada la compleja y dramática
decisión que puede significar entregar a un hijo al cuidado de otros, se vuelve necesario otorgar un
determinado plazo a la mujer antes de resolver si se desvincula o no del niño. Este lapso debe
considerar los efectos transitorios de la etapa puerperal, en la que pueden generarse ciertos
desequilibrios emocionales o psíquicos, que podrían afectar la validez de una decisión o, como ya
se ha señalado, causar indefensión frente a personas que buscan apropiarse del niño. Este tiempo
debe ser entendido como un tiempo de ayuda activa, en el que se dispongan diversos recursos
(apoyo psíquico, social y jurídico) a todos los protagonistas, para que la decisión no sea tomada
desde la absoluta vulnerabilidad, sino en la mejor de las condiciones posibles.

NACIONES UNIDAS: Asamblea General. Resolución 64/142 aprobada el 18 de diciembre del 2009:
“Directrices sobre las modalidades alternativas de cuidado de los niños”.

Anexo

Directrices sobre las modalidades alternativas de cuidado


de los niños

I. Objeto

1. Las presentes Directrices tienen por objeto promover la aplicación de la Convención sobre los
Derechos del Niño y de las disposiciones pertinentes de otros instrumentos internacionales
relativas a la protección y al bienestar de los niños privados del cuidado parental o en peligro de
encontrarse en esa situación.

2. Las Directrices establecen unas pautas adecuadas de orientación política y práctica:

a) Apoyar los esfuerzos encaminados a lograr que el niño permanezca bajo la guarda
de su propia familia o que se reintegre a ella o, en su defecto, a encontrar otra solución apropiada
y permanente, incluidas la adopción y la kafala del derecho islámico;

b) Velar por que, mientras se buscan esas soluciones permanentes, o en los casos en
que estas resulten inviables o contrarias al interés superior del niño, se determinen y adopten, en
condiciones que promuevan el desarrollo integral y armonioso del niño, las modalidades más
idóneas de acogimiento alternativo;

c) Ayudar y alentar a los gobiernos a asumir más plenamente sus responsabilidades y


obligaciones a este respecto, teniendo presentes las condiciones económicas, sociales y culturales
imperantes en cada Estado; y

d) Orientar las políticas, decisiones y actividades de todas las entidades que se


ocupan de la protección social y el bienestar del niño, tanto en el sector público como en el
privado, incluida la sociedad civil.

II. Principios y orientaciones generales

A. El niño y la familia

3. Al ser la familia el núcleo fundamental de la sociedad y el medio natural para el


crecimiento, el bienestar y la protección de los niños, los esfuerzos deberían ir encaminados ante
todo a lograr que el niño permanezca o vuelva a estar bajo la guarda de sus padres o, cuando
proceda, de otros familiares cercanos. El Estado debería velar por que las familias tengan acceso a
formas de apoyo en su función cuidadora.

4. Los niños y jóvenes deberían vivir en un entorno en el que se sientan apoyados,


protegidos y cuidados y que promueva todo su potencial. Los niños total o parcialmente faltos del
cuidado parental se encuentran en una situación especial de riesgo de verse privados de la crianza
que da ese entorno.

5. Cuando la propia familia del niño no puede, ni siquiera con un apoyo apropiado, proveer al
debido cuidado del niño, o cuando lo abandona o renuncia a su guarda, el Estado es responsable
de proteger los derechos del niño y de procurarle un acogimiento alternativo adecuado, con las
entidades públicas locales competentes o las organizaciones debidamente habilitadas de la
sociedad civil, o a través de ellas. Corresponde al Estado, por medio de sus autoridades
competentes, velar por la supervisión de la seguridad, el bienestar y el desarrollo de todo niño en
acogimiento alternativo y la revisión periódica de la idoneidad de la modalidad de acogimiento
adoptada.

6. Todas las decisiones, iniciativas y soluciones comprendidas en el ámbito de aplicación de


las presentes Directrices deberían adoptarse caso por caso a fin de garantizar principalmente la
seguridad y protección del niño, y deben estar fundamentadas en el interés superior y los
derechos del niño de que se trate, de conformidad con el principio de no discriminación y
considerando debidamente la perspectiva de género. Debería respetarse plenamente el derecho
del niño a ser oído y a que sus opiniones se tengan debidamente en cuenta de forma adecuada a
su desarrollo evolutivo y sobre la base de su acceso a toda la información necesaria.

7. Al aplicar las presentes Directrices, el interés superior del niño constituirá el criterio para
determinar las medidas que hayan de adoptarse con relación a los niños privados del cuidado
parental o en peligro de encontrarse en esa situación que sean más idóneas para satisfacer sus
necesidades y facilitar el ejercicio de sus derechos, atendiendo al desarrollo personal e integral de
los derechos del niño en su entorno familiar, social y cultural y su condición de sujeto de derechos,
en el momento de proceder a esa determinación y a más largo plazo.

8. Los Estados deberían elaborar y aplicar, en el marco de su política general de desarrollo


humano y social, atendiendo a la mejora de las modalidades existentes de acogimiento
alternativo, políticas integrales de protección y bienestar del niño que recojan los principios
enunciados en las presentes Directrices.

9. Como parte de los esfuerzos para evitar que los niños sean separados de sus padres, los
Estados deberían velar por la adopción de medidas apropiadas y respetuosas de las
particularidades culturales a fin de:

a) Apoyar el cuidado prestado en entornos familiares cuya capacidad resulte limitada


por factores como algún tipo de discapacidad, la drogodependencia y el alcoholismo, la
discriminación contra familias indígenas o pertenecientes a una minoría, y la vida en regiones en
las que se desarrolle un conflicto armado o que estén bajo ocupación extranjera;

b) Atender al cuidado y protección apropiados de los niños vulnerables, como los


niños víctimas de abusos y explotación, los niños abandonados, los niños que viven en la calle, los
niños nacidos fuera del matrimonio, los niños no acompañados y separados, los niños
internamente desplazados y los refugiados, los niños de trabajadores migratorios, los niños de
solicitantes de asilo y los niños que viven con el VIH/SIDA o afectados por este u otras
enfermedades graves.

10. Debería ponerse especial empeño en la lucha contra la discriminación basada en cualquier
condición del niño o de los padres, en particular la pobreza, el origen étnico, la religión, el sexo, la
discapacidad mental o física, el VIH/SIDA u otras enfermedades graves, tanto físicas como
mentales, el nacimiento fuera del matrimonio, el estigma socioeconómico y todas las demás
condiciones y circunstancias que pueden dar lugar a la renuncia a la patria potestad, al abandono
del niño y/o a la remoción de su guarda.

B. Modalidades alternativas de acogimiento

11. Todas las decisiones relativas al acogimiento alternativo del niño deberían tener
plenamente en cuenta la conveniencia, en principio, de mantenerlo lo más cerca posible de su
lugar de residencia habitual, a fin de facilitar el contacto con su familia y la posible reintegración
en ella y de minimizar el trastorno ocasionado a su vida educativa, cultural y social.

12. Las decisiones relativas a los niños en acogimiento alternativo, incluidos aquellos en
acogimiento informal, deberían tener en cuenta la importancia de garantizar a los niños un hogar
estable y de satisfacer su necesidad básica de un vínculo continuo y seguro con sus acogedores,
siendo generalmente la permanencia un objetivo esencial.

13. El niño debe ser tratado en todo momento con dignidad y respeto y debe gozar de una
protección efectiva contra el abuso, el descuido y toda forma de explotación, ya sea por parte de
sus acogedores, de otros niños o de terceros, cualquiera que sea el entorno en que haya sido
acogido.

14. La separación del niño de su propia familia debería considerarse como medida de último
recurso y, en lo posible, ser temporal y por el menor tiempo posible. Las decisiones relativas a la
remoción de la guarda han de revisarse periódicamente, y el regreso del niño a la guarda y
cuidado de sus padres, una vez que se hayan resuelto o hayan desaparecido las causas que
originaron la separación, debería responder al interés superior del niño.

15. La pobreza económica y material, o las condiciones imputables directa y exclusivamente a


esa pobreza, no deberían constituir nunca la única justificación para separar un niño del cuidado
de sus padres, para recibir a un niño en acogimiento alternativo o para impedir su reintegración en
el medio familiar, sino que deberían considerarse como un indicio de la necesidad de proporcionar
a la familia el apoyo apropiado.

16. Se debe atender a la promoción y salvaguardia de todos los demás derechos


especialmente pertinentes para la situación de los niños privados del cuidado parental, incluidos,
entre otros, el acceso a la educación y a los servicios de salud y otros servicios básicos, el derecho
a la identidad, la libertad de religión o de creencia, el uso de su idioma y la protección de los
derechos patrimoniales y de sucesión.
17. Los hermanos que mantienen los vínculos fraternos en principio no deberían ser
separados para confiarlos a distintos entornos de acogimiento alternativo, a menos que exista un
riesgo evidente de abuso u otra justificación que responda al interés superior del niño. En
cualquier caso, habría que hacer todo lo posible para que los hermanos puedan mantener el
contacto entre sí, a no ser que ello fuera contrario a sus deseos o intereses.

18. Reconociendo que, en casi todos los países, la mayoría de los niños carentes del cuidado
parental son acogidos informalmente por parientes u otras personas, los Estados deberían tratar
de establecer los medios apropiados, compatibles con las presentes Directrices, para velar por su
bienestar y protección mientras se hallen bajo tales formas de acogimiento informal, respetando
debidamente las diferencias y prácticas culturales, económicas, de género y religiosas que no
estén en contradicción con los derechos ni el interés superior del niño.

19. Ningún niño debería quedar privado en ningún momento del apoyo y la protección de un
tutor legal u otro adulto reconocido responsable o de una entidad pública competente.

20. El acogimiento alternativo no debería ejercerse nunca con el fin primordial de promover
los objetivos políticos, religiosos o económicos de los acogedores.

21. El recurso al acogimiento residencial debería limitarse a los casos en que ese entorno
fuera específicamente apropiado, necesario y constructivo para el niño interesado y redundase en
favor de su interés superior.

22. De conformidad con la opinión predominante de los expertos, el acogimiento alternativo


de los niños de corta edad, especialmente los de menos de 3 años, debería ejercerse en un ámbito
familiar. Pueden admitirse excepciones a este principio para evitar la separación de los hermanos
y en los casos en que el acogimiento tenga carácter de urgencia o sea por un tiempo prefijado y
muy limitado, al finalizar el cual esté prevista la reintegración en la familia u otra solución
apropiada de acogimiento a largo plazo.

23. Aunque se reconoce que los centros de acogimiento residencial y el acogimiento en


familia son modalidades complementarias para atender las necesidades de los niños, donde siga
habiendo grandes centros (instituciones) de acogimiento residencial convendría elaborar
alternativas en el contexto de una estrategia global de desinstitucionalización, con fines y
objetivos precisos, que permitan su progresiva eliminación. A estos efectos, los Estados deberían
establecer estándares de acogimiento para garantizar la calidad y las condiciones propicias para
el desarrollo del niño, como la atención individualizada y en pequeños grupos, y deberían evaluar
los centros de acogida existentes con arreglo a esos estándares. Las decisiones concernientes al
establecimiento o a la autorización de establecimiento de nuevos centros de acogimiento
residencial, tanto públicos como privados, deberían tener plenamente en cuenta este objetivo y
estrategia de desinstitucionalización.

Medidas para promover la aplicación

24. Los Estados deberían asignar, en toda la medida de los recursos disponibles y, cuando
proceda, en el marco de la cooperación para el desarrollo, recursos humanos y financieros para
garantizar sin demora la aplicación óptima y progresiva de las presentes Directrices en sus
territorios respectivos. Los Estados deberían facilitar la activa cooperación entre todas las
autoridades competentes y la integración de las cuestiones del bienestar del niño y la familia en
todos los ministerios directa o indirectamente interesados.

25. Los Estados son responsables de determinar la necesidad de cooperación internacional


para la aplicación de las presentes Directrices, y de solicitarla.

26. Nada de lo dispuesto en las presentes Directrices debería interpretarse en el sentido de


alentar o aprobar estándares inferiores a los que puedan existir en determinados Estados, incluso
en su legislación. Del mismo modo, se alienta a las autoridades competentes, a las organizaciones
profesionales y a otras entidades a que elaboren directrices nacionales o propias de cada
profesión que se inspiren en la letra y el espíritu de las presentes Directrices.

III. Ámbito de aplicación de las Directrices

27. Las presentes Directrices se aplican al uso y las condiciones apropiadas del acogimiento
alternativo formal de todas las personas menores de 18 años, a menos que conforme a la ley
aplicable el niño alcance la mayoría de edad anteriormente. Las Directrices se aplican también a
los entornos de acogimiento informal solo si así lo indican expresamente, habida cuenta de la
importante función desempeñada por la familia extensa y la comunidad y las obligaciones que
incumben a los Estados respecto de todos los niños privados del cuidado parental o de sus
cuidadores legales o consuetudinarios, conforme a lo dispuesto en la Convención sobre los
Derechos del Niño.

28. Los principios enunciados en las presentes Directrices también son aplicables, según
convenga, a los jóvenes que ya se encuentran en acogimiento alternativo y que necesitan que se
les siga brindando cuidado o apoyo durante un período transitorio después de haber alcanzado la
mayoría de edad conforme al derecho aplicable.

29. A los efectos de las presentes Directrices, y sin perjuicio de las excepciones enunciadas, en
particular, se aplicarán las definiciones siguientes:

a) Niños privados del cuidado parental: todos los niños que durante la noche no
estén al cuidado de uno de sus padres, por lo menos, cualesquiera que sean las razones y
circunstancias de ese hecho. El niño privado del cuidado parental que se encuentre fuera de su
país de residencia habitual o sea víctima de situaciones de emergencia podrá ser designado como:

i) “No acompañado”, si no ha sido acogido por otro pariente o por un adulto que por
ley o costumbre sea responsable de acogerlo; o

ii) “Separado”, si ha sido separado de un anterior cuidador primario legal o


consuetudinario, aunque pueda estar acompañado por otro pariente;

b) Las modalidades de acogimiento alternativo son:

i) Acogimiento informal: toda solución privada adoptada en un entorno familiar, en


virtud de la cual el cuidado del niño es asumido con carácter permanente o indefinido por
parientes o allegados (acogimiento informal por familiares) o por otras personas a título particular,
por iniciativa del niño, de cualquiera de sus padres o de otra persona sin que esa solución haya
sido ordenada por un órgano judicial o administrativo o por una entidad debidamente acreditada;
ii) Acogimiento formal: todo acogimiento en un entorno familiar que haya sido
ordenado por la autoridad judicial o un órgano administrativo competente y todo acogimiento en
un entorno residencial, incluidos los centros de acogida privados, resultante o no de medidas
judiciales o administrativas;

c) Según el entorno en que se ejerza, el acogimiento alternativo puede ser:

i) Acogimiento por familiares: acogimiento en el ámbito de la familia extensa del


niño o con amigos íntimos de la familia conocidos del niño, de carácter formal o informal;

ii) Acogimiento en hogares de guarda: los supuestos en que una autoridad


competente confía el niño a efectos de acogimiento alternativo al entorno doméstico de una
familia distinta de su propia familia, que ha sido seleccionada, declarada idónea, aprobada y
supervisada para ejercer ese acogimiento;

iii) Otras formas de acogida en un entorno familiar o similar;

iv) Acogimiento residencial: acogimiento ejercido en cualquier entorno colectivo no


familiar, como los lugares seguros para la atención de emergencia, los centros de tránsito en casos
de emergencia y todos los demás centros de acogimiento residencial a plazo corto y largo,
incluidos los hogares funcionales;

v) Soluciones de alojamiento independiente y tutelado de niños;

d) En cuanto a los responsables del acogimiento alternativo:

i) Se entiende por “agencia” la entidad o el servicio público o privado que organiza el


acogimiento alternativo de los niños;

ii) Se entiende por “centro de acogida” el establecimiento público o privado que


ejerce el acogimiento residencial de niños.

30. No obstante, el acogimiento alternativo previsto en las presentes Directrices NO abarca:

a) Las personas menores de 18 años privadas de libertad por decisión de un órgano


judicial o administrativo de resultas de habérseles imputado un acto punible, o de haber sido
acusadas o reconocidas culpables de haberlo cometido, cuya situación se rige por las Reglas
mínimas de las Naciones Unidas para la administración de justicia de menores 1 y las Reglas de las
Naciones Unidas para la protección de los menores privados de libertad 2;

b) El acogimiento por los padres adoptivos desde el momento en que el niño haya
sido puesto efectivamente bajo su custodia en cumplimiento de una resolución judicial definitiva
de adopción, a partir de cuyo momento, a los efectos de las presentes Directrices, se considera
que el niño se encuentra bajo la guarda de sus padres. No obstante, las presentes Directrices se
aplican al acogimiento preadoptivo o de prueba de un niño por sus eventuales padres adoptivos,
en la medida en que sean compatibles con los requisitos que rigen ese tipo de acogimiento
conforme a lo dispuesto en otros instrumentos internacionales pertinentes;

1
 Resolución 40/33, anexo.
2
 Resolución 45/113, anexo.
c) Las modalidades informales por las cuales un niño permanece voluntariamente
con parientes o amigos a efectos recreativos y por motivos no relacionados con la incapacidad o
falta de voluntad general de los padres para cumplir los deberes que les incumben en relación con
la guarda de su hijo.

31. Se insta asimismo a las autoridades competentes y a otras personas y entidades


interesadas a que recurran a las presentes Directrices, en la medida que resulten aplicables, en
internados, hospitales, centros de acogida de niños con alguna discapacidad mental o física u otras
necesidades especiales, campamentos, el lugar de trabajo y otros lugares en los que se tenga la
responsabilidad del cuidado de niños.

IV. Prevención de la necesidad de acogimiento alternativo

A. Promoción del cuidado parental

32. Los Estados deberían aplicar políticas de apoyo a la familia para facilitar el cumplimiento
de los deberes que incumben a esta en relación con el niño y promover el derecho del niño a
mantener una relación con el padre y la madre. Estas políticas deberían afrontar las causas
fundamentales del abandono de niños, la renuncia a su guarda y la separación de un niño de su
familia garantizando, entre otras cosas, el ejercicio del derecho a la inscripción de los nacimientos
en el Registro Civil, y el acceso a una vivienda adecuada y la atención primaria de la salud y a los
servicios de educación y asistencia social, así como promoviendo medidas para luchar contra la
pobreza, la discriminación, la marginación, la estigmatización, la violencia, los malos tratos y el
abuso sexual de niños y la toxicomanía.

33. Los Estados deberían elaborar y aplicar políticas coherentes y mutuamente


complementarias orientadas a la familia con objeto de promover y reforzar la capacidad de los
padres para cumplir sus deberes de cuidado de sus hijos.

34. Los Estados deberían aplicar medidas eficaces para prevenir el abandono de niños, la
renuncia a la guarda y la separación del niño de su familia. Las políticas y programas sociales
deberían, en particular, dar a las familias los medios para adquirir la conciencia, las aptitudes, las
capacidades y las herramientas que les permitan proveer debidamente a la protección, el cuidado
y el desarrollo de sus hijos. Habría que hacer uso con ese fin de los recursos complementarios del
Estado y la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales y comunitarias, los
dirigentes religiosos y los medios de comunicación. Esas medidas de protección social deberían
comprender lo siguiente:

a) Servicios de mejora del medio familiar, como la educación parental, el fomento


de relaciones positivas entre los padres y los hijos, las técnicas de solución de conflictos,
oportunidades de empleo y de generación de ingresos y, de ser necesario, asistencia social;

b) Servicios de apoyo social, como servicios de guardería, mediación y conciliación,


tratamiento de la toxicomanía, ayuda económica y servicios para los padres e hijos que sufren
algún tipo de discapacidad. Esos servicios, preferiblemente de carácter integrado y no intrusivo,
deberían ser accesibles directamente a nivel de la comunidad e involucrar activamente a las
familias como participantes, mediante la combinación de sus recursos con los de la comunidad y el
cuidador;
c) Las políticas juveniles dirigidas a facultar a los jóvenes para hacer frente de una
manera positiva a los desafíos de la vida cotidiana, en especial al decidir abandonar el hogar
familiar, y a preparar a los futuros padres a adoptar decisiones fundamentadas con respecto a su
salud sexual y reproductiva y a asumir sus responsabilidades a este respecto.

35. Deberían utilizarse diversos métodos y técnicas complementarios para el apoyo familiar,
que variasen a lo largo del proceso de apoyo, tales como las visitas domiciliarias, las reuniones de
grupo con otras familias, la presentación y discusión de casos y la asunción de compromisos por
parte de la familia interesada. Su objetivo debería ser tanto facilitar las relaciones intrafamiliares
como promover la integración de la familia dentro de su comunidad.

36. Se debería prestar una atención especial, de conformidad con la legislación interna, al
establecimiento y promoción de servicios de apoyo y atención a los padres solteros y adolescentes
y a sus hijos, nacidos o no fuera del matrimonio. Los Estados deberían velar por que los padres
adolescentes conservasen todos los derechos inherentes a su doble condición de padres y niños,
incluido el acceso a todos los servicios apropiados para su propio desarrollo, a los subsidios a que
tienen derecho los padres y a sus derechos de sucesión. Deberían adoptarse medidas para
garantizar la protección de las adolescentes embarazadas y la no interrupción de sus estudios.
Habría que tratar además de aminorar el estigma que lleva aparejado el hecho de ser padre o
madre soltero y adolescente.

Prevención de la separación de la familia

39. Deberían elaborarse y aplicarse sistemáticamente criterios adecuados basados en


principios profesionales sólidos para evaluar la situación del niño y la familia, incluida la capacidad
real y potencial de la familia para cuidar del niño en los casos en que la autoridad o la agencia
competente tenga motivos fundados para pensar que el bienestar del niño se encuentra en
peligro.

40. Las decisiones relativas a la remoción de la guarda o a la reintegración del niño en la


familia deberían basarse en esta evaluación y ser adoptadas por profesionales calificados y
capacitados, en nombre de la autoridad competente o con la autorización de esta, en plena
consulta con todos los interesados y teniendo presente la necesidad de planificar el futuro del
niño.

41. Se alienta a los Estados a adoptar medidas para la protección integral y la garantía de los
derechos durante el período del embarazo, el nacimiento y la lactancia a fin de garantizar
condiciones de dignidad e igualdad para el adecuado desarrollo del embarazo y el cuidado del
niño. Por consiguiente, se deberían ofrecer programas de apoyo a los futuros padres,
especialmente los padres adolescentes, que tengan dificultad para ejercer las funciones
parentales. Tales programas deberían tener como finalidad dar a las madres y los padres la
posibilidad de ejercer las funciones parentales en condiciones de dignidad y evitar que se vean
inducidos a entregar la guarda de su hijo a causa de su vulnerabilidad.

42. Cuando un niño es abandonado o se renuncia a su guarda, los Estados deberían velar por
que ello se realice en condiciones de confidencialidad y seguridad para el niño, respetando su
derecho de acceso a la información sobre sus orígenes cuando corresponda y sea posible de
conformidad con la legislación del Estado.
44. Cuando uno de los progenitores o el tutor legal de un niño acuda a un centro o una
agencia pública o privada con el deseo de renunciar permanentemente a la guarda del niño, el
Estado debería velar por que la familia reciba el asesoramiento y apoyo social necesarios para
alentarla a conservar la guarda del niño y hacerla posible. Si se fracasara en el intento, un asistente
social u otro profesional debería realizar una evaluación para determinar si hay otros miembros de
la familia que deseen asumir con carácter permanente la guarda y custodia del niño y si una
solución de este tipo redundaría en favor del interés superior de este. Cuando esas soluciones no
sean posibles o no redunden en beneficio del interés superior del niño, debería tratarse de
encontrar en un plazo razonable una familia de acogida permanente.

45. Cuando uno de los progenitores o el cuidador de un niño acuda a un centro o una agencia
pública o privada con el deseo de entregar al niño en acogimiento por un período breve o
indefinido, el Estado debería velar por que dispongan del asesoramiento y apoyo social necesarios
para alentarlos a continuar asumiendo la guarda del niño y hacerla posible. El niño debería ser
admitido en acogimiento alternativo solo cuando se hayan agotado esas opciones y existan
razones aceptables y justificadas para entregarlo en acogimiento.

46. Se debería proporcionar formación específica a los maestros y otras personas que trabajan
con niños para ayudarles a detectar las situaciones de abuso, descuido, explotación o riesgo de
abandono y a señalar tales situaciones a los órganos competentes.

47. Toda decisión sobre la remoción de la guarda de un niño contra la voluntad de sus padres
debe ser adoptada por la autoridad competente, de conformidad con las leyes y procedimientos
aplicables y estar sujeta a revisión judicial, garantizándose a los padres el derecho de recurso y el
acceso a asistencia letrada adecuada.

48. Cuando el único o principal cuidador del niño pueda quedar privado de libertad a causa de
su ingreso en prisión preventiva o de su condena a una pena de prisión, deberían dictarse en tales
casos, siempre que sea posible y teniendo en cuenta el interés superior del niño, medidas de
libertad provisional y penas no privativas de libertad. Los Estados deberían tener en cuenta el
interés superior del niño al decidir retirar la custodia de un niño nacido en prisión o que vive en
prisión con uno de sus progenitores. La retirada de la custodia de esos niños debería tratarse del
mismo modo que otros casos de separación. Debería ponerse el máximo empeño en lograr que los
niños que permanezcan bajo la custodia de sus padres se beneficien de un cuidado y protección
adecuados, al tiempo que se garantiza su propia condición de individuos libres y su acceso a las
actividades de la comunidad.

B. Promoción de la reintegración en la familia

49. Para preparar al niño y a la familia para su posible regreso a esta y para apoyar dicha
reinserción, la situación del niño debería ser evaluada por una persona o un equipo debidamente
designado que tenga acceso a asesoramiento multidisciplinario, en consulta con los distintos
actores involucrados (el niño, la familia, el acogedor alternativo), a fin de decidir si la reintegración
del niño en la familia es posible y redunda en favor del interés superior de este, qué medidas
supondría y bajo la supervisión de quién.
50. Los objetivos de la reintegración y las tareas principales de la familia y el acogedor
alternativo a este respecto deberían hacerse constar por escrito y ser acordadas por todos los
interesados.

52. Una vez decidida, la reintegración del niño en su familia debería concebirse como un
proceso gradual y supervisado, acompañado de medidas de seguimiento y apoyo que tengan en
cuenta la edad del niño, sus necesidades y desarrollo evolutivo y la causa de la separación.

V. Bases de la acogida

53. Para atender a las necesidades específicas psicoemocionales, sociales y de otro tipo de
cada niño carente del cuidado parental, los Estados deberían adoptar todas las medidas necesarias
para establecer las condiciones legales, políticas y financieras que permitan ofrecer opciones de
acogimiento alternativo adecuadas, dando prioridad a las soluciones basadas en la familia y la
comunidad.

54. Los Estados deberían velar por que haya una serie de opciones de acogimiento alternativo,
compatibles con los principios generales de las presentes Directrices, para la acogida de
emergencia y a plazo corto y largo.

55. Los Estados deberían velar por que todas las personas físicas y jurídicas participantes en el
acogimiento alternativo de niños sean debidamente habilitadas para ello por las autoridades
competentes y estén sujetas a la revisión y el control regulares de estas últimas de conformidad
con las presentes Directrices. Con ese fin, dichas autoridades deberían elaborar criterios
apropiados para la evaluación de la idoneidad profesional y ética de los acogedores y para su
acreditación, control y supervisión.

56. Por lo que respecta a las opciones de acogimiento informal del niño, bien dentro de la
familia extensa, o bien con amigos o terceros, los Estados, si corresponde, deberían alentar a esos
acogedores a que notifiquen la acogida a las autoridades competentes a fin de que tanto ellos
como el niño puedan recibir cualquier ayuda financiera y de otro tipo que contribuya a promover
el bienestar y la protección del niño. Cuando sea posible y apropiado, los Estados deberían alentar
y autorizar a los acogedores informales, con el consentimiento del niño interesado y de sus
padres, a que formalicen el acogimiento una vez transcurrido un plazo adecuado, en la medida en
que el acogimiento haya redundado hasta la fecha en favor del interés superior del niño y se
espere que continúe en un futuro previsible.

VI. Determinación de la modalidad de acogimiento más adecuada

57. La toma de decisiones sobre un acogimiento alternativo que responda al interés superior
del niño debería formar parte de un procedimiento judicial, administrativo o de otro tipo
adecuado y reconocido, con garantías jurídicas, incluida, cuando corresponda, la asistencia letrada
del niño en cualquier proceso judicial. Debería basarse en una evaluación, planificación y revisión
rigurosas, por medio de estructuras y mecanismos establecidos, y realizarse caso por caso, por
profesionales debidamente calificados en un equipo multidisciplinario siempre que sea posible.

58. La evaluación debería ejecutarse pronta, minuciosa y cuidadosamente. Debería tener en


cuenta la seguridad y el bienestar inmediatos del niño, así como su cuidado y desarrollo a más
largo plazo, y debería abarcar las características personales y de desarrollo del niño, sus
antecedentes étnicos, culturales, lingüísticos y religiosos, el entorno familiar y social, el historial
médico y cualesquiera otras necesidades especiales.

59. El primer informe y las revisiones consiguientes deberían utilizarse como herramientas
esenciales para las decisiones de planificación desde el momento de su aceptación por las
autoridades competentes en adelante, con miras, en particular, a evitar toda perturbación
indebida y decisiones contradictorias.

60. Deberían evitarse los cambios frecuentes del entorno de acogimiento, que son
perjudiciales para el desarrollo del niño y su aptitud para crear vínculos. Los acogimientos a corto
plazo deberían tener como finalidad permitir la adopción de una solución permanente apropiada.

62. La planificación del acogimiento y de la permanencia debería basarse principalmente en la


naturaleza y la calidad de los vínculos del niño con su familia, la capacidad de la familia para
salvaguardar el bienestar y el desarrollo armonioso del niño, la necesidad o el deseo del niño de
sentirse parte de una familia, la conveniencia de que el niño no salga del ámbito de su comunidad
o su país, sus antecedentes culturales, lingüísticos y religiosos y sus relaciones con sus hermanos, a
fin de evitar separarlos.

65. En toda la medida de lo posible, la preparación, ejecución y evaluación de las medidas de


protección del niño se deberían llevar a cabo con la participación de sus padres o tutores legales y
la de sus guardadores y cuidadores familiares potenciales, tomando debidamente en
consideración las necesidades particulares, creencias y deseos especiales del niño. A petición del
niño, sus padres o tutores legales, en todo proceso de toma de decisiones podrá oírse también a
otras personas importantes en la vida del niño, a discreción de la autoridad competente.

67. Los Estados deberían garantizar el derecho de todo niño en acogimiento temporal a la
revisión periódica y minuciosa —preferiblemente cada tres meses por lo menos— de la idoneidad
del cuidado y tratamiento que se le da, teniendo en cuenta sobre todo su desarrollo personal y
cualquier variación de sus necesidades, los cambios en su entorno familiar y si, en vista de lo
anterior, la modalidad de acogimiento sigue siendo necesaria y adecuada. La revisión debería estar
a cargo de personas debidamente calificadas y habilitadas e implicar plenamente al niño y a todas
las personas importantes en su vida.

68. El niño debería estar preparado para todo cambio del entorno de acogimiento resultante
de los procesos de planificación y revisión.

VII. Provisión del acogimiento alternativo

A. Políticas

70. Todas las entidades públicas que intervienen en la remisión de los casos de los niños sin
cuidado parental y en la prestación de asistencia a estos, en cooperación con la sociedad civil,
deberían adoptar políticas y procedimientos que favorezcan el intercambio de información y
consultas entre las agencias y los individuos a fin de velar por la eficacia del cuidado, el apoyo a la
reinserción y la protección de esos niños. La ubicación y/o estructura de la agencia encargada de la
supervisión del acogimiento alternativo deberían asegurar la máxima accesibilidad para quienes
necesiten sus servicios.

72. En cada país, las autoridades competentes deberían redactar un documento en el que se
enunciaran los derechos de los niños en acogimiento alternativo de conformidad con las presentes
Directrices. Los niños en acogimiento alternativo deberían poder comprender plenamente las
normas, reglamentos y objetivos del entorno de acogida y los derechos y obligaciones que les
incumben en este.

73. La provisión de acogimiento alternativo en cualquiera de sus modalidades debería


formalizarse en una declaración por escrito en que consten los fines y objetivos del proveedor del
servicio y la naturaleza de sus responsabilidades con relación al niño, que han de ser acordes con
las normas establecidas por la Convención sobre los Derechos del Niño 2, las presentes Directrices y
la ley aplicable. Todos los proveedores de servicios de acogimiento alternativo deberían haber sido
declarados idóneos o habilitados de conformidad con las disposiciones legales.

74. Se debería establecer un marco normativo para que la remisión o la admisión de un niño
en un entorno de acogimiento alternativo se atenga a un procedimiento estándar.

75. Las prácticas religiosas y culturales en materia de acogimiento alternativo, incluidas las
relativas a las perspectivas de género, se deberían respetar y promover en la medida en que
conste que son compatibles con los derechos y el interés superior del niño. El procedimiento para
examinar si deberían promoverse tales prácticas debería ser ampliamente participativo y contar
con intervención de los dirigentes culturales y religiosos interesados, los profesionales y los
cuidadores de niños privados del cuidado parental, los padres y otros interesados, así como los
propios niños.

1. Acogimiento informal

76. Con objeto de que las condiciones de acogida en el acogimiento informal por familias o
personas sean apropiadas, los Estados deberían reconocer la función desempeñada por ese tipo
de acogimiento y adoptar medidas adecuadas para que se ejerza de forma óptima sobre la base de
una evaluación de los entornos particulares que pueden necesitar especial asistencia o
supervisión.

77. Cuando corresponda, las autoridades competentes deberían alentar a los acogedores
informales a que notifiquen la modalidad de acogimiento y procurar que tengan acceso a todos los
servicios y medios disponibles que puedan ayudarles a cumplir su obligación de cuidado y
protección del niño.

78. El Estado debería reconocer la responsabilidad de facto de los acogedores informales


del niño.

2. Condiciones generales aplicables a todas las modalidades de acogimiento alternativo


formal

80. El traslado de un niño a un entorno de acogimiento alternativo debería efectuarse con la


máxima sensibilidad y de una manera adaptada al niño, en particular con la intervención de
personal especialmente formado y, en principio, no uniformado.
81. Cuando un niño haya sido recibido en acogimiento alternativo, se debería fomentar y
facilitar, en bien de la protección y el interés superior del niño, el contacto con su familia y con
otras personas cercanas, como amigos, vecinos y acogedores anteriores. El niño debería tener
acceso a información sobre la situación de los miembros de su familia si no mantiene contacto con
ellos.

82. Los Estados deberían prestar una atención especial a que los niños que se encuentren en
acogimiento alternativo a causa de la prisión u hospitalización prolongada de sus padres tengan la
oportunidad de mantener contacto con ellos y recibir el apoyo psicológico y la asistencia
necesarios a este respecto.

83. Los acogedores deberían velar por que los niños que tienen a su cargo reciban una
alimentación sana y nutritiva en cantidad suficiente según los hábitos alimentarios locales y las
normas alimentarias correspondientes y de acuerdo con las creencias religiosas del niño.
Cuando sea necesario se aportarán también los suplementos nutricionales apropiados.

84. Los acogedores deberían promover la salud de los niños que tengan a su cargo y tomar
disposiciones para proporcionarles atención médica, orientación y apoyo cuando sea necesario.

85. Los niños deberían tener acceso a la enseñanza escolar y extraescolar y a la formación
profesional, en ejercicio de sus derechos y, hasta donde sea posible, en centros educativos de la
comunidad local.

87. Las necesidades específicas de seguridad, salud, nutrición, desarrollo y otras necesidades
de los lactantes y los niños de corta edad, incluidos aquellos con necesidades especiales, deberían
ser atendidas en todos los entornos de acogida, incluida la necesidad de vinculación permanente a
un acogedor determinado.

89. Todos los adultos que tengan niños a su cargo deberían respetar y promover el derecho a
la intimidad, que comprende también disponer de medios apropiados para satisfacer sus
necesidades sanitarias y de higiene, respetando las diferencias y la interacción entre los géneros, y
de un lugar adecuado, seguro y accesible para guardar sus efectos personales.

90. Los acogedores deberían comprender la importancia de su función en el desarrollo de


unas relaciones positivas, seguras y formativas con los niños, y estar en condiciones de cumplirla.

91. El alojamiento en todos los entornos de acogimiento alternativo debería cumplir los
requisitos de salud y seguridad.

93. Todos los entornos de acogimiento alternativo deberían ofrecer una protección adecuada
a los niños contra el secuestro, el tráfico, la venta y cualquier otra forma de explotación.
Las consiguientes limitaciones de su libertad y comportamiento deberían ser solo las
estrictamente necesarias para garantizar su protección efectiva contra tales actos.

94. Todos los acogedores deberían fomentar y alentar en los niños y jóvenes la toma de
decisiones con conocimiento de causa, teniendo en cuenta los riesgos aceptables y la edad del
niño, y según su desarrollo evolutivo.
95. Los Estados, las agencias y los centros de acogida, las escuelas y otros servicios
comunitarios deberían adoptar medidas apropiadas para que los niños en acogimiento alternativo
no sean estigmatizados durante el período de acogida o después. En este sentido, se debería
procurar reducir lo más posible la posibilidad de que el niño sea identificado como un menor que
está siendo cuidado en un entorno de acogimiento alternativo.

97. No se debería autorizar el uso de la fuerza ni de medidas de coerción de cualquier tipo a


menos que tales medidas sean estrictamente necesarias para salvaguardar la integridad física o
psicológica del niño o de otras personas y se apliquen de conformidad con la ley y de manera
razonable y proporcionada y respetando los derechos fundamentales del niño. La coerción
mediante drogas y medicación debería basarse en las necesidades terapéuticas y no se debería
emplear nunca sin la evaluación y prescripción de un especialista.

98. Los niños acogidos deberían tener acceso a una persona de confianza en cuya absoluta
reserva pudieran confiar. Esa persona tendría que ser designada por la autoridad competente con
el acuerdo del niño interesado. El niño debería ser informado de que las normas éticas o jurídicas
pueden requerir en determinadas circunstancias la violación de la confidencialidad.

99. Los niños acogidos deberían tener acceso a un mecanismo conocido, eficaz e imparcial
mediante el cual puedan notificar sus quejas o inquietudes con respecto al trato que se les
dispensa o las condiciones de acogida. Esos mecanismos deberían comprender la audiencia inicial
y la respuesta, la aplicación y audiencias ulteriores. Deberían participar en este proceso jóvenes
con experiencia del acogimiento y habría que atribuir la debida importancia a sus opiniones. La
conducción de ese proceso debería estar a cargo de personas competentes capacitadas para
trabajar con niños y jóvenes.

100. Para promover en el niño el sentido de la propia identidad, debería llevarse, con la
participación de este, un diario de vida que contenga la información relativa a cada etapa de la
vida del niño, junto con las fotografías, los objetos personales y los recuerdos correspondientes,
para que el niño pudiera disponer de él durante toda su vida.

B. Asunción de la responsabilidad legal por el niño

102. Esa responsabilidad legal debería ser atribuida por las autoridades competentes y
supervisada directamente por ellas o por medio de entidades formalmente acreditadas, incluidas
las organizaciones no gubernamentales. La responsabilidad por los actos de la persona o entidad
interesada debería recaer en el órgano otorgante.

103. Quienes ejerzan esa responsabilidad legal deberían ser personas de buena reputación, con
un buen conocimiento de los problemas que afectan a la infancia, la aptitud para trabajar
directamente con niños y una buena comprensión de las necesidades culturales y especiales de los
niños que se les hayan de confiar. Deberían recibir la formación y el apoyo profesional pertinentes
a este respecto. Deberían estar en condiciones de adoptar decisiones imparciales e
independientes que respondan al interés superior de los niños interesados y que promuevan y
salvaguarden el bienestar de cada niño.

104. La función y las responsabilidades específicas de la persona o entidad designada deberían


consistir en lo siguiente:
a) Velar por la protección de los derechos del niño y, en especial por que el niño
cuente con el cuidado, el alojamiento, la atención de salud, las oportunidades de desarrollo, el
apoyo psicosocial, la educación y el apoyo lingüístico apropiados;

b) Velar por que el niño tenga acceso a representación legal y otro tipo de
asistencia si fuera necesario, por que el niño sea oído, de modo que sus opiniones sean tenidas en
cuenta por las autoridades encargadas de la toma de decisiones, y por que el niño sea informado y
asesorado sobre sus derechos;

c) Contribuir a la determinación de una solución estable que responda al interés


superior del niño;

d) Servir de enlace entre el niño y las diversas organizaciones que pueden prestar
servicios a este;

e) Asistir al niño en la búsqueda de sus familiares;

f) Velar por que, si se lleva a cabo la repatriación o la reagrupación familiar, ello


redunde en favor del interés superior del niño;

g) Ayudar al niño a mantenerse en contacto con su familia, cuando proceda.

1. Agencias y centros encargados del acogimiento formal

106. Todas las agencias y centros de acogida deberían formular por escrito sus criterios teóricos
y prácticos de actuación compatibles con las presentes Directrices, describiendo sus objetivos,
políticas, métodos y normas para la contratación, vigilancia, supervisión y evaluación de
cuidadores calificados e idóneos para lograr el cumplimiento de esos objetivos.

107. Todas las agencias y centros de acogida deberían elaborar un código de conducta del
personal, compatible con las presentes Directrices, que defina la función de cada profesional y de
los cuidadores en particular e incluya procedimientos claros de presentación de informes sobre las
denuncias de conducta impropia por parte de cualquier miembro del equipo.

108. Las formas de financiación de la acogida no deberían ser nunca de tal índole que alentaran
el acogimiento innecesario de un niño o la prolongación de su permanencia en una modalidad de
acogimiento organizada o ejercida por una agencia o un centro de acogida.

109. Se debería llevar un registro completo y actualizado de la prestación de servicios de


acogimiento alternativo, que incluya los expedientes detallados de todos los niños acogidos, el
personal empleado y las transacciones financieras.

112. Todos los servicios de acogimiento alternativo deberían tener una política clara de respeto
a la confidencialidad de la información sobre cada niño, que todos los cuidadores deberían
conocer y cumplir.

113. Como buena práctica, todas las agencias y centros de acogida deberían velar
sistemáticamente por que, antes de su contratación, los cuidadores y otro personal en contacto
directo con los niños fueran objeto de una evaluación completa y apropiada de su idoneidad para
trabajar con niños.
117. Las agencias y los centros de acogida deberían velar por que, si corresponde, los
cuidadores estén preparados para atender a los niños con necesidades especiales, principalmente
aquellos que viven con el VIH/SIDA o padecen otras enfermedades físicas o mentales crónicas, y
los niños con discapacidades físicas o mentales.

2. Acogimiento en hogares de guarda

118. La autoridad o agencia competente debería concebir un sistema, y formar en


consecuencia al personal interesado, para evaluar las necesidades del niño y cotejarlas con las
aptitudes y recursos de los potenciales hogares de guarda y preparar a todos los interesados para
el acogimiento.

121. Los guardadores deberían tener la oportunidad de hacer oír su opinión e influir en la
política de las agencias de acogimiento familiar y otros sistemas que se ocupan de los niños
privados del cuidado parental.

122. Se debería fomentar la creación de asociaciones de guardadores familiares que puedan


prestarse recíprocamente un importante apoyo y contribuir al desarrollo de la práctica y la
política.

C. Acogimiento residencial

123. Los centros de acogimiento residencial deberían ser pequeños y estar organizados en
función de los derechos y las necesidades del niño, en un entorno lo más semejante posible al de
una familia o un grupo reducido. Su objetivo debería ser, en general, dar temporalmente acogida
al niño y contribuir activamente a su reintegración familiar o, si ello no fuere posible, lograr su
acogimiento estable en un entorno familiar alternativo, incluso mediante la adopción o la kafala
del derecho islámico, cuando proceda.

126. Los Estados deberían velar por que los entornos de acogimiento residencial dispongan de
cuidadores suficientes para que el niño reciba una atención personalizada y, si corresponde, para
dar al niño la oportunidad de crear vínculos con un cuidador determinado. Los cuidadores también
deberían estar distribuidos en el entorno de acogimiento de tal modo que se alcancen
efectivamente sus fines y objetivos y se logre la protección del niño.

127. Las leyes, políticas y reglamentos deberían prohibir el reclutamiento y la solicitación de


niños por agencias, centros de acogida o individuos para su acogimiento residencial.

D. Inspección y control

128. Las agencias y centros de acogida y los profesionales que intervienen en la provisión de
cuidado deberían ser responsables ante una autoridad pública determinada, que debería velar,
entre otras cosas, por que se efectuaran inspecciones frecuentes, en particular visitas tanto
programadas como no anunciadas, que comprendiesen la observación del personal y los niños y
entrevistas con ellos.

129. En todo cuanto sea posible y apropiado, las funciones de inspección deberían incluir un
componente de capacitación y fomento de la capacidad de los cuidadores.
130. El mecanismo de control debería ser fácilmente accesible a los niños, sus padres y los
responsables de los niños sin cuidado parental. Las funciones del mecanismo de control deberían
consistir, entre otras cosas, en:

a) Oír en condiciones de absoluta reserva a los niños sujetos a cualquier modalidad


de acogimiento alternativo mediante visitas a los entornos de acogida en que viven y realizar
investigaciones sobre cualquier supuesta violación de los derechos del niño en esos entornos, en
virtud de denuncia o por iniciativa propia;

b) Recomendar a las autoridades competentes las políticas adecuadas con miras a


mejorar el trato de los niños privados del cuidado parental y velar por que esté en consonancia
con las principales conclusiones de los estudios sobre protección, salud, desarrollo y cuidado del
niño;

c) Presentar propuestas y hacer observaciones sobre proyectos de ley;

d) Contribuir de manera independiente al proceso de presentación de informes en el


marco de la Convención sobre los Derechos del Niño 2, incluidos los informes periódicos de los
Estados partes al Comité de los Derechos del Niño, en lo referente a la aplicación de las presentes
Directrices.

E. Asistencia para la reinserción social

131. Las agencias y los centros de acogida deberían aplicar unas políticas claras y ejecutar los
procedimientos acordados relativos a la conclusión programada o no de su trabajo con los niños
con objeto de velar por la reinserción social o el seguimiento adecuados. Durante todo el período
de acogida, dichas agencias y centros deberían fijarse sistemáticamente como objetivo la
preparación del niño para asumir su independencia e integrarse plenamente en la comunidad, en
particular su preparación para la vida cotidiana y el trato social, que se fomenta mediante la
participación en la vida de la comunidad local.

132. El proceso de transición del acogimiento a la reinserción social debería tener en cuenta el
género, la edad, el grado de madurez y las circunstancias particulares del niño y comprender
orientación y apoyo, en especial para evitar la explotación. Se debería alentar a los niños cuyo
acogimiento llegue a su fin a que participen en la planificación de su reinserción social. Los niños
con necesidades especiales, como discapacidades, deberían poder acogerse a un sistema de
asistencia apropiado, que entre otras cosas les permita eludir una institucionalización innecesaria.
Debería alentarse a los sectores público y privado, entre otras cosas, mediante incentivos, a
emplear a niños de diferentes servicios de acogida, especialmente niños con necesidades
especiales.

134. La reinserción social debería prepararse lo más pronto posible en el entorno de acogida y,
en cualquier caso, mucho antes de que el niño lo abandone.

135. Deberían ofrecerse oportunidades de educación y formación profesional continua, como


parte de la preparación para la vida cotidiana de los jóvenes que se apresten a abandonar su
entorno de acogida a fin de ayudarles a lograr la independencia económica y a generar sus propios
ingresos.
136. También se debería proporcionar a los jóvenes cuyo acogimiento llegue a su fin y durante
su reinserción social acceso a los servicios sociales, jurídicos y de salud y una asistencia financiera
adecuada.

VIII. El acogimiento alternativo de niños fuera de su país de residencia habitual

A. Acogimiento de un niño en el extranjero

137. Las presentes Directrices deberían aplicarse a todas las entidades públicas y privadas y a
todas las personas que intervienen en la organización de la acogida de un niño en un país distinto
del de su residencia habitual, ya sea para tratamiento médico, acogida transitoria, atención
temporal o cualquier otro motivo.

139. Para velar por la cooperación internacional y la protección del niño en esas situaciones se
alienta a los Estados a que ratifiquen el Convenio de La Haya relativo a la competencia, la ley
aplicable, el reconocimiento, la ejecución y la cooperación en materia de responsabilidad parental
y de medidas de protección de los niños, de 19 de octubre de 19963, o se adhieran a él.

B. Acogimiento de un niño que ya se encuentra en el extranjero.

141. Los niños no acompañados o separados que ya se encuentran en el extranjero deberían


gozar en principio del mismo nivel de protección y cuidado que los niños nacionales del país de
que se trate.

142. Al determinar el tipo de acogimiento apropiado, debería tenerse en cuenta, caso por caso,
la diversidad y disparidad de los niños no acompañados o separados, como su origen étnico y
migratorio o su diversidad cultural y religiosa.

143. Los niños no acompañados o separados, incluidos los que llegan a un país de un modo
irregular, no deberían ser privados en principio de su libertad por el mero hecho de haber
incumplido cualquier disposición legal por la que se rijan la entrada y estancia en el territorio.

144. Los niños víctimas de la trata no deberían ser mantenidos en detención policial ni
sancionados penalmente por su participación bajo coacción en actividades ilícitas.

146. En cuanto se haya asumido la guarda de un niño no acompañado o separado, se hará todo
lo que sea razonable para localizar a su familia y restablecer los lazos familiares, siempre que ello
redunde en el interés superior del niño y no ponga en peligro a las personas interesadas.

147. Para contribuir a la planificación del futuro de un niño no acompañado o separado de la


manera que mejor ampare sus derechos, el Estado relacionado con el caso y sus servicios sociales
deberían hacer todo lo que sea razonable para obtener documentación e información a fin de
realizar una evaluación de la situación de riesgo en que se encuentra el niño y las condiciones
sociales y familiares en su país de residencia habitual.

148. Los niños no acompañados o separados no deben ser devueltos a su país de residencia
habitual:

3
 Naciones Unidas, Treaty Series, vol. 2204, núm. 39130.
a) Si, después de la evaluación de la seguridad y los riesgos, hay motivos para creer
que la seguridad y protección del niño están en peligro;

b) A menos que, antes del retorno, un cuidador idóneo, como uno de sus
progenitores, un pariente, otro cuidador adulto, una agencia oficial o una agencia o un centro de
acogida habilitados del país de origen haya aceptado y pueda asumir la responsabilidad por el niño
y brindarle la protección y el cuidado adecuados;

c) Si, por otras razones, ello no responde al interés superior del niño, según la
evaluación de las autoridades competentes.

151. Los responsables del bienestar de un niño no acompañado o separado deberían facilitar
con regularidad la comunicación entre el niño y su familia, salvo cuando ello sea contrario a los
deseos del niño o claramente no responda a su interés superior.

152. El acogimiento preadoptivo o la kafala del derecho islámico no deberían considerarse una
opción inicial idónea para un niño no acompañado o separado. Se alienta a los Estados a que
tomen en consideración esta opción solo cuando se hayan agotado todas las posibilidades de
determinar el lugar donde se encuentran sus padres, su familia extensa o sus cuidadores
habituales.

IX. El acogimiento en situaciones de emergencia

A. Aplicación de las Directrices

154. En tales circunstancias, el Estado o las autoridades de facto de la región de que se trate, la
comunidad internacional y todas las agencias locales, nacionales, extranjeras e internacionales que
presten o se propongan prestar servicios orientados a los niños deberían prestar una atención
especial:

a) A que todas las entidades y personas que se ocupen de atender a los niños no
acompañados o separados tengan la experiencia, la formación, la pericia y la preparación
suficientes para hacerlo de una forma apropiada;

b) A que se promueva, según sea necesario, el acogimiento familiar temporal y a


largo plazo;

c) A que se recurra al acogimiento residencial solo como medida transitoria hasta


que se disponga de un sistema de acogimiento en familia;

d) A que se prohíba el establecimiento de nuevos centros residenciales organizados


para la acogida simultánea de grandes grupos de niños con carácter permanente o a largo plazo;

e) A que se impidan los desplazamientos internacionales de niños, excepto en las


circunstancias descritas en el párrafo 160 infra;

f) A que la cooperación en las actuaciones de localización de la familia y


reintegración al medio familiar sea obligatoria.

Prevención de la separación.
156. Para prevenir la separación por iniciativa de los padres u otros cuidadores primarios del
niño se debería:

a) Velar por que todos los hogares dispongan de alimentos y suministros médicos
básicos y otros servicios, incluida la educación;

b) Limitar el desarrollo de las opciones de acogimiento residencial y restringir su uso


a aquellas situaciones en que sea absolutamente necesario.

B. Modalidades de acogimiento

157. Se debería prestar asistencia a las comunidades para que desempeñen un papel activo en
el control y la solución de los problemas de cuidado y protección de los niños en el contexto local.

158. Debería alentarse el acogimiento del niño en la propia comunidad, en particular el


acogimiento en un hogar de guarda, ya que propicia la continuidad de su socialización y desarrollo.

160. Los niños en situaciones de emergencia no deberían ser trasladados a un país distinto del
de su residencia habitual a efectos de acogimiento alternativo excepto de manera transitoria por
razones imperiosas de salud, médicas o de seguridad. En ese caso, la acogida debería tener lugar
lo más cerca posible del hogar del niño, quien debería estar acompañado por uno de sus padres o
un cuidador conocido del niño, y debería establecerse un plan claro de retorno.

161. En caso de que la reintegración en la familia resultara imposible en un plazo adecuado o se


considerase contraria al interés superior del niño, deberían estudiarse soluciones estables y
definitivas, como la adopción o la kafala del derecho islámico, o en su defecto otras opciones a
largo plazo, como el acogimiento en un hogar de guarda o un acogimiento residencial apropiado,
incluidos los hogares funcionales y otras modalidades de alojamiento tutelados.

C. Localización de la familia y reintegración en el medio familiar

162. La identificación e inscripción en un registro de los niños no acompañados o separados, y


la expedición de documentos para ellos, constituyen una prioridad en cualquier situación de
emergencia y deberían efectuarse lo más rápidamente posible.

165. Todos los participantes en la localización de los miembros de la familia o los cuidadores
primarios legales o consuetudinarios deberían actuar en el marco de un sistema coordinado, en el
que se utilicen, siempre que sea posible, formularios normalizados y procedimientos mutuamente
compatibles. Deberían velar por que sus actuaciones no pusieran en peligro al niño ni a terceros
interesados.

166. Debe verificarse en cada caso la validez de las relaciones y la confirmación de la voluntad
de reagrupación familiar del niño y los miembros de su familia. No debería adoptarse ninguna
medida que pueda dificultar la eventual reintegración en la familia, como adopción, cambio de
nombre o traslado a lugares alejados de la probable ubicación de la familia, hasta que se hayan
agotado todos los intentos de búsqueda.

167. Se debería dejar constancia en un archivo seguro y protegido de cualquier medida de


acogimiento de un niño a fin de facilitar el reagrupamiento familiar en el futuro.
1.8 El grupo familiar desde la Psicologia social
Ana Quiroga: Enfoques y Perspectivas de la Psicologia Social, CAPITULO 9: “Aproximación a un
modelo de análisis del grupo familiar”

Ana Quiroga en la introducción remite a que la estructura familiar esta recorrida e impregnada por
sistemas de normas y significaciones sociales. Sistemas que son incorporados por los sujetos que
la integran, proceso de socialización.

Se desprende que el instrumento de abordaje y comprensión de la organización familiar ha de


ser siempre interdisciplinario. La complejidad que presenta lo que es para nosotros un objeto de
conocimiento o de investigación a la vez que un campo de intervención, requiere que distintas
vertientes se articulen para dar cuenta de una entidad tan rica en matices y cualidades.

Ana Quiroga escribe este trabajo apuntado a mostrar a la organización familiar como unidad de
análisis de toda conducta, pueda ser está definida como normal o patológica. Intenta señalar que
la organización familiar resulta el contexto pertinente. La conducta del sujeto, al ser relacional,
solo puede ser descifrada en la red de relaciones, de vínculos en los que emerge y se configura. El
sujeto se comporta en y hacia un contexto. Ese, es el horizonte de su experiencia, y solo en ese
contexto esa conducta adquiere coherencia y significación.

La organización familiar despierta distintos niveles de análisis:

 Diferenciados, en tanto se constituye como línea de investigación que abordan a la familia


desde distintos enfoques,
 Pertinentes, ya que todos conciernen a aspectos de la organización familiar e iluminan
rasgos esenciales de la misma,
 Complementarios, porque se articulan en el esclarecimiento del grupo familiar como
objeto de conocimiento.

NIVEL HISTORICO ANTROPOLOGICO: se pregunta por la familia en tanto organización social, en


tanto institución. Se interroga por su origen. En este nivel de analisis se trata de reconstruir un
pasado remotismo a partir del presente. Caracterizan a la FAMILIA como un SISTEMA DE
RELACIONES INTERPERSONALES sometido a una multiplicidad de determinaciones:
socioeconómicas, geográficas, culturales, religiosas, jurídicas, etc. Su aporte importante, reside en
haber descubierto la naturaleza social e histórica de la organización familiar. La FAMILIA surge en
determinado momento, como AMBITO DE REPRODUCCION DE LA VIDA Y se constituye en función
de esa reproducción de la procreación y la crianza. Esa organización tiende a responder a cierto
tipo de necesidades, en las que los hombres se articulan operando en forma conjunta para
satisfacer sus necesidades vitales de subsistencia.

Todo sistema de relaciones sociales requiere producir sujetos aptos para garantizar su
continuidad. Esta tarea reproductora esta confiada a la familia. Por eso el orden social, las
relaciones sociales, definen tareas y objetivos a la familia, determinándola en su forma y su
contenido.
La organización familiar esta siempre comprometida con el proceso productivo. En forma directa
en tanto puede ser una unidad de producción, pero siempre en lo indirecto como reproductora de
trabajadores, fuerza de trabajo.

Este primer nivel y su caracterización de la organización familiar, fundamenta un instrumento


conceptual que en el campo de la PS permite hacer un analisis concreto y situacional de cada
estructura familiar. Permite abordar cada familia en su aquí y ahora, concreto, en la relación con el
contexto, teniendo en cuenta su historia y la organización social en la que esa familia se ha
constituido, su inserción dentro de esa organización.

FAMILIA Y SISTEMAS DE SIGNIFICACIONES SOCIALES: en este nivel se indaga a la organización


familiar en tanto estructura socializadora, transmisora de normas, de pautas, de valores, de
sistemas de significación, de presentaciones sociales. Indaga de que manera la organización de la
familia, el juego de roles, las relaciones de poder, las formas de contacto, de relación, transmiten
los valores sociales vigentes. Se analizan los contenidos explícitos del proceso de socialización, es
decir, que tipo de mensaje explicito transmite la organización familiar. Es en la familia, en ese
contexto vincular primario, que se realizan los primeros y mas vitales aprendizajes. Se “aprende a
aprender”, se configura estilos, modelos de aprendizaje, matrices de sentimiento, pensamiento y
acción (interpretación de la realidad).

Indaga en particular la articulación entre la ideología, entendida como concepción del mundo,
sistema de representaciones del sujeto, su universo de normas y valores, y los distintos sistemas
de normas y valores, sistemas de significación o ideologías que emergen en la estructura de las
relaciones sociales insertos.

¿Por qué desde esta perspectiva? Porque lo analizable es el tipo de experiencias que la familia
propone, que permite vivir. Experiencias de las cuales se produce en el sujeto la incorporación de
esos valores sociales, de allí que se las considere como experiencias “socializadoras”.

INTERACCION FAMILIAR Y SALUD MENTAL: el tercer nivel surge de otra línea de investigación: la
que apunta a establecer relaciones entre enfermedad mental e interaccion familiar. Se constituye
como nivel de analisis, cuando desde la clínica de la psicosis se llega a establecer que la unidad de
indagación del proceso de enfermarse no se restringe al sujeto que enferma sino que esa
enfermedad es un emergente de una estructura mas compleja: el grupo familiar.

¿Cómo nacio este nivel históricamente? Centrada en la investigación del proceso de enfermarse,
distintas líneas de pensamiento arriban a una conclusión: la enfermedad mental, no puede ser
considerada un fenómeno aislado, individual, sino que esta determinada tanto en su génesis como
en sus formas, en su estructuración, por una dinámica de relaciones familiares. La enfermedad
mental es afectada por procesos de interaccion.

Pensamiento de PICHON-RIVIERE: Pichon llega a una concepción del sujeto y a una definición del
abordaje para llegar a una concepción integradora, totalizadora de ese sujeto y a la operación
concreta del campo de la enfermedad. Este abordaje es el que analiza al sujeto en la complejidad
de condiciones concretas de existencia, que lo determinan. Apunta a la indagación de una unidad
interaccional en la que el sujeto emerge, unidad que opera como el conjunto de condiciones
inmediatas de producción de ese comportamiento. El comportamiento, es relacional, solo es
comprendida en el interior de un contexto grupal. El sujeto tiene un determinado tipo de conducta
dentro de un contexto que es horizonte de su experiencia, y solo allí ese comportamiento tiene
significación y reviste coherencia. Se hace manifiesto entonces, la significación de la enfermedad
mental. Esta, de manera aislada, es una conducta de difícil decodificación.

El contexto del sujeto es siempre vincular, esta siempre entretejido de relaciones sociales que le
proponen al sujeto exigencias de adaptación que desestructuran una situación anterior de
equilibrio y de adaptación. Toda exigencia de adaptación propuesta por el medio, implica un
conflicto, una contradicción entre lo viejo y lo nuevo. El sujeto tendera a lograr su propia
reestructuración y a restablecer su equilibrio con el medio.

El sentido de la conducta es responder coherentemente y resolver la contradicción entre las


necesidades internas y las exigencias externas.

¿Cuál seria lo importante del aporte de Pichon? La ubicación del sujeto y de su comportamiento
en un contexto o situación configurada por una red vincular y social, y la afirmación de que ese
ámbito complejo es el que determina la constitución del sujeto.

La red grupal, vincular o grupo familiar como grupo inmediato, es el CONTEXTO PERTINENTE para
el analisis no solo de la conducta desviada, sino que para cualquier conducta. Ante la ruptura con
las expectativas y roles adjudicados desde el contexto social, nos encontramos frente a una
PSICOSIS.

Grupo familiar como una “unidad psicopatológica” o como “unidad patológica”. Se afirma “no es
el paciente, no es el sujeto el que enferma, sino el grupo”. Define a la enfermedad, como “una
cualidad nueva que emerge en el campo grupal”, cualidad producida por esa estructura de
interaccion. La cualidad nueva, lo patológico, remite como signo a formas de interaccion que
generan patología.

La interaccion en un grupo familiar, se funda en un juego de fantasías, en un sistema


interdependiente de imagos que inconscientemente intercambian y articulan distintos integrantes
de un grupo. Son representaciones que los representantes tienen de si y de los otros, y que se
articulan con una “trama argumental inconsciente”, que rige las representaciones internas. Aquí,
se constituye el grupo como tal.

Es la modalidad de interaccion grupal, la que estará gestando la patología que se hace, manifiesta.
Las necesidades, objetivos, tareas y la mutua representación interna, son constituyentes del grupo
familiar.

La trama argumental inconsciente es la FORMA DRAMATICA en que se da la mutua representación


interna, mutua internalización. Se encuentran y confunden el pasado y el presente, porque en una
estructura grupal existe una trama argumental, que se ajusta a un modelo dramático y que
desarrolla una historia. Lo fundante es que en esa trama, en esa historia, cada uno se sabe
integrante de ese grupo, y desde ella, el grupo se constituye definitivamente.

En todos los grupos hay roes que tienen una “racionalidad” ligada al objetivo manifiesto del grupo,
pero hay otros, que tienen otro nivel de racionalidad y son emergentes de esa trama argumental.
Lo denomina “rol dramático”.
¿Qué es lo que sucede en un grupo familiar cuando esta por configurarse la situación patológica?
Se da un tipo de interaccion que en el nivel de las necesidades, que se deben cumplir en un
vinculo, es frustrante. La frustración es CRONICA. Existe una situación desencadenante, pato
genética a nivel grupal. Hay una perdida dentro del grupo familiar que determina un tipo de
interaccion que se transforma en frustrante.

Ante el aumento de ansiedades comienza a utilizarse un mecanismo, una técnica del Yo que pierde
su carácter instrumental: técnica de disociación. Con este proceso se empiezan a prefigurar
mecanismos de segregación y depositación.

El proceso de depositación: en un grupo familiar, un integrante inicia y sostiene el proceso de


depositación. Es el, quien se hara cargo de la proyeccion de lo “malo”, lo peligroso, y persecutorio.

¿Qué características posee ese integrante? No puede hacerse continente de su propia ansiedad,
no la tolera. Ante contenidos que son peligrosos, los proyecta buscando depositario. El monto de
la intolerancia de su propia ansiedad, lo convierte en líder de la depositación, este líder es el
miembro mas débil del grupo, aun cuando en lo manifiesto suele ser alguien que tiene un rol
fuerte.

¿Qué quiere decir buscar en el grupo familiar al depositario adecuado? Se produce un juego de
“ensayo y error”, se adjudican determinados contenidos inconscientes a distintos integrantes, no
se proyecta en un solo integrante.

¿Cuándo se configura el rol de “depositario adecuado”? cuando un integrante se hace cargo de su


verticalidad, su conflictiva, y su historia personal, de la depositación. Introyecta contenidos
depositados, realimentándola.

En la trama argumental, el depositario estaría desempeñando un rol de aquel que puede contener
sin destruirse los contenidos peligrosos del grupo, porque los integrantes del grupo n quieren que
el depositario los destruya.

El juego proyeccion-introyeccion se daría entre el líder de la depositación y el depositario. Habla


de liderazgo de la depositación porque hay una identificación de otros integrantes del grupo con el
líder en lo que hace a la elección del depositario.

En el momento donde se quiebran las defensas del depositario, surge la enfermedad como la
incapacidad para tolerar y elaborar un monto determinado de sufrimiento, que esta generado en
esta forma de interaccion o realimentado por ella.

Cuando el sujeto que es depositario esta abrumado por ese juego de interaccion, y ya no puede
controlar el monto de lo depositado, y tolerar el sufrimiento, vive un tipo particular de experiencia
que se denomina “BROTE PSICOTICO”. Experiencia caotica, de derrumbre del Yo, que implica un
derrumbe de las defensas de las técnicas instrumentales.

Cuando emerge en un grupo familiar, lo reprimido, lo controlado, lo negado, aparece ese campo
grupal-familiar incrementado. Surge la locura como siniestro. Lo siniestro se caracteriza por la
aparición súbita e incontrolable de aquello que es lo mas temido, terrorífico, pero que se cree ya
es superado o vencido (aquello que se creyo dejado definitivamente atrás). En este caso, lo
siniestro son contenidos peligrosos y “locos” que fueron depositados.
La depositación aparece como un momento fallido de control de siniestro. Y el depositario o el
enfermo en lo manifiesto es visualizado como si traicionara al grupo familiar.

La emergencia de la locura desestructura al grupo familiar. La emergencia de la enfermedad como


demostración de lo fallido vuelve a desestructurar al grupo familiar pero mas profundamente. Los
mecanismos de defensa se muestran inoperantes o insuficientes y emerge dentro del grupo el
miedo a la contaminación, a la locura.

En el momento de emergencia de la psicosis de visualiza en el interjuego sujeto-grupo el grado de


compromiso que todos tienen en ese proceso de enfermarse. Al desestructurarse el grupo la
trama argumental, se agrieta, desorganizándose el juego de imágenes.

Al emerger la enfermedad en el grupo familiar cada uno experimenta una crisis de su identidad, la
que esta fundada en la pertenencia del grupo. El mundo interno se ve movilizado durante las
primeras fases de emergencia de la enfermedad. Esto se fundamente en el hecho de que al ser un
momento de desestructuración y ruptura, es previo a la estructuración de las defensas, con un
monto de esteriotipia proporcional a la intensidad de las ansiedades.

En este sentido Pichon dice “el paciente es alienado por su grupo inmediato”, es descalificado en
el contexto social. El sujeto es despojado de todo rol operativo y solo queda disponible para el rol
de enfermo. Esto se expresa en la dinámica familiar por la segregación, perdida de un lugar en la
casa, por el regalo de su ropa, abandonismo familiar.

Los conflictos tienden a reeditarse y el proceso interaccional apuntara nuevamente a la


constitución de un depositario. El objetivo del sistema estereotupado de interaccion es el control
de la ansiedad. Esta se expresara en cada uno de los integrantes con modalidades diferentes en
función de historias personales.

Ante una situación no elaborada, provocada por una muerte, deterioro, fracasos, etc. Se dara un
empobrecimiento vincular progresivo, una estereotipia en las técnicas adaptativas por la inhibición
del aprendizaje y trastornos de la comunicación.

El secreto familiar: uno de los elementos que hacen a la interaccion grupal y que operan como
factor patogénico, es el SECRETO. Todo grupo familiar registra en su historia un hecho silenciado,
oculto o evitado. Es cargado por la fantasia con los rasgos de lo siniestro, de lo que no puede salir
a la luz. Lo oculto divide al grupo familiar en dos subgrupos: unos que con9ocen el secreto, su
complicidad los acerca pero los enfrenta por la carga de lo oculto. Otros lo desconocen pero lo
intuyen. La intuición actua como impacto, como factor desencadenante de una crisis de identidad.
Ante la presencia de lo oculto aparece la desconfianza frente a la propia familia.

La presencia del secreto y la necesidad de mantenerlo como tal, determina modalidades de


comunicación, evitación, simulación. Se generan “zonas de silencio” pero también formas de
impostura. El acceso al secreto es ritual de inciacion, marca el pasaje a la adultez, a la pertenencia
plena.

El secreto, el silencio, la ocultación que son conscientes, operan como mecanismo mágico de
supresión y de control de la situación que no puede ser elaborada o sostenida sin
desestructuración. Secreto equivale a equilibrio precario.
El grupo como unidad de analisis y tarea: Pichon señala al grupo como unidad de analisis, unidad
del proceso del enfermarse, unidad diagnostica, unidad pronostica ya que el conocimiento de la
dinámica familiar permite evaluar las posibilidades de adaptación de “resocialización” de ese
sujeto, la mayor o menor plasticidad del grupo familiar, serán condicionantes del destino del
portavoz. Permite al terapeuta realizar una operación logística y una estrategia.

El grupo familiar puede adquirir el carácter de unidad terapéutica, ya que toda estructura de
interaccion puede ponerse al servicio de las necesidades de los sujetos, con un proceso de
reaprendizaje de la realidad, redistribución de ansiedades, etc.

Instrumento propuesto: grupo operativo. El grupo familiar se estructura como tal en función de
necesidades, objetivos y tareas, constituyéndose en el proceso de mutua representación interna
del que dependen los mecanismos de asunción y adjudicación de roles.

Tecnica: grupo operativo. Instrumenta señalamientos e interpretaciones que articulan la


verticalidad del portavoz y la horizontalidad del grupo. Analiza las contradicciones, el interjuego
opuestos que configuran el aquí y el ahora en el campo operacional. Tiende a la ruptura de
estereotipos y superación de situaciones dilemáticas.

Las tipologías familiares:

 Familia “epileptoide”: se convierte para sus miembros en un valor absoluto, la movilidad


del campo grupal es escasa. Los conflictos se manifiestan como verdaderos estallidos de
hostilidad que alcanzan alta intensidad, surge luego la culpa. Es factible observar defensas
de tipo histérico.
 Familia “hipocondriaca”: la metáfora alude a un estilo, a una forma de comunicación, la
enfermedad, son los personajes centrales del argumento familiar. Es observable una
tendencia a controlar las ansiedades. Este tipo de control construirá un mecanismo
defensivo frente a las fantasias de perdida, muerte, y vulnerabilidad del grupo. Todo es
registrado minuciosamente. Cuenta con un líder, que controla en el propio cuerpo y en el
cuerpo de los otros al perseguidor. Por identificación y por incorporación de una ideología
familiar. La fantasia dominante es la de controlar el conflicto en tanto se lo contiene
corporalmente. Ansiedad persecutoria. Subyacen ansiedades depresivas.
 Familia “esquizoide”: tendencia a la dispersión.

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